LA RESILIENCIA EN LAS AULAS DE CLASE EN LA FORMACIÓN DE LOS ESTUDIANTES

CESAR AUGUSTO LOZANO PARGA

Universidad de Tolima
Correo electrónico: hhhkk74@hotmail.com

Resumen

Las instituciones educativas tienen el deber de caracterizar a los estudiantes que potencialmente
pueden estar inmersos en factores de riesgo que no les permitan acondicionar a sus vidas los
componentes de la resiliencia.
La investigación cuenta una metodología con enfoque cualitativo y de análisis documental de
cuatro investigaciones relacionadas con la resiliencia en las aulas de clase y el papel de la educación
en su fortalecimiento.
Es necesario que los profesores conduzcan a los estudiantes, bajo su responsabilidad se
encuentra el formar seres humanos que en algunos casos provienen de entornos difíciles, por ello es
necesario que su acompañamiento sea más allá de lo académico, siendo importante acondicionar
factores de protección y pilares educativos de resiliencia en los entornos escolares.

Palabras clave: Resiliencia, factores, perseverancia, estrategias, preventivo, riesgo, protectores

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1. Planteamiento del Problema

El ser humano tiene la posibilidad de afrontar distintos tipos de situaciones a lo largo de su vida,
incluyendo aquellas que inciden directamente en su estabilidad emocional. Desde la temprana edad
existen características y aspectos sociológicos diferentes. Desafortunadamente todos los niños no
cuentan con la posibilidad de vivir de manera óptima por diferentes problemáticas que se asocian a
círculo más cercano, como es la familia, o factores externos como el barrio, los amigos u otras
circunstancias, lo cual incide directamente en la consolidación adecuada de los procesos académicos
y por ende afecta de manera directa su formación.
Sin embargo, la persona tiene la posibilidad de progresar a pesar de las adversidades,
demostrando que los seres humanos en medio de entornos negativos pueden surgir, en ese tipo de
casos se actúa con resiliencia, que “es un concepto que surge de la inquietud por identificar aquellos
factores que facilitan a las personas sobreponerse de manera exitosa a la adversidad y dificultades
que se presentan en sus vidas”. (Puerta & Vásquez, 2012, p.1).
“Las investigaciones sobre resiliencia, en los últimos años, están dirigidas principalmente en dos
sentidos: riesgo y protección. Estos dos factores se han confundido con resiliencia” (Álvarez & del
Águila, 2003, p. 2), es decir, tanto el riesgo como la protección son elementos que deben tenerse en
cuenta como parte de las estrategias de resiliencia, sobre todo las que hacen parte de la estructura
pedagógica de las instituciones educativas. El proceso formativo que se imparte desde la academia
debe considerar los sucesos que rodean al ser humano, por ese motivo son las instituciones
educativas las llamadas a revisar la forma en la que pueden propiciar las herramientas para que el
estudiante consolide habilidades que le permitan formar el carácter.
La adversidad sin duda hace parte de la respuesta dada desde la resiliencia, por ese motivo el
ser humano que cuente con una adaptación positiva a los problemas puede consolidar las situaciones
con éxito, pero este tipo de comportamientos no son actitudes que surgen repentinamente, es evidente
que la persona que cuenta con comportamientos resilientes ha pasado por una serie de variables que
han ayudado a consolidarlos, desde luego, no solo es un proceso personal, también existen
mecanismos psicosociales en los que interviene la interacción, (García, García, López & Dias, 2016)
allí inciden otro tipo de agentes, siendo uno de ellos las instituciones educativas a través de sus
directivas y profesores.

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Para entender de alguna manera la resiliencia en los estudiantes y su importancia en la formación,

se acude a algunas fuentes documentales que permiten entender la formación de la persona en la
resiliencia y la importancia de la misma en la consolidación de muchos de los éxitos que obtiene el ser
humano a lo largo de su existencia. La educación es un camino que puede trazarse para que los
estudiantes tengan la capacidad suficiente de afrontar las adversidades y sobreponerse a ellas, para
ello los profesores deben tener la capacidad de saber interpretar. Es muy importante conocer que
aspectos han podido evidenciar algunos estudios relacionados con la resiliencia en los entornos
educativos y su impacto en el clima escolar, en el entendido que la capacidad del ser humano para
afrontar distintos tipos de incidentes y los entornos que la rodean, dependen mucho de los facilitadores
que existan para ayudar a contrarrestar los factores de riesgo.

2. Metodología

La presente investigación tiene un enfoque cualitativo ya que como lo indica Atehortúa y Zwerg
(2012), en este tipo de estudios se pretende dar una visión general, de tipo aproximativo, respecto a
una determinada situación, al estudiar la realidad en su contexto natural y a su vez muestra cómo
sucede, sacando e interpretando fenómenos de acuerdo con las personas o hechos que están
implicados, por lo tanto, mediante esta ponencia se contemplará un análisis documental de estudios
sobre la resiliencia en las aulas de clase en la formación de los estudiantes. Se considera fundamental
mencionar lo definido por Dulzaides & Molina (2004), cuando se refieren que el análisis documental
es una “forma de investigación técnica, un conjunto de operaciones intelectuales, que buscan describir
y representar los documentos de forma unificada sistemática para facilitar su recuperación”, todo esto
indica que existe un procesamiento analítico que implica una descripción bibliográfica de la fuente de
información, la cual debe ser clasificada, indexada, extraída en ciertos apartados y la creación de un
nuevo análisis partiendo de las fuentes documentales.
Este estudio se considera es de carácter inductivo, teniendo en cuenta que se van desarrollando
conceptos y al mismo tiempo estos se van comprendiendo a medida que surge la recopilación de la
información en las teorías o modelos a evaluar. Dado lo anterior, el análisis documental consiste en
observar el comportamiento de cuatro estudios que permitirán formular unas conclusiones con base a
dicha información.

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En la fase preliminar se procede a recopilar la información pertinente para cumplir con el objetivo
central de dicha investigación, para lo cual se hace indispensable tener en cuenta fuentes
documentales externas concernientes a artículos científicos, investigación pedagógica y trabajos de
investigación académicos, resaltando que estos corresponden a estudios recientes.
La siguiente etapa de la investigación corresponde realizar de modo exploratorio, ya que se busca
indagar todo lo relacionado de la resiliencia en las aulas de clase en la formación de los estudiantes
de tal forma que se pueda observar, analizar e identificar aquellos componentes que consideran
importantes los investigadores frente a los factores que inciden para que los estudiantes adquieran
actitudes basadas en la resiliencia.
En la última etapa se considera desarrollar conclusiones que conlleven a identificar todos los
aspectos que se deben tener en cuenta en la formación educativa para que los estudiantes puedan
enfrentar situaciones relacionadas con la resiliencia y a su vez que pueda ser de gran ayuda sus
experiencias para otras jóvenes que tal vez desconozcan de que se trata y cómo afrontarlo.

3. Análisis de resultados

Las instituciones educativas tienen un papel esencial en la formación del estudiante, en especial
cuando existen condiciones de vulnerabilidad. En el artículo de Villalobos & Castelán (2011) se estima
que la resiliencia en la educación deviene de varios aspectos que surgen desde el análisis que
presenta la caracterización del grupo de estudiantes que integran las instituciones educativas. Es
necesario identificar los factores de riesgo, los factores protectores externos e internos, esto con el fin
de caracterizar a los estudiantes que tengan capacidades salir adelante ante las adversidades y cuales
no, y para ello la resiliencia en una técnica de intervención educativa, la cual se centra en potencializar
al ser humano ante los factores de riesgo que son múltiples, por ello la educación desde la estrategias
pedagógicas debe brindar los factores de protección, estableciendo pilares educativos de resiliencia
como enriquecer los vínculos positivos entre profesores y alumnos, el fijar límites claros y firmes en el
comportamiento escolar, enseñar habilidades para la vida, brindar afecto y apoyo, establecer
expectativas para el futuro que se relacionan con la esperanza y para ello es necesario que los
profesores sean modelos y por último brindar oportunidades de participación significativa a
estudiantes, sus familias y profesores para que tomen decisiones con responsabilidad y se fijen metas.

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Sin duda los factores de riesgo inciden en la posibilidad de presencia de adversidades en el

entorno escolar. De esa manera en el artículo de Silas (2008) se establece que los sectores menores
favorecidos de la sociedad acceden a una educación de menor calidad, incidiendo negativamente en
el aprendizaje de los jóvenes, sin embargo existen jóvenes que a pesar de esas condiciones culminan
sus estudios y continúan en ese rumbo. En su estudio realizado a 29 personas de 16 localidades
marginadas de México, que habían culminado sus estudios de educación básica y continuado con
ellos, y a pesar de seguir viviendo en dichas comunidades, se pudo encontrar que son personas que
han fomentado hábitos de resiliencia, teniendo como aspectos importantes que lograron lo que otros
familiares no pudieron, asociando ello a la perseverancia. Un aspecto esencial es la motivación y
apoyo por parte de los profesores, la forma en la que estos se acercan, en especial cuando observan
problemas manifiestos, unido a los retos académicos que hace que la autoestima de los alumnos se
incremente. Es esencial el apoyo del entorno inmediato que corresponde a la familia, allí se brinda el
soporte afectivo, sirviendo como apoyo logístico para que el desempeño escolar no decaiga, así como
el compromiso del estudiante al evidenciar los esfuerzos de la familia en que pueda salir adelante, ya
que la percepción es que desde la educación las condiciones de vida mejoran.
En el trabajo de grado de Arrieta (2017) se enfoca en que la resiliencia cumple un rol preventivo.
En ese trabajo de investigación se realizó la observación en las aulas de clases de 6 profesores de
primaria y una directora, así como una entrevista fenomenológica. Se pudo establecer que los
estudiantes tienen fortalezas y debilidades, por ello el papel de los profesores es potencializar las
capacidades y destacar los logros de los alumnos, así como el reforzamiento positivo entre
compañeros. Es necesario enseñar habilidades para la vida, como un factor constructor de resiliencia,
encontrando entre ellas la asertividad, toma de decisiones, control de sí mismo en situaciones
complejas, resolución de conflictos y destrezas comunicacionales, todo ello ayuda a sortear los
factores de riesgo en la adolescencia, en ese sentido los profesores enseñan estrategias de
autocontrol y expresión adecuada de los sentimientos, ayudando así mismo a los alumnos a ver el
error como parte esencial del aprendizaje, es decir, acudiendo a práctica de factores protectores. Son
diversas las estrategias de resiliencia en el aula, para ello deben revisarse los factores de riesgo en
especial en los alumnos con signos de vulnerabilidad, lo cual debe generar en la institución educativa
la revisión de su currículo, la intervención en situaciones críticas, prevención de la conductas con
riesgo, entre otros, buscando trabajar en los aspectos positivos y optimizarlos, desde allí se promueve

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la resiliencia desde una enseñanza personalizada, lo cual le da valor al estudiante, generando afectos
que entrañan un vínculo, permitiendo el desarrollo de habilidades internas de la persona.
La resiliencia es un tema que tiene un impacto altamente importante en la educación y la vida, en
ese sentido Angulo, Angulo & Noriega (2016) en su artículo denominado “La resiliencia en la
educación, la escuela y la vida”, establecen que la resiliencia juega un papel central en la psicología
positiva, en especial en los entornos escolares desde las estrategias pedagógicas con el fin de superar
los obstáculos que se presenten y desarrollar las potencialidades del estudiante. Las destrezas que
se adquieren para ser una persona resiliente, desde la educación debe tener implícito el dolor, la lucha
y el sufrimiento, es decir, desde la pedagogía se centra en el bienestar, adquisición de competencias,
afianzando las fortalezas personales del estudiante al desarrollar la constancia y la resistencia. Los
procesos de la vida ayudan a la persona a adquirir habilidades de resiliencia, por ello desde la
educación es necesario enseñar a vivir de manera adecuada la vida, a pesar de los inconvenientes
que existen, los cuales se asocian a los factores de riesgo que puedan incidir en la salud física, mental,
socio emocional o espiritual. En ese sentido son necesarios los factores protectores internos y
externos, para favorecer el desarrollo de las personas. Los profesores cumplen un papel fundamental,
desde aspectos como el afecto, el buen trato, hacen que exista un acercamiento adecuado hacia el
entorno, con ello se promueve la motivación y a su vez el impacto en la realización personal,
especialmente cuando se presentan casos de vulnerabilidad social y contextos que no son favorables
al estudiante, que al estar en condiciones de alto riesgo e incluso pudiendo desarrollar conductas
negativas, pueden sobrellevar estas situaciones, lo cual lo convierte en una persona resiliente.

4. Conclusiones

Los cuatro trabajos de investigación analizados permiten establecer que la resiliencia en el aula
de clase es un fenómeno que involucra un trabajo de interacción, generado desde los aspectos
esenciales que pueden ser aprendidos de los padres de familia, la calidad en el afecto y la percepción
de los esfuerzos que permitan entender que dependiendo de las circunstancias socio económicas,
sobre todo cuando no son las mejores, allí se puede involucrar las acciones externas de otras personas
buscando el beneficio del niño, y éste a su vez lo percibe, hecho que genera una responsabilidad
personal al asumir sus obligaciones desde diferente perspectiva.

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Se evidenció que los entornos desfavorables para los estudiantes son factores de riesgo que
pueden incidir en su desempeño en las aulas de clase. Desde la perspectiva de Muñoz & Sotelo
(2005), no es un secreto que los niños y adolescentes en algunos casos se encuentran vinculados a
factores de riesgo internos o externos, como el maltrato físico, el abandono físico, el maltrato
psicológico, el maltrato emocional, el abandono emocional, el abuso sexual, todo ello crea un entorno
de vulnerabilidad y resistencia a desarrollar la vida una manera normal, desde luego este tipo de
situaciones requieren de una intervención desde el punto de vista pedagógico, para ello esta debe
integrar al niño en la participación de su propia formación y ofrecer las condiciones para que se pueda
evidenciar un desarrollo equilibrado e integral, en ese sentido la resiliencia es un concepto que se
construye con el tiempo, siendo el ideal el respeto por el niño, protegiéndolo y previniéndolo de los
riesgos, sin llegar a la fatalidad cuando los casos sean complejos independiente que el problema se
relacione con su salud o integridad, es necesario que se cambie de perspectiva, es decir, tener una
mirada positiva en que las situaciones pueden cambiar y que el niño tiene las capacidades para salir
adelante.
Los estudiantes en condiciones de vulnerabilidad pueden encontrar en los factores de protección
o de construcción acondicionados por las instituciones educativas la manera de crear el vínculo con
las estrategias de resiliencia; es muy importante que los entornos académicos cuenten con la
condiciones curriculares y preparación profesional de sus funcionarios, en especial los profesores,
para que los niños cuenten con el acompañamiento idóneo que le brinde no solo una formación
académica, sino que pueda acercarse al estudiante de manera afectiva y conciliadora, tomando ello
como un aspecto generador de confianza, e incluso, el crear hábitos y buenas prácticas, promueve un
clima escolar y el rendimiento académico.
El estudiante debe aprender a fomentar sus propias estrategias cuando sobrevienen dificultades,
sobre todo cuando se tratan de índole escolar, no solo desde lo académico, además confluyen otros
factores, ya que de los errores se aprenden grandes lecciones, por cuanto la resiliencia no es una
capacidad atribuida a unos pocos seres humanos, es parte de las características dadas desde que se
es niño. Es necesario que los profesores entiendan su papel transformador en la vida de los niños y
la influencia que ellos tienen en sus actitudes y decisiones, por ello Henderson y Milstein (2003)
“expresaron hace varios años que, para que los docentes puedan promover la resiliencia, deben

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conocer qué significa el concepto y utilizar prácticas educativas que tengan como objetivo promover
la resiliencia” (Citado en Torres, 2017, p. 5).
Para entender la importancia del profesor el estudio de Villalobos & Castelán (2011) arrojó que
los estudiantes resilientes tenían un profesor favorito, y este a su vez cumple un papel transcendental
al convertirse en un modelo positivo para ellos; cuando el profesor cuenta con características
especiales de acercamiento al estudiante influencia positivamente en la vida de ellos, es especial
cuando se brinda afecto, un trato respetuoso y sobre todo humano, entre otras acciones que hacen
que el estudiante tome a la escuela como un lugar agradable, hecho que posibilita que la calidad
académica de sus estudiantes sea positiva, ya que se otorga confianza y responsabilidad, de esa
manera los profesores que tienen claro estos aspectos pueden fomentar la resiliencia en sí mismos,
en el aula y entre los estudiantes.
Es muy importante que las instituciones educativas cuenten con las herramientas internas para
ofrecer las estrategias que hagan parte de los factores protectores en la vida de los estudiantes, pero
también la garantía que se brindan las condicione necesarias a los docentes para desempeñan sus
funciones con la convicción que están formando desde temprana edad seres que necesitan de la
protección desde la educación, y pedagógicamente los maestros deben estar preparados para afrontar
los distintos escenarios que hacen parte de la vida, no sólo académica, sino personal y familiar de los
estudiantes, en especial el detectar a los estudiantes que se encuentran en factores de riesgo y
propiciar los mecanismos para construir su resiliencia. Con las anteriores medidas, se acude a lo
indicado por Oliver, Collin, Burns y Nicholas (2006), “seremos capaces de entender cuánta
responsabilidad tiene la escuela como entorno social primario, para promover un desarrollo saludable,
la resiliencia y el bienestar de los niños y niñas a través de diversas actividades”. (Citado en en Torres,
2017, p. 7).

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