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“Las reglas estéticas no constituyen más que un débil universal, próximo al sentido
común y a sus generalidades; las convenciones por lo tanto, de algo convenido. Pero
la universalidad que pretende la obra es otra cosa, ya que no es posible en efecto más
que por intermedio de su extrema singularidad. Tomemos por ejemplo la pintura no
figurativa: es la desnudez de la experiencia singular la que es comunicada sin la
mediación de reglas susceptibles de ser reconocidas en una tradición, sin ese elemento
de normatividad; la débil universalidad de las generalidades es rota, pero la
comunicabilidad se opera perfectamente”
Paul Ricoeur
”El arte no debe de pegar como un artículo de éxito, sino que debe horadar como un
meteoro”
Wolfgang Welsch
Resumen:
Esta intervención propone hacer una síntesis que ubique de manera general el
arte de intervención pública que se desarrolla como arte mural, partiendo de los
antecedentes de pintura rupestre desde la prehistoria donde se vincularon
motivos mágico-religiosos, animistas-vitalistas, pasando por hechos políticos o
narrativos desde la antigüedad hasta el desarrollo del mosaico y el fresco en el
cristianismo, hasta la Modernidad. Desde el siglo XX la intervención de pintura
en exteriores cumple funciones de propaganda política, capitalista y artística,
técnicas mixtas ligadas a un arte del espacio público que deviene como expresión
de colectivos y de grupos independientes de los “ismos” estéticos en su mayoría
ligados a las llamadas tribus urbanas por la antropología y sociología.
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Lo trascendente y lo sobrenatural son formas de elaboración de actividades
humanas ligadas a la reflexión sobre su papel como hombre en el mundo, lo
que desarrolla la conciencia individual y colectiva, como pregunta existencial
y religiosa y seguidamente como desarrollo de habilidades estéticas.
Muchas de estas pinturas rupestres al igual que la incisión sobre la piedra o
petroglifos son hechas bajo condiciones que no son para ver públicamente sino
lugares inaccesibles de culto y prácticas religiosas-chamanicas,.
Algunos de estos sitios como Gargas, Castillo, Lascaux, Altamira, Romanelli,
Addaura, Pech Merle, Cogull, Niaux, en Europa, la India (cuevas de Elefanta,
Kanjurao, Mojenjo Daro) así como en África, Asia, Australia, Borneo y
América precolombina, presentan numerosos ejemplos.
El vitalismo de las figuraciones de estas imágenes en su primer estadio se
contrastan con el carácter idealizado de las posteriores representaciones que
llevó al descubrimiento de la “belleza” y “composición” en el arte.
Henry Moore decía a propósito de este vitalismo:”la vitalidad propia de una
obra de arte puede tener energía reprimida, una intensa vida propia
independiente del objeto que represente”
El estilo geométrico del neolítico fue descrito por Max Raphael bajo el
aspecto de siete características y funciones que podían comunicar:
1. La síntesis como unidad visual de múltiples elementos(agrupación
compositiva)
2. la simplicidad como estructura compleja con unos cuantos
elementos(esquematismo)
3. la necesidad formal como uso de contenidos latentes u ocultos(función
ritual y culto)
4. el aislamiento, como elevación de los contenidos por encima del
mundo interno y externo y de las emociones sensibles y físicas(énfasis
en unas formas)
5. la definición, la voluntad de representar los contrastes eternos en una
forma evidente en sí misma(valor expresivo de la imagen)
6. la energía, en la búsqueda del dominio por la magia de los poderes que
actúan sobre los hombres(magia, mito y religión)
7. contenido y significado, en la vida y la muerte(forma cultural propia)
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El arte desde Egipto, Mesopotámia, Asiría, Grecia, India, África, Australia,
Europa y América, hace uso de la pintura mural y la talla como característica
del lenguaje escrito a través de pictogramas, símbolos, ideogramas y
jeroglíficos, donde se narran mitologías, coronaciones, batallas, entierros,
motivos abstractos, entre otros. Esta labor del arte mural comienza a perfilarse
como forma escrita y de difusión política, religiosa y pedagógica en las
grandes civilizaciones, además de los motivos míticos y cosmogónicos de otras
culturas “menores” sin escritura.
La imagen es escritura fijada en la pared del santuario, del templo y del
monumento conmemorativo y sirve para codificar la mirada y hacer
identificación cultural a través de lo pintado y escrito. Esto desarrolló la
conciencia estética y logró hacer representaciones con alto contenido narrativo
debido a su capacidad de fijar en las imágenes contenidos realistas, anecdóticos
(religiosos-míticos) teológicos y psicológicos; con esto se pasa de los
contenidos empíricos a contenidos simbólicos-conceptuales.
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la filosofía, como ciencia reflexiva la estética adjudica un sustrato de verdad
acomodado como campo reflexivo y discursivo.
Desde la Modernidad hasta finales del siglo XIX el arte se consolida como
problema crucial: su vinculación relativa a los problemas sociales y
existenciales le hacen aparecer como arte comprometido, psicológico y político
ligado a las grandes revoluciones tanto estéticas como sociales. El nacimiento
de la publicidad mural y de vallas desde el siglo XIX es un ejemplo del arte
aplicado al consumo, a mensajes raciales, políticos, religiosos, militares.
En gran medida el arte del mural sirve a la difusión de propaganda de partidos
políticos en la práctica del llamado realismo social en el socialismo, el
comunismo, las dictaduras y fascismos del siglo XX, e igualmente como
objeto del mundo consumista y capitalista. Un claro ejemplo lo constituye el
movimiento muralista mexicano de Tamayo, Orozco y Rivera, además del
americano e internacional que explota asuntos de orden social y contestatario
frente a los valores del capitalismo, irradian expresiones de contenido frente a
la desigualdad social, la explotación laboral, la mecanización del trabajo, el
indigenismo y otros temas.
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se ha usado en la decoración de palacios y templos, de tumbas y de cuevas con
usos rituales. Desde la Modernidad el uso de patrones de diseño se ha
desarrollado como motivos de ornamento mediante la forma del estarcido, la
aspersión de pigmento soplado, el uso de pintura de rodillos hasta la entrada
de sistemas de pintura por pistolas a compresión, de la cual el aerosol del
graffiti es una forma relativamente reciente y casera de intervención callejera.
En el arte público, urbano o callejero, el artista ya no es importante como
gestor de unos objetos históricos e historicistas como lo son las obras de arte; el
arte formal se encuentra estancado dentro de los recintos cerrados y se busca
una sensibilidad colectiva de participación por el arte público.
La función del arte se viene desplazando cada vez menos en presentar objetos
estéticos o productos enmarcables, presentándose ahora una marcada
tendencia a construir una sociología del acto artístico, un comunismo o
democratismo estetizante que se ha desplazado del espacio interior de la cueva,
el templo, el museo y la galería hacia un espacio exterior donde la
intervención pública de los creadores y el publico opera en múltiple sentido.
En esta óptica son legitimados los proyectos que vinculen su inserción en lo
social, llegando a una colección de pequeñas historias locales y barriales de lo
efímero, tratando de recuperar una historia del entorno, del colectivo.
En el nuevo cambio paradigmático en que se mueve las nuevas formas de
pensar y producir el arte, un proyecto de intervención y respuesta a un arte
callejero se impulsa como valores reconquistados por la cultura museal y
galerista, pero ahora no es importante el artista sino el curador y el organizador
de estas formas “contemporáneas” de hacer arte.
La informática, lo global, la velocidad de los procesos de objetivación, la
pérdida de validez de la estética de emitir juicios sobre objetos que ya se
escapan del plano de circulación artística, que son producidos por la sociedad
del desperdicio, hacen que el arte penetre en lo trivial.
Pero no todo lo producido por el museo, la galería o la pintura callejera puede
ser catalogado como arte, debe de reunir unas condiciones que hagan circular
la reflexión y producción de sentido frente a las necesidades, capacidades y
expectativas del público y que el artista sabe dirimir y acompañar con el
debido proceso de sensibilización. En este sentido creo que debe de seguir un
referente frente a lo producido y que podríamos considerar como una forma
permanente en la Preiconografia (descripción somera de lo contenido en la
obra), Iconografía (lectura formal de la obra con los contenidos compositivos,
líneas, formas, color, ritmos, etc.), Iconología (aspectos de la obra en el
contexto social y cultural)
Esta aparente polisemia del acontecimiento artístico se erige como torre de
Babel, y el riesgo del trabajo de la memoria al perder la legitimidad como obra
permanente en el tiempo, hace que muchas de las prácticas contemporáneas del
arte y sus curadurías se entiendan como transitorias y superflua cuando no
nihilista y efímeras enmarcadas dentro del fenómeno Light.
Otro problema del arte callejero y su posible inclusión dentro del carácter
estético es su sistema cerrado de códigos que remiten por lo general a un gusto
centrado en actividades grupales restringidas, murales que carecen de
contenido o expresión y sólo manifiestan un gusto y una elección por modas,
música, indumentarias y jerga, por imágenes descontextualizadas o grafías
imposibles de desentrañar. Creo que reflexionando sobre el carácter abierto del
arte mural como sistema de lenguajes polivalentes, el arte urbano callejero y el
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graffiti desempeñarían un papel más importante como gestor de lenguajes
artísticos y reflexivos, con énfasis en problemas contemporáneos y sociales,
proponiendo desde sus propias dinámicas y estéticas problemas al interior del
arte y su función como discurso público y no sólo solipsista y gregario dejando
de lado el arte cerrado y carente de contenido que usualmente vemos.
En este sentido la propuesta del filósofo posmoderno Wolfgang Welsch se
concibe como una salida de la rutina del aula y la salida del arte al mundo
público de la ciudad, proponiendo un desajuste de la percepción modernista del
arte que no acepte la protección paternalista de la cultura dominante y propone
un arte de agresivo encuentro desestetizante, de un arte que acabe con el
acaramelamiento del arte estético y que según él, el arte no debe atraer la
belleza al mundo, placer a los ojos, sino irritación y extrañeza, para que las
obras de arte urbano no sucumban ante el inmenso poder de absorción del
consumismo estetízante y publicitario. Según Welsch, el espacio público se ha
convertido en una artificiosa escenificación con arreglos hiperdecorados,
pautados más por la publicidad que por el arte.
Bibliografía recomendada
ARNOLD HAUSER. Sociología del arte. Tomo 2. Arte y clases sociales. Ed.
Labor. Punto omega. Barcelona.1983
GOMBRICH. Historia del Arte. Ed. Alianza universidad. Madrid. 1989
HANS DAUCHER. Visión artística, visión racionalizada. Ed. Gustavo Gili.
Barcelona. 1978
HERBERT READ. Imagen e Idea. Fondo de cultura económica.Mexico 1988
GILLO DORFLES. El devenir de las artes. Fondo de cultura económica.
Mexico1998
J. MARTINEZ SANTAOLLA. Historia del arte y de la cultura. Gráficas
Europa. Madrid. 1978
WILLIAM FLEMING. Arte, Música e Ideas. Ed. Mc Graw Hill. México 1989
HISTORIA UNIVERSAL DEL ARTE. Ed, Rombo. Barcelona. 1994
JAVIER DOMINGUEZ HERNANDEZ. Cultura del juicio y experiencia del
arte. Capitulo 9 y siguientes. Ed. Universidad de Antioquia. Medellín. 2003