ANALISIS
eure eet
Reflexiones sobre el combate
I odos los dias una variedad
y multiplicidad de hombres llevan
‘a cabo en el espacio publico, espe-
cialmente en el transporte colecti
vo, cierto tipo de acciones de con-
notacién sexual, principalmente
dirigidas a mujeres, pero también
a otros hombres y a personas de
identidades disidentes. Algunas
de estas acciones son inocuas, co-
‘mo miradas insistentes y comen.
tarios verbales; otras son muy
graves, como manoseos y frota-
mientos. A todas ellas hoy en dia
se las califica de acoso.
En México las formas de abu:
s0 callejero son mucho més fre-
ccuentes, molestas y agresivas que
las que viven las mujeres en otros
paises, pues aqui las aproximacio-
nes y los requerimientos sexua-
Tes no deseados estan entretej
dos con un mandate cultural de
a masculinidad muy machista. El
costo de estas précticas para las
mujeres va desde restricciones a
su movilidad hasta pasar miedos
y malos ratos. “Quiero andar en el
‘espacio puilico sin que se metan
conmigo" es un reclamo legitimo
de miles de mujeres, y el Gobierno de la
DMX ha emprendido una campaia pa-
1a frenar estos “usos y costumbres” ma-
chistas que producen desgaste emocio.
nal, irtitacién y enojo. ;Cémo erradicar el
acoso callejero?
El abogado Duncan Kennedy sefiala
que buena parte del abuso sexual en la ca-
Ile es “disciplinario’, en el sentido de que
funciona para reforzar las normas sociales
del patriarcado. Estas normas, insertas en
los mandatos culturales de la masculini
dad y la feminidad, desarrollan creencias
proceso
al acoso
acerca de “lo propio” de los hombres y “lo
propio" de las mujeres y favorecen ciertas,
conductas. El mandato de la masculinidad
‘en nuestra tradicién cultural establece que
Te toca al varén manifestar su deseo y to-
‘mar la iniciativa,
Durante siglos este “arreglo” -los varo-
nes conquistan y las mujeres se dejan con-
‘quistar~ ha implicado un conjunto de re-
glas ~dichas y no dichas- con las que se
construyen las interacciones de cortejo
Los hombres han importunado y perse-
{guido sexualmente a mujeres -y también
‘a otros hombres- en espacios labo-
rales, domésticos y piiblicos, Esta
conducta se ha expresado con vio-
lencia y abuso de poder, pero tam-
bién sin violencia, como ocurre con
ciertas formas de seduccién y cor-
tej.
‘Tradicionalmente ha habido
gran permisividad de la sociedad
ante determinadas conductas tra-
dicionales (usos y costumbres): los.
chiflides, los comentarios verba-
les, los piropos. Sin embargo, otra
parte del comportamiento mascu-
lino, la de los abusadores que dan
ienda suelta 2 sus impulsos, es
impropio y abusivo,
Kennedy usa el concepto de re
sidue tolerado para calificar cierta
porcién del abuso sexual que no
se castiga. Ese residuo tolerado de
abuso es un factor crucial en las
vidas de las mujeres, en especial
de las que transitan por el espacio
piblico, y la mayoria de las muje-
res, sufran 0 no los abusos, tiene
algo que ganar con la eliminacion
del residuo tolerado.
‘Muchas feministas exigen al go-
biemo endurecer las penalidades
contra los perpetradores de actos sexuales
indebidos, pero hay que revisar qué conse-
ccuencias tendria hacerlo. Demandar al go-
biemo “mano dura" para abordar tanto el
abuso como el acoso podria conducir a una
politica conservadora que castigue despro-
porcionadamente ciertas expresiones se-
xuales no agresivas (miradas, piropos 0 al-
bures, por ejemplo). Hoy presenciamos la
deplorable situacion de que toda expresion
sexualizada puede ser interpretada como
“acoso” y, asi, una batalla legitima e indis-
pensable contra formas nefastas de abusop
proceso 2205/2 0 arena oe 2010 43,corre el esgo de converte en una in-
tervencén pusitana, inficz
Entre ls varnstareas que apremian
al Gobierno dela CDM respecto a este
problema, una es lade dluddar sl toda
forma derequerimient sexval es abso
senual Pero ademés de defini qué sc-
tos se consideran "acoso", también debe
precear qué ofensas deben ser criina-
Tizades y qué sentencias son razonables
para quen ha cometido na fata,
Teprober no es lo mismo que cas-
tiga Y lo importante esque Ia falta no
sea cometida otra ver Hay menos del-
tos en las sociedades que avergienzan
2 os delineuentes sin estigmatiarlos,
‘que los condenan y razonan con ellos
fobre sus deits, mientras mantienen
los lazos comunitarosy de respet. La
justicia restaurativa busta que se repare
dato causado antes que imponer un
stig; por eso quienes tabajan desde
fal posicion impulsan procesos de me:
Alain entre vicimas yofensores
“Las sociedades con bajos niveles
delctvos son aquellas que propician
ia siguiente secuencia sentir vergien-
2a, pedir perdon y arrepentirs: son s0-
Ciedades que otorgen tna importanca
Telativamente mayor al contol socal
‘moralizante que al control social puni-
tivo” (Gargarellay Bergall)
‘Una intervencién’ gubernamental
que permits responder de mejor mane-
faa las aclones lesivasrequiere dejar
de pensar en términos de delito y cas
tig y entender que ante cieror pro
blemas culturales lo punitivo fracasa
Es imprescindible condenar y combatir
cl abuso sexual callejero, pero es indis-
Pensable hacerlo mediante interven
ones cultuales y pedagigcas, no con
Penalizciones
Bn la dificil tarea que le espera a
nuestro gobierno, su proyecto de ls PI-
TARES ce perfila como una herramienta
idonea para sensibilizar als y las jove-
nes en esa direccion,
4 205/206 Femen0 02010 proeese
Pais de fieras
FABRIZIO MEJIA MADRID
E. 1805, Simén Bolivar trepé a 7
tuna de las siete colinas de Roma y juré
consagrar su vida a la libertad de Amé- |
rica. Con ese gesto se teatraliza una
idea de la independencia del continen-
te que compara el fin del lmperio roma-
ro con el dela América espafiola. Porlo
tanto, la suerte de los esclavos, de los |
colonizades, seré de los habitanteslibe-
rados del yugo de cualquier emperador. |
Tres afios antes, el maestro de Bolivar,
aunque casi de su misma edad, Andrés |
Bello, quiere subir al voleén Chimbora- |
zo para captar desde las alturas el te- |
ritorio que debe ser liberado. Bello so-
mete su timidez ante un Alexander
Humboldt que ha llegado a Caracas con
la épica intencién de subir voleanes,
cordilleras, y remontar el Orinoco.
~ZPodria acompafiarlo en su expe-
dicién? -le pregunta Bello al naturalis- |
taalemén,
‘A Humboldt le basté una mira-
da de Andrés Bello: enconchado, mio-
pe, se le extinguen las frases en la gar-
ganta aun antes de terminarlas. A pesar |
de Ia sabiduria libresca del venezolano, |
que aprendié inglés y francés taducien-
do sin ayuda a Voltaire y a Lord Byron,
el poeta puede convertirse en un lastre |
para la primera expedicién europea en
‘América que no busca oro y plata, ino |
coleccionar informacion estratégica. Asi
que Andrés Bello no sube a ninguna co-
lina para juravle la vida a su patria. En
cambio, redacta y publica el primer libro
de su pais, Calendario manual y guia uni- |
versal de forasters en Venezuela, que con- |
tiene un resumen de su historia que, por |
vez primera también, va hasta 1810
Desde 1798, Simén Bolivar habia si-
do su alumno en bellas artes y geogra-
fia, y compartian la idea tan extrafia |
ahora de mirar a la independencia co- |
‘mo el final del Imperio romano. Pero,
si para Bolivar la libertad era un tema |
militar, para Bello era lingistico: temia
que la separacién derivara en la extin-
cién del espaol, come le habia ocurri-
do al latin, Desde ese momento empie-
za a formular otro posible libro, de los
26 que escribird: su Gramatica de la Len:
gua en Latinoamérica que no es el caste~
Tlano sino “el de mis hermanos de His-
panoameérica, un medio providencial de
comunicacién y un vinculo de fraterni-
dad entre varias naciones derramadas
en dos continentes", La revolucion de
independencia estallada en Venezue-
la retine, de nuevo, a Bolivar y a Bello.
‘Son enviados por la Junta Provisional a
Inglaterra para negociar el apoyo brité
nico a la lucha contra el imperio espa-
fol. Hay que recordar que las islas bajo
la influencia briténica quedan en las in-
‘mediaciones nduticas de Venezuela, De
hecho, es Andrés Bello el que traduce el
London Times que da a conocer la inva-
sién de Napoleén a Espafia y, con ello,
se desata la rebelion americana.
‘Asi que Bello y Bolivar se vuelven a
ver, después de que la prensa realista
acusé al poeta de haber delatado al mi-
litar en la conspiracién del 2 de abril de
11810, zarpan tres meses después, a bor-
do del Wellington, con instrucciones de
Ja Junta: “Eviten en lo posible @ Miran-
da", El sospechoso es Francisco de Mi-
randa, que vivia exiliado desde su falli-
do intento de independizar Venezuela
fen 1806. Llamado ahora El Precursor, Mi-
randa participé en la Revolucién fran-
ccesa -su nombre esta inscrito en el Ar-
co del Triunfo en Paris- y se hizo amigo
de George Washington. Su casa en Graf-
ton Street estaba custodiada por espias
| de Napoleén y de la Corona espafiola en
desgracia, Ahi, Miranda formé la Logia
‘Niimero Siete de Caballeros Racionales,
a la que pertenecieron los libertadores
de América del Sur, notablemente San
Martin y O'Higgins, de Argentina y Chi-
le,y también ahi asistian regularmente
James Milly Jeremy Bentham, dos de los