● Habacuc 3:3 dice: “Dios mismo procedió a venir de Temán, aun un Santo desde el monte Parán.” Esto se ha usado como argumento para mostrar de dónde vino Dios. ¿Es ésta la manera correcta de entender este texto?—J. F., EE. UU. No, ésa no es. A Jehová Dios no se le muestra como viniendo de Temán en el sentido de que él haya originado de allí o como si éste fuera el lugar donde él morara. Jehová Dios no tiene origen, ni en la Tierra ni en el cielo. El es “desde tiempo indefinido hasta tiempo indefinido.” Su morada, no obstante, está en los cielos: “Los cielos son mi trono.”—Sal. 90:2; Isa. 66:1. Aquí la profecía predice la venida de Dios con furia destructiva en la batalla del Armagedón, la cual el profeta compara con os actos de Dios en los días del pasado. En visión el profeta ve a Dios viniendo de Temán, o, como muestra la nota “e” en la Traducción del Nuevo Mundo (1960), Dios viene del sur. En realidad en el pasado Jehová sí condujo a su pueblo triunfalmente desde el monte Sinaí hasta Jerusalén a través de la tierra de Temán. a bendición de Moisés en Deuteronomio 33:2, y la canción de Débora en Jueces 5:4, 5, se refieren a la misma cosa: “Jehová—desde Sinaí vino, y relampagueó desde Seir [del cual Temán es parte] sobre ellos. Resplandeció desde la región montañosa de Parán.” “Jehová, al salir tú desde Seir, al marchar tú del campo de Edom, la Tierra se meció, los cielos también destilaron, las nubes también gotearon agua. Los montes se deslieron de ante el rostro de Jehová, este Sinaí de ante el rostro de Jehová, el Dios de Israel.”