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Colegio Nacional de Buenos Aires

Castellano y Literatura
Profesora Analía Melgar
Cursada 2018

Selección de lecturas de Don Quijote y principales ejes temáticos para el análisis

Para miércoles 21/11


Don Quijote (1605)

Prólogo (con sus poemas finales)


I a IX (1 a 9): incluye aparición de Cide Hamete Benengeli
XI (11): discurso de la Edad de Oro
XVIII (18): rebaños
XXI (21): yelmo de Mambrino
XXII (22): episodio de los galeotes
XLIX (49): disputa entre Don Quijote y el cura sobre libros de caballería; liberación de Don Quijote
LII (52): final y poemas de los Académicos de la Argamasilla

Para miércoles 28/11


Don Quijote (1615)

Prólogo
I a VII (1 a 7): hasta inicio de tercera salida
XII a XV (12 a 15): Caballero del Bosque/Caballero de los Espejos
LIX (59): referencias a Don Quijote de Avellaneda
LXIV y LXV (64 y 65): Caballero de la Blanca Luna
LXXII a LXXIV (72 a 74): Álvaro Tarfe y regreso a la aldea y capítulo final
Ejes de análisis para ambas novelas

-Posicionamiento de Cervantes ficcionalizado/Cervantes en cada uno de los prólogos de Don


Quijote.
-Cide Hamete Benengeli y otros narradores/autores/fuentes.
-Alonso Quijano/Don Quijote: causas, objetivos, medios, ayudantes y oponentes para esta
transformación.
-Don Quijote como héroe y/o héroe moderno.
-Causas de la repetitiva pretensión de lograr “la cura de la locura” del entorno de Quijote.
-El entorno familiar de Don Quijote: sus perfiles como lectores. Otros lectores, escritores, editores
en Don Quijote.
-Dulcinea del Toboso: quién es, cómo funciona.
-Sancho Panza quijotizado/Teresa Panza: discusiones entre el idealismo y el pragmatismo. La
influencia de la literatura.
-La literatura como herramienta para intervenir en la realidad, en Don Quijote.
-Parodia en Don Quijote: ¿a qué diversos géneros y hábitos de lectura se aplica?
-La polémica aristotélica entre Poesía/Historia en Don Quijote.
-El habla de los personajes y la construcción de lo verosímil.
-Dos alternativas para la vida, a partir de dos géneros literarios: la novela de caballería y la novela
pastoril.
-Don Quijote: literatura hecha de literatura. Referencias a la literatura que existía en tiempos de
Cervantes y su reutilización/resignificación en esta novela.
-Polifonía: diversidad de tipos discursivos en la novela.
-Características barrocas en la novela.

Especificidades para capítulos de 1615

-Observar y analizar, comparativamente, la portada de 1615, respecto de la de 1605. ¿Qué ha


cambiado? ¿A qué se deben esos cambios?
-Analizar el prólogo. ¿De quién es la voz que aparece en él? ¿Qué relación dice tener con la novela
que está prologando? Hay dos relatos enmarcados que obligan a una lectura metafórica: realizarla.
-Sansón Carrasco: ¿quién es? Caracterizarlo ampliamente; identificar su posición
intelectual/ideológica. Rastrear todas sus apariciones: Caballero del Bosque-Caballero de la Blanca
Luna, regreso de Quijote al pueblo y muerte. Prestar especial atención a sus últimas consideraciones.

-¿Por qué Sansón Carrasco logra derrotar a Quijote? ¿Por qué, primero, fracasa? ¿Fracasa primero?
¿Logra derrotarlo luego?
-Referencias a Don Quijote de 1605 (¿cómo se lo nombra y a quién se adjudica su autoría?) y al
Don Quijote de Avellaneda en Don Quijote 1615.

-¿Quién es Álvaro Tarfe? ¿Qué operación realiza Cervantes al incluir este personaje? ¿Qué efectos
genera en la tensión entre ficción/realidad que atraviesa toda la novela (1605 y 1615)?

-Acusaciones del carácter apócrifo a partes de la novela: ¿quiénes realizan estas acusaciones, en qué
capítulo?

-Teresa Panza: ¿quién es? Caracterizarla ampliamente y reconocer cada una de sus apariciones
especialmente en la novela de 1615 (también en 1605). Similitudes y diferencias/contrastes con
Sancho. Ídem, con Dulcinea.

-La muerte de Don Quijote y la muerte de Alonso Quijano. ¿Qué muere cuando ellos mueren?

-Reconocer las apariciones de Cide Hamete Benengeli en la novela de 1615. Identificar hasta
cuándo aparece.
El amor cortés
Fragmento adaptado por la prof. Clea Gerber, a partir de El amor y la literatura en la Europa
bajomedieval y renacentista, Martín Ciordia y Leonardo Funes [comps.], Buenos Aires, Colihue,
2012.
El amor cortés es una filosofía del amor que floreció en la Provenza francesa a partir del siglo XI y
que expresa el amor en forma noble y caballeresca. Según C.S. Lewis (1898-1963), el amor cortés
tiene, en su inicio, cuatro características principales: primera, es una relación donde el caballero es
servidor de la dama, servicio que resulta de volcar la pasión en los moldes de la relación humilde
del vasallo con su señor (algunos autores hablan de “feudalismo de amor”); segunda, es la corte el
marco donde se desarrolla este amor, de manera que es cortesano quien es capaz de amar, pero es
asimismo el amor el que lo hace cortesano; tercera, no aparece como amor dentro del matrimonio,
sino fuera de él, como adúltero: se ama a la esposa de otro hombre; cuarta, constituye una
verdadera Religión de amor, que por momentos es paródica y paralela a la oficial, la cristiana. Otis
Green (1963-1966) señala que la novedad del “amor cortés” reside en tres factores básicos: el poder
ennoblecedor del amor humano; la elevación de la amada a un puesto de penitencia sobre el
amante; y la concepción del amor como un deseo insaciado y siempre creciente. Ante todo, sostiene,
es un amor basado en una filosofía de la belleza física.
Han quedado registros del amor cortés en textos poéticos y narrativos desde fines del siglo XI en la
Provenza, desde donde se propagó por diferentes lugares de Europa. Pero no es un fenómeno
homogéneo, y hay acontecimientos que lo modifican. Un acontecimiento importante en ese sentido
es el redescubrimiento de Platón a lo largo del siglo XV, sobre todo luego de la traducción completa
de su obra del griego al latín por parte de Marsilio Ficino. Este autor escribe además el Comentario
al Banquete de Platón, un tratado de amor que modifica profundamente la forma de entender este
fenómeno. Los tratados de amor se multiplican durante el Renacimiento, y en ellos, si bien queda
latente la influencia del amor cortés, prima la concepción neoplatónica del amor. En la teoría
neoplatónica, la Belleza y el Bien aparecen identificados; así pues, un individuo hermoso será
también virtuoso, y por tanto digno de ser amado. Pero lo más importante es que en este marco, el
amor humano es concebido como un punto en una escala ascendente que lleva, en última instancia,
de la contemplación de la belleza de la amada hacia la contemplación del sumo bien y la belleza
divina. La tradición del amor cortés y el neoplatonismo amoroso de los tratados de amor como el
de Ficino son dos corrientes que se mezclan en la poesía amorosa de Garcilaso de la Vega.

El proceso de enamoramiento
Durante la segunda mitad del siglo XV, Marsilio Ficino, refundiendo y recreando distintas
tradiciones médicas, filosóficas y literarias, explicaba el proceso de enamoramiento de la siguiente
manera. Los spirti (spiritus, en latín; literalmente “espíritus” en español) son una exhalación
proveniente de una evaporación de la sangre, que agitados por el movimiento continuo del corazón,
se extienden desde este hacia todo el cuerpo, vivificándolo. Esos spirti se elevan a la cabeza y se
unen a la naturaleza de fuego propia del sentido de la vista. Entonces, a través de las ventanas de
los ojos, se catapultan fuera vehiculizados en los rayos emitidos por la luz de la visión. Así, cuando
una amada mira, lanza esas luces oculares vaporizadas en sangre que, penetrando por los ojos del
amante, no se detienen hasta su corazón. Una vez allí, los spirti de la amada se condensan en el
corazón del amante y se convierten nuevamente en sangre. Pero ahora, en una sangre extranjera, y
que, siendo otra, infecta la propia del amante y lo enferma. Ficino llama a esta enfermedad de amor
“fascinación” o “mal de ojo”. El enfermo de amor, entonces, lleva en sí sangre ajena que pulsa y
oprime por volver a su propio cuerpo impulsando a los amantes hacia un ayuntamiento que haga
posible un intercambio y circulación de fluidos.
Los spirti no solo vivifican el cuerpo, sino que asimismo son mediadores entre la mente y la
materia. Las sensaciones visuales del otro, que entran por los ojos y son tomadas o impresas en los
propios spirti del amante, son concebidas o representadas como imagen o forma por la
imaginación. Pero la forma o imagen bella de la amada, impresa en los spirti del amante, lo lleva y
arrastra a considerarla y disfrutarla una y otra vez con su pensamiento. Una imagen amada
grabada en sangre, figurada en el vapor mismo de la propia sangre, que vez tras vez lo atrae y
genera aquel deseo incesante de disfrutar la imagen bella con la vista o con el pensamiento. Este
desmesurado u obsesivo mirar y fantasear con el otro, no sólo saca de sí, sino que asimismo
concentra y gasta los spirti a tal punto que el resto del propio cuerpo queda lánguido y
desvitalizado. Amor, por lo tanto, es también el nombre de una enfermedad ligada a la melancolía.
Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,
de Alonso Fernández de Avellaneda

Prólogo

Como casi es comedia toda la historia de don Quijote de la Mancha, no puede ni debe ir sin prólogo; y así, sale al
principio desta segunda parte de sus hazañas éste, menos cacareado y agresor de sus letores que el que a su
primera parte puso Miguel de Cervantes Saavedra, y más humilde que el que segundó en sus Novelas, más
satíricas que ejemplares, si bien no poco ingeniosas. No le parecerán a él lo son las razones desta historia, que se
prosigue con la autoridad que él la comenzó y con la copia de fieles relaciones que a su mano llegaron; y digo
mano, pues confiesa de sí que tiene sola una; y hablando tanto de todos, hemos de decir dél que, como soldado tan
viejo en años cuanto mozo en bríos, tiene más lengua que manos. Pero quéjese de mi trabajo por la ganancia que
le quito de su segunda parte, pues no podrá, por lo menos, dejar de confesar tenemos ambos un fin, que es
desterrar la perniciosa lición de los vanos libros de caballerías, tan ordinaria en gente rústica y ociosa; si bien en
los medios diferenciamos, pues él tomó por tales el ofender a mí, y particularmente a quien tan justamente
celebran las naciones más estranjeras y la nuestra debe tanto, por haber entretenido honestísima y fecundamente
tantos años los teatros de España con estupendas e inumerables comedias, con el rigor del arte que pide el mundo
y con la seguridad y limpieza que de un ministro del Santo Oficio se debe esperar.

No sólo he tomado por medio entremesar la presente comedia con las simplicidades de Sancho Panza, huyendo de
ofender a nadie ni de hacer ostentación de sinónomos voluntarios, si bien supiera hacer lo segundo y mal lo
primero. Sólo digo que nadie se espante de que salga de diferente autor esta segunda parte, pues no es nuevo el
proseguir una historia diferentes sujetos. ¿Cuántos han hablado de los amores de Angélica y de sus sucesos? Las
Arcadias, diferentes las han escrito; la Diana no es toda de una mano. Y, pues Miguel de Cervantes es ya de viejo
como el castillo de San Cervantes, y por los años tan mal contentadizo, que todo y todos le enfadan, y por ello está
tan falto de amigos, que cuando quisiera adornar sus libros con sonetos campanudos, había de ahijarlos como él
dice al Preste Juan de las Indias o al Emperador de Trapisonda, por no hallar título quizás en España que no se
ofendiera de que tomara su nombre en la boca, con permitir tantos vayan los suyos en los principios de los libros
del autor de quien murmura; ¡y plegue a Dios aun deje, ahora que se ha acogido a la iglesia y sagrado! Conténtese
con su Galatea y comedias en prosa, que eso son las más de sus novelas: no nos canse.

Santo Tomás, en la 2, 2, q. 36, enseña que la envidia es tristeza del bien y aumento ajeno, dotrina que la tomó de
san Juan Damasceno. A este vicio da por hijos san Gregorio, en el libr. 31, capít. 31, de la exposición moral que
hizo a la historia del santo Job, al odio, susurración, detracción del prójimo, gozo de sus pesares y pesar de sus
buenas dicha; y bien se llama este pecado invidia a non videndo, quia invidus non potest videre bona aliorum;
efectos todos tan infernales como su causa, tan contrarios a los de la caridad cristiana, de quien dijo san Pablo, I
Corintios, 13: Charitas patiens est, benigna est, non aemulatur, non agit perperam, non inflatur, non est
ambitiosa... congaudet veritati, etc. Pero disculpan los hierros de su primera parte, en esta materia, el haberse
escrito entre los de una cárcel; y así, no pudo dejar de salir tiznada dellos, ni salir menos que quejosa,
mormuradora, impaciente y colérica, cual lo están los encarcelados. En algo diferencia esta parte de la primera
suya, porque tengo opuesto humor también al suyo; y en materia de opiniones en cosas de historia, y tan auténtica
como ésta, cada cual puede echar por donde le pareciere; y más dando para ello tan dilatado campo la cáfila de los
papeles que para componerla he leído, que son tantos como los que he dejado de leer.

No me murmure nadie de que se permitan impresiones de semejantes libros, pues éste no enseña a ser deshonesto,
sino a no ser loco; y, permitiéndose tantas Celestinas, que ya andan madre y hija por las plazas, bien se puede
permitir por los campos un don Quijote y un Sancho Panza, a quienes jamás se les conoció vicio, antes bien,
buenos deseos de desagraviar huérfanas y deshacer tuertos, etc.

De Pero Fernández
Soneto
Maguer que las más altas fechorías
homes requieren doctos e sesudos,
e yo soy el menguado entre los rudos,
de buen talante escribo a más porfías.
Puesto que había una sin fin de días 5
que la fama escondía en libros mudos
los fechos más sin tino y cabezudos
que se han visto de Illescas hasta Olías,
ya vos endono, nobres leyenderos
las segundas sandeces sin medida 10
del manchego fidalgo don Quijote,
para que escarmentéis en sus aceros;
que el que correr quisiere tan al trote,
non puede haber mejor solaz de vida.

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