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Apuntes U2

La psicología de la educación como disciplina y profesión.


Entrevista con César Coll
Porque el objeto de estudio de la Psicología es un objeto de estudio específico,
digamos que es el comportamiento humano, y el comportamiento humano
siempre debe entenderse en el marco de una red de significados, de sentidos y de
intencionalidades.

Los psicólogos estudiamos cómo se construye el sentido, cómo las personas


construimos el sentido de nuestra actividad y nuestra acción, y eso es imposible
que se pueda hacer al margen del contexto, de las condiciones, de las situaciones
concretas en las que ese comportamiento, esa actividad realmente se despliega.
Es decir, los psicólogos de la educación cuando analizamos una práctica
educativa tenemos una mirada distinta de la didáctica, de la pedagogía, de la
sociología, etc.

Una cosa más al hilo de esto: Estas dos visiones, la aplicacionista y la de


interdependencia-interacción, si las llevamos al terreno de la formación de
los profesionales de la psicología, ¿en qué tipo de formación se puede
concretar en uno y en otro caso, y qué directrices crees que se pudieran
desprender para estos procesos formativos?

CCS: Creo que a nivel formativo está claro, si uno toma una perspectiva
aplicacionista lo que hará lógicamente será: primero, empezar la formación por la
adquisición de conocimientos y de habilidades en el ámbito de lo que podríamos
llamar los supuestos procesos psicológicos universales y una vez hecho esto –que
además de hacerse primero, tiene que ser lo que ocupe más, lo que tenga más
presencia en la formación– vienen las derivaciones y las aplicaciones para ver
cómo esto se va concretando en cada uno de los ámbitos de aplicación. En
contraste, si uno tiene una postura no aplicacionista, no quiere decir que esos
procesos básicos no van a estar presentes, van a estar igualmente presentes y
van a tener mucha importancia, pero junto con esto va a entrar una parte
importante relativa a lo que es el conocimiento específico del ámbito de aplicación.

La gran diferencia es que en el primer caso no necesitas conocer la dinámica


interna de los procesos educativos porque no te interesan, porque de ahí no va a
salir nada importante para la aplicación, lo que va a ser importante para la
aplicación va a ser el conocimiento básico; mientras que en el segundo caso,
eso es fundamental, porque la intervención psicoeducativa o la formación del
psicólogo de la educación va a tener dos pilares: el primero, el conocimiento del
sistema educativo, de los fenómenos y de los procesos educativos, y luego, el
conocimiento de los procesos psicológicos básicos. Es justamente de la
interrogación de lo uno a partir de lo otro y de lo otro a partir de lo uno, de donde
va a salir el conocimiento específico psicoeducativo. Digamos que yo creo que son
dos lógicas completamente distintas desde el punto de vista de la formación.

¿Hacia dónde se orienta la formación del psicólogo educativo?

CCS: Yo creo que hay tendencias muy diferentes, porque efectivamente estas
posturas –la aplicacionista y la de interdependencia-interacción– cuentan con
mucha presencia y mucha fuerza en el medio. Entonces yo diría que el que acabe
dominando una u otra en un plan de estudios determinado, tiene que ver más con
la tradición predominante. En los lugares en donde ha habido una tradición
académica muy fuerte, centrada en lo que son los procesos básicos, la
neuropsicología, etcétera, claramente ahí lo que se acaba reflejando en los planes
de estudio es una postura aplicacionista. En los lugares donde el surgimiento de
las instituciones de formación se ha hecho sobre todo a partir de preocupaciones
de aplicación y en donde la tradición primigenia, que fundamenta o que funda los
planes de estudio, es una tradición más bien basada en compromisos sociales,
de intervención en ámbitos profesionales, lo que suele prevalecer a nivel de
formación son las posturas que son tributarias de esta perspectiva
interdependencia-interacción.

El caso más claro son las escuelas de psicología clínica. Por un lado está la
psicología clínica que se enseña en facultades de psicología con una fuerte
tradición académica donde la formación acaba siendo la aplicación de
paradigmas, conductistas, conductista-cognitivos, cognitivos y, en el otro extremo,
tienes las escuelas de psicología clínica fundadas a partir de la psicología
dinámica o del psicoanálisis, donde no hay prácticamente ninguna formación en
procesos básicos y parten justamente de lo que es el ámbito de la clínica. Algunas
escuelas de psicología de Argentina son un ejemplo en este sentido, porque es la
contraposición de lo que sucede en la mayor parte de las universidades en
España o, me imagino, inclusive de aquí [México]. Hace algún tiempo estuve allí
trabajando con ellos en la reforma curricular y cuando les propuse que tenían que
poner en el plan de estudios de psicología el estudio de procesos básicos, no
veían o no entendían para qué, consideraban que no había ninguna necesidad, la
formación tenía que venir de la práctica clínica, y por lo tanto no había
neuropsicología, ni procesos básicos, justo lo contrario que puede encontrarse en
otros lugares.

Más difícil ha sido el reconocimiento del trabajo del psicólogo de la educación en


ámbitos no escolares, en escenarios educativos no formales o informales; aunque
ahí también se ha ido abriendo espacio en tareas de planificación, de diseño y de
formación; en el ámbito de la empresa o en el contexto de entornos no formales en
el sentido de no escolares, y ahora últimamente se están abriendo espacios
importantes en escenarios educativos emergentes.

CCS: Yo creo que la psicología de la educación, a mi manera de ver, es una


disciplina aplicada que tiene que generar conocimiento sobre su objeto
específico y tiene una vertiente de intervención profesional clarísima, que es
lo que la diferencia de otras ciencias o de otros ámbitos del conocimiento
psicológico no aplicados, sino más bien básicos.

Cada uno puede pensar lo que quiera, pero lo que a mí me parece que es lo
específico de los psicólogos, es que intentamos comprender y explicar
cambios en el comportamiento; definamos el comportamiento como
queramos, si no queremos usar el concepto de comportamiento, digamos
actividad.

Los psicólogos de la educación estudian aquellos cambios que parecen


vinculados al hecho de que las personas participemos en actividades, que
calificamos de educativas sean formales, informales, escolares, familiares, es
igual.

FDBA: ¿Es el signo individualista de los tiempos?


CCS: ¡Claro!, yo creo que por una parte es el signo de los tiempos, que es de un
individualismo rampante, que nos invade y que por otra parte se integra en
políticas institucionales que justamente potencian y favorecen ese individualismo
en lugar del trabajo en grupo, las publicaciones en grupo, el trabajo en
equipo y la consolidación de una tradición. También se relaciona con la falta
de recursos o de un sistema de provisión de recursos que permita realmente
planificar a mediano y largo plazo, ¡que no tengas que estar pendiente cada vez
del proyecto, que se acabó el proyecto y que se acabó el equipo de investigación!

CCS: El problema es que ese común denominador no se define desde ámbitos


disciplinarios, desde ámbitos del conocimiento, sino desde miradas, teórico-
ideológicas. Al fin y al cabo, todo psicólogo tiene que saber de procesos de
motivación, pero ahí va a estar alguien en contra. Todo psicólogo tiene que
saber de procesos de desarrollo, todo psicólogo tiene que saber de
procesos de atención, pero también ahí estará otro en contra, ¿no? Es decir,
el problema es que cuando intentamos precisar eso, cada uno lo mira desde
la perspectiva ideológico-teórico-conceptual, entonces lo que para uno es
atención, para otro ya no lo es. El problema es que justamente la única manera
de referenciarse son las escuelas y no los ámbitos del conocimiento, porque
ahí no ha habido acumulación y como no ha habido acumulación, pues no hay otra
manera. Pero eso es una realidad, solamente se mantiene la afiliación por
intereses corporativos, muy legítimos de tipo académico o de tipo profesional, pero
son intereses corporativos.

Los (des)caminos de la formación profesional del psicólogo en


Brasil para la actuación en la salud pública
A pesar de ello, no parece haber preocupación en las instituciones de enseñanza
ni entre los profesionales por reflexionar acerca de lo que se ha venido realizando
en ese campo en cuanto a la capacitación práctica del psicólogo para el
desempeño de estas actividades, que se relacionan directamente con el cuidado
o las intervenciones de orden sanitario. Asimismo, son conocidas las grandes
dificultades que enfrenta el psicólogo para integrarse a los equipos y
programas de salud. Como ejemplo tenemos el caso de la ausencia de
psicólogos en el equipo del Programa de Salud de la Familia (PSF), implantado
por el Ministerio de Salud de Brasil.

Todas estas producen una identidad y una cultura profesional muy


específicas que condicionan su actuación, los espacios concretos donde puede
actuar, la elección de la clientela y las necesidades que puede atender, las
técnicas y procedimientos que utilizará, así como la representación social de la
profesión para los legos y para el propio psicólogo.

Los problemas a los que se enfrentan los psicólogos en el ámbito de la asistencia


pública de la salud no pueden atribuirse por entero al tipo de demanda (que se
diferencia de la de la clínica privada) y a las dificultades que plantea la clientela de
bajos recursos que acude al sector público, ni tampoco a los problemas
relacionados con la estructura y la organización de los servicios. Se entiende que
la raíz de estas dificultades debe buscarse en los aportes teóricos y
prácticos en los que se basan los modelos de actuación de los psicólogos,
en su identidad y cultura profesional y en las expectativas que la sociedad
tiene con relación a su papel en el ámbito de la salud. Es ahí donde se puede
encontrar la raíz de los fracasos vividos por los psicólogos y de su dificultad para
pensar y ofrecer alternativas de trabajo acordes con las necesidades y
características de la población, es decir, formas de actuar más amplias que las
que suelen aprenderse tradicionalmente durante su formación académica.

Nuestra enseñanza valoriza demasiado al psicólogo como profesional


liberal, de manera que esta representación constituye un fuerte polo de atracción
para quienes eligen la profesión. Como dicha enseñanza está fuertemente teñida
por el referencial psicoanalítico, nuestros currículos reflejan y producen un
modelo de actuación profesional (la psicoterapia individual de base
psicoanalítica) que se tornó hegemónico en nuestro campo, proporcionando
definiciones extremamente limitadas de lo que es una intervención psicológica y
de cuál es el campo concreto de la práctica del psicólogo.

Cuando los psicólogos trasladan sus técnicas y teorías psicológicas a la atención


de los usuarios que frecuentan las instituciones públicas de salud, quienes en
general pertenecen a las clases populares, parten del supuesto de que esta
población comparte la misma visión del mundo, las mismas
representaciones antes mencionadas y el mismo modelo de subjetividad que
brindan sustento a sus formas de actuación. Sin embargo, muchos autores ya
han observado que existen diferencias culturales entre terapeutas y
pacientes, que estos no tienen las mismas representaciones sociales ni el mismo
modelo de subjetividad. Así, se establece una verdadera ruptura entre las
propuestas de los profesionales de la psicología y los objetivos de los
usuarios, lo que deriva en un gran número de abandonos del tratamiento y en la
reducida eficacia de las terapias utilizadas por los psicólogos.

En psicología, los currículos se presentan muchas veces como una serie de


disciplinas estancadas y descontextualizadas que terminan por aumentar el
aislamiento del psicólogo en el ámbito de la salud. Pensamos que la solución no
debe buscarse en nuevas organizaciones profesionales, a pesar de que sería
beneficioso realizar algunos cambios en el orden actual de las distintas disciplinas.
Antes se debería repensar la actitud pasiva que tenemos, sabiéndonos
consumidores acríticos de cosas creadas en otras realidades. No obstante, el
mayor problema no es la importación de la teoría en sí, sino el pensar que
tiene carácter universal, es decir, que se pueden aplicar de manera
generalizada, rígida y estricta los procedimientos clínicos a todos y cada uno
de los mismos grupos sociales y culturales, y que dichos procedimientos
tienen una eficacia intrínseca.

En Brasil una parte de los cursos de psicología proporcionan al


estudiante lo siguiente: 1.Patrones técnicos de cuidado y de reproducción de la
despolitización del psicólogo que aumentan la distancia entre la psicología y los
problemas objetivos de la sociedad, generando una ruptura entre las necesidades
sociales y el saber técnico ofrecido al psicólogo, y un desconocimiento de la
función ideológica de su trabajo (adaptación y ajuste); 2.una visión
fragmentada, con un currículo inadecuado para la adquisición de conocimientos
específicos para la actuación en el ámbito de la salud. Además de eso, docentes
sin experiencia de trabajo en las UBS y en los problemas de la salud pública
brasileña, sin interés en estudios, investigaciones y práctica s supervisadas en el
área; 3.una imagen social de la profesión imbuida por e l ideal profesional
liberal (psicoterapeuta) con un modelo de actuación reducido y una visión elitista
del mundo.

Así, se puede afirmar que el trabajo del psicólogo en el SUS debe estar
centrado en algunos puntos fundamentales:

•Saber identificar cuáles son los problemas que requieren atención prioritaria
dentro de la comunidad en la que se trabaja, es decir, conoce r los problemas
más frecuentes, determinar las necesidades de salud de la comunidad y ser un
detector de problemas. Es importante estimular la participación de los usuarios
como identificadores de problemas y multiplicadores de soluciones. No obstante,
la necesidad de salu d no puede ser entendida como un concept o unívoco, pues
no se traduce de la misma forma en cada clase, fracción de clase o grupo social.
Se entiende, además, que las diferentes concepciones de lo que constituye una
necesidad de salud repercuten en el modo en que las personas se relacionan con
el servicio de salud y en lo que definen como prioridades sanitarias.

•Desarrollar actividades de promoción de la salud en contextos particulares.


Mediante la educación en materia de salud se busca comprender las causas de
los problemas de salud y hallarles soluciones mediante un intercambio entre el
saber científico y el popular, es decir, un diálogo, un traspaso de saberes. Tal
postura difiere del concepto de educación caracterizado por la búsqueda de una
modificación de hábitos y comportamientos perjudiciales por imposición de los
conocimientos del técnico o experto en el área de la salud. En cambio, dicha
postura promueve el desarrollo de actividades fuera del ámbito institucional, aspira
a adecuar y flexibilizar el entorno terapéutico (setting) en su s intervenciones, y se
preocupa por los aspectos éticos de los compromisos sociales y políticos.

•Evaluar continuamente los resultados de su intervención y la calidad de la


atención prestada.

Para eso es necesario desarrollar la metodología y los indicadores adecuados


para los servicios de psicología, lo cual permite proponer por último
modificaciones en la práctica y en los servicios.

Finalmente, creemos que es necesario cuestionar las formas instituidas en los


currículos, las cuales producen una acumulación de conocimientos que se
consideran absolutos y que se utilizan como instrumento de poder y control social.
Cualquier transformación en este campo exige, pues, la deconstrucción de sus
supuestos básicos, de una visión naturalista y privatista del hombre. Así, los
psicólogos podrán ser más útiles en el ámbito de la asistencia pública de la
salud a partir del momento en que su cultura profesional comience a
fortalecer modelos de intervención de más amplio alcance en el que puedan
ser reconocidos como trabajadores de la salud pública preocupados por la
promoción del bienestar de la población.

Una opción para la identidad profesional del psicólogo


Se observa con frecuencia que el psicólogo se olvida que él mismo puede ser
sujeto de investigación. La semejanza básica entre el psicólogo y su cliente
radica en que las condiciones y factores que influyen en el cliente pueden también
influir en él.

Por el contrario, los psicólogos participan en las escenas que observan y su


actividad científica y profesional está íntimamente ligada al contexto
sociocultural. Como señala Smedslund (1972), se puede, deliberada y
temporalmente, romper esta liga pero no se puede pretender ignorarla.

Dada la naturaleza de los problemas a los que se enfrentan los psicólogos, se


concibe una realización profesional íntegra, respaldada en un alto nivel de
compromiso, conciencia y responsabilidad social. Conjugar una ciencia del
hombre y preservar al mismo tiempo los valores y las características que hacen
del hombre una persona, es el reto actual.

El problema del psicólogo reside en comprender la naturaleza social de


los valores y la interrelación de la libertad del individuo con esos valores; "...
el cumplimiento de nuestra responsabilidad social en un sentido positivo
dependerá de la manera en que nosotros como psicólogos resolvamos este
problema de la relación entre la libertad individual y los valores sociales"
(May, 1968, p. 285).

La responsabilidad social del psicólogo no es controlar y manipular a


otros; tal rol actuaría en contra de la dignidad del ser humano. Por el contrario,
requiere de una ciencia que preserve los valores y las características
distintivas que hacen del hombre una persona.

¿Qué tipo de persona es el psicólogo?; ¿Qué proceso de crecimiento se da en él a


lo largo de su formación profesional?, ¿Qué cambios ocurren en la estructura de
su personalidad como resultado de esa actividad profesional?; ¿Existe una
relación formativa o deformativa en la persona que estudia psicología? En síntesis:
¿El estudiante, en el periodo de formación académica logra estructurar un
sentimiento de identidad como profesional de la psicología, el yo como
psicólogo?
Habrá entonces que considerar tres factores en la formación de la identidad
profesional:
1. El individuo, psicólogo, con su historia (identidad del yo como
psicólogo).
2. 2. La psicología con su historia como profesión dentro de un contexto
institucional específico (identidad del grupo de psicólogos).
3. 3. Ambos en el contexto social actual (mundo profesional).

El Yo se entiende aquí como la suma de los sentimientos, emociones,


impulsos, deseos, capacidades, talentos y fantasías que el individuo identifica
como algo propio, experimentando la sensación: "ese soy yo".

La palabra "Yo" se emplea para denotar un conjunto de procesos psicológicos


como pensar, percibir, recordar, sentir, que tiene una función organizativa y de
regulación en relación con el Self y que son responsables del desarrollo y
ejecución de un plan de acción para satisfacer, por un lado, los impulsos internos
y, por otro, las exigencias ambientales. Self indica las formas en que el individuo
reacciona, se percibe, se piensa y se valoran y cómo, a través de diversas
acciones y actitudes, trata de estimularse o detenerse.

El Self es por lo tanto un concepto intermedio entre los relacionados con los
fenómenos intrapsíquicos en los concernientes a la experiencia interpersonal. La
identidad contiene dos aspectos: uno referido al Self y otro referido al Yo y
vinculado con la función sintética del mismo (Gringberg y Gringberg, 1971).

En su periodo de formación académica el estudiante alcanzará a estructurar un


sentimiento de identidad como profesional -el Yo como psicólogo- siempre y
cuando se dé en él un proceso integrativo-sintético que involucra los siguientes
factores:
1. Formación curricular (Yo-teórico).
2. Experiencia profesional (Yo-empírico)
3. Desarrollo personal (Yo-individual).

Posteriormente, en el ejercicio profesional, el psicólogo podrá fungir como


agente de cambio social en la medida en que crezca como persona, tome
conciencia y sentido de responsabilidad social a través del trabajo y la reflexión
constante de su experiencia en grupos de psicólogos; es decir, cuando consolide
un sentimiento de identidad como psicólogo en los niveles individual y
grupal, y por ende cuando desarrolle la personalidad social; lo que Mendel
(1980) denomina el Yo de lo político.

El modelo de desarrollo encaminado a la formación de identidad profesional del


psicólogo debe aludir a la relación del hecho social e individual con lo institucional.
Por otro lado, para desarrollar su Yo como psicólogo, el individuo en busca de su
identidad profesional, en un constante esfuerzo por definirse, sobredefinirse y
redefinirse a sí mismo, debe abocarse al análisis de su personalidad como parte
de su entrenamiento, para no proyectar su propia patología en el ejercicio
profesional. Por medio del análisis, de la psicoterapia, debe desarrollar
conciencia sobre las motivaciones, necesidades, actitudes y valores que rigen su
vida como persona y como profesional, con el objeto de asumir su ser
responsable.

Asimismo, a través del análisis el psicólogo debe desarrollar su capacidad para


establecer vínculos de afecto maduros. Un compromiso profundo con el otro;
las experiencias y los valores de una vida compartida enriquecen la relación y
protegen su estabilidad.

Ojo El estudiante en proceso de desarrollo como psicólogo, a través de la


reflexión constante y la concientización de su rol profesional, se encamina a la
integración de sus conocimientos, experiencias y características individuales y por
ende a la identidad profesional como psicólogo.

Es importante remarcar que el psicólogo, como cualquier ser humano, desarrolla


una personalidad individual, producto de lo psicofamiliar. La personalidad
social sólo se desarrolla voluntariamente, se adquiere en el trabajo profesional,
en la toma de conciencia en grupos de iguales y a través de un proceso de
reflexión.

Es claro que esta profesión nueva exige una ética profesional que cada día
debe esclarecerse y precisarse. La especificación de esta moral está
relacionada con situaciones humanas características de ella, como por ejemplo el
caso del secreto profesional a la luz de una entrevista o de un consejo
psicológico, en el caso del tratamiento psiquicoclínico, en el psicoanálisis de
diversos tipos y en la psicoterapia individual o colectiva.

Los psicólogos profesionales deberán unirse para formar el cuerpo colegiado


capaz de defender sus derechos y mantener en todo instante el decoro y
prestigio mediante exigencias académicas y aplicaciones jurídicas y morales así
como estímulos y recompensas para sus miembros.

Es preciso que un profesional se encargue de expresar científicamente el modo de


relacionarse que tenemos los humanos. Es menester, como ha dicho un eminente
psiquiatra contemporáneo, pasar de la oscuridad del arte a la
luminosidad de la ciencia.
Ojo Es decir, que además del arte de la entrevista y de la conversación, de los
consejos y del lenguaje, debe haber principios que expliquen con carácter
predictivo la conducta de las relaciones interpersonales tan diversas como
valiosas.

Ética profesional del psicólogo


Entre las principales exigencias de toda profesión debe señalarse el
cumplimiento de las normas éticas aplicables a la situación humana propia
del profesionista. Es un problema de ética especial y aplicada, porque no se
refiere al conjunto de deberes morales que rigen a todo ser humano, sino
precisamente a las obligaciones contraídas por el solo hecho de haber
abrasado determinada profesión. Tan esencial e indispensable es para el
profesionista dar cumplimiento a estas exigencias, que su abandono produciría
ineludiblemente la ruina de su profesión.

La profesión psicológica merece el mayor respeto y justo prestigio por la índole


misma de los asuntos directamente humanos que tiene encomendados. El
ejemplo personal es incuestionablemente la mejor garantía de ese prestigio. Tanta
mayor estimación tendrá el pueblo hacia la profesión psicológica cuanto más
puntualmente se realicen en cada profesionista psicológico los ideales éticos que
requiere la estructura misma de su vocación.

En dos capítulos principales podría examinarse la responsabilidad moral del


psicólogo; el primero consagrado a la etapa de formación y el segundo a la época
del ejercicio de su carrera.
La ética profesional inicia sus exigencias y requerimientos en los años escolares,
particularmente en la etapa de los estudios que constituyen la Carrera
Universitaria.

El psicólogo tiene que ser un experto. Esta calidad implica una amplísima
cultura general y además una especialidad en la que el dominio de la técnica
respectiva se sobrepone la prudente visión del que sabe muy bien su teoría y
posee una valiosa experiencia práctica.

El buen estudiante ha empezado a dar cumplimiento a la exigencia ética


primordial del futuro profesionista. El mal estudiante ha iniciado el fraude a la
sociedad que significa el conjunto de errores y fracasos que espera el falso
experto, al guía ciego y al pésimo consejero que se atreva a enmascararse con la
noble denominación de profesionista, maestro o doctor en la rama respectiva.
Las instituciones culturales, como nuestra Casa de Estudios, deben estar
organizadas de tal manera que por el bien del pueblo, haga imposible el acceso a
los títulos profesionales a los grados académicos a quienes con la mediocridad
manifiesta de sus trabajos y exámenes escolares no brinden a la sociedad la
garantía de una sólida preparación intelectual y moral.
Por lo que toca al ejercicio de la profesión, conviene declarar con toda franqueza
que su servicio social exige una constante renovación del saber adquirido en la
preparación remota. El título o el grado académico no significan necesariamente
que sus titulares están listos para resolver cualquier problema específico dentro de
la carrera.

Constituyen más bien una expresión del conjunto de esfuerzos para haber reunido
las armas o instrumentos para emplearlos en el instante y en el modo más
adecuado a cada situación humana.

La ética profesional resulta entonces una verdadera casuística, en la que el “ojo


clínico” profesional, la prudencia del consejo del hombre experimentado y el
dominio de la técnica se conjugan para ofrecer una solución clara, sabia, oportuna
y práctica.

La Ética Profesional es una rama de la Ciencia Filosófica. Por esta razón en


nuestro Plan de Estudios vigente se considera parte indispensable dentro del
programa de la asignatura que se denomina: “Filosofía de las Ciencias Filosóficas
y Ética Profesional del Psicólogo”.
Por ningún motivo debe considerarse entre las materias optativas. Pero es claro
que el solo estudio de los principios morales no es suficiente para lograr su
realización.

Estos requerimientos se enderezan siempre a la voluntad del universitario quien


como buen psicólogo más que ningún otro debe comprender que la forja de los
hábitos bondadosos que generalmente se llaman virtudes morales solamente
puede lograrse por el camino del sacrificio personal, en un plano
evidentemente se encuentra mucho más allá del principio del placer.

Esta es la nueva vía psicológica y psicoterápica que toma en cuenta no sólo la


dinamia psicobiológica sensorio-afectiva sino también la energía espiritual
intelecto-volitiva abierta al mundo de los valores de la cultura.

Por último el secreto profesional puede ser el mismo secreto confiado pero en
situación de experto a quien se consulta precisamente por esta calidad de
profesionista. La obligatoriedad de guardar este secreto surge de la misma
situación aunque no se haya confiado o prometido expresamente.

Por supuesto que su mejor aval consiste en la buena intención del experto
psicólogo, cristalizada en una actitud ejemplar y prudente de quien habiendo
cumplido con el requisito de una sólida preparación universitaria ha forjado con su
conducta recta y actitudes humanistas el justo título de profesionista en el
complejo mundo de las relaciones interpersonales y de los profundos e íntimos
afanes humanos, fecundos en realizaciones maduras pero también en conflictos
internos productores de normales o anormales desenlaces.

ALFREDO GUERRERO TAPIA


(Coordinador)

Responsabilidad social. Se aborda el aspecto de la sociedad mexicana.


No solo ve los problemas locales; sino atiende a los procesos de integración
regional, globalización de la economía. Transición a la democracia, y desarrollo
científico-técnico. Nuevas condiciones legales que normativicen el ejercicio
profesional, nuevas relaciones del profesionista en su mercado y campo de
trabajo. Las especificaciones de su código ético. Formación polivalente. Formación
interdisciplinaria (diferentes áreas de formación: educativa, social, clínica, del
trabajo y nuevas prácticas formativas).
El psicólogo se inserta en el sector terciario o de servicios, de la economía. Se
desempeña en sectores educativos y de la salud del sector público.
Estructuraciones distintas entre práctica y ejercicio profesional (reto al futuro).
Planificación de un desarrollo que contemple ambas.
Mercados inestables, contraídos y altamente competitivos. Dos campo de estudio:
la educación y la salud. Buscar una nueva identidad.
Formación polivalente, actuación profesional flexible y de calidad, ligado a las
problemáticas psicosociales emergentes y estructurales de la sociedad mexicana
en sus diferentes estratos sociales.

Incluir una diversificación de campos problemáticos ante la nueva realidad que se


vive, así como diversificar las metodologías y tecnologías con las que actualmente
se forma el psicólogo.
Atención a las necesidades sociales.
Responsabilidad social. Se aborda el aspecto de la sociedad mexicana.

No solo ve los problemas locales; sino atiende a los procesos de integración


regional, globalización de la economía.

Transición a la democracia, y desarrollo científico-técnico. Nuevas condiciones


legales que normativicen el ejercicio profesional, nuevas relaciones del
profesionista en su mercado y campo de trabajo. Las especificaciones de su
código ético. Formación polivalente. Formación interdisciplinaria (diferentes áreas
de formación: educativa, social, clínica, del trabajo y nuevas prácticas formativas).

El psicólogo se inserta en el sector terciario o de servicios, de la economía. Se


desempeña en sectores educativos y de la salud del sector público.
Estructuraciones distintas entre práctica y ejercicio profesional (reto al futuro).
Planificación de un desarrollo que contemple ambas.

Mercados inestables, contraídos y altamente competitivos. Dos campo de estudio:


la educación y la salud. Buscar una nueva identidad profesional.

Formación polivalente, actuación profesional flexible y de calidad, ligado a las


problemáticas psicosociales emergentes y estructurales de la sociedad mexicana
en sus diferentes estratos sociales.

Incluir una diversificación de campos problemáticos ante la nueva realidad que se


vive, así como diversificar las metodologías y tecnologías con las que actualmente
se forma el psicólogo.

ANALÍZAME

Paul Vitti le pide a Jimmy sutilmente que le busque un psicólogo y este, le


recomienda al doctor Sobel, con el que había tenido un incidente sin importancia
anteriormente. El doctor Sobel había chocado con la parte de atrás del coche en el
que se encontraba Jimmy y al volante, otro de los gualdaespaldas de Vitti. Esto
fue debido a un despiste en su conducción mientras discutía con su hijo, si
envidiaba a su padre o no por su acuciante éxito en su misma profesión, ambos
psicólogos.

La trama de la película se basa principalmente en la peculiar relación médico-


paciente que establecen el doctor Sobel y Paul Vitti. El hecho anterior será crucial
para que Vitti acabe visitando al doctor Sobel en su consulta. Vitti comienza
dirigiéndose al doctor Sobel como si los hechos y las sensaciones que le relata
pertenecieran a otra persona distinta de sí mismo, pero pronto el doctor determina
que es él, quien se encuentra en esa situación. Por esto, Vitti queda maravillado
con el doctor Sobel (como vemos en su intervención: “Sí, es bueno”) y Sobel
sorprendido puesto que no lo ha tratado aún. Todo esto ocurre, después de que
Vitti en medio de la conversación, le hubiera sonsacado al doctor, el lugar donde
iba a irse de vacaciones con su familia, Florida.

Aquí os dejo la escena de la película en la que sucede:

Una vez que ha visitado al doctor Sobel, Vitti sigue con su vida y justo cuando está
practicando sexo con una amante sufre un gatillazo, por lo que viaja a Florida para
ver urgentemente al doctor Sobel. De noche, los hombres de Vitti lo sacan de la
cama y lo llevan ante él. Sobel muestra su enfado por las maneras pero aún así, le
escucha. En la conversación Vitti le deja claro que debe fortalecerse o dentro de
dos semanas, las “alimañas” (hombres mafiosos) con los que trata irán por él al
verle débil. Si bien es cierto que Primo Sindone, el mayor rival de Vitti desde
pequeño y también capo, fue el que ordenó su muerte y la de Dominique.

Finalmente, el doctor Sobel relaciona el sueño de Vitti de la leche negra con el


suyo propio, en el que después de morir él (en la escena que parodia a “El
Padrino”), Vitti se arrodilla entre lamentos diciendo: “Papá, papá”. Tras esto,
concluye que los ataques de pánico de Vitti son producto de su relación
paternofilial.

ASPECTOS PSICOLÓGICOS

Toda la película está establecida en base a la extraña relación médico-paciente


entre Paul Vitti y el doctor Sobel como os he comentados antes. He dicho extraña,
puesto que Vitti es uno de los capos más importantes de la mafia neoyorquina y
Sobel un psiquiatra común. ¿Cómo conseguirá Vitti evitar sus diagnosticados
ataques de pánico sin sincerarse del todo con su doctor? Y… ¿cómo logrará Sobel
ayudar a Vitti sin que este le pegue un tiro? Los problemas que merodean en la
cabeza de Vitti son de vida o muerte puesto que, como consecuencia del estado
de debilidad en el que se encuentra con sus ataques, puede perder su dominio en
el negocio de la mafia. Lo puede perder a manos de Primo Sindone, quien anda al
acecho intentado matarle (como vemos en el hotel de Florida cuando manda a uno
de sus hombres). No obstante, a diferencia de otras películas de “gánsters”, los
tiroteos y la muerte no son muy relevantes. He de destacar la escena parodiada
de “El Padrino”.

Sin embargo, los problemas que acucian al doctor son referentes a su familia.
Sobel pretende casarse con Laura MacNamara (Lisa Kudrow), más conocida por
mí por su papel como Fiby en la serie televisiva “Friends” (la 1ª chica empezando
por la derecha).

Considero que estos personajes de mundos totalmente opuestos tienen una gran
y clara coincidencia en “querer ser como sus padres”. Esto lo vemos prestando
atención a las relaciones que ambos han mantenido con sus padres (en el caso de
Vitti cuando recuerda el momento de la muerte de su padre).

En la escena inicial de la película vemos como el hijo del doctor le dice que está
furioso por tener que ir a la fiesta de su abuelo y que su mamá piensa que está
celoso de él. Es en este momento cuando Sobel se distrae, pierde el control y
tiene un choque leve con Jimmy. Posteriormente ya en la fiesta, se ve al padre de
Sobel como un psicólogo exitoso, que publica libros y lleva tras de sí una gran
masa de gente. El aspecto importante viene cuando su padre le pregunta al doctor
que tal le va con la consulta y este le miente, “tengo pacientes interesantísimos”.
Es en este punto donde observamos que Sobel siente frustración con sus
pacientes y cierta envidia por la vida de su padre. Además en la escena en la que
Paul y Ben intercambian sus papeles médico-paciente, Vitti logra desenmascarar
un poco ese sentimiento de Sobel hacia su padre cuando este cataloga su relación
con él como un problema personal. Probablemente esa frustración sea porque el
doctor considera que no tiene ningún reto profesional al que enfrentarse,… hasta
que aparezca Vitti.

El caso de Vitti no va muy desencaminado del de Sobel. Le confiesa que de


pequeño su padre le llegó a pegar unos cachetes dado que iba con una banda de
maleantes haciendo gamberradas. Seguramente, este era justo el acontecimiento
previo a convertirse en un mafioso como lo era su padre. No obstante, Vitti se
enfadó con él y mientras cenaban en un lujoso restaurante, observó que el
camarero que les iba a servir llevaba unos pantalones muy buenos para serlo. Vitti
calló por el enojo y de repente, el “camarero” disparó contra su padre. Él murió y
Vitti fue escondiendo su sentimiento de culpabilidad, por haber callado y no haber
avisado a su padre a tiempo, hasta que comienzan sus ataques de pánico, conoce
al doctor Sobel y finalmente, se lo confiesa. Me gustaría hacer un inciso en esta
escena, también graciosa puesto que los hombres de Vitti se enzarzan en un
tiroteo con los de Primo Sindone mientras Vitti lloriquea tras un coche y el doctor
Sobel le anima a disparar. Comentaros que es curiosa la enorme influencia que
causa sobre nosotros los paisajes que estamos acostumbrados a ver, el lugar
donde nacemos, nuestra familia y las personas que nos rodean (desde el aspecto
más específico al más general). Tal ejemplificación la encontramos como digo, en
Vitti y Sobel, hombres que quisieron ser como sus padres y también, en algo como
el cambio en la forma de diagnosticar de Sobel tras haber tratado a Vitti:

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