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masoneriacristiana.net/2015/02/quien-es-san-andres.html
Parece, pues, interesante aclarar la figura de este gran santo y Apóstol que ocupa un
lugar bisagra en el seno del sistema fundado por Jean-Baptise Willermoz.
San Andrés (+62), hermano de san Pedro, es el primero de los Apóstoles que conoció a
Jesús-Cristo tras su bautismo a orillas del Jordán. No obstante, su llamada definitiva no
se produce hasta el momento en que Jesús le vuelve a encontrar con su hermano Simón,
lanzando las redes para pescar, en el mar de Galilea, y les dice a los dos: “Seguidme, yo
os haré pescadores de hombres”.
Al día siguiente, amenazado de nuevo, le dijo al juez: “ Este suplicio es el objeto de mis
deseos; mis sufrimientos durarán poco, los vuestros durarán eternamente si no creéis en
Jesús-Cristo”.
El juez, irritado, ordenó conducirle al lugar del suplicio. Durante el camino, el Apóstol
consolaba a los fieles, aplacando su ira y haciéndoles partícipes de su felicidad.
Cuando de lejos vio la Cruz, clamó en voz alta: “ Yo os saludo, oh Cruz consagrada por el
sacrificio del Salvador; tus preciosas perlas son las gotas de su sangre. Vengo a ti con
alegría, recibe al discípulo del Crucificado. Oh buena Cruz, tan largamente deseada, tan
ardientemente amada, dame a mi divino Maestro. Que por ti sea admitido a la gloria de
Aquel que por ti me ha salvado”.
Se despoja de sus vestimentas, las reparte a los verdugos, después fue atado a una cruz
de forma particular, llamada desde entonces cruz de San Andrés. El Santo, desde lo alto
de la Cruz, exhorta a los fieles, predica a los gentiles, los conmueve a todos. Una media
hora antes de su último suspiro su cuerpo fue inundado de una luz celeste que
desapareció cuando falleció.
Como dijo Willermoz, San Andrés “figura el paso de la antigua ley a la nueva ley cuando
abandona a su primer maestro Juan el Bautista para seguir eternamente a Jesús-Cristo”,
recordándonos que la Nueva Alianza está ligada y unida a las alianzas anteriores que
reincorpora y “realiza”, pero que la Encarnación de Jesús-Cristo manifiesta no solamente
la continuidad de las promesas que establece sobre el plano celeste y divino sino que
ante todo funda para siempre la “Alianza eterna” (Hebreos 13:20), Alianza perfecta, muy
superior a la antigua, la Nueva Alianza que libera a la raza de Adán por efecto de la nueva
ley de la gracia.
Nota :
[1]. Pierre Chevallier, Louis Mathias de Barral, antiguo obispo de Troyes, franc-masón del
Rito Escocés Rectificado, y un documento inédito sobre el Rito Escocés Rectificado (carta
de Jean-Baptiste Willermoz); Mémoires de la Société Académique de l’Aube, t. 104
(1964‑1966), pp. 195‑213.
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