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-DE-
DERECHO CIVIL FRANCÉS
TOMO!
POR
FRAN<;OIS LAURENT
Profesor de la Universidad de Gante
Págs.
Prefacio r
I NTRODUCCI ON
§ LA CUDIFICACléJ>!.
l°
Págs.
1 Derecho Antiguo.
30 Necesidad del estudio histórico del derecho.
Fuentes. " . . ... ... . . .. . . . . . . . . .. ... 44
31 Derecho romano.. . . . . . . .. . .. .. . . . . . ... 45
32 Costumbres........................... 46
11 Derecho lVfoderno.
33 Derecho intermedio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
34 Trabajos preparatorios del código civil. . . . 48
35 Repertorios........................... 49
36 Tratados, comentarios y jurisprudencia. . . 49
INDICE DE MATERIAS
Págs.
TITULO PRELIMINAR..
PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES.
CAPITULO PRIMERO.
DE LA SANCIÓN, PRO'WLGACIÓN Y PUBLICACIÓN DE LA LEY.
§ 10 Definición.
I Clasificación.......................... 5I
2 Definición de la ley. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5I
3 El derecho y la ley. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
4 El derecho es anterior á la ley. . . . . . . . . . . 52
5 La leyes la expresión del derecho. . . . . . . . 53
§ 29 De la sanción y de la promulgación.
6 Sanción de la ley. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
7 La sanción d3. la fecha á la ley.... . . . . . . 54
8 Promulg,!-ción de la ley. . . . .. ...... .... 54
9 Origen de la distinción entre la promulga-
ción y la publicación. Decreto de 9 de
Noviembre de 1789.... .. . ..... .. .... SS
10 Ley del 14 frimario, .año·!l, constitución
del año IlI. . . . . .. . .. .. . . ... ........ 56
11 Constitución del año VIII y Código civil. . ,S-6
12 Efecto de la promulgación. .. . .. . ... . . . . 57
13 La promulgación y el registro. . .. ....... 57
14 La promulgación es un acto del poder eje-
cutivo y un acto forzoso. . . . . . . . . . . . . . 58
15 Segundo efecto de la promulgación...... 58
§ 39 De la publicación de las leyes.
16 La publicación de 'derecho y la publicidad
de hecho.... . . . . . . . .. . . . . . .. . . . ... . 59
17 Necesidad de una notificación colectiva.... 60
18 Ley de 9 de Noviembre de 1789 ....... 61
19 Código civil y ley belga de 28 de Febrero de
1845. La publicación fundada en una
presunción .................... , . . . . . 61
INDICE DE MATERIAS
Págs.
20 El j}fo1titor ocupa el lugar de El Boletín
Oficial y el plazo variable es reemplazado
por un plazo único .................. 62
21 El plazo puede abreviarse. . . . . .. ....... 63
22 Publicidad de hecho bajo el régimen cons-
titucional. . . . . . . . . . .. .............. 63
23 Efecto de la publicación ............... 64
24 En qué sentido no excusa la ignorancia del
derecho. .. . . . . . . . .... .. .... . . . . . . . . 65
25-26 El artículo rO del Código civil. ... : ... , . .. 66
27-28 Las leyes promulgadas, pero no publica-
das, no pueden ejecutarse. . .. . ...... 67-68
29 La diferencia entre promulgación y publica-
ción está fundada en razón. . . . . . . . . . . . 69
Págs.
37 Las partes pueden derogar las leyes con-
cernientes á los contratos .... : . . . . . . . . 79
38. 39-4° No pueden derogar las leyes concernientes
al interés general. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 80-81
41 Las nulidades no pueden establecerse sino
por la ley. En qué sentido dice el axio-
ina que son odiosas. . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
42 No siempre debe el legislador sancionar la
ley con la nulidad ............... '. . . . . 83
43-44 El Código no contiene un sistema comple-
to de nulidad, sino en materia de matri·
monio y de testamento............... 84
45 El juez puede declarar la nulidad, en virtud
de la voluntad tácita del legislador . . . . . . 85
§ }9 Prillcipios generales
73 Propónese la cuestión. Dificultad de la ma-
teria ..... , .... _. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . 117
74-75-76 De las leyes personales y de su efec-
to. .. . .... _............... '" . II7-1 19-12Q
77 Los extranjeros están sometidos á las leyes
de policía ................. _. _ '" . .. . 121
78 Y á las leves reales .. _......... _. . . . . . . 122
79 Diferenci~ entre la cuestión de los derechos
que gozan y la de la realidad, ó la perso-
nalidad de las leyes. . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
80 Del principio locus regít actum . ..... _. . . 125
81-82 Los principios establecidos por el código
están incompletos, y los que tomó del de-
recho antiguo dan lugar á dificultades,
algunas veces insolubles ............. 127-13°
INDICE DE MATERIAS
P;;iI'.
§ J9 De los estatutos reales
N úm. lo De las formas instrumentales.
99 El principio locus ,-egil actum se aplica á las
actas auténticas, pero no á los actos so·
lemnes, en el sentido de que los contra·
tos para los que el estatuto personal pres-
cribe la autencidad, deben celebrarse en
todas partes, en la forma auténtica; mas
para esta fOrIpa se observa la ley del lu-
gar.. . . . . .. .. . . . . . . . . . .. . .. . . . . . . . . 169
100 De las formas del testamento ológrafo he-
cho por el francés en el extranjero, y por
el extranjero en Francia. . . . . . . . . . . . . . 173
101 El principio locus regit actum 'se aplica á
las actas firmadas en papel simple. . . . . 177
102 No se aplica á las formas habilitantes que
afectan el estado personal, ni á la trans-
cripción, la cual se rige por el estatuto
real. ... . ... . .. . .... ... . . .. ....•.. .. 179
r03 ¿ Porqué ley se rigen las formalidades llama-
das intrínsecas? ..•.............. '. . . • r80
104 Efectos de los contratos ............... 181
Núm. 2. Leyes de policia.
105 ¿ Qué se entiende por leyes de policia?. .. r8s
106 La ley de 26 germinal año XI es una ley de
policía? ................. : ....... , . . 185
107 Otras aplicaciones hechas por la jurispru-
dencia francesa.. . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. r87
Núm. 3. Leyes concernientes á los inmuebles.
108 Las leye.s sobre las sucesiones son un esta-
tuto real.... . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . 188
109 Conforme á los verdaderos principios, for-
man un estatuto personal.... . .. . . . . . . 190
IIO Lo mismo sucede con el articulo 907.. .. . 193
IlIYconeI908 .......................... 194
INDICE DE MATERIAS 653
Págs.
112 Y con la prohibición impuesta á la mUjer
de obligarse por su marido ............ 195
II3 La prohibición hecha á los esposos de me-
jorarse mútuamente es un estatuto real.
Objeciones contra la doctrina tradicional. 196
114 ¿ La ley que prohibe al marido enajenar los
bienes raíces de la mujer, es un estatuto
real? .............................. 198 .
lIS ¿ La ley que declara· no enajenables los fon-
. dos dotales, es un estatuto real? .. _ ... 198
116 La ley que concede una hipoteca á los me-
nores y á las mujeres casadas, es real? . 200
Pág••
los intereses particulares, pero sin vulne-
rar un derecho ..................... 256-257
162 El legislador no se encuentra atado por el
derecho de propiedad, y puede retro-obrar,
con tal que no vulnere ese derecho.... . 258
164 al 166 ¿ Cuándo puede el juez aplicar una ley al
pasado? Diferencia entre el poder del juez
y el del legislador. .................. 259-261
167 Las leyes que no son nuevas rigen necesa-
riamente el pasado; tales son las inter-
pretativas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .... 262
168 Y las leyes que sólo tienen por objeto for-
mular los principios antiguos. . . . . . . . . . 263
SECCiÓN H.-De los derechos del estado personal
§ I \> Principio.
169 Las leyes que conciernen al estado de las
personas rigen siempre el pasado...... 265
170 Los actos jurídicos practicados en virtud de
la ley antigua, son válidos por ser confor-
mes á la ley .................... , . . . . 266
§ 2. Aplicación.
Núm. 1. Naturalización.
171 Una ley que cambia las condiciones de la
naturalización, se aplica á todos los que
no la han adquirido conforme á la ley
antigua. . . . . . . . . . . . . . .. . ...... .-.... 267
172 Los extranjeros naturalizados según la ley
antigua conservan su estado, sin que pue-
da decirse que este estado constituya un
derecho adquirido .......... , .... , . . . . 268
Núm. 2. Matrimonio.
173 Respecto á las condiciones de matrimonio,
se sigue la ley nueva. Los con traídos ba-
jo el domimio de la antigua permanecen
válidos ............... , ............. 269
INDICE DE MATERIAS
P:if.¡¡:I.
174 La prueba del matrimonio se hace confor-
me á la ley antigua. iPor qué?... .... 270
175 La capacidad ó incapacidad de la mujer se
arreglan por la ley nueva.... . . .. . . .. . 271
176 Los actos jurídicos practicados por la mujer
bajo la ley antigua son válidos. ¿ Por
que?... .. ... . .. .... .. ...... ...... 272
177-178 La mujer incapaz según la ley antigua, se
convierte en capaz en virtud de la nueva. 273
179 El derecho de enajenar los bienes raíces
propios de la mujer no es un derecho de
estado personal. Véase el párrafo 179· 274
180 La facultad de divorciarse ó no, es regida
por la ley nueva ........... ,......... 274
181 Los divorcios declarados bajo la ley anti-
gua se sostienen........ . . . . . . . . . . . . 275
Núm. 3. Menor edad. Patria potestad. Tutela.
Interdicción.
Págs.
N° 2.Condiciones para la validez de los
contratos.
20+ El juez debe aplicar la ley antigua. . .. . . . 301
2°5-206 Aplicación del príncipioá los.convenios ma-
trimoniales. Los arts. 1394 y 1395 del
Código, no son aplicables álos conv"er.;os
celebrados según el derecho antiguo. El
legislador habría podido retro-obrar; el
Juez no ............................ 3°2 '303
Núm. 3 Efectos de los contratos.
207 De la distinción entre los efectos y las con-
secuencias de los contratos.,.... . . . . . . 304
208 La reconducción tácita se rige por la ley
nueva ................... , ......... 305
209 La partición, por la ley antigua. . . . . . . . . . 305
210 Los convenios tácitos se rigen por la ley
antigua ................... _........ 306
a) COlltrato de matrimonio.
211 Los convenios matrimoniales se rigen por
la ley del dia en que se verificó el acto. . 307
212 Los derechos de supervivencia, por la ley
antÍgu;J.; y sucede lo mislllo con los de la
viuda y de los hijos ................. 308
213 La naturaleza mueble ó inmueble de los
bienes se rige por la ley antigua....... 309
2'4 La ley antigua decide si los bienes ganan-
ciales pueden ser en;:¡jenados por el ma-
rido ..................... ' .......... 310
215-216 La ley antigua es la que arregla la enaje-
nación ó no enajenación de los bienes pro-
pios de la mujer. ................... 31I-3IZ
b) Tra 5 111 isi,ín d¿' los dcra!Los reales.
217 El derecho real, una vez trasmitido, no pue-
de quitársele al que lo adquirió........ 314
218 El legislador puede prescribir las formas de
publicidad á los acreedores hipotecarios
cuyos títulos remontan á la ley antigua
en provecho de terceros ...... .'....... 314
660 lNDICE DE MATERIAS
Págs.
219 L<Aque puede hacerellegislador, ¿lo puede
eljuez?····························3 1 7
220 La ley hil"otecaria no somete á la trascrip-
ción los actos traslativos de propiedad
muebles, efectuados vigente el código. El
legislador habría podido hacerlo sin retro-
obrar ........................ '. .... 318
e) Arrendamiento.
221 El derecho de lanz"r al arrendador se nge
por la ley del dia en que se celebró el con-
trato ..... '.' ........ " . . . . . . . . . . . . . . 320
222 El arrendamiento hecho por elusufructua-
rio se rige por la ley del dia en que se
constituyó el usufructo. . . .. . . . . . .. . . . . 322
Núm. 4. Rescisión de los contratos.
223 La rescisión de los contratos se rige por la
ley, tiempo de su celebración ....... , . . 324
224 El art. 1978 del código no es aplicable á las
rentas constituidas en el antiguo derecho. 325
225 Lo mismo que el art. 959· ........... ·. 326
226 El arto 1912 del Código civil no es aplica-
ble á las rentas constituidas antes de su
publicación. . . . . . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . 327
Núm. 5. Prueba, ejecución y procedimiento.
227 El modo de la ejecución está arreglado por
la ley lllleva.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 330
228 El arto 877 es aplicabie á los contratos ve·
rificados bajo el antiguo derecho...... 330
229 Aplicación del principio al apremio corporal. 33 I
230 Los modos de prueba se rigen por la ley
antigua. . . . . . . . . . . . . . . . .. .......... 332
23 I El procedimiento y las formas se rigen por
la ley nueva. . . . . . . . . .. . . . . ... ... 332
Núm. 6. Prescripción.
232 La prescripción terminada constituye dere-
cho adquirido...... . . . . .. .......... 334
INDICE DE MATERIAS 661
Págs.
Págs.
244-249 La reducción se ejer,"e en virtud de la ley
eXIstente al tiempo de la muerte, ó con-
forme á la vigente en aquel en que se hi-
cieron las liberalidades ............... 349-355
CAPITULO V.-DE LA APLICACIÓN DE LAS LEYES.
~--_._--
INDICE DE MATERIAS
Págs.
Págs.
Núm. 3. Efecto de la interpretación doctrinal.
280 La interpretación doctrinal sólo tIene una
autoridad de razón.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 399
28, De la jurisprudencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 399
~ 2. De la interpretación auténtica.
Núm. 1. Cuándo h~y lug:u á la interpretación auténtica.
282 La interpretación auténtica pertenece al
legislador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403
283 Esta interpretación'era obligatoria confor-
me á la ley de 4. de Agosto de 18.;2. . . . 405
284 Inconvenientes de ese sistema. . . . . . . . . . . 406
285 Sistema de la ley nueva................ 408
Núm. 2. Efecto de la interpretación auténtica.
286 La ley interpretativa rige el pasado. . . . . . 4'°
Pág'.·
pero los que se hacen franceses por la
ley, no gozan de los derechos civiles sino
á contar desde el momento en que adquie-
ren la nacionalidad....... . . . . . . . . . . . 470
321 La nacionalidad del padre determina la del
hijo independientemente del lugar del na·
cimiento .................... " .... 47l
322 Nadie puede tener dos patrias ....... :. . 477
323 El cambio de nacionalidad, cuando es vo-
luntario, exige una manifestación de vo-
luntad, de parte de aquel que adquiere
una nacionalidad nueva.... . . .. ..... 478
324 El cambio forzoso obra aún en contra de la
voluntad de los que cambian de patria.. 479
325 El cambio de nacionalidad no tiene efecto
sino para lo futuro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 480
PágI.
tió la cesión. Aplicación del principio á
los belgas que permanecieron en Francia
después de 1814 Y á los holandeses esta-
blecidos en Bélgic<t. en 1830 . . . . . . . . • • . 523
362-363 Sucede lo mismo con los hijos nacidos du-
rante la unión en el territorio francés .•. 527-529
364 Los que habían adquirido la cualidad de
francés ántes de la unión, permanecen
siendo franceses. . . . .. ... . . . . . . . . . 529
365 Las mujeres de los que pierden su naciona-
lidad por la cesión,la pierden igualmente 530
366 Los belgas que han conservado la naciona-
lidad francesa por el beneficio de la ley
de 1814 no deja.ron de ser franceses, lo
mismo que los habitantes cedidos por los
tratados de 1839 que hicieron la declara-
ción. prescrita por la ley de 4 de Junio de
1839, no han dejado de ser belgas..... 531
Págs.
Núm. l. De la naturalización.
376 La naturalización en pa!s extranjero no ha-
ce que se pierda la calidad de fraIfcés. si-
no cuando ésta es un hecho voluntario. . . 541
377 El francés no pierde su nacionalidad si ad-
quiere solamente el goce de los derechos
civiles en el extranjero. Y por lo mismo
no la pierde por la denización .... _. . . . . 542
37& Pero la pierde si está naturalizado. aún
cuando conserve ánimo de volver. . . . 543
N" 2. De la aceptación de funciones civiles ó militares.
379 El arto 17. aúm 2 y el 21. están abrogados
en Belgica por la ley de 21 de Junio de
186 5 .... _...• _-. . ..... ___ ... _. .... 544
380 La ley de 1865 devuelve la calidad de belgas
á los que la hablan perdido en virtud del
art_ 17. número 2 y del arto 21 . . _. ..... 547
381 Los belgas que toman las armas contra su
patria quedan sometidos á las. leyes pena-
les. . . . .. . ....... - ......... __ . . . . . . . . 547
NI' 3. Del establecimiento en el extranjero
sin ánimo de volver_
382 ¿ Por qué la abdicación tácita produce más
efecto que la expresa? ...... _o o _. . . . . 548
383 El ánimo de volverse presume ..... o.... 549
384 Sentido de la segunda parte del arto 17.·· 550
N" 4. De la mujer francesa que se casa con
extranjero.
385 Se hace extranjera; pero no siempre adquie-
re la nacionalidad de su marido..... 552
386 La mujer menor de edad está sometida al
arto 19 ... - oo.......... o... o- ...... o. 554
387 Li mujer francesa sigue la condición de su-
marido. cuando éste se establece en el
extranjero sin ánimo de volver. . . . . . . . . . 555
INDICE DE MATERIAS 67 1
Págs.
N úm. 5. De la seción de un territorio.
388 Véase la pág. . . . . .. ................. 55 6
§ 2° Consecuencias de la pérdida de la calidad
de francés.
389 El francés que pierde su nacionalidad. pier-
de el goce de los derechos civiles. '" 556
390 La mujer y los hijos pierden los derecho,
civiles cuando pierden la calidad de fran-
ceses. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ...... 558
39 r En general está asemejado á los extranje-
ros. Hay, sin embargo, diferencias.... 558
§ 39 Cómo los <intes franceses recobran su nacionalidad.
N úm. r. Condiciones.
392 Principio y causa. . . . . . . . . .. .......... 559
393 De los que perdieron su nacionalidad por la
naturalización, la aceptación de funciones
civiles, un establecimiento sin ánimo de
volver ........................ , .. , . 560
394 El arto 21 está abrogado en Bélgica .... '" 56I
395-397 De la mujer francesa que se ha casado con
un extranjero........... . ......... 562-564
398 Los hijos conservan su nacionalidad cuan-
do la madre recobra la calidad de fran-
cesa. . . . . . . . . . . . . . .. .... . . . . . . . 565
Núm. 2. Efectos.
399 El art. 20 es la aplicación de un pnnclplO
general. . . . . . .. ............ . . . . . . . . 566
400 Los que recobran la calidad de franceses
son regidos en cuanto al pasddo por la
ley extranjera......... .. .... ...... 5Ó7
SECCIÓN llI. De la privación dó' los derechos civiles
á dr' {OndOla iudicia!.
COJISCCltOl(ia
Págs.
402 Oposición del tribunado ...... " ........ ~69
403 La muerte civil está abolida en Bélgica y
en Francia...... ...... .... ..... .. .. 571
§ 2° De la interdicción legal.
404 Principios del código penal belga........ 571
CAPITULO Il.-DE LOS EXTRANJEROS.
---~------- - . . _~-----~
INDICE DE MAT~RIAS
673
~
436-437 Disposiciones del art. I I . . • . . . . . . . . .612-613 e
2 3 Colment Colmet
13 25 ese .=ste
19 4 basta vasta
52 32 positiva positivas
56 nota ehace hace
65 17 nun capuedt: nunca puede
73 10 Barra Bara
77 27 seda ceda
82 nota Salón Salón
89 9 a lo
89 20 les las
104 33 mismo mis mus
II4 22 se es
126 19 notorio notario
q3 19 ser.sona} personal
145 20 concernienen concíernen
150 última Troplaung Troplon~
'75 2 usa uso
176 8 texta testa
li7 3 estuto estatuto
191 30 intestallo intestato
20 7 5 considerando considerarlo
21 3 15 mobilizar movilizar
21 3 24 Ínmobilizarlas inmovilizarlos
?I3 26 inmobilizarlos inmovilizarlos
229 20 masa maza
:qo 1 antigua de máxima antigua máxima
24 2 penúltima solevantado soliviantado
267 12 caya calla
2::-"0 penúltima haya hay
29~ 18 si y y si
309 13 mueble inmueble
334 27 demando demandado
PÁGINA LINEA DICE DEBE DECIl\
v
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
-0-
VI
--------------
Principios de Derecho CiviL Francés
-0-
VII
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
VIII
Principios de Derecho Ciuil Francés
IX
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
x
Principios de Derecho Civil Francés
XI
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal
XII
Principios de Derecho Civil Francés
-0-
Verano de 2008.
XIII
PREFACIO
:7. f!aarent.
p, de D.-Tomo 1.-2
INTRODUCCION
~ 1? La codificación
l. Portalís, Exposición de las causas de la ley de! 30 Ventoso, año XII (Locré,
Le,/f7:slad6n ciT'il, tomo J, pág, 200, núm, 2.)
6 I~TRODUCCIÓN
Ir
r. Portalis, Exposición general del sistema del código civil, hecha en la sesióu del
Cuerpo legislativo le 3 fr maria, año X (Lacré t. [Q, p. 190. núm ·7.)
LA CODIFICACIO.'< 19
1 Portalis, niscur5ü prr>limiou del proyecto ne cóc1¡~o civil (Lacré. t tY. p. r6".
núm, 340.)
2. Porta lis, Discurso preliminar r Locré, t. rO, pág 160, núm r8.)
J Relato de Cambacérés, en d .Jf"71itmy de! lB fr¡marin, año UL
22 INTRODUCCiÓN
III
1 Maleville, .-/.llálisis ra::ollado d(· LIt disíU,~·ithl dt!! Gjjdigo (lt.fil, tít. t9, p. 10.
L . -\ CODIFICACrÓ:-.r
1 Mensaje del I2 ni .... oso, año X (Locré. Legislación ch-il, t. l<,l, pág. 5[.)
LA CODIFICACIóN 27
I Portalis. Exposiciún g"eneral dt>15istema del códiKo ci\'il (Lacré. t. 1. pág. 189
num.60.)
30 INTRODUCCIÓN
1 Leeré. L,".{,'i.,--'th-¡/j'l ,h'il (ProleRómenos. capítulo VI. tomo 1'\ pág. so-)
INTRODUCCiÓN
t Locn-~, !.('/,'¡'"Ia!"!ú" C:-:'/1 Prolegómenos, cap. VI (tomo r9 págs. Gr, 6'l y 65).
~ Auto dC7 de Junio de d:k'J (LJallúz, NI'ter1orfo, en la r'lB.labra .1fat,.imonio.)
.3 Dallóz, R¡'/'rr/ort".,. en la palahra l-ryrs. núm. 550.
r::-;TRODUCCIÓN
4°
sobre la acción pauliana (IlÓ7). Eoto no impide que no
esté derogado el derecho romano; con el bien entendido,
como se dijo en el consejo de Estado, que el derecho ro-
mano servirá para interpretar los principios que han sido
sacados de las leyes romanas.
Objétase que la ley de ventoso, así interpretada, traería
la derogación de leyes que son de absoluta necesidad. Tal
es la legislación relati\"a al derecho de hacer prender á una
persona. El código contiene un título entero sobre esta
materia; sin embargo, nadie ha pretendido jamás que se
derogue la ley de 15 germinal, año VI. No, el código no
deroga esta ley, pero es por una razón muy distinta de la
que se alega. La ley de ventoso, no deroga las leyes lla-
madas intermediarias, aquellas que fueron dadas del año
89 en adelante; esa ley enumera las partes <le! derecho
antiguo que están derogadas, y son las lqes romallas, las
ordenanzas, las costumbres generales ó locales, los est"tu-
tos y los reglalllClltos. Nada dice de las leyes nuevas; y
en esto hay una razón excelente: El legislador del año
XII quería poner fin á la diversidad del derecho antiguo,
y por lo mismo tenía que circunscribirse á derogar el de-
recho anterior á 89. En cuan to á las leyes in termediarias,
que forman un derecho general, no era necesario derogar-
las en conjunto; bastarían los principios ordinarios sobre
la derogación. Síguese de aquí que estas leyes no están
derogadas sino en lo que se oponen á una disposición del
código. La corte de Bruselas ha obrado cuerdamente al
decidir que las leyes interm(;diarias deben servir para de-
terminar el sentido del artículo 900 del código Napoleón
en cuanto á las cláusulas que conciernen á la libertad de
los matrimonios (1).
28. El derecho romano está derogado. ¿ Quiere decir
esto: que sea inútil el estudio del derecho romano? Si se
* 4 BibliografÍa
l. DERECHO ANTIGUO.
n. DERECHO MODERNO.
34. Los traba jos preparatorios del código son unas ve-
ces demasiado estimados, despreciados otras. Napoleón
decía que las discusiones del Consejo de Estado debían ser
vagas, porque no todos sus miembros eran juriconsultos.
Tronchet, que tomó en las discusiones una parte activa, se
sirve de una expresión más dura; habla de dimgaciotlCs (1);
Y es necesario confesar que no carece de razón. Sería, sin
embargo, una injusticia manifiesta generalizar esas censu-
ras. El código civil es admirable: y ¿ cómo nn conjunto de
leyes que bajo diferentes puntos de vista es una obra
maestra, había de ser el fruto de hombres qué divagaban?
Después de todo, cualquiem que sea el mérito de los tra-
bajos preparatorios, es de absoluta necesidad hacer un es-
tudio formal de ellos. Esos trabajos se han publicado en
dos colecciones:
FE~ET. Colt:ccióll completa de los t!"rlbaJos preparatorios de! C(í
digo civil. 15 vol. en So, París, 1827 y r828.
LOCRF:. Legiflación Ú'N'/, criminal y mercantil de Francia. 31
vol. en 89 , Los diez y seis primeros volúmenes se refie-
ren al Código civil. Citamos esta obra porQl:1e está más ex~
tendida en Bélgica. en donde se ha reimpreso; es menos
completa que la de Fenet, porque no comprende las obser-
vaciones de los tribunales.
§ 19 Definición
§ 2. De la sanción y de la promulgaCión
1 Locré, t'?, 19 p. 321; Dal1oz, en la palabra Ley, núm, l2:4. t. XXX, p. 72.
PROMULGACIÓN ss
en el Mo1titeur: "'Promulgamos la presente ley y ordena-
mos que se autorice con el sello del Estado y que se pu-
blique en el fifolliteur.» La ley de r845 repite la palabra
promulgm', sin definirla. De aquí el que haya cierta va-
guedad que confunde actos muy distintos, la promulgación
y la publicación. En el lenguaje vulgar tienen el mismo
sentido estos dos vocablos, y el Diccionario de la Acade-
mia acepta de cierto modo esta confusión de ideas. Leese
en él que promulgar quiere decir «publicar una ley con las
formas requeridas para hacerla e;'ecutoria.» Si la promul-
gación fuera la p"blúacióJl, la ley sería más que ejúlttoria,
sería obligatoria. Parece que la Academia cree que la pa-
labra e;'ecutoria significa obligatoria, porque pone este
ejemplo: «No se puede alegar ignorancia de una ley que
ha sido promulgada.» Por el contrario, puede alegarse du-
rante todo el tiempo que no haya sido publicada.. Preciso
es, pues, precisar el sentido que tiene en derecho la pala-
bra promulgación: esto es, un sentido técnico, diferente
del sentido vulgar.
9. La palabra promulgar viene del latín promulgare,
que significa publicar, hacer público. En derecho romano
no se distinguía la promnlgación de la publicación; era un
solo y mismo acto qne hacía obligatoria la ley (r). Lo
mismo era, según Merlin, en el antiguo derecho francés
(2). La distinción que hay entre la promulgación y la pu-
blicación, data de la Revolución, es decir, del régimen
constitucional. Un decreto de 9 de Noviembre de 1789
arregló las formas bajo las cuales debía hacerse lajJromul-
gació1Z, y determinó cómo debía ser la publicación de las
leyes. Según ese decreto, la promulgación era un acto so-
lemne por el cual el rey testimoniaba al cuerpo social la
existencia de la ley, y ordenaba á los tribunales y á los
cuerpos administrativos publicarla y ejecutarla. Para dar
1 Voet, ad Pandee/as. lib.!, tit. IU, núms, 9 y 10.
2 Merlin, Repertorio, en la palabra Ley, f 4. núm. l.
S6 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
lo Auto diO! I.¡. de germinal del al-;o VII (U:lIhi':. RI"/,crtoriv, tomo XXX, p. 72,
nota 4)' Consúltese la .'ient,~nc¡a de la corte de c3sl.cion de Bélgica de 26 de No-
viembre de 1835. (Co!aáón d,' las S,'Jlü"úas d,' las ...'ort(·s de Br~~rica, I036 pri-
mera parte. p. 209) que determina que el decreto del consejo de 25 de Febrero de
1765 no es obligatorio en Bélgica, porque no se publicó allí.
PUBLICACIÓN
1 T:d es tam 1)ién la doctrina de los obispos de Bélgica. Véase su ~lft'mori(l jlls-
'ilicatinl de 21 de ~Iarzo de 1366. en el Diario flistórico y ¡Jteran'o, t. XXXIII.
p. IS y siguientes.
AUTORIDAD DE LA LEY 75
cia? El Ministro de Justicia lo niega, y los hechos le con-
ceden la razón. Cuando una ley no puede ser ejecutada á
consecuencia de falta de cooperación, es evidente que hay
resistencia activa. Ahora bien, los administradores de los
antiguos legados se negaron á entregar los libros de con-
tabilidad y los archivos, y los obispos se resistieron á con-
vocar á los empleados administrativos de los seminarios.
Con esta resistencia se hada imposible la ejecución de la
ley: desde ese momento la falta de cooperaciórr entrañaba
una rebelión contra la ley.
Hablando con claridad, toda resistencia á la leyes una
rebelión. La rebelión puede ser más ó menos violenta,
pero entraña violencia con solo el hecho de que un parti-
cular declare que no contribuye á la ejecución de la ley, y
la violencia se convierte en rebelión, cuando la resistencia
es opuesta por hombres encargados de un ministerio en ra-
zón del cual están obligados á contribuir á la ejecución de
la ley.
¿ Podrá decirse que el ;\linistro de Justicia se convertía
en defensor del despotismo legal? M. Bara reconoda que
la mayoría podía engañarse. Más aún, puede ser opresi-
va, tiránica. ¿ Pero quiéIl será el juez de la tiranía y de la
opresión? Si se contesta: la conciencia individual; la socie-
dad será presa de la anarquía. La ley, votada por la ma-
yoría, es por ese mismo hecho la expresi6n de la voluntad
nacional, y la voluntad de todos debe sobreponerse á la
voluntad individual; de otra maner;]. no habrh sociedad,
porque la sociedad no es otn cosa que el predominio de
la voluntad general sobre la voluntad particular. Puede
suceder, seguramente, que se engañe la mayoría; la ma-
yoría de las Cámaras es falible, lo mismo que la mayoría
de la Nación. ¿ Cuál es el remedio) ¿ La rebelión? Hay re-
beliones legítimas; los belgas no pueden negar la legitimi-
dad de la resistencia, por activa y violenta que sea, porque
deben su independencia á una revolución. Pero las revo-
76 PRI:"CIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
§ 1° Principios generales.
I Vallet. sobre Proudhon Tnt/ado acerca del ('.',tado d~' Icrs personas, t. 19
p. 8, nota.
AUTORIDAD DE LA LEY 81
46. Dice el artículo sexto del código que: «las leyes que
interesan al orden público y á las buenas costumbres, no
pueden ser derogadas por convenios particulares. > ~ Qué
es necesario comprender por leyes que interesan al orden
público y á las buenes costumbres? El legislador no da
respuesta á esta pregunta. Leemos, no sin sorpresa, en
un buen autor, que si la ley se abstiene de señalar reglas
sobre este particular, es porque estos asuntos más que de-
finirlos es preciso sentirlos (1). Esta máxima no debía fi-
gurar en un libro destinado á los alumnos ni en ningun li-
bro de derecho. En la jurisprudencia no hay ni debe haber
nada vago. La precisión de las ideas y la claridad del len-
guaje, he aquí todo el derecho. Nuestra ciencia es una
serie de principios lógicos fundados en la razón; no debe ce-
der al sentimiento. Sin duda que á veces es muy dificul-
toso precisar los principios; pero es forzoso no retroceder
nnnca ante el trabajo. Cuando no define el legislador, de-
ja ese cuidado á la doctrina; esta no puede dispensarse de
hacerlo y menos cuando se dirige á la juventud: sería acos-
tumbrarla á conformarse con palabras, ó lo que es lo mis-
mo, con ideas incompletas.
47. ¿Qué significan las palabras ordenjlZiblico, tomadas
en el sentido gramatical? Orden, según el Diccionario
l. <Privatorum pactio juri público non derogat.> L. 45. D, de reg. juris. (L.
l7). Consúltese a Voet. ad Pa.ndect., lib. l, tít. IV, parto 2, núm. 18.
2. Locré. LegislacifÍll dn'l. t, l'?l p. :Hg. 224.
P. de D -Tomo 1.-12
90 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
~ 4. Efecto de la nulidad
1. En p.\ ¡"ngu;¡,j<' rld C(')'¡;~o. e:l.t si!~nir-I:'a lo 'l1l~ se hace "in h il¡t';rn~ociút)
del juez (1290, rrS..¡., sc;..:w:r!,J. parte.)
:!. 5010n. j'r/l/ado de '" !l1th"'''.!':i, C1p. IX. r, 103.
116 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
CAPITULO IlI.
§ 19 Principios generales
por qué lo. ley del lugar donde los bienes están situados,
debe arreglar necesariamente su disposición, cuando no
hay en juego más que intereses privados _ Portalis insis-
te en la indivi"ibilidad del poder soberano, porque es de la
esencia de la soberanía el ser indivisible; y debe extender-
se sobre todo el territorio como se extiende sobre todas las
personas que lo habitan. La soberanía ya no quedaría en-
ten, y quedaría- dividida, si una parte del territorio estu-
viera sometida;) leyes extranjeras. Puesto que el conjun-
to de los inmuebles forma el territorio público de un pue-
blo, es necesario que estén regidos exclusivamente por be'
leyes de ese pueblo, aun cuando una parte de los inmue-
bles estuviese poseida por extranjeros. En una palabra, la
realidad de las leyes es una emanación de la soberanía; y
los particulares que poseen los inmuebles, no pueden opo-
ner al legislador su cualidad de extranjeros, y pedir que
sus bienes queden sometidos él su ley personClI; porque to-
dos esos hienes reunidos forman el territorio del Estado,
y relativanlente á la~ naciones extranjeras, ese territorio
debe ser uno solo, regido todo por el soberano ó el Es-
tado.
Exponemos las r"mnes del principio formulado por el
artículo 3°, tales como];¡s ha explicado Portalis, sin que
se entienda que bs aprobJ.mos _ :vIás ade];il1te volveremos
á esta materia. Por el momento. recopilamos los textos
con sus motivos. Existen las ¡[Tes rt'a!cs, así COlnO exi8~
ten las leyes persolla!",,; y tienen un carácter del todo dife-
rente. Las que rigen la persona son siempre las mismas,
no cambian según que la persona h"bite tal país ó t"l otro,
I"s siguen desde su nacimiento hasta su muerte en todas
partes donde ella resida, No así las leyes reales que varían
según los lugares donde los bienes están situados; el que
posee bienes en tres ó cuatro paises diferentes, estará so-
metido, en cuanto ;Í sus bienes, á tres ó cuatro leyes dife-
rentes, y aun contrari"s. Esta oposición entre las leyes rea-
124. PRIXClPIOS {jENERALES SoBRE LAS LE\-ES
será regido en todo por las leyes del país donde reside.
Efectivamente, la iey extiende su dominio sobre todos los
que habitan el territorio. Este principio tiene una excep'
ción respecto de los extranjeros que tienen un estatuto per-
sonal; y en cuanto á los que no lo tienen, permanecen so-
metidos á la ley del país donde están establecidos. ya pan
su estado como para todas sus relaciones jurídicas.
El artículo 19 da lugar á un conflicto singular, porque
expresa que la mujer fretncesa que se casa con un extran-
jero, sigue la conclicion de su marido y se hace extranjera,
lo cual es cierto. ¿ Se dice por esto que adquiere la nacio-
nalidad de su m"rido) EstJ. cuestion no puede decidirse
por la ley [rancesJ. ['ues no I~ toca á ella conceder una na-
cionalidad extranjera. Ahora bien. tenemos que una fran-
cesa que se casa con un inglés no se hace inglesa. ¿ Cuil
será su estatuto personal! M. Demange:lt responde que los
tribunales franceses deben considerarla como inglesa, con-
forme al artículo I9; y que por consiguiente, su estado y
capacidad serán regidos por la ley inglesa. (1). Esto noes
admisible. El código puede muy bien lucer que pierda su
nacionalidad una mujer francesa que se casa con un inglés,
pero no puede d"rla la cualidad de ingiesa. Inútilmente se
dice que toda persona debe tener un cstCltuto; sí, pero to-
da persona que tiene una nacionalidad; y no. aquellas que
no la tienen. Es necesario aplicar el principio que acaba-
mos de exponer: la mujer que se ca"l con un inglés sien-
do extr"njera en todas p:lrtes, no tendrá estatuto personal.
y su estado será regido por b ley del país que habite.
La pugna de nacionalidades d" lugar algun;J.s veces á
cuestiones muy singubres. Según el artículo 10, el hijo
de un fr"ncés nacido en Ingbterra es francés, mientras que
según las leyes inglesas este mismo niño es inglés. ¿ Cuál
será su estatuto personal) Tiene dos p:ttri"s y tendrá por
das las leyes de orden público, se les somete por esto mis-
mo á las leyes francesas en lo concerniente á su estado
y capacidad, es decir, se les niega su estatuto personal.
91. ¿ La ca pacidad de la mujer casada pertenece al estatu-
to personal? ¿ Si es extranjera, y se contrata en Francia, será
regida por la ley de su país ó por la francesa? A primera vis-
ta queda uno admirado de ver controvertida la cuestión, y
más admirado aun de que Merlin haya sostenido el pro y
después el contra. Si una mujer francesa contratase en el
extranjero, ¿ no serLl necesario aplicarle los artículos 215 Y
217 que la hieren de incapacidad? La cuestión ni aun
9
puede ser puesta frente al artículo 3 ¿ No dice él que las
leyes concernientes al estado y (ajoaridad de las personas
rigen á i(Js franceses. que residen en país extranjero? Aho-
ra bien, si la ley que rige la capacidad de la mujer france-
sa es un estatuto personal, debe suceder lo mismo con la
ley que ri~e la capacidad de la mujer extranjera, puesto
que se trata de un sólo y mismo principio, establecido por
un sólo y mismo artículo, explícitamente para los france-
ses é implícitamente para los extranjeros.,
Sin embargo. en el derecho antiguo la cuestión era muy
controvertida; ~IerIin comenzó declarándose por la perso-
nalidad del estatuto. y aplicando el principio tal como
d'Anguesseau lo había formulado. La incapacidad de la
mujer casada signiflca que no puede celebrar ningún acto
jurídico sin la autorización de su marido. ¿ Por qué elle-
gislador exige esta autorización? ¿ Es para eonservar los
bienes en las bmilias? ¿ Es para asegurar la propiedad
ó los derechos reales? N o, ciertamente, la ley declara iu-
capaz á la mujer por razón de la dependencia ,í la cual está
sujeta; y la incapacidad es una consecuencia de la potes-
tad marital. ¿No sería absurdo que la mujer fuese de-
pendiente en un país é independiente en otro? ¿que la mu-
jer estuviese sometida á la potest;;d de su marido para ta-
les inmuebles y que no lo estuviese para otros? ¿que le de-
'e
1 _jo,
rnisIllo únicalncnte (lt~ una cl~ esa;; J...~} I~~ i..jIIL ~lrr',~~l Ll d ;_:::,-
tadu de hs pCf':;.Jn,l.'1 y la ¡l),.',:tP:.lC-¡\LlC: ._ 1 L:~ .
. ..
t::;J.s leyes, aunq Ut; I\crtClh.:~i''::IlL'::i d_l (,!'\.':',~ll l. 1."')'1 1":'_
"!l 1 . ,
148 PR1:-1C!PIOS GE:-IERALES SOBRE LAS LEYES
1 V~ase el pas~jló ,le 1:1. rer¡ui"iLOri:t ne Troplang ell una reqnisitoria riel procu-
rador g-eoeral lJlIpin (Da!luz, ('",', '-'-/"'/ /,I'UA!i<"tI, I(¡tí,', r, p. 5'0)'
:.! La sentl;ncia de i;l
C(lrt~ ,J,~ cas,ici,)n, de 2:) dü Fd:JrLlfl) ne rS(ilJ. h (h!sech:J.
en cU!l"idera:¡¡!u.;: «no es fl¡-,rmit~d'l;i jn,> [!·¡h\ll:;t]e::; nl",lellar lí ~:ll1~i(lnar
ll11') lit! Slb
los din1rci"" '[tU! 1(1<; o!ici,tlcs del eSl3;¡u ci vi 1 1h) pUlIrían pronuncwr.lI (Lhlltlz, rStí(),
1, p, U5). ' La corte esta~a pre::;iJi,Ja por ~I. Troploung.
LEYES PERSO:;¡ALES y REALES 1 ,)
• 1
t E~t:1, es la op:ni(ill d(~ :-.r. Demolombe. Curso dd Cúd<.!.,'1) .\"1l/,OhÚII, tomo 1°,
p. lIS, numo IOl._SL:\1teu,:ia de la corte de l)~t.rís ele 30 de .\~ostü de IS~4 (Dal1oz,
en ti palo.bra f.,·ycs, núm, 39jJ.
152 PRIXCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
l. Esto "e c1ij() \'11 :'11 hl:,) ,lel trii'Illl:11 [11'1 S,.~n<1. conñrm::d'J p:tr la corte de
París (D;-tllc'l. ("o(·,['.;(;}1 / ' , ; ¡,),¡¡Ú{, 1::>50,2, 15J)
2. ~lt!rlin, CU",'//UIIIS dI' ,{,n'dlO, en la palabra /)/¡·orn'o,? l~.
*
1 ;\[,~r!¡!l, ('1( 's/'",u,'"s d,' </,;-,'(-.'(11, en b pnlal1r.1. j)/,'o/",'/O, 1j.
:2 ;:;,:nl('llci;'l. ele h curlt, {k, Cl!;:tci(>ll. (1<:.::S ,i,) Febrero de 11l(jl) (l):lll.);~, ('(1;,.("-
,'¡(jl! ,f,or/tí(,':' 'l. 1"¡'-,¡. l. 57'(,(1); ::;cm'~llcia de la corte tle Orleans de 19 de Ahril
l1e r:-';('5- (i(,/,/" r)I-'L'. '2. :-i:;.)
J ('urnl'·iré'l' -'o' 1<'--> :lu:')rl's. y ¡de; ;i,~ll\l:'1Lla.-; cit:t,las por DenlOlomh,~_ C",-so dc!
("tÍ';:>rl';, .'.-u/o,',·,í,l. tomo L l'¡ig. TI) y sigltienk~. u;"'LnCrü 101.
-t Sl>lllt;I~r:¡.l d.~ JI lk .\;,'l"tu cl~ 1St, (D<111uI._ en b p:t!abra .1/afril!lol/¡"o. nüm.
5°7)·
LFYF:-; l;'E!':'S()~ALES \' RL\Lf:S
1 Así h:l sidu lalLlllo por sentenCla de h corte lit: Bruselas del r.! lle Abril de
185.~, l't/.~·s¡(;ris¡,-.
1855. :!, 25+
LEYES PERSONALES Y REALES 157
1 :\oI~rlin, N,"j,r/orl"¡), ('n b" ¡n!a],Ld ¡'/,,!v ¡",'f¡-o({,-ii:'iI, scc. HI. * :!, articulo
ti, nÚm.-!.
'2 .\sl h;, sid,) Ikci,[i,\,) 1"'[ ,;"nlc'lll:i,t \1<' ::\ l('rL' de Bnlseb,; de 20" JuliO) d{~
1~(i5 (¡'os,,':', ¡-I,,{,' ¡,~I,lj.~, i';l,~ ,'i-;.) \::1 t'~p,ll'í()l, c;c<;;td,) '~n li(~lj.(ic:t. r_{)n_,(~n~\ la pie·
nitud d,_' b ¡J:ltl-:;¡ l'utl',-;tad dc:slltl'~'''' de 1:t mlll'~ te: de SlJ nluj(;r, y no 11<1: lll~~\[ ;l tu-
tela, ni ,l s\lbw;.:a(.L~ tUleh, ecm[u[ Hl~ ;d derelhu l:Sp<lDuL E~:',:: d:;l'l'chu constituj'~
un t;~tatul0 p.:rsonalljue d,;b~ '-Ií1ii":,H-SC eu 13églca.
1 S9
P. de D.-Tomo L-2I
no lo fuera ya desde '1ue hubiera pasJ.do b frontera. Por
esta ,'cz Pascal tf'ndrÍ;l razón de burlarse de bs leyes que
hacen los homhres, :\'0 le dejemos este pretexto, y man-
tengamos la unidad del derecho que pertenece á la perso-
na donde 'luiera que rcsid;¡. Tal es el verdadero espíritu
de bs leyes personales,
Es necesario elecir nús. La realidad del estatuto que
establece el usufructu le,.:a!, conduce él consecuencias que el
derecho y el buen sentido "O pueden ;¡ceptar. Nuestro có-
digo da el usufructo ,'l la medre lo mismo que al padre, por-
que b. madre tiene la patria potestad lo mismo que el pa-
dre. Si éste es un estatuto rcal, es necesario inferir que
los bienes situados en Francia están afectos al usufructo
leg,,-I en provecho de la madre extranjerJ.. Puede suce-
der, sin em Largo, r¡ ue esta madre no tenga la p3.tri;l pntes·
tad. ¡Tendrb, pues. un ,Ierecho inherente á una potestad
sin tener esta potcst:tcl' i Lo accesorio existiría sin el dere-
cho principal del cu,li depende! :\ferlin retrocedió ante ésta
enormidad y uSó una excepci'Jn él la realidJ.d del estatuto,
no conccdicnuo el usufructo sino al que confornle á su ley
personal ."oce ele b patria potestad; ¿ pero quién lo autori-
za para hacer esta exc:epó'll1? ¿ ~o es esto huir de un ab-
surdo para caer en otro? ¿ Se concibe 'lue un estatuto sea
á b vez personal j' re:tl, es decir, que una sola y misma ley
tenga por objeto principalmente :l las personas .Y <[ue tam-
bien tcn."a princi¡.qlrnente por objeto los bienes) LJ. nece-
si,lad en <] UI' se Cl1contr(, ;'\[crlin de "elmitir una excepción,
¿ no ,eci b prucln m:lS cierta de que es falso el principio de
que parte) Hay que sostener l:t doctrina del presidente
Bouhicr: Lt p,<tria pote,t:lll j' el usufructo legal son ,los de-
rechos que !lU pueden (!,..;tH separados el uno del otrc, si ..
no en el ClSO en que l.1. ley pcrmitl renunciar el goce (lUC
COl1c:..:c1r:: ;11 p:ldrc.
Ll jlni,prudenci:l s" b dividido en esta dificil cuestión;
hay hilos en el sen tido de la personalidad del usufructo
LEYES PERSONALES Y REALES
1. Demolomhe, CursI) d,! CJdi¡'I() d,- .\-at"I"I)n, tomo 1(\ núm. 1::):::;. p;i~. roo
y siguientes.
2. Decreto de 4 de Febrero de 1621, referido pur :\Ierlin, A'<,!<.,./u¡-¡'(), en la pa-
la.bra 3layor e'd(ld. ~ IV.
164 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
§ 3 Estatutos reales.
1 S,:ntencras, del 1 r (le ::\Ll}O de ¡'yIÚ, y del 2..! lit:, :\"(>vit:Il,hr,: el" ¡::iúí (Sirey,
r.'lrj, Ir, IU: 1~:.!9, Ir, 77.)
2. Demolombe. Curso dd Códl.~ra dt' ~\'·a1'vlcó!t, tomo 1 núm. 105.
172 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
1 Por aplic3cirífi del artíctllo 999. la corte de Rouhen decilliú que el testamento
hecho en Ingl::tterra por un francés, en presencia de cuatro testigos, es válido. El
reCurso de casación fué desecliadu PO" sentencia de G JI:! Febrero de ll::i.t) (DalIóz,
18,p, 2, 40; 1843, 1, 208).
.-,--
LEYES PERSONALES Y REALES 175
1 S~ntenci3. d1.! 5 lle Ju!¡a ue rSC!7 (Dalk~z. cu la pahbr3. I¡'y, numero ,no).
l\h:rlin. Rcp"r/vrio. "n 1.1 palabra L,')', ~ G, núm. 7; D3.lkil. eu b pahbr.l. Lc-
:.!
yn. núm" 427 y 440.
180 PRINCIProS GE:-rERALES SOBRE LAS LEYES
1 VéaD~e 1.1.$ sentencias en Dalluz, en la palabra Leyes, núm. ++r. Un:l. senten-
cia d~ la corte de cas<1ci(ín de 2J de Febrero de 1':;64 (Dalluz, ('o/di ¡'¡n !I'r/ódica.
rH6,J., l, 163), decide de-un~l. manera absoluta que los contratos se rig:eu por la ley
del lu¡;ar donde se han celebrado, en cuanto á la forma, á las condiciones funda-
mentales, y al mudo (!e prueha.
2 ~h!rliu, R.'ro"/vrio, en b palabra. Ll:V, 1. 6, núm. 1.
LEYES PERSONALES Y REÁLES 18 3
I. Esas decisiones est;'ln trasladadas por Demolombe, Curso del C6di¿TU dI.' Xa-
joledn, toma 1'\ núm. 70,
¡88 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
2 SentE"ocia (1~ ;;q. de JUllio ·L~ rS39 (n:tlI61., en la palabra Tratado, núm, 150);
fallo d,~ 19 de Abril L1,: r:'.p !,I )all,),'. en Ll p:lbl>ra I.I~\·'·S, núm. 4[7): ~entencia de
4 de :\[arzo d~ rS5¿) (D,:t11úz, CV/('Ú(JI/ tcriódi'lI, lSS7. I. lO.!). Por aplicacifin de
estp- princirin. la cort..:: de ca';aci,ín uecidió que I()_~ tribün:l1e·; fraucesc<; er:tll los
únicos n,mp()tc~lte'j p:ua CLllUc.:r (!e un;c acción dI:! reducCllín de libf~rali{h'¡es he-
cha,> por un extranjero, cuando las liberalidades tienen por objeto los iumuebles
situados en Francia. (Sentencia de 22 de i\larzo dto: 1~65, en Dallóz, 1065. r, 167).
190 PR1NCIPlOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
1 Demolombe. Curso lid CtÍdl:!fO dt' ,\-al'o/cúll. tomo 19, núm. 80; :\Iarcadé,
ClerSQ ¡f,- d.n'clto cf¡·¡l.l¡'a'h':'~·, tomo 19, p. 51.
LEV}:S PERSONALES Y REALES I9 I
1 S:lVig:l\', i'¡ at,ldo ,/,' ,/,,¡,,.,.IIO rOl/lll}/O, tr:tuL\cidu por Gl18nOUX, tomo VIII.
*~ 375 Y 37(',
"-! Fceli:;:, Tro/,!,t'o ?n' ({,'rl'l-,'¡o 'l/f,'II.'u,-iol/u¡' fl /;',!d,), p, '~~.
3 Zacbari,r, '.'u¡-s<I dI' drrt''-/w ,-/;,/1 intllL-.~s, tomo In, ~ 3I. num_ 4. Arntz, CUI"
so di' du-,'c],o (¡"¡·¡'1.,'rallofs, tomo t O , núm. 72.
192 PRINCIPIOS GE:\'ERALES SOBRE LAS LEYES
P. ce D,-Tomo 1.-25
191- PRINCIPIúS GE"iERALES SOBRE LAS LE\'ES
---_ -_ .. .. ~
LEYES PERSO),'"ALE:3 y REALES 195
1 'MarC3.dé e"poll~ muy bj,:n lo.> llluti\;u;; ,;n f,l\ur y en conlra Li~ ia rC:lEdad del
estatuto, Curso d,'uu'¡¡(al dd d,T",-.'11I i /;,¡/, tomn 1. p,ig, 5'2.
:.! Sentencia d<J':5 ti!;;! ~LlrZü de rS-j.o (D:tllól., en la l'aJab,,, {l'yI'S, oúm, ,¡.II),
196 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
2 Scntenci:l (1e la corte ele Lyon cte 25 d(~ Enero d¡.~ I(}2j, confirmad;¡ por la .:or-
t(~ (le c;l,,<!ci..íll (Dallo.<:, en la p,dabra L/'y"s, n\::n. Jb::').
200 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
ellos los hay que admiten la realidad del estatuto que rige
los muebles, por la misma razón por la que el código decla-
ra que la ley frances;, rige los in mueLles pertenecientes á ex-
tranjeros. ¿ Los muebles no est{in, como los inmuebles, so-
metidos al soberano del país donde se encuentran? ¿ Qué
importa que no sean parte del suelo? Esto no impide que
estén bajo el dominio del poder público, allí donde se en-
cuentran. Sediceque son ambulantes y que porconsiguien-
te se reputan como si no tuvieran situación. i ;VIera ficción
la de este adagio! La verdad es que los muebles tienen
sielupre una situaclón, aunq uc ella no sea pennanente; ¿ pero
de que cambien de lugar puede inferirse que no tienen lu-
gar? Si la soberanÍ:t, con10 se dice. es por su esellcia en~
tera é indivisible, ¿ nó debe extenderse sobre los muebles lo
mismo qne sobre los inmuebles? En vano habría dicho el
legislador, como lo hacen los autores del código, que los
muebles del ciudadano francés están regidos por b ley fran-
cesa; pues en realidad, el poder dellegishdor se detiene en
la frontera,
. -
no teniendo ningun nledio de dar una sanción
á la personalidad del es~atuto cOllcerniente á los muebles:
¿y se concibe que ué leyes cuya ejecueit)n es imposible ase-
gurar? (1).
La consecuencia más import'l!1tc de esta primera opi-
nión, es 'lue la sucesiélll de muel,les del extrajero es regida
por la ley francesa, en cuanto ,'l los muebles que posee en
Francia, y también ell cuanto á los inlllueblés. Existen
sentencias en este sentiuo. Se con viene en que en el uere-
cho antiguo los m uebles eran regidos por el estatuto del
domicilio del diiutlto; y esto se concibe, se dice, de cos-
tumbre á costumbre, bajo el dominio de b misma sobera-
nía; pero tal ficción 110 podr,i extenderse á los Est:J.uos so-
metidos á una soberanía diferente. Una sentencia de la
corte de Rouen decidió, por cOllsiguiente, que los bienes,
núm. HS).
1 Savigl1Y, Tralar/o dI' dl'F,'diO romano, tito V1II, p. II7 (Lh! la traunccióu
franCesa).
:2 F:dl::uiu en C!'itc sentitlo pcr una scrtlt:ncia de !3 lle ::'I.f:trm r1~ I~50 de la corte
de Parí-, (D:dl,íz. ('''¡''Ii/,)/1 /,,'r.Jóu'iul, 1::;52.:!, p. 7')). La o'rL,: ha tle\lucido esta
consecuencia: 'lile no rertenece¡i lus trihIHHlk.> irance:;es COl\ocer de una demand3.
de partici,ín de un:l s~~cv,;¡lÍn s,mlej:wte. Esto es rltu!n"o por lo ménos. La corte de
casación ctecidiú tJ.rnbi¿n que la acción de re~!ucci(ín de las donacícnes muebles no
LEYES PERSO~ALES y REALES 2°9
to que resulto.rá una singular o.nomo.lía; y es que la suce-
sión del extro.njero ser:, regida por la ley francesa respec-
to de los inmuebles que posea en Fro.ncia, mientras que sus
bielles muebles serán tr,,:;mitidos conforme á la ley extran-
Jero.. Pero la "nnm,dí" está en el sistemo. de! código y es
inherente al est:ltuto real, puesto que en su aplicación al
derecho hereditc.rio conduce á tantas sucesiones diversas
como hay in mueLles situados en diversos países. En nues-
tra opiniLm, el estatuto personal debería regir toda la he-
rencia; y sostenemos el principio tradicional del estatuto
de muebles como un primer paso dado en la verdadera
doctrin:l.
121. Los "utores '[ue "dmiten el estatuto personal po.ra
P. de D.-Tomo 1.-'17
2: 10 PRI~CIl'IOS GENER.\.LES SOBHE LAS Ll:\"ES
1 Dallóz, RC/"I'rlo¡-io, en la p.:dabr:l. "t~\'(''''', núm ..~og, cita las leyes. los autores
y la juri.,,-prudencia.
222 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
P. de D.-Tomo 1.-29
226 PRI)/CIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
l. Ch. DUffioulio, ('n d coll.';fin dI' .-lIl'jan(lro, XVI. lib. ll). "Terrea;; indistinc-
te, quod estatuta vd cousu'Ctudincs, talTlquam re;tles, non e~tendum.tur ultra sua
territoria.» Comprende que los estatutos ,j costumbres no se ex.tieuuen indistinta-
mente siendo reales mis allá de sus territorios.
LEYES PERSONALES Y REALES 229
CAPITULO IV.
bién por SUS mismas leyes? (1) Esta no es una regla inú-
til, dice Berlier, sino un precepto para el legislador y para
el juez (2). El Tribunado acabó por adherirse á esta opi-
nión, presentando su voto de adopción; y el trihuno Faure
declaró que el artículo 2 era un precepto para los legisla-
dores y á la vez una obligación para los tribunales (3).
Es tan cierto que en el pensamiento de los autores del
código, el principio de la no-retroactividad se dirige al le-
gislador no ménos que al juez, que las razones dadas por
Porta lis afectan, por decirlo así, exclusivamente al poder
legislativo. «Las leyes, dice, no existen sino desde que se
promulgan, y no pueden tener efecto sino desde que exis-
ten.» Esto es enteramente evidente; pero una vez que ellas
existen, ¿ no pueden regir el pasado en el sentido de que arre-
glen los actos que han tenido orígen en la ley antigua? Esta
es la verdadera dificultad que presenta la cuestión de la no-
retroactividad. ¿ Cómo responde á esto Portalis? «La liber-
tad civil, dice, consiste en el derecho de hacer lo qne la ley
no prohibe; y se considera como permitido todo lo que no
está proh(bido. ¿ Qué sucedería con la libertad civil si el
ciudadano pudiera temer que más tarde quedaría expuesto
al peligro de la investigación de sus actos, ó perturbado
en los derechos que había adquirido, por una ley poste-
rior?» Esta causa se dirije también al legislador. Por-
talis agrega que el poder de la ley no debe extenderse á
las cosas que ya no existen. No, ciertamente, y sin em-
bargo se concibe que el legislador quiera deshacer lo que
está hecho; pero por el contrario no se concibe que el juez
pueda obrar de la misma manera, porque las cosas que ya
no existen, no están sujetas á su dominio; luego esta cau-
sa no concierne tampoco sino al poder legislativo.
1 Discurso ue F:lllre en la sesi(in del Cuerpo Legislativo del 14 \"entoso del año
XI (Lucré, tomo r, pág. 317). -
'2 Merlín, A'ej"I'r[o,.io, en las palabras r;;"do rdroodh'o, Sección IL número J.
240 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
der que su interés sea herido por una ley que viene á qui-
tarles un modo de usar de su propiedad que estaba consa-
grado por una ley antigua; pero el interés particular debe
ceder ante el interés general (I).
ISO. C n decreto de 7 de Marzo de I 793 abolió la facultad
de disponer de los propios bienes, ya por causa de muerte,
ya entre vivos, ya por donación estipulada, en línea directa.
La Convención quería asegurar á touos los hijos un derecho
igual sobre los bienes de sus ascendientes. :No decimos que
hizo bien; las leyes que restringen á límites muy estrechos la
facultad del propietario para disponer de sus bienes, perju-
dican á la sociedad, porque disminuyen el móvil que exci-
ta á los hombres á aumentar sus bienes, y son por lo mis-
mo un obstáculo al desarrollo de la riqueza, que es pa-
ra las naciones una condicióll de desarrollo intelectual y
moral; pero el derecho del legislador es incontestable, por-
que no hace más que reglamentar el uso ?e la propiedad,
y hasta podría abolir el derecho de testar de una manera
absoluta. Merlin lo reconoce y no tiene sobre ello duda
alguna. El derecho de testClr es una facultCld que los ciu-
dadanos obtienen ue la ley; y si ella b puede conceder,
puede tamuien retirarla (2).
Estos principios kll1 sido reconocidos en Bélgica, en un in-
forme not:lble que presentó al Senado M. Gheldolf. El infor-
mante dice acertadamente que ja'proiliedad es una deriva-
ción de la libertC1d individuC1l; pero la libertCld de los indivi-
duos perece con ellos, al mismo tiempo que su derecho res-
pecto de h sociedad: el individuo muerto no tiene ya la pro-
piedad de sus bienes, ni la facultad de disponer de ellos ó de
trasmitirlos. Es decir, que el derecho de testar ticne su orí-
1. Glondeau, Ensayo sobrl' 10 qlU S(' l/ama (fccto rdroactit,o dt> las üyes
(Thémis Bé!¿,riúr tomo VII, p. 34-0 Y siguientes)
P. de D.-Tomo 1.-32
250 PRINCIPIOS GE:-IERALES SOBRE LAS LEVES
donos á pagar un impuesto del que una ley nos había excep-
tuado! Nosotros hemos contratado con nuestros inquilinos
bajo el imperio de la ley de 182S; el precio del arrenda-
miento se ha fijado, atenta la exención que ella concede.
El reglamento comunal modifica estos convenios con per-
juicio nuestro, hiere nuestros derechos,y por consecuencia
es retroactivo.» Admitimos que el reglamento comunal
causa un perjuicio á los quejosos; ¿quiere decir esto acaso
que 'ltaca sus dCrcc!lúS/ Los ciudadanos no tienen dcr"t!1O
en materia de impuestos; no tienen más que O¿¡/i,gacz'uilcs,
y en ese sentido es en el que el legislador arregla las con-
tribuciones como le cOll"iene; acuerua hoy una exención, y
·la retira mañana; está en su derecho, porque habla en
nombre del interés general, y no teniendo los contribuyen-
tes derecho alguno que oponcrle, el interés general se so-
brepone al individual. El legislador habría podido abrogar
la ley de 1828, fund:ll1dose en el interés general que esta
ley había apreciado mal. Decir que no podría hacerlo
sin retroacciCJl1, es decir que el poJer legislativo no puede
corregir sus errores, que no pUede sonleter á un irnpuesto á
::tquellos á quienes hizo mal en exceptuar. Esto es contra-
rio á la esencia misma del poder cuya misión es la de \"igi-
las los intereses generales de la sociedad. .\hora bién, lo
que el legislador puede hacer, lo puede tambien el munici-
pio, en los límites de su territorio y de sus intereses. Si los
propietarios no tienen derecho para oponerse al Estado, no
pueden tenerlo respecto del municipio; ó ¿ se pretendería
acaso que el derecho cambia de naturaleza, segun que se
invoca contra el municipio ó contra el Estado?
158. Se ha agitado otra cuestión que debería decidirse
según los mismos principios. El Estado, yen su defecto los
municipios, ¿ podrán establecer un seguro obligatorio para
todos los habitantes,ya de un reino, ya de una ciudad,ya de
una villa? Entre otras objeciones se ha dicho que esto im-
portaría un atentado á los derechos de las compañías de se-
guros, que se han formado bajo el imperio de la legislación
actual. Creemos que en rigor, ei Est"do y los munici-
pios podrían e~tablec:cr un impae:;to nueyo, sin tener en
cuenta los interc,es que lastimar::tn. Los l'J.rticubres no tie-
nen en esta InaterlJ. derecho p~lra ojloncr:-;e :'t b snciedad.
Esto no quiere' (Leír que la 50CI(,1\(1 Jeba ira5torn;lf, sin
grande necesidad, intereses con~¡dcrJ.bles; pero esto es
una cue::;ti(m de pruJenci=t. política y no dl~ derecho.
r 59. La ley de [(J de Dicicll1bpc d,,, rSó.¡ 'luiti) él los co-
ladores de bs ant¡,~U;l::i fundaciones el derecho de conferir
las dotes pL1's, para conferirlas ~i bs nUCV;lS aclminislr:l.cio~
nes. De ahí procecliF'roll quej:l~ vi\'(1:-; y reproch,~s "inlcntos
de retroaCCi('Hl y de dcc;pnjn. Los ~-liario:; Clt(1¡tC 1)::i llegaron
h;lsta el gr<tdo de tLlt~H ele Ll(lr()r1l:;~ ~'l la:; C{ln1~Ha:; y al
F\cy (i). Sin cmh;lr~o, lo::; e:q'(i:-:itr¡res lit: 1:1 ley) ante b
C{unara de fcprc~('ntantes, yen d Scn:Hlr¡, \1. 1~ar;l y :\I.
(~hcldolf, fespCiiHlieron ~nticipJ.damcllte;\ C.:itas vanas in1-
putf1ciol1c~. L:l:-\ lcyc:Z:i pOlítiClS retrü-obrlln -':Ícn1pre, (lec:bn,
Con todo~ IO:-i JtlfiSCOIl~;llltO;':, y l;lle.\' ::::obre bs fUi1daci¡;nes es
lln:llcy políticl. S,; haLla de deL.:'I::;():) vioLtdu::i: (quil';n tie-
ne un derecho en rnatcri:1 ele fllndacilH1? l.' niC~llncntc la 50-
ciecLtd. En cuantd ;'l los llni1:1nt'..;:-:, tienen .su derecho por
b lel': ellcgi,ht1or es el que aut'll'iz:l bs fUllrbcioncs, él
C~ el que Lb somete: ;'l t:llí.:S (') cu:"dc:; condicio;1e,-; que es de
su agLlclo csLdJ1eccr, y puede muJiticarbs. y hasta su·
j Himirlas, cumo úr''';1!10
., dd int(;rl~S :::,ocial, en J1l)l1lbrc del
cu;d bs autoriza. \"¡)sotros prch"unt:l.Inos: (:qlli(~~n tendri un
derecho que u¡"onerle? ¿ Serían 1<);:1 fUlldadore:-; (') sus hcre~
de[\)s? El Jérccl~o (h~l proj',ictzlrio eS \'iLJ.licio y se .:lctLa con
l'l; tOt!;1S las dispo:-:ici()nc~ qUé h.1.Ct; pJ r;l el tiell1 po en que ya
no exist;:t, no -';l,n \";HidJ.~ ~inn pOlo h autdriJ:1tl Jel leg;isl:t-
dor. CU;111do él le r'(:;r:nite [und:u dute~ f,ías se reservJ. el
¡ E! r, llfu:h' )1<'(' ~n cÍ. l.l 1,~\' '-"ULh' ¡;, .\<.1'.';' .1" Vlll;,tr el dc,l'Chtl <1,. jlro~
ri-~dad. o-,,'~ 0'11"11' iltr: ,-··'r,/duci'!" ','l) h de j,;i ,ó¡"pu", de
i,'i",,:'!.-,,(i¡·,(
B,~l:-:¡C:l, rit.':':1 \:,~.\l ~ .'u\:,: T-'1','> (/,¡",: ,;" /:/,<,. rt Y"'!:"clr!/), t.~;l!O .'.:\:\llf. r;-íg
1)) .
256 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
lo Dl,CUr.~O rl,~ B,~!1;:lJl~:rl ("~IlS¡;1111. ,·11 hdi~CIJ,;:'¡11 de 1.1. ~. '.' sobre :J. prensJ. (.1[,;.
nitur del IV de Jm,i¡; ¡)" ¡:'.;.", p. 755).
1'. de D.-Tomo 1.-31
258 PRINCIl'IOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
S 2, APLlCACION,
~¡;:\[. 1. K.\TUR.\UL\Cl()'::.
del año VIII ¿ se rigieron por la nueva ley ó por la del año
nI? Suponemos que habían residido allí durante siete
años, pero que aun no habían adquirido una propiedad in-
mueble, ni formado un establecimiento de comercio ó de
agricultura, ni casádose con una francesa. Permanecían,
pues, siendo extranjeros y por lo mismo debían Henar las
condiciones prescritas por la Constitución del año VIn
para hacerse franceses, es decir, residir todavía en Frdn-
cía durante tres años. La Constitución nueva rige el pa-
sado lo mismo que el futuro, porque es una ley política;
concierne al estado político y con este título retro-obra ne-
cesariamente (r).
172. Todos los autores están conformes en este punto (2).
Pero si el extranjero h,bb llenado todas las condiciones
prescritas por la ley antigua en el momento en que se pu-
blicaba la ley nueva, se habría hecho francés. Sobre este
punto tampoco hay duda. ¿ Quiere decir esto que el esta-
do de extranjero naturalizado sea un derccho ad'l"iridoP
Así se pretende; el extranjero, se dice, contrató expresa-
mente con el país que lo adoptó (3). No, no hay contrato,
hay un derecho politico sobmente, derecho que la ley
confiere bajo ciertas condiciones; si el extranjero las ha
llenado, se ha conformado á lo. ley; yel legislador debe
reconocer su derecho, como reconoce y sanciona todo lo
que se ha hecho en virtud de lo. ley. ¿ Debe inferirse de
aquí que ese derecho es un derecho adquirido que no pue-
de quitársele al extranjero naturalizado? El legislador po-
drla quitárselo, el juez no puede. Decimos que el legisla-
dar podría. Supongamos que una ley dió al jefe del Esta-
do la facultad de naturalizar á los extranjeros y que él
abusó de esta prerrogativa. ¿ U na ley nueva podría suje-
tar á todos estos naturalizados el una nueva condición, és-
Nv:\r. 2. !\[ATRD!O~IO.
1 Vérrnse los testimonios t;n DalllÍL. R.,!,-r!orio, en h p:lbbr<l [I'yes. núm. 219.
2 Vénnst;: bsscntenc¡as cit;:ul::ts. en D.1.1kiL, N''I','r(oriv, en la p;¡bbra IJycs, núm.
219·
274 I'!{I~CIPHlS GE)JER~\LES SUBRE LAS LE\YES
> >
e 1;lLlr su e\ ¡VO[C10. ~
T" 11:1. IC~': ¡J~l(; :l,)üdCLl
I 1> , Y >
C¡ ul\"OrCh¡ po-
dría J.ut~)ri/.ar -'1 In."; C,SI'iJ:)\I'j din)¡-,_'i,lJi)~; ;i cnnlJÍ:LI' t:l di-
vorciu en ~'---:rnr;lci:Jl1 c()r)lur;ll? l':s" :-:crh n.ltur:t!rr:e:¡:'e ¡,:n-
Ll S:ltl,:3ÍlcL'r i L,:) c~\;rL:;)lllu:-) rcli.~¡(l,';(;::1 o....: l'..jucl de lu::i C::;-
11. ~.:: I
276 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
I J\krlin. k'/',r/or¡"-I. ell la" jlalabra,> l/,-do n'u"oa(.'ú'u, seco In. ~ 2. ,ut. 8,
.úm. 1.
"')E LA ~O-RETROACTIVlnAD 277
I Vé,lllSC los ;tllWres 'i b~ ':l.:nt'~ncia" C¡t;l.];\~; por D;¡]lüz, en h ¡n!J.br;¡ Í.,"y,'s,
mim. :.:39,
':: Pdisl,~, Principio" L\...; b tntcqJL.;t;':"Liún üe b:; I<!yes
279
-¡ Ch:II'''t, ("1' "·/,,i" ""'",","/LI'-, en l:l'i !,¡I,tLr.l'; _//1, !''::'!'':''!" 1/:(lI"I!LI/, .1,
I, (tomo i r. j'}".
*
2 \I,~rl¡ll. ¡\"I~(¡"(,,¡-i(J, -,,'(". lit 2, ;lrt 7, nlÍm.:-: Vt:,l~,C la jtlri'pn:'l"l1C;, ell
D:ll!,_<'. ('l, 1.1. ¡';ll;¡ht-a ¡" 1'...',",11 :f'; ~.¡"
j \"i~.bL' :\llte~; el nüm_ 17D
280 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
1 Vi;:\:;t! 1:1. jllriS¡'fUd';ncia ett ?tlerlin, en i<1s palabras l./(·do rclr,!uclh'n, seCo
HI. ~ :!, art, ~¡. ¡ltlm. J.
:..: V8anse los testimonios en Dal!ú,:, en b palabra L~\'('s, nllll1. 237·
DE LA ;;'O-RETROACTIVTDAD
núm. 3: y los alltures cit:1rlos ror 1):1110z, en b l'~¡Jal>r.1.l,·ycs mimo 23'2, así como las
sent~ncias.
[ S":::lknci:,__ ; ,!'.! ':0 d~ '.[:, ',)' ¡:~(,'-j y d .. r, rl,~ ]t:ni'l Jló lSI()IThl l ("l, én la l-a1:1-
br:r. /",\'('::, lllll'\ :':41 J. \",:,l", "]L d rn;~;ll<' ':d1tido,<:] rkel''':,() d,; !;l Curll' d~ :\I,m(-
pdji(~r, (k ¡'J ti,! fll\lo ,:., j,"'.:" (LL,d~'-I,', (',>/I',(Ú;!( /,(;'_'-,;,I/'!, r0--\_-j, 2, [[;),
::! :\kj'("f, J'rit1'~i;liu'-. ~n\ ,'lO 13" cll,;.sliunL'c; ~Lln',:~üri~"" [lig, 52,
:236 PRIXCTPIOS GEl\EIL\LES SOBRE LAS LEYES
l' Principie.
lin dLÍlcc; ¡'l,-; JO"{'" ",\ .!J./.,//,"¡Jo,,', ll:L2~'¡l,}---; (lli l ; ]',.li': C;Ili.:r~l"
dI) en nUt'str'j d:\rnlI11'J, qli·:~ f(·r~:' 1.:'. p:1rk dr; l:;, ~- que ~"t
no lloS pt:cd,---, qU:~:ll- 1i}lli:l cl(~ ,pli· :; !():-:; rl"cihii11fj;-;. Cit;t co-
mo cj"lllpk,;;, 1(,::; <..L¡',-',-'hl.i:-; ql~C :-;(' !.L:ori'(;ul i:l!--¡lcd¡:lta¡lV~llu~
d,; un COl1tr-ltn, k,;-: (!11'.: :-;1_' !10S C1 ):-;tl,;rCl1 en un ~('st;llnult()
cuy!) :LLltUl" l1:t 111Ucn,), los 1lue ""L: ti :rivan d(~ una slll:e::;i(')n
abierLl, -" que lL~\~ e( l1l:cdc l:L L·", \·i.~,Lill(: en el 11l011i,.::nto
de su ;lj)cr~tll:l (:!'l. Se illl!!.'l"I'-: (!'~ ;HluÍ Illl'-~ el k,~isbd{Jr
pLi(:clL~ rc:.::ir el rn:~:Hl) Lnl1d,) ni) ()l~~t:l llil dt:rccho q~l'~ es~
el (:!l el (luminio d(' ¡(~~; ciwhd llH!~: lIt: (JUr-; pu~"dc h:u:crlo
se illri('~rl: qu\; 1() qlliso, y por c()n<i'~u>:!lk t;l;llLil'I1 el juez
puede aplic;tr h ley ,t1 i',\'<l,l,) ,Jin q,lC pl..lcd:l rCiHnch:ü::-;c-
le qLll: h~ d~t ckctr) rctrn lL:Li\'o, En l:sLt d()ctri:1J. el prillci·
pio de Lt n,)-rt~trl):l,~l.i\"iJad ~.. i~-';!1ij;cl. ::-im:)lcrncnte, que el
l(;,~i:;hd\)r y el ;l1c:~ ]ji' pLJ·IL.-:;¡ d, :-;:Ilj lr;'t Ju;:; inJi\':Lli!0s el,,;
lo:::;-JL""("¡/~'¡l")' quc~ :-;\.; lLU\l'l:l ti (,",1/,'-;",/ 1 ;,:,
.: Dll,·er.~:ier. /),,/ ¡, ,~.,/(I!I:" . (1'; ;.'1 ,1' ~s, iH::~', 'J") \ :, ['J, Dj", rt:lci\Jn sn\)rt, la
n()"r,~tr(lacti\'id:\,¡ d" h-; k:(:~.
3 !\fL'rlin, N,:t,I(,¡ri(" ell :'l~; P,):"l>ras 1'-/,,(11) I .l/-oc'"',:',,, St,;.; 11r. ~ j, art. 3.
clím. '7
p, eh:: D.-Tumo L---37
290 PRI'ICfPf()S GEXERALES SOBRE LAS LE,oES
1 l\Ierlin, R"to-(orirl, en las l~~l:\hra:3 ['_.f,,'do ;-dl"OUdjz'v, seco HT, ? :l. núm. 4.
2 ::'Iferlin, Rcj(rlvric, en las p;¡labras IV,'cto rd¡'oadi<.'o, sec, nI, ~ J, núm, 3.
DE LA NO· RETROACTIVIDAD 297
deben respetar, no solamente los derechos adquiridos sino
todo lo que los contratantes quisieron.
200. Por aplicación de este principio la Corte de casa-
ción decidió que la caución que es de obligaci(JIl beljO el
derecho antiguo y que se paga bajo el Código civil, no es-
tá subrogada por pleno derecho en las hipotecas del acree-
dor. Siendo el contrato anterior al código, dijo la corte, b
causa no puede fallarse por el arto 2029 que establece la
subrogación legell en beneJicio de la caución: y debe serlo
por el derecho antiguo. que no concedía la subrogación de
pleno derecho á la caución. Merlin critica esta sentencia
y con este motivo entra en consideraciones muy sutiles,
c¡ue vamos {, referir aquí para demostrar c(¡mo este gran
Jurisconsulto se ha depdo extraviar por una ver,hd e:iCO-
lá,tica. La corte de casación, dice, no ha considerado que
la legisbci(,n antigll'l dabe< á l'l callción el derecho de es-
trechar al :lcreedor que la persegub él cederle sus acciones
recibiendo su pago. De allí infiere con Proudhon, que ia
ley nueva puede conceder lo que la cauci,'J!l estaba ya con
derecho de obtener, puesto que podía obligar al acreedor
:), ceder sus accione;:;; y es necesario decir tiue desue la pu-
blicación del código, esta cesión es inútil, teniendo lugar
la suhro~ación le~a!. l\Ierlin encuentra ll1Uy juiciosa estJ.
observación, y quiere que se aplique á todos los casos se-
Inejantes; y'de esa rnZlncrallega á esta regla que 1110difica
ia irrevocabilidad de ios contratos: ",to es, que no hay re-
tro-acti"idacl en la aplicación que se haCe ele una ley nue-
va á un contrato anterior. cUelndo b ley bajo b cual se
verificó ese contrato, ofrecía á la p:ute que se prevaEó de
!J. ley nueva un medio de procurarse por sí misma lo que
ésta concede.
Creemos que la Corte de casación juzgó muy bien. El
legisbLlor sin rlu(h Labría podido declarC\r qll~ las caucio-
nes gozarL'1n de 1:1 subrogación legal, aun cuando se hu-
bieran contraido baio la ley antigua, pnf([UC no l1J.y en
P. de D,--ToffiO 1.-J:"
298 PRINCIPIOS GE~ERALES SOBRE LAS LEYES
~ 2. Aplicación.
1 S<.'llknci.1. ~k b c·.)rt ... d,~ :\¡()lltpl!llit~r de {¡ ,le .\L~il ,.:.~ ISJ5 (Dall,;z. /\, f' )"tu·
ri" ·'11 1:t il;l~··.l)I":t .->":'.'.'.;':". 11Iim. ()I)S).
~ L~. '-".(li,!,.,;, d·~ :l!P r(;Jl';\¡llI ¡(jll .!t! <!0l,~ :H.'ch:, ¡".'ej, c·) :ml'<ri<.' (!~I e 'u!i..::(! el-
,.¡¡ p' '" :ln iTl,ll'::<~:lu quc ,,~L':}.l ,·n l:l:,;rd:c{ ll'il r·',¡- r:1l1'c' <~': p:·,)digr\E,l:.d <,I~ki
dl.l <.' II (kl, ~ :ic;r :t!',rL·cl;l,T'l :l<lr h k·; j,'I ti'·~:l!':) (·U <iUr! st.! lurr:.1'¡ el cont,.¡!o
f~l."r:.~<"lj,.,i"t d,' 1.1 e,,'rt\.· de M()~dl)dl.,·r ,1,! j •.' (L! Ji:!;') de ¡.'S.¡u. eJl ¡ -'1.1LJi, 1:1-1-3, ::!.
r 17 L
.l. S,':·1t<.:'H.i,¡ ,,1-.! l~' ('u:·k ~~,l)1'·'~'T.l (~': j1: ;l;,.. i;l ,-'" Br'b\;ia~ l:': 3U de .:'ILuzo de
l,'.!(). I \í,~I"l<n, " j .. ' :"'.;". tm L~~ pal<~hr:l." /. /." (o I ,·:r¡l'ldi",), s'~c. IlI, ~ 3, arto r,
nLÍlll . .!}.
DE LA :,\I)-RETROACTIYIDAD
1 Sentencia:1e 17lk :-.rLl\-') rll! ];)[2 (D'Ü!OZ .. /c·'f·¡:é!rio, e:1 la paLlbra L(I'!',",>
núm, :Ú~.s.
P. de D.-T<.mlú 1.-39
306 I'RI:-:CIPWS GENERALES SOBRE LAS LE\'ES
1 \'~<lnse los a.utores citJ.r.1.-:::i I;n D.l1l0z, Rc},'r.','¡".;o Hl 1:1 r;tLlb,":t //.1"' ..;, núm.
:1 5.3.
:.! Sentencia Je la c')r~l! (:e 13astí:l, de 4 Je :-í:-n'(l eL· l-'Y¡ (J!:Lll(•.:. /."'/tT/"1 ¡',i,
",1 bs p3.::lbras C-oJ!trdlu 1/,: matrim,)!¡¡'o, ntim. 50]).
308 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
1 Véanse las sente11cias en D3.lI'íL, en la pabbra L')'I'S, nÜm. 256, y en las pala-
bras COJ!/ralo dI' /I/(ÚriJl!f1)!io, lJÚl1ls. 5lÚ y sig"uielltt's. Comp,trese la sentencia de
la Corte do; c:ls::lci,Jn de LJ- de Julio de 1303 (Uallúz, 1.';;63,1.+11).
:2 E::;ta ,~s la opinión ue Dallúz en la p,dabra Lt'),(,s, núm. 256.
DE LA NO-RETROACTIVIDAD
lllilTl. I;
*
r ::\Icrlin, A"'/,I'J'I"r¡,), en b.s pahbra::; 1:.'/',.'-/0 J",'.'rouc:h'o, seco In,
lJurantou, ('iII"SO ((',' D,.,.,·(¡,o ./ra'l'-':", tumo XIV, núm. I:.! ¡..
3. art. 3,
:¿ Sentencia do..: ;,>,7 tI-: EJl<.!ro de IH'f') (Dall(í/.. RtjtTtvrio, en las rJ.hbr::s Co.'/-
Irulo ti,. f}li/lr¡lIIr1uio. núm. 5(4). Esta es tanbién 1:1. opiuiún de DU\'crgi,~r L'1l su
JisertaciJu sobre el ELec!" retroactivo de bs l~yt:s.
DE LA NO-RETROACTIVIDAD 3 11
dos esposos; y el artículo q21 del código permite al mui-
do enajena .. ;os sin el concurso de la mujer. ¿Es la ley nue-
v;:,. ó la costumbre antigua la que decidirá de la suerte de
];¡s enajenaciones que el m:lrido haga bajo el dominio del
código? La corte de Bruselas sentenció que lo es la ley vi-
gente en la época en que el matrimonio fué contraido.
Hay aquí un motivo de duda, y es que el código da al ma·
rido el derecho de enajen;}[ sólo los bienes gana!1ciales.
porque él es el jefe de la :lsociaci,"l!1 conyugal; si el dere·
cho ele ell:ljen:lr se ,Ieriva ele la potestad marital, ¿no es
necesario inferir que se tr:lta de una cuesti6n de estado,
de capacidad y de i ncapClcielad? ¿ Desele cntónces no es ne-
Cf:sario por esto "plieClr la ley nue\"a? 1\ osotros n') res pon-
deremoR COI1 "\lerlin q ne el artículo J 383 prohibe única-
Inente á los futuros c:=;posos derog:~r los (}..:!rechos que re-
sult::1!1 de la potcstCld marital sobre h ií'rsoJlIl J(, Id /J!1f:/cr:
porgue este n1isrno artículo prohibe talnbién L1 derogación
ele los derechos del marielo como ¡i/e. Toch"ía creemos
que h corte ele Brusebs In rall:1elo bien, y existe une. seD-
tencia semejante de h corte de Lieja (1). Es esta una cues-
tión ele ré~imen, y no una cuestión cié estado. Ihjo nues-
tro antiguo derecho, h mujer estaba t:lmbión bajo h po-
testael marital, lo que no impeelb que exigiesen ciertas
costurr~bres su concurso pafa lJ. cnajen:1ción de los bienes
gananciales; esto prueba que ~c tcltZlba de los d(~re~:h():-; de
la n1ujer como asociad;), lo que es una cuestión de régi-
IDen, y el régimen debe sostenerse tal como se contrató.
215. El Cócligo civil eleclara no enajenables lo,; bienes
inmuebles ele !d. dote ele la mujer, cuando está casaela ba-
jo el r¿gimen dotal; miéntréls C¡11'~ en algunos países de de~
recho escrito, la IllU¡Cf tenía el clt::rccho de cnajenJ.rlns é
hipotecarlos. ¿ La mujer casael:1 LaJo el imperio del elere-
cho antiguo. conserva la facultad de enaje'lH sus fonclos
(e). ARRE"iDAMIE:<TO.
1 Decretu de:.!9 I·;-~di~ll. :1:,<.1 :::I!I (~Iu-li!l, A"'~""r!'-)I :'0, ,~:l LI" pal:tlJl'as (("da
r(/!"I)'u.-//,- . lit ?, ,l. ;irL 3. n.í;1l. 6 )
P. de D.-Tumo 1.-41
322 PRINCIPIOS GE~ERALES SOBRE LAS LEYES
1 Sentc;ncia d<J t:) de Agosto tl~ rS.!5 (Dallúz, R''j''r(r¡rio, en la palabra I,~VI'S,
número 264),
:z Prow.\hon. ('r,/!,ul" so.',,·I''-¿ ('s/(((!" d,' 111.,- f,'¡-SUIIU'-, lomo J, p. 73 Y ,>ig\1it~n
tes (edición dt~ r(42).
324 PRINCIPIOS GENERALES SOBR.E LAS LEYES
esto es muy vago. e Qllé cosa son este interés del esta lÍo
y esas JIIiL',',1S lIC{tsid"Jes de la súcÚ'd"d) En vano se bus-
CCln. Hay una pruebCl decisiva de que no se trata aquí de
interés .sacól alguno, yes que IJ..s partes cantr3.tantes pue-
den derogar el artículo 1912, y declarar que el contrato no
se rcsol\'cd por la soh falt:l de pago de los vencimientos
durante dos allos. Puesto que bs partes pueden retroce-
der Cll derecho antiguo, no obstClnte el articulo 1912, es in-
dudable que la ley nuev'l no es de interés generCll, Se tra-
rel muy sencillamente de una cláusula que el legisbdor
oulJ-entiel1de en un contrato, suponiendo que tal es la in-
tenclún de las partes; pero e11egisbclor presulne lo que las
partes querr{tn en lo futuro y no lo que h,m querido, per-
mi,i,cllClol es querer lo contfZlrio de lo que él presume.
(Djnde, pues, esto rb la razón para declarar resoluble en
lu pasado un contr:1to que bs partes quisieron hacer no
resoluble, y 'Iue tod'IVía pueden hacer no resoluble en lo
futuro? (1)
.\ro, dice l\L Duvcrgicr, no se puede invocar :\'luí 1:\ ley
de:! contrato; esta ley arregla, en verdad, los efectos ordi-
n;uios de los convenios, pero no las consecuencias que re-
sultan de la infracciim de una de las partes, ¿Se concibe
q llC el deudor yitalicin piense, en el m0Inento en que con-
trC\t~, para el caso eu que blt,ua {l sus compromisos? ¿No
:;';ría es tu tanto como decir que se reserva faltar á ellos?
Esto es absurdo (2), I\espondimos con anticipación ;í esta
objeci(ll1. 0:0, cví,lcntemente, hs partes no piensan al
cOlltr:1tar, que faltar{tl1;'l sus comprol11isos; .r sin emb:1r-
'-','-', deben prever q llC eso podd suceder, puesto que casi
siempre sucede. ¿ Con esta prc\-isión no es necesario que
1 :\I,!ríin. ¡"'f"r/,¡rin, '~I\ h"p.¡);tbr:1-; /:'; , :" 1'</1"0((/1;;'0, Seco JlI. ~ 7, nÚms. 1 y 2;
i)allt¡l. N"i"¡-(o)"/u. en Lt p:tl:dJl';l j , Y""" 11l;Ill~. 335· 337.
334 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
Nú,r. 6. PRESCRIPCIÓN.
1 i\féyer, l'rino,,¡us sobn: lels cUI's/ion,'s trdllsi/ori,rs, págs. lJ. Iof Y 30.
:lChabot, Cun,t/vno; tn'N.útorl.rs, en la palabra I"cs<"lsidlJ, numo 3. tomo 'III,
p;:ig. 15+
DE LA NO-RETROACTIVIDAD 335
vidumbres discontinuas ó no aparentes; pero tiene cuidado
de agregar, que no se pueden atacar bs servidumbres de
esta n;;.turaleú ya adquiridas por b prescripción, en los
paises en que podian adquirirse de esta m'lnera.
233. ¿ L;:¡s prescripciones comenz;:¡das forman un derecho
;:¡d']uirido 'lue elle;;isbdor y el juez eleben respetar? Clli¿n-
tras que b prescripci'Jn no cstí adquiridCl, es evidente que
el poseedor y el deudor no tienen un derecho que esté en
su dominio; el legisbelor pueele por lo mismo arregbr las
prescripciones comenzadas corno éllo cntienda. sin bstimClr
un elerecho ele propiedad. Es necesario decir m;ls; en el
silencio de la ley nueva el juez debe aplicClrb ;:¡l pasado;
el legisbdor rige el pasado en esta materia por el sólo he-
cho de que no limita expresan1ente SllS disposiciones al
fnturo. Efectivamente, la prescripción es por su esencia
de interés público. La prescripción adquisitive, despoja al
propietario en provecho de terceros posesores, es decir,
en favor de un interés general. De la misma nnnera. la
prescripción extintiva dcspoja al acreedor, siempre por un
interés social, á fin de poner término á los litif2,ios. Aque-
llos contra quienes corre la prescripci(!I1, como aquellos en
cuyo provecho corre, no tienen pues derecho que il1\'OCar
contra una ley nueva; porque no es su derecho el que arregla
el legisbuor. sino el derecho de la sociedad. De eso se
infiere que el juez debe aplicar h ley nueva;í las prescrip-
ciones cOll1enzadCls, PO[(l ue tal es b voluntad del legis-
bdor.
'AplicClrnos este pril,cipio á la usucapiéll1 lo mismo que á
la prescripción cc:tintiva. :VI. Dm'ergier estctblcce una dis-
tinción que á primera vista parece muy jurídica. El posee-
dor que ha comenzado á prescribir, si no tiene un derecho
adquirido, tiene por lo 111énos un:l de esas graves especta-
tivas, ante las cUClles la ley nueva se detiene, lo mismo
que ante un derecho completo. Aquel en cuyo favor corre
una prescripción extintiva, nadJ hace para su liberación y
336 PRI:<CIPIOS GE:<ERALES SOBRE L,\S LEYES
r St!ut8!1cia ,le 27 ,ie ;\,)\'¡'~¡!l: re: Je l~l') {~ll:r!in, Júi<'r!o)'/,), (;111.1.:; r<lbbr::ls
l(ll:tI" re! rvu, ti,'o, sec. I If, 1, 5, nLLr:! ú)
'2 :\Icyer, Prilld}ios s:I!'r<, ,:<18 Ci(,':;/in!l('S lrallsi/o/"ia.-;, p. 17
1 Medio, Rt'1'crtorio, en la palabra R<;scITa, seco VI, núm. 8. Véanse los auto-
res y las sentencias citadas en Dall(iz, Rl'jL'rtoriv, en las palabra!; Dis!osidollcs
entre ,,'iz'os, núms. 600 y siguientes.
DE LA XO~RETROACTIVIDAD
353
2+7. Segunda hipótesis. Los reservatarios son los mis-
mos, según la ley antigua y según la nueva, pero la cuota
ele la reserva se ha aument;¡do. Así lo determina nuestro
derecho antiguo y el Código civil: el uno y el otro conce-
den una legítima á los hijos. pero la legítima antigua era
más débil que la que el c(¡digo estableció bajo el nombre
de reserva. ¿ Los hijos pueden reducir las clonaciones he-
chas bajo el imperio de nuestras costumbres, conforme al
artículo 913 del c,jdigo? No, dice la opinión general; por-
que es un principio q uc la ley posterior no puede despojar
:\ los que tienen un derecho irrevocable en virtud de un
contrato; ahora bien, tales son los donatarios y los here-
dero:; contractuales. Su derecho es irrevocable, puesto que
procede de una donación irrevocable por su esencia. Es
cierto que deben esperar la reducción, si el donante ha
tr"spasado los límites de lo disponible y acortado la reser-
va; ¿pero á cuillegítima deben atenerse? Naturalmente á
la que está establecida, y conocilb en el momento mismo
en que contr"-tan. No se puede, dice :\Ierlin, sin c"-er ne-
cesariClmente en el defecto de retruactividad, disminuir sus
derechos en virtud de una ley nueva. En vano, dice La-
vasseur, que el donatario ha debido atenerse á una ley
nueva, que aumentarí,,- h reserva. Merlin responde con
cierta especie de desd~n: «si este razonamiento fuera ver-
rhdero, nunca habría retro,,-ctividad, y esa palabra debe-
ría borrarse de toda legislación. :.\Iuchas personas pensa-
rán, sin duda, que un donatario no podía ni debía atener-
se á una ley nueva y que en general se contrata bajo la fe
de la ley que rige el contrato. Ahora bien, para todas es-
tas personas, la oplni(\n contraria parecerá, evidentemente,
ftmdad:l en principio.» Las sentencias no son menos te-
rribles: la corte ele C:ls"-eión decidió sobre la requisito-
ria de Merlin, que las cortes de Clpelación negindose i
aplicar el Cúdigo civil á las donaciones anteriores, habían
P. de D.-Tomo 1.-45
354 PRINCIPIOS GE:->ERALES SOBRE LAS LE',ES
1 Una sentencia ele la corte de Or!ean:;, lo habia decidido así: y ha sido casada
por sentencia de 16 de Abril de 18(12 (Da!lóz, Colección t ..'riódica, 186:.2, 1, 275)'
La corte se funda, como siempre, cn lo irrevocable de la donación,
356 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
CAPITCLO V.
~ 19 Principios.
1 Las decisione~ dac!.1s ~obre el arto 5 del Código CÍ'.'il están recopiladas en Da-
lIóz, en las palabras l'vmpdolci'l admhz/strati;·u, núms. 7! y siguient<!~, luido.
oúms. 159 ysig'uientes, y Le)'.'s, núms. 442 y siguientes.
DE LA APL1CACIÚ':-; DE L.\S LE'{ES
[ Ro/dili d,- las so¡/'I/,·¡us tll' /,t carl,. ti,· úIS(((¡¡¡'! d, S/'~~~¡dl, 1333 }' 183'"
P·lg·7:3
"2 Jurispn:dellcb del Siglo XIX. tercera parte, 19P, pág. 1"9
374 PRINCIPlUS GENERALES SOBRE LAS LEYES
CAPITCLO VI.
§ 1. De la interpretación doctrinal.
1 Savigny, Curso d,' (hn'd/(J A'VlII((I!O, tomo r, ~ 33. p:.iO's. 207 y siguic:ntes.
DE LA INTERPRETACIÓN DE LAS LEYES 383
r L. 17. D. L ) (1),- i, (r~T) 'l:Scire lege5 con hoc esto .... eroa earum tenere, Sed
·.. im ae potec;tat.!m 1.
P. de D.-Tomo 1.-49
386 PRI~CIP!OS GE~ERALES SOBRE LAS LEYES
I e
Zachari;e, l'!(rSO dt.' deri'dw civil, tomo I, 41.
2 Deli.<,lc, l'rúuiPius dc la illttTtrdaci6/l dr las lcyn,toma 11, págs. 66S-687.
DE LA DrrERPRETAC¡ÚN DE LAS LEYES 39 [
1 Pr/llcljl"oS rü la :'ntcrpnÚláJI! dI' i,(s lt')'t's. por Deleisle, tomo Il, pago 486.
396 PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
1 ~Ierli~, CllcstiollC::; de (h'rccho, en las palabras lúmLa di' biolt's rafees, ~ 10.
2 :Mcrlin, R,'ferturio. en las palabra5 A't'stiluáólI, ~ 9; Inscripci/$n ldjJolf'caria.
* 5, núm. 8: .-1jr!'t11io corporal, núm. 20.
DE LA INTERPRETACIÓN DE LAS LEYES 399
~ 2. De la interpretación auténtica.
AUTbíTICA?
P. de D.-Tomo l.-52
4IO PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS LEYES
DEL A S PE R S O N A S.
1 Savigny. Trahuio d,' d--,r~·,:jw rom(tllO. tomo n, e 89, p,ígs. 274 y siguientes.
2 !\amur, Instilll/u.'>, tor,lO J, págs. 60 y siguientes; Savigny, Tratado de derl'·
dw roma/lO, tomo H, ~ 88, pág. 258.
DE LAS PERSO~AS CIVILES
mas á los que son hostiles á la Iglesia, que ven con desdén
todo establecimiento eclesiástico, y creen que bajo el anti-
guo régimen, como bajo el nuevo nuestro, eran las corpo-
raciones religiosas las que daban lugar á las nlás vivas lu-
chas. Citaremos á Domat, cuya piedad es igual á su cien-
ciJo, y cuyas palabras son dignas de consideración, porque
nos revelan el peligro que puede res ultar para el Estado,
de esos seres ficticiGS á quienes se llama ]¡ersonas civiles:
«Como es de orden y de policía en un Estado, q uc no so-
lamente los crímenes, sino todo lo que puede turbar la
tranquilidad pública ó ponerla en peligro, se reprima, y
que por esta razón, todas las reuniones de muchas perso-
nas, que forman un cuerpo, sean ilícitas á causa del peli·
gra de aquellas que podrían tener por objeto algún atenta-
tado contra el público, l/un l"s '1111" 110 t/mCll for oújeto más
que justas taltS,ZS, no pueden formarse sin una aprobación
expresa del soberano, alml" la (a"sa de utilidad '1ue en
ellas se jlucda eJl(Olltrar. Esto es lo que hace necesario el
uso de permisos para e,tablecer cuerpos y comunidades
eclesiásticas ó laicas, regulares, seculares y de cualquiera
otra clase; capítulos, universidades, colegios, monasterios,
hospitales, gremios de oficios, cofradías, casas de ayunta-
miento ú otros lugares, y todas las demás que reunen di-
versas personas para cualquier objeto. U nicamente el so-
berano es el que puede dar estos permisos y aprobar los
cuerpos ó comunidades á quienes pueda ser concedido el
derecho de reunión» (1).
290. Esta doctrina fué consagrada por ID uchas orde·
nanzas y de ellas citaremos la última, la de 17+9; los abu-
sos que ella señala, nos explican el odio con que el último
siglo perseguÍCl {¡ todo lo que se llama corporación. Se da-
ba, en otro tiempo, el nombre de mano muert" á las cor-
poraciones religiosas ó láieas. Establecidas para un bien
I [lnr.-:< Ih' lo:, 1,),(.' ,¡','':¡,-,s ,I! :.{{ v;'j,'JI 11Il,:iJ ,/.1 Lb:- J ~1rdi¡;¡jn;1r, t. 11. ,ce.
11, numo r
.: El ecJ to ',C; :;nC\l<:il"3. ','0 :\I,;rlil1. R,}'; :I'rio, 1-':-; J;, p;l~;¡hr,1- .!/,U/U n;(i,"'(II, ~
DE LAS PERSO~AS CIYILES
1 Sent,'l1ci:t dt~ Ll cOl'k r~' cl~(1r;i,:!l de .i3~':':1' :1. de Ir de !lLlr~C) dl: J ~,.d (/'Ils"i~
crt".:;.;,', r:-:.j'), r, p. 7-2)1.
P_ de U.-Tomo I.-·S3
J1E LAS PERSONAS
J Senter>ci,\s (1,~ J:¡ Cort~ 11::! P;-il~e!;~:, d,; 3 lIt! .\g(>,,[o ele IS·f6. t1,~ q de Ag"0stode
J.q.!lj y de 20 -:le AtJril dL: 1'):;9 (!'a .....':"<Tisi.,.I"!, ../J. 2, 1G2: IK'¡7. "2, 1.JI; tS5S. 2, 2Sr;
185<).2, 2("04). SL:ntlmC;;1.,~ Ju la Corte de Gunú de 13 ,le Mayu de lt;'~S y dI:! 14 de
Julio dv 11')5·[ (I~ISS¡(rt~",>, lS_f g , 2, 70; ¡,sj_f, ~, 3(7),
DE L.\S PERSO::\A.S CI\-ILES
tanto los unos como los otros, proceden deDios. ¿ Quién les
ha dado el genio que les distingue? ¿ Quién les ha dado la mi-
sión que tienen en la vida general de la humanidad? Aquel
que dió á los individuos facultades especiales, en relación con
la misión que c::ld::l uno de nosotros tiene t::lmbién en este
mundo. Podrá, pues, creerse que el Estado, órgano de la
n::lción, es un::l verd::ldera persona, y que esta persona exis-
te en virtud de la naturaleza, é independientemente de una
declaración del legishdor. Sin embargo, esto no es así. Sin
duda, las sociedades humanas tienen su orígen en la na-
turaleza; pero los hombres viven en sociedad mucho tiem-
po ántes de que hubiese un Estado organizado. El Estado
no existe, pues, como el hombre; no nace, se cria. ¿ Creado
por quién: Por la ley. ¿ Con qué objeto? Para dirigir los
intereses generales de la sociedad. Con este título debe te-
ner ciertos derechos de que gozan las personas reales, los
hombres. El Estado tiene que soportar ciertos gastos, y
por lo mismo debe tener bienes á su disposición. Tiene
tam bién la obligación de concertar tratados, á consecuen-
cia de los cuales, se convierte en deudor ó en acreedor. En
este sentido, tiene una cierta personalidad. Esto no obstan-
te, las leyes no le dan el nombre de persona, y le colocan
en la misma línea que los municipios y los establecimien-
tos públicos. No tiene, pues, más derechos que aquellos
que la ley le concede. Hé aquí la diferencia radical entre
las verdadero.s personas y el Estado, la más caracterizada de
las personas llamadas ci,'i/es. El hombre tiene todos los
derechos, por sólo el hecho de que existe, mientras que el
Estado, por su naturaleza, no tiene derecho alguno; sus
derechos le vienen de la ley, y necesariamente son limita-
dos: estos son derechos concedidos, y no derechos natu-
rales.
293. Después del Estado "iene la provincia, y es lla-
mada una persona ci"il, conforme ;í la legislación bel-
ga. Ella no lo ha sido siempre. Bajo el antiguo régimen,
DE LAS PERSONAS CIVILES 4 21
las provincias tenían una personalidad fuertemente carac-
terizada; eran los Estados en el Estado, La Asamblea cons-
tituyente, encontrando resistencia en el espíritu prO\'incial,
destruI'ó las proYinci?ls y las reemplazó con los depcuta-
ole.1tos, di\'Ísión puramente administratiyJ. del territorio.
No figur:m nunca en el Cúdigo de ~ap(Jle6n; él menciona
al, E.stado, :l los municipios, y nunca :l los deparLl-
mentos: define los bienes comunales (artículo S.P), y naua
dice de los bienes dep;utamentales. porLjl1e los dcp:lrt;ll11Cn-
tos no tenían bienes, La ley fund;llllental del reino de los
Países Bajos modificó este orden de cosas, y vol vi,:, ;\ la an-
tigua trac1ici/:H1 de los belgas, coloc3.ndo á las provinci~ls en
!eL misma línea que;\ los municipios; pues bs provincias tie-
nen, efectivan1cntc, en nuestras costumures, en nue~tros re-
cuerdos, raíces tan profundas como b. vida com una!. Esto
no obstante, cosa notable, ni l:r ley fundamental, ni l:rs le·
yes particubres reconocieron formatrnentc ;í b.s provincias
la person;:t!iebd que la legislación francesa rehusaba:l los
dep::rrtamentos, Puesta así b cuesti"Jl1, tiene dificultades,
Ll Corte de Bruselas blló por sentencia de 30 de Julio de
1861 que, bajo el reino de los Países 13ajos, I;r provincia
no era nüs que una división territDrial, est:lblecida con el
objeto de facilitar, de simplificar y de hacer más económi·
ca la administración general del país; pero que no podía,
bajo ningún punto de vista, ser considerada como una per-
sona civil. En el recurso de C;}:,:lóón, 1\-1. Faider, aboga-
do general, sostuvo la opini0n contrarIa en unJ. requisito-
ria notaGk, y la corte se adhiri,'J :1 Su opinión, ¿ Qué im-
porta que ninguna ley conceda la personiticación él las
provincias, si hay una ley que la concede á los municipios
él al Estado? ?\'las la ley fundcunental hablo. de los in/(I'[,'
s,'s de la fr,ir'incú, (;ntículo 137); y la ley de 10 de Julio
de 1321 habbba del intc'J'/s irtJc'illcial, de dispensas de
in!tTr!s pro,,'i)l(i,r!, opuestos á las ele un i}llé r/s .!:,"oll.-'r(t!.
Esto era asemejar b pro\incia á b comunidad, Teniendo
DE LAS PERSONAS
1 SClltcllci:l. ,le b corte df~ c;ts:tci,~n de rfj'l'le Enero do.! IS(¡J(f'asshr¡s¡~', 18(¡J.
r. p. 1'5"(f1). L:l cur;!; ele Can;! se adhirüi ¡i la opini(jn de la corte de cas".ciún (Sl.!n·
tenei,l ti..: J rh :'\·raylJ d~ {SGG, en b l'assicrisiL'. ISÓG. 2. 21.).
¿ S~\\'i;.;ny, l'r<l!w!u di' dcrc"dw raml/llO, lumo n, ~ !:lo, pág. 23').
DE LAS PERSOi'iAS en-n,ES
que cad" uno tiene una razón de ser distinta. Por C,ito la
ley no les llan1Zl J'!trSOllas, y no dcbcrí~l cOl!ccd(~r:3e!c.::
DE LAS PERSONAS
ser más que una persona civil, pues dicen los canonistas,
que es una sociedad perfecta, y entienden por eso,
que forma un Est'ldo, teniendo un verdadero poder, y
este poder lo tiene, no por la ley, sino por Dios que la fun-
dó. Por consiguiente, ella reclama lo que los legistas lla-
man la personificación civil, para todos los establecimientos
que juzgue necesarios (¡). Estas pretensiones en nada se
fundan, y por lo mismo, es inútil discutirlas. De hecho,
jamás se ha osado sostenerlas ante los tribunales, porque
se sabe, con anticipación, que serían desechadas. En el te-
rreno jurídico, es una herejía decir, que existe una perso-
na llamada cZc'il, sin ley, ó aun contra la ley. Hay un
caso que se presentó ante la Corte de Bruselas, y que po-
ne este principio elemental en toda su claridad.
¿Los obispos, ó si se quiere, los obispados, forman una
persona civil, valiéndonos de la expresión usada? Por decre-
to de +de Agosto de 1860 (2), se decidió que los obispos
no tienen la cualidad de persona civil, ni por consiguiente,
el derecho de comparecer en juicio, como tales, por los in-
tereses de sus diócesis. La Corte de Bruselas p;ute de este
principio incontestable y que no se ha intentado negar:
«Que la ley no reconoce, como personas civiles, en mate-
ria de establecimientos, sino aquellos cuya existencia ha
decretado positivamente.» Toda la cuestión, continúa la
corte, se reduce, pues, á saber si una ley concedió la perso-
nifica,ción civil á los obispos. La sentencia decide que no la
hay, y la única disposición legislativa que puede alegarse
en favor de los obispos, es la sentencia de 6 de Noviembre
de 1813; pero basta leer su rubro para c.onvencerse de
que no es una ley general, sino una ley particula;, concer-
niente á solo algunas partes del imperio, lo cual decide la
cuestión.
1 Lt~y l. ~ r, D. III. 4' «Quibus :latem permissnm est Carril'; h:tb,~rB colkdi;
si';e clljusqne alteriu5 eorum ::J.omit1e, prnprium e,;t, al! exctnplum reipublica.:, ha-
be re re:i CO[l)m\;n,~s, :J.fcam cummuncm, et actorcm si ve syndi..:lllll, rer quem t;ln-
quam in n:públicél., quorl cornmulliter :lgi fieriquc oportcctt, él¡;atur, ltat.»
*
2 Savi,-;ny, 'li:<I!,¡J,: dé d<'ru/IO rO/f/lI)/U, tít. Ir, 33. p. 259.
3 Pothi.:r, I'ra{ad,) de las j','rsoJ/as, r<). parte, tít. VII.
4 Véase b llnt;¡blo.! requisitoria tk :\I. Faicler, ab0gado general de la corte de ca-
saciull en la J'¡(ssi.. risic, 1863, 1, 9I.
DE LAS PERSONAS CIVILES 437
manera más absoluta? ¿ Los hospicios, las juntas de benefi-
cencia, las iglesias pueden gozarlos como quieran? No. cier-
tamente, pues las leyes mismas en virtud de las cuales po-
seen, afectan sus bienes i un uso público, y cuidan de que se
llene este desti'10. La propiedad de las personas civiles, no
es, pues, el derecho de gozar; eliJs, m:ís bien, gozan con
la carga de emplear los productos de los bienes en el servi-
cio público que tienen la misiún de desempeñ:u. Si su de-
recho de gozar esti <,t'!!(!tla¡(o, con rnás fuerte razón 1\)
est& su derecho de disponer. El Estado es la melS caracte-
rizad;:) de iJs personas Ibnudas civiles. Y bien, hay una
parte del dominio público que no puede ser enajenada,
porque está destinada al uso del público. En cuanto á los bie-
nes del Estado que pcrnlJ.necen en el comercio, no puede
dispor.er de cllos sino en virtud de un.1 ley, y existen
limitaciones an:r1ogas respecto de los bienes de las provin-
cias y de los municipios, lo mismo que para aquellos que
pertencl:en i los est~blecimientos de utilidc1d pública. La
propiedad, que es el m'lS ilimitado de los derechos cuando
se encuentra en bs I11J.110S de 10:-:; particulares, no es ITlás que
una (tu/clla, cuando lo ejercitan las personas civiles. ¿ Puede
llamarse jro}icdad lo que no es mis que una apli-
cación 'l un servicio público? ¿ Fuede llamarse derecho lo
que no es 111ÚS que una Glíga?
3°2. Pueden los individuos adquirir como qUJeran y
cuanto quieran. ¿Sucede lo misl1lo con los seres ficticios
que se llaman PCr.':;OIlJ.S civiles? ~IarCJu~mGs en prinlcr lu-
gar que hay un modo <.le ;1dquirir, yes el m;Í!:; considerable,
la succsiún al) i¡c'¡('s/,r,'o, que las rk:rsoILLS c'¡':'i!(J no pue-
den tener, pOfflue fund:tda <.:n los lazos de la sangre, no
se aplica ú los st:rcs que, cuecicnolJ de vida rcal, no tienen
falnília. U nican1ente el E."tado sucede; pero es ;'t conse-
cuenei" de la ~:rlta de herederos y como ocupando los bie-
nes que no tienen ducflO. Se dirá que las personas {¡cticias
se compensan con las dOl13.ciones y los legJ.dos. Sí, y é~tc
DE LAS PERSONAS
1 Tom::unos estas citx; (lt! :!'tI. O1'1s, ({L' /1/ úlc<,t¡¡cit!(/d ú'-';! de las ÚJi!,!.,'-,.,'//acio-
llCS rd':,/103((8, p.36-3S.
DE LAS PERSONAS
44°
objeto más que el servicio de Dios, la instrucción de los
fieles y el alivio de los pobres; y dedicamos siempre volun-
tariamente nuestros cuidados para conservar las posesio-
nes legítimas de aquellos que han sido formados por cau-
sa de utilidad pública y conforme á las le} es; pero acor-
dando nuestra real protección al mantenimiento de esas
posesiones, el interés y la Z'(JO COJJlÚIl de nuestros fieles va-
sallos nos invitan á ,-elar también por la conservación ele
l;ls familias, y á im pedir que por adquisiciones colltrarias
á las lqt_, una gran parte de los fundos ú otros bienes in-
muebles se sustraigan del comercio.»
El cartel de 15 de Septiembre de 1753 contiene, art. 19 ;
«Queremos que todas las ordenanzas, impedimentos y prohi-
biciones de los príncipes nuestros predecesores y sefíalada-
mente el edicto del emperador Carlos V de 19 de Octubre
de 1520, sean puntualmente observados.)} María Teresase
esforzó en herir el fraude que había eludido los edictos.
Cantidad de bienes, dice el art. 7, se había adquirido en
provecho de gentes de mano muerta, bajo nombres supuestos
ó por interpósitas personas. El edicto quiere que los preten-
didos adquirentes hagan la declaración, bajo la pena de
confiscación del valor de las partes ocultadas, y de casti-
go arbitrario contra aquellos que no se encuentren en
estado de pagar este valor. Después el cartel declara nulas
las adquisiciones que las gentes de mano muerta pudieran
intentar hacer para el porvenir, por cualquier medio ó
j>ret(.1'to q1le punta ser, y agrega que esas adquisicio-
nes quedarán igualmente sujetas á confiscación. La nuli-
dad en nada asustaba á las corporaciones y se sobreponían
á la ley, Para impedir el fraude, i\faría Teresa quiere
que los magistrados y empleados con cuya intervención se
verificaba la traslación de los inmuebles, y los que los ad-
quirían, hicieran el juramento de que no era en provecho
de ninguna mano muerta. Los que prestaren su nombre á
DE LAS PERSONAS CIVILES 44 1
1 \"~a<;e ';obre t'"t" cLl~:.;ti:'l1, ~-i\ :lj~1etlk :t~it.HI:l f-;U !3~l;.;:ica U!l<\. {'\:C':c:cnt-; m~'
Dh,ria de' :,-.nr. ,\rnt% y BaSlíné, proi',:sJ;t:·; de 1" Uni ... ersi.:hét d~ Bruse!;t". y
á l;artcl.::;. ;>.lJog"ll..: (I.a h'<~~t;·IÚt judidal. t. [V t p,igs. Ij':lS y siguientes,!.
DE LAS PERSOl<AS crnLES 447
sideradas por este mismo hecho como seres vivientes, y
que en consecuencia, tienen ciertos derechos que les son
necesarios p:UJ. vi,'ir con esta vida ficticia, Ó si se quiere,
para tender al objeto para el cual fueron instituidas? Sí,
la ficción imita á la realicbd, pero dentr,' de los límites de
lo qUe es posible y necesario. En el Estado, donde las
personas llam"-das ,¡"'i/es recibierurl esta personificación
fictió"-, ejercit"-n los d2fcchos que la ley les concede; pe-
ro en el ex.tranjero, es imposible que ten~;1n esos mismos
derechos, porque la primera condici!m requerida para el
ejercicio de un derecho es la de existir; h:ego bs persona,;:;
que no tienen más que un"- existencia ficticia, no existen
en el extr"-njcro. Efectivamente, eilas deben esta e"isten-
tencia á I::t ley, y únicamente al 'lue se la di" con un obje-
to cié utilid"-d ¡iública, es decir, nacion:li. Luego por su
institución lnisma. no tienen existencia, y no pueden te-
ner derechos sino dentro de los límites del territorlo á que
se e':tiend~ la sober;:tni;:t de que es órgano la ley. Cuando
el le:~¡sLHlor crea una perSOI1J.. ci\'iJ, tiene p()r rnira un ser-
vicio público; ¿ y cómo tcndrb la pretensión de conferir i
un establecin1iento nacional una existencia unl\'ersal? Es-
to es contradictorio. HiI}' más, ellegisbdor querrí:l10 que
no podría. porq uc su acción no ~e c:-:tiende i todo el g~ne
ro humano, sino que esU. restrii1>;iJa ~l la 11:tcilJl1 que re-
pre~~~nta;~por lo rniSill.O, su obrJ. es también neces;lri,ul1en-
te limitada, es dec¡~', que por ~u eSt:nciJ.. b:"'\ personas ci--
vilc"", no ti~nen m;'lS que una existencia li¡níLluL S;.Llicndo
de i(I~; límites dd E:-.~t;~J() que IJ.¿~ C'~tJ..Glec;l·), nu e:·~i~;tcn y:t,
pa':;;1l1 al no ser, y y,l 110 es cuestionable que no tienen de-
rCC]los que ejercer en el extranjero.
Tnd;lví:t 111:1s. El objeto d~ su i~L:itltuc¡'.'lll no eXIge, por
lo !11enOS en .:;;encral, que bs p~r.:Jonas clvih:s te;-t~~an exis-
tcnciJ. \' derccho-:-.: C';1 el c>:tran:cro. Estabicc;cLh p:1Cl UIl
servici~ público, ll:l. ,-,r,):Ll 1, ~l! l~:{isten(;i~l fictic¡:1. estj limitJ.-
d~~ por eso rnism_u :1..1 ki.'~·itorio uc la n:lcil~j!1. y b2S 1::1 para
DE LAS PERSONAS
1 St:!lknci;t Jt.' 22 ,l(~ Jlliio r:,' [~~7. (b,\l. UII'itra hs L'.)11dllO;knlC"; ,L·:\1. Lec;,;q-,¡,
r:-"Cllcll:,)r <!(';'J'l-;d (/.'Ii',S/,I'/l</,'I;,¡"a cid 3(.1" !:)-i-¡'. I. ,'},,'~IL,l c\r,o.: d:.:
c:¡<\~'i"'1l de Fr:lnci~ (;\;:ci,l¡·j pur dl)~ I:-;.lllls (!,~ ¡'_I"~ ,"I~\\0 d~ ; '¡"', Y (i,! r_) de ).;,]-
Yi';rnhrl~ ,k C-"'J: fIh11.i!., l.""';, r. ~[~. !;-;:)~. ~, .-:.(,i '. n,',- 1:1.'i :;, c':,-,d~t<1~·.,> :,¡.ullir.la~
e"tc¡;ljt'r:I-; 1'1;.',:'-11 S'~r "cll1;'.lId."J:t; :lnte lu .. t!":,ll¡~ ¡j,.'i 'Lln¡ ,~·-.c >. ;:lll!l cn;ln,l..) n,)
l'stc.:" i"t'Cc)!1'lCi,bi ,'ll E,'~-xlc:i,\ ,c.r') ,~n,! n"
"'¡:-"!"n ']".11':I]H.;;', ~i¡l ,"o;r0.~ ;,.<l,)r:/.;t-
Ii: ~ Este últil1/o 1':~Tlt0 -:r: !",r L\ ky '!e ,:0 d.· \i,'\"o ,JI! ';'57- V'·~;~ll;'\,. I--:n d
r:~:~;,1(' .'''·'l(i,lo. h~ ·',-,nro·! .", ,~l" h t"~l;··" 1-.; .-\mi,,'n, ::,. ..~," 'I.Llr¿¡, ,le l0')':; -,- ,L,; Id
Cúl"k d., l~'l!"l"; d,' ,) d·~ \.',1.' , ,!' 1-'-,1;5 ¡-,-,di,-':::. l'~'! _ ::, :.:. ¡\i,:';:;. 1,)5 Y s;--,!:it.!r.:';~·',
las personas naturales y las civi1es, en el sentido de (lue el
estado dc unas y otras est:1 arregbdo por la ley, y na-
turalment8 por la ley de su país, pues amb;:¡s pucden 111-
vacar ei estatuto per::::unaL
La corte de C:1.S3.c¡(';n m~::::ma
reconoció su error; h
pretecdirla idcntid:trJ de Iaó ¡O'crso"", reales y de bs hcti-
ciJ.s fué la <1 ue la extra\"i(\ lo 111ismo que {l ~Itr1in. P a Zl,'!l 1de
m{lS para 110 aceptar ~stJ. Zl::3;mibció¡i. i COSZl extrJ.ila~ :\i la
Corte ~i ~lerlin ret1e~:i0nJ.rnn qUt~ en nil~:.;;un~l pJ.rte el le~i~
helor francés ascrncja 1E l'crsc\na:::: ciyilc::; y LJ:-1 físic:1s. ;. Pero
qUl: cli;..(o? :\1 aun les da el nornlJ[': de personas {l k:s cuer-
pos y establecimicnus creados por él para un cbjeto de
utilidad púbiic:1. E::::ta rcserv:1., este silencio dellegisLldor,
bastan para de"truir tod" h teoría de 1" pcrsoniJi,;ación
civil y bs consecuencias que :\Ierlin y h Corte de casación
declucen de e!l,,_ CUClncl,) el legislador habla de las ,;aso-
nas, es írnposible que cOIllprencb. en esta exprl:::;ión las
ciyilcs, puesto que en ninguna parte reconoce perso-
nifi.cación civil; y ;lun cuanuo la n:conocicra, sería tanlbién
imposible "plicar á esos ,,'res ücticios el principio del esta-
tuto personal consagrado pur el J..rtlc1..1lo 3 del c(~Htigo de
~ap()lcóll.
P. de D.-Tomo l.-58
DE LAS PERSONAS
P. de D.-Tomo l.-59
TITULO PRIMERO.
por ellos los que están concedidos por la ley, los que no
existiríau sin ella, en oposición á los naturales que pertene-
cen al hombre, sin que el legislador tenga necesidad de
consagrarlos. En esta acepción especial, técnica, es en la
que el código dice (art. 8): «Todo francés gozará de los
derechos civiles;» mientras que según los términos del art.
II, el extranjero no goza en principio de los derechos ci-
viles, pues no goza de ellos sino bajo las condiciones de-
terminadas por la ley. De ahí proviene la división de las
personas en fnmceses y extranJeros, teniendo los prime-
ros, como tales, el goce de los derechos civiles, y no go-
zando los otros, más que de los naturales, ni adquiriendo
el goce de los civiles, sino bajo las condiciones determina-
das por la ley.
La distinción de los derechos privados, en civiles y en
naturales, está consagrada implícitamente por el Código
Civil (arts. 7 y 11). Creemos que esta distinción es falsa
en teoría, como lo diremos tratando de los extranjeros.
En cuanto :i los franceses, la distinción no tiene importan-
cia alguna, porque gozan de toda especie de derechos pri-
vados, mientras conserven su nacionalidad; pues cuando
la pierden, se convierten en extranjeros y son regidos en-
tónces por los mismos principios que éstos.
319. Nuestr::> capítulo l° se intitula: «Del goce de los
derechos civiles,» y el art. 7 habla del eJercicio de los de-
rechos civiles. No deben confundirse las dos palabras.
Conforme á los términos del art. 8, todo francés goza de
os derechos civiles; pero no todo francés los ejercita. El
goce concierne al derecho, es la facultad consagrada por
la ley; el eJercicio concierne al hecho, y exige por consi-
guiente una capacidad de hecho; mientras que el goce no
requiere más que una aptitud de derecho. El niño desde
su nacimiento, aun desde su concepción, goza de los de-
rechos civiles, con tal que sea francés; pero como es inca-
paz de ejercitarlos, su padre ó su tutor lo hacen por él.
GOCE DE U1S DERECHOS Clnu;s 469
CAPITCLO l°
ti
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 49I
E~ FR.\XCIA.
1 Tr~dhard, Exposic:rJn (le: los rnvti\'os (Lacré, t. 1, pág-_ 465, núm. 4).
49 2 DE LAS PERSONAS
338. ¿ Cuál es 1'1 condición del extr'ln jero, que dej'l tr'ls-
currir el año de su mayoría sin hacer la declaración pres-
crita por el art. 9' Que permanecerá extranjero, y no po-
drá adquirir la calidad de francés, sino por la naturalización.
Esta es la opinión general, que señalan los autores y sigue
la jurisprudencia, fundándose en el texto preciso de la ley.
El hijo nacido en Francia de un extranjero, nace extranje-
ro, pudiendo reclamar la calidad de francés, pero debien-
do hacerlo en el año de su mayoría; COIl tal que, dice el arto
9. La declaración en el año de la mayoría, es por tanto,
una condición que debe cumplirse en un plazo fatal, pasa-
do el cual, el extranjero permanece siendo lo que era por
su nacimiento. Tiene la condición de todo extranjero, y no
puede adquirir la cualidad de francés sino por la natura-
lización (1).
La ley belga de 27 de Septiembre de 1835 sobre na-
turalización, ha derogado en este punto el Código civil.
Conforme á esta ley, únicamente la gran naturalización,
confiere la calidad de belga, en toda su plenitud; y esa na-
turalización no se concede sino por servicios eminentes
prestados al Estado; lo que quiere decir, que muy pocos
extra n jeros pueden aspirar á ello.. Por UIla excepción de
gracia, la ley (art. 2) admite pedir la gran naturalización
á los individuos que habitan el reino, nacidos en Bélgica
de padres allí domiciliados, y sin que tengan necesidad de
probar que han prestado servicios eminentes al Estado.
Esta disposición se justifica por la consideración de que
pocos extra n jeros se aprovechan del beneficio del arto 9,
no porque no quieran usar de él, sino porque creen que
basta nacer en Bélgica para ser belga; é ignoran, que ade-
más del hecho del nacimiento, el Códig;o civil exige lo. ma-
nifestación de intención. Resulta de éSO, que estarían en
la imposibilidad de adquirir la calidad de belga, encontrán·
il:
li
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 5I 7
Durante la unión, los naturales franceses se establecie-
ron en un uepz..rtamento que formaba parte de las antiguas
provincias belgas. Después de la separación, continuaron
habitando el nuevo reino de los Paises Bajos. ¿ Perdieron
su nacionalidad francesa? ¿Se hicieron belgas I No evi-
dentemente. Eran franceses de origen, cU~lHdo b separa-
ción; luego eran extranjeros en Bélglca, 10 n1i:;nlo que los
ingleses ó los alemanes que allí rc,i<lÍJ,n, pues la cesión y
la anexión no afectan á los extranjeros. Poco importa que
estos francr;ses continuaran residiendo en los Pabes B::tjos;
la residencia en el extranjero no hace perder Le nacionali-
dad fro.ncesa, ni ad'l uirir la calidad de ldga. La corte de
Bruselas lo ha decidido así en muchas instanci,lS, y se ha
decidido, que un foncés que se domicilió en Bélgica des-
de más de 20 aüos, que se cas,) allí con una belga y que
ha permC\llccido domiciliado en los Países ¡hjos, después
de la separación no se ha hecho belga ([ l, y si ha conser-
vado el ánimo de volver, no perdió la nClcionalidad france-
sa.
Sucede lo mismo con los hijos nacidos en Bélgica, de
padres franceses. El bija sigue la nacioll:llidad del padre;
y si éste es francés, lo es también el hijo. Desde luego, la
cesión no tiene más intlucncia sobre los hijos, que sobre
los padres. ¿ Qué importa que eso,; hijos hayan nacido en
Bélgica' No es el nacimiento en el suelo belga el que 'da
b calidad de tal, sino el nacimiento de un padre belga.
Luego la cesión no cambia más que la nacionalidad de los
belgas naturZlies, y no puede ejercer influencia alguna so
bre los naturales extranjeros. En este punto, es constante
la jurisprudencia de bs cortes de FrclI1cia (2).
J
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES SIC)
I La corte de c:lSaCiÓll de 11,~I,~il:a decidió por sentencia (!t~ 2<) de Julio de rS(![,
r¡ue bsc;\rt;¡S c!e n:l.tllralizac:ll'n conferidas por el rey uc lo" Países Baj0s, no daban
e.l illdig<:>nato; y que el extranjero naturalizauu se hacía belg-a. p'~ru no podía cj<"!r-
Citar lüs \krechos (pIe el ano S de la ley fUUlbmelltal reser,;aoa ~i los indígenas
(Passicrisú, rf)ó2, 1. 100.)
P. de D.--Tumo I.--G(¡
5 22 DE LAS PERSONAS
I Pothier. Trlll(/do dé' las perso/las, parte r:;t, tít. n. seco tao
2 Valette en Proudhon, Trutado d .. las pO'sonas, t. 1, p. IZ!).
GOCE DE LUS DERECHOS CIVILES 525
- - - - - _ .. - - -- - - - -
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 529
N(c'I. 1. DE LA NATURALIZACIÓN.
I Pothier, Tratado de la;; pCr;;OIl<lS, parte ¡;l" tít., II, seco IV.
55 0 DE LAS PERSONAS
1 St;'!sión del consejo de Estado de o} fructidor, aiío IX. (Locreé. t. l, pág. 416.
núm, 9.)
2 Sentencia de tI' de Junio Je 1832. (Dallól, RC/i'rloriu, en las palabras Den!·
ehos ch·ih's, núm. 553.
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 55 I
tos S1l1 ánimo de volver.}) ¿ Eso quiere decir que el
francés que forma un establecimiento comercial en país
extranjero, no pierde nunca su nacionalidad) Así podría
creerse, al leer ia e:-.:posición de los motivos hecha por Bou-
lay. «El caso se presentará rara vez, dijo, y se necesitarán
pruebas muy robustas para acusar de este abandono á un
francés; así, lo que debe asegurar::;c t's que ni aun podrá
presentarse prueba alguJla eJl su cOJltrtr, /Jor ra:;ón lit'
'''' establecimiento comerci,,/» (1 l. Esto parece decir que
nunca ha incurrido en b pérdida de b calidad de fran·
cés, quien se establece en el e:-.:tranjero por negocios co-
merciales (2). Si tal fuere el sentido de b ley, estaría en
contradicción con los principios; porque el francés comer-
ciante puede tener voluntad de e:-.:patriarse, lo mismo que
el francés agricultor ó censatario. Ahora bien; con sólo que
se haya manifestado cbramente la n,luntad por bs hechos,
la consecuencia debe ser la pérdida de la nacionalidad.
¿ Cuáles son los hechos que prueban la falta de ánimo de
volver) Esta cuestión se ha dejado á la apreciación del
juez, y su solución depende de bs circunstancias de la
causa. Supongamos que el francés comerciante declara
públicamente que su intención es abandonar para siempre
Francia, que vende todo lo que en ella posee y abando-
na su patria con familict y todo; ¿se dirá que no pierde,
la calidad de francés, porque funde un establecimiento co-
mercial en el extranjero? La voluntad evidente y manifes-
tada por los hechos, de renunciar á su patria, ¡había de ser
contraproducente por la única razón de que el que expresó
tal voluntad, es comerciante! Esto no tendría sentido, por-
que sería una derogación de los principios que nada justi-
linría (3).
CON EXTRA"JERO.
citos civiles; ¿son, pues, todos los dcrcc/tos civiles, sin dis-
tinción, los que pierde? Lo cual implica ya que tampoco
el extranj~ro goza en principio de ningún derecho civil.
390. ¿ La pérdida de los derechos civiles recae sobre la
mujer y sobre los hijos del francés que perdió su naciona-
lidad? Ordinariamente se responde que los franceses pier-
den únicamente sus derechos civiles, y que ésta pérdida
ninguna influencia ejerce sobre el estado y capacidad de
la mujer (1). Eso es verdad en el sentido de que el mari-
do no puede quit:u á la mujer ni á los hijos, su nacionali-
dad; pero sí puede ser que la mujer cambie de nacionali-
dad con su marido, siguiéndole, por ejemplo, al extranje-
ro, sin ánimo de volver. En cuanto {l los hijos, si son me-
nores, conservan su patria de origen, y por consiguiente,
el goce de los derechos civiles. Si son mayores, y siguen
á su padre sin ánimo de volver, les alcanza la aplicación
del art. 17 y pierden su nacionalidad indirectamente por
la acción de su padre que se expatrb; pues tocaba á ellos
conservarla, permaneciendo en Francia, ó estableciéndo-
se en el extranjero con ánimo de volver. En suma, de su
voluntad depende perder el goce de los derechos civiles.
La respuesta á nuestra pregunta es ésta: La mujer y
los hijos pierden el goce de los derechos civiles, cuando
pierden la calidad de franceses, y sólo pierden esta cali-
dad por un hecho que les es personal. 1\Ias el hecho del
padre puede ser común él la mujer y á los hijos, en cuyo
caso todos están privados de los derechos civiles.
391. Los franceses que pierden su nacionalidad hacién-
dose extranjeros, están regidos por los principios que ri-
gen á estos. Sin emuargo, hay diferencias, en primer lu-
gar, en lo concerniente al goce de los derechos civiles. Si
el francés abdicando su patria, adquiere una nueva nacio-
nalidad, se equipara en tOUO;1 los naturales del país á que
Nú.\!. l. CO'lDlCIO"ES.
399. Según los términos del arto 20, «los individuos que
recobran la calidad de franceses, en los casos previstos
por los arts. ro, 18 y 19, no podrán aprovecharse de ella
sino después de haber cumplido con las condiciones que les
imponen; y sobmente para el ejercicio de los derechos
declarados en su beneficio, desde esa época.» Esta es una
aplicación del principio de que el c;¡mbio de nacionalidad
no produce efecto sino para 1" futuro, que no retro·obra.
El principio es general, y se aplica á todos los casos que
pueden presentarse. ¿ Por qué, pues, el código menciona
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 567
~ 19 De la muerte civil.
§ 2° De la interdicción legal.
CAPITULO Ir.
DE LOS EXTRA~JERüS.
I Dornat, de las leyes ch,fles en su orden natural, lib. IV, 2~ parte, ~ 13. p. 345
de la edición en folio de 1777.
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 581
1 Bacquet. del Dercdw de auOaine. 3~ parte, cap. XXVII, núm. 4. cap. XVIII,
núm. 3, 4~ parte, cap. XXXI, núm. 2.
2 Bacquet, del Derecho dI' (t{lbai,,/!, cap. XVIII, núm. 4.
3 :\lelin, RI'.I..",-rtoriu, en la palabra. .-J.ubaine, oúm. 4-
DE LAS PERSONAS
r Portalis, Exposición general de! sistema del CÓdigO ci\-il, hecha, en la sesión del
cuerpo legislativo de 3 frimarin, año X. (Locré L r, pdg. r9r. núm. Ij)
2 Discurso preliminar --lel proyecto de Cúdigo ciY1I, de la comisióD,(Locré t.1, p.
176, nútn. 75).
DE LAS PERSONAS
1 Exposición geNeral del sistema del CÚdi.!.rQ cú'it (Locré, t. 1, p. I9r, núm, 13)
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 58 S
¿ decidirán como legisladores, una cuestión política tan im-
portante? La dificultad, respondió Tronchet, no es una: el
juez decidirá conforme á los principios generales sobre el
estado del extranjero; ¿y cuáles son esos principios? No
teniendo el extranjero derechos civiles, es por lo mismo,
incapaz para suceder (1). Recordemos que Tronchet,
como Presidente de la Corte de casación, había presidido
b comisión encargada de presentar un proyecto de Código
civil. Es, pues, por más de un título el órgano de la opi-
nión general, y podemos inferir de sus palabras que la
doctrina tradicional 'dominaba en el consejo de Estado.
Rcederer mismo lo justifica en la memoria que leyó sobre
la situación de Francia respecto de los demás Estados,
relativamente al derecho de aubaine. Después de haber
dicho que en b edad media los extranjeros eran equipara-
dos con los esclavos, agrega: «Hácia el siglo XIV se dul-
cificaron esos rigores, y los extranjeros' fueron declarados
en Francia capaces para los actos de derecho de gentes,
tales como adquirir y poseer; pero no para los de derecho
civil, tales como heredar, y testar. Se estableció como
principio que el extranjero vivía libre en Francia y moría
esclavo» (2).
413. Con este espíritu escribió Boulay la primera expo-
sición de los motivos del art. I I. Comienza por compro-
bar que los romanos excluían de los derechos civiles, lo
mismo que de los políticos, á los extranjeros. La Asam-
blea constituyente admitió un sistema del todo opuesto.
Esos son dos extremos, dijo el orador del gobierno, y nin-
guno de ellos nos conviene. El de la exclusión absoluta
no es practicable en nuestros Estados modernos; con to-
do, si alguna vez fuera necesario elegir, Boulay preferiría
al cosmopolitismo de la Asamblea constituyente, porque
es más propio para alimentar en el corazón de los ciuua-
P. de D.-Tomo 1.-7:5
594 DE LAS PERSONAS
1 Bacquet, Derecho de aubal'/le, ti!- parte. cap. In, nlÍms. 14_ 18 Y 19.
2 Marcadé, Curso demental «el dercc1zo civil frallcés. t. t, pág. III, núm. 3.
GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 617
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GOCE DE LOS DERECHOS CIVILES 619
1 lIemo!omb,', (l'llrSU de! CÓd';f.,TI) di' .\"a/'()¡"tÍll. t. l, pcí.g. 422, numero 2pr).
2 La jurisprudencia se ha dividido. Véase b. nota en Dallóz, Cohcció.'1. perió·
dica, r858, 1,313.
DE LAS PERSONAS
GOZA EL EXTRANJERO.
P. de D.-Tomo 1._80
634 DE LAS PERSONAS
1 [l:tliVL, Rl}t'rtorif), en las:palabras Ad,IS cId estado dI.il, núm. 295. Esta es
la opil;ión general. M. Demolombe (iJ.úm. 281) hace una distinción inadmisible exi-
g;~c.u,) el goce de d~recho¡) civiles, pero no la calidad de ciudadano.
GOCE DE LUS DERECHOS CIVILES 635
1 Tre¡Jh.:.rd, Exposi,;iJtz d-: los mo,i,'vs (Locré, t. l. pá,;. 468. núm. 9).
DE LAS PERSONAS
t V;\let~e. en Proudhon. Tratado .Id e"itado de ZtfS t;;"r.;owrs. t. 1, p" [¡3, no·
ta a.
DE LAS PERSONAS