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PINTA LA REVOLUCIÓN:
ARTE MODERNO MEXICANO
1910-1950
Evelyn Useda, Coordinación editorial del Museo del Palacio de Bellas Artes / Producción de la edición en español
Sherry Babbitt, Departamento de Publicaciones del Philadelphia Museum of Art / Producción de la edición en inglés
Pinta la Revolución. Arte moderno mexicano, 1910-1950 ha sido organizada conjuntamente por el Museo del Palacio de Bellas Artes
y el Philadelphia Museum of Art, patrocinada por la Fundación Mary Street Jenkins
Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Instituto Nacional de Bellas Artes de la Secretaría de Cultura
y del Philadelphia Museum of Art.
Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación,
sin la previa autorización por escrito de la Secretaría de Cultura / Insituto Nacional de Bellas Artes.
ix Rafael Tovar y de Teresa 1 El arte moderno 263 Testimoniando 311 Historias de la ciudad: 349 ¿Ritual de Estado, 387 Bibliografía citada
y México, 1910-1950 la Revolución, forjando los Contemporáneos políticas de masas
xi María Cristina García MATTHEW AFFRON patria y el arte moderno o mitopoeia? 397 Lista de obras
Cepeda ROBIN ADÈLE GREELEY mexicano Las numerosas
CATÁLOGO MARK A. CASTRO modalidades del 406 Índice onomástico
xiii Prólogo 11 Modernismo Everything Was for the muralismo mexicano,
Timothy Rub y Miguel y mexicanidad 271 Revolution: 321 Sílaba, palabra, discurso. 1929-1950 416 Autores
Fernández Félix Muralismo en la La fotografía mexicana MARY K. COFFEY
35 Pinta la Revolución Secretaría de Educación entre la abstracción 359 417 Créditos fotográficos
Pública y el montaje, 1910-1950 Los surrealismos
81 En la ciudad DAFNE CRUZ PORCHINI LAURA GONZÁLEZ FLORES en México: tensiones 418 Agradecimientos
y encuentros
127 Pinta los Estados Unidos 281 La gráfica: 331 Al norte de la frontera: RITA EDER
distribución y talleres exposiciones 371
163 En tiempos de guerra RENATO GONZÁLEZ MELLO y coleccionismo Retórica de la luz.
de arte mexicano en Fábulas del poder
291 El método de dibujo Estados Unidos y alegorías del deseo
Best Maugard y una nueva JOSEPH J. RISHEL en el cine mexicano de la
generación de artistas década de los treinta
MIREIDA VELÁZQUEZ 339 El muralismo mexicano 379 JUAN SOLÍS
en Estados Unidos a
301 México estridentista principios de los años Arquitectura y práctica
LYNDA KLICH treinta: lo social, lo real de vanguardia en México,
y lo moderno 1928-1950
ANNA INDYCH-LÓPEZ DANIEL GARZA USABIAGA
Afirma el premio Nobel de Literatura Jean-Marie Gustave Le Clézio que durante la primera mitad del
siglo xx México era «un lugar fértil para las artes y las ideas, tanto como lo habían sido antes el Londres
de Dickens o el París de la Belle Époque de Montparnasse». En aquella época, el país, y particularmente
la Ciudad de México, atraía a intelectuales y artistas de las más diversas latitudes como el punto neu-
rálgico de un renacimiento que trascendía el campo del arte. Pero el cosmopolitismo que se respiraba
en el ambiente no estaba dado únicamente por la variedad de nacionalidades que convivían en el suelo
nacional. Por primera vez, con una frecuencia y facilidad inusitadas, los artistas mexicanos comenzaron
a viajar para dar a conocer aquel Renacimiento mexicano, allende sus fronteras. Estados Unidos se
convirtió entonces en uno de los países predilectos de ese itinerario, durante un momento que repre-
senta uno de los primeros capítulos de nuestra diplomacia cultural.
Desde entonces, en el vecino país del norte, la impronta del arte mexicano ha sido objeto de
estudio, aprecio y difusión internacional, gracias al esfuerzo de centros educativos y universidades lo
mismo que de prestigiosas instituciones culturales como el Philadelphia Museum of Art. En ese sen-
tido, la muestra Pinta la Revolución: Arte moderno mexicano, 1910-1950 hace justicia al rol que en el recuento
de la historia del modernismo mexicano han desempeñado tanto el Philadelphia Museum of Art como
el Museo del Palacio de Bellas Artes. Pensada como una exposición en espejo, con sedes compartidas
en Filadelfia –en el Philadelphia Museum of Art– y en la Ciudad de México –en el Museo del Palacio
de Bellas Artes–, la muestra ofrece una oportunidad única de apreciar bajo un mismo techo un mosaico
abigarrado y plural de obras que a pesar de haber sido ensamblado a partir de una multitud de colec-
ciones en ambos lados de la frontera, alcanza aquí, gracias al concepto curatorial, un agudo sentido
de unidad estética.
El catálogo que acompaña la exposición, con textos de especialistas de una y otra naciona-
lidades apunta hacia el mismo horizonte de interpretación: así como no se deja de alabar la impor-
tancia del muralismo mexicano, es lícito subrayar también la pluralidad de manifestaciones artísticas
que convivieron con gran fuerza en el país, durante la primera parte del siglo xx. Se trata pues, de su-
perar una visión esquematizada y poner en diálogo al nacionalismo pictórico con el funcionalismo
arquitectónico, o bien, al estridentismo con el naturalismo de raigambre costumbrista; se trata de
otorgar a cada uno su rol exacto en la conformación del «modernismo mexicano».
De esta forma, la Secretaría de Cultura refrenda su vocación de difundir el patrimonio nacional
y de promover el mutuo entendimiento entre naciones. Pinta la Revolución: Arte moderno mexicano, 1910-1950
es fruto de un esfuerzo colectivo entre distintas instituciones de los gobiernos de Estados Unidos y de
México, encaminado a promover el reconocimiento de todo aquello que compartimos no sólo como
habitantes de una geografía vecina sino como herederos de un siglo que supo intercambiar y renovar
sus puntos de vista, gracias a la universalidad y la generosidad del arte.
ix
Pinta la Revolución: Arte moderno mexicano, 1910-1950, la exposición que la Secretaría de Cultura presenta en
el Philadelphia Museum of Art y en el Museo del Palacio de Bellas Artes, se ocupa de uno de los más
altos momentos de la historia cultural de México: el de las prácticas artísticas que hicieron suyo un
afán de transformación y que retomaron cierta afinidad con los modelos europeos de vanguardia y al
mismo tiempo un ideal característico de la conciencia mexicana para generar propuestas plásticas
novedosas que se verían reflejadas en elementos tan disímiles como la gráfica, la pintura de caballete,
el dibujo y el muralismo.
Durante las primeras décadas del siglo xx, nuestras artes visuales se nutrieron de las propuestas
de cambio presentes en la estética y en los demás órdenes de la vida nacional e internacional, y con
ellas se renovaron. La gente del pueblo fue la más visible de sus preocupaciones y el más recurrente de
sus aciertos.
Individuos, grupos y movimientos desfilan por las páginas de este catálogo, así como por las
salas de los museos mencionados, donde se reconsideran a la luz de nuevas perspectivas las obras que
produjeron, y que dieron rostro a una época, que, como felizmente es el caso de muchas de ellas,
perduran en el tiempo sin tiempo del arte.
Pinta la Revolución: Arte moderno mexicano, 1910-1950 nos remite a la trayectoria y el legado de sus
representantes. Encontramos aquí figuras emblemáticas al lado de otras no tan conocidas pero de
igual mérito: los muralistas, las Escuelas de Pintura al Aire Libre, el estridentismo, el surrealismo, los
Contemporáneos, el Taller de Gráfica Popular, la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR),
el grupo ¡30-30!, los transterrados, fotógrafos, cineastas, arquitectos, entre muchos otros, cuyos
esfuerzos de innovación habrían de contribuir de manera significativa al arte universal.
Nuestro reconocimiento a los autores de estos ensayos que desde luego formarán parte de las
lecturas de las nuevas generaciones y de los conocedores de nuestra tradición artística; y a los creadores
del concepto curatorial que manifiesta la importancia del arte moderno nacional en la construcción de
la identidad estética de México ante el mundo.
A propósito de otro recuento de artistas plásticos de México, también amplio e incluyente, el
crítico de arte Luis Cardoza y Aragón escribió: «Pienso, o más bien sueño y creo en mi imaginación el
retrato de México que están pintando sus artistas. Es como un mosaico en el cual cada uno participa con
sus dotes y sus más logradas perfecciones». Y agregó: «A México lo reconocemos en la suma de todos».
x xi
PRÓLOGO
TIMOTHY RUB
Director George D. Widener y CEO
Philadelphia Museum of Art
De todos los capítulos importantes de la historia del arte moderno, destacados y en gran medida vino motivada por la creencia de que los
pocos han cautivado la imaginación de los especialistas y el público desarrollos en México señalaban el camino hacia el futuro.
de la misma forma que el desarrollo del arte mexicano durante la Durante las últimas décadas, el arte mexicano desde el ini-
primera mitad del siglo xx. El arte de este periodo estuvo significa- cio de la Revolución en 1910 y hasta aproximadamente la década de
tivamente teñido por los cambios políticos, sociales y económicos 1950 –el periodo que se analiza en este catálogo y en la exposición
forjados por la Revolución Mexicana y por la esperanza de que los ar- a la que acompaña– ha sido objeto de renovado interés académico
tistas tendrían un papel vital en el proyecto de la construcción de tanto en México como en el extranjero. Sigue siendo un tema fe-
una nueva nación. cundo y absorbente, aunque durante mucho tiempo ha estado de-
Este experimento –pues, en gran medida, todavía se percibe terminado por el énfasis puesto en los tres grandes, Rivera, Orozco
como tal, aun cuando ha transcurrido un siglo desde su inicio– y David Alfaro Siqueiros, y en la historia del movimiento muralista.
se desarrolló de muchas maneras diferentes, a menudo impredeci- Una nueva generación de especialistas, con una mirada fresca y una
bles, las cuales fueron alteradas no sólo por las políticas culturales perspectiva que sólo puede obtenerse con el paso del tiempo, ha
de la época, complejas y, en ocasiones, combativas, y por el intenso ampliado actualmente nuestro entendimiento del arte moderno
y continuado debate acerca de si las artes deberían o no servir como mexicano para que podamos observarlo una vez más como el fe-
un instrumento de la política de Estado, sino también por la cre- nómeno complejo y a menudo contradictorio que fue. Nos com-
ciente interacción de los artistas mexicanos con el resto del mundo. place que este catálogo y la exposición que documenta representen
En efecto, si una de las características sobresalientes de la obra de un resumen y síntesis de su trabajo.
Diego Rivera, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, María Lo que en la actualidad resulta fascinante, y con seguridad
Izquierdo y otros artistas del periodo era su mexicanidad, su índole tuvo que haberlo sido también entonces, es el ejemplo de los artistas
inconfundiblemente mexicana, es importante mencionar que que, pese a sus diferencias y los distintos niveles de participación en
aquella también era de igual modo expresivamente cosmopolita en el activismo político, estaban profundamente comprometidos con la
su naturaleza y venía determinada por una conciencia de los más formación de una nueva sociedad. Conforme continuamos eva-
recientes desarrollos en Europa y en Estados Unidos. luando el desarrollo del arte moderno y nos preguntamos sobre las
Asimismo, hay que mencionar que el mundo, a su vez, ob- lecciones que puede ofrecernos, tenemos la esperanza de que el papel
servaba a México. Con certeza la celebridad internacional de Rivera y que representaron las artes visuales en ese momento extraordinario
la reputación en aumento que Orozco obtuvo gracias a los murales de la historia de México pueda despertar el interés del público actual.
que pintó en Estados Unidos suscitaron bastante interés. Sin embargo, Pinta la Revolución: Arte moderno mexicano, 1910-1950 es la primera
la fascinación por la cultura mexicana contemporánea fue mucho más investigación íntegra sobre este tema que se presenta en México y
grande que los logros –bastante elogiados– de éstos y otros artistas en Estados Unidos desde hace muchos años. Representa los esfuer-
xiii
zos de colaboración de dos instituciones, el Philadelphia Museum del Philadelphia Museum of Art; Mark Castro, curador adjunto de
of Art y el Museo del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, proyectos del Philadelphia Museum of Art; Dafne Cruz Porchini,
que hace ya casi cinco años establecieron una alianza para desarro- investigadora postdoctoral de El Colegio de México; y Renato
llar una exposición que examinara con nuevos ojos un tema familiar González Mello, investigador del Instituto de Investigaciones
pero aún poco entendido, y presentara ante una nueva generación Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Todos
de espectadores uno de los periodos más dinámicos de la historia han realizado una labor espléndida y estamos en deuda total con
del arte mexicano. ellos por la inteligencia y el conocimiento que aportaron a este tra-
El Palacio de Bellas Artes ocupa un lugar importante en la bajo. Si, como esperamos, esta publicación se convierte en un libro
historia del muralismo mexicano, ya que fue en este gran centro de referencia para el estudio del arte moderno mexicano, será porque
cultural, terminado en 1934, donde Rivera y Orozco pintaron mu- ellos y sus colegas han sintetizado con eficacia la erudición más re-
rales por invitación del Estado mexicano. Con la incorporación pos- ciente dentro del campo y, durante el proceso, han sentado las bases
terior de otros murales de figuras como Siqueiros, Tamayo, Roberto para un entendimiento nuevo y más amplio de este fascinante tema.
Montenegro y Manuel Rodríguez Lozano, se ha convertido desde Estamos profundamente agradecidos al personal tanto del
entonces en un centro importante para el estudio del movimiento Philadelphia Museum of Art como del Museo del Palacio de Bellas
muralista, al igual que el principal recinto de exposiciones dedica- Artes por la paciencia, energía y atención al detalle aportado a este
das a las bellas artes en la Ciudad de México. El Philadelphia proyecto complejo. Su éxito les pertenece y sabemos lo orgullosos
Museum of Art presentó la última investigación importante sobre que están de todo lo que hemos logrado juntos.
arte moderno mexicano vista en Estados Unidos, Mexican Art Today, También expresamos nuestro sincero agradecimiento a la
organizada por Henry Clifford, con el apoyo de Inés Amor, en 1943. Secretaría de Cultura de México y al secretario de dicha dependencia,
Asimismo, el museo cuenta con una de las colecciones más extensas Rafael Tovar y de Teresa, por su apoyo constante a nuestros esfuerzos;
de obras de este periodo que hay en el país. asimismo a la dirección y al personal del Instituto Nacional de Bellas
Este catálogo y la exhibición se han beneficiado del espíritu Artes por su ayuda y aliento en cada etapa del largo y complicado pro-
de colaboración que ha regido nuestro trabajo desde un principio. ceso del desarrollo de una exposición de este alcance y ambición.
Es un placer reconocer y expresar nuestro agradecimiento a todos Finalmente, expresamos nuestro inmenso agradecimiento
los especialistas, tanto en México como en Estados Unidos, que han a los diversos prestadores, tanto públicos como privados, de Pinta
contribuido con sus ensayos a esta publicación, y en especial a las la Revolución: Arte moderno mexicano, 1910-1950. Han sido en todo mo-
cuatro personas que concibieron los temas de la muestra, conduje- mento generosos con las obras de arte que se hallan a su cuidado,
ron su desarrollo y se desempeñaron como editores del catálogo: pues valoran tanto como nosotros la importancia de fomentar un
Matthew Affron, curador de Arte Moderno Muriel y Philip Berman entendimiento más amplio del rico patrimonio cultural de México.
xv
EL ARTE MODERNO Y MÉXICO, 1910-1950
MATTHEW AFFRON
En noviembre de 1910 estalló una insurrección contra el presidente la nueva Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1920. Vasconcelos
Porfirio Díaz, el hombre que durante mucho tiempo dominó la po- congregó una red de pintores que realizarían murales monumen-
lítica mexicana. El régimen de casi treinta y cinco años conocido tales en los edificios públicos. Estos murales tenían un propósito
como porfiriato gozó de estabilidad y paz, una situación sin prece- público y educativo: conmemorar la historia y tradiciones indíge-
dentes durante los cien años transcurridos desde la independencia nas de México, narrar la lucha del pueblo desde la conquista espa-
de México. Sin embargo, en 1910, una confluencia de factores, in- ñola en el siglo xvi y retratar la historia y las ideas de la insurgencia.
cluyendo represión por parte del gobierno, dificultades económicas El movimiento muralista que Vasconcelos ayudó a poner en marcha
y una crisis en la sucesión presidencial, activó la oposición en varios se percibe tanto como una manifestación artística arquetípica de la
sectores de la sociedad mexicana. Díaz dimitió en mayo de 1911 y Revolución Mexicana como una contribución notable de la nación
el lider revolucionario Francisco Ignacio Madero –un terrateniente al arte de los tiempos modernos. Este libro y la exposición a la que
progresista que hizo campaña por una reforma industrial y agraria, acompaña presentan una historia compleja y amplia de la innova-
los derechos de los trabajadores y la democracia– fue elegido presi- ción artística dentro de las artes visuales de México.
dente en noviembre. La siguiente década presenciaría una nación Tanto el catálogo como la exposición son productos de una
consumida por una guerra civil que ocasionó cuantiosas pérdidas colaboración entre instituciones en Estados Unidos y México con
humanas y durante la cual también se crearon héroes mártires, in- relaciones profundas a lo largo de la historia. El Museo del Palacio
cluyendo a Madero, que fue derrocado y posteriormente asesinado de Bellas Artes ocupa el edificio art nouveau cuya construcción co-
en un golpe de estado contrarrevolucionario en 1913; a Emiliano menzó en 1901 bajo la administración de Porfirio Díaz como un
Zapata, quien lideraría la revuelta popular contra el sistema de ha- nuevo teatro nacional en el corazón de la Ciudad de México. La
ciendas en el sur; a Francisco (Pancho) Villa, jefe de las fuerzas po- Revolución y sus consecuencias aplazaron la finalización del inmue-
pulares en el norte rural; y a Venustiano Carranza, el primer ble hasta 1934. Ese año, el Departamento de Bellas Artes de la
presidente electo después de la aceptación de la Constitución de Secretaría de Educación Pública estableció en su recinto el Museo
1917. Ésta, vigente todavía, aunque muchas veces modificada, con- de Artes Plásticas, que incluía colecciones nacionales de arte poste-
firmó la apropiación nacional de los recursos naturales, un código rior a la Conquista; asimismo encargó a Diego Rivera (1886-1957) y
de trabajo, educación primaria pública y universal y la separación a José Clemente Orozco (1883-1949) pintar frescos en su atrio, po-
entre Iglesia y Estado1. Carranza fue asesinado en mayo de 1920, du- niendo en marcha de este modo el desarrollo de la institución como
rante una revuelta encabezada por su antiguo aliado, el general un museo de murales (fig. 1.1). En 1947, el Museo de Artes Plásticas
Álvaro Obregón, quien algunos meses después asumió la presiden- se transformó en el Museo Nacional de Artes Plásticas, diseñado por
cia y comenzó el largo proceso de reconstruir la nación. su director, Fernando Gamboa, para narrar la historia del arte pre-
Las artes visuales fueron fundamentales para el proceso de hispánico, colonial, popular y moderno de México2. Durante el
reconstrucción desde un principio. El presidente Obregón puso al mismo periodo, el Philadelphia Museum of Art se encontraba entre
distinguido intelectual José Vasconcelos (1882-1959) al mando de las instituciones que tomaron la iniciativa de coleccionar y presentar
2 PAINT THE REVOLUTION
Dr. Atl (Gerardo Murillo, mexicano, 1875-1964) 1
Amanecer en la montaña, ca. 1916, detalle de cat. 12
Fig. 1.1. Luis Márquez Romay (mexicano,
1899-1978), Palacio de Bellas Artes,
Ciudad de México, ca. 1934. Plata sobre
gelatina, 17.8 x 12.7 cm. Archivo
Fotográfico Manuel Toussaint, Instituto
de Investigaciones Estéticas, UNAM,
Ciudad de México. En la pared del fondo,
el mural de Diego Rivera, El hombre
controlador del universo, 1934 (cat. 190),
recreación de El hombre en la
encrucijada, 1933 (destruido), Edificio
RCA, Rockefeller Center, Nueva York
arte moderno mexicano en Estados Unidos. La memorable expo- la vanguardia artística con la revolución política y social. Sin em- embargo, éstos buscaron una versión del modernismo imbuida por aspectos esenciales del arte producido en México después de 1920,
sición itinerante de 1943: Mexican Art Today, organizada por Henry bargo, en México, la génesis del modernismo en las artes visuales, una conciencia mexicana característica –o mexicanidad– que con tanto como obra innovadora en un formato monumental como en
Clifford, el curador de pinturas del museo, en colaboración cercana entendida en gran parte como la aparición de formas estéticas nada frecuencia implicaba el despliegue de símbolos de identidad na- términos del uso discursivo del indigenismo y el mestizaje9.
con Inés Amor, la propietaria de la Galería de Arte Mexicano y tradicionales en respuesta a las experiencias de la vida moderna, co- cional8. El Dr. Atl se interesaba a fondo por la arquitectura colonial,
principal promotora del arte moderno en la Ciudad de México, mienza en las décadas de 1880 y 1890 y puede encontrarse en la obra el arte popular y la geología local, en especial por las montañas y
brindó al público de siete ciudades de Canadá y Estados Unidos de artistas que se remitieron a los estilos simbolistas e impresio- los volcanes emblemáticos de México. Estos últimos, representados Después de 1920, el contexto en el cual los artistas mexicanos tra-
una relación amplia de la reciente pintura mexicana de caballete nistas internacionales6. En vísperas de la insurgencia en noviembre de una manera postimpresionista prismática y arrolladora, fueron bajaban cambió de manera radical. El gobierno de Obregón vio el
(fig. 1.2). Esta exposición también animó los esfuerzos del museo de 1910, una segunda generación de innovadores jóvenes artistas motivos clave de sus pinturas y grabados (veánse cat. 8-11). Rivera, arte como un elemento fundamental para el proceso de construc-
para coleccionar obras de artistas mexicanos, y en las décadas sub- había empezado a manifestarse. Ante la falta de un sistema desarro- quien pasó la década revolucionaria en Europa, estableció su repu- ción de un Estado revolucionario tras una guerra civil de diez años.
secuentes, el curador de grabados y dibujos Carl Zigrosser super- llado de galerías privadas u otros espacios independientes, su lucha tación como pintor cubista en París. Su retrato de 1915 de Martín Asimismo, los muralistas adoptaron una identidad política como
visaría la formación de una colección importante de obras contra los poderes culturales arraigados se llevó a cabo principal- Luis Guzmán, otro intelectual mexicano joven en el extranjero, ex- trabajadores intelectuales, llamados a contribuir con el proceso
mexicanas modernas sobre papel3. mente en el interior de los muros de la academia de arte más anti- presa un lenguaje cubista parisino, pero, como algunas otras pin- mayor de institucionalizar la Revolución Mexicana, y para el otoño
Pinta la revolución: Arte moderno mexicano, 1910-1950 ofrece una gua del país, la Escuela Nacional de Bellas Artes, fundada en la turas clave de ese año, también resalta su mexicanidad al introducir de 1923 se habían organizado como el Sindicato de Obreros
revaloración necesaria de cuatro décadas trascendentales que trans- década de 1680 bajo el gobierno español como la Academia de San el motivo de un sarape a rayas y un equipal tejido (cat. 23). Técnicos, Pintores y Escultores (SOTPE). En un manifiesto dirigido
formaron la vida cultural de México y determinaron su surgi- Carlos. El acontecimiento más importante en el calendario de ex- El imaginario asociado con los indígenas se convirtió en un a los soldados, campesinos y trabajadores de México, redactado por
miento como un centro de producción del arte moderno. Esta hibiciones de 1910 –programado para que coincidiera con las cele- símbolo poderoso de nacionalismo cultural, como lo ejemplifica David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y publicado en junio de 1924 en
reflexión, primera que se lleva a cabo completa y a gran escala sobre braciones oficiales que conmemorarían un siglo de independencia Nuestros dioses, de 1914-1918 (fig. 1.3), el tríptico inconcluso de El Machete, el periódico del sindicato (y más tarde del Partido
el tema en una década y media4, se apoya en una gama extraordi- de España y, como sucedió, inaugurándose sólo semanas antes del Saturnino Herrán (1887-1918) para el Teatro Nacional (ahora el Comunista Mexicano), se afirmó que el arte de los mexicanos «es
naria de obras, desde bocetos y fragmentos de murales hasta frescos estallido de la Revolución Mexicana– fue una gran demostración Palacio de Bellas Artes). En esta obra Herrán desarrolló una lectura grande precisamente porque siendo popular es colectiv[o], y es por
transportables, pinturas pequeñas o grandes, fotografías y graba- de las obras de los pintores, escultores y grabadores mexicanos. A alternativa de la historia inicial de la colonia, al mostrar una escena eso, que nuestro objetivo estético fundamental radica en socializar
dos, además de libros y periódicos de gran formato. Este catálogo través de la prensa, los miembros del comité organizador de la ex- imaginaria de los indígenas y de los conquistadores españoles arro- las manifestaciones artísticas tendiendo hacia la desaparición ab-
tiene la intención de profundizar en nuestro conocimiento sobre posición, encabezados por el carismático Dr. Atl (Gerardo Murillo, dillados ante la estatua imponente del siglo xv de Coatlicue, la diosa soluta del individualismo, por burgués»10. Los verdaderos creadores,
figuras, episodios y situaciones clave que se plantearon en las artes 1875-1964), lo presentaron como un llamado «a todos los que creen madre y de la tierra azteca. La fusión idealista de tradiciones místicas declaró el SOTPE, deberían unir estética y propaganda ideológica.
visuales en México durante ese periodo. Trece ensayos de académi- en el renacimiento del arte pictórico entre nosotros; a todos los que (en la etapa final de trabajo sobre esta imagen Herrán superpone un El muralismo fue elegido como el vehículo para la sociali-
cos destacados brindan una nueva investigación profusa sobre el esperan que de la Academia de San Carlos salgan verdaderos artistas Cristo crucificado sangriento sobre la imagen de la Coatlicue) es el zación del arte porque era arquitectónico, monumental y colectivo.
muralismo y la pintura de caballete, el grabado, la fotografía, el cine a conquistar laureles en el concurso del arte universal»7. indicio de que el artista se involucró en la estética de la pintura sim- En la técnica del fresco, el artista aplicaba los pigmentos directa-
y la arquitectura modernas; sobre las historias de varios grupos de En este inicio de renovación artística había una afinidad bolista. Pero, de manera más exacta, esta convergencia imaginada mente al muro y su pintura se convertía así en parte integral de la
artistas que surgieron como consecuencia de la Revolución; así con los modelos pictóricos europeos, mismos que llegaron a la de ritos y civilizaciones indígenas y europeas le da forma visual a un arquitectura, y esta fusión de imagen y arquitectura era crucial para
como sobre el involucramiento del Estado mexicano en la cultura5. Ciudad de México gracias a las obras y la enseñanza de quienes ha- carácter clave de la identidad nacional mexicana en la era moderna: la experiencia pública de la obra. El gobierno eligió edificios oficiales
Los estudios acerca del arte mexicano en las primeras dé- bían viajado al extranjero, lo cual fue importante para afirmar la el concepto de mestizaje, o la mezcla de los elementos españoles e in- –principalmente escuelas, en los primeros años– como escenarios
cadas del siglo xx por lo general se enfocan sobre la proximidad de propia definición de los artistas mexicanos como modernistas. Sin dígenas a partir de la Conquista en adelante. Nuestros dioses presagia de este arte populista y nacionalista moderno. Los muralistas
desarrollaron diferentes tipos de un realismo figurativo, y espera- Los pintores utilizaron una variedad de otros formatos, desde fres- futuros de la vanguardia mexicana, incluyendo a Rodríguez Lozano, Ciudad de México con un pliego suelto titulado Actual-N°1 (cat. 89).
ron que fuera tanto accesible como atractivo para un público am- cos transportables y lienzos grandes hasta estampas, como una ma- Ramón Alva de la Canal (1892-1985) y Leopoldo Méndez (1902- «Cosmopoliticémonos»16, apremiaba, y su ambición era lanzar el es-
plio en esta nueva era de política de masas. La opción de Rivera, por nera de difundir su imaginario; y muchos ejemplos de éstos forman 1969), también tuvieron vínculos con las Escuelas de Pintura al Aire tridentismo como una analogía del dadaísmo internacional, el fu-
ejemplo, era historicista de manera autoconsciente, ya que fusionó parte de la presente exposición. También hemos utilizado tecno- Libre, fundadas por Alfredo Ramos Martínez (1871-1946) en 1913, turismo italiano y el ultraísmo español. El manifiesto de Maples
convenciones pictóricas de las vanguardias, del Renacimiento ita- logía digital en las salas para dar una idea de la escala monumental cuando fungió como director de la Academia de San Carlos, y reac- Arce exaltaba una sensibilidad universal basada en la belleza acele-
liano e incluso precolombinas en su propio estilo modernista; y el imaginario complejo de tres proyectos de murales ejemplares: tivadas después de la Revolución. Concebidas como un vehículo rada y caótica de la vida moderna y rechazaba las construcciones
mientras que Orozco desarrolló un naturalismo intensificado que dos series de imágenes de Rivera –Corrido de la Revolución Agraria (1926- para una pedagogía alternativa del arte, estas escuelas fueron mo- neotradicionalistas de la mexicanidad y del nacionalismo como lí-
involucraba un tratamiento escultórico de la figura humana, for- 1927) y Corrido de la Revolución Proletaria (1928-1929)–, que dieron tér- dernas (por su forma de evitar las tradiciones académicas), social- mites imponentes e inaceptables en el arte. La revista de vanguardia
mas rítmicas, colores realzados y sombras oscuras. Lo que compar- mino a su proyecto colosal de decoración mediante murales de la mente inclusivas (al dirigirse desde un principio a estudiantes de Horizonte (1926-1927) y otras publicaciones estridentistas incorpo-
tieron con sus contrapartes del Sindicato de Obreros Técnicos, sede de la Secretaría de Educación Pública, en la Ciudad México áreas semirurales fuera de la Ciudad de México y después a estu- raron el imaginario de la tecnología a través de reproducciones de
Pintores y Escultores fue una fe radical en que el muralismo resta- (fig. 1.4; véanse también pp. 66-71); La épica de la civilización americana diantes de las zonas industriales de la ciudad) y nacionalistas (al en- pinturas, grabados y fotografías modernos. El grupo vinculó su
blecería el papel social del arte moderno. (1932-1934), de Orozco, en el Dartmouth College en Hanover, New fatizar la representación de temas vernáculos y de quintaesencia utopismo tecnológico a políticas socialistas y después de su diso-
Su mensaje no pasó desapercibido entre observadores más Hampshire (pp. 140-147); y Retrato de la burguesía (1939-1940), de mexicana). En 1927, la Escuela de Talla Directa, también comenzó lución en 1927 (habiendo tenido cierto éxito al extender su alcance
reflexivos. El novelista estadounidense John Dos Passos (1896-1970) Siqueiros, para la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) a funcionar y se dedicó a una estética paralela en el grabado en ma- geográfico más allá de la Ciudad de México), algunos miembros se
viajó a México en 1926-1927 y visitó los murales de Orozco en la en la Ciudad de México12 (pp. 182-187). dera y la escultura. reagruparon en el colectivo ¡30-30!, que toma su nombre de un tipo
Escuela Nacional Preparatoria y los de Roberto Montenegro (1885- Además de los murales públicos, el mecenazgo artístico por de armamento utilizado en la Revolución para subrayar su postura
1968) y Rivera en la Secretaría de Educación Pública, y posterior- parte del gobierno como mecanismo para la integración social tam- agresivamente vanguardista17.
mente escribió sobre sus experiencias para la revista de izquierdas bién incluyó la educación artística. En 1921, se creó un Departamento Durante muchos años, los tres grandes del muralismo moderno El segundo grupo –que se trataba en realidad de una red
con sede en Nueva York, New Masses. En su ensayo, «Paint the de Dibujo y Trabajos Manuales dentro de la Secretaría de Educación mexicano: Orozco, Rivera y Siqueiros, dominaron la historia del estructurada de forma más libre– se conformó en la primera mitad
Revolution!» (que ha inspirado el título de la actual exposición), Pública, dirigido por Adolfo Best Maugard (1891-1964; véanse cat. arte moderno mexicano, si bien estas narraciones estándares tam- de la década de 1920 y tomó su nombre del título de la revista lite-
Dos Passos describe este arte monumental narrativo dirigido a un 36-38, 40), un pintor y conocedor del arte precolombino que des- bién dieron cabida a Tamayo, quien se posicionó a sí mismo como raria de la Ciudad de México, Contemporáneos, lanzada en 1928. Los
público amplio como un trastocamiento decisivo de los protocolos arrolló un sistema de reglas para la enseñanza del dibujo basado en la competencia de los muralistas14. El ascenso popular de Frida miembros de Contemporáneos compartieron una actitud escép-
y normas del mundo del arte moderno que operaban en París y siete elementos de diseño que él consideraba arquetípicos en las Kahlo (1907-1954) se dio en la década de 198015. Sólo en épocas más tica hacia el indigenismo nacionalista y asumieron un compro-
Nueva York, un alejamiento de una exploración en esencia intros- antiguas artes decorativas de México. El Método de Dibujo de Best recientes, se han examinado con mayor detenimiento los diversos miso con el arte como un fin en sí mismo más que como un
pectiva de la forma y el estilo hacia una conexión renovada entre la Maugard, como se conoció, se enseñaba en las escuelas de educación logros de una comunidad artística moderna más amplia. instrumento político. Los pintores cercanos a este grupo –inclu-
experiencia estética y las preocupaciones políticas públicas. Y con- básica en la Ciudad de México y sus alrededores entre 1921 y 1924, En la década de 1920, dos grupos, parte intrínseca de la inte- yendo Ángel, Castellanos, María Izquierdo (1902-1955), Lazo,
cluía Dos Passos: «If [muralism] isn’t a revolution in Mexico, I’d like motivando que un grupo de artistas jóvenes –Rufino Tamayo lligentsia artística y literaria de la Ciudad de México, surgieron con el Montenegro, Rodríguez Lozano y Tamayo– llegaron a considerarse
to know what it is» 11. (1899-1991), Abraham Ángel (1905-1924), Agustín Lazo (1896-1971), propósito de presentar tendencias alternativas para el arte moderno. tanto rivales de los pintores muralistas como de los estridentistas,
La pintura mural es fundamental en la historia del arte mo- Manuel Rodríguez Lozano (1896-1971) y Julio Castellanos (1905- El primero de ellos, el estridentismo, nació en diciembre de 1921, y ambos bandos los juzgaban, a su vez, como reaccionarios18. A tra-
derno mexicano, sin embargo, presenta un problema obvio en el 1947), entre otros– se reconocieran en la aplicación de un vocabu- paralelo al ascendente movimiento muralista, cuando un poeta joven vés de las páginas de Contemporáneos promovieron el principio del
contexto de una exposición de museo: los murales son inamovibles. lario sumamente estilizado al arte moderno13. Algunos miembros llamado Manuel Maples Arce (1900-1981) cubrió las paredes de la modernismo trasatlántico, divulgando los lazos entre México,
Estados Unidos y Europa en tendencias artísticas tales como la fo- of Modern Art de Nueva York. Siqueiros, cuyas actividades artís- artista defendió la obra como «una idea AMERICANA desarrollada organización independiente afiliada al Frente Popular. El Taller de
tografía de la «Nueva Visión» de Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), ticas y políticas lo mantuvieron desplazándose entre Norteamérica en formas americanas, con un sentimiento americano y, en con- Gráfica Popular fue muy prolífico en la producción de sus obras grá-
Emilio Amero (1901-1976), Agustín Jiménez (1901-1974), Tina y Sudamérica, estuvo en Los Ángeles en 1932 dirigiendo grupos secuencia, al estilo americano»22. ficas: hojas volantes, pliegos sueltos, carteles y grabados de artistas,
Modotti (1896-1942) y Edward Weston (1886-1958)19. Yendo a con- de artistas que producían frescos en exteriores. Posteriormente siempre en una modalidad populista.
trapelo, los Contemporáneos generaron un debate esencial sobre pasó algún tiempo en Nueva York en 1934 y nuevamente en Siqueiros, mientras tanto, estaba ocupado en formular un
la relación entre lo público y lo privado, lo colectivo y lo individual, 1936, cuando fundó el Taller Experimental Siqueiros, un estu- Los años transcurridos entre mediados de la década de 1930 hasta los nuevo tipo de pintura para la época de los medios de comunicación
y lo nacional y lo cosmopolita en la cultura artística mexicana. dio para la investigación de nuevas técnicas para producir arte inicios de la de 1950, dan cuenta del capítulo final del renacimiento masivos. Trabajando en el Taller Experimental Siqueiros en 1936,
político. Ramos Martínez vivió y trabajó en Los Ángeles desde artístico del siglo xx de México analizado aquí, puesto que atesti- usó métodos y materiales innovadores, incluyendo pigmentos sin-
1929 en adelante. guaron un giro social en la política mexicana durante la presidencia téticos de secado rápido y una pistola de spray (Siqueiros valoraba
A finales de los años veinte y durante los treinta, surgió en Estados Estas estancias produjeron imágenes notables con icono- de Lázaro Cárdenas (1934-1940), seguido por la cooperación con que los medios tuvieran una conexión con el trabajo industrial y
Unidos una fuerte red de apoyo al arte mexicano, tanto el moderno grafía tanto de México como de Estados Unidos. Algunas de las obras Estados Unidos y con el ejército aliado durante la Segunda Guerra los percibía como instrumentos que el refinamiento artístico tra-
como el histórico, ya que los marchantes de arte y curadores de más impresionantes subrayan un tema que estos pintores desarro- Mundial y, posteriormente, por un realineamiento con el capita- dicional no había corrompido), para producir pinturas de capas
museos exaltaron a México como una cultura rica, antigua, nor- llarían de manera divergente: el encuentro entre el Sur y el Norte, lismo en el auge de la posguerra, mejor conocido como el «milagro densas y visualmente estimulantes sobre temas de guerra y conflic-
teamericana y, además, una inspiración para la modernidad. entre la América anglosajona y la América hispana. Rivera buscó una mexicano». Cada uno de estos hechos fue decisivo para la confor- tos. En 1939, tras luchar en la guerra civil española (1936-1939), re-
Universidades prestigiosas y mecenas acaudalados buscaron de- síntesis entre la tradición prehispánica de México y la modernidad mación del arte moderno en México. gresó a la Ciudad de México y, con la ayuda de un equipo artístico,
mostrar su postura ilustrada al encargar murales a artistas mexica- tecnológica de Estados Unidos en proyectos tan diversos como su En febrero de 1936, Siqueiros viajó a Nueva York como llevó a cabo su mural para la recién construida sede del Sindicato
nos, mientras artistas e intelectuales de izquierda enfatizaron la diseño de decorados y de vestuario (alrededor de 1927-1931) para el parte de la delegación mexicana para el primer encuentro del Mexicano de Electricistas. Basado en parte en los estudios de foto-
conciencia social del arte contemporáneo mexicano20. ballet sinfónico Caballos de vapor (H.P.) de Carlos Chávez (1899-1978), Congreso de Artistas Americanos, un grupo asociado con el bloque montaje a gran escala del pintor y artista gráfico, refugiado español,
Algunos artistas mexicanos de este periodo comenzaron a el cual sólo se ejecutó completo en la Philadelphia Metropolitan político del Frente Popular que buscaba unificar la izquierda en Josep Renau (1907-1982; fig. 1.6), y evocando el dinamismo visual y
buscar oportunidades en el norte. Orozco se mudó a Nueva York en Opera House en 1932 (cat. 178-187), o sus frescos La industria de toda Europa y América alrededor de la democracia social y en contra el impacto emocional de los medios masivos, Retrato de la burguesía
1927 y se quedó allí durante siete años. Llevaría a cabo tres murales Detroit, de 1932-1933, en el patio del Detroit Institute of Arts (véanse del fascismo. En una conferencia titulada «La experiencia mexicana (veánse pp. 182-187) concibe el sistema capitalista industrial de
importantes en universidades privadas: el primer mural mexicano figs. 9.5, 10.2). En cambio, la visión de Kahlo fue ambivalente –y en el arte», hizo un recuento del legado de los pintores de vanguardia Occidente como una máquina gigante que acuña monedas mez-
en Estados Unidos, Prometeo, en el Pomona College de Claremont, se transformó en una sátira amarga en la pintura My dress hangs there politizados y modernos del régimen en las décadas de 1910 y 1920, cladas con la sangre del individuo común mientras se encamina
California (terminado en junio de 1930); un ciclo de murales sobre (Mi vestido cuelga ahí) (1933), que muestra su vestido tradicional de y realizó un llamado para entrar en una nueva fase del arte mexicano hacia su propia destrucción.
las políticas revolucionarias en el mundo, en la New School for tehuana colgado solitario ante la vista de una Nueva York distó- revolucionario en el cual la práctica vanguardista se enraizaría en los La llegada de los emigrados europeos durante la Segunda
Social Research en Nueva York (1930-1931); y La épica de la civiliza- pica, con los edificios de Wall Street presionando sobre un collage valores populares y la participación23. Este mandato lo retomó el co- Guerra Mundial vitalizó aún más las redes de vanguardia interna-
ción americana en la Biblioteca Baker en el Dartmouth College, de de filas interminables de desempleados montado con fotografías lectivo de grabadores denominado Taller de Gráfica Popular (TGP), cionales en México. En especial, el grupo surrealista en el exilio tuvo
1932-1934 (fig. 1.5). Rivera atravesó el país con Kahlo entre finales extraídas de periódicos (cat. 189)–. Los paneles de los frescos de fundado en 1937 en un barrio popular de la Ciudad de México por un impacto duradero y significativo. Los Contemporáneos habían
de 1930 y 1933, cuando ejecutó seis murales para clientes privados, Orozco en Dartmouth presentan una narrativa alterna de la his- Leopoldo Méndez, un veterano tanto de las Escuelas al Aire Libre establecido vínculos con los surrealistas en la década de 1920 y, en
corporativos y académicos en San Francisco, Detroit y Nueva York toria del hemisferio a partir de sus orígenes mesoamericanos an- como de los estridentistas, junto con grabadores asociados anterior- 1938, André Breton (1896-1966), el líder del grupo, visitó México,
y ayudó a montar una exposición individual en 1931 en el Museum tiguos y desde un punto de vista indígena más que colonial21. El mente a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), una atraído en parte por su imagen como una cultura mágica y ancestral.
A principios de 1940, la Exposición Internacional del Surrealismo, organi- sobre paneles de masonite, presenta un tema folclórico nacional 1. Knight 2010; Krauze 2009. 12. El compendio más completo de la pintura mural mexicana es el de Rodríguez
2. El museo se reorganizó y renombró Museo Nacional de Arte Moderno (MNAM) en Prampolini (ed.) 2012.
zada por el poeta y artista peruano César Moro (1903-1956) y el pin- perenne: la vendedora de flores tehuana, en un estilo abstracto 1958, y entre 1964 y 1982 sus colecciones se distribuyeron entre nuevas institucio- 13. Véase el ensayo de Mireida Velázquez en este catálogo.
tor nacido en Austria Wolfgang Paalen (1905-1959), se presentó en que evoca las tendencias internacionales de la década de 1950. nes, incluyendo el actual Museo de Arte Moderno (MAM). Hoy en día, el Museo del 14. Sobre el posicionamiento de Tamayo en el firmamento modernista, véase Mary K.
palacio de Bellas Artes presenta exposiciones temporales y funciona como un repo- Coffey, «’I’m Not the Fourth Great One’: Tamayo and Mexican Muralism», en Du Pont
la Ciudad de México. En su extracto para el catálogo de la exposi- Tamayo creó la obra para su presentación en una exposición en sitorio de la pintura mural; véanse Coffey y Garduño 2014, y Museo del Palacio de (ed.) 2007, pp. 247-267.
ción, Moro describió el surrealismo como un bastión contra la París titulada Art mexicain du précolombien à nos jours, en 1952. Se trató Bellas Artes 2012; véase también Gamboa 1947. 15. Véase Victor Zamudio-Taylor, «Frida Kahlo, Mexican Modernist», en Carpenter (ed.)
3. Véase Cardoza y Aragón 1943. Amor veía a Clifford como un conocedor estadouni- 2007, pp. 14-16.
guerra y el imperialismo y aplaudió la llegada del movimiento in- de una de las exposiciones internacionales más importantes que, dense ejemplar y consideró la exposición como un hito en la consagración de los ar- 16. Maples Arce, «Actual-Nº 1: Hoja de Vanguardia», en Schneider 1999, pp. 3-13.
ternacional a Latinoamérica: «Por primera vez en México, desde si- junto con el trabajo de Gamboa en el Museo del Palacio de Bellas tistas mexicanos; véase Manrique y Conde (eds.) 2005, pp. 249-254. Sobre la 17. Véase el ensayo de Lynda Klich en este catálogo.
colección de grabados mexicanos modernos del Philadelphia Museum of Art, véase 18. Véase el ensayo de Mark A. Castro en este catálogo.
glos, asistimos a la combustión del cielo, mil signos se confunden Artes, incluyendo las principales retrospectivas concedidas a los Ittmann (ed.) 2006. 19. Véase el ensayo de Laura González Flores en este catálogo.
y se distinguen en la conjunción de constelaciones que reanudan tres grandes y Tamayo, contribuirían en gran medida a conformar 4. Véanse Debroise et al. 1991, Lozano et al. 2000, Lozano y Craven 2006, y Locke 2013. 20. Para ejemplos sobre dichas afirmaciones, véanse Alfred H. Barr, director del Museum
5. La historiografía del arte moderno en México ha florecido tanto en México como en of Modern Art de Nueva York, citado en Indych-López 2009, pp. 159-160, Ernest M.
la brillante noche precolombina»24. El pequeño círculo de expa- el canon del arte moderno en México26. Estados Unidos desde principios de la década de 1990; véase Rita Eder, «Modernismo, Hopkins, presidente del Dartmouth College, citado en Jacquelynn Baas, «The Epic of
triados que se reunieron alrededor de Paalen, muchos de los cuales Pintar la Revolución narra una historia sobre el impacto mutuo modernidad, modernización: Piezas para armar una historiografía del nacionalismo American Civilization: The Mural at Dartmouth College (1932-34)», en González Mello
cultural mexicano», en Eder (ed.) 2001, pp. 341-371. y Miliotes (eds.) 2002, p. 162, y George Biddle, carta al presidente Franklin Delano
participaron en Dyn, la revista de vanguardia en lengua francesa e entre desarrollos artísticos radicales e ideas y sucesos políticos y so- 6. Sobre la génesis del modernismo en las artes visuales de México, véase Ramírez Roosevelt (1935), citada en Leah Dickerman, «Leftist Circuits», en Dickerman e
inglesa que Paalen publicó en la Ciudad de México (cat. 211, 212), ciales transformadores. Desde el principio, esta historia es tanto local 2008, pp. 13-22, 197-235; véase también Fausto Ramírez, «El arte en el siglo XIX», en Indych-López 2011, p. 43.
O’Neill (ed.) 1990, pp. 507-510. 21. Véase Renato González Mello, «Orozco in the United States: An Essay on the History
constituiría la extensión más distintiva y duradera del surrealismo como internacional. Los artistas mexicanos crearon un arte moderno 7. «Los pintores mexicanos harán un brillante certamen», El Imparcial (7 de julio de 1910), of Ideas», en González Mello y Miliotes (eds.) 2002, pp. 45-46.
en México durante los años de guerra25. que formó parte esencial de las corrientes estéticas y políticas inter- citado en Pilar García de Germenos, «Exposición de los artistas mexicanos de 1910», 22. La afirmación de Orozco de 1934 se incluye en Acevedo y García (coords.) 2011, p. 90.
en García de Germenos y Ramírez 1991, p. 67. Rivera representó La industria de Detroit como expresión de una mentalidad autén-
El modernismo mexicano tuvo un legado dual en la década nacionales, pero que a su vez estaba enraizado particularmente en 8. Véase el ensayo de Robin Adèle Greeley en este catálogo. Sobre la interacción del na- ticamente panamericana; véase Rivera 1933.
de la postguerra. Orozco, Rivera y Siqueiros desarrollaron su arte la historia, las tradiciones, la iconografía y las instituciones de cionalismo e internacionalismo en el arte moderno mexicano durante las últimas dé- 23. David Alfaro Siqueiros, «The Mexican Experience in Art» (1936), reimpreso en Baigell
cadas del porfiriato y los años de la revolución armada, véase también Greeley 2004. y Williams (eds.) 1986, p. 100.
politizado, didáctico y figurativo de diversas modos, mientras que México. Al contemplar retrospectivamente el fenómeno un siglo 9. Sobre las políticas del indigenismo y mestizaje, véase Knight 2010. 24. La afirmación de Moro, de noviembre de 1939, aparece en Breton, Paalen y Moro
Tamayo adoptó una forma más poética y universalizada, ejempli- más tarde, en un momento en el que resurge un recuento global del 10. «Manifiesto del Sindicato de obreros técnicos, pintores y escultores» (9 de diciembre (dirs.) 1940, s.p.
de 1923), El Machete, n.º 7 (junio de 1924). El manifiesto fue redactado por Siqueiros 25. Véase el ensayo de Rita Eder en este catálogo.
ficada a través de su Homenaje a la raza india, de 1952 (cat. 297). Esta modernismo, el México de 1910-1950 se erige claramente como el y lo firmaron Siqueiros, Rivera, Xavier Guerrero, Fermín Revueltas, Orozco, Ramón 26. Art mexicain du précolombien à nos jours (Arte mexicano de la época precolombina
pintura de tamaño mural, ejecutada con pintura industrial sintética protagonista de la historia27. Alva Guadarrama, Germán Cueto y Carlos Mérida; recogido en Alfaro Siqueiros 1996, hasta nuestros días) se inauguró en el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris en
pp. 23-26. 1952 y viajó a Estocolmo y Londres. Sobre la obra de los tres grandes y Tamayo en el
11. («Si [el muralismo] no es una revolución en México, me gustaría saber qué es»); Dos contexto de las políticas culturales mexicanas cambiantes durante las décadas de
Passos 1927, p. 15; también en Dos Passos 2003, p. 599. Véase además el ensayo 1930, 1940 y 1950, véase Olivier Debroise, «Reaching Out to the Audience: Tamayo
de Dafne Cruz Porchini en este catálogo. Sobre los significados técnicos, funcionales and the Debate on Modernism», en Du Pont (ed.) 2007, pp. 379-391; véase también
y derivados de la experiencia en la pintura mural, véase Folgarait 1998, pp. 27-32. el ensayo de Mary K. Coffey en este catálogo.
Sobre los estilos de Rivera y Orozco, véanse Debroise 1992, y Dawn Ades, «Orozco 27. La bibliografía sobre «modernidad alternativa», «modernidad regional» o «modernidad
and (Modern) Easel Painting: New York, 1927-34», en González Mello y Miliotes (eds.) en general» es extensa; véanse Mosquera (ed.) 1996, y Huyssen 2005.
2002, pp. 244-259. Sobre los planteamientos del realismo por parte de los muralistas,
véase el ensayo de Anna Indych-López en este catálogo, y Oles 2012, pp. 53-61. Sobre
el problema de lo público frente a lo privado, véase Renato González Mello, «Public
Painting and Private Painting: Easel Paintings, Drawings, Graphic Arts, and Mural
Studies», en González Mello y Miliotes (eds.) 2002, esp. pp. 62-67.
MODERNISMO Y MEXICANIDAD 11
1 2
Saturnino Herrán (mexicano, 1887-1918) Saturnino Herrán
Alegoría de la construcción, ca. 1908-1910 Alegoría del trabajo, ca. 1908-1910
Óleo sobre tela en bastidor transportable Óleo sobre tela en bastidor transportable
273 x 184 cm 273.7 x 185 cm
Instituto Politécnico Nacional, Ciudad de México Instituto Politécnico Nacional, Ciudad de México
12 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 13
3 4 5
Saturnino Herrán Alfredo Ramos Martínez (mexicano, 1871-1946) David Alfaro Siqueiros (mexicano, 1896-1974)
La ofrenda, 1913 Vendedora de flores, ca. 1916 Campesinos, ca. 1913
Óleo sobre tela Pastel sobre papel sobre tela Pastel sobre papel
183 x 210 cm 90.2 x 208.5 cm 102.8 x 192.4 cm
Museo Nacional de Arte, INBA, Ciudad de México Colección Pérez Simón, Ciudad de México Museo Nacional de Arte, INBA, Ciudad de México
14 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 15
6 7
Francisco Goitia (mexicano, 1882-1960) Francisco Goitia
Paisaje de Zacatecas con ahorcados I, ca. 1914 Pirámide, Teotihuacán, ca. 1917-1920
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
58 x 96 cm 41 x 73 cm
Museo Francisco Goitia, INBA, Zacatecas, México Museo Francisco Goitia, INBA, Zacatecas, México
16 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 17
8 10
Dr. Atl (Gerardo Murillo, mexicano, 1875-1964) Dr. Atl
Noche, ca. 1911-1914 Volcán rojo, ca. 1921-1923
Impresión en esténcil: acuarela, acuarela opaca Impresión en esténcil: acuarela, acuarela opaca
y tinta metálica sobre barniz
Imagen y lámina: 21.3 x 23.8 cm Imagen: 18.1 x 20.5 cm; lámina: 20.3 x 22.5 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido
con el Lola Downin Peck Fund y la Carl and Laura con el Lola Downin Peck Fund y la Carl and Laura
Zigrosser Collection (por intercambio), 2003-8-7 Zigrosser Collection (por intercambio), 2003-8-1
9 11
Dr. Atl Dr. Atl
Símbolo del volcán de Colima, ca. 1911-1914 Volcán en erupción, ca. 1921-1923
Impresión en esténcil: acuarela, acuarela opaca Impresión en esténcil: acuarela, acuarela opaca
y tinta metálica y crayón Atl-color
Imagen y lámina: 21.4 x 23.7 cm Imagen y lámina: 20.6 x 22.7 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido
con el Lola Downin Peck Fund y la Carl and Laura con el Lola Downin Peck Fund y la Carl and Laura
Zigrosser Collection (por intercambio), 2003-8-5 Zigrosser Collection (por intercambio), 2003-8-4
18 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 19
anverso
12 13
Dr. Atl Dr. Atl
Amanecer en la montaña, ca. 1916 Retrato futurista de Nahui Olin, ca. 1921 (anverso);
Atl-color sobre cartón Autorretrato, 1938 (reverso)
80 x 118 cm Óleo y Atl-color sobre cartón
Museo Regional de Guadalajara, INAH, 100 x 142 cm
Guadalajara, México Colección María y Manuel Reyero reverso
20 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 21
14 15 16 17
José Clemente Orozco (mexicano, 1883-1949) José Clemente Orozco José Clemente Orozco José Clemente Orozco
Casa de lágrimas: La hora del chulo, 1913-1915 Baile de pepenches I, 1913-1916 Casa de lágrimas: En el burdel, ca. 1910-1913 Casa de lágrimas: Mujeres luchando, 1911-1913
Acuarela sobre papel Acuarela sobre papel Acuarela sobre papel Acuarela sobre papel
28 x 46.5 cm 23.2 x 32.3 cm 36.8 x 49.5 cm 27.9 x 47.9 cm
Museo de Arte Carrillo Gil, INBA, Ciudad de México Museo de Arte Carrillo Gil, INBA, Ciudad de México Colección Pérez Simón, Ciudad de México Colección Alfonso Dau
22 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 23
18 19 20
José Clemente Orozco José Clemente Orozco José Clemente Orozco
Los neo-serviles, 1911 Los pigmeos pretenden continuar la labor ¡Solo al precio de su sangre conquistan los pueblos
Ilustración de El Ahuizote (17 de octubre de 1911) del gigante…, 1911 su libertad!, 1915
Impreso Ilustración de El Ahuizote (28 de octubre de 1911) Ilustración de La Vanguardia (14 de mayo de 1915)
Colección Mercurio López Casillas Impreso Impreso
Colección Mercurio López Casillas Colección Mercurio López Casillas
24 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 25
21 22
Diego Rivera (mexicano, 1886-1957) Diego Rivera
Adoración de la Virgen y el niño, 1912-1913 Torre Eiffel, 1914
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
149.8 x 121.9 cm 115 x 92 cm
Colección María y Manuel Reyero Colección particular, cortesía de Mary-Anne Martin /
Fine Art, Nueva York
26 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 27
24
Diego Rivera 25
Ilustración en Ilya Grigoryevich Ehrenburg, Account Ángel Zárraga (mexicano, 1886-1946)
of the Life of One Nadienka and of Certain Revelations Ilustraciones en Profond aujourd’hui, de Blaise Cendrars
She Had [Relato de la vida de una tal Nadienka (París: à la Belle Edition, 1917)
23 y de ciertas revelaciones que ha tenido] (París, 1916) Libro con cinco grabados
Diego Rivera Libro con siete litografías sobre papel vitela crema 19.2 x 19.5 cm
Retrato de Martín Luis Guzmán, 1915 Página: 20.3 x 14.7 cm Galería López Quiroga, Ciudad de México
Óleo sobre tela Art Institute of Chicago, Chicago. Donación de Dorothy
72.3 x 59.6 cm Braude Edinburg en memoria de Bessie Kisloff Braude,
Colección Fundación Televisa y Archivo Esq., 2014.530
28 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 29
26 27
Ángel Zárraga Ángel Zárraga
Naturaleza muerta con granadas, 1913 Chango pintor (Picasso), 1916
Óleo sobre tela Óleo y carbón sobre tela
27 x 41 cm 89 x 72.5 cm
Colección Kaluz Colección María y Manuel Reyero
30 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 31
28 29
Diego Rivera Diego Rivera
Naturaleza muerta con pan y fruta, 1917 Naturaleza muerta con botella de anís, 1918
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
116.21 x 88.9 cm 54 x 65 cm
Los Angeles County Museum of Art, Los Ángeles. Museo Casa Diego Rivera, INBA, Guanajuato, México
Donación de Morton D. May, 53.25.1
32 MODERNISMO Y MEXICANIDAD 33
PINTA
LA REVOLUCIÓN
30 31
Roberto Montenegro (mexicano, 1885-1968) Manuel Rodríguez Lozano (mexicano, 1896-1971)
Mujeres mayas, 1926 Muchachas de perfil, 1929
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
80 x 69.8 cm 87 x 51.5 cm
The Museum of Modern Art, Nueva York. Donación Museo de Aguascalientes, INBA,
de Nelson A. Rockefeller, 560.1941 Aguascalientes, México
36 PINTA LA REVOLUCIÓN 37
32 33
Rufino Tamayo (mexicano, 1899-1991) Dr. Atl (Gerardo Murillo, mexicano, 1875-1964)
Hombre y mujer, 1926 Autorretrato con Popocatépetl, 1928
Óleo sobre tela Atl-color (óleo, cera, resina seca y gasolina) sobre tela
69.8 x 70.2 cm 67.9 x 67.9 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
de Mr. y Mrs. P. Magill, 1957-127-6 del Dr. MacKinley Helm, 1949-30-1
38 PINTA LA REVOLUCIÓN 39
34
Frida Kahlo (mexicana, 1907-1954)
Autorretrato en terciopelo, 1926
Óleo sobre tela
78.7 x 58.4 cm
Colección particular
40 PINTA LA REVOLUCIÓN 41
35 36
David Alfaro Siqueiros (mexicano, 1896-1974) Adolfo Best Maugard (mexicano, 1891-1964)
Autorretrato, 1921 Autorretrato, 1922
Óleo sobre tela Óleo sobre cartón
98.5 x 81 cm 83 x 59 cm
Colección María y Manuel Reyero Colección particular
42 PINTA LA REVOLUCIÓN 43
37 38
Adolfo Best Maugard Adolfo Best Maugard
Bailarina azul, 1919 La empolvada, 1922
Témpera sobre cartón Óleo sobre cartón
49.3 x 37.5 cm 72 x 58.5 cm
Museo de Arte Moderno del Estado de México, Colección Lance Aaron y familia
Toluca, México
44 PINTA LA REVOLUCIÓN 45
39 40
Emilio Amero (mexicano, 1901-1976) Adolfo Best Maugard
Sin título (Bailarín), ca. 1922 La noche mexicana, 1922
Pintura opaca mate con pinturas metálicas oro y plata Óleo sobre cartón
sobre carbón sobre tabla 105 x 80 cm
51.8 x 38.4 cm Cortesía Galería Grimaldi. Colección Laura Garza
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido Aguilar y Jorge Garza Aguilar
con el J. Stogdell Stokes Fund, 2014-76-1
46 PINTA LA REVOLUCIÓN 47
41 42 43
Abraham Ángel (mexicano, 1905-1924) Manuel Rodríguez Lozano Abraham Ángel
Mariposa, 1924 Sin título (Mariposa), ca. 1924 Paisaje de Tepito, 1923
Acuarela sobre cartón Gouache sobre papel Óleo sobre madera
60 x 85 cm 17.5 x 25 cm 42.2 x 54 cm
Museo de Arte Moderno del Estado de México, Museo Nacional de Arte, INBA, Ciudad de México Hood Museum of Art, Dartmouth College, Hanover,
Toluca, México New Hampshire. Donación de Abby Aldrich Rockefeller,
P.935.1.1
48 PINTA LA REVOLUCIÓN 49
44 45
Agustín Lazo (mexicano, 1896-1971) Rufino Tamayo
Carretelas, 1924 El baile, 1924
Acuarela sobre papel Témpera sobre cartón
40 x 29.5 cm 34 x 27 cm
Museo de Arte Moderno del Estado de México, Museo de Arte Moderno del Estado de México,
Toluca, México Toluca, México
50 PINTA LA REVOLUCIÓN 51
46 47 48 49
Rufino Tamayo Rufino Tamayo Rufino Tamayo Rufino Tamayo
Cabeza II (Dolor), ca. 1926-1928 La Virgen de Guadalupe, ca. 1926-1927 Leñador, ca. 1926-1927 Sirenas, ca. 1930-1931
Grabado Grabado Grabado Grabado
Bloque: 25.4 x 24.9 cm; lámina: 40.2 x 33 cm Bloque: 18.4 x 24.3 cm; lámina: 24.3 x 31 cm Bloque: 25.6 x 25.6 cm; lámina: 40.2 x 32.7 cm Bloque: 15.4 x 20.8 cm; lámina: 18.6 x 25.2 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido con
con el Lola Downin Peck Fund de la Carl and Laura Donación de R. Sturgis y Marion B. F. Ingersoll, Donación de R. Sturgis y Marion B. F. Ingersoll, el Leo Model Foundation Curatorial Discretionary Fund,
Zigrosser Collection, 1976-97-135 1943-35-30 1943-35-28 2005-144-1
52 PINTA LA REVOLUCIÓN 53
50 51
María Izquierdo (mexicana, 1902-1955) Isabel Villaseñor (mexicana, 1909-1953)
Siesta, ca. 1929-1934 Autorretrato, 1929
Grabado Grabado
Bloque: 13.7 x 17.8 cm; lámina: 19.2 x 26 cm Bloque: 19 x 16.7 cm; lámina: 20.6 x 18.6 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Philadelphia Museum of Art, Filadelfia.
Donación de Anne d’Harnoncourt y Joe Rishel Donación de Carl Zigrosser, 1972-145-137
en honor de John Ittmann, 2005-30-1
54 PINTA LA REVOLUCIÓN 55
53
Autor no identificado
Soldado a caballo, ca. 1930
Madera tallada
38 x 25 x 25 cm
52 Colección particular
Leopoldo Méndez (mexicano, 1902-1969)
Grupo de canto, 1929 54
Grabado Autor no identificado
Lámina: 13.8 x 11.7 cm Cabeza, ca. 1927-1930
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido Piedra tallada
con el Lola Downin Peck Fund de la Carl and Laura 25.5 x 22 x 20 cm
Zigrosser Collection, 1976-97-26 Colección particular
56 PINTA LA REVOLUCIÓN 57
55
Mardonio Magaña (mexicano, 1868-1947)
Madre con un niño sobre su espalda, 1933
Piedra tallada
66.7 x 32.1 x 39.7 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
de Mr. y Mrs. James P. Magill, 1957-127-12
56
Mardonio Magaña
Un jefe agrarista, ca. 1930
Madera tallada
38.2 x 21 x 24.1 cm
Colección Joseph J. Rishel
57
Mardonio Magaña
Hombre envuelto en un sarape, 1933
Madera tallada
30.5 x 13.7 x 13.7 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
de Mr. y Mrs. James P. Magill, 1957-127-16
58
Mardonio Magaña
Campesino orando, 1933
Madera tallada
36.2 x 12.1 x 14 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
de Mr. y Mrs. James P. Magill, 1957-127-14b
PINTA LA REVOLUCIÓN 59
59 60
David Alfaro Siqueiros Xavier Guerrero (mexicano, 1896-1974)
Corridos de «El Machete»: La trinidad de los Corridos de «El Machete»: La tierra es de quien
sinvergüenzas, 1924 la trabaja con sus manos, 1924
Grabado y tipografía sobre papel magenta Grabado y tipografía sobre papel papel magenta
Imagen: 34.7 x 38.5 cm; lámina: 67.2 x 45.4 cm Imagen: 33.8 x 38.2 cm; lámina: 67.8 x 46.5 cm
The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Donación de Jean Charlot, 1930, 30.14.12 Donación de Jean Charlot, 1930, 30.14.11
60 PINTA LA REVOLUCIÓN 61
61a 63a
62a 64a
61 62 63 64
Xavier Guerrero Xavier Guerrero Xavier Guerrero Xavier Guerrero
Retrato de Emiliano Zapata, 1924 Retrato de Vladimir Lenin, 1924 El jurado de los intelectuales enemigos del pueblo, 1924 Los murciélagos y las momias pretenden impedir
Xilografía, ilustración en El Machete Xilografía, ilustración en El Machete Xilografía, ilustración en El Machete el desarrollo de las pinturas revolucionarias, 1924
(primera quincena de abril) (primera quincena de mayo) (primera quincena de junio) Xilografía, ilustración en El Machete
Páginas de El Machete, cortesía de la Biblioteca 25.2 x 26 cm 27.7 x 26 cm 32 x 42.2 cm (segunda quincena de julio)
Histórica José María Lafragua, The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. 24.7 x 40 cm
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México Donación de Jean Charlot, 1929, 29.101.7 Donación de Jean Charlot, 1929, 29.101.9 Donación de Jean Charlot, 1929, 29.101.5 The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Donación de Jean Charlot, 1929, 29.101.6
62 PINTA LA REVOLUCIÓN 63
66-71
Diego Rivera
65 Día de mayo, Moscú (páginas de un cuaderno de bocetos),
Diego Rivera (mexicano, 1886-1957) 1929
Baile en Tehuantepec, 1928 Acuarela y lápiz sobre papel
Óleo sobre tela Aproximadamente 10.5 x 16.2 cm cada una
199 x 162 cm The Museum of Modern Art, Nueva York. Donación
Colección Eduardo F. Costantini, Buenos Aires de Abby Aldrich Rockefeller, 1935
64 PINTA LA REVOLUCIÓN 65
Diego Rivera
Corrido de la Revolución Agraria, 1926-1927
Corrido de la Revolución Proletaria, 1928-1929
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
A 11 B 12 C 14 D 14 E 15 F 16 G
17 H 18 I 19 J 20 K 21 L 22 M 23 N 24 O 25 P 26
Elementos de grisalla
66 PINTA LA REVOLUCIÓN 67
1. En el arsenal 2. En la trinchera 3. El herido 10. Emiliano Zapata 11. Cantando el corrido 12. A trabajar
4. El que quiera comer que trabaje 5. La cooperativa 6. La muerte del capitalista 13. Unión 14. Alfabetización 15. Las eras
7. Un solo frente 8. El pan nuestro 9. La protesta 16. La lluvia 17. El tractor 18. La cena del capitalista
68 PINTA LA REVOLUCIÓN 69
ASÍ SERÁ
LA REVOLUCIÓN
PROLETARIA
Son las voces del obrero rudo Ahora tienen el pan para todos Unión! que es la fuerza santa Dan la una, dan las dos,
lo que puede darles mi laúd; los desnudos, los hombres de abajo, de todito el mundo entero, y el rico siempre pensando
es el canto sordo pero puro la igualdad, la justicia, el trabajo Paz, Justicia, y Libertad como le hará a su dinero
que se escapa de la multitud y han cambiado costumbres y modos y Gobierno del Obrero!!5 para que vaya11 doblando
ya la masa1 obrera y campesina Cuando el pueblo derrocó a los reyes Así como los soldados Dan las siete de la noche
sacudiose el yugo que sufría2 y al gobierno burgués mercenario han servido para la guerra y el pobre está recostado,
ya quemó la cizaña maligna instalo sus «consejos» y leyes Que den fruto a la nación duerme un sueño muy tranquilo
del burgués opresor3 que tenía y fundó su poder Proletario y que trabajen6 la tierra porque se encuentra cansado
19. Los sabios 20. Banquete de Wall Street 21. El sueño En Cuautla Morelos hubo ¿Quien no se siente dichoso Dichoso el árbol que da
Por cumplir del obrero los planes,
no se vale que nadie «se raje»; un hombre muy singular… cuando comienza a llover? frutos pero muy maduros
se les dice a ricos y holgazanes: es señal muy evidente si señores, vale mas
«el que quiera comer que trabaje» Justo es ya que se los diga4 que tendremos que comer que todos los pesos duros
hablándoles pues en plata
Las industrias y grandes empresas era Emiliano Zapata Si los campos reverdecen, Es el mejor bienestar
dirigidas son ya por obreros muy querido por allá… con la ayuda del tractor,7 que el mexicano desea
manejadas en cooperativas es el premio del trabajo que lo dejen trabajar
sin patrones sobre sus cabezas Todo es un mismo partido que nos da nuestro sudor8 para que feliz se vea
ya no hay con quien pelear,
Y la tierra ya está destinada compañeros, ya no hay guerra, El oro no vale nada no quiere ya relumbrones
para aquel que la quiera explotar vámonos a trabajar si no hay alimentación, ni palabras sin sentido,
¡se acabó la miseria pasada! es la cuerda del reloj quiere solo garantías
cualquier hombre puede cultivar! Ya se dieron garantías de nuestra generación para su hogar tan querido
a todo el género humano
La igualdad y justicia que hoy tienen lo mismo que al propietario Quisiera ser hombre sabio9
se debió a un solo frente que hicieron como para el artesano de muchas10 sabidurías,
en ciudades poblados y ranchos mas mejor quiero tener
campesinos, soldados y obreros qué comer todos los días
Fuentes: El Machete, el periódico del Partido Comunista «Todo es un mismo partido […] su hogar tan que-
El corrido mexicano proviene del romance, una tradición Mexicano, presentaba una columna, con regularidad, titu- rido», se adaptó de José Guerrero, «De las esperanzas de
española de poesía narrativa y canto que se extendió por lada «Los cantos del Pueblo», que incluía corridos (algunas la patria por la rendición de Villa», un corrido sin fecha que
Latinoamérica durante la conquista. El estilo único del co- veces acompañados de notas musicales) de militantes co- celebra al campesino mexicano sencillo y virtuoso publi-
rrido mexicano surge en la segunda mitad del siglo XIX y munistas; véase Gámez Chávez s.f. cado en Atl 1921-1922, vol. 1, pp. 17-18, y reimpreso en
se consolida totalmente a principios del siglo XX como una Como se explica en un subtítulo —«Corrido inspi- Mexican Folkways, vol. 3, n.º 2 (1927), p. 70.
forma popular para narrar la Revolución Mexicana. A me- rado en lo que vio en Rusia el Delegado Mexicano a la
diados de la década de 1920, intelectuales como Rivera Conferencia Sindical del Pacifico»— esta canción se re-
adoptan el corrido como una expresión auténtica de la fiere al triunfo del proletariado en Rusia como lo describió
gente del pueblo. un delegado del sindicato mexicano que viajó allá en 1927.
El texto se adaptó a partir de las tres fuentes que Esta canción tocó una fibra sensible en Rivera, que había
se detallan a continuación, con algunos cambios impor- viajado a Moscú en 1927-1928 como un miembro de la
tantes (indicados en las notas a pie de página). delegación mexicana para la celebración del décimo ani- 1. En el original: «Y la Rusia Obrera y Campesina».
2. En el original: «oprimía».
«Son las voces del obrero rudo […] y fundó su poder versario de la revolución rusa. Su Corrido a la Revolución
3. En el original: «odiado burgués».
Proletario»: Esta sección del texto se adaptó de J. F. T., Proletaria, que comenzó después de su regreso a México,
4. En el original: «Justo es que lo diga ya».
«Cómo se Forja un Mundo Nuevo», El Machete, vol. 3, n.º está lleno de iconografía soviética.
5. En el original: «y Protección al Obrero».
83 (8 de octubre de 1927), p. 3. El texto como lo pintó «En Cuautla Morelos […] muy querido por allá», se 6. En el original: «cultiven».
Rivera en la Secretaría de Educación Pública fue transcrito adaptó de «El espectro de Zapata», un corrido que hace 7. En el original: «Creador».
25. Garantías 26. Fin del corrido y publicado como Martínez, «Así será la revolución prole- honor a la vida y muerte del líder revolucionario, publicado 8. En el original: «Señor».
taria / Thus Will Be Proletarian Revolution», Mexican en un periódico de gran formato sin fecha e incluido en Atl 9. En el original: «hombre grande».
Folkways, vol. 5, n.º 4 (1929), p. 164. («Martínez» es identi- 1921-1922, vol. 2, pp. 147-148. 10. En el original: «con muchas».
ficado como «un humilde tejedor del Estado de Puebla»). 11. En el original: «que se vaya».
70 PINTA LA REVOLUCIÓN 71
72 73
José Clemente Orozco (mexicano, 1883-1949) José Clemente Orozco
El combate, 1925-1928 La casa blanca, 1925-1928
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
67.8 x 85.3 cm 64 x 77.5 cm
Museo de Arte Carrillo Gil, INBA, Ciudad de México Museo de Arte Carrillo Gil, INBA, Ciudad de México
72 PINTA LA REVOLUCIÓN 73
74 75 76 77
José Clemente Orozco José Clemente Orozco José Clemente Orozco José Clemente Orozco
El fusilado, 1926-1928 Tren dinamitado, 1926-1928 Bajo el maguey, 1926-1928 La violación, 1926-1928
Tinta sobre papel Pincel y tinta negra y aguada sobre trazas de carbón Tinta y lápiz sobre papel Pincel y tinta negra y aguada sobre trazas de carbón
35.3 x 48 cm sobre papel vitela color ante 33 x 43.5 cm sobre papel vitela color ante
Museo de Arte Carrillo Gil, INBA, Ciudad de México Lámina: 31 x 48.1 cm Museo de Arte Carrillo Gil, INBA, Ciudad de México Lámina: 35.9 x 48.1 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido con Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido con
el Lola Downin Peck Fund de la Carl and Laura el Lola Downin Peck Fund de la Carl and Laura
Zigrosser Collection, 1976-97-31 Zigrosser Collection, 1976-97-32
74 PINTA LA REVOLUCIÓN 75
78-84
David Alfaro Siqueiros
Siqueiros: 13 grabados, Taxco 1931, 1930-1931
Portafolio de trece grabados en madera (doce impresos
sobre papel de seda naranja y uno impreso sobre papel
de seda color lavanda, con un grabado sobre papel de
seda naranja montado sobre la portada grabada).
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
de la American Federation of Arts, 1943
78
Portada
24.9 x 17.6 cm
1943-79-12n
79
El esclavo
Bloque: 12.7 x 8.7 cm; lámina: 15.1 x 11.6 cm
1943-79-12b
80
Con los prestamistas
Bloque: 13 x 8.7 cm; lámina: 15.2 x 11.6 cm
1943-79-12a
81
Un recurso: prostitución
Bloque: 12.9 x 9.2 cm; lámina: 15.1 x 11.6 cm
1943-79-12h
82
Las esposas de los deportados
Bloque: 8.9 x 12.9 cm; lámina: 11.6 x 15.1 cm
1943-79-12g
83
El paro
Bloque: 8.9 x 13 cm; lámina: 11.6 x 14.8 cm
1943-79-12f
84
La huelga
Bloque: 8.7 x 14.4 cm; lámina: 11.6 x 15.2 cm
1943-79-12c
85
David Alfaro Siqueiros
Retrato de Moisés Sáenz, 1931
Litografía
Imagen: 54.5 x 40.6 cm; lámina: 60 x 45.2 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido con
el Lola Downin Peck Fund de la Carl and Laura
Zigrosser Collection, 1976-97-117
86
David Alfaro Siqueiros
Zapata, 1931
Litografía
Imagen: 53 x 39.8 cm; lámina: 59.5 x 47.5 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido con
el Lola Downin Peck Fund de la Carl and Laura
Zigrosser Collection, 1976-97-122
76 PINTA LA REVOLUCIÓN 77
87 88
David Alfaro Siqueiros David Alfaro Siqueiros
Penitenciaría, 1930 Zapata, 1931
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
81.6 x 52.1 cm 135.2 x 105.7 cm
San Francisco Museum of Modern Art, San Francisco. Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Smithsonian
Donación de Brayton Wilbur, 50.670 Institution, Washington, D.C. Donación de Joseph
H. Hirshhorn, 1966, 66.4605
78 PINTA LA REVOLUCIÓN 79
EN LA CIUDAD
89 90
Manuel Maples Arce (mexicano, 1900-1981) Fermín Revueltas (mexicano, 1901-1935)
Actual-Nº 1 (Hoja de Vanguardia) (diciembre de 1921) El Café de 5 centavos, ca. 1925
Impreso Acuarela sobre papel
59.5 x 40 cm 34 x 27.3 cm
Museo Nacional de Arte, INBA, Ciudad de México Museo Nacional de Arte, INBA, Ciudad de México
82 EN LA CIUDAD 83
91 92
Fermín Revueltas Fermín Revueltas
Subestación, 1921 El Puerto, 1921
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
98.5 x 119 cm 100 x 100 cm
SURA, México Colección Pascual Gutiérrez Roldán
84 EN LA CIUDAD 85
93
Gabriel Fernández Ledesma (mexicano, 1900-1983) 94 95
La casa redonda, 1929 Germán Cueto (mexicano, 1893-1975) Germán Cueto
Óleo sobre tela Germán List Arzubide, ca. 1923 Máscara, ca. 1924
79 x 78.5 cm Terracota policromada Acrílico sobre cartón
Instituto Cultural de Aguascalientes-Museo 28 x 18 x 13 cm 72 x 38 x 9 cm
de Aguascalientes, México Colección Ysabel Galán Colección Ysabel Galán
86 EN LA CIUDAD 87
96 97
Juan O´Gorman (mexicano, 1905-1982) Manuel Álvarez Bravo (mexicano, 1902-2002)
El Aeroplano, 1931 Tríptico cemento 2 / La Tolteca, 1931
Fresco Plata sobre gelatina
60 x 100 cm 24.1 x 18.9 cm
Colección particular Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquisición
por el CXXV aniversario. Donación Lynne y Harold
Honickman de la Julien Levy Collection, 2001-62-30
88 EN LA CIUDAD 89
98 99
Rufino Tamayo (mexicano, 1899-1991) María Izquierdo (mexicana, 1902-1955)
Arquitectura, molinos y silos en gris, 1931 La Tolteca, 1931
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
105 x 124 cm 73 x 96 cm
Colección particular Colección particular
90 EN LA CIUDAD 91
100
Jean Charlot (francés, 1898-1979)
Portada e ilustración interior de Manuel Maples Arce,
Urbe: Súper-poema bolchevique en 5 cantos
(Ciudad de México: Andrés Botas e Hijo, 1924)
Libro con grabados
The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Donación de Jean Charlot, 1931, 31.91.1
101
Irradiador: Revista de vanguardia. Proyector
internacional de nueva estética, publicado bajo
la dirección de Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas,
n.º 3
(noviembre de 1923)
Editado por Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas
Ilustración de portada de Edward Weston
(estadounidense, 1886-1958); ilustración
de contraportada de Hugo Tilghman
(mexicano, 1909-1949)
Colección Carlos Monsiváis. Museo del Estanquillo
102, 103
Horizonte. Revista mensual de actividad
contemporánea, n.º 2 (mayo de 1926) y n.º 3
(junio de 1926)
Editada por Germán List Arzubide (mexicano,
1898-1998)
Ilustraciones de portada de Ramón Alva de la Canal
(mexicano, 1892-1985)
Galería López Quiroga, Ciudad de México
92 EN LA CIUDAD 93
104 105
Manuel Rodríguez Lozano (mexicano, 1896-1971) Abraham Ángel (mexicano, 1905-1924)
Retrato de Abraham Ángel, 1924 Retrato de Manuel Rodríguez Lozano, 1922
Óleo sobre cartón Temple barnizado sobre cartón
61 x 42.8 cm 60 x 44 cm
Museo de Arte Moderno, INBA, Museo de Aguascalientes, INBA,
Ciudad de México Aguascalientes, México
94 EN LA CIUDAD 95
106 107
Roberto Montenegro (mexicano, 1885-1968) Rufino Tamayo
Retrato de Xavier Villaurrutia, ca. 1921 Retrato de María Izquierdo, 1932
Óleo sobre tela Óleo sobre tela
79 x 55 cm 75.3 x 64.5 cm
Colección Lance Aaron y familia Art Institute of Chicago, Chicago.
Donación de Frances A. Elkins, 1946.340
96 EN LA CIUDAD 97
108 109
Manuel Rodríguez Lozano Manuel Rodríguez Lozano
El escritor, 1925 Desnudo de mujer sentada, 1935
Óleo sobre cartón Óleo sobre tela
85.5 x 75.5 cm 70 x 48.2 cm
Colección particular Museo de Arte Moderno, INBA, Ciudad de México
98 EN LA CIUDAD 99
110 111
Julio Castellanos (mexicano, 1905-1947) Emilio Amero (mexicano, 1901-1976)
Tres desnudos (desayuno), 1930 Paisaje clásico con caballo, 1934
Óleo sobre tela Acuarela sobre papel
131.9 x 141 cm 42.5 x 43 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación del Colección particular
Committee on Painting and Sculpture, 1943-45-1
118
María Izquierdo
Equilibrista, 1932
Gouache sobre papel
25 x 32.4 cm
Dallas Museum of Art, Dallas. Adquirido por la Dallas
Art Association, 1951.99
119
María Izquierdo
Naturaleza muerta (Cámara), 1931
Óleo sobre tela
59.2 x 49.2 cm
Cortesía Galería de Arte Mexicano, Ciudad de México
121
Contemporáneos. Revista Mexicana de Cultura, n.º 1
(junio de 1928)
Editada por Jaime Torres Bodet (mexicano, 1902-1974)
Portada diseñada por Gabriel García Maroto
(español, 1889-1969)
Colección Arturo Saucedo
122
Xavier Villaurrutia (mexicano, 1903-1950)
Dama de Corazones, con cuatro dibujos del autor
(Ciudad de México: Ediciones de Ulises, 1928)
Portada y páginas interiores con dibujos del autor
Galería López Quiroga, Ciudad de México
129
Paul Strand
Mujer y niño, Tenancingo, México, 1933 (negativo),
1940 (impresión)
Del portafolio Fotografías de México
Fotograbado
Imagen: 16.4 x 12.9 cm; lámina: 40.3 x 31.8 cm
Philadephia Museum of Art, Filadelfia. The Paul Strand
Collection, Donación de Lynne y Harold Honickman,
2013-188-113(9)
130
Paul Strand
Hombre de Santa Ana, Michoacán, México,
1933 (negativo), 1940 (impresión)
Del portafolio Fotografías de México
Fotograbado
Imagen: 16.2 x 12.5 cm; lámina: 40.3 x 31.6 cm
Philadephia Museum of Art, Filadelfia. The Paul Strand
Collection, Donación de Lynne y Harold Honickman,
2013-188-113(5)
132
Tina Modotti
Canana, maíz y guitarra, 1927
Plata sobre gelatina
24.1 x 19.1 cm
Colección Michael Mattis y Judith Hochberg,
Nueva York
133
Tina Modotti
Canana, maíz y hoz, ca. 1927
Plata sobre gelatina
22.5 x 19.1 cm
Colección Michael Mattis y Judith Hochberg,
Nueva York
135
Emilio Amero
Fotograma de nube S / Ojos en el cielo, 1928-1930
Plata sobre gelatina
24.4 x 19.7 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquisición
por el CXXV aniversario. Donación Lynne y Harold
Honickman de la Julien Levy Collection, 2001-62-39
136
Agustín Jiménez (mexicano, 1901-1974)
Explosión, ca. 1932
Plata sobre gelatina
16.8 x 11.8 cm
Colección María Jiménez M.
137
Agustín Jiménez
Rhythm 2 (Trabajo), ca. 1932
Plata sobre gelatina
16.8 x 23.2 cm
Colección María Jiménez M.
Orozco realizó dos visitas al Dartmouth College en la primavera abraza ambas por su profética naturaleza, él como creador de la
de 1932 y, durante la segunda visita, a principios de mayo, pintó el auténtica civilización del nuevo mundo, este tema tiene impor-
fresco Liberación del hombre de la vida mecanizada a la vida creativa en un tancia para Dartmouth ya que no es un tema local sino continen-
corredor que conecta la biblioteca con el Carpenter Hall, sede del tal, ya que la fundación de Dartmouth es anterior a la fundación
de los Estados Unidos».1 Orozco comenzó a pintar el ciclo con
La profecía (n.º 8) en junio de 1932 y lo terminó con el lado iz-
Departamento de Arte de la Universidad. En aquel entonces, tam-
140
PINTA LOS ESTADOS UNIDOS 141
1 2 3
4 5 6 7 8
1. Migración
2. Serpientes y lanzas
3. Antiguo sacrificio humano
4. Guerreros aztecas
5. La llegada de Quetzalcóatl
6. La edad de oro precolombina
7. La partida de Quetzalcóatl
8. La profecía
11 12 13 14 15
9. Tótems
10. Imágenes de máquina
11. Cortés y la Cruz
12. La máquina
13. Angloamérica
14. Hispanoamérica
15. Dioses del mundo moderno
20
167
Alfredo Ramos Martínez
Vendedoras de cerámica, 1934
Témpera y carboncillo sobre hoja de periódico
(Los Angeles Times)
57.5 x 42.2 cm
Colección particular
168
Alfredo Ramos Martínez
Compasión (Hombre atado), 1940
Témpera sobre hoja de periódico
54.6 x 41.3 cm
Louis Stern Fine Arts, Los Ángeles
172
Diego Rivera
Los frutos del trabajo, 1932
Litografía
Imagen: 41.9 x 30.2 cm; lámina: 57.7 x 40 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
de R. Sturgis y Marion B. F. Ingersoll, 1943-35-23
173
Diego Rivera
Zapata, 1932
Litografía
Imagen: 41.3 x 33.4 cm; lámina: 43.4 x 35.5 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido
con el Lola Downin Peck Fund de la Carl and
Laura Zigrosser Collection, 1976-97-114
174
Diego Rivera
Escuela al aire libre, 1932
Litografía
Imagen: 31.8 x 41.4 cm; lámina: 40.6 x 49.1 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido
con el Lola Downin Peck Fund de la Carl and
Laura Zigrosser Collection, 1976-97-108a
179
Diego Rivera
Stock Market (Set del escenario-Escena 4), diseño
para «Caballos de vapor (H.P.)», 1927 o 1931
Acuarela sobre papel
32.4 x 42.5 cm
The Museum of Modern Art, Nueva York. Donación
de Abby Aldrich Rockefeller, 505.1941.21
177 180
Diego Rivera Diego Rivera
Soldadura eléctrica, 1932 Estudio para el ballet «Caballos de vapor (H.P.)», 1927
Fresco sobre cemento reforzado en un marco Acuarela, carbón y tiza negra sobre papel
de acero galvanizado 30.6 x 47.1 cm
147.5 x 239 cm Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
Colección Vicky y Marcos Micha de C. K. Williams, II, 2015-30-1
Siqueiros y sus colegas estaban por terminar el encargo de su ESTAS PINTURAS, CONCEBIDAS Y REALIZADAS COLECTIVA-
mural para la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas MENTE POR DAVID A. SIQUEIROS, JOSE RENAU, ANTONIO
(SME) cuando, el 24 de mayo de 1940, Siqueiros encabezó un PUJOL Y LUIS ARENAL, FUERON COMENZADAS EN JULIO
atentado fallido contra la casa, en la Ciudad de México, de Leon DE 1939 Y TERMINADAS EN OCTUBRE DE 1940 ★ REPRE-
Trotsky, ex dirigente del Partido Comunista Soviético en el SENTAN EL PROCESO ACTUAL DEL CAPITALISMO HACIA SU
exilio. Siqueiros pasó a la clandestinidad en el Estado de Jalisco MUERTE ★ EL DEMAGOGO, MOVIDO OCULTAMENTE POR
y el equipo de Retrato de la burguesía se dispersó. Funcionarios LA FUERZA DEL DINERO, EMPUJA A LAS MASAS HACIA LA
del sindicato contrataron a Josep Renau para revisar y finalizar GRAN HECATOMBE ★ UN MECANISMO MONSTRUOSO,
el mural, a partir de julio. Renau alteró ciertos motivos clave CORONADO POR EL AGUILA IMPERIALISTA, RESUME
–uno de ellos fue el grupo de rostros de víctimas infantiles de LA FUNCION GENERAL DEL CAPITALISMO, TRANSFOR-
la guerra civil española (véase la fotografía abajo), que cubrió MANDO LA SANGRE DE LOS TRABAJADORES _QUE FORMAN
con monedas de oro, modificando el énfasis de la alegoría a la LA INFRAESTRUCTURA DEL ACTUAL SISTEMA ECONO-
explotación capitalista de los trabajadores– y reforzó el tema MICO_EN RAUDALES DE ORO QUE ALIMENTAN A LAS DIS-
Third-floor landing Ceiling principal de la producción eléctrica. En octubre, Renau pintó TINTAS ENCARNACIONES DEL IMPERIALISMO MUNDIAL,
una inscripción explicativa en un panel visible desde la parte GENERADOR DE LA GUERRA ★ LA REVOLUCION SURGE
superior de las escaleras: IMPETUOSA, DISPUESTA A ACABAR CON LA EXPLOTACION
Y LA MATANZA SOBRE LAS QUE SE SUSTENTA EL REGIMEN
CLASISTA DE NUESTROS DIAS ★ CORONANDOLO TODO,
EL SOL DE LA LIBERTAD RESPLANDECE SOBRE UN CON-
JUNTO SIMBOLICO DE ELEMENTOS DE TRABAJO, SOLIDA-
RIDAD, PAZ Y JUSTICIA
Techo
Muro derecho
Muro central
Muro izquierdo
218
Roberto Montenegro (mexicano, 1885-1968)
El doble, 1938
Óleo sobre panel
66 x 50.8 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia.
The Louise and Walter Arensberg Collection,
1950-134-153
219
Frida Kahlo
Dos desnudos en el bosque (La misma Tierra), 1939
Óleo sobre metal
44.8 x 50.2 cm
Colección particular
246
Frente a Frente. Órgano central de la Liga de Escritores
y Artistas Revolucionarios, n.º 4 (julio de 1936)
Editada por Fernando Gamboa
Portada que incorpora fotomontajes de Josep Renau
y Gustav Klutsis (letón, 1895-1938)
Promotora Cultural Fernando Gamboa, A.C.,
Ciudad de México
247
Frente a Frente. Órgano central de la Liga de Escritores
y Artistas Revolucionarios, n.º 13 (enero de 1938)
Editada por Raimundo Mancisidor (mexicano,
1894-1956)
Portada que incorpora un fotomontaje de Lola Álvarez
Bravo (mexicana, 1907-1993)
Promotora Cultural Fernando Gamboa, A.C.,
Ciudad de México
280
John Woodrow Wilson (estadounidense, 1922-2015)
Obrero, 1951
Litografía
Imagen: 47.2 x 31.8 cm; lámina: 58.1 x 44.8 cm
276 277 278 Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Adquirido
Francisco Mora (mexicano, 1922-2002) Pablo O’Higgins Arturo García Bustos (mexicano, n. 1927) con el Lola Downin Peck Fund de la Carl and Laura
El obrero de la mina de plata, 1946 Ladrilleros del Valle de México, 1946 Campesinos de Tláhuac, 1946 Zigrosser Collection (por intercambio), 1998-64-1
Litografía, lámina 2 del portafolio Mexican People: Litografía, lámina 6 del portafolio Mexican People: Litografía, lámina 7 del portafolio Mexican People:
12 Original Signed Lithographs by Artists of the Taller 12 Original Signed Lithographs by Artists of the Taller 12 Original Signed Lithographs by Artists of the Taller 281
de Gráfica Popular…, Mexico City (Mexicanos: de Gráfica Popular…, Mexico City (Mexicanos: de Gráfica Popular…, Mexico City (Mexicanos: Elizabeth Catlett
12 litografías originales firmadas por artistas del Taller 12 litografías originales firmadas por artistas del Taller 12 litografías originales firmadas por artistas del Taller Congreso de derechos humanos, 1949
de Gráfica Popular…, Ciudad de México) de Gráfica Popular…, Ciudad de México) de Gráfica Popular…, Ciudad de México) Linóleo
Imagen: 34.9 x 28.7 cm; lámina: 44.8 x 38.3 cm Imagen: 34.9 x 28.7 cm; lámina: 44.8 x 38.5 cm Imagen: 28.7 x 34.9 cm; lámina: 38.3 x 44.8 cm 30.5 x 18.1 cm
Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Print Club Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Print Club Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Print Club Philadelphia Museum of Art, Filadelfia. Donación
of Philadelphia Permanent Collection, 1947-37-2 of Philadelphia Permanent Collection, 1947-37-6 of Philadelphia Permanent Collection, 1947-37-7 de Fern y Hersh Cohen, 2015-197-82
Carlos Fuentes escribió alguna vez que en la Revolución Mexicana durante la tensa década de 1910 a 1920, cuando México libraba una
hubo en realidad tres revoluciones que rivalizaban entre sí, cuyos guerra civil que llegó a conocerse como la Revolución Mexicana.
acontecimientos caóticos se transformarían en narrativas coheren- Éste fue un periodo de gran flujo, cuando las tensiones que circun-
tes únicamente mucho después del suceso1. Este caos narrativo se daban tales conceptos como «México», «modernidad» y lo que
manifiesta no sólo desde una perspectiva militar o política, sino Gamio llamaría «forjando patria» estaban a la vista.
también desde una perspectiva artística. ¿Cómo darle sentido, por
ejemplo, a figuras prominentes tan diversas como Francisco Goitia TESTIMONIAR LA REVOLUCIÓN
(1882-1960), cuyas pinturas condensaron el disturbio de la revolución ¿Cómo imaginaron los artistas mexicanos la Revolución misma?
en dramas de horror similares a los de Francisco de Goya, versus Diego ¿Existía la posibilidad de idear narrativas, en especial aquéllas rela-
Rivera (1886-1957), quien celebró la Revolución al conjuntar revo- cionadas con la creación de una nación y la innovación estética, a
luciones estéticas y políticas en su Paisaje zapatista, de 1915 (fig. 2.3), partir de una experiencia directa con la violencia? ¿O sólo era posible
inspirado en el cubismo? ¿O a Roberto Montenegro (1885-1968), desde la distancia? ¿Qué efectos tuvo la proximidad física y temporal
quien se mantuvo fiel a un estilo simbolista nacido de su rechazo al con la lucha sobre los tipos de narrativas pictóricas construidas?
positivismo científico que prevaleció bajo la dictadura de Porfirio Comenzaré por contrastar obras producidas por tres artistas: Goitia,
Díaz (1876-1911), versus David Alfaro Siqueiros (1896-1974), que hizo quien luchó bajo Pancho Villa y pintó la Revolución desde su atalaya
un llamado por un «arte revolucionario del futuro»?2. Quizá el más de testigo ocular; José Clemente Orozco (1883-1949), que años más
desconcertante de todos: ¿cómo interpretamos al Dr. Atl (Gerardo tarde traduciría sus percepciones como no combatiente acerca del
Murillo, 1875-1964), cuyas ideologías nacionalistas radicales avala- salvajismo del conflicto en una denuncia universal de la guerra; y
ron tanto el nacimiento del muralismo mexicano como una lealtad Rivera, quien realizaría su icónico Paisaje zapatista no en México sino
inequívoca al fascismo? ¿Y cómo podemos ver a estos artistas diver- en París, sin la experiencia directa de la lucha: una representación
sos a la luz de los esfuerzos institucionales que aspiraban a conso- visual de la Revolución que mediaría la implicación del artista con
lidar un proyecto cultural de independencia nacional, ya fuera la vanguardia europea y su conocimiento indirecto, en el mejor de
mediante luchas por las prácticas pedagógicas de la Academia de lo casos, de los sucesos en México, entre otros factores.
San Carlos en la capital, o a través de los esfuerzos del antropólogo Estas experiencias divergentes de proximidad y distancia
Manuel Gamio (1883-1960) para institucionalizar el indigenismo condujeron a una competencia entre narrativas visuales de la
como la cara oficial de la identidad cultural de México? Revolución que tuvieron efectos a largo plazo en el desarrollo del
Este ensayo investiga la intersección de cuatro vectores: dar arte mexicano. A diferencia de las imágenes de Rivera, el testimonio
testimonio de la revolución, definir la nación y la modernidad, cons- pictórico tanto de Goitia como de Orozco capturó la naturaleza fra-
truir el «concepto de indio» y explorar el papel de las instituciones de tricida de la guerra civil, en especial al haber afectado a las pobla-
arte en el proceso de la formación de una nación, ya que se relacionan ciones indígenas y rurales privadas de sus derechos civiles, y
con la producción artística y su circulación e institucionalización particularmente a las mujeres, quienes eran las más vulnerables a
José Clemente Orozco (mexicano, 1883-1949) pp 260-261 Emilio Amero (mexicano, 1901-1976), 263
Combate, 1925-1928, detalle de cat. 72 Paisaje clásico con caballo, 1934, detalle de cat. 111
Fig. 2.1. Francisco Goitia (mexicano,
1882-1960), La bruja, 1912-1916.
Óleo sobre tela, 39 x 33 cm. Museo
Francisco Goitia, INBA, Zacatecas
la violencia (véase cat. 6). Sin embargo, las condiciones bajo las cua- Tanto Goitia como Orozco buscaron evocar una conexión A diferencia de Goitia y Orozco, la distancia entre Rivera y DEFINIR LA MODERNIDAD, DEFINIR LA NACIÓN
les trabajaron estos artistas difieren de manera considerable. En La íntima entre la representación visual y el impacto catastrófico de la lucha armada le permitió unir su involucramiento con la van- En 1922, conforme al programa de renovación cultural masivo del
bruja (1912-1916), de Goitia, las incrustaciones pictóricas brutales, la guerra civil en México. Lo que aquí importa no sólo es la temá- guardia europea a una imagen de políticas revolucionarias en Paisaje secretario de Educación Pública José Vasconcelos (1882-1959),
expresionistas, mezclan con intensidad el horror y lo sobrenatural tica, sino también la manera en que se tratan la pintura y el dibujo zapatista (fig. 2.3). Desde su atalaya en París, Rivera produjo una na- Montenegro llevó a cabo El árbol de la vida en el antiguo colegio je-
para crear una monstruosidad similar a las de Goya: una cara cuasi mismos. El poder de las atrocidades retratadas procede de nuestra rrativa de la Revolución que equiparaba el radicalismo pictórico suita de San Pedro y San Pablo (fig. 2.4). Habiendo apenas regresado
humana que parece al mismo tiempo viva y muerta, disolviéndose capacidad para imaginarlas; o a su vez, ésta es el resultado del com- con el salto tumultuoso de México a la modernidad. Su brillante de una estancia larga en Europa, el artista usó el encargo para con-
en una calavera ante nuestros ojos en un presagio de nuestro propio promiso estético profundo de los artistas ante la violencia misma involucramiento con el cubismo moviliza planos fragmentados y solidar su estilo, inspirado en los simbolistas, en un mural que los
futuro (fig. 2.1). Los paisajes de Goitia continuarían con esta imbri- que aborrecen. Con La bruja de Goitia, por ejemplo, la capacidad de texturas para dar dinamismo a la superficie pictórica como una me- críticos elogiaron como «nacionalista» en su más pura esencia, con-
cación del expresionismo pictórico y lo horroroso, equiparando la la pintura para evocar un parecido está contaminada por la manera táfora de una revolución social modernizadora: tribuyendo a definir lo que Lynda Klich denominó «nacionalismo
dureza de un ambiente árido e implacable con la crueldad de los en que ella misma participa en esa evocación de la espantosa vio- decorativo»7. Como argumenta Julieta Ortiz Gaitán, Montenegro
humanos, igualmente implacable, y en la que la barbarie acaba por lencia perpetuada contra el cuerpo humano. La fuerza de esta ima- [El cubismo] fue un movimiento revolucionario –afirmó– había desarrollado sus fantasías «elegantes y espléndidas» como ilus-
convertirse en un suceso cotidiano. gen proviene precisamente del cuestionamiento que experimenta que cuestionó todo lo que se había dicho y hecho traciones para publicaciones modernistas de fin-de-siècle en las cuales
Orozco, en cambio, elaboró una forma diferente de «dar la pintura, dominado por la ansiedad respecto a la profundidad de antes en el arte. No consideraba nada sagrado. Tal los artistas y escritores ponían de manifiesto una política cultural
testimonio» de la Revolución Mexicana, que se basaba menos en su compromiso en el proceso de crear una ilusión. ¿Qué tan cerca como el mundo pronto se volaría en pedazos a sí de escapismo y decadencia en contra del positivismo porfiriano8.
haber presenciado los relatos que en capturar un imaginario co- puede –o debe– aproximarse a la barbaridad intolerable de la expe- mismo, para ya nunca volver a ser igual, así el cubismo Después de regresar a México en 1919, Montenegro formuló de
lectivo de la violencia. Su serie de dibujos, Horrores de la Revolución, riencia? ¿Hasta qué punto la pintura debe seguir adelante si lo que rompió formas como se habían visto durante siglos y nuevo el exotismo que, bajo la influencia de Aubrey Beardsley
producida entre 1926 y 1928 a instancias de la promotora cultural crea es dolor humano? ¿Debería regocijarse con su habilidad para comenzó a crear a partir de los fragmentos nuevas for- (1872-1898), había desarrollado en Europa para abordar el con-
y periodista Anita Brenner para publicarla en Estados Unidos, re- borrar la distancia entre el signo de la cosa y la cosa misma, entre la mas, nuevos objetos, nuevos patrones y, en última cepto de «nación» mexicana, al trasponer la sensualidad morbosa
formuló sus murales monumentales en la Escuela Nacional pintura de la tortura y la tortura misma? instancia, nuevos mundos.6 de obras como Salomé-París 1910 (1914, colección particular) a la
Preparatoria con el fin de crear «testimonios» dramáticos del salva- Sin embargo, mientras que Goitia produjo un discurso po- idea de la nación misma9. El árbol de la vida subraya el modelo de
jismo infligido sobre las masas anónimas y humildes de mexicanos: deroso del sufrimiento y la marginación basado en sus experiencias Contra el pesimismo de Goitia y Orozco, Paisaje zapatista presenta Vasconcelos de renovación espiritual nacional a través de la cultura,
aquéllos para quienes la Revolución era sólo un episodio más en como testigo ocular (el cual puede leerse junto con el testimonio una revuelta visionaria en contra del statu quo que se alzó por encima impulsado en sumo grado como una manera de «civilizar» el bar-
una historia de siglos de padecer los caprichos de los más podero- fotográfico de Agustín Casasola, 1874-1928), las imágenes desgarra- del conflicto intestino; por ninguna parte aparece la evidencia del barismo de la guerra civil, mediante un desfile estilizado de ale-
sos3 (fig. 2.2). Aunque produjo la serie mucho después de que la fe- doras de Orozco dependen para su efecto persuasivo del sentido de sectarismo, la destrucción, las ideologías en conflicto violento que gorías que representan las artes y las ciencias, retratadas como
rocidad de la Revolución hubiera amainado, las líneas rígidas inmediatez engastado en su forma misma. Con los Horrores, es im- enfrentaron al protocomunismo agrario de Emiliano Zapata con- figuras femeninas lánguidas congregadas bajo un árbol que pro-
llevadas a cabo con destreza, las estocadas de lápiz y tinta, evocan posible cerrar los ojos ante las atrocidades retratadas. En este sen- tra el sufragismo burgués de Francisco Madero, el caudillismo duce los frutos del conocimiento10. El mural engrandece los moti-
con premeditación la austeridad urgente de esbozos realizados di- tido, el impacto de obras como El ahorcado (fig. 2.2) depende menos dictatorial de Victoriano Huerta y el estatismo dirigista de Venustiano vos florales del ornato del árbol, al incorporar esquemas decorativos
rectamente en el campo. «La muerte es lo primero que se ve», co- de si Orozco en realidad presenció los sucesos representados que de Carranza. Aunque pronto se apartó del cubismo, Rivera mantuvo su que provienen del arte popular en un intento temprano por definir
menta Renato González Mello sobre las imágenes de Orozco de este la convicción de que la imagen misma podría actuar como un «tes- visión populista de la promesa de México, aun cuando un estado una estética nacionalista11.
periodo, «después la revolución, pero como guerra y no como cam- tigo ocular», que podría revelar verdades fundamentales sobre las nacionalista dirigista cada vez más autoritario adoptó esa visión Este «nacionalismo decorativo» alcanzó notoriedad du-
bio [social] justo»4. consecuencias históricas de las acciones humanas5. como discurso oficial. rante el periodo de estabilidad política relativa inaugurado por la
Constitución de 1917 y consolidado bajo el presidente Álvaro bolista en su búsqueda de una autenticidad pictórica, retrató indí- las bases decisivas para la construcción del indigenismo incluso principal de lo que el Dr. Atl llamaría «una cultura nacional verda-
Obregón (1920-1924). Artistas como Fernando Leal (1896-1964), genas mexicanos, rurales, naturalizados, en contextos locales. En antes de que la violencia hubiera aminorado16. Al argumentar la dera» y de ese modo marginaron de una manera eficaz a las clases
Saturnino Herrán (1887-1918), Adolfo Best Maugard (1891-1964), Pareja indígena con sandías, de Ramos Martínez (fig. 2.6), por ejemplo, necesidad de definir una identidad cultural mexicana distinta populares de México como la personificación despolitizada de la
Montenegro y otros adoptaron combinaciones similares de simbo- las figuras están en cuclillas en el suelo, pintadas en tonos oscuros como el fundamento para un proyecto nacional renovado, Gamio nación mexicana y los beneficiarios agradecidos de una trasforma-
lismo, pintoresquismo y una temática mexicana en su búsqueda terrosos y con pinceladas sueltas que las vuelven casi indistingui- proveyó a la elite urbana con una plataforma para explorar las po- ción social posrevolucionaria dirigida por la elite urbana. Este pro-
por una estética nacionalista moderna, implementando una varie- bles de la naturaleza que las rodea. blaciones rurales del país en un intento contradictorio de igualar yecto, defendido con el tiempo por el Estado, continuaría
dad de temas, como la época anterior a la conquista, lo colonial, lo Rivera, al cambiar su cubismo temprano por un clasicismo la cultura indígena con la «mexicanidad» y a su vez redimir al indio influyendo en la política gubernamental y en el imaginario nacio-
indígena, lo folclórico, con el propósito de distinguir su visión del basado en un rappel à l’ordre (retorno al orden), inspirado por Pablo mediante la incorporación a la moderna nación-estado. nal hasta el siglo presente21.
academicismo anticuado de San Carlos. Al igual que Montenegro, Picasso (1881-1973), pronto llevaría a cabo su mural La creación, 1922- Este proyecto, que hicieron suyo artistas e intelectuales tan Estas tensiones emergen en la obra de Herrán, cuya te-
Best Maugard quizá ejemplifica mejor esta invocación estilizada de 1923 (fig. 2.7), una mezcla de alegoría, humanismo universal y mes- diversos como Goitia, Best Maugard, el Dr. Atl y Herrán, aseguró mática vacila entre la androginia sensual de su representación de-
folclor artesanal y artes indígenas en su búsqueda de una identidad tizaje incipiente que con audacia repudió el «nacionalismo lo que el historiador Rick López denominó «el proceso dual de cadentista de los rituales religiosos aztecas, tales como Nuestros
nacional moderna (fig. 2.5). Institucionalizada oficialmente en su impresionista» de Ramos Martínez y lo que Rivera veía como los ana- “crear” al mexicano indio y de “etnicizar” la nación»17. Lo indígena dioses, de 1914-1918, su proyecto de mural inacabado para el Teatro
manual de enseñanza, publicado por la Secretaría de Educación cronismos del nacionalismo decorativo14. Haciendo eco de El árbol de se convirtió en el leitmotiv que uniría las poblaciones dispares de Nacional en la Ciudad de México (actualmente el Palacio de Bellas
Pública en 1923, la geometrización ornamental que propone Best la vida en su apelación alegórica a las artes como las bases para la re- México en una «nación posrevolucionaria políticamente estable y Artes; véase fig. 1.3), y las pinturas, inspiradas por los modernis-
Maugard a partir de patrones reformulados de motivos naturales, novación nacional, La creación no obstante refutó el ornamentalismo culturalmente cohesiva»18. Según esta ideología elitista, argumenta tas españoles como Ignacio Zuloaga (1870-1945), de los indios en
derivados de culturas nativas, resulta en una estética nacional «au- superficial de Montenegro a favor de valores estéticos mexicanos su- López, a los campesinos de México los «refundieron como indios» la zona rural de México. La ofrenda, de Herrán, de 1913 (cat. 3), pre-
téntica», legible para la elite urbana. Al mismo tiempo, el sofisti- puestamente más auténticos como la construcción monumental y y los posicionaron como emblemas «pasivos» de una «esencia na- senta una escena costumbrista simbolista melancólica de la reli-
cado cosmopolitismo de su trabajo, producto en parte de sus viajes la pureza ordenada de la forma. Escribiendo bajo seudónimo, sus cional»19. No obstante, fue un proyecto caótico y discutido, que el giosidad indígena «intemporal» que inmoviliza a sus participantes
por Europa, aspiraba a situar a México en el mismo nivel que otros colegas muralistas Siqueiros y Jean Charlot (1898-1979) vincularon Estado sólo adoptó poco a poco. Muchos artistas e intelectuales re- humildes fuera de la modernidad y lejos de la violencia y del dis-
países dentro del campo internacional de la producción artística. a Rivera con las «las más sanas y fuertes teorías picturales florecien- chazaron la ecuación de mexicanidad y culturas indígenas contem- turbio social de la revolución22. Desprovistos de cualquier referencia
Algunos estudiosos argumentan que este ornamentalismo tes» en contra de la estética de los «pseudo-modernos» Best Maugard, poráneas, promoviendo en cambio la herencia española o la a los revolucionarios agrarios tales como los seguidores rebeldes de
fin-de-siècle tendía a atrapar a los artistas, en especial a Montenegro, Montenegro y Ramos Martínez15. anterior a la conquista; otros –incluyendo a Vasconcelos y a Orozco– Zapata, los indios modestos de Herrán llevan flores de cempazú-
«entre dos mundos»: la estilística decorativa cada vez más anticuada Sin embargo, a pesar de sus diferencias todos estos artistas abogaron por un mestizaje que minimizaba cualquier ratificación chitl del día de Muertos en una trajinera, dedicados de una manera
del modernismo y las innovaciones de la vanguardia12. Sin embargo, mostraron un compromiso con la innovación formal modernista del indigenismo. De hecho, en su concepto fundamental de mesti- introspectiva a sus prácticas devotas antiquísimas. Tales imágenes
Montenegro en particular siguió siendo un punto central de refe- afín con un nacionalismo incipiente que formaría las bases de los zaje, propuesto primero en el mismo año que Forjando patria de Gamio, inofensivas de la vida rural inmutable agradaban desde un punto
rencia, y el artista continuó adaptando su estilo mediante el diálogo desarrollos estéticos durante las siguientes décadas. Vasconcelos argumentó que la «inexpresión primitiva» de las culturas de vista ideológico a la elite política e intelectual urbana.
con otros discursos estéticos. De este modo, el «nacionalismo im- indias, aunque necesaria para cualquier definición de cultura me-
presionista» de Alfredo Ramos Martínez (1871-1946) y el moder- «FORJANDO PATRIA»: xicana, necesitaba ser redimida al mezclarse con el racionalismo su- INSTITUCIONES Y LA FORMACIÓN DE UNA NACIÓN
nismo poscubista que imitaba el estilo clásico de Rivera presentaron LA INDIANIZACIÓN DE MÉXICO perior y universalizador de la herencia europea de México20. No En la década de 1910, la Academia de San Carlos se convirtió en el
fuertes contrapropuestas en contra del ornamentalismo moder- Forjando patria, el famoso llamado de Gamio por una política cultural obstante, a pesar de sus diferencias, estos discursos reformularon a principal campo de batalla de las concepciones culturales de la na-
nista13. El primero, al rechazar un estilo tanto académico como sim- dinámica escrito en 1916 en medio del conflicto armado, estableció los indios contemporáneos de la ignominia nacional en el símbolo ción mexicana moderna que competían entre sí. Dos episodios de-
cisivos marcan la crisis de las ideologías anticuadas de la Academia: próximos intelectuales nacionalistas tales como Gamio y Vasconcelos, 1. Carlos Fuentes, «History Out of Chaos», en Fuentes 1997, p. 35. 15. Juan Hernández Araujo [Jean Charlot y David Alfaro Siqueiros], «Aspectos compa-
2. Alfaro Siqueiros 1921, p. 2. rativos de la orientación al clasicismo de la moderna pintura europea y mexicana»,
la exposición de 1910 organizada por Dr. Atl, que protestaba de lo lo que «imaginó fue una revolución [sociocultural] desde arriba, no 3. Véase Indych-López 2009, pp. 12-74. El Demócrata (29 de julio de 1923), p. 3; citado en Klich 2008, p. 392.
«ilógico surrealista» de la decisión del gobierno de exhibir arte es- un levantamiento popular», la creación de «un nuevo mundo –viril, 4. González Mello 1995, p. 68. 16. Gamio 1916.
5. Como señala González Mello, la experiencia de Orozco como testigo ocular de la vio- 17. López 2002, p. 293.
pañol para celebrar el centenario de la independencia de México, y heroico, […] y puritano– basado en el sentido del deber y del sacrifi- lencia durante la Revolución Mexicana sigue siendo poco clara y no existe evidencia 18. Ibid., p. 295.
la huelga de estudiantes de 1911 que condujo a una renovación pe- cio: un mundo […] dominado por una vanguardia poderosa»27. La de que alguna de sus imágenes de la Revolución sea anterior a 1924; ibid., p. 28. 19. Ibid., p. 326.
6. Diego Rivera, citado en Craven 1997, p. 11. 20. José Vasconcelos, «Arte creador» (1916), citado en Fell 1989, p. 382. El concepto de mes-
dagógica profunda con la fundación, en 1913, de las Escuelas de provocadora gestión del Dr. Atl en San Carlos fue de corta duración, 7. Klich 2008, pp. 90, 94; cita a Fausto Ramírez (Ramírez 1990, pp. 115-117), quien a su tizaje de Vasconcelos respondía a una larga historia, originada a finales del siglo XVIII,
Pintura al Aire Libre bajo Ramos Martínez, quien fuera asignado pues comenzó y concluyó en 1914. Con todo, su defensa de un arte vez cita a Carlos Mérida (Mérida 1920, pp. 14, 26); véase también Ortiz Gaitán 1994, de resistencia mexicana al colonialismo español y de esfuerzos por definir una iden-
pp. 65-66. tidad nacional independiente basada en la revalorización del legado cultural azteca.
director de San Carlos ese año23. El cartel de Dr. Atl para la exposi- de vanguardia socialmente comprometido continuó influyendo en 8. Ortiz Gaitán 1994, p. 29; Klich 2008, p. 90. Sin embargo, esos intentos estaban lastrados por la ambigüedad. Una persistente
ción de 1910, que retrata a un hombre y a una mujer desnudos sur- iniciativas estéticas futuras. 9. Lago 1919, p. 9; Klich 2008, p. 90. creencia en la superioridad europea menguaba el alcance de esos proyectos de
10. Montenegro cubrió la figura andrógina semidesnuda original centrada delante construcción nacional, generando políticas y prácticas culturales que, de forma re-
giendo como dioses del volcán del Popacatépetl en México (fig. 2.8), del árbol a favor de la actual figura más masculina, quizá debido a la insistencia de currente, incorporaban a los indígenas como ciudadanos de segunda clase en la na-
refleja su entusiasmo por las filosofías de Friedrich Nietzsche y MÁS ALLÁ DE LA REVOLUCIÓN Vasconcelos; véase Ortiz Gaitán 1994, p. 93. ción mexicana; véase Alonso 2004.
11. El término arte popular comenzó a usarse con mayor frecuencia entre los intelectua- 21. Atl 1922, vol. 1, p. 15.
Georges Sorel, que asimiló durante su primer viaje prolongado por El de 1921, afirma Francisco Reyes Palma, fue un año de «ruptura que les mexicanos a principios de 1921, cuando se organizó la primera exposición de arte 22. El costumbrismo fue un género artístico y literario que retrató escenas callejeras
Europa (1896-1903) y que formarían la base de su llamado a revo- marc[ó] el vuelco definitivo hacia una fase distinta» en la bús- popular como parte de un esfuerzo por incorporar a las culturas indígenas al con- cotidianas y estereotipos sociales (como el vendedor de pulque o la china poblana),
cepto de una identidad nacional etnicizada; véase López 2010a. costumbres rurales y rituales colectivos, además de escenificaciones en escenarios
lucionar el arte. Ramos Martínez, a raíz de la huelga estudiantil de queda de una estética adecuada al periodo posrevolucionario de 12. Lozano et al. 2000, p. 32. tanto rurales como urbanos; véase Segre 2007.
1911, también haría un llamado para la renovación de las doctrinas consolidación nacional28. La revolución había violentado el poder 13. Klich 2008, p. 88. 23. Charlot 1967, p. 153.
14. El mestizaje, una teoría de hibridación cultural y racial, fue una construcción estética 24. Alfredo Ramos Martínez, citado en Useda Miranda et al. (eds.) 2014, p. 18.
obsoletas de la Academia, no a través del rechazo militante nietzs- arraigado de las oligarquías, situando a México en la vía para con- y política que basaba la identidad nacional mexicana en la mezcla racial de europeos 25. López 2010b.
cheano de la mediocridad burguesa de Dr. Atl, sino mediante un vertirse en una nación moderna que se basaba en la inclusión de las con indígenas americanos. Siendo su objetivo diferenciar a México y a Latinoamérica 26. Ibid.
de los antiguos colonizadores españoles de la región e incorporar a los indígenas al 27. Ibid., citando a Zeev Sternhell (Sternhell 1986, pp. 7-17).
modelo politizado del «contacto directo con la naturaleza» que «ini- masas, aun cuando la forma de esta inclusión seguía siendo el tema de proyecto nacional de modernización, el mestizaje fue defendido sobre todo por 28. Francisco Reyes Palma, «Vanguardia: año cero», en Debroise et al. 1991, p. 50; citado
ciaría la formación de un arte genuinamente nacional»24. un debate encarnizado. La década de 1920 presenció el comienzo Vasconcelos en su libro de 1925, La raza cósmica. en Klich 2008, p. 86.
29. José Vasconcelos, «Discurso en la Universidad», en Vasconcelos 1950, pp. 7-12.
Después de que Carranza depuso a Huerta en 1914, Ramos de una era crucial de renovación nacional, en la cual los intelectuales
Martínez fue reemplazado como director de la Academia de San y los estadistas comprendieron por igual la importancia no sólo de
Carlos por el Dr. Atl, quien abogó por un nacionalismo que glorifi- la reconstrucción política y económica, sino también la de forjar
caba el radicalismo, promovía la vanguardia y exaltaba de un modo nuevos símbolos de identidad mexicana. Las clases populares de
contradictorio un heroísmo nacionalista en nombre de la gente, México irrumpieron en la conciencia nacional y los artistas buscaron
pero a la vez también declaraba que la autoridad debería ser ejercida imaginar esta nueva forma de gobierno nacional, proponiendo nue-
por una pequeña elite cultural ilustrada25. Haciendo un uso selecto vos modelos para la vida política y social de la nación. «El arte y el
de los escritos de Nietzsche, Sorel y Henri Bergson, Dr. Atl apela a conocimiento deben servir para mejorar las condiciones de la gente»,
los artistas de México para que produzcan obras cuya finalidad sea exhortó Vasconcelos29. Sin embargo, en las décadas siguientes, el
«la regeneración material, política y moral de la nación»26. Aunque Estado cada vez más autoritario se apropió paulatinamente de esta
no se trataba de un presagio artístico de la Revolución Mexicana; el visión utópica como parte de una mitología nacionalista cuyo ob-
llamado de Dr. Atl a la renovación artística allanó el camino para los jetivo era garantizar su propio control de la cultura política.
En 1922, en la Ciudad de México, se inauguró oficialmente el edi- entero a Diego Rivera y José Clemente Orozco (1883-1949), a quienes
ficio de la Secretaría de Educación Pública (SEP). José Vasconcelos conoció en la Ciudad de México a principios de los años veinte,
(1882-1959), entonces secretario de dicha dependencia, exaltó las cuando fue invitado a impartir una serie de cursos en la Universidad
cualidades del edificio neoclásico adaptado por el ingeniero Nacional de México. Sobre su estancia en México, Pach le contó a
Federico Méndez Rivas (1886-?). Sus distintas expresiones artísticas Élie Faure que estaba encantado con este «nuevo mundo» y que fue
–los conjuntos escultóricos y las pinturas murales– contribuirían testigo de los primeros frescos en la Secretaría de Educación
«con algo para hermosear este palacio del saber y el arte»; lo cual iría Pública, subiéndose incluso a los andamios con Rivera. De forma
acorde con la cruzada cultural y artística que encabezó Vasconcelos idealizada, comentó: «Everything was for the Revolution: men’s enthu-
bajo la égida de «la regeneración y la exaltación del espíritu nacio- siasm in teaching people how to read and to write, the beauty of
nal»1. El inmueble de la Secretaría de Educación Pública se convirtió the new buildings, the cheap editions of the classics, popular dan-
así en el símbolo de la reconstrucción nacional, «firm and clear as cing and music […] I doubt that the latter-day Russia can show the
the conscience of the mature Revolution»2. Por ello, la Secretaría spirit of the new life I saw in Mexico…»4.
trató de mostrar en su arquitectura las iniciativas del naciente ré- En la correspondencia sostenida por Pach con Charlot y
gimen, pero también deseó encarnar las ideas filosóficas de funcio- Rivera, se percibe el progreso de estos murales en las palabras de
narios, intelectuales y artistas3. sus autores. También se recogen constantes quejas sobre decisiones
Los pintores invitados por Vasconcelos fueron Diego Rivera de Rivera –como la de no disponer de suficientes muros para pin-
(1886-1957), Jean Charlot (1898-1979), Roberto Montenegro (1885- tar– en nombre del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y
1968), Carlos Mérida (1891-1984) y Xavier Guerrero (1896-1974), Escultores (SOTPE). En estas misivas, además, los pintores y el his-
entre otros. Rivera muy pronto obtendría del liderazgo absoluto toriador se ponían de acuerdo sobre la exposición de artistas me-
de todo el conjunto mural (1923-1928), el cual está conformado por xicanos de la Sociedad de Artistas Independientes, la cual se llevó
ciento veinticuatro tableros divididos en dos secciones: el Patio del a cabo en Manhattan en 1923 y que recibió comentarios elogiosos
Trabajo y el Patio de las Fiestas (fig. 3.1, véanse también pp. 66-71). de Vasconcelos, quien le agradeció directamente a Pach «sus tra-
Esta primera fase del muralismo tuvo mucha resonancia a bajos de acercamiento internacional»5.
nivel internacional y causó un gran efecto sobre todo en Estados Rivera mostraba orgullosamente sus murales a todos los
Unidos. La modernidad del muralismo mexicano puede ser expli- visitantes extranjeros importantes, ya que estaba sumamente in-
cada a partir de sus implicaciones internacionales pero también por teresado en promover su labor como muralista allende las fronte-
sus vínculos con la historia intelectual y cultural. ras. Así, los murales de la Secretaría de Educación Pública de
En 1938, salió a la luz el libro Queer thing, Painting, del his- alguna manera hicieron posible también su entrada a Estados
toriador y crítico de arte norteamericano Walter Pach (1883-1958). Unidos y a la Unión Soviética. Pach y otros norteamericanos que
En este libro, de carácter autobiográfico, Pach dedicó un capítulo visitaron México durante aquella época, se convirtieron en pilares
Diego Rivera (mexicano, 1886-1957), En el arsenal, detalle del Corrido de la Revolución Proletaria, 271
Secretaría de Educación Pública, Ciudad de México, 1928, véase panel 1, p. 68
Fig. 3.1. Archivo Casasola, Diego Rivera
en la Secretaria de Educación Pública
junto a sus murales, ca. 1930. Plata seca
de gelatina, 17.8 x 12.7 cm. Fototeca
Nacional, INAH, Pachuca, Hidalgo
de la exportación del muralismo a Estados Unidos, además de intro- y su explotación. Tal como lo ha estudiado Anna Indych-López, corrido como un género narrativo musical, el cual se define y se aso- quiero tener qué comer todos los días…» Con estas controversiales
ducir a los artistas mexicanos en los círculos institucionales de estas adaptaciones se hicieron en aras de cambiar el poder y len- cia con ciertos acontecimientos testimoniales de relevancia local, oraciones, Rivera se alejaba de la elite intelectual para imponer su
Nueva York, donde incluso presumiblemente Pach presentó a guaje del muralismo, trastocándolos en odas al paisaje mexicano social o histórica, y concede una enseñanza con un tono morali- propia visión de la cultura. Rivera sabía muy bien a quién debía di-
Rivera al galerista y curador Carl Zigrosser (1891-1975). que fueran más acordes a las escenas costumbristas7 que Pach quiso zante poniendo en un primer plano la reivindicación de ciertos sec- rigir sus ataques puesto que no vaciló caricaturizar a varios perso-
Distingo dos maneras de interpretar y difundir los murales ver y que otros críticos describieron así: «as free and colorful as a tores sociales10. najes del ámbito artístico, político e intelectual del México en aquel
de la Secretaría. Por un lado, tenemos los murales del Patio de Trabajo, symphonic scene by Brahms»8. Las distintas situaciones y escenas descritas no están exen- entonces. Por ejemplo, en Los sabios (1926), se evidencia el distancia-
los cuales fueron realizados bajo el mecenazgo de Vasconcelos, tas de una carga alegórica. Las frases están pintadas en colores bri- miento de Rivera con la ideología de Vasconcelos, el cual está sen-
pero también siguiendo las propias ideas de Rivera, que añade ico- REVOLUCIONARIOS E INTELECTUALES llantes sobre gris mientras que el festón rojo del corrido opera como tado de espaldas sobre un elefante blanco. Además de satirizar a
nografía relativa a su pertenencia a la logia rosacruz. Los temas En el edificio de la Secretaría de Educación Pública Rivera realizó el eje conductor que establece el orden e incluso jerarquiza las filas otros personajes como el filósofo Ezequiel A. Chávez –sentado sobre
contenidos en estos frescos dieron lugar a una serie de adaptacio- dos series de murales en el segundo piso en torno al Patio de las revolucionarias11 (fig. 3.2). una pila de libros–, el filósofo y pianista Emilio Dreffes –con un
nes que derivaron en otro muralismo que Rivera trabajó en Estados Fiestas: Corrido de la Revolución Agraria (1926-1927) y Corrido de la Revolución A partir de los murales de la planta baja del Patio de las embudo en la cabeza– y la poeta argentina Bertha Singerman (véase
Unidos. Por otro lado, los murales del Patio de las Fiestas –y en es- Proletaria (1928-1929) (véanse pp. 66-71). En 1927 culminaron dos Fiestas y continuando en este conjunto, el pintor guanajuatense fig. 3.3), la representación de José Juan Tablada fue todavía más
pecífico los ubicados en el segundo piso, llamados conjuntamente obras de Rivera: los frescos de la Secretaría de Educación Pública re- reconstruyó y consolidó estereotipos, defendió la virilidad revolu- mordaz. El escritor modernista aparece con una lira y una corona
el Corrido de la Revolución– fueron completados después del primer lativos a la revolución agraria –localizados al final de ese mismo piso cionaria, actualizó mitos, releyó la sátira visual del siglo xix y la con- de laurel y destacan los listones y las largas uñas femeninas del es-
viaje de Rivera a Moscú (1927-1928), de donde el artista trajo con- superior– y su célebre ciclo de murales en una capilla colonial de la juntó con la pintura de exvotos que oscilan entre la tradición y la critor (fig. 3.4): aquí es donde Rivera esgrime y defiende el discurso
sigo un nuevo imaginario sobre el progreso, la producción indus- época de las grandes haciendas, la Capilla de Chapingo, ubicada en modernidad; criticó fuertemente a los representantes de la cultura de la virilidad revolucionaria, masculina y transformadora.
trial y el agrarismo. el campus de la Escuela Nacional de Agricultura (actualmente la nacional y adecuó escenas religiosas a favor de la Revolución. No es En el cuarto paño del Corrido emerge una crítica semejante.
Rivera hizo variaciones y modificaciones de algunos de Universidad Autónoma de Chapingo, Texcoco). El ciclo retoma el gratuito que los emblemas mexicanos de la masculinidad rural se Rivera no se cansaba de hablar de la «mentalidad burguesa saturada
estos paneles y los convirtió en murales portátiles realizados en tema relacionado con la reforma agraria. A su regreso de Moscú en encuentren especialmente en estos tableros, por ello la presencia del mal gusto europeo», acompañada de la «arrogancia intelectual»
formatos horizontales para su recepción en Estados Unidos a fi- 1928, Rivera completó el inicio de aquélla narrativa mural en el es- de charros, rancheros, arrieros, caballerangos con sus atributos que corrompía el arte y la cultura nacionales12. Pero más allá de eso,
nales de la década de los años veinte. Por ejemplo, el panel Liberación pacio de la Secretaría de Educación Pública con los frescos de la re- como sombreros, cananas, sarapes y rifles. Asimismo, Rivera reinter- Rivera debía de sostener el discurso de la virilidad y el grupo
del peón (1931, cat. 176) tiene una connotación distinta al paño de volución proletaria y es probable que continuara con dichos pretó el paisaje mexicano donde insertó el tema fabril e industrial, Contemporáneos fue vulnerable a sus ataques que antecedieron su
la Secretaría de Educación Pública del mismo nombre, el cual evi- tableros hasta 1929. la otrora aridez del campo –el de la lucha armada– dio lugar a los escrito «Arte puro: puros maricones» (1934)13. No fue gratuito que
dencia un lenguaje secreto y una lectura sobre la muerte simbólica Si hay algo que destacar primero de los tableros del Corrido postes de electricidad, las fábricas, los tractores, la domesticación cuando Rivera retornara de Moscú, trajera consigo cierta radicali-
y fortaleza del iniciado, mismo que está en proceso de purificación y de la Revolución Proletaria es su complejidad narrativa. Para dar unidad del campo y el paso hacia el progreso. zación en las acciones culturales y artísticas y paralelamente hubiera
preconiza a un hombre nuevo de acuerdo con las doctrinas ma- y coherencia a este relato visual, el pintor unió tres baladas: una Rivera fue contundente en las frases del corrido: «Ya quemó concebido el advenimiento de un obrero fuerte, productivo y or-
sónicas6. En el mismo sentido, Rivera matizó el contenido sim- sobre Emiliano Zapata, luego eligió las mejores estrofas de un co- la cizaña maligna del burgués opresor que tenía / por cumplir del ganizado políticamente, tal como los quería pintar. La crítica más
bólico de Caña de azúcar (1931, cat. 175) como una síntesis de tres rrido alusivo a la Revolución de 1910 y, por último, «se arriesgó a obrero los planes no se vale que nadie se raje / se les dice a ricos y hol- acérrima hacia este grupo de literatos y poetas se dio en una confe-
murales de la Secretaría de Educación Pública y del fresco en el Palacio completar la serie con un corrido escrito por un tal Martínez, para gazanes: el que quiera comer que trabaje». Otra frase del corrido decía: rencia en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria en 1928.
de Cortés (1929), donde el tema a destacar es el trabajo indígena El Machete, intitulado Así será la revolución proletaria»9. Rivera utilizó el «quisiera ser hombre sabio de muchas sabidurías / mas mejor Así lo detalló el escritor Ermilo Abreu Gómez:
272 DAFNE CRUZ PORCHINI EVERYTHING WAS FOR THE REVOLUTION 273
Fig. 3.3. Diego Rivera, Estudio para
Corrido de la Revolución Proletaria, 1925.
Lápiz sobre papel Fabriano, 53.5 x 48 cm.
Colección Juan Rafael Coronel Rivera,
Ciudad de México
De pronto vimos salir a Diego con un ejemplar de en su pintura, en su persona, en su bastón de Apizaco sus salvedades, hay un diálogo y estrecha afinidad temática entre los En estos murales del Corrido de la Revolución Proletaria, Rivera
Contemporáneos. ¡Dios Santo, lo que nos dijo! Replicó a y en sus humazos de marimúsica…16 paneles y las ilustraciones de dicha publicación, visto sobre todo evitó la autorrepresentación y asumió la posición de director de
García Maroto, añadió todo lo que le ocurrió en defensa en el tono doctrinario, el simbolismo religioso, las trinidades he- escena, que conduce a sus protagonistas y extras. Usando el tram-
de su obra y luego la tomó con nosotros. Nos endilgó A pesar de estas diatribas, otros intelectuales apoyaron a Rivera. El roicas, el liderazgo de obreros y campesinos, pero sobre todo en pantojo en las arquerías, optó por el paisaje industrial como es-
una retahíla de epítetos y acabó por llamarnos maricas. músico Carlos Chávez (1899-1978) en su composición musical ti- la implantación de ciertos modelos visuales; si bien se diferencian cenografía de este montaje pictórico. La fábrica, la maquinaria y
A todas estas, Diego blandía el número de Contemporáneos tulada Llamadas. Sinfonía proletaria (1934), glosó las frases de los table- en la presencia del obrero rubio que está representado al menos la industria aquí son empleadas como símbolos poderosos de la
como si fuera un trapo inservible.14 ros y las sobrepuertas, editando la partitura con diecisiete tres veces en estos tableros. identidad de la clase obrera que encontrará en sus centros labo-
reproducciones de estos murales17. En el conjunto de diez paños, el pintor hizo la construcción rales una iluminación espiritual. Los engranajes y chimeneas, a la
En este mismo panel, además de la figura de Antonieta Rivas Entre 1927 y 1928, Rivera realizó un viaje a la Unión Soviética de la historia nacional pero vinculada con una revolución mundial. usanza del realismo moscovita, se ubican en cada uno de los ta-
Mercado –mecenas del grupo literario– con una escoba, un joven –como parte de la delegación oficial del Partido Comunista Los acontecimientos y la sucesión de personajes y situaciones van bleros, exceptuando el segundo y tercer paño, en los que se alude
obrero aparece sometiendo a un personaje con orejas de burro, Mexicano– para asistir al décimo aniversario de la Revolución Rusa. de la mano del agitprop, la vigilancia y poder del obrero, la reparti- a la insurrección. La utopía tecnológica –sobre todo visto en las
que bien podría ser Xavier Villaurrutia o Salvador Novo. Al lado Este periplo, además de promover su propia obra mural, le abrió ción de armas y el imaginario de un nuevo orden industrial que grandes pantallas y lentes– antecede claramente a los frescos del
de la lira, los anteojos, la paleta de colores y las flores, aparece un las puertas de los círculos culturales soviéticos. Además ya había también trata de hacer compatible con el agrarismo. Detroit Institute of Arts, de 1932-1933 (véanse figs. 9.5, 10.2) y los
número de revista con títulos en su portada y contraportada que aprovechado antes la visita de Vladimir Mayakovski (1893-1930) a La secuencia de los paneles podría ser semejante a la de un del Palacio de Bellas Artes de México, de 1934 (cat. 190).
hace alusión a las tres revistas de vanguardia de la época: México (1925)18 para establecer algunos lazos con artistas e intelec- guion cinematográfico: hay una línea narrativa paralela entre texto La grandilocuencia de esta iconografía industrial añadida
Contemporáneos (1928-1931), Ulises (1927-1928) y Revista de Avance tuales soviéticos. e imagen. Renato González Mello ha hablado de la proximidad que a la presencia de obreros rubios y fuertes vestidos con overoles azu-
(1927-1930), una publicación cubana que colaboraba con artistas Al volver de Rusia, Rivera implementó un nuevo modelo Rivera tuvo con Sergei Eisenstein (1898-1948), quien creía firme- les, muestra el apoderamiento de la política bolchevique. Aquí se
e intelectuales mexicanos. Encima hay un pedazo de papel que narrativo, pero no abandonó su inclinación por la técnica del buon mente que la yuxtaposición de imágenes hacía convincente un re- establece otra correspondencia: los murales y la libreta de apuntes
dice: «Los Contemporáneos de Ulises rey de Ítaca y de Sodoma, fresco, la composición formal, la pintura de historia y las fuentes ico- lato20. Por ejemplo, el largometraje Octubre, realizado por Eisenstein rusos que pertenecen al Museum of Modern Art de Nueva York23
también lo fueron del Caballo de Troya (Jean [sic] Joyce)», refe- nográficas del Renacimiento. Sobre los paneles del Corrido de la en 1927 y estos murales de Rivera estructuran la misma superpo- (véanse cat. 66-71). Es conocido que en este viaje Rivera coincidió
rencia directa a la homosexualidad del grupo y a la influencia de Revolución Proletaria, que concluyó después de su estancia moscovita, sición de planos, el equilibrio compositivo y los encuadres además de con Alfred H. Barr, a quien aparentemente le mostró varias foto-
la literatura extranjera15. Wolfe mencionó: «la arquería estalló triunfante en un canto revo- compartir una noción moderna de montaje. Si bien las teorías del grafías de los murales de la Secretaría de Educación Pública. Barr,
Los literatos se defendieron desde diferentes tribunas. En lucionario. No sólo se hizo Diego más audaz con la propaganda, creador ruso relacionadas con el «symphonic cinema» apuntan al ver las imágenes, exclamó: «Very strong and simplified Egyptian
1927, Tablada no cejó en decir lo siguiente: sino echó mano de un recurso que la volvió natural y fácil: una serie más a los murales del Palacio Nacional de México (1929-1935); lo influence, and Giotto and Piero»24. De esta primera reunión salió la
de ilustraciones, como en un libro de estampas, con selecciones de cierto es que ambos también coincidieron en la elaboración de propuesta de organizar una exposición, la cual se materializó pocos
Rivera cree que todo lo está permitido. Su elefantiasis fí- tres populares baladas revolucionarias»19. una herramienta que sirviera para crear una conciencia revolucio- años después en el MoMA (diciembre de 1931)25.
sica es también moral…es un tapir, un elefante plebeyo… Para 1928, Rivera se había convertido en cabeza del naria en el espectador21. Frente a un mensaje directo y preciso, el Las acuarelas de este sketchbook atestiguan directamente el
Ésa es la característica de Diego: ser plebeyo, lo cual nada Bloque Obrero y Campesino, cuyo lenguaje político, radical y ja- resultado natural sería la persuasión. Así, el uso dialéctico del mon- impacto de la propaganda soviética; y que de alguna manera
tiene que ver con las normas políticas que él, aunque re- cobino tiene un correlato con las caricaturas rojinegras de El taje y la descripción de metáforas visuales servirían para el acerca- Rivera llevó a los frescos del Corrido. Si tomamos nuevamente como
volucionario de pousse-café, se cree obligado a promulgar Machete, órgano que también reprodujo murales del Corrido. Con miento a la realidad22. referencia el filme Octubre, se podrá advertir la admiración por las
274 DAFNE CRUZ PORCHINI EVERYTHING WAS FOR THE REVOLUTION 275
Fig. 3.5. Diego Rivera, Figuras barriendo
los escombros del capitalismo: estudio
para el mural «Garantías», Secretaría
de Educación Pública, 1926. Grafito
sobre papel verjurado chamois; pliego:
33 x 43.3 cm. Philadelphia Museum
of Art, Filadelfia. Adquirido con el Lola
Downin Peck Fund de la Carl and Laura
Zigrosser Collection, 1976-97-71
organizaciones obreras, los desfiles militares, las grandes bande- Educación Pública: «The stupendous frescos in the Secretariat live Los bocetos preparatorios de los murales son objeto de MURALES ALTERNOS: CARLOS MÉRIDA
ras rojas, los elementos de la productividad, la unión racial y la with the power of mexican masses… at the same time they are vast otras lecturas (fig. 3.5). Aquí el artista no negó el influjo del cubismo Y ROBERTO MONTENEGRO
instauración de un nuevo orden. En resumen, «son pintura de caricatures that are intellectual, remote, and devoid of feeling»29. en los mismos –sobre todo en la manera de concebir esquemática- Para comprender el ciclo de los murales de la Secretaría de Educación
historia instrumentalizada para promover una identidad política, A finales de la década de los años veinte, el pintor comenzó a dar mente la composición– y así le confesó a Walter Pach: «Si fui cubista Pública, es necesario pensar en las otras propuestas murales dentro
divulgar un proyecto y establecer un imaginario social»26. conferencias invitado por el John Reed Club, el cual se había con- entonces, hoy lo soy diez veces más»32. El crítico norteamericano del inmueble y que no estuvieron vinculadas con la hegemonía rive-
Cabe mencionar que el contenido propagandístico e ideo- vertido en referencia de los intelectuales neoyorquinos quienes admiraba especialmente de Rivera su capacidad de incursionar riana. Me refiero específicamente a las decoraciones murales de
lógico de estos frescos encontró tanto aceptación como rechazo en buscaban un modelo de militancia en los movimientos armados tanto en el cubismo como en la pintura mural. Veía en el artista un Roberto Montenegro en el despacho del secretario (fig. 3.6) y los frescos
Estados Unidos, y Rivera manejó hábilmente dos versiones de los mexicano y ruso. «determinismo evolucionista», con una tradición artística y clásica de Carlos Mérida relativos al cuento infantil de La Caperucita Roja que
murales. Por ejemplo, Mayakovski escribió que se consideraba el No debe olvidarse la visita de John Dos Passos (1896-1970) muy parecida a la francesa, como lo fue Jacques-Louis David (1748- se ubicaron en una biblioteca infantil del mismo edificio neoclásico
conjunto de murales de la Secretaría de Educación Pública «el primer a México, la cual duró casi un año (1926-1927). Este escritor radical 1825)33. Pach atendió sobre todo a la factura académica de los table- (fig. 3.7). Ambos están fechados en una primera etapa de las obras ar-
mural comunista del mundo» y que precisamente por eso había sido visitó los murales de la Secretaría y dejó sus impresiones en su cé- ros de la planta baja del Patio de las Fiestas y los paños de este Corrido. tísticas dentro del edificio (1923). No me referiré aquí a las obras des-
vandalizado27. Por otro lado, diversos grupos de izquierda en Estados lebre artículo titulado «Paint the Revolution!», aparecida también Rivera recicló del cubismo el trampantojo, la brillantez cromática, truidas de Emilio Amero (1901-1976) –quien después emigró a Estados
Unidos se empezaron a mostrar sumamente interesados por la fi- la revista New Masses en marzo de 1927. Sus reflexiones no se alejan la sucesión de planos, la forma de trabajar una superficie piramidal Unidos– ni a las de Xavier Guerrero (1896-1974) o Amado de la Cueva
gura de Rivera y por el muralismo de la década de los años veinte. mucho de las de Mayakovski: los murales de la Secretaría eran «pas- y cierto naturalismo. El principal artificio pictórico se depositaba (1891-1926), crónicas que recogió puntualmente Jean Charlot36. La pin-
A esto se añade que el contacto entre intelectuales, funcionarios, ar- sionate hieroglyphics [of] every phase of the revolution». Realmente en los arcos pintados que creaban ilusión dentro de la superficie, en tura mural dedicada a narrar La Caperucita Roja tenía textos de Gabriela
tistas y promotores de la imagen de México de ambos países se fue el novelista y pintor estaba sorprendido de esta pintura de natura- los que vio cada uno de los paneles como arquitectura, donde el prin- Mistral (1889-1957) –quien sería representada en un retrato en el des-
haciendo más estrecho durante esos años. Mauricio Tenorio Trillo ha leza pública: «Everywhere the symbol of the hammer and sickle. cipio geométrico «siguió siendo la norma»34. El espacio pictórico pacho del secretario Vasconcelos–, fue ejecutada en tonos brillantes
dicho que el redescubrimiento de México fue resultado de varios fe- Some of itś pretty hasty, some of itś garlanded tropical bombast, guardó proporciones clásicas además de citar reiteradamente fór- y siguió un estricto vocabulario formal moderno y sintético, que
nómenos norteamericanos: de la respuesta intelectual a la depresión, but by God, itś painting». Lo anterior iba ad hoc con el radicalismo mulas pictóricas renacentistas. Tanto en dibujos como en paneles, muestra la etapa parisina de simplificación geométrica de Mérida,
de la construcción moderna del concepto de «tradición americana», político internacional con todo y su propaganda de tal manera que la mesa aparece como un medio para organizar el discurso visual, donde el artista logró la «verdadera expresión infantil»37. De acuerdo
y del proceso de profesionalización y academización del conoci- Dos Passos expresaba: «The revolution, no more imported from ya que las figuras se agrupan en torno a ella para señalar, pactar, con Charlot, Mérida rechazaba hablar de esta obra, puesto que con-
miento en Estados Unidos28. Paralelamente, Estados Unidos vio a Russia than the petate hats the soldiers wore, had to be explained dialogar, trabajar, comer y adherirse con suma gestualidad. sideró estos murales como «ensayos ajenos a su obra principal»38.
México como un «foco revolucionario de centenaria tradición co- to the people. The people couldn’t read. So the only thing to do Además de la postura política, lo que Rivera no pudo negar Por su parte, Roberto Montenegro llevó a cabo los murales
munitaria y como ejemplo de transformación agraria», lo que jus- was to paint it up on the wall»30. fue su paso por Europa, presente en ciertos rasgos distintivos de su en la oficina principal del secretario, la cual permanece casi intacta,
tamente Rivera quería reflejar en sus murales. Así, el Corrido de la Revolución Proletaria pareció convertirse en obra apreciados por diplomáticos como Dwight Morrow, quien vi- siendo un lugar prácticamente inaccesible. En la oficina y la sala de
De forma paulatina, Rivera se fue relacionando con los gru- un emblema internacional populista, donde México se «inventó» sitó estos murales en 1930 por instancias de Zigrosser. Al verlos co- juntas –donde se toman decisiones trascendentales sobre la educación
pos de izquierda norteamericanos, quienes idealizaron la Revolución como un ejemplo idealizado de lucha popular y vida comunitaria: mentó: «they comes closer to my conception of what real painting should en todo el país– vemos que el contenido de las pinturas se basó en
Mexicana. Por ejemplo, la agencia de noticias soviética llamada el lugar perfecto y elaborado para la ficción «un sano complemento be than all of Matisse, Picasso, and the current French school»35. un lenguaje más críptico relacionado con las filosofías orientales.
TASS, publicó una nota en New Masses dedicada a Rivera, la cual para la nación norteamericana que creía cumplida la utopía»31. Más allá de la percepción revolucionaria de los murales, su Realizados bajo la técnica de la encáustica, estos murales fue-
ponía como referencia inmediata los murales de la Secretaría de Rivera llegaría a Estados Unidos muy poco tiempo después. legitimación vino desde otro territorio. ron calificados por Justino Fernández como «extraños y llenos de
276 DAFNE CRUZ PORCHINI EVERYTHING WAS FOR THE REVOLUTION 277
Fig. 3.7. Fotógrafo no identificado,
parte del mural de Carlos Mérida,
La Caperucita Roja, en la Biblioteca
Infantil de la Secretaría de Educación
Pública (destruido), 1923. Positivo
a partir de negativo de placa de vidrio,
12.7 x 17.8 cm. Archivo General de
la Nación, Fondo Archivo Histórico
de la Secretaría de Educación Pública,
Ciudad de México
fantasías»39, ya que se aprecia la existencia de bóvedas celestes, signos primitivo». Este tipo de muralismo fue objeto de las mofas de 1. Fell 1989, p. 366. 18. Leah Dickerman, «Leftist Circuits», en Dickerman e Indych-Lopez 2011, p. 16.
2. Fraser 2000, p. 25. Mayakovski (1925) 2014, p. 44. Mayakovski opinó que en murales de la Secretaría de
zodiacales, órbitas planetarias y estrellas de David. La cruz con el arco Rivera, quien dijo que estos temas no únicamente eran afines al 3. En este ensayo no ahondaré sobre la lectura iconográfica de todos los murales de Educación Pública se trataba de «casar la antigüedad tosca, que tiene un fuerte ca-
iris recuerda el muralismo de Ángel Zárraga (1886-1946) en París, si funcionario, sino también a sus «secretarias», que no comprendían Diego Rivera, puesto que han sido objeto de diversos estudios académicos, desta- rácter, con lo más novedoso de la pintura francesa moderna».
cando particularmente el análisis de los elementos de su simbología neoplatónica; 19. Wolfe 1983, p. 174.
bien este muralismo fue posterior. Las metáforas de la Poesía y la las cosas revolucionarias y viriles. véase González Mello 2008. 20. González Mello 2008, p. 182; véase Salazkina 2009.
Sabiduría tienen su contraparte con el rito budista y cristiano, mani- El muralismo posrevolucionario mexicano de la década 4. («Todo era por la Revolución: el entusiasmo con que se enseñaba a la gente a leer y 21. Arias Herrera 2014, pp. 438-439.
escribir, la belleza de los nuevos edificios, las ediciones baratas de obras clásicas, 22. Ibid.
festando el modernismo finisecular aprendido en Europa por el pin- de los años veinte se compuso de diversas propuestas visuales, los bailes populares y la música […] dudo de que la Rusia de los últimos tiempos 23. Este cuaderno de bocetos perteneció a Abby Rockefeller quien se lo compró a Rivera
pueda exhibir el espíritu de la nueva vida que yo vi en México»); Pach 1938, p. 283. en 1931 y lo donó al Museum of Modern Art de Nueva York tres años después.
tor, pero también representando las ideas del entonces secretario: el las cuales deben analizarse más allá de su contexto nacionalista, 5. Seventh Annual Exhibition of the Society of Independent Artists, Nueva York, The 24. Leah Dickerman, «Leftist Circuits», en Dickerman e Indych-Lopez 2011, p. 20.
encuentro con la divinidad, las fuerzas terrestres y el misticismo. y relacionándolas estrechamente con la historia de las ideas y de Waldorf Astoria, del 24 de febrero al 18 de marzo de 1923. Telegrama de José 25. Debroise 1995, pp. 4-7. Se había planteado que Rivera realizaría en este viaje algunos
Vasconcelos a Pach, febrero de 1923, Walter Pach Papers, Archives of American Art, murales, proyecto que no se concretó.
En una sala contigua y siguiendo la tónica decorativa, el los grupos intelectuales. Debe hablarse de su papel como pin- Smithsonian Institution, Washington D.C. 26. González Mello 2008, p. 184.
mural a la encáustica titulado Familia rural hace una recapitulación tura de Estado, pero también haciendo énfasis en su propia pro- 6. González Mello 2008, p. 55. 27. Mayakovski (1925) 2014, p. 45.
7. Indych-López 2009, pp. 135-139; Mabardi 1996, pp. 5-43. 28. Tenorio Trillo 1991, pp. 96 y 105.
pictórica de la estancia del pintor en Mallorca. Este fragmento en yección y recepción internacional. Al final y al cabo fue una 8. Mabardi 1996, p. 16. 29. («Los estupendos frescos de la Secretaría [de Educación Pública] viven con la fuerza
concreto trasciende la temática nacionalista y evoca el exotismo de manifestación artística que, dentro de su modernidad, tuvo in- 9. Wolfe 1983, p. 175. Continuaba el biógrafo de Rivera: «Diego pasó por alto esas es- de las masas de México… a la vez que son vastas caricaturas de carácter intelectual,
trofas que a más de ser aburridas eran pedestres. Su selección fue similar al proceso distante y desprovisto de sentimientos»); Evans 1932, s.p.
la zona española, como un encuentro con el Edén no alejado de «lo herentes contradicciones. colectivo por medio del cual el pueblo, al recordar los pasajes más vívidos y olvidar 30. («Por todas partes el símbolo de la hoz y el martillo. Alguno pintado apresurada-
los menos notables, poco a poco hace una bella balada colectiva». mente, otros adornados con aparatosas guirnaldas tropicales, pero por Dios que es
10. Pérez Montfort 2007, p. 67. En el periodo revolucionario, el corrido se hizo mucho pintura»; «La revolución, no más importada de Rusia que los sombreros de paja de
más popular, puesto que relataba distintas situaciones en ámbitos militares y rurales, los soldados, ha de ser explicada al pueblo. El pueblo no sabe leer, de modo que lo
dando información sobre campañas de proselitismo político, nuevas rebeliones y re- único que se puede hacer es pintarla en la pared»); Dos Passos 1927, p. 15; también
sistencias. Esta forma musical –que todavía persiste– contribuyó a la edificación de en Dos Passos 2003, p. 598. Véase además el ensayo de Matthew Affron en este
mitos y símbolos del siglo XX mexicano. mismo catálogo.
11. Briuolo 2003, p. 134. 31. Tenorio Trillo 1991, p. 107.
12. Wolfe 1983, p. 173. 32. Charlot 1985, p. 301.
13. Diego Rivera, «Arte puro: puros maricones», en Rivera 1999, t II, pp. 83-86. Con esta 33. McCarthy 2011, p. 136.
misma postura, Rivera afirmaba: «Los llamados artistas puros no son sino la peor es- 34. Charlot 1985, p. 301.
pecie de explotadores del vicio, “chulos” de la burguesía […] hay ya un grupo inci- 35. («Están más próximos a mi concepción de lo que debería ser la verdadera pintura
piente de seudo [sic] plásticos y escribidores burguesillos que, diciéndose poetas que todos los Matisse, Picasso y la actual escuela francesa»); Morrow citado en carta
puros, no son en realidad sino puros maricones». de William Spratling a Carl Zigrosser, julio de 1930, Carl Zigrosser Papers, Spratling
14. Abreu Gómez 1963, p. 171. correspondance, University of Pennsylvania, The Kislak Center for Special Collections,
15. Ibarra Chávez 2014, p. 229, cita 181. El autor puntualmente anota que la figura en el Rare Books and Manuscripts, Philadelphia. Las cursivas son mías.
piso es una «cita erudita» de la obra renacentista de Gentile da Fabriano (ca. 1370- 36. Charlot 1985, p. 308.
1427), Adoración de los Reyes (1423, Florencia, Galeria degli Uffizi). 37. Molina Enríquez 1923, pp. 21 y 56.
16. Zaitzeff (ed.) 1999, p. 123. 38. Charlot 1985, p. 309.
17. Chávez 1934; esta partitura es un arreglo para piano y coro, pero también una versión 39. Ortiz Gaitán 1994, p. 99.
con orquesta. La pieza, hasta donde sabemos, no se ha vuelto a interpretar.
278 DAFNE CRUZ PORCHINI EVERYTHING WAS FOR THE REVOLUTION 279
LA GRÁFICA: DISTRIBUCIÓN Y TALLERES
RENATO GONZÁLEZ MELLO
El significado de la palabra inglesa printmaking (grabado) cambió estampa y gráfica, prints y graphic arts, se utilizaron para describir
durante el periodo que ahora consideramos «moderno»1. Esta se- prácticas y objetos tanto dentro como fuera del ámbito artístico en
mántica cambiante se vuelve aún más compleja cuando compara- ambos lados de la frontera. La estampa y la gráfica mexicanas si-
mos la evolución de este término con la de palabras en español guieron cuatro diferentes sendas históricas y sociales, con frecuen-
como «gráfica» y «estampa». El diccionario en línea de la Real cia binacionales, durante la primera mitad del siglo xx: la caricatura
Academia Española define gráfica como «perteneciente o relativo a en los márgenes de la prensa política, la propaganda comunista, el
la escritura y a la imprenta», y la vincula de este modo al proceso grabado artístico para el mercado estadounidense y la gráfica so-
técnico de reproducir una lengua escrita, en tanto que el artículo cialmente comprometida de los artistas del Taller de Gráfica
enmendado dice que el término también puede referirse a una «re- Popular5. Aunque los «estudios visuales» contemporáneos han re-
presentación por medio de líneas»2. Como tal, a menudo se usa para batido el lugar tradicional del objeto estético en la historia del arte,
describir diferentes formas de ilustración o impresión mecánica. desplazando la atención deliberadamente hacia una serie de imá-
Dentro del uso mexicano, la palabra «gráfica» se utiliza sobre todo genes industriales que en principio no fueron concebidas para mu-
para referirse a los organigramas y diagramas que acompañan re- seos o galerías, me limito a señalar que este cambio en la semántica,
portes estadísticos3. por lo menos en el caso mexicano, estuvo estrechamente relacio-
Podría pensarse que «estampa» está más cerca de la palabra nado con la producción gráfica misma desde un principio. Las fuer-
en inglés print, que denota una copia impresa, pero también la prác- zas conjuntas de la revolución social y la vanguardia cambiaron a
tica de imprimir, pero la correspondencia es imprecisa. Desde el fondo el discurso sobre la artes visuales en México. Ambas actuaron
siglo xvi hasta el siglo xix, «estampa» se utilizó para denotar «figura» en nombre de la innovación y el progreso, pero necesitaban ajus-
o «apariencia»4. «Estampa» también se refiere de manera especial a tarse a un consenso intelectual conservador y a los compromisos
la impresión de una imagen sagrada, con frecuencia un santo ca- que ellas mismas se habían impuesto. La pintura mural, que ofre-
tólico famoso por sus actos milagrosos. Pero «estampa» también es cía una estrategia revolucionaria y política exitosa, también era
un sustantivo abstracto equivalente a la palabra en inglés printmaking, una tendencia conservadora en muchos aspectos: privilegiaba la
como el sello editorial del Taller de Gráfica Popular (TGP): «La pintura de historia, la composición académica, la representación he-
Estampa Mexicana». roica del cuerpo como alegoría, el uso de lenguajes esotéricos y téc-
La evolución semántica de estos conceptos es asincrónica nicas tan tradicionales que ya no se enseñaban en la Academia de
en inglés y en español porque la litografía y otras técnicas de gra- San Carlos. Estas tendencias no tan innovadoras en el arte moderno
bado consideradas comerciales se utilizaron para propósitos artís- de México fueron identificadas muy pronto, lo que hizo necesario
ticos en Estados Unidos desde el siglo xix, mientras que los pintores para los artistas «revolucionarios» hallar un campo donde pudieran
mexicanos no empezaron a producir litografías artísticas hasta la actuar como tales, incorporando en su práctica elementos previa-
década de 1920, durante su estancia en Estados Unidos. Los términos mente considerados ajenos al ámbito de las bellas artes.
CARICATURA Multicolor, Ojo Parado, Rigoletto, El Hijo del Ahuizote y La Risa. Si bien la El doble sentido se usaba para mofarse de los disturbios populares, sugería que el analfabetismo de la mayoría de la población mexi-
En el México del siglo xix, la caricatura fue uno de los medios pri- mayoría de las críticas dirigidas al nuevo gobierno democrático eran y referido siempre a la estatura diminuta de Madero con el propó- cana era lo que le daba a la caricatura tal posición privilegiada en la
mordiales para negociar la relación entre la tradición, los estereo- completamente reaccionarias, autores como De la Vega, un antiguo sito de burlarse de sus supuestas ambiciones, aunque se evitaban esfera pública. «De este modo el caricaturista al sur del Río Grande es
tipos sociales, el compromiso político y la tradición visual camarada de los hermanos anarquistas Flores Magón y más tarde cuidadosamente las polémicas de mayor calado con el gobierno9. el verdadero escritor editorial», escribió Dunn, «el verdadero pen-
hegemónica de Occidente. Una de las figuras clave, el caricaturista una figura importante dentro de la política radical, tenían una pos- En septiembre de 1912, El Ahuizote publicó un largo texto sador ante las masas y aquel a quien el extranjero debe poner aten-
social y político José Guadalupe Posada (1852-1913), llegó a ser con- tura distinta, al criticar a Madero por su falta de compromiso con elegiaco sobre José María Velasco (1840-1912), profesor de paisa- ción en cuanto a la expresión de la tendencia de la opinión pública».
siderado por artistas modernistas posteriores como un precursor la democracia radical y no –como Cabral y Orozco lo hicieron– por jismo en la Academia de San Carlos y quizá el pintor más impor- Si bien las suposiciones de Dunn son muy discutibles, esta fuente deja
del compromiso revolucionario, y un supuesto opositor a la dicta- ser un demócrata7. tante de la nación. Por las cavilaciones e información de primera claro que las imágenes políticas ya eran consideradas una parte im-
dura del presidente Porfirio Díaz6. Más allá de sus diferencias políticas, estas caricaturas tienen mano del autor, es probable que su seudónimo «El Españoleto» es- portante de la esfera pública y, cuando se dirigían a las masas, una
Una nueva generación de caricaturistas, que empezaron sus una identidad estilística común, al compartir la libertad artística condiera a un estudiante de la Academia con sentimientos de respeto herramienta de propaganda poderosa12.
carreras justo antes del comienzo de la Revolución Mexicana en 1910, ya señalada en Bocaccio. Mediante el empleo de un lenguaje visual y aversión encontrados ante el rigor de la institución:
continuaron con esta sólida tradición. Un ejemplo poco conocido lo que usó tropos basados en la homofobia, la discriminación de clases GRABADOS, PROPAGANDA Y VANGUARDIA
ofrece Bocaccio (fig. 4.1), una revista de tauromaquia y teatro popular y la escasa estatura del presidente; y al enfatizar el contraste y la con- Como discípulo de Landesio, Velasco fué dado a la mi- Durante y después de la Revolución, los artistas se reunieron en
que guarda semejanza con publicaciones que aparecerían pocos años tradicción, estos caricaturistas construyeron una gama compartida nucia en el arte. En sus cuadros tienen tanto valor la organizaciones políticas de distintas orientaciones. En 1923 se
después, tales como El Malora y otras, con intereses similares e ilus- de herramientas estilísticas (fig. 4.2). Su producción muy compleja, roca del primer término como las asperezas del monte conformó el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores
traciones. El dibujo suelto de las actrices, la fealdad audaz de los per- abstracta e ideológica contrastaba de manera considerable con el lejano; el herbazo de aquí como el arenal de allá. Velasco (SOTPE) para establecer una relación más cercana entre los artistas
files, el tosco aplomo de las líneas… todos estos rasgos hacen probable discurso escrito satírico de los editores, el cual era superficial e in- pinta con amor, acariciando la tela y recomendando á y el Partido Comunista Mexicano recién creado. El siguiente año,
que José Clemente Orozco (1883-1949) o uno de sus colegas en la tencionalmente desprovisto de ortodoxia y claridad ideológica, sus discípulos que no pinten en el primer término con el SOTPE publicó un periódico ilustrado, El Machete, que mezclaba
Academia de San Carlos haya sido el creador de estas caricaturas sin como se puede ver en este extracto de un artículo inaugural de El la misma paleta que la lontananza. Aún en cuadros de los comentarios políticos de fondo, la caricatura popular y el in-
firma, a pesar de que en la Academia, en aquel tiempo, no se veía la Ahuizote, la revista que publicaba las caricaturas del futuro muralista gran extensión, Velasco se aplica escrupulosamente cipiente movimiento mural comprometido con la Revolución,
caricatura como una práctica de excelencia artística. revolucionario Orozco: á la reproducción detallada de sus primeros términos. auspiciado por el Estado. Incluía grabados de Xavier Guerrero
La popularidad de la caricatura creció después de la caída La roca (todas las de Villa de Guadalupe Hidalgo puede (1896-1974) y David Alfaro Siqueiros (1896-1974), además de di-
de Díaz en 1910-1911. El incremento de libertades democráticas A nuestro Señor iba yo á decir Jesucristo, qué tan preo- decirse que fueron copiadas por el maestro); el agave, bujos a tinta de Orozco.
durante el corto mandato del presidente Francisco Ignacio Madero cupado no estaré con los escribas y fariseos; á Nuestro el espino, el pirú, etc., quedan allí pintados con inútil El surgimiento de la pintura mural en 1922 y 1923 creó una
(1911-1913) propició el renacimiento de la prensa ideológica, ale- Señor Presidente no se le calla la boca ni con polvorones y fatigosa precisión.10 plataforma oficial para los artistas de izquierda. Los otros dos pro-
targada durante largo tiempo, y que ahora comenzaba a publicar de purisisima harina flor. De que da en hablar, habla y yectos coexistentes en la pintura mexicana: las Escuelas de Pintura
comentarios políticos, visuales y escritos, en revistas y publicaciones habla o habla hasta decir basta. Muchas personas que De este modo, aunque los editoriales políticos de la revista podrían al Aire Libre de Alfredo Ramos Martínez (1871-1946) y el Método de
decoradas con portadas policromadas. Las caricaturas de Rafael lo han oído parlamentar en el Salón Presidencial, en el calificarse con justicia como «parloteo»11, su sección de artes visuales dibujo de Adolfo Best Maugard (1891-1964)13, tenían como propósito
Lillo, Ernesto García Cabral (1890-1968), Santiago R. de la Vega paseo, en Chapultepec y en audiencias ministeriales, ex- exhibió una crítica generosa y elevada, además de autorreferencial. poner procedimientos artísticos al alcance de las masas, incluyendo
(1885-1950), Abraham Mejía y Orozco llenaron las páginas de claman convencidas: este hombre es un hablativo.8 Pocos años más tarde, el periodista estadounidense Harry H. Dunn a la juventud indígena de las afueras de la Ciudad de México14.
Lo que ponen de manifiesto estos dos proyectos –en contraste con En 1925, el sindicato cedió el control de El Machete al Partido LA CREACIÓN DE GRABADOS La práctica de reproducir figuras o detalles de murales, al-
el movimiento mural más académico– es una afinidad con los mo- Comunista Mexicano16. Con su discurso hipertrofiado, El Machete PARA EL MERCADO ESTADOUNIDENSE gunas veces con ligeros cambios para darles autonomía, fue algo
dernismos europeos. Si bien totalmente consciente de las innova- logró que este partido político más bien pequeño, débil y muy Otra consecuencia del desacuerdo del gobierno con el Partido nuevo. Al separar estos símbolos de las alegorías complejas de las
ciones de la vanguardia europea, el muralismo recicló en gran dogmático apareciera como una estructura gigantesca con un mi- Comunista fue que algunos artistas partieron a Estados Unidos a composiciones de los murales, los artistas tuvieron la libertad de
medida la mentalidad académica respecto a la pintura, reivindi- nisterio de propaganda en toda forma. Este exitoso modelo para finales de la década de 1920 y principios de los años treinta, como recombinarlos y usarlos en contextos diferentes, a menudo bastante
cando su pertenencia a una tradición de representaciones de his- entrelazar los ámbitos artístico y político se repetiría en los años resultado del esfuerzo diplomático de México para aliviar tensiones alejados de sus escenarios originales. Este uso fue hasta cierto
toria y alegorías. Aunque los muralistas exploraron la interacción subsiguientes, con grupos como ¡30-30! a finales de la década de entre ambos países. Diego Rivera (1886-1957), Tamayo, Siqueiros, punto audaz, pues los símbolos que emplearon estaban profun-
entre el arte culto y la expresión popular, su preocupación princi- 192017. Después de que el Partido Comunista fuera proscrito en Miguel Covarrubias (1904-1957) y Emilio Amero (1901-1976) se damente arraigados en la cultura mexicana en constante consoli-
pal era crear un arte heroico y público. Las contradicciones entre 1929 por apoyar una insurrección, la actividad comunista se volvió cuentan entre los artistas que buscaron fortuna en Manhattan, Los dación. Aunque este desarrollo tenía como destino el mercado
su lenguaje de innovación estética y política y el tradicionalismo clandestina y riesgosa18. En marzo de 1933, los escritores Lorenzo Ángeles y San Francisco. La mayoría de ellos hallaron un mercado estadounidense, no estaba totalmente desvinculado de lo político.
de algunos de sus medios, abrieron un espacio para intereses más Turrent Rozas (1902-1941) y José Mancisidor (1894-1956), y el artista para su producción artística en la Weyhe Gallery, dirigida por Carl Por ejemplo, a principio de la década de 1930, se produjo en Estados
experimentales. El grabado, en especial en madera, estaba relacio- Julio de la Fuente (1905-1986) lanzaron la revista Ruta en Veracruz, Zigrosser, en Lexington Avenue en Nueva York21. Unidos una serie de exposiciones y portafolios de grabados para
nado de cerca con los impulsos primitivistas y románticos que creando un punto de encuentro para las ideas y recursos de los es- Si bien el grabado en madera fue crucial para el lanza- protestar contra la violencia creciente hacia los afroamericanos; por
compartía con los modernistas europeos, lo cual lo hacía adecuado tridentistas, los comunistas y los caricaturistas políticos. Bajo el li- miento de la carrera de Tamayo en Estados Unidos, la litografía lo menos uno de esos portafolios incluyó una litografía de Orozco24.
para los artistas con objetivos y estilos diferentes. Como John derazgo de De la Fuente, la iconografía renovada de la revista desempeñó un importante papel al dar a conocer los murales de Estos sucesos con probabilidad incrementaron la conciencia de los
Ittmann afirma, incluso artistas que tenían poco o nada en común presentaba, además de los siempre heroicos y musculosos trabaja- Orozco y Rivera ante el público estadounidense. A pesar de la mexicanos sobre el potencial político de los grabados artísticos. En
encontraron en el grabado en madera un medio que coincidía con la dores y campesinos, una profusión de imágenes violentas de hom- brillante historia de la litografía mexicana en el siglo xix, parece lugar de hacer caricaturas para algún periódico ideológico, comen-
práctica de la talla directa, que también era el método preferido bres colgados, cráneos y cadáveres en las calles (fig. 4.4). Con sus que estos artistas adquirieron las herramientas y por lo menos zaron a hacer grabados firmados destinados a coleccionistas. De
para enseñar escultura en las Escuelas al Aire Libre15. Ya fuera un retratos de Lenin y Stalin, Ruta también fue la primera revista me- parte de la formación que necesitaban para producir grabados ar- propagandistas de un partido, se convirtieron en intelectuales que
grabado de Jean Charlot (1898-1979) o de Rufino Tamayo (1899- xicana que promovió el culto a la personalidad característico de la tísticos en el taller de George C. Miller en Nueva York22. La li- comentaban dentro de la esfera pública. La escena estaba lista para
1991) (cat. 46-49), una ilustración de Siqueiros o Guerrero para El izquierda durante la década de 1930. Esta revista agrupó a una larga tografía los proveyó con una herramienta estratégica para la aparición del TGP.
Machete (fig. 4.3), o una viñeta de Fernando Leal (1896-1964) o lista de artistas, incluyendo a Leopoldo Méndez (1902-1969), reproducir figuras de sus murales (cat. 148, 149, 151, 171-174),
Ramón Alva de la Canal (1892-1985) para las revistas estridentistas Ezequiel Negrete (1902-1961) y José Chávez Morado (1909-2002), además de una forma de entrada al mercado estadounidense en EL TALLER DE GRÁFICA POPULAR
inspiradas en el futurismo, el primitivismo era el estilo predomi- de manera que cuando dejó de publicarse en 1936 ya había definido una época en que México sólo tenía un número reducido de me- La administración presidencial revolucionaria de Lázaro Cárdenas
nante en el grabado en madera en la década de 1920 en México. la iconografía y estilo esenciales que utilizaría la izquierda mexicana cenas y coleccionistas de arte privados. Algunos de los métodos (1934-1940) reestableció la alianza del gobierno con el Partido
Esta tendencia iba de la mano con un discurso sobre técnica: los durante las siguientes décadas19. Ruta estaba relacionada con el de trabajo de Miller, como el uso de láminas graneadas, sorpren- Comunista. En 1936, una delegación de la Liga de Escritores y
artistas exageraban a veces el tallado discontinuo de los bloques grupo Noviembre, una organización cultural y política, y la mayo- dieron a los mexicanos; sin embargo, utilizaron este nuevo Artistas Revolucionarios asistió al primer Congreso de Artistas
de madera para unificar y crear símbolos coherentes y figuras que ría de sus colaboradores se incorporaron a la Liga de Escritores y medio con entusiasmo. Amero regresaría a México en 1930 y es- Americanos en Nueva York25. Ahí Siqueiros pronunció un discurso
eran reciclados del arte popular, aun cuando resonaban con fuerza Artistas Revolucionarios (LEAR) en 193520, y, dos años más tarde, el tablecería un taller exitoso para enseñar estas técnicas en la que criticaba con firmeza al muralismo mexicano. En lugar de pin-
en ámbitos más elevados de la cultura. Taller de Gráfica Popular. Academia de San Carlos23. tar edificios coloniales de manera pusilánime con propaganda del
Estado, argumentó Siqueiros, los artistas debían desatar un nuevo que Salvador Dalí, André Masson, René Magritte y Paul Delvaux Véase, por ejemplo, la edición ilustrada de una manera es- vez más conservadora y domesticada durante la Guerra Fría– o que-
arte revolucionario a través de técnicas de impresión modernizadas, eran importantes para pintores tan diversos como Rivera, Juan pléndida por Méndez de la novela corta de Juan de la Cabada (1899- darse aislados dentro de los círculos de izquierda. Es posible que
siguiendo el ejemplo establecido por El Machete26. Un año más tarde, O’Gorman (1905-1982), Raúl Anguiano (1915-2006) y Frida Kahlo 1986), Incidentes melódicos del mundo irracional, publicada en 194430. los desacuerdos entre estos artistas, sin embargo, trascendieran las
Leopoldo Méndez encabezó un grupo de artistas mexicanos para (1907-1954). Además, las teorías de Siqueiros sobre lo accidental en Atento al antecedente literario latinoamericano y dependiendo diferencias ideológicas. Díaz de León y Prieto, por ejemplo, no eran
organizar el Taller de Gráfica Popular27. El TGP, sin duda una or- la pintura recordaban la inclinación de Breton por lo fortuito y lo explícitamente del trabajo del campo etnológico, el libro completo figuras de derecha. Todo lo contrario: eran ilustradores y diseña-
ganización muy longeva, produjo propaganda para el gobierno, irracional. No era un secreto que los pintores vinculados con el fue un recordatorio de las cualidades mismas que les interesaban dores importantes para cierto número de publicaciones con una
sindicatos de trabajadores y otras organizaciones políticas, al igual grupo Contemporáneos, Roberto Montenegro (1885-1968) princi- a los surrealistas (fig. 4.7), y que los revolucionarios mexicanos predisposición favorable hacia el consenso liberal y, por lo que
que grabados y libros de artista destinados al mercado del arte. palmente, estaban interesados a fondo en las reinterpretaciones de ya habían remodelado para sus propios intereses: la atracción de la sabemos de ellos, interesados en el arte abstracto y la vanguardia
Estos artistas socialmente comprometidos echaban mano de una la iconografía simbolista28. cultura popular, el sentido del humor macabro, lo fantástico en soviética. Quizá desconfiaran del exceso iconográfico de la obra de
gama plural de discursos visuales disponibles, y se interesaban por Contra este contexto cultural, el Taller de Gráfica Popular la literatura y el arte y una intensa predilección por lo alegórico. La Méndez, su inclinación hacia la caricatura grotesca y su creación
revivir técnicas de impresión, usando el grabado en linóleo para in- buscó mantener la cultura visual nacionalista y ampliarla más allá incorporación en el libro de textos mayas y españoles, de los gra- de cada imagen como una alegoría que se presentaba como el espejo
crementar el tiraje de sus estampas populares producidas de ma- de la iconografía centrada en los campesinos de los muralistas, que bados multicolores de Méndez y de una partitura musical lo vol- visual de una imaginación política paranoica.33
nera colectiva, en tanto que revivían el discurso primitivista que comenzaba a parecer cosa de otra época (aunque no lo era). En cam- vieron un objeto en gran medida experimental, planteando la
gustaba a los artistas mexicanos. En la década de 1940, Méndez tam- bio, Méndez, Pablo O’Higgins (1904-1983), Isidoro Ocampo (1910- pregunta sobre cómo todos estos objetos culturales se relacionaban CONCLUSIÓN
bién produjo los fondos para el título y los créditos de algunas de 1983; fig. 4.5), Alfredo Zalce (1908-2003), Chávez Morado (fig. 4.6), unos con otros31. Los artistas mexicanos del periodo revolucionario vivieron en un
las películas más importantes de la época, tales como Río Escondido Francisco Dosamantes (1911-1986), y otros artistas del Taller vol- Las limitaciones de la estrategia del Taller de Gráfica mundo de gran incertidumbre y ansiedad. Una revolución cam-
(Emilio Fernández, 1947) y El rebozo de Soledad (Roberto Gavaldón, vieron su mirada a los barrios industriales marginados y pobres de Popular, sin embargo, pueden verse en la controversia acerca de El pesina que había hundido al país en una guerra civil que continuó
1952), películas que promovían la conciencia sobre la iconografía las ciudades. Asimismo abordaron situaciones tan diversas como la gran atentado (fig. 4.8), un grabado que Méndez entregó para una ex- durante la década de 1910 en las zonas rurales. Posteriormente,
revolucionaria mexicana dominante, incluyendo episodios acerca guerra civil española y la violencia local contra los maestros fede- hibición anual en la Galería de Arte Decoración en la Ciudad de las ciudades mexicanas atestiguaron el surgimiento de estructuras
de la creación de pinturas imágenes y la difusión de estereotipos. rales de la «educación socialista», en represalia por su secularismo México en 1944. La litografía de Méndez, una denuncia del su- sociales de las que antes no se sabía nada: sindicatos y gremios re-
Los grabados de Méndez, ampliados a gran escala en la pantalla y lo que se percibía como anticatolicismo. Si la estrategia del Taller puesto papel que el conservador Partido Acción Nacional había te- volucionarios. Una constitución radical, aprobada en 1917, le per-
grande, llevaron aún más lejos la pintura monumental, haciéndola fue un éxito contundente, se debió a que sus artistas incorporaron nido en un ataque terrorista inspirado por el nazismo contra el mitió al gobierno expropiar o nacionalizar tierras e industrias
coincidir con la cultura visual de origen industrial. elementos del arte modernista internacional, incluyendo el surrea- presidente Manuel Ávila Camacho, fue rechazada por el jurado32. enteras, incluyendo el petróleo, los ferrocarriles y finalmente los
El Taller de Gráfica Popular tuvo una larga historia, com- lismo y otras tendencias, en su repertorio mexicano, mientras que Por lo regular se culpa al propietario de la galería por tal censura, sistemas de electricidad y telefónico. No parecía haber descanso en
plicada y con frecuentes pugnas internas, pero en general se trató modificaban su propia iconografía para diferenciarla del discurso pero el escándalo en torno a ésta alcanzó a los miembros del jurado, ningún lugar del mundo: una crisis económica y social profunda
de un éxito cultural y político. Su importancia puede verse en la oficial de, digamos, los murales de Rivera en el Palacio Nacional, los artistas y colegas Francisco Díaz de León (1897-1975), Carlos afectó a Estados Unidos de 1929 hasta la década de 1940, y el paisaje
trayectoria del arte mexicano a mediados del siglo xx. Si observamos que se asemejan de una manera tan clara a un libro de texto de his- Alvarado Lang (1905-1961) y Julio Prieto (1912-1977). Incluso europeo se había convertido en un telón de fondo sangriento para
la pintura mexicana a finales de la década de 1930, se podría pensar toria patria. En este sentido, no hay eslogan tan contradictorio cuando los artistas del Taller gozaban de un amplio reconoci- asesinatos en masa y conflictos militares que exigían ser calificados
que el arte mexicano estaba a punto de convertirse en una provincia como la afirmación de André Breton de que «México es el lugar su- miento por la calidad de su trabajo, tenían que elegir entre perma- de «totales». Hay que considerar también los cambios tecnológicos:
del surrealismo. Los catálogos de pintura de esa década dejan claro rrealista por excelencia»29. necer dentro de los límites del discurso oficial –una retórica cada una persona que hubiera nacido en la década de 1880 (como Rivera
y Orozco) habría atestiguado el advenimiento del automóvil, los La gráfica imaginó un arte pedagógico y radical para las 1. Este ensayo está en deuda de muchas maneras con los comentarios hechos por 14. Véase el ensayo de Mireida Velázquez en este catálogo; véanse también Best Maugard
otros autores de este catálogo, en especial Matthew Affron, durante un seminario 1923; y González Matute 1987, pp. 130-134.
viajes en avión y la industria del cine (poderosa en México durante masas. Ésta es una historia de distribución y talleres: de intercambio sobre modernismo mexicano en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la 15. Véase Ittmann (ed.) 2006, pp. 19, 90.
la década de 1940), entre otras muchas innovaciones. intenso por un lado, y de artificio constante, basado en el trabajo y Universidad Nacional Autónoma de México, en Ciudad de México, los días 9 y 10 de 16. Musacchio 2006, vol. 5, p. 1407.
junio de 2015. También me ayudaron las observaciones del editor de su versión en 17. Véase González Matute et al. 1993.
En este ambiente donde todo se movía y cambiaba, el papel la creación de valores, por el otro. La historia de la gráfica mexicana inglés, David Updike y las conversaciones con Andrea Giunta, Luis Adrián Vargas, 18. Olcott 2010, pp. 62-87.
del artista no era tanto el de involucrarse en la experimentación de desafía las divisiones entre arte culto y cultura popular, entre tra- Cristóbal Jácome, George Flaherty, Rafael Barajas y Louise Noelle Gras. Pude ver y 19. La última edición data de marzo de 1936. Méndez era un colaborador ocasional de
usar un inventario preliminar del archivo del Taller de Gráfica Popular de la Academia Ruta y un miembro del grupo Noviembre. Tiene crédito por algunas de las portadas
laboratorio, sino el de recolectar los fragmentos de aquel mundo in- bajos artesanales e imágenes producidas industrialmente, entre arte Mexicana gracias a la amabilidad de Noelle y Jácome. Incluso cuando no estén cita- de los libros publicados por la editorial Integrales, que también estaba relacionada
das en específico, las ideas presentadas en este ensayo se inspiraron o forman parte con el proyecto; véase Garay Molina 2013, pp. 17-23, 10-11, 20-21, y 33-34. Véase
dustrial, político y social en constante cambio para construir algo y política. Su logro más grande fue cruzar estas fronteras. La década de un debate imaginario con los siguientes textos: Raquel Tibol (1987); Pilar García también Claudia Garay Molina, «De estridentópolis a la ciudad roja: la ruta hacia una
que tuviera sentido. Incluso cuando, desde nuestra perspectiva, pu- de 1930 se caracteriza por sus ambiciosos proyectos de propaganda, de Germenos y James Oles (2008); Deborah Caplow (2007); y Carlos Monsiváis (2002). literatura y gráfica proletaria», en González Mello y Stanton (eds.) 2013, pp. 172-183.
Tuve a la vista unas extensas notas que amablemente compartió conmigo Innis Howe 20. Ibid., pp. 11, 47-50.
diera parecer una estrategia conservadora con el objetivo de fortale- en particular –pero no sólo– por parte de las dictaduras europeas Shoemaker, «Weyhe Gallery and Mexico Chronology». 21. Véase Innis Howe Shoemaker, «Crossing Borders: The Weyhe Gallery and the Vogue
cer un arte heroico nacional, el Taller de Gráfica Popular tomó como totalitarias de derecha e izquierda34. Los artistas mexicanos estaban 2. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, s.v. «gráfica», for Mexican Art in the United States, 1926-40», en Ittmann (ed.) 2006, pp. 23-52.
http://lema.rae.es/drae/?val=gr%C3%A1fica (acceso el 7 de agosto de 2011). 22. Druick 1998; Key 1899. Sobre la historia de la litografía mexicana en el siglo XIX, véase
modelo la noción anarquista del taller: el lugar donde se construían conscientes de estas fanfarrias vanguardistas, y su confianza en la 3. Real Academia Española, «Banco de Datos del Español», Corpus Diacrónico del Cué et al. 1994.
nuevas categorías sociales. La procesión constante de cambios tec- técnica tradicional debe interpretarse no sólo como una forma de Español, s.v. «gráfica», http://www.rae.es/recursos/banco-de-datos/corde (acceso en 23. Shoemaker, «Crossing Borders…», en Ittmann (ed.) 2006, pp. 98-99.
septiembre de 2015). Sobre el diseño de mapas y gráficas en México, véase Medina 24. Langa 1999, p. 38 n 14.
nológicos, estéticos y políticos empujó a estos artistas a reformular resistir el colonialismo cultural, sino también como un desvío que 1991, pp. 23-25; Cruz Porchini 2014, pp. 186-193. 25. La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios estaba vinculada a la estrategia del
4. Real Academia Española, «Banco de Datos del Español», s.v. «estampa». Frente Popular inspirada por la Unión Soviética para crear una gran alianza interna-
y reusar las herramientas aparentemente primitivas del grabado con los alejaba de las ideologías triunfalistas del periodo de entregue- 5. Este ensayo no aborda la ilustración de libros en este periodo; véanse Albiñana 2014; cional de grupos antifascistas.
el propósito de actualizar un imaginario nacionalista que era cada rras. Llenos de alegorías descomunales y cuerpos heroicos de la y Medina 1991. Sobre diseño tipográfico de libros, véase González Mello y Stanton 26. Azuela 1994a, pp. 804-805; Azuela 1994b, pp. 55-56.
(eds.) 2013, pp. 37-51. 27. Véanse Caplow 2007; García de Germenos y Oles (eds.) 2008; Ittmann (ed.) 2006;
vez más poderoso, aunque anacrónico. Si consideramos sus víncu- clase obrera, los grabados mexicanos eran sin embargo evocadores 6. Que no lo era, como lo he argumentado en otra parte; véase González Mello 1994. Musacchio 2007; y Prignitz-Poda 1992.
los obvios con las ideologías e imágenes de la década de 1930, su su- de una era previa: artesanía a la antigüita en un mundo de tecno- Sobre la relación de Posada con el pedagogo positivista Francisco Leal, véanse 28. Véase el ensayo de Juan Solís en este mismo catálogo.
Barajas 2009, pp. 51, 60; y Soler y Avila (eds.) 1996, pp. 23-39, 53-72, y 121-150. 29. El estudio clásico sobre el surrealismo en México es Rodríguez Prampolini 1983;
pervivencia a lo largo de la segunda mitad del siglo xx como una logías nuevas y más sofisticadas, como un bombardero en picada 7. «Las Mordidas del Perrito de Multicolor», en Casanova (ed.) 2012, pp. 123-134. véanse también los ensayos de Mark A. Castro y Rita Eder en este catálogo.
cultura visual es algo fuera de lo común y merecería una explicación construido por un carpintero. 8. «D. Panchito Hablativo», El Ahuizote, vol. 2, n.º 59 (3 de agosto de 1912), p. 13. 30. «México es el lugar surrealista por excelencia»; Breton, citado en Rodríguez Prampolini
9. Esta estrategia se utilizó en los primeros números de la revista, pero se cambió en 1983, p. 54.
que no podemos formular en este breve espacio. 1912 a los artículos de fondo de la primera página. 31. Cabada y Méndez 1974.
10. El Españoleto [seudónimo], «Pintores Mexicanos: José María Velasco», El Ahuizote, 32. Sobre la noción de «experimento», véase Kaprow 1993, pp. 74-75.
vol. 2, n.º 64 (7 de septiembre de 1912), p. 2. Si bien es una tentación atribuirle esta 33. Galería de Arte Decoración 1944; Prignitz-Poda 1992, pp. 88-89; Reyes Palma 1994,
nota al mismo Orozco, parece discutible en vista de las observaciones encomiásticas p. 163. De manera notable, los miembros del jurado no aparecen en la lista como
sobre Diego Rivera. miembros del Taller de Gráfica Popular en el catálogo final de Prignitz-Poda, ni tam-
11. «La masa encefálica de cemento armado del maderismo», El Ahuizote, vol. 2, n.º 65 poco en el archivo del TGP en la Academia de Artes en la Ciudad de México.
(14 de septiembre de 1912), p. 1. 34. Una prueba de ello lo ofrecen exhibiciones como Art and Power en la Hayward
12. Dunn 1916. Gallery de Londres en 1995; véase Ades (ed.) 1995.
13. Best Maugard 1923; posteriormente traducido al inglés como A Method for Creative
Design (Best Maugard 1927).
Best Maugard había llegado a esta conclusión después de objetivos, de acuerdo con el plan de Vasconcelos, eran «multiplicar Paulatinamente, Best Maugard se fue allegando a un grupo Entre el 7 y el 15 de diciembre de 1928 se llevó a cabo la
trabajar durante seis meses bajo las órdenes del antropólogo ale- las actividades gráficas y pictóricas en las escuelas primarias y se- de artistas que no sólo se integraron a su proyecto educativo sino Exposición de Pintura Actual, organizada por la revista Contemporáneos.
mán Franz Boas (1858-1942), dibujando más de dos mil piezas de cundarias [bajo] la dirección de pintores reconocidos o alumnos de que también adoptaron el Método para construir sus lenguajes plás- En la muestra se exhibieron obras de los pintores Julio Castellanos,
cerámica4 para catalogar las colecciones de la Escuela Internacional Bellas Artes, y la elaboración de un “método gráfico” que brindara ticos personales (figs. 5.3, 5.4). Este proceso fue señalado claramente Manuel Rodríguez Lozano, Rufino Tamayo así como de Carlos
de Antropología y Etnología Americanas5. Este trabajo, según a la enseñanza artística un sentido relativamente uniforme y bási- por el historiador Daniel Cosío Villegas en un texto precoz que, al Mérida (1891-1984) y José Clemente Orozco (1883-1949). De esta
explicaba el pintor, le permitió «conocer más a fondo lo arcaico camente “nacional”»10. parecer, marcó la única incursión del connotado intelectual en la manera el grupo literario señaló una clara postura estética, al validar
mexicano» y darse cuenta de que los motivos ornamentales se re- El secretario invitó a Adolfo Best Maugard a colaborar con crítica de arte contemporáneo14: «Como colaboradores de Best están a un conjunto de artistas que consideraba afín a su concepción uni-
petían teniendo como base los siete elementos que podían combi- su equipo y lo nombró director de este departamento. En diciembre muchos pintores jóvenes. Unos siguen por el mismo camino ini- versalista de la cultura.
narse infinitamente6 . de 1921 Best había tomado parte, junto con Roberto Montenegro ciado: Tamayo, Castellanos, Tilghman, etcétera; otros, sólo han Más allá de las afinidades estéticas e intelectuales que hi-
A partir de ellos, Best Maugard definió una serie de reglas (1885-1968) y Diego Rivera (1886-1957), de la comitiva que acompañó aprovechado esa oportunidad para llegar a su propio punto de vista. cieron coincidir a dichos personajes y darles un sentido de gene-
que indicaban la manera de utilizarlos: después de haber asimilado a Vasconcelos en su viaje por Yucatán. Durante esta visita el pintor Entre estos merecen lugar aparte Manuel Rodríguez Lozano y su ración, lo cierto es que Contemporáneos legitimó a nivel crítico el trabajo
los siete motivos se ensayarían las diferentes combinaciones, estáti- se encargó de dictar una serie de conferencias a los profesores del discípulo Abraham Ángel»15. de estos pintores que se habían separado del nacionalismo preco-
cas y dinámicas, que conformaban las grecas y los petatillos, respec- Estado, explicando las concepciones estéticas que sustentaban el mé- Las bases de la modernidad pictórica mexicana, en fuerte nizado por el grupo en el poder. Frente a la mirada masculina, his-
tivamente. De esta manera, quien utilizara el sistema de enseñanza todo de dibujo que proponía para renovar la enseñanza artística deuda con las vanguardias europeas, se construyeron a partir de toricista y de raigambre nacional que el Estado mexicano patrocinó
artística tendría la posibilidad, según Best, de ejercer su libertad en las escuelas de todo el país. El proyecto interesó a Vasconcelos esta generación de jóvenes que oscilaron entre la formación acadé- a través del muralismo, Contemporáneos y los pintores asociados a
creadora para concebir múltiples formas mediante estos motivos de tal manera que, según refiere Alfonso de Neuvillate, decidió mica más tradicional y las propuestas que buscaban la renovación este grupo desarrollaron una perspectiva que entendía la cultura y
ornamentales básicos7 (cat. 40). crear el Departamento de Dibujo y Trabajos Manuales con el obje- de la educación artística. Si bien los pintores vinculados a la producción intelectual, como parte de un diálogo cosmopolita
El sistema buscaba conducir al alumno a través de un tivo principal de lograr que Best Maugard pusiera en práctica su Contemporáneos transitaron por este camino, pocos años después que no reconocía pertenencias geográficas ni un compromiso social
aprendizaje gradual que dejaba de lado, en una primera etapa, di- teoría pedagógica11. asumirían el «retorno al orden» propugnado por el neoclasicismo irrestricto. Si para los muralistas la Revolución había significado
versas reglas como, por ejemplo, la estricta proporción de las figu- Al frente de la Dirección de Dibujo, Best organizó el lla- como una manera de hacer frente al caos de la cultura y la civiliza- la posibilidad de una renovación de la cultura mexicana, para
ras, el apego a los detalles realistas y el claroscuro, todo ello con el mado «Movimiento Pro-Arte Mexicano», que implicaba la forma- ción en la cual estaban inmersos. Contemporáneos representaba un periodo de barbarie que había
propósito de «impulsar la pureza y la armonía que resultaban de la ción de «brigadas de acción» cuya tarea era llevar los planteamientos roto el equilibrio porfirista.
libertad creadora»8. del Método de dibujo a un mayor número de profesores y voluntarios, III La relación intelectual, en ocasiones de amistad, que se
Como parte de la estructura organizativa de la nueva que a su vez enseñarían a los alumnos la manera de trabajar con No es objetivo de este ensayo, ahondar en la labor literaria de estableció entre los miembros de Contemporáneos y la nueva ge-
Secretaría de Educación Pública, conformada en octubre de 1921, este programa pedagógico, para abarcar así el mayor número posi- Contemporáneos ni en su papel fundamental dentro de la crítica neración de pintores se puede remontar en algunos casos hacia
José Vasconcelos creó un Departamento de Bellas Artes en el cual ble de escuelas primarias en el Distrito Federal12. de arte16. Sólo señalaré los puntos de coincidencia con los jóvenes finales de la década de los años diez, cuando todos parecían co-
se concentraron las Direcciones de Enseñanza Especial, relacionadas De esta manera, según el informe rendido por la misma artistas que fueron parte del grupo que promovió y difundió el nocerse dentro del pequeño y cerrado grupo de la elite mexicana.
con la educación indígena, y las instituciones y escuelas como el Dirección, durante 1922 se formó a «97 profesores capaces de im- Método de dibujo Best Maugard, pues considero que esta temprana ex- Ejemplo de ello es el temprano nexo que se desarrolló entre Agustín
Conservatorio Nacional de Música y la Escuela de Bellas Artes9. partir la enseñanza conforme al sistema. De estos profesores, 59 so- periencia pedagógica marcó su vocabulario visual y la manera de Lazo y Xavier Villaurrutia (1903-1950), a partir de la introducción
En esta área, enfocada a la difusión y enseñanza del arte, se lamente tenían preparaciones con modalidades artísticas anteriores comprender la creación artística haciendo posible su vinculación que el tío del primero hizo entre su sobrino y el estudiante de la
dispuso un Departamento de Dibujo y Trabajos Manuales cuyos y distintas y el resto ninguna preparación ni artística ni educativa»13. estética con Contemporáneos. Escuela Nacional Preparatoria a quien conocía bien no sólo por ser
292 MIREIDA VELÁZQUEZ EL MÉTODO DE DIBUJO BEST MAUGARD Y UNA NUEVA GENERACIÓN DE ARTISTAS 293
Fig. 5.3. Rufino Tamayo (mexicano,
1899-1991), Sin título, 1922. Gouache
sobre papel, 31.5 x 32.5 cm. Museo
Nacional de Arte, INBA, Ciudad
de México
profesor en dicha institución, sino por tener en común con él ami- de ellos tenía encargo o puesto gubernamental que les permi- incluir a los artistas seleccionados en la exposición auspiciada por manera en que se resignificó el género de pintura de paisaje en la
gos dentro de los círculos homosexuales17. tiera difundir su trabajo. Nada más, aparte de eso, los unía al Antonieta Rivas Mercado (1900-1931) para los Contemporáneos, como modernidad mexicana, para ser portador de una carga nacionalista
Los miembros de Contemporáneos compartieron espacios grupo literario. una suerte de decisión curatorial que conscientemente ignoraba e identitaria simbolizada no sólo a través del entorno natural sino
y proyectos desde sus años preparatorianos y de manera muy tem- En este sentido, resulta interesante contrastar la opinión todo aquello que no consideraba «actual». también al utilizar soluciones formales afines a la estética del arte
prana se integraron a las filas de la burocracia estatal. Los pintores, de Rodríguez Lozano y las consideraciones de Rufino Tamayo, pues popular mexicano.
por su parte, confluyeron también en diversas iniciativas guberna- éste sí hizo patente la existencia de una amistad y de un diálogo in- IV Estas obras son muestra del breve periodo en que Tamayo
mentales y, tal vez sin proponérselo, formaron un grupo compacto telectual entre artistas y literatos, especialmente con Xavier Los pintores mexicanos asociados a Contemporáneos hicieron una y Lazo trabajaron bajo las premisas del Método de dibujo –tal vez du-
que paulatinamente comenzó a caracterizarse por una abierta opo- Villaurrutia, así como un abierto interés por parte de los miembros reinterpretación del neoclasicismo, adoptado por los artistas euro- rante un par de años– y que no retomaron de manera directa en el
sición a la presencia dominante del muralismo y su discurso político. de Contemporáneos, de analizar críticamente la producción plás- peos durante la posguerra. El ideal del retorno al orden propugnado resto de su trayectoria. Las composiciones retratan dos momentos
En una entrevista realizada con motivo de la Exposición de tica de los jóvenes pintores: en una sociedad que se cuestionaba el rumbo de la civilización oc- de la vida cotidiana que se desarrollan posiblemente en la provincia
Pintura Actual, un reportero preguntó a Manuel Rodríguez Lozano: cidental, fue concebido por estos jóvenes en México como una forma mexicana. Mientras Lazo nos remite a un día de misa, cuando los fe-
«¿Qué fines le han movido circunstancialmente para los efectos de A Xavier Villaurrutia, que era el crítico del grupo, sí le in- de reconectarse con la cultura europea y de trascender las discusiones ligreses descienden de la iglesia que se encuentra en lo alto de un
la exposición organizada por la revista Contemporáneos?», el pintor teresó nuestra pintura. Los artistas que más ligados estu- en torno al sentido identitario que dominaron durante los años de cerro; Tamayo representa un día de fiesta en medio del campo, en
respondió lo siguiente: vieron a los Contemporáneos fueron Agustín Lazo, Julio la posrevolución. Contemporáneos y los artistas que se vincularon el que varias parejas bailan rodeados por la plaza principal y un sem-
Castellanos y Manuel Rodríguez Lozano […] Nosotros, con el grupo, parecían concebirse como parte de un diálogo más am- bradío. A lo lejos, el horizonte se recorta por los cerros, a cuyas faldas
En primer término la amabilidad del grupo de Contem— nuestro grupo, nos reuníamos todos los sábados por la plio que no sólo permitía la discusión entre disciplinas sino también se levanta la iglesia.
poráneos. En segundo término por esta razón: en el mo- tarde […] El teatro de revista llegó a interesarnos tanto entre contextos culturales que reconocían la herencia occidental. Tamayo y Lazo no eludieron la búsqueda de un «auténtico
mento en que a los pintores se les ofrecieron muros y se que hasta escribimos una obra musical que se llamó Café El punto de convergencia entre proyectos como el Método arte mexicano» –objetivo principal de pintar con el Método de dibujo
les incorporó a la educación, las exposiciones no tuvieron negro. Salvador Novo y Pepe Gorostiza, Villaurrutia y de dibujo Best Maugard y Contemporáneos fue precisamente la capa- Best Maugard– y recurrieron a la idealización de la vida rural y sus
razón de ser. Alejados de estas dos actividades, el contacto Jaime Torres Bodet, escribieron los sketches; Lazo y yo hi- cidad de ambas propuestas de identificarse con los lenguajes artís- costumbres enraizadas, lo cual denotó un gradual cambio en la
con el público lo establece la exposición. cimos la escenografía.19 ticos de vanguardia. En el caso específico del sistema pedagógico, aplicación de la pedagogía. Los recursos pictóricos son muy simi-
No somos un grupo, sino unos cuantos pintores se trató de una reinterpretación de las tendencias espontaneístas y lares: la falta de perspectiva y volumen, el uso de una paleta de colo-
independientes [a los] que tan sólo une un denominador: En proyectos como el del Teatro Ulises, se concretó la colaboración primitivistas, que permitieron encontrar en «lo popular mexicano» res intensos –poco utilizada hasta entonces en la producción
trabajo y honestidad artística. No traemos como bandera entre ambas partes, siendo precisamente Lazo, Rodríguez Lozano aquello que muchos artistas europeos creyeron descubrir, a su vez, pictórica mexicana– la esquematización de la figura humana, entre
la Academia, la Revolución ni tan siquiera una carabina y Castellanos los más cercanos colaboradores. Por su parte, Xavier en el arte de los pueblos aborígenes20. El Método significó entonces, otros elementos en los cuales se aprecia la simplificación de las for-
de Ambrosio con la mira apuntada al presupuesto.18 Villaurrutia, Salvador Novo (1904-1974) y Jorge Cuesta (1903-1942) la transición hacia nuevas maneras de pintar que se alejaron de la mas, propia de la propuesta de Best Maugard.
fueron quienes buscaron establecer nuevos parámetros para com- tradición académica y sus reglas de representación, para centrarse En algunos de los trabajos producidos por los jóvenes ar-
Rodríguez Lozano se consideraba a sí mismo y a sus colegas como prender la producción artística y definir el concepto de «pintura principalmente en los temas locales y en la revaloración de las cre- tistas que participaron en el Movimiento Pro-Arte mexicano, fue
«pintores independientes», relacionados circunstancialmente a actual» como una categoría que parecía dividir el ámbito del arte aciones populares e infantiles. evidente un seguimiento más estricto de los postulados principales
Contemporáneos por una invitación a exponer que les brindaba mexicano y distinguir aquello que no era pintura con tema polí- En Carretelas, de Agustín Lazo (cat. 44); y El baile, de Rufino del sistema de enseñanza artística promulgado por Adolfo Best
la oportunidad de dar a conocer su obra al público, pues ninguno tico y de tono nacionalista. Así, es posible explicar la decisión de Tamayo (cat. 45), ambos de 1924, encontramos un ejemplo de la Maugard. En Sin título (Mariposa), de Manuel Rodríguez Lozano, de
294 MIREIDA VELÁZQUEZ EL MÉTODO DE DIBUJO BEST MAUGARD Y UNA NUEVA GENERACIÓN DE ARTISTAS 295
Fig. 5.5. Julio Castellanos (mexicano,
1905-1947), Virgen, ca. 1922. Gouache
y tinta sobre papel, 48.3 x 34 cm.
Colección particular
ca. 1924 (cat. 42), y Virgen, de Julio Castellanos (fig. 5.5), se distinguen sensual y misteriosa que contribuyó a la creación de estereotipos
algunos de los elementos decorativos característicos del vocabulario en torno a la mujer mexicana, y que denotan la influencia de los di-
visual concebido en el Método de dibujo tales como las flores, el canasto, seños de vestuario de León Bakst (1866-1924)22. Amero, al igual que
los motivos ornamentales que enmarcan la composición, entre sus colegas pintores iniciados en el Método Best Maugard, evolucionó
otros. Ambas obras se resuelven a través de un dibujo sintético, casi hacia nuevos lenguajes plásticos para acercarse a la vanguardia fo-
infantil, que nos refiere también a la decoración de objetos popula- tográfica en los años treinta23.
res de uso cotidiano como vasijas y tejidos. En el caso específico de
Castellanos, es posible vislumbrar también la influencia de la pin- V
tura popular –a través de los exvotos– al representar el altar de una Hacia finales de 1923 Adolfo Best Maugard abandonó la Dirección de
Virgen a cuyos pies se posa una ofrenda de flores. El resplandor, Dibujo y Trabajos Manuales y fue sustituido en el cargo por Manuel
que se levanta sobre la corona, da muestra de la aplicación deco- Rodríguez Lozano, lo cual implicó un cambio sustancial en la aplica-
rativa del Método a través de la combinación de motivos como las ción del Método de dibujo. De acuerdo con Karen Cordero Reiman, si bien
líneas rectas, en zigzag y espirales. La composición pareciera no ambos directores utilizaron la plástica popular para crear un «arte pro-
hacer alusión a una advocación concreta sino más bien, a la propia piamente mexicano», Best Maugard instauró un lenguaje estandari-
religiosidad del pueblo mexicano y a la necesidad de imágenes zado en tanto que Rodríguez Lozano interpretó emotivamente la
dentro del culto popular. pintura popular para inspirarse en los retablos, más que en las lacas y
A pesar de no formar parte de este grupo de pintores que las cerámicas, sin retomar simplemente los motivos decorativos del
posteriormente fueron identificados con los Contemporáneos, modelo sino recreando la actitud del pintor popular frente a su tema24.
quiero hacer mención a la obra Sin título (Bailarín) (cat. 39), de Emilio Un ejemplo de los cambios graduales que se evidenciaron
Amero (1901-1976), de ca. 1922 no sólo por tratarse de un depurado a lo largo de los años veinte, en la obra de los jóvenes artistas que
ejemplo de la aplicación del Método de dibujo Best Maugard, sino tam- trabajaron al lado de Best Maugard puede verse reflejado en la pieza
bién por ser una reciente adquisición del Philadelphia Museum of Boliche, de Agustín Lazo, de 1924 (colección particular). El pintor
Art que se integra a su importante acervo de arte mexicano21. La representó siete figuras masculinas –de extremidades alargadas y
obra presenta una figura masculina muy estilizada que porta un definidas por líneas curvas, que parecen marcar la flexibilidad del
traje carnavalesco en blanco y negro, para ejecutar alguna danza. cuerpo humano– preparadas para ejecutar el lanzamiento de las
El fondo rojo, lleno de elementos ornamentales en dorado, brinda bolas de boliche, bajo la potente luz de lámparas eléctricas. No sólo
a la composición un aire de exotismo oriental similar al que el propio llama la atención la modernidad del tema elegido por Lazo, al re-
Best Maugard utilizó en obras como Tehuana, de 1919, y que se per- mitirnos a un deporte de reciente introducción en México, sino
cibe también en Bailarina azul (cat. 37), del mismo año (las dos pin- también al evidenciar el uso de la energía eléctrica como símbolo
turas en Toluca, Museo de Arte Moderno del Estado de México), de una nueva época que permitía desarrollar diversas actividades
ambas obras caracterizadas por la construcción de una femineidad recreativas a cualquier hora del día.
296 MIREIDA VELÁZQUEZ EL MÉTODO DE DIBUJO BEST MAUGARD Y UNA NUEVA GENERACIÓN DE ARTISTAS 297
Fig. 5.6. Adolfo Best Maugard,
Autorretrato, 1923. Óleo sobre cartón,
214 x 121.3 cm. Museo Nacional de Arte,
INBA, Ciudad de México
La simplificación de las formas humanas y su efecto de Más allá de una huella evidente, el Método dejó en la pintura de esta 1. Dirección de Dibujo y Trabajos Manuales 1923-1924, pp. 456-459. 17. Oles 2009, p. 20.
2. Karen Cordero Reiman, «Construyendo Tamayo, 1922-1937», en Cordero Reiman y 18. «El triunfo del pintor Manuel Rodríguez Lozano en la exposición de Contemporáneos»,
alargamiento –que identificamos con la propia figura de Best generación algunos planteamientos que harían posible la defini- Domínguez Velasco 2013, p. 33. en El Universal. El Gran Diario de México (12 de diciembre de 1928), p. 6.
Maugard en su Autorretrato de 1923 (fig. 5.6)–, la segmentación del ción de un arte ajeno a los contenidos políticos e históricos, en aras 3. Dirección de Dibujo y Trabajos Manuales 1923-1924, p. 458. 19. Rufino Tamayo, «Mi lenguaje: La pintura», citado en Madrigal 2008, p. 157.
4. Sena 1922, p. 21. 20. Ramírez 1990, p. 50.
espacio a través de diagonales que dividen la composición, la pla- de una experimentación estética y formal. 5. Boas y Gamio 1990, p. 46. 21. Si bien el nombre de Emilio Amero no había figurado entre los profesores y alumnos
nimetría en la representación, entre otros elementos, son a mi pa- Así lo entendió el propio Adolfo Best Maugard cuando 6. Ibid. que trabajaron para difundir el sistema de enseñanza artística, lo cierto es que esta
7. Velázquez 2002, p. 43. obra, Sin título (Bailarín) (cat. 39), formó parte del archivo personal de Best Maugard
recer, resultado de las lecciones aprendidas por Lazo a través de llevó su Método de dibujo a los Estados Unidos para editarlo en una 8. Ibid., p. 25. y cuenta en la parte trasera de la obra, con el sello del Movimiento Pro-Arte Mexicano
su trabajo con el Método de dibujo. Esta obra bien podría representar segunda versión que tituló A Method for Creative Design25. En ésta Best 9. Sobre el Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública, véase que permitía consignar algunos de los datos del autor como su nombre, edad y nú-
«Las Bellas Artes intensamente fomentadas», en El Universal (1 de enero de 1923). mero de clase.
la transición de la generación conformada por Agustín Lazo, Julio Maugard decidió otorgar a su teoría un sentido plenamente uni- 10. Fell 1989, p. 434. 22. Es importante recordar que Adolfo Best Maugard realizó el llamado Ballet mexicano
Castellanos, Manuel Rodríguez Lozano y Rufino Tamayo, hacia versal, al alejarla de cualquier nacionalismo específico, con la fi- 11. Neuvillate 1963, p. 2. en 1919, para el cual concibió tanto el vestuario como la escenografía que acompa-
12. Ibid. ñaron a la bailarina rusa Ana Pávlova, en sus diferentes presentaciones en México;
nuevas rutas expresivas, más afines a la necesidad de entablar diá- nalidad de llegar a un mayor número de interlocutores y de 13. Dirección de Dibujo y Trabajos Manuales 1923, p. 378. véase Coignard 1922, pp. 21, 61.
logos con diversas disciplinas y con el arte que se producía en enfatizar también ese mismo carácter universal de sus propuestas. 14. Véase Moyssén 1976, pp. 199-200. 23. Véase en este mismo catálogo el ensayo de Laura González Flores.
15. Cosío Villegas 1923, p. 3. 24. Cordero Reiman 1984, p. 21; véase «Informe de la Dirección de Dibujo y Trabajos
otras latitudes. De esta manera, mientras que la edición mexicana del Método cen- 16. Véase el ensayo que mi colega Mark A. Castro desarrolla en este mismo catálogo, Manuales, periodo comprendido entre el 1 de agosto de 1924 y el 31 de julio de 1925»,
Ninguno de estos artistas volvió a trabajar bajo los precep- tró su planteamiento en la necesidad de construir un arte de ca- en el que explora el trabajo de Contemporáneos y su estrecha relación intelectual citado en Abraham Ángel… 1984, p. 45.
con pintores como Agustín Lazo, Julio Castellanos, Rufino Tamayo y Manuel 25. Best Maugard 1927.
tos del Método de dibujo, sin embargo el sistema pedagógico significó rácter nacionalista, la edición estadounidense se distinguió por Rodríguez Lozano.
el primer impulso hacia la construcción de propuestas alternas buscar leyes universales que regularan el desarrollo humano en
frente al discurso hegemónico del muralismo, lo cual permitió la aras del perfeccionamiento, objetivo en el cual la expresión artís-
confluencia estética de los pintores con el grupo Contemporáneos. tica –según Best Maugard– representaba un papel fundamental.
298 MIREIDA VELÁZQUEZ EL MÉTODO DE DIBUJO BEST MAUGARD Y UNA NUEVA GENERACIÓN DE ARTISTAS 299
MÉXICO ESTRIDENTISTA
LYNDA KLICH
Chimeneas de fábricas, andamios, estaciones de radio, líneas de te- renacimiento mexicano aún no se definía. La hegemonía del mura-
léfono, máquinas de escribir y periódicos; jazz, cine, cafés, fox-trot lismo ha oscurecido en los anales de la historia del arte algunas prác-
y quick-lunch: para un grupo aventurero de artistas y escritores expe- ticas como el estridentismo, que hicieron que círculos culturales
rimentales de la década de 1920, estas cosas representaban el México debatieran sobre sus visiones opuestas. Pero en el ambiente posrevo-
moderno con mayor precisión que los campesinos, el paisaje rural lucionario se fomentaron diversos diálogos artísticos, incluyendo el
y las artes populares. Conocidos colectivamente como los estriden- propio cuestionamiento de los estridentistas sobre qué significaba
tistas, produjeron grabados en madera, pinturas, acuarelas, foto- ser moderno y mexicano en aquel entonces.
grafías, esculturas, caricaturas, murales y obras literarias que El estridentismo comenzó en diciembre de 1921, cuando
buscaban reflejar las inquietudes de la vida posrevolucionaria y Manuel Maples Arce (1900-1981)2, un joven estudiante de leyes y
transmitir el dinamismo de la modernidad y de la ciudad, la capital, aspirante a poeta, hizo público su manifiesto de gran formato –
en constante cambio1. Sus obras circulaban en libros ilustrados y Actual-N° 1 (Hoja de Vanguardia. Comprimido Estridentista de Manuel Maples
periódicos –y hasta en un restaurante del que los estridentistas se Arce)– un texto mezclado, vehemente y revoltoso que pegó junto a
apropiaron–, abriendo un debate en torno a la experimentación ar- anuncios en las paredes de la ciudad (cat. 89). Utilizando una retó-
tística pese a las limitaciones del mecenazgo gubernamental. Aun rica enardecida inspirada en vanguardistas europeos, como el fu-
siendo un grupo pequeño, hicieron sentir su presencia al proclamar turista italiano Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944) y el español
sus ideas de una manera bombástica en manifiestos y en revistas ultraísta Guillermo de Torre (1900-1971), Maples Arce se proclamó
populares de amplia circulación, provocando oposición por parte a sí mismo como un líder cultural, emitiendo un llamado al des-
de facciones conservadoras. Los estridentistas hacían hincapié en pertar de escritores y artistas mexicanos autocomplacientes fieles
los aspectos cosmopolitas de México, al retratar una iconografía in- aún a lo que consideraba que eran los preceptos académicos rancios
ternacional a través de técnicas y estilos vanguardistas. y al estilo modernista (simbolista) caduco de la generación previa.
Para los estridentistas, tomar posición ante México tal y El joven poeta declaró que dichos estilos eran obsoletos e incapaces
como era a principios de la década de 1920 –un ambiente en constante de reflejar los nuevos sentimientos de la modernidad o el opti-
cambio, bastante politizado, en el cual un pasado venerado confron- mismo que se extendía por México durante el periodo revolucio-
taba la diaria modernización– representaba un compromiso sincero nario. En cambio, Maples Arce retaba a los mexicanos a encontrar
y adoptar una actitud receptiva para instar a las reformas sociales y modelos formales en innovaciones europeas recientes, como el cu-
culturales necesarias. Los estridentistas abrazaron la innovación de bismo, el futurismo, dadá y el ultraísmo, y a adoptar la nueva be-
todo tipo, sin subscribirse a un estilo establecido, y admitieron en su lleza de la máquina. Maples Arce en absoluto abogaba por una mera
órbita a un sinnúmero de artistas diversos con el fin de experimentar imitación de estos movimientos que lo inspiraron, sino que los pro-
tanto con la forma como con el contenido de sus propuestas. Sus ponía como la base para formas culturales modernas netamente
obras ejemplificaron la incertidumbre y el entusiasmo de los prime- mexicanas que transmitirían preocupaciones locales y participarían
ros años posrevolucionarios, cuando el lenguaje visual del llamado en la cultura cosmopolita. Aunque el poeta empleó frases audaces
para señalar la necesidad de voltear la tradición, incluyendo su pro- movimiento. A pesar de su corta vida, el estridentismo representó la apreciación hecha por Vela, en su propio texto de tributo al Café mexicano, como lo había previsto Maples Arce9. El estridentismo
clamación «Chopin a la silla eléctrica!» (su «marca registrada», para un papel importante en la definición de la modernidad mexicana. de Nadie, de éste como un lugar que «se está renovando siempre», le ofreció a los mexicanos un remedio bastante necesario para las
fijar una posición como vanguardista internacional), su manifiesto El núcleo del grupo de escritores y artistas con ideas afines una descripción que se ajusta al estridentismo mismo6. formas artísticas anticuadas y los límites de la cultura oficial.
carece del nihilismo propio del futurismo. En cambio, con su mezcla que atendieron al llamado de Actual-N° 1 comenzó a producir y a En la larga tradición del retrato en grupo, la obra cristaliza A través de la circulación de las obras experimentales del
exuberante de teorías vanguardistas, lenguaje publicitario, procla- hacer circular obras experimentales bajo el auspicio del estriden- la camaradería de los estridentistas y los posiciona fuera de la cultura movimiento, junto con el apoyo público de Maples Arce al enig-
maciones provocativas y neologismos, el estridentismo se presen- tismo. Los miembros del movimiento frecuentaban un restaurante burocrática oficial en un escenario que expresa modernidad. Sin lugar mático primer mural de Rivera La creación (1922-1923; fig. 2.7) y a
taba a sí mismo como un tónico revivificador de la cultura mexicana, en la colonia Roma, de Ciudad de México, que bautizaron como a dudas, el Café de Nadie llegó a simbolizar el espacio cultural abierto otros murales tempranos de la Escuela Nacional Preparatoria en la
como lo da a entender el propio subtítulo del texto. el «Café de Nadie» (porque el propietario parecía estar ausente), por el estridentismo y su perspectiva cosmopolita (véase cat. 90), ya Ciudad de México por artistas afiliados al estridentismo como
Actual-N° 1 estableció las bases para los retos del estridentismo donde escribieron, recitaron poemas, interpretaron música, expu- que sus miembros buscaron desafiar las estéticas nacionalistas fol- Charlot (fig. 6.3), Alva de la Canal, Fermín Revueltas y Fernando
ante la tradición a través de su perspectiva cosmopolita y la adopción sieron arte y planearon actos subversivos como cubrir las estatuas clóricas o decorativas predominantes, que se desarrollaban dentro Leal (1896-1964), la palabra estridentista adquirió pronto notorie-
de la modernización y la tecnología. Los mensajes más importantes de del Parque Central de la Alameda de la ciudad con periódicos para de los esfuerzos oficiales, como el método de dibujo de Adolfo Best dad en los debates culturales de la década de 1920. Las distorsiones,
Maples Arce a sus colegas escritores y artistas eran encontrar medios protestar contra la caduca estética escultórica4. Ramón Alva de la Maugard (1891-1964) (véanse cat. 36-40) y las Escuelas de Pintura al Aire exageraciones y la naturaleza de confrontación de estos murales
de innovación para expresar el dinamismo del momento y elegir Canal (1892-1985) inmortalizó el café en un retrato del grupo, con Libre (fig. 6.2). Los estridentistas publicaron sus obras vanguardistas en provocaron una controversia pública que se desató en las páginas
temas que reflejaran lo que veían a su alrededor. Para el joven poeta, el mismo nombre que el local, que evoca el entusiasmo intelectual volúmenes de poesía ilustrada y en las revistas Irradiador (Ciudad de editoriales de los principales periódicos. Los conservadores denun-
este «actualismo» representó un tipo de sinceridad, una cualidad ne- de las reuniones que allí tenían lugar5 (fig. 6.1). Un atildado Maples México, 1923) y Horizonte (Xalapa, 1926-1927)7 (véanse cat. 101-103). ciaron el extranjerismo de estas formas modernistas, que concebían
cesaria en los intelectuales públicos, en ese momento crítico, para Arce, en el centro, anima la escena, mientras que los retratos es- El grupo también propició debates de diversa índole sobre la natu- como representaciones degradantes de México, y cuestionaron la
un país que enfrentaba la renovación de sus sistemas sociales, la re- quemáticos de sus lugartenientes llenan el espacio a su alrededor, raleza de la cultura mexicana en los suplementos semanales El validez de tales estrategias vanguardistas en el arte público. Las for-
construcción de su infraestructura y la actualización de su cultura. incluyendo (en el sentido de las agujas del reloj y desde la parte Universal Ilustrado y Revista de Revistas8. Las proclamaciones fanfarronas mas noveles empleadas en los primeros murales resultaron dema-
Propuso un esfuerzo intelectual colectivo que crearía «una fuerza superior izquierda) a los escritores Germán List Arzubide (1898- de los estridentistas y sus formas noveles en el arte conmocionaron siado discordes y desafiantes para una nación ansiosa por difundirse
radical opuesta contra el conservatismo solidario de una colecti- 1998), Salvador Gallardo (1893-1981) y Arqueles Vela (1899-1977); a la intelligentsia y a la clase media de la capital, por entonces una ciu- como civilizada y estable. El término estridentista comenzó a uti-
vidad anquilosada»3. El provocativo texto también señala la natu- y los artistas Alva de la Canal y Germán Cueto (1893-1975). dad en muchos sentidos aún conservadora en términos culturales. lizarse en diversos ámbitos como un sinónimo de futurismo, cu-
raleza performativa del estridentismo, cuyos miembros declararon Fragmentos en collage de publicaciones estridentistas remiten al Una amplia gama de artistas tanto mexicanos como inter- bismo o de cualquier obra de arte provocadora o progresista,
su posición vanguardista y su postura rejuvenecedora en mani- artista Leopoldo Méndez (1902-1969) y a los hermanos Revueltas, nacionales se afiliaron al movimiento mediante la participación subrayando el papel del movimiento como instigador de un cam-
fiestos, proclamaciones públicas y obras de arte. El estridentismo el artista Fermín (1901-1935) y el compositor Silvestre (1899-1940), en actos y publicaciones estridentistas, incluyendo a Diego Rivera bio cultural10. Frente a estas controversias sobre arte público, Rivera
siguió activo hasta 1925 en la Ciudad de México, y hasta 1927 en quienes también eran miembros del grupo. La llamativa mezcla (1886-1957), Jean Charlot (1898-1979), Dolores Cueto (1897-1978), dejó claro su firme compromiso con la experimentación vanguar-
Xalapa, Veracruz, donde algunos miembros del movimiento se cubo-futurista de la obra, a base de figuras fragmentadas, formas Tina Modotti (1896-1942) y Edward Weston (1886-1958). Aun dista del grupo en Irradiador Estridencial, su único caligrama, que se
unieron a Maples Arce después de que éste terminara su licencia- multiplicadas, planos superpuestos y collage, además de sus inyec- cuando estos artistas nunca se definieron a sí mismos como estri- publicó en el primer número de Irradiador (fig. 6.4). Allí declaró que
tura en Derecho y aceptara un puesto en el gobierno del Estado ciones de primitivismo y caricatura, representa bien la adopción dentistas y demostraron tener por entonces muchas lealtades, las el estridentismo era un remedio «infalible contra […] la miopía es-
de Heriberto Jara. Después de la destitución de Jara a finales de sep- por parte del estridentismo de la diversidad plástica, al igual que obras variadas que produjeron para las publicaciones y exhibicio- piritual aguda» de México, y alentó a los lectores: «oigan a Manuel
tiembre de 1927, Maples Arce abandonó su oficina gubernamental su renuencia a dictar un estilo establecido. Los estridentistas va- nes del movimiento durante la década de 1920 confirman que el Maples Arce». Los artistas que respondieron al llamado estridentista
bajo amenaza de violencia, dando por terminado efectivamente el loraron ante todo la innovación, y la obra de Alva de la Canal apoya estridentismo era un «un inmejorable estimulante» para el arte de este modo encontraron en el movimiento un lugar alternativo y
acogedor, para sus propias experimentaciones, que eran en efecto artistas jóvenes que trabajaban en la Escuela de Pintura al Aire Libre quizá en segundo lugar, sólo detrás del muralismo, entre los me- emplazaron la autenticidad mexicana en la moderna cultura de
performances visuales de vanguardia que no podían caber con facilidad de Coyoacán, a las afueras de la Ciudad de México. Charlot tomó a dios asociados con el arte mexicano posrevolucionario. masas, ofreciendo un tipo diferente de mestizaje cultural que fu-
bajo el amparo del arte oficial. los mismos campesinos que habitaban los paisajes apacibles de la Otro desafío contra las representaciones «oficiales» de la fi- sionó lo local y lo cosmopolita. Al igual que los vanguardistas eu-
En este periodo transformativo, los estridentistas propu- Escuela y los transformó en formas astilladas y superficies textura- gura mexicana vino del escultor Germán Cueto, quien realizó más- ropeos, como los expresionistas y dadaístas, que crearon máscaras
sieron nuevos modelos de descripción de los tipos locales que lle- das. En Don Pancho (1922), el sujeto, despojado de su sombrero y sa- caras policromadas de retratos de sus camaradas de lucha primitivizadas, los estridentistas recurrieron a esta forma para es-
garon a representar el cuerpo social y el paisaje circundante, ambos rape habituales, casi irrumpe desde la superficie de la pequeña estridentistas –construidas a partir de diversos materiales como yeso, cenificar su propio vanguardismo, colgando las máscaras en los
temas cruciales para la representación visual de la modernidad estampa, su rostro resuelto en una mezcla de planos cincelados y de papel maché, cartón y terracota–, que eludían la semejanza en favor muros del Café de Nadie como una «galería de hombres de mala
mexicana en el periodo posrevolucionario. Su imaginario provo- sombreados a base de líneas cruzadas (fig. 6.5). Estos grabados en de la experimentación formal (cat. 94). La escala humana de las más- fama» y usándolas en el performance de un carnaval estridentista15.
cativo desde un punto de vista formal demostró que estos temas madera hicieron ruido en la escena del arte mexicano, ya que su au- caras y los materiales modestos pusieron en tela de juicio las escul- Los estridentistas utilizaron de manera consistente todos estos
eran espacios de contestación donde tenían lugar preguntas fun- dacia formal y sus contrastes de blanco y negro contrarrestaban la turas nacionalistas clasicistas y monumentales del porfiriato y el retratos formalmente innovadores en varios medios para posicio-
damentales relacionadas con la representación de la nación. paleta llena de luz que caracterizaba las imágenes de la Escuela de periodo posrevolucionario. A través de la exageración de rasgos dis- narse de un modo estratégico dentro de la escena vanguardista
Sobre todo, el imaginario estridentista se oponía a las descripcio- Pintura al Aire Libre11. Los críticos señalaron el modo en que estas tintivos tales como mechones de cabello rebelde, narices largas y internacional y la intelligentsia cultural local.
nes decorativas o pintorescas tanto de la clase política como de imágenes fusionaban lo viejo y lo nuevo, transmitiendo el espíritu amplias sonrisas, y mediante la aplicación de pintura en alborotado Asimismo, los estridentistas modificaron radicalmente la
la nación, que privilegiaban las tradiciones del pueblo y los espa- moderno, revolucionario, que palpitaba en el arte mexicano12. colorido, Cueto creó una tensión entre la forma primitivizadora, el representación del paisaje mexicano, al retratarlo como si estuviera
cios rurales con el fin de representar un México atemporal como Irradiador publicó una serie adicional de grabados en ma- retrato moderno y la caricatura. Estos retratos distorsionados –que en permanente construcción, y transformado por las tecnologías
una fórmula para la consolidación nacional en torno al campesi- dera de Charlot, que igualmente convertían a tipos mexicanos tra- los críticos consideraron radicales y hasta conflictivos– establecieron de los medios de transporte, electrificación y de comunicaciones
nado agrario. En cambio, las obras de los estridentistas proponían dicionales, como el cargador y las mujeres del mercado, en formas un diálogo con las caricaturas de importantes figuras culturales, in- que «palpita[n] con la hélice del tiempo»16. En su contemporaneidad
un México mutable, dinámico, donde el pasado discordaba con geometrizadas, e insertaba estas obras en el diálogo internacional telectuales y políticas posrevolucionarias que llenaron las páginas insistente, estas imágenes refutaban las escenas apacibles y pinto-
el presente, que estaba siendo transformado por la tecnología. En el del primitivismo. Los grabados en madera de Charlot fueron las de publicaciones de amplia circulación como El Universal Ilustrado, rescas de la Escuela de Pintura al Aire Libre y divergían de la mo-
proceso de desafiar al statu quo, el estridentismo presentó su obras más mencionadas de todas las expuestas en la famosa Tarde Revista de Revistas y Zig-Zag. numentalidad y grandeza de las obras anteriores como las vistas del
propia concepción más amplia de una modernidad mexicana estridentista, un acto multimedia que se llevó a cabo en el Café de Aunque el uso que Cueto le dio a la forma de la máscara en- Valle de México de José María Velasco (1840-1912), mientras pro-
compleja y estratificada. Nadie el 12 de abril de 1924, y se volvieron emblemáticos en la im- cuentra ecos en la promoción del arte popular en el México de la dé- movían una misma confianza en el progreso. El paisaje estridentista
El estridentismo cultivó el desarrollo del grabado en ma- placable «campaña […] ante […] las antiguas formas de arte» del cada de 1920, sus retratos rechazan connotaciones con la artesanía se guiaba a la vez por el credo del grupo de representar el momento
dera moderno, un medio que resultó un espacio fértil de diálogo ar- grupo13. El moderno grabado en madera manifestó a la perfección indígena. Como otras formas tradicionales a las que se recurrió para presente y transmitir su fe en los beneficios de la modernización
tístico. Aleccionados por las formas angulares y puntiagudas de los el aspecto cosmopolita del estridentismo y su fuerza para revolu- conferir autenticidad nativa a la cultura mestiza moderna del para México, mientras vinculaba su visión con la de las vanguardias
grabados en madera expresionistas alemanes y ultraístas españoles cionar la producción artística local. Más tarde, conforme la retórica México posrevolucionario, las máscaras se apreciaban porque de- internacionales, como los futuristas y los puristas, que compartían
que aparecieron en revistas de vanguardia europeas de la época, posrevolucionaria elevó la autenticidad rústica de los grabados en mostraban la destreza artesana indígena de largos años, por su per- su amor por las máquinas.
los artistas estridentistas utilizaron este medio flexible y económico madera mexicanos, proveyéndolos de un origen mítico en la obra sistencia como una forma de ritual que había sobrevivido resistiendo Los paisajes de los grabados en madera de Charlot para el
para llevar a cabo experimentos formales en sus representaciones de de José Guadalupe Posada (1852-1913), sus orígenes vanguardistas al colonialismo español, y por su capacidad para vincular a México poema épico de Maples Arce, de 1924, Urbe: Súper-poema bolchevique en 5
la mexicanidad. Jean Charlot, quien había hecho grabados en ma- fueron olvidados. Pero la promoción del grabado en madera desde con otras grandes culturas del mundo como Grecia y Japón14. Las ca- cantos (Metropolis: Bolshevik super poem in 5 stanzas), en el cual el poeta ex-
dera en su Francia natal, inició en los aspectos técnicos del medio a un principio por parte de los estridentistas ayudó a posicionarlo ricaturas de colegas artistas e intelectuales realizadas por Cueto presamente conecta la modernidad estridentista con los objetivos
izquierdistas de la Revolución, retratan un México en proceso de cam- por ejemplo, representa una estructura que conjura la monumen-
bio a través de la llegada de la modernización (cat. 100). Rascacielos se talidad de la arquitectura precolombina a la vez que encarna el tipo
elevan contra un fondo de trenes a toda velocidad, aviones gigantes y de visión utópica de la modernidad encontrada en las interpretacio-
trasatlánticos, las tecnologías que incursionaban en México durante nes arquitectónicas modernas. Aunque la imagen de Alva de la Canal
la década de 1920. Las representaciones de Charlot de estos emblemas no retrata un edificio real, no obstante, señala el orgullo estridentista
del progreso tecnológico destacan la manera en la que los estridentis- ante las reformas que se llevaron a cabo en Xalapa bajo Jara, el go-
tas privilegiaron significativamente la modernización incipiente del bernador progresista de Veracruz18. Como los estridentistas, Jara
país sobre la persistencia de sus tradiciones rurales. La incorporación creía en los poderes transformadores de la modernización y cons-
de Charlot de pequeñas figuras esquemáticas, que son aun empeque- truyó carreteras, escuelas, un estadio y la primera estación de radio
ñecidas por estos iconos de la modernidad, trasmite la ambivalencia del Estado, obras que llenaron las páginas de Horizonte.
inherente en el verso de Maples Arce, que sugiere cierta desilusión con Los paisajes estridentistas posicionaron a los trabajadores
el lento progreso de la reforma revolucionaria pero que implica espe- como participantes de la reconstrucción y modernización de
ranza en su futuro potencial17. En lugar de escepticismo sobre la mo- México. Andamios exteriores, una acuarela de 1923 de Fermín Revueltas,
dernidad, el texto y las imágenes ofrecen un llamado al despertar representa un paisaje urbano atravesado en todas direcciones por
posrevolucionario, concretando la creencia estridentista de que la so- líneas de teléfono, lleno de tanques industriales, e interrumpido
ciedad debe vencer la intransigencia a través de la aceptación de la tec- por andamios (fig. 6.7). Dos trabajadores urbanos, identificados
nología y sus posibilidades liberadoras. como indígenas o mestizos por sus sombreros y camisas blancas,
El uso que los estridentistas dieron al grabado en madera están parados en andamios, recordatorios del motor humano de-
para el imaginario tecnológico vincula al movimiento con una red trás de la modernización. En una serie de fotografías prevista para
internacional de artistas que buscaba formas visuales apropiadas Canción de un hombre, una publicación que List Arzubide no llevó a
para interpretar la modernidad. El Poeta en un avión, de Charlot, para cabo, Modotti también introdujo trabajadores en sus escenas.
Urbe, por ejemplo, hace eco de la abstracción de las composiciones Vestidos con overoles, estas figuras acarrean enormes bloques de
suprematistas de Kazimir Malévich (1878-1935), mientras que sus piedra hacia la parte superior de los andamios, como los cargado-
líneas cortadas a mano enfatizan lo artesanal. En la tensión entre res actuales, o trepan por vigas de metal conforme construyen
oficio manual y tecnología, estos paisajes reproducen visualmente nuevos edificios del gobierno, estadios, fábricas e infraestructura
las disyuntivas temporales propias de la vida mexicana contempo- industrial (fig. 6.8). Las páginas de Horizonte se poblaron con imá-
ránea, ya que la modernización y la cultura rural tradicional coli- genes de trabajadores activos, insistente en su contemporaneidad,
sionaban cada día. vestidos con overoles azules y ondeando banderas o banderines
Al retratar el paisaje tecnológico, los estridentistas apelaron del sindicato conforme construyen los cimientos del estado moder-
a la transformación en curso del entorno edificado. El linograbado nizado (véase cat. 102). Aunque los paisajes estridentistas con fre-
de 1926 de Alva de la Canal, Estación de radio para Estridentópolis (fig. 6.6), cuencia retratan la tecnología sin la presencia de aquéllos que la
El Retrato de Salvador Novo por Manuel Rodríguez Lozano, de 1924, del taxi, se asociaba con la nueva vida nocturna permisiva. Para
presenta al escritor sentado en la parte trasera de un taxi como si Novo, que vivió públicamente como homosexual, y para Rodríguez
pasara por la esquina de Tacuba y San Juan de Letrán en el centro Lozano, de quien se sabe que mantuvo relaciones con individuos
de la Ciudad de México1 (fig. 7.1). Es de noche y la ciudad está ilu- del mismo sexo, esta pintura era un recordatorio compartido de
minada por farolas, faros de vehículos y por las ventanas abiertas noches en cafés y bares, donde lo que se había mantenido privado
del Palacio de Correos, que se ve en la esquina. Novo lleva puesta emergía a la luz entre la próspera intelligentsia de la ciudad6.
una bata azul de tipo kimono, como si su vestidor y la parte trasera Tanto Novo como Rodríguez Lozano tenían vínculos con
del taxi se hubieran fusionado por un momento, vinculando el es- un círculo de artistas y escritores jóvenes que más tarde se conoció
pacio público y el privado. El espectador se pregunta si el poeta como «los Contemporáneos», por el título de su importante re-
mira a través de la ventana del taxi las calles bulliciosas o quizá el vista publicada de 1928 a 1931. Los escritores Jaime Torres Bodet
espejo de su tocador. Este retrato de Novo evoca las descripciones (1902-1974), Bernardo Ortiz de Montellano (1899-1949), Enrique
del propio escritor sobre la Ciudad de México, llena de autos ve- González Rojo (1899-1939) y José Gorostiza (1901-1973) se conocie-
loces y de tranvías, en obras como la novela corta de 1928, El joven2. ron primero en las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria en 1918
Sobre el protagonista urbanita sin nombre del libro –que supone- y, con el paso del tiempo, su círculo se expandiría hasta incluir a
mos que es el autor mismo– Novo escribe: «El ruido de la calle era Salvador Novo (1904-1974), Xavier Villaurrutia (1903-1950), Jorge
para él armonía sabida»3. En su autobiografía publicada póstuma- Cuesta (1903-1942) y Gilberto Owen (1904-1952). Fue una asocia-
mente, La estatua de sal, Novo cuenta en términos más personales y ción que comenzó cuando muchos de ellos eran estudiantes y que
directos su inmersión en la vida de la ciudad después de una niñez continuó durante sus vidas profesionales ya que varios de ellos ocu-
transcurrida en pueblos de provincia, sacudidos por la violencia paron cargos en la nueva Secretaría de Educación Pública (SEP).
de la Revolución Mexicana4. Torres Bodet, por ejemplo, fue designado en 1922 director del
Si el retrato capta la conexión de Novo con la Ciudad de Departamento de Bibliotecas (de la Secretaría de Educación
México, también lo hace para Rodríguez Lozano. En 1924, el pintor Pública), un puesto clave que le permitió abrir las puertas a sus ami-
tenía sólo algunos años de haber regresado a México, después de gos y antiguos compañeros de clase. Los artistas entre los
vivir en París de 1913 a 1921. A su regreso encontró una ciudad muy Contemporáneos incluyeron a Manuel Rodríguez Lozano (1896-1971),
diferente de la que había dejado. Además de los drásticos cambios Abraham Ángel (1905-1924), Agustín Lazo (1896-1971), Julio
políticos, la guerra civil había desestabilizado muchas de las cos- Castellanos (1905-1947), Rufino Tamayo (1899-1991) y María Izquierdo
tumbres sociales restrictivas que habían caracterizado al porfiriato. (1902-1955). Todos ellos se relacionaron también con el Movimiento
Como argumenta Carlos Monsiváis, las mujeres independientes y Pro-Arte Mexicano fundado por Adolfo Best Maugard (1891-1964)
los homosexuales, dos grupos en gran medida invisibles antes de a principios de la década de 19207. Más que simples amigos y co-
la guerra, comenzaron a aparecer de manera abierta en la ciudad5. legas, los Contemporáneos fueron colaboradores (fig. 7.2). Sus
La esquina de Tacuba y San Juan de Letrán, visible a través de la ventana esfuerzos literarios a menudo fueron el vehículo para las artes
visuales en forma de ilustraciones para revistas y novelas o esce- Estos artistas buscaron crear una visión unificada del arte mexicano asistencia de Novo y Villaurrutia al igual que la de diversos artistas, literatura posrevolucionaria de México han sido objeto de extensos
nografía para producciones teatrales; a su vez, las obras de los ar- que privilegiaba al campesino indígena rural y al trabajador como incluyendo a Rodríguez Lozano, Castellanos y Roberto Montenegro estudios, los artistas visuales han recibido comparativamente
tistas del grupo inspiraron a sus escritores a redactar artículos y los líderes de una nación reformada. Crearon murales monumen- (1885-1968). menos atención13. La experimentación de estos artistas con los gé-
textos para exhibiciones. tales que expresaban su visión a través de un realismo figurativo, La publicación de cabecera del grupo era, por supuesto, la neros y los movimientos que en gran parte eran rechazados en
En una carta de 1934, recordando su asociación con los una unidad de estilo y de medios que era tanto accesible como revista de la cual tomaron su nombre: Contemporáneos: Revista México como elitistas o extranjeros contribuyó a que pasaran des-
Contemporáneos, Villaurrutia escribió «el grupo en el que usted atractiva para el público11. Para los Contemporáneos, sin embargo, Mexicana de Cultura, la cual publicó cuarenta y tres entregas desde apercibidos en los años posteriores al renacimiento del arte mo-
me cuenta y en el que yo mismo me incluyo se formó casi involun- estos trabajos representaron la subversión del arte por una agenda 1928 a 1931. Las ediciones incluían poesía, cuentos y ensayos de los derno mexicano así como en la literatura artística de años recientes,
tariamente por afinidades secretas y por diferencias más que por nacionalista colectiva. escritores de Contemporáneos, además de reproducciones de obras de que ha favorecido en cambio la obra marcadamente nacionalista de
semejanzas»8. Al llamarlos de modo insigne el grupo sin grupo, Para los Contemporáneos, la ciudad fue el nexo de la pro- artistas relacionados con el grupo, al igual que muralistas que no los muralistas mexicanos y sus colaboradores.
Villaurrutia explicó que lo que los llevó a juntarse no fue un pro- gresiva modernidad de México. Muchos de sus símbolos –cables de lo estaban, como Rivera y Orozco, y fotógrafos como Manuel Como si se jactaran de ignorar la proscripción del Sindicato
grama o un manifiesto, sino más bien un respeto mutuo por sus electricidad, automóviles, jazz, flappers– eran de origen extranjero y Álvarez Bravo, Emilio Amero y Tina Modotti. Contemporáneos tam- de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores contra las obras que ce-
creencias diversas. Dos años antes, Cuesta había escrito que «su vir- reforzaban un sentimiento de cosmopolitismo que unió a la bién recogió en sus páginas la obra de escritores y artistas extran- lebraban «el individualismo burgués», los artistas de Contemporáneos
tud común [de los Contemporáneos] ha sido la desconfianza, la in- Ciudad de México con otras ciudades de Occidente. Mientras cele- jeros: publicó traducciones de André Gide, Jean Cocteau, T. S. Eliot adoptaron el género del retrato, creando obras que, como el retrato
credulidad. Lo primero que se negaron fue la fácil solución de un braban las tradiciones únicas de México, los Contemporáneos abra- y Langston Hughes; y reprodujo pinturas de Georges Braque, de Novo por Rodríguez Lozano (véase fig. 7.1), registran un con-
programa, de un ídolo, de una falsa tradición»9. Este rechazo a una zaron esta idea de un cosmopolitismo universal y creyeron que la Giorgio de Chirico, Salvador Dalí y Henri Matisse. Como para su- cepto en evolución de la identidad mexicana moderna que estaba
ideología mayor en favor de la individualidad fue importante dado cultura mexicana debía mantenerse abierta a las influencias inter- brayar la fusión de la cultura mexicana e internacional de la revista, tan ligada tanto a las tendencias internacionales como a la realidad
el colectivismo que dominó en el mundo del arte de México du- nacionales y a la voz de la intelectualidad urbana. En vez de grandes su primera portada presentaba dos imágenes separadas diseñadas nacional. A principios de la década de 1920, Montenegro pintó re-
rante la década de 1920. murales, se enfocaron en la pintura de caballete y en obras a pe- por el artista español Gabriel García Maroto (1889-1969): una na- tratos de Novo y de Villaurrutia (cat. 106) que muestran a ambos
En 1923, José Clemente Orozco (1883-1949), Diego Rivera queña escala, y publicaron una serie de periódicos, revistas y novelas turaleza muerta cubista y una máscara tolteca realizada en estilo escritores en trajes oscuros de corte ajustado y en los que cada uno
(1886-1957), David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y otros destacados ilustradas12. Una de las revistas más importantes del grupo fue La similar (cat. 121). exhibe una mano de dedos alargados con delicado manicure. Un
artistas habían formado el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores Falange: Revista de Cultura Latina (1922-1923), que Torres Bodet y Ortiz La difusión de obras de autores extranjeros por parte de los énfasis similar en la mano aparece en la pintura de Rodríguez
y Escultores (SOTPE), cuyo manifiesto proclamó: de Montellano lanzaron y cuyo primer número proclamaba que es- Contemporáneos estaba en consonancia con su deseo de un acer- Lozano El escritor (cat. 108), donde la mirada hacia abajo de quien
taría libre de prejuicios o parcialismos y que trabajaría para unir a camiento universalista hacia la cultura, así como con el de dar un posa (posiblemente Novo) parece conducirnos hasta los dedos
El arte del pueblo de México es la manifestación espi- todos los escritores y artistas con el fin de promover la cultura na- mayor respaldo a su consigna, tal como lo explicaba Cuesta, de que en el proceso de escritura. Este énfasis en los dedos alude a la
ritual más grande y más sana del mundo y su tradición cional. Algunos años más tarde, Novo y Villaurrutia fundaron Ulises: el arte no debía ser restringido por ninguna agenda determinada y profesión de los retratados, pero cuando estos se observan to-
indígena es la mejor de todas. Y es grande precisa- Revista de Curiosidad y Crítica (1927-1928), misma que publicaría obras en su lugar debía de celebrar la expresión de lo individual. Esta li- mando en cuenta también su ropa se los relaciona con imágenes
mente porque siendo popular es colectiva, y es por de diversos miembros de Contemporáneos al igual que las imáge- bertad creativa, argumentaban, conduciría a la creación de un arte de importantes autores europeos dandis como Oscar Wilde y Gide
eso, que nuestro objetivo estético fundamental radica nes realizadas por artistas del grupo. Su publicación coincidió con puro, que buscaba no homogenizar la identidad mexicana, sino, en (fig. 7.3), quienes se asociaban con la homosexualidad14. Iván
en socializar las manifestaciones artísticas tendiendo otro proyecto, el Teatro Ulises, un teatro experimental creado y fi- cambio, expresar las verdades humanas universales y, por tanto, in- Acebo Choy argumenta que los miembros de Contemporáneos cul-
hacia la desaparición absoluta del individualismo, nanciado por Antonieta Rivas Mercado (1900-1931) y María Luisa tegrar más a México en el mundo cosmopolita. Aunque las contri- tivaron este vínculo como una estrategia para representar de ma-
por burgués.10 (Malú) Cabrera (1904-1989), dos de las mecenas del grupo, con la buciones de los escritores de Contemporáneos a la formación de la nera pública su propia homosexualidad, creando un contrapunto
312 MARK A. CASTRO HISTORIAS DE LA CIUDAD: LOS CONTEMPORÁNEOS Y EL ARTE MODERNO MEXICANO 313
Fig. 7.3. Fotógrafo no identificado,
Retrato de André Gide (1869-1951) en su
departamento en París, 1894. Plata sobre
gelatina. Bibliothèque Littéraire Jacques
Doucet, París
con las imágenes hipermasculinizadas de líderes revolucionarios Bravo (1907-1993) tomó en 1928 (fig. 7.4). Estas imágenes tempra- escribiría que una de las funciones del retrato era «fijar el recuerdo hermoso» como un modelo de la homosexualidad noble, en con-
célebres como Francisco (Pancho) Villa y Emiliano Zapata15. nas parecen estar en contraste drástico con las pinturas y fotogra- sensual de un amante», enfatizando su importancia para el indivi- traste con la amarga escena homosexual que Lorca percibió en
Los Contemporáneos ofrecieron una representación alter- fías posteriores de la artista, donde a menudo aparece vestida con duo, más que cualquier público colectivo21. Nueva York y en otras ciudades22.
nativa de la masculinidad y al mismo tiempo adoptaron una re- trajes folclóricos similares al famoso estilo asociado con su colega Los Contemporáneos también argumentaron que, en vez La idea que el arte debe enfatizar la expresión individual en
presentación diferente de las mujeres en el México moderno. En pintora Frida Kahlo (1907-1954). Si para algunos la flapper ejempli- de depender sólo de los temas de la historia de la nación, el arte lugar de una agenda política condujo a muchos de los miembros de
las narraciones oficiales de la Revolución, los hombres viriles lu- ficaba todo lo negativo en el papel cambiante de las mujeres en la moderno mexicano debía comprometerse con las tendencias inter- Contemporáneos a experimentar con estrategias para crear obras con
charon para cambiar y rehacer México, mientras que las mujeres sociedad moderna, este retrato también evoca la tensión que exis- nacionales como el clasicismo promovido por artistas europeos, in- un lenguaje visual personalizado. A principios de la década de 1930,
actuaron como apoyo a la figura masculina. Fueron representadas tió sobre el papel de las mujeres artistas en México. Poco más de cluyendo a Pablo Picasso y a De Chirico. Después de vivir en París Agustín Lazo comenzó a producir una serie de pinturas a pequeña
artísticamente como soldaderas que ayudaban a sus esposos en la una década después que Tamayo hiciera este retrato, Izquierdo fue de 1925 a 1928, Castellanos, otro de los protegidos de Rodríguez escala en gouache y tinta que parecían deliberadamente imprecisas
lucha y después, con frecuencia, como maestras (véase cat. 174) que objeto de una controversia acerca de un encargo que recibió para Lozano, regresó a México y comenzó a pintar desnudos a gran es- y como de sueños. Su Entrada al misterio, de ca. 1930-1932 (cat. 112),
promovieron los ideales de la Revolución entre una nueva gene- pintar murales en la sede del Departamento del Distrito Federal cala, entre ellos Tres desnudos (desayuno), de 1930 (cat. 110), en el que por ejemplo, desafía una fácil interpretación. Dos hombres están
ración. Pero en la década de 1920, como Joanne Hershfield des- y que le fue retirado después de coléricos ataques públicos y pri- dos mujeres están sentadas en un interior y contemplan cómo un de pie a ambos lados de un rayo de luz que penetra en una habita-
cribe, existió una imagen incipiente de la nueva chica moderna que vados que cuestionaron su capacidad para pintar en lo que se con- niño pequeño bebe de un tazón blanco. Castellanos enfatiza la cua- ción oscura a través de una puerta entreabierta, uno mira hacia el
se desarrollaba en México: sideraba un medio masculino17. lidad y escala escultural de los cuerpos femeninos, que empeque- exterior, el otro al interior, hacia la luz. Quizá no son dos hombres
La devoción de los Contemporáneos por el retrato atestigua ñecen a los otros objetos en la habitación. Aunque esta pintura trae sino uno mismo, su movimiento representado mediante las dos fi-
Un cigarrillo colgando de su boca, los ojos rodeados con la importancia de estas obras como recuerdos y registros de rela- a la mente los desnudos de Picasso, el artista destaca el ambiente guras. James Oles asociaba los gouaches de Lazo de este periodo a su
maquillaje oscuro, su mirada directa, impúdica e impá- ciones personales. Rodríguez Lozano conservó durante toda su vida mexicano de la escena, retratando a las mujeres de piel morena sen- interés por el teatro, incluyendo su participación en el Teatro
vida, al espectador, su cabello a la bob, y, sobre todo, su muchos de los retratos que llevó a cabo a mediados de la década de tadas en sillas de tule entre las paredes blancas enyesadas de una tí- Ulises; de hecho, cuando se consideran en conjunto se leen como
sexualidad nada disimulada ejemplifican o que todo está 1920, incluyendo el de de Novo18. Una serie de retratos también do- pica casa mexicana. Rodríguez Lozano mismo comenzó a crear un guion gráfico de escenas mezcladas, cuya narrativa permanece
mal con el reto de la modernidad hacia los roles conven- cumenta su relación con el talentoso Abraham Ángel, su protegido desnudos en la década de 1920 como una manera de involucrarse más allá de nuestro entendimiento23. Algunas de estas obras se ex-
cionales de género o que todo está bien para aquéllos que y amante. Ángel realizó un retrato de Rodríguez Lozano en 1922 con las corrientes del arte internacional y de explorar más las fron- hibieron juntas en 1932 en un espacio en la Avenida Madero, en la
celebraban la independencia naciente de las mujeres.16 (cat. 105), después de cuidarlo durante una larga enfermedad, que teras de la representación de género y sexualidad, y regresaría al gé- Ciudad de México. Villaurrutia, el amante de Lazo y colaborador
muestra al artista de mayor edad sin rasurar y con el cabello des- nero durante toda su carrera. Sus figuras escultóricas, tales como de muchos años, escribió un folleto para la exposición que exhor-
La flapper dinámica de Hershfield está muy lejos de las representa- peinado19. Dos años más tarde, poco después de la muerte trágica Desnudo de mujer sentada, de 1935 (cat. 109), a menudo dominan el lienzo taba a los visitantes: «Abrid los ojos, aguzad los sentidos y, dispues-
ciones oficiales de las mujeres descritas anteriormente, al igual que del joven artista, Rodríguez Lozano pintaría a Ángel sin camisa con- con sus cuerpos rígidos, carentes de carnosidad humana. Rodríguez tos a correr cualquier riesgo, aun el riesgo de no comprender nada,
lo está de las imágenes tradicionales de las tehuanas sensuales tra un fondo de hojas de vivos colores (cat. 104). Tras visitar a Lozano también fue uno de los pocos artistas que exploró a fondo entrad en este mundo particular que Agustín Lazo ha captado en
(véase cat. 65) representadas por numerosos artistas. Esta nueva Rodríguez Lozano en 1927, Anita Brenner escribió en su diario: el desnudo masculino, un género en gran medida tabú en el arte las redes de sus cuadros»24.
mujer mexicana es captada en el Retrato de María Izquierdo (cat. 107) «Creo que probablemente fue verdad lo que decían de él, por una moderno mexicano, tanto en la pintura como en el dibujo. Un di- Las escenas de circo de Izquierdo provocan ambigüeda-
de Tamayo, de 1932, donde la muestra vestida con una indumen- cosa muy curiosa que noté en el vidrio del retrato de Ángel: marcas bujo lineal de dos hombres desnudos sentados el uno junto al otro des similares, pero recurren a un imaginario que le era familiar
taria moderna, sentada, con un cigarrillo encendido en equilibrio de labios… esta unión o amistad o lo que haya tenido con Ángel, de fue reproducido en la portada de Oda a Walt Whitman de Federico a los mexicanos en la década de 1930 y que provenía de los nume-
sobre el brazo de su silla, evocando una fotografía que Lola Álvarez todas formas se amaban muchísimo»20. Rodríguez Lozano mismo García Lorca (1898-1936), un poema que celebra con orgullo el «viejo rosos y pequeños espectáculos itinerantes (llamados carpas) que se
314 MARK A. CASTRO HISTORIAS DE LA CIUDAD: LOS CONTEMPORÁNEOS Y EL ARTE MODERNO MEXICANO 315
Fig. 7.5. José Clemente Orozco
(mexicano, 1883-1949), Los rorros
fachistas, ilustración en El Machete,
n.º 10 (28 de agosto de 1924), p. 2.
Biblioteca Histórica José María Lafragua,
Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla, México
presentaban en la Ciudad de México y sus alrededores. Equilibrista, de está parada ante éste. Karen Cordero Reiman describió esta pin- Pintores y Escultores, publicó una caricatura de Orozco (fig. 7.5) polémica en El Universal atacando a los Contemporáneos como «afe-
1932 (cat. 118), muestra a una ejecutante saltando del piso para ba- tura como una yuxtaposición entre lo vivo y lo muerto, mos- que atacaba a funcionarios del gobierno y a la comunidad intelec- minados» y abogando por la masculinidad y virilidad como virtudes
lancearse sobre una gran pelota roja. En El domador, de 1932 (cat. 117), trando cómo los héroes nacionales, como Juárez, junto con los tual, incluyendo los miembros de Contemporáneos, por darle la bien- esenciales de la literatura posrevolucionaria31. Aunque su asociación
el enfoque es una vez más sobre los artistas circenses, esta vez un principios que defendieron, se convertían en fósiles, dejando a su venida a una delegación del gobierno fascista de Benito Mussolini29. con la homosexualidad sirvió de pretexto y de contenido para la con-
león y una leona, que están parados prestando atención al látigo le- paso monumentos vacíos26. Aunque la relativa falta de contenido Orozco creó una escena ficticia en la cual seis rorros, o jóvenes ho- dena de Rueda, la aceptación de las influencias extranjeras y la falta
vantado del domador. Aunque estas obras a primera vista ofrecen político evidente en la producción de Tamayo ha llevado con fre- mosexuales, aparecen de manera provocativa manoseándose entre de una postura política del grupo los convertían del mismo modo
más pistas narrativas que las pinturas de Lazo, de manera similar cuencia a que éste sea calificado como desconectado de los discursos ellos mientras recuerdan su encuentro con la delegación italiana. en sospechosos. Estos debates con respecto a la virilidad de la lite-
provocan lecturas profundas. La equilibrista femenina se balan- de los que se ocupaban los muralistas y otros artistas, obras como En el texto que acompaña a la caricatura, estos rorros elogian el arte ratura mexicana continuarían durante la década de 1920 y pronto
cea precipitadamente entre el piso sólido y el cielo abierto, el león ésta nos recuerdan su involucramiento con los debates en torno a la fascista italiano como superior al arte mexicano, exaltan la burguesía se trasladarían a las artes visuales. La primera edición de la revista
y la leona se ven obligados a pararse en sus piernas traseras con tor- relación entre el arte y las políticas posrevolucionarias. Tamayo par- intelectual y exigen la muerte de los trabajadores e indígenas. Contemporáneos incluyó un artículo de Gabriel García Maroto sobre
peza. Ambas pinturas parecen evocar la ansiedad del ejecutante, sus ticipó en la Exposición de pintura actual organizada por la revista Aunque la caricatura es en teoría una crítica al gobierno mexicano, la obra de Rivera, un proponente destacado de la nueva cultura de
cuerpos forzados a colocarse en posiciones peligrosas. Nos recuer- Contemporáneos en 1928. Al comentar sobre el proyecto en el periódico que empleaba a varios de los Contemporáneos, es claro que su aso- México auspiciada por el Estado32. Si bien Maroto elogió la destreza
dan que parte de la emoción del circo se debe al miedo a que la equi- El Universal de la Ciudad de México, Tamayo afirmó que ciación con la homosexualidad ofrecía una vía más perjudicial de de Rivera como pintor, criticó los murales del artista en la Secretaría de
librista se caiga o a que los leones ataquen. En su ensayo sobre las ataque. La caricatura recuerda el grabado de José Guadalupe Posada Educación Pública (véanse pp. 66-71) por presentar temas «impues-
obras del circo de Izquierdo, María de Jesús González y Lucelley este primer esfuerzo colectivo sugerirá un serio estu- (1852-1913), de 1901, Los 41 maricones […] Muy chulos y coquetones (fig. 7.6), tos», convirtiendo su arte en un «instrumento político-social»,
Gallegos presentan una interpretación diferente, argumentando que dio que vendrá a determinar los valores reales de la una de muchas caricaturas del artista relacionadas con el arresto de mediocremente refinado, para la agenda del Estado33. Tales aseve-
las imágenes de las ejecutantes femeninas de circo de la artista deben plástica mexicana. El problema de nuestra pintura ra- cuarenta y un hombres en un baile privado en el cual algunos esta- raciones enojaron a Rivera, quien en respuesta incluyó dos figuras
considerarse dentro del contexto más amplio del estatus de las mu- dica en su mexicanismo aún no resuelto. Hasta hoy se ban vestidos como mujeres aristocráticas. El arresto y el exilio sub- importantes de los Contemporáneos, Novo y Rivas Mercado, en uno
jeres en México25. Al igual que Izquierdo misma, las ejecutantes de han hecho solamente interpretaciones folclóricas o ar- siguiente de los «41 famosos» marcó el primer momento en que el de sus últimos paneles en la Secretaría (véase en el panel 4 en p. 68).
circo son mujeres que trabajan y que no tienen miedo de cultivar y queológicas, resultando de ello un mexicanismo de gran público mexicano afrontó la existencia de la homosexualidad. Novo aparece con orejas de burro, encorvado y un niño pequeño
practicar su profesión bajo el escrutinio de la mirada pública. asunto en vez del verdadero mexicanismo en la esencia El incidente fascinó y escandalizó a la sociedad porfiriana a tal grado vestido con ropa de obrero le patea el trasero. Sobre el suelo delante
En la década de 1930, Tamayo también comenzó a experi- […] Mi pintura está orientada en la plástica pura.27 que el número 41 sigue asociándose hasta hoy con la homosexuali- de Novo hay símbolos de diversas artes: una lira, una pluma y una
mentar con un imaginario más poético e individualizado en su pin- dad30. La caricatura de Orozco en El Machete indudablemente tuvo paleta, además de una página manuscrita y un periódico con el que
tura, produciendo obras que son atractivas desde la perspectiva La frase final expresa de manera sucinta el apoyo del artista a la postura resonancias históricas, ya que provocó el cuestionamiento de si estos se alude a la participación de Contemporáneos en varias revistas
visual, aunque también evasivas en su significado. En Homenaje a de los Contemporáneos donde las cualidades expresivas del arte deben dandis afeminados eran menos pervertidos que las figuras traves- de vanguardia. Rivas Mercado, la mecenas habitual del grupo, apa-
Juárez (cat. 115) de 1932, el artista creó una escena semejante a un co- importar más que la promoción de cualquier agenda nacionalista. tidas de Posada. La cuestión surge otra vez en una pintura posterior rece vestida con elegancia pero es forzada a realizar trabajo manual
llage de objetos y figuras que se enfocaban en un busto grande del Estas mismas posturas, las cuales diferenciaron a los de Antonio M. Ruiz (1892-1964), Los paranoicos, de ca. 1941 (cat. 233), por una mujer armada revolucionaria que le entrega una escoba.
célebre presidente mexicano del siglo xix Benito Juárez, que des- Contemporáneos de muchos otros grupos que trabajaban para con- en la cual las extremidades curvilíneas y los zapatos de tacón de los Rivas Mercado parece dispuesta a sacar barriendo a Novo y a sus
cansa sobre una balaustrada en un paisaje dominado por edificios figurar la cultura mexicana posrevolucionaria, también se convirtieron hombres traen a la memoria las figuras de la caricatura de Orozco. símbolos de la pintura, y el título del panel –El que quiera comer que
macizos. Las características de la piedra tallada del busto que mira en un blanco dentro de esos debates28. La edición de agosto de 1924 El mismo año que esa caricatura de Orozco apareció en El trabaje– implica que no hay lugar para los Contemporáneos en la
de frente contrastan con las de la piel tibia de la mujer de perfil que de El Machete, el periódico del Sindicato de Obreros Técnicos, Machete, el escritor Julio Jiménez Rueda (1896-1960) publicó una visión de Rivera del futuro de México.
316 MARK A. CASTRO HISTORIAS DE LA CIUDAD: LOS CONTEMPORÁNEOS Y EL ARTE MODERNO MEXICANO 317
Fig. 7.7. Jesús Guerrero Galván
(mexicano, 1910-1973), Uno de los otros /
Uno de los nuestros, ilustración en
Choque, Órgano de la Alianza de
Trabajadores de las Artes Plásticas,
n.º 1 (27 de marzo de 1934). Documentos
de arte latino y latinoamericano del
siglo XX, International Center for the Arts
of the Americas, Museum of Fine
Arts, Houston
Rivera arremetería contra los Contemporáneos en papel proporcionaba el argumento para las confrontaciones, lo que es- 1. Quisiera agradecer a Matthew Affron, Dafne Cruz Porchini, Renato González Mello y 15. Acebo Choy s.f.
Kristoffer Hewitt por su asesoramiento valioso y sus comentarios acerca de mi ensayo. 16. Hershfield 2008, p. 59.
en 1934, en la primera edición de Choque, uno de los periódicos de taba en juego eran diferencias mayores sobre el futuro de la filo- 2. Para un análisis a fondo de este retrato, véase García 2000. 17. Para un resumen reciente, véase Deffebach 2015, pp. 111-130.
la Alianza de Trabajadores de las Artes Plásticas, un grupo que cri- sofía política y cultural de México. 3. Novo et al. 1996, p. 238. 18. García 2000, pp. 10-11.
4. Novo 2008; véase también Gollnick 2005. 19. Debroise 1984, p. 82.
ticaba el «arte puro». Su artículo, titulado «Arte puro: puros mari- A pesar de los ataques, los Contemporáneos no sólo con- 5. Monsiváis 2000, p. 41. 20. Brenner 2010, vol. 1, p. 356.
cones», describía el arte puro como el medio que «la clase capitalista tribuyeron a la riqueza del arte moderno en México durante las dé- 6. García 2000, pp. 14-15. 21. Manuel Rodríguez Lozano, «Retrato y anécdota» (1943), en Rodríguez Lozano 1960,
7. Véase el ensayo de Mireida Velázquez en este catálogo. Los nombres enlistados en p. 121.
en el poder [usa] para controlar la producción estética y desviarla cadas de 1920 y 1930, sino que también tuvieron un impacto este ensayo no son de ninguna manera un escalafón exhaustivo de las figuras cultu- 22. Lorca era bien conocido por los Contemporáneos a través de su obra y por haber co-
de toda expresión que pueda ser útil a las clases explotadas y opri- significativo en las décadas siguientes. Sus obras prefiguraron la rales asociadas con los Contemporáneos. laborado con Novo en el libro de poemas: Seamen Rhymes (1934), para el cual Lorca
8. Xavier Villaurrutia, «Carta a un joven» (1934), en Capistrán 1994, p. 79. Villaurrutia le proporcionó las ilustraciones.
midas», y calificaba a sus proponentes como los «“chulos” de la llegada de los exiliados surrealistas al final de los años treinta y ayu- escribía al periodista e intelectual Edmundo Valadés. 23. Oles (dir.) 2009, pp. 55-56.
burguesía»34. La edición incluía una caricatura de Jesús Guerrero daron a sentar las bases para la influencia importante de ese movi- 9. Jorge Cuesta, «¿Existe una crisis en nuestra literatura de vanguardia?» (1932), en 24. Ibid., p. 194.
Sheridan 1993, p. 12. 25. González y Gallegos 2007.
Galván (1910-1973) que contrastaba un artista delicado (que ha miento en México durante los años cuarenta y cincuenta35. Al 10. «Manifiesto del Sindicato de obreros técnicos, pintores y escultores» (9 de diciembre 26. Cordero Reiman y Domínguez Velasco 2013, p. 70.
sido identificado como Lazo) junto a su caballete con un muralista reflexionar sobre el legado artístico de la Revolución Mexicana en de 1923), El Machete, n.º 7 (junio de 1924) (Alfaro Siqueiros et al. 1924); recogido en 27. «Rufino Tamayo, pintor mexicano, nos habla de su arte», El Universal (Ciudad de
Alfaro Siqueiros 1996, pp. 23-26; también Anreus, Folgarait y Greeley (eds.) 2012, p. 320. México) (7 de diciembre de 1928); recogido en Alanís y Urrutia 1987, pp. 18-19.
robusto vestido con el overol de un trabajador (fig. 7.7). El cabello 1941, Rodríguez Lozano describiría lo que percibió como la inva- 11. Véanse los ensayos de Robin Adèle Greeley, Dafne Cruz Porchini y Anna Indych- 28. Véase Greeley 2012, pp. 148-173. Véase además el ensayo de Mireida Velázquez en
del pintor de caballete está alisado hacia atrás y sostiene una paleta sión de la pintura por parte de la política y clasificaría al movi- López en este catálogo. este mismo catálogo.
12. De algún modo el medio que eligieron es similar al de los estridentistas, que preferían 29. La figura etiquetada con el número 3 es identificada a menudo como Novo.
en forma de lágrima de gran tamaño, su punta llama nuestra aten- miento muralista como una fusión errónea del medio con la revistas y libros ilustrados al igual que grabados y fotografías; véase el ensayo de 30. Véase Irwin, McCaughan y Nasser (eds.) 2003.
ción hacia la copia de Corydon, la colección de diálogos de Gide de propaganda: «La fuerza de la pintura está en su propia limitación, Lynda Klich en este catálogo. 31. Jiménez Rueda 1924.
13. El texto clave sobre el grupo continúa siendo Sheridan 1993. Entre las diversas pu- 32. García Maroto 1928.
1924 que defendían la homosexualidad, colocados en la mesa junto que vale por sí, por su realización, y, sobre todo, por su contenido blicaciones subsecuentes sobre el tema, dos estudios grandes son los de Palou 1997 33. Ibid., pp. 64-65.
a él. El pintor obrero a la derecha domina con su figura la mitad poético. Si realmente la pintura, como todo arte, tiene un valor y García Gutiérrez 1999. 34. Diego Rivera, «Arte puro: puros maricones» (1934), en Rivera 1999, t II, pp. 83-86; tam-
14. El juicio de Wilde en 1895 se discutiría ampliamente en México después del arresto de bién reimpreso en Rivera 2008, vol. 2, pp. 246-254.
de la caricatura, ejecutando un mural, con su ejemplar de Marx de estimulante espiritual, désele así, auténtica, al pueblo, y en- los «41 famosos» en 1901; véase Monsiváis 2003. El nombre de Gide era sinónimo 35. Véase el ensayo de Rita Eder en este catálogo.
junto a él en el andamio. Como si el contraste entre los dos estilos tonces cumplirá su función social»36. Este llamado a valorar las de homosexualidad en el mundo de la crítica literaria mexicana y se evocaría con fre- 36. Manuel Rodríguez Lozano, «La pintura en México» (1941), reimpreso en Rodríguez
cuencia tanto en comentarios negativos como positivos sobre la obra de los Lozano 1960, p. 145.
artísticos y los sistemas político y social que representan necesitara obras artísticas por su contenido y autenticidad describe de di- Contemporáneos, en particular de Villaurrutia; véase Irwin 2000.
recalcarse más, una inscripción bajo el dibujo nos recuerda que el versas maneras el legado del grupo, que sigue siendo una fuente
pintor de caballete es «Uno de los otros», mientras que el mura- de inspiración para los artistas mexicanos y ha asegurado el lugar de
lista es «Uno de los nuestros». Dichos ataques ejemplificaron que Contemporáneos entre los movimientos de mayor carácter for-
aunque la asociación de Contemporáneos con la homosexualidad mativo en la época.
318 MARK A. CASTRO HISTORIAS DE LA CIUDAD: LOS CONTEMPORÁNEOS Y EL ARTE MODERNO MEXICANO 319
SÍLABA, PALABRA, DISCURSO.
LA FOTOGRAFÍA MEXICANA ENTRE LA
ABSTRACCIÓN Y EL MONTAJE, 1910-1950
LAURA GONZÁLEZ FLORES
Yo te enseñaré al ver al mundo como es, desarrollo de ciertos temas (lo mecánico, la ciudad) o por su asocia-
que tú no alcanzas a ver sino lo que parece ción a tendencias modernas (la fotografía «pura» estadounidense)
Francisco de Quevedo1, Los sueños, o vanguardistas (el constructivismo ruso y el surrealismo francés),
subrayado de Manuel Álvarez Bravo la fotografía moderna realizada en México entre 1910 y 1950 se ca-
racterizaría por su errática oscilación entre estilos contradictorios
SÍLABAS (la abstracción y el constructivismo), así como por su relación dia-
Bach y Stravinsky, Giotto y Picasso. En una hoja membretada de la lógica con otros géneros artísticos (pintura, gráfica, literatura, mú-
Universidad Nacional, Manuel Álvarez Bravo escribe un texto en el sica y cine). Lo que definiría a las prácticas fotográficas de esas
que traza una analogía entre la música y la pintura2. Según el fotó- décadas es su búsqueda compartida de un vocabulario adecuado a
grafo, mientras que en la «antigüedad», Bach y Giotto habrían re- una época convulsa. El uso de recursos tan diferentes como la abs-
cogido las experiencias de los primitivos para producir un arte tracción, la fragmentación, la doble exposición o el fotomontaje
«todavía ingenuo, pero de una pureza sin límite», Stravinsky y responde a una misma necesidad lingüística: la de una praxis crítica
Picasso habrían integrado los conceptos, teorías y experiencias de y autorreflexiva –moderna– del medio fotográfico.
los «primitivos de la modernidad» en un «arte en el que la armonía Más que un recuento histórico de autores y obras repre-
de la imaginación, del pensamiento y de la emoción no ha tenido sentativas, mi texto buscará describir síntomas de la vasta y hetero-
jamás ejemplo»3. génea producción de fotógrafos como Guillermo Kahlo (1871-1941),
Aparte de una anécdota biográfica de Álvarez Bravo, la an- Jesús H. Abitia (1881-1960), José María Lupercio (1870-1929), Tina
terior mención cobra relevancia si se la entiende como una expre- Modotti (1896-1942), Edward Weston (1886-1958), Lola Álvarez
sión sintomática del pensamiento moderno del arte: centrado en Bravo (1907-1993), Manuel Álvarez Bravo (1902-2002) y Josep Renau
las relaciones diacrónicas y sincrónicas entre la pintura y la música (1907-1982), entre otros. También consideraré a autores como
como géneros artísticos, el interés del fotógrafo se dirige reflexi- Agustín Jiménez (1901-1974), Emilio Amero (1901-1976) y Carlos
vamente a su medio técnico. Modernidades hay muchas, lo sabía Orozco Romero (1896-1984), quienes transitaron temporalmente
Álvarez Bravo. ¿Cuál era la que correspondería a la fotografía, por la fotografía o, incluso, a figuras que contribuyeron a la crítica
medio que padecía una pobre consideración artística? ¿Qué era lo fotográfica como David Alfaro Siqueiros (1896-1974), Sergei
que debía manifestar la obra fotográfica en el entorno del arte, en Eisenstein (1898-1948) o Carlos Mérida (1891-1984).
el que prosperaban la pintura, la literatura y la música? Pero regresemos a Manuel Álvarez Bravo, un creador pro-
Este ensayo tomará las anteriores interrogaciones como teico cuya labor surgió de una pregunta en torno al arte moderno:
punto de partida de una hipótesis preliminar sobre la modernidad aquélla que cuestiona en éste la relación de imagen y texto.
fotográfica en México: la de una práctica retórica híbrida y contra- Perspicaz investigador de las artes, Álvarez Bravo identifica en sus
dictoria, manifiesta en una diversidad de formas. Más que por el escritos dos signos de modernidad compartidos por la pintura, la
poesía y la música, y que buscará proyectar a la fotografía: uno, americano, ni se hace una apología de las blusas azules de los a fotografiar ya se observaba en Modotti (la estrategia de montaje PALABRAS
su cualidad sintética (su capacidad apropiadora y transformadora obreros, como sí sucede en las imágenes de Weston y Modotti. En de Elegancia y pobreza, 1928) en Álvarez Bravo esa intención deriva de Habiendo oído leer sus propios textos acompañándolos
de las formas artísticas anteriores) y, dos, su orientación esencia- esa época, Álvarez Bravo busca encontrar el equivalente del pu- la influencia pictórica. Es su descubrimiento de la obra de Pablo de gritos, de ruidos, de ritmos,
lista (la expresión pura que se deriva de las cualidades específicas de rismo picassiano en fotografía. Lejos de los tópicos iconográficos Picasso (1881-1973) en 1925 el que le hace destrozar sus primeras nos indicó cómo operar una fusión del sonido y la palabra,
cada medio). de la pintura posrevolucionaria de Weston y Modotti, su fotografía de fotografías y abandonar su «pintoresquismo» al estilo Brehme7. cómo hacer chorrear el fonema hasta que la palabra no pueda más.
Aunque expresadas de distinta manera, las anteriores ideas esos años introduce una limpieza de forma y un minimalismo fi- Sus esfuerzos por depurar la forma culminarán en 1931 con la rea- En suma: cómo organizar el delirio.
de Álvarez Bravo coinciden con las del manifiesto barcelonés de gurativo desconocido en la fotografía mexicana (fig. 8.1): sólo lización de Tríptico cemento 2 / La Tolteca (cat. 97), una imagen que Pierre Boulez sobre Antonin Artaud8
mayo de 1921 de Siqueiros4. En este, el pintor describe la práctica Guillermo Kahlo, en sus imágenes de interiores de cúpulas en con- ganará el concurso convocado por la cementera La Tolteca: una
moderna del arte como una plástica pura asociada a la calidad «ob- trapicado realizadas entre los años 1904 y 1910, había rozado lo fotografía tan mínima como exquisita, lograda con sólo tres planos En 1939, por el mismo tiempo en que Álvarez Bravo escribe sus
jetiva» de los medios técnicos. De la mecánica moderna surgen emo- abstracto y geométrico6. tonales, que se convertirá en un símbolo del ingreso de la fotografía notas sobre pintura y música, el artista español Josep Renau llega a
ciones plásticas inesperadas en esa maravillosa época dinámica. Mientras Así que más que Weston y Modotti, a quienes la fortuna mexicana a la modernidad. México, animado por la idea de un entorno abierto al arte político
que ese manifiesto está dirigido a los pintores y escultores, crítica ha considerado como los iniciadores de la modernidad Perfecta en su realización formal, La Tolteca ejemplifica y colaborativo. Renau está entusiasmado por la posibilidad de tra-
Siqueiros escribirá otro texto en septiembre de 1925 en relación con fotográfica mexicana, sería Guillermo Kahlo quien podría ser el una primera tendencia constructiva, sintética y abstracta del voca- bajar con Siqueiros, con quien había tenido un breve encuentro en
la obra de Tina Modotti en que sí definirá la modernidad foto- primer fotógrafo moderno. Esto, en razón de las tomas limpias e bulario moderno de la fotografía mexicana. Un fragmento –la 1937 en Valencia. Efectivamente, el pintor lo invita a colaborar en el
gráfica: «La belleza que encierran las obras de los fotógrafos […] impecables, de un formalismo perfeccionista tendente a la abs- sílaba– se hace valer por el todo: una imagen-sílaba. Síntoma de su Equipo Internacional de Artes Plásticas que emprendería la labor
es simplemente belleza fotográfica; belleza ésta absolutamente tracción, realizadas en 1910 de la Fundidora de Monterrey. En esas tiempo, la imagen-sílaba describe muchas fotografías de esa época colectiva del mural Retrato de la burguesía en el local del Sindicato
moderna […] el justo camino de la fotografía como manifestación tomas de Kahlo ya se percibe ese doble «ropaje» de lo moderno centradas en la abstracción sintética: además de las imágenes Mexicano de Electricistas (SME) (pp.182-187).
gráfica autónoma»5. del que habla Siqueiros en 1921: el de una representación de un citadas de Guillermo Kahlo, destacan, entre muchas otras: Diego Con base en su experiencia anterior como fotomontador y
Lo que Siqueiros valoraba en Modotti era un purismo que tópico moderno (la fábrica, la mecánica) mediante una mirada Rivera (1922) de José María Lupercio; Carpa de circo (1924) y Excusado diseñador de carteles, Renau es comisionado por el equipo para reu-
consistía en el alejamiento del pictorialismo (como el pintores- moderna (la abstracción geometrizante). Hacia el año de 1927, (1925) de Edward Weston; Escaleras (1926) y Estadio (1927) de Tina nir una base de imágenes para el mural. Al archivo de negativos
quismo de Hugo Brehme [1882-1954]) y en el uso de los medios espe- Álvarez Bravo y Kahlo están produciendo fotografías sorprenden- Modotti; Colchón (1927) e Instrumental (1931) de Álvarez Bravo; las fo- «muy rico y bien organizado» que trajo de España, Renau agregó
cíficos de la fotografía: a saber, la sintaxis derivada de la cámara y de temente parecidas: el primero sus conocidas series de fotografías tografías «rítmicas» de plantas, objetos populares y estructuras cientos de ilustraciones gráficas, contactos, ampliaciones y repro-
su limpia impresión en el papel. Mientras que en la fotografía es- abstractas de Juegos de papel, y el segundo sus interiores abstractos arquitectónicas de Agustín Jiménez (1925-1931) entre las que so- ducciones fotográficas propias y ajenas9. Pero su trabajo no acabó
tadounidense que lideraba Alfred Stieglitz (1864-1946) el minima- del Banco de México (fig. 8.2). bresalen las del concurso de La Tolteca (1931); las Manos de obrero o ahí, en la investigación iconográfica del mural: además de reunir
lismo formal se asociaba a motivos de la vida urbana, mecánica e Aquí es pertinente subrayar una diferencia entre ambas es- Elotes (1931) de Aurora Eugenia Latapí. Un ejemplo excepcional de un número impresionante de imágenes, Renau las clasificó, agrupó
industrial, en su fotografía mexicana, Weston y Modotti incluían trategias: mientras que Kahlo ve sus motivos como formas abstrac- Jesús H. Abitia es su Violín (1930): una imagen de perfecta sintaxis y ordenó según una lógica semántica inventada por él. Si bien po-
motivos locales: cactus, artesanías, pirámides, objetos arqueológi- tas, Álvarez Bravo construye esos motivos (para la serie antes moderna (fig. 8.3). dría pensarse que tal organización sería connatural a todo trabajo
cos. En suma: la misma iconografía que la del muralismo. mencionada de Juegos de papel, doblaba y enrollaba hojas de papel de fotomontaje, el archivo de Renau implica algo más: la comprensión
En cambio, las imágenes que Álvarez Bravo realizó entre que llevaba a casa desde su trabajo como contable en la oficina es- sistemática de las imágenes. Ese propósito, que recuerda también al
1927 y 1931 están muy lejos de eso: en ellas no se indianiza el arte tatal de Hacienda). Y mientras esta práctica constructiva del motivo Atlas Mnemosyne (1924-1927) de Aby Warburg (1866-1929), en Renau
persigue un fin concreto y omniabarcante: el de producir un es el que Renau intenta dar a una misma figura (el torso de un hom-
contenedor lógico y significante para todo el universo posible de bre desnudo con las manos hacia arriba) en dos fotomontajes dis-
imágenes (fig. 8.4). tintos: mientras que en el montaje realizado para el mural del
Dos años antes, Renau había oído una conferencia de Sindicato Mexicano de Electricistas, La electrificación de México acabará
André Malraux en Valencia sobre la posibilidad implícita en los me- con la miseria del pueblo (1941) el hombre parece surgir de un vórtice
dios mecánicos de liberar a las imágenes de su función original y de energía eléctrica (fig. 8.6), en la portada de Futuro (julio de 1943)
de hermanarlas en un mismo espacio mediante su reproducción la misma figura toma un sentido revolucionario al sostener un fusil
mecánica. Esas ideas sobre la democratización de las imágenes por entre sus manos levantadas13.
medio de la reproducción fotográfica constituirán el eje del texto Renau y Siqueiros tienen una conciencia acrecentada, de
que Malraux publicará más tarde como El museo imaginario (1947) orden metodológico, del uso de la fotografía como aparato estético:
y, por supuesto, también están presentes en La obra de arte en la era para ambos, la fotografía es un dispositivo óptico-artístico que
de su reproductibilidad técnica (1936) de Walter Benjamin, un texto que «hace aparecer» formas y contenidos al espectador de una determinada
Renau probablemente no conoció. Hay una conciencia común en manera14: la organización articulada de los elementos formales sin-
Benjamin y Malraux del poder homogeneizador y revolucionario de gulares es análoga a la praxis revolucionaria, que encuentra su sen-
la técnica fotográfica en relación con el arte: algo que las libera de un tido en la suma y organización colaborativa de sus componentes15.
ritual parasitario (Benjamin) así como de un espacio estéril Tal justificación «revolucionaria» no funcionó necesaria-
(Malraux). Y que, más allá de la teoría, intentarán poner en práctica mente en la práctica plástica: mientras que Siqueiros acaba subor-
Siqueiros y Renau10. dinando la fotografía a la lógica pictórica (y de ahí, la coherencia
Dada la asociación fascista de belleza y violencia, la foto- estética de sus murales), el uso del fotomontaje de Renau en su pe-
grafía podía constituir una herramienta potencial, también mecá- riodo mexicano acaba en acartonamiento. Unir los fragmentos por
nica, de inversión del discurso: a lo que Renau describía como «el medio del pincel de aire funciona bien en la estética kitsch del cartel
acero contra la carne humana» –una frase calificada por Siqueiros de cine, pero no necesariamente en sus pinturas y murales. Más exi-
como «terriblemente siniestra y extraordinariamente plástica»11– tosas son sus portadas para Futuro (1940-1946) en las que Renau
había que enfrentar la estrategia opuesta. En tanto que estrategia asume de entrada la discrepancia sintáctica de fragmentos fotográ-
constructiva, el montaje pretendía revertir el sentido de la frase y ficos, plastas gráficas y elementos tipográficos como eje del sentido
plantear que la «carne» humana (la masa organizada y consciente) del montaje. Éste encontrará su manifestación más plena en las se-
podía contraponerse al acero (la máquina infernal de la burguesía, ries que realizará ya fuera de México como The American Way of Life
la propiedad privada, etcétera)12, como supone la imaginería del (1960-1965) y Über Deutschland (1966).
mural Nueva Democracia, de 1944 (cat.289), para el que Siqueiros Originalmente un pasatiempo de «cortar y pegar» a ini-
mismo realizó diversos bocetos fotográficos (fig. 8.5). Este sentido cios de siglo16, hacia la década de los años treinta el fotomontaje
es utilizado como un recurso crítico y reflexivo que desplaza la DISCURSO No sólo Amero y Álvarez Bravo, sino muchos fotógrafos de Es en sus notas y su subrayado de la teoría fílmica de
sintaxis del arte de masas al mundo del arte. En México ese pro- Venus Bros. (notas) la generación de La Tolteca mostraron una empatía natural con el Eisenstein (justo el párrafo del montaje dinámico) donde encon-
ceso es progresivo: mientras que en 1935 los fotomontajes de Al estilo de los anuncios luminosos cine: todos crecieron con la difusión del cine mudo –un cine visual, tramos la clave para entender la fotografía de la época: «el montaje
Futuro de Enrique Gutmann le hicieron merecer críticas por «des- se enciende en el centro de la pantalla un ojo de gestos y «atracciones»27– y atestiguaron su conversión en una in- no es una idea expresada o narrada por elementos que se suceden,
conocedor de la técnica y mal artista»17, El sueño de los pobres de Lola o una dentadura al mismo tiempo. dustria cinematográfica. Influidos por la estética del cine de van- sino una idea que se manifiesta como resultante de la colisión de
Álvarez Bravo, de ese mismo año, fue mejor aceptado18. Tal vez «Spirito Films» viéndose primero una, guardia y, en especial, el de Luis Buñuel (1900-1983), Man Ray dos elementos independientes el uno del otro»35. Derivadas de la
ello se debiera a que la autora presentara sus trabajos como «com- luego otra de las dos palabras al revés, (1890-1976), Marcel L´Herbier (1888-1979) y Sergei Eisenstein28, de experiencia de Eisenstein en el teatro Proletkul’t (1923) estas ideas
posiciones fotográficas»19. justo como en los letreros luminosos. quien sus «Principios de la forma fílmica» se publican en se basan en su «teatro de atracciones»: una atracción era un elemento
Digno de mención es el uso del fotomontaje en la revista Una mano que señala. Contemporáneos en 193129. que presionaba la atención del espectador, provocando una des-
1945, una publicación concebida como «un catálogo de carteles» Negro en la pantalla. Es en la gramática de ese cine de vanguardia donde encon- carga de su psique. Mientras que en el teatro clásico la catarsis se
promovida por Siqueiros (con el apoyo económico solapado de Venus Bros. tramos la clave de muchas de las fotografías mexicanas de esa época: asociaba con la trama, en el teatro de Eisenstein se producía me-
Vicente Lombardo Toledano y Miguel Alemán), pero ejecutada por Manuel Álvarez Bravo, Cuaderno de notas24 me refiero a las imágenes de doble exposición de, por ejemplo, diante el despliegue de formas o «atracciones» que, montadas en una
Luis Arenal (1909-1985) y Federico Silva (n. 1923)20. Pensados a partir Emilio Amero (las imágenes de engranes y desnudos publicadas en secuencia determinada, permitían al director (el ingeniero-montador)
de una lógica política, los fotomontajes de esta revista fueron pro- Hacia mediados de los años treinta, Manuel Álvarez Bravo se pre- Contemporáneos en 1931)30 o de Agustín Jiménez (Confederación general manejar la emoción del público36.
ducidos anónima y colectivamente a partir de imágenes de otros para para hacer cine y escribe decenas de hojas de guiones que que- de obreros y Un hombre que piensa, ca. 1932)31. Poco utilizada por Álvarez Sin duda, estas ideas mostraban una cercanía con lo «bello
fotógrafos como los hermanos Mayo o Manuel Álvarez Bravo. Su darán en papel. De su cine autoral quedan poquísimos rastros: su Bravo, la doble exposición tiene en él un magnífico ejemplo en la maravilloso» del surrealismo de André Breton y, de ahí también, la
Obrero en huelga, asesinado, de 1934 (cat. 144), aparece en la portada del película Disparos en el Istmo (1934) filmada en aquel viaje a Juchitán imagen singular de una mano con una jeringa publicada en 1933: posibilidad de confundir una estética con la otra. Eso pasó a Álvarez
número 3 de la revista, ya publicada entonces como 194621. Diez años en el que Álvarez Bravo produjo su Obrero en huelga, asesinado proba- en ésta, la doble exposición sugiere la oscilación de la mano a la Bravo, a quien sucedió algo parecido que a Eugène Atget (1857-
antes, la misma imagen de Álvarez Bravo ya había circulado en otro blemente se quemó en el incendio de la Cineteca Nacional en 1982. manera de los estudios de movimiento de Étienne-Jules Marey 1927) y Karl Blossfeldt (1865-1932): por coincidir su fotografía con
fotomontaje de la portada de Frente a Frente, en aquella ocasión con- Tampoco se han encontrado copias de una película posterior, (1830-1904)32 (fig. 8.8). las prescripciones de Breton (y, evidentemente, por haber sido in-
trapuesta a los retratos de Hitler, de Mussolini y de Plutarco Elías Cuánta será la oscuridad (1945), rodada sobre un guion de José Revueltas El año de 1931 es un año de inflexión para la fotografía me- cluido en dos de las exposiciones organizadas por el líder surrea-
Calles22 (cat. 245). (1914-1976). De esa película sólo se conocen algunas fotos fijas de xicana. Además del concurso de La Tolteca, la estancia de Eisenstein lista) su obra acabará etiquetada como «surrealista»37.
Estrategia basada en la imagen-palabra, el fotomontaje em- mujeres yacentes que recuerdan a las figuras del Obrero y de La buena dejó su estela: Agustín Jiménez irá decantándose al cine y para 1934 Más que surrealista, la fotografía de Álvarez Bravo es un
plea la diversidad sintáctica para expresar discrepancia: un conte- fama, durmiendo (1938). estará filmando Dos monjes con Juan Bustillo Oro (1904-1989). Emilio juego de lenguaje. Como el teatro de atracciones de Eisenstein, su
nido moderno que para los años cincuenta, cuando Lola Álvarez Bravo Con las películas de Emilio Amero sucede lo mismo. Su pe- Amero abandonará sus experimentos fotográficos para filmar «Viaje fotografía es un discurso poético construido mediante una com-
publica Anarquía arquitectónica en la portada de Arquitectura México23, ya lícula «mecanicista» 3-3-3 sólo se conoce a partir de la nota hemero- a la Luna»33 y producir una serie de fotos indigenistas à la Eisenstein34. pleja articulación de formas, reflejos, tipografía y títulos. Me refiero
es parte de un discurso normalizado. gráfica que Carlos Mérida publica en 193225 y de «Viaje a la Luna» Álvarez Bravo comprará a Eduard Tissé (1897-1961) la cámara con a una segunda época deconstructiva que Álvarez Bravo desarrollará
(1932-1934), se conserva el guión de Federico García Lorca (1898-1936)26 que se filmó ¡Qué viva México! (1932) y se lanzará a Juchitán a filmar hacia 1930 y que incluye sus imágenes de aparadores, maniquíes,
así como algunas fotografías del rodaje en las que aparece, entre Disparos en el Istmo. Y empieza a escribir páginas de notas y guiones letreros y otros elementos urbanos (Parábola óptica [cat. 138], Maniquíes
otros, Álvarez Bravo. de cine en sus cuadernos. riendo y Dos pares de piernas, todas de 1931), así como otras relacionadas
auditas entre objetos40, la retórica «fotopoética»41 de Álvarez Bravo cuentra las claves de la construcción de su discurso moderno.
se desprende de la mudanza continua entre cualidades opuestas: Las fotografías modernas representan cosas, pero no tratan
algo que no sólo caracterizará su obra, sino también a la de su ge- sobre esas cosas. Tratan de cómo vemos las cosas: su tema es la repre-
neración. Vista desde la construcción del discurso, su fotografía di- sentación, la visión. De ahí el sentido de la acción de Manuel Álvarez
námica y mostrativa está más cerca de la plástica visceral de Siqueiros Bravo en 1945: mostrar su Parábola óptica, hecha en 1931, invertida.
que de la narrativa lineal de Diego Rivera (1886-1957), pintor con Ilegible, sí, pero, símbolo de la modernidad.
328 LAURA GONZÁLEZ FLORES LAURA GONZÁLEZ FLORES SÍLABA, PALABRA, DISCURSO 329
AL NORTE DE LA FRONTERA:
EXPOSICIONES Y COLECCIONISMO DE ARTE
MEXICANO EN ESTADOS UNIDOS
JOSEPH J. RISHEL
El periodo transcurrido entre la década de 1920 y los años cuarenta Unidos ya que aumentó considerablemente la lista de artistas e in-
del pasado siglo se caracterizó por un intercambio cultural fructí- cluyó una enorme muestra de pinturas de caballete, dibujos, gra-
fero entre México y Estados Unidos, alimentado por los intereses bados y fotografía.
comerciales y políticos, pero también por la fascinación del público
estadounidense hacia su vecino del sur. Una manifestación impor- MEXICAN ARTS (1930)
tante de este intercambio fue la celebración de una serie de exposi- La serie de exposiciones que se proyectan harán patentes
ciones fundamentales que, de algún modo, son las precursoras del a la crítica y a toda la gente en los Estados Unidos los te-
propio proyecto que ha inspirado esta ambiciosa publicación. Estas soros artísticos que tiene México y los elementos que in-
exposiciones no sólo provocaron un pronto reconocimiento de la tegran su alta cultura. Lo anterior no hará más que
riqueza del arte moderno mexicano en las personas asiduas a los contribuir a una mayor estimación de este país por el
museos, sino que también fomentaron el coleccionismo por parte pueblo de los Estados Unidos.1
de individuos e instituciones privadas, además de llamar la aten-
ción de artistas y estudiosos estadounidenses. Este extracto de una carta enviada por René d’Harnoncourt a
Este ensayo ofrece un panorama de las exposiciones en mu- Ezequiel Padilla (1890-1971), entonces secretario de Educación de
seos y del coleccionismo institucional del arte moderno mexicano México, capta no sólo algunos de los objetivos de D’Harnoncourt
en Estados Unidos a partir de la década de 1920 y hasta los años cua- en torno a la exposición Mexican Arts, sino que también habla de
renta del siglo xx para enfocarse en tres momentos clave. El primero su dedicación a un país que ocupó un lugar prominente en su
es el del «descubrimiento» del arte mexicano a través de investiga- historia personal. D’Harnoncourt, un aristócrata austriaco de
ciones sobre la larga historia artística de la nación, representado un metro noventa y tres centímetros de alto, había llegado a la
por la exposición Mexican Arts, organizada por René d’Harnoncourt Ciudad de México en 1926 con una carrera en Ingeniería de
(1901-1968) y que se inauguró en el Metropolitan Museum of Art, Minas por la universidad de Graz, usando, según se dice, botines
en Nueva York, en 1930. El segundo es el de la promoción del mito, y monóculo. Le informaron de que no había trabajo para los in-
un tanto simplista, de los tres grandes: Diego Rivera (1886-1957), David genieros de minas y pronto comenzó a ganarse la vida ven-
Alfaro Siqueiros (1896-1974) y José Clemente Orozco (1883-1949), y diendo sus acuarelas de corridas de toros y pintando retratos de
del arte político mexicano a través del encargo de murales, inclu- turistas. En 1927, D’Harnoncourt encontró un trabajo con el im-
yendo la importante serie de murales transportables para la expo- portante anticuario Frederick W. Davis (1877-1961). Oriundo de
sición de Rivera en el Museum of Modern Art, de Nueva York, en Illinois, Davis había llegado a la Ciudad de México en 1910 y
1931 (véanse fig. 9.4, cat. 175, 176). El tercer momento clave analizado abrió un negocio en el corazón de la ciudad. El revuelo de la
es el de la exposición Mexican Art Today, organizada en el Philadelphia Revolución ofrecía grandes oportunidades para comerciantes
Museum of Art en 1943 por Henry Clifford (1904-1974), misma que como Davis, con muchas antigüedades y obras de arte que lle-
ayudó a ampliar el concepto de arte moderno mexicano en Estados gaban al mercado.
D’Harnoncourt trabajaría con Davis hasta 1933, y fue en de fin de semana en Cuernavaca y contrataron a D’Harnoncourt para D’Harnoncourt escribió: «Nos interesa aquí la presentación sólo de tales como figuran en su obra maestra de 1933, Los primeros americanos
este empleo donde tendría su primer encuentro con el arte popular que los ayudara a decorarla con objetos del arte popular4. En 1929, en obras de arte tales que sean una expresión de la civilización mexi- (Adán y Eva mexicanos) (fig. 9.3), una declaración mexicana de los
mexicano, o arte folclórico, que se convertiría en una pasión de toda gratitud al pueblo de Cuernavaca y a instancias de D’Harnoncourt, cana»6. La lista de obras también contenía más de noventa piezas orígenes de la humanidad.
la vida. Davis fue uno de los que prestaron obras a la exposición de los Morrow financiaron La historia del estado de Morelos: Conquista y de arte contemporáneo, incluyendo nueve de Rivera, once de
arte popular realizada como parte de las celebraciones del centena- Revolución (1929-1930), un conjunto de murales de Rivera en el ve- Orozco y tres de Siqueiros, además de algunas de otros miembros DIEGO RIVERA (1931)
rio de la Independencia, en 1921, de México y organizada por Jorge cino Palacio de Cortés. importantes de la vanguardia mexicana, como Agustín Lazo (1896- El 23 de diciembre de 1931, el Museum of Modern Art, de Nueva
Enciso (1879-1969), Roberto Montenegro (1885-1968) y el Dr. Atl Por entonces Morrow mantenía correspondencia con Robert 1971), Manuel Rodríguez Lozano (1896-1971), Fermín Revueltas York inauguró una exposición sobre Diego Rivera. Se trataba de la
(Gerardo Murillo, 1875-1964)2. Una de las tareas de D’Harnoncourt de Forest, padre de uno de sus amigos de la escuela de leyes y en (1901-1935) y Rufino Tamayo (1899-1991). D’Harnoncourt vinculó segunda exposición individual de un artista en el museo; la pri-
consistía en viajar por varios estados mexicanos con el fin de reunir aquel tiempo presidente del Metropolitan Museum of Art de Nueva buena parte de la evolución del arte mexicano a los sucesos de la mera, acerca de la obra de Henri Matisse (1869-1954), se había inau-
obras para que Davis las vendiera3. La tienda de Davis no sólo se York. De sus conversaciones surgió la idea de hacer circular una ex- Revolución Mexicana: «Los acontecimientos de los últimos veinte gurado muy poco antes ese mismo año. El proyecto no se inició en
convirtió en una atracción para los visitantes extranjeros de la hibición de arte mexicano en Estados Unidos, como un medio para años son la historia de una lucha, a menudo entendida de una ma- Nueva York, sino en la Unión Soviética y varios años atrás. En el
Ciudad de México, sino que también llamó la atención de impor- mejorar las relaciones entre ambos países. La exposición propuesta nera errónea pero siempre sincera, para descubrir la verdadera fór- otoño de 1927, Rivera viajó a la Unión Soviética como parte de una
tantes artistas mexicanos como Rivera y Orozco. Estos compartie- se apoyaría en varios proyectos más pequeños sobre el arte mexi- mula mexicana y aplicarla a todos los aspectos de la vida cultural delegación del Partido Comunista de México durante las celebra-
ron el interés de D’Harnoncourt por el arte popular, el cual se cano que ya habían alcanzado algo de éxito en Estados Unidos, in- de México»7. Mexican Arts viajó a trece sedes por Estados Unidos, ciones del décimo aniversario de la Revolución Rusa. En Moscú,
vinculaba con las nuevas nociones acerca de la identidad posrevo- cluyendo la Exhibition of Mexican Popular Arts de 1922, organizada en acompañada por D’Harnoncourt en cada uno de los sitios (fig. 9.2). tanto la comunidad artística de la ciudad como el liderazgo sovié-
lucionaria de la nación. Asimismo, D’Harnoncourt conoció a otros Los Ángeles por la escritora estadounidense Katherine Anne Porter En Louisville, D’Harnoncourt pintó en estilo mexicano un biombo, tico alabaron a Rivera, quien aceptaría el encargo de un mural por
personajes prominentes que pronto se volverían parte de una red (1890-1980). Morrow expuso su idea despertando el interés de o pantalla plegable, que mostraba una visión idílica de la ciudad de parte de Anatoli Lunacharsky (1875-1933), el comisario de
internacional enfocada en el arte mexicano, incluyendo al estadou- Frederick Keppel y de Homer Saint-Gaudens, del Carnegie Institute Miacatlán, en Morelos (cat. 145), sin duda inspirado por esa tradi- Educación del Pueblo Soviético, para decorar la recepción del alto
nidense Carl Zigrosser (1891-1975), cuyo padre era un inmigrante en Pittsburgh. Con su ayuda y la de De Forest, Morrow aseguró el ción artística en el arte virreinal, pero motivado de igual modo por mando del Ejército Rojo. Aunque el mural nunca se llevó a cabo,
austriaco. Para D´Harnoncourt, el trabajo con Davis fue la apertura Metropolitan Museum of Art como la sede para la exposición, que su pasión por México. Rivera llenó un cuaderno de bocetos con cuarenta y cinco dibujos
de nuevas perspectivas y posibilidades. contó con el financiamiento de la Carnegie Foundation y el apoyo La exposición fue aclamada como un despertar del pú- (véanse cat. 66-71) para preparar el proyecto. Los bocetos festejan la
En 1927, un año después de la llegada de D’Harnoncourt, logístico de la American Federation of Arts. En tanto que repre- blico estadounidense ante el arte mexicano. Su éxito fue inmenso familia rusa y la vida callejera y representan sentimientos de con-
fue designado un nuevo embajador estadounidense para México con sentante de la Carnegie Foundation, a Saint-Gaudens se le asignó a pesar de que comenzaba la Gran Depresión. Esta nueva cons- fianza y optimismo.
el fin de reemplazar a James R. Sheffield, quien era profundamente la tarea de elegir a un curador para el proyecto de entre una lista ciencia pronto ofrecería oportunidades para los artistas mexicanos Fue en Moscú donde Rivera conoció a Alfred H. Barr Jr.
detestado por sus opiniones críticas sobre el gobierno mexicano. El de seis candidatos potenciales propuesta por Morrow. Escogió a que buscaban desplazarse hacia el norte: los tres grandes, por su- (1902-1981) y a Jere Abbott (1897-1982), quienes pronto se con-
nuevo embajador, Dwight W. Morrow (1873-1931), un socio muy D’Harnoncourt, sin duda exhortado por el propio Morrow, quien puesto, pero también para personajes menos conocidos actual- vertirían en el primer director y el director asociado del Museum
destacado de la J. P. Morgan & Co., fue aclamado como todo un éxito tenía en alta estima al erudito austriaco5. mente como el pintor Alfredo Ramos Martínez (1871-1946). De la of Modern Art de Nueva York, respectivamente. Los tres se acom-
en ambas naciones, y durante su permanencia en el cargo como em- Mexican Arts se inauguró en el Metropolitan Museum of Art misma generación que Rivera, Ramos Martínez se mudó a Estados pañaron en las semanas siguientes, disfrutando de la sofisticada
bajador las relaciones entre los dos países se desarrollaron en un el 13 de octubre de 1930 (fig. 9.1) e incluyó 1261 obras, que iban desde Unidos en 1930, y al final se estableció en Los Ángeles, donde halló escena cultural de la ciudad. Barr escribió: «Aparentemente no
clima de una mayor cordialidad. Morrow y su esposa, Elizabeth, textiles tradicionales hasta juguetes infantiles hechos de palma. una amplia clientela tanto para pinturas de caballete como para existe un lugar donde el talento de un tipo de artista o literato
pronto sintieron afecto por México y su gente. Compraron una casa En la introducción del catálogo que acompañaba a la muestra, murales que representaban imágenes de indígenas mexicanos, sea cultivado con tanto cuidado como en Moscú […] Preferimos
estar aquí que en cualquier otro lado del mundo»8. A Barr le im- de la cuarta década del siglo, era casi imposible nombrar una figura finalizado entre 1932 y 1934 en la Baker Library, del Dartmouth Clifford era experto en arte moderno y supervisó las donaciones de
presionaron mucho los bocetos de Rivera y los compró para el artística más famosa en Estados Unidos que Diego Rivera»10. Con College, en Hanover, New Hampshire. Encargado gracias a los las colecciones Annenberg y Gallatin que convirtieron a la institu-
Museum of Modern Art en 1935, con fondos suministrados por este triunfo llegó una serie de nuevos encargos, incluyendo el esfuerzos de Artemas Packard, presidente de la facultad de arte en ción en un centro de estudio de la pintura francesa del siglo xx. El
Abby Aldrich Rockefeller. que es tal vez su ciclo de murales logrado de un modo más com- Dartmouth, y de su colega, el profesor Churchill P. Lathrop, y al mismo Clifford era un coleccionista entusiasta de arte moderno y
Este encuentro fortuito en Moscú creó el vínculo inicial pleto en Estados Unidos, La industria de Detroit (fig. 9.5; véase también apoyo de egresados importantes como Nelson Rockefeller, el mural acumuló una colección privada que contenía obras importantes de
que más tarde alentó la selección de obra de Rivera para una expo- fig. 10.2), pintado en el entonces aún reciente Detroit Institute of de veinticuatro frescos de Orozco muestra perspectivas interconec- Henri Rousseau (1844-1910) y Pablo Picasso (1881-1973), además
sición monográfica en el espacio que en aquel entonces aún rentaba Arts, en 1932 y 1933. Encargados por William Valentiner, el director tadas de las historias de Estados Unidos y México, al igual que co- de tener un interés particular por el surrealismo estadounidense.
el Museum of Modern Art en la Quinta Avenida. La exposición in- del instituto, con la aprobación y apoyo de Henry Ford y su hijo, nexiones entre el pasado y épocas más próximas al presente. Clifford tenía casas en Florencia, Italia, y Mont Pelerin-Sur-Vevey,
cluyó cincuenta y siete pinturas de caballete, numerosas acuarelas Edsel, presidente de la Detroit Arts Commission11, los murales Como Rivera, Siqueiros enfrentaría sus propias dificultades Suiza, y era un viajero ávido. A finales de la década de 1930, cuando
y dibujos y una gran selección de bocetos de los varios proyectos se inspiraron en las fábricas y el paisaje industrial de la ciudad y en torno a sus murales, con la ejecución de América tropical, de 1932, viajar a Europa se volvió difícil debido a las hostilidades relacio-
de murales del artista en México y Estados Unidos. A pesar de esto, representaron otra faceta del involucramiento duradero del artista (fig. 9.6), llevado a cabo a lo largo del muro exterior del segundo nadas con la próxima Segunda Guerra Mundial, Clifford halló
Rivera se enfrentó al problema de cómo exhibir frescos de sitios con Estados Unidos. La sucesión de encargos de murales exitosos piso del Italian Hall sobre Olvera Street en Los Ángeles. El fresco, un nuevo interés en México, al igual que muchos estadounidenses
específicos, el tipo de obra que lo había hecho famoso en México. de Rivera en Estados Unidos llegaría a su fin con la controversia en realizado en cemento en vez del yeso tradicional, representó a un de su generación, y compró una casa en Jonacatepec en Morelos,
Como solución, perfeccionó un método para realizar frescos trans- torno a El hombre en la encrucijada, su mural para el Rockefeller campesino indio en una cruz vencido por un águila norteamericana al sureste de Cuernavaca. Fue durante su estancia en México
portables utilizando cemento reforzado en un marco de metal. Center, de Nueva York, comisionado por Nelson Rockefeller en como símbolo de la opresión del imperialismo estadounidense. Al cuando se interesó mucho en la pintura contemporánea, entablando
Cinco de estas obras, ejecutadas por el artista y sus asistentes en 1932 y destruido, inconcluso, un año más tarde debido a la incor- fondo hay una pirámide maya invadida de vegetación, en tanto que una amistad cercana con artistas como Juan Soriano (1920-2006),
el sitio mismo, se terminaron para la inauguración de la exposición. poración de un retrato de Lenin por parte del artista, entre otros un campesino peruano y un agricultor mexicano están sentados en así como con la galerista Inés Amor (1912-1980), con quien mantuvo
Cuatro de ellas representaban imágenes extraídas de murales exis- factores12. Aunque finalizaría Retrato de América, una serie de vein- la esquina superior derecha, listos para defenderse. El conservador correspondencia de por vida.
tentes en México, incluyendo Caña de azúcar (cat. 175), inspirada por tiún frescos para la New York Workers School en 1933, su buena establishment político y de negocios del centro de Los Ángeles se in- El interés de Clifford en la escena del arte moderno de
su mural en el Palacio de Cortés, y La liberación del peón (fig. 9.4; cat. fortuna en Estados Unidos se deterioró por el escándalo del comodó mucho con el tema controvertido del mural y la obra fue México culminó en Mexican Art Today en 1943, una exposición que
176), que rememoraba una escena de sus murales en la Secretaría Rockefeller Center13. cubierta con una capa de pintura14. él mismo organizó y que contenía aproximadamente trescientas
de Educación Pública en la Ciudad de México. Ambos murales A pesar del final ignominioso de esta época en la carrera de obras, desde pinturas de caballete y murales transportables hasta
portátiles pertenecen ahora a la colección del Philadelphia Rivera en Estados Unidos, el arte mural mexicano siguió disfru- MEXICAN ART TODAY (1943) dibujos, grabados y fotografías. Clifford, con el apoyo y el consejo
Museum of Art. Tres frescos transportables adicionales inspirados tando de una gran popularidad, y tanto Orozco como Siqueiros, La primera interacción del Philadelphia Museum of Art con el arte de Amor, incluyó un grupo mucho más amplio de artistas moder-
en la estancia de Rivera en Estados Unidos –y en particular en grandes colegas de Rivera, se encontraban entre los artistas que se moderno mexicano de alguna manera fue resultado de la retros- nos mexicanos cuyo trabajo no se había exhibido antes en Estados
Nueva York– pasaron a formar parte del grupo en el 6 de enero, beneficiaron de este nuevo mercado. Orozco comenzó a pintar mu- pectiva de Rivera en el Museum of Modern Art, cuando una selec- Unidos, además de incorporar también obras posteriores de figu-
incluyendo Soldadura eléctrica9 (cat. 177). rales en Estados Unidos a partir de 1930, cuando finalizó Prometeo ción de obras de dicha exposición viajó a Filadelfia en 1932 y se ras importantes bastante conocidas. En una «Cronología de pin-
La exposición de Rivera fue un gran éxito, mucho más que en el Pomona College en Claremont, California, tras el cual llevó exhibió tanto en el museo como en su espacio anexo en la parte tores mexicanos» en el catálogo, Clifford dividió a los artistas de la
la de Matisse que la había precedido, y consolidó a Rivera como la a cabo el siguiente año un ciclo de murales en la New School for oeste de la ciudad. Una década más tarde, el museo profundizaría exposición en tres «generaciones». La primera generación incluía
imagen del arte moderno mexicano en Estados Unidos. Como Social Research en Nueva York. Sin duda su proyecto más ambicioso otra vez en el tema de una manera directa, en gran parte debido a a aquéllos que ejercían su profesión antes y durante la Revolución,
afirma acertadamente Leah Dickerman, «Durante la inauguración en este país fue Épica de la civilización americana (véanse pp. 140-147), los esfuerzos de Henry Clifford, el curador de pintura de 1930 a 1969. como el Dr. Atl, representado en la exhibición por su penetrante
Autorretrato con Popocatépetl (cat. 33) de 1928. La segunda generación y la zona circundante para donaciones posteriores al Philadelphia 1. René d’Harnoncourt a Ezequiel Padilla, 20 de diciembre de 1929; documentos de 10. Ibid., p. 22.
René d’Harnoncourt, Archives of American Art, Smithsonian Institution, Washington, 11. Para ver con más detalle estos murales y su encargo, véase Rosenthal et al. 2015.
incluyó artistas que comenzaron sus carreras después del fin del Museum of Art. Los dos murales transportables de Rivera de la ex- D.C. Agradezco a Mireida Velázquez y a Dafne Cruz Porchini por informarme sobre 12. Dickerman, «Leftist Circuits», en Dickerman e Indych-López 2011, pp. 36-42; véase
conflicto armado, como Julio Castellanos (1905-1947), cuya pintura posición del Museum of Modern Art de 1931 fueron prestados para esta cita. también el ensayo de Anna Indych-López en este catálogo.
2. Rick A. López, «The Noche Mexicana and the Exhibition of Popular Arts: Two Ways 13. Rivera regresaría a Estados Unidos en 1940 para pintar el mural extendido Unidad
Tres desnudos (desayuno) (cat. 110), de 1930, también se presentó en Mexican Art Today por la Weyhe Gallery de Nueva York y comprados of Exalting Indianness», en Vaughan y Lewis (eds.) 2006, pp. 23-42. Panamericana (The Marriage of the Artistic Expression of the North and of the South
Mexican Arts. La tercera generación incluía artistas que habían nacido entonces, por el señor y la señora Herbert Cameron Morris, quienes 3 Rick A. López, «Los Morrow en México: Política nacionalista, patrocinio extranjero y on This Continent) para la Golden Gate International Exposition en Treasure Island
la promoción de las artes populares mexicanas», en Danly (ed.) 2002, pp. 65-79. en la bahía de San Francisco.
principalmente después de la Revolución, el amigo de Clifford, los donaron al museo ese mismo año. Pocos años después, la amiga 4. Ibid. 14. En la década de 1990, el Getty Conservation Institute destapó el mural y lo restauró.
Soriano, entre ellos. y colaboradora de Clifford, Inés Amor donaría la impresionante 5. Ibid., pp. 60-61. 15. Cardoza y Aragón 1943, p. 29.
6. D’Harnoncourt 1930, p. xi. 16. Henry Clifford a Inés Amor, 28 de enero de 1944; correspondencia de Henry Clifford,
La visión amplia de Clifford hacia el arte moderno mexi- pintura Guerra, de 1939 (cat. 207), de Siqueiros. Clifford recibió aún 7. Ibid., p. xii. 1942-1944, Philadelphia Museum of Art Library and Archives.
cano no fue compartida por todos, y en su correspondencia con más apoyo para expandir la colección del museo de arte moderno 8. Barr 1978, p. 15. 17. Véase Ittmann (ed.) 2006.
9. Para un análisis a fondo de la planeación de la exposición, véase Leah Dickerman, 18. Véase Indych-López 2009, pp. 1-11.
Amor a menudo introducía comentarios ácidos que hacían men- mexicano gracias a la presencia de Carl Zigrosser, quien se integró «Leftist Circuits», en Dickerman e Indych-López 2011, pp. 12-47.
ción a sus gustos compartidos y criticaban a sus detractores: «¡Me al personal del museo como jefe del departamento de grabado en
emocionó que el Sr. Rivera nos hubiera atacado a todos. Fama de diciembre de 1940. La pasión de Zigrosser por el arte mexicano sería
verdad! ¿Por qué no se decide sobre lo que realmente piensa? La crí- una contribución importante para el museo, ya que creó una de las
tica aquí en torno a su última obra es desastrosa. El globo inflado más grandes colecciones de grabados mexicanos modernos en
de su propia propaganda estalló y supongo que le es amargo darse Estados Unidos16.
cuenta de ello»15. La exhibición de arte mexicano en Estados Unidos no ter-
Mexican Art Today fue un gran éxito y viajó por Estados minó en 1943, por supuesto, y las exposiciones descritas aquí sen-
Unidos, con Clifford coordinando una lista de sedes en constante taron las bases para muchos proyectos por venir, incluyendo al que
cambio. Asimismo, la exposición resultó decisiva para el acopio de acompaña este volumen. No obstante, el periodo abordado en este
arte moderno mexicano en el museo. La macabra pintura de Soriano ensayo narra, en cierto modo, una historia completa en sí misma.
Niña muerta, de 1938 (cat. 237), fue comprada por Clifford y más tarde La década de 1930 y el inicio de la de los cuarenta fueron los años
donada al museo. De hecho, muchas de las obras presentadas en la de creación y definición de un canon del arte moderno mexicano.
exhibición parece que fueron adquiridas, probablemente con la per- Así, la exhibición y la circulación de las obras mexicanas modernas
suasiva intermediación de Clifford, por coleccionistas en Filadelfia en Estados Unidos resultaron fundamentales en este proceso17.
Tanto Diego Rivera (1886-1957) como José Clemente Orozco (1883- Por ejemplo, los dibujos y litografías que Orozco produjo en
1949) y David Alfaro Siqueiros (1896-1974) llevaron a cabo ciclos de Estados Unidos le permitieron desarrollar un importante cuerpo
murales en Estados Unidos entre 1930 y 1934, justo cuando las crisis de producción impresa (cat. 148-151) que no sólo obtuvo la acla-
sociales de la Gran Depresión y la propagación del fascismo gene- mación de la crítica, sino que también le proporcionó los medios a
raban un discurso público acalorado en torno a la figuración y a las través de los cuales promovería su particular estilo visual en Estados
funciones sociales del arte1. En México, el muralismo era un pro- Unidos. Al explorar la fuerza gráfica de los efectos de luz contras-
ducto de la primera revolución importante del siglo xx, una guerra tantes y las bruscas marcas de elaboración, tanto en los grabados
civil sangrienta, de una década de duración (1910-1920), que pro- como en los murales llevados a cabo en Estados Unidos, Orozco
vocó que la elite cultural del país subrayara la necesidad de recons- fortaleció la figuración expresiva y violenta latente en sus primeras
truir la infraestructura y reparar las fisuras sociales y económicas caricaturas y murales en México2.
causadas por los conflictos desde hacía mucho tiempo. Este pro- La obra estadounidense de los muralistas despliega el ar-
yecto de construir una historia compartida a partir de las cenizas senal de formas visuales de vanguardia que habían desarrollado
hacía eco con el «retorno al orden» europeo tras la devastación de en México durante la década de 1920, tomando en cuenta movi-
la Primera Guerra Mundial, que buscaba una reconstrucción sobre mientos europeos como el cubismo y el expresionismo en la cons-
un pasado clásico compartido. En cambio, los artistas mexicanos trucción de lenguajes de representación politizados. Sin embargo,
recurrieron a las culturas prehispánicas, las historias coloniales, las sus encargos en Estados Unidos les ofrecieron, además, la opor-
tradiciones populares y las representaciones de campesinos la- tunidad de experimentar con nuevos temas y formatos, que les
brando y de mestizos de piel oscura, en su esfuerzo por incorporar permitieron llevar más adelante su exploración de la gama de re-
de manera visual las clases desfavorecidas a la nación moderna. Sus alismos producidos por su estilo modernista y socialmente com-
murales adornaron los grandes edificios públicos, atrayendo la prometido. Los muralistas mexicanos compartían con muchos
atención internacional hacia la modernidad social de México y su artistas estadounidenses el deseo urgente de construir identida-
estatus como un centro de arte moderno. des e historias nacionales con el fin de abordar preocupaciones so-
Cuando los artistas mexicanos llegaron a Estados Unidos, ciales y establecer estilos modernistas y realistas. Al buscar maneras
en cambio, realizaron murales para contextos académicos, corpora- para visualizar estas nuevas narrativas, los muralistas establecieron
tivos y privados que reflejaban la internacionalización incrementada un diálogo internacional en el cual los artistas recurrieron a dis-
del movimiento en términos de temas, mecenazgo y promoción. tintas estrategias de composición, estructuras narrativas, formatos
Sus estancias temporales en Estados Unidos también obligaron a los y medios experimentales con el propósito de abrir las posibilidades
muralistas a recurrir a otros medios susceptibles de ser traslada- para el arte realista.
dos fácilmente, tales como grabados, pinturas de caballete y murales En su evaluación de la exposición de 1933 The Social Viewpoint
transportables, en los cuales frecuentemente se apropiaron del ima- in Art, en el John Reed Club de Nueva York, para The Nation, la pe-
ginario de sus murales mexicanos para promocionarlos en ese país. riodista y crítica mexicana radicada en Estados Unidos Anita
Brenner señaló las polémicas internacionales en torno a lo social y primer Congreso de Artistas Americanos en Nueva York en 1936 de Rivera, que consideraban de un realismo ilustrativo y simplista, representación visual, a la luz de las crecientes demandas soviéticas
lo real en relación con la forma artística3. Si bien elogió los com- (fig. 10.1), un suceso decisivo vinculado al Frente Popular, una di- había sido adoptado por el gobierno mexicano y aclamado inter- por una legibilidad y cohesión estilística.
promisos políticos de los artistas y la fuerza emotiva de sus obras, rectiva de la Comintern que hizo un llamado para la unificación de nacionalmente como un modelo para el arte público de izquierda. El arte moderno socialmente comprometido de los años
criticó a aquéllos que transmitían sus ideas de izquierda a través de la izquierda marxista con el fin de oponerse a la propagación del De hecho, el mural destruido de Rivera en el Rockefeller Center en treinta a menudo se ha definido más en términos de su imperativo
estilos anticuados como los relacionados con Francisco de Goya u fascismo. El congreso reunió a diversos artistas que con urgencia Nueva York, que pudo recrear y terminar en el Palacio de Bellas Artes de «crear una conciencia de clase que pudiera conducir al cambio
Honoré Daumier, sin lograr reconocer el potencial revolucionario deliberaron sobre las formas en las cuales podrían responder a la en la Ciudad de México en 1934 (cat. 190), consolidó más su talla social», que por su exploración estética e innovación estilística9. En
inherente en las formas modernistas. Aunque no hace referencia amenaza del fascismo y ante otras crisis sociopolíticas de los años como artista anticapitalista. No obstante, la adopción de su estilo efecto, el esfuerzo del Frente Popular por unificar a los artistas con
a su experiencia escribiendo sobre arte mexicano y promovién- treinta, tales como la Gran Depresión. Por consiguiente, funcionó como un «arte casi oficial» en México, al igual que el apoyo del ar- tendencias izquierdistas en todo el mundo se caracterizó por una
dolo –en especial a los artistas inconfundibles vinculados con el como uno de los foros más públicos de la década para debates sobre tista hacia León Trotsky –a quien Stalin había expulsado del Partido falta de consenso al definir un estilo o forma adecuada para sus pro-
heterogéneo movimiento muralista mexicano– es claro que ello el realismo. A pesar de sus diferencias políticas –Orozco rechazó ad- Comunista y que había llegado a México en 1936– lo hicieron sus- puestas ideológicas. Por otra parte, la heterogeneidad visual misma
guía sus comentarios. Mientras que la mayoría de los artistas del herirse a cualquier organización política formal y permaneció en una ceptible de críticas por parte de la izquierda comunista y sus cole- se volvió ideológica dentro del contexto cultural del realismo socia-
Reed Club seguían un criterio unificado en torno a un incipiente postura política ambigua, en tanto que Siqueiros siguió siendo un gas. Por su parte, Orozco prefirió una forma expresionista de lista soviético y de las rígidas exigencias de Stalin por el naturalismo
entendimiento doctrinario de las estéticas asociadas con la estalinista ferviente– los artistas mexicanos se reunieron en este realismo crítico enfocándose sobre la angustia histórica, en tanto y las representaciones idealizadas de campesinos, obreros y líderes.
Comintern Soviética, artistas como Rivera, Orozco y Siqueiros di- foro para concentrarse en asuntos de alcance internacional, al igual que Siqueiros, apoyado por los mecenas en Estados Unidos, fue sis- Los realismos modernistas de los muralistas mexicanos y
ferían enormemente en sus posiciones estéticas y políticas y a me- que para respaldar el arte público monumental, la colectividad y temáticamente más allá para innovar el arte revolucionario y rea- algunas de sus contrapartes estadounidenses difieren decidida-
nudo discordaban. la identificación del artista con los obreros y los marginados. A lista con materiales y técnicas experimentales y con un imaginario mente del realismo socialista al presentar lenguajes antinaturalistas
La adopción de las formas modernas de figuración por pesar de ello, los documentos que entregaron al congreso reflejan que evitó el folclorismo. y antiacadémicos que adoptan estrategias visuales de vanguardia10.
parte de los muralistas representó el modelo más flexible que tenía las cuestiones en juego dentro de las luchas públicas entre los mu- Los textos leídos por Orozco y Siqueiros en el congreso Los especialistas han adoptado el término realismo social con el pro-
en mente Brenner cuando afirmó con audacia que «en verdad hay ralistas, en especial la crítica política de Siqueiros hacia Rivera5. dejan ver cómo las visiones controvertidas a propósito del realismo pósito de distinguir el arte figurativo politizado producido en
espacio para el arte bueno en lo que llamamos propaganda», y que Significativamente, tanto Orozco como Siqueiros subraya- en el periodo llegaron a su punto álgido en un momento en que la México y Estados Unidos en los años treinta del realismo socialista y
«en la propaganda buena no hay espacio para el arte malo»4. Para ron sus inquietudes en relación con la forma y la estética. El reporte izquierda fragmentada realizaba intentos para unificarse; de qué del realismo totalitario que se desarrolló en la Italia fascista y la
asegurarnos, las obras producidas por artistas asociados con el mu- de Orozco para el congreso declaraba que el «imperialismo, el fas- manera el muralismo desempeñó un papel decisivo en los debates Alemania nazi11. Otros sugieren que el término es anacrónico ya
ralismo mexicano formaban parte integral de un diálogo sobre la cismo y la guerra» son los «enemigos comunes [que] obstaculizan sobre la naturaleza del arte revolucionario en la década de 1930; que en aquel entonces, por lo regular, no se usaba ni en Estados
figuración en el periodo de entreguerras, que iba más allá de meras el desarrollo de las nuevas formas de cultura»6. Advertía de la «es- y cómo las maneras de abordar el realismo de los muralistas cam- Unidos ni en México12. Por otra parte, como James Oles argumentó,
ilustraciones didácticas y propaganda. Las políticas radicales, la mo- terilidad creativa» y la «atrofia», pero no ofrecía prescripciones for- biaron conforme desarrollaron proyectos en Estados Unidos y el término es inadecuado –o más bien, se ha utilizado de manera
dernidad social y el modernismo presentes en la obra de Rivera, males para el arte revolucionario. Siqueiros argumentaba, como lo México. A pesar de las señaladas críticas a Rivera, los murales esta- imprecisa por los especialistas en el contexto mexicano– ya que no
Orozco y Siqueiros los convirtieron en actores clave de una red in- hacía desde principios de los años treinta, que «el arte revoluciona- dounidenses de los tres artistas revelan los modelos visualmente da razón de la destreza de los muralistas para «experimentar con los
ternacional de artistas que utilizaban prácticas realistas para un arte rio no sólo es un problema de contenido o temática, sino un pro- complejos que ofrecieron para un arte realista comprometido so- lenguajes visuales modernos (la técnica del montaje, el futurismo,
moderno comprometido socialmente. blema de forma»7. Su objeción compartida al estilo «Mexican cialmente y con una orientación internacional; en una coyuntura el expresionismo)»13. El término tampoco da razón de las divergen-
Orozco y Siqueiros detallaron la función del realismo po- curious» de Rivera, como lo llamaba Siqueiros, reforzaba sus co- histórica en la que los artistas modernistas de izquierda luchaban tes aproximaciones estilísticas de los artistas estadounidenses pre-
litizado dentro del contexto mexicano cuando participaron en el mentarios8. Para 1936, el tipo de figuración moderna característico con la mejor manera de transmitir ideas socialistas a través de la ocupados por lo social, quienes, como los muralistas mexicanos,
340 ANNA INDYCH-LÓPEZ EL MURALISMO MEXICANO EN ESTADOS UNIDOS A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS TREINTA 341
Fig. 10.2. Diego Rivera, La industria
de Detroit, pared sur, 1932-1933.
Fresco. Detroit Institute of Arts, Detroit.
Donación de Edsel B. Ford
desarrollaron formas modernas de figuración. En efecto, las mane- Nueva York. En el mural de Benton, los marcos art déco insertos sir-
ras fuertemente antinaturalistas de los muralistas mexicanos deben ven para dislocar episodios narrativos dentro de los paneles, lo que
entenderse dentro de esta más amplia y polémica cultura por la crea- libera al artista de la narración lineal y le permite crear emoción vi-
ción de un arte realista. Su obra suscitó debates en torno al realismo sual. Tanto La industria de Detroit como America Today evocan el collage,
social y ofreció una vanguardia americana única de lenguajes figu- el montaje y el cortometraje noticioso, reflejando las maneras en
rativos dentro de la compleja red internacional de realismos de los las que el pedigrí cubista de los muralistas en Estados Unidos y
años treinta. México transmite su realismo moderno14.
Los realismos politizados de los muralistas rechazaron con La estrategia de trabajo de Rivera en Detroit –y en general–
énfasis la legibilidad compositiva del realismo socialista didáctico. resume el papel central, aunque conflictivo, de lo documental en
Por ejemplo, el realismo característico de Rivera aprovecha estruc- las prácticas realistas. El artista basó La industria de Detroit en obser-
turas compositivas, inventivas, nada tradicionales, para crear es- vaciones directas y bocetos tomados en River Rouge así como en
pacios narrativos complejos. Si bien estos efectos espaciales fotografías de la planta de Charles Sheeler (1883-1965). Asimismo,
comenzaron con sus murales de la década de 1920 en México, sus la Ford Motor Company le proporcionó un tablero que contenía
principales encargos de principios de los años treinta en Estados un diagrama tipo cuadrícula de fotografías documentarias del pro-
Unidos, tales como el ciclo en el Detroit Institute of Arts, ejempli- ceso de fabricación. En el mural, en lugar de organizar las viñetas
fican las formas en las cuales su encuentro con la modernidad in- de manera ordenada en una composición que reflejase la lógica de
dustrial de dicho país estimuló sus continuos experimentos con las la cadena de montaje, Rivera condensa detalles narrativos para crear
representaciones visuales del espacio. Su mural de 1932-1933, La una impresión general de fragmentación15. Rivera se apropia de las
industria de Detroit (fig. 10.2), retrata las actividades repetitivas de los estrategias estructurales de vanguardia de la cuadrícula cubista y
obreros en la planta automovilística Ford de River Rouge; repre- de las propiedades del collage de la fotografía para dar vida a su
sentaciones meticulosas de las intrincadas fases de la producción composición, creando una tensión entre lo real y lo documental.
de la cadena de montaje enlazadas para convertirse en pantallas im- De igual modo, subvierte toda expectativa “documental” al crear
penetrables de formas geométricas que avanzan y retroceden. composiciones entramadas y disyuntivas saturadas de figuras
Condensación espacial, formas entrelazadas y divisiones espaciales amontonadas dentro de un espacio de poca profundidad. En vez
no lineales agobian los detalles representados con precisión. El de ofrecer un retrato directo o naturalista, La industria de Detroit em-
orden vertiginoso de cintas transportadoras que forman una arma- plea métodos vanguardistas para representar el bullicio y ajetreo
dura geométrica divide la superficie para crear una composición del trabajo y de la maquinaria industrial en una fábrica moderna.
desestabilizadora y desorientadora. Orozco moduló su realismo modernista con un estilo artís-
El efecto fragmentario en los murales de Rivera recuerda el tico crudo e intenso para situar sucesos actuales dentro de una tra-
mural de Thomas Hart Benton (1889-1975) America Today (fig. 10.3), yectoria histórica de lucha y de conflicto más amplia. Por ejemplo,
creado en 1930-1931 para la New School for Social Research en en su Épica de la civilización americana, de 1932-1934 (véanse pp. 140-147)
342 ANNA INDYCH-LÓPEZ EL MURALISMO MEXICANO EN ESTADOS UNIDOS A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS TREINTA 343
Fig. 10.4. John Steuart Curry
(estadounidense, 1897-1946), Bautismo
en Kansas, 1928. Óleo sobre tela,
102.2 x 127.6 cm. Whitney Museum
of American Art, Nueva York. Donación
de Gertrude Vanderbilt Whitney
realizada en la Biblioteca Baker del Dartmouth College en Hanover, El panel Angloamérica convirtió el ritual religioso retratado en la pin- Esta aproximación no secuencial a la narrativa histórica reper- culminar en los levantamientos contemporáneos20. Con el fresco
New Hampshire, Orozco aplicó la violencia de su planteamiento tura de John Steuart Curry (1897-1946) Bautismo en Kansas, de 1928 cutió en otros artistas que buscaban reconfigurar la pintura tradicional transportable Rivera no sólo creó un nuevo ciclo de murales con-
estilístico expresivo –específicamente su distorsión figurativa es- (fig. 10.4), en masas ominosas de creyentes insensatos y colegiales de historia al servicio de la narración socialmente consciente. La densado, sino que también reconsideró estructuras narrativas
tratégica– a una historia elaborada de las Américas que reflexiona autómatas. A través de la violencia de su estilo, Orozco refuerza su serie de Jacob Lawrence (1917-2000), Migración, de 1941 (fig. 10.5), como un medio para abrir el muralismo a las nuevas oportuni-
sobre la barbarie de la humanidad a través del tiempo y el espacio. ataque amargo contra la conformidad, con lo cual advierte no sólo por ejemplo, abordó el movimiento de masas de estadounidenses dades que se presentaban en Estados Unidos.
Lleno de personajes insurrectos y titánicos que han tenido un im- contra los peligros del nativismo, sino también los de la instrumen- negros desde el sur rural al norte urbano mediante sesenta peque- Siqueiros usó sus estancias en Estados Unidos para pro-
pacto arrollador –Quetzalcoatl, Cortés y Cristo, además de revo- talización de un realismo conservador en pro de dichos fines. En ñas pinturas al temple. Al retomar formas de los populares medios bar y mejorar teorías que había desarrollado en México, pero
lucionarios mexicanos y otros soldados de la época–, Épica de la este sentido, sirvió como piedra de toque para artistas estadouni- de comunicación de masas, tales como ensayos fotográficos en re- que sus actividades políticas al final de la década de 1920 le ha-
civilización americana expone la historia como el resultado de una denses como Jackson Pollock (1912-1956), quien rechazó el realismo vistas ilustradas, Lawrence orquestó la secuencia de paneles como bían impedido realizar en su país de origen. Aunque luchó du-
serie de fuerzas inevitables que condenan a los individuos a repetir regionalista en favor de la figuración expresionista en el desarrollo un efecto cuasi cinematográfico17. Su lógica narrativa también re- rante su carrera por solucionar teoría con práctica, lo que
errores trágicos. Orozco explora más allá de las narrativas nacio- del expresionismo abstracto, una indicación de los conflictivos le- fleja el mural episódico de Orozco Épica de la civilización americana y condujo a resultados visuales mixtos, ningún otro artista llevó
nales o identidades continentales para presentar la historia hu- gados que los realismos contrapuestos de los años treinta llevarían las maneras en las cuales los muralistas reinventaron la pintura de tan al extremo el realismo en el ámbito de lo experimental como
mana como una lucha y un conflicto sin fin. al periodo de posguerra16. historia en términos generales, una búsqueda que Lawrence siguió lo hizo Siqueiros. Sus contribuciones principales a la innova-
Para reforzar el tema de la contienda histórica, Orozco El mural de Orozco también destaca las ingeniosas estruc- de cerca18. A pesar de su formato pequeño, los paneles de Lawrence ción de las prácticas realistas de entreguerras se dieron a través
evoca tensión a través de fuertes pinceladas gestuales, fracturas vio- turas narrativas utilizadas por los muralistas para contar historias logran un sentido de monumentalidad, no sólo a través de su estilo de su promoción incesante, incluyendo sus escritos y manifies-
lentas de espacio y un estilo figural volátil que cambia de expresivo épicas. Siendo el único muralista en crear una «pintura de la historia» pulido de influencia cubista, sino también por la historia épica que tos publicados, sus conferencias públicas y su papel como or-
a caricaturesco de panel a panel. Al sacar provecho de su carrera ini- a gran escala en Estados Unidos, Orozco aprovechó la oportunidad cuenta mediante una narrativa seriada comparable a las historias ganizador de equipos y talleres de muralismo que pusieron en
cial como caricaturista, su obra, más que la de cualquier otro mu- para desafiar la idea de un momento histórico decisivo simbolizado de los muralistas mexicanos. práctica teorías de colectividad y experimentación. En Estados
ralista, resuena con el realismo crítico de la Nueva Objetividad por la mayoría de las narrativas nacionalistas. Rompiendo las his- Otros formatos murales, tales como los frescos transpor- Unidos, aprovechó la oportunidad para reinventar el realismo
alemana. El general del ejército contorsionado que apuñala en la torias impecablemente contadas comunes en dichas representacio- tables –grandes paneles al fresco de yeso, cemento y acero, desti- monumental al experimentar con materiales y técnicas indus-
espalda al personaje insurrecto de Latinoamérica (identificado al- nes, Orozco abordó el muro largo y estrecho en Dartmouth como nados a proporcionar al público la sensación y los temas de los triales (fotografía, proyectores, aerógrafos y compresores) y atraer
gunas veces como Pancho Villa y otras como Emiliano Zapata) en hizo en sus murales mexicanos, que pintó en edificios coloniales murales fijos in situ– demuestran creatividad narrativa, al igual a las masas mediante murales callejeros al aire libre; influyendo a
el panel Hispanoamérica, por ejemplo, recuerda a los veteranos de gue- cuya misma estructura de arcadas y galerías interrumpía las narra- que el ingenio de los muralistas al adaptarse a nuevos contextos en los artistas que trabajaban con él en sus colectivos artísticos y fo-
rra retorcidos de Otto Dix (1891-1969) en Jugadores de cartas, de 1920. tivas lineales. A pesar de la ausencia de estas interrupciones arqui- Estados Unidos. Artistas como Rivera utilizaron estos frescos mentando discusiones estéticas y teóricas en todo el continente
Así como Dix usa distorsión figurativa tanto para oponerse al im- tectónicas en la Biblioteca Baker de Dartmouth, el pintor no trató transportables para satisfacer las demandas de hacer accesible el americano. Aun cuando estuvo sólo seis meses en Los Ángeles, de
pacto de la Primera Guerra Mundial como para hacer una declara- el muro largo como un espacio abierto sino más bien lo dividió muralismo en exposiciones19. En los cinco murales transportables mayo a noviembre de 1932, durante su estancia completó tres
ción antibélica más general, Orozco ve la historia sangrienta de la desde un punto de vista compositivo en paneles discretos. Al ha- de tema mexicano que Rivera realizó para el Museum of Modern murales y ofreció varias conferencias públicas, incluyendo «Los
Revolución Mexicana dentro de una serie de fuerzas destructivas cerlo de este modo, Orozco desafió la unidad temática, creando co- Art de Nueva York en 1931 (cat. 175, 176), adecuó imágenes de vehículos de la pintura dialéctico-subversiva» en el John Reed
más grande que incluye el militarismo, el imperialismo y la codicia rrespondencias abstractas y una narrativa no lineal de episodios, sus principales ciclos de murales en México para crear una histo- Club de Hollywood, en el cual hizo un llamado para una nueva
capitalista. Además, Orozco contrasta su forma de realismo crítico una estructuración formal que corresponde a su visión de conflicto ria nueva y abarcadora de violencia social y lucha de clases en su estética revolucionaria21. Este texto importante contiene los fun-
con lo que percibe como los clichés provincianos del regionalismo. histórico reiterado. país natal a partir de la Conquista pasando por la Revolución hasta damentos de lo que se convertiría en las teorías de un muralismo
344 ANNA INDYCH-LÓPEZ EL MURALISMO MEXICANO EN ESTADOS UNIDOS A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS TREINTA 345
Fig. 10.6. Fotógrafo no identificado, Fig. 10.7. Fotógrafo no identificado,
David Alfaro Siqueiros con integrantes David Alfaro Siqueiros con algunos
del Mural Block of Painters durante artistas del Taller Experimental Siqueiros,
la de realización del mural América Nueva York, 1936. Plata sobre gelatina,
tropical, Italian Hall, Plaza Art Center, 18.7 x 21.9 cm. Sala de Arte Público
Los Ángeles, 1932. Plata sobre gelatina, Siqueiros, INBA, Ciudad de México
8.9 x 11 cm. Sala de Arte Público
Siqueiros, INBA, Ciudad de México
«cinematográfico» de Siqueiros que emulaba los modernos me- Siqueiros expandió su influencia con la apertura de su Taller 1. Estoy agradecida a las personas que han hecho posible este ensayo: a Miguel 11. Véase Shapiro 1973; Goldman 1981. Para descripciones más recientes que buscan
Fernández Félix, director del Museo del Palacio de Bellas Artes, y a Timothy Rub, di- matizar el término realismo social, véase Wood 1993; Langa 2004; Anreus, Linden y
dios de comunicación de masas al experimentar con forma y Experimental en Union Square en Nueva York, justo semanas des- rector del Philadelphia Art Museum; a los curadores de la exposición, Matthew Affron, Weinberg (eds.) 2006; Oles 2012.
composición figurativas con el fin de avivar el espacio y atraer pués del primer Congreso de Artistas Americanos. Alejándose del Mark A. Castro, Renato González Mello y Dafne Cruz Porchini; a Sherry Babbitt y 12. Anreus, Linden y Weinberg (eds.) 2006, p. xvi. Oles (2012, p. 55) señalan acertada-
David Updike del departamento de publicaciones del Philadelphia Art Museum; a mente que el término aparece muy poco en los manifiestos que tratan sobre mura-
al espectador22. muralismo completamente, pero sin abandonar nunca su compro- Odette León, por su traducción, y a Félix Andrada, de Ediciones El Viso, por su edición lismo mexicano.
Siqueiros aplicó por primera vez sus teorías en cuanto al miso con el realismo o la figuración, impactó a una generación entera del ensayo en español; y a mis compañeras colaboradoras en este volumen, Lynda 13. Oles 2012, p. 57.
Klich y Mary Coffey, por brindarme sus constructivos comentarios sobre los borra- 14. Karen Rosenberg, «Brother, Can You Spare a Wall? Thomas Hart Benton’s ‘America
uso de tecnología avanzada en dos de sus primeros murales en de artistas estadounidenses, incluyendo a Pollock, con las estrategias dores de este ensayo, así como a los demás participantes en el seminario sobre mo- Today’ Mural at the Met», New York Times (2 de octubre de 2014).
Estados Unidos, ambos de 1932 y en Los Ángeles: Mitin obrero, en la experimentales y actividades del taller: la creación de plataformas dernismo mexicano, que se llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Estéticas 15. Según Linda Bank Downs, un ingeniero de Ford ensambló probablemente este dia-
de la Universidad Nacional Autónoma de México, en Ciudad de México, los días 9 y grama; véase Downs 1999, p. 164.
Chouinard School of Art, y América tropical, en el Plaza Art Center flotantes y pancartas, el uso de pintura industrial y fotografía, y la 10 de junio de 2015, por su ayuda al generar un productivo diálogo. 16. En 1936 Pollock visitó Dartmouth para ver de modo expreso el mural de Orozco; véase
(véase fig. 9.6). Para América tropical Siqueiros fotografió el muro a invención de los accidentes controlados mediante el vertido de pin- 2. Indych-López 2009, pp. 12-74. Sarah G. Powers, introducción a Coffey et al. 2012, p. xi; véase también Coffey, «An
3. Brenner 1933, p. 268. Los John Reed Clubs eran la principal base institucional hasta American Idea: Myth, Indigeneity, and Violence in the Work of Orozco and Pollock»,
partir de diferentes perspectivas desde las cuales se vería el mural; tura (fig. 10.7). Los realismos innovadores que Siqueiros propuso, 1935 para los artistas y escritores asociados con New Masses, la revista que presen- en ibid., pp. 21-35.
el artista posteriormente recordaría que «la superficie geométrica por consiguiente, figuran de manera notoria en el cambio hacia la taba los debates estéticos clave relacionados con el comunismo estadounidense; 17. Leah Dickerman, «Fighting Blues», en Dickerman y Smithgall 2015, pp. 20-23.
véase Hemingway 2002, en especial pp. 47-73. 18. Ibid., p. 16.
de nuestro muro era una superficie activa, dinámica, un fenómeno abstracción entre los artistas estadounidenses de posguerra. 4. Brenner 1933, ibid. 19. Indych-López 2009, pp.78-82, 129-156, 168-174.
“kinético” increíblemente bello»23. Siqueiros había conocido al ci- Al incorporar sistemáticamente estrategias de vanguardia, 5. Véase el ensayo de Mary K. Coffey en este catálogo. 20. Anna Indych-López, «Notes», en Dickerman e Indych-López 2011, pp. 48-93.
6. «General Report of the Mexican Delegation to the American Artists’ Congress» (1936), 21. David Alfaro Siqueiros, «Los vehículos de la pintura dialéctico-subversiva» (1932),
neasta soviético Sergei Eisenstein (1898-1948) en Taxco en 1932, Rivera, Orozco y Siqueiros expresan con fervor las posibilidades del re- reimpreso en Baigell y Williams (eds.) 1986, p. 204. reimpreso en Alfaro Siqueiros 1996, pp. 62-78.
justo antes de su viaje a Estados Unidos y ambos entablaron un diá- alismo moderno politizado. Al mismo tiempo, sus desafíos a las preo- 7. David Alfaro Siqueiros, «The Mexican Experience in Art» («La experiencia mexicana 22. Mari Carmen Ramírez, «The Masses Are the Matrix: Theory and Practice of the
en las artes plásticas», 1936), reimpreso en Baigell y Williams (eds.) 1986, p. 211. Cinematographic Mural in Siqueiros», en Debroise (ed.) 1997, pp. 68-95.
logo fructífero sobre cine. Sin embargo, no fue hasta que llegó a cupaciones de la representación manifiestan las tensiones en torno al 8. David Alfaro Siqueiros, «Rectificaciones sobre las artes plásticas en México», en Tibol 23. Alfaro Siqueiros 1960, p. 59.
Los Ángeles cuando Siqueiros puso sus ideas en acción. Aprovechó los desarrollo de varios estilos de realismo al principio de los años treinta. (ed.) 1974, pp. 43-46. 24. El equipo para América tropical incluía artistas de la industria del cine como Wiard
9. Anreus, Linden y Weinberg (eds.) 2006, p. xvi. Boppo Ihnen, Richard Kollorsz, Martin Obzina, Tony y Leandro Reveles, Jeanette
recursos únicos de Los Ángeles, al invitar a artistas de la industria La exportación de arte mural monumental público de México a Estados 10. Christina Kiaer y otros estudiosos han ampliado las maneras simplistas de entender Summers y John Weiskall; véase Goldman 1974, p. 327.
del cine a que se unieran a su equipo de muralismo para ayudarlo Unidos ofreció a estos artistas innovadores una oportunidad para re- el realismo socialista al analizar las obras tempranas de artistas como Aleksandr
Deineka (1899-1969); véase Kiaer 2014.
a implementar técnicas de los medios de comunicación de masas configurar lo social y lo real, colocando el muralismo mexicano en el
como una manera de inyectar vida al muro24 (fig. 10.6). lugar central de los modernismos internacionales de los años treinta.
346 ANNA INDYCH-LÓPEZ EL MURALISMO MEXICANO EN ESTADOS UNIDOS A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS TREINTA 347
¿RITUAL DE ESTADO, POLÍTICAS
DE MASAS O MITOPOEIA?
LAS NUMEROSAS MODALIDADES DEL
MURALISMO MEXICANO, 1929-1950
MARY K. COFFEY
La historia del muralismo mexicano durante las décadas de 1930 y políticos y militares de la guerra de Independencia y de la Revolución
1940 inicia y termina con Diego Rivera (1886-1957) trabajando en Mexicana pueblan los lunetos en la parte superior. A este mural se
dos ciclos de murales, diferentes pero relacionados entre sí, en el le atribuye haber iniciado la tendencia historicista en el muralismo
Palacio Nacional, en la Ciudad de México. El primero, La historia de mexicano en la década de 1930. Durante este periodo muchos ar-
México, fue la obra más emblemática e influyente del renacimiento tistas intensificaron su exploración del pasado para articular una
muralista mexicano, un concepto que ha llegado a connotar un es- identidad nacional única: la mexicanidad, que, aunque con raíces
tilo realista social didáctico que, en gran medida, deriva del ejercicio en la cultura indígena, refleja una concepción idealizada de la mez-
artístico de Rivera, a pesar de la variedad de posturas estéticas que cla cultural y racial de la posconquista, conocida como mestizaje, y
otros artistas tomaron durante el periodo. En 1929, el gobierno cen- que culmina en un futuro industrializado progresista.
tral le comisionó pintar el cubo de escaleras monumental, ante el Si bien el programa iconográfico del mural de Rivera cam-
advenimiento del maximato –el periodo de seis años durante el cual bió hacia una interpretación marxista de la historia evidentemente
Plutarco Elías Calles, conocido como el jefe máximo, gobernó tras vulgar, en especial después de su regreso de Estados Unidos, su res-
bambalinas– y Rivera trabajaría con intensidad en los muros de la paldo a la modernización servía a los objetivos institucionales del
parte norte y de poniente antes de partir a Estados Unidos, en no- gobierno posrevolucionario. El mural estructura un ritual de la ciu-
viembre de 1930. Terminó el muro sur en 1935, después de su re- dadanía mediante la disposición cambiante de las figuras en el cubo
greso a México, cuando agregó el retrato de Karl Marx para hacer de la escalera. Conforme el espectador asciende, la representación,
hincapié en su compromiso con el materialismo dialéctico a pesar relativamente tridimensional, de los combatientes de tamaño casi
de su lealtad contestataria a León Trotsky. El ciclo, que se llevó a natural en la parte inferior del muro da paso a un montaje aplanado
cabo en la sede del poder político, señala el ascenso de Rivera como de líderes que presentan decretos escritos en la parte superior.
artista auspiciado por el Estado al igual que es indicativo de los pro- Cuando llega al rellano del segundo piso, su posición se aproxima
blemas estéticos e ideológicos que enfrentaría en su intento por a la de los campesinos que aparecen frente a los políticos como si
plasmar obras marxistas en edificios corporativos y estatales. estuvieran leyendo los decretos que sostienen. De este modo, Rivera
En La historia de México, Rivera traza una visión liberal del forja una identificación entre las clases populares revolucionarias
progreso histórico enraizado en un pasado mesoamericano ideali- y el sujeto posrevolucionario que contempla la obra; a ambos se les
zado (muro norte) y orientado hacia un futuro industrial victorioso pide que dejen atrás la lucha armada en el proceso a convertirse en
y redentor (muro sur). El extenso muro en la parte de poniente está ciudadanos respetuosos de la ley1.
dividido en tres registros horizontales con su centro en el topónimo El ciclo de Rivera también ejemplifica su estilo dialéctico
mexica (luego emblema de la bandera mexicana) de un águila y una maduro, en el cual amalgamó el collage y el espacio cubista con la
serpiente sobre un nopal (fig. 11.1). Una batalla caótica entre los figuración realista social y con consignas de agitprop. En las siguien-
aztecas y los conquistadores corre a lo largo del registro inferior, tes dos décadas transformaría estas características en los clichés re-
el régimen colonial ocupa la parte central y los retratos de líderes flexivos que se muestran en particular en su segundo ciclo del
Palacio Nacional, que comenzó en 1942 y dejó sin terminar a su ellos capitalistas y sindicatos estadounidenses, hoteles, bancos y Aunque la periodización de Acevedo no sigue los sexenios Comunista y nacionalizó el petróleo. No obstante, su administra-
muerte en 1957. En esta obra vemos la misma idealización de hospitales. Con el paso del tiempo, fueron las entidades del Estado presidenciales, las tendencias generales que identifica se correspon- ción reorientó los esfuerzos del Estado: de los murales a gran es-
Mesoamérica y la crítica a la conquista, además de una aprobación las que comisionaron la mayoría de los murales, pero el sector pri- den con la sucesión de administraciones. El periodo que va de 1926 cala pasó a cultivar al público popular a través de la radio, el
similar a la modernización. Sin embargo, el montaje formal denso vado mantuvo el ritmo y hasta superó al Estado durante casi toda a 1933 coincide poco más o menos con la presidencia de Calles y sus grabado y la prensa. Por tanto, durante su sexenio, los encargos
y la dialéctica histórica del ciclo anterior se disipa en una fantasía la década de 1940. Sólo con el advenimiento del «milagro mexicano» mandatarios (bajo las presidencias o interinatos de Emilio Portes más importantes de arte mural vinieron de políticos regionales,
prelapsaria, que el artista ejecuta mediante el tratamiento ilusio- –un periodo de crecimiento económico sin precedentes– en los Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez). Asimismo, los empresarios (por ejemplo, los frescos del Carnaval de la vida mexicana,
nista –caricaturesco– del espacio, la forma y el color. A pesar del años cuarenta y algunos proyectos públicos estrella en la capital, años entre 1934 y 1940 están determinados por el radicalismo del de Rivera, de 1936, para el Hotel Reforma en la Ciudad de México,
imaginario ancestral del mural, su representación de los mesoame- como la finalización del campus de la Ciudad Universitaria en 1954 mandato de Lázaro Cárdenas. Finalmente, el periodo que va de 1940 actualmente en el Palacio de Bellas Artes) y sindicatos, no del go-
ricanos laboriosos, como los de la escena del mercado en La Gran o el Museo Nacional de Antropología en 1964, el mecenazgo del a 1954 se correlaciona con las presidencias de Manuel Ávila bierno central. El camachismo y el alemanismo están ambos aso-
Tenochtitlán, de 1945 (fig. 11.2), se ha interpretado como una apro- Estado definitivamente sobrepasó al patrocinio privado3. Camacho (1940-1946) y Miguel Alemán (1946-1952). Las distintas ciados con un cambio hacia la urbanización y la liberación
bación encubierta de la tendencia consumista y las políticas eco- Esther Acevedo describe los años que van de 1926 a 1933 tendencias económicas, sociales y políticas de cada periodo, por económica al igual que con la consolidación del liderazgo civil.
nómicas liberales del gobierno durante este periodo2. como un periodo de consolidación e institucionalización del mu- tanto, ofrecen hitos convenientes, aunque ningún régimen presi- Fue Alemán quien renombró al partido gobernante: Partido
La constancia inconstante de Rivera a lo largo de estas décadas ralismo. Sostiene que de 1934 a 1940 se dio un debate animado dencial en sí pudo dictar el desarrollo del muralismo. Los artistas y Revolucionario Institucional (PRI), clausurando de modo simbólico
lo convirtió tanto en un poderoso intermediario de la cultura dentro sobre si los murales debían ser una manifestación artística nacional sus mecenas contaban con sus propias agendas; de igual modo, las las demandas radicales de la Revolución Mexicana. Estos años ates-
de un aparato cultural gubernamental en evolución como en un con- o una modalidad de política de masas internacional, pero a partir políticas partidistas, la función y el estilo en la arquitectura, y el tiguaron la proliferación del mecenazgo privado, ya que bancos y
traste para muralistas que buscaban alternativas al régimen hegemó- de 1940 «todo cabe en un jarrito», ya que el muralismo se convirtió público verdadero o presunto desempeñaron también su parte. hoteles emplearon muralistas para dirigirse a una clientela confor-
nico que ayudó a representar. Sus murales del Palacio Nacional, por en una forma consagrada de decoración nacionalista y los artistas El maximato bajo Calles y sus mandatarios en general se con- mada por turistas y la clase media en aumento.
consiguiente, sirven como marco eficaz para cualquier debate sobre emprendieron proyectos por todo el país4. Después de la Segunda cibe como un periodo de consolidación del Estado, incluyendo la for- La indulgencia hacia temas radicales en el arte mural du-
el desarrollo del muralismo durante estas décadas. Sin embargo, en- Guerra Mundial, la Guerra Fría cultural afectó a este cambio, al mación de un partido gobernante, Partido Nacional Revolucionario rante el maximato puede atribuírsele, en parte, a Narciso Bassols
tender el muralismo exige algo más que trazar la carrera de Rivera. igual que el deseo del Estado por pasar de los objetivos posrevolu- (PNR), y la supresión del comunismo. Y, sin embargo, diversos (1897-1959), un reformador marxista quien fungió como secretario
El periodo de 1930 a 1950 se caracteriza en gran medida por la insti- cionarios del agrarismo al desarrollo económico mediante la indus- proyectos radicales del muralismo, analizados más adelante, se lle- de Educación Pública entre 1931 y 1934. Bassols fue quien inauguró
tucionalización del arte mural como una forma de propaganda del trialización con el fin de sustituir las importaciones, el motor del varon a cabo durante este periodo. Asimismo, la finalización del la construcción y remodelación de más de cincuenta escuelas pú-
Estado en México y un significante de la modernidad mexicana en milagro económico antes mencionado. En el orden económico y Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México –donde Rivera vol- blicas en la Ciudad de México. Estas nuevas escuelas, diseñadas por
el extranjero. No obstante, en estos años el apoyo financiero federal político mundial de la posguerra, la figuración comenzó a vincu- vió a pintar su destacado mural del Rockefeller Center de Nueva York Juan O’Gorman (1905-1982) en un estilo funcionalista eficiente, es-
para los proyectos murales era, en el mejor de los casos, imprevisible. larse de manera simbólica con la amenaza soviética, en cuanto que la (El hombre controlador del universo, de 1934; cat. 190) en el atrio, frente al taban decoradas con murales que abrazaban las promesas de mo-
A la vez que el muralismo progresivamente deja de depen- abstracción se promovía como un emblema de la «libertad» que los mural mordaz, Katharsis (1934-1935; cat. 191), de José Clemente dernización del Estado. Si bien algunos artistas optaron por temas
der en exclusiva del Estado centralizado, proliferan otras formas de estados capitalistas occidentales resguardaban. El muralismo me- Orozco (1883-1949)– fungió como primer proyecto de sexenio en asociados con la literatura infantil y actividades de ocio, otros, como
mecenazgo. Si la Secretaría de Educación Pública (SEP) orquestó un xicano, por su afiliación cercana al comunismo, se enfrentó a nue- conmemorar, si bien tardíamente, el régimen de Calles. El carde- Pablo O’Higgins (1904-1983), ponderaron los debates contemporá-
sinnúmero de encargos en los años veinte; en las décadas siguientes vos retos que obligaron a artistas, críticos y tecnócratas a redefinir nismo, por el contrario, se consideraba más progresista con res- neos sobre la educación socialista. En sus murales para la Escuela
estas comisiones se extendieron hasta incluir varias administracio- la figuración como una variante local de un impulso estético uni- pecto a las demandas de la clase trabajadora urbana y rural. Emiliano Zapata, O’Higgins situó imágenes de niños vestidos
nes regionales y municipales, además de intereses privados, entre versal en lugar de una técnica para la socialización del arte5. Cárdenas levantó la prohibición que pesaba sobre el Partido en overoles entre escenas de mineros explotados, con españoles
destruyendo códices prehispánicos, mientras que algunas figuras, sino también los retos incipientes a la figuración realista social. Como Tamayo, Siqueiros comenzó una campaña contra el desintegrarse y Josep Renau (1907-1982) fue quien finalizó las pin-
en otra escena, señalan hacia una protesta de la clase obrera, adop- Además, recuerda la importancia en aumento de la Internacional folclorismo de Rivera o lo que llamaba el estilo «Mexican curious» turas–13. El equipo utilizó proyectores de fotografías, pigmentos de
tando el socialismo como un antídoto ante la opresión contempo- Comunista Soviética, o Comintern, durante los años de entregue- del artista, a finales de los años veinte10. Sin embargo, a diferencia nitrocelulosa y pistolas de aerosol para retratar las atrocidades
ránea e histórica. Estas escenas están con claridad en deuda con el rras. Como la mayoría de artistas analizados, Noguchi estaba en- de Tamayo, Siqueiros abogaba por un regreso –en lugar de un dis- del capitalismo y del fascismo y la promesa de la revolución prole-
mural de Rivera en el cubo de escaleras del Palacio Nacional, donde tonces obrando de acuerdo con el Frente Popular, una directiva tanciamiento– a las políticas radicales. Durante la siguiente década, taria. En vez de presentar una narrativa inconsútil en términos
el artista también muestra los abusos de los españoles para enfatizar establecida por la Comintern en 1935 que alentaba a los artistas a elaboró su crítica en una serie de artículos y ponencias. Siqueiros estilísticos, el mural está organizado a través de una serie de yux-
la promesa de un futuro marxista para México6. crear propaganda contra el fascismo. Con su rechazo del fresco tra- estaba en contra del «individualismo burgués» de Rivera e hizo un taposiciones radicales en cuanto a escala, temática y estilo, a partir
El mercado Abelardo L. Rodríguez en la Ciudad de México, dicional en favor de un material más moderno –el cemento– y su llamado a favor de la producción colectiva; desaprobó el fresco de las teorías del cineasta soviético Sergei Eisenstein (1898-1948),
el otro proyecto estrella del maximato, asimismo demuestra la to- predilección por la abstracción formalista sobre un repertorio vi- como un medio anticuado y entabló debates a favor de experimen- para involucrar al espectador emocionalmente en lugar de indu-
lerancia respecto a los temas comunistas durante este periodo, aun sual explícitamente nacionalista, Noguchi registró las objeciones tar con técnicas industriales que pudieran hacer que el arte mural cirlo a la contemplación pasiva.
cuando los artistas estaban sujetos a una supervisión mayor por de la época ante el arte mural de Rivera y la escuela mexicana que estuviera en consonancia con medios de comunicación de masas Si bien la temática en cuestión de Retrato de la burguesía refleja
parte del gobierno. Encargado en 1934 por Aaron Sáenz, goberna- éste ayudó a formar. como el cine y la fotografía; denunció el oportunismo de Rivera, no la tendencia general del Frente Popular, su mensaje tuvo que mo-
dor del Distrito Federal, y finalizado en 1936, el mercado incluye Estas objeciones están explícitas en las polémicas que em- sólo por su traición a Stalin, sino también por estar dispuesto a pin- derarse por presiones tanto del sindicato como de la Comintern.
murales de diversos artistas afiliados a la Liga de Escritores y Artistas prendieron en la década de 1930 dos artistas muy diferentes: Rufino tar para un Estado y partido gobernante corruptos, al igual que para En 1939, Stalin firmó el pacto Ribbentrop-Mólotov con Alemania
Revolucionarios (LEAR) comunista, entre los que se encontraban los Tamayo (1899-1991) y David Alfaro Siqueiros (1896-1974). Tamayo, los capitalistas estadounidenses; y, finalmente, lamentaba la ubi- y decretó que los artistas debían desistir de atacar al nazismo. Por
mexicanos Antonio Pujol (1913-1995) y Ramón Alva Guadarrama (ca. miembro del grupo de vanguardia Contemporáneos, criticaba la cación de los murales dentro de edificios corporativos y federales. tanto, aun cuando el proyecto de Siqueiros no logró cumplir con
1892-1946), además de los estadounidenses O’Higgins, Isamu mexicanidad «superficial» de la escuela mexicana desde la década Argumentó que los artistas necesitan encontrar maneras de crear los objetivos radicales que el artista había establecido para el mu-
Noguchi (1904-1988), Marion Greenwood (1909-1970) y Grace de 19209. Como una alternativa a lo que consideraba una lealtad pa- murales fuera de la arquitectura del poder11. ralismo, nos hace recordar la centralidad de esta manifestación ar-
Greenwood (1905-1979). A pesar de su frustración con la lealtad ternalista a lo indígena, argumentó que el arte debía mantener su Sus propias andanadas contra Rivera obligaron a Siqueiros tística en los debates internacionales sobre la política de masas.
de Rivera hacia Trotsky, la mayoría de muralistas pintaron ciclos que vínculo con los valores plásticos puros (en lugar de una postura po- a embarcarse en una fase experimental de producción de murales. Asimismo, revela la diversidad del arte mural en la década de 1930,
profesan una relación cercana con su estilo e iconografía. Los temas lítica) y se inspiró en el legado «intuitivo» (con lo que se refería a lo Llamó a su práctica alternativa arte mural «cinematográfico» que resultó del abandono relativo del medio por parte del régimen
tratados van desde protestas callejeras, cosechas y los beneficios de formal) de la escultura mesoamericana. En su primer mural termi- con el propósito de señalar la influencia de la teoría del cine mo- de Cárdenas. La búsqueda de mecenazgos alternativos provocó la
las vitaminas y alimentos indígenas hasta narrativas complejas nado, El canto y la música, de 1933 (fig. 11.4), Tamayo actuó conforme derno, en particular el uso del montaje, para activar tanto la su- salida de los artistas del aparato cultural del Estado; además de obli-
acerca de la explotación de los trabajadores por parte de monopo- a estas convicciones al representar una serie de figuras femeninas perficie pintada como al espectador12. Su obra Retrato de la burguesía, garlos a salir de la Ciudad de México.
lios extranjeros y la lucha incipiente contra el fascismo en la patria alegóricas simplificadas que cantan y tocan instrumentos flotando de 1939-1940 (pp. 182-187), realizado en la sede del Sindicato Algunos de los murales más importantes del periodo de en-
y en el extranjero7. en un espacio indefinido. Si bien su piel oscura habla de diferencias Mexicano de Electricistas (SME), culmina esta fase. El mural, un treguerras se llevaron a cabo en dos de los estados más singulares de
Quizás el mural que más intriga produce de los del mer- raciales, sus cuerpos redondeados provienen de la reducción mo- encargo del sindicato, se concibió para activar el cubo de escale- México: en el radical de Michoacán y en el de Jalisco, más conserva-
cado sea el relieve escultórico de cemento en color de Noguchi, La dernista de la forma más que de la cultura popular contemporánea. ras a través de una serie de perspectivas sintonizadas, mediante dor. Debido al énfasis de Cárdenas en la educación pública mientras
historia vista desde México, en 19368 (fig. 11.3). Su tratamiento casi abs- Tamayo seguiría con este acercamiento más alegórico casi hasta fi- estudios de movimiento, para recompensar al espectador que se des- fue gobernador de Michoacán (1929-1934), además del mecenazgo
tracto de la guerra, el fascismo y la resistencia marxista revela no nales de la década de 1960, con incursiones sólo ocasionales en los plaza. Siqueiros trabajó con un equipo de artistas con el fin de pla- emprendedor de Gustavo Corona, rector de la Universidad de
sólo la internacionalización del muralismo durante este periodo, temas políticos. near y llevar a cabo el proyecto –aunque el colectivo acabó por Michoacán, un sinnúmero de proyectos muralistas se realizaron en
Morelia, la capital del Estado. Estos murales sobresalen por la di- En una de las secuencias más poderosas de este ciclo inmenso, En tanto que Rivera disfrutó de una carrera tardía lucrativa anfiteatro del edificio neocolonial de la Benemérita Escuela Nacional
versidad de artistas empleados. En particular, Corona demostró Orozco coloca a los Dictadores (fig. 11.6) y al Despotismo junto a Las y, en algunas ocasiones, controvertida, embelleciendo hoteles, hos- de Maestros, en la Ciudad de México. La imagen, que mide diecio-
contar con conocimientos del género al contratar a las hermanas masas mecanizadas. Estas tres escenas sostienen que la mecanización pitales y grandes proyectos del Estado16, Siqueiros y Tamayo lucha- cho metros de alto por veintidós de largo, incorpora elementos del
estadounidenses Marion y Grace Greenwood al igual que a su deshumanizadora del capitalismo industrial es un legado de la con- ban por articular una defensa de la figuración más admisible emblema mexicano: el águila y la serpiente, que Orozco vuelve
compatriota Ryah Ludins (1898-1957), para llevar a cabo murales quista militar, pero en lugar de contrastarlo con el trabajador co- políticamente, aunque de manera muy distinta. Por un lado, en abstractos transformándolos en formas fragmentadas que parecen
al lado de artistas hombres14. Hasta ese momento sólo una mujer munista, como lo hace Siqueiros en el Sindicato Mexicano de 1944, Siqueiros había anunciado la segunda fase del muralismo al fundirse en instrumentos industriales dentados.
mexicana, Aurora Reyes Flores (1908-1985), había recibido el en- Electricistas, Orozco equipara los desfiles militares fascistas con las inaugurar su Centro de Arte Realista en la Ciudad de México. Desde La deconstrucción que hace Orozco de la bandera en
cargo de un mural público, El atentado a las maestras rurales (1936), atrocidades del Ejército Rojo, atribuyéndoles a ambos una voluntad esta postura abogó sin cansancio por un nuevo realismo definido Alegoría nacional refracta el símbolo del centro del mural de Rivera
en el Centro Escolar Revolución, en la Ciudad de México15 (fig. 11.5). de poder primitiva que transciende la dicotomía política de dere- en términos más humanísticos que revolucionarios. Por el otro, en el cubo de escaleras del Palacio Nacional, pero también acoge
Los estadounidenses Philip Guston (1913-1980) y Reuben Kadish cha/izquierda de la época. Tamayo introdujo una figuración mitopoeica que traicionó el im- el llamado de Siqueiros por un arte mural exterior integrado a la
(1913-1992) pintaron La lucha contra la guerra (1935), conocido a Los mecenas de fuera de la Ciudad de México tenían la es- pacto profundo del cubismo de Pablo Picasso y la abstracción bio- arquitectura. De hecho, Orozco colaboró con asesores técnicos de
nivel local como La inquisición. El ethos experimental de Siqueiros peranza de que los muralistas transmitirían un protagonismo na- mórfica. En la década de 1940, Tamayo empezó a explorar el trauma Siqueiros para diseñar una pintura sintética capaz de soportar la
inspiró a Guston y Kadish, pero ellos recurrieron al surrealismo cional a las historias y luchas locales en una época de gran tensión en tiempos de guerra en pinturas al óleo como El perro loco, de 1943 exposición a los elementos. En este sentido, esta obra parece salvar
para impugnar el fascismo y representaron a miembros del Ku entre los gobiernos regionales y los nacionales. Y algunos artistas (cat. 285); a partir de los años cincuenta, expandiría la escala y la am- el deseo inicial del arte mural de socializar las formas anticuadas
Klux Klan con el propósito de enjuiciar el racismo estadouni- sí pusieron de relieve la industria regional o episodios históricos bición de estas obras para crear pinturas de caballete monumenta- de la arquitectura colonial con la tendencia tardía del muralismo
dense. Sin duda, el mural es internacional en cuestiones temáticas, importantes; Morelos en Apatzingán (1932), pintado por Fermín les que conmutaban los temas mexicanos en meditaciones hacia la integración plástica. Pero aun cuando Orozco ajustó las líneas
sin embargo, el público local interpretó a los miembros del Klan Revueltas (1901-1935) en la Universidad de Michoacán, por ejem- «universales» sobre la desesperación existencial de la humanidad, abstractas de su mural con la forma parabólica del muro, Alegoría
como inquisidores católicos, una creativa aunque errónea inter- plo, rinde homenaje a José María Morelos, líder de la guerra de incluyendo su Homenaje a la raza india, de 195217 (cat. 297). nacional sigue enraizado en los temas del pasado. En la década de
pretación que nos hace recordar el poder de los espectadores para Independencia, quien ayudó a redactar una constitución nacional Aunque los muralistas mexicanos continuaron pintando de 1950, el muralismo descarta las preocupaciones posrevolucionarias
determinar el significado de los murales a pesar de las intencio- allí en 1814. Sin embargo, en estos escenarios más remotos, los ar- una manera figurativa, la tendencia internacional hacia la abstrac- relacionadas con la lucha armada y la clase trabajadora en favor de
nes de sus autores o mecenas. tistas también encontraron oportunidades para abordar las urgentes ción influyó en los murales tardíos de diversos artistas, incluyendo una mexicanidad decorativa que podría ser dispuesta en capas
La relación entre los abusos del pasado y los del presente, cuestiones internacionales de actualidad. Las tendencias estéti- a Siqueiros y Orozco. A principios de la década de 1940, Siqueiros como una piel sobre la arquitectura de estilo internacional. El
entre el fascismo en el extranjero y en el continente americano, apa- cas y políticas que abrazaron estos proyectos en Morelia y Jalisco puso toda su energía en experimentar con la arquitectura, de manera mural de Orozco parece anticipar la muerte de lo figurativo a manos
rece de un modo notorio en La historia de la conquista (1938-1939) de nos hacen recordar que hasta en la izquierda, la figuración puede literal, dándole nuevas formas a los muros para crear un imaginario del arte abstracto, al igual que la transformación del arte mural
Orozco, pintado en la capilla desacralizada del Hospicio Cabañas tomar muchas formas. Por desgracia, la mendacidad política de que alterna entre formas redondas y líneas arquitectónicas que su- en una forma de ornamento arquitectónico, aun cuando intenta
en Guadalajara, Jalisco. Orozco llevó a cabo varios murales en Jalisco, Stalin sembraría la sospecha en toda forma de figuración, que en la gieren tanto movimiento como la creación de trazos gestuales. criticar, a la manera ambigua típica del artista, la aceptación de la
bajo el mecenazgo de su gobernador, Everardo Topete, en los cuales era de la posguerra fue atribuida a una ortodoxia realista social que Orozco, aunque nunca fue tan experimental en relación a la téc- industrialización por parte del Estado. Como tal, nos hace recordar
exploró el pasado violento de México para abordar políticas con- nunca fue monolítica. Rivera siguió consiguiendo encargos impor- nica como Siqueiros, también jugó con la forma arquitectónica en la distancia que recorrieron los muralistas desde los orígenes he-
temporáneas. No obstante, a diferencia de la mayoría de artistas tantes en México hasta su muerte, pero su estilo agitprop no tenía va- uno de sus últimos encargos, Alegoría nacional, de 1948 (fig. 11.7), un roicos del movimiento y a pesar de la fuerza inexorable del estilo
afiliados al Frente Popular, Orozco lo ejecutó de esa manera con lidez en un mundo del arte internacional cada vez más orientado mural exterior pintado sobre la superficie cóncava del inmenso icónico de Rivera.
el fin de cuestionar no sólo el fascismo sino toda política de masas. hacia la abstracción de la Escuela de Nueva York.
1. Folgarait 1991. 11. Véanse Alfaro Siqueiros 1934; y «Los vehículos de la pintura dialéctico-subversiva»,
2. Zavala 2007. en Alfaro Siqueiros 1996, pp. 62-78.
3. Suárez 1972. 12. Mari Carmen Ramírez, «The Masses Are the Matrix: Theory and Practice of the
4. Acevedo 1984, pp. 5-8. Cinematographic Mural in Siqueiros», en Debroise (ed.) 1997, pp. 68-95.
5. Coffey 2012, pp. 49-63. 13. Jolly 2008.
6. Oles 1995. 14. Oles 2004.
7. Véase la revista, Crónicas, n.º 5-6 (2003), monográfico dedicado a los murales del 15. Geis 2008.
mercado Abelardo L. Rodríguez. 16. Un ejemplo es la controversia acerca de la consigna «Dios no existe», pintada en
8. Oles 2001. Sueño de una tarde dominical en la Alameda (1947-1948) de Rivera, un mural para el
9. Tamayo 1933. Hotel Alameda en la Ciudad de México y actualmente en el Museo Diego Rivera;
10. Para el uso que le da Siqueiros al término «Mexican curious», véase David Alfaro véase Rochfort 1993, pp. 173-175; Wolfe 1963, pp. 374-379.
Siqueiros, «Rectificaciones sobre las artes plásticas en México», en Tibol (ed.) 1974, 17. Coffey 2012, pp. 55-67.
pp. 43-46.
El acontecer del surrealismo en México en la década de los años treinta De este encuentro surge una forma de producción litera-
y principios de los cuarenta del siglo pasado muestra la problemática ria latinoamericana vinculada al concepto de lo real maravilloso,
de una identidad artística que se construye a partir del encuentro acuñado por el escritor cubano Alejo Carpentier (1904-1980) en su
entre surrealistas europeos y artistas plásticos y poetas mexicanos. prólogo a El reino de este mundo (1949), y formulado con base en el libro
Mientras que en México se manifestaba una polémica relación con Nach-Expressionismus (1925) del crítico alemán Franz Roh (1890-1965)
la vanguardia y dominaba desde la estética el encuentro con los propios y en los postulados de los manifiestos surrealistas de André Bretón.
valores culturales en las redes de la política, los surrealistas revisaban Autores como Miguel Ángel Asturias (1899-1974) relacionaron su
sus descontentos con el arte y la sociedad occidental, proponían otra obra con las intenciones de Carpentier de crear una identidad cul-
forma de creación sustentada en el libre fluir de la creatividad y desa- tural latinoamericana distinta a la europea y a la norteamericana
rrollaban su convicción de una revolución al servicio de la libertad. que posibilitara nuevos modos de autoconocimiento2. De modo
Dicho encuentro ocurre en un momento álgido del con- específico, lo real maravilloso radica en que lo real objetivo convive
flicto entre ideología y vanguardia. A mediados de los años treinta en un mismo plano con lo maravilloso, todo aquéllo vinculado
los totalitarismos en Europa impusieron el control de las artes y las con la magia, los milagros, lo mítico-legendario y lo fantástico.
letras bajo directrices normativas. Tal fue el caso del realismo so- Al interior de este mundo representado se desencadenan acciones
cialista de la Unión Soviética (1934) y del neoclasicismo, privilegiado que no se pueden explicar mediante la lógica natural; sin em-
por Hitler en Alemania en oposición al arte moderno, al que deno- bargo, los personajes asumen los milagros o lo maravilloso como
minó arte degenerado (Entartete Kunst), como una manera de aplicar parte de la cotidianidad3.
sus ideas sobre la pureza racial a la estética. Esta concepción sobre lo maravilloso y lo fantástico en
En aquellos años el desplazamiento de figuras capitales de América Latina, que Carpentier estructuró poco después de los
este movimiento debido al clima de guerra y represión en Europa viajes de los surrealistas a las Américas, ya estaba presente en al-
prolongó la vida del surrealismo en las Américas dejando legados gunas reacciones de los artistas visuales ante el surrealismo en
en distintas partes del continente1. En México, los viajes de Antonin México. En cierta forma el argumento de Carpentier sirvió de
Artaud (1936) y André Breton (1938) de París a México y el traslado base al polémico libro El surrealismo y el arte fantástico de México
de César Moro desde Perú (1938), marcan los inicios de la presencia de (1969) de Ida Rodríguez Prampolini, para quien el recurso de lo
los surrealistas de distinta orientación en tierras mexicanas. fantástico en el arte mexicano respondía a lo que esta autora de-
Wolfgang Paalen y Benjamin Péret y otros más llegaron al estallar nominó el racionalismo del surrealismo francés y a su vez ma-
en Europa la Segunda Guerra Mundial en calidad de visitantes, re- nifestaba el desencanto político y social con la posrevolución.
fugiados o escapados de cárceles y campos de concentración. El en- Según Rodríguez Prampolini hay un desplazamiento de lo po-
cuentro enriqueció a propios y extraños al intercambiar maneras lítico hacia la expresión de vivencias cada vez más personales4.
de entender el proceso creativo y sus relaciones con lo real y lo in- En México se conoció el surrealismo al poco tiempo de que
sólito, también con lo maravilloso. André Breton (1896-1966) publicara el primer manifiesto surrealista
358 RITA EDER
Gunther Gerszo (mexicano, 1915-2000), 359
El descuartizado ( L’écartelé), 1944, detalle de cat. 229
Fig. 12.1. Manuel Álvarez Bravo
(mexicano, 1902-2002), André Breton,
Diego Rivera y León Trotsky, 1938. Plata
sobre gelatina 20.3 x 25.4 cm. Colette
Urbajtel / Archivo Manuel Álvarez Bravo,
S.C., Ciudad de México
en 1924. Genaro Estrada, quien escribió, en 1925, la primera nota al nario y al concepto de realidad, intentó atraer la atención sobre Entre los artistas mexicanos de aquellos años, cuando la Breton y a su esposa Jacqueline Lamba (1910-1993) (fig. 12.1). No
respecto5, mostró cierto escepticismo ante el lado irracionalista de el surrealismo como un camino alternativo. Cardoza escribe en industrialización en México aún no era potente pero estaba en deja de tener interés el hecho de que ya en 1929 los surrealistas
la propuesta y, sobre todo, en lo que a la acción del sueño se refiere 1936 su bella carta a Breton: «México es tan concreto, tan arrai- marcha un incipiente capitalismo, la mezcla de sistemas econó- habían publicado en la revista belga Variétés un mapa simbólico
y su capacidad para transformar la realidad. gado, tan firmemente terrestre que se vuelve totalmente inmate- micos y culturales creaban un ambiente de superposiciones des- del mundo, lo que implicaba el deseo de expandir el movi-
La propuesta de Breton era ambiciosa en la medida en que rial», «He aquí la tragedia del artista en México […] Su realidad tan iguales y de imágenes que parecían flotar en contextos dispares, miento, y en el cual México ocupaba un espacio significativo.
su acercamiento crítico al concepto de realidad estaba estrecha- real y verdadera, nunca aparece suficientemente poética, es decir es el caso de Antonio M. Ruiz (1892-1964) y Manuel Álvarez Bravo En particular, Breton se acercó a México a través de José
mente ligado a su defenestración de la sociedad occidental. suficientemente concreta […] Estamos en la tierra de la belleza (1902-2002). Guadalupe Posada (1852-1913) y en 1937 escribió en la revista
Ambicionaba para el arte lograr «la absoluta realidad», donde se convulsiva, en la patria de los delirios comestibles. Nuestra poesía En los tempranos años treinta, Álvarez Bravo había explo- Minotaure un artículo sobre el grabador al que admiraba por su
mezcla lo onírico con lo real, o lo que el poeta llamó lo surreal, moderna, nuestra pintura […] sólo son todavía un testimonio rado desde una mirada independiente y un talento para cazar humor negro y su manera crítica de ver el mundo, un compo-
que liberaría el automatismo psíquico, o la creación y el pensa- hermoso de la superioridad del medio»9. imágenes lo superpuesto y lo insólito que circulaba en la cotidia- nente del ideario surrealista que Breton manejaba en forma
miento libre de la razón. nidad de la Ciudad de México. Atribuía a muchas de sus obras el abierta y a veces arbitraria.
Breton y su grupo se veían a sí mismos como artistas y EN EL PRINCIPIO factor errático anti-intelectual, la fuerza de la intuición y de la li- La intención de Breton era conocer el país, dar algunas con-
ciudadanos revolucionarios. En su segundo manifiesto, de di- En 1936 Antonin Artaud (1896-1948), hereje del surrealismo, llega bertad, la posibilidad de inventar y jugar, de bromear sobre sus ferencias y, sobre todo, entrevistarse con Trotsky con el fin de di-
ciembre de 1929, aun siendo miembro del Partido Comunista a México después de concebir el Teatro de la crueldad, del cual La hallazgos12. Un ejemplo es Parábola óptica (1931) donde la imagen señar una nueva política para el surrealismo. Con el líder de la
Francés, escribió que no estaba dispuesto a rendir cuentas a las Conquête du Mexique es su primer espectáculo. Este teatro de reno- invertida del anuncio publicitario de una óptica, señala la centra- Cuarta Internacional en el exilio, recorrió México y redactó el ma-
ideologías políticas en la medida en que éstas intentaban contro- vación sólo podía ocurrir en las antiguas cosmogonías. El tema lidad de un ojo recortado de su contexto (cat. 138). Se trata de un nifiesto Por un arte revolucionario independiente, que finalmente firmó
lar la imaginación del artista y su práctica. Al mismo tiempo, de- de la conquista le permite contraponer los valores espirituales de juego sobre la percepción de reflejos en las dos vidrieras de la óp- con Rivera –publicado el primero de octubre de 1938 en la revista
claró que, como ciudadanos, los surrealistas habían optado por aquellas civilizaciones frente al materialismo europeo. Su pasión tica y en la mirada de los transeúntes. En medio de ambos vidrios Clave, fundada por Trotsky–. Las clausulas más importantes del ma-
la doctrina marxista frente a los problemas sociales6. En el por las drogas, su viaje al país de los tarahumaras en búsqueda de surgen unos ojos abiertos y vigilantes que flotan en un ancho nifiesto referían al sentido revolucionario del arte incapaz de sub-
Congreso Internacional de Escritores, en París, en junio de 1935, un nuevo primitivismo y su mirada sobre la pintura de María plano oscuro, se reflejan de diversas maneras en el vidrio y dan a sistir dentro del estalinismo y del fascismo; de ahí la necesidad de
y en respuesta a la instauración en la Unión Soviética del zhda- Izquierdo (1902-1955) quedaron en los textos que escribió para la escena una sensación extraña entre lo inanimado y la ilusión su independencia, libre de imposiciones que constreñían en forma
novismo7, Breton citó a Karl Marx y su llamado a transformar el diversos suplementos culturales en México y en París10. Su misión, de lo pintado como algo actuante y vivo. Parábola óptica es, desde radical la libertad de la creación artística13.
arte y a Arthur Rimbaud en su deseo de transformar la vida. conocer el mundo indígena desde el norte del país y no desde las el título, un ensayo sobre la percepción y en particular sobre el Breton, además de encontrarse con Trotsky, deseaba la
Agustín Lazo (1896-1971) rescata esta última frase en su amplia grandes zonas arqueológicas ya descubiertas en la época, está li- ojo de la cámara que gira la imagen, un comentario sobre la ilu- internacionalización del surrealismo por medio de la ampliación
descripción del movimiento surrealista (1938), artículo que es gada a su deseo de lo instintivo y lo ritual como experiencia di- sión o manipulación de lo real. del círculo de artistas. Se entusiasma con Álvarez Bravo y Frida
considerado la mejor reseña sobre el tema antes de la llegada de recta de vida. Artaud encontró desde una consideración visual ese Kahlo. De ella ya había escrito sobre su capacidad para juntar la
Breton a México8. primitivismo que le atraía en la pintura de María Izquierdo. El POR UN ARTE REVOLUCIONARIO INDEPENDIENTE crueldad y el humor desde una fuerza mágica14 y con un elixir eró-
El poeta guatemalteco radicado en México, Luis Cardoza impacto del peyote le hacía dudar de los alcances del surrealismo Diego Rivera (1886-1957), una figura capital del arte y la política tico. Breton propone a Kahlo una exposición individual que des-
y Aragón (1901-1992), preocupado por el dogmatismo del rea- y lo onírico para lograr la transmutación de la realidad y la capa- en México, impulsó la gestión oficial que otorgó el asilo a León pués se transformará en una exposición más amplia: Mexique, que
lismo socialista y su impacto indirecto en la toma de posición de cidad de saltar sobre el tiempo, algo que también adjudicó al es- Trotsky y a su esposa Natasha Sedova. Un año después de la lle- abrirá en la galería Renou et Colle, de París, en marzo de 1939 y
algunos artistas mexicanos frente al tema de un estilo revolucio- píritu de las acuarelas de María Izquierdo11. gada de Trotsky, junto con Frida Kahlo (1907-1954), recibió a sobre la cual escribirá en la revista Minotaure15 (véase cat. 209).
Pareja Zoomorphe en gestación, de 1933 (Venecia, The Solomon R. el detalle y la impresión de monumentalidad. La permanente doble más cerca que nunca de tomar su verdadero lugar en la vida por Remedios Varo, ilustradora y pintora de fina imagina-
Guggenheim Foundation Peggy Guggenheim Collection), estuvo lectura anuncia su índole alegórica o ese constante ir y venir entre medio de la síntesis entre arte y ciencia. Dyn intentó otra relación ción cuya obra ha sido interpretada en clave esotérica y que ha
colocada enfrente de Las dos Fridas, de 1939 (Ciudad de México, lo representado y su condición de espejo, simulacro, encarnación, con la pintura y procuró alentar una reconsideración estética de recibido excelentes textos de escritores como Jorge Luis Borges
Museo de Arte Moderno). La posible explicación para relacionar sustituto de lo real, dentro de un proceso que equilibra las tradi- las culturas indígenas. Para ello encontró aliados en César Moro (1899-1986) y Octavio Paz, se instala con su esposo en la calle
las obras de Ernst y Kahlo, es el hecho de que el pájaro en el cuadro ciones visuales con la percepción del sujeto que mira, escudriña y Miguel Covarrubias (1904-1957) que escribieron en su revista Gabino Barreda, de la Ciudad de México, y pronto se les une
de Max Ernst es, según el experto en el pintor alemán, Werner y analiza las posibles interpretaciones. Quizá fue el carácter ines- sobre estos temas. Leonora Carrington (1917-2011). El grupo también estaría con-
Spies, su identificación con Leonardo y la adopción de un pájaro table de la obra que provoca la multiplicidad de significados, ade- formado por Esteban Francés (1913-1976) y otros más que los
como su alter ego17. En cierto sentido se trataría de una confronta- más de la yuxtaposición de sus partes lo que sugirió su inclusión EN LA CALLE GABINO BARREDA visitaban con frecuencia. Gunther Gerzso (1915-2000), escenó-
ción de autorretratos18. en la exposición. En diciembre de 1941 desembarcaron en Veracruz el poeta surrea- grafo y pintor mexicano, solía contar que, por recomendación
¿Cómo presentar el surrealismo en un país dominado por Existen varias crónicas sobre la inauguración de la expo- lista francés Benjamin Péret (1899-1959) y su esposa española, la de Juan O’Gorman (1905-1982) y al poco de que llegaran, ofre-
el realismo de varias vertientes, donde lo fantástico, lo sobrenatural sición y sobre los comportamientos, el vestuario y las opiniones artista Remedios Varo (1908-1963). Péret había luchado en la gue- ció trabajo como maquetistas al grupo que vivía en Gabino
y lo sorprendente había tenido otras vías de emergencia? Las ten- «del todo México» que asistió al acontecimiento. También se co- rra civil española y fue preso en Marsella bajo el régimen de Vichy. Barreda; así fue como se hicieron amigos. Esa relación marcó el
siones y diferencias de la exposición surgen de la presencia de un noce la reacción de la prensa que presentó dudas y rechazos. Los Al llegar a México, tras pasar un tiempo en Brasil recogiendo mitos inicio de Gunther Gerzso como pintor, quien trabaría una larga
cierto clima apocalíptico y de guerra en las obras de Max Ernst y que habían seguido el movimiento más de cerca pensaban que el nativos, experimentó sentimientos ambiguos ante el arte precolom- relación con el surrealismo. Pronto el grupo lo pondría en con-
Wolfgang Paalen, mientras Antonio Ruiz o Frida Kahlo escogen un evento era algo trasnochado y que el mejor momento del surrea- bino: por un lado fascinación y por el otro terror ante los sacrificios tacto con André Breton y publicaría en la revista VVV, que Breton
lenguaje visual con un mayor grado de figuración, si bien la atmós- lismo ya había pasado. Algunas obras de los artistas mexicanos fue- humanos. Uno de los legados importantes de Péret fueron sus re- dirigía en Nueva York (1942-1944), una imagen. El cuadro que
fera es inquietante y su simbolismo complejo. ron consideradas como forzadas en el contexto. La incomodidad flexiones sobre la barbarie de los sacrificios humanos. Su experien- Gerzso realizó para el número 4 de esa revista era justamente El
Para acercar la obra a algunas premisas freudianas del su- ante el surrealismo desató un debate sobre imaginación y raciona- cia en dos guerras europeas lo convenció de que mientras la guerra descuartizado (L’écartelé), de 1944 (cat. 229), la obra más destacada de
rrealismo, Antonio Ruiz, aconsejado por Inés Amor, cambió el lidad. En un tiempo de exaltación de la identidad nacional y del en Europa había sido la barbarie pura, las razones de los pueblos su periodo surrealista21.
simple título de su obra: Malinche, de 1939, por el de El sueño de la triunfo de la pintura mural, el surrealismo vino a interrumpir el ais- indígenas para el ritual del sacrificio estaban vinculadas con su «El descuartizado» es la fragmentación de una figura yux-
Malinche19. Se trata de un cuadro más bien pequeño, que podría de- lamiento mexicanista de aquella época y provocó incertidumbre cosmovisión. Sus poemas sobre el tema del sacrificio influyeron tapuesta a un paisaje roto que se cierra sobre la escena en la que
finirse como un paisaje encerrado (fig. 12.4). En ese espacio, cielo y entre lo propio y lo ajeno, una problemática central para la América en el famoso ensayo Crítica de la pirámide que Octavio Paz (1914-1998) ocurre un extraño ritual . El medio compositivo es una estructura
cueva a la vez, aparece recostada una mujer morena con el pelo Latina y herencia del colonialismo europeo en América. escribió a raíz de los eventos de 1968. Es mi opinión que este ensayo, que tiene algo de cubismo sintético y cuyos planos se transfor-
suelto, negro y ondulado: duerme, sueña o reflexiona con los ojos Después de la exposición, Paalen se dedicó a reinventar su que aparece a comienzos de 1970, después de la masacre de man en órganos vegetales. Sobre ellos se derraman pedazos del
cerrados. Es Malinche o el lado indígena de lo mexicano y origen pintura y se alejó por un tiempo del surrealismo En 1942, fundó Tlatelolco, fue influenciado por las impresiones estéticas y políticas cuerpo, huesos, pies y manos, y donde la vagina dentada repre-
del mestizaje. Es mujer y montaña, paisaje e historia inscrita en su la revista Dyn, del griego dynaton, «lo posible»: el arte de lo posible de Péret sobre el arte azteca. Paz interpreta la matanza de Tlatelolco senta un papel prominente. Es posible que de entre todos los
nombre y en la ciudad que carga sobre su cuerpo: Cholula o el ini- (véanse cat. 211, 212). La revista en su primer número incluye un ar- como el ritual del sacrificio que retorna en la modernidad desde un pintores mexicanos de aquel tiempo, fuera Gerzso quien abrazó
cio del triunfo de los españoles y la implantación del cristianismo tículo de Paalen, «Farewell to Surrealism», donde reflexiona sobre sistema piramidal y autoritario teñido por la sangre; aquéllo sobre con mayor convicción el surrealismo. Tiempo después, al con-
representado por esa pequeña iglesia que corona la montaña. Esta el sistema creativo como una energía que proviene de las leyes de lo que Péret escribió en su viaje a Chichen-Itzá y que en Georges vertirse en un pintor abstracto, interfería el orden de sus cuadros,
imagen se percibe como una suma de opuestos: lo cerrado y lo la física y no de lo onírico. Se despide amigablemente de Breton Bataille –quien en los años veinte escribió sobre los sacrificios des- de impecable factura, con peldaños y espacios oscuros funda-
abierto, lo arqueológico y lo cotidiano, lo natural y lo construido, y asevera que era el momento en que la creación artística estaba critos en los códices precolombinos– no es horror, sino fascinación20. mentados en la arquitectura maya que trastornaban el sentido
de lo abstracto y que él explicaba como su fidelidad al surrea- y su impacto en el trabajo creativo. Lo semejante fue la diver- quirúrgicos con el mismo propósito. El cirujano es también fotó- vinculado a la tradición del surrealismo etnográfico francés que
lismo constituido por la presencia de su subconsciente como im- sidad, el uso del collage desde el punto de vista conceptual y, grafo y esa doble profesión da lugar a la permanente ambigüedad amalgamaba el interés por lugares y objetos extraños situados en
pulso creativo. sobre todo, las nociones extremas del deseo y el erotismo. En S.nob del personaje. No hay tiempo real en la novela; sólo tiempo mental. ámbitos culturales lejanos y distintos a lo europeo24.
colaboraron los artistas visuales Kati Horna (1912-2000), José Todo ocurre al interior del sujeto y la novela sustituye la narración André Breton, que logró nuclear y expandir el surrea-
EL EFECTO SURREALISTA Horna (1912-1963), Leonora Carrington, Edward James (1907- objetiva por el sueño y la imaginación23. lismo, también logró desprendimientos disidentes del movi-
Durante la década de los años sesenta, un surrealismo diferente, 1984), Alberto Gironella, José Luis Cuevas (n. 1934) y Luis La idea del sacrificio ritual y la conexión de una doble y miento y fue atacado por Bataille, quien funda un movimiento
el de Luis Buñuel (1900-1983) y Georges Bataille (1897-1962), in- Buñuel. Para este último el surrealismo era una revolución que extraña relación entre cirugía y fotografía interesó a Gironella, aparte y a la larga opacará a la figura de Breton. La atracción por
fluirá poderosamente en el trabajo literario del escritor Salvador permitía la entrada a los impulsos que proceden del yo profundo ocasional colaborador de S.nob, quien había dedicado buena parte Bataille y sus escritos sobre la ritualidad y lo corporal violentado,
Elizondo (1932-2006), particularmente en la revista internacio- o la libertad de dar ocasión a lo que en el promocional de S.nob de su pintura a la familia real española, particularmente a las fi- está vinculada, por un lado, al interés de los surrealistas europeos
nalista S.nob y en su novela Farabeuf (1965). Asimismo, en la pin- se anunciaba como frustraciones, inhibiciones, afanes libertinos, guras de las infantas y a la del rey Carlos II, el Hechizado; sin em- llegados a México, como Benjamin Péret, por comprender el sa-
tura de Alberto Gironella (1929-1999) que, al igual que su colega fantasías eróticas cuyo propósito era «dar una imagen certera de bargo, su mayor interés eran Las meninas de Velázquez (1656, crificio humano como un ritual esencial inscrito en la estructura
y desde la pintura, quedó impactado con las imágenes del leng nuestro mundo». Madrid, Museo Nacional del Prado). En su serie de grabados, di- religiosa y de poder entre los antiguos mexicanos. Para Péret, al
t’sché, el sacrificio ritual que Bataille incluyó en su libro de 1961, En S.nob, la fotógrafa Kati Horna trabajó en varios núme- bujos y pinturas dedicadas al leng t’sché, Gironella cambia de lugar igual que para Bataille, el sacrificio humano también ocurre en
Las lágrimas de Eros. ros, particularmente, en el dedicado al fetiche que hizo en cola- a los personajes e incluye y transforma a la reina Mariana (fig. 12.5). la modernidad ante los miles y millones de muertos por la guerra
Elizondo fundó S.nob en 1962, su modelo en cierto sentido boración con Leonora Carrington. En este número se aludió a las Ocupando el lugar de la infanta Margarita, la figura central de civil española y la Segunda Guerra Mundial, y ello invoca lo sacri-
fue Documents de 1929-1930, cuyo editor fue Georges Bataille, di- teorías freudianas sobre el tema (Fetichismo, de 1927) en tanto ob- Las meninas, la reina, con su extravagante moda de gran peluca y ancho ficial desde el principio de los tiempos y se detecta en Occidente,
sidente del surrealismo. Documents fue una revista que congregó jeto inanimado investido de fuerza libidinal que genera al mismo vestido, sustituye al agonizante personaje desnudo y despelle- con una virulencia distinta, pero virulencia al fin. Por otra parte,
disidentes e inconformes de distinto tipo y que se anunció como tiempo atracción y repulsión. En cuanto a la influencia de Bataille, jado de la fotografía de 1905, quien al intentar un crimen pasa a las temáticas literarias y pictóricas referidas a lo corporal que se
«arma de guerra contra las ideas heredadas». Esas ideas heredadas en el ensayo Morfeo o la decadencia del sueño, Elizondo utiliza como sufrir dicho tormento. En esta escenificación el pintor se convierte empezaron a explorar en México en los años sesenta y setenta en-
eran las de Breton, y Bataille, Robert Desnos (1900-1945), Michel estrategia visual el collage, interpretado como una gran variedad de en bufón mientras los personajes reales contemplan la acción de contraron en Bataille un teórico afín a su interés y, fascinación
Leiris (1901-1990), y Carl Einstein (1885-1940) refutaron el auto- recursos literarios y visuales sin un discurso secuencial o coherente, los torturadores. por la violencia y el sufrimiento del cuerpo. Ambas problemáticas
matismo psíquico y la inmediatez de expresión en el arte, que sino fundamentado en la constante superposición o montaje quizá constituyen parte fundamental del corpus teórico de Georges
consideraban formas de idealización y lejanas a la vida material con el afán de simultaneidad. CONCLUSIONES Bataille presentes en dos momentos —muy diferentes entre sí— del
y a la naturaleza violenta del deseo. Documents tuvo un acerca- El número del artículo de «Morfeo…» (n°. 7, de 1962) está Este artículo sobre el surrealismo inicia con la presentación del surrealismo en México.
miento directo a la violencia y al sacrificio. Su contenido era he- dedicado a las drogas. En una de sus superposiciones podemos ambiente artístico mexicano a la llegada de los portadores del su- Prolongar el artículo más allá de las fronteras de sus lími-
terogéneo e incluía el arte, la antropología, la etnografía, el jazz, ver el retrato de Charles Baudelaire junto a una serie de ideogra- rrealismo europeo, quienes intentaban cambiar el concepto de tes cronológicos tiene como objetivo mostrar que el surrealismo
la cultura popular y otros géneros más22. mas chinos y, por primera vez, la imagen del leng t’sché que intro- realidad tanto en el arte como en la política. Al contacto con en México no fue de rápida absorción. Si bien existió un tipo de
La diferencia fundamental con respecto a S.nob fue la ra- duce las sensaciones de la tortura y el placer como parte del mismo México los surrealistas europeos desarrollaron un gran aprecio surrealismo que algunos nombraron fantástico y otros alegórico,
dicalidad de Documents en relación a lo popular, su acento sobre proceso. Elizondo publicó su novela Farabeuf en 1965; en ella el per- por lo popular y varios encontraron la manera de relacionarse, y que presenta interesantes tensiones entre lo propio y lo ajeno,
ciertos aspectos de la vida material, como el matadero, y el hecho sonaje principal es un cirujano que realiza intervenciones muy desde la mirada antropológica, con otros estilos de vida y con la entre modernidad e identidad; el surrealismo en el campo de lo vi-
de conceder vigencia a algunos aspectos de las teorías de Freud precisas y que además se dedica a la invención de instrumentos riqueza cultural y estética de lo indígena; algo en cierta medida sual realmente tardo en madurar y tuvo impacto e independencia
En sus Memorias, el cinefotógrafo mexicano Gabriel Figueroa (1907- El imaginario es el mismo para el cine y la pintura, pero
1997) cuenta que entre los invitados al preestreno de la cinta Flor ambas disciplinas tienen distintos recursos, tanto técnicos como
Silvestre, fotografiada por él y dirigida por Emilio Fernández en económicos4. Hacia los años treinta del siglo pasado, el cine en
1943, estaba el pintor José Clemente Orozco (1883-1949), quien re- México es un entretenimiento en vías de transformarse en indus-
conoció, en la composición de un encuadre, su obra El réquiem. tria. La lucha armada, si bien no detuvo la producción del todo, sí
Figueroa confesó al pintor que había copiado su litografía (cat. 150). ralentizó su desarrollo a tal grado que es hasta el año de 1917 en
Orozco contestó: «Pues sí, algo reconocí, pero me ha llamado la que comienza la producción de largometrajes de ficción nacionales.
atención la perspectiva, y sobre todo la transparencia que esto tiene, Entre 1917 y 1920, bajo la presidencia de Venustiano Carranza, se
que no llega a un fondo y se detiene, sino que sigue. Necesita usted producen treinta y ocho largometrajes; no obstante, sólo en
invitarme a verlo trabajar para ver cómo logra la perspectiva»1. Hollywood se producían, para 1920, alrededor de ochocientos lar-
El breve y famoso plano de Flor Silvestre es una cita, un frag- gometrajes de ficción anuales5.
mento del discurso fílmico en el cual Figueroa buscó reconstruir El cine mexicano de la época preindustrial (1896-1935), en
una obra pictórica. Esta especie de tableaux vivant no tiene más in- su intento de hacer películas «modernas», termina emulando al cine
tención que la mímesis. El fotógrafo no sólo reconstruye la com- italiano o estadounidense6. Es hasta la segunda mitad de la década
posición y la luz de la obra de Orozco, también reproduce la estática de los treinta, con el apoyo estatal y de la iniciativa privada, que co-
de los personajes. Este plano constituye una intersección formal de mienza a gestarse una verdadera industria y se puede hablar del ini-
dos discursos, cuyo carácter mimético será reproducido en diversas cio de la modernidad en el cine nacional, tanto en los sistemas de
películas de la así llamada Época de Oro del cine mexicano: los gra- producción, distribución y exhibición, como en las temáticas y la
bados de Leopoldo Méndez (1902-1969) en la cinta Río Escondido puesta en pantalla.
(Emilio Fernández, 1947), los escorzos de David Alfaro Siqueiros En esta década se da la transición del cine silente al so-
(1896-1974) en El rebozo de Soledad (Roberto Gavaldón, 1952), y la pers- noro7, son los años en los que trabaja en México el cineasta ruso
pectiva curvilínea del Dr. Atl (Gerardo Murillo, 1875-1964) en Sergei Eisenstein (1898-1948) (de gran influencia no sólo para ci-
Maclovia (Emilio Fernández, 1948), están entre los más famosos2. nefotógrafos como Gabriel Figueroa y Agustín Jiménez, sino tam-
El cine y la pintura en México, en la primera mitad del bién para artistas de la Escuela Mexicana de Pintura); es la etapa
siglo xx, no sólo tuvieron intersecciones formales, también coincidie- en que el cine mexicano oscila entre la exaltación nacionalista y
ron en su intención retórica. Ambas disciplinas abrevaron en un ima- los anhelos vanguardistas que culminan en la tardía asimilación
ginario común: los iconos a través de los cuales se pretendía construir de influencias extranjeras como el expresionismo alemán8; es la época
una imagen de «lo mexicano», luego de la Revolución3. El régimen en que se filman clásicos como Allá en el Rancho Grande, ¡Vámonos con
triunfante recurre al indigenismo, a los tipos populares, al folclor, al Pancho Villa! y El compadre Mendoza, de Fernando de Fuentes9; Redes,
pasado prehispánico y a la lucha armada, entre otras fuentes iconográ- de Fred Zinnemann, La noche de los mayas, de Chano Urueta, y La mujer
ficas, para integrar un discurso visual que legitime al nuevo Estado. del puerto, de Arcady Boytler.
Entre la producción mexicana de la década de los treinta está en el capítulo de la novela llamado El desertor, que constituye el crítica a Villa, puesto que en el panteón revolucionario de Cárdenas, desnudos, se lamentan a sus pies; un guerrero de inmenso tórax
destacan las cintas ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935), de Fernando de final alterno de la película, el cual se conocía –aunque con varian- sólo estaban Madero, Zapata, Obregón y Carranza16. del que se ignora si provocó el caos del que todos huyen al fondo
Fuentes, y La mancha de sangre (1937), de Adolfo Best Maugard, por tes– en una versión del guion, y que fue descubierto, en su versión La cinta de Fernando de Fuentes utiliza elementos del ima- o viene a sofocarlo.
la conexión retórica que sostienen con obras pictóricas de José filmada, en 1982, en una dañada copia de 16 milímetros. ginario revolucionario: el caudillo, la tropa, el campesino, para des- La pistola que lleva en la diestra continúa la línea del pul-
Clemente Orozco. Estas intersecciones parten de analogías forma- El final «oficial» de la cinta es aquél en que el último de los mitificar al héroe antes de que se transforme en una alegoría de la gar. Este detalle parece responder a una descripción que el escritor
les y van más allá10, instalándose en el terreno de la fábula o de la Leones de San Pablo, Tiburcio Maya, abandona a las fuerzas de paternidad y de la filantropía. En esa abrupta metamorfosis del cau- Martín Luis Guzmán (1887-1976) hace de Villa, en su novela El águila
alegoría para actuar como un dispositivo dual: de exposición y de Villa luego de que éste no quiso llevarlo a Zacatecas por miedo a dillo todopoderoso al guerrero irracional también radica la moder- y la serpiente (1928), sugiriendo que la pistola es como una extensión
crítica. Ambas películas son modernas por su producción, pero un posible contagio de viruela. Tiburcio se va desilusionado ca- nidad de la cinta y de la secuencia eliminada: el conjunto de planos de su cuerpo17. En general, el óleo muestra a un Villa ambiguo, tal
también por su lenguaje cinematográfico, que, lejos de buscar minando por las vías, en un final que es considerado por el crítico en los que se ve comer al caudillo (en el final alternativo), lo acercan y como lo expone la película. En la introducción de ésta, se califica
apropiarse de los hallazgos de la vanguardia de los años veinte, ge- Jorge Ayala Blanco como una antiepopeya13. No obstante, también al papel de ogro: un monstruo que devora todo lo que encuentra a a Villa como «desconcertante», y el adjetivo no se aleja mucho de la
nera secuencias sobrias y autónomas, como las que se exponen a puede ser una fábula que expone la ingratitud del héroe o la inge- su paso, incluso a sus aliados, quizá una metáfora de la misma descripción que hace Rafael F. Muñoz en la novela en que está ba-
continuación11. La autonomía alude exclusivamente al carácter nuidad del seguidor. Revolución. La manera de hacer explícitos esos rasgos sutiles en la sado el largometraje:
discursivo del cine, es decir, las secuencias autónomas son aquéllas El final alterno ocurre después de esta secuencia. Tiburcio construcción de un personaje se debe, en parte, al trabajo histrió-
cuya propia estructura argumental y visual les otorga indepen- ha regresado a su casa. Villa lo encuentra y lo invita a unirse de nico de Domingo Soler en el papel de Pancho Villa. 34 años de edad, cien kilos de peso, cuerpo musculoso,
dencia dentro del relato de la película. Son unidades de significa- nuevo a la causa. El campesino se niega y se justifica diciendo que La secuencia, y en general toda la cinta, es más cercana a la como una estatua. Su mirada parece desnudar las
ción integradas a la película, pero que pueden funcionar al margen no puede dejar a su familia. Villa entonces mata a la esposa y a la obra pictórica de José Clemente Orozco, que el famoso plano de Flor almas: sin interrogar, averigua y comprende. Es cruel
de la misma. hija de su ex colaborador para que no tenga motivos para quedarse. Silvestre. Un ejemplo de este diálogo entre la retórica cinematográ- hasta la brutalidad, dominante hasta la posesión ab-
Tiburcio indignado lo amenaza, pero cae bajo el fuego de un vi- fica y la pictórica está en las analogías formales al representar al am- soluta. Su personalidad es como la proa de un barco,
FÁBULAS DEL PODER O LA DESMITIFICACIÓN llista. Al final, el hijo de Tiburcio se va con la tropa. bivalente Centauro del Norte: en la película, el Villa paternal y divide el oleaje de las pasiones: o se le odia, o se le en-
DEL HÉROE Esta fábula cinematográfica (llamada por Ayala Blanco la dadivoso, que en una secuencia reparte maíz a los campesinos y les trega la voluntad, para no recobrarla nunca.18
En 1935, Fernando de Fuentes (1894-1958) dirigió ¡Vámonos con Pancho epopeya aberrante14) expone la crueldad del caudillo. En este con- promete tierras, trae una camisa blanca de manta anudada en la
Villa! Considerada por cierta crítica como la mejor película mexicana texto, Villa representaría la violencia irracional de un movimiento parte inferior, tal y como la porta en la secuencia del final alterno. La fábula del guerrero ambiguo y el seguidor ingenuo no es la
de la historia, la obra narra las andanzas de un grupo de campesi- revolucionario que atenta contra el pacífico trabajo agrícola encar- El padre generoso y el ogro devorador delatan en el atuendo dos fa- única con tintes de tragedia. Hay otra construcción retórica en el
nos, conocidos como los Leones de San Pablo, al lado de Francisco nado por Tiburcio, quien en plena revolución posee tierra y la tra- cetas de la misma persona (fig. 13.1). film que ostenta conexiones con la obra de Orozco, en este caso:
Villa. Su fidelidad, no a un ideal, sino al jefe de la División del Norte, baja en beneficio de su familia. Estas imágenes muestran similitudes con el óleo Pancho Bajo el maguey (1926-1928). En este dibujo a lápiz y tinta un gran ma-
les cuesta la vida o bien la desilusión. Moraleja posible: la muerte es el precio de la ingenuidad (o Villa, pintado por Orozco en 1931, en el que el jefe de la División guey, ubicado sobre una colina, domina la composición desde el
Dentro de la novela ¡Vámonos con Pancho Villa! (1931), de Rafael de la fe en el caudillo). O bien: los intereses colectivos (la Revolución) del Norte aparece vestido con una camisa blanca anudada en la centro. Sobre el piso se ven dos cuerpos: uno de una mujer y otro
F. Muñoz (1899-1972), en la cual está basada la cinta, hay incrustadas tienen prioridad ante la comodidad individual. Esta última hipó- parte inferior y un pantalón de manta blanco, a la usanza campe- de un hombre que perdió el sombrero además de la vida (cat. 76).
varias fábulas, algunas de las cuales fueron retomadas en la versión tesis se inscribiría en la línea del discurso oficial vigente durante el sina (fig. 13.2). Su sombrero es muy pequeño para el enorme y só- La obra tiene analogías formales con varias secuencias de la cinta,
cinematográfica adaptada por Fernando de Fuentes con la colabo- sexenio de Lázaro Cárdenas (1934-1940)15. Como ha señalado John lido cuerpo que lo sostiene. Es un Villa de rostro serio y mirada entre las que destaca aquélla en la que muere uno de los Leones de
ración de Xavier Villaurrutia (1903-1950)12. Una de las más crueles Mraz, la cinta también coincide con el cardenismo al permitir la fría, que no se sabe si defiende o castiga al hombre y la mujer que, San Pablo. En plano inclinado se ve el cuerpo inerte del guerrero
sobre la metralleta que acaba de robar al enemigo (fig. 13.3), la cá- La cinta fue filmada en 1937, pero la censura no permitió como en Aventurera (Alberto Gout, 1949). En esta alegoría fílmica, alegorías, las secuencias son saltos de la narrativa a la poética fílmica,
mara hace una sutil panorámica vertical dejando ver en el fondo exhibirla hasta 194321. La película narra la historia de Camelia (Stella la prostitución se ejerce aparentemente sin culpa alguna: la secuen- ejemplos de un cine que no es moderno por imitación o asimilación,
una trinchera llena de cuerpos. Inda), quien trabaja en el cabaret La mancha de sangre, donde conoce cia del striptease implica un gozo para quien baila y para quien ve, sino por los hallazgos visuales con los que construye su propia ruta.
Aquí no hay magueyes que reiteren la continuidad de la al joven e ingenuo provinciano Guillermo. Ella lo protege y se ena- para el cuerpo deseado y el cuerpo deseante. En la primera mitad del siglo xx el cine y la pintura se re-
vida o que se erijan como atributos del paisaje, en este plano sólo mora de él, hasta que Gastón, su proxeneta, lo golpea. El joven La mujer que danza pertenece a la estirpe de las que pue- troalimentan, comparten estrategias y retos para desplegar sobre
hay muerte: cuerpos, despojos, restos. La estruendosa máquina huye. Tiempo después regresa convertido en un mafioso. A punto blan los óleos de Orozco de tema cabaretero creados en los años el lienzo, el muro o la pantalla, composiciones visuales novedosas.
de matar sostiene en silencio el cuerpo de su raptor. Cual contra- de cometer un crimen, Camelia lo salva. cuarenta, como Las changuitas, de 1943 (fig. 13.6) o Cabaret mexicano, Así como los directores y cinefotógrafos echan mano de su cultura
plano del dibujo de Orozco, la tétrica estructura de metal y carne Gran parte de la modernidad de la cinta radica en la foto- de 1942-1943 (fig. 13.7): prostitutas bailando con clientes en un ca- pictórica, los pintores se dejan seducir e influenciar por el cine.
domina la composición que cierra la fábula cinematográfica del grafía de Agustín Jiménez (1901-1974)22, quien hace gala de su au- baret; jóvenes, casi niñas, con tacones, que se dejan abrazar, que sir- En el México posterior a la Revolución, los pintores pre-
valor y del olvido. dacia en la famosa secuencia del striptease, que sobrevivió a la censura ven para sostener el cuerpo o el discurso de los ebrios; hombres con tenden encontrar un estilo moderno y a la vez nacional. En ese con-
y que constituye probablemente el primer desnudo femenino total sombrero o con overol que aguardan el abordaje mientras beben texto, la obra de José Clemente Orozco destaca por su crudeza, por
ALEGORÍAS DEL DESEO en el cine mexicano no pornográfico23. una cerveza, cuerpos delineados contra el pálido rojo o el gélido la manera de sintetizar la estruendosa violencia del conflicto ar-
En su Autobiografía, José Clemente Orozco recuerda el momento, a prin- En una habitación, un grupo de hombres y mujeres azul, rostros cincelados por la hostilidad del ambiente y que, sin mado, la hostilidad de los barrios bajos. Ese interés lo comparte con
cipios del siglo xx, en que varios compañeros de generación decidieron beben. Uno de ellos pide a una prostituta que baile. Ella se sube embargo, se miran. En ambas obras, a pesar del ambiente mórbido, cineastas tan audaces como Fernando de Fuentes, quien –en com-
hacer pintura mexicana. Él hizo lo propio explorando los peores a una mesa. En una lenta panorámica vertical la cámara recorre el siempre hay un contacto visual que alude al deseo, una conexión plicidad con el fotógrafo Gabriel Figueroa– por un lado crea la
barrios de México: «En vez de crepúsculos rojos y amarillos pinté cuerpo de la mujer hasta tomarla en un plano medio en contra- óptica que es el preámbulo de un intercambio táctil. Tal es la rela- postal cinematográfica clásica del México rural en Allá en el Rancho
las sombras pestilentes de los aposentos cerrados y en vez de indios picada. Ella se desnuda y comienza a mover su cuerpo al ritmo de ción que mantienen los espectadores con la mujer que baila des- Grande, y por otro expone al ogro que habita detrás del héroe en
calzonudos, damas y caballeros borrachos»19. El mundo de la pros- un jazz lento. Un hombre le avienta un velo y ella baila con él. El nuda en La mancha de sangre. ¡Vámonos con Pancho Villa! Ese afán por buscar el verdadero México
titución habitado por esas «diosas radiantes» que poblaban las casas claroscuro logrado por Jiménez, utilizando una fuente de luz la- La capacidad retórica de estas secuencias y las estrategias que no en las montañas, sino en los burdeles, lo comparte con el pin-
de citas y los burdeles en la noche, fue parte de la primera exposi- teral, agrega sensualidad al baile. Lejos de cortar para dar sitio a a partir de las cuales permitieron que el cine mexicano comenzara a tor y cineasta Adolfo Best Maugard, quien –en colaboración con
ción de Orozco, llamada Estudios de mujeres, llevada a cabo en 1916, y las reacciones del auditorio, las incorpora. En varias sobreimpresio- hablar con un lenguaje propio, su autonomía, la manera en que fun- el fotógrafo Agustín Jiménez– en su único largometraje logra re-
que después sería conocida como Casa de lágrimas20. nes vemos el cuerpo desnudo de la mujer compartiendo el encua- cionan como recursos expresivos del lenguaje fílmico y, sobre todo, gistrar la podredumbre de la urbe sin renunciar al melodrama.
La sordidez y la violencia de los barrios bajos volvieron a dre con el rostro extasiado de los varones o el gesto de admiración la forma en que establecen conexiones con la obra de José Clemente Estos pintores, cinefotógrafos y cineastas convergen en la moder-
ser parte de sus fuentes en la década de los años cuarenta, época en de las otras damas (fig. 13.5). Composiciones que algo le deben a Orozco: dialogando en vez de ilustrar, citar o reconstruir, son ele- nidad de su lenguaje, en los recursos retóricos y visuales con que
la que se desarrolló en México un género cinematográfico de tema Eisenstein, pero que recuerdan a los retratos de Federico García mentos en los que fincan la vigencia de su modernidad. Fábulas o avanzan en su búsqueda de lo mexicano.
cabaretero, al que pertenece –en sus inicios– la película La mancha de Lorca y Antonieta Rivas Mercado de Emilio Amero en su técnica, y
sangre (fig. 13.4), dirigida en 1937 por el pintor Adolfo Best Maugard a las secuencias de montaje típicas del cine expresionista alemán
(1891-1964). Algunas de las secuencias de la cinta mantienen esa au- en su edición.
tonomía en la imagen que es atributo del cine moderno. Su papel En La mancha de sangre la prostituta no se redime por la
dentro de la historia es alegórico: es la representación concreta de muerte, como en Santa (Antonio Moreno, 1931), ni por la materni-
una idea abstracta, en este caso, el deseo. dad como en Víctimas del pecado (Emilio Fernández, 1950), ni por amor
1. Figueroa 2005, p. 50. 11. Se entenderá el término analogía de acuerdo con la definición expuesta por Helena
2. Ibid., p. 49. El contacto con pintores y obras es esencial en la creación de la obra ci- Beristáin: «semejanza o correspondencia dada entre cosas diversas»; Beristáin 1995,
nefotográfica de Figueroa. Durante su juventud, Figueroa vivió en una casa del barrio p. 253.
de Mixcalco, en la Ciudad de México, en la que conoció a Diego Rivera, Lola Cueto, 12. Se retoma el concepto de modernidad cinematográfica de Rancière, definida como
Manuel Rodríguez Lozano y Antonio Ruiz el Corcito. En la Liga de Escritores y Artistas aquélla que «opondría al cine clásico del enlace entre imágenes, narrativo o signifi-
Revolucionarios (LEAR), convivió con David Alfaro Siqueiros, Alfredo Zalce y Leopoldo cante, una autonomía de la imagen, doblemente marcada por su temporalidad autó-
Méndez. Por otro lado asegura haber tenido influencia de Jan Vermeer, Rembrandt, noma y por el vacío que las separa de las demás»; en Rancière 2005, p. 129.
Velázquez, Turner, Van Gogh, Gauguin, De Chirico, Manet, Durero, Goya y Kollwitz. 13. De acuerdo con Helena Beristáin, la fábula es una narración breve de un suceso del
3. Esta intersección formal no es el único nexo entre el cine y la plástica mexicanos en cual se desprende una enseñanza para el lector, llamada moraleja. «Se trata pues
los años cuarenta. Al inicio de la cinta Río Escondido (Emilio Fernández, 1947) hay de un género didáctico mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de
una secuencia en la que el mural Epopeya del pueblo mexicano (1929-1935), de los vicios locales o nacionales, pero también de las características universales de la
Diego Rivera, en el Palacio Nacional (véase fig. 11.1), le habla a la maestra Rosaura naturaleza humana en general»; Beristáin 1995, p. 207.
(María Félix). Aquí hay una inclusión: la película otorga peso visual y voz al mural de 14. Ayala Blanco 1993, p. 26.
Rivera. En María Candelaria (Emilio Fernández, 1943), por otro lado, el pintor que pre- 15. Ibid., p. 28.
tende retratar desnuda a la indígena de Xochimilco está basado en Rivera; véase 16. Esta tendencia se desarrolla en toda la cinta. Un ejemplo es la manera en que Villa
Arroyo Quiroz 2008. manda a matar a los enfermos de viruela para evitar un posible contagio de su ejército
4. Para más ejemplos de analogías entre cine y pintura en México, véanse Levín Rojo momentos antes de la toma de Zacatecas.
(dir.) 1996, y Monterde (ed.) 2013. 17. Mraz 2001, p. 93.
5. Si bien aquí no se discutirá la diferencia entre ambos medios, desde una perspectiva 18. «Este hombre no existiría si no existiese la pistola –pensé–. La pistola no es sólo su
teórica, se entiende esta diferencia a partir de lo planteado por Jacques Rancière, quien útil de acción: es su instrumento fundamental, el centro de su obra y de su juego, la
afirma que el cine empleó sus poderes visuales y sus medios experimentales para ilus- expresión constante de su personalidad íntima, su alma hecha forma. Entre la con-
trar viejas historias y las puso al servicio de una restauración de todo el orden repre- cavidad carnosa de que es capaz su índice y la concavidad rígida del gatillo hay una
sentativo postergado por la literatura, la pintura y el teatro; en Rancière 2005, p. 12. relación que establece el contacto de ser a ser. Al disparar, no será la pistola quien
6. García Riera 1998, p. 32. haga fuego, sino él mismo: de sus propias entrañas ha de venir la bala cuando aban-
7. Dos ejemplos de la asimilación del cine de acción estadounidense está en el par de dona el cañón siniestro. Él y su pistola son una sola cosa. Quien cuente con lo uno
producciones de Gabriel García Moreno: El tren fantasma (1927) y El puño de hierro contará con lo otro, y viceversa. De su pistola han nacido, y nacerán, sus amigos y
(1927), que pueden consultarse en línea en: http://www.filmoteca.unam.mx/cineli- sus enemigos»; Guzmán (1928) 1979, p. 184.
nea/html/silente.html. 19. Muñoz (1931) 2005, pp. 15-16.
8. La cinta mexicana que es considerada la primera con sonido sincrónico es Santa, de 20. Orozco (1945) 1999, p. 33.
Antonio Moreno (1931). Emilio García Riera asegura que el público fue quien atribuyó 21. Barajas Tinoco 2012, p. 10.
este privilegio a Santa, toda vez que años antes ya habían sido estrenadas varias cin- 22. Después de su exhibición pública no se supo nada de la cinta sino hasta 1993 en
tas con sonido directo o sincrónico; véase García Riera 1998, pp. 78-79. que fue localizada incompleta y restaurada por la Filmoteca de la Universidad
9. Los dos ejemplos más notables en este rubro son las cintas Dos monjes (1934) y El Nacional Autónoma de México: la copia que se conoce carece del sexto rollo de so-
misterio del rostro pálido (1935), ambas de Juan Bustillo Oro, con fotografía de Agustín nido y el noveno de imagen.
Jiménez, así como algunas secuencias de La mujer del puerto (1933), de Arcady 23. Para una mejor comprensión de la trascendencia de Agustín Jiménez en la fotografía
Boytler, en las que son notables el uso dramático de las sombras, los altos contrastes, y el cine mexicanos véase Rodríguez (dir.) 2007.
los planos inclinados y la deformación escenográfica para potenciar la expresividad 24. En la década de los años treinta hubo desnudos parciales en La mujer del puerto
de los personajes. (1933), de Arcady Boytler, donde una mujer ebria enseña los pechos; también hay
10. Allá en el Rancho Grande (1936) es la primera cinta nacional de exportación, la pri- una secuencia en la que se representa un sacrificio prehispánico y se ve el pecho
mera que obtiene un premio en el extranjero: Mejor fotografía para Gabriel Figueroa desnudo de una doncella en El signo de la muerte (1939), de Chano Urueta.
en el Festival de Venecia (1938), la que –aunque tenga antecedentes–, inaugura el
género de la comedia ranchera.
El objetivo de este ensayo es trazar el desarrollo y la transformación Álvaro Obregón, veía el estilo de tipo neocolonial como una solu-
de una práctica arquitectónica de vanguardia en México a partir de ción regional para reemplazar los estilos de construcción de inspi-
finales de la década de 1920 hasta principios de los años cin- ración francesa que caracterizaron al régimen de Porfirio Díaz. Las
cuenta. Esta cepa de arquitectura moderna comienza con lo que escuelas primarias Belisario Domínguez (1923) y Benito Juárez
se conoce como funcionalismo y culmina con una propuesta lla- (1923-1925) –construidas, respectivamente, por Edmundo Zamudio
mada realismo. Antes de analizar estos programas y sus desarro- y Carlos Obregón Santacilia– son ejemplos de este tipo de arquitec-
llos, es necesario especificar sus intenciones en términos de tura2. El funcionalismo, por otro lado, se apartó de lo que se percibía
vanguardia. Tanto el funcionalismo como el realismo ofrecieron como la ornamentación innecesaria de dicho estilo neocolonial y
estéticas novedosas que adoptaron una clara posición crítica contra buscó colocar la arquitectura moderna en consonancia con las ideas
los estilos de construcción predominantes de su época. Además, de la Revolución, al igual que con la vanguardia internacional.
acorde con la definición del crítico alemán Peter Bürger sobre la Durante la década de 1920, la empresa mexicana Tolteca,
vanguardia histórica, promovieron la integración radical de la prác- fabricante de cemento, se embarcó en una agresiva campaña me-
tica artística con la vida cotidiana1, algo que se llevó a cabo princi- diática para popularizar la construcción de la arquitectura moderna
palmente a través del carácter público y social de sus proyectos. a base de cemento. A través de las páginas de la revista editada por
Como con el muralismo mexicano, estos programas arquitectóni- la compañía, Cemento, los arquitectos locales se familiarizaron con
cos enfatizaron el carácter colectivo del uso y la recepción de los ejemplos de arquitectura moderna europea, incluyendo el pabe-
proyectos, que justificaban con su mera existencia un beneficio a llón de Le Corbusier (1887-1965) en la Exposition Internationale
la sociedad en su conjunto. En México, durante la primera mitad des Arts Décoratifs et Industriels Modernes, de París, en 1925, y
del siglo xx, esta postura se concibió en términos políticos y se ca- diversos edificios en la Weissenhof Siedlung, de Stuttgart (1927).
lificaba como «revolucionaria». Asimismo, por medio de la revista, la Tolteca comenzó a formular
el uso del cemento en la arquitectura moderna como la solución
FUNCIONALISMO más eficaz, en términos de trabajo, costo y tiempo, para satisfacer
El funcionalismo como un movimiento arquitectónico proponía las necesidades apremiantes de la población mexicana después de
que las necesidades concretas de las masas eran las mismas en todo la Revolución3 (véanse cat. 96-99).
el mundo y, por tanto, podrían resolverse de manera semejante, es En 1929 Juan O’Gorman (1905-1982) realizó la que se re-
decir racionalmente, independientemente de la ubicación. El mo- conoce en gran medida como la primera construcción funciona-
vimiento se contraponía al llamado estilo neocolonial que el go- lista en México: su casa familiar en San Ángel. Existe una evolución
bierno acogió después de la Revolución Mexicana, que, como su considerable en el estilo de O’Gorman si se compara esta casa con
nombre lo da a entender, constaba de fachadas ornamentadas ins- la residencia que construyó un año antes para Ernesto Martínez de
piradas en los edificios coloniales. Por un lado, José Vasconcelos Alba. Esto es apreciable en su uso de pilotes, la fachada de vidrio
(1882-1959), el secretario de Educación Pública bajo el presidente que define el segundo piso y algunos elementos expuestos, como
378 PAINT THE REVOLUTION Juan O’Gorman (mexicano, 1905-1982),
La ciudad de México, 1949, detalle de cat. 294
379
Fig. 14.5. Fotógrafo no identificado, 35 mm. Planoteca y Fototeca
En página opuesta, desde arriba Escuela Primaria «Estado de Jalisco» de la Dirección de Arquitectura y
a la izquierda, en el sentido de las agujas en la colonia Pro-Hogar, Ciudad de Conservación del Patrimonio Artístico
del reloj: México, diseñada por Juan O’Gorman, Inmueble, INBA, Ciudad de México
1932. Positivo a partir de negativo de
Fig. 14.1. Juan O´Gorman, Casa en
la calle de las Palmas, 81, San Ángel,
Colonia Altavista, D.F., 1929. Lápiz y
acuarela sobre papel, 19 x 26 cm. Museo
Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo,
INBA, Ciudad de México
los tanques de agua y la chimenea; características ausentes en la casa mecánico a la construcción. Además, la exposición de la chimenea públicas en todo el país. Ante los ojos del arquitecto, estas escuelas Alberto T. Arai (1915-1959), Raúl Cacho y Enrique Yáñez (1908-1990).
Martínez de Alba4. Sin embargo, no fue hasta aproximadamente y los tanques de aguas se ajusta a la preocupación constructivista cumplían el ideal vanguardista de integrar la práctica a la vida co- Como O’Gorman, consideraban al funcionalismo como un medio
1932, cuando el arquitecto construyó la casa y estudio para Diego de exhibir rasgos industriales tales como antenas, dispositivos de tidiana. Como con los murales, su uso y recepción eran colectivos. para organizar la vida colectiva y abordar los problemas de las
Rivera (1886-1957), que introdujo el discurso del funcionalismo al almacenamiento y plantas de energía. Más aún, a través de dichos proyectos el funcionalismo podía so- masas. Uno de los manifiestos de la Unión proclama como su mi-
contexto nacional (fig. 14.1). Con este contexto en mente, la concepción del estudio de lucionar los problemas de la sociedad mexicana posrevolucionaria, sión el resolver los problemas de vivienda del proletariado y los
En 1928, mientras que O’Gorman terminaba la casa Rivera de O’Gorman como una especie de fábrica, con sus insta- como el analfabetismo, de una manera más económica y eficaz. campesinos, además de generar espacios apropiados para el trabajo
Martínez de Alba, Rivera viajó a la Unión Soviética y se afilió al laciones funcionales y elementos expuestos, puede considerarse Como ingeniería, las escuelas de O’Gorman fueron el in- y el ocio9. Los arquitectos de la UAS construyeron escuelas, merca-
grupo Octubre, que contaba entre sus integrantes con los artistas bajo una nueva perspectiva. En este proyecto, O’Gorman empleó dicio de una nueva era de modernización internacional en el dos, hospitales y sedes de sindicatos. Yáñez diseñó, con Ricardo
El Lissitzsky (1890-1941) y Alexander Ródchenko (1891-1956), el ci- otro elemento recurrente en la arquitectura constructivista: un México posrevolucionario. La escuela que el arquitecto diseñó para Rivas (1913-1998), la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas
neasta Sergei Eisenstein (1898-1948), y los arquitectos Moisei puente que conecta dos estructuras distintas. El arquitecto usó la colonia Pro-Hogar en la Ciudad de México –la cual, desde varios (SME) (1936-1940), una construcción funcionalista que, además,
Ginzburg (1892-1946), los hermanos Viktor (1882-1950) y Alexander otra vez esta característica para conectar la casa y el observatorio ángulos, parece un barco– ilustra el impacto de la estética de la má- serviría como un tipo de barricada en caso de que los trabajadores
Vesnin (1883-1959), y el suizo Hannes Meyer (1889-1954). El año si- que diseñó para Luis Erro en la Ciudad de México, en 1933 (fig. quina en su obra (fig. 14.5). Una característica que también se en- sufrieran un ataque por parte de fuerzas reaccionarias.
guiente, cuando O’Gorman construía su casa familiar, los arqui- 14.3), y en la sede que planeó en 1934 para la Confederación de cuentra presente en la arquitectura constructivista, en Le Corbusier Mientras estos proyectos de vanguardia se llevaban a cabo
tectos suizos Paul Artaria (1892-1959) y Hans Schmidt (1893-1972) Trabajadores de México (CTM) (fig. 14.4). Este último proyecto, y en las obras y publicaciones de los estridentistas mexicanos7. La durante la década de 1930, la arquitectura moderna empezó a ser
construían las casas de Behn-Zollinger en la colonia del Valle en la que no se realizó, demuestra el conocimiento de la arquitectura estética de la máquina representaba, en esa época, una opción cos- aceptada por la mayoría de la población gradualmente. Arquitectos
Ciudad de México (fig. 14.2), y de ese modo introducían en el país constructivista internacional con el que contaba O’Gorman. El mopolita y, al mismo tiempo, racional para la arquitectura, el di- como Luis Barragán (1902-1988) y Augusto Álvarez (1914-1995) in-
una variación de la arquitectura constructivista de inspiración so- diseño propuesto –que presentaba dos construcciones colosales, un seño y el arte. La introducción de esta estética se puede considerar trodujeron la arquitectura moderna en el mercado inmobiliario
viética: aquélla formulada por el grupo ABC con el cual mantenían edificio administrativo y un auditorio– puede relacionarse con la radical en un país donde estilos como el llamado neocolonial aún mexicano con un éxito considerable. Esto era antitético a los obje-
un vínculo5. propuesta de Ginzburg para el Palacio de los Sóviets en Moscú predominaban. El funcionalismo adquirió una dimensión más po- tivos sociales del funcionalismo, estrictamente hablando. Se puede
Si bien el impacto de Le Corbusier en las construcciones de (1931), al igual que con el proyecto de Meyer para la Liga de Naciones lítica durante la década de 1930 con el surgimiento del fascismo en entender la consternación de un arquitecto como O’Gorman al ver
O’Gorman no debe subestimarse, también es importante reconocer en Suiza (1927). Europa y su impacto en el mundo entero. En una publicación de cómo los métodos que él elogiaba para solucionar problemas so-
la presencia de las soluciones y modelos constructivistas en su obra. Cuando O’Gorman comenzó a articular sus principios 1936 de Frente a Frente, la revista de la Liga de Escritores y Artistas ciales eran utilizados, cada vez más, para generar ganancias. De
El contacto de Rivera con el grupo Octubre, al igual que la arqui- sobre el funcionalismo, su entendimiento del término, como el Revolucionarios (LEAR), O’Gorman criticó la arquitectura de ins- hecho, a principios de 1936, suspendió su práctica arquitectónica
tectura del grupo ABC desarrollada por Artaria y Schmidt en de Rivera, parecía coincidir con el ethos del manifiesto publicado piración neocolonial no sólo por ser más onerosa que la construc- por casi una década y nunca volvió a construir una obra que evocara
México, introdujeron estas ideas como parte de sus referencias. Su por el grupo Octubre en 1928: la arquitectura debe subordinarse ción funcionalista, sino por ser también regresiva (por su exaltación abiertamente su periodo funcionalista.
residencia de 1929, por ejemplo, no parece seguir del todo el estilo a la tarea de servir a las necesidades de las masas y de organizar una de la época colonial) y, en general, irracional. Con su culto al pasado,
de arquitectura de Le Corbusier, principalmente los puntos que forma de vida colectiva6. La arquitectura moderna construida a afirmó, también se asemejaba a la arquitectura fascista construida TRANSICIÓN
éste desarrolló en Vers une architecture (1923). La fachada, por un lado, partir de cemento ofrecía el método más ingenioso, económico y por el nacional socialismo en Alemania8. En 1942, O’Gorman ganó el primer premio en un concurso orga-
se caracteriza por su gran volumen transparente, un aspecto encon- eficaz para lograr dicho objetivo. Con la designación de Narciso El clima político internacional en la segunda mitad de la nizado por el periódico Excelsior en el cual los artistas eran convoca-
trado en los proyectos de los hermanos Vesnin en la Unión Soviética. Bassols como secretario de Educación Pública en 1931, O’Gorman década de 1930 facilitó la formación en México de la Unión de dos a representar la ciudad. Su pintura de 1949 La ciudad de México
Este ventanal, además, es abatible; algo que imprime cierto carácter se embarcó en el proyecto masivo de construir docenas de escuelas Arquitectos Socialistas (UAS), entre sus integrantes se encontraban (cat. 294), ofrece una perspectiva de la urbe como si el espectador la
380 DANIEL GARZA USABIAGA ARQUITECTURA Y PRÁCTICA DE VANGUARDIA EN MÉXICO, 1928-1950 381
Fig. 14.6. Fotógrafo no identificado, Hotel
balneario San José Purúa en Michoacán,
diseñado por Max Ludwig Cetto (alemán,
1903-1980) y Jorge Rubio (mexicano,
fechas desconocidas), 1939-1940. Plata
sobre gelatina. Fondo Especial de la
Coordinación de Servicios de
Información de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Azcapotzalco,
Ciudad de México
observara desde lo alto del Monumento a la Revolución (construido por resonó en los arquitectos mexicanos. Más importante aún, sus cons- de las autarquías nacionales, del despertar de los pueblos colonia- El realismo propuesto por Rivera y O’Gorman guarda cierta
Obregón Santacilia entre 1933 y 1938) viendo hacia Paseo de la trucciones mostraron una nueva manera de relacionarse con el pai- les» representaba casi un acto político de autodeterminación14. relación con el realismo socialista en la arquitectura como se desarro-
Reforma, la Alameda y el Zócalo. La obra documenta el auge de saje de un modo contextual12. La atención en aumento hacia la obra Como Susanne Dussel Peters señala, diversos arquitectos de la lló en la Unión Soviética y sus estados satélites durante la década de
la construcción por el que estaba pasando la capital en ese momento. de Wright señala la emergencia de una especie de conciencia pan- Unión de Arquitectos Socialistas asistieron a las conferencias de 1940. Como la arquitecta polaca Helena Syrkus (1900-1982) lo resu-
O’Gorman la usó para criticar la utilización de la arquitectura mo- americana: el desarrollo de la arquitectura moderna en América Meyer y no se escandalizaron por sus críticas al funcionalismo. En mió en 1949 en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna
derna como negocio. En la superficie de vidrio de un rascacielos que tiene que tomar en cuenta su historia y paisaje, sus materiales y tra- cambio, apoyaron su nombramiento en 1939 como director del en Bérgamo, Italia, la arquitectura realista socialista evitaba las fa-
aparece en la pintura, se puede leer a la manera de un anuncio: «EDI- diciones de construcción. El arquitecto alemán Max Cetto (1903- Instituto de Planificación y Urbanismo15. chadas de vidrio de los edificios corporativos y las residencias
FICIO INTERNACIONAL […] OFICINAS EN RENTA». Como un producto del 1980), quien había trabajado en Estados Unidos con Richard Neutra privadas del estilo internacional a favor de un uso renovado de
mercado inmobiliario, desprovisto de las intenciones sociales del fun- (1892-1970) y conoció a Wright, llegó a México en 1938 y estableció REALISMO ornamentación como una manera de establecer cierta identifica-
cionalismo, la arquitectura moderna en México llegó a vincularse fuertes vínculos personales y profesionales con O’Gorman y Siguiendo el ejemplo de Wright, Rivera y O’Gorman desarrollaron ción entre los edificios y las masas a quienes buscaban prestar ser-
con lo que se conocía como el estilo internacional. Para O’Gorman, Barragán. Los tres arquitectos explorarían la relación entre la arqui- un estilo de construcción al que aludían como realismo, una al- vicio18. Rivera y O’Gorman pensaban de modo similar. Para ellos,
este estilo y el rascacielos eran totalmente idóneos para representar tectura y el paisaje durante la década de 1940. Cetto puede conside- ternativa de arquitectura regional que reflejaba una nueva aten- la referencia al arte y la arquitectura prehispánica ofrecía una vía de
las dinámicas de un capitalismo transnacional incipiente (corpo- rarse, con su Hotel Spa San José Purúa en Michoacán, de 1939-1940 ción hacia el paisaje y el contexto cultural, como un antídoto al identificación con las masas, y por lo tanto, promovía la cohesión
rativismo) que comenzaba a desarrollarse en México en la década (fig. 14.6), diseñado con Jorge Rubio, como el primer arquitecto que desarraigo del estilo internacional. Su diseño para el Museo social. Además del Museo Anahuacalli, otros proyectos calificados
de 194010. Muy parecido al capital e inversión transnacionales, un construyó en México un edificio que puede denominarse «regional» Anahuacalli (fig. 14.7) –levantado en la Ciudad de México para al- como realistas en México, como estadios y desarrollos de viviendas,
rascacielos como tal podía aparecer en cualquier ciudad del mundo, y «orgánico», categorías utilizadas para describir la obra de Wright13. bergar la colección de arte precolombino de Rivera y terminado por también parecen responder al llamado por una arquitectura de uso
con una arquitectura que no buscaba integrarse al contexto local. El llamado para el desarrollo de una nueva arquitectura re- O’Gorman en 1963, seis años después de la muerte del muralista– colectivo, un «regreso a las masas».
El origen «europeo» del estilo internacional en gran medida pudo gional en México a finales de la década de 1930 provino también de tiene una dimensión y monumentalidad, al igual que numerosos Esto no significa que el realismo en México haya seguido
haber conducido a O’Gorman, entre otros en México, a abjurar de lugares inesperados. Hannes Meyer, antiguo director de la Bauhaus motivos, que evocan el arte y la arquitectura prehispánicos. el modelo soviético, aun cuando compartía algunas similitudes.
cualquier construcción que evocara la obra de arquitectos suizos, y miembro tanto del grupo Octubre como del grupo ABC, visitó el Construido usando piedra local es, no obstante, moderno en su O’Gorman, por ejemplo, criticó al realismo socialista por sus fór-
alemanes o franceses. país en 1938 para asistir al Congreso Internacional de Urbanismo. apariencia: con sus grandes ventanales y un aspecto industrial que mulas prescritas y administradas así como por su falta de imagina-
Este rechazo a los estilos europeos de la arquitectura mo- El arquitecto suizo ofreció dos conferencias en la Academia de San remite a la estética de la máquina asociada al funcionalismo16. Con ción19. Su casa particular y estudio que construyó en la avenida San
derna se dio en tándem con una apreciación creciente por la obra e Carlos. En una hizo un llamado para el desarrollo de la arquitectura el Anahuacalli, Rivera y O’Gorman rechazaron las fórmulas del es- Jerónimo durante la segunda mitad de la década de los años cuarenta,
ideas de Frank Lloyd Wright (1867-1959). O’Gorman, por ejemplo, moderna y regional. En una crítica que parece dirigirse a O’Gorman tilo internacional, mismas que percibían como una extensión del en contraste, muestra un nivel profuso de imaginación (fig. 14.8).
visitó la residencia Kaufmann de Wright, también conocida como y la empresa Tolteca, Meyer afirmó: «Bajo la máscara de un preten- capitalismo transnacional, y erigieron un edificio que reconcilia El exterior de esta estructura –que O’Gorman en aquel entonces des-
Fallingwater, la Casa de la Cascada, en la Pensilvania rural poco des- dido “modernismo”, el edificio escolar situado en lo más profundo el lenguaje de la arquitectura moderna con el pasado prehispá- cribió como su única obra de arquitectura (sus obras del periodo
pués de ser terminada en 1939, y posteriormente describió esta ex- de la selva es ejecutado en concreto, cuando seguramente la madera nico17. Asimismo, como un museo, el Anahuacalli tenía la inten- funcionalista las calificaba como ingeniería)– presenta un juego su-
periencia como un momento decisivo en la transformación de su y el adobe, como materiales locales hubieran permitido una solu- ción de mejorar la sociedad a través de la promoción de la educación rrealista de relieves escultóricos de piedra que van de lo prehispánico
práctica11. Rivera llegó a describir a Wright como una especie de ción arquitectónica más económica y más natural. Todo porque y la cohesión social. Éstas eran las intenciones vanguardistas de a lo fantástico. Dicho tratamiento de la superficie ilustra el modelo
titán, capaz de reemplazar toda la arquitectura moderna europea. una empresa de construcciones quiere sacar dividendos máximos». su programa realista, el cual también concordaba con los ideales de síntesis de las artes (integración plástica) que Rivera y O’Gorman bus-
La admiración de Wright por la arquitectura prehispánica sin duda Para Meyer, la búsqueda de una arquitectura regional en «la época del funcionalismo. caban lograr en la arquitectura realista en el que pintura y escultura
382 DANIEL GARZA USABIAGA ARQUITECTURA Y PRÁCTICA DE VANGUARDIA EN MÉXICO, 1928-1950 383
Fig. 14.9. Fotógrafo no identificado,
Biblioteca Central, Ciudad Universitaria,
Ciudad de México, diseñada por Juan
O’Gorman, 1954. Plata sobre gelatina,
12.7 x 17.8 cm. Instituto de
Investigaciones Sobre la Universidad
y la Educación / Archivo Histórico
UNAM, Ciudad de México
quedan subordinados a la construcción. El interior de la casa se Jorge Bravo), la Biblioteca Central (de O’Gorman, Gustavo Saavedra 1. Bürger 1996. 12. Véase Juan O’Gorman, «¿Qué significa socialmente la arquitectura moderna en
2. Sobre arquitectura de estilo neocolonial, véase Fraser 2000, pp. 23-35. México?», Espacios, n.º 15 (1953), reimpreso en Rodríguez Prampolini 1982, pp. 87-90;
caracteriza por una cueva natural que funciona como su centro y y Juan Martínez; fig. 14.9), y los frontones (de Alberto T. Arai), 3. Sobre la empresa Tolteca y el uso del cemento en la construcción en el México pos- y O’Gorman, «Más allá del funcionalismo (II)» (1962), reimpreso en ibid., pp. 107-110.
área pública. Alrededor de esta cueva, O’Gorman construyó un todos ellos llevados a cabo entre 1952 y 1953. Como el Anahuacalli, revolucionario, véase James Oles, «La nueva fotografía y Cementos Tolteca: Una 13. Dussel Peters 1995, pp. 146-160; Daniel Garza Usabiaga, «Max Cetto: Protagonist of
alianza utópica», en Albiñana y Fernández (eds.) 1998, pp. 139-151. the Development of Modern Architecture in Mexico», en Cetto 2011, facsímil de la
espacio habitacional mínimo que evoca su periodo funcionalista. estas construcciones favorecieron la intención de vanguardia de 4. Me di cuenta de la existencia de esta casa gracias a Luis Carranza, quien también ed. de 1961, s.p.
Mediante el uso de murales y relieves realizados en piedra, desarrollar una arquitectura que organizara la vida colectiva en ofrece un análisis perspicaz de la relación entre el estilo neocolonial y el funciona- 14. Hannes Meyer, «La formación el arquitecto», conferencia dictada en la Academia de
lismo; véase Carranza 2010. San Carlos el 29 de septiembre de 1938, citada en Susanne C. Dussel Peters, «La ar-
O’Gorman articuló un ejemplo extremo de integración entre la espacios públicos, los cuales beneficiarían la emancipación de la 5. Ingberman 1994, pp. 108-110; Garza Usabiaga 2013, p. 128. quitectura de Hannes Meyer y Max Cetto: De la modernidad alemana a la mexicana»,
arquitectura y el paisaje, en el cual la casa parece ser la extensión sociedad en su conjunto. Como una alternativa regional al estilo 6. «October (Association of Artistic Labour): ‘Declaration’» (1928), reimpreso en Harrison en Hanffstengel y Tercero Vasconcelos (eds.) 1995, p. 263 n. 32.
y Wood (eds.) 1992, pp. 465-167. 15. Dussel Peters 1995, pp. 265.
de una cueva en el interior y del terreno en el exterior. Estos gestos internacional y su ideología, estos proyectos se contraponían 7. Véase el ensayo de Lynda Klich en este catálogo. 16. Rivera también combinó las estéticas del arte precolombino con las de la máquina
radicales, anatema para el realismo socialista soviético, forman al modelo predominante de construcción que en ese entonces se 8. Juan O´Gorman, «El Departamento Central, inquisidor de la nueva arquitectura», en su ciclo de murales en el Detroit Institute of Arts, en el cual parte de la cadena de
Frente a Frente. Órgano central de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. montaje evoca la forma de la diosa azteca Coatlicue.
parte de lo que distingue a la arquitectura realista tal y como se desarrollaba en el país: formulas derivadas del estilo internacional n.º 5 (agosto de 1936), p. 22, reimpreso en Rodríguez Prampolini 1982, pp. 79-80. 17. Véase, por ejemplo, Diego Rivera, «La huella de la historia y la geografía en la arqui-
desarrolló en México. apreciables, por ejemplo, en la mayoría de los edificios de la nueva 9. Véase Noelle 2001, pp. 200-202. tectura mexicana», en López Rangel 1986, pp. 96-116.
10. Juan O´Gorman, «Qué es la arquitectura de nuestra época» (1954), en Rodríguez 18. Crowley 2008.
El Museo Anahuacalli y la casa-estudio de O’Gorman en San Ciudad Universitaria20. La crítica hacia esta forma predominante Prampolini 1982, pp. 95-98. 19. Juan O´Gorman, «El panorama mundial del arte», en Rodríguez Prampolini 1982, p. 115.
Jerónimo ilustran el desarrollo de la arquitectura realista en México de construcción, desde la perspectiva del realismo, es más evi- 11. Juan O´Gorman, «Autobiografía» en O’Gorman 1973, pp. 137-140. O´Gorman también 20. La postura de O´Gorman en este sentido puede apreciarse en sus ensayos «Sobre
elogió la obra de Wright y reconoció su influencia en «Ensayo acerca de la arquitec- la arquitectura en México» y «Ensayo acerca de la arquitectura orgánica», ambos en
durante las décadas de 1930 y 1940, al igual que la manera en que dente en el diseño de la Biblioteca Central. En este proyecto, tura orgánica, que se refiere a la casa ubicada en Avenida San Jerónimo No. 162, San Rodríguez Prampolini 1982, pp. 11-14, y 128.
ésta continúa con las intenciones de vanguardia del funciona- O’Gorman rechazó la noción del rascacielos como un edificio Ángel, D. F.», una especie de manifiesto sobre el programa e intenciones de su casa-
estudio, reimpreso en Rodríguez Prampolini 1982, p. 128.
lismo. No es una sorpresa, entonces, que diversos arquitectos que transparente, cubierto con cortinas de cristal, a través de un trata-
se inclinaron por un planteamiento funcionalista en la década de miento de la superficie de la arquitectura mediante murales mo-
1930 adoptaran el realismo en los años cuarenta y cincuenta. No numentales hechos de piedras de distintos colores. A través de esta
fue hasta esta última década cuando el realismo alcanzó una espe- intervención, el espacio corporativo no sólo se transforma en un
cie de plenitud con proyectos para el nuevo campus de la espacio público dedicado a la educación; también la fórmula del
Universidad Nacional Autónoma de México, incluyendo el Estadio estilo internacional se transforma en una masa sólida y policro-
Olímpico (diseñado por Augusto Pérez Palacios, Raúl Salinas y mada, evocativa de la escultura prehispánica.
384 DANIEL GARZA USABIAGA ARQUITECTURA Y PRÁCTICA DE VANGUARDIA EN MÉXICO, 1928-1950 385
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Matthew Affron es el Curador Muriel y Philip Berman de Renato González Mello es investigador en el Instituto de Obras de Raúl Anguiano, Alberto Beltrán García, © Rafael Doniz: cat. 4 © Pedro Pardo: cat. 156
Arte Moderno, en el Departamento de Pintura y Escultura Investigaciones Estéticas, de la Universidad Nacional Autónoma José Chávez Morado, Arturo García Bustos, Alberto Agustín Estrada: cat. 155, 287; fig. 13.2 Paulina Pérez: cat. 17
Gironella, Jacob Lawrence, Roberto Montenegro, Estudio Urquiza Fotógrafos, Ciudad de México: © Arturo Piera: cat. 16
Europeas del Philadelphia Museum of Art. de México.
Juan O’Gorman, Pablo O’Higgins, José Clemente pp. 66-70, 182, pp. 184-187 Fernando Quintanar Salinas: cat. 61a, 62a, 63a,
Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo y © Michael Gerzso: cat. 229 64a; fig. 7.5
Mark A. Castro es curador asistente de proyectos en el Robin Adèle Greeley es profesora asociada de Historia del Alfredo Zalce, © VEGAP, Madrid, 2016 Laura González Flores: fig. 8.8 © The Alfredo Ramos Martínez Research Project,
Departamento de Pintura y Escultura Europeas del Philadelphia Arte en la University of Connecticut. Obras de Frida Kahlo y Diego Rivera © Banco de © Antonia Guerrero: fig. 7.7 LLC, reproduced by permission: cat. 4, 166-168;
Museum of Art. México Diego Rivera Frida Kahlo Museums Trust, Imaging Department © President and Fellows figs. 2.6, 9.3
Anna Indych-López es profesora asistente de Arte Ciudad de México / VEGAP, Madrid, 2016 of Harvard College: cat. 199 Alejandro Ramos Rambaud: cat. 6-7; fig. 2.1
Mary K. Coffey es profesor asociado de Historia del Arte en Latinoamericano del siglo xx en The City College y The Graduate Obras de Lola Álvarez Bravo y Edward Weston © Javier Hinojosa: cat. 14, 15, 72-74, 76, 158; © Fundació Josep Renau-València: figs. 1.6, 8.4, 8.6
Center for Creative Photography, The University figs. 13.6, 13.7 Lee Stalsworth: cat. 88
el Dartmouth College, Hanover, New Hampshire. Center of The City University of New York.
of Arizona Foundation / VEGAP, Madrid, 2016 Joseph Hu: cat. 46-52, 117, 125, 134, 138, 238-240, Stacey Rain Strickler: fig. 9.6
242, 243, 251, 252, 254, 255, 257, 259, 261-271, 273, Peggy Tenison: cat. 286
Dafne Cruz Porchini es investigadora postdoctoral en El Lynda Klich es profesora asistente de Historia del Arte en el Las fotografías de las obras han sido cedidas 274, 279 © 2014 Humberto Tachiquín Benito / tachi /
Colegio de México, A.C. Hunter College, The City University of New York. por sus propietarios o por las siguientes personas © 6223, 389256 INAH.SINAFO.FN: figs. 3.1, 14.7 tachiphoto, All Rights Reserved: cat. 189
o instituciones: © IISUE / AHUNAM / Colección Universidad / Tim Tiebout: cat. 8-11, 75, 77-86, 97, 135, 139, 143,
Rita Eder es investigadora y profesora en el Instituto de Joseph J. Rishel es curador emérito en el Departamento de © Acervo Documental y Artístico de Nacho Sección 09 Construcción Universidad, 146, 148-151, 169, 171-174, 180, 193-195, 225-228,
Investigaciones Estéticas, de la Universidad Nacional Autónoma Pintura y Escultura Europeas del Philadelphia Museum of Art. López. Familia López Binnqüist: fig. 14.7 CU-003461: fig. 14.9 248, 254, 256, 258, 260, 272, 276-278, 282, 283;
© Jorge Ramón Alva de la Canal: fig. 6.1 Francisco Kochen: cat. 92, 119, 295; fig. 6.3 fig. 3.5; pp. 140-147
de México.
Archives Charmet / Bridgeman Images: fig. 7.3 © 2016. Digital Image Museum Associates / © Colette Urbajtel / Asociación Manuel Álvarez
Juan Solís es investigador postdoctoral en la Universidad © 2016. Art Resource / Bob Schalkwijk / Scala, LACMA / Art Resource Nueva York / Scala, Bravo, S.C.: cat. 97, 138-140, 144; figs. 8.1, 8.8, 12.1
Daniel Garza Usabiaga es doctor en Historia y Teoría del Iberoamericana de la Ciudad de México. Florencia: cat. 233; figs. 2.7, 11.1, 11.2, 11.6, 12.2 Florencia: cat. 28, 157, 204 Mae Belle Vargas: cat. 281
Arte por la University of Essex; ha sido curador del Museo de Arte © Luisa Barrios: cat. 230, 232, 234 © 2016. Image copyright The Metropolitan Jorge Vértiz: cat. 1, 2, 18-20, 42, 89, 94, 95, 108, 112,
Moderno y del Museo Universitario del Chopo, de la Ciudad Mireida Velázquez es coordinadora del Programa de Estudios © Benton Testamentary Trusts / UMB Bank Museum of Art / Art Resource / Scala, Florencia: 177, 198, 241, 245-247; figs. 1.3, 2.4, 3.3, 4.1, 4.5,
de México. Curatoriales, máster en Historia del Arte, de la Universidad Trustee / VAGA, Nueva York / VEGAP, Madrid, cat. 59-64, 100, 142, 210, 244, 275; figs. 6.8, 9.1, 10.3 4.6, 4.8, 5.1, 5.3, 5.5, 11.5, 12.5, 14.2
Nacional Autónoma de México. 2016: fig. 10.3 Christopher Mir: cat. 147 Digital Image © Whitney Museum, Nueva York:
Emilio Breton: cat. 156 © D.R. Museo Nacional de Arte / Instituto fig. 10.4
Laura González Flores es investigadora en el Instituto de
Leticia Camacho Aguilar: cat. 29, 216 Nacional de Bellas Artes y Literatura, 2016: cat. 3, Graydon Wood: cat. 39, 57, 58, 124, 175, 207;
Investigaciones Estéticas, de la Universidad Nacional Autónoma © Catlett Mora Family Trust / VAGA, Nueva York / 5, 42, 89, 90; figs. 2.3, 2.8, 5.6, 6.7, 7.1 pp. 140-147
de México. VEGAP, Madrid, 2016: cat. 279, 281 © 2016. Digital image, The Museum of Modern
© Bettina Cetto: fig. 14.6 Art, New York / Scala, Florencia: cat. 30, 66-71,
© The Jean Charlot Estate LLC, reproduced by 126, 141, 142, 144, 154, 178, 179, 181-187, 202, 208; Las fuentes de algunos documentos fotográficos o
permission: figs. 6.3, 6.5 figs. 9.2, 9.4 la propiedad de sus derechos de reproducción no
© Christie’s Images Limited: cat. 219 © The Isamu Noguchi Foundation and Garden han podido ser identificadas. Informamos a sus au-
Detroit Institute of Arts / Bridgeman Images: Museum / VEGAP, Madrid, 2016: fig. 11.3 tores o propietarios de que sus derechos están re-
figs. 9.5, 10.2 © Estate of Gordon Onslow Ford: cat. 222, 224 servados
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AGRADECIMIENTOS
INSTITUCIONES PARTICULARES Irma Patricia Aguilar / Juan Carlos Pereda / Marina Pérez Amor / El Instituto Nacional de Bellas Artes, a través del Museo
Acervo Patrimonial Secretaría de Hacienda y Crédito Público / Lance Aaron / Agustín Acosta Azcón / Beatrice Affron / Ricardo Pérez Montfort / Julio Adrián Pérez Rivas / Joel Pérez del Palacio de Bellas Artes, agradece el apoyo para realizar la
Art Institute of Chicago / Biblioteca Nacional de Ciencia Elia Aguilar / Martín A. Aguirre Huerta / José Ignacio Aldama / Robles / Juan Antonio Pérez Simón / Nathaniel Popkin / exposición Pinta la Revolución: Arte Moderno Mexicano, 1910 -1950
y Tecnología «Ing. Víctor Bravo Ahuja». Instituto Politécnico Sandy Allen / Paula Álvarez Espitia / Carlos G. Amero Pliego / Madeline y Bruce Ramer / Fausto Ramírez / Alejandro Ramos / a las siguientes instituciones:
Nacional / Christie’s / Colección Fundación Televisa y Archivo / Lauren Anderson / Félix Andrada / Luisa Barrios / Florencia Sonja Reid / María y Manuel Reyero / Joseph J. Rishel / Norberto Amigos del Museo del Palacio de Bellas Artes
Colección Kaluz / Colección Pérez Simón / Dallas Museum of Art / Basurto / Ana Luisa Béjar / Esther Bell / Richard Bonk / Tim Rivera / Carmen Robles / Silvia Rocciolo / Lorena Rodríguez / Fundación Mary Street Jenkins
FEMSA / Foundation Dzhaparidze / Galería de Arte Mexicano / Burgard / Arturo Camacho / Diana Camargo / Melanie Cameron / Nathanael Roesch / Betsabeé Romero / Sophia Rosenfeld / Mark Consulado de México en Filadelfia
Galería Grimaldi / Galería López Quiroga / Harry Ransom María del Carmen Canales / Mary Cason / Fernando Chico Pardo / Rosenthal / Allison Rudnick / Isaura Ruiz / Adam Ryan / Gonzalo Mexican Cultural Center in Philadelphia
Center. University of Texas / Harvard Art Museums / Hirshhorn Agustín Coppel / Eduardo F. Costantini / Antonio Cruz González / Saavedra / Leonora Saavedra / Santiago Saavedra / Indira Sánchez
Museum and Sculpture Garden. Smithsonian Institution / Carmen Cuenca Carrara / Kathleen S. Curry / Carla y Alfonso Dau / Campos / Arturo Saucedo / Gretchen Sawatzki / Peter D. Bank of America es el Patrocinador Nacional de Pinta la Revolución
Hood Museum of Art. Dartmouth College / Instituto Cultural Carlos Dell’Acqua / Evelyn Domínguez / Paula Duarte Acosta / Schneider / Sharon Skeel / Naomi Slipp / María de los Ángeles en Estados Unidos
de Aguascalientes / Instituto de Investigaciones Estéticas, Christopher P. Espinosa / Lourdes Fava Aldrete / Camila Sobrino / Nancy Sojka / Allison Spangler / Katherine E. Staelin / En Filadelfia, la exhibición pudo llevarse a cabo gracias al
UNAM / Instituto Estatal de la Cultura, Guanajuato / Los Angeles Femenias / Alejandra Fernández / Consuelo Fernández / Roberto Jonathan Stuhlman / Edward Sullivan / Graciela Téllez / Graciela Fondo Nacional para las Humanidades, el Fondo Nacional para
County Museum of Art / Louis Stern Fine Arts / Lucid Art Fernández / Ana Flores / Amy Foley / John Fox / Kristen France / de la Torre / Patricia Torres / David Updike / Evelyn Useda las Artes, el Comité de Mujeres del Museo de Arte de Filadelfia, la
Foundation / Mildred Lane Kemper Art Museum. Washington Ysabel Galán / Patricia Gamboa / Claudia Garay Molina / Enrique Miranda / Catalina Valenzuela / Antonio del Valle / Jorge A. Fundación Robert J. Kleberg, Jr. y Helen C. Kleberg, PECO,
University in St. Louis / Modern Art International Foundation / García Formentí / Virgilio Garza / Laura y Jorge Garza Aguilar / Velasco Jiménez / Barbara Vogdes / Rowland Weinstein / Allison Christie’s, Bimbo Bakeries USA, la Asociación Mexicana de
Museo de Aguascalientes, INBA / Museo de Arte Carrillo Gil, Terri Geis / Kendy Genovese / Carlos I. Giralt-Cabrales / Lourdes Whiting / Richard Wisenbaker / Hernán Zambrano Treviño / Filadelfia en honor a Henry Clifford, y la Fundación Annenberg
INBA / Museo de Arte Moderno, INBA / Museo de Arte Moderno González / Manuel González / Silvia González Calderón / Michele Rebecca Zamora / Andrea Zorrilla / Ariel Zúñiga para Exhibiciones Importantes, con el apoyo adicional de Maude
del Estado de México / Museo Casa Diego Rivera, INBA / Greet / Pascual Gutiérrez Roldán / Katherine W. Hart / Caitlin de Schauensee, Barbara B. y Theodore R. Aronson, Martha
Museo del Estanquillo. Colección Carlos Monsiváis / Museo Haskell / Michael P. Hattis / Jodi Hauptman / Carla Henson / Hamilton Morris y I. Wistar Morris III, G. Theodore y Nancie
Francisco Goitia, INBA / Museo Nacional de Arte, INBA / Museo Kristoffer E. Hewitt / Judith Hochberg Scarsdale / Amanda Jaffe / Burkett, además de otros donadores generosos.
Regional de Guadalajara, INAH / Philadelphia Museum of Art / María Jiménez M. / Elise Johnson / Jennifer Jolly / Rachel Kaplan / Esta publicación en inglés y español fue posible gracias a la
Phoenix Art Museum / Promotora Cultural Fernando Uzyel Karp / Ilona Katzew / Mark Kelman / Alicia Kerber / Luis Fundación Mary Street Jenkins. La edición en inglés recibió apoyo
Gamboa, A.C. / Sala de Arte Público Siqueiros, INBA / San Antonio León / Mercurio López Casillas / Ramón López Quiroga / Tasha adicional de la Fundación Davenport Family, el Andrew W.
Museum of Art / San Francisco Museum of Modern Art / Secretaría Lutek / Mariano Marroquin / Elsa Martínez / Ernesto Martínez / Mellon Fund for Scholarly Publications del Museo de Arte de
de Educación Pública / Sindicato Mexicano de Electricistas / SURA / Marilyn Maxwell / William Maynez / Alexis E. McCarthy / Mark Filadelfia y, asimismo, de un programa de los Fondos J.M. Kaplan.
Taller de comunicación gráfíca / The Metropolitan Museum of McDonald / Rebecca McGrew / Sarah Meister / Ángeles Mejía / Cortesía de viaje para la exhibición de American Airlines
Art / The Museum of Modern Art / Throckmorton Fine Art / Vicky y Marcos Micha / Diane Miliotes / Mark Mitchell / Beatriz
Weinstein Gallery / Yale University Art Gallery Monsiváis / Mónica Montes / Tessy Mustri Katz / Andreas
Neufert / Marysol Nieves / Sarah Noreika / Wendi Norris / James
Oles / Isaura Oseguera Pizaña / José Ortiz Lanz / Brian Owensby /
Carlos E. Palacios / Mark Pascale / María Patiño Richarte /
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PINTA LA REVOLUCIÓN:
ARTE MODERNO MEXICANO
1910-1950
SECRETARÍA DE CULTURA Jefatura de registro y control de obra Iluminación Maricruz Andaya Bravo Nínive Salas Redmond / María José Sánchez Becarios
Daniela Rojas Ramírez Juan Manuel Ayala Quintero Rosa Arroyo Acosta Ramírez / Adacela Saucedo Rodríguez / Alejandra Calderón Ramírez / Wendy Del
Secretario Edith Sánchez Moctezuma José Antonio García Ruiz Arturo Caballero Menis Delfina María Soldati / Karla Téllez Jiménez / Río Cruz / Melina Figueroa Salgado / Erick
Rafael Tovar y de Teresa Óscar Pastor Plascencia Martín Castañeda Piña María del Rocío Camiruaga Pérez Fernanda Téllez Ruiz Antonio Juayek Tapia / Pilar Luevanos
Investigación fotográfica Edgar Castillo Reyes Maya / César David Martínez Bourguet /
Estela Fátima Treviño Tejeda Pintura Servicio social y prácticas profesionales Alaíde Ixchel Romero Hernández
INSTITUTO NACIONAL DE Joel Avilés Rojas Adrián Corona Álvarez Paula Alexia Arredondo Sánchez / Tania
BELLAS ARTES Y LITERATURA Subdirección de comunicación Rafael Castro Castro Maritza Crisóstomo Carrillo María Magdalena Arroyo Velázquez /
Roxana Romero Muñoz Benjamín Martín López Ana Esmeralda Escudero Alegría Stephany Arteaga Guerrero / Brenda ASOCIACIÓN DE AMIGOS
Directora general Manuel García Alvarado Lizbeth Castelán Herrera / Brayan Catorce DEL MUSEO DEL PALACIO
María Cristina García Cepeda Coordinación editorial Subdirección de arquitectura Ana Erika García Cruz Zacate / María Justa Cerón Mendoza / DE BELLAS ARTES, A.C.
Evelyn Useda Miranda Elvia Estella Pérez Samaniego Guadalupe Gerardo Ventura Jessica Cervantes Soto / Edgar Cordero
Subdirector general del patrimonio María Helena Rangel Guerrero Karen Aguilar Gutiérrez Martha González Enríquez Aguilar / Tiara Corona Baltazar / Laura Presidente
artístico inmueble Mariana Casanova Zamudio Ricardo González Quezada Nayeli Cuauthenco Yonca / Mónica Cruz Gabriela Ortiz de Garza
Xavier Guzmán Urbiola Julio Adrián Pérez Rivas Subdirección administrativa Sergio Armando Hernández Bucio Hernández / Paulina de León Ruiz / Arturo
José Luis Salmerón Benavides Judith Hernández López Escorza Pedraza / Matías Espinoza Jiménez / Vicepresidenta
Director de difusión y relaciones públicas Subdirección de difusión María de los Ángeles Kennedy Saldívar Jessica Guerra Flores / Beatríz Gutiérrez Gloria Amtmann Aguilar
Roberto Perea Cortés Mónica Mora Calderón Control presupuestal Alfredo Javier López Gómez Ávila / Karen Gutiérrez Rossi / Eduardo
Verónica J. Gómez Sánchez Bertha Alicia Abarca Estrada Eva Linares Guzmán Gutiérrez Hernández / Aritzel González Tesorero
Coordinadora nacional de artes visuales Andrea I. Maciel Ortega Reyna Antonia López López Saucedo / Omar González Saucedo / Aremi Enrique Tovar Milán
Magdalena Zavala Bonachea Programación y presupuesto César Meza Barajas Rubí Hernández Méndez / Maricruz
Subdirección de mediación Karla Briceño Saquedo Margarita Meza Barajas Hernández Méndez / Marco Antonio Secretario
y programas académicos Gloria Hilaria Molina Cano Hernández Santiago / Lucina Hernández Luis Figueroa Ávila
MUSEO DEL PALACIO Marie Krystel Sánchez Riot Recursos financieros Cyntia Mahogany Molina González Vega / María Teresa Herrera Ortíz / Ximena
DE BELLAS ARTES Guillermo Erik Sánchez Millán Guillermina Moreno Núñez Herrera Pérez / Yeshúa David Hinojosa Directora ejecutiva
Proyecto de mediación Abraham Israel Estrada Castillo Sandro Mújica Gallardo Romero / Laura Cristina Huerta Caballero / Patricia Bessudo Birman
Dirección Cecilia Reyes Hernández Georgina Lira Muñoz Marcela Núñez Jiménez Melissa Jaramillo Nieto / Liliana Jiménez
Miguel Fernández Félix Jair Antonio García Moctezuma Gerardo Andrés Hernández López Silvia Leonor Ocampo Euan Estrada / Triana Martínez González / Subdirectora
César Blanco Torres Arturo Ochoa Rojas Estefanía Laguna Vázquez / Erick Giovanni Deidré Guevara Gallegos
Subdirección técnica Tania Martínez Onofre Jurídico Leticia Ortiz Mendoza León Miramón / Marlene López Alvear /
Andrea de Montserrat Villalba Camacho Jorge Arturo Calderas Winder María Angélica Ramírez Rodríguez Karla López Mendoza / Antonio Maya Promoción y desarrollo
Atención al público Frida Rivera de la Selva Juan Carlos Reyes Pérez Miranda / Magda Millán Uribe / Julieta Karla Flores Solórzano
Coordinación operativa de la dirección Rosaura Crispín Hernández Rubén Reza Morales Muñoz Portal / Claudia Elizabeth Nava
Claudia Elizabeth Sagredo Suazo Informes y visitas Rogelio Sánchez Rodríguez Díaz / Diana Orobio / Sandra Pérez Contadora
Samantha Rodríguez Santiago Programa académico Estefanny Ortiz Castro Julio César Sánchez Rosas Jiménez / Gilda Pérez Larrañaga / Edgar Rocío Jiménez Monroy
Claudia Marcela Ojeda Franco Alma Rosa Bucio Romero Ivon Alejandra Santa Cruz Ortiz Pingarroni Martin del Campo / Sonia
Proyectos especiales Gabriela Domínguez Soto Valeria Soto Concha Pizano Olivo / María Fernanda Ramírez Vocales
Carlos González Morales Subdirección de museografía Socorro Nila Cano Reyes Alma Paola Torres Pantoja Navarro / Daniel Fabián Reyes Espinos / Ana Cristina Cabezut Madaria
Víctor Hugo González Guadarrama Teresita de Jesús Gallegos Alcocer Daniela Ríos Simota / Gabriela Rodríguez / Ana Luisa Lerdo de Tejada de Landucci
Subdirección de exhibición Imanol Meza Coriche Voluntarios Evelyn Romero Zamudio / Stephanie Ruiz Ignacio Garza Medina
Arturo López Rodríguez Liliana Chapina Barbosa Seguridad Karen Bonilla Guerra / Rodrigo Canela Pellón / Mariela Alejandra Sánchez Avilés / Gabriela Gout de Kalb
Francisco Amado Martínez Cruz Velázquez / Monserrat Cornejo Quiroz / Maricela Sánchez Flores / Mariela Sánchez Hugo Cervantes Vallejo
Jefatura de exhibición Taller de museografía Cesáreo Jesús Lomelí Manríquez Fernando Gutiérrez Monroy / Alejandra Nafate / Linda Isabel Santillán Sánchez / Lina Botero Zea
Antonieta Bautista Ruíz Simón Buenrostro Galicia Francisco Javier Martínez Ortiz Paola Hernández Jiménez / Ana Laura Brandon Alexis Santos Sorroza / Jaqueline Lulú Ramos Cárdenas de Creel
José Alfredo Banda Ávila Silvia Badillo Ramos Martínez Jaramillo / Victoria Martínez Torres del Ciprés / Claudia Berenice Tovar Regina Gout de López
Asesor académico José Luis Marín Muñoz Jaramillo / Pilar Luevanos Maya / Ilse Rayas / María Fernanda Vargas Alcántara / Sergio Berger Alazraki
Roberto Ruiz Guadalajara Salvador Salcedo Aguilar Equipo del Museo Murillo Torres / Loida Ramos Galindo / Karla Velázquez Garnica / Guadalupe
Gregorio Perdomo Miramontes del Palacio de Bellas Artes Christian Iván Pérez Garfias / Jacqueline Vidal Anaya / Jacqueline Verduzco López /
Gestión de exposiciones Juan Márquez Salazar Crescencio Aguilar Tapia Rocha Soto / Mayra Alejandra Romero Cruz / Marisol Zenil Zamora
Mariana Morales Cortés Roberto Romero de la Torre Reyna Aurora Aguilar Tapia
Adriana López Álvarez Livia Albarrán Perales
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PHILADELPHIA Cynthia M. Albertson Diseño gráfico y editorial Mekala Krishnan Finanzas Jessica Donnelly Caitlin Mary Mahony Jane Landis
MUSEUM OF ART Restauradora Luis Bravo Intérprete de colecciones Robert T. Rambo Técnica en instalación y embalador Asistente de marketing Coordinadora de colecciones
Nancy Ash Director creativo y de compromiso Jason Little Director financiero David Gallagher Justin Rubich Shelley R. Langdale
Dirección general Restauradora principal de obras de arte de marca Gerente de oficina Coordinador de salida de préstamos Asistente ejecutivo Curadora asociada de grabados
Timothy Rub en papel Charles K. Williams, II José Cazares Sara Moyn Recursos humanos Eric Griffin Shen Shellenberger y dibujos
Director George D. Widener y CEO Kate E. Cuffari Diseñador gráfico Productora de programas nocturnos Greer Diefenderfer Coordinador de instalaciones Asistente de departamento Eleanore Neumann
Gail M. Harrity Restauradora asociada Tammi Coxe Suzannah Niepold Directora de recursos humanos Chris Havlish Claire Stidwell Becaria curatorial Suzanne Andrée
Presidente y directora de operaciones Christopher Ferguson Gerente de producción Gerente de servicios para maestros Meredith F. Clayton Técnico en instalación y embalador Gerente de comunicaciones Joshua Rickards
Alice O. Beamesderfer Restaurador de marcos de conservación Gretchen Dykstra Claire Oosterhoudt Gerente de beneficios y retribuciones Kristen Lynne Jordan de marketing Instalador
Subdirectora Pappas-Sarbanes Scott Homolka Editora principal de marketing Coordinadora de eventos nocturnos Jessica M. Marinelli Técnica en instalación y embalador Nathaniel M. Stein
para colecciones y programas Restaurador de obras de arte en papel Kelly Edwards Damon Reaves Gerente de recursos humanos Mark Martinez Membresía y servicios Becario curatorial Horace
Jeffrey N. Blair Teresa Lignelli Diseñadora gráfica Curador asociado de educación, Teresa Smith Chófer / Técnico en instalación al visitante W. Goldsmith en fotografía
Asesor general y subsecretario Restauradora principal de pintura Paige Hanserd participación de la comunidad Asistente de recursos humanos y embalador Jessica Sharpe
Nicole K. Allen White Aronson Diseñadora gráfica y accesibilidad Richard Meller Directora de membresía y servicios Publicaciones
Directora de asuntos gubernamentales Sally Malenka Amy Hewitt Adam Rizzo Tecnología de información Técnico en instalación y embalador al visitante Sherry Babbitt
y relaciones exteriores Restauradora principal John y Chara Editora Pedagogo del museo, enlace e interpretativa Joseph Pillari Kerry DiGiacomo Directora William T. Ranney
Mary-Jean Huntley Haas de artes decorativas y escultura Erika Remmy de colaboración con escuelas William Weinstein Técnico en fabricación de montaje Gerente de investigación de público de publicaciones
Asistente ejecutiva principal Jason Wierzbicki Editora Emily Schreiner Director John H. McFadden Kevin Reissmann Aidan Vega Richard Bonk
del director Fotógrafo de restauración Sarah Roche Curadora Zoë y Dean Pappas y Lisa D. Kabnick de tecnologías Técnico en instalación y embalador Directora de membresía Gerente de producción de libros
Julie Good Técnica de catalogación de educación, programas públicos de información e interpretativas Hiro Sakaguchi Laura Weiss Mary Cason
Subdirectora de administración Desarrollo Maia Wind y aprendizaje en salas Peter Alt Técnico en instalación y embalador Asistente de investigación Editora
Catherine Herbert Jonathan L. Peterson Editora principal de colecciones Brittany Shandler Programador interactivo Joseph Troiani de público Sarah Noreika
Coordinadora de investigación Director de desarrollo y señalización Pedagoga del museo para programas Roger Brooks Técnico en instalación y embalador Kevin Wonder Editora
y documentación de colecciones Jane Allsopp para la comunidad Técnico de audiovisuales Noah Kramer Yoder Director de servicios al visitante David Updike
Anastasia Dawn Hughes Directora principal de donaciones Educación Rebecca E. Winnington Stephen A. Keever Técnico en instalación y embalador Editor
Asistente administrativo importantes Marla K. Shoemaker Coordinadora de guías del museo Gerente de servicios audiovisuales Estudio de fotografía Jenn Zahorbenski
Mary Assini Curadora principal Kathleen C. Jessica Milby Biblioteca y archivos Justyna Badach Gerente de oficina
Pintura y escultura europeas Ejecutiva de donaciones importantes Sherrerd de educación Diseño de exhibiciones Subdirectora de información Kristen Regina Gerente de estudio de fotografía
Jennifer A. Thompson Kate Brett Elizabeth Emily Baill Jack Schlechter de colecciones Directora Arcadia de la biblioteca Joseph Hu Registro
Curadora Gloria y Jack Drosdick Directora de participación Gerente de aprendizaje en salas para Director Park Family de diseño Brian Newell y los archivos Fotógrafo del museo Kurt Christian
de pintura y escultura europeas del donador la familia de exhibiciones Especialista principal de producción Susan K. Anderson Timothy Tiebout Gerente de colecciones de almacenes
antes de 1900 y del Museo Rodin Marygrace Gilmore Sarah Bajus Jorge Luis Galvan de web Archivista Martha Hamilton Morris Fotógrafo del museo externos
Matthew Affron Ejecutiva de donación planeada Pedagoga del museo, coordinadora Asistente de exhibiciones Cynthia Rodriguez Conna Clark Mae Belle Vargas Wynne Kettell
Curador Muriel y Philip Berman Tricia Handza de Park House School Tours Jillian Marie Matthews Redactora de contenido interactivo Gerente de derechos de imagen Fotógrafa de colecciones Registro para exhibiciones
de arte moderno Gerente de donaciones Barbara A. Bassett Diseñadora de exhibiciones Jennifer Schlegel Amanda Leftwich Graydon Wood
Christopher D. M. Atkins Nico Hartzell Curadora Constance Williams Andrew Slavinskas Especialista de producción Asistente de biblioteca Fotógrafo principal del museo Ventas
Curador asociado Agnes y Jack Directora de apoyo institucional de educación y programas para Diseñador de iluminación de contenido Richard B. Sieber James A. Cincotta
Mulroney de pintura y escultura Susie Kwon maestros y escuelas Ariel Schwartz Bibliotecario para servicios al lector Grabados, dibujos Director de ventas
europeas antes de 1900 Asistente de relaciones corporativas Lindsey Rebecca Bloom Planeación de exhibiciones Subdirector Kathy y Ted Fernberger Mary Wassermann y fotografías David F. Lincoln
Mark A. Castro Lucy J. Mason Pedagoga del museo para programas Suzanne F. Wells de tecnologías interactivas Bibliotecaria para la gestión y Innis Howe Shoemaker Gerente de comercialización
Curador asistente de proyectos Gerente de participación del donador para maestros y escuelas Directora de planeación Ashley Scrivener desarrollo de colecciones Curadora principal Audrey y William
Ashley McKeown Caroline New Cynthia Cosio de exhibiciones Productora de programas interactivos Karina Wratschko H. Helfand de grabados, dibujos Eventos especiales
Asistente principal de colecciones Directora de comunicación Coordinadora de aprendizaje Cassandra DiCarlo y diseñadora de experiencia Asistente de biblioteca y fotografías Camille Focarino
Emily C. Rice para donadores en talleres para la familia Asociada de planeación del usuario Peter Barberie Directora de eventos especiales
Asistente de departamento Brian Rafter Jenevieve Consuelo de exhibiciones Patrick Smith Marketing y comunicaciones Curador Brodsky de fotografías, Rosemary Alemi
Joseph J. Rishel Gerente de donaciones DeLosSantos Técnico de audiovisuales Jennifer Francis Centro Alfred Stieglitz Planificadora principal de eventos
Curador emérito de pintura europea Danielle Smereczynski Coordinadora de programas Instalaciones y operaciones Directora ejecutiva de marketing Danielle Canter Christina DiSciullo
antes de 1900 Ejecutiva principal de donaciones académicos Al Shaikoli Instalaciones y embalaje y comunicaciones Becaria curatorial Margaret R. Asistente administrativo
Julia Valiela Mimi Stein Jenni Drozdek Director de ingeniería, instalaciones Martha Masiello Marcia L. Birbilis Mainwaring en grabados, dibujos Lauren Hunter
Becaria curatorial Andrew W. Ejecutiva de donaciones importantes Pedagoga del museo, programas y operaciones Gerente de instalaciones y embalaje Gerente principal de marketing y fotografías Planificadora de eventos
Mellon-Maude de Schauensee Elizabeth Tawadros públicos y para adultos Jeanine Kline Eric Allen Joy Deibert Rhonda V. Davis
Directora de relaciones corporativas Victoria Fletcher Gerente de proyecto de instalaciones Técnico en instalación y embalador Ejecutiva de prensa Secretaria de departamento
Restauración Emily Urban Gerente de servicios de voluntarios Richard J. Reinert Gabriel Boyce Chessia Kelley Sharon Hildebrand
Mark Tucker Asistente de donaciones importantes Joshua Helmer Gerente de instalaciones Técnico en instalación y embalador Subdirectora de marketing Responsable de instalación
Director Neubauer Family Subdirector de interpretación y operaciones James Coyne y comunicaciones digitales John Ittmann
de restauración Ah-Young Kim Técnico en instalación y embalador Norman Keyes Curador Kathy y Ted Fernberger
Gerente de visitas escolares Director de comunicaciones de grabados
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PINTA LA REVOLUCIÓN:
ARTE MODERNO MEXICANO
1910-1950