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EL ESPECTADOR .

JUEVES 14 DE FEBRERO

¿Hidroituango mató al río Cauca? Una guía para


aclararlo
Los bajísimos niveles del río Cauca tras el cierre de la compuerta 1 en Hidroituango pusieron a
muchos a hablar sobre el colapso total del segundo río más importante del país. ¿Qué tan cierta
es esta afirmación?
“El río Cauca nace en el Macizo Colombiano y muere en Hidroituango”, decía un tuit. Ecocidio,
asesinato, decían otros. Algunos hacían referencia, incluso, a la estela de muerte que dejó el
paramilitarismo en esa región antioqueña. El panorama que se vive aguas abajo del proyecto
hidroeléctrico Ituango, tras el cierre de la compuerta 1 el pasado 5 de febrero, tiene en vilo a las
comunidades aguas abajo del proyecto y, de paso, a buena parte del país.
Y, sin embargo, la mayoría de voces levantaban el acta de defunción del segundo río más importante de
Colombia basándose en aquello que veían en las imágenes compartidas en redes sociales: peces boqueando
sobre piedras y lodo. Aguas cristalinas y mansas, nada que ver con “el Mono” alebrestado que conocen los
pescaderos y ribereños del medio y bajo Cauca, hoy, con rostros descompensados.

Pero, ¿cuál es la realidad? ¿El río podrá recuperarse de este escenario sin precedentes? ¿O será que hemos
cambiado y destruido sus dinámicas para siempre y estamos, efectivamente, ante la muerte del
Cauca? Para responder todas estas preguntas hablamos con expertos en ecología, hidrología, geología y
biología, quienes nos explicaron, desde sus conocimientos, la crisis ambiental que atraviesa el país.
“El río Cauca es un río muy particular”, dice Germán Vargas, geólogo y jefe de la oficina de Estudios Ambientales
de la Universidad Nacional. Debido a su ubicación geográfica, el río tiene dos momentos hidrológicos y
morfológicos: uno, cuando baja rápido y encauzado desde la cordillera, y otro, en el Medio y Bajo Cauca, cuando
su velocidad disminuye y se trenza, crea meandros, islas e inunda ciénagas. Hidroituango se encuentra justo al
final de esa etapa montañosa del río y, por ello, lo que pasa allí afecta por completo todo el sistema del río aguas
abajo.
Más que muerto, infartado
“Uno de los atributos más importantes de los ríos es la conectividad de las partes altas de la cuenca hacia las partes
bajas”, dijo Juliana Delgado, directora de ciencias para el norte de los Andes y sur de Centroamérica de The
Nature Conservancy. “Los ríos no solo mueven agua: son sistemas vivos que mueven especies, energía
y sedimentos. Es como un cuerpo con arterias y venas”, explica. Como en la sangre, en los ríos hay nutrientes
y organismos vivos. Siguiendo esa analogía, Delgado explica que la crisis actual es como si se bloqueara una
vena o arteria principal en el cuerpo humano. Es como un infarto.
“Los caudales medios del Cauca son de 2.000 o 2.500 metros cúbicos por segundo, y hoy, en Valdivia,
no es de más de 50 metros cúbicos.Estamos descompensando completamente el equilibrio del sistema
fluvial y ecosistémico. Una cosa es cuando el río baja por falta de lluvias, lo cual hace parte del ciclo hídrico de
forma natural, pero cuando de la noche a la mañana cambian los niveles de esta forma, los organismos no logran
acomodarse”, cuenta Vargas.
Cuando el agua baja de forma tan drástica, lo primero en desaparecer son los múltiples brazos que conectan al
cauce principal de agua con sus ciénagas. El río seco deja tras de sí pozos de agua estáticos que se calientan,
pierden oxígeno y, si hay seres vivos atrapados en ellos, pueden generarse mortandades. Además, las imágenes
de peces boqueando a orillas del río no tardan en aparecer.
Pero eso no es todo. El profesor José Iván Mojica, biólogo y curador de las colecciones científicas de peces del
Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, explica que la temporada seca (hasta abril, más o
menos) es cuando las especies migratorias, como bagres, capaces, nicuros o bocachicos, suben aguas arriba desde
las ciénagas para reproducirse.

“Este es el peor escenario posible: estamos en subienda, en época seca y, además, se quedan sin caudal. Eso quiere
decir que habrá un impacto muy fuerte sobre poblaciones de peces, luego los que se van a reproducir van a estar
disminuidos. Así, los pescadores que dependen de las subiendas serán de los más afectados”, añade. (Para
entender mejor los impactos de las hidroeléctricos sobre los peces en los ríos, le recomendamos leer: Peces del
Magdalena, ¿atrapados por las hidroeléctricas?)
Y aunque EPM está trabajando con 750 colaboradores para salvar la mayor cantidad posible de peces, Juliana
Delgado comparte que han recibido reportes de pescadores de la región señalando que el esfuerzo es insuficiente.
Además, no está claro si ese rescate incluye a otras especies del lecho del río, como ostras de agua
dulce, cangrejos y otros macroinvertebrados. “Estos animales son la base de la cadena alimenticia. Si sus números
bajan, todo el resto del sistema se desmorona”, dice Delgado.
En cuanto a la flora, el profesor Vargas cree que podría afectar a las poblaciones que estén germinando. Otros,
como el ingeniero de aguas y ambiental Julien Gwendal Chenet, docente en la Universidad EAN, creen que,
debido a que estos organismos están adaptados a épocas de caudales bajos, tienen más oportunidad de sobrevivir
durante los tres a cinco días que, se supone, durarán estas condiciones extremas.

Aguas hambrientas
Pero hay otro asunto clave sobre la emergencia. A muchos les ha sorprendido ver el color cristalino del Cauca,
un río naturalmente carmelita. Juliana Delgado explica que toda la cuenca del Magdalena-Cauca, al ser tan joven
geológicamente, aún tiene mucha tierra superficial que puede mover. “El río lleva agua y esa agua tiene una fuerza
y dependiendo de esa fuerza, el río puede lavar y coger más sedimentos; esto es parte de su dinámica. Pero cuando
se pone un dique o represa, el agua queda quietica un tiempo y los sedimentos se van al fondo. Por eso el
agua empieza a salir más limpia”.
Esa agua limpia afecta a los seres vivos del río, acostumbrados a vivir en un líquido lleno de nutrientes y
sedimentos. Para algunos, por ejemplo, podría afectar su capacidad de esconderse de sus depredadores. Para otros,
como las especies de flora o microorganismos, podría significar la pérdida minerales importantes
para sobrevivir.
Tras la emergencia, cuando el agua empieza a salir “limpia” por el vertedero, serán “aguas hambrientas”: ya con
un poco de fuerza recuperada por el impulso del río Nechí y otros tributarios, va a estar lista para recoger todos
los sedimentos que pueda, y una vez se recargue de sedimentos regresará a su color y carga natural, pero
modificando las playas y orillas que tenía. “Va a haber una transformación del paisaje aguas abajo”,
augura Delgado. Esto podría generar la inestabilidad de puentes y vías si están construidos muy cerca de las
orillasdel Cauca. (También: La verdad sobre Hidroituango de la que no quieren hablar)
Restaurar y reiniciar
Ninguna de las personas que entrevistamos se atrevió a decirnos en cuántos meses o años el río podrá recuperarse
por completo de este episodio. Todos coinciden en que depende de factores como el clima este año, si no se
presentan nuevas emergencias y de la ayuda que los seres humanos —puntualmente, EPM— le den al ecosistema
para restaurarse.

Lo que sí está claro es que estamos ante un camino que el país jamás había recorrido. Es un evento sin antecedentes
similares y por eso es imposible saber qué efectos a mediano y largo plazo podrá dejar.Como dijo
Juliana Delgado, “es como reiniciar el computador cuando se bloquea. Solo sabemos lo que perdimos cuando
prendemos de nuevo el computador”.

*Camila Taborda contribuyó con parte de la reportería


¿Será acaso la corrupción un mal que aporta a la idiosincrasia colombiana? ¿Será acaso que la
corrupción es endémica en Colombia?
En un principio Hidroituango fue visto como una de las obras más emblemáticas y representativas
de la ingeniería en Colombia, que necesitó una cuantiosa inversión de $ 11.4 billones de pesos.
Además, prometió brindar más de 5.000 empleos durante la construcción de la obra, generar un
aproximado del 17% de la energía de todo el país y un 50% de la energía en Antioquia.
Ahora bien, para hablar de Hidroituango es necesario remontarse hasta la década de los 60, en la
cual se planeó y gestó la idea de erigir una gran represa que fuera capaz de contener el inmenso
poder el río Cauca y, a su vez, generar energía eléctrica. Aun así, no fue sino hasta la década de
los 80 que se realizaron los estudios correspondientes para saber si era posible llevar a cabo una
mega obra como esa. Desde entonces el proceso ha atravesado un sinfín de escaños en los que se
ha comprobado la inviabilidad de la obra: los más significativos y que son motivo de recalcar son
aquellos que demuestran que la zona es propensa a sismos, que la roca es demasiado frágil para
contener los más de 20 millones de metros cúbicos de agua y que, por si no fuera poco, son doce
el número de municipios que se verían afectados con la realización de la obra. A sabiendas de esto
la licencia se empezó a tramitar a inicios del nuevo siglo y no se concretó sino hasta nueve años
después de ajustarla y modificarla 24 veces.
Ahora bien, ¿cuál es el estado de Hidroituango? Al igual que muchos otros fracasos de la ingeniería,
como lo fueron o lo han sido el edificio Space en Medellín, el puente Hisgaura en Santander y el
puente Chirajara que pretendía conectar a Bogotá con Villavicencio, la megaobra hidroeléctrica en
Ituango no es la excepción, es un fiasco. La corrupción ha permeado tanto en esta megaobra que
incluso ha estado vinculada a negocios oscuros y fraudulentos en los que se ha visto envuelta la
multinacional de Odebrecht con el escándalo más grande de corrupción en Colombia, ocupando un
lugar en la lista junto con la ya conocida Ruta del Sol.
Actualmente el desasosiego que se vive en las poblaciones aledañas es inefable. Las medidas
tomadas por las autoridades correspondientes han desatado una crisis ambiental en el río Cauca,
ya se han visto múltiples estragos después de adoptar las medidas del cierre de compuertas.
Entidades implicadas en el proceso de seguridad y funcionamiento de la represa han estado
monitoreando muy cautelosamente la situación por la que está pasando la hidroeléctrica.
Lo que atañe realmente a todos los colombianos es conocer el origen del problema en Hidroituango
y sus posibles soluciones, buscar alternativas que regulen la represa a su vez que no afecten los
ecosistemas, al río Cauca y, en general, a todos los seres vivos que habitan dicha zona. Este no es
un problema que deba ser postergado, es un asunto de todos los colombianos y hay que buscarle
solución cuanto antes. De lo contrario, estaríamos siendo cómplices de una tragedia sin precedentes
que acabaría en una crisis ambiental y humanitaria.

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