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Introducción.
El presente trabajo se enmarca dentro de la Actualizacion en Educacion para Jovenes y
Adultos propuesta por el ISEP, y apunta a acreditar el Trabajo Final de la carrera a partir del
análisis de una situación de enseñanza en donde se deben reflejar los aportes obtenidos y
conocimientos construidos durante su cursado. En este sentido el propósito principal de
este trabajo es realizar una reflexión pertinente, informada y académica?? sobre la situación
de enseñanza observada para identificar, a través de la aplicación del marco
teórico-conceptual construido a lo largo de la carrera, si se trata de una propuesta que
puede ser señalada como inclusiva, en tanto piensa al alumno como un sujeto de derechos.
Cabe destacar que en tanto se trata de una observación parcial, en el sentido de incompleta
o reducida respecto a la duración de la planificación original realizada por el colega, muchos
elementos de análisis quedan afuera y se debe tomar este ejercicio reflexivo más como un
intento de aplicación de las herramientas conceptuales desarrolladas durante las clases de
la Actualización que como una evaluación formal y acabada de la situación de enseñanza
elegida, aun cuando claramente es este (la evaluación) uno de los sentidos que guía la
realización del trabajo y le proporciona parte de su valor. Con esto en mente, y teniendo
presente (como lo tiene cualquiera que haya hecho alguna práctica docente y haya tenido a
un colega-autoridad supervisando la misma) lo potencialmente áspero de la situación, mis
agradecimientos para el docente y compañero que me abrió las puertas de su aula, así
como para sus alumnos.
A continuación realizaré una breve descripción del contexto institucional y áulico en el cual
se desarrollo la situación de enseñanza, teniendo en cuenta que en los capítulos posteriores
estos puntos serán retomados y profundizados en cada caso en que sirvan como requisito
para apoyar las hipótesis, conclusiones y reflexiones en general sobre los temas específicos
que cada uno aborda. Se trata de un CENMA madre ubicado en la zona Centro de la
Ciudad de Córdoba, cuya población en la modalidad presencial está compuesta
mayormente por jóvenes de entre 17-25 años, trabajadores o en busca de trabajo, y en
muchos casos con hijos a cargo. Su ubicación céntrica facilita la asistencia de jóvenes que
se encuentran trabajando en esta zona durante el día y que les resulta cómodo para
acercarse a la tarde-noche tras el fin de la jornada laboral, pero al mismo tiempo dificulta la
incorporación de la gran mayoría de jóvenes y adultos que constituyen una demanda
potencial para la modalidad y que residen en barrios alejados al centro, cuyo acceso al
mismo se complica por cuestiones de transporte y de horarios (el CENMA termina su
jornada en promedio a las 11 de la noche). En la institucion tambien funciona la modalidad a
distancia, donde se concentra la población de mayor edad que asiste a la institución, y
asimismo posee dos extensiones e barrios alejados de la zona centro. Si bien se trata de un
CENMA de grandes proporciones una característica actual del mismo es el descenso
drástico de la matrícula inicial y la dificultad de retención de quienes asisten al mismo, con
el resultado de que varios cursos ya han sido cerrados en los últimos años. Esto sin duda
repercute en las propuestas y planificaciones de los docentes así como en el desarrollo
(aun no completo) de un Proyecto Institucional. En todos los casos el reconocimiento de
esta problemática es central y permea la selección o focalización de determinados
contenidos y capacidades prioritarias así como las estrategias de enseñanza puestas en
juego. En cualquier caso se trata también de una situación que aviva conflictos internos a la
institución, en donde estos lineamientos políticos-pedagógicos, que son comprendidos
como la principal herramienta para afrontar el problema de la baja en la matrícula y la
deserción, son justamente puestos en discusión, como lo revela la entrevista al docente en
numerosos puntos.
Este contexto institucional repercute en los diagnósticos que se pueden realizar de cada
uno de los grupos que integran el mismo. En este sentido, y tomando como base los
documentos formales de la propuesta del docente, los cuales ponen gran énfasis en la
formulación del diagnóstico previo, se puede caracterizar al curso como un grupo reducido
de 7 alumnos (que comenzó siendo de 15), compuesto por jóvenes de entre 17 y 26 años, 5
de los cuales se desempeñan actualmente en algún empleo en distintos rubros
(básicamente comercio y una pyme industrial) y solo dos se encuentran sin empleo y no
están buscando. Uno de estos casos es el de una chica que es madre y que debido a esto
mismo asiste irregularmente ya que muchos dias no tiene con quien dejar a su hijo, y no lo
lleva al colegio debido al horario en que se cursa.
Debido a este diagnóstico la propuesta del docente asume rasgos particulares que buscan
dar cuenta de lo que comprende como los intereses y necesidades que surgen de esta
caracterización. En este sentido pueden identificarse ciertos ejes o lineamientos de la
propuesta que definen el posicionamiento del docente y que actúan como pilares sobre los
que se conforma todo lo demás. En primer lugar, el docente asume que la falta de
continuidad en las trayectorias educativas de los alumnos (también heterogéneas en su
irregularidad, cabe aclarar) y la relevancia que en sus vidas ha cobrado la búsqueda y
s
sostenimiento de un empleo, conlleva una postura que, desde un estándar académico, e
irreflexiva o acrítica respecto a la realidad vivida y experimentada, y donde los distintos
discursos sociales hegemónicos o dominantes que dan sentido a esta experiencia son
fácilmente naturalizados, tanto por la falta de herramientas teóricas y prácticas (esta última
denominación para el docente para limitarse a describir actitudes, valores y estrategias de
abordaje de los distintos formatos en que circulan estos discursos) que habiliten al sujeto a
asumir una postura de mayor cuestionamiento, como por la falta de tiempo y espacios en
sus vidas en los cuales el ejercicio de esta postura sea algo relevante, cuestiones por otro
lado bastante relacionadas. En definitiva el ritmo y los contratiempos surgidos de las
necesidades de la vida cotidiana que llevan los alumnos dificulta sus posibilidades de
reflexionar acerca de esta misma experiencia, impidiendo el desarrollo de posturas
autónomas e independientes acerca de lo que esta misma significa, lo cual favorece sus
posibilidades de cambiarla. Partiendo de esta base el docente asume que le corresponde al
colegio ocupar el lugar de este espacio y tiempo ausente en la vida de sus alumnos, aquel
que favorece la auto reflexión y la consciencia sobre lo que uno experimenta en su vida
cotidiana. Aquí ya estamos frente a una clara posición de la orientación político-pedagógica
crítica (Aimar, L.; en base a Brusilovsky, S. y Cabrera, M. E., 2012), donde se rescata el
contexto social específico del alumno, y en base al mismo se busca generar contenidos y
estrategias de acercamiento a los mismos que favorezcan el desarrollo de actitudes y
herramientas para cambiar o modificar estos contextos. En este caso la reflexión sobre la
propia experiencia, y por lo tanto sobre el contexto en que esta se desenvuelve, toma el
lugar de un primer paso para promover estos cambios, en tanto permite realizar un
diagnóstico del mismo. De forma paralela, el docente entiende que una de las
características de la modalidad en general, de esta institución y este grupo en particular, es
la irregularidad de la asistencia, así como el cansancio físico y mental con que los alumnos
a veces llegan a las clases, debido a las jornadas laborales en empleos demandantes,
como la construcción, o debido a la necesidad de tomar más de un trabajo, lo cual conlleva
jornadas extensas hasta la noche. Frente a este situación, el docente comprende al
alumnos como un sujeto de derechos a la educación (Acín y Equipo de Producción de
Materiales Educativos en Línea, 2017, p. 9), y no demanda que se adapten a su propuesta
sino que él conforma su propuesta de acuerdo a lo que entiende como una necesidad de los
alumnos que debe ser atendida para garantizar la continuidad de sus trayectorias en la
modalidad, asumiendo a esta última desde una perspectiva que pondera su especificidad
socio-histórica dentro del sistema educativo (Brusilovsky, S. y Cabrera, M. E.; 2006) . Como
no podría ser de otra forma en la conformación de la propuesta se dan cita ambos planteos,
por un lado los requerimientos para el manejo de los momentos de aprendizaje
entrecortados que caracterizan a los alumnos así como la exigencia de los mismos tras las
exigencias de la jornada laboral, y por otro el desarrollo de las actitudes y conocimientos
que el docente considera pertinente construir y/o reforzar en los alumnos, referidos a la
adopción de actitudes de reflexión y cuestionamiento de la realidad social en que viven. La
solución que el docente encuentra a esta situación es centrar su propuesta en la
construcción en clase de las herramientas teórico-prácticas básicas para la investigación y
construcción del conocimiento científico-académico dentro de la disciplina de su
incumbencia, de modo que a) el desarrollo de estas herramientas genere capacidades
(Propuesta Curricular del Ciclo Básico de Nivel Secundario Presencial de Jóvenes y
Adultos; pp. 42) que posibiliten la reflexión y el cuestionamiento sobre la experiencia propia,
y b) la centralidad asumida por la metodología disciplinar, cuya contraparte es la posición
secundaria en la que el docente cree dejar a los contenidos temáticos, facilite la continuidad
y coherencia de las clases, evitando que la irregularidad del cursado de los alumnos genere
efectos de confusión respecto a lo que se está trabajando en una clase dada (en el caso de
retornar tras alguna ausencia) y/o de dispersión cuando los alumnos, ante los retrasos que
sus ausencias significan, se encuentran trabajando con temas diferentes en una misma
clase, dificultando el trabajo grupal y la coherencia de la propuesta.
Considero que estas líneas básicas definidas arriba permiten explicar la totalidad de la
propuesta, del sentido que posee para el docente y de su posicionamiento respecto a los
distintos componentes del sistema educativo. Los mismos serán profundizados en los
siguientes capítulos, y en el cierre algunos de sus aspectos y supuestos serán puestos en
discusión, no solo desde sus premisas teóricas sino también desde su expresión en la
práctica docente durante las clases observadas. Pero se puede adelantar como hipótesis
del trabajo, e intentando dar respuesta al interrogante-guía presente en las actividades de la
última clase de la Carrera, que la propuesta puede ser comprendida como una que apunta
hacia la inclusión de los alumnos en el sistema educativo, y, desde este, en la sociedad
actual de forma general en tanto la primera le permitirá generar condiciones para actuar de
forma autónoma e informada en la segunda, y que por lo tanto entiende al alumno como un
sujeto de derechos ya que es el docente y la institución misma, en cuanto representantes
del Estado que otorga estos derechos, los que deben adaptar sus requerimientos y
propuestas a las necesidades del alumno para asegurar su continuidad escolar en la
modalidad de forma satisfactoria, tanto para los propósitos de acreditación como de
formación que cumple el colegio. Pero por otro lado la propuesta del docente también
presenta falencias que van, desde mi punto de vista, en contra de estos propósitos,
principalmente para el de la formación desde la perspectiva de la disciplina que nos
incumbe a ambos.
Tras esta Introducción, cuya función en este trabajo tiene mucho de conclusión ya formada,
función elegida deliberadamente, y cuyo propósito es el de ofrecer desde el comienzo una
explicación elaborada de las líneas esenciales que guían la propuesta del docente, de modo
que todas las piezas de análisis restantes, incluidas en los capítulos siguientes, revelen
claramente su sentido como parte de la misma y también de este trabajo, se procede ahora
a profundizar en cada una de las dimensiones definidas por la estructura del trabajo
propuesta en las actividades, y finalmente se realizará una conclusión dirigida
principalmente a cuestionar ciertos elementos de la propuesta bajo análisis.
El marco político-normativo.
Considero que tanto en la entrevista como en la situación de enseñanza observada la
propuesta del docente mantiene una fuerte coherencia relacionada precisamente con su
percepción sobre el rol que debe cumplir la EDJA, y el sentido que en base a esto le otorga
a los contenidos que selecciona, a las estrategias que planifica y a las actividades que
propone. En los documentos formales de la propuesta esto es menos claro pero por
razones relacionadas con la estructura misma que estos demandan y con las actitudes
tomadas por el docente respecto a las autoridades institucionales, respecto de las cuales no
parece preocuparse por ofrecerles nada como se lo piden, en parte por la creencia
(constatada en la práctica diaria según él mismo lo refiere) de que, más allá de tener el
papel redactado, a estas no les interesa su contenido, y en parte por un conflicto de poder
interno a la institución que lleva varios años.
De forma resumida se podría decir, como ya se ha expresado también en los capítulos
anteriores, que para el docente la tarea principal de la EDJA es ofrecer, a una población
mayormente joven, de bajos recursos económicos y una formación previa irregular,
entrecortada y, por lo mismo, ya olvidada, las herramientas teóricas (en el sentido de
conceptuales) y prácticas (en el sentido de ciertas técnicas o aplicaciones) que permitan
asumir una posición de autonomía intelectual y, en consecuencia, de toma de decisiones.
Para ellos se busca generar, a través de la construcción de estas herramientas teóricos y
prácticas, una actitud de crítica, duda y reflexión frente a los distintos discursos sociales en
cualquier formato que estos se reproduzcan. En cierta manera pareciera asumirse que
ciertos contenidos o preocupaciones del secundario común ya no son relevantes o factibles
de ser trabajados dentro del formato específico que propone la EDJA. Y el centro de interés
pareciera estar puesto en el tiempo presente, en generar herramientas para la reflexión y
crítica sobre lo que los alumnos experimentan en su vida cotidiana. Queda claro a partir del
diagnóstico que el docente asume esta posición como producto de lo que considera una
necesidad propia de la población de la modalidad, en tanto sus tiempos y sus posibilidades
de trabajo en el aula no son las mismas que en el secundario común, y se debe otorgar
relevancia a los contenidos, estrategias, y formatos de trabajo áulico que permitan
reconocer esta diferencia y que favorezcan una formación (que en el discurso del docente
uno puede percibir que es entendida como “menos académica”) pensada en el desarrollo de
capacidades para actuar en el tiempo presente.
La propuesta revela una clara preocupación por otorgar especificidad a la propuesta
curricular en razón de la modalidad en que se desarrolla y de la población a la que se dirige.
Y lo hace no pensándolo como una disminución del nivel o la calidad, o como una
compensación educativa, sino que, se infiere, con el propósito de lograr igualdad en el
acceso a los bienes educativos del nivel medio, solo que estos bienes deben ser facilitados
a través de medios distintos a los del secundario común, acordes al uso y sentido que
deben tener para esta población específica. Esto es claro en los documentos formales de la
propuesta, en la parte del diagnóstico ya explicitado previamente, donde la preocupación
por las características específicas de la población y por adaptar la propuesta las mismas
demuestra una concepción del estudiante que, si bien en los registros es siempre
mencionado como alumnos, lo posiciona como un ciudadano, en el sentido de un sujeto de
derechos en el contexto de las políticas públicas estatales. En tanto estas definen la
obligatoriedad del nivel, la igualdad de oportunidades para acceder al mismo, y los
propósitos centrales que este debe promover, el docente propone un plan que permita a un
determinado grupo alcanzar esos objetivos, no asumiendo su imposibilidad, pero tampoco la
universalidad de posibilidades (una igualdad acrítica), en todo caso apuntando a la equidad
educativa.
Partiendo de esta consideración se puede entender que el docente se posiciona como
co-garante del derecho a la educación, tal como se menciona en las clases, si bien él
mismo, la entrevista también aclara esto, tiene una visión bastante más crítica respecto a la
preocupación y eficiencia del Estado para ser primer garante de este derecho. De hecho el
docente no menciona de forma expresa ninguna política específica de la DGEJA que toma
en cuenta para realizar su propuesta, con excepción del currículo que es retomado solo
como el marco dentro del cual el docente debe necesariamente insertar su trabajo. Asume
algunas de las propuestas de los lineamientos públicos, pero tal vez no en el
reconocimiento de su idealidad como estrategia de trabajo sino por la exigencia
administrativa que estas implican.
Conclusiones.
Creo que el abordaje de temáticas específicas en cada uno de los capítulos del trabajo
permitió reforzar las ideas previamente presentadas referidas a los lineamientos básicos
que guían la propuesta del docente. En todos se da cuenta de la relevancia que para su
conformación tiene el diagnóstico específico del grupo y de la institución, se asumen a partir
de estos las limitaciones y posibilidades de la propuesta, y se busca dar cuenta no solo de
contenidos y estrategias de abordaje de los mismos que favorezcan el cumplimiento de la
continuidad de la trayectoria educativa en la modalidad, sino también que favorezcan la
construcción de conocimientos relevantes para las experiencias cotidianas de los alumnos,
todo resumido para el docente en una frase: “herramientas teóricas y prácticas de
construcción del conocimiento disciplinar”. Creo que en la Introducción se dejan en claro los
supuestos que guían esta propuesta y cómo estos unen las distintas dimensiones
trabajadas. En este último espacio del trabajo quiero proponer algunas críticas de lo que
creo son falencias de esta propuesta, no desde un modelo de propuesta o de sentido
pedagógico diferente al de esta, sino partiendo de los mismos postulados que el docente
asume en esta. Si bien, y al igual que en el trabajo de análisis realizado a lo largo del texto,
las dimensiones de esta crítica son inescindibles una de la otra, creo el problema básico
puede resumirse en que no se toman en cuenta los saberes propios de los alumnos,
dejando de lado la fuente principal de significatividad con la que puede llenarse la
propuesta, cualquier propuesta (Torre, R. M., Sobre educación popular: entrevista a Paulo
Freire, 1985; pp. 121-123). Esto nace de dos supuestos: en primer lugar la creencia
(claramente planteada en los documentos formales y en las prácticas observado en clase)
en la posibilidad de separar en la práctica contenidos de método de construcción de estos
mismos contenidos, dando a entender que las clases pueden estar basadas en el trabajo
con esta ultima (las “herramientas teoricas y practicas”) y dejar en carácter secundario el
interés por el contenido temático de la disciplina con el cual se está trabajando. Esta división
no es sólo insostenible desde la visión la disciplina científica que nos ocupa, sino también
desde la perspectiva pedagógica-educativa, desde la cual podemos decir que para que
haya una verdadera construcción del conocimiento debe prestarse atención a los llamados
“conocimientos previos” del alumno, en los cuales residen sus experiencias de vida y de
formación, otorgando sentido a lo que experimenta en su contexto social, y se los debe
poner en juego, contrastando, criticando, apoyando, comparando, haciendo entrar en crisis
o fortaleciendo a partir de propuestas nuevas basadas en una lógica (la de la investigación
científica) que suele ser diferente a la que los guía. De otra forma lo que el alumno trabaja
en las clases queda limitado, en su lógica, al ámbito escolar, a la realización de las prácticas
escolares, a las necesidades de acreditación de estas, y completamente alejado de una
utilidad para la vida cotidiana. Es por lo tanto central recuperar (de forma siempre parcial)
estos conocimientos previos a través del diagnóstico del grupo y seleccionar en
consecuencia los diferentes contenidos y temas con los que trabajar, de modo que estos
cuimplan esa condicion de poner en juego los conocimientos previos y generar la crisis que
posibilita la construcción del conocimiento. El énfasis en la construcción de herramientas
metodológicas es comprensible dadas las condiciones del grupo y encomiable en su interés
por favorecer procesos de autonomización y libertad en los alumnos, pero irrealizable si no
se atiende a que estas herramientas solo pueden ser construidas e internalizadas para su
uso posterior y extra-escolar a través de contenidos temáticos que tengan algún significado
de interés para los alumnos, y que les permitan así ver su utilidad y relevancia. Sin esto la
metodología sólo será otro ejercicio de la rutina escolar encerrado dentro de los límites del
aula. En segundo lugar está la comprensión que el docente parece tener del sujeto alumno
y sus supuestos respecto a este. La propuesta y su puesta en práctica revelan elementos
de una orientación político-pedagógica que es crítica en mucho de sus planteamientos y
objetivos, pero conservadora en cuanto a su concepción del alumno de la modalidad. Se
presentan actividades y consignas cuya dinámica (supuestamente basada en la
construcción científica del objeto de conocimiento) busca romper con el llamado “sentido
común” y con discursos hegemónicos en el contexto social presente, se intenta construir
una actitud de crítica y de duda en tanto esencia del pensamiento académico-científico,
pero se asume a los alumnos como incapaces de generar por su cuenta conocimientos
válidos a este mismo nivel; la escuela y el docente deben cumplir entonces un rol de
mediador que permita acercarlos al método de construcción del verdadero conocimiento,
que permite analizar cualquier discurso y práctica de la vida diaria. Y para esto último se
cae en la rutina y en la falta de significatividad de lo construido en relación con la vida real
de los alumnos, o al menos del contexto presente. En ambas clases observadas el método
de análisis consignado era el mismo: leer los discursos (textuales y gráficos), comparar
impresiones de cada elemento, y recopilar los datos que estos aportan respecto a la
idea/concepto presentado antes. Toda la actividad parecía apuntar a generar una rutina de
trabajo precisa a la que los alumnos se pudieran acostumbrar y trasladar a cualquier caso
de análisis de un discurso. Pero nunca se buscó favorecer la significatividad de seguir esta
rutina relacionando los conocimientos construidos con las experiencias reales de los
alumnos. Incluso cuando estas fueron identificadas a través del diagnóstico previo y
consideradas relevantes, no fueron puestas en uso durante las clases. La metodología solo
apuntaba a construir el concepto pensado por el docente para la clase, y no a tender
puentes con otros conocimientos más relevantes para el alumno en su vida diaria. Es sobre
todo llamativo que con tantas menciones a los discursos hegemónicos de la actualidad
estos no sean puestos en tratamiento de forma explícita a partir de recursos (textos,
imágenes, audio, video) que rescaten el actual contexto histórico. Aquí, y recuperando las
ideas de Terigi (2008), el docente camina la fina línea que separa las ideas de lo mismo
como lo común, en tanto asume la universalidad del método a construir sin tener en cuenta
la heterogeneidad de sentidos sobre los que este debe construirse.
En definitiva considero que el docente construye una propuesta con un fuerte interés en
lograr la inclusión de los alumnos, no solo en la continuidad de sus trayectorias en la
institución (tema relacionado también con las problemas propios del CENMA), sino su
inclusión como sujetos autónomos y reflexivos respecto a su contexto social general, lo cual
se realiza desde una perspectiva que entiende al estudiante como un sujeto de derechos,
un ciudadano, pero también creo que varios elementos de la misma conspiran contra estos
propósitos, ya que no posibilitan la plena inclusión de los alumnos en el contexto educativo
como sujetos activos, cuyos conocimientos externos son igual de relevantes, para su
experiencia cotidiana, que los académicos, y los asume (y por tanto puede llevarlos a ellos a
asumir) como incapacitados para cierto nivel de análisis por los avatares de esta misma
vida cotidiana, todo lo cual puede conllevar una formación tan frustrante como aquella a la
que se busca combatir (la que genera en palabras del docente la confusión y la dispersión
en el aula) y poco duradera en su significatividad.
Bibliografía.
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Problemáticas actuales en la Modalidad Educación de Jóvenes y Adultos que
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de la política educativa: fines y sentidos de la Educación de Jóvenes y Adultos.
Actualización Académica en Educación de Jóvenes y Adultos. Córdoba: Instituto
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Frigerio, Graciela y Diker, Gabriela, Educar: posiciones acerca de lo común.
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