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Alberto López Bargados y

Jesús Martínez Milán (eds.)

Culturas del litoral

Dinámicas fronterizas entre Canarias y

la costa sahariano-mauritana

edicions bellaterra
8

El litoral sahariano-mauritano, un efímero

El dorado para los canarios (1884-1975)1

Eloy Martín Corrales


Universitat Pompeu Fabra (Barcelona)

A lo largo del período comprendido entre finales de la Edad Media


y mediados del siglo XVIII, las relaciones de los canarios con los habi­
tantes del litoral sahariano-mauritano fueron fundamentalmente con­
flictivas: razias y cabalgadas de hispanos/canarios hasta fines del XVI
(con el consiguiente trasiego de esclavos saharianos a las Canarias),2
mientras que en el XVII y primera mitad del siglo siguiente lo caracte­
rístico fueron los asaltos de los corsarios berberiscos (con el conocido
envío de esclavos canarios a los puertos norteafricanosV
Sin embargo, a partir de un momento indeterminado (yen buena
parte en paralelo con las citadas manifestaciones violentas) fueron es­
tableciéndose relaciones pacíficas, o comerciales, entre ambas partes. 4
En todo caso, en la segunda mitad del setecientos ya estaban perfecta­
mente establecidas las relaciones mercantiles o de cooperación de los
pescadores canarios con determinadas tribus o sectores de la población
sahariana. Los primeros obtenían seguridad en su actividad, especial­
mente en el caso de que los temporales arrojasen sus embarcaciones a
la costa o se vieran obligados por cualquier circunstancia a acercarse
a ella. Los segundos obtenían, a cambio de su ayuda o de su no belige­
rancia, algunos productos que necesitaban (manufacturas, anzuelos,
etc.).5 De esta forma, un rudimentario comercio se estableció entre am­
bas partes. Estas limitadas relaciones, siempre basadas en la presencia
de la flota pesquera en el caladero sahariano-mauritano, prosiguieron a
lo largo de casi todo el XIX. 6 En la segunda mitad de este último siglo,
varios países europeos rivalizaron por establecer factorías o imponer
su influencia en el litoral sahariano. Frente a la relativa pasividad de
los distintos gobiernos españoles que se sucedieron a lo largo del pe­
ríodo, diversos sectores de la sociedad hispana exigían que España par­
ticipara en el previsible reparto colonial de la zona.

203
La actividad pesquera canaria, factor determinante de la ría Manrique Saavedra, notario de
presencia colonial española en el Sáhara, 1884-1936 Revista de Pesca Marítima entre 1
toral en busca de la ubicación de
Dado el anterior contexto, no debe sorprender que poco a poco al­ Santa Cruz de Mar Pequeña, que
gunos negociantes canarios fueran mostrando su interés en el estable­ cercanía a las Canarias, en Puerto;
cimiento de factorías en la vecina costa africana para favorecer la tra­ Como ya se ha señalado, las b
dicional actividad pesquera isleña en aquellos caladeros. En 1875, bies de algunas tribus de la costa a
Antonio Baeza Nieto, residente en Madrid aunque natural de Tenerife, glo XIX explican que se pudieran
solicitó del Ministerio de Marina, y en nombre de la sociedad que re­ que implicaban la aceptación por
presentaba, en la que también estaba interesado su hermano Joaquín, la ñol. De ahí que, en 1884, Emilio B
protección del gobierno para poner en marcha una serie de factorías rritorio comprendido entre Cabo
entre el cabo Nun y Cabo Bojador. El proyecto se malogró al no ha­ finalmente quedó bajo la protee
berse podido finalizar con éxito las negociaciones con los jefes de las desfavorablemente, mediante los s
tribus del litoral. Poco más tarde, entre 1881 y 1882, la Sociedad Eco­ de 1900, 1902, 1904 y, por últim
nómica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria ponía de tectorados francés y español de
relieve el interés de parte de la sociedad isleña en poder contar con ba­ El interés en proteger la pesca,
ses de apoyo en la misma franja del litoral que había interesado a los glos efectuando sin interrupción e
hermanos Baeza. En 1883, en el Congreso Español de Geografía Colo­ los factores determinantes (junto .
nial y Mercantil, los canarios hicieron patente su interés en que el go­ explican la presencia colonial esp
bierno ocupara Río de Oro y Cabo Blanco, como plataformas insusti­ sector pesquero el que concentró
tuibles para su actividad pesquera y para fomentar el comercio con el de los canarios, al menos hasta q .
interior de África. Un año después, Emilio Bonelli tomó posesión, en mientos de fosfatos en la segunda
nombre de la Sociedad Española de Africanistas y Colonistas, con apo­ protección de la pesca y de los pe
yo del gobierno español, del territorio comprendido entre Cabo Boja­ pación efectiva del territorio sah .
dor y Cabo Blanco. La fundación, ese mismo año, de Villa Cisneros ña en los tratados y convenios ti '
tuvo como una de sus principales motivaciones la protección de los El origen de la presencia hisp'
pescadores canarios.? Poco después, en 1886, y ante la vida lánguida 1884) Ysu consolidación (Cabo Ju
que llevaba la colonia, el periódico El Liberal de las Palmas de Gran en buena parte pensando en las n
Canaria abogaba por impulsar su desarrollo comercial y pesquero. En ria. Así lo pensaba el gobernador
1894, el marqués de Villasegura, senador por Canarias, instaba al Mi­ cuando se decidió la ocupación de,
nisterio de Estado a que reconociera el valor de Río de Oro «para la in­
dustria canaria del Salado». En la misma línea, aunque mas interesado importantísima para la defensa de
la zafra de la corvina, que dura de'
en Santa Cruz de Mar Pequeña que en Río de Oro, discurrió la interpe­
julio. 13
lación que hizo al presidente del Consejo de Ministros el diputado To­
más García Guerra, de Arucas. 8 Asimismo, la prensa del archipiélago
En su opinión, era preciso de~'
-Lanzarote Liberal, El Fomento Canario (de Gran Canaria), La Auro­
que sufrían por parte de los natu
ra (Fuerteventura) y Las Canarias y Nuestras Posesiones Africanas
(Madrid)- siguió con interés la colonización efectiva del territorio, Me enteré con tristeza, que el
centrando su atención en la actividad pesquera. 9 más de 600 metros del fuerte, por
Los canarios, ya fueran en calidad de expedicionarios o en la de ban y me sentí humillado al saber
ayudantes de aquéllos, participaron en buena parte de las expediciones nos pescadores canarios tenían q
enviadas al litoral sahariano con el objetivo de tratar de favorecer la pandilla de hombres del desierto
ocupación del territorio en nombre de España. En 1882, Antonio Ma­ buto. 14

204
ría Manrique Saavedra, notario de Arrecife y colaborador asiduo de la
Revista de Pesca Marítima entre 1887 y 1895, recorrió parte de este li­
toral en busca de la ubicación de la antigua fortificación hispana de
Santa Cruz de Mar Pequeña, que él fijaba, interesadamente dada su
cercanía a las Canarias, en Puerto Cansado. 10
Como ya se ha señalado, las buenas relaciones tejidas con los nota­
bles de algunas tribus de la costa a lo largo de la segunda mitad del si­
glo XIX explican que se pudieran firmar algunos tratados de protección,
que implicaban la aceptación por parte de aquéllos del dominio espa­
ñol. De ahí que, en 1884, Emilio Bonelli pudiera tomar posesión del te­
rritorio comprendido entre Cabo Bojador y Cabo Blanco. La zona que
finalmente quedó bajo la protección española fue siendo moldeada,
desfavorablemente, mediante los sucesivos tratados hispano-franceses
de 1900, 1902, 1904 y, por último, por el establecimiento de los pro­
tectorados francés y español de Marruecos en 1912.1 1
El interés en proteger la pesca, actividad que los canarios llevaban si­
glos efectuando sin interrupción en los caladeros saharianos, fue uno de
los factores determinantes (junto con el estratégico y el mercantil) que
explican la presencia colonial española en el litoral del Sáhara. Fue el
sector pesquero el que concentró él grueso de la presencia y actividad
de los canarios, al menos hasta que comenzaron a explotarse los yaci­
mientos de fosfatos en la segunda mitad del siglo XX. 12 En realidad, la
protección de la pesca y de los pescadores marcó el calendario de ocu­
pación efectiva del territorio sahariano que había sido asignado a Espa­
ña en los tratados y convenios firmados con Francia a partir de 1900.
El origen de la presencia hispana en el territorio (Villa Cisneros,
1884) y su consolidación (Cabo Juby, 1916, y La Güera, 1920) se forjó
en buena parte pensando en las necesidades de la flota pesquera cana­
ria. Así lo pensaba el gobernador Francisco Bens Argandoña en 1920,
cuando se decidió la ocupación de la última de las citadas localidades,

importantísima para la defensa de la flota pesquera canaria en la época de


la zafra de la corvina, que dura desde los días primeros de enero a fines de
julio. 13

En su opinión, era preciso defender a los pescadores de los abusos


que sufrían por parte de los naturales:

Me enteré con tristeza, que el personal no podía separarse sin peligro a


más de 600 metros del fuerte, por miedo a los hombres azules, que acecha­
ban y me sentí humillado al saber que los empleados de la factoría y algu­
nos pescadores canarios tenían que entregar parte de lo que ganaban a una
pandilla de hombres del desierto que los tenían sometidos a un ominoso tri­
buto. 14

205
T
I
En caso de que no se pagasen los citados tributos, los pescadores co­ tenía un servicio voluntario de
rrían el riesgo de ser secuestrados: í misión de estos hombres era a
a tierra y avisar de la llegada de
El moro, que acechaba el momento en que los pescadores o los tripulan­
tes de las embarcaciones bajaban a tierra para arreglar sus artes de pesca, No debe extrañar que en la
para caer sobre ellos, no soltándolos hasta que no les daban el dinero que por la expedición al mando de
pedían por su rescate. pescadores canarios que por al~
Estos piratas del desierto producían una gran perturbación y miedo entre Contamos con algunas cifras
los pescadores, a los cuales no podíamos ayudar por la gran distancia que pesqueros del archipiélago y su
nos separaba de ellos.1 5 sahariana. Lo mas importante q "
experimentado por la actividad
Bens estimaba que era absolutamente imprescindible acabar con ta­ Güera
les prácticas:

Había que limpiar de forajidos la llamada costa de hierro, facilitando los Cuadro l.
trabajos de pesca de los canarios y las transacciones comerciales entre Ca­
narias y los territorios del Sáhara. Era urgente evitar el escándalo de los se­
cuestros y las ominosas y lamentables operaciones del rescate de los que Año
caían en las manos de los piratas del interior. 16
1818
1830
El peligro era real, aunque no sabemos hasta qué punto se trataba de
1887
una práctica generalizada. 17 En fecha tan tardía como mayo de 1929, 1901
durante un vuelo de reconocimiento entre Bojador y Villa Cisneros, el 1920
capitán Ricardo Burguete Reparaz y el teniente Carlos Núñez Maza tu­
vieron que tomar tierra por una avería y fueron hechos prisioneros por FUENTE: J. M. Martínez Milán, «lntegrating \Vi
Econorny. 1885-1945», International Journal
un grupo armado. Los secuestradores comentaban algunas de sus aven­ s.d.: sin datos.
turas, entre ellas

otro macabro negocio con unos pescadores canarios que cometieron la im­ Como se observa, hubo que e
prudencia de fiarse de ellos al echar sus redes en la costa. lB quero canario experimentara un .
Sin embargo, el establecimiento
Sin embargo, es posible que la decidida voluntad de Bens de ocupar las firmas pesqueras isleñas en er,
lo más rápidamente posible el territorio asignado a España le hiciera tencias de las que parece despre
magnificar las citadas amenazas. Lo anterior explicaría que, paralela­ Servando Ortell, de Santa Cruz,
mente, expusiera que en las zonas de El Parchel, Cabo Bojador y Cabo establecimientos de lavaderos y
Juby, la tranquilidad era absoluta para la actividad pesquera de los ca­ hariano, había vendido sus barcos
narios: tición. José Mateo Alsó, de Las P
punta Durnford (península de Río
Los barcos canarios negociaban con aquellas costas, no solo sin oposi­ de terreno adecuado para una f
ción, sino con beneplácito de los indígenas. [9 miento para las tropas que la pro
prosperó dada la penuria de ree
Cabe señalar que el citado Bens organizó todo un servicio volunta­ l· la colonia para asegurar su prot
rio, compuesto de saharauis, de ayuda a los pescadores en caso de difi­ I puesta de levantar una factoría de,
cultades: pescados» en La Güera, realizada

206
tenía un servicio voluntario de moros -a los que llamábamos playeros-. La
misión de estos hombres era ayudar a los pescadores canarios que bajaban
a tierra y avisar de la llegada de los moros del interior. 20

No debe extrañar que en la toma de posesión de La Güera en 1920


por la expedición al mando de Bens, estuviera presente un grupo de
pescadores canarios que por allí se encontraban faenando Y
Contamos con algunas cifras de interés sobre el número de barcos
pesqueros del archipiélago y sus tripulantes que faenaban en la costa
sahariana. Lo mas importante que evidencian tales cifras es el impulso
experimentado por la actividad de la pesca a raíz de la ocupación de La
Güera

Cuadro l. Flota artesanal y pescadores canarios en ellitoral sahariano


(1818-1920)

Año Naves Tripulantes

1818 21 811
1830 33 s.d.
1887 35 1.500
1901 52 1.535
1920 144 1.800
FUENTE: J. M. Martínez Milán. «Integrating Western Sáhara Coastal Fisheries into the Internacional
Econorny, 1885-1945», lnternational Journal ofMaritime History, XX, 1 (2008), pp. 281-292.
s.d.: sin datos.

Como se observa, hubo que esperar hasta 1920 para que el sector pes­
quero canario experimentara un importante crecimiento en su actividad.
Sin embargo, el establecimiento de factorías y depósitos pennanentes de
las finnas pesqueras isleñas en el litoral sahariano encontró mas resis­
tencias de las que parece desprenderse del citado cuadro. Hacia 1919,
Servando Ortell, de Santa Cruz, «primer peticionario de terrenos para
establecimientos de lavaderos y secaderos de pescado» en el litoral sa­
hariano, había vendido sus barcos de pesca, por lo que renunció a su pe­
tición. José Mateo Alsó, de Las Palmas, que había solicitado terrenos en
punta Durnford (península de Río de Oro), modificó su demanda a favor
de terreno adecuado para una factoría, con el correspondiente aloja­
miento para las tropas que la protegerían, en El Parchel. Su propuesta no
prosperó dada la penuria de recursos con los que contaba el gobierno de
la colonia para asegurar su protección. Sí llegó a materializarse la pro­
puesta de levantar una factoría de «mariscos en conserva y salazón de
pescados» en La Güera, realizada por la sociedad Marcotegui, Guedes y

207
-
Cía. En noviembre de 1919 salieron de Villa Cisneros, en el vapor Fuer­
1
Naturalmente, los canarios
teventura, el teniente coronel Bens y el representante de la citada firma,
Ignacio Sáenz Marcotegui, además de Juan Iglesias, de la casa Orive t
t
de la colonización hispana del
nia se fue consolidando, se hi
Hermanos, y Miguel Quevedo, de la casa Sarmiento. Finalmente, se habitantes de las islas. Se rec
construyeron sus dependencias, en las que algunos canarios se asentaron composición de las unidades m'
de forma permanente. Posteriormente, en la misma localidad, Andrés a los soldados) como en lo relati
Parrés estableció una factoría que empleaba a personal canario en la ac­ mientas y dependencias oficiales"!
tividad pesquera y nativo en las tareas de tierra. 22 torías pesqueras, Trasatlántica,
Seguramente fue más importante la presencia de pescadores cana­ pecialmente en lo referente a
rios en la zona asignada a Francia y que pronto sería conocida como definitiva, y lógicamente, Can
Mauritania. Las negociaciones hispano-francesas emprendidas desde del archipiélago y la tradicional
1886 sobre el derecho de ocupación de la costa occidental de África sarrollaban, tuvieron una impo
culminaron en el Tratado Hispano-Francés de 1900 que delimitaba las En lo que concierne a la pres .
posesiones de ambas partes en Cabo Blanco y el golfo de Guinea. Lo tingentes militares que ocuparon<
fundamental fue que la'península de Cabo Blanco se dividió en dos, 1884), contamos con el testimo
quedando para España la parte occidental, y la oriental, incluido Cabo quien tomó posesión de su cargo}
Blanco y la bahía del Galgo (el lugar mas idóneo para establecer una Al referirse al destacamento
factoría y pescar), para Francia. El citado tratado recogía en su artícu­
lo segundo el derecho de los pescadores españoles a hacer sus capturas Se organizaron rondallas. Los
legación, o Gobierno, cantando
(<<pueden seguir pescando los súbditos españoles en la bahía del Gal­ sus habilidades en el cante flame
go»), arreglar sus redes y demás tareas en la parte correspondiente al requinto (guitarra pequeña), dabaa
país galo. 23 Precisamente en esta zona los franceses crearon la ciudad ;
de Port Etienne (actual Nouadhibou, cuyos orígenes hay que situarlos El concurso de los soldados c
en 1905), en uno de cuyos barrios (La Charca) se instalaron temprana­ te de Villa Cisneros y su paulaf
mente pescadores canarios, en especial los originarios de Lanzarote y el aeródromo) también viene c
La Graciosa, dedicados a la pesca artesanal.2 4 En 1912 fueron observa­ Kessel, quien hizo un viaje sig "
dos por el entonces oficial francés E. Psichari: Casablanca-Dakar, con parada en;

Nous avons rencontré, sur cette greve, des pecheurs espagnols qui ha­ Bastaba observar con un poco'
laient sur le sable de lourds filets charges de poisons. J'entends encore leurs movimientos de los achaparrados
cris gutturaux: «Ala! Ala! A la riva!», De larges mouvements ordonnés, que formaban la guarnición tenían
dans un soleil tiede qu' adoucissait encore la brise du large. 25 teriales, excavaban el suelo, ins
decidida parecía dirigir sus tare
Seguramente, los pescadores canarios que dieron la bienvenida a la tanto dentro como fuera del fuerte,
expedición de Bens cuando ocupó La Güera en 1920 estaban en realidad y sus habitantes no vivían enclaus .
establecidos o faenando en zona francesa. 26 En todo caso, como ya se co­
mentó, el control sobre los citados pescadores fue uno de los factores Los canarios también estuviero
que impulsaron la ocupación de La Güera, tal como reconocía Bens: se encargaba de las imprescindib
no archipiélago. Buena parte de 1
La ocupación de la Agüera también nos era indispensable por estar este unían ambas era de origen isleño..
lugar inmediato a Port Etienne, y las autoridades francesas tenían que des­ 1919, se dirigió, en compañía de
pachar allí la documentación de nuestra flota pesquera de Canarias y la de notables locales, a tomar posesión
la península. 27 desplazó desde Villa Cisneros en el

208
Naturalmente, los canarios fueron determinantes en todas las facetas
de la colonización hispana del litoral sahariano. A medida que la colo­
nia se fue consolidando, se hizo automático el recurso a los cercanos
habitantes de las islas. Se recurrió a ellos tanto en lo que respecta a la
composición de las unidades militares (especialmente por lo que hacía
a los soldados) como en lo relativo a la construcción de los acuartela­
mientos y dependencias oficiales. En paralelo, la empresa privada (fac­
torías pesqueras, Trasatlántica, etc.) también se nutrió de canarios, es­
pecialmente en lo referente a su personal menos cualificado. En
definitiva, y lógicamente, Canarias y sus naturales, dada la proximidad
del archipiélago y la tradicional actividad pesquera y marítima que de­
sarrollaban, tuvieron una importante presencia en la nueva colonia.
En lo que concierne a la presencia de canarios en los primeros con­
tingentes militares que ocuparon Villa Cisneros (cuya creación data de
1884), contamos con el testimonio del, por entonces, capitán Bens,
quien tomó posesión de su cargo de gobernador de Río de Oro en 1904.
Al referirse al destacamento armado que dirigía señala:

Se organizaron rondallas. Los soldados catalanes salían al patio de la De­


legación, o Gobierno, cantando bellas sardanas, los andaluces demostraban
sus habilidades en el cante flamenco, y los canarios, con acompañamiento de
requinto (guitarra pequeña), daban al aire sus sentidísimas folías e isas. 28

El concurso de los soldados canarios en la mejora material del fuer­


te de Villa Cisneros y su paulatina conversión en población (incluido
el aeródromo) también viene confirmado por el testimonio de Joseph
Kessel, quien hizo un viaje siguiendo la línea aérea postal Toulouse­
Casablanca-Dakar, con parada en el poblado:

Bastaba observar con un poco de atención para darse cuenta de que los
movimientos de los achaparrados y bronceados soldados de las Islas Canarias
que formaban la guarnición tenían un propósito, un sentido, trasportaban ma­
teriales, excavaban el suelo, instalaban alambradas ... Una voluntad lúcida y
decidida parecía dirigir sus tareas. Más tarde pude comprobar el resultado
tanto dentro como fuera del fuerte, pues en Villa Cisneros no reinaba el temor
y sus habitantes no vivían enclaustrados dentro de sus cuatro paredes. 29

Los canarios también estuvieron muy presentes entre la marinería que


se encargaba de las imprescindibles relaciones de la colonia con el veci­
no archipiélago. Buena parte de los tripulantes de las embarcaciones que
unían ambas era de origen isleño. Lo confirma el propio Bens cuando, en
1919, se dirigió, en compañía de un secretario de embajada y algunos
notables locales, a tomar posesión del territorio de Hni. La comitiva se
desplazó desde Villa Cisneros en el pailebote Río de Oro, de la Compa­

209
ñía Trasatlántica. Algunos marinos canarios de la nave desempeñaron un
importante papel en los primeros momentos de las negociaciones con los
notables del territorio. En concreto, «tres hombres de Canarias de nues­
tra tripulación, se ofrecieron voluntarios» para acompañar a tierra a uno
de los más importantes notables que salió a recibirlos:

Se fueron los canarios con los moros y a los cinco días regresaron car­
gados de regalos que les habían hecho los indígenas: pan, carnero miel, Años más tarde, el 30 de no .
huevos y gallinas. de La GÜera. Lo hizo al mando
Habían recorrido Uni y me dijeron que los jefes moros les habían dado narias en el Infanta Isabel, con
el encargo de que yo podía desembarcar y ocupar el territorio acompañado un secretario de embajada. Tam '
. 30
de la fuerza que .creyera convemente. del ramo de la construcción»,36
otros oficiales enviados por la
El citado pailebote Río de Oro, y su marinería canaria, también ha­ objetivo de que construyeran sus
bía sido utilizado por Bens en la expedición que organizó para ocupar Sin embargo, hasta comienzos.
la zona de El Parchel, para lo que salió de Villa Cisneros el 9 de marzo pañola del Sáhara se reducía casi
de 1911.J1 poblados: Villa Cisneros, Cabo· .
La dependencia de la marinería canaria se puso de relieve asimismo ningún control sobre el resto del
en otros aspectos de la vida de la nueva colonia. Cuando Bens llegó a lidación de la presencia hispana'
Villa Cisneros en 1904 en calidad de gobernador, se encontró con que concretarse en pleno período rep
la residencia oficial se encontraba en muy mal estado. El material que blecer comunicación terrestre
necesitaba (madera, herraje, cal y cemento) para restaurarla debía ron algunos puestos militares en
transportarse obligatoriamente de las Canarias. Consiguió que los ca­ tropas indígenas. 38 ,
pitanes de los vapores correo de la Trasatlántica (entre ellos el paile­ En plena guerra civil española;
bote Río de Oro), los de los correíllos interinsulares canarios y los pa­ 38 detenidos en Tenerife por su .
trones de la flota pesquera le llevaran todos los materiales sin cobrar el dos en el trazado de pistas. En
f1ete. 32 todavía permanecían en la colo
La presencia canaria entre los albañiles, carpinteros y miembros de ciones con los soldados de la gu
los demás oficios necesarios para la construcción y mejora de los pri­ nizaron una fuga apoderándose de .
meros fortines, poblados y factorías también fue importantísima pues do del cual un total de 23 depo
se tuvo que recurrir casi obligatoriamente a sus servicios. De hecho, ya isleños en su mayoría, huyeron h
los encontramos en la construcción de la factoría levantada en Cabo guieron llegar felizmente. 39 Tamb'
Juby por Donald Mackenzie en la segunda mitad de los años setenta, buscaron refugio, casi siempre
tal como recogía la prensa canaria de 1886: te en Port Etienne (actual Noua
abultada cifra de 800 pescadores
varios hombres de Lanzarote, empleados en terminar las obras de albañile­
ría pendientes. 33 nes de los que la agrupación can
ción Nacional en agosto de 1937."
Un testimonio posterior iba más lejos en su valoración del papel de­ teo a través de Port Etienne, pe
sempeñado por las Canarias en la factoría: isleños avalados a su llegada a V:
canaria entre el 31 de julio y el 2
En los primeros días de la factoría de Juby, hoy puerto Victoria, hasta la trataba de pescadores y en 21, de
cal y la piedra para las construcciones se asegura fue conducido especial­
mente desde Lanzarote. 34

210
El ya citado gobernador Bens también necesitó el concurso de espe­
cialistas canarios para la restauración de la residencia oficial y otras
obras que llevó a cabo en Villa Cisneros:

Contábamos entre el personal de tropa canario con albañiles, carpinte­


ros, canteros y peones moros. 35

Años más tarde, el 30 de noviembre de 1920, Bens tomó posesión


de La GÜera. Lo hizo al mando de una expedición que salió desde Ca­
narias en el Infanta Isabel, con tres oficiales y un centenar de soldados,
un secretario de embajada. También lo acompañaban «algunos obreros
del ramo de la construcción»,36 compuesto por albañiles, carpinteros y
otros oficiales enviados por la sociedad Marcotegui y Guedes, con el
objetivo de que construyeran sus almacenesY
Sin embargo, hasta comienzos de los años treinta la colonización es­
pañola del Sáhara se reducía casi exclusivamente a la existencia de tres
poblados: Villa Cisneros, Cabo Juby y La Güera, sin prácticamente
ningún control sobre el resto del territorio. Paradójicamente, la conso­
lidación de la presencia hispana en el Sáhara Occidental comenzó a
concretarse en pleno período republicano, cuando se consiguió esta­
blecer comunicación terrestre con los tres citados enclaves, y se crea­
ron algunos puestos militares en el interior y las primeras unidades de
tropas indígenas. 38
En plena guerra civil española, fueron deportados a Villa Cisneros
38 detenidos en Tenerife por su filiación republicana, para ser utiliza­
dos en el trazado de pistas. En marzo de 1937, los 23 deportados que
todavía permanecían en la colonia habían entablado excelentes rela­
ciones con los soldados de la guarnición (la mayoría canarios). Orga­
nizaron una fuga apoderándose del buque correo Viera y Clavija, a bor­
do del cual un total de 23 deportados, 33 tripulantes y 97 militares,
isleños en su mayoría, huyeron hasta el puerto de Dakar, al que consi­
guieron llegar felizmente. 39 También existe constancia de canarios que
buscaron refugio, casi siempre temporal, en Mauritania, concretamen­
te en Port Etienne (actual Nouadhibou). Seguramente no alcanzó la
abultada cifra de 800 pescadores evadidos a bordo de 22 embarcacio­
nes de los que la agrupación canaria de la CNT daba cuenta a la Direc­
ción Nacional en agosto de 1937. Mas bien debió de tratarse de un go­
teo a través de Port Etienne, perfectamente documentado en los 216
isleños avalados a su llegada a Valencia por la organización cenetista
canaria entre el31 de julio y el 28 de octubre de 1937; en 48 casos se
trataba de pescadores y en 21, de marineros y portuarios. 40

211
~
I
)
Consolidación de la presencia colonial española y diversificación Cuadro 2.
de las actividades canarias (1936-1975)
1 Año
Precisamente fue en plena guerra civil española cuando se consoli­
1946 2.135
dó la colonización española del Sáhara, incluido el territorio interior 1955 24.563 ¡
que hasta entonces no había sido controlado. 41 Posteriormente, la con­ 1958 17.52S'
solidación del régimen franquista favoreció el impulso del urbanismo 1959 18.911
de la zona (especialmente a raíz de la elección de El Aaiún como capi­ 1960 18.489
tal de la colonia "hacia 1940, aunque sus orígenes se remontan a la dé­ 1961 16.92
cada de los treinta) y su desarrollo económico a partir de los años cin­ 1962 16.35~
cuenta y sesenta (estrechamente vinculado al posterior descubrimiento 1963 33.439f
y explotación de los yacimientos de fosfatos de Bucraa). En ambos 1964 37.35 .
procesos (aprovechados para convertir la colonia en provincia españo­ 1966 33.51
la) tuvo una importancia decisiva el gran aumento de las fuerzas mili­ 1967 46.5
1970 59.
tares desplegadas en el territorio (buena parte de las cuales procedían 1972 68.
de la antigua zona del Protectorado español de Marruecos, que se ha­ 1974 79.
bían visto obligadas a desalojar a partir de 1956), despliegue que se
consolidó a raíz de la llamada guerra de Ifni-Sáhara de 1957-1958. FUENTES: Para 1946. Meana Palac'
Como consecuencia de lo anterior el número de habitantes del terri­ blio 3W. Revista Bibliográfica de ..
XI. 627 (2006). Para los reslantes
torio experimentó un gran aumento. Yeso a pesar de que en 1958 la Kaydeda. 1988. p. 602.
zona de Cabo Juby (incluida la ciudad de Villa Bens o Tarfaya) fue en­ s.d.: sin datos.
tregada a Marruecos, por lo que a partir de entonces ya no contaría en
las estadísticas de la colonia. 42 Las cifras disponibles nos indican la
evolución demográfica del Sáhara La presencia canaria
Hasta que se utilice exhaustivamente la documentación pertinente no transcurrido entre 1884
podremos conocer las cifras relativas a los canarios establecidos en el la casi totalidad del pe
Sáhara. Por consiguiente, de momento, hay que utilizar la bibliografía va como prueba demos
disponible que nos ofrece algunos datos parciales. De los 119 europeos de 28 de enero de 1943
contabilizados en el censo de 1946, casi todos eran canarios de las islas glamentaron la prese
orienta1es. 43 Para 1960, hay que contentarse, por ahora, con la evidencia en el Sáhara. En ella
indirecta de la importancia del componente canario, puesta de manifies­ cercanas islas:
to en el censo de 4.778 «peninsulares e insulares»,44 como fue costum­
Esta Presidencia
bre presentar a los europeos durante cierto tiempo.45 Una de las pocas ci­ lonias-. por resoluci
fras incuestionables de los canarios en el Sáhara nos la proporciona un Político-Militar de
reciente artículo relativo a 1967, que establece que del total de los 9.395 da conceder direc
españoles, 3.317 eran originarios del archipiélago. 46 En el momento del personal civil que
abandono del Sáhara, el Cabildo insular de Lanzarote estimaba en 1.500 bajos auxiliares, s·
el número de familias lanzaroteñas establecidas en Villa Cisneros y El padecer lesiones
Aaiún que tendrían que marcharse del territorio. 47 En todo caso, parece
evidente que no se puede equiparar sin más el número de colonos al nú­ Posiblemente 10'
mero de isleños instalados en la colonia. Las cifras de peninsulares, lle­ guerra civil fue el
gados a partir de los años sesenta, fueron más importantes de lo que se fueron establecie
suele admitir (tal como evidencia el censo de 1967). frontera, compue

212
Cuadro 2. Evolución de la población del Sáhara español (1949-1975)

Año Saharauis Europeos Total

1946 2.135 119 2.254


1955 24.563 1.431 25.994
1958 17.525 1.710 19.235
1959 18.912 5.638 24.550
1960 18.489 5.304 23.793
1961 16.929 6.464 23.393
1962 16.353 7.953 24.306
1963 33.439 8.797 42.236
1964 37.356 10.393 47.749
1966 33.512 s.d.
1967 46.558 10.184 56.742
1970 59.777 16.648 76.425
1972 68.697 s.d.
1974 79.902 20.126 100.028

FUENTES: Para 1946, Meana Palacios, «El Aaiún de los pioneros: Un poblado de los años 40», Bi­

blia 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales (Serie documental de Geo-Crítica),

XI, 627 (2006). Para los restantes años, J. R. Diego Aguirre. Historia del Sáhara español, Madrid,

Kaydeda,1988,p.602.

s.d.: sin datos.

La presencia canaria fue especialmente notable en todo el período


transcurrido entre 1884 y fines de los años cincuenta, período en el que
la casi totalidad del personal no militar era originario de Canarias. Sir­
va como prueba demostrativa una orden de Presidencia del Gobierno
de 28 de enero de 1943, mediante la cual las autoridades franquistas re­
glamentaron la presencia de civiles contratados para tareas auxiliares
en el Sáhara. En ella se aludía expresamente a los procedentes de las
cercanas islas:

Esta Presidencia del Gobierno -Dirección General de Marruecos y Co­


lonias-, por resolución de esta fecha, se ha servido autorizar al Gobernador
Político-Militar de los territorios de Ifni y del Sáhara español para que pue­
da conceder directamente la entrada y permanencia en dichos territorios del
personal civil que procedente de Canarias, sea contratado para ejercer tra­
bajos auxiliares, siéndoles exigibles únicamente a éste el certificado de no
padecer lesiones tuberculosas. 48

Posiblemente lo más importante del período posterior al fin de la


guerra civil fue el paulatino incremento de las familias canarias que se
fueron estableciendo en el territorio. La característica población de
frontera, compuesta casi exclusivamente por hombres, con ausencia

213
de mujeres y niños, comenzó a sufrir importantes cambios, aunque dedicó un discurso en el que ex
haya que esperar hasta el final de la presencia hispana en el Sáhara nización de la flota pesquera. 59
para observar que un número relativamente importante de colonos es­ ta artesanal canaria que faenaba
pañoles se había arraigado profundamente en el territorio. Lo usual
fue que cuando las mujeres canarias estaban a punto de dar a luz se
desplazaran a las islas para hacerlo con mayores garantías, especial­ Cuadro 3.
mente eh caso de dificultades. Sin embargo, en un número indetermi­
nado de casos las familias decidieron, o no tuvieron otra alternativa,
que sus hijos nacieran en el Sáhara. Contamos con ejemplos tanto Año
para El Aaiún 49 o Villa Cisneros 5D como para La Güera,51 e incluso de
militares cuyos hijos nacieron en la colonia. 52 Lo anterior explica, 1943*

1966

aunque no completamente, la existencia de numerosos alumnos de


1973

origen canario, nacidos o no en el territorio, en los colegios de la


zona. 53 FUENTE: J. M. Martínez Milán, «Integrating
En buena parte de las familias que se asentaron en los años cuaren­ nal Economy, 1885-1975», InrernationalJo
ta se observa que tenían vínculos anteriores con el Sáhara. Fue el caso * Solamente datos para la provincial de Las
dellanzaroteño Gregorio Mesa Corujo y de Rafaela Martín Santana,
protagonistas en 1949 de la primera boda registrada en Villa Cisneros.
El padre del marido había mantenido contactos con los territorios, A la hora de calibrar la impo
mientras que el padre de ella pescaba en el banco sahariano. 54 La gue­ conjunto de la población de la ea
rra civil también favoreció que algunos naturales de las islas buscaran buena parte las campañas de pes'
refugio entre sus familiares instalados en el Sáhara. 55 del año.
La presencia canaria vinculada a la actividad pesquera continuó Naturalmente, hablar de pese
siendo importante, especialmente en La Güera, tal como constata el si­ casi tanto como a hablar de pes
guiente testimonio fechado en la segunda mitad de los años cuarenta: que su actividad en la zona eontr .
do importante. A raíz de la inde .
Los canarios tienen perfectamente organizada la pesca, con flotillas es­ presencia de la flota pesquera e
peciales de barcos a motor y veleros aparejados de pailebotes, mandados citado país estuvo regulada por 1
unos y otros por expertos patrones conocedores de todos los parajes de ritanos. 60 Con el paso del tiempo,.
aquellas costas. 56 te mauritano en la ciudad, la im
muestra su escaso peso demogr
Ni siquiera la guerra de 1957-1958 paralizó la actividad de los isle­ 1972. 61
ños en el litoral sahariano, ya que se tiene noticias de pesqueros cana­ La llegada al Sáhara de canari
rios atacados a tiros a la altura de Bojador.-17 Dos pescadores canarios, mente a la actividad pesquera es
Martín Morena y Ramallo, explotaban un pequeño langostero en la signada a satisfacer las necesi
zona conocida como Puerto Rico (una ensenada con embarcadero al posteriormente, también civil) d
sur de Aargub, en la costa frente a Villa Cisneros), vendiendo parte de mediante la ya citada orden de la'
sus capturas a integrantes de la bandera de la Legión temporalmente que destacar el caso de los maes
estacionada en sus proximidades.5~ la urbanización de la nueva capi
En 1964, cuando visitó La Güera el ministro de Trabajo, Romero algunos acuartelamientos y, ade .
Goma, aproximadamente 1.500 pescadores (aunque no todos canarios) viviendas de particulares. Por ej ,
faenaban unos cinco meses al año en la zona. De ellos, unos 900 dieron rigió las obras del cuartel del 3."'
una «entusiasta y preparada» bienvenida al citado ministro, quien les Mesa, nacido en Villa Cisneros

214
dedicó un discurso en el que expuso los objetivos de la ley de moder­
nización de la flota pesquera. 59 Contamos con algunas cifras de la flo­
ta artesanal canaria que faenaba en los caladeros saharianos

Cuadro 3. Flota artesanal y pescadores canarios en el litoral sahariano


(1943-1973)

Año Naves Tripulantes

1943* 195 3.695


1966 356 9.103
1973 286 4.605*

FUENTE: J. M. Martínez Milán, <<integrating Western Saharan Coastal Fisheries ¡nto the Internacio­
nal Economy. l885-1975».!ntemationa/ Jouma! ofMaritime History, XX, n.º 1(2008).
* Solamente datos para la provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

A la hora de calibrar la importancia de los pescadores canarios en el


conjunto de la población de la colonia, debe tenerse en cuenta que en
buena parte las campañas de pesca se limitaban a determinados meses
del año.
Naturalmente, hablar de pescadores canarios en La Güera equivale
casi tanto como a hablar de pescadores canarios en Port Etienne, ya
que su actividad en la zona controlada por los franceses continuó sien­
do importante. A raíz de la independencia de Mauritania, en 1960, la
presencia de la flota pesquera canaria y de los negocios isleños en el
citado país estuvo regulada por los tratados y convenios hispano-mau­
ritanos. 60 Con el paso del tiempo, y a medida que crecía el componen­
te mauritano en la ciudad, la importancia canaria menguó, como de­
muestra su escaso peso demográfico en el censo de Nouadhibou de
1972. 61
La llegada al Sáhara de canarios no vinculados directa o indirecta­
mente a la actividad pesquera estuvo desde un primer momento con­
signada a satisfacer las necesidades de la administración militar (y,
posteriormente, también civil) del territorio, como se puso de relieve
mediante la ya citada orden de la Presidencia de enero de 1943. Hay
que destacar el caso de los maestros albañiles, quienes contribuyeron a
la urbanización de la nueva capital de El Aaiún, a la construcción de
algunos acuartelamientos y, además, a la edificación de las primeras
viviendas de particulares. Por ejemplo, Antonio Hemández Sicilia di­
rigió las obras del cuartel del 3. er Tabor de Tiradores de Uni 62 o Manuel
Mesa, nacido en Villa Cisneros en el seno de una familia canaria, se

215
convirtió en el carpintero de la Unidad del Mar del Gobierno General ta de transporte del mineral en 1
del Sáhara. 63 llegada de casi un centenar de e
Poco a poco fueron apareciendo a lo largo y ancho del territorio ne­ cos secuestros de civiles perpe
gocios de todo tipo (transporte, comercio, restauración, construcción, grancanario Antonio Martín H
etc.), dedicados a satisfacer las necesidades militares y funcionarios marzo hasta octubre de 1975. 73
que no eran cubiertas directamente por la administración colonial. En de que no fue por casualidad qu
1964, existían en el Sáhara un total de 110 empresas (82 de transporte, el principal empresario del r
68 de ellas terrestres) y 389 establecimientos comerciales (134 bares y Aaiún, hubiera sido secuestrad(j
cafés y 5 bancos).64 El sector de la restauración, compuesto por bares,
cafés, restaurantes y tabernas (centros de sociabilidad casi en exclusi­ Los motivos han sido al p
va en los cuarenta y parte de los cincuenta), solía estar en manos de ca­ de negocios que fue el que tran
narios. En los años cuarenta en El Aaiún, la taberna de Camilo Santa­ puerto de El Aaiún, cuando los
na era prácticamente el único centro de ocio de la ciudad, si excluimos año pasado. 74
los casinos y cantinas militares. Otro establecimiento de este tipo que
tuvo cierto predicamento en la capital en la década de los setenta fue el Naturalmente, también fue'
bar Lucha Canaria. 65 Igualmente proliferaron los restaurantes, como del transporte marítimo de pasa'
Casa Mariano. 66 También tenemos ejemplos para otras ciudades y po­ guerra de Uni-Sáhara de 1957-1
blados de la coloniaY ria desempeñó un papel fund
El transporte terrestre, otro de los sectores importantes de la activi­ necesario a los combatientes del
dad económica local, también estuvo copado por los canarios en sus di­ ron parte de las tripulaciones de;
ferentes variantes. Un viajero recién llegado al aeropuerto de El Aaiún autoridades de la colonia. Fue el
en octubre de 1973 comenta al respecto: de la Delegación del Gobierno
terano, [que] conocía la ría conf
Hay pocos taxis -por lo que he tenido que esperar unos 20 minutos­ En los años cincuenta los isl
pero asómbrate. todos son Mercedes; los taxistas son canarios, muy simpá­ cho y consignación de buques, .
ticos y parlanchines. 68 GÜera. Básicamente estas empre
pesqueras canaria y peninsular q.
Aunque no faltan las noticias que nos informan que la mayoría de de esos años en el caladero sah .
los taxistas eran saharauis. 69 El sector del transporte público colectivo rización para instalar sus negoci
(autobuses y, especialmente, Land Rovers) también estuvo controlado to Cruz, a quien se le concedió·
por los canarios, según documenta un viajero francés que utilizó una combustibles líquidos para su .
«guagua du Canarien» (en realidad un «Land Rover diligence») en pudo instalar una agencía consi
1967 para desplazarse a Smara: cinto Díaz Oliva. 77
Asimismo encontramos a na
Selon le chauffeur, il y a huit ans encare, les Canariens ne s'engageaient de propietarios o dirigiendo todo
pas sans escorte militaire sur la poste de Smara. Maintenant, ils partent comerciales. Fue el caso de ALe·
quand cela leer chante. 7o
terial de construcción y electrici
muebles, que se anunciaba en la
El transporte de camiones también estuvo en manos de los isleños. 7l
tenta; también disponía de una
Uno de los miembros de la familia Montelongo, de Fuerteventura, emi­
para facilitar la descarga de los
gró en los años cincuenta a la colonia donde se estableció tras varias atracar en el puerto de El Aaiún.
peripecias como camionero en El Aaiún, ciudad a la que pudo llevar a permercado Salas Araya, inaug
su familia en 1965. 72 Tras el atentado del Frente Polisario contra la cin­ tación, actividad para la que con

216
ta de transporte del mineral en 1973, el servicio se reanudó gracias a la
llegada de casi un centenar de camioneros de Canarias. Uno de los po­
cos secuestros de civiles perpetrados por el Frente Polisario fue el del
grancanario Antonio Martín Hemández, quien estuvo prisionero desde
marzo hasta octubre de 1975. 73 Entre los colonos existía la convicción
de que no fue por casualidad que Martín, a quien algunos consideraban
el principal empresario del ramo del transportey domiciliado en El
Aaiún, hubiera sido secuestrado por los independentistas saharauis:

Los motivos han sido al parecer la venganza y el castigo de este hombre


de negocios que fue el que transportó en camiones el fosfato de Bu Craa al
puerto de El Aaiún, cuando los polisarios sabotearon la cinta en octubre del
año pasado. 74

Naturalmente, también fue importante el sector naviero, encargado


del transporte marítimo de pasajeros y mercancías. Durante la llamada
guerra de Ifni-Sáhara de 1957-1958, la pequeña y mediana flota cana­
ria desempeñó un papel fundamental en el abastecimiento de todo lo
necesario a los combatientes del bando español; 75 los canarios forma­
ron parte de las tripulaciones de las escasas naves al servicio de las
autoridades de la colonia. Fue el caso del patrón de la falúa al servicio
de la Delegación del Gobierno en Villa Cisneros, un «canario muy ve­
terano, [que] conocía la ría con los ojos cerrados».76
En los años cincuenta los isleños crearon varias agencias de despa­
cho y consignación de buques, tanto en Villa Cisneros como en La
GÜera. Básicamente estas empresas estuvieron al servicio de las flotas
pesqueras canaria y peninsular que incrementaron su actividad a partir
de esos años en el caladero sahariano. Entre los que consiguieron auto­
rización para instalar sus negocios, figura el grancanario Emiliano Bri­
to Cruz, a quien se le concedió licencia para instalar un depósito de
combustibles líquidos para suministro de embarcaciones. También
pudo instalar una agencia consignataria en La Güera ellanzaroteño Ja­
cinto Díaz Oliva. 77
Asimismo encontramos a naturales de las islas Canarias en calidad
de propietarios o dirigiendo todo tipo de negocios y establecimientos
comerciales. Fue el caso de ALCORDE, S.L., que comercializaba ma­
terial de construcción y electricidad, así como electrodomésticos y
muebles, que se anunciaba en la revista África en los años sesenta y se­
tenta; también disponía de una flotilla de buques anfibios utilizados
para facilitar la descarga de los mercantes que tenían dificultades para
atracar en el puerto de El Aaiún. 78 Además, en El Aaiún estuvo el su­
permercado Salas Araya, inaugurado en 1964, del ramo de la alimen­
tación, actividad para la que contaba con una planta frigorífica y grupo

217
electrógeno propio, y también se anunciaba en la revista África. 79 Do­ El comerciante canario que
mingo Salas Araya fue igualmente uno de los propietarios y consejeros contenedores en los que llevarse
de INSAMART, empresa dedicada a la producción de harina de pesca­
do y otros subproductos de la pesca ubicada en La GÜera. 80 Igualmen­ De todas formas conviene act
te destacable era la Pescadería y carnicería hermanos González Santa­ y empresas que funcionaron en .
na, con capacidad frigorífica de 9.000 kilos de carne, un negocio papel desempeñado por no pocos
próspero al menos desde 1963, cuyos propietarios también lo fueron de ron los verdaderos propietarios
la tienda de telas El Kilo, establecimiento que curiosamente vendió intervinieran abiertamente en su
casi todas las telas utilizadas en las numerosas banderas saharauis con testaferros u hombres de paja. P
que parte de la población recibió a los enviados de la ONU en 1975. 81 con numerosas ventajas: facili
Varios miembros de la familia Barber participaron también en empre­ versas unidades militares, utiliz
sas con sede en las islas y sucursales saharianas. 82 Fueron relativamen­ remunerados con sueldos sensi
te frecuentes aquellas con sede en Canarias propietarias de naves in­ tencia privada, etc. Habría tambi
dustriales en El Aaiún y otras ciudades. 83 Aunque lo cierto fue que industriales y comerciantes can
algunos negocios ni siquiera consiguieron funcionar. 84 Asimismo, encontramos una
Otras iniciativas fueron más modestas, como la tienda de muebles va de asalariados. En los años c'
en El Aaiún regentada a comienzos de los sesenta por una mujer de tación de los recursos de la zona,
Arucas,85 o el taller situado a dos horas de Land Rover de El Aaiún en laron algunas empresas norteam
dirección a Smara: canarios. Entre ellas, la United
zación de estudios fotogeológico
Loin de tout, apres des heures de tangage, un petit chantier de répara­
tions routieres oiJ un Canarien en béret noir aligne, avec cinq manreuvres en
perforaciones del subsuelo en bu'
tuniques et trois brouetttes, un force de frappe suffisante pour construire un La puesta en marcha en 1962:
muret en grosses pierres dont la destination reste encore a définir. 86 Sáhara (ENMINSA), denominadl
1969, contribuyó a aumentar ex
Otro modesto negocio fue la tienda de comestibles que Eduarda bajadores. Al comenzar la explo ,
Quintana instaló en La Güera: trabajadores (unos 2.300 de los e
harauis) tenían su origen en las is
Yo abrí una pequeña tienda de aceite y vinagre, donde vendía un poco de lla época es elocuente al respecto:.
todo, especialmente fruta y verdura, que mi familia me enviaba en barco
desde Canarias y que tan ausente estaba en la colonia militar donde vivía­ había unas compañías americanas'
mos. Vendía siempre al contado, a todo el que quisiera comprar, sin hacer charme a eso, porque tenía un a .
distinciones jamás, daba igual si eran españoles o moros. 87
meses, bueno, era el sistema de 2
bien, pero después empezaron a v
No debe extrañar que, en octubre de 1974, en vísperas del abandono
del territorio por parte de España y como consecuencia del pánico ex­
También fue el caso de Juan B}
perimentado con motivo del estacionamiento de tropas marroquíes en
un salario muchísimo mayor que .
la frontera, un testigo afirmara que
algunos establecimientos propiedad de paisanos -generalmente canarios­ Yo estaba ganando aquí 600 pe
continúan cerrados. 88 setas. Y el primer sueldo que yo e

En realidad, el cierre de los comercios canarios se produjo de mane­ Los testimonios de los cante
ra generalizada a partir de noviembre de 1975,89 cuando España cedió el naria entre el personal menos cual'
territorio a Marruecos y Mauritania en virtud del acuerdo tripartito:

218
El comerciante canario que ha repatriado a la familia y espera ahora los
contenedores en los que llevarse las últimas mercancías invencidas. 90

De todas formas conviene aclarar que en el estudio de los negocios


y empresas que funcionaron en la colonia, hay que tener en cuenta el
papel desempeñado por no pocos jefes y oficiales del ejército, que fue­
ron los verdaderos propietarios o socios de buena parte de ellos, bien
intervinieran abiertamente en su dirección o indirectamente mediante
testaferros u hombres de paja. Para asegurarse su rentabilidad contaban
con numerosas ventajas: facilidades para obtener contratas de las di­
versas unidades militares, utilización de soldados como trabajadores
remunerados con sueldos sensiblemente menores a los de la compe­
tencia privada, etc. Habría también que indagar las conexiones de los
industriales y comerciantes canarios con los citados jefes y oficiales.
Asimismo, encontramos una alta participación canaria en el colecti­
vo de asalariados. En los años cincuenta, con el comienzo de la explo­
tación de los recursos de la zona (especialmente los fosfatos) se insta­
laron algunas empresas norteamericanas que atrajeron a trabajadores
canarios. Entre ellas, la United Geophisical (especializada en la reali­
zación de estudios fotogeológicos) e Ibérica de Sondeos (dedicada a
perforaciones del subsuelo en busca de agua).91
La puesta en marcha en 1962 de la Empresa Nacional Minera del
Sáhara (ENMINSA), denominada Fosfatos de Bucraa, S.A. a partir de
1969, contribuyó a aumentar extraordinariamente la demanda de tra­
bajadores. Al comenzar la explotación de Fos Bucraa la mayoría de los
trabajadores (unos 2.300 de los cuales 750 aproximadamente eran sa­
harauis) tenían su origen en las islas. 92 Un testimonio canario de aque­
lla época es elocuente al respecto:

había unas compañías americanas que yo estuve a punto también de mar­


charme a eso, porque tenía un amigo aquí que trabajó allí y venía todos los
meses, bueno, era el sistema de 20 días allí y 10 aquí y lo pagaban muy
bien, pero después empezaron a venir mucha gente enferma yeso ya ... 93

También fue el caso de Juan B., quien acudió al Sáhara en busca de


un salario muchísimo mayor que el que percibía en su tierra:

Yo estaba ganando aquí 600 pesetas a la semana. De mecánico, 600 pe­


setas. Y el primer sueldo que yo cobré allí fueron 20.000 pesetas al mes. 94

Los testimonios de los contemporáneos confirman la presencia ca­


naria entre el personal menos cualificado:

219
La mayoría de los técnicos eran extranjeros y los obreros solían ser ca­ padres, humildes campesinos,
narios con algún saharaui, al frente de los cuales había un jefe de campo, como una mula por un sueldo
casi siempre español; se decía que ganaban unos sueldos fabulosos compa­ modo, se conocía a mucha ge .
rados con la paga del personal de la Legión; los adelantos y comodidades ella era de las pocas que selecco'
de que gozaban eran un referente de los que alcanzarían más adelante los a ningún «chulo». Me dio su .
acuertelamientos españoles. 95 y que le encantaría que fuera a
ra posible. Pero sobre todo fue
Entre los oficios, siempre escasos, los canarios eran hegemónicos: dos los pormenores de su ex
Cada cierto tiempo un suboficiaf
Tenemos una falta endémica de fontaneros, carpintero, electricistas, rets o casas de lenocinio a una
los pocos que hay son canarios, cobran lo que quieren y vienen cuando guapas y entre ese abanico de
quieren. 96 gratis en la «Estafeta» a Sm
de la Legión. Cuatro o cinco S
resto para la tropa. Están unos I
Algunos testimonios, como el de un viajero francés que visitó El
tes verdes, pues trabajan en pI .
Aaiún en 1967, señalaron que al menos una parte de los citados espe­ con unos 1.200 hombres, no sé
cialistas no eran especialmente cuidadosos en sus tareas: unos 30 hombres por día dan un.
negocio es productivo y «todo e
C'est la marche orientale des Canaries ou les ouvriers, les servantes, tout ciosos y oficial», pues las «Est
ce qui s' active un peu est insulaire. Pour les pauvres il y a de l' argent a la sonal militar. 103
sueur du fronL Surtout pour les plombiers et les mac;:ons. A y regarder de
plus preso L'on s'aperc;:oit qu'il y a plus de réfections que de constructions
También había prostitutas e
neuves. La résidence des fonctionnaires a dex ou trois ans d'age, mais c'est
déja une ruine administrative: W-C cases, vitres béantes, canalisations per­
otras localidades. Una de ellas,
cées, eau coupée, murs lézardés. La saleté y trone, lasse et souveraine. 97 periodista que la Marcha Verde

Casi todas tenemos casas en


Las mujeres canarias también tuvieron cierta facilidad para acceder
mucho de nuestro futuro. Nue
al mercado laboral, ejerciendo diversas actividades: trabajaban en la mente en cualquier parte. 104
restauración,98 el servicio doméstico,99 eran niñeras, lOO lavanderas,loI
dependientas,102 etc. Algunas practicaban la prostitución, en una mo­ Entre los canarios que pasar
dalidad que podríamos denominar «golondrina» o de «zafra». En di­ entre ellos el capitán Madrid y
ciembre de 1973, una veintena de ellas que llegaron al aeropuerto de El son, quienes dirigían unidades
Aaiún, procedentes de Smara, a la espera de coger otro avión que las Buena parte de las unidades es
llevara a Gando, fueron descritas de la siguiente manera por un visi­ de isleños,106 como el Batallón
tante del aeropuerto: bas unidades acuarteladas en Ca
encontramos canarios en las fil
de estilo exuberante y variopinto, es decir, profesionales del amor o, si
quieres más llanamente, prostitutas ... Eran todas canarias, o esa es la im­
do, especialmente maestros. I09
presión que me dieron por su acento; y en general eran jóvenes, así a ojo, isleños deportados 110 y de otros
entre los 16 y los 30 años. fícilmente encajan en alguno de,
Su importancia también se p
Una de las componentes del grupo le contó sus peripecias en Smara: pectáculos organizados en la col
lucha canaria celebrado en Sm
Tengo 16 años. ¿Se me nota verdad?, me indicó con su agradable acen­
to canario haciendo ostentación de su joven y perfecto cuerpo. Hace dos
que estaba en el «oficio». Había abandonado su pueblo donde vivía con sus

220
padres, humildes campesinos, porque ella no estaba dispuesta a trabajar
como una mula por un sueldo de hambre. Que aquel trabajo era muy có­
modo, se conocía a mucha gente y se ganaba mucho dinero y que además
ella era de las pocas que seleccionaba a sus clientes y que no estaba sujeta
a ningún «chulo». Me dio su dirección en Las Palmas (una sala de fiestas)
y que le encantaría que fuera a verla, lo que le «prometí» en cuanto me fue­
ra posible. Pero sobre todo fue para mi un libro abierto pues me contó to­
dos los pormenores de su expedición a Smara --era la segunda vez que iba-o
Cada cierto tiempo un suboficial va a Las Palmas y «recluta» por los caba­
rets o casas de lenocinio a una veintena de fulanas, normalmente las más
guapas y entre ese abanico de los 15 a los 30 años, que son transportadas
gratis en la «Estafeta» a Smara, donde son alojadas y alimentadas a costa
de la Legión. Cuatro o cinco son destinadas a oficiales y suboficiales y el
resto para la tropa. Están unos 10 días y vuelven forradas con buenos bille­
tes verdes, pues trabajan en plan intensivo. La Bandera de Smara cuenta
con unos 1.200 hombres, no sé si todos las visitarían, pero grosso modo
unos 30 hombres por día dan un saldo de 300 clientes para cada mujer. El
negocio es productivo y «todo el mundo contento además de limpio, silen­
ciosos y oficial», pues las «Estafetas» sólo transportan mercancías y per­
sonal militar. 103

También había prostitutas en los locales de alterne de El Aaiún y


otras localidades. Una de ellas, seguramente canaria, comentaba a un
periodista que la Marcha Verde no le preocupaba excesivamente:

Casi todas tenemos casas en Canarias, por lo que no nos preocupamos


mucho de nuestro futuro. Nuestros negocios los podemos instalar fácil­
mente en cualquier parte. 104

Entre los canarios que pasaron por el Sáhara no faltaron militares,


entre ellos el capitán Madrid y el teniente Fernando Zerolo Dadwin­
son, quienes dirigían unidades nómadas a fines de los cincuenta. lOS
Buena parte de las unidades estacionadas en el territorio se componían
de isleños, 106 como el Batallón Cabrerizas y la Compañía de Mar, am­
bas unidades acuarteladas en Cabeza de Playa de El Aaiún. 107 También
encontramos canarios en las filas de la Legión lO8 y en el funcionaria­
do, especialmente maestros.I09 Tenemos noticias aisladas de algunos
isleños deportados 11O y de otros que, por carencias de información, di­
fícilmente encajan en alguno de los grupos citados. lll
Su importancia también se puso de manifiesto en algunos de los es­
pectáculos organizados en la colonia. Sirva de ejemplo un encuentro de
lucha canaria celebrado en Smara en 1975. 112

221
Canarios y saharauis: una mitificada y quimérica complicidad Dans le café-restaurant ou l'
lugubres, sans paella du Grand
Aunque con ligeras variantes acerca de la composición de los gru­ censés tels, habillés al 'europée
pos en que se dividía la colonia española en el Sáhara, todos parecen des Canaries, ces petits Guanches
coincidir en la existencia de dos o tres, más o menos perfectamente bons musulmans. La convivenci
identificados. Para unos, existían dos castas o grupos: la de los puros res portugais et si introuvable d
(militares) y la de los impuros (clérigos y paisanos -estos últimos di­ re ici, attablée, urbanisée, soupi
I'irifi, cet insinuant diabolique.
vididos en asimilados y malditos-).1I3 Para otros, se trataba de tres: mi­ juillet! 116
litares, funcionarios y paisanos.11 4 En todo caso, no cabe duda de que el
grueso de los canarios formaba parte bien de los impuros, bien de los
Más allá de los cafés y resta
paisanos, hasta el punto de que fue habitual utilizar los términos «pai­
parece que fueron la tónica en el
sanos» y «canarios» como intercambiables.
bía su nombre a la mayoría isle- '
Lo que sí se puede observar es que la categorización de «peninsu­
dad en que los españoles y los s
lares e insulares» parece surgir y consolidarse en los años cuarenta. Al
estuvieron mezclados. ll7 Incluso
menos esa impresión produce la lectura de las publica9iones que se
tos de Fos Bucraa, parece que e .
ocupaban del Sáhara e Uni en la época (Mauritania, Africa, Africa
Occidental Española, etc.) y de las monografías y folletos de publi­ partes, según Pélissier:
cistas militares (Doménech Lafuente, etc.), aunque haría falta una in­
Les Arabes et les Canariens son
vestigación que lo confirmase. Posiblemente la división de la pobla­ tour. Egal a Uni ... Un Saharien me
ción en «peninsulares e insulares» (antes de la guerra civil se hacía be dans cette entreprise est de 4.
alusión a europeos fundamentalmente) surgió en el momento en el tent, et je constate une fratemisa'
cual se pusieron las bases del ulterior desarrollo económico y urba­ deux communautésYs
nístico, que favorecieron el incremento demográfico del Sáhara en el
que lo característico fue que la población se componía del elemento Las mismas autoridades mili
militar (<<peninsulares» en su gran mayoría), en claro aumento numé­ cuando enviaron un informe al .
rico, y de los pescadores canarios (<<los insulares»). La citada catego­ 1974 el que exponían:
rización se mantuvo a pesar de los importantes cambios económicos,
sociales y demográficos (en los que se incluyó la llegada de peninsu­ Existe un apartamiento casi to
lares para ocupar plazas en los sectores de la administración, sanidad, ne, y un verdadero racismo, sobre
enseñanza, de técnicos y trabajadores especializados para la industria nario esta mucho más integrado e
del fosfato, etc.) operados a partir de la década de los sesenta y que no
la hacía tan operativa como en el período anterior. Sin embargo, el tan citado pe .
Como en el caso de los antiguos residentes (colonos) en el Protecto­ tan idílica convivencia o complici
rado español de Marruecos, existe la generalizada, y en buena medida
idealizada, creencia -que con el paso del tiempo se afianza- 115 de que Tassée autour des casemes, ce
las relaciones entre los colonizadores (españoles) y los colonizados doubler ses salaires plait-elle aux
(marroquíes y saharauis) fueron excelentes. Esa creencia se encuentra
aún más reforzada en el caso de los canarios (1os «insulares»). y añadía que la gran mayoría
¿Qué hay de cierto en ello? A falta de un estudio exhaustivo, conta­ la década de los sesenta, «con su b
mos con algunos documentos y testimonios que parecen confirmar lo a los campesinos corsos y sardos
anterior. El ya citado periodista francés que visitó El Aaiún en 1967 se­ ción y objetivos a las playas de u
ñalaba la «convivencia» entre canarios y saharauis: italiano:

222
Dans le café-restaurant ou l' on sert une soupe aux lentilles grasses et
lugubres, sans paella du Grand Erg, ni mechoui de Grenade, des arabes ou
censés tels, habillés a l 'européenne, boivent et mangent avec leurs freres
des Canaries, ces petits Guanches noirauds que j'ai du mal a distinguer des
bons musulmans. La convivencia (vie ensemble), si chere aux doctrinai­
res portugais et si introuvable dans le prolétariat d' Angola, je la découv­
re ici, attablée, urbanisée, soupirant apres vuelque verdure epargnée par
l 'irifi, cet insinuant diabolique. Ah, les soirées glaciales d 'El Aaiún en
juillet! 116

Más allá de los cafés y restaurantes, las buenas relaciones también


parece que fueron la tónica en el barrio Canario de El Aaiún (que de­
bía su nombre a la mayoría isleña que lo habitaba), el único de la ciu­
dad en que los españoles y los saharaui s (en este caso comerciantes)
estuvieron mezclados. lI7 Incluso en el ámbito laboral, en los yacimien­
tos de Fos Bucraa, parece que existió una buena sintonía entre ambas
partes, según Pélissier:

Les Arabes et les Canariens sont payés au meme salaire: 148 pesetas par
tour. Egal a Uni ... Un Saharien me dit que la mensualité minimun d'un ara­
be dans cette entreprise est de 4.000 pesetas, le maximum 6.000. Il est con­
tent, et je constate une fraternisation chaleureuse entre les travailleurs de
deux communautés. 118

Las mismas autoridades militares del Sáhara tenían esa impresión,


cuando enviaron un informe al gobierno de Madrid en el verano de
1974 el que exponían:

Existe un apartamiento casi total del nativo, al que poco aprecio se le tie­
ne, y un verdadero racismo, sobre todo por parte de los peninsulares. El ca­
nario esta mucho más integrado con ellos.1l 9

Sin embargo, el tan citado periodista francés se interrogaba sobre


tan idílica convivencia o complicidad:

Tassée autour des casernes, cette colonie canarienne qui s'éxile ici pour
doubler ses salaires plait-elle aux 9.700 Sahariens?120

y añadía que la gran mayoría de los canarios llegados al Sáhara en


la década de los sesenta, «con su brazo por todo capital», le recordaban
a los campesinos corsos y sardos que arribaban con la misma prepara­
ción y objetivos a las playas de una Libia colonizada por el fascismo
italiano:

223
Le Rio de Oro rapporte aux peuples de la mer et surtout aux aventureux Comisión Liquidadora capitales
de Fuerteventura qui accourent sur ses placers ensablés. Des sous-prolétai­ habían invertido en sus instala
res qui débarquent avec leurs bras pour tout capital. 121 Algunos redondearon el negoc' ,
gocio, previamente indemniza
Lo cierto es que en las memorias disponibles de casi todos aquellos industriales marroquíes. 126
(canarios y peninsulares) que por distintos motivos (milicia, negocios,
etc.) estuvieron un período más o menos largo de tiempo en el Sáhara,
no se detecta esas buenas relaciones entre españoles y saharauis, más Conclusiones
allá de casos puntuales y de las habituales relaciones que se establecen
entre ciertos mandos del ejército y algunos notables y asistentes nati­ La proximidad de las islas
vos. Lo que sí es evidente es que en la posterior idealización de las re­ así como el interés en proteger
laciones habidas con los saharauis (perfectamente observables a partir llevaban siglos efectuando sin'
de 1975) ha pesado muchísimo el clima antimarroquí imperante en nos, fue uno de los factores dete
buena parte de la sociedad española, acrecentado en esos momentos mercantil) que explican la pres
por los malos modos de los ocupantes del Sáhara. Sáhara. El sector pesquero conc
La historia de la presencia canaria en el antiguo Sáhara español vidad de los canarios (si exclui
prácticamente finalizó en mayo de 1975, cuando comenzó la evacua­ por los intereses hispanos, es
ción de civiles (especialmente mujeres y niños) hacia las islas, aunque 1884 y 1936, siempre focaliz
la salida masiva se demoró hasta finales del citado año y fue conocida Cisneros, Cabo Juby, Port Etie
como operación golondrina. 122 guerra civil se completó la ocn'
Los canarios fueron desigualmente afectados por la evacuación. No asignado a España en los acuerd
faltaron los que salieron perdiendo, los que se conocieron como los «po­ nueva capital (El Aaiún) y se
bres blancos», trabajadores y pequeños comerciantes instalados desde económicos (especialmente la e
los primeros momentos en la colonia. Un mecánico de unos 30 años, 28 que los canarios perdieran impo
de los cuales los había vivido en el Sáhara, manifestaba a un periodista peninsulares (militares y civiles),
su voluntad de permanecer en el territorio: «me tendrán que echar con tante aumento numérico de los is '
flit de aquí».123 Un comerciante, que había sido muy optimista respecto a mandas cambiantes, y crecientes,
la presencia colonial española en el Sáhara, se quejaba amargamente: litares del territorio y de los e
Llevo veinte años aquí y vendí hace poco en Lanzarote para ampliar un habían llegado. Finalmente, en 1
negocio que dejo ahora completamente abandonado, pues el material es de quí sobre la colonia, la operación
muy difícil evacuación, al tratarse de máquinas muy frágiles que difícil­ de la presencia colonial canaria
mente soportarán un transporte de urgencia. 124 abrió un nuevo período que no t

No faltaron los que sufrieron en sus propias carnes los disturbios


propios de la convulsa (e incompleta) descolonización del Sáhara. Notas
Hubo canarios entre los secuestrados por el frente Polisario y entre las
víctimas de los atentados. 125 1. Proyecto « Dinámicas imperiales,
Pero no todos ellos salieron perdiendo. No lo hicieron los militares imperio español (1650-1975)>>, HUM2
2. LOBO CABRERA, La esclavitud
(suboficiales, oficiales y jefes), los funcionarios (administración, en­ gros, moros y moriscos), Santa Cruz de 11
señanza, sanidad, etc.) o los empleados de empresas de ámbito estatal 3. ANAYA HERNÁNDEZ, Moroself
(Iberia, Atlas, etc.). Tampoco resultaron perjudicados los propietarios en las Islas Canarias (1569-1749), Las
y dirigentes de las grandes empresas, los cuales fueron acusados por la ción, Cultura y Deportes del Gobierno de
prensa del momento de, en connivencia con funcionarios, recibir de la 4. Una visión para los siglos xvu y

224
Comisión Liquidadora capitales muy por encima de los que realmente
habían invertido en sus instalaciones y del verdadero valor de éstas.
Algunos redondearon el negocio vendiendo las instalaciones o el ne­
gocio, previamente indemnizados por la Comisión, a comerciantes e
industriales marroquíes. '26

Conclusiones

La proximidad de las islas Canarias al litoral sahariano-mauritano,


así como el interés en proteger la actividad pesquera que los canarios
llevaban siglos efectuando sin interrupción en los caladeros saharia­
nos, fue uno de los factores determinantes Uunto con el estratégico y el
mercantil) que explican la presencia colonial española en el litoral del
Sáhara. El sector pesquero concentró el grueso de la presencia y acti­
vidad de los canarios (si excluimos a los militare encargados de velar
por los intereses hispanos, especialmente la pesca) en el lugar entre
1884 y 1936, siempre focalizada en cuatro enclaves costeros: Villa
Cisneros, Cabo Juby, Port Etienne y La GÜera. Después del fin de la
guerra civil se completó la ocupación efectiva de todo el territorio
asignado a España en los acuerdos firmados con Francia, se creó una
nueva capital (El Aaiún) y se potenció la explotación de los recursos
económicos (especialmente la exportación de fosfatos), lo que originó
que los canarios perdieran importancia frente a la masiva presencia de
peninsulares (militares y civiles), aunque también favoreció un impor­
tante aumento numérico de los isleños, que se especializaron en las de­
mandas cambiantes, y crecientes, de las aumentadas guarniciones mi­
litares del territorio y de los centenares de funcionarios civiles que
habían llegado. Finalmente, en 1975, a raíz de la Marcha Verde marro­
quí sobre la colonia, la operación Golondrina supuso el definitivo final
de la presencia colonial canaria en el Sáhara. A partir de entonces se
abrió un nuevo período que no toca analizar en estas páginas.

Notas
1. Proyecto «Dinámicas imperiales, descolonización y transiciones imperiales. El
imperio español (1650-1975)>>, HUM2006-07328, MCYT.
2. LOBO CABRERA, La esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI (ne­
gros, moros y moriscos), Santa Cruz de Tenerife, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1982.
3. ANAYA HERNÁNDEZ, Moros en la costa. Dos siglos de corsarismo berberisco
en las Islas Canarias (1569-1749), Las Palmas de Gran Canaria, Consejería de Educa­
ción, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, 2006.
4. Una visión para los siglos XVII Y XVIII, en SANTANA PÉREZ y SANTANA PÉ­

225
REZ, La Puerta Afortunada. Canarias en las relaciones hispano-africanas de los siglos 23. MARTÍNEZ MILÁN. Las pesquerías..., p. 71
XVtl y XVIlI, Madrid, Catarata, 2002. /fni y Sáhara. Una encrucijada en la historia de Espa
5. MARTÍN CORRALES, «Atraso tecnológico en la pesca del salado en Canarias 2001, p. 275.
en el siglo XVIII», en PESET (ed.), Ciencia, vida y espacio en /beroamérica, Madrid, 24. LÓPEZ BARGADOS. Arenas coloniales..., p.
CSIC, 1989. vol. 11. pp. 103-123, Y «La pesca española en el Magreb (siglos XVI-XVIII»>. mismo autor a este volumen. ~
en DONEDDU y GANGEMI. La pesca nel Mediterraneo Occidentale (secc. XVI-XVIII), 25. PSICHARI. Les voix qui crient dans le deserto Sl
Bari. Puglia Grafica Sud. 1994, pp. 25-39. Conard, 1920, p. 256. i
6. MARTÍNEZ MILÁN. Las pesquerías canario-africanas (1800-/9/4). Madrid. 26. Las autoridades francesas se quejaban a las espa
CIES,1992. narios intervenían en el contrabando de armas hacia el iJI
7. LÓPEZ BARGADOS, Arenas coloniales. Los Awlad Dalim ante la colonización se mostraban descontentos por la atención sanitaria qu
franco-española del Sáhara, Barcelona, Bellaterra. 2003. pp. 367-371. pescadores. MARTÍNEZ MILÁN. Las pesquerías..., p.
8. MARTÍNEZ MILÁN, Las pesquerías..., pp. 51-54. 64-67. 71 Y 76. 27. Gral. BENS. Mis memorias... , pp. 102-103.
9. DÍAZ ALMEIDA. «Pinceladas de la acción colonial española en la costa del Ma­ 28. /bid., p. 47.
greb Atlántico según la prensa de las Canarias Orientales a principios del siglo XX». en 29. KESSEL, Vent du sable. París, Gallimard. 1966.
XVI Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria. Cabildo sa (Viento de arena) de Inédita Editores, 2008. pp. 157·
Insular de Gran Canaria. 2006. pp. 983-988. 30. Gral. BENS. Mis memorias...• pp. 62-63.
10. MUÑOZ, «Antonio María Manrique (1837 -1907). viajero por Africa y estudio­ 31. /bid.• p. 105.
so del guanche». en Il Aula Canarias y el Noroeste de Africa (/986), Madrid, Cabildo 32. /bid .. p. 156. La factoría fundada en Villa Cisn
Insular de Gran Canaria. 1988, pp. 275-284. También QUINTANA NAVARRO, «Santa Trasatlántica empleaba a unos veinte marineros canariol
Cruz de Mar Pequeña y las tentativas Africanistas de la burguesía canaria». en v/ Colo­ rios ... ». p. 158.
quio de Historia Canario-americana. Aula Canarias-Noroeste de África (1984). Las 33. Crónica del corresponsal de El Día. recogida el
Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria. 1987. pp. 331-352. Y cial, 11, n.º 25-30 (1886). correspondiente a los meses de
MARTÍNEZ MILÁN. Las pesquerías..., pp. 75-76. en MAYRATA, Relatos del Sáhara. Literatura españe
11. MARTÍNEZ MILÁN, España en el Sáhara Occidental yen la zona sur del Pro­ 2002. pp. 39-46. la cita en p. 42.
tectorado en Marruecos, /885-/945. Madrid. UNED, 2003, pp. 71-82. LÓPEZ BAR­ 34. El mismo autor dirá. a propósito de la importar
GADOS. Arenas coloniales...• pp. 366-377. yor si cabe, pues ninguna nación con más intervenció,
12. MARTÍNEZ MILÁN. Las pesquerías... tan varios conceptos. si dominara el espíritu de cone
13. Gral. BENS, Mis memorias, 22 años en el desierto, Madrid. Ediciones del Go­ compatriotas á un paso de los nómadas y de los árabes
bierno del África Occidental Española. 1947. p. 65 Y también pp. 103 Y 128-129. ó frecuente con ellos», IRABIEN LARRAÑAGA, Apu
14. «Procuré por todos los medios. disipar el odio del indígena por el cristiano. cas­ Litoral. San Sebastián, Imprenta de L. Lancis, 1903,la
tigar el pillaje y el robo y evitar los cautiverios de pescadores y marinos», ibid.• p. 65 tivamente.
para la referencia en el texto y p. 70 para la de la nota. 35. Gral. BENS, Mis memorias..., p. 156.
15. /bid., p. 65. 36. /bid .. p. 100.
16. /bid.. pp. 127-128. 37. GARCÍA FIGUERAS, «España en el Sur de Ma
17. Entre los ataques sufridos por barcos pesqueros y mercantes canarios. se puede tal. Cronología y bibliografía». África, 125 (1935), pp.'
citar la muerte de cuatro pescadores isleños del pailebote Aventura en 1877. el secues­ 38. MARTÍNEZ MILÁN. España en el Sáhara....
tro de seis marineros del Ycod en 1897, en las cercanías de Cabo Bojador y también el DOS. Arenas coloniales... , pp. 433-445 Y 510-511.
incidente en el que resultaron heridos tres tripulantes del pailebote Joven Pedro. en 39. MINGUILLÓN GARCÍA. Memorias de Lucia
1927 en la playa de Gorrei. a unas 80 millas al sur de Villa Cisneros. LÓPEZ BARGA­ Tenerife. Baile del Sol. 2001, edición y notas de GARCÍ
DOS. Arenas coloniales... , pp. 383-384 y 505. colonia penitenciaria de Villa Cisneros. Deportaciones
18. NÚÑEZ MAZA. Viento del Sáhara, Madrid. Zeus, 1930. citado en MAYRATA. pública», Historia y Comunicación Social. 7 (200:
Relatos del Sáhara. Literatura española del desierto, Madrid. Clan, 2002, pp. 139-153, MILÁN, España en el Sáhara.... pp. 156-161.
la cita en p. 149. 40. Entre los cenetistas fugados figuran Eduardo 1
19. Gral. BENS, Mis memorias...• pp. 103-104. otros dos compañeros, MILLARES CANTERO. «Port­
20. /bid., p. 154. publicanos canarios durante la guerra civil». Canarii. ¡,
21. GARCÍA FIGUERAS. «España en el Sur de Marruecos y en el África Occiden­ Archipiélago. 12 (2008). pp. 8-9. De un intento de fuga (
tal. Cronología y bibliografía». África. 125 (1935), pp. 95-100. la referencia en p. 99. guarnición de La Güera, solamente uno consiguió huir
22. MARTÍNEZ MILÁN. España en el Sáhara ...• pp. 90-91. Del mismo autor, «Ca­ MARTÍNEZ MILÁN, España en el Sáhara ... , p. 161.
narios en el suroeste de Marruecos. 1900-2007: Reticencia. coexistencia. convivencia». 41. MARTÍNEZ MILÁN. España en el Sáhara.... p
en AOUAD y BENLABBAH (coord.), Españoles en Marruecos, /900-2007. Historia y 42. Las cifras son un tanto confusas para Villa Beos
memoria popular de una convivencia. Rabat, Instituto de Est!!dios Hispano-lusos. 2008. taba con 240 españoles y 2.540 saharauis, DOMENE<
pp. 155-166. esp. pp. 158-159. Marruecos. La costa». África, 58 (1946), pp. 12-16. O

226 227
23. MARTÍNEZ MILÁN, Las pesquerías... , p. 71 Y FERNÁNDEZ-ACEYTUNO,
lfni y Sáhara. Una encrucijada en la historia de España, Palencia, Simancas Ediciones,
2001,p.275.
24. LÓPEZ BARGADOS, Arenas coloniales.... p. 434. Véase la aportación de este
mismo autor a este volumen.
25. PSICHARI, Les voix qui crient dans le deserto Souvenirs d' Ajrique, París, Louis
Conard, 1920, p. 256.
26. Las autoridades francesas se quejaban a las españolas de que los pescadores ca­
narios intervenían en el contrabando de armas hacia el interior del Sáhara, al tiempo que
se mostraban descontentos por la atención sanitaria que proporcionaban a los citados
pescadores, MARTÍNEZ MILÁN, Las pesquerías... , p. 91.
27. Gral. BENS, Mis memorias... , pp. 102-103.
28. lbid., p. 47.
29. KESSEL, Vent du sable, París, Gallimard, 1966. Se utiliza la edición barcelone­
sa (Viento de arena) de Inédita Editores, 2008, pp. 157-158.
30. Gral. BENS, Mis memorias... , pp. 62-63.
31. lbid., p. 105.
32. lbid., p. 156. La factoría fundada en Villa Cisneros en 1899 por la Compañía
Trasatlántica empleaba a unos veinte marineros canarios, MARTÍNEZ MILÁN, «Cana­
rios ... », p. 158.
33. Crónica del corresponsal de El Día, recogida en Revista de Geografía Comer­
cial, n, n.º 25-30 (1886), correspondiente a los meses de julio-septiembre. Reproducida
en MAYRATA, Relatos del Sáhara. Literatura española del desierto, Madrid, Clan,
2002, pp. 39-46, la cita en p. 42.
34. El mismo autor dirá, a propósito de la importancia de las islas Canarias, «ma­
yor si cabe, pues ninguna nación con más intervención ó con tanta, como España, en
tan varios conceptos, si dominara el espíritu de concordia, encontrándose nuestros
compatriotas á un paso de los nómadas y de los árabes del desierto y en trato continuo
ó frecuente con ellos», IRABIEN LARRAÑAGA, Apuntes de Marruecos y del Sael í
Litoral, San Sebastián, Imprenta de 1. Lancis. 1903, las citas en pp. 26 Y 156, respec­
tivamente.
35. Gral. BENS, Mis memorias... , p. 156.
36. lbid., p. 100.
37. GARCÍA FIGUERAS, «España en el Sur de Marruecos yen el África Occiden­
tal. Cronología y bibliografía», África, 125 (1935), pp. 95-100, la referencia, p. 100.
38. MARTÍNEZ MILÁN, España en el Sáhara .... pp. 136-155, LÓPEZ BARGA­
DOS, Arenas coloniales... , pp. 433-445 Y 510-511.
39. MINGUILLÓN GARCÍA, Memorias de Luciano «Juan» Minguillón García,
Tenerife, Baile del Sol, 2001, edición y notas de GARCÍA LUIS; PÉREZ GARCÍA, «La
colonia penitenciaria de Villa Cisneros. Deportaciones y fugas durante la Segunda Re­
pública», Historia y Comunicación Social, 7 (2002), pp. 169-186; MARTÍNEZ
MILÁN, España en el Sáhara... , pp. 156-161.
40. Entre los cenetistas fugados figuran Eduardo Romero Gutiérrez, su padres y
otros dos compañeros, MILLARES CANTERO, «Port-Etienne y Dakar: refugio de re­
publicanos canarios durante la guerra civil», Canarii. Revista Mensual de Historia del
Archipiélago, 12 (2008), pp. 8-9. De un intento de fuga organizado entre los soldados de
guarnición de La Güera, solamente uno consiguió huir hasta el vecino puerto francés,
MARTÍNEZ MILÁN, España en el Sáhara..., p. 161.
41. MARTÍNEZ MILÁN, España en el Sáhara ... , pp. 161-167.
42. Las cifras son un tanto confusas para Villa Bens. En 1946 se estimaba que con­
taba con 240 españoles y 2.540 saharauis, DOMENECH LAFUENTE, «Zona Sur de
Marruecos. La costa», África, 58 (1946), pp. 12-16. Cuatro años después, en 1950, el

227
mismo autor indicaba que la citada localidad contaba con 2.226 habitantes. 50 de ellos 59. FERNÁNDEZ-ACEYTUNO,
«peninsulares e insulares». mientras Tantán tenía 3.154 habitantes. de los cuales los «pe­ diados de los años setenta. en DAL
ninsulares e insulares» alcanzaban la cifra de 276. DOMENECH LAFUENTE. «De la sencia española en el continente afri
zona al Sur del Draa». Mauritania. 270 (1950). pp. 99-100. 60. Véanse los textos de MAR
43. MEANA PALACIO. «El Aaiún de los pioneros: Un poblado de los años 40». Bi­ incluidos en este volumen. Entre las
blio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales (Serie documental de antes de la independencia de Mauri
Geo-Crítica). XI, 627 (2206). <http://www.ub.es/geocritIb3w-627.htm>. consultada el Gerardo Miranda Concepción. quien
1/4/2009. 1988) e integrante de la selección es
44. Un total de 23.283 habitantes lo eran de derecho y 23.793 de hecho; los saharuis 61. LÓPEZ BARGADOS, Arenal'
llegaron a los 18.505. España en el Sáhara. Madrid. Servicio Informativo Español. 62. MEANA PALACIO, «El Aai
1968, p. 17. 63. «La Marcha Verde nos pilló a
45. Era muy común esta doble categorización para referirse al conjunto de los espa­ Mesa, una familia canaria en Villa C'
ñoles. al reseñar la población de Villa Bens. así como a la escuela mixta de Tantán a la 64. Véase Sáhara. lfni. España e
asistían <<l8 niños entre peninsulares. insulares y nativos». DOMENECH LAFUENTE. 65. «Es la I de la mañana y estoy
«De la Zona ... », pp. 99-100. sica de la Lucha canaria. un bar ce
46. ANDREU MEDIERO. «Sáhara. El Dorado que traumatizó a los canarios», Ca­ festivos organiza bailes igual que el
narii. Revista Mensual de Historia del Archipiélago. 3 (2007), pp. 8-9. tas..., p. 42.
47. Información ofrecida por Mundo Diario. 27/9/1975. 66. Abierto por Adela Montelo
48. TABERNERO CHACOBO y GONZÁLEZ MONTANER, Legislación de A.O.E. PALACIO. «Aaiún-Islas orientales:
Recopilación legislativa. por orden cronológico, de Africa Occidental Española (Terri­ XlI Jornadas de Estudios sobre Lanz
torios de lfni y Sáhara), Madrid. Ediciones de la Dirección General de Marruecos y Co­ Lanzarote, 2008, p. 124.
lonias. 1947, p. 377. 67. Los hermanos González San
49. El hijo de cuatro meses de un maestro que murió deshidratado en Smara por no PALACIO, «Aaiún-Islas... », p. 126.
haberse podido evacuar, SALAFRANCA ORTEGA. Cartas desde la Saguia al Hamra. 68. SALAFRANCA ORTEGA, e
Sáhara español (/973-1975). Malaga. Algazara, 1996. p, 18. 69. Un periodista afirmaba que s
50. Fue el caso de los siete hijos de Gregorio Mesa y Rafaela Martín. en «La Mar­ Naturalmente, otra cosa distinta sería
cha Verde nos pilló a todos por sorpresa. Gregario, Manuel y Gertrudis Mesa, una fa­ preguntarse si teniendo en cuenta la
milia canaria en Villa Cisneros». La Opinión de Tenerife. 25/11/2007. del taxi un fenómeno masivo de ve
51. Uno de los hijos de Eduarda Quintana nació en La GÜera. <http://obrasocial.caixa LAN A. «Sáhara. adiós». Gaceta Il
catalunya,es/osocial/tienesunahistoria/pdf/pdChistorias_canarias/cristina_del_carrnen_ 70. El chófer llevaba un revólver,
gcia>. consultada el 9/2/2009. ti la fin de l' empire espagnol. Orgev
52. Una de las hijas del teniente Fernando Zerolo, Isabel. nació en Villa Cisneros. El 71. Un ejemplo de la participaci
matrimonio formado por el alicantino Francisco Pérez y la grancanaria Teresa Reina gísticas del ejército español en la e
León tuvo cinco hijos en La GÜera. lla 8ens, nos lo proporciona «un e
53. Referencias a alumnos de El Aaiún en SALAFRANCA ORTEGA, Cartas ...• tario y conductor era un cachazudo
pp. 46. 153. 168. ataque transportando materia!», BE
54. «La Marcha Verde nos pilló a todos por sorpresa. Gregario. Manuel y Gertrudis teniente de infantería en la Campaña
Mesa. una familia canaria en Villa Cisneros», La Opinión de Tenerife, 25/11/2007. 72. MEANA PALACIO. «Aaiún·
55. Fue el caso del escritor VÁZQUEZ-FIGUEROA. quien siendo niño y como 73. El caso recibió gran atención
consecuencia de la guerra civil fue enviado a vivir con unos familiares a Cabo Juby, mer momento se aventuró que el ve
VÁZQUEZ-FlGUEROA. Arena y viento. Barcelona. Plaza & Janes, 1989, p. 17. Land Rover 109 Especial que cond
56. CUSCOY, De lfni a Cabo Blanco, Barcelona. Seix y Barral Hnos, 1949, p. 93. te. Para la noticia de su secuestro y li
Poco más tarde. en 1951. se nos informa de la actividad del motovelero Buena Guía. de­ Y 22/10/1975.
dicado a la pesca del langostino en la bahía del Galgo. DE LA HOZ. «Focas y langos­ 74. «El industrial canario que
tas. Crustáceos y mamíferos que viven en nuestra zona de Güera», Mauritania, 285 prisionero del Frente POUSARlO eo.
(1951), pp. 179-180. no en las cercanías de Tinduf. au
57. HERRERO DÍEZ. Diario de una guerra desconocida. Desierto del Sáhara. Vi­ FRANCA ORTEGA, Cartas.... p. 13
lla Bens, 1958, Madrid. Imagineediciones. 2007. p. 215. 75. Un testimonio destaca el papel
58. FALCÓ ROTGER, Sáhara 1958. Vivencias de un oficial de la Legión. Madrid, rajal y Guanchinerfe, suministradorea'
Almena. 2001. p. 102. Por su parte. ellanzaroteño Antonio Morera Morales matriculó almacenes de Cabeza de Playa en El:
su pesquero en I~ lista tercera del registro de embarcaciones de Villa Cisneros. Jubi-58 .... pp. 132, 136-138. Tambiéll
MARTINEZ MILAN. «Canarios ... ». p. 160. «Operaciones en las costas del Sáh .

228
59. FERNÁNDEZ-ACEYTUNO, [fni y Sáhara ..., p. 637. Un testimonio para me­
diados de los años setenta, en DALMASES, Los últimos de África. Crónica de la pre­
sencia española en el continente africano, Córdoba, Almuzara, 2007, pp. 70-72.
60. Véanse los textos de MARTÍNEZ MILÁN, LÓPEZ BARGADOS y BOULAY
incluidos en este volumen. Entre las referencias a canarios establecidos en Nouakchott
antes de la independencia de Mauritania, la del nacimiento en dicha ciudad en 1956 de
Gerardo Miranda Concepción, quien llegó a ser futbolista en el C.E Barcelona (1981­
1988) e integrante de la selección española de fútbol.
61. LÓPEZ BARGADOS, Arenas coloniales... , p. 179.
62. MEANA PALACIO, «El Aaiún de los pioneros ... ».
63. «La Marcha Verde nos pilló a todos por sorpresa. Gregorio, Manuel y Gertrudis
Mesa, una familia canaria en Villa Cisneros», La Opinión de Tenerife, 25/11/2007.
64. Véase Sáhara. [fni. España en Paz, Madrid, Publicaciones Españolas, 1964.
65. «Es la I de la mañana y estoy oyendo, pese a la distancia, al vocalista y la mú­
sica de la Lucha canaria, un bar cercano al Casino de suboficiales que los domingos y
festivos organiza bailes igual que el Casino Militar». SALAFRANCA ORTEGA, Car­
tas... , p. 42.
66. Abierto por Adela Montelongo y su marido frente al cine Las Dunas, MEANA
PALACIO, «Aaiún-Islas orientales: algo más que una simple cercanía geográfica», en
XII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura, Arrecife, Cabildo Insular de
Lanzarote, 2008, p. 124.
67. Los hermanos González Santana abrieron un restaurante en Smara, MEANA
PALACIO, «Aaiún-Islas ... », p. 126.
68. SALAFRANCA ORTEGA, Cartas... , p. 12.
69. Un periodista afirmaba que sólo 6 de los 70 taxistas de El Aaiún eran españoles.
Naturalmente, otra cosa distinta sería saber quienes eran los propietarios. También cabe
preguntarse si teniendo en cuenta la fecha del artículo, se había producido en el sector
del taxi un fenómeno masivo de venta de vehículos a los saharauis o marroquíes, SO­
LANA, «Sáhara, adiós», Gaceta Ilustrada, 9/11/1975.
70. El chófer llevaba un revólver, PÉLISSIER, Don Quichotte en Afrique. Voyages
a lafin de l' empire espagnol, Orgeval, Pélissier, 1992, pp. 98 y 100-101.
71. Un ejemplo de la participación de camioneros canarios en las necesidades lo­
gísticas del ejército español en la campaña Ifni-Sáhara en 1957-1959, en concreto en Vi­
lla Bens, nos lo proporciona «un camión G.M.C. con la caja de color rojo, cuyo propie­
tario y conductor era un cachazudo canario que nos acompañó en las operaciones de
ataque transportando materia!», BELLES GASULLA, Cabo Jubi-58. Memorias de un
teniente de infantería en la Campaña [fni-Sáhara, Madrid, Ed. San Martín, 1991, p. 60.
72. MEANA PALACIO, «Aaiún-Islas ... », pp. 118-132, esp. p. 123.
73. El caso recibió gran atención por parte de la prensa española. Aunque en un pri­
mer momento se aventuró que el verdadero móvil del secuestro fue el de apoderarse del
Land Rover 109 Especial que conducía, lo cierto es que la finalidad política era eviden­
te. Para la noticia de su secuestro y liberación, respectivamente, La Vanguardia, 3/4/1975
y 22/10/1975.
74. «El industrial canario que fue secuestrado el II del pasado mes de Marzo esta
prisionero del Frente POLISARIO en un campamento en el interior del desierto argeli­
no en las cercanías de Tinduf, aunque oficialmente Argelia no sabe nada», SALA­
FRANCA ORTEGA, Cartas ... , p. 133.
75. Un testimonio destaca el papel desempeñado al respecto por los veleros Gran Ta­
rajal y Guanchinerfe, suministradores de alimentos y otros productos a los improvisados
almacenes de Cabeza de Playa en El Aaiún y Villa Bens, BELLES GASULLA, Cabo
Jubi-58 ... , pp. 132, 136-138. También DELGADO RODRÍGUEZ Y RIBAS BENSUAN,
«Operaciones en las costas del Sáhara español e Ifni» , África, 202 (1958), pp. 3-5.

229
76. MARIÑAS ROMERO, El Sáhara y la Legión, Madrid, Editorial San Martín, entregadas a los marroquíes. El mando del ejército decJ
1988, p. 502. lo que «un buen día apareció en la playa un barco proc,
77. MARTÍNEZ MILÁN, «Canarios ... », p. 160. les, fontaneros, electricistas y pintores para reparar, ar
78. Con sede en las Palmas de Gran Canaria, donde se constituyó en 1962, y sucursal ciones y la decoración», BELLES GASULLA, CaboJ,
en El Aaiún. Para la publicidad, veánse las páginas de la revista África entre 1964 y 1973. 97. PÉLISSIER, Don Quichotte en Afrique..., p. 8
Algunas notas sobre su actividad, en MEANA PALACIO, «Aaiún-Islas ... », p. 126. Félix 98. En el Parador de Turismo de El Aaiún estuviere
Santana Bello y Pedro Luis Aguilar Doreste, de las Palmas de Gran Canaria, trabajaron en María Suárez Gutiérrez (encargada de lencería), Oiga (
ALCORDE en los años sesenta y posteriormente se establecieron como empresarios por rera), Pino Ferrera Brito (lavandera), Margarita Robayn
cuenta propia en Agadir, MARTÍNEZ MILÁN, «Canarios ... », pp. 163-165. na Sánchez Robayna (limpiadora), etc., MEANA PAU
79. Salas era un comerciante domiciliado en Las Palmas, MEANA PALACIO, «Aaiún­ 99. <damás verás una criada saharaui, o te las tr
Islas... », p. 127. ellas», SALAFRANCA ORTEGA, Cartas... , p. 73.
80. MORALES, «Evacuación del Sáhara. Los buitres del desierto», Interviú, n. Q 116 100. Eduarda Quintana estuvo al cuidado de los hi
(agosto de 1978), pp. 51-54. <http://obrasocial.caixacatalunya.es/osocial/tienesunahi:
81. Sebastián González, de Las Palmas, fue el iniciador de la aventura sahariana. /cristina_del_carmen_gcia>.
También eran distribuidores de FRIALSA, abrieron un restaurante y una tienda de telas 101. Un maestro, que dudaba en entregar su ropa s~
y otros géneros (El Kilo) en la capital del Sáhara, MEANA PALACIO, «Aaiún-Is­ nían mala fama entre los funcionarios, decidió no hacer
las ... », pp. 126-127. tregué mi ropa sucia a una lavandera canaria; me la ha d
82. ANDREU MEDIERO, «Sáhara, El Dorado.. .», p. 8. da y sin deterioro alguno como profetizaban los agorero:
83. La compañía Juan Sánchez, S.A., de Las Palmas poseía dos naves industriales petulante veteranía», SALAFRANCA ORTEGA, Cartí
en El Aaiún que, finalmente, vendió a Francisco Álvarez Domínguez, también de Las 102. Adela Montelongo fue dependienta de comen
Palmas, MEANA PALACIO, «Aaiún-Islas ... », pp. 124. bajar en el Parador de Turismo de El Aaiún, MEAN
84. Fue el caso de MAYALA, S.A., constituida en Las Palmas en 1959, que fue in­ pp. 124-125.
capaz de instalar una fábrica de helados y despacho al público, MEANA PALACIO, 103. SALAFRANCA ORTEGA, Cartas..., pp. 51­
«Aaiún-Islas ... », p. 126. Al grancanario José Arturo Curbelo Villalba, quien había soli­ oficial» para Ifni, en BELLES GASULLA, Cabo Jubi­
citado autorización para extraer del Sáhara arena cristalizada con la intención de expor­ 104. IBARZ, «El Aaiún, ciudad desierta», Tele-Ex)
tarla a Tenerife, la Comandancia del África Occidental Española le denegó la autoriza­ 105. Para Madrid y Zerolo, FALCÓ ROTGER, SáJ
ción ante el temor de <dos abusos que originarían la concesión en exclusiva que se 106. En la campaña de Ifni-Sáhara y en las proximi
pretende», MARTÍNEZ MILÁN, «Canarios ... », p. 160. sultaba muy pesada. Había que protegerse del sol, y la
85. Un teniente destinado a comienzos de los años sesenta en El Aaiún tuvo una re­ minables sin ningún aliciente. Sólo algunos soldados c:
lación sentimental con la joven, a la que llama Candelaria en sus memorias, DELGADO y peculiares guitarras y entonaban solos o en grupos,
AGUADO, Prietas las filas, Recuerdos de un capitán de los grises, Barcelona, Libros folías y otros», BELLES GASULLA, Cabo Jubi-58".,
PM, 1996, pp. 141-144. 107. Testimonio de Francisco Femández Buey, quic
86. PÉLISSIER, Don Quichotte en Ajrique... , p. 101. la última de las unidades citadas.
87. Véase <http://obrasocial.caixacatalunya.es/osocial/tienesunahistoria/pdf/pdC 108. Uno de ellos, peón, fue uno de los artífices del
historias_canarias/cristina_del_carmen_gcia>, consultada el 9/2/2009. Ausert: «Juanito, un canario que en Las Palmas no hal
88. SALAFRANCA ORTEGA, Cartas..., p. 1I0. zon del Sáhara era casi un arquitecto». A fines de los (
89. FERNÁNDEZ-ACEYTUNO, Ifni-Sáhara... , p. 708. che de la Legión en Las Palmas atrajo a no pocos canan
90. SOLANA, «Sáhara, adiós», Gaceta Ilustrada, 9/ll/1975. dad acuartelada en Aargub, FALCÓ ROTGER, Sáhara
91. ANDREU MEDIERO, «Sáhara, El Dorado... », p. 8. 109. Artiles, maestro en El Aaiún en 1973, que habí
92. Otras informaciones, sacadas de Memoria y Balances de gestión, arrojan cifras narios ejerciendo de secretarios de colegios, SALAl
más modestas: 430 trabajadores europeos, aunque señalan que la mayoría fueron reclu­ pp. 15, 18 Y 53.
tados en Canarias, MEANA PALACIO, «Aaiún-Islas ... », p. 125. HO. Un estudIante de Económicas deportado al S,
93. ANDREU MEDIERO, «Presencia y retomo de canarios en el antiguo Sáhara es­ historia prohibida del Sáhara español, Barcelona, De:
pañol: 1975. La Operación golondrina», en XVII Coloquio de Historia Canario-Ameri­ deportado, hacia 1967 o 1968, Rodríguez Bethancourt,
cana, Las Palmas de Gran Canaria, 2006, en prensa. de Ce. OO. y del PCE, que fue a parar a la unidad Cabn
94. ANDREU MEDIERO, «Sáhara, El Dorado .. .», p. 9. información a Francisco Fernández Buey, obligado a h
95. FALCÓ ROTGER, Sáhara 1958... , p. 180. Mar de la Cabeza de Playa de El Aaiún por esos años.
96. SALAFRANCA ORTEGA, Cartas... , p. 73. También hay que relacionar conser­ 111. Caso de una joven tinerfeña soltera, codiciada
jes y jardineros, como lo fueron respectivamente José González Barreto y Juan Ferrera cia 1958 en Villa Cisneros, FALCÓ ROTGER, Sáhara
Betancourt en el Parador de Turismo de El Aaiún, MEANA PALACIO, «Aaiún-Islas ... », Manolo», el capitán gallego Manuel Rodríguez Paseiro,
p. 124. Cuando en 1958 se ordenó el desalojo español de la zona sur del Protectorado, VÁZQUEZ FIGUEROA, «La vida del hombre. El Caid
una reacción espontánea entre los militares fue la destruir las instalaciones que debían ser pp. 13-17.

230 231
entregadas a los marroquíes. El mando del ejército decidió reparar todo lo destruido, por
lo que «un buen día apareció en la playa un barco procedente de Las Palmas con albañi­
les, fontaneros, electricistas y pintores para reparar, arreglar y reponer todas las instala­
ciones y la decoración», BELLES GASULLA, Cabo Jubi-58... , p. 180.
97. PÉLISSIER, Don Quichotte en Afrique..., p. 89.
98. En el Parador de Turismo de El Aaiún estuvieron trabajando, entre otras muchas,
María Suárez Gutiérrez (encargada de lencería), OIga Cabrera Noda (ayudante de cama­
rera), Pino Ferrera Brito (lavandera), Margarita Robayna Navarro (freganchina), Valenti­
na Sánchez Robayna (limpiadora), etc., MEANA PALACIO «Aaiún-Islas ... », p. 124.
99. «Jamás verás una criada saharaui, o te las traes de Canarias o te quedas sin
ellas», SALAFRANCA ORTEGA, Cartas... , p. 73.
100. Eduarda Quintana estuvo al cuidado de los hijos del gobernador de La Güera,
<http://obrasocial.caixacatalunya.es/osociaVtienesunahistoria/pdf/pdChistorias_canarias_
/cristina_del_carmen_gcia>.
101. Un maestro, que dudaba en entregar su ropa sucia a las lavanderas, dado que te­
nían mala fama entre los funcionarios, decidió no hacerles caso: «Por fín me decidí y en­
tregué mi ropa sucia a una lavandera canaria; me la ha devuelto impecable, bien plancha­
da y sin deterioro alguno corno profetizaban los agoreros del Territorio con su fastidiosa y
petulante veteranía», SALAFRANCA ORTEGA, Cartas..., pp. 27 y 31, la cita en p. 31.
102. Adela Montelongo fue dependienta de comercio y, posteriormente, entró a tra­
bajar en el Parador de Turismo de El Aaiún, MEANA PALACIO, «Aaiún-Islas ... »,
pp. 124-125.
103. SALAFRANCA ORTEGA, Cartas..., pp. 51-52. Noticias sobre este «servicio
oficial» para Uni, en BELLES GASULLA, Cabo Jubi-58... , p. 115.
104. IBARZ, «El Aaiún, ciudad desierta», Te/e-Exprés, 24/10/1975.
105. Para Madrid y Zerolo, FALCÓ ROTGER, Sáhara 1958... , p. 107.
106. En la campaña de Uni-Sáhara y en las proximidades de Villa Bens, <<1a vida re­
sultaba muy pesada. Había que protegerse del sol, y la tropa veía pasar las horas inter­
minables sin ningún aliciente. Sólo algunos soldados canarios rasgueaban sus pequeñas
y peculiares guitarras y entonaban solos o en grupos, algunos de sus cantos canarios,
folías y otros», BELLES GASULLA, Cabo Jubi-58. 00' p. 172.
107. Testimonio de Francisco Fernández Buey, quien cumplió su servicio militar en
la última de las unidades citadas.
108. Uno de ellos, peón, fue uno de los artífices del acuartelamiento de la Legión en
Ausert: «Juanito, un canario que en Las Palmas no había pasado de peón y en el cora­
zon del Sáhara era casi un arquitecto». A fines de los cincuenta, el banderín de engan­
che de la Legión en Las Palmas atrajo a no pocos canarios que fueron enviados a la uni­
dad acuartelada en Aargub, FALCÓ ROTGER, Sáhara 1958... , pp. 114-115 y 187.
109. Artiles, maestro en El Aaiún en 1973, que había pasado dos años en Smara. Ca­
narios ejerciendo de secretarios de colegios, SALAFRANCA ORTEGA, Cartas... ,
pp. 15, 18y53.
110. Un estudiante de Económicas deportado al Sáhara en 1968, BARBULO, La
historia prohibida del Sáhara español, Barcelona, Destino, 2002, p. 60. También fue
deportado, hacia 1967 o 1968, Rodríguez Bethancourt, por entonces dirigente canario
de CC. OO. y del PCE, que fue a parar a la unidad Cabrerizas, sita en El Aaiún. Debo la
información a Francisco Fernández Buey, obligado a hacer la mili en la Compañía de
Mar de la Cabeza de Playa de El Aaiún por esos años.
111. Caso de una joven tinerfeña soltera, codiciada por los oficiales del ejército ha­
cia 1958 en Villa Cisneros, FALCÓ ROTGER, Sáhara 1958'00' p. 24. El célebre «Caid
Manolo», el capitán gallego Manuel Rodríguez Paseiro, estuvo casado con una canaria,
VÁZQUEZ FIGUEROA, «La vida del hombre. El Caid Manolo», Destino, 1368 (1963)
pp. 13-17.

231
112. África. 397 (1975). p. 22. BENS, General, Mis memorias, 22 años en el d~
113. NARBON. Tierra seca. Madrid. Bitácora. 1992. p. 24. Gobierno del África Occidental Española. 1~
114. SALAFRANCA ORTEGA. Cartas.... CUSCOY, L. D .• De Ifni a Cabo Blanco. Barceloa
115. Véanse las numerosísimas páginas web que recogen las peripecias saharianas DALMASES, P. de, Los últimos de África. Crónic/I
de militares y civiles. el continente africano, Córdoba, Almuzara. 2
116. PÉLISSIER. Don Quichotte en Afrique...• p. 94.
DELGADO AGUADO, J.• Prietas las filas. Recuerdo
117. «He paseado bastante por todos los barrios de El Aaiún y he llegado hasta el
Barcelona. Libros PM. 1996.
más lejano. al que llaman Canario, que es el único no sólo habitado por españoles insu­
lares, sino por saharauís con dinero, esto es, los comerciantes», SALAFRANCA OR­ DELGADO RODRÍGUEZ, I. Y R. RIBAS BENSUAN «(
TEGA. Cartas..., p. 12. Sáhara español e IfnÍ», África, 202 (1958)', PI
118. PÉLISSIER. Don Quichotte en A(rique...• p. 98. DÍAZ ALMElDA. L., «Pinceladas de la acción col(J
119. BARBULO. La historia prohibida...• p. 55. Magreb Atlántico según la prensa de las Can
120. PÉLlSSIER. Don Quichotte en Afrique.... p. 92. del siglo XX», XVI Coloquio de Historia Can.
121. lbid.. p. 98. de Gran Canaria, Cabildo Insular de Fran Ca
122. ANDREU MEDIERO, «Presencia y retorno ... ». DIEGO AGUtRRE, J. R., Historia del Sáhara espai
123. IBARZ. «El Aaiún. ciudad desierta». Tele-Exprés. 24/10/1975.
Domenech Lafuente, A., «Zona Sur de MaITUI
124. De una crónica recogida en Diario de Barcelona. 30/10/1975.
125. Un testigo informa sobre un niño canario fallecido como consecuencia de la
(1946). pp. 12-16.
explosión de una de las muchas granadas dejadas por los infiltrados marroquíes en - , «De la zona al Sur del Draa», Mauritania. 271
mayo de 1975 en El Aaiún: «Se oyó una explosión cercana que asustó a todos porque España en el Sáhara, Madrid, Servicio Informati
temblaron los cristales. Salieron a ver qué pasaba y uno de los niños del grupo estaba FALCÓ ROTGER, J.• Sáhara 1958. Vivencias de un
tendido en el suelo. hecho polvo. pues estaba reventado y totalmente carbonizado; pen­ Almena, 2001.
saron en un principio que era saharahui por 10 negro que estaba. pero más tarde se supo FERNÁNDEZ-AcEYTUNO. M .• Ifni y Sáhara. Una e
que era un niño canario». Más adelante. el autor del fragmento citado comenta: «No España, Palencia, Simancas Ediciones. 2001.
hago más que pensar en el pobre niño canario y en sus padres. ¿Qué pensarán? Vinieron GARCÍA FIGUERAS, T., «España en el Sur de Mal
a esta tierra a mejorar y a ganar dinero y han perdido a un hijo de la forma más artera y
dental. Cronología y bibliografía», África. 12
canallesca. Una joven e inocente vida segada por la metralla marroquí», SALAFRAN­
CA ORTEGA. Cartas... , pp. 139-140. El repaso de la bibliografía disponible para la HERRERO DÍEZ, J. J., Diario de una guerra desco)
citada fecha no confirma. de momento. la noticia. Para los ataques de bandas arma­ Villa Bens, 1958, Madrid, Imagineediciones,.
das procedentes de Marruecos. FERNÁNDEZ-ACEYTUNO, lfni-Sáhara .... pp. 691­ Hoz. A. de la, «Focas y langostas. Crustáceos y rr
695. tra zona de Güera», Mauritania, 285 (1951).1
126. MORALES, «Evacuación del Sáhara. Los buitres del desierto». Interviú, IRABIEN LARRAÑAGA. E. de, Apuntes de Marrueco
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