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ACCION E IDEOLOGIA
Psicología Social desde Centroamérica
UCA Editores
1990
Colecci6n Textos Universitarios
Serie Psicologfa
Volúmen 1 ce:
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1782
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Como científico socíal, no es fácil vivir desde dentro un proceso tan
convulso. Y no lo es por muchas razones, extrínsecas unas, intrínsecas desde esa perspectiva peculiar, ir enhebrando los temas básico: de la
otras. La dificultad más obvia proviene del riesgo que corre la vida de ciencia social. · · h
quienes pretenden,iluminar los problemas que están a la raíz del conflicto Se ha dicho que la psicología social es una forma ~e historia, Y ~Y
o contribuir a la búsqueda de su solución. No interesa conocer la reali- mucho de razón en este punto de vista. Pero por ello mismo es necesano
dad, cuando esa realidad es tan expresiva, tan clara en su se~tido, que el situar y fechar el conocimiento psicosocial, y no preten.der ~ender c?~º
solo hecho de nombrarla con verdad constituye un acto "subversivo". Si universal to que es local y parcial. M~s aú~, e~ necesano n~mtroductr ,ª
el llamar a la realidad por su propio nombre convirtió a Monseñor Ro- historia en la psicología social, demasiado mchnada a analizar los_ fen?-
mero en profeta para su pueblo, en voz de los sin voz, le convirtió tam- menos con categorías formalistas y esquemas atemporales. La htstona
bién en revolucionario y subversivo para el poder establecido. A los tres actual de los pueblos centroamericanos constituye un proceso doloroso Y
días de su patético llamado a los cuerpos policiales, "en nombre de Dios fascinante a la vez que recorre las articulacion~s, entr7 pers?na Y so-
¡cese la represión!", era asesinado mientras celebraba la eucaristía. ' ciedad, entre alienación y conciencia, entre opres10~ Y hbera~1ón.
La dificultad menos obvia que enfrenta el científico social ante una Con ¡0 dicho hasta aquí ya se entiende el porque de este hbro. ~o se
situación como la de Centroamérica es de naturaleza intrínseca al propio trata, por consiguiente, de un libro comercial, de un texto mas de
bag~j~, teóric_o Y t~cnico, d~ las ciencias sociales. La mayor parte del co- psicología social de los varios que cada año lanza al mercado la co,~pe-
noc1m1ento d1spomble y, ciertamente, la mayor parte del conocimiento tencia editorial. Se trata de una psicología_ social desde Centroamenca,
propio de la psicología social, echa sus raíces en una perspectiva desde el encaminada a desentrañar los intereses sociales agazapa~os. tras el _hacer
poder establecido. Ahora bien, la sociología del conocimiento nos ha en- y quehacer de grupos y personas en estas sociedad~s ~onfhct1vas, _or1ent~-
señado que la perspectiva determina el panorama, y que los intereses des- da a poner de manifiesto la ideología que se matenahz:t .en la acc1ó~ coti-
de los que se ve la realidad condicionan y limitan lo que se puede .ver. Re- diana. Intencionadamente se asume una .postura cntica, p~ro sm de-
sulta poco menos que imposible entender la violencia revolucionaria si se sechar el acervo de conocimientos disponible. Hay.en este hbr_o un es-
parte del presupuesto de que todo resentimiento social es degradante así fuerzo por construir uria psicología social que, recogiendo lo meJor de su
c?mo resulta imposible entender la solidaridad de los oprimidos ;i se tradición, intenta dar respuesta a las acuciantes pr~guntas que ~!antean.
~1ensa.~ue_ a 1~ ?ase de toda relación hu?1ana hay una búsqueda de lasa- los procesos que hoy viven los pueblos centroamencanos. Es po~tble que
t1sfacc1on md1v1dual. Son muchos los científicos sociales que han inten- no siempre logremos plantear en forma adecua~a est~ pers~ect1va,. Y de
tado asumir las causas populares o identificarse con los reclamos. de los que en más de un punto la lógica interna de la ps1colog1a social domman-
pobres, Y ello constituye el mejor testimonio sobre las virtualidades cons- te sea más fuerte que nuestra intención original. ~on todo, se trata de un
cientizadoras del conocimiento social; son muchos menos, sin embargo, rimer iniento, no por deficiente menos necesano. ., .
los que han logrado domeñar su bagaje científico y transformar su lógica p Ofrecemos este primer volumen, que trata de la configur~cion ~octal
intrinseca d_e dominación en esquemas de liberación. El problema de fon- de las personas y de algunas formas básicas del comportamiento mter-
d? no consiste. tanto en la voluntad de ayuda, cuanto en discernir si se personal. En un segundo volumen pretendemos exammar algunos de !os
~ISpo~e de l<?s instrumentos adecuados para aportar una ayuda significa- procesos más relacionados con la vida de los grupos y co~ los cambios
tiva sm abandonar el terreno especifico del. científico social. sociales, siempre en el marco de una ~sicología social crítica y desde la
. . C_?mo ac~démi~o, el problema resulta más álgido por la obligación perspectiva de los pueblos centroamencanos. . " .
mmed1ata de ~partir un~ cátedra de psicología social. ¿Qué enseñar y Muchas de las páginas aquí presentadas carecen del n~cesano puli-
có~o ens~ñarlo? La soluc1ó~ más fácil suele ser echar mano de algún tex- mento": son páginas escritas bajo el ap~e?1io d_~ la doce°:eta, en me?10 de
to d1s~mble y trat~r de aplicarlo a la propia realidad. En ocasiones, ésa otras muchas tareas académicas y adm1mstrat1vas. E!1 c1~cunsta~c1~s co-
es la úmca alt7rnativa. _Pero con frecuencia es una alternativa peligrosa, mo tas del universitario salvadoreño, pensar que algun d1a podra dispo-
una forma ~uttl de eludir 1~ resll';>nsabilidad científica frente a los proble- nerse del tiempo material y del "tempo" a~adémico -:-becas, recursos
mas, espectficos de la propia realidad. No se trata de construir "desde ce- bibliográficos, asistencia crítica- para puhr los trabaJo~, ~esulta una
roº.º de echar por la·borda todo el conocimiento disponible; eso sería bella utopía o una sorprendente ingenuidad. Por ello, pretertmos correr
tan ingenuo como presuntuoso. Se trata, más bien, de construir ,• 'desde el riesgo de ofrecer un trabajo inacabado, antes que esperar un deseable,
la propia realidad" y, en nuestro caso, "desde Centroamérica" desde pero hipotético mañana. .
los conflictos y_ problemas que viven los pueblos centroamericanó~ para, Es posible también que algunas de las páginas qu: s1~uen ~rezc~n
no ya de una presunta asepsia, que nos parece un engano 1deológ1co, si-
no incluso de aquella fría objetividad que se suele recomendar en el mun-
vm
IX
... ,,.. , 1
XI
X
1.2. Las relaciones funcionales 73 183
l. l. Naturaleza del trab,ajo 185
1.3. Las relaciones estructurales 75
78 1_2. El trabajo como ratz personal 186
2. Realidad psicosocial de las clases sociales
78 1_3. El trabajo como contexto 188
2.1. Clase social y realidad psíQuica
2.2. La clase social como a variable individual 78 2. La percepción interperso~al .. 190
82 2. 1. Percepción y categonzac1on 195
2.2.1. La clase social como un saber consciente
2.2.2. La clase social como rasgos individuales 85 2.2. La percepción de personas 205
2 .3. La percepción de actos 218
2.3. La clase social como una variable 3. La percepción ~e gr.~pos
situacional 87 218
3.1. La categonzac1on grupal 225
::;,. ~. '~a clase social como una variable 3.2. Los estereotipos .
estructural 92 226
3_2. 1_El carácter de los estereotipos
2.4.1. Un planteamiento deficiente:
3_2_2. Modelos teóricos sobre los 229
la personalidad de base 93 estereotipos
2.4.2. La perspe~tiva dialéctica 98 229
a. El modelo psicodinámico 230
2.5. Psicología de clase 100 b. El modelo sociocu~t~ral 231
Resumen 110 c. El modelo cognosc1t1vo . 223
3.2.3. Consecuencias de los estereollpos 335
4. LOS PROCESOS DE SOCIALIZACION 113 3.2.4. Reflexiones finales
1. La socialización 113 237
2. La adquisición de la identidad personal 121 Resumen
2. 1. Carácter del yo personal 121 241
6. LAS ACTITUDES: SU CONCEPTO y VALOR 241
2.2. La evolución del yo personal 123 1 Introducción
3. Socialización lingüística 127 247
2: El concepto de actitud . ..
3.1. Lenguaje y humanización 127 2.1. El enfoque de la comumcac1on-
3.2. La socialización por el lenguaje 133 . 249
aprendizaje 254
4. Socialización moral 143
2.2. El enfoque funcional. . 258
4.1. Moralidad y control social 143
2 3 El enfoque de la cons1stenc1a
4.2. Teorías psicosociales sobre la moral 147 2:4: Una comparación entre los modelos
4.2.1. Enfoque psicoanalítico 147 265
sobre las actitudes
4.2.2. Enfoques del aprendizaje 149 267
4.2.3 Enfoques cognoscitivos 151 3. Estructura Ymedición de las actit~des 268
4.2.4 Un enfoque sintético 159 3.1. Los componentes de u~a. acut~d 268
4.3. De las normas al comportamiento 160 3_1_1, La concepción u~1?1men_s1onal 274
4.3.1. La interiorización de las 3. l .2. La concepción b1d1~ens1_onal 276
normas morales 160 3. l .3. La concepción trid1mens1onal 281
4.3.2. La inconsistencia moral 162 3 2_El carácter de las actitudes
_
5. Socialización sexual 164 283
5.1. Sexualidad: identidad personal y 4. De la acitud al acto 283
papel social 4.1. Predicciones falsas 284
164
5.2. La mitología sexual 4.2. Actitudes y actos . 284
171
4.2. 1. Un concepto innecesario 285
Resumen 180 4.2 .2. Lo general y lo concr~t~ 287
5. LA INTERACCION PERSONAL: CONTEXTO 4_2.3. Deficiencias metodolog1cas 291
Y PERCEPCION 4.2.4. La persona y su mundo ~
183 293
1. El trabajo como c~:mtexto psicosocial 183 5. La realidad de las actitudes
XII xm
3.2.3. La elaboración social de la
Resumen 297 violencia 406
7. COOPERACION Y SOLIDARIDAD 299 3.2.4. Las causas inmediatas de la
·· violencia 411
l. La acción prosocial 299
2. Enfoques teóricos 307 3.2.5. La institucionalización de
la violencia 413
2.1. El intercambio social 307
2.2. Las exigencias normativas 3ll Resumen 420
2.3. El desarrollo moral 315 423
3. Tipos de acción prosocial 318 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
3. 1. La cooperación 319 449
INDICE DE AUTORES
3.1.1. La cooperación inter- 455
individual 322 INDICE DE MATERIAS
3.1.2. La cooperación intergrupal 329
3.2. La solidaridad 331
3.3. El altruismo 345
4. Historia psicosocial de la a~ción prosocial 352
Resumen 355
8. VIOLENCIA Y AGRESION SOCIAL 359
1. Los datos de la violencia: el caso de
El Salvador 359
2. Análisis de la violencia 364
2.1. Conceptos fundamentales 365
2.2. Tres presupuestos sobre la violencia 370
2.3. Constitutivos de la violencia 372
3. La perspectiva psicosocial sobre
la violencia 380
3.1. Enfoques teóricos
3. l. l. El enfoque instintivista
a. La etología 380
b. El psicoanálisis 383
c. Crítica de los enfoques
instintivistas 386
3.1.2. El enfoque ambientalista 387
a. El modelo de la frustra-
ción-agresión 387
b. El aprendizaje social 393
c. Crítica de los enfoques
ambientalistas 398
3.1.3. El enfoque histórico 399
3.2. Historia psicosocial de la violencia 402
3.2.1. La apertura humana a la
violencia y a la agresión 402
3.2.2. El contexto social: la
lucha de clases 404
XV
XIV
CAPITULO PRIMERO
4
. ~ierta1;1ente, la tortura no ha sido uno de los temas de interés de las
c1enc1_~s soc1al~s, que apenas le han dedicado en el mejor de los casos una
atenc1on marginal. Esta falta de atención resulta tanto más sospechosa
c,uan~? que la ~sicología ha empleado como uno de sus métodos de in ves· RECUADRO l
t1_gac10.n favoritos el castigo mediante pequeñas descargas eléctrkas 0 TORTURA
a1slam1ento sensorial que, aunque menores, son claras formas de tortura
. La sociología estudia la tortura desde la perspectiva del control so~ "Cuando ingresamos en el citado cuerpo de seguridad de in-
c1al como. ~aracterístic~ n_ecesaria a _cualquier sistema político. ¿Qué sis· mediato me arrancaron a tirones la ropa hasta quedar desnudo y
temas pohucos Yen que c1rcunstanc1as necesitan recurrir a la tortura? La siempre vendado y esposado fui sometido a un intcrrogatorío ... Ta-
sociol~~ía ta1:1bién puede estudiar la tortura y, en general, las formas de les interrogatorios duraban desde dos horas y media hasta cinco o
repres1on social como aspectos del conflicto de clases en una sociedad seis horas seguidas, sintiendo el calor de presumiblemente potentes
concreta, o como expresión de las contradicciones internas a que puede reflectores y temblores a raíz de los choques eléctricos recibidos ...
abocar u_na determinada organización social. La psicología, por otra par· Cuando me veían desfallecido, casi sin aliento y desmayado, en-
te, estudiará la personalidad de quienes ejecutan los actos de tortura las sangrentado y entumecido por los golpes y malos tratos, me iban a
formas psicológicas de tortura, o las reacciones psícosomáticas del tdrtu· tirar como si fuera un fardo a la celda que me habían asignado, en
rado. Finalmente, la psicología social estudiará la tortura como una for- la cual las cucarachas, los mosquitos, zancudos, moscas, ratas y
ma de relación humana (por irónico que pueda aparecer este calificativo gran camidad de otros insectos pululaban entre los excrementos y
en ~I presente caso) y, por tanto, como un proceso que no puede explicar- orines, ya que la celda carecía de algún orificio en el suelo para que
se simplemente a partir de la realidad de los individuos que en él partici- la suciedad pudiera salir ... Cuando llegaban a buscarme para otro
pan. ¿Cómo puede mentalmente una persona llegar a convertirse en tor- interrogatorio y no podía moverme de debilidad por el hambre y la
turad_or? ¿Cuál es el significado social del proceso de tortura? ¿Cómo sed, así. como por las lesiones que presentaba, me halaban de los
reaccionan las personas a la tortura? ¿Qué efectos transitorios y perma- pies y a puñetazos me hacían volver un poco en mí; al octavo día
nentes produce en los grupos sociales el peligro real de ta tortura? me llevaron en un bote sucio con restos de pintura, un poco de agua
La tortura es, ~esgraciadamente, un acomecimiento cotidiano, perc e.n la que habían unas cucarachas, pero era tan grande la sed que
que afecta a pequen os sectores de la población. La vivienda, sin embar· me devoraba, que como pude, tomé entre mis manos tumefactas
~o, ~s u?a de las cir~unstancias claves en la vida de cualquier población. ese bote y bebí ávidamente su contenido, inclusive la cucaracha, cu-
Segun calculos confiables, el 50% de la población salvadoreña carece de ya existencia dentro del agua comprobé hasta que la tuve en la bo-
v}vienda ~decuada, ~~decir, que reúna unos mínimos esenciales de espa- ca; ese hecho me produjo un vómito inmediato, expulsando de
c~o, segundad, serv1c1os e higiene. Una de las formas más típicas de vi- nuevo el agua sucia que acababa de.ingerir, y quedando peor que
vienda p~pular en El Salvador es el llamado mesón (del que volveremos a antes. Así era la rutina durante los primeros veintiséis días".
hab!ar mas ad~lante). ~I mesón o casa de vecindario genera una especie
?e s1~t.ema s?cial espec1~lmente determinado que constriñe la vida de los (Testimonio del reo político Reynaldo Cruz Menjívar. ECA, 1978, 360, 850-858).
mqu_1hnos e induce paruculares formas de comportamiento. La vida en el
m~son representa un~ de los capítulos más importantes o, por lo menos,
mas comun_es d~ la vida_ so.cial salvadoreña (ver Recuadro 2). ·
La soc1?l_ogia estud1ana la vida en el mesón con respecto al proble-
ma de la v1v1enda, su demanda y oferta, así como los movimientos
migr~to~ios, económicos y laborales vinculados con ella. También La psicología social, por su lado, se interesaría también por muchos
estud1ana las for1;1as de org~nización familiar y comunitaria que se pro- de los aspectos estudiados por la sociología , pero examinaría más parti-
ducen en estas c1rcunstanc1as, las clases sociales involucradas la emer- cularmente la vida del mesón como un sistema de interacción humana,
gencia de econ~mías marginales, y los procesos de delincuencia'y anomia con unos mecanismos y procesos peculiares de comunicación, donde los
que aparecen vmculados a esta forma de vida. requerimientos de las necesidades de unos y otros van generando normas
explícitas o implícitas de convivencia, y donde las fuerzas de los
miembros dan sentido a los conflictos y a la estructuración de las rela-
ciones y comportamientos.
6 7
En los momentos de agudización de los conflictos sociales, los pro-
cesos de grupo adquieren una especial importancia. La.~ manifestaciones
callejeras (ver Recuadro 3), las huelgas laborales y políticas, las ocupa-
ciones de edificios y otras acciones semcja111es alteran la evolución nor-
RECUADRO 2
mal de la cotidianidad establecida. Los grupos (y las personas) tienen que LA VIDA EN EL MESON
adoptar decisiones para las que no tienen normas daras y a veces ni si-
quiera criterios orientadores. En uno de los múltiples coníliclos laborales Angela se encarga de atender las necesidades familiares. A las
que se plantearon en San Salvador en 1979, los trabajadores de una
seis de ta mañana se levanta y va a la tienda a comprar las cosas pa-
fábrica nacional ocuparon las instalaciones y retuvieron a un buen núme-
ra el desayuno. Cuando se va Carlos (su esposo), lava en el pallo Y
ro de rehenes, sobre todo de mandos intermedios. Reunidos los propieta-
rios y administradores de la fábrica, consideraron las peticiones de los atiende al desayuno del niño. Después, desayuna e~la, arreg~a la
pieza y se queda allí, leyendo el periódico o entretemendo el 11em-
huelguistas, peticiones en su conjunto muy razonables y a las que la
fábrica podía atender sin mayor dificultad. Mientras el gerente de la po. Hacia las once vuelve a salir a la tiend~, a comprar las cos.~s ~a-
fábrica era partidario de acceder a las demandas de los huelguistas y ocu- ra el almuerzo. Después, descansa en la p1e1.a, leyen~o el penod1co
dormitando. Hacia las tres, sale con el niño a cammar por el pa-
pantes, el principal accionista adoptó la postura dura de no negociar en 0
tanto_ los rehenes no hubieran sido liberados. Los días empezaron a pa- tio. A veces le compra una paleta donde la Niña_ ~~Pi\~· Yalgun~s
sar, sm que el grupo propietario flexibilizara su postura. Tras un mes de tardes se quedan en la pieza de ella, viendo telev1s1on. An~es sal~a
ocupación, y unos minutos antes de que fuerzas de seguridad recupera- al parque con el niño; pero de.sde ~ue oí cómo la A_na Mana ~wa
ran violentamente la fábrka, los obreros la abandonaron y -no se sabe que la señora de José Luis hab1a sahdo toda una ma~ana p~ra irse a
si intencional o casualmente- la fábrica fue incendiada quedando total- un hospedaje con otro hombre, ya no me gusta salir. Umcamente
mente destruida. ' salgo los domingos con Carlos".
Angela es bien considerada por sus vednos, aunque ella tr_ata
Las huelgas y su resolución son acontecimientos de gran significado
para las ciencias sociales, aunque, lamentablemente la corriente domi- de eludir el conversar frecuentemente con otras mujeres para evitar
nante de científicos sociales ha rehuido a menudo el ;studio profundo de la acusación de "chambrosa" (murmuradora).
las formas concre~as de conflicto social. La sociología se interesa por una
h~elga ;n la medida en que expresa las áreas problemáticas en el fun- (Herrera Morán, A. y Martín-Baró, 1. Ley y orden en la vida del mesón. ECA, 1978,
c1onam1ento de una estructura social, y en cuanto revela los dinamismos
qu~ pueden alterar un ordenamiento social concreto. Lá psicología social 360, 803-828)
se mteresa, sobre todo, por la interacción de personas y grupos que se
produce en ~l desarrollo del P.ro~eso conflictivo. Ante situaciones para
l~s. 9u; no existen claras prescnpc1ones, ¿cómo se llega a adoptar una de-
c1s1on. ¿Cómo y por qué llegaron los trabajadores a la decisión no sólo
d; declararse e~ huelga, sino de extremar su postura mediante la ocupa- Ante todo es claro que la psknln¡:.üi w..:ial no es lo mismo que
ción de la fábrica? ¿Cómo y por qué la dirigencia de la fábrica decidió psicología de l~s grupos (pequeños o grandes). La psicolo~!ª social cier-
ad~ptar una postura totalmente intransigente, y, a pesar de los obvios tamente analiza procesos grupales como la toma de_ ?ec1S1ones en ~na
peligros, la mantuvo hasta el final? ¿Cómo intervinieron las distintas hueh!a. Pero la pskologia social también estudia la acc10n deyersc:nas ,.n-
i:ersonalidades y factores en juego en el proceso de adoptar esas deci- dividuales, como el torturar o la jornada normal de una muJer al mtenor
siones .q.ue condujeron a c~n.secuencias tan.desastrosas? ¿Hubo algún ti- de un mesón. Social no es lo mismo aue grupal, aunque todo grupo h~-
po de l_iderazgo en las declSlones de trabaJadores y propietarios? · Qué mano es obviamente de naturaleza soda~. Lo soci.~I es una _cat~~ona mas
determmó ese liderazgo y cómo fue ejercido? · " amplia que con perfecto derecho se aphca tamb1e~ a los_ mdtv~duos hu-
_LJn ~xa?1en de los tres casos presentados -tortura a un prisionero, manos (personas sociales). La constante de la ps1colog1a social en los
la vida diana ~n un mesón urbano, y el desarrollo y resolución de una ejempios examinados, es decir, lo especifico social es ,el atender a 1~ a~-
huelg_a- Y el tipo de preguntas que la psicología social se formula nos ción de individuos o grupos en cuanto referida o influida por otros md1-
per?1Jte llegar a una delimitación provisional del objeto de la psicoiogía víduos o grupos. En la medida que una acción no es algo que se puede
social.
9
8
explicar adecuadamente a partir del sujeto mismo, sino que, explícita o
implícitamente, en su forma o en su contenido, en su raíz o en su inten-
ción, esté referida a otro y a otros, en esa misma medida la acción es so-
~~i~;;i~~íiE;E:¿~e;fE~i!;~i:1~:1;~J!¡f~~i:~~~
. l?
cial y cae bajo la consideración de la psicología social. j
.,
o es ~:chos autores han investigado estas cuestiones experi_medntalme~-
Las personas no somos seres arrojados al vacío, sino que formamos d All ort ublicó los resultados de una sene e experi-
parte de una historia, nos movemos en una situación y circunstancia, ac- te, En 1920, Floy p 6a los resultados entre realizar una serie de ta-
tuamos sobre las redes de múltiples vinculaciones sociales. La psicologia 1
,,
l
mentos en ~os ~ue compara ñ' de otros Las tareas examinadas eran re-
reas en sohtano o en compa ,a .
social trata de desentrañar la elaboración de la actividad humana en J
j
cuanto dicho comportamiento requiere de asociaciones motivadas por unid~ jamás será vencidot l partido UDN qu~. movilizando a •.,
las necesidades individuales y del grupo".
Esta primera aproximación al objeto de la psicología social nos
orienta hacia el comportamiento en cuanto relación, es decir, al influjo
más de 25,000 Dt:rson~s,
van mantas con mscnpct~i
.Pª:
E\ primero en avanzar es e re banderas rojas y amarAlla~. l}e-
:~~sivas a la Unidad, con ~xJge1wia,s.,
la libertad para los r.eo.s. pQlí\icO~:;>
' interpersonal. Es importante, entonces, preguntarnos cuál es la esenda sobre el cese de la repres1 n Y nes de madera y rodos., av,allZ3~i!H··.
última del influjo interpersonal, no en un sentido metafísico, sino en un Enormes carteles, ~obrer:m~~d Entre los grupos q\le ~esf_ilan•g¡t,¡
sentido empírico. En otras palabras, ¿en qué consiste el influjo interper- ciendo proclamas 1~~~ v~n el Partido Comunista Salv~doreñQ., l.~,
sonal reducido a sus mínimos elementos? jo las banderas de. A . ción de Estudiantes Salvadoref\PJ.i,
Esta pregunta ha sido una de las primeras en formularse experimen- 1 Juventud Comu.~1sta, 1.ª ~oc1~ Y una delegación de la Coqf~~er~·-,
talmente. Ya en 1897 N. Triplett trataba de averiguar qué influjo teni;:t en el Frente de Accion Umvers1tana · . , ..
l
. . d Trabajadores Salvadoreños. · •· ··
ciertas competencias ciclisticas y en ejercicios de ritmo la presencia de ob- ción Um~na e . , te' ·Pueblo: únete! ¡Pueblo: únete! , .,,.,r
·servadores. De alguna manera, todos hemos tenido la experiencia de sen- 1Pueblo. une · 1 . . ; .. , .. ,!ti
mos que alguien nos está observando. Sin embargo, probablemente tam- l · ·
'•(
'ó del 22' dé. ene:
. . ·~,
bién habremos experimentado cierto embarazo e incluso agarrotamiento ! E b . En la linea de la muerte (La mamfestac! n . ' •;- ::. :.q
cuando nos ha tocado hablar ante un numeroso públko o rea tizar alguna
tarea difícil en presencia de "mirones" (peor aún si \a presencia es de al-
~r::c;;~~:~t i5;¡ ,ª;75-6,
0 21-JS). . ....., . ·. .
1 • : •••
24
Desde una perspectiva de corte sociologista, podría: aplicarse al caso
de la tortura una visión puramente sistémica: es la estructura de una aplicable, en la medida en que se enfatizara más el papel de la p~rs?na
determinada organiz~ción penal y la adopción de unos roles ya prefigu- concreta, su conciencia ética y política, así como las caractensucas
rados lo que hace posible que una persona pueda atormentar fisicamente específicas de la situ~ción que des~ncade_na la tortu_ra -no !as ~~rac-
a otra persona. El estudio de Philip Zimbardo (1973) sobre la fuerza con- teristicas de la sit.uacion como dato mmediato (es declf, la hab1ta_c1on de
dicionante del papel de carcelero podna ser extrapolado a la condición de la tortura, la cercanía de torturador y t~rturado, etc.), smo las
torturador. Ciertamente, la forma en que un sujeto desempeñe su papel características del grupo en el poder y sus necesidades de 11:g.a~ a la tortu-
de carcelero o, para el caso, de torturador, puede depender en gran medi- ra como instrumento de control social. Algunos de los anahs1s sobre los
da de las ideas que en un determinado grupo hay sobre lo que es ser car- procedimientos utilizados en los hospitale~ psiq~iátricos podrí~n ofrecer
celero o torturador (Banuazizi y Movahedi, 1975.). Pero que el papel un inmediato paralelo de cómo analizar d1alécttcamente el fenomeno de
desempeñado al interior de una institución legitimada tiene una gran la tortura (ver Basaglia, 1972; Berlinguer, 1972).
f~e.rza const~iñente, incluso para .forzar a acciones contrarias a los prin-
c1~10s del suJeto, se puede deducir de los conocidos estudios de Stanley 2.2. Una visión histórica de la psicología social.
Mtlgram (1974). De los estudios tanto de Zimbardo como de Milgram
podría sacarse la consecuencia de que la estructura institucional (a través · Entendí~ én su forma más amplia como el estudio de las relaciones
de los mecanismos de normatividad.de un rol y de obediencia legitimada) entre el individuo y la sociedad, la psicología social ha sido un tema de
bastan para explicar el comportamiento de un torturador, sin que super- larga tradición filosófica. El hecho de q~e los análi~is fueran elab_orados
sonalidad, sus convicciones o su experiencia anterior alteren fundamen- especulativa y no empíricamente, no qmta valor m ~ las conclusiones a
talmente este proceso. Por el contrario, algunas de las condiciones de los las que los filósofos fueron llegando ni a las observaciones en_ q.ue busca-
exper_in:ient.o~ de Milgram (pérdida de la legitimidad institucional, fuertes ban apoyo para su especular ni menos a las preguntas que ongmaban su
~rmc1p1os et1cos personales, etc.), así como la conciencia de las repercu- reflexión. No deja de sorprender penosament~ el 9u~, tras haber d:s~re-
siones a largo plazo en cosas fundamentales, y no simplemente una si- ciado una larga y rica tradición de filosofía ps1colog1ca, algunos ps1colo-
tuación de laboratorio referida a aspectos relativamente transitorios o de gos (sociales y generales) lleguen con dificultad a conclusiones mucho
P<X;~ importancia perso?al y social, llevarían a dudar de una fácil expli- mejor formuladas en tiempos pasados por la fil?sofi~ (yer Chat~~ Y
cac1on de la tortura a mvel puramente sistémico. otros 1979). Cuando esta confluencia añade el ennquec1m1ento empmco
Una explicación de orden psicologista trataría de encontrar en las a la ~onclusión especulativa, la ignorancia real o funcional queda de-al-
características personales del torturador las razones de su comportamien- . gún modo justificada. Por desgracia éste no es el caso las más de las,veces
to como tal: En otr?s pa_labras, no sería el rol el que crearía al sujeto y su y tras rechazar la "metafísica" teórica, ~e _nos ofrecen pobres recetas ~e
-comportrumento, smo que sería el sujeto el que de- una u otra manera filosofía casera bajo la apariencia de sof1st1cados productos de laborat~-
Jt ;:;
,terminaría ocupando aquel rol que se adaptara a sus necesidades profun- rio. Aunque no es éste el lugar para recuperar exphcJtam~nre
' · 1a u:a tf·1~1"ón
.das Ya las características de su personalidad. Esta ha sido la visión de al-
g1!J1os··psicoanalistas, que han explicado la acción del torturador como un filosófica de psicología social (ver Lana, 1969), ~s nec~ano menCJonar ~l
com_¡:íortamiento de sujetos profundamente sádicos y de sistemas so- menos algunos autores cuyos planteamientos s1gu~n vivos. de una fol"iila
. ciales · que generan "estructuras" como respuesta ; estas necesidades u otra en la reflexión contemporánea sobre .la acción s?c1al de los,seres
destructiva~ de los i~?iyiduos (~er Guiton, ~ttelheim, y otros 1973). humanos. Una de las tradiciones de pensamiento 1?-~s neo ~obre.la tel~-
Ot:o tipo de anahs1s, tamb1en de corte psicologista, se limita a anali- ción entre hombres y sociedad comienza c?n los cl~1oos gne~~s,. Sócra-
z~r el como formal ~e la t?rtura (u otras formas de violencia abusiva), tes, porejemplo, insistí.a en la importancia de an~li~ la acci6nde:la.s
sm ver que el contemdo mismo de la acción está esencialmente vincula- personas referida a su c1rcunstanC1a concreta. Un md1viduo separado_ de
do a determinadas fuerzas sociales. Este es, al menos parcialmente el ca- su medio es una abstracción, algo irreal. Más aún, Hio q~e una-pers~~
so de los estudios sobre la "víctima inocente'', que muestran la nec~sidad es sólo explica parcialmente lo que esa persona hace. N~1e pu~e.res1sttr
del torturador de devalúar a su víctima y así acallar los posibles reclamos Jas fuerzas de su medio ambiente. O el hombre conqmsta al mund~o.el
de su conciencia (~er; ~or ejem~lo, Lerner y Simmons, 1966). mundo le conquista a él" (Collingwood, 1956,,pág., 40). · · · · ·· ·:r;
Un enfoque d1alect1co tendna que examinar el problema de la tortu- Platón desarrolla esta visión socrática cuando, al esbozar la ~tru~-
ra como un proceso interpersonal al interior de una determinada estruc- tura de su República (que no es concebida como la forma absoluta ae_u_n
tura sociopolítica. El análisis de S. Milgram (1980) sería parcialmente estado ideal, sino como la mejor forma de estado en un pe!iodo de cn!1s
social), asigna diferentes tipos de personas a diversas funaones en el s1s-
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ten:a social. El hÓmbre necesita de la estructura social; pero qué clase de el ~ue los individuos renuncian a actuar de una forma egoista y aceptan
sociedad se llegue a formar depende· del tipo y carácter de los hombres respetar los derechos de los demás. Mediante este contrato social los
que la rigen. De ahí que el problema nuclear de una sociedad sea el de la hombres se vinculan a una sociedad concreta, en la que el control ejerci-
educación. E} ser humano es perfectamente maleable, y es función del do por las leyes de la voluntad general hace precisamente posible la liber-
educador forJar al ciudadano (socializarle, se diría hoy) proporcionándo- tad de cada persona.
le ese saber moral conocido como sentido común. El fracaso de esta tarea Para Karl Marx (Marx y Engels, 1848/ l 969) la idea de un contrato
produce hombres asociales o antisociales, es decir, "idiotas". El idiota social es una ficción engañosa que oculta la verdadera relación de fuerzas
(9ue en_griego.~ignifica hombre privado o particular, profano) es el indi- existentes en una sociedad concreta. Lo que hay son grupos con intereses
viduo a:slado, pu~to que carece de la atadura interna, interpretada co- contrapuestos, una sociedad escindida por el conflicto no entre las ape-
mo un saber , al sistema de normas de la sociedad en cuyo seno vive" tencias de tos individuos como tales, sino de los individuos en cuanto
(Hosfstatter, 1966, pág. 36). miembros de diversas clases sociales. No hay una ley surgida por el con-
Frente al relativo optimismo de Platón respecto a la maleabilidad senso mayoritario, sino una ley impuesta por la clase dominante que ca-
social del ser humano, Nicolás Maquiavelo piensa que la naturaleza hu- naliza sus intereses, ejecuta su control y reproduce su situación de domi-
mana es mucho más fija y que los hombres se guían por los mismos moti- nio social. Los hombres son forjados por aquellas fuerzas que actúan
vos Y_las mismas pasiones, principalmente el ansia de poder y el ansia de sobre el punto en el que se insertan socialmente, principalmente et entor-
segundad. Como todos tratan de satisfacer sus deseos, las leyes no bas- no de su propia clase social. Los hombres llevan interiorizada esa norma
tan para regular la convivencia social y los jefes políticos tienen que acu- social que responde a los intereses de la clase dominante, se imponen co-
?ir a la fuerza Ya la violencia. Aunque separados por muchos siglos, es mo una estructura no consciente y guia el proceso de alienación y deshu-
mteresante subrayar que tanto Platón como Maquiavelo enfrentan mo- manización de las personas.
mentos de grave crisis política en sus respectivas sociedades. Sin embar- Mientras para unos autores el individuo y sus necesidades determi-
~o,. pyoponen solu~iones muy diversas a la pregunta de cómo integrar al nan en última instancia lo que ha de ser la sociedad, para otros es la so-
md1V1du~ en _la ~oc1edad. Mientra~ Platón piensa que el individuo puede ciedad la que determina lo que el hombre concreto va a ser. Por tanto,
llegar a mtenor_1~r la ley que lo vmcula a los demás y así actuar moral- mientras para unos qué sea la sociedad hay que entenderlo desde la ópti- ·
~ente por conv1c,ción per~onal, Maquiavelo piensa que, en última instan- ca de lo que es el individuo, para otros qué sea el individuo sólo se puede
cia, el hombre solo se pbega a la ley común por el medio o la coacción entender desde ta óptica de lo que es cada sociedad histórica. En definili-
física impuesta por la autoridad. · va, la misma dualidad de perspectivas que encontramos en la psicología
Tomás Hobbes llega un siglo más tarde a una conclusión parecida. social contemporánea ha dividido a los filósofos en su reflexión· sobre las
Para Hobbes el hombre es antisocial por naturaleza y, como todos los relaciones entre individuo y sociedad. Sin embargo, entre la filosofía tra-
hombres tienen las mismas apetencias, cada semejante es un rival, un lo- dicional y la moderna psicología social hay también diferencias impor-
bo para los demás (homo homini lupus), contra el que hay que luchar en tantes. Cuatro hechos históricos son necesarios para comprender estas di-
una guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes). Por ferenc1as y el nacimiento de la psicología social así como de las ciencias
ello, la única forma de convivir sin destruir unos a otros es mediante un sociales en su acepción moderna: una mayor conciencia sobre tas diferen-
pacto o contrato social que regule de alguna manera la satisfacción bási- das entre los grupos humanos, una concepción secularizada del ser hu-
ca de las necesidades de todos. Este contrato social sólo puede ser pre- mano, la revolución industrial y el desarrollo de una nueva metodología.
servado por una autoridad fuerte, sea el estado o un soberano absoluto: Sería ingenuo pensar que sólo el hombre moderno ha tomado con-
Leviatán. Leviatán es así el poder común de la sociedad, surgido de la re- ciencia de las diferencias existentes entre los diversos grupos humanos.
nuncia de cada individuo a sus tendencias de aniquilar a los demás Desde antiguo los pueblos han viajado y emigrado de un lugar a otro y
miembros de la sociedad. han observado la diversidad de lenguas, razas, costumbres y estilos de vi:-
~; interesan~e que, un siglo después, Juan Jacobo Rousseau postula da. El bello mito de la torre de Babel expresa literaria y teológicamente la
tamb1en la necesidad de un contrato social, pero a partir de unas premi- conciencia de esta diversidad de pueblos y los problemas que de ahí se
sas diferentes. Para Rousseau, el hombre es fundamentalmente bueno (el pueden seguir. A pesar de todo, sólo modernamente es1e hecho se ha
mito de "buen salvaje"), pero la sociedad corrompe sus sentimientos convertido en un· cuestionamiento sobre la naturaleza humana. Al con-
b_ond~osos_ al tiempo que induce la emergencia de la razón y de la con- quistador ibérico le costaba aceptar que el indígena tuviera alma, es de-
c1enc1a. A fin de hacer posible el que los hombres desarrollen en común cir, fuera humano como él. Y cuando a_I fin aceptó su humanidad, no se
sus mejores potencialidades, hace falta establecer un contrato social, por le ocurrió extender esta generosa concésión mental a los esclavos negros
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Por supuesto que se trataba de una visión etnocéntrica, muy enraizada en Un tercer factor crucial para el nacimiento de las ciencias sociales
los intereses materiales de la conquista. Pero el hecho es que ésa era la fue la revolución industrial del capitalismo. El proceso de industrializa-
concepción generalizada entre los cultos pueblos europeos. ción conmovió hasta sus raíces todo el orden social occidental, juntando
En el período romántico, la diferencia recibe carta de ciudadanía verdaderos· rebaños de seres humanos en condiciones de gran miseria,
humana. Cuando Rousseau proyecta su imagen del "buen salvaje", del movilizando poblaciones enteras, minando todo tipo de estru~t~ra co-
hombre no corrompido por la sociedad egoísta, de alguna manera está munal o familiar, y alterando profundamente costumbres, trad1c1.one~ y
señalando la potencialidad humana de formas distintas. La búsqueda ro- hábitos de comportamiento (Castells, 1976). De hecho la revolución m-
mántica del misterio, la pureza y lo natural, entendido todo ello en un dustrial produjo una nueva forma de organización social, en la ~ue !os
sentido de incontaminación social, logra que las diferencias entre los individuos eran simples números al servicio de un sistema productivo m-
pueblos adquieran el grado de pregunta antropólogica. A ello contribu- saciable y en la que la explotación humana y los contrastes sociales_(que,
yen también los numerosos viajes y las exóticas narraciones de tierras por supuesto, siempre habían sido grandes) adquirieron nuevas dimen-
extrañas que florecen en Europa durante ese período. Finalmente, los siones exasperantes. .. . .
continuos conflictos entre los pueblos europeos así como el surgimiento La conmoción radical producida por la revoluc1on mdustnal
de nuevas unidades políticas acrecienta la conciencia inmediata sobre las planteaba con más urgencia que nunca la ~uestión de. si :r! posible man-
diferencias culturales y raciales de los diversos grupos que, por primera tener unida la sociedad humana. Las relaciones entre md1v1duos Y grupos
vez, se sienten "nacionales", es decir miembros de una "nación". -tanto al nivel macrogrupal de la ciudad como al nivel microgrupal de la
Por el mismo tiempo -mediados del siglo XIX- la idea sobre la familia- ya no podían desarrollarse por cauces tradicionales Yel sistema
evolución de las especies empieza a ser aceptada en los medios intelec- de producción capitalista imperante no posibilitaba de hecho la forma-
tuales. Si las teorías evolucionistas eran correctas, quería decir que el ción de nuevos cauces adecuados. De hecho, se ha afirmado (Asplund,
hombre no era un ser absoluto e inmodificable, sino que era un animal Dreier, y Morch, 1975) que la psicología socia~ ~urgió y s~ de.s~rrolló co-
entre otros (aunque fuera sobre ellos) y, como tal, sujeto a los influjos y mo una disciplina especial cuando la separac1on de los mdmduos con
presiones del medio ambiente. Para la psicología social tiene una especial respecto a la sociedad se volvió problemática en un momento de la ~vol_u-
importancia el pensamiento de Herbert Spencer, no sólo como expositor ción del sistema capitalista, especialmente al transformarse en cap1tahs-
brillante de las ideas evolucionistas, sino porque aplicó estas ideas al ser mo monopólico (ver también Israel, 1979). .
social, al que comparó con un organismo viviente (Spencer, 1972). De La revolución industrial fue posible, al menos en parte, debido al
hecho, la mayoría de los principios del moderno funcionalismo en las progreso tecnológico. La máquina de vapor representa como la partera
ciencias sociales se encuentran ya formulados en los escritos de Spencer. técnica de la revolución industrial.
Si el conocimiento sobre las diferencias humanas en tiempos ante- La tecnología capacitó a las sociedades occidentales p~ra enfren~~r
riores no se había convertido en cuestión filosófica se debía en parte a nuevos problemas de una manera práct!ca y para resolverlo~ ta!f1b1en
una antropología teocéntrica, cristiana o no. Cierto, había diferencias empíricamente. De ese modo, la_ t:cnolog1~ daba cauce_~ la aphcac16n de
entre los seres humanos, pero era diferencias producidas directamente las ciencias a los problemas cot1d1anos e mcluso perm1t1a una compren-
por Dios. Así, el hecho de la diversidad humana no planteaba una cues- sión nueva de problemas viejos. Frente a la tradicional visión. aristoté_li-
tión histórica y social, sino que se remitía al misterio insondable de Dios ca, el conocimerito técnico empezó a considerarsi:i como supenor al ,nus.-
y su infinita providencia. mo razonamiento. . .
,: Pero la sociedad moderna poco a poco abandonó el teocentrismo. La tecnología no consistía en un simple canal pra~m~tico de la ci~~-
Las preguntas humanas tenían que ser respondidas en términos huma- cia, sino que representaba un nuevo enfoque metodolog1c~ en, la semph
nos, es decir, con respuestas comprensibles a la inteligencia de los terna tarea de resolver los problemas humanos. Fue precisamente esta
hombres. En parte la visión secularizada del ser humano encontró un ca- nueva metodología la que hizo posible que los estudio~ sociale$.: ,.d-.
mino en·el enfoque positivista que, junto con la creencia en la posibilidad quirieran aquella consistencia formal que los hacia candidatos al grado
de un progreso sin fin, forjó la ilusión de que las ciencias podrian respon~ de cientificos al menos en la aceptación positivista en boga. Cit:rtamen-
der cualquier pregunta y resolver cualquier problema. Ya no se podía re- te las cienci¡s sociales adquirieron unas herramientas de trabajo que les.
mitir el hecho de las diferencias entre pueblos al misterio divino· p~rmitió enfrentar con alguna confianza (quizás un tanto ingenua) c_ues-
,que ·explicarlas en términos humanos. Más aún, probablemente la
. ' había tiones sociales tanto antiguas como nuevas. Las_ que ~asta entonces
filosofía no era el instrumento adecuado para resolver esta cuestión; la habían sido ramas peculiares del gran árbol de la fdosofia, empez~ron a
ciencia, en un sentido positivista, tendría que asumir la tarea. actuar con una creciente independencia y a reclamar una autonorma que
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prometía frutos maravillosos. Fuera lo que fuera de estas pretensiones y
sus resultados finales, lo cuerto es que una nueva metodología, requerida (1) Primer periodo.
y promovida por los avances tecnológicos, permitió a los científicos so-
ciales formular importantes preguntas antropológicas a niveles diferentes El primer período corresponde a la pregunta primigenia en las cien-
del meramente filosófico. cias sociales acerca de qué es lo que nos mantiene unidos en una sociedad
Posiblemente se podrían. señalar otros antecedentes históricos de las y, más específicamente, en un determinado orden social. Como pregunta
ciencias sociales además de los cuatro aquí indicados. Sin embargo, estos para la moderna psicología social, surge en Europa ante la profunda cri-
cuatro hechos -la nueva conciencia sobre la diversidad humana, la con- sis social desencadenada por el proceso de industrialización capitalista.
cepción secularizada del hombre, la revolución industrial capitalista y un Es una pregunta de tipo funcional ·que se plantea desde una perspectiva
nuevo enfoque metodológico- constituyen los factorés éruciales para la filosófica y que exige ser respondida como parte de una visión antropoló-
aparición de la moderna ciencia social y, por supuesto, de la psicología gica global.
social. No es que estos cuatro hechos constituyan cuatro causas distintas En general, la respuesta va a consistir en alguna variante sobre el te-
por sí mismas; se trata de su conjunción en un momento histórico dado ma central de la "mente de grupo": de una u otra forma, todos los
(la segunda mitad de siglo XIX) la que, junto con otros factores,hace po- miembros de una misma sociedad participan de algo común, algo que no
sible el surgimiento de las ciencias sociales en su acepción actual. es material sino espiritual, y que los mantiene unidos más allá de las dife-
No es arriesgado situar los orígenes de la moderna psicología social rencias e intereses individuales.
a finales del siglo XIX. De hecho, los primeros libros con el título de Este tipo de respuesta se encuentra ya en Wilhelm Wundt, a quien la
Psicología social aparecen en 1908. Sus autores, William McDougall y psicologia experimental reconoce como fundador y a quien sus muchas
Edmund A. Ross, son dos académicos norteamericanos que muestran ya inquietudes intelectuales le llevaron a escribir una voluminosa
en embrión la posibilidad de poner el énfasis en lo psicológico {Mc- "psicología de los pueblos".
Dougall) o en lo social (Ross). En buena medida, el texto de McDougall Para Wund (1904/1926), la psicología popular consiste en aquellos
· sería considerado hoy como un texto de psicología general más que de productos mentales creados. por una comunidad humana que no se pueden
psicología social. McDougall mantiene que todos los hombres nacen con reducir a la conciencia individual, sino que presuponen la acción
las mis,nas tendencias innatas o instintos y que es tarea de la psicología ¡. reciproca de muchos individuos. Esta acción recíproca es histórica y, por
l.
: social analizar cómo la sociedad va "moralizando" al individuo, es de- consiguiente, la psicología de los pueblos tiene una génesis que en cada
cir, cómo va configurando las tendencias egoístas de la persona en tenden- caso dependerá de condiciones particulares. Serían estos productos de la
cias socializadas. Por su parte, Ross afirma que la psicología social debe interacción colectiva los que van dando carácter a un pueblo y mantienen
estudiar la interacción entre los seres humanos, principalmente los proce- a sus miembros vinculados entre sí.
sos a través de los cuales unos seres influyen a los demás, para diferenciar La respuesta que da Emite Durkheim (1985/1964) es bastante simi-
entre las influencias racionales y constructivas y los in_flujos irracionales lar: una so.ciedad mantiene su unidad debido a la existencia de una con-
y socialmente desintegradores. De ahí que Ross, con un prejuicio muy ciencia colectiva. La conéiencia colectiva consiste en un saber normativo,
común a los sociólogos de su tiempo, se muestre enemigo -al menos común a los miembros de una sociedad e irreductible a la conciencia de
teórico- de la vida urbana, en la que los individuos se verían afectados los individuos, ya que constituye un hecho social. Como tal, no sólo es
por todo tipo de influjos masificadores e irracionales. un fenómeno colectivo, sino que trasciende a los individuos a los que se
A fin de abarcar significativamente ta evolución de la.psicología so- impone desde fuera como una fuerza coactiva.
cial contemporánea, podemos sinietizar su historia en tres períodos En tanto Durkheim se esfuerza por dejar en claro el carácter social
correspondientes a tres preguntas o perspectivas fundamentales: (1) ¿qué de ta conciencia colectiva, Max Weber (1904/1969, 1925/1964) subraya
nos mantiene unidos en el orden social establecido?; (2) ¿_qué nos integra su naturaleza psicológica. Para Weber, los intereses objetivos de un grupo
al orden establecido?; y (3) ¿qué nos libera del desorden establecido? Por social actúan en los individuos mediante la ideología que traduce esos· in-
supuesto, no se trata de tres períodos sucesivos, sino de tres enfoques tereses en valores y objetivos existenciales. El caso clásico y bien conocí~
fundamentales que toman cuerpo eti un momento y en unas circunstan- do es el de la ética protestante, que sirve para operativizar la dinámica del
cias 'históricas determinadas, pero que permanecen junto a los otros co- incipiente capitalismo europeo haciendo de los intereses burgueses prin-
mo alternativa académica. cipios religiosos de salvación individual.
En la misma línea de pensamiento cabe situar la visión
psicoanalítica. Según Freud (1921/1972), lo Que mantiene unidos a los
miembros de una misma sociedad o grupo son los lazos afectivos que los
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vinculan a un mismo dirigente D líder en un proceso de identificación co-
lectiva. En la medida en que el objeto de la identificación de todos los in-
dividuos es uno mismo, hay entre ellos una comunidad de lazos afectivos
que los mantiene unidos. De ahí la importancia que el psicoanálisis con-
cede a la cabeza política como punto esencial en el que reposa la solidez
de las estructuras sociales.
En conjunto, esa línea de pensamiento psicosocial presupone el
dato de la sociedad como un todo común y unitario, al que la evolución
de los procesos históricos parece poner en peligro. El problema funda-
mental consiste entonces en compaginar las necesidades del individuo
con las necesidades del todo social, y para ello examinar los vínculos
entre la estructura social y la estructura de h personalidad. Este tipo de
enfoque perdurará hasta nuestros días en la mayoría de los estudios
sobre la cultura y la personalidad que postulan una "personalidad deba-
se" (Kardiner, 1939/1955; Dufrenne, 1959), un "carácter social"
(Fromm, 1966) u otra estructura común a los miembros de una sociedad,
como la "motivación de logro" (McClelland, 1968).
36 J7
1
mismas normas sociales que, como Durkheim había indicado, el indivi-
duo espcrimenta posteriormente como externas y obligatorias.
Con todo, fue el particular genio y liderazgo de un alemán emigrado
!
r
.
!;
_grupos, buscando la comprensión interpersonal mediante la creación de
un ambiente supuestamente permisivo y la riqueza en la comunicación.
Sin embargo, ni este tipo de grupos resultaban aceptables para la gran
!
a Estados Unidos, Kurt Lewin, el que dio nombre e identidad definitiva mayoría de las organizaciones sociales norteamericanas, sobre todo las
al estudio de los grupos, orientando la atención de los in_vestigadores a más importantes (industriales, estatales, militares o educativas), ni los
las fuerzas que configuran la estuctura y carácter de un grupo en manera problemas de fondo mejoraban a pésar de los esfuerzos individuales por
similar a como los físicos habían dirigido la atención hacia las que confi- mostrar comprensión y aceptación incondicional de los demás. Así,
guran la estructura y carácter de la materia (ver Lippit, 1969; Deutsch y mientras la psicología social centraba sus esfuerzos en desarrollar las po-
Krauss, 1970). Desde 1945, Lewin dirigió un programa de investigación tencialidades del individuo y la comunicación interpersonal, socialmente
sobre la dinámica de los grupos pequeños que tuvo una gran importancia seguían aumentando las diferencias intergrupales, la f~lta de comunica-
1eórica y empírica. Lewin no sólo desarrolló un rico arsenal de concep- ción y los controles totalita,rios sobre las diversas comunid~des.
tos, principios y datos empíricos, sino que supo generar un notable entu- Una segunda área de estudio impulsada por las necesidades y los
siasmo entre sus discípulos quienes han continuado su trabajo y prolon- problemas planteados por la Segunda Guerra Mundial fue la del cambio
gado su visión hasta el presente. de actitudes. Ya en 1918, dos autores norteamericanos, W.I.. Thomas Y
En forma paralela y desde una perspectiva más sociológica, un F. Znaniecki (1918-1920), habían indicado que la psicología social debía
equipo de investigadores encabezado por S. Stouffer (Stouffer y otros, consistir en el estudio de las actitudes. Las actitudes, entendidas como
1949) estudiaba los problemas del individuo al interior del ejército, su predisposiciones adquiri~as, para actu~r de deter~i~ada maner~ ante. de-
adaptación y eficiencia, sus motivaciones y frustraciones. De estas inves- terminado objeto, constttman una umdad de anahs1s que pa:ecia satisfa-
tigaciones seminales, Merton y Rossi (1968) elaborarían una toría sobre cer la tendencia norteamericana a enfatizar los factores ambientales y del
los grupos de referencia, como maréo de normas y valores que el indivi- aprendizaje en el comportamiento de las personas, si~ ignorar los facto-
duo utiliza para orientar su comportamiento y la evolución de sus actitu- res genéticos. El fracaso de la propaganda norteamencana en lograr que
des sociales. los alemanes cambiaran en lo más mínimo sus actitudes, puso en crisis el
Los modelos y datos acerca de los grupos empezaron a abundar (ver conocimiento que se tenía al respecto y planteó la cuestión de si las acti-
Cartwright y Zander, 1971; Shaw, 1980). Sin embargo, todo el área de la tudes no estarían más profundamente enraizadas en las personas Y gru-
dinámica de grupos ponía de manifiesto dos gravísimas limitaciones que pos de lo que se babia creído h~sta ento~ces. . .,
condicionaron negativamente su desarrollo. Por un lado, el paralelo con Un grupo de psicólogos soCiale_s,. b_aJo la d1re~1on de Carl ~orl~n?
las ciencias físico-químicas, tanto desde el punto de vista téorico como (ver Hovland y otros, 1953, 1_960), 1mc1ó un ampho pr~yecto de mvest.1-
desde el punto de vista metodológico, llevó a la reducción factual del es- gación sobre el cambio de actitudes, desde una perspectiva que p~et~n?1a
tudio de los grupos al estudio de los grupos pequeños, las más de las ve- integrar los principios de la teoría de la f<;>rma (~estalt) con los pnnc1p1os.
ces con el supuesto implícito de que, con pequeiias variantes, los grupos del aprendizaje, sobre todo como hablan sido propuestos por Hull
grandes eran una ampliación de los grupos pequeiios y las macroestruc- (1943). Desde entonces y hasta mediados d~ los añ.o~ sesenta, el _área ~e
turas sociales reproducían a gran escala las microestructuras grupales. las actitudes ha florecido como uno de los pilares bas1cos de la ps1c?~og1a
Por otro lado, el haber adoptado desde el principio (aunque no necesa- social, multiplicándose los modelos y acumulándose l?~ dat?s ~~pmc~s ..
riamente de una forma consciente) la perspectiva del poder establecido, Sin embargo; rro sólo ha faltado quien lograra una v1~1ón s1~t~t1ca, ~mo
social, industrial o militar, llevó a concebir la dinámica de grupos como que el estudio de las actitudes ha ido mostrando tamb1é~ .sen~s deficien-
las fuerzas y procesos que producían la integración de los individuos en cias. El problema más insistentemente señalado por lo~ p~1c6logos al mo~
los grupos, y no como las fuerzas y procesos que podían llevar a los indi- delo de las actitudes es su limitación respecto a la pred1cc1~n .del cor.np_o~-
viduos a cambia~ los grupo o a unos grupos a modificar a otros. Se trata- tamiento específico. Pero probablen;tente un problema más grave ha sido.
ba de una perspectiva de adaptaéión individual y el supuesto era que, en su· tendencia a ignorar la vinculación entre las estructuras pei:s~nales
caso de conflicto, la modificación corrrespondía al individuo no al gru- (conceptualizadas como actitudes o de otro modo) y los determ101smos
po. macrosociales sobre todo a través del poder social. Asi, el estudio de las
Estas dos serias limitaciones hicieron crisis precisamente en los mo- actitudes ha ;upuesto en buena medida el análisis ideologizado de la
mentos en que la llamada "dinámica de grupos" logró su máximo de ideología de algún grupo particular. ·
influjo social, es decir, durante los años sesenta. Por todas partes brota- Un tercer área impulsada por los problemas.de la gue~ra f~.e.el del
ron en los Estados Unidos y otros países europeos multitud de grupos condicionamiento social de la persona huma~.ª as1 c':mo el mfluJo de las
que trataban de aplicar los métodos y recomendaciones de la dinámica de personas en el sistema social. La preocupac1on surg1a del hecho de que
38 39
uno de los pueblos más cultos, comó el pueblo alemán, hubiera podido
llegar a cometer o participar en las atrocidades a que le había conducido No toda la psicología social de este p7río~o ni todos l?s psicólogos so-
el réginicn nazi. ¿Cómo era posible que el nazismo hubiera florecido de ciales pueden ser acusados de haber s,d_o mstrumentah~dos por el_ po-
tal manera en la patria de Goethe y de Beethoven? La subsiguiente pre- der; pero el predominio ~e _esta pers~e~uva ha marcado sm duda la linea
gunta se centraba en la inquietud de s1 un proceso similar no est~ría central de su quehacer teonco y ernpinco.
incoándose en otros países, aparentemente cultos y democráticos, como
los Estados Unidos. · (3) Tercer período.
La pregunta, desde la perspectiva particular de la Escuela de Frank
furt e impulsada principalmente por científicos sociales de origen judío En los últimos años, un creciente desencanto ha e?1pezado a invadir
emigrados a Estados Unidos, condujo a nu·merosas visiones psicoso- numerosos psicólogos sociales sobre los logros obtenidos por esta rama
cialcs. Sin duda alguna, la más conocida e influyente es la expuesta por ~e ta ciencia social, desencanto que incluso ha llevado ~ ~os poc?s a un
T. W. Adorno y sus colaboradores en lo que, con bastante poca fortuna, claro escepticis~o sobre sus posibilid~~es reales .. ~a cns1.s estallo com?
se dio en llamar el modelo de "la personalidad autoritaria" (Adorno y un corolario de la derrota militar y pohuca de la v1s16n social norteameri-
otros, 1965). Esta visión representaba una modalidad interesante de cana en la guerra del Vietnam. La derrota sirve para des~nmascara~ la su-
freudo-marxismo y, por consiguiente, replanteaba~, problema de las re- misión del quehacer de las ciencias soc!ale~ a 1~ perspect1v~ Yn~ces1?ades
laciones entre estructura social y personalidad. Con todo, el enfoque en- del poder establecido, so capa de asepsia c1ent1f1ca (como s1 la c1enc1a pu-
fatizaba excesivamente los aspectos psicológicos del problema, llevando diera ser ajena a los conflictos históricos y evitarse el op:ar por unos va-
casi a la conclusión de que la transición entre regímenes políticos podía lores) y de pragmatismo (como sí la ciencia fuera ?1ás v~hosa cuanto más
ser entendida con categorías psicológicas. huyera de la teoría y se abocara a los problemas 1~1:1.ed1atos). . .
El segundo período en la historia de la moderna psicología social ha Al cuestionarse el poder establecido y la sum1S1on de las ciencia so-
sido el de más vigor y entusiasmo. Sin embargo, a la hora del saldo final, ciales a tos dictámenes e intereses de ese poder, se abre una nueva pers:
se puede apreciar que los errores originales de enfoque, implícitos en la pectiva sintetizada en la pregunta ~on la que enmarcamos _este peno~o.
pregunta con que hemos calificado este período, han pesado tanto o más ·qué nos libera del desorden establecido? El cambio es radical en van~s
que los indudables logros obtenidos. En este sentido, el segundo período ~espectos. Ante todo, el marco social _s~ acepta como un d~!º• pero P_re~)-
presenta tres constantes, precisamente vinculada,; a la nortt;americaniza- samente un dato criticable en su fact1c1dad y en su neg~ci~n de pos1bih-
ción de la psicología social: el individualismo, el psicologismo y la pers- dades sociales distintas (ver Marcuse, 1969). Por. cons1gmente, au~que
pectiva desde el poder establecido. En !itl s-.c:undo período, la psicología el orden social sea un necesario marco de referencia, no es por lo_m1s~o
social no sólo se inclinó definitivamente hacia la socio:p~icología, sino criterio normativo respecto a las personas y grupos. ~e ah1 que _s1 es 11~-
que optó por una visión individualista, según la cual la realidad debe ser portante saber qué integra a las personas al orden soct~I establecido, ~as
estudiada tomando al individuo como unidad de análisis y como princi- importante es saber cómo las personas puede~ cambiar ese ~rde~, bbe-
pio epistemológico. En otros términos, lo social debe ser visto y entendi- rarse de sus exigencias e imposiciones y construir un orden social diferen-
do desde lo índividual. Así, buena parte de la psicología social ha te, más justo y humano. . . .
bordeado continuamente el psicologismo, en el que más de un autor y un El nuevo enfoque no desplaza totalmente a los do_s ante;tores_y m ~-
modelo cayeron plenamente. Este psicologismo ha abocado·en los últi- quiera llega a constituirse en corriente central de la ps1c~log1a social. Sin
mos ai\os a un subjetivismo a ultranza, cuya semilla ya es.taba echada embargo, la critica permea prácticam~nte todos_ios ámbitos expl~r~d?s '!
tanto en la dirección adoptada por la dinámica de grupos como en la con- las aportaciones más originales provienen pre:1~amente de esas 1~1c1at1-
ceptualización de las actitudes. Todo esto resalta más la tercera constante vas críticas. Podemos señalar tres de estas rev1S1ones, que abre~ impor-
de este período, es decir, la visión desde el poder: el presupuesto tantes perspectivas nuevas a la investiga~ió~: la visión de la_ reahdad so-
implícito es que la sociedad CQnstituye un dato previo, un punto de parti- cial como construcción, el enfoque confhcuvo del orden social Yel papel
da y, como tal, no se cuestiona. Es el individuo el que debe adaptarse a la político de la psicología soci~l. . . . .
estructura social, militar o industrial, no la estructura la que debe cam- La concepción de la reahdad social como una construcción _h1stón:a
. biar. Lamentablemente, esta perspectiva ha permeado la mayor parte del más que como un marco estructural ya dado ha sido muc~o ma~. propia
trabajo de· los psicólogos sociales, haciendo de ellos instrumeqtos al ser- de los enfoques de orientación marxista que de.'<?~ de _or~e?tac,on fun-
vicio de las necesidades del poder establecido, ayudando a cambiar al in- cionalista. No es por tanto de extrañar que la v1s1on h1stonc~ de la so-
dividuo, a contener su rebeldía y protesta, fortaleciendo así la estructura ciedad haya permanecido notoriamente ausente del ámbito d_e la
del sistema social capitalista, basado en la desigualdad y la explotación. psicología social, fundamentalm_ente desarrollada en Estados ~mdo~.
Incluso estudios como el de Shenf (1936), que apuntaban al caracter di-
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41
námico de los grupos sociales respecto al orden social, cons11tman la ex-
cepción a la visión imperante de carácter reactivo y adaptacionista. a9optar una P?stura s_ubjetivista .. En el fondo late el desencanto ideológi-
El influjo de una serie de autores europeos, muchos de ellos emigra- co frente a la mcapac1dad por cambiar la realidad social mediante la ac-
dos a Estados Unidos a causa de la guerra mundial, prepara el terreno ción social. {espíritu ~enne~ia~o. propio de la d~cada del sesenta) y de ahí
para la critica a esta visión imperante. El marxismo y la fenoinenologia la tendencia a cambiar al md1v1duo y su propia visión de la realidad.
son las dos corrientes cuyo influjo se siente con más claridad, aunque los A pesar de su subjetivización, la concepción de la realidad social co-
sociólogos tiendan a abrirse más al primero y los psicólogos a la segunda. mo construcción sirve para disipar el espejismo de su carácter absoluto
En concreto, los psicólogos sociales se vieron estimulados por una obra su reificación; así mismo sirve para deshacer el engaño de ta unidad so~
sobre sociología del conocimiento, escrita en colaboración por un so- cial, como si las _fuerzas sociales funcionaran uniformemente para todos
ciólogo norteamericano, Peter Berger, y un sociólogo alemán, Thomas lo~ sectores, los mtereses fueran los mismos para todos los grupos, y las.
Luckmann. Berger y Luckmann (1968) consideran la sociedad en su mismas nor?1as y v~lores rigieran el comportamiento de todas las perso-
doble vertiente de realidad objetiva y de realidad subjetiva, de conjunto nas. _La rea helad social es una y múltiple, y existen contradicciones y dife-
de roles y de actitudes interiorizadas, de organización normativa y de re~c1a? que no pueden asimilarse sin más a una estructura uniforme y
contexto para la identidad personal. Los individuos son ciertamente umtana.
hechura de su sociedad, pero la sociedad, cada sociedad concreta, es Una segunda perspectiva critica que aparece en este tercer período
hechura del quehacer de los grupos y personas. La sociedad aparece así de la psicología social cuestiona la concepción de la realidad social como
en su relatividad histórica, como producto de un proceso humano y, por una unidad armoniosa, al interior de la cual los grupos de individuos se
consiguiente, susceptible de transformación y cambio. La dialéctica de la adaptan o no. Por el contrario, la realidad social empieza a ser vista co-
realidad social contiene tres momentos, que Berger y Luckmann sinteti- mo el producto de una confrontación de fuerzas sociales y el orden social
zan en la triple afirmación de que la sociedad es un producto humano, la imperante como· el resultado de la imposición de unas fuerzas sobre
sociedad es una realidad objetiva, y el hombre es un producto social otras. La sociedad no alberga una población simplemente distribuida a lo'
(1968, pág 84). Lamentablemente, añaden Berger y Luckmann, la largo de un continuo de características, sino que la sociedad se compone
sociología norteamericana -y, más aún, la psicología social- han ten- de grupos enfrentados entre sí a partir de intereses contrapuestos.
dido a omitir el primer momento dialéctico de la realidad social, in- La visi.ón co~flictiva de la sociedad es también una visión preponde-
curriendo en lo que Marx llamó su reificación, es decir, la visión de la ranten:iente marxista, y son una vez más autores europeos los que tratan
realidad social con .:ategorías cosificadas, apropiadas sólo para el mundo de abrirle campo en el ámbito de la psicología social. Pero en este caso no
de la naturaleza. · : s~ trata de autores que emigren a E~tados Unidos, cuanto de autores que
Esta visión de la sociología del conocimiento ha sido recogida, aun- : ttenen que enfrentar los problemas de sus propias sociedades europeas.
que sólo parcialmente, en el enfoque conocido con el término de Una larga experiencia histórica y aun la simple evidencia de la realidad
"etnometodología" (Turner, 1974). La etnometodología mantiene como conflictiva en que viven les hace sentir con más agudeza las limitaciones
punto central que los individuos aprenden a construir la estructura social teóric~s y prácticas, de una psicología social basada en la concepción d;
de valores y normas a través de la actividad rutinaria (ver Garfinkel, la sociedad como un todo armonioso. Esta misma conciencia les lleva a
1967). En este sentido, la etnometodología supone que la realidad social afirmar la parcialidad del análisis de la vida intragrupal mientras no se
está siendo continuamente generada por la actividad de las personas y, analice y conozca mejor la vida intergrupal. El punto central no consiste
por consiguiente, que los valores sociales más importantes son aquellos ya en examinar al individuo al interior del grupo, cuanto en examinar las
subyacentes al sentido común, a las prácticas rutinarias, cotidianas. De relaciones entre grupos y las relaciones entre las ,personas no como
rilanerá parecida, Goff man ( 1971) lrata de comprender la realidad social simples individuos, sino como miembros de grupos ,(Billig, 1976). ·
cri términos teatrales, donde las personas actúan desempeñando papeles . , Una de las ~~e~s do~de esta visión co~flictiva ha tenido más repercu-
que definen esa realidad. s1on ~sen ~I anah_s1~ rcahzado poi: la :·ant1psiquiatría", donde confluye-
E! acierto de la etnometodología está en el énfasis concedido al indi- ron mfluJos teoncos y expcncncms pnkticas muy diversas~ Lá
viduo como sujeto activo en la producción de la sociedad. Su debilidad se psiquiatría ha sido uno de los ins!rumcntos tradicionales a través de los
dfra ert la pendiente subjetiva que tienden a seguir estos estudios, según cuales la clase social dominante ha impuesto su poder y ha mantenido su
la cual la realidad social es, en última instancia, cuestión de perspectivas. orden social (Basaglia, 1972; lkrlinguer, 1972). De ahí que las institu-
Esta subjetivización es perceptible en áreas tan de moda como los estu- ciones psiquiátricas hayan cumplido una misión paralela a la de las cárce-
dios de atribución (Jones y Davis, 1965). El mismo interaccionismo sim- les y que incluso_sean las mismas instituciones las que, a través desu po
bólico, corriente heredera de la visión de G.H. Mead (1972), ha tendido a
42
der ejercido totalitariamente (Goffman, 1970), hayan generado el mal
LA FAMILIA ES LA B/.$E:
que supuestamente pretendían eliminar. J)E LA SOCI.E:.DAD
Quizá hayan sido los autores del movimiento antipsiquiátrico los
que mejor han puesto de manifiesto el carácter de la psiquiatría y, en ge-
neral, de las ciencias psicológicas como instrumento al servicio del poder
establecido. Ese punto constituye precisamente el tercer área crítica don-
de se perfila el nuevo enfoque de la psicología sud11l.
La psicología social y, en general, toda la psicología, deseosa de ad-
quirir estatuto científico y reconocimiento académico, tendió a despren-
derse demasiado radicalmente de sus raíces filosíficas, a someterse con
excesiva estrechez a los limitados márgenes del método experimental, y a
pretender una asepsia· científica que la ubicaba por encima ae las preocu-
paciones y conflictos concretos de la vida social, ahorrándole al psicólo-
go la dolorosa necesidad de tener que optar- por unos u otros valores.
La psicología social se convirtió así en una rama de las ciencias so- ¿LA FAMiliA
ciales en la que se multiplicaron indefinidamente los modelos de corto al-
cance, las teorizaciones referidas a casos específicos; pero donde brillan DE QUiÉN?
por su ausencia teorías ambiciosas que ofrezcan visiones globales de la
realidad psicosocial. Cuantos más datos empíricos se acumulan, más se
iiilA M(A
nota la carencia de una teoría que los englobe y dé sentido, hasta el extre- NO Th;N~
mo de que los autores de textos llegen a asumir como algo normal el que
ni siquiera puedan ofrecer una definición precisa de su especialidad, y lA CULPADt
prefieran afirmar que la psicología social es la ciencia que estudia lo que
de hecho estudian los psicólogos sociales. Por otro lado, al someterse a
NADA!.'!
los requerimientos estrechos de.l método experimental, entendido restric-
tivamente, se cierra fuertemente el campo de estudio y se excluyen casi
automáticamente 'las preguntas más importantes que se pueden plantear
las personas y grupos. Como escribe un agudo crítico inglés, "sentimos
que la psicología social debería explicar de algún modo nuestra propia como otros científicos sociales, tome conciencia de su enraizamiento so-
experiencia, pero no lo hace, y esto nos ha decepcionado" (Armistead, cial y, por consiguiente, de los intereses histórico a los que, por opción o
1974, pág. 7). por inconsciencia, está sirviendo. El ideal no consiste en buscar la asepsia
Todas estas limitaciones, teóricas, axiológicas y prácticas, hicieron a toda costa, cuanto en tratar de adecuar el propio quehacer científico a
que la psicología social se limitara a estudiar lo que el sis.tema le pedía y los valores por los que uno opta en su vida. No se trata simplemente de
como el sistema se lo pedía, reduciéndose a un servilismo social incapaz una tarea de decisión subjetiva, sino primero y fundamentalmente de una
de cuestionar a ese mismo sistema tanto por el ámbito en que se movía tarea objetiva, es decir, de que la ciencia realice mediante sus propias vir-
como por los instrumentos que había elegido. Se estudiaba la sumisión ,j tualidades aquellos valores por los que se ha optado, independientemente
el conformismo, no la independencia y la rebeldía. No es de extrañar así de la intención subjetiva de cada científico.
que se haya llegado a pensar que la psicología social no es más que una A pesar de que muchos psicólogos sociales siguen insistiendo en la
forma de historizar los procesos sociales (Gergen, 1973), y ello desde la necesidad de que la ciencia permanezca ajena a la opción axiológica, la
perspectiva del poder establecido. crítica formulada ha roto el espejismo de la asepsia científica. Quien se
Al cuestionarse todo este enfoque genérico de la psicología social, se atrinchera en su negativa a optar conscientemente, sabe que sirve de
va a insistir por un lado en la necesidad urgente de volver a teorizar, y no hecho a aquellos bajo cuyo poder opera, es decir, a la clase dominante en
sólo a elaborar modelos de corto alcance (Moscovici, 1972), así como a cada sociedad, y ello no sólo en las aplicaciones prácticas de su quehacer,
someter los métodos a la teoría y las técnicas a los problemas, no al sino, más fundamentalmente, en la estructuración misma de su saber y
contrario. Por otro lado, aparece la necesidad de que el psicólogo social, operar científico.
44 45
El cuestionamiento introducido en el tercer periodo de la historia de "Entender" suele definirse operativamente como el encontrar la
la psicología social contemporánea cambia no sólo los presupuestos, sino causa de alguna conducta. Ahora bien, la causalidad en cuanto determi-
el objeto mismo al que concretamente aboca la psicología social. Al no nación de algo a partir de algo no puede entenderse en el mismo sentido
aceptar como un punto inmutable de partida la realidad social, el proble- cuando se trata de los fenómenos naturales estudiados por las ciencias
ma central ya no se cifra tanto en la relación entre individuo y sociedad, físico-químicas que cuando se trata de procesos humanos (Peters 1960·
su adaptación o inadaptación, cuanto en la oposición de grupos que ge- T~ul~i~, 1969). En la práctica, el esfuerzo por limitar la comp;ensió~
nera un orden social concreto en cuyo interior los individuos actualizan ps1colog1ca de una conducta a la definición de su causa (eficiente, en sen-
intereses, perspectivas y situaciones sociales distintas y conflictivas. Esta tido aristotélico), obliga a eliminar la interioridad de ese comportamien-
perspectiva puede aún incurrir en alguna forma de psicologismo indivi- t~,. es decir, 1~ eventual intención subjetiva de la persona así como el sig-
dualista o subjetivista, pero ciertamente tiende a valorar de manera pri- mf1cado particular que un comportmiento pueda tener en determinada
mordial los influjos objetivos y las fuerzas grupales. Finalmente, es po- situación para cada sujeto. De hecho, esta visión del "entender" suele
sible que algún psicológo social opte por ponerse al servicio del orden es- quedarse en una descripción, más o menos precisa, de la conducta así co-
tablecido, ya sea por interés de clase, por convicción o simplemente por mo de sus antecedentes y de sus consecuencias externamente observab.les.
interés personal. Sin embargo, la opción por la postura opuesta queda Esto supo~e _un empobr:cimiento inadmisible de ta realidad psicológica,
abierta, y no sólo a nivel de la intención subjetiva o de las aplicaciones que se ve hm1tada a considerar conductas in transcendentes· o a considerar
prácticas, sino también de la configuración misma del saber y hacer cien- de un modo intranscendente conductas (acciones) importantes en la vida
tífico. humana.
. _Al quedar en cuestión la particular comprensión que se puede ad-
qumr sobre la conducta, por lo mismo entra en cuestión el sentido que se
le pueda dar a los términos "predecir" y "controlar". La predicción se
basaría, precisamente, en el conocimiento de la causa de una conducta,
3. OBJETIVO DE LA PSICOLOGIA SOCIAL. en el supuesto adicional de que, puesta la causa, tendrá lugar la conduc-
ta. Pero si esa cattsa encontrada es sólo un antecedente más, ya que se ig-
Al definir el objetivo de una actividad o de un quehacer, es necesario nora un elemento esencial en la determinación de la acción humana co-
mo es el sentido. y la intencionalidad, la predicción no pasará de ser' un
distinguir entre la finalidad perseguida por el sujeto y la finalidad objeti-
vamente realizada o posibilitada por la naturaleza específica de la activi- ejercicio probabilístico, en muchos casos <.\e valor muy cuestionable. Más
dad o quehacer en cuestión. La voluntad e intención del sujeto puede dar aíin, la predicción en ciencias naturales suele presuponer condiciones idea-
en muchos casos una orientación definitiva a su quehacer; pero es impor- les para que un determinado fen~meno se produzca. Ahora bien, la pre-
tante subrayar que la naturaleza objetiva de los procesos no es cambiada cisión de esas condiciones ideales resulta poco menos que imposible en el
a voluntad y que, como se suele decir, "el infierno está lleno de buenas caso de fenómenos humanos y sociales, donde las variables son indefini-
intencionef'. El no hacer esta distinción entre la naturaleza objetiva de das. De ahí la tendencia de muchos psicólogos sociales a reducir el campo
una ac;tividad y la intención subjetiva del individuo que la realiza ha os- de su quehacer a aspectos mínimos de la conducta humana, aspectos en
curecido la gran mayoría de las discusiones sobre problemas éticos en el que se limitan al máximo las variables en juego. Pero al reducirse a as-
psicología así como el carácter éticamente aceptable o rechazable del pectos mínimos de la conducta se reducen por lo general también a aspec-
conductismo. tos socialmente insignificantes o intranscendentes. ··
De una forma un tanto estereotipada, se afirma que el objetivo de la El control sobre- la conducta depende de que se hayá sido capaz de
psicología consiste en "entender, predecir y controlar" la conducta de entenderla y predecirla, y requiere además la capacidad.dé influir en el
los individuos. Consecuentemente, el objetivo de la psicología social p~o~~so. Por tanto, las dificultades acumuladas eri la comr>r~ns1ón ypre-
consistiría en "entender, predecir, y controlar" la conducta en cuanto d1cc1on de la conducta repercuten en la posibilidad misma de h.11ü-ai su
social, ya sea que ésta se entienda como interacción ya sea que se entien- control. Además: el control mismo supone la prcsenda de Íluc;as Va-
da c9rno respuesta ante estímulos sociales. Esta definición del objetivo riables, por lo general imprevisibles. Resulta cnionccs comprensible que
de la psicología social presupone una concepción de ciencia y un·consi- de hecho no se haya logrado real conirol más que en conductas de labo-
guiente objeto de estudio de la psicología social sumamente problemáti- ratorio o en lltopí_as intelectuales (Skinncr. 1976). Finalmente. él término
cos. Se trata, por consiguiente, de una dificultad objetiva, independien- d~ control es, en el mejor d.c los casos, de una deplorable ambigüedad, no
temente de las buenas o malas intenciones del psicólogo social. aJcna a una fuerte carga de idcologi;.¡ t~(w:l\:rata.
46 47
"Entender, predecir y controlar" representa un objetivo compren-
sible en el marco de una psicología social cuyo objcio lo constituya una
interacción abstraída de los determinismos macrosocialcs y de las concre-
ciones históricas, o de una psicología social conductista que trate la con-
ducta como una "cosa" más de cswdio experimental. Pero ése no puede
ser el objetivo si la psicología social, como se ha expuesto aquí, debe es-
tudiar la acción humana en cuanto ideológica. Y no puede serlo precisa-
mente como consecuencia del mismo abismo conceptual que separa a la
acción de la conducta, y a la acción en cuanto ideológica de la interac-
ción. La inclusión de intencionalidades, significaciones y procesos de
conciencia así como de las grandes variables históricas hace del entender
un objetivo necesario, pero consdentemcntc aproximativo y parcial; la
comprensión del ser humano como un sujeto histórico, que produce y se
produce, hace de la predicción un juego engañoso; la necesaria referencia
sobre la vinculación de los actores sociales a los grandes intereses de clase
hace del control un ejercicio de falsa condenda en el mejor de los casos,
cuando no un instrumento de políticas de dominación social.
Tal como aquí se ha definido, la psicología social debe buscar como
objetivo el posibilitar la libertad social e individual. En la medida en que
el objeto de estudio lo constituye la acción en cuanto ideológica, es decir,
en cuanto determinada por factores sociales vinculados.a los intereses de
clase de los diversos grupos, se pretende que el sujeto tome candencia de
esos determinismos y pueda asumirlos (aceptándolos o rechazándolos)
mediante una praxis consecuente. Ejercer la libertad va a constituir así,
en muchos casos, un verdadero proceso de liberación social. Por eso se
presenta como objetivo el hacer posible la libertad, ya que actuarla es por
principio una praxis social en la que no sólo interviene el conocimiento.
Pero ello mismo muestra la distinta comprensión que desde esta perspec-
tiva adquiere el "entender" o el "predecir". No se trata de anticipar me-
cánicamente el futuro; se trata de poner a la disposición de los actores so- principios y conceptos van a estar condicionados por los intereses de cla-
ciales los conocimientos que les permitan proceder más adecuadamente se que el psicólogo, como actor social que es también, va a asumir en su
en cada cirq.mstancia, en función de unos valores y principios sociales. quehacer. Si las ciencias naturales son o no son ajenas a los va1ores es
Cuanto mejor es el conocimiento, con más claridad se abre al sujeto el una discusión que aquí no nos concierne; ciertamente, las ciencias so-
ámbito para su decisión y acción consciente; es decir, más campo se pre- ciales no son ajenas a los valores ya que el propio ciemifico social y su
senta a su verdadera libertad social. . quehacer son parte de su -mismo objeto de estudio. Hay una inevitable
Este último punto está ya indicando que un objetivo como el aquí imbricación de sujeto y~objeto, siendo el sujeto a la vez objeto y el objeto
postulado supone una opción axiológica y un rechazo de la pretendida a la vez sujeto. Por ello, la comprensión en ciencias sociales tiene luRar
asepsia cientifica. A la psicología social corresponcte desenmascarar los desde el interior del proceso _social estudiado y la opción st da e¿ el
vínculos que ligan a los actores sociales con los intereses de clase, poner quehacer científico mismo independientemente de que se tome o no con-
de manifiesto las mediaciones a través de las cuales las necesidades de ciencia de que se da esta opción.
una clase social concreta se vuelven imperativos interiorizados por las La psicología social que aquí se presenta surge en una situación muv
personas, desarticular el entramado de fuerzas objetivadas en un orden concreta. La situación de El Salvador, en los mQmentos en que todo u;1
social que manipula a los sujetos mediante mecanismos de falsa concien- pueblo lucha organizadamente por liberarse cte una opresión secular. Es-
cia. La psicología social como ciencia, y no sólo el psicólogo social como t~ psicología social toma _partido por ese pue~\o, por sus luchas y asp1ra-
científico, debe tomar una postura ante esta realidad, pues presupuestos, cioncs, y pretende ser 1111 tnstrumcmo para QLh: el pueblo pueda tomar sus
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decisiones con mayor claridad, sin dejarse engañar por espejismos o resa- 9. El mé1odo dialé-:tico parece ser el mús adecuado para el estudio dd
bios de su conciencia tradicionalmente manipulada. No se trata de indi- objeto de la psicología social, pues considera que persona y sociedad
car al pueblo lo que tiene que hacer o no; se trata de incorporar el queha- se cons1í1uyen mutuamente, sin que se pueda cn1cndcr la una sin la
. cer cie~tífico -~ una praxis social liberadora, que dc:;senmascare y destruya otra. Para comprender los procesos ideológicos de una persona de-
la mampulac1on, promoviendo una sociedad basada en la solidaridad y berá examinarse la estructura social de la que es parte.
en la justicia. 10. Muchos han sido los aportes 'de la filosofía a la psicología sod.d.
Sócrates sostenía la importancia de las circunstancias en la determi-
nación de la acción humana y Platón aceptaba la maleabilidad del ser
humano. En contraposición, Maquiavclo concebía la naturaleza hu-
111~t11.i como m..í., fija. 1iolJuC!, <.:till!,idc;ú que el hombre e!> a11ti~uciul
RESUMEN DEL CAPITULO PRIMERO por naturaleza, mientras Rousscau defendió su bondad natural. Fi-
nalmente, Marx sostuvo que la sociedad se formaba en la oposición
1. La psicología social gue se reíleja en los.libros de texto presenta una de gn1pos, uno de los cuales se imponía sobre el otro, hadéndok-
realidad muy diferente de la latinoamericana y tiende a ignorar el pa- asumir prácticas y valores ajenos a sus propios intereses.
pel de la estructura socioeconómica en la determinación del ser y ac- 1l. Cuatro hechos históricos marcan el nacimiento de la psicología so-
tuar de personas y grupos. cial y de las demás ciencias sodales·hacia mediados del siglo XIX: a)
2.. Los enfoques más comunes de psicologla social parten de algunos una mayor conciencia sobre las cafercncías entre los grupos humano:-.;
datos de la realidad, pero prescinden de si esa.realidad factual ha si- b) la concepción secularizada del ser humano; c) la revolución in-
do definida por los grupos que detentan el poder, ignorando así su dustrial; y d) el desarrollo de una nueva metodología.
relatividad histórica. · 12. Un primer período en la historia de la psicología soda! se caracteriza·
3. En la ~e.di da en que una. acción, ya sea individual o grupal, no pueda por una visión de la sociedad como una realidad homogénea. Esta J¡_
ser suf1c1enteme~te exphcada por factores del sujeto, sino que deba sión queda planteada en la pregunta f undamen1al de este período:
hacerse refere~c1a a sus relaciones con las demás personas para en- ¿qué nos mantiene unidos en el orden social establecido?
tender su sentido total, en esa medida la acción es social y debe ser 13. Un segundo período arranca de la americanización de la psicología.
estudiada por la psicología social.· La pregunta fundamental es: ¿qué nos integra al orden establecid()'?
4. El influjo in~erpersonal no es·una relación mecánica de estímulos y Se parte de la necesidad de adaptar al individuo al orden social impe:
resp~estas,. s1~~ qu~, es parte constitutiva de la acción, a la que da rante. Las tres áreas más estudiadas en este período son: los pequeño~
sentido y s1gmf1cac1on hgándola a una sociedad concreta. grupos (la "dinámica de grupos"), las actitudes y la relación entre
5. Se puede definir la psicología social como el estudio científico de la . cultura y personalidad. La forma de abordarlas y sus contenidos
acción en cuant~ ~deológica, entendiendo por ideología aquellos es:.. reflejan el sesgo teórico hacia el individualismo, el psicologismo y la
~u~mas cognoscitivos y valorativos producidos por los intereses ob- perspectiva desde el poder establecido.
JeUvos de la clase dominante en una sociedad determinada e impues- 14. Un tercer período se caracteriza por la siguiente pregunta: ¿qué nos
tos a las personas que los asumen como propios. libera ael desorden establecido? Supone ya un cuestionamiento del
· 6: ·· Las ~ersonas materializan en forma concreta las fuerzas sociales que orden sQci11I. Los postulados de este nuevo período serian: a) la vi-·
;,· • configuran una realidad. Por tanto, para entender la acción de las sión de la realidad social como una construcción histórica, como·,un
·, " personas se debe recurrir a sus raíces sociales. producto de la acción humana; b) el enfoque conflictivo del orden
,7. Se usa el término acción en lugar de conducta ya que la acción no só- social; y c) el papel político de la psicología social.
. · · to supone una serie de movimientos observables, sino también un 15. El aceptar como objeto de estudio de la psicologí11 social a la acción
· sentido y un producto histórico. en cuanto ideológica lleva a buscar un objetivo que supere las inten- ·
8. ~os peligros de las ciencias sociales son el psicologismo y el sociolo- ciones positivistas de ''entender, predecir y controlar la conducta".
.· 'g1smo, que constituyen dos formas distintas de reduccionismo. Este objetivo debe ser el posibilitar una mayor libertad individual y
Mientras el psicologismo abstrae los problemas de la historia y los re- grupal mediante la toma de conciencia sobre los determinismos so-
fiere a los individuos y sus características, el sociologismo reduce to- ciales de la acción. Un mayor conocimiento de esos determinismos
. dos los problemas a variables sociales, negando la participación acti- abrirá la posibilidad de opciones más personales y una acción más
va del hombre. consciente. ~Cl'\fA
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