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El desarrollo humano y la conservación de la biodiver- (especies con un valor de uso reconocido), descuidan-
sidad biológica, son tareas que deben enfrentarse me- do el contexto general sobre el manejo integral del há-
diante el establecimiento de estrategias bidireccionales bitat y de aquellas especies silvestres que no tienen
a corto, mediano y largo plazo, debido a que involu- un valor económico reconocido en la actualidad, pero
cran factores sociales y variables biológicas, complejos que representan un acervo genético importante para
y relacionados (Pezoa, 2001). Estos conflictos quedan la biodiversidad y que podrían tener un valor poten-
de manifiesto en muchas regiones tropicales, donde las cial aún no calculado por los servicios ambientales que
grandes demandas de recursos para el desarrollo de la ofrecen, además de varios son irremplazables por sus
población humana coinciden e impactan en sitios de condiciones de endemismo o rareza.
alta diversidad biológica; no importa que tan detalla- La falta de recursos humanos, económicos y de
damente se plantee una estrategia de recuperación o infraestructura de las autoridades gubernamentales a
conservación de una especie, si no se toman en cuen- cargo de la administración y regulación de los recursos
ta los factores sociales y la relación cultural e histórica naturales, históricamente ha provocado que la mayoría
que estos asentamientos humanos tienen sobre el ma- de los programas de conservación y manejo de vida sil-
nejo de la vida silvestre (Sánchez, 2000). vestre que se desarrollan en México, vayan quedando
Es por ello que cualquier estrategia de conservación a cargo de los propietarios de la tierra, quienes enfo-
tiene que planificarse de tal manera que contemple los can sus esfuerzos sobre especies con valor comercial,
planes de desarrollo social y de utilización sostenible manejando y modificando el hábitat para incrementar
de los recursos naturales, de cada área en particular; el tamaño de la población, y en especial de los anima-
solo de esta manera se podrá conseguir establecer e les considerados como trofeo desde el punto de vista
implementar una estrategia efectiva de conservación cinegético, dejando de lado o dando muy poca impor-
de la biodiversidad (Pezoa, 2001). tancia la funcionalidad integral del ecosistema; por esta
Un manejo adecuado de la biodiversidad podría razón, en la última década se han implementado es-
proveer de múltiples beneficios ambientales y nuevas trategias para la configuración de intereses públicos y
fuentes de ingresos a la sociedad. Sin embargo, en múl- privados a favor de la conservación, teniendo una ma-
tiples ocasiones los programas o estrategias de conser- yor y más activa participación social, con equidad de
vación se han enfocado preferentemente a aquellas oportunidades y acceso a los beneficios que el proceso
especies consideradas como un recurso económico de desarrollo genera, con primordial atención a los le-
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gítimos poseedores de la tierra; para tratar de frenar y Las Áreas Naturales Protegidas tienen como prin-
revertir el proceso de degradación de los recursos na- cipios básicos la protección de la biodiversidad y la re-
turales, mantener la diversidad biológica del país y con presentatividad de los diversos ecosistemas, en donde
ello la calidad de los servicios ambientales, al tiempo el ambiente original no ha sido esencialmente alterado
de alcanzar una eficiencia económica en las activida- y continúa produciendo beneficios ecológicos, cada
des productivas, con la idea de que este logro estimule vez más reconocidos y valorados. En la actualidad la
el interés y proporcione las medidas necesarias que de- CONANP, administra 173 áreas naturales de carácter
riven en la conservación (SEMARNAP/INE, 2000) federal, que representan en conjunto más de 25 millo-
nes de hectáreas (CONANP, 2010).
Por su parte, el objetivo del PCVS es establecer
Las estrategias de incentivos ecológicamente sustentables, socialmente
conservación implementadas estimulantes, económicamente rentables y legalmente
reconocidos mediante la operación del SUMA, enfoca-
Las estrategias de conservación para la biodiversi- dos principalmente a frenar y revertir las tendencias del
dad implementadas en México, se podrían definir en deterioro ambiental y la pérdida de la riqueza biológi-
dos grandes líneas: 1) El establecimiento y operación ca, al tiempo que abren nuevas oportunidades para la
de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), a cargo de generación de ingresos, empleos y divisas en las áreas
la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas rurales, de manera entrelazada con la conservación de
(CONANP); y 2) La implementación y operación grandes extensiones de hábitat para las especies de
del Programa de Conservación de la Vida Silvestre y vida silvestre. Actualmente, se tienen incorporados
Diversificación Productiva en el Sector Rural (PCVS), en el SUMA 9,487 predios particulares, ejidales o co-
cuyo eje fundamental es la operación del Sistema de munales constituidos como Unidades de Manejo para
Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida la Conservación de la Vida Silvestre, que representan
Silvestre (SUMA) a cargo de la Dirección General de una extensión de más de 33 millones de hectáreas
Vida Silvestre (DGVS) de la SEMARNAT. (SEMARNAT, 2010) y que, a diferencia de las Áreas
Figura 1. Comparación de las superficies bajo protección en los esquemas de Áreas Naturales Protegidas y de
Unidades de Manejo y Conservación de Vida Silvestre en México. Fuentes: Conanp, en línea 20.03.2003; DGVS,
en línea, 20.03.2010
35
30
Superficie (millones de ha)
25
20
15
10
0
Áreas naturales protegidas Unidades de manejo (UMA)
Esquema de conservación
En cuanto a las regiones de manejo de esa área, lógica que presente características de hábitat compa-
conocidas en su conjunto como Sistema de Unidades tibles con la presencia del borrego cimarrón y que, por
de Manejo para la Conservación del Borrego Cimarrón ello, hipotéticamente comparten una población silves-
(SUMA–OVIS), la delimitación se llevó a cabo utilizan- tre de borrego cimarrón, lo que incide en la dinámica y
do los resultados obtenidos en el reconocimiento del viabilidad de la especie en el mediano y largo plazo.
hábitat, incorporando además aspectos de conectivi- Actualmente, se tienen reconocidos tres SUMA–
dad, de tal manera que permitan el libre movimiento OVIS para Baja California Sur (Imagen 3) y siete
de borregos dentro de la población silvestre de forma SUMA–OVIS para Sonora (Imagen 4), que involucran
natural. Los criterios de conectividad consistieron en: a las Unidades de Manejo para la Conservación de la
1) distancia entre una sierra y otra a través de un pla- Vida Silvestre que cuentan con autorización por parte
no, trazada a 15 km de longitud (Simmons, 1990; de la autoridad competente, para realizar actividades
Colchero et al., en prensa, Lee com. pers.), 2) continui- de conservación, manejo y aprovechamiento de bo-
dad de hábitat determinado por la topografía del terre- rrego cimarrón. Esto permite el diseño, planeación e
no, y 3) barreras físicas considerando principalmente implementación de estrategias de manejo a nivel re-
desarrollos urbanos y carreteras (Imagen 2). gional, para el adecuado uso de la especie.
De esta manera se definió cada SUMA–OVIS, que Otro aspecto en el que se han tenido avances tras-
se encuentra constituido por sierras individuales, con- cendentales, es la realización de monitoreos aéreos
juntos de sierras ó cualquier otra categoría geomorfo- a gran escala (cubriendo la totalidad de las áreas bo-
rregueras) para el seguimiento de la población y del dentro de la región correspondiente, la cual se repetiría
hábitat del borrego cimarrón pues, a pesar de ser una durante las siguientes tres temporadas de caza, salvo
especie de gran importancia biológica y económica, no aquellos casos donde exista una estrategia de aprove-
se contaba con información suficientemente robusta, chamiento alternada, bianual o trianual. Esta decisión
sistemática y homogénea que pudiera utilizarse para obedece a que la especie no tiende grandes fluctuacio-
observar la situación que guardaba la especie en am- nes demográficas en periodos cortos, permitiéndole a
bos estados. la autoridad, el beneficio de poder tomar este tipo de
Por ello, en abril del 2004 se determinó entre las medidas de manejo sin recurrir a monitoreos anuales.
autoridades federales y estatales correspondientes, en Partiendo de lo anterior, en octubre de 2006 se
conjunto con los dueños o representantes legales de realizó el primer monitoreo aéreo a gran escala para
las UMA y responsables técnicos, la realización de los la especie (Imagen 5), empleando la metodología de-
monitoreos aéreos cada tres años. A partir de los resul- sarrollada por el Arizona Game and Fish Department
tados obtenidos, se determinaría la viabilidad y monto (Remington y Welsh, 1989; Lee y López–Saavedra,
del aprovechamiento de la especie en cada SUMA– 1993), modificada para el continente por Segundo
OVIS, distribuyendo dicha estimación de cosecha de (2006) y avalada por Lee et al. (2007), que responde
manera equitativa entre las UMA que se encuentren a las necesidades de conservación, de manejo y, sobre
áreas borregueras continentales, intentando reforzar clase III, 42 machos clase IV, 173 hembras adultas, 59
las poblaciones silvestres que allí se distribuyen. crías, 59 machos juveniles, 58 hembras juveniles y 2
Con respecto a Sonora, durante los vuelos llevados no identificados (Imagen 6), con lo que se estimó una
a cabo en el mismo año, se contaron 1,114 borregos población cercana a los 2,500 borregos para toda la
empleando 59.1 horas efectivas de vuelo, distribuidos entidad (Segundo, 2007), considerando que allí bá-
en 106 machos clase I, 76 machos clase II, 80 machos sicamente se puede observar alrededor del 45% del
total de la población (Lee et al., 2007). La informa- esta manera, en el sobrevuelo realizado durante no-
ción citada es independiente de la cantidad de borre- viembre de 2006, se observaron 366 ejemplares dis-
gos albergados en las UMA con manejo de ejemplares tribuidos en los siguientes sexos y clases de edad 14
en condiciones de confinamiento, que asciende a unos machos clase I, 22 machos clase II, 38 machos clase
1,600 ejemplares y de la población calculada para Isla III, 34 machos clase IV, 169 hembras adultas, 54 crías,
Tiburón, misma que ha tenido un incremento significa- 19 machos juveniles y 16 hembras adultas; con base
tivo desde la introducción de 19 ejemplares (15 hem- en estos datos se tiene calculada una población insular
bras y 4 machos) en 1975 (Montoya y Gates, 1975). de algo más que 800 ejemplares, considerando que el
El índice de abundancia relativa de la población 45% del total de la población fue observada (Lee et
(número de borregos observados / hora de vuelo) ob- al., 2007).
tenido en cada monitoreo realizado sobre la población Por último, en ambas entidades federativas, una de
de Isla Tiburón desde 1993, trabajo a cargo del Dr. las últimas acciones que se implementaron desde hace
Raymond M. Lee, indica una tendencia de incremen- algunos años, es la colocación de un taquete metá-
to (Figura 2) con ciertas variaciones, las cuales están lico en los cuernos de los trofeos de caza de borre-
influidas por la extracción de ejemplares con fines de go cimarrón aprovechados por las UMA durante cada
repoblación y por condiciones ambientales que se pre- temporada de caza. Para ello se realizaron esfuerzos
sentan anualmente en la Isla (Segundo en prensa); de en la homologación de criterios, para la toma de datos
por parte de la autoridad correspondiente, referentes rrollada a partir de pie de cría original proveniente del
al puntaje y edad del ejemplar cazado (Imagen 7), in- Estado de Sonora.
formación clave que sirve de apoyo al monitoreo de la
población, para alimentar las decisiones de manejo y Seguimiento de las
aprovechamiento de la especie (Segundo, 2003).
Para el caso de Chihuahua, Coahuila y Nuevo poblaciones silvestres de
León, en los últimos años se han realizado esfuer- borrego cimarrón
zos para la recuperación de la especie en las áreas de
distribución histórica, estableciendo UMA con mane- Un manejador de vida silvestre, en todo momento re-
jo de ejemplares en condiciones de confinamiento, a quiere conocer las condiciones en que se encuentran
partir de lo cual se tiene planeado realizar liberaciones las poblaciones de las especies de flora y fauna silves-
al medio silvestre; actualmente se estima una pobla- tre de interés en un área determinada (Scheaffer, et al,
ción en conjunto no mayor de 700 ejemplares, desa- 1987; Navarro, 2004), para observar el estado de con-
100
Borregos/horas de vuelo
80
60
40
20
0
1993 1996 1997 1998 1999 2001 2003 2006
Años de monitoreo
Imagen 7. Taller de capacitación para la homologación de criterios en la toma de datos de los trofeos de caza de
borrego cimarrón aprovechados por las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA). En
la imagen, se aprecia el momento de la perforación del cuerno para la colocación del taquete metálico, por parte
de la autoridad. Foto: Armando de Jesús Aparicio Navarro
Años de edad: 8-16 6-8 3-6 2-3 1.5 1.5 1.5 0.5
Imagen 9. En la parte superior grupos de borregos detectados durante los monitoreos aéreos (foto izquierda
dos hembras adultas y una cría; foto derecha dos machos clase III y 4 hembras adultas y una hembra juvenil).
En la parte inferior, especies domésticas (rebaño de chivos) y ferales (burros) registradas dentro del hábitat del
borrego cimarrón durante los sobrevuelos realizados. Fotos: Juan Manuel Segundo Galán
9º
10º 8º
año
año año
11º
año
7º
12º año
año
6º
año
5º
año
4º
año
3er
año
plo, en el seguimiento de la UMA Bienes Comunales materia, y que al igual que los dos parámetros ante-
Isla Tiburón. Además, para reducir la variación en las riores, resulta sumamente importante para realizar las
mediciones, el personal técnico de las autoridades modificaciones o reajustes pertinentes, en la toma de
competentes encargadas de esta acción deberá ser el decisiones para la conservación, manejo y aprovecha-
mínimo posible, en algunos casos es una sola persona miento de la especie.
la que toma las medidas y en otros, como sucede en
Baja California Sur, intervienen cuando mucho tres
personas (Segundo, 2003). Con un número limitado
Acciones de conservación
de técnicos que miden, se obtiene mucha más preci- realizadas con el berrendo
sión en los datos.
Así mismo, el tiempo efectivo empleado para rea- Esta es una de las especies más antiguas de artio-
lizar la cacería de un ejemplar es un aspecto que se dáctilos del continente americano y uno de los últi-
considera para evaluar el impacto de la cosecha a nivel mos representantes de la familia Antilocapridae en
estatal y a una escala individual, es decir en cada UMA Norteamérica (Imagen 11). Se reconocen cinco sub-
(Segundo, 2003). Esta información es proporcionada especies, tres de las cuales se encuentran en México:
dentro de los informes de vida silvestre que presentan A. a. mexicana, A. a sonoriensis y A. a peninsularis.
las UMA anualmente a la autoridad correspondiente, No obstante, en la actualidad existe una gran polé-
de acuerdo con la normatividad jurídica vigente en la mica sobre la validez de estas subespecies (Amor,
16
Edad promedio Días de caza promedio Puntaje promedio 180
14
12 175
10 170
8
165
6
160
4
2 155
0 150
03-04 04-05 05-06 06-07 07-08 08-09
Temporada de caza
2000). Las poblaciones del berrendo, a diferencia de blaciones silvestres y del grave riesgo de desaparición
las del borrego cimarrón, han alcanzado niveles bajos que presenta esta especie.
muy críticos para toda Norteamérica; baste decir que A diferencia del borrego cimarrón, el berrendo ha
para 1925, E. W. Nelson estimó la presencia de tan carecido de algún valor agregado que fomente el inte-
sólo 2,395 animales para México (Leopold, 1977). El rés de los particulares para su manejo y conservación
reducido tamaño de sus poblaciones en nuestro país en las UMA, debido a la declaración de veda perma-
obligó a las autoridades a establecer un decreto de nente y a la problemática administrativa y jurídica que
veda permanente (Villa-R, 1951); sin embargo, este implica el cambio de esta condición. Los esfuerzos de
decreto no impidió que sus poblaciones continuaran recuperación, iniciados cerca de 1980, han sido prin-
decreciendo como consecuencia de la caza furtiva y cipalmente de iniciativas privadas y de organizaciones
de los impactos negativos sobre el hábitat natural (por no gubernamentales (ONG). Sin embargo, cada uno
ejemplo, la expansión de la agricultura y la ganadería). de estos esfuerzos ha tenido objetivos específicos de
Actualmente se estima una población de unos 1,500 acuerdo con los intereses particulares de cada proyec-
ejemplares en estado silvestre para México, que pre- to, por lo que las técnicas y métodos de estudio han
sentan un patrón de aislamiento por fragmentación sido enfocados para cumplir con ellos, sin una estrate-
del hábitat formando pequeños grupos, no mayores gia general sólida y un programa de acciones definidas
de 25 o 40 berrendos en algunas áreas (Colchero, a corto, mediano y largo plazo. De manera reciente,
2001). Su distribución original se ha reducido a unas la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas
cuantas poblaciones aisladas en los estados de Baja (Conanp), ha realizado diversos esfuerzos para co-
California Sur, Sonora y Chihuahua, las poblaciones ordinar y establecer acciones concretas para la recu-
mas relevantes se encuentran en Sonora y Chihuahua peración de esta especie en las áreas de distribución
y se estiman entre los 450 y 500 berrendos, respec- histórica, a través de el Programa de Conservación de
tivamente (González-R, 1985; SEMARNAP, 2000; Especies en Riesgo (PROCER), (Conanp, 2009).
Sánchez-S. et al., 2006; Bright y Hervert, 2009). Las acciones para recuperar al berrendo en México
Esto indica el alto grado de fragmentación de las po- se han venido realizando mediante dos estrategias: el
manejo en cautiverio mediante la captura y crianza de recuperación del berrendo peninsular en el Desierto del
recentales (es decir, de recién nacidos, para conserva- Vizcaíno en Baja California Sur y finalmente, en 2006,
ción ex situ) y mediante la reintroducción y reforza- se muestran ya resultados alentadores, habiéndose al-
miento en áreas con potencial para su recuperación en canzado una población cautiva de aproximadamente
vida libre (conservación in situ). 450 berrendos que, aunada a la población estimada en
Algunos de los primeros intentos para el rescate vida libre, suma un total de 600 berrendos (Conanp,
del berrendo ocurrieron en 1972, en San Luis Potosí, 2009).
donde se introdujeron 52 berrendos (19 machos y 33 En los últimos años se ha comenzado a efectuar
hembras) al rancho Guadalupe procedentes de Ratón, esta misma técnica de manejo de crianza en cautive-
Nuevo México. Una vez introducidos, se intentó su re- rio en otras áreas del país como Zacatecas y Coahuila.
producción a través de la crianza de recentales; sin em- En 2006 se logró la captura y traslado de 159 crías
bargo, el bajo número de individuos y la intensa depre- (76 machos y 86 hembras) con la participación del
dación de las crías por coyotes, fueron algunos de los Gobierno de Zacatecas, el Departamento de Caza y
factores que terminaron con este esfuerzo (Sánchez-S. Pesca de Wyoming (WGFD), la Dirección General de
y Alcérreca, 1985). En 1997 se realizaron nuevos in- Vida Silvestre, la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno y
tentos, con esta misma técnica, para el programa de la asesoría del personal del Centro de Investigaciones
g(x) Donde:
D = Densidad
1.0 n = Total de detecciones
1.0 x w L = Longitud total del transecto
f(0) = Es la función probabilística de densi-
dad en (0) metros, es decir sobre la línea central del
transecto.
µ
El valor de f(0) requiere de un cálculo matemáti-
co adicional (Ojasti, 2000), sin embargo el programa
estadístico Distance (Thomas et al., 2003) facilita el
µ Wx se
Para el caso de los berrendos, durante los vuelos cálculo automático de este valor y algunos referentes
g(x) = Pr (objeto observado / x) estadísticos como el error estándar y la varianza. La
g(x) muestra la probabilidad de observación de densidad se puede estimar con este programa, con
un objeto que se encuentra a una distancia “x” de la menor o mayor aproximación, dependiendo del nú-
línea. mero de observaciones obtenidas para la población de
interés, pero se recomienda un mínimo de 60 a 80
observaciones para que sea confiable (Buckland et al.,
1993). Los datos básicos para alimentar el programa Conservación de la Vida Silvestre (UMA), ¿es suficien-
son: la longitud total del transecto y la distancia per- te para mantener una población silvestre con un tama-
pendicular de todas las observaciones, el procedimien- ño y distribución adecuada que garantice la viabilidad
to consiste en ajustar varias curvas teóricas de la fun- de la especie a largo plazo?; es decir ¿presentan todos
ción de detección g(x), con el propósito de escoger el los recursos que necesitan las especies de vida silves-
modelo mas indicado. tre para cubrir sus requerimientos biológicos y ecoló-
gicos (Sánchez, en esta misma publicación). Este tipo
Conceptos estratégicos de de consideraciones son especialmente relevantes para
especies que realizan grandes y frecuentes desplaza-
escala para la conservación de mientos, como ocurre en el caso de los berrendos.
estas especies El borrego cimarrón al igual que el berrendo, son es-
pecies que se caracterizan por presentar grandes des-
Una de las primeras preguntas que tendríamos que plazamientos diarios, estacionales y anuales; que se en-
hacernos para evaluar si la escala o superficie de un cuentran íntimamente relacionados con la cantidad de
predio constituido como Unidad de Manejo para la lluvias que reciben las áreas donde se distribuyen dichas