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Doctrina del asentimiento. (Apartado de lógica, cap. II. “Del asentimiento” pag.

169)

¿Qué es el asentimiento? Rosmini lo define así: “… es el acto con el que el hombre asiente
voluntariamente al objeto presente a su inteligencia.

Asentir un objeto equivale a afirmarlo con eficacia subjetiva”.

La definición nos parece imperfecta, ya que usa la palabra “asiente” para definir
“asentimiento”, lo que genera un circulo. En la definición se deja ver su relación con la
voluntad (cuestión sobre la que volveremos más adelante). Nos dice también, que asiente
un objeto presente a su inteligencia, que vendría a ser el juicio ideal, como más tarde dirá,
y que tal afirmación es con “eficacia subjetiva”. Expresión ciertamente ambigua, por la que
no queda claro si en realidad quiere decir con esto que el efecto queda dentro del sujeto, a
saber la persuasión de la certeza del juicio al que se le da asentimiento, o si el fundamento
de la persuasión es puramente subjetivo. Nos parece más próxima al pensamiento de
Rosmini la primera.

El punto c) del capítulo trata la cuestión de si el asentimiento produce verdaderos


conocimientos, y responde negativamente, ya que “no es uno de los actos del espíritu que
produce nuevos conocimientos, sino que es un acto con el que el hombre se apropia los
conocimientos que le son presentes.

Con todo, se suele atribuir al asentimiento la producción de conocimientos, porque el


hombre con él los hace suyos y adquiere su persuasión”

Esto es problemático también, porque si ya “le son presentes” ¿Qué quiere decir que los
hace suyo? Si le son presentes, es porque ya son suyos de alguna manera. Ciertamente que
Rosmini tiene en mente lo del juicio ideal y el juicio real, distinción que pasaremos a
explicar. El juicio ideal es la proposición que forma la inteligencia, la composición o
división, que, junto con el asentimiento, forman el juicio real. Ahora bien, creo que es
válida la distinción, y no se debe confundir la facultad de formar juicios con la de asentir,
pero, si la inteligencia juzga (Y de ahí el termino juicio) de alguna manera está tomando
partido, esta “asintiendo”. Quizás llamarlo juicio real y juicio ideal no es una terminología
demasiado feliz, y puede arrastrar nuestro intelecto a la confusión, que si no al error;
convendría distinguir entre proposición ideal y proposición asentida, o referida a lo real.
Ciertamente la proposición es la misma, pero vista por el espíritu en relación a objetos
distintos

Pero volviendo a la cuestión de si produce nuevos conocimientos, hay que decir que el
asentimiento es el único acto que de hecho produce conocimientos, o si se quiere, produce
saber. Ciertamente no añade ninguna nueva formalidad, ningún nuevo concepto a la
inteligencia, que ya los poseía al formular la proposición ideal 1, antes del asentimiento,
pero si nos hace conocer una nueva realidad, esa que afirmamos, que asentimos, y que
antes no la conocíamos, no sabíamos que era así. El acto de afirmar o asentir es activo en el
espíritu humano, distinto de la pasividad característica de los actos mediante los cuales se
hace de nuevas formalidades, mediante los que conoce nuevos conceptos. Pero de hecho,
el acto por el cual conoce la realidad, o “sabe” la realidad, es el asentimiento, que es donde
culminan todos los otros actos de la inteligencia, ya el raciocinio, ya la simple aprehensión;
donde encuentran su razón de ser.

En d) trata de la “DISTINCION DEL ASENTIMIENTO DEL JUICIO”. “El asentimiento es


una especie de juicio, pero no todos los juicios son asentimientos.

Los juicios… son de dos maneras, ideales o reales.

Los juicios ideales son los que se presentan a la mente como posibles para ser
pronunciados, sin que el hombre les dé ni les quite el asentimiento.”

¿Qué quiere decir que “se presentan a la mente para ser pronunciados”? Porque se supone
que el juicio ideal ya fue pronunciado, es decir, formado, cuyo fruto es la proposición, en
virtud de esa facultad de la inteligencia cuyo acto tiene como fin el producir la
proposición.

“Los juicios reales son los que, después de haberse presentado a la mente como posibles, el
hombre les da el asentimiento.”

Esta afirmación pareciera confirmar lo que dijimos en el punto anterior.

“Los juicios posibles de realizarse son de dos géneros. Algunos compuestos de meras
ideas, como este: “el género es más amplio que la especie”; otros compuestos de ideas y de
realidad, como este: “Existe Roma”.

Esta afirmación es más problemática. ¿Cómo entender que hay juicios compuestos de
realidad? Los juicios siempre se componen de ideas con referencia a la realidad, o con
referencia a otra cosa. Aun cuando se refieran a entes ideales, (y esto suponiendo que los
géneros y las especies sean solo entes ideales o de razón, lo cual no es para nada seguro) el
juicio se refiere a algo que, digamos así, tiene cierta realidad, o participa en algún grado
del ser. El ente de razón no es la nada, aunque ciertamente se distinga de lo real. Aun así,

1
Habría que analizar si el hombre no adquiere esas formalidades a partir de un juicio previo, es decir, de un
asentimiento. El concepto de rojo puede que se forme a partir de la afirmación de una realidad roja, que
posteriormente se abstrae y se idealiza en virtud de la idea de ser constitutiva de la inteligencia. En suma, el
proceso seria así: veo algo rojo, lo afirmo, o asiento a esa realidad mediante un juicio, y posterior a eso
formo el concepto de rojo, en virtud de esa idea constitutiva de la inteligencia, la idea de ser, que posibilita
la “idealización” de la nueva realidad conocida.
es una posible clasificación de los juicios, de entre tantas. Quizás se refiera a que en un
caso el sujeto es una realidad concreta, y en el otro es un universal, una esencia. Pero
insistimos en que es un criterio de clasificación posible entre otros tantos que pudieran
tomarse.

“Así pues, el asentimiento es aquel acto con el que el hombre produce los juicios y los
raciocinios reales, lo que hace después de haber descubierto con la intuición los juicios y
los raciocinios posibles.” Nos dice que los juicios o raciocinios reales se producen, mientras
que los ideales se intuyen.”

Yo creo que una manera más exacta de hablar seria decir que lo que se intuye es de
alguna manera la composición o división de los conceptos que conforman el juicio ideal.
Este se produce, o se forma a partir de la facultad de la inteligencia que tiene tal actividad
como fin. El juicio real es el acto de asentimiento junto con ese juicio ideal que ya se
obtuvo al formarlo.

“Con este acto el hombre se apropia los juicios y los raciocinios, porque en los juicios
reales es el sujeto hombre el que asiente, mientras que en los juicios ideales o posibles, el
hombre no juzga, no asiente, sino solamente intuye el juicio que podría ser hecho o
asentido”

Acá Rosmini parece declarar explícitamente que no juzga en el juicio ideal, lo cual
pareciera una contradicción, que no es más que por el incorrecto uso de los términos.

El punto e) se titula DE LA CUESTION QUE MEDIA ENTRE EL JUICIO POSIBLE Y EL


ASENTIMIENTO. Y dice así: “Entre el juicio posible y el asentimiento está la cuestión de si
´se debe asentir al juicio posible´. Por ejemplo, puesto ante la mente este juicio posible él
alma del hombre es inmortal´, el hombre se pregunta a sí mismo: « ¿Debo asentir a este
juicio?» Y hasta que el hombre no responde sí o no, el asentimiento no se da; el juicio real
todavía no está formado.”

Esto parecería querer decir que toda afirmación en realidad es una doble afirmación. Yo
digo el árbol es verde, y esa afirmación, para que este referida a la realidad, debe ir
acompañada del juicio “es así”. En suma, yo pronunciaría en mi espíritu esta compleja
verdad: “Es así, el árbol es verde”, o “afirmo que el árbol es verde”. Lo cual es
problemático, porque no es lo mismo decir “el árbol es verde”, a decir que “afirmo que el
árbol es verde”, en el primer caso digo algo del árbol, en el segundo caso, el sujeto de la
oración soy yo mismo. En realidad, parecería haber una meta-afirmación, o un meta-juicio,
que es anterior al juicio sobre la realidad propiamente tal, que es esa cuestión media donde
se resuelve el asentimiento.

Salteo el punto g) DE LA PERSUACION, EFECTO DEL ASENTIMIENTO, para entrar en


el punto h) SI PUEDE CABER LA CONTRADICCION EN EL ASENTIMIENTO. Dice
Rosmini que “El hombre no puede dar el asentimiento al mismo tiempo a dos juicios
posibles contradictorios, conociendo la contradicción, porque uno de aquellos
asentimientos anularía instantáneamente al otro, y por consiguiente no quedaría
asentimiento alguno.

Lo mismo se viene a decir con otras palabras cuando oímos que el hombre no puede a un
mismo tiempo dar ni negar el asentimiento al mismo juicio ideal.”

Rosmini dice que “no puede… conociendo la contradicción”. Si no conociese la


contradicción, ¿Podría? Tiendo a creer que no, siendo el asentimiento, como Rosmini lo
definirá en un punto posterior, “un movimiento de todo el sujeto”, es decir, del alma
completa. Todo el espíritu asiente, y por lo tanto, tal asentimiento, tal adhesión a la
verdad, repercute en todas las potencias.

Si no puede darse contradicción real, es decir, asentimiento a cosas contradictorias, ¿Cómo


explicar ese fenómeno tan común de contradicción en los hombres? Pongamos el ejemplo
de quien se declara escéptico, y va de acá para allá tratando de convencer a todos que el
escepticismo es la única filosofía sostenible y racional. Tal persona evidentemente se
contradice, toda vez que afirma algo. Su actitud de afirmar es contradictoria con lo que
profiere, a saber, que no hay que afirmar nada como cierto. O el caso del marxista
moralizante, siendo que todos los principios del marxismo son contrarios a que exista una
realidad moral en el hombre por ser solo materia; pero pareciera que él no lo advierte, y
anda difundiendo por todas partes, como si fuese un divino oráculo, sus doctrinas.

¿La contradicción se daría solamente en el discurso, es decir, en los juicios formulados y


proferidos? Es una cuestión sumamente interesante, y de decisiva importancia, creo yo,
para el “arte de saber vivir”, como lo nombra Rosmini al comienzo de la obra, no solo por
la confusión a la que puede arrastrar a otros, sino también a sí mismo. Uno puede no saber
a qué cosas presta asentimiento, y cree prestarlas a tal cosa cuando en realidad el corazón
está puesto en otras.2

Quizas la respuesta se encuentre en el tratamiendo del siguiente punto, el i), sobre SI EL


ASENTIMIENTO PUEDE SER INSINCERO. Veamos que dice.

1° dice que “Hay asentimientos puramente externos, expresados en palabras contradichas


por el pensamiento interno. Estos no son en modo alguno asentimientos, sino mentiras, ya
que el asentimiento debe ser siempre interior.” Queda claro entonces que estos no
pertenecen al género de asentimiento, sino solo en apariencia, en lo accidental. Se revisten
de tales, pero son mentiras. No es esto causa de contradicción.

2
En definitiva el asentimiento es eso, es poner el corazón en algo, y con corazón digo todo el espíritu,. pero
con primacia de la inteligencia, y con férrea firmeza de la voluntad. La primacía de la inteligencia creo yo que
se debe a que es la potencia que nos abre y nos pone en contacto directo con el ser.
2° “Hay asentimientos interiores que el hombre concede, mientras sabe que no es
verdadero el juicio al que presta su asentimiento, haciendo callar en si este conocimiento.
Y esto lo hace retirando de él voluntariamente su atención, de modo que en el momento en
que da el asentimiento, queda olvidada y dormida en el fondo de su alma. Son también
mentiras, pero internas, que el hombre se dice a sí mismo, y que difícilmente sabe el
mismo reconocer después.” Este punto despierta mayores problemas. Si sabe que el juicio
no es verdadero, quiere decir que sabe que el juicio contrario es el verdadero. Y el acto de
saber, ¿No está constituido por un asentimiento? Y de ser así, le estaría dando el
asentimiento a dos juicios contrapuestos. ¿Es posible eso?

3° Nos dice que “hay asentimientos internos que el hombre da en cierto modo a un juicio,
del que propiamente no conoce la falsedad, pero la sospecha y hace callar esta sospecha
en si, descuidándola voluntariamente. Aquí se da todavía la mentira interna.

Los asentimientos insinceros de la segunda y tercera clase son otras tantas contradicciones
en que el hombre cae, porque bajo ellos yace una conciencia más o menos clara y elocuente
de la verdad de lo contrario.”

Ahora bien, siendo el asentimiento un movimiento de “todo el espíritu”, esto quiere decir
que todo el hombre se acomoda a esas verdad a la que presta el asentimiento, por tanto su
obrar se verá condicionado por ese asentimiento. Si presta asentimiento a cosas
contradictorias, ¿De qué manera obrara? “No se puede servir a dos señores”. Yo creo que
no es posible dar el asentimiento a dos juicios que son contradictorios, en el mismo
momento. Pero entonces ¿En qué consiste la contradicción? Quizás, entre afirmar y asentir
haya una diferencia.

De todas formas estas preguntas corren por cuenta propia, y no parecieran ser acordes al
pensamiento de Rosmini. El continúa su exposición así:

“Una de las razones que hace posible esta manera de contradicción voluntaria se debe
buscar en los diversos ordenes de las reflexiones. Hay en el hombre un conocimiento
directo, y un conocimiento reflejo, y el reflejo se desarrolla en diversos ordenes de
reflexiones, uno más elevado que otro. Ahora bien, en el conocimiento directo, el hombre
presta un asentimiento espontaneo y natural; en el reflejo, es libre muchas veces de prestar
y denegar el asentimiento.”

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