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Compuesto como un poema de casi cien páginas, Nu)n(ca, de Luigi Amara (Ciudad de
México 1971), es una reacción y recreación de la mirada. Galardonado con el Premio
Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española 2014, Nu)n(ca se realiza como
un “comentario al pie” de un retrato del siglo XIX de Onésipe Aguado que cuelga en el Met
de Nueva York: Women Seen from the Back. Una mujer de espaldas a partir de la cual el
poema de conforma como una mirada recelosa que sólo es concluyente en cuanto al misterio Formatted: Font: (Default) Times New Roman, 12 pt,
que la foto emana, irresoluble, y que convierte a Nu)n(ca en el desarrollo de una expresión Pattern: Clear (Yellow)
asombrada y curiosa ante el enigma.
En entrevista (El Universal) Amara ha dicho que Nu)n(ca es “un largo pie de foto”,
pero al leer el poema su confesión no puede ser tenida como algo más que un eslogan para la
prensa. Compuesto como una larga disquisición contemplativa a partir de una imagen dada,
el libro lleva a recrearse en la glosa, que en nuestro caso se aparta de una dicción objetiva,
explicativa, para convertirse en algo más, en otra cosa: en un poema. El despliegue del texto,
su discurso demorado en la exploración de una imagen enigmática (la mujer de espaldas que
se transforma, inestable, a la sazón de las vicisitudes del mirar del hablante) obliga a poner
en crisis la etiqueta de “pie de foto”, su límite ilustrativo: aquí el texto es exploración, nunca
explicación. El precio de todo buen poema digno de poesía está en que atisba, entrevé,
conserva esa dicción tentativa que se aparta de la apostilla y que más que elucidar, revela.
Así, en la lectura de Nu)n(ca atestiguamos la misma lucidez:
El personaje poético mira “todo lo que se puede imaginar/ al otro lado del telón”.
Sabe que el oráculo, más que descifrarse, se interpreta, y más que revelarse nos proyecta. La
fotografía de Onésipe Aguado es sustraída de su fuente y su estatismo para animarse en las
posibilidades infatigables de las miradas que ofrece el libro. Si en su magnífico poema
González Tuñón vio en “los retratos, otras tantas muertes colgadas”, ese estatismo que
Stephen Shore adjudica a la fotografía, Amara ve en la foto de esa mujer de espaldas el
símbolo que al encuentro del observador se vivifica, un ser mágico que al cabo de una mirada
sostenida se metamorfosea, que sigue presa en su marco pero se mueve al son del encuentro;
la salva de “las bodas tan temidas de la lápida/ y la fotografía”. La foto sirve más como el
resorte para una reflexión estilizada, metafísica y obsesiva, que como imagen de algo o
alguien que se intenta desembozar, dar a conocer. La espalda que ofrece este ser cerrado que
“posa con el atrevimiento del no/ más elusivo”
Es una práctica de vuelo sobre un terreno que se mira a distancia, como quien ve en
las nubes figuras proyectadas de una imaginería variopinta. Hazlit advierte en sobre "Por qué
gustan los objetos lejanos" que hay que aprender a no perturbar lo que nuestra pasión
columbra (o sueña) en los objetos distantes. Que no le neguemos al poeta, dice Reyes, la
evocación, que no desperdiciemos la leyenda. Y esto lo sabe el autor de Nu)n(ca:
Sé que hay otra foto de perfil,
del mismo día
(probablemente de una serie giratoria).
La he buscado en vano,
pero ahora
que sabría dónde hacerlo,
no quisiera encontrarla;
sería como sustraerle un poco
de negro a las tinieblas,
como raspar con la uña
la pátina del sortilegio.
Puesto que esa mujer vuelve a ser siempre una foto, nunca un tú que se interpela, sino
un ella que se retoma en la versión más dubitante de una hipótesis, su muda presencia en
tercera persona obliga al poema a preguntarse infatigable quién es, y al no escuchar respuesta,
a imaginarlo. Sólo quedan las posibilidades de la memoria y de la imaginación: “¿Qué más
se puede imaginar/ sino las cosas que perdimos?”
El comentario a partir de una fotografía, la configuración psicológica del misterioso
personaje de una foto y el peso de la mirada del hablante, dan las notas más características
de la propuesta de Nu)n(ca. Al igual que el dominio de una elocución y disposición que
despliegan sus artificios con soltura, y una destreza notable en la ejecución casi perfecta del
verso libre y la convocación de imágenes concisas:
Finalmente, el libro de Luigi Amara se elabora como una ansiedad creciente, una
ansiedad propia de una Medusa (el ser temible de la perpetuación, la vista que alcanza y
petrifica, que da un sentido y fija: cierra, hace estatua) que no da con el rostro oculto. En esa
ansiedad está la tensión del poema al encarar el misterio sin poder penetrarlo; pero también
su enamoramiento. Al trascender ese misterio “tal vez podría aguardarme/ algo
decepcionante”, se lee.
Podemos leer Nu)n(ca como una lograda metáfora filosófica que enfatiza que la vida
es un misterio que no se revela, una mujer de espaldas que no gira, pero que ofrece las
maravillas del sueño de la razón:
Un fruto que se ofrece y no;
un fruto
que emboza en su proximidad los pliegues
de su infinita lejanía.
Nu)n(ca