Sei sulla pagina 1di 5

Un Día En Siclag

La iglesia es la universidad de Dios. Él nos enseña cómo prosperar, nos enseña el camino de la
bendición, cómo vivir mejor, cómo conducirnos como familia, como matrimonio. ¡¡La iglesia es el
lugar especial que Dios tiene para ti, y deseamos que no sólo participes de lejos sino que puedas
asistir!! Dios ama a su pueblo y a través de esta universidad que es la iglesia nos enseña a vivir.
Muchos éramos bien necios en nuestro estilo de vida, sin embargo hemos adquirido sabiduría y
entendimiento de Dios; hacíamos cosas que nos llevaban directamente al fracaso, pero Dios ha
obrado para nuestro bien, enderezó nuestro camino, ha salvado nuestros matrimonios y familias.
Dios quiere que nos congreguemos para adorarle y así tener un encuentro con Él.

¡Quiere enseñarnos para que seamos sabios y no necios!

Leamos 1ª Samuel30:1-8: “1Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec
habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. 2Y se
habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor;
pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. 3Vino, pues, David
con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido
llevados cautivos.4Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que
les faltaron las fuerzas para llorar. 5Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue
mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. 6Y David se angustió mucho, porque el pueblo
hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y
por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios. 7Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de
Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. 8Y David consultó a
Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos,
porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos”.

David intentaba saber qué quería Dios de su vida. En ese momento estaba huyendo de Saúl; años
atrás un profeta lo ungió diciéndole que iba a ser rey de Israel, pero ahora no tenía un lugar fijo.
Huyendo de Saúl, terminó en territorio de los filisteos, y el mismo rey le había dado lugar para vivir,
en la ciudad llamada Siclag. Él tenía 600 hombres con los que entraba y salía, que también vivían en
Siclag junto a sus mujeres e hijos. Al volver, un día, se encontraron la ciudad totalmente quemada y
ya no estaban ni sus esposas, ni sus hijos, ni su ganado. Cuenta este relato histórico que la gente
que venía con David y él mismo, levantaron su voz y lloraron, hasta que no le quedaron fuerzas, por
todo lo que habían perdido.

A muchos nos ha pasado de llorar hasta no tener más fuerzas, y se terminan las lágrimas pero aun
así, no hay consuelo. Yo aprendí que los hombres no lloran, así que estuve muchos años sin derramar
una lágrima, hasta que Dios me hizo llorar. Pero llegas al punto de que ya no te salen lágrimas; tú
quieres llorar otro poco para ver si puedes tocar a Dios, o piensas que si lo haces, finalmente te
consolarías, pero ya no hay más lágrimas ni más fuerzas. Entonces vienen al pensamiento
cuestionamientos como: “¿Qué sentido tiene vivir?” O frases como: “¡Esto es más fuerte que yo!
¡Esto me supera! ¡No doy más, hasta aquí llegué!”

En una situación límite, David lloraba junto a sus 600 hombres, porque había perdido a sus hijos a
sus esposas y su ganado, y se había quedado sin fuerzas igual que los demás. Había entre los 600,
algunos que comenzaron a culpar a David por lo acontecido y pensaban apedrearlo, pero David, en
medio de ese panorama, se fortaleció en Jehová su Dios.
Hay una ventaja que tenemos los creyentes, y es que no sólo sabemos que hay Dios sino que
tenemos tratos con Él. No es un trato con un Dios lejano de quien no sabemos nada, sino con un
Dios que está cerca; con Jesús quien dijo: “…he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el
fin del mundo”. (Mateo 28:20). La ventaja es que la Biblia nos ha dicho: “Porque nada hay imposible
para Dios”. (Lucas 1:37). ¡Gloria a Dios! Yo no soy de acero, pero soy un hijo de Dios, por lo tanto,
para mí, todas las cosas me son posibles. Si eres un verdadero creyente, nunca vas a decir: “¡Esto
me supera!” sino que dirás como el apóstol Pablo: “¡Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece!” (Filipenses 4:13).

Tienes que desterrar esas frases que sólo un incrédulo la usa: “¡No puedo más! ¡Esto me supera!”
Sabes que el Dios que está contigo y te ayuda, no cuenta con tus fuerzas porque Él es el
Todopoderoso, por lo tanto, ¡Él todo lo puede! ¡Cambia tu mentalidad! ¡Cambia tu manera de ver
tus circunstancias! Yo entendí que mis circunstancias son muy pequeñas y yo soy muy grande. Dios
ha puesto eternidad en mí, Él me ha dado promesas de vida eterna. Mis circunstancias son pasajeras
y temporales, ninguna me va a detener, yo voy a la eternidad, y soy más que mis circunstancias. El
único que me puede detener es Dios, y está bien que lo haga cuando yo me equivoco de camino,
pero si estoy haciendo lo que Él quiere, no ha nacido circunstancia que me detenga porque mi
respaldo es Dios. ¡¡Él es quien me guía en mi camino!! ¿Tú estás haciendo lo que Él quiere, estás
buscando a Dios, le preguntas qué hacer?

Según el pasaje que hemos leído, David le pidió al único sacerdote que había (ya que Saúl había
matado a todos los demás porque uno de ellos ayudó a David) que le diera el efod. David se presenta
delante de Dios y le pregunta qué hacer, aunque estaba igual que lo demás: Había perdido las
fuerzas y no tenía ganas de luchar. El Señor le dijo: “Ve y persíguelos porque ciertamente los
alcanzarás”. David, no dudó, él no puso su mirada en sus propias fuerzas porque no las tenía, sino
que puso su mirada en Dios. David fue el que escribió muchas veces: “El Señor es mi fortaleza”, así
que no importaba la fuerza que él tenía sino su fe en Dios. ¡Tu fe puede más que tu brazo! ¡Dios
quiere darte victoria sobre tu problema!

Había 600 hombres que aunque no tenían fuerzas, hablaban de apedrear a David, pero aquí pasa
algo extraordinario; cuando David les dice que van a perseguir a los merodeadores, decidieron
seguirlo. ¡Algo pasó! Dios toca las vidas, toca los corazones, Él hace que le caigas en gracia a alguien,
y ese alguien se compadezca de ti. Dios hace que vayas donde justamente no pensabas ir. Hace las
cosas de la manera que ni nos imaginamos, pero lo cierto es que David con esos 600 hombres iba a
perseguir a los que les habían robado a las esposas e hijos.

David era un hombre de Dios y no se olvidaba de la misericordia; se encontró en el camino un


hombre moribundo, y según dice la Biblia, lo recogieron, le dieron de comer y de beber, ya que hacía
tres días que ni comía ni bebía, entonces el espíritu le vuelve al hombre y se fortalece. Cuando le
preguntan de dónde era, les contesta: “Soy siervo de un amalecita y mi amo me dejó porque estaba
enfermo, pertenecemos a un grupo de gente que puso fuego a Siclag”. Entonces David le pregunta
si él los podía llevar a donde estaban estas personas. Éste hombre acepta ir, pero con la condición
de que no lo entregara en manos del amo. Se encaminó entonces, David con 400 hombres ya que
200 de ellos se quedaron atrás porque no se animaron a pasar un torrente de agua. Cuando llegaron
al lugar se encontraron con esa gente desparramada, posiblemente muy descuidados. Ahí les cayó
encima David quitándoles todo. ¡¡Recuperaron a las esposas, a los hijos, al ganado, y encima se
quedaron con el botín de lo que ellos tenían!!
Dios ha pensado las cosas de tal manera que tus guerras te hagan próspero. Que tus circunstancias
no puedan destruirte sino que te capaciten para cosas mayores y mejores. No sé de qué manera
vives tú, porque hay quienes enfrentan alguna circunstancia y se preguntan: “¿Dónde está Dios, me
ayudará? Me parece que Dios está enojado conmigo”. Esa actitud demuestra la duda que hay en ti.
Si tú amas a Dios no tienes que decir: “¿Me escuchará Dios?” porque sabes que Él te escucha; si tú
amas a Dios, sabes que te guarda, te provee, te sana, te bendice. ¡Ninguna circunstancia es
importante! Lo importante es el propósito de Dios en tu vida, de dónde vienes y a dónde vas, y qué
es lo que Dios quiere que hagas. Las circunstancias son sólo problemas que hay en el camino, y hay
que pasarles por encima. Dios ha puesto en ti eternidad, ha puesto en ti su Espíritu Santo, su poder,
su gracia, su gloria. ¡No eres cualquier cosa, eres un hijo del Dios Altísimo! Estás por encima de los
ángeles, a ninguno de ellos llamó hijo, sino a nosotros, que nos engendró por su Espíritu. Porque si
antes éramos creación de Dios, ahora somos hijos engendrados por Él. Dice la Biblia que: “…a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12) ¡No cualquiera
es hijo de Dios! Es hijo de Dios el que ha creído, y por cuanto ha creído, ha recibido el semen de
Dios, su sustancia, su naturaleza. ¡Y Dios cuida a sus hijos!

Mi esposa y yo estamos pendientes de nuestras hijas, nos alegramos cuando les va bien y cuando
sonríen, y nos entristecemos cuando lloran o están angustiadas por algo. Yo estoy pendiente de
ellas, porque son mis hijas, salieron de mí. Pero he aprendido dela Biblia que Dios es mejor padre
que yo; vivo confiado y le doy gracias por la bendición de no tener que preocuparme y temer por el
futuro. Aprendí que si me equivoco, Dios no me da un garrotazo, Él me castiga sí, pero lo hace para
bien. No tengo miedo si hice algo malo porque Él es mi Padre y me ama, no me va a enterrar; me
endereza, me cuida, me sustenta. No temo en cuanto al futuro, sé que Dios vela por mí.

¡Así que fue David y recuperó todo! Nosotros tenemos promesas más grandes que la de David, que
se encuentran en el Nuevo Testamento: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. David tenía
que creer y confiar pero nadie la había escrito un Salmo. ¡Él fue quien escribió los Salmos! Fue
aprendiendo de su experiencia con Dios, pero yo tengo las promesas. Seguramente, si Dios le hizo
promesas a David, también me las hizo a mí, porque las promesas de David, fueron hechas a
Abraham primero, y las de Abraham me incluían a mí.

¿Cómo vives? ¿Angustiado, preocupado, con temor de que Dios no te escuche? ¿Qué clase de hijo
eres, y que esperanza tienes? ¿Tienes confianza en las promesas de Dios? El apóstol Pablo nos
declara en las pestes, en las persecuciones, en la desnudez, en la cárcel, más que vencedores por
medio de aquél que nos amó. ¡Somos más que vencedores! En la Biblia no hay probabilidades de
que seamos vencedores, hay certeza de que lo somos, ahora y dentro de cinco años. ¡Dios me
declara más que vencedor, y no de acuerdo al tiempo ni al tamaño de la circunstancia! ¡Poseo
promesas mejores que las de David, por lo tanto tengo que vivir más confiado!

Isaías 40:28-31 dice: “28¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los
confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo
alcance. 29El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y
no se fatigarán”.

Depende de que creas o no, es como va a ir tu vida de a quien adelante. Dios te hace saber que van
a venir problemas, pero Él tiene para ti nuevas fuerzas. Tal vez has experimentado en medio de
alguna dificultad, arrodillarte delante de Dios y clamar, como lo hizo David; y aunque lo hiciste
destruido y en derrota, ahí estabas delante de Él derramando tus lágrimas y diciéndole: “Señor, yo
confío en ti, y espero en ti”. Cuando no sabías qué hacer, te arrodillaste a orar y al terminar
descubriste que había nuevas fuerzas en ti, aunque no tomaste ninguna vitamina. ¡El haber estado
delante de la presencia de Dios te bendijo! Nuestro Dios no es como esos dioses de yeso que están
en algunos lugares y lo pintan con esmalte sintético. Encima le llaman el dios de la guerra, y si se
cae al suelo se parte en dos. Nuestro Dios no es de yeso, Él es creador del cielo y de la tierra. Nuestro
Dios es de verdad, no es fabricado por hombres.

“Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no
se cansarán, caminarán y no se fatigarán”. El águila puede estar horas en el aire sin mover sus alas,
porque las sabe utilizar aprovechando el viento, entonces se mantiene en las alturas, no por fuerza
propia sino por las fuerzas del viento.

La palabra “Espíritu”, en la Biblia significa “viento”; Dios ha prometido enviar su Espíritu y llevarte
en sus brazos aunque tú no lo veas ni entiendas. Él es un Dios de amor y quiere tomarte en sus
brazos, quiere perdonarte cualquier falta, cualquier pecado, quiere darte paz con su presencia y
enfrentar por ti lo que no puedes enfrentar. Es un Dios con el que puedes entrar en una relación
genuina a través de la fe, cuando te dispones a amarle. Dios no es un dios de religión, sino que es el
Dios que ha creado todas las cosas. El hombre ha dividido lo que existe en dos áreas: Lo sagrado y
lo secular. Lo secular comprende todo lo visible y tangible, lo que tiene que ver con la razón y los
sentimientos, con la materia, con el gobierno, con lo que el ser humano necesita cada día para vivir.
Y del otro lado está lo que ellos llaman “la mitología”. El pensamiento es: Dios de su lado con lo
sagrado y nosotros acá con lo secular y han querido que Dios se quede en el templo y opine sólo en
cuestiones de lo invisible. Es verdad que lo invisible es eterno, según nos enseñó el apóstol Pablo, y
lo visible es temporal, pero eso no significa que Dios no sea Dios de lo temporal. Dios es Dios de la
materia, de la comida que comemos, Él diseñó al hombre, a la mujer, y diseñó el planeta Tierra, así
que no solamente es Dios de lo sagrado, sino que también es Dios de lo secular. ¡Él tiene que
gobernar tu vida espiritual y material! Pero los cristianos estamos en el medio de lo sagrado y lo
secular, y no sabemos qué le corresponde a Dios y qué al hombre. Nos enseñaron que nosotros no
podíamos meternos en política, pues dijeron que ésta era secular y laica. Concibieron una nueva
forma de gobernar, la democracia, que significa “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el
pueblo”. Así que en ella no se puede introducir Dios, mucho menos los cristianos, ya que ellos tienen
conceptos religiosos y mitológicos. Entonces nos quedamos de este lado, mientras ellos nos dictan
leyes acerca del matrimonio, dela vida y de todas las cosas. Así aparecieron leyes como la que le
permite a las personas cambiar su identidad sexual en el documento de identidad, porque de otra
forma no podrán hacerlo, y es que por más que se mutilen seguirán siendo hombres, y lo mismo
para las mujeres. Leyes que hablan de los derechos gay, o de adopción de niños por parejas gay,
leyes de unión es concubinarias, o de eutanasia, etc. Todo porque no le permiten a Dios introducirse
en el mundo secular y mientras tanto, nosotros no sabemos qué hacer. Por ahí hablan del sexo y tú
dices: “¿El sexo es secular o sagrado?” Para ellos, Dios no se puede meter en temas de sexo, pero Él
fue que creo los órganos sexuales. ¡Y ahora quieren inventar cinco tipos de géneros!

Todo es de Dios; Él es quien reina y domina sobre todo; es el Dios de la lluvia, del fuego, dela
montaña, y el que creó al hombre y a la mujer. ¡Y creo los espíritus! ¡¡No hay ningún área de tu vida
que no le pertenezca a Dios!! ¡¡No hay nada que no sea de Él!!
CONCLUSIÓN

¿Has llegado al punto que no tienes fuerzas, no tienes ánimo, ya no te surgen ideas? ¿Has llegado
al punto de desearla muerte, porque crees que es mejor la muerte que la vida?¡Hay un Dios que te
ama y quiere renovar tus fuerzas! Te quiere dar victoria en todo, quiere poner su mano sobre ti en
esta hora. Dios mandó esta palabra para aquellos que están por tirar los guantes. ¡¡No se cuál es tu
problema pero sé acerca de la grandeza de Dios!!

Jesús, ya no miramos nuestras circunstancias, ahora te miramos a ti, ahora esperamos en ti Señor.
Ya no miramos más el problema, ahora te miramos a ti, Dios Todopoderoso. ¡Tú eres nuestra
fortaleza, en ti esperamos!

Hay personas destruidas en sus afectos, hay personas heridas en su corazón, y no los puede sanar
un médico o un sicólogo. Hay dolores en el alma, Padre; quítalos ahora, en el nombre de Jesús.
Echamos fuera de las vidas, la duda, la incredulidad, echamos fuera de las personas los espíritus
negativos contrarios a la fe. ¡Bendecimos a todos aquellos que reciben por la fe este mensaje! ¡Tú
eres poderoso! En ti confiamos y esperamos. ¡Tú haces milagros! Tú sanas el cuerpo, Dios mío,
quitas el yugo de opresión, destruyes cadenas y rompes ataduras. ¡Hay poder en ti Señor! Tú eres
el Dios que ayudó a David y lo fortaleció. Contigo vamos a recuperar lo que el diablo nos ha quitado;
cansados y fatigados, pero así y todo vamos a recuperarlo. Bendigo las familias Padre, bendigo los
hogares, en el nombre de Jesús. El Espíritu Santo está alivianando la carga, se lleva la opresión. Él
esta obrando en cada enfermedad. Padre, destruimos por la fe, toda enfermedad y toda dolencia,
en el nombre de Jesús. Resistimos todo poder que ataca el cuerpo y el organismo, en los huesos, en
los músculos, en la circulación, en el aparato respiratorio, en los ojos, en los oídos, en el aparato
digestivo. ¡Obra con poder Dios, en el nombre de Jesús! Deshace los quistes, los tumores, las
maldiciones, destrúyelas, te lo pedimos en el nombre de Jesús. ¡Venga tu poder, tu gracia, tu gloria!
Gracias Señor, en tu nombre somos bendecidos, renovados y fortalecidos, amén.

Potrebbero piacerti anche