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CLASIFICACIÓN ETIOLÓGICA
Hemorragias.
• Sangrado digestivo.
• Traumas.
• Sangrados retroperitoneales.
• Hemoptisis.
• Hemotórax.
• Hemoperitoneo.
• Ruptura de aneurismas aórticos.
• Situaciones especiales: (embarazo ectópico roto, rotura uterina y atonía uterina).
Pérdida de plasma.
• Obstrucción intestinal.
•Quemaduras.
•Isquemia esplácnica.
• Peritonitis, pancreatitis, ascitis de acumulación rápida.
• Diarreas y vómitos.
• Sudoración profusa.
El shock hipovolémico después de un trauma se debe en gran medida a hemorragias. Sin embargo,
incluso cuando la hemorragia ha sido controlada, los pacientes pueden continuar con pérdida de
volumen del plasma hacia el intersticio de los tejidos lesionados. Estas pérdidas de líquidos se ven
agravadas por la respuesta inflamatoria inducida por lesiones de la microcirculación secundaria. La
liberación de mediadores proinflamatorios inducidos por el tejido lesionado es reconocida por los
receptores de membrana, particularmente la de los monocitos circulantes, macrófagos, fija el tejido,
y las células dendríticas. Esto causa una lesión tisular secundaria y la mala distribución del flujo de
sangre, la intensificación de la isquemia tisular y fallo de múltiple de órganos. Además, lesión
estructural directo al corazón, en el pecho, o de la cabeza también puede contribuir al shock. Por
ejemplo, el taponamiento pericárdico o neumotórax a tensión afecta el llenado ventricular,
mientras que la contusión miocárdica deprime la contractilidad miocárdica.
El mecanismo fisiopatológico del shock hipovolémico se inicia con la reducción del gasto
cardiaco como consecuencia de la alteración hemodinámica, dado que una reducción del
volumen sanguíneo provoca el descenso de la presión venosa sistémica y el llenado
cardiaco, los que se manifiestan con la disminución del volumen telediastólico,
reduciendo de ésta manera, el volumen sistólico y el gasto cardiaco.
Por otro lado, existen mecanismos vasoreguladores de riego sanguíneo durante el shock,
de ahí que la isquemia de los tejidos, promueve al acumulo de sustancias vasoactivas
que disminuyen el tono y resistencia de las arteriolas y de los esfínteres precapilares,
además de que la musculatura lisa arteriolar se relaja por efecto de la hipoxia originada
por la hipovolemia, de manera que la relación de ambos provoca una hiperemia
metabólica a través de la vasodilatación regional.
2. Fase progresiva.- Se caracteriza por una hipoperfusión tisular que induce a una
hipoxia difusa provocando disfunción de órganos vitales, como el deterioro progresivo
del sistema cardiovascular, producto del descenso de la presión sanguínea y el gasto
cardiaco. Uno de los trastornos más lesivos que provoca una presión sistémica por
debajo de los 60 mmHg es la reducción del flujo sanguíneo coronario y por lo tanto un
deficiente aporte metabólico del miocardio, originando isquemia que se manifiesta por
un descenso de la contractibilidad miocárdica. Otro componente de esta fase se relaciona
a la presencia de acidosis láctica metabólica, que resulta de la sustitución de la
respiración aeróbica intracelular por una anaeróbica, que origina la producción de ácido
láctico, provocando la disminución del pH hístico, que deprime la contractibilidad del
miocardio e inhibe la función vasomotora, originando el estancamiento de sangre al
interior de las de las arteriolas dilatadas, dicho acumulo periférico condiciona al descenso
del gasto cardiaco y disfunción progresiva del ventrículo izquierdo que da como resultado
una hipoxemia por la congestión venosa pulmonar, lesionando tejidos por el suministro
inadecuado de oxígeno.
Otro efecto nocivo inductor del descenso de gasto cardiaco es la salida de liquido y
proteínas intravasculares hacia el exterior como resultado del aumento de la presión
hidrostática capilar provocada por el efecto vasodilatador de la isquemia; que en el
endotelio origina el incremento de la permeabilidad capilar que estimula la actividad
simpática originando una vasoconstricción prolongada severa.
3. Fase irreversible.- Ocurre en casos en los que no se interviene un shock
hipovolémico en fase progresiva, que a causa de la presión sistémica disminuida,
provoca isquemia en órganos imprescindibles para la supervivencia. De modo que, si la
isquemia se difunde a órganos vitales como los riñones provoca un fracaso renal
completo dando como resultado la necrosis tubular aguda; a nivel del tubo digestivo
hiperpermeabiliza la mucosa, permitiendo el acceso de la flora intestinal al torrente
circulatorio originando sepsis y un colapso circulatorio; si la isquemia se ubica en el
endotelio de capilares pulmonares, incrementa su permeabilidad provocando edema
alveolar intersticial, hemorragia y acidosis que dan como resultado una hipoxemia que
disminuye la capacidad funcional de dicho órgano. Finalmente se forman coágulos
intravasculares que probablemente sean originados por el disminuido gasto cardiaco que
ocasiona la hipotensión; desencadenando lesiones graves que progresan de forma
irreversible hasta la muerte.
DIAGNÓSTICO
En resumen:
• Sudoración profusa.
• Taquicardia.
• Polipnea superficial.
• Oliguria u oligoanuria.
• Reacción peritoneal.
• Cianosis distal.
Complementarios:
• Grupo y factor.
• Coagulograma.
• Glucemia.
• Creatinina.
• Monograma.
• Gasometría: Inicialmente: Alcalosis respiratoria con hiperventilación compensatoria;
progresivamente: acidosis metabólica con hiperventilación que no compensa; y
finalmente: acidosis mixta con hiper-capnia, hipoxemia.
Los signos y síntomas de shock hipovolémico no hemorrágico son los mismos que los del
shock hemorrágico, aunque pueden tener un inicio más insidioso. La respuesta fisiológica
normal a la hipovolemia es para mantener la perfusión del cerebro y el corazón al intentar
restaurar un volumen de sangre circulante eficaz. Hay un aumento de la actividad simpática,
hiperventilación, el colapso de los vasos venosos de capacitancia, liberación de hormonas del
estrés, y un intento de reemplazar la pérdida de volumen intravascular mediante el
reclutamiento de líquido intersticial e intracelular y por reducción de la producción de orina.
El grado de severidad del shock hipovolémico debe ser diagnosticado de manera rápida
y eficaz, dado que un shock moderado o grave es detectado fácilmente a diferencia del
shock leve que trae consigo problemas de diagnosis, cuyo reconocimiento es
trascendental debido a que el factor patológico inductor de shock leve puede
evolucionar hasta un shock grave.
En el shock leve, existe una pérdida menor del 20% de volumen sanguíneo y las
manifestaciones son: palidez y sudoración fría de las extremidades, particularmente de
los pies, dado por la vasoconstricción que causa la liberación de catecolaminas, a pesar
de ello el paciente presenta presión arterial y excreción urinaria dentro de los límites
permisibles.
TRATAMIENTO
3. PVC que aumenta bruscamente o de forma sostenida, sugiere que la reposición fue
muy rápida o debe pensarse en fallo de la función cardiaca.
• Sondaje vesical y medición diuresis horaria.
Reposición de la volemia
Se utilizan de inicio las soluciones cristaloides para luego agregar coloides y hemoderivados. Es de
destacar que aunque imprescindible no deja de tener efectos adversos, se ha demostrado que la
fluidoterapia de reanimación tradicional se asocia a trastornos en la coagulación, acidosis e
hipotermia en pacientes con pérdida masiva de sangre, lo que constituye la llamada “tríada mortal”
en el trauma.
Al inicio se debe administrar 1-2 litros de solución salina a goteo rápido; la infusión posterior
dependerá del grado de respuesta y las características del paciente. SH clase I y II: Reanimar con
soluciones cristaloides isotónicas utilizando la regla 3 a 1 (300 ml de cristaloides por cada 100 ml de
sangre perdida) donde el volumen de cristaloide de reposición es igual al triple de la pérdida
sanguínea calculada. SH clase III y IV: Reanimar con soluciones cristaloides e iniciar transfusión
sanguínea. Por cada 4 unidades de sangre hay que administrar 1 unidad de plasma fresco. Por cada
10 unidades de glóbulos rojos se debe administrar 5 unidades de plaquetas. Administrar 1 gramo
de calcio por cada 5 unidades de sangre. Si vómitos o diarreas administrar volumen de solución
salina 0,9 % a razón de 50-70 ml/kg/día y tratar causa del cuadro (infección bacteriana, viral, etc.).
Para los pacientes con deshidratación severa (pérdida de peso > 10 % o alteraciones del sensorio),
el Ringer lactado es el deseable para reposición de volúmenes elevados. Como alternativa puede
utilizarse una combinación con la adición a una solución de cloruro de sodio hiposa-lino, bicarbonato
y cloruro de potasio. Como regla general en deshidratación severa recibirán 100 ml/kg (unos 7 l para
un adulto) rápidamente en 4-6 horas o en 2-4 horas si hay shock. Para casos involucrados en cirugía
electiva se preconiza el uso de la autotransfusión. Soluciones hipertónicas: más recientemente
introducidas en la reanimación, tienen una gran habilidad para expandir el volumen de sangre y por
lo tanto elevar la presión arterial. Pueden ser administradas como infusiones de pequeños
volúmenes en un corto período de tiempo; mejoran la presión arterial (PA) con pequeñas
cantidades; disminuyen el edema hísitico, la hemodilución, la hipotermia, aunque no aminoran el
riesgo de resangrado (por aumento de la PA); han demostrado mejorías en la supervivencia en
relación con las soluciones isotónicas. Estas soluciones son particularmente beneficiosas en el
trauma craneal, ya que mejoran la perfusión y disminuye el edema, aunque tienen el inconveniente
de que en las lesiones vasculares puede incrementarse la fuga debido al proceso de ósmosis.
Hipotensión permisiva: método terapéutico según el cual la presión sanguínea es controlada debajo
de los niveles normales con el propósito de mantener la perfusión vital de los órganos sin exacerbar
la hemorragia, minimizando el riesgo de administración excesiva de fluidos y de esta manera
mantener la presión arterial sistólica (PAS) en valores entre 80 y 90 mmHg mediante la
administración de bolos pequeños de fluido (250 ml de bolsas de 500 ml o 1L que puede ser
comenzada en la ruta hacia el hospital si la PAS es menor de 90 mmHg). Una guía equivalente es el
retorno del pulso radial que aproximadamente comienza con cifras sistólicas de 90 mmHg. Este
método se contraindica en la hipertensión arterial sistémica debido a la desviación hacia la derecha
de la curva de autorregulación a nivel del SNC, así como en la reserva cardiovascular disminuida
(como es el caso de los ancianos), en la enfermedad cerebrovascular, la estenosis de arteria carótida
y neuropatías, la claudicación intermitente grado III/IV, el traumatismo craneoencefáli-co y medular
y en los pacientes moribundos.
Medidas específicas:
• Trasladar al paciente al salón de operaciones (si la causa del shock requiere intervención
quirúrgica) o a una unidad de cuidados progresivos.
• Uso de pantalón antishock teniendo en cuenta que si hay shock y traumatismo torácico su uso
puede agravar la hemorragia y aumentar la posibilidad de muerte, y que es útil en pacientes con
fracturas pelvianas inestables en las que puede estabilizar la fractura y cohibir la hemorragia
peritoneal.
Soluciones cristaloides
Indicaciones
Coloides
Albúmina
La albúmina es la proteína más abundante del plasma (60 %). Está constituida por una
cadena polipeptídica de 585 aminoácidos, con un peso molecular de 66 500 daltons. Se
produce al nivel hepático y aporta el 80 % de la presión oncótica del plasma. Su
concentración sérica depende de la tasa de síntesis y degradación y de su distribución
entre los compartimentos intravascular y extravascular, así como de la edad del
pacientes (2,5 a 3,5 g/dL en recién nacidos a términos y 3,5 a 5 g/dL en mayores de 6
días). Un nivel de albúmina mayor o igual a 2,5 g/dL de proteínas séricas indican una
actividad oncótica plasmática adecuada en la mayoría de los casos. Su síntesis disminuye
por los siguientes mecanismos:
Funciones de la albúmina
Aunque está bien estudiada en sanos hay pocos estudios en enfermos críticos, y se ha
llegado a la conclusión que la disfunción pulmonar en pacientes sépticos es
independiente de la presión oncocapilar, por lo que su administración exógena puede
potencializar el edema pulmonar.
Unida a otras sustancias. Se une a los ácidos biliares, eucosanoides, aunque esto puede
modificarse por la temperatura, pH y competencia con otras drogas. Hay que tener en
cuenta la disfunción renal en el paciente crítico, pues en relación con la fracción libre de
las sustancias pueden ponerse de manifiesto a sus efectos tóxicos.
Efectos anticoagulantes. Están dados por su unión con la antitrombina III, por lo que su
concentración tiene efectos inversos con la de la heparina, de ahí la hipercoagulabilidad
que se pone de manifiesto en el síndrome nefrótico, aunque también pueden estar
relacionados con el efecto inhibitorio de la albúmina sobre la agregación plaquetaria.
Indicaciones
Efectos adversos
Dextranos
Características fisiológicas
Desventajas
Almidones
Los almidones son polímeros naturales, donde la materia prima es el almidón de maíz
y están constituidos en un 95 % por amilopectina. Se caracterizan según peso
molecular (alto y bajo), sustitución molar y grado de sustitución. Estas características
se combinan para aumentar el efecto de reposición de volumen y a la vez, mantenerse
durante el máximo tiempo dentro de la vena sin provocar efectos adversos.
En la actualidad los almidones de bajo peso molecular son los coloides sintéticos de
elección en la terapia de reposición de volumen, aunque su costo es el más elevado.
Gelatinas
Desventajas
Características generales
Patrón electrolítico adecuado (sodio 154 mmol/L, cloro 125 mmol/L, calcio 0,4
mmol/L, exenta de potasio).
No necesita una conservación especial.
Permanece solamente de 2 a 4 h en el espacio vascular.
Está indicada en todas las situaciones de choque hipovolémico.
No interfiere en la coagulación sanguínea, a diferencia de las otras sustancias,
aunque en algunos estudios in vitro puede disminuir la agregación plaquetaria y
alterar la calidad del coágulo, independientemente de la hemodilución.
Puede usarse a altas dosis.
Estimula la función renal durante el choque, anecdóticamente se ha reflejado
daño renal a diferencia de los almidones, donde este aspecto es de suma
importancia, aunque se refiere de forma transitoria.
No produce acumulaciones en los diferentes órganos.
Reacciones adversas
Antes de una transfusión electiva, el médico tratante debe analizar con el paciente las indicacio-
nes, los riesgos, los beneficios y otras alternativas a la transfusión tales como eritropoyetina,
hierro o transfusión autóloga y hemodilución intraoperatoria. El análisis y el consentimiento para
la transfusión deben quedar documentados en la historia clínica del paciente.
En general, se puede concluir que en anemia aguda con pérdida mayor del 40% del
volumen sanguíneo se requiere un reemplazo rápido del volumen especialmente con
concentrado de glóbulos rojos; cuando la pérdida está entre 30 y 40% el reemplazo puede
ser con concentrado de glóbulos rojos más cristaloides y coloides; cuando la pérdida está
entre 15 y 30% se utilizan como reemplazo cristaloides y coloides y se transfunde
concentrado de glóbulos rojos solamente cuan do hay anemia preexistente, pérdida
continua de sangre o disminución de la reserva cardiovascular; en pérdidas menores al 15%
no se requiere transfusión, a menos que el paciente presente una anemia preexistente o
sea incapaz de compensar debido a severa enfermedad cardiovascular o respiratoria.
En un adulto la transfusión de una unidad de glóbulos rojos aumenta el hematocrito en promedio
en 3%, y la concentración de hemoglobina, en 1 gramo/dL; en los niños esta elevación se consigue
con transfundir 3 mL/kg. En la hemorragia aguda la transfusión de glóbulos rojos debe administrarse
tan rápido como sea necesario para corregir el déficit en el transporte de O2, evaluando las
consecuencias metabólicas que pueden presentarse cuando la transfusión se hace de manera rápida
y masiva. La infusión rápida, en un vaso sanguíneo cercano al corazón, de grandes volúmenes de
sangre a 4 oC con exceso de potasio extracelular, citrato y con bajo pH puede producir alteraciones
considerables en el ritmo y en la contractilidad cardiaca. En la mayoría de los pacientes con anemia
crónica se desarrolla una serie de mecanismos compensatorios, lo que hace que no haya urgencia
en transfundir, a menos que se presenten síntomas de anemia severa cuando la concentración de
hemoglobina llegue a niveles por debajo de 5,0 gramos/dL.
Una unidad obtenida de un solo donante debe contener por lo menos 5,5 x 1010 plaquetas.
Una unidad de plaquetoféresis debe contener por lo menos 30 x 1010 plaquetas, lo que la
hace equivalente a 6 unidades de plaquetas de un solo donante. La decisión de transfundir
plaquetas depende de la condición clínica del paciente, la causa de la trombocitopenia, el
recuento de plaquetas y la capacidad funcional de las plaquetas del paciente.
En general, la dosis es de 6 a 10 unidades sencillas o una unidad de plaquetoféresis para el adulto y
1 unidad por 10 kg de peso corporal en los niños. Se requieren dosis mayores en pacientes con
fiebre, sepsis o esplenomegalia. Se espera que cada unidad aumente el recuento plaquetario en
7.000/ mL en un adulto de 70 kg de peso que no sea refractario. En los neonatos 10 mL/kg aumentan
el recuento en 50.000-100.000/mL y la dosis generalmente es de 20 mL/kg.
Para controlar la efectividad de las transfusiones de plaquetas se debe hacer un recuento dentro de
las 24 horas previas a la solicitud de dicha transfusión, y el recuento postransfusión debe hacerse a
la mañana siguiente de la transfusión del concentrado. Si dos transfusiones consecutivas no
producen el incremento esperado, se debe evaluar la efectividad de las siguientes transfusiones de
plaquetas, haciendo un recuento 30 a 60 minutos después de terminada la transfusión. Si tres
transfusiones de plaquetas en el transcurso de dos semanas no producen el incremento esperado,
se debe considerar que el paciente es “refractario” a estas.
CONSIDERACIONES GENERALES
• La transfusión profiláctica de plaquetas no es efectiva y está generalmente contraindicada
cuando la trombocitopenia es debida a destrucción plaquetaria, como en la púrpura
trombocitopénica idiopática, o inducida por drogas, en púrpura trombocitopénica trom-
bótica, en hiperesplenismo o en los síndromes hemolítico urémico y HELLP, a menos
que la vida del paciente esté en peligro y no responda a ningún otro tipo de tratamiento.
• La transfusión profiláctica de plaquetas no está generalmente indicada en pacientes
quirúrgicos u obstétricos con trombocitopenia por producción disminuida cuando el
recuento de plaquetas es mayor de 100.000/µL y está generalmente indicada cuando
el recuento de plaquetas es menor de 50.000/µL.
• Los casos de parto vaginal o de procedimientos quirúrgicos menores se pueden llevar
a cabo con recuento de plaquetas menores de 50.000/uL, pues estos procedimientos
generalmente están asociados con pérdidas insignificantes de sangre.
• La transfusión de plaquetas puede estar indicada, a pesar de un recuento adecuado
de plaquetas, cuando se sospeche un defecto cualitativo en la función plaquetaria.
• La incidencia de pacientes refractarios a transfusión de plaquetas por aloanticuerpos pue-
de disminuirse, especialmente en pacientes oncológicos, si los productos son leucorredu-
cidos por filtración antes de transfundirlos.
TRANSFUSIÓN DE CRIOPRECIPITADO
Cada unidad de crioprecipitado es un concentrado de factor VIII (80-120 unidades),
fibrinógeno (150-250 mg/dL), fibronectina (30-50 mg), factor de von Willebrand (40-70%) y
factor XIII (20-30%).
La dosis recomendada en pacientes adultos con hipofibrinogenemia es de 8-10 unidades.
Referencias bibliográfica
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Revista de Actualización Clínica Investiga
versión impresa ISSN 2304-3768 Revisada en:
http://www.revistasbolivianas.org.bo/scielo.php?pid=s2304-
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