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ABISMOS

Hace semanas que no los oía. A Raúl le resultaba extraño que ya no estuvieran
deambulando por el jardín los ratoncitos que durante todo el verano lo habían acunado
con sus mínimos pasitos en la pared contra la que estaba acomodada su cama. Se levantó
de prisa asustado y descubrió que ya no quedaba ninguno; se habían marchado sin
despedirse.

Hace semanas que no los oía. A Raúl le resultaba extraño que ya no estuvieran

deambulando por el jardín los ratoncitos que durante todo el verano lo habían

acunado con sus mínimos pasitos en la pared contra la que estaba acomodada

su cama. Se levantó de prisa asustado y descubrió que ya no quedaba ninguno;

se habían marchado sin despedirse.

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