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TRABAJO COLABORATIVO - UNIDAD 3

ENFOQUE DE APLICACIÓN AL PROBLEMA

PERTENECE A:

ANA MARIA MORALES GARCIA


ANGIE MARCELA CARRILLO
LADY SAMARA ANDRADE
ANGIE CAROLINA HERRERA

TUTORA:
JOBANA FAYINE AGREDO

GRUPO: 403009_66

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES ARTES Y HUMANIDADES


UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA
PROGRAMA DE PSICOLOGIA
CEAD IBAGUE
2018
Introducción

Durante los ambientes de violencia y conflicto, la salud mental tanto individual como colectiva,

tiene alto riesgo de verse afectada no sólo de forma inmediata sino también a mediano y largo

plazo. El caos y la violencia en sus diferentes modalidades suelen incrementar riesgos de trauma

psicológico, por ejemplo, los conflictos armados no sólo generan muertes, heridas y discapacidades

físicas, sino que también dejan huellas en la vida de las personas, las familias y la sociedad.

Ansiedad, aislamiento, dificultades para relacionarse con otros, retraimiento, problemas para

usar constructivamente el tiempo. Agresividad, bajo rendimiento escolar, sentimientos de culpa,

etc., son algunas de las huellas psicosociales que dejan los ambientes de conflicto en niños y

adolescentes que lo han padecido directamente o que han estado vulnerables a él.

A continuación, para el área de Psicopatología de la Infancia y Adolescencia, se planteará la

relación de la psicopatología en los contextos sociales, con revisión en los aspectos ambientales y

las evaluaciones específicas de las problemáticas de los trastornos en sus relaciones con

condiciones particulares en el ejercicio de análisis de la violencia en Colombia y su relación con

los mismos.
Soportes de Debate
Análisis

Las personas que se han visto inmersas en situaciones de violencia y conflicto son cientos de

miles en todo el mundo, miles de ellas son niños, niñas y adolescentes y las consecuencias físicas

son visibles, las psicológicas inestimables.

Durante los conflictos armados, caso particular al que vamos referirnos de acuerdo al material

propuesto, la salud mental tanto individual como colectiva, tiene alto riesgo de verse afectada no

sólo de forma inmediata sino también a mediano y largo plazo, situación que se agrava por la poca

atención que viene dándose a nivel psicológico desde el ámbito público de forma generalizada en

los países, cuanto más, en el caso de los menores en nuestro país. El vivir en un conflicto armado,

donde además se experimentan dificultades económicas y sociales, se considera que afecta de

forma negativa en el desarrollo de la persona en todas sus esferas, y por lo tanto, con más virulencia

en la infancia.

La exposición a eventos relacionados principalmente con la violencia aumenta el riesgo de

desarrollar ansiedad, depresión o un cuadro post-traumático. Mientras que los cuadros de ansiedad

se vinculan tanto a factores de riesgo relacionados con la violencia como con condiciones

marginales, y la depresión puede asociarse también a eventos de separación o pérdida, en el caso

de los síntomas asociados a un cuadro post-traumático la vinculación con la violencia es

predominante.

Las personas expuestas a situaciones de violencia directa tienen una probabilidad significativa

de sufrir Trastorno de Estrés agudo, Trastorno de Estrés Post-traumático, Trastorno Depresivo y

otros trastornos de Ansiedad y del Ánimo.


Para tratar de entender el desarrollo del niño y sus posibles alteraciones es necesario considerar

que se trata de un ser biopsicosocial, que está en constante interacción con el medio; es así que éste

va a influir de manera sustancial en su desarrollo y comportamiento. (Lucio & Heredia (2014)

Ruiz-Jarobo y Blanco (2004) citado por Lucio & Heredia (2014) consideran que entre los

problemas psicológicos que ocasiona la violencia se encuentran la ansiedad, depresión, ideas de

suicidio, trastornos del sueño, de la alimentación (comidas irregulares, anorexia, bulimia, estrés

postraumático).

En el contexto social de Colombia se han presentado ambientes violentos a causa del conflicto

armado como lo es el abuso sexual a menores, el desplazamiento forzado de familias, el

reclutamiento de niños, el asesinato de sus padres y secuestros de los mismos, etc. Que los niños

vivan alguna de estas experiencias puede influir negativamente en la aparición de conductas

desviadas al contexto social o familiar, sufriendo problemas de aprendizaje, memoria y

concentración, problemas de identidad y desconfianza, conductas infractoras y predelictivas,

alteraciones graves de sueño, ansiedad, depresión, episodios de pánico repentino, agresividad e

hiperactividad, dificultades de lenguaje y comunicación. En Colombia el conflicto armado interno

es problema de salud pública, dado que genera distintas formas de violencia: desapariciones,

desplazamientos, masacres, torturas y violencia sexual. Así, la violencia es un estresor que

menoscaba la salud mental de la población colombiana.

Desde hace varias décadas, en nuestro país el conflicto armado interno es un problema que

genera distintas formas de violencia sociopolítica entendida como la forma de conflicto o lucha

social y política con el propósito de modificar, sustituir o acabar un modelo de Estado vigente o

con el fin de destruir el accionar de un colectivo humano con identidad étnico-racial, sexual,

gremial, ideológica, política, social o religiosa.


Estas formas de violencia sociopolítica que se presentan en el conflicto armado interno se

traducen en daños materiales e inmateriales a personas, familias, comunidades y el sujeto colectivo.

Los daños materiales posibles son lucro cesante, daño emergente y gastos, por su parte, los daños

inmateriales lo representan el sufrimiento moral, el cambio en el proyecto de vida y deterioro en la

vida de relación de las comunidades y el sujeto colectivo en su salud mental.

El estudio de salud mental más reciente realizado en población general de Colombia (2003)

mostró que, “entre los adultos de 18-65 años, la prevalencia de trastorno mental alguna vez en la

vida fue del 40,1%; durante el último año, el 16,0%, y durante el último mes (prevalencia actual o

puntual), el 7,4%.” (MSF, 2012, pg. 24)

Dada la asociación estadística entre la presencia de estresores psicosociales y el bienestar

emocional, se pudo esperar una alta prevalencia de síntomas o trastornos mentales entre las

víctimas de conflictos armados. Dos revisiones sistemáticas muestran un alto número de casos de

trastornos en personas en situación de desplazamiento interno y de refugiados en un país distintos

del de origen. La primera revisión, que incluyó 20 estudios en que participaron personas refugiadas

en otro país, observó que el 9% de los participantes presentaron trastorno de estrés pos-traumático

(TEPT); el 5%, trastorno depresivo mayor y el 4%, trastorno de ansiedad generalizada14. La

segunda revisión más reciente resumió los hallazgos de 161 estudios en los que participaron

personas expuestas a conflictos armados y desplazamiento de 40 países, y se observaron

prevalencias del 30,6% de TEPT y el 30,8% de trastorno depresivo mayor. (MSF, 2012, pg. 27)

Si nos remitimos al caso de la infancia y adolescencia del país, entonces, en las muestras

estudiadas, estos pueden presentar, además del TEPT, trastorno depresivo mayor, trastorno de

ansiedad generalizada y riesgo de suicidio. Frente a la relación que propone la Asociación

Estadounidense de Psiquiatría en el DSM IV-TR, entre el TEPT y otros trastornos, las personas
expuestas que desarrollan TEPT presentan trastornos de angustia y fobia social. Estos son citados

en el manual diagnóstico del mismo como trastornos que pueden preceder, seguir o coincidir con

el TEPT.

Las condiciones sociales en las cuales los riesgos reales persisten después de un evento

traumático y ponen en riesgo la seguridad del individuo y su supervivencia, contribuyen al

mantenimiento del TEPT y de otras alteraciones del estado mental.

De acuerdo al informe de Colombia del 2010 se plantean que los principales diagnósticos de los

pacientes de MSF y que son más frecuentes en la población del Caquetá son:

El trastorno adaptativo con un 18,68%

Los problemas de relación y problemas asociados con el abuso o la negligencia con un 17,55%

La depresión mayor, episodio único con un 11,3%

El duelo con un 8,90%

Los trastornos del estado de ánimo con un 8,29%

De manera que, estos trastornos están estrechamente relacionados con las situaciones de

violencia que genera el conflicto armado, que aunque muchos niños y niñas pueden mostrar

resiliencia ante situaciones adversas otros infantes pueden reaccionar de manera desadaptada o

anormal a las conductas que se presentan normalmente en el contexto social, por lo que estas

circunstancias y reacciones anormales que se dan a causa de un ambiente violento y conflictivo

que vive la zona sur de Colombia necesitan ser abordados desde un enfoque psicosocial, terapéutico

y de prevención a la alteración grave de estos trastornos.

El informe de Colombia del año 2010 de las victimas del sur del país señala que:
"Se destacan también los trastornos del comportamiento y/o las emociones en la infancia con

un 5,76% y otros trastornos de la ansiedad con 4,28%. El trastorno por estrés postraumático

representa un 1,5% de los diagnósticos y el estrés agudo un 1,38%. Un 10,66% de pacientes

consultaron sin trastorno, lo cual ha sido descrito como habitual en el marco de consultas de salud

mental dentro de conflictos armados. Es importante remarcar que un paciente sin trastorno no

necesariamente está sano."

Lo que significa que estos tipos de trastornos se presentan con menos frecuencia en comparación

con los trastornos adaptativos, el trastorno de depresión, trastornos del comportamiento y los

trastornos del estado de ánimo.

Por otra parte, Según los médicos sin fronteras (MSF) que trabajan en el departamento del

Caquetá los factores de riesgo más frecuentes que se registraron en los pacientes atendidos desde

marzo de 2005 hasta septiembre de 2009 fueron:

La disfunción familiar o problemas en la red de apoyo primaria con un 54,3%

El desplazamiento forzado con un 38,7%

Problemas económicos, vivienda con un 36,6%,

Exposición directa a conflicto armado con un 22,9%

Fallecimiento de un familiar o persona significativa con un 19,1%

Son porcentajes considerables de violencia y de afectación en los pacientes, donde se presentan

muchos casos de niños son testigos de la muerte de padres, amigos, sufren lesión física o

discapacidad, se ven obligados a separarse de sus parientes cercanos o participan activamente en

la guerra. La violencia está presente cotidianamente en la vida de los niños. Son testigos de la
intimidación, la tortura, la muerte de un ser querido. Otros han visto personas gravemente heridas

durante tiroteos indiscriminados o personas víctimas de matanzas. Han sido torturados o han sido

objeto de amenazas por parte de las fuerzas del conflicto. Otros sufren graves lesiones físicas,

amputaciones o quemaduras graves. Por mencionar solo algunos actos de violencia que afectan el

sano desarrollo de los niños y adolescentes de nuestro país.

En Colombia se han presentado más de 2 millones de víctimas infantiles según el artículo

periodístico de la revista Semana, que reunió a tres expertos José Luis Campo, César Junca y

Claudia Guarnizo para intentar responder algunas preguntas, pero nosotras como futuras psicólogas

nos centraremos en la siguiente ¿Creen que es posible con atención psicológica olvidar o

superar los traumas que vivieron? Para que sea posible olvidar o superar los traumas que

vivieron los niños y niñas víctimas del conflicto armado en Colombia, es necesario que los

colombianos primero dejen de normalizar la guerra y que la sociedad entienda como dice Cesar

Junta “que esto no es de especialistas porque no va a haber psicólogos para 2 millones de niños

víctimas. El niño que no tiene un pie por una mina puede estar más molesto por no tener con qué

ir al médico que por su misma situación, y el psicólogo no tiene nada que hacer ahí. Para mí la

preocupación fundamental es que el modelo clínico tradicional tiene que cambiar.”

Históricamente en el Estado de Colombia no se reconocían o no se hacían visibles los crímenes

que habían sufrido los niños y las niñas. Actualmente si hemos visto más visible los casos de

hechos victimizantes, la ley de victimas ha reconocido los hechos victimizantes para prestar

atención psicológica sobre situaciones violentas como el desplazamiento, el secuestro, el

reclutamiento forzado, y además brinda de acuerdo con José Luis Campo más herramientas para

trabajar otras situaciones como la orfandad, las minas antipersona, la violencia sexual. El reto es

no generalizar ni tratar cada situación como un caso más.


Como futuras psicólogas y ciudadanas civiles debemos garantizar el presente digno de los

infantes que han sido víctimas de las violaciones del conflicto armado, construir capacidades

de resiliencia en las comunidades, emprender acciones más ambiciosas sobre situaciones mucho

más fuertes, es decir, las victimas que han sufrido diferentes tipos de violencia en el contexto social

de Colombia.
Conclusión

En conclusión vemos que la situación de violencia caracterizada en esta información genero

unas estadísticas que nos hablan de los tipos de trastornos que se presentan de manera más común

en la población in infantil y adolescente que ha sufrido la violencia en el sur de Colombia, por lo

cual encontramos trastornos como el estrés Postraumático, el trastorno agudo, el trastorno de

ansiedad por separación que se presenta en los niños y adolescentes, el trastorno de ansiedad

generalizada, el trastorno adaptativo, la depresión mayor, el duelo, los trastornos del estado de

ánimo y trastornos del comportamiento. Sin embargo, hay tipos de trastornos que predominan y

están más asociados a la violencia directa (amenazas, violaciones, desplazamiento forzoso, entre

otros) Como lo son el trastorno de Estrés agudo, Trastorno de Estrés Post-traumático, Trastorno

Depresivo y otros trastornos de Ansiedad y del Ánimo. Desde nuestro rol como psicólogas

proponemos y recomendamos analizar los factores de riesgo y los factores psicosociales que

conllevan estas situaciones violentas y conflictivas en los niños y jóvenes para prevenir la aparición

de estos trastornos, construir capacidades de resiliencia en las comunidades, ofrecer atención

psicológica individual, familiar y grupal, realizar charlas informativas sobre las políticas públicas

que permiten el desarrollo humano, realizar talleres psicoeducativos, crear redes de apoyo, etc.
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