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I NTRODUCCIÓN:
Al igual que Isaías vivimos en tiempos difíciles. Hoy más que nunca hay muchas cosas que nos sirven
de obstáculo y nos separan de Dios.
Si leemos el capítulo 59 de Isaías, encontramos al menos cuatro aspectos en ese contexto sobre el
cual gira nuestra reflexión de esta noche:
4. LO VIÓ JEHOVÁ Y DESAGRADÓ A SUS OJOS… Y LO SALVÓ SU BRAZO. Dios lo ve todo, pero
esta expresión nos indica que dentro de lo que Dios ve, Él pone especial atención a lo que
sucede en especial lo relacionado con su iglesia y sus hijos. No ve con agrado el mal. Dios
intervendrá y hará justicia por su pueblo.
Dios ve la iniquidad.
Dios ve la contaminación.
Dios ve la injusticia y la mentira.
Un despertar espiritual.
Salir adelante en un momento de aflicción y desánimo.
Ese despertar viene acompañado de un sobresalto por la realidad que nos rodea. El mundo no está
bien mientras esté bajo el control del maligno (1 Juan 5:19).
Vivimos saturados de obligaciones y deberes, eso afecta muchas veces que, en lo espiritual, estemos
atentos a la realidad y el sufrimiento que nos rodea. Vivimos vidas rutinarias que matan el tiempo
que debemos de pasar en comunión con Dios por medio de la oración y de la lectura de su palabra.
Necesitamos ese hablar del Espíritu Santo a nuestras vidas, por medio de la Palabra.
La Biblia nos manda a estar despiertos (1 Ts 5:5-6), a velar (1 P 5:8). En pocas palabras, el sueño
espiritual es peligroso más aún cuando el mundo que nos rodea está lleno de iniquidad,
contaminación, injusticia y mentira (Ro 13:11).
El desánimo, produce en nosotros inactividad y nos lleva al sueño espiritual y no ver la luz de Cristo.
2. RESPLANDECE-REVELACIÓN AL MUNDO
Sé tú iluminado.
Sé iluminado, porque tu luz viene.
La luz anunciada, es el reflejo en el pueblo del resplandor de la gloria de Jehovah. Somos luz que
brilla para la gloria de Dios… El cristiano tiene una vela encendida y la luz nunca pasa desapercibida
en la oscuridad, donde todo es tinieblas.
La iglesia es luz y debe brillar con la gloria de Dios en un mundo lleno de oscuridad, en estas horas
tan negras de la historia. Esa luz traerá bienestar y bien Esa oscuridad es la iniquidad, la
contaminación, la injusticia y la mentira.
Debemos de brillar en la gracia y el cumplimiento del deber: o ser “iluminados”; con la luz de Cristo
y del Evangelio, ahora vengan a ellos; y para difunde esta luz a otros para mantenerla en la profesión
y en la conversación; (ver Mateo 5:16) porque ha venido tu luz. Cristo la luz del mundo y la luz
gloriosa del Evangelio.
La gloria de Dios es el resplandor que emana de su persona, el aura cegadora de todas sus
perfecciones.
La gloria manifestada en Jesucristo. La gloria inaccesible del Dios de Israel se ha acercado a nosotros:
en Cristo. Él ya nos ha dado su gloria (Jn. 17:22); contemplándola como a través de un espejo, somos
transformados a su imagen de gloria en gloria por el Espíritu (2 Co. 3:18).
Dios busca transformarnos a lo largo de nuestra vida para que nos parezcamos cada vez más a Cristo.
Su Espíritu nos ayuda a combatir el pecado, y nos enseña cómo vivir. Este proceso,
llamado santificación, es una peregrinación que durará hasta que seamos llamados a nuestro hogar
celestial.
Pero para ser transformados, necesitamos primero levantarnos y resplandecer ante la oscuridad.