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Mensaje Espiritual
Santoral:
San Pedro y San Pablo, Santos María Tian de Du,
Magdalena Du Fengju, Pablo Wu Kiunan, San Juan
Bautista Wu Mantang y San Pablo Wu Wa
P. Javier Leoz
Querido hijo:
Ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi
partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera,
conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor,
como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que
hayan aguardado con amor su manifestación.
El Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera
proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui
librado de la boca del león.
El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su
Reino celestial. ¡A El sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Tú eres Pedro,
y te daré las llaves del Reino de los Cielos
16, 13-19
.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?»
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros, Jeremías o alguno de los profetas».
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra,
Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha
revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y Yo te
digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la
muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos.
Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en
la tierra, quedará desatado en el cielo».
Reflexión
SAN PEDRO Y SAN PABLO, ORIGEN Y META DE LA IGLESIA DE DIOS
Jesús propuso una encuesta a sus discípulos. Primero quiere saber lo que
dice de él la gente y después, qué piensan ellos: "¿Quién dice la gente que es el
Hijo del Hombre? - Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? - Simón Pedro
contestó: "Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Entonces Jesús le hizo una
promesa formal: "Dichoso, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la
sangre, sino mi Padre, que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro" (Mateo
16,13) –Pedro, Petros, Quefá, Piedra, Roca–. En ese momento, Pedro sintió la
mirada fija del Señor, pues toda vocación implica una mirada especial del
Esposo, que enamora a la esposa, de invitación, predilección, y de gracia. Pedro
es el primero a quien Jesús ha llamado. Nació en Betsaida, junto al lago de
Tiberiades y se trasladó a Cafarnaún, donde junto los hijos del Zebedeo, con
Juan y Santiago, había montado una sociedad familiar, una empresa pesquera.
Elegidos los tres por Jesús, se convirtieron en los discípulos más íntimos y
fueron testigos de los mayores acontecimientos de su vida, como la
Transfiguración en el Tabor, donde Pedro pretendía establecerse, la
resurrección de la hija de Jairo, y la agonía de Getsemaní, donde le
contemplaron chorreando sangre.
El temperamento de Pedro era rudo, impetuoso y espontáneo, lo que hoy
consideraríamos primario, sanguíneo y colérico. Lo podemos comprobar tanto
cuando contempla exaltado la pesca milagrosa, cuando Jesús se dispone a
lavarle los pies en la última Cena, o cuando defiende a Jesús en el huerto con la
espada. Y se manifiesta repentizador y creativo, cuando le propone a Jesús
construir tres chozas en el monte de la Transfiguración, donde se encontraba
feliz. A Pedro y a sus sucesores les concede Jesús una misión única en la
Iglesia. Como ésta es presentada bajo la imagen de un edificio o construcción,
necesita cimiento, roca visible, aunque el fundamento invisible es Cristo
resucitado, "porque nadie puede poner otro fundamento que el que está ya
puesto, que es Jesucristo" (1 Cor 3,10). Si el fundamento invisible es Cristo
resucitado, el visible es la cátedra de Pedro. Estos cimientos son la garantía de
la indefectibilidad de la Iglesia en el tiempo y en las tormentas que tiene que
superar su barca, que es otra alegoría apropiada al pescador de Galilea,
acostumbrado a capear y bracear en temporales y borrascas.
EL SUCESOR DE PEDRO
Hoy es el Papa, sucesor de Pedro, quien tiene la misión de guiar la Iglesia
de Cristo, su rebaño. Es el sucesor de Pedro, quien lleva el palio, metáfora de
Cristo cargado con las ovejas que redime. Este episodio evangélico tiene que
llevarnos a renovar nuestra fidelidad al Papa y a los obispos, y a pensar que a
ejemplo de Pedro, el Señor nos pide saber amar. Sólo podremos ser apóstoles
del Señor, si sabemos amar. El amor y la humildad, son las dos virtudes que
debemos aprender de Pedro y tratar de vivir. Sólo cuando vivimos éstas virtudes
seremos capaces de cumplir la misión que el Señor nos ha encomendado a
cada uno.
EL PRIMADO DE PEDRO
Pedro es el único apóstol a quien Jesús le encarga pastorear a sus
corderos y ovejas. «Sólo juntos podemos estar con Cristo, que es el Señor de
todos. garantizar así la comunión con Cristo. Jesús le asigna un nuevo nombre,
Cefas, que quiere decir Roca. Siempre es recordado como el primero del grupo
en los Evangelios. Custodio de la comunión con Cristo; tiene que guiar en la
comunión con Cristo de modo que la red no se rompa, sino que sostenga la gran
comunión universal».
«La Iglesia es siempre de Cristo y no de Pedro. La responsabilidad de
Pedro consiste en ser Primado de jurisdicción, y esta posición preeminente que
Jesús quiso entregar a Pedro «se constata también después de la
resurrección», en el nacimiento de la primera comunidad cristiana. «En el
Concilio de Jerusalén, Pedro desempeña una función directiva, y precisamente
por el hecho de ser el testigo de la fe auténtica, el mismo Pablo reconocerá en él
un papel de "primero" .«Además, el hecho de que varios de los textos claves
referidos a Pedro puedan ser enmarcados en el contexto de la Última Cena, en
la que Cristo confiere a Pedro el ministerio de confirmar a los hermanos,
muestra cómo la Iglesia, que nace del memorial pascual celebrado en la
Eucaristía, tiene en el ministerio confiado a Pedro uno de sus elementos
constitutivos». Este contexto del Primado de Pedro en la Última Cena, explica la
esencia del primado: Cristo en los Evangelios confío a Pedro un papel
preeminente entre los apóstoles que consiste en garantizar la unidad en la
Iglesia. Recemos para que el primado de Pedro, confiado a pobres seres
humanos, sea siempre ejercido en este sentido original deseado por el Señor y
para que lo puedan reconocer cada vez más en su significado verdadero los
hermanos que todavía no es tan en la Iglesia (7 junio 2006 Benedicto XVI)
El Papa es una persona «perfectamente capaz de afrontar los grandes
retos de la actualidad». Está muy preparado en varios frentes y afrontar la
secularización, promover el ecumenismo e impulsar una decidida y sincera
evangelización.
Javier Leoz