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Iglesia Católica y los abusos bajo el signo de la cruz

“La Iglesia Católica vive una crisis de credibilidad y moralidad”

Bases que se carcomen día a día, tras las revelaciones de abusos sexuales bajo el amparo
de una fe, que ha violado las creencias y cuerpos de miles de hombres y mujeres, niños y jóvenes
que han visto brutalmente transformada su vida. Ejemplo de esta crisis en el seno del catolicismo
fueron las denuncias de víctimas del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel,
quien abuso durante largos años de seminaristas de esta orden religiosa, sin que las autoridades
del vaticano dieran cuenta de las numerosas denuncias que existían, como tampoco de la
existencia de tres hijos, que finalmente obligaron a esta poderosa y multimillonaria Orden a
reconocer los “pecados” de su fundador y al vaticano a ejecutar una orden de silencio contra este
pederasta.

Legión de abusadores

Maciel murió en 2008 apartado del ejercicio de la vida religiosa. El 19 de mayo de 2006,
el Papa Benedicto XVI le había ordenado que se abstuviera de ejercer el sacerdocio públicamente
y llevara una vida de oración y penitencia. A raíz de las denuncias de abusos sexuales de sus
antiguos seminaristas, Maciel renunció al liderato de la orden en 2004, después de negar los
hechos durante décadas. Fundada el año 1941, la orden de Los Legionarios de Cristo, que en
Chile es conocida por ser dueña de la Universidad Finis Terrae y el Colegio Cumbres, cuenta con
800 sacerdotes y 2.500 seminaristas en más de 20 países de todo el mundo y una de las
principales universidades pontificias en Roma.

Si hablamos de de vidas trastocadas debemos referirnos a la decena de niños en Inglaterra


y Gales vejados durante 20 años por el Obispo Michael Hill, quien finalmente tuvo que ser
encarcelado. Vidas humillada y ofendidas de 10.667 personas que denunciaron el año 2004, ante
la Comisión de Investigación de abusos sexuales de la Conferencia de Obispos Católicos en
Estados Unidos, que sacerdotes que custodiaban la fe de millones de creyentes los sometían a
degradaciones y vejaciones sexuales.

Tal investigación tuvo por resultado, que tres años más tarde, la Arquidiócesis de Los
Ángeles acordara pagar 660 millones de dólares en compensaciones a las 500 víctimas
comprobadas de abusos de sacerdotes pederastas desde el año 1940. El año 2008 Chicago se unió
al reconocimiento y pagó 13 millones de dólares. Duro golpe moral y financiero a una Iglesia,
que ha tenido que comenzar a reinventarse. Este mismo tipo de indagaciones se llevó a cabo en
Irlanda con resultados tan perversos como en Estados Unidos reconociendo, en un informe de
mayo del 2009, décadas de violencia sexual a menores en orfanatos, reformatorios y escuelas de
propiedad de la Iglesia Católica.

El secretismo, el afán por ocultar a abusadores al interior de la Iglesia católica y que ha


predominado durante siglos, ha terminado por salpicar al propio Papa Benedicto XVI, tras las
acusaciones vertidas contra él por el influyente The New York Times, que responsabiliza al
jerarca de haber encubierto a sacerdotes pederastas. La prensa oficial del Vaticano
“L´Osservatore Romano” no tardó en sacar toda su artillería en base a la figura moral del Sumo
Pontífice para sostener, que lo denunciado por el medio estadounidense era “un gesto infame para
golpear al Papa a todo precio". El escozor vaticano se explica ya que el diario estadounidense
afirma que el entonces cardenal Joseph Ratzinger, se abstuvo de sancionar a un religioso
estadounidense que abusó de unos 200 menores sordomudos entre 1950 y 1974. Unido a la
investigación que arrojó por resultado que el propio Ratzinger alojó el año 1980 en su Diócesis
de Alemania – (cuando era Arzobispo de Múnich) – a un sacerdote acusado de pedofilia.

La lluvia de acusaciones no se ha detenido y Alemania, cuna del Papa, ha sido pródiga en


sacar la luz hechos, que por la crudeza de las vejaciones merece una investigación más allá de los
muros pontificios. Incluso el propio hermano de Benedicto XVI, Georg Ratzinger, quien dirigió
un coro de niños en décadas pasadas en Baviera ha sido cuestionado por hechos que revelan
abusos sexuales y prácticas de sadismo cuyas víctimas fueron menores del Coro de Voces
Blancas del Arzobispado de Ratisbona. Hechos acaecidos entre los años 1958 y 1973.
El propio arzobispo de Ratisbona, Ludwig Mueller fue el encargado de denunciar estos
abusos perpetrados por cuatro educadores durante 15 años contra cantantes del coro en la época
en que Georg Ratzinger, hermano del Papa, era director. Paralelamente, en el Monasterio de Ettal
fueron detallados abusos contra al menos 100 víctimas. Thomas Pfister, encargado de recopilar
los casos del monasterio, detalló a la comisión investigadora el contenido de decenas de correos
electrónicos, llamadas telefónicas y encuentros personales celebrados "día y noche" con víctimas
que tuvieron el coraje de denunciar en una cultura sistemática del mirar hacia otro lado y ocultar.
Aunque la mayoría de las denuncias se refieren a décadas atrás, también se ha informado de
abusos actuales. Un educador del monasterio habría obligado a alumnos a posar desnudos ante
una cámara en un viaje de estudios. Sucesivamente las fotos habrían sido colgadas en una
plataforma gay de Internet entre 2000 y 2001.

El camino se presenta muy duro, sobre todo en Europa, para el catolicismo, donde se
piensa incluso en presentar una acusación judicial contra la iglesia bajo el tenor de ser una
organización criminal. Así lo ha planteado el abogado austriaco Georg Zanger – tras las
imputaciones en ese país contra tres sacerdotes de un monasterio del norte de Austria, por actos
de pedofilia contra alumnos en los años 80, mientras que, según el diario Der Standard, se
registraron también abusos sexuales en el coro de los Pequeños Cantores de Viena.

Esta acusación planteada por Zanger se basa en que “habría que pensar en presentar
denuncias contra organizaciones de las instituciones eclesiásticas, por la posibilidad de que se
trate de organizaciones criminales, que tienen probablemente una conducta organizada detrás de
los ocultamientos que ha habido, y por tanto detrás de la violencia y los abusos sexuales. Si hay
un solo educador detrás de los abusos, la situación es muy distinta de si estos hechos se han
producido con el consentimiento de otros.”

Sea cual sea el resultado de las investigaciones lo valioso es que hechos de esta calaña,
cometidos por sacerdotes están saliendo a la luz. Una buena señal que permite pensar en el
entierro definitivo de aquel documento firmado por Juan XXIII el año 1962, que prometía
excomunión y las penas del infierno a quien se atreviera a denunciar actos de pedofilia u otros
delitos al interior de la Iglesia.
El documento, titulado Crimine solicitacionis, reclamaba "estricto" secreto y amenaza con
la excomunión a quien hable del tema. Tampoco se trata de “dejarse intimidar por la
charlatanería” como ha acusado Ratzinger a las voces que se elevan contra estas prácticas. Se
trata, simplemente que la verdad salga a la luz, que se sepa de una vez los actos deleznables
cometidos en nombre de una fe. Debe quedar claro, que los abusos cometidos a la sombra de la
cruz no tienen perdón ni de dios ni de los hombres.

http://www.webislam.com/?idt=15630

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