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CEREBRO Y MENTE

EN RESUMEN:

El cerebro es el órgano en el que se produce el pensamiento y las emociones. El corazón no


es el asiento de las emociones. El corazón es un músculo que tiene como función el
empujar la sangre.

Las enfermedades que modifican la conducta son enfermedades que modifican el


funcionamiento del cerebro.

Los distintos sucesos que tienen lugar en nuestra vida también modifican nuestro
funcionamiento cerebral. No es igual el funcionamiento del cerebro cuando estamos felices,
que cuando estamos tristes.

El cerebro controla el resto del organismo. La ansiedad puede modificar el funcionamiento


del corazón, estómago o contraer nuestros músculos.

La neurología y la psiquiatría comparten el órgano objeto de su estudio: el cerebro. Los


psiquiatras estudian y tratan las enfermedades que modifican la conducta humana como las
personalidades psicopáticas, las neurosis y las psicosis.

Las enfermedades llamadas psicosomáticas son consecuencia de la alteración en el


funcionamiento cerebral, que repercute en el resto del cuerpo.

La depresión, la ansiedad o la neurosis obsesiva son enfermedades cerebrales. Estas


enfermedades no son simuladas ni pueden controlarse con la voluntad.

La esquizofrenia es una enfermedad cerebral grave que afecta al pensamiento y que es la


causa más frecuente de la "locura".

Los medicamentos que modifican la conducta (psicofármacos) no son solo para enfermos
con locura. Los tranquilizantes, antidepresivos y los neurolépticos son tres grupos de
medicamentos de uso muy difundido y que han supuesto un gran avance científico. No
siempre estos fármacos se usan correctamente.

HISTORIA

Es posible que a la pregunta de en donde se produce el pensamiento, la mayoría de gente


responda correctamente que en el cerebro. Muchos dudarían sobre si es en el cerebro o en
el corazón donde asientan nuestros sentimientos: amor, odio, pasión, temor, etc.
Probablemente muchos otros no se han parado a pensar que enfermedades como la
depresión o las fobias, o que determinadas conductas anormales surgen como consecuencia
de alteraciones cerebrales. Puesto que en este órgano se desarrollan funciones tan
importantes, algunas exclusivas del ser humano, creo que merece la pena tratar en mayor
extensión la relación entre cerebro y mente.

Las ideas que tenemos en la actualidad son en parte ideas heredadas del pasado. Algunas
nos confunden. Por ello quisiera empezar con algo de historia. Para los que no les gusta la
historia les diría que esta no sólo nos da explicaciones de lo que hemos llegado a ser, sino
también de como nos verán los que van a ser.

Para los egipcios, los hebreos y los mesopotámicos e incluso para Homero el corazón era la
fuente de vida, el que entrañaba los sentimientos y la inteligencia.

Para los presocráticos, entre los siglos VII al V antes de nuestra era, no existía una clara
división entre materia y espíritu. Los elementos agua, aire, fuego y tierra constituían todo el
mundo. Demócrito introdujo el concepto de átomos y pensaba que el cerebro podía ser el
"guardián de la inteligencia".

Los médicos hipocráticos descubrieron que determinadas lesiones cerebrales llevaban


consigo cambios de comportamiento.

Platón separó el alma en tres partes: intelectual, irascible y concupiscible. La primera la


colocó en la cabeza y le atribuía a esta la inmortalidad y la une con las otras dos mortales a
través de la médula espinal.

Aristóteles afirmaba que el corazón era la sede de las sensaciones de las pasiones y de la
inteligencia. El cerebro compuesto de agua y tierra no tiene otro papel que refrigerar el
organismo. Estos conceptos indujeron errores médicos durante muchos siglos.

Galeno 500 años después, se interesó por las cavidades de los cerebros y pensó que las
lesiones cerebrales debían de llegar hasta ellas para ser graves. Tanto para Platón como para
Galeno el alma estaba en el cerebro, pero el concepto alma era muy impreciso.

Las disecciones de cadáveres dejaron de ser abyectas a partir de 1500 y Leonardo da Vinci,
el mismo que pintó La Gioconda, empieza a dibujar el cerebro.

Descartes entendía que la unión entre el alma inmortal con el cuerpo ocurría a través de la
glándula pineal, que está situada en el medio del encéfalo.

En pleno siglo XIX surge la frenología con Gall como máximo exponente. Propone
localizar una serie de facultades morales e intelectuales en determinadas áreas cerebrales.
El método que sigue es la palpación del cráneo. Así analiza los cráneos de criminales y
hombres célebres y trata de establecer un mapa.

La anatomía clínica da un gran salto desde 1900, con Bouillaud y Broca. Brodman en 1909
divide la corteza del cerebro en 52 áreas, con un número y una función para cada una.
El investigador más importante que ha dado España es Santiago Ramón y Cajal. A él se le
debe el mérito de descubrir que el cerebro no es una red intrincada de filamentos, si no que
está formado por millones de unidades elementales que se denominan neuronas. Las
neuronas están comunicadas entre sí por unos espacios que se denominan sinapsis. En ellos
ocurre la curiosa circunstancia de que un impulso eléctrico se convierte en química. La
química se puede modificar con medicamentos; química también.

El fundador de la moderna neurología es el francés J.M. Charcot. A través del estudio de los
pacientes del asilo de L Salpetriére en París, correlacionándolo con los hallazgos en el
cerebro en la autopsia, consiguió establecer los fundamentos de la correlación clínico-
patológica. Un método deductivo que nos permite localizar la lesión de los enfermos
mediante la exploración física y que seguimos utilizando los neurólogos de forma
sistemática.

Con este breve resumen histórico quiero dar a entender que la mayoría de conocimientos
científicos que tenemos sobre el cerebro son de este siglo. Por tanto estamos ante una
ciencia joven.

ENFERMEDADES FUNCIONALES Y ENFERMEDADES ORGÁNICAS: UNA


DICOTOMÍA FICTICIA

Los médicos dividimos las enfermedades en dos grandes grupos: funcionales y orgánicas.
Las primeras serían aquellas en las que no es posible detectar un órgano alterado. El modo
principal de detectar anomalías en los órganos es con el estudio patológico, esto es con la
inspección del órgano o con el microscopio. Sin embargo los métodos de estudio han
mejorado, y en la actualidad hay que contar que disponemos de otras técnicas que nos
pueden indicar que un órgano no funciona bien, debido a una alteración submicroscópica
del órgano en cuestión. En resumen, esta clasificación de funcional y orgánica va a
depender de los métodos de estudio que dispongamos para detectar la posible alteración
orgánica.

Funcional se utiliza de forma inadecuada frecuentemente para calificar a una enfermedad


de origen psíquico.

¿No tiene nada, o es nervioso?. Con cierta frecuencia los médicos tras decirle a un enfermo
que no tiene nada, le indicamos que lo que sufre es de tipo nervioso. Probablemente
pretendemos minimizar la importancia de las enfermedades que no tienen un substrato
orgánico conocido. Parece que las enfermedades importantes son aquellas que conocemos
bien donde se encuentra la lesión, la podemos ver a través de algún método de exploración
con imagen o al menos detectarla mediante un análisis de sangre o de otro tejido o fluido.

Es difícil generalizar la actitud de los médicos ante las enfermedades que globalmente
podemos denominar como "funcionales". Algunos piensan que una gran mayoría de estos
trastornos no constituyen auténticas enfermedades, que en realidad son síntomas simulados,
que el enfermo explota para obtener algún beneficio consciente o inconsciente. Otros creen
que estas enfermedades psíquicas están en relación con la personalidad previa del sujeto
que lo padece. Por tanto, algunos individuos estarían "inmunizados" frente a este grupo de
enfermedades. Otros médicos piensan que estas enfermedades son similares a la neumonía,
de forma que cualquiera puede sufrirla.

Un grupo heterogéneo de enfermedades. Basta revisar el libro de clasificación de


enfermedades mentales (por ejemplo el DSM-III-R) para comprobar que hay un gran
número de enfermedades que forman parte del cuerpo de doctrina de la psiquiatría. Existe
un grupo que es denominado "Trastornos mentales orgánicos". Entre ellas se incluyen las
demencias, delirios, síntomas de ansiedad o trastornos del ánimo producidos por
enfermedades degenerativas, tóxicas o metabólicas. En resumen se tratan de encefalopatías
con patología conocida o con causa bien establecida aunque la sintomatología sea del todo
superponible a otras enfermedades de causa no bien conocida.

Las diferencias entre las enfermedades del resto de grupos son enormes. Basta recordar la
que existe entre una enfermedad como la depresión mayor y la esquizofrenia. O de ambas
con los trastornos por ansiedad. Conviene, por tanto, evitar la generalización.

¿Son todo este grupo de alteraciones, enfermedades cerebrales?. No hay ninguna duda de
que todos los síntomas psicóticos, trastornos por estado de ánimo, trastornos por ansiedad, e
incluso las quejas somáticas o ansiedad referidas a enfermedades obedecen a cambios
cerebrales.

¿Por qué tratamos de desligar del cerebro estos trastornos?. Existen tres explicaciones para
comprender este error: 1. De tipo histórica, 2. La complejidad del funcionamiento cerebral
y 3. El defecto de formación de los médicos en el diagnóstico y tratamiento de estas
enfermedades.

Ya hemos visto que estamos ante una ciencia joven. Muchos de los conceptos arcaicos
erróneos no han sido aun desterrados.

No conocemos bien de que forma cambia el cerebro cuando se altera el ánimo y se produce
euforia o depresión, o de que manera los cambios cerebrales pueden modificar los gustos,
sentimientos y en definitiva la conducta humana. La complejidad del funcionamiento de
nuestro cerebro es tan grande, que estamos muy lejos de conocer los mecanismos por los
cuales estos fenómenos tienen lugar.

En las facultades de medicina, y en los hospitales la actitud que se tiene con los enfermos
con trastornos "funcionales" es muy diferente a la que se tiene con los que sufren
enfermedades orgánicas. En general se desprecia, o se le presta poco interés. Incluso la
formación que se recibe en psiquiatría es teórica y escasa.

NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA
La neurología y psiquiatría son dos especialidades médicas que comparten el órgano de
estudio: el cerebro. Mientras que la neurología se ocupa, en teoría, de aquellas
enfermedades con una alteración cerebral orgánica bien conocida, la psiquiatría lo hace de
aquellas que no la tienen y que se manifiestan con un cambio de conducta. En la práctica
ello no es así, y hoy no se conoce mejor el trastorno cerebral de la enfermedad de Gilles de
la Tourette que el de la esquizofrenia. La sintomatología motora de la enfermedad de los
tics múltiples crónicos ha dirigido a estos enfermos cada vez más hacia las consultas de los
neurólogos que de los psiquiatras. Sin embargo esta enfermedad comparte la sintomatología
motora con otra obsesiva- compulsiva mucho más cerca de lo síntomas que manejan
habitualmente los psiquiatras. En resumen podemos decir que es la práctica lo que ha
orientado un cierto grupo de síntomas y de trastornos a la neurología y otros a la
psiquiatría, si bien determinadas enfermedades pueden ser atendidas por médicos de
cualquiera de las dos especialidades.

LA ENFERMEDAD: UN CONCEPTO CREADO POR EL HOMBRE

El cerebro humano, el de cada hombre, tiene el maravilloso poder de la capacidad de


abstracción. Ha sido capaz de observar que algunos hombres tenían una forma de enfermar
similar a la de otros. Así fue capaz de ir creando una ciencia médica, al igual que otros
hombres eran capaces de observar las leyes físicas que rigen el Universo.

La enfermedad es sólo un concepto humano que es útil para transmitirnos los


conocimientos de unos a otros. Sin esta capacidad de abstracción no habría posibilidad de
aprender, ni de enseñar.

Este mundo de la ciencia, fruto de la inteligencia humana, es el que Popper denomina el


mundo 3, en contraposición al mundo 1 (físico) y al mundo 2 (subjetivo o psicológico).
Este mundo 3 tiene la capacidad de modificar el mundo 1 . Para ello pensemos que gracias
a esta capacidad humana, se ha llegado al descubrimiento de los antibióticos y su aplicación
en el tratamiento de la meningitis de un paciente concreto. En caso de que no se hubiese
aplicado, este enfermo hubiera fallecido.

EL PROBLEMA MENTE- CUERPO.

La relación entre el cuerpo (y por tanto el cerebro) y la mente ha sido objeto de varias
teorías diferentes, entre las que destacamos las articuladas por grandes filósofos del siglo
XVII.

Para Leibnitz el cuerpo y la mente son dos formas de la realidad que coexisten en una
armonía preestablecida sin influencia de una sobre la otra: se trata de un paralelismo
psicofísico. Esta teoría no es válida, puesto que niega la influencia del proceso mental sobre
la conducta al igual que del proceso fisiológico sobre lo mental.
El dualismo psicofísico, del cual Descartes fue el máximo exponente, comparte con el
paralelismo la tesis dualística de que mente y cuerpo son dos cosas distintas, pero añade la
interacción de la una sobre la otra.

Hobbes propugnó la teoría del materialismo: la realidad es una realidad física; las
realidades no físicas, como es el fenómeno mental, no existe. El fenómeno mental puede
ser comprendido en una de estas tres formas: 1. Lo mental es reducible a lo físico, y puede
explicarse por análisis de lo físico reducible (reduccionismo); 2. Los fenómenos mentales
son epifenómenos , accidentales, del proceso físico; 3. Los fenómenos mentales son
emergentes procedentes del fenómeno físico.

La cuarta teoría fundamental es la de la identidad cuerpo- mente, articulada por Spinoza. El


sostenía que el proceso cerebral y los estados mentales son uno y lo mismo, o diferentes
formas de comprender la misma cosa.

El modelo biopsicosocial es en la actualidad el modelo preeminente en la ciencia médica


que nos permite conocer la relación entre cuerpo y mente. La tesis básica, apuntada por
Weis y recapitulada por Engel, es que la naturaleza se organiza como un continuo dispuesto
jerárquicamente con unidades más complejas por encima de las menos complejas. Cada
nivel en la jerarquía representa un todo organizado y cada sistema implica cualidades
distintivas en este nivel de organización. Nada existe de forma aislada; cada sistema es
influenciado por la configuración de los sistemas al cual pertenece. Un único hecho puede
ser conceptualizado como interpersonal, psicológico, fisiológico o bioquímico,
dependiendo del nivel de análisis que se aplique. La separación entre mente y cuerpo, no es
real, sino de niveles. El fenómeno mental es emergente, relativo al sistema nervioso.

La teoría de la identidad física- mental, formulada ya por Spinoza, queda en la actualidad


más clara y precisa. Según esta teoría una cierta clase de hechos es referida por dos
diferentes clases de términos: físicos y mentales. El fenómeno, por si mismo, no es ni físico
ni mental; es en la forma de describirlo o conceptualizarlo que pertenece a la una o a la otra
de las categorías expresadas con estos términos.

Esta forma de comprender la relación cerebro- mente tiene repercusiones importantes para
la psiquiatría. La dicotomía entre enfermedades funcionales (mentales) y orgánicas (físicas)
es lingüística o conceptual y no real. Todos los hechos y procesos implicados en la
etiología, patogenia, síntomas y tratamiento son simultáneamente biológicas y psicológicas.

Se creía que determinadas enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia y la


enfermedad maniaco- depresiva eran más orgánicas que los trastornos neuróticos o los
trastornos de personalidad. Ello no es correcto. Tan biológicas son unas como las otras. La
relación que se ha creado entre hereditario- biológico y ambiental- psicológico es también
falsa como toda la dicotomía entre biológico y psicológico. Lo que se hereda son
predisposiciones genéticamente codificadas al desarrollo de hechos y procesos que pueden
ser comprendidos y expresados en términos tanto biológicos como psicológicos;
exactamente igual para las neurosis que para las psicosis.
Quizás para comprender el párrafo anterior le sea útil el ejemplo del alcoholismo.
Entendemos que se hereda la predisposición a tener una conducta que puede ser más fácil
ser alcohólico. El que el individuo termine o no siendo alcohólico va a ser función de una
serie de procesos biológicos y psicológicos, entre los que se encuentran el medio donde
vive, el grado de satisfacción personal ante su propia realización, el ánimo o un gran
número de circunstancias tanto personales como sociales. Los estudios genéticos de
problemas que significan conductas no habituales como la homosexualidad nos están
abriendo un mundo fascinante y con implicaciones éticas obvias.

LA DEPRESIÓN

Nadie duda que la depresión es consecuencia de una alteración en el cerebro.


Probablemente no es una única enfermedad, y este estado puede surgir por varias
enfermedades diferentes. Existen unos cambios bioquímicos en el cerebro del enfermo
deprimido que son bastante comunes y ello ha permitido utilizar productos químicos con
gran eficacia.

Los síntomas de la depresión son similares a los que se tienen en el estado de tristeza.
Todos conocemos esta situación. Lo más destacado es la tristeza con falta de ilusión por lo
que habitualmente nos ilusiona. En ocasiones la tristeza se manifiesta con llanto. Se
acompaña de un trastorno de la iniciativa motora, con gran dificultad para empezar
cualquier actividad. Muchas veces los síntomas son más intensos por la mañana y mejoran
al atardecer. El sueño se altera, fundamentalmente con insomnio de media noche: el
enfermo concilia bien el sueño y se despierta de madrugada. El riesgo principal es el
suicidio. Cuando la depresión es grave se pierde la ilusión por vivir y la posibilidad del
suicidio aumenta.

Algunas personalidades son más propensas a la depresión, entre ellos los obsesivos o los
individuos con crisis de pánico.

Tratamiento. Algunas depresiones son leves y se curan espontáneamente sin necesidad de


medicación. Muchas requerirán tratamiento. Los medicamentos son en general eficaces y
los enfermos con depresión se curan o mejoran significativamente con el tratamiento.

Entre las normas que un paciente con depresión debe de seguir es la de evitar permanecer
en la cama, como es su deseo, un gran número de horas al día. Es bueno que mantenga el
ritmo horario normal, estando en cama solo 8 horas al día. Debe de salir a la calle y
exponerse a la luz y pasear. Tanto la luz como el ejercicio son antidepresivos. Hay algunas
formas de depresión que ocurren preferentemente en determinadas estaciones, que se
acompañan de alteraciones de los hábitos alimenticios, con ingesta elevada de
carbohidratos. En general, no es preciso cambiar la alimentación en los enfermos
deprimidos.

Existen un gran número de compuestos químicos que son buenos antidepresivos. Pueden
clasificarse en uno de los tres siguientes grupos: tricíclicos, inhibidores de la
monoaminooxidasa (IMAOs) y los que inhiben la recaptación de serotonina. Siendo
fármacos con estructuras químicas muy diferentes y con el mecanismo de acción también
diferentes, todos ellos son eficaces. La elección del medicamento adecuado la hace el
médico en función de algunas variables: tipo de depresión, edad, posibles efectos
secundarios, hábitos del médico en el manejo del medicamento, etc. Aunque muchos tienen
efectos secundarios iniciales, no debe de considerarse un grupo con toxicidad especial, y
son medicamentos que deben de tomarse por períodos prologados, generalmente superior a
6 meses.

ANSIEDAD- FOBIAS

Existen un grupo de trastornos englobados dentro de los llamados trastornos por ansiedad.
Ansiedad puede considerarse sinónimo de angustia. Se define como un estado de activación
del sistema nervioso que se acompaña de sentimientos como miedo o incertidumbre y de
cambios corporales como palpitaciones, temblor, sudoración, etc. Esta ansiedad puede ser
normal o patológica, cuando ocurre sin un estímulo que lo justifique. Hay un factor de
vulnerabilidad personal a que determinadas situaciones causen ansiedad. Esta
vulnerabilidad viene determinada por factores hereditarios. Entre un 2 y un 5% de la
población sufre de ansiedad.

La crisis de pánico. Estos episodios son frecuentes en las personas con trastornos por
ansiedad. Se tratan de episodios de miedo a algo indefinido, que aparecen a veces en
determinadas situaciones ambientales, otras veces desencadenadas por una idea. Suelen
manifestarse con dolor en el pecho simulando un infarto, nerviosismo, temblor, sudoración
y gran taquicardia. Muchas personas sienten hormigueos en manos y boca debido a la
respiración rápida. Es frecuente que noten sensación de asfixia o ahogo, necesitando
suspirar. Puede durar de minutos a horas. Con frecuencia, si es intenso acuden a un servicio
de Urgencias.

Las personas ansiosas pueden desencadenar o favorecer la crisis de pánico por sustancias
químicas como la cafeína o la nicotina. La inyección de sustancias químicas en sangre
como el ácido láctico puede también desencadenarla.

Agorafobias y otras fobias. Fobia es un miedo injustificado ante una situación determinada.
La agorafobia es miedo ante un espacio abierta (de "agora" que en griego significa la
plaza). Los enfermos refieren mareos con sensación de inestabilidad más o menos
prolongada. En realidad el enfermo no percibe el equilibrio correctamente. Se sienten
inseguro, aunque la exploración del equilibrio es normal. Esta sensación de mareo,
desencadena en ocasiones una crisis de pánico. Lo habitual es que el mareo ocurra
preferentemente en determinados espacios abiertos: puentes, supermercados, o haciendo
colas en una tienda.

Otras fobias menos incapacitantes generalmente son las claustrofobias: los pacientes temen
los espacios cerrados (ascensores, autobuses, etc) o las fobias a animales (Zoofobias),
fobias sociales con temor a relacionarse con los demás, etc.
Varios medicamentos tranquilizantes o antidepresivos son útiles en el tratamiento de estos
trastornos. Algunas veces hay que administrarlos crónicamente. Los enfermos suelen
manifestar sus quejas ante la toma crónica de psicofármacos, pero la calidad de vida puede
mejorar significativamente, y en cada caso, hay que valorar las ventajas e inconvenientes de
las tomas crónicas de medicamentos.

TRASTORNO OBSESIVO- COMPULSIVO

Las neurosis obsesivas o trastorno obsesivo- compulsivo ocurren en alrededor de un 4% de


la población. Es difícil separar la normalidad de lo patológico. Esta enfermedad se
manifiesta con ideas obsesivas, y actos compulsivos. La idea obsesiva es una idea
repetitiva, en contra de la voluntad del individuo. Ello provoca a veces sufrimiento, porque
la idea es desagradable e indeseable, como la de poder matar al propio hijo. Los actos
compulsivos son ritos generalmente absurdos: lavarse las manos más de 20 veces, o tener
que tocar un objeto en un momento determinado. También automutilaciones como quitarse
cejas, o morderse las uñas, son actos compulsivos. Un signo de personalidad obsesiva es
mirar 5 veces la llave del gas para asegurarse de que está cerrada.

La enfermedad tiene grados muy diferentes de gravedad. Desde gente que no busca ningún
tipo de ayuda médica, ya que considera que lo que le ocurre son manías, hasta enfermos
que están invalidados con un gran sufrimiento por lo que les ocurre.

Esta enfermedad puede heredarse conjuntamente con los tics. Solo un pequeño número de
pacientes con trastornos obsesivos compulsivos ocurren en familias con pacientes con tics.
El trastorno obsesivo- compulsivo es más frecuente en mujeres, mientras que los tics lo son
en varones.

Algunos medicamentos antidepresivos son antiobsesivos. A menudo requieren dosis altas y


un tiempo prolongado de tratamiento. Es posible que otros fármacos del grupo de los
inhibidores de la recaptación de serotonina también sean antiobsesivos.

ESQUIZOFRENIA Y OTRAS PSICOSIS

Un grupo de enfermedades graves del cerebro son las psicosis. Alteran el pensamiento de
manera que el paciente deforma la realidad. Todos tenemos nuestro propio sentido de la
realidad; el pensamiento disgregado del paciente con psicosis es anormal para todos los
demás. Es lo que todo el mundo entiende por locura.

Dentro de las psicosis la enfermedad más conocida, por su frecuencia e importancia es la


esquizofrenia. Es la causa más frecuente de locura. La gente teme que una depresión o un
trastorno por ansiedad se convierta en esquizofrenia, pero ello no ocurre. Son enfermedades
completamente diferentes.
La esquizofrenia es una enfermedad de causa desconocida. Probablemente la herencia es
importante en la predisposición a sufrirla. Puede empezar en edades juveniles o en los
primeros años de la edad adulta. Suele manifestarse con frecuencia en forma de brotes. Hay
formas de esquizofrenia diferentes. La esquizofrenia paranoide es la más frecuente. En ella
los enfermos suelen tener sensación de que los demás hablan de ellos, o actúan en contra de
ellos.

Existen alteraciones bioquímicas en los cerebros de estos enfermos. Los tratamientos con
medicamentos denominados neurolépticos mejoran los síntomas y la evolución. No deja de
ser una enfermedad grave que debe de tratarse crónicamente con medicamentos que tienen
sus inconvenientes.

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