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Teatro del siglo XVIII: El sainete

En el siglo XVIII los sainetes eran obras cortas y divertidas que se representaban antes o en

los entreactos de las obras más largas (Glendinning, 1983, p. 168). La representación tenía

una duración de 25 minutos aproximadamente.

Los términos entremés y sainete coexistieron e incluso se usaron como sinónimos hasta

la segunda mitad del siglo XVIII. Cuando se hizo la distinción entre ambos, la palabra

entremés se relegó a las composiciones más simples y tradicionales: el sainete tenía una

mayor extensión y una sintaxis narrativa más complicada (Sala, 1993, p. 463).

Características

Otra diferencia entre entremés y sainete recae en la métrica: mientras que los

entremeses no tenían una métrica fija, los sainetes se escribían generalmente en romance

(Dowling, 1992, p. 139); esto es, en octosílabos con rima asonante entre los versos pares y

con los versos impares sueltos.

El argumento del sainete puede tener una estructura bien definida, sin embargo,

predomina la falta de un “hilo continuo de acción”; cuando este hilo sí existe se incluye

sucesos no relacionados orgánicamente con la acción principal (Dowling, 1992. p. 136).

En cuanto a su estructura, estaba formado por un único acto que en algunos casos se

dividía en escenas; tenía continuas entradas y salidas de personajes, y cambios de decorados

(Vilches, 1992, p. 142). Una característica importante del sainete es la interpolación de

cantos, danzas, poemas y música; según Dowling, estos elementos tenían la función de evitar

el aburrimiento del público (1992, p. 140).


Temas

Los sainetes presentaban escenas de la vida cotidiana en las ciudades españolas de la

segunda mitad del siglo XVIII. Se pueden clasificar como sainetes de costumbres, de sátira

social, del teatro dentro del teatro y de ambiente rural o urbano (Vidanes, 2008).

En los sainetes de costumbres hay que destacar que algunos ambientes y aspectos de la

realidad sufrían cierta deformación para crear situaciones ridículas o disparatadas, en este

caso se habla de costumbrismo irónico (Vilches, 1992, p. 144).

El sainete ponía en escena a diversos personajes, generalmente ubicados en la parte

baja o media de la escala social, que interactuaban entre sí: criados, majos y majas, payos,

abates, vejetes, petimetres, maridos y mujeres. A partir de las acciones y palabras de los

personajes se satirizaba los errores, vicios y debilidades humanas (Dowling, 1992. p. 138).

Tanto los personajes como los escenarios o lugares —las calles de la ciudad o las salas de

casas — eran familiares al público.

El sainete y la ilustración

Los sainetes del siglo XVIII fueron vehículos de transmisión de ideas: contenían

críticas hacia actitudes erróneas y planteaban modelos de comportamiento que se

aproximaban al ciudadano ideal y al bien común de la colectividad (Vilches, 1992, p. 146).

En este sentido, se podría decir que los sainetes estaban en el punto medio entre el entremés

y la comedia neoclásica (Sala, 1993, p. 308). De esta forma fue posible llevar las ideas

ilustradas al sector de la sociedad que no tenía acceso a ellas.


Lista de referencias

Glendinning, N. (1983). Historia de la literatura española: El siglo XVIII. Barcelona: Ariel.

Dowling, J. (1992) Características y estructura del sainete. En Gies, D. (coord.), Historia y


crítica de la literatura española: Ilustración y Neoclasicismo: primer suplemento
(pp. 136-141). España: Crítica.

Vilches, M. F. (1992) Los sainetes de Ramón de la Cruz. En Gies, D. (coord.), Historia y


crítica de la literatura española: Ilustración y Neoclasicismo: primer suplemento
(pp. 142-146). España: Crítica.

Sala, J. M. (1993). Tradición y contexto: El sainete a finales del siglo XVIII. Nueva revista
de Filología Hispánica 41(2), 459-470.

Vidanes, J. (2008). El sainete desde Ramón de la Cruz hasta Tomás Luceño. Espéculo:
revista de estudios literarios, 39. Recuperado de
http://webs.ucm.es/info/especulo/numero39/sainete.html

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