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Una de las principales cuestiones del periodo después de la guerra fue el debate
político entre revolución o reforma para definir el nuevo Estado alemán. En 1919
se ponía en evidencia el camino hacia el socialismo y la adopción de medidas
que apuntaran a mejorar la calidad de vida de los obreros. Para establecer el
socialismo existían dos vías: por un lado la del comunismo, que se caracterizaba
por la toma violenta del Estados y por otro lado, la vía socialdemócrata,
reformista y respetuosa del gobierno socialdemócrata que no pretendía
transformar la sociedad por medio de revolución.
Así como estaban quienes apoyaban la nueva arquitectura fría y abstracta, que
rechazaba la tradición y estaba comprometida con la metrópolis y la industria,
encontrábamos quienes se oponen a ella, ya que recaban la civilización y más
aún, a la industrialización y a las grandes concentraciones urbanas. Nos
encontramos con un enfrentamiento entre lo rural y lo urbano.
De esta manera se estaba abandonando las leyes de la ciudad del siglo XIX
para dar lugar a una ciudad construida en función de la orientación, de la
posición del sol, dirección del viento, zonas verdes y posición de los bloques. Entre
las cosas a reflexionar sobre la ciudad estaban: la ordenación de los barrios, el
diseño de los espacios urbanos, la prefabricación de los elementos constructivos y
el costo de todo ello, factor decisivo).
Las cosas que hay que rescatar del papel de los arquitectos municipales son tres:
lo primero tiene que ver con la reorganización administrativa municipal. En
segundo lugar, la respuesta que dieron a la demanda de la vivienda, que
represento el centro de la actividad edificatoria en durante esa década. Y por
último, la nueva forma de ciudad desde el punto global.
En resumen, la tarea del arquitecto municipal fue encauzar y dar respuestas a los
conflictos sociales, por otro lado fue anticiparse a los problemas en función del
conocimiento de la ciudad y de su capacidad para analizar los nuevos procesos
de urbanización.
La solución constructiva tenía defectos por ser una novedad y no había sido
experimentado lo suficiente para buscar soluciones a ellos. Dieron una serie de
problemas entre ellos de aislamiento térmico y acústico, la incorporación de la
cocina, el agua corriente y la calefacción eléctrica, trajo consecuencias tras la
crisis del 29 donde aquellos inquilinos sin trabajo veían como les cortaban la
electricidad por falta de pago lo que les impedía cocinar, cosa que no hubiese
sucedido si se seguía con el sistema tradicional a carbón.
Tafuri crítico a las Siedlungen, en primer lugar ataco la política de gastos públicos,
que según él no había sido desarrollado en profundidad, de hecho para este el
fracaso de las mismas se debió a que estos barrios no tenían bases reales en los
planeamientos económicos para su construcción. También afirma que, la
sociedad alemana y los socialdemócratas no proveyeron la caída de la bolsa de
valores de Wall Street, ni se anticiparon a la crisis que derivo de aquella.
Menciona, que el plan de financiación de las mismas era adecuado para un país
con una economía estable.
Por otro lado, según Tafuri, existía una manifestación del socialismo al crear islas
socialistas dentro de una ciudad capitalista, por medio de estas unidades
habitacionales autónomas, separadas de la ciudad histórica de forma física y
conceptual, en áreas aisladas, donde la nueva vida podía ser observada desde
el exterior, pero en la que no se podía participar a causa de su voluntaria
separación con la ciudad tradicional.
Fueron la experiencia reformista, que quería demostrar que la ciudad podía ser
mejorada, transformada pata obtener mejores condiciones de vida,
desarrollando técnica que permitieran viviendas dignas en la ciudad de la época
a un precio accesible. Sin embargo no es posible concebirlas como un éxitos
cometo.