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Al encuentro del espìritu urbano.

La ciudad Venezolana en la Fotografía Documental Contemporánea (1970 - 2000) 90


95 |Revista Eltopo Junio - Julio 2017

El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana


como una expresión cultural en el centro histórico de la
Ciudad de Oaxaca de Juárez
Luz Cecilia Rodríguez Sánchez 1

Resumen
El espacio público de la ciudades constituye uno de los principales elementos que configura el tejido
urbano, dada la gran complejidad que lo caracteriza, éste puede llegar a generar concepciones un tanto
reduccionistas que impiden abordar su problemática de manera adecuada, tal situación adquiere un
nivel de mayor confusión cuando éstos se encuentran insertos en centros históricos. Asimismo, pocas
veces el espacio público es valorado como un elemento esencial del patrimonio no sólo urbano, sino
también cultural, pues su valor es resultado de la sumatoria de los aspectos físicos y simbólicos que en
su conjunto dotan a la ciudad de una personalidad propia y hacen que sea única.
Cada centro histórico es diferente, no sólo por sus características formales, sino por las personas que
los habitan, y las muy diversas formas de apropiación espacial que se pueden llegar a dar. Un ejemplo
es el arte urbano, como práctica cultural, que se ha comenzado a extender en las calles del centro histó-
rico de la ciudad de Oaxaca, en México, en donde la gráfica urbana le ha dado una personalidad propia
al lugar, provocando una serie de opiniones encontradas. Si bien este artículo no pretende explicar a
fondo el fenómeno, si busca poner en mesa de discusión una realidad que se vive actualmente.

Palabras Claves:
Espacio público, centro histórico, arte urbano, patrimonio.

Abstract
The public space of the cities constitutes one of the main elements that configures the cities, given the
great complexity that characterizes it, the public space can generate rather reductionist conceptions
that prevent to approach its problematic in to a suitable way, such situation acquires a level of greater
confusion when the public space is inserted in historical centers. Likewise, public space is seldom valued
as an essential element of the heritage, not only urban but also cultural, since its acknoledgment and
valorization is a result of the addition of the physical and symbolic aspects that together give to the city
its own personality.
Each historical center is different, not only for its formal characteristics, if not for the people who inhabit
them, and the diversity of forms of the spatial appropriation that can be given at these spaces. One exam-
(1) | Luz Cecilia Rodríguez Sánchez
ple is urban art, as cultural practice, which has begun to spread in the streets of the historic center of the
Profesora-investigadora en la Universidad city of Oaxaca, Mexico, where urban graphics interventions have begun to give to the place its own per-
Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, (Mé-
sonality, provoking a series of opinions found. Although this article does not pretend to explain the phe-
xico) Facultad de Arquitectura “5 de Mayo”.
Arquitecta y Maestra en Ciencias y Artes nomenon in depth, it seeks to put in a discussion table such a reality that is currently alived in our cities.
para el Diseño por la Universidad Autóno-
ma Metropolitana y Doctora en Historia Mo-
derna y Contemporánea por el Instituto de Keywords:
Investigaciones Dr. José Máría Luis Mora. Public space, historic center, urban art, heritage.
Correo: cecil.rs@gmail.com

Revista Eltopo. No.8. 2017


ISSN:0719-3335
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El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 80

Presencia del pasado en el presente, que lo desborda y lo


reivindica…(Marc Auge)

En la actualidad referirse al patrimonio cultural representa adentrarse en un


campo de múltiples dimensiones, puesto que puede ser abordado desde
ámbitos muy diversos, pues es justo el patrimonio cultural lo que de una u
otra forma ha definido y caracterizado a la sociedad mediante sus diversas
manifestaciones ya sean representaciones materiales o simbólicas.
Ahora bien, si hacemos un acercamiento para especificar de qué manera
el patrimonio se expresa en el ámbito urbano, se podrá ver que la ciudad
como tal es un soporte, un escenario de manifestación en donde pueden
llegar a confluir muy diversas formas de expresión cultural, ya sean tradicio-
nales o contemporáneas, formales o informales, aceptadas o rechazadas.
En este sentido, este artículo pretende más que explicar de manera deta-
llada, busca poner en debate el papel fundamental que juega el espacio
público urbano como escenario de expresión social y cultural, dado que es
justo a partir de las múltiples formas de apropiación que en él tienen lugar,
lo que lo convierte en un contenedor simbólico excepcional, lo que a su
vez conlleva a generar ciertas nociones de arraigo, identidad y pertenencia
para quienes lo habitan. Todo esto adquiere un mayor énfasis cuando dicho
espacio se encuentra insertado en un centro histórico, como consecuencia
no sólo de su valor cultural, sino por la dinámica urbana que en ellos se
produce.
Ahora bien, dadas las muy diversas formas en que el espacio público se
convierte en el marco de diferentes expresiones culturales, este artículo se
desarrolla en dos partes: la primera busca discutir acerca de la importancia
que tiene el espacio público como patrimonio desde un enfoque concep-
tual, y en una segunda parte, ejemplificar de qué manera el espacio público
se constituye como el escenario de diversas expresiones culturales, en
específico el caso del arte urbano en el centro histórico de la ciudad de
Oaxaca.
La razón por la cual es relevante discutir la importancia que tiene el con-
siderar el espacio público como parte fundamental del patrimonio, surge
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de la necesidad que tiene el reconocer un valor muchas veces ignorado,


pues aunque de manera cotidiana estamos en contacto con él, pocas ve-
ces nos detenemos a reflexionar todo lo que ahí ocurre, pues no es fortuito
que las calles y plazas los centros históricos sucedan tantas cosas y tan
diversas, fenómeno que al tratarse de ciudades medias que aún no han
sufrido un proceso de expansión considerable acompañado del surgimien-
to de nuevas centralidades, se ve aún más acentuado, dado que el casco
fundacional conserva aún sus funciones de centralidad vinculadas a las del
comercio, la cultura y la administración.

1
Fotografìa 1.
Intervención fachada hostal en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, consen-
so propietario - artista. Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)

El espacio público como patrimonio

Como primer punto resulta importante ahondar acerca del porqué el espa-
cio público de los centros históricos, constituye un ejemplo esencial del pa-
trimonio no sólo urbano, sino también cultural, pues su valor es resultado de
la sumatoria de los aspectos físicos y simbólicos que en su conjunto dotan
a la ciudad de una personalidad propia.
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 82

Si bien el espacio público representa un elemento fundamental de toda


traza urbana, es ante todo el escenario principal de la vida pública, por ello
para entenderlo en todas sus dimensiones, requerimos partir de una con-
cepción integral de espacio público que nos ayude a comprenderlo desde
sus diferentes connotaciones, puesto que es precisamente la falta de com-
prensión y de valorización de dicho espacio lo que provoca apreciaciones
erróneas y, a su vez, intervenciones sean poco acertadas.

Es común hablar del valor patrimonial que tienen los centros históricos,
pero pocas veces analizamos a fondo los componentes que constituyen al
centro como conjunto, pues dicho valor no reside únicamente en los edifi-
cios que lo conforman, sino que estos edificios pertenecen a un conjunto
estructurado definido por una traza urbana que está determinada justo por
el espacio público, mismo que se materializa a través de calles, plazas,
jardines, etc. En este sentido, concebir el espacio público como patrimonio
urbano requiere tomar en cuenta muchos otros elementos que van más
allá de su mera ubicación, pues sus particularidades son resultado de su
historia y de quienes lo han habitado a través de los años, ya que más allá
de considerarlo como espacio físico, éstos son, ante todo, espacios simbó-
licos que fungen como un espejo de la sociedad, por lo que al tratarse de un
centro histórico, adquieren un significado potencial, resultado de la carga
histórica sumada a su relevancia y condiciones presentes.
El espacio público de los centros históricos de las ciudades mexicanas,
además de albergar el núcleo de fundación de la ciudad, son poseedores
de una incomparable vitalidad heredada de épocas anteriores a la conquis-
ta, esto ha provocado que se mantengan inmersos en una dinámica de
constante adaptación, a fin de satisfacer las necesidades de cada época. Si
bien, al pasar de los años los usos y funciones por los cuales ha atravesado
la vía pública de los centros históricos, han sido muy diversos, muchos de
ellos han desaparecido mientras que otros aún se encuentran vigentes; sus
calles y plazas han sido escenario de diversos pasajes en la historia de las
urbes y de sus habitantes, al albergar múltiples actividades, por ejemplo, el
servir como lugar de expresión, de manifestación o de festejo, además de
subsistencia, en donde coexisten los valores tangibles e intangibles para
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darle sentido al valor patrimonial.

Fotografìa 2
Intervención fachada en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca. Año 2017.
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 84

Las múltiples lecturas que ofrece el espacio público, no deberían ser exclu-
yentes unas de otras, pues comprender los aspectos intangibles que hacen
de dicho espacio un elemento sujeto a valoración patrimonial, obedece a sus
cualidades formales, geográficas y materiales que en conjunto conforman
un todo que asignan un significado dual, pues no existe una línea divisoria
que separe de manera definitoria lo tangible de lo intangible, son valores
dependientes que coexisten bajo una misma dimensión espacio temporal.

Es por ello que para comprender dicha complejidad, se requiere tener un


enfoque integral de los elementos que definen al espacio público a fin de
evitar una visión segada, cuando nos cuestionamos ¿qué es el espacio
público?, por lo general pensamos en las plazas y jardines que se encuen-
tran diseminados en la traza urbana; sin embargo, no siempre considera-
mos las calles como el elemento principal a través del cual se materializa
dicho espacio, de ahí que su importancia recae en su funcionalidad como
conector y articulador del espacio urbano. Por otra parte, es imposible ima-
ginar una ciudad que carezca de calles o avenidas, puesto que éstas son
exactamente las particularidades inherentes al tejido urbano, aunadas a las
singularidades de las edificaciones, cuyo conjunto es primordial para definir
a cada ciudad, otorgándoles cualidades únicas, como si se tratase de un
“ADN” urbano.

Ahora bien, cuando se piensa en el espacio público de un centro histórico,


lo más seguro es que la mayoría de las personas guarden en su memoria
las imágenes de sus plazas y jardines más emblemáticos, de las calles prin-
cipales que fungen como elementos nodales, que en conjunto conforman la
base de la urbanidad, a modo de arterias a través de las cuales fluye la vida
urbana, pues como bien lo menciona Jordi Farrando (2012), sin calles no
hay pueblos, ni ciudades.

Por lo tanto, entender qué es el espacio público y la vía pública como tal,
debe suponer dejar de un lado la visión de que es espacio vacío, o como
diría Manuel Delgado “un mero pasadizo que se abre entre construcciones”
(Delgado, 2007). La calle es el espacio público por excelencia, es el esce-
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nario de la vida pública, definido por el ir y venir de los peatones, quienes


hacen que su carácter de público cobre sentido, en virtud de que la diversi-
dad de usuarios, de usos y de funciones, provoca que este espacio sea tan
complejo y polisémico.
Asimismo, si indagamos acerca de los distintos significados y usos del es-
pacio público, así como la manera en que éstos se han transformando a
lo largo del tiempo, podremos reconocer y valorar su importancia como
elementos fundamentales de la estructura y de la dinámica urbana, cuyas
características serán totalmente diferentes cuando nuestro análisis tenga
como referencia un casco antiguo, puesto que deberán sumarse sus cua-
lidades históricas y culturales que convierten a dichos espacios en parte
esencial del patrimonio urbano.
Sin embargo, concebir el espacio público como patrimonio urbano requiere
tomar en cuenta muchos otros elementos que van más allá de su mera ubi-
cación, pues sus particularidades son resultado de su historia y de quienes
lo han habitado a través de los años, ya que más allá de considerarlo como
espacio físico, éstos son, ante todo, espacios simbólicos que fungen como
un espejo de la sociedad, por lo que al tratarse de un centro histórico, ad-
quieren un significado potencial, resultado de la carga histórica sumada a
su relevancia y condiciones presentes.

Fotografìa 3
Intervención total de fachada en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, em-
pleo de patrones repetitivos, consenso propietario - artista. Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 86

Es por ello que el espacio público, entendido como patrimonio, debe ser
valorado tanto por sus cualidades formales y estéticas, como por sus po-
tencialidades funcionales y simbólicas, pues los distintos elementos bajo
los cuales se materializa el espacio público –avenidas, callejones, plazas,
plazoletas y patios- conforman un sistema de vacíos urbanos cuyo origen
–la mayoría de las veces- ha sido intencional (Hardoy & Gutman, 1992),
pues además de desempeñarse como arterias de circulación, en ellos se
ejercen múltiples actividades sociales, políticas, comerciales y culturales,
muy diferentes a las que se desarrollan en el resto de la ciudad, por lo tanto
el centro histórico responde a las dinámicas propias de la llamada centra-
lidad, sumadas a las condicionantes impuestas por la historicidad que se
traducen en prácticas más de carácter simbólico y cultural.

En términos más conceptuales, el espacio público de los centros históri-


cos representa un claro ejemplo de un lugar antropológico, pues como lo
define Marc Auge, éstos son lugares que reúnen tres características: son
considerados identificatorios, relacionales e históricos (Auge, 2000), cuyo
sentido responde a su contenido social y espacial, obviamente en las ciu-
dades puede haber múltiples lugares antropológicos, sin embargo, el casco
antiguo es un lugar compartido y referencial, no sólo para aquellos que lo
habitan, sino también para quienes lo transitan o visitan.
Si bien el espacio público de los centros históricos constituye un lugar que
adquiere un significado trascendental por las prácticas sociales y culturales
que en él se llevan a cabo, ya sea por las tradiciones o por eventos sociales
determinados, es un espacio que adquiere gran parte de su valor y signifi-
cado, no sólo por las prácticas formales (fiestas, festivales, celebraciones,
desfiles, etc.), sino también por las cotidianas que lo mantienen vivo día a
día. Al respecto, Manuel Delgado (Delgado, 2007), enfatiza que si bien las
calles y las plazas, poseen una gran carga de valores y significados com-
partidos, éstos pueden ser de alguna forma ambiguos, pues la historia del
lugar no representa una historia meramente cronológica, que obedece a
fechas o eventos específicos enfatizados con placas conmemorativas que
alimentan la memoria, sino que la mayoría son eventos cotidianos, que
en gran parte responden a una memoria ignorada, sin referentes exactos,
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que se construyen en el día a día, que suele ser desconocida o que para la
historia formal resulta indiferente; sin embargo, el valor de estos espacios
se lo otorgan quienes lo habitan y los transitan, para quienes estos lugares
representan, tal vez de manera no tácita pero sí de manera referencial, un
símbolo de identidad, pocas veces equiparable con algún otro sitio de la
ciudad.

En otras palabras, el centro histórico es el espacio público por excelencia


“no por sus partes, sino por el todo” (Carrión, 2000), la gente es quien los
mantiene vivos, a través de sus prácticas cotidianas, los centros históricos,
como cualquier otra parte de la ciudad, están sujetos a múltiples dinámicas
urbanas, que los conserva vigentes, útiles y funcionales, en el mejor de
los casos, pues cuando se pierde la vitalidad, los cascos antiguos mueren,
pierden sus funciones de centralidad y se convierten en lugares marginales.
Las particularidades de esta vitalidad que caracteriza a los centros histó-
ricos, responde a su capacidad para lograr que convivan prácticas socia-
les antiguas y contemporáneas, pues si bien el patrimonio material está
expuesto al cambio, las prácticas sociales y culturales también lo están,
las maneras de apropiarse del espacio, de usarlo, de vivirlo o transitarlo,
también cambian con el tiempo, mientras que algunas de ellas permanecen
intactas, otras se adecuan a la modernidad, muchas más desaparecen en
tanto que otras se integran y van volviéndose tradición, lo que en un mo-
mento fue nuevo hoy en día se ha arraigado en la cotidianeidad urbana, y
algunas de ellas, al pasar de tiempo se convierten en patrimonio cultural.
Dicho lo anterior, difícilmente se podría negar la riqueza simbólica y social
que define al espacio público de los centros históricos, puesto que a lo largo
de los años ha sido un fiel espejo de la sociedad, un espacio que resume el
pasado, que construye un presente que pronto será pasado, lleno de signi-
ficados y de posibilidades de para ser experimentado, vivido y, sobretodo,
recordado.
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Fotografìa 4
Intervención parcial fachada en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, facha-
da de un taller gráfico, consenso propietario - artista. Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)

Fotografìa 5
Intervención total de fachada en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, em-
pleo de patrones repetitivos, consenso propietario - artista. Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)
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Ahora bien, el valor de estos espacios no obedece, como ya se mencionó


anteriormente, a cuestiones meramente simbólicas, sino que responde a la
dualidad entre lo tangible y lo intangible, si los cascos antiguos no tuvieran
las características formales que los definen, y fueran iguales al resto de la
ciudad, no tendrían el valor y el arraigo que hoy poseen, de ahí que sea
imprescindible voltear a ver el otro lado de la moneda para comprender el
todo.
Dicho lo anterior, es importante hacer notar que gran parte de la valoración
del espacio público obedece al origen de su existencia, pues como ya se
ha mencionado, estos espacios fueron dejados, de manera intencional, sin
construir por su importancia funcional y simbólica. No hay que olvidar que
la mayoría de las ciudades fundadas en el periodo colonial siguieron un pa-
trón de trazado, cuyo elemento rector era la plaza mayor, misma que fungía
como el referente a partir del cual se llevaba a cabo la distribución de los lo-
tes que conformarían la nueva ciudad, ejemplo de ello son las Ordenanzas
de Descubrimiento y Población de Felipe II emitidas en 1573.
El espacio público de los centros históricos de las ciudades mexicanas
ofrece una singular lectura que permite identificar la manera en cómo se
han dado diversas transformaciones físicas y funcionales, pues además
de albergar el núcleo de fundación de la ciudad, son poseedores de una
incomparable vitalidad heredada de épocas anteriores a la conquista, esto
ha provocado que se mantengan inmersos en una dinámica de constante
adaptación, a fin de satisfacer las necesidades de cada época. Si bien, al
pasar de los años los usos y funciones por los cuales ha atravesado la vía
pública de los centros históricos, han sido muy diversos, muchos de ellos
han desaparecido mientras que otros aún se encuentran vigentes; sus ca-
lles y plazas han sido escenario de múltiples pasajes en la historia de las
urbes y de sus habitantes, al albergar diversas actividades, por ejemplo, el
servir como lugar de expresión, de manifestación o de festejo, además de
subsistencia, dado que aún se ejercen distintos oficios y actividades que
hacen que la vía pública funja como el lugar de trabajo: músicos, merolicos,
boleros, danzantes, vendedores ambulantes, organilleros, curanderos o ar-
tistas urbanos, personajes que en su conjunto hacen de los centros históri-
cos lugares únicos, impregnados de una gran diversidad cultural.
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 90

Las expresiones culturales: el arte urbano

Una vez expuesto de manera general la importancia del espacio público, y


de su valorización como elemento patrimonial de los conjuntos históricos, el
siguiente paso es explicar el vínculo que existe entre el espacio público de
los centros históricos con el arte urbano como una práctica de apropiación
del espacio y, por ende, un modo de expresión cultural, que se llena de
significado no sólo por su contenido, sino por su ubicación.
La ciudad en si es un gran escenario de la vida urbana, en el suceden
múltiples actividades, y por ende, está sujeta a muy diversos modos de
apropiación por parte de la sociedad que la habita de manera cotidiana o
esporádica.Los centros históricos poseen un poder de atracción que pocas
veces es equiparable a otra zona de la ciudad, los múltiples actores que
en ellos confluyen utilizan el espacio de muy diversas maneras, de ahí que
las expresiones culturales que tienen lugar en los centros, no sean algo for-
tuito, sino que obedece a que es un lugar ideal para llegar a los otros, para
ser observados y escuchados.

Fotografìa 6
Intervención total de fachada en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, em-
pleo de patrones repetitivos, consenso propietario - artista. Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)
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Entre las muchas expresiones culturales que ocurren en los centros histó-
ricos, se encuentra el llamado arte urbano, el cual puede manifestarse de
múltiples maneras, mismo que se expresa mediante la intervención gráfica
de fachadas o muros, si bien es un fenómeno que está presente en toda
la ciudad, éste tiene maneras particulares de manifestarse en los muros
del centro histórico, lo cual para muchos puede ser considerado como un
acto vandálico; sin embargo, es importante reflexionar respecto al tema
antes de juzgar, pues al ser una expresión de la sociedad contemporánea,
estas pintas se convierten en mensajes que hablan de una realidad y de un
momento histórico determinado, de ahí que de alguna forma adquieren un
valor como patrimonio vivo.
Antes de profundizar acerca del trinomio espacio publico-centro histórico-
arte urbano, es importante hacer algunas precisiones generales respecto al
primero. El arte urbano en principio debe ser identificado como una expre-
sión de la cultura visual, la cual, de manera histórica se ha manifestado de
múltiples maneras, más allá del popular graffiti, existen diversas formas de
expresión gráfica que encuentran en los muros de las ciudades, el lienzo de
expresión, con lo cual dan lugar a un fenómeno que difícilmente puede ser
encasillado o conceptualizado bajo definiciones univocas, pues su variabili-
dad y heterogeneidad son parte fundamental de su esencia.
En este sentido respecto al comúnmente llamado graffiti, si bien es un poco
compleja la diferenciación, pues no existe una clara frontera entre este y
el considerado arte urbano, una de las principales variantes que se toman
en consideración es el carácter ilegal del primero, a diferencia del segundo
que se ejerce bajo un consentimiento del propietario del inmueble que será
intervenido (McAuliffe, 2012). Esta separación tan ambigua provoca que en
términos legales (normatividad urbana) y de percepción, el arte urbano sea
juzgado de manera negativa, no sólo por autoridades sino también por la
sociedad misma.
Ahora bien, el hecho de que el llamado arte urbano se materialice a través
de intervenciones gráficas en espacios públicos responde a una intención
premeditada, que se traduce en una manera específica de uso y apropia-
ción del espacio público, puesto que el valor que tiene éste respecto a la
ciudad y a la sociedad misma, hace que se convierta en un hito cívico por
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 92

su monumentalidad, su multifuncionalidad, su intercambio y su papel como


lugar de encuentro y expresión, en virtud de que es en dichos espacios
donde acontecen diversas manifestaciones culturales, políticas y sociales
que ven en el espacio público la vía para llegar a los demás: la sociedad
(De la Cruz & Rodríguez, 2015).
Por otro lado, del mismo modo que la arquitectura ha representado a lo
largo de la historia un símbolo de poder, ya sea político o eclesiástico, los
espacios públicos también han cumplido dicha función, pues en ellos se
erigen los monumentos y se crean calles o plazas conmemorativas, cuyos
nombres aluden a los personajes o momentos significativos de la historia,
que son enaltecidos por quienes sustentan el poder en cada época e in-
tentan dejar un testimonio en el tiempo, de ahí que la gráfica urbana sea
una vía de expresión que encuentra en la vía pública un escenario ideal, al
expresarse como una contracultura que además de estar impregnada por
un alto contenido social o político, también contiene ciertos tintes artísticos
propios de dicho fenómeno, lo cual a su vez convierte este acto en un tes-
timonio de su época, de su presente.

En este sentido, el hecho de que la gráfica urbana se exprese en las ca-


lles, responde a que estás son ante todo un espacio social, en donde tiene
cabida la gran heterogeneidad de la sociedad, lo cual permite, y por tanto
favorece que se ejerzan diferentes maneras de apropiación por parte de
diversos grupos en busca de que sus conflictos o inquietudes sean aten-
didos, escuchados o vistos. Es por ello que el arte urbano como tal posee
un vínculo estrecho con el espacio público, y con la calle en sí misma, al
emplearla como un recurso en sí, no sólo como lienzo, sino por lo que la
compone, por su contexto, su ubicación y su significado en el imaginario
urbano (Riggle, 2010). Por lo tanto el arte urbano, para ser urbano, debe
materializarse justo en el espacio público, a fin de mantener esa categorías
que lo diferencia de otras expresiones artísticas.
La gráfica urbana como práctica sociocultural, subraya las múltiples capa-
cidades de ser del espacio público, pues no es un fenómeno nuevo o des-
conocido, es una práctica que ha estado presente en la historia de la huma-
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nidad, la decoración de las fachadas y las inscripciones gráficas son parte


de la historia de las ciudades occidentales, desde las pinturas rupestres en
la cuevas en la prehistoria (Visconti, Sherry, Borghini, & Anderson, 2010).
Ahora bien, ¿por qué este fenómeno de la gráfica urbana adquiere particu-
laridades específicas en el centro histórico? En primera instancia es impor-
tante resaltar que el espacio público del centro histórico posee característi-
cas muy diferentes a las del resto de la ciudad, producto de sus condiciones
de centralidad e historicidad, lo cual atrae a los artistas urbanos a hacer del
espacio público su principal escenario de acción.

Asimismo, como señala Fernando Carrión, el centro histórico puede ser


concebido como un espacio que abarca múltiples fenómenos que consti-
tuyen una forma de comunicación, en virtud de que contiene la mayor can-
tidad de lugares de sociabilización, aunado a que es el lugar de la ciudad
que atrae al mayor número de usuarios, de ahí que este modo de expresión
sea tan sólo uno más de muchos otros fenómenos que se experimentan en
dicho espacio, producto de todas sus condicionantes simbólicas que hace
que el espacio público del centro histórico represente un espacio de todos,
en donde cada ciudadano ejerce una manera de apropiación diferente, cu-
yas intenciones también son divergentes, pues mientras unos buscan el
anonimato o el pasar desapercibidos, otros buscan provocar y ser vistos
ya sea por sus acciones o por los efectos de éstas, como lo es caso de la
gráfica urbana.
En la actualidad las prácticas de conservación del patrimonio se han pre-
ocupado por mantener las ciudades históricas como museos, como ele-
mentos intocables que de alguna forma deberían permanecer ajenos a su
temporalidad; sin embargo, las prácticas de los artistas urbanos se convier-
ten en un acto de actualización del patrimonio, que sin duda constituye un
acto de provocación hacia la ciudadanía al establecer una relación crítica
respecto a la imagen urbana de la ciudad.

La presencia de la gráfica urbana en las calles, si bien es un acto en esen-


cia provocador, motiva al transeúnte a modificar su percepción del espacio
urbano, a cambiar el significado de un determinado lugar, a hacer visible lo
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invisible mediante los diferentes discursos que puedan llegar a manejar los
artistas urbanos. Asimismo las intervenciones gráficas pueden ser con-
sideradas como generadoras del sentido de lugar, en respuesta a la proli-
feración de los no lugares, al brindar identidad a un determinado espacio
(Irvine, 2014).

Toda esta complejidad que rodea este trinomio (espacio público - centro
histórico –arte urbano) requiere una lectura de mayor profundidad, pues
las percepciones superficiales difícilmente ahondarán en las particularida-
des que posee cada uno de estos elementos y de las relaciones que se
establecen entre ellos, relaciones que no son meramente funcionales, sino
también simbólicas.

El espacio público de la ciudad de Oaxaca: la gráfica urba-


na como expresión cultural

Hasta ahora se ha hablado de los centros históricos desde un enfoque


general, sin embargo para aterrizar un poco acerca de cómo se da este
fenómeno de las expresiones culturales en el espacio público de un centro
histórico, es conveniente referenciarlo a un lugar en específico: el centro
histórico de la Ciudad de Oaxaca de Juárez.

La ciudad de Oaxaca fundada en el siglo XVI, posee uno de los centros


más emblemáticos de México, inscrito en la lista de Patrimonio Mundial
de la Humanidad de la UNESCO desde 1987. Dicho centro tiene una ex-
tensión aproximada de 252 ha, conformado por diversos monumentos de
carácter religioso y civil.

Asimismo, es de destacarse que la cultura y las tradiciones oaxaqueñas


se caracterizan por sus muy diversas expresiones culturales, gran parte
de ellas heredadas y otras más de carácter contemporánea pero no por
ello menos valiosas, pues todas ellas en conjunto conforman un patrimonio
cultural reconocido más allá de sus fronteras.
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En el caso particular de la gráfica urbana, en años recientes, los muros


del centro histórico se han visto intervenidos por diversos actores, algu-
nos anónimos y otros más por artistas reconocidos, que a petición de los
propietarios de los inmuebles, han utilizado las fachadas como lienzo de
trabajo para llevar a cabo múltiples intervenciones, que al pasar de los años
han comenzado a darle una nueva cara al centro histórico de la ciudad de
Oaxaca. Pues si bien hace pocos años eran intervenciones aisladas, en la
actualidad éstas comienzan a ser cada vez más frecuentes.

El hecho de que estas intervenciones se den de manera específica en el


centro histórico de la ciudad de Oaxaca, obedece a diversos factores, pues
elegir los muros del casco fundacional representa hacer de la vía pública el
escenario, el lienzo que soporta un mensaje que está dirigido al transeúnte,
a la ciudadanía, lo cual representa una expresión de la sociedad que se ha
convertido en un símbolo de identidad cultural dada la tradición artística,
específicamente de carácter gráfico que existe en la entidad.

Este tipo de prácticas le confieren un valor tangible e intangible al patri-


monio urbano, y por ende, al espacio público de los centros históricos, que
gracias a su poder de atracción logra reunir a propios y extraños, que no
acuden o transitan por él sólo por necesidad o como un mero lugar de paso,
sino que hacen de sus plazas y calles un destino en sí mismo, ya sea por
paseo o por presenciar algún acto programado, de carácter social, cultural
o político, y en el caso específico de la gráfica urbana, se ha convertido en
un motivo para transitar por determinadas calles, para conocer y apreciar
determinada intervención.
Ahora bien, porqué referirnos a la gráfica urbana del centro histórico de la
ciudad de Oaxaca como una expresión cultural, si bien existe un amplio
debate respecto a las intervenciones gráficas realizadas sobre muros de
inmuebles considerados patrimonio histórico, no todas pueden o deben
ser juzgadas bajo los mismo criterios. Sin embargo, el aumento en la fre-
cuencia de este tipo de intervenciones ha comenzado a darle un carácter
singular al espacio público de la ciudad.
La presencia del arte urbano en la ciudad de Oaxaca, adquiere un matiz
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 96

diferente a partir del movimiento social que se da en el 2006, provocado


por las discrepancias entre la llamada Sección 22 (sindicato magisterial) y
el gobierno del estado de Oaxaca. Ante la falta de acuerdos, la Sección 22
estableció un plantón indefinido en determinadas áreas del centro histórico
de la ciudad, por lo tanto, como resultado de la inestabilidad social comien-
zan a surgir diferentes expresiones de inconformidad o protesta social que
buscan manifestarse a través de diversos medios, uno de ellos sería el del
arte urbano encabezado por varios colectivos de artistas que respaldaban
al movimiento (Estrada Saavedra, 2012).

Fotografìa 7
Intervención parcial de fachada en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca.
Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)

Las propuestas que surgen en este periodo se caracterizan por su conteni-


do político, estos artistas se convierten de alguna forma en intermediarios
entre los integrantes del movimiento social y la ciudadanía, que comunican
un mensaje mediante sus obras, dado que se trata de “un arte producido en
el conflicto y pensado como un instrumento de lucha” (Estrada Saavedra,
2012).
97 |Revista Eltopo Junio - Julio 2017

Los principales colectivos que encabezan dicho movimiento fueron Arte Ja-
guar, Asamblea de Artistas de Oaxaca (ASARO), Taller Bambú, Gabinete
Gráfico y Lapiztola entre otros, quienes mediante diversas intervenciones
de arte urbano buscaban ejercer un acto de concientización, propaganda y
crítica, a través del empleo de una estética gráfica que empleaba la ironía
con el fin de generar una provocación visual en el transeúnte y, por ende en
la ciudadanía (Nahón, 2013).

Como parte de la forma de actuar de estos colectivos, estuvo el empleo de


plantillas con imágenes alusiva al movimiento, que al ser expuestas en los
muros de los inmuebles del centro histórico, y encontrarse en el espacio
público, carecían de firma de autor, a fin de que el ciudadano se identificara
con ellas y se apropiara de las mismas (Estrada Saavedra, 2012).

Ahora bien un hecho que hay que destacar, es el por qué este movimiento
se da justo en el centro histórico, ello no obedece a un hecho fortuito, sino
que es un acto de protesta en contra de la mercantilización turística que
se vive en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, lo cual no es exclu-
sivo de dicho centro, sino que es un fenómeno generalizado en diversas
ciudades con características similares. Por lo que el movimiento social se
convierte a su vez en una crítica a las llamadas estrategias de patrimoniali-
zación promovidas por las autoridades (Estrada Saavedra, 2012) .

En este sentido, bajo la visión de los colectivos de artistas urbanos, estos


vieron en los muros de los inmuebles del centro histórico espacios “en y
de conflicto”, al convertirse en elementos de disputa ante los propietarios
de los inmuebles y las autoridades. Asimismo, el hecho de intervenir un
inmueble histórico, tuvo un significado simbólico, que no siempre es eviden-
te, pues dicho acto representaba una desacralización del inmueble como
“patrimonio cultural”, el atreverse a trastocar un inmueble que para muchos
representaba un elemento intocable, y que ante todo debía ser protegido
de cualquier tipo de alteración que modificara sus características originales.
Sin duda, todo este tipo de intervenciones, en un momento, ilegales, fue-
ron duramente criticadas no sólo por las autoridades, sino ciertos sectores
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 98

conservadores de la sociedad, quienes vieron la imagen del centro histórico


alterada y perturbada, ello provocó que las autoridades buscaran revertir
este efecto mediante programas de mejoramiento no sólo de la imagen
urbana, sino de la percepción de la ciudad en general, a través del progra-
ma “Mi Oaxaca linda”, a fin de recomponer el tejido social después de los
movimiento sociales.
Ante este preámbulo, es posible entender cual es origen de la gráfica urba-
na que se ha venido manifestando desde hace más de una década en los
muros del centro histórico de la ciudad de Oaxaca, si bien el origen tuvo
un conflicto social específico, las prácticas e intervenciones de los diversos
colectivos han continuado hasta la fecha bajo un esquema totalmente dife-
rente, pues lo que en un principio comenzó siendo un acto ilegal ahora se
presenta bajo un conceso entre artista propietario, lo cual obviamente ha
tenido un efecto visual en la imagen de la ciudad, al dotarle de una identi-
dad diferente, más no por ello aceptada de manera unánime, pues continua
siendo considerada para muchos, y para las autoridades mismas un acto
de desobediencia civil y de atentado contra el patrimonio y los lineamientos
de conservación urbana.

Fotografìa 8
Intervención parcial de fachada en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca.
Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)
99 |Revista Eltopo Junio - Julio 2017

Ahora bien una vez terminado el movimiento social del 2006, los colectivos
que se conformaron para dar voz a las protestas no se desintegran, sino
que se mantienen en activo hasta la actualidad, sin dejar de lado su esen-
cia crítica que un principio les dio origen, lo cual se traduce en intervencio-
nes gráficas a distintos inmuebles del centro histórico que con el paso del
tiempo comienzan a ser cada vez más comunes, y pasan de ser un símbolo
de protesta a un acto hasta cierto punto decorativo o de distinción de un
determinado inmueble o comercio, pero siempre manteniendo un lenguaje
contestatario o irónico.

Dentro de este contexto se puede poner el ejemplo del Colectivo Lapiztola,


cuyo nombre define su esencia, ya que el vocablo Lapiztola surge de la
conjugación de dos palabras, lápiz en referencia a la educación y pistola
en alusión a un arma, de ahí que consideren su práctica como una muestra
pacífica de protesta. Dicho colectivo está constituido por jóvenes con una
formación profesional, entre ellos dos diseñadores gráficos y un arquitecto,
tuvieron la inquietud de generar un movimiento de gráfica social que buscó
hacer pública su protesta mediante la intervención de los muros, dicho co-
lectivo al hacer referencia a su trabajo, se expresa diciendo que:

“Cuando tenemos oportunidad de trabajar en la calle queremos que la pie-


za que pintamos sea como un grito en la pared, manejando el arte urbano
en cierto sentido como protesta, intentando hacer un diálogo visual con la
sociedad, usando como soporte técnico, el esténcil y la serigrafía, crean-
do módulos o tapices impresos para después si es posible intervenirlos y
lograr así una gráfica urbana, que logre darle un carácter personal al espa-
cio” (BOEK861, 2015).

Estas palabra sustentan lo expresado anteriormente, en el sentido de cómo


es utilizada la vía pública como escenario de expresión cultural, que sin
duda es producto de un tiempo y de un espacio, que pertenece a una rea-
lidad específica, en este caso la ciudad de Oaxaca, y que al ser un fenó-
meno repetido en varios inmuebles, le ha conferido al centro histórico un
carácter diferente, pues las intervenciones se han dado a distintas escalas,
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 100

desde una pinta pequeña (50 x 50 cm), hasta encontrar fachadas inter-
venidas en su totalidad, lo cual representa para muchos un atentado a la
imagen urbana.
En el caso de las intervenciones de Lapiztola, en la mayoría han emplean-
do la técnica del stencil (plantillas perforadas que permiten el paso de la
pintura), cuya característica es el mensaje de crítica social que responde a
un fenómeno en específico, lo cual puede entenderse como una respuesta
ante un hecho social determinado, resultado de una necesidad Lapiztola
ve sus intervenciones como un disparo a la pared, un disparó que busca
provocar, conmover, generar conciencia en el transeúnte a través de un
discurso crítico, cuyas temáticas se han diversificado al pasar de los años,
ya sea mediante la crítica, la sátira o la ironía aluden a asuntos referentes a
la lucha contra los cárteles de la droga, el rechazo por el maíz transgénico,
el llamado de atención a las autoridades por la búsqueda de los miles de
desaparecidos en el país (Jones, 2015).
A través de las diversas intervenciones ejecutadas por los distintos colecti-
vos, las calles de la ciudad comenzaron a hablar, a tener voz, a ser un re-
flejo de la realidad de su momento, pues justo la esencia efímera que pue-
de llegar a caracterizar a la gráfica urbana ha hecho que los discursos se
multipliquen, se traslapen o se diversifiquen, pues ante todo son un acto de
protesta que busca trasmitir el mensaje mediante la comunicación visual.
Ahora bien un fenómeno importante de resaltar es el paso que se da en-
tre las intervenciones callejeras que tienen como origen los trabajos de
Lapiztola y el traslado de sus propuestas a las galerías, lo que a su vez
representa un cambio de escenario, lo cual puede ser controversial pues
si en un principio es una propuesta antisistémica, el hecho de aceptar su
exposición como obras de arte en un espacio institucionalizado represen-
ta una contradicción con su esencia. Sin embargo, también se puede dar
una lectura dirigida a una diversificación de públicos, pues el mensaje se
mantiene aunque el contexto se modifique, pues las intervenciones en las
calles continúan siendo parte fundamental de su trabajo. Además de que en
el trasfondo de este cambio de escenario está la modificación de la percep-
ción social que se tiene respecto a las intervenciones gráficas del colectivo,
pues el hecho de presentar sus obras en un museo o en una galería implica
101 |Revista Eltopo Junio - Julio 2017

que hay una aceptación por parte de un sector de la sociedad y hay un


público que aprecia este trabajo, este cambio de percepción revaloriza la
posición del arte urbano frente a la sociedad pues pasa de ser ilegal a ser
valorado, admirado y apreciado (Oliver & Merrill, 2011).

Fotografìa 9
Intervención ilegal de fachada, en el
centro histórico de la ciudad de Oaxaca. Año 2017
Fuente:
Luz Cecilia Rodríguez (LCRS)
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 102

Si bien, los trabajos del colectivo Lapiztola han sido reconocidos a nivel
internacional, ello no los excluye de la censura, pues aunque actúan bajo
el consentimiento de los propietarios, las autoridades más de una vez han
borrando las intervenciones, de ahí que se siga estigmatizando el arte ur-
bano como un acto ilegal, que corrompe los lineamientos de conservación
de los centros históricos.

Sin embargo, ello refuerza la conceptualización que se tiene del espacio


público, dado que este se define por su heterogeneidad, y por ser históri-
camente un lugar de conflicto, el arte urbano no existiría si no fuera por el
espacio público, y no sería una práctica cultural de no ser por la sociedad
que le da vida a dicho espacio, pues para que este exista requiere de un
ejecutor, en este caso el colectivo Lapiztola, y de un público que es la ciu-
dadanía, todo ello en el marco de un contexto espacial urbano, que es el
centro histórico. Sin una de las piezas este fenómeno no sería posible.

Fotografìa 10
Intervención del colectivo Lapiztola en la fachada del Instituto de Artes Gráficas
de Oaxaca (IAGO), consenso propietario – artista.
Fuente:
http://pagina 3.mx/2016/0 8/pese-a- censura-de- gobierno- priista-el- arte-
urbano- de-lapiztola- llega-al-iago/
103 |Revista Eltopo Junio - Julio 2017

Fotografìa 11
Intervención del colectivo Lapiztola en la fachada del Museo Belber Jiménez en
centro histórico de la ciudad de Oaxaca, consenso propietario – artista. Esta obra
fue censurada y borrada por el munnicipio.
Fuente:
https://www. facebook.com /3314530936 09579/photo s/ms.c.eJw9zd sNA-
DEIA8GO TjHhYfffWHR B5HPkFWhZ marSCa34dM 39m9I4NpyR Pkb3eH3vOW
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Fotografìa 12
Intervención en fachada por Lapiztola, en homenaje a los maestros mezcaleros en
Piedra Lumbre (bar), del centro histórico de Oaxaca, consenso propietario - artis-
ta. Esta obra fue censurada y borrada por el municipio.
Fuente:
https://www. facebook.com /noticiasoaxa cavozeimagen /photos/pcb.
10440843823 01244/10440 84255634590 /?type=3&the ater
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 104

Conclusiones

Si bien la gráfica urbana es un fenómeno que se encuentra presente en


diferentes latitudes, constituye un tema de discusión pues no siempre es,
ni será aceptado por la sociedad en su totalidad, pues no hay que olvidar
que sus orígenes residen en una respuesta de contracultura, actualmente
algunas de sus expresiones, como el llamado arte urbano, surgen bajo un
consenso dejando a un lado el origen ilegal que un inicio tuvo el graffiti.

Sin duda, bajo una percepción doctrinal de la conservación de los centros


históricos, el arte urbano es un atentado que altera la imagen original de la
vía pública; no obstante, actualmente es necesario evaluar la manera en
cómo percibimos el patrimonio, y en cómo pretendemos mantenerlo vivo,
un centro histórico es imposible que se mantenga intacto, la sociedad a
lo largo de la historia ha buscado diferentes formas de manifestarse y de
hacerse visible, de ahí que el arte urbano haya encontrado en los muros de
las calles de los centros histórico un espacio ideal de expresión, lo cual al
contener un mensaje que habla de un tiempo y de un espacio, se convierte
en testigo de una época que debería ser valorizado antes de ser juzgado
de manera negativa, reconocer su valor como una práctica cultural contem-
poránea que enriquece al espacio público no sólo en el sentido artístico,
respecto a las técnicas gráficas empleadas, sino al valor que puede llegar
a tener el mensaje que contiene cada una de las intervenciones

Al respecto, Samuel Oliver y Crichton Merill escribieron un artículo titulado


“Graffiti at Heritage Places: Vandalism as Cultural Significance or Conser-
vation Sacrilege?” (Grafitti en lugares patrimoniales: ¿el vandalismo como
significación cultural o sacrilegio de conservación?) (Oliver & Merrill, 2011),
en el que exponen la necesidad de replantear la manera en cómo se está
teorizando el patrimonio, al hacer un llamado para invitar a ver el arte urba-
no como un elemento que puede o debe llegar a ser visto como patrimonio,
pues ello responde a que el arte urbano como tal constituye un testimonio
de una ápoca, de ahí que la gráfica urbana puede llegar a poseer un valor
105 |Revista Eltopo Junio - Julio 2017

patrimonial, no sólo por sus cualidades artísticas o estéticas, sino por su


significación cultural al ser un reflejo de la sociedad a la cual pertenecen.
Esto no obedece a una mera precepción arbitraria y subjetiva, sino que
responde a la esencia de lo que es el patrimonio como tal, entendido éste
como un producto cultural y un recurso político, que puede llegar a ser ne-
gociado, bajo determinadas circunstancias sociales, pues cada sociedad
posee la capacidad de elegir qué es patrimonio, qué elemento, objeto o
práctica posee un valor cultural que representa un símbolo de identidad de
una sociedad determinada.
Al respecto es importante mencionar que en ciudades como Melbourne,
Australia, Berlín, Alemania o San Francisco, Estado Unidos de Norteamé-
rica (MacDowall, 2006), lugares que tienen una amplia historia respecto al
graffiti y al arte urbano como tal, han establecido un diálogo con los artistas
urbanos, se han generado áreas de tolerancia producto de su reconoci-
miento y su valorización, lo cual ha tenido un efecto positivo para las ciuda-
des, al añadirles un elemento de identidad y al ver reducidos los índices de
graffiti ilegal (Dembo, 2013) (Wooters Y., 2010).
Si se parte de que el arte urbano es una realidad en los centros históricos,
en el caso específico de la ciudad de Oaxaca, es necesario reconocerlo
como un testimonio más de la historia que se construye en el presente,
pues no podemos olvidar que lo que hoy es vestigio en su momento fue
contemporáneo, por lo tanto el arte urbano es un manifestación cultural
innegable.
Ahora bien, aceptar el valor patrimonial que pueda llegar a tener una inter-
vención de arte urbano en un contexto histórico, implica un cambio de para-
digma de los cánones fundamentalistas de la conservación del patrimonio
cultural, pues si se le reconoce su valor, implicaría su conservación como
testigo de un tiempo para las generaciones futuras.
Es evidente que cada centro histórico adquiere personalidad propia, no úni-
camente por sus características formales, sino también por las múltiples
maneras en que la ciudadanía experimenta la ciudad, el espacio público
es un gran escenario de múltiples expresiones culturales, en donde el arte
urbano debería ser valorado como práctica cultural contemporánea que si
bien puede llegar a alterar la imagen de un inmueble, es una alteración re-
El espacio público como patrimonio: la gráfica urbana como expresión cultural en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez. 106

versible (dado que se realiza en superficies con aplanados y no siempre en


inmuebles catalogados, sino en edificaciones contextuales).
La pregunta que puede quedar en el aire es si el arte urbano le resta valor
patrimonial al espacio público de los centros históricos, o de manera contra-
ria puede llegar a ser un valor agregado a la imagen, al añadirle un carácter
actual, como un vínculo entre pasado y presente. De manera personal con-
sidero que hay intervenciones que merecen ser documentadas y valoradas,
es necesario replantear la relación que queremos entre pasado y presente,
actualizar nuestros referentes de valor, siendo consecuentes, no puede ser
que reconozcamos el valor estético de un trabajo de gráfica urbana y lo
admiremos en un museo, pero que nos opongamos a su esencia urbana, al
negarle la posibilidad de ser en la calle.

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