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LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA

TEMAS DE LA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO

colección dirigida por


JUAN SURIANO LA ESCUELA
EN LA HISTORIA ARGENTINA
A Guillermina y Tomás,
por los momentos de felicidad que pudieron ser

Diseño de interior: Juan Balaguer y Cristina Cermeño


Diseño de tapa:

Primera edición: XXXX de 2009

© Silvia Finocchio, 2009


© Edhasa, 2009

Córdoba 744 2º C, Buenos Aires Avda. Diagonal, 519-521. 08029 Barcelona


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de ella mediante alquiler o préstamo público.

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Impreso en Argentina
Índice

Introducción .................................................................................... 11
Notas......................................................................................... 14

Capítulo 1. Las revistas educativas .................................................. 15


El mundo de las revistas de educación ..................................... 15
La importancia de la prensa educativa ..................................... 23
Notas......................................................................................... 28

Capítulo 2. La escuela en las revistas del siglo XIX ......................... 35


La escuela de la opinión pública en los Anales
de la Educación Común........................................................... 37
La escuela estatal en El Monitor de la Educación Común.......... 42
La escuela de los docentes en sus primeras publicaciones ....... 50
Vaivén en la escuela (y en las revistas) .................................... 60
Notas......................................................................................... 61

Capítulo 3. La escuela en las revistas


de la primera mitad del siglo XX ..................................................... 63
La escuela (no solo nacional) en El Monitor
de la Educación Común........................................................... 65
La escuela psicologista de las revistas académicas.................... 86
La “escuela nueva” en La Obra.............................................. 91
La escuela escindida en las revistas de asociaciones docentes .... 111
La escuela libertaria en la prensa anarquista ........................... 119
La escuela en La Educación Católica ....................................... 124
Vaivén en la escuela (y en las revistas) .................................... 126
Notas......................................................................................... 129

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10 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA

Capítulo 4. La escuela en las revistas


de la segunda mitad del siglo XX..................................................... 133 Introducción
La escuela del cambio en las revistas oficiales ......................... 134
La escuela en dos tiempos de las publicaciones
de instituciones de formación docente .................................... 144
La escuela de los utillajes en las revistas para la enseñanza .... 150 Mucho se habla hoy de la escuela y de sus problemas. Falta de
La escuela lectora en las revistas de editoriales escolares......... 159 lectura, déficit de infraestructura edilicia y violencia escolar sue-
La escuela batalladora de las publicaciones gremiales ............. 163 len ser los titulares de los medios de comunicación a la hora de
La escuela particular en las revistas de educación privada ...... 169 hacer sonar la alarma educativa. Se trata de discursos que circu-
La escuela en las Novedades Educativas ..................................... 172 lan por dentro y por fuera de la escuela. Lo que se piensa y se dice
La escuela demandada por las revistas de Ciencias públicamente sobre la educación no sólo connota las miradas de
de la Educación......................................................................... 173 quienes la observan y comentan (o se lamentan) sobre ella sino
Vaivén en la escuela (y en las revistas) .................................... 180 que, convertido en el sentido común pedagógico de directivos,
Notas......................................................................................... 184 docentes, padres y alumnos, también atraviesa las decisiones co-
tidianas del mundo escolar.1
5. Hacia el nuevo siglo..................................................................... 193 En las conversaciones más íntimas y anónimas, así como en
La escuela latente en las revistas oficiales ................................ 194 los discursos públicos, se escuchan los ecos del adagio al “dete-
La escuela (re)signada en las revistas de consejos pedagógicos ... 199 rioro de la educación”. De este modo, fantasmas y silencios que-
Notas............................................................................................... 210 dan habilitados a hacer su juego con todo aquello que sucede
hacia adentro de la institución escolar. De hecho, el interés, la
curiosidad y las ganas de aprender de muchos niños y jóvenes
quedan fuera de toda consideración. Por cierto, también poco se
da a saber acerca de las prácticas de todos los días de maestros y
profesores. Se trata de visiones que suman significados a situa-
ciones complejas que efectivamente muchas veces se enfrentan
pero que rara vez son examinadas en profundidad porque remi-
ten a nociones que suelen formar parte de ese sentido común
sobre el que muchas veces cabalga la experiencia de la escuela.
Una serie de imágenes se reiteran: un problema, un desenfre-
no, una situación insoportable afectan a la infancia, a la juven-
tud, a la familia y al orden social. Los efectos se plantean no sólo
en términos individuales sino también sociales. La indignación es
el sentimiento explícito que acompaña a estos discursos. Los ar-

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12 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 13

gumentos se organizan alrededor de la preocupación y el alerta históricas ambigüedades de la conformación del sistema educa-
sobre los peligros que acarrean tanto la dificultad en la lectura tivo argentino. Esto supone intentar el ejercicio de rehuir de la
como la violencia de los alumnos. Estos argumentos se acompañan nostalgia que deshistoriza la posibilidad interrogativa al saturar
con estadísticas que traducen la “catástrofe educativa”. Quienes el devenir con emociones presentes, y esforzarme también en es-
estudiaron estos alegatos en otros países advierten que el “shock quivar ciertos sentidos teóricos y perspectivas historiográficas
de las cifras” es más intenso que el de las palabras, pues la exten- que la propia vida escolar pone en cuestión por la complejidad
sión del problema es lo que intenta mover al espanto.2 de sus matrices así como por la variedad de sus tonalidades.
La conclusión es siempre la invitación a la acción. El deber En efecto, reconociendo el papel de la educación en las posi-
cívico indica lanzarse en una lucha por restablecer el orden. El bilidades de movilidad social para gran parte de la población, y
grito de escándalo que se promueve incita a la definición de po- entendiendo que su recuerdo conlleva a una afligida defensa
líticas. Entonces, muchas veces el Estado responde con alguna ante una producción discursiva centrada en la crisis, este libro
iniciativa especial: realización de campañas de lectura o creación propone –antes que sumar capas de melancolía o resentimiento
de observatorios de la violencia escolar, propuestas presentes en por la supuesta educación perdida– bucear en las aguas de la es-
muchos países. De allí que se origine una producción discursiva cuela argentina y recuperar algunos tesoros que guarda una
que intenta construir un nuevo orden para la lectura y para la fuente poco indagada, esto es, la prensa educativa. Se trata de un
convivencia a partir de la conformación de un imaginario esta- intento por abandonar la superficie para sumergirme en lecturas
blecido de alumnos “no lectores” o “violentos” como punto de que maticen la mirada estereotipada de la educación y hagan
partida de toda acción educativa. lugar a sus logros y problemas que –recreados ante nuestros ojos–
Mi perspectiva en este libro es otra. En principio, más allá de se proyectan al mundo en que vivimos.
reconocer la temprana apropiación de lo educativo por parte del ¿Por qué una historia de la escuela a partir de la prensa edu-
Estado nacional en comparación con otros países de América cativa? Porque esta constituyó, desde la segunda mitad del siglo
Latina, intento poner entre paréntesis la idea de epopeya educa- XIX hasta la actualidad, un ámbito desde donde se pensó, se or-
tiva, eludiendo de este modo el carácter heroico que suele osten- ganizó, se discutió, se propuso, se redefinió y se renovó la educa-
tarse en relación con esta práctica social. También pretendo evi- ción. También, porque la prensa educativa fue un espacio que no
tar la imagen –a veces demasiado modernizadora y disciplinante, sólo expresó creencias, gustos y preferencias sobre materiales y
a través de una vasta (e inexistente) red de panópticos-escuelas– modos de enseñar, sino que hizo a las relaciones más o menos
que cierta perspectiva de la historia escolar argentina deja desli- amables de la cultura escolar con la cultura política, religiosa,
zar. Intento, asimismo, sortear la tendencia tan extendida a con- académica, de géneros y popular o masiva. E incluso más, mi hi-
figurar panteones que no solo pontifican, sino que también sa- pótesis es que, en la actualidad, una serie de publicaciones perió-
cralizan ideas del mundo educativo. Desde una mirada reflexiva dicas que los maestros adquieren en los quioscos estarían ganan-
–que aborda discursos que no son necesariamente ni los de los do la batalla por el imaginario pedagógico, enfrentando así tanto
pedagogos ni los de los documentos oficiales, sino que hacen al al ámbito académico de la educación como al de las políticas
imaginario educativo en el día a día–, procuro ahondar en las educativas.
14 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA CAPÍTULO 1

Notas

1 Con respecto a la invención del problema del iletrismo, esto es, escolari- Las revistas educativas
zación sin competencia lectora, afirma Bernard Lahire que la afinidad observa-
ble entre el discurso que clasifica y el discurso clasificado se explica por la impo-
sición de coacciones retóricas, prácticamente, o por transmisión explícita, por
parte de los productores y reproductores de estos discursos públicos a niños, jó-
venes y adultos, supuestamente no lectores. Así, plantea que lo que se piensa y Para comenzar, creo necesario introducir algunas referencias
se dice públicamente sobre la educación incide en la cotidianeidad de la tarea es- sobre las revistas educativas, así como dar cuenta de la necesidad
colar, desconociéndose en las prácticas educativas cuarenta años de desarrollo de de reconocer su papel, en tanto se trata de un conjunto de pu-
la sociología de la educación y del tan estudiado “efecto expectativa”. Advierte,
también, que el iletrismo fue un problema inventado a partir de encuestas des-
blicaciones que, con sus particularidades, estuvo presente en el
arrollados entre trabajadores no habituados a leer y escribir en tiempos de des- mundo educativo desde el siglo XIX y aportó decididamente a es-
empleo y que, por ello, supuso la pedagogización de un problema social. Señala, cribir la historia de la educación argentina.
además, que muchas de esas encuestas tuvieron serios problemas metodológicos, Por cierto, aludir a la prensa educativa supone insertarla en
ya que no lograron prevenirse de la representación más extendida sobre la lectu-
ra, que suele estar asociada exclusivamente a la lectura literaria. Al respecto,
un marco más amplio que refiere a la configuración histórica y
véase Lahire, B. (1999). L´Invention de l´illettrisme. Rhétorique publique, éthique et cultural de un género llamado “revista”: tipo de publicación que
stigmates. París: La Découverte. no sólo introdujo un formato diferente para el texto impreso,
2 Para el análisis del efecto de las cifras referidas a la comprensión lectora
sino también cambios en los modos de leer. Invita al mismo
entre diversos públicos, véase Lahire, B. (1999). Ibid. Chartier, A. M. y Hébrad,
tiempo a imaginar cómo se perfilaron –en la modernidad perifé-
J. (2002). La lectura de un siglo a otro. Barcelona: Gedisa; Lahire, B. (Comp.)
(2004). Sociología de la lectura. Barcelona: Gedisa. Para el análisis del tratamien- rica del Río de la Plata– docentes que fueron inventados como
to en los medios de comunicación y del impacto de las cifras referidas a la vio- lectores de revistas profesionales, capaces de aprovechar los sa-
lencia escolar, véase Cuesta, R. (2005). Felices y escolarizados. Crítica de la escue- beres pedagógicos y los contenidos culturales que las revistas
la en la era del capitalismo. Barcelona: Octaedro-EUB.
educativas brindaban.

El mundo de las revistas de educación

Hablar de revistas requiere de algunas precisiones. Los primeros


usos de la palabra revista datan de 1705 cuando, derivada de la
palabra review, se asoció a una publicación periódica más o
menos especializada, generalmente mensual.1 Desde sus oríge-
nes, las revistas tuvieron una amplia gama de propósitos, que
fueron desde la introducción de contenidos académicos y litera-
rios en las publicaciones científicas o culturales hasta la más frí-

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16 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 17

vola información que alojaron los magazines semanales o los fi- En términos políticos, la expansión de la circulación de re-
gurines mensuales.2 vistas se asoció a la construcción de un espacio público y a una
De hecho, las revistas constituyen un género que puede con- cultura que se democratizaba a partir de la distribución y del
tener ensayos, artículos de opinión o crítica, cuentos literarios, consumo, generando no sólo pluralidad en el debate sino tam-
artículos científicos, reportajes, comentarios, noticias, historie- bién diversos públicos. Públicos fuertes, algunos, en condiciones
tas, ilustraciones, fotografías y notas o secciones sobre los más para generar opinión y tomar decisiones, así como públicos dé-
diversos asuntos y para las más diversas franjas de público. En biles que, marginados a espacios más informales de deliberación,
tanto objeto material, la revista se diferencia de los libros por su no estuvieron excluidos de la posibilidad de redefinir relaciones
naturaleza efímera, ya que desde su origen es más frágil en su de poder en contextos de cambio.4
materialidad –tapas y papel– y, además, no suele reeditarse. En En la Argentina, si bien las primeras revistas comenzaron a
su formato, se acerca más a los diarios, aunque se distingue tam- circular en los inicios de la vida independiente, ellas llegaron a
bién por contar con tapa, algo que no ha ocurrido con los perió- su apogeo en las primeras décadas del siglo XX.5 Este floreci-
dicos de frecuencia diaria. miento de la circulación asomó cuando, con la expansión de la
Uno de los aspectos revolucionarios de las revistas fue el uso urbanización e industrialización, se multiplicaron los segmentos
de imágenes, a través de las cuales los editores intentaron con- reconocidos por una prensa que había comenzado a atender a las
vertirlas en productos culturales atractivos y accesibles a un pú- particularidades y afinidades de los diversos públicos, tanto por
blico con disposición a una lectura ligera, leve o breve –que los temas que trataba como por los rasgos de los diversos lecto-
puede comprender desde sectores de las elites letradas hasta per- res implícitos que, en función del imaginario de la moderniza-
sonas analfabetas–, facilitando a través de ellas la inteligibilidad ción, suponía. Ellos eran los niños escolarizados que estudiaban
de sus contenidos.3 y se entretenían leyendo, las amas de casa convertidas en reinas
A lo largo del siglo XIX, la publicación de revistas se exten- del confort hogareño, las mujeres transformadas en fieles segui-
dió y convirtió en una moda por varios factores: el avance de las doras de las estrellas del espectáculo, los hombres obsesionados y
técnicas gráficas, el aumento de la población lectora, el alto apasionados por la técnica, los entusiastas del deporte que disfru-
costo de los libros y la posibilidad de brindar una amplia gama taban del comentario de los juegos y espectáculos, los empinados
de información. Así, al tiempo que eludía la consagrada sacrali- promotores de lecturas consagradas, las jóvenes generaciones
zación del libro, la revista se transformó en una publicación em- amantes de las historietas, los bohemios que debatían desde di-
blemática de la vida moderna por la variedad de información versas facciones literarias, entre otros lectores prefigurados.6
que ofrecía, por la frecuencia habitual en la que aparecía, por el Por su parte, desde la formación del sistema, la esfera públi-
escaso tiempo que suponía su lectura y porque divulgaba nuevas ca de la educación estuvo nutrida de una prensa periódica espe-
ideas y sensibilidades presentadas como modernas, progresistas cialmente destinada a los enseñantes. De hecho, se esperaba que
y civilizadas entre segmentos más amplios de la población. Sus los docentes fueran asiduos lectores de revistas profesionales y
sinónimos fueron magazine, hebdomadario, boletín, semanario, suscriptores no sólo de una, sino de varias publicaciones. Se su-
mensual, anal, figurín, entre otros. ponía que este tipo de lectura contribuiría no tanto a su perfec-
18 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 19

cionamiento como a su propia imagen. Por el contrario, se opi- expresivas y diseños de estructuras de sentido originales que in-
naba pésimamente de los docentes que no leían o sólo leían re- cluso se trasladarían luego a otros medios masivos de comunica-
vistas “frívolas” o “triviales”: ción, como el cine, la radio y la prensa diaria.8
Sin bien algunos trabajos iluminan la extendida y fructífe-
Cuando una maestra carece de una biblioteca propia y ra historia de las revistas en la Argentina9, la historia de la
no llega a su casa el correo periódicamente a llevarle el prensa ha sido relegada y el acercamiento de los investigado-
último número de una publicación de carácter profesio- res a ella fue más como fuente de información que como ob-
nal, estamos inclinados a pensar malamente de ella y jeto de estudio.10 En lo que respecta en particular a la educa-
hasta creemos que ha equivocado el camino de su orien- ción, a diferencia de otros países11, en la Argentina no se
tación en la vida (…) En cambio, cuando damos con una cuenta con trabajos sobre la prensa periódica, esto es, no ha
maestra a la que vemos frente a una librería más o me- sido explorada en sí misma y de un modo sistemático, aunque
nos abundante, y en su mesa de trabajo, números de re- sí se ha recurrido a ella como fuente documental para recoger
vistas pedagógicas, nos hacemos un juicio favorable de su información relacionada con los más variados problemas: la
personalidad y admitimos en ella cualidades de alto valor educación patriótica12, la organización del campo técnico pro-
para el mejor desempeño de las delicadas funciones de su fesional de la docencia13, el contenido de las disciplinas esco-
cargo. (…) La maestra que no lee o que pierde su tiempo lares14, la corriente pedagógica de la “escuela nueva”15, los de-
en lecturas frívolas o triviales, pronto olvida lo aprendi- bates sobre disciplina y gobierno16, los saberes docentes17,
do y cae en la rutina mas desesperante; y aquella que no entre otras cuestiones.
está suscripta a una o varias revistas pedagógicas de- Desde el siglo XIX, en la Argentina no sólo se alentó la crea-
muestra su escaso apego a la profesión, porque no desea ción de la prensa educativa hasta en los lugares más recónditos
estar al cabo de los adelantes y de la evolución que, con sino que se difundieron las publicaciones que circulaban en
el andar del tiempo, van adquiriendo todas las manifes- otros lugares del mundo. Hacia 1890, El Monitor de la Educación
taciones de la actividad humana, entre las cuales se en- Común, órgano del Consejo Nacional de Educación, presentaba
cuentra naturalmente la enseñanza. Pobres los niños a las publicaciones periódicas de mayor circulación en Europa y
quienes les tocan mentores de esta clase.7 los Estados Unidos: el Journal d’Education Populaire, editado en
París por la Sociedad para la Instrucción Elemental, desde 1815; el
Resultado de la hibridación entre el libro y el periódico, las revis- Educational Times, órgano del Colegio de Preceptores de Londres,
tas se afirmaron como productos culturales mientras se confor- que contaba con más de cuarenta años; el Oesterreischischer
maba un público lector más diversificado en función de géneros, Schulbote de Viena, el Algemeine Deutsche Lehrerzeiting de Berlín y
edades, profesiones, habilidades, gustos y expectativas. Las revis- el Le Pogrés, publicado por la Sociedad Central de Maestros
tas se transformaron también en un espacio de confluencia Belgas, con treinta años o más de vida; y el Educational Monthly
entre “lo culto” y “lo popular”, habilitando exploraciones de de Ohio, el Pennsylvania School Journal y el School Journal de
lenguajes, búsquedas gráficas, incursiones en nuevas fórmulas Nueva York, que contaban más de treinta años de existencia.18
20 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 21

Puede estimarse el papel político, cultural y pedagógico asig- cambios que la han movilizado, así como visualizar su alcance
nado a la prensa educativa en el siglo XIX por las exposiciones geográfico.
internacionales de revistas que el propio órgano del Consejo La prensa educativa es fácilmente reconocible y se la distin-
Nacional de Educación difundía con el propósito de que algún gue a primera vista de las revistas deportivas, humorísticas,
lector se viera tentado a participar de una exhibición de esa na- culturales o de interés general. Sin embargo, no es sencilla su
turaleza. Se anunciaba, por ejemplo, que L’Association Générale clasificación y muchas publicaciones admitirían que se las in-
de menores de la Presse de l’enseignement organizaba en París, cluyeran en más de una sección. Además de constituir un ma-
para la exposición de 1900, un congreso internacional al que in- terial no reductible a una estrecha categorización, un primer
vitaba a las personas a que trataran cuestiones de carácter peda- inventario de la prensa educativa en la Argentina permite reco-
gógico en periódicos, revistas y otras publicaciones.19 nocer seis tipos de revistas: i) publicaciones sobre el sistema
El Anuario de la prensa argentina, 1896, publicado por Jorge educativo y las instituciones escolares, que comprenden desde
Navarro Viola, aludía a la gran expansión de la prensa en el revistas oficiales del Estado nacional y de los Estados provin-
siglo XIX en general, tanto nacional como extranjera, y a un nú- ciales, hasta revistas de instituciones educativas destinadas a la
mero de veinticinco revistas educativas que se editaban enton- reflexión pedagógica o a la comunicación de su labor; ii) publi-
ces en el país, sobre un total de seiscientas diez publicaciones.20 caciones para docentes, entre las que se suelen encontrar revis-
Como mencioné anteriormente, en la Argentina carecemos de tas de instituciones de formación docente que recuperan y re-
estudios sistemáticos sobre la prensa periódica del campo edu- crean su historia, de asociaciones y gremios docentes
cativo como para corroborar el dato de las veinticinco publica- encargadas de la divulgación de sus principios y orientaciones,
ciones que circularían por entonces. Sin embargo, los ejempla- de docentes o grupos de docentes que encararon como inicia-
res de la prensa educativa que se conservan permiten inferir tiva individual o colectiva la redacción de una publicación pe-
que en esos tiempos había muchas más21, constituyendo una riódica, y de editoriales educativas y medios de comunicación
magnitud significativa que posibilita, por sus fronteras y sus destinadas a guiar la enseñanza u ofrecer materiales para el
lógicas propias, recortar a la prensa educativa de la prensa en quehacer diario del aula; iii) publicaciones para un tipo parti-
general.22 De hecho, a partir de mi indagación elaboré un pa- cular de educación, por ejemplo, privada, religiosa, técnica,
norama provisional de la prensa educativa en la Argentina rural e intercultural; iv) periódicos destinados al apoyo y la in-
entre los siglos XIX y XX, que supuso caracterizar la naturaleza clusión educativa, que introducen la preocupación por la in-
de trescientas cincuenta publicaciones y reconocer ciertos pe- clusión de niños y jóvenes, de adultos no escolarizados, de per-
ríodos a partir de los propósitos educativos que persiguieron sonas con discapacidades, de quienes viven en contextos de
quienes las promovieron. pobreza, entre otros; v) revistas de educación no formal desti-
En relación con el interrogante planteado sobre la relevancia nadas a la recreación, la promoción cultural y la formación la-
de la prensa educativa en la Argentina, este inventario me per- boral; vi) publicaciones del campo de la pedagogía o de las
mitió demostrar su amplio despliegue temático, reconocer los di- ciencias de la educación, centradas en el debate de ideas peda-
versos actores que la han impulsado, apreciar su larga vida y los gógicas o teorías educativas, en la innovación o en los métodos
22 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 23

y medios para la enseñanza. Se trata de un universo que pro- importantes de empresas vinculadas a los medios masivos de co-
viene de muy diversas canteras y apunta a diferentes realizacio- municación para producir revistas destinadas a los docentes; xi)
nes en el campo de la educación.23 que un fenómeno masivo de gran alcance en los últimos diez
De este inventario se desprenden algunos rasgos de la pren- años es la comercialización y consumo de revistas producidas
sa educativa en la Argentina: i) que desde mediados del siglo XIX por pequeñas editoriales, que los maestros adquieren en los
la producción y circulación de revistas educativas ha sido una quioscos y que están destinadas a orientar su tarea; xii) que si
constante; ii) que las últimas décadas del siglo XIX, así como las bien desde principios de siglo el campo de la pedagogía y de las
últimas del siglo XX –que corresponden a la organización del sis- ciencias de la educación ha producido revistas científicas, desde
tema educativo y a los intentos de reforma– son los que registran la apertura democrática el dinamismo de este campo de conoci-
mayor dinamismo; iii) que las revistas más numerosas son las mientos se tradujo en la circulación de una gran cantidad de pu-
destinadas a los docentes y la enseñanza, iv) que a lo largo de blicaciones periódicas.
ciento veinte años el Estado nacional ha mantenido un papel
muy activo en el sostenimiento de su propia publicación, y que
esta particularidad es una marca que la distingue de otro tipo de La importancia de la prensa educativa
prensa, donde el Estado no ha intervenido (deportiva, cultural,
del espectáculo, entre otras), así como de otros sectores del pro- En cuanto a los temas, la prensa educativa permite identificar
pio Estado donde este no ha jugado un papel en la estructura- tanto las políticas educativas del Estado nacional y provinciales
ción del campo de las publicaciones periódicas (salud, justicia, así como la micropolítica de las propias instituciones, ya que
trabajo, entre otros); v) que los estados provinciales se ocuparon mientras los órganos oficiales difunden los lineamientos genera-
de la difusión de sus políticas educativas desde el siglo XIX y, que les a través de sus propias revistas, el resto de las publicaciones
si bien se apagaron a mediados del siglo XX, retomaron su vigor los procesan en clave de las lógicas de los actores que se desen-
desde la década del ochenta; vi) que la prensa del movimiento vuelven en la escuela y en el aula. Asimismo, permite adentrar-
asociativo de docentes fue muy dinámica en el siglo XIX y que la se tanto en el saber pedagógico que producen y difunden los
del sindicalismo docente lo fue desde los años setenta; vii) que centros de producción de conocimiento, como en el que crean
la producción de revistas por parte de instituciones de formación y recrean los docentes en la propia institución escolar. Por su
docente estuvo liderada históricamente por las instituciones pio- parte, el tratamiento del tema educativo en las revistas es tan
neras; viii) que la publicación de escuelas públicas se debilitó a amplio que ellas permiten abordar no solo la pedagogía o las po-
lo largo del siglo XX, en tanto en las últimas décadas se incre- líticas educativas, sino también las disciplinas escolares, la for-
mentó la producción de revistas por parte de establecimientos mación docente, la educación familiar, la educación extra-esco-
privados; ix) que las editoriales de textos escolares desde los años lar, entre muchas otras cuestiones. En este sentido, en conjunto,
sesenta también publicaron revistas asociadas a su línea editorial la prensa educativa constituye una vía para conocer tanto los
con el propósito de captar la filiación de los maestros a sus pu- proyectos y principios educativos, así como los más minúsculos
blicaciones; x) que en los últimos veinte años hubo iniciativas detalles de la cultura que reina en el día a día de la escuela.
24 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 25

En términos de producción, el artefacto “revista” supone un voces de un saber experto destinado a un grupo especializado. En
laboratorio de escritura que conjuga un hacer mixturado, donde otros, como una expresión que tiende a la difusión en el mundo
se cruzan proyectos políticos, saberes pedagógicos, sensibilidades de la educación. En este sentido, la prensa educativa permite re-
estéticas, creaciones intelectuales, experiencias institucionales, conocer dos universos que se fueron distanciando a lo largo del
intereses sectoriales, además de la intención de generar capital siglo XX de la mano de la profesionalización de los pedagogos y
económico. Sus responsables –el propio Estado, instituciones especialistas en educación. Sin embargo, en gran parte de las pu-
educativas, docentes, sindicatos, empresas– definieron espacios y blicaciones es posible reconocer también cruces que obligan a
relaciones de poder, pero también produjeron préstamos en el abandonar esa mirada polarizada que define una cultura supe-
marco de la producción de revistas. Su potencialidad en tanto rior y otra media, cuando a medios de comunicación se refiere.
género se desprende justamente del hecho de permitir observar Por eso, en tanto artefacto cultural, las revistas no pueden ser
no sólo la responsabilidad de diversos actores, que en algunas catalogadas en términos de mayor refinamiento en las publica-
ocasiones aparecen nítidamente recortados –como es el caso de ciones científicas y académicas y de mayor vulgaridad en las des-
las publicaciones de las instituciones académicas o del Estado tinadas a un público general. La prensa educativa, en su hetero-
nacional o provincial–, sino que también posibilita captar cómo geneidad y en su mezcla, reconoce producciones que la historia
los actores se entremezclan: publicaciones con fines comerciales aún no registró.
impulsadas por el Estado o que cuentan con su auspicio, revistas En cuanto a la circulación, su dinamismo sólo se atenuó en
de asociaciones civiles sin fines de lucro que devienen en empre- tiempos de dictaduras, especialmente en el caso de la producción
sas, publicaciones asociadas a empresas comerciales y de actua- académica. Desde hace más de quince años, diversas investiga-
ción en el mercado editorial que se presentan como “órganos ciones vienen identificando un alto promedio de docentes que lee
oficiales de mutuales”; esta dinámica se hace reconocible a lo habitualmente revistas de educación. También alguna de ellas re-
largo de toda la historia de la prensa educativa. Con respecto a conoció circuitos diferenciados de lectura. En 1992 Cecilia Bras-
los responsables, cabe advertir que si bien las empresas editoras lavsky y Alejandra Birgin realizaron un estudio que sostenía que
de revistas educativas o las vinculadas a los medios masivos de las revistas de educación que existían en la Argentina se podían
comunicación vienen cobrando más fuerza en las últimas déca- agrupar en tres tipos: las primeras, de corte más generalizado y
das, las asociaciones de docentes, los gremios o el propio Estado contextual (Propuesta Educativa, Revista Argentina de Educación,
nacional y provincial no han menguado en su propósito de con- Educoo, etc.); las segundas, como propuestas instituyentes para
tar con medios que permitan hacer circular y difundir sus ideas debatir e implementar en las escuelas (Hacer Escuela, De Colega a
en materia educativa a través de la prensa. Colega), y las terceras, propuestas didácticas concretas para im-
Por otro lado, explorar la prensa educativa permite visualizar plementar en el aula (La Obra, Vocación Docente, etc). Según las
no tanto objetos de la cultura escolar como procesos educativos. autoras, solo estas últimas entraban a las escuelas, y eran men-
Se trata, además, de una dinámica histórica intensa en la que los cionadas por el 50% de los maestros. Ellas consistían en una
diversos contextos políticos, sociales y culturales se expresan con serie de propuestas de actividades, relato de experiencias y pro-
y desde la educación. En algunos casos, resonando más fuerte las puestas de planificación.24 Por su parte, Emilio Tenti realizó en
26 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 27

el año 2000 un estudio sobre la condición docente en la Argen- tas a una perspectiva; con diagnósticos y críticas o con alternati-
tina, a partir de encuestas autoadministradas aplicadas en 37 lo- vas y propuestas; dirigidas a un público amplio o a especialistas
calidades a 2384 docentes. Según los resultados de esta investi- exclusivamente; con perspectivas políticas expresas o afirmando
gación, el 46,4% lee habitualmente revistas especializadas en sostener un carácter técnico y neutral; con muchísimas páginas o
educación, el 43,7% las lee ocasionalmente, el 7,1% las leyó una con apenas unas pocas, la prensa educativa constituyó desde la
vez en el pasado o nunca y el 2,8% no sabe o no contesta. Según segunda mitad del siglo XIX un ámbito importante desde donde
esta indagación, la lectura de revistas especializadas en educa- se hizo, se pensó, se discutió, se propuso, se redefinió y se renovó
ción es más frecuente entre los maestros de primaria que entre la educación. El cuadro esbozado de trescientas cincuenta revis-
los profesores, porque para los primeros existe una oferta mayor tas me permitió reconocer que ella no sólo constituyó una caja de
de publicaciones periódicas de bajo costo y amplia difusión.25 En resonancia de la historia de la educación, sino que constituyó un
este sentido, puede considerarse que el público de las revistas espacio donde la educación –como práctica social– tomó forma.
educativas es amplio y restringido a la vez, cubriendo diferentes Hacer política educativa con regulaciones e indicaciones, pedago-
posiciones y perfiles sociales, políticos, pedagógicos, culturales o gía con argumentos y reflexiones, sociología con cuadros y tablas,
estéticos. De hecho, ni los hacedores ni los públicos permiten psicología con diagnósticos y orientaciones, didáctica con pres-
definir estrictamente el universo de las revistas educativas. cripciones y materiales, historia con relatos y recuerdos, periodis-
Finalmente, en algunas ocasiones la prensa educativa se pro- mo con reportajes y notas, comunicación con palabras e imáge-
puso detectar las tendencias vigentes, mientras que en otras pro- nes, educación con textos de maestros y alumnos, todo estuvo
curó generar una línea diferente o una nueva corriente para am- allí dispuesto en la prensa educativa para conquistar, a veces
plios sectores de la educación. Por sus dimensiones, tiradas y desde una corta vida o una pequeña tirada, en otras ocasiones
circuitos, no necesariamente los pequeños medios fueron procli- con mayor cantidad de ejemplares o con mayores parámetros de
ves a la generación de nuevas directrices, los más poderosos in- perdurabilidad, pensamientos, emociones, críticas y propuestas
citaron a la perpetuación de tendencias. Es posible percibir pe- orientados a impulsar, transitar o renovar la educación.
queñas iniciativas dispuestas a la innovación, así como otras Finalmente, se trata de un universo de publicaciones exten-
orientadas a la persistencia de corrientes, gustos e inclinaciones so y heterogéneo tan amplio como la propia historia de la edu-
en el mundo de la educación. Por el contrario, así como algunas cación y de las cuales se ignora la repercusión que las distinguió.
revistas que contaron con cierto poder económico, cultural o po- Adentrarse en el mundo de las revistas abre a los ojos un fenó-
lítico fueron proclives a la estabilización de los estilos en vigor, meno vivo que encuentra en la producción, en los contenidos,
en otros casos procuraron la modificación de los saberes y prác- en los pactos de lectura, en las interpretaciones y en las acciones
ticas ya establecidas. que suscitó diversos modos de concreción que invitan a leer las
En manos del Estado, de instituciones educativas, de docen- diferencias en el mundo de la educación. Como sostiene Roger
tes, de asociaciones, de editoriales, de centros de formación o de Chartier26, los textos apropiados por quienes los leen –o escu-
instituciones dedicadas a la investigación; fugadas hacia delante chados de boca de otros que los leyeron– son utilizados y mane-
o detenidas en el tiempo; con una mirada amplia o circunscrip- jados por los individuos de modo tal que les permiten componer
28 LA ESCUELA EN LA HISTORIA ARGENTINA SILVIA FINOCCHIO 29

una imagen de ellos mismos y del mundo social Así, en una 4 Sobre públicos fuertes y públicos débiles, véase Fraser, N. (1992). Rethin-

frontera inestable entro lo público y lo privado, y en el marco de king the Public Sphere: a Contribution to the Critique of actually existing Democracy.
En Calhoun, C. (Ed.). Habermas and the Public Sphere (pp. 109-142). Massachu-
una sociabilidad que habilita también la reflexión solitaria, pue-
setts: Massachusetts Institute of Technology.
de considerarse que la prensa educativa sostuvo –a través de las 5 En la Argentina, las revistas reconocen como antecedente a La Abeja

significaciones otorgadas a las palabras y las imágenes– a los lec- Argentina (1822-1823), destinada a un público selecto al que brindaba en clave
tores del mundo de la educación. Se trata entonces de compren- académica y monográfica un repertorio de artículos sobre ciencia, literatura, eco-
nomía, política o religión. También a La Moda (1837), un gacetín semanal que
der que, frente a las diversas opciones disponibles que deslindan
abrió el camino de las revistas de divulgación. Siendo sus redactores los jóvenes
responsabilidades, las revistas remiten no sólo a la cultura de lo reformistas del Salón Literario –Juan Bautista Alberdi, Juan María Gutiérrez y
escolar y a los procesos simbólico-políticos ligados a la conquis- Vicente López, entre otros–, La Moda fue expresión estética y política de la gene-
ta celular de la educación, sino también a la producción de los ración del 37. Con tono irónico y ligero introducía notas de actualidad y trataba
temas de literatura, música, poesía y costumbres, además de noticias sobre la
propios sujetos del mundo educativo.
moda en géneros, vestimentas, peinados, muebles y calzados. De esta forma, los
editores hacían lugar a las nuevas generaciones y a las mujeres entre su público
lector. Además, entre 1853 y 1854 se publicó La Ilustración Argentina, un sema-
Notas nario que reproducía ilustraciones y grabados franceses que acompañaban artí-
culos literarios que salían de la pluma de Marcos Sastre y Juana Manso, entre
1 En su formato habitual ubicado entre el diario y el libro, el género “revis- otros. A esta la seguirían La Revista del Plata (1854-1855) dirigida por Carlos
ta” reconoce como precursores a los magazines londinenses Edinburgh Review Pellegrini, El Plata Científico y Literario (1853-1855 y 1860-1861) de Miguel
(1802), Quarterly Review (1809) y Blackwood´s Magazine (1817) publicados en Navarro Viola y La Revista del Paraná (1861) conducida por Vicente Quesada. Sin
un país de apreciada tradición periodística. Asimismo, suele admitirse que el embargo, fueron las publicaciones satírico-burlescas, en particular El Mosquito
Journal des Sçavans, semanario que circuló en París entre los años 1665 y 1795, (1863-1893) y Don Quijote (1883-1903), cuya circulación compitió con La
fue el pionero del periodismo literario y que Acta Eruditum, editada en Leipzig Cotorra, El Bicho Colorado, La Tijera, Doña Mariquita, Antón Pirulero, Los Grandes
(Alemania) entre 1682-1731, constituye el antecedente de la prensa destinada a Pigmeos, El Cascabel, Bric-a-Brac, Falstaff, La Caricatura, El Cachafaz, entre otras,
la divulgación científica. las que quebrantaron la preeminencia de las revistas culturales y autorizaron un
2 Véase Enciclopaedia Britannica (1962). Chicago-London-Toronto-Geneva: lenguaje más popular, la proliferación de imágenes y los espacios cedidos a las
William Benton Publisher. Vol. 17, p. 512; citada en Martins Martins, A. L. publicidades comerciales. Eran publicaciones periódicas semanales con caricatu-
(2001). Revistas em Revista. São Paulo: Editora da Universidade de São Paulo - ras litografiadas realizadas por ilustradores –generalmente inmigrantes europeos
Fapesp - Impresa Oficial do Estado, pp. 39-40. recién llegados– que rápidamente incluyeron noticias y avisos comerciales. Agili-
3 Véase Chartier. R y Martin, J. M. (1985). Histoire de l´édition française. Les dad, lectura amena, divertimento, dinamismo, polémica, propaganda y lugar pri-
temps des éditeurs. Du romaticisme à la belle époque. Paris: Promodi - Centre Mati- vilegiado para las ilustraciones fueron guiños a un público lector más amplio y
nal des Lettres. Vol III; Sarlo, B. (1988). Una modernidad periférica: Buenos Aires también cada vez más heterogéneo. En 1898 apareció Caras y Caretas, el primer
1920-1930. Buenos Aires: Nueva Visión; Cavalaro, D. (1996). Revistas argentinas semanario ilustrado popular que sobresalió por su diseño de avanzada, siendo
del siglo XIX. Buenos Aires: Asociación Argentina de Editores de Revistas; Sos- una de las primeras revistas en incorporar fotografías, caricaturas e historietas.
nowski. S. (Ed.) (1999). La cultura de un siglo a otro. América Latina en sus revistas. Se presentaba como un “semanario festivo, literario, artístico y de actualidad”,
Buenos Aires: Alianza Editorial; Eujenian, A. (1999). Historia de revistas argen- según se dejaba leer en el encabezamiento de la publicación. Coqueteaba con el
tinas 1900/1950. La conquista del público. Buenos Aires: Asociación Argentina de humor y la seriedad, lo trascendente y lo mundano, la información política y la
Editores de Revistas; Martins, A. L. (2001). Ibid.; Romano, E. (2004). Revolución noticia literaria o artística, el discurso eficaz y la excelencia gráfica. Todo lo que
en la lectura. El discurso periodístico-literario de las primeras revistas ilustradas rio- en un mundo moderno valía la pena contarse se ponía a disposición de un pú-
platenses. Buenos Aires: Catálogos. blico que entre fines del siglo XIX y el Centenario se había ampliado por efecto

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