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Alan Lightman
El presente texto, tomado de la introducción al libro The best american science writing
2005 (Harper, Nueva York, 2005), y traducido por Sergio de Régules, refleja la visión de un
maestro de la divulgación científica.
Hay tantas maneras de escribir divulga-
ción científica como de escribir lo que
sea, y cada una tiene sus herramientas y
su territorio. Existe el reportaje, cuyo au-
tor “busca la nota”, entrevista a los exper-
tos y, en esencia, se quita de en medio.
Está el ensayo, cuyo autor mira al interior
en vez de al exterior, se otorga el papel
protagónico y descaradamente invita al
lector a verlo batallar con una idea. Hay
una tercera categoría que podríamos lla-
mar narrativa experimental. En ésta el
autor puede tratar de captar una escena
o un momento de la vida, como en la
narrativa literaria, sin explicaciones ex-
tendidas ni comprensión cabal; o bien
puede construir una fantasía para ilustrar
algún principio científico importante. En
esta categoría se encuentran el incompa-
rable La tabla periódica, de Primo Levi,
el clásico Flatland, de Edwin Abbott, y
los libros del señor Tompkins, de George
Gamow.
Como en todo tipo de escritura, la
buena divulgación científica es clara,
cautivadora, inteligente, estimulante, ima-
ginativa, elegante y chusca, cuando el
humor es natural. (¡Cómo quisiera que 1
Mi
visión
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En mis noches de insomnio me pregunto si los di- La cosa se explica, hasta cierto punto. Después de
vulgadores de la ciencia no estaremos defraudando todo, los pobrecitos no sólo leen todo en inglés, sino
a nuestro público cuando damos a entender que los que, encima, tienen que escribir todo en inglés, que
científicos son las personas más listas del mundo. Una es el idioma de la ciencia. Por si fuera poco, lo que
investigadora de nuestra universidad afirmó una vez suelen leer no es Shakespeare ni mucho menos, sino
que los científicos ganan más, tienen coches más gran- artículos especializados, que son exactamente lo con-
des y se acuestan con más gente que el común de los trario. Árbol que crece torcido… ya saben ustedes. Así,
mortales. Después de oír esto, muchos jóvenes deben en una reunión de físicos a la que asistí hace un par de
haber decidido entregar desinteresadamente su vida a años tuve ocasión de oír lo que les voy a contar.
la ciencia. Pero imagínense cómo se sentirán esos jó- Era una reunión por todo lo alto. Estaba la crema,
venes cuando, con su doctorado por fin en mano luego estaba la nata y estaba un buen número de coágulos
de muchos años de esfuerzo, descubran que la autora de leche cortada (por ejemplo, yo). Se discutía el fu-
de la afirmación exageró un poquito, y que ni ganan turo de la física en México. Discutir el futuro de la
más ni tienen coches más grandes —aunque, eso sí, física en México es un poco como discutir el futuro
se acuestan con mucha gente, porque toda la familia del Titanic, pero los científicos son optimistas, y en
tiene que dormir en la misma cama. ¿No ten- todo caso, para decirlo como lo dirían ellos,
drían razón en sentirse engañados? ¿Será po- “no se dan arriba sin una pelea” —venden
sible que el exabrupto de la doctora, en vez caro su pellejo, pues. Iban dispuestos a
de despertar vocaciones científicas, inspire dar batalla.
asesinos reincidentes? —Oh, mi dios —dijo uno—. Todos
Para mitigar el daño que podamos haber nuestros esfuerzos han probado inútiles.
causado los divulgadores al presentar a los El escenario actual es una receta para el
científicos como gente particularmente suertu- desastre.
da y agraciada, quisiera mostrar aquí que no era para —Si no limpiamos nuestro acto —dijo otro—, so-
tanto. Tómese como antídoto. mos tan buenos como muertos. Somos historia.
A los físicos, quien no sabe física les parece ton- —A veces un hombre tiene que hacer lo que tiene
to. A mí, comunicador, quien usa mal el español pu- que hacer —concluyó, filosófico, un tercero.
diéndolo usar bien me parece lelo, quizá por un sesgo —Y lo que tenemos que hacer —intervino otro (y
profesional equivalente al de los físicos —e igual de aquí sí la cita es textual)— es construir una facilidad
reprobable, lo reconozco. de estado del arte para hacer investigación de clase
De las groserías que se le pueden hacer al español mundial.
la más fea es, en mi opinión, hablar con anglicismos, —Wow —exclamaron sus colegas.
o sea, calcar en español expresiones del inglés. Quien El secreto para entender lo que dijeron estos físicos
dice “vamos a tener sexo” comete esta vejación (el in- es calcarlo al inglés palabra por palabra. Entonces se
dividuo ya tiene sexo: es hombre o mujer). También la entenderá que lo que se proponía era construir un la-
comete quien dice “amo los espaguetis” cuando quiso boratorio con tecnología avanzada para hacer investi-
decir “me encantan los espaguetis”, “aplican restriccio- gaciones de primer nivel.
nes” por “hay excepciones”, “corran por sus vidas” en Beans are cooked everywhere, o en todos lados
vez de “sálvese quien pueda” y “¡en tu cara!” en lugar se cuecen habas, qué se le va a hacer. Un científico
de “lero, lero, candilero”. Pues bien, los peores verdu- puede cometer tantas tonterías como cualquier Tom,
gos anglificantes del español (después de los traducto- Dick y Harry. Puede, incluso, cometer más. ¿Cuántas?
res de la televisión) son —¡surprise!— los científicos. Podríamos decirlo así: el cielo es el límite.
comentarios: sregules@universum.unam.mx
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Mis inspiraciones
de la niñez:
revistas de divulgación
y programas de televisión
Fabio Cupul
Los límites de la
dio de comunicación tiene sus propios navega entre el texto y el habla, y usa cual-
La divulgación científica, como la ciencia
límites, reglas y retos, como saben bien quier otro recurso sonoro para re-construir
misma, es una labor eminentemente crea-
tiva. Maia Fernández Miret explora en este todos los que trabajan en alguna forma el mundo en las cuatro paredes forradas de
texto, fruto del módulo de creatividad del de popularización de las ideas, desde la una cabina. La divulgación en radio debe
Diplomado en Divulgación de la Ciencia publicidad hasta la divulgación científica. tener presente esta geometría, y además
de la unam, los límites que aparecen en Un buen guión, un buen programa de ra- cuidarse de no caer en excesos didácticos:
la relación entre textos y medios audiovi-
dio, una buena página de internet, hasta es más fácil expulsar los giros
suales, y ofrece interesantes reflexiones al
respecto. un buen comercial de televisión, son condescendientes del texto
siempre producto de una nego- que de la voz, que nos
ciación entre los límites y traiciona con más fre-
quien los empuja; entre cuencia de la que
Quienes se dedican a actividades creati- un poco de rigidez y un imaginamos.
vas mantienen una relación de amor y poco de flexibilidad. Otra caracterís-
odio con los límites. Quienes hacen ra- tica definitoria del
Por un lado, los límites le dan for- dio deben tener un radio es su fugaci-
ma a ese caos primordial que es la sentido exquisito de dad. Cuando escri-
hoja —o la pantalla, o la grabado- los ritmos y los tiem- bimos podemos darnos
ra— en blanco. Por el otro, obli- pos para no construir una el lujo de hacer algunas
gan a las ideas del creador a frase tan larga que ahogue al locutor, ni contorsiones con las pala-
adoptar posiciones incómo- un diálogo con demasiado personajes in- bras, meter unas oraciones
das para entrar en una pági- distinguibles. Muchos de los que incur- dentro de otras como muñecas rusas y
na demasiado pequeña, sionan en radio por primera vez cometen usar recursos tipográficos para jugar con
un minuto demasiado el error de pensar que el texto escrito —el el lector, confiados de que éste puede ir y
corto, un presupues- texto literario, impreso— se puede tras- regresar por la página, tomárselo con cal-
to demasiado es- ladar sin más al discurso oral; otros (tal ma y darnos el beneficio de la duda para
trecho. vez los mismos, pero de rebote) piensan entender los acertijos que le proponemos.
Cada me- que la radio no es más que una forma en- En radio sólo tenemos una oportunidad
sayada del habla cotidiana. La radio, sin para que lo que decimos no acabe de in-
6 embargo, no es ninguna de las dos cosas: mediato en el bote de basura del olvido.
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Los productos audiovisuales y mul- veces una pregunta inquietante y nunca tación enriquecedora con su público. Es
timedia —casi cabría incluir aquí los resuelta: ¿hasta dónde un texto es divul- imposible definir la creatividad, pero al
libros ilustrados, por ejemplo los li- gación? ¿Es Alan Lightman un divulgador menos sabemos dónde está: cuando ha-
bros para niños— son unas quime- que transmite no las ideas básicas, pero cemos a un lado los límites, en forma de
ras enormemente difíciles de gestar: sí las emociones que despierta la com- consideraciones técnicas, económicas,
el matrimonio del texto y la imagen, prensión de la teoría de la relatividad? metodológicos, publicitarias, políticas y
que se acotan entre sí de ¿Es divulgación el perio- quién sabe de qué otras naturalezas, es
formas muy complejas. dismo de ciencia, un ella la que nos devuelve la mirada desde
No sólo deben obede- ámbito adusto y meti- la página, el monitor, la cinta de audio
cer a los imperativos culoso en el que rara- que ya no están vacíos.
del ritmo que privan en mente caben palabras
la radio, sino al férreo de más? ¿Se vale dejar
yugo de las imágenes, la decisión en manos
que pueden funcionar del lector, aduciendo
como ornamentos del que son sus ojos los Maia F. Miret es diseñadora industrial por
formación, pero divulgadora de la cien-
discurso, profundizar en que inclinan la balan-
cia por capricho. Actualmente dirige una
él, ramificarlo y, en algu- za hacia la divulgación pequeña editorial, Libros del escarabajo,
nas ocasiones incluso servir como un o la literatura? ¿Quién debe contener a que publica divulgación de la ciencia pa-
contrapunto cómico o dramático. De los divulgadores dados a excesos retóri- ra niños y jóvenes. Comentarios:
todas las formas de comunicación, la cos, y quién se encarga de soltar la mano librosdelescarabajo@gmail.com
audiovisual y la multimedia son las de quienes padecen de más la censura
que pueden contener la información autoimpuesta?
más densa y compacta, y por tanto las Todavía no sabemos la respuesta a to-
que más trabajo requieren para alcan- das estas preguntas; tal vez no la sepa-
zar un equilibrio entre el exceso y la mos nunca, pero estaremos más cerca si
trivialidad. la comunidad de divulgadores establece
Finalmente, los textos escritos, ya un esfuerzo sistemático por evaluar sus
sean guiones para otros medios o pro- productos y por entablar una retroalimen-
ducciones de naturaleza literaria, tienen
su propia oferta de límites y posibilida-
des. La primera es, claro, la extensión
y la naturaleza de la publicación o el
medio donde, con suerte, aparecerán.
Pero hay otros límites, más intangibles
pero no menos reales, que delimitan la
pluma de los divulgadores: el idioma
en que se escribe, la cultura científica
y general del público y las creencias
e ideologías de quienes pueden inter-
pretar los textos de formas indeseables
y sorprendentes. Durante mi estancia
en el Diplomado en Divulgación de
la Ciencia de la unam surgió varias 7
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¿Suena familiar, comunicadores de la ciencia?
La relevancia de este hecho tiene múltiples aristas,
desde la perspectiva eminentemente política (el he-
cho de otorgar un reconocimiento de tal magnitud
a ciudadanos y proyectos provenientes, sobre todo,
del país menos comprometido con la causa que de-
fienden) hasta la que concierne directamente al
quehacer científico y, sobre todo, a su co-
municación en el espacio público. Sin
optimismos desbordados, y menos
aún con imperdonable ingenui-
dad, esta situación debería
llamar a los comunicadores
de la ciencia al análisis y
la reflexión de las posi- al conjunto de científicos involucrados (de no estar
bilidades que la co- él, este premio sería tratado de forma muy diferente
municación pública por los medios, y es muy probable que fuera aprecia-
de la ciencia puede do solamente por científicos y ecologistas), y obliga a
detonar en el ám- pensar el hecho y el problema en términos de comuni-
bito específico de cación pública de la ciencia, de acceso al conocimien-
las políticas pú- to científico y de contribución a la formación de una
blicas, así como conciencia crítica en los ciudadanos.
para la incorpo- El trabajo y acciones de Al Gore han sido controver-
ración de la esta tidos; no se trata, aclaro, de tomar postura respecto
actividad en las a “si estuvo bien o mal” otorgar este premio de esta
prioridades de los forma específica. Lo importante, considero, es tomar
medios. conciencia de la relevancia que puede adquirir la
Este premio está comunicación pública de la ciencia cuando atiende
colocando en la agenda problemáticas que conciernen a la sociedad –en este
no solamente la proble- caso, al planeta entero– y que contribuyen a poner
mática del calentamiento efectivamente, y de manera significativa, al conoci-
global y el cambio climático, miento científico al servicio del bienestar social.
sino también la urgencia de
realizar proyectos cuyo propósito
principal sea poner el conocimiento
científico al servicio del bienestar social. Los Susana Herrera Lima es licenciada en computa-
premiados, en su mayoría, son científicos que es- ción, por la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla y maestra en comunicación de la ciencia y
tán recibiendo no un Nobel de ciencia, sino un Nobel
la cultura por el Instituto Tecnológico de Estudios
de la paz, trasladando así la comunicación del discur- Superiores de Occidente (ITESO). Actualmente es
so científico al ámbito de la cultura científica, orien- coordinadora de la Maestría en Comunicación de
tada primordialmente a la generación de condiciones la Ciencia y la Cultura del ITESO, y vicepresidenta
de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la
indispensables para la supervivencia. El hecho de que
Ciencia y la Técnica (SOMEDICYT).
el ex-vicepresidente/activista devenido comunicador Comentarios: shl@iteso.mx
los acompañe proporciona una visibilidad diferente
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En nuestro próximo número: Primera entrega: Carta de El muégano divulgador, boletín mensual editado por
la Subdirección de Prensa y Radio de la Dirección
Charles Darwin Sqr. a Mr. John Pincheon
General de Divulgación de la Ciencia de la unam; 2o.
piso de Universum, zona cultural de cu, Coyoacán. Tel:
Notas: 5622-7315. E-mail: muegano@universum.unam.mx
Las opiniones expresadas en los textos son respon-
*Pasante en historia de la Divulgación sabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan
** También conocido como tache. el punto de vista de la institución. El material se publi-
ca con propósitos de difusión y sin fines de lucro. Para
***La datación del papel por carbono 14 y la espec- cualquier aclaración, favor de ponerse en contacto con
trografía de la tinta están por contratarse mediante un el editor.
proyecto papitas.
**** Según las he ido encontrando.
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no divulgarás
por Martín Bonfil Olivera
Piscolabis
compartir experiencias de tipo estético, emocional, ético, cultu-
ral… humano. La novela, el cuento, el poema, la obra de tea-
tro, la instalación, la música… las posibilidades para compartir
la ciencia son ilimitadas, y en muchas de ellas los contenidos
conceptuales pasan a segundo o tercer plano, sino que por ello
“El Muégano es como el crimen: se deje de estar, indudablemente, divulgando la ciencia.
no paga” El acto divulgativo va mucho más allá de la transmisión de
conocimiento. Entender esto es quizá una de las característi-
cas que distinguen al divulgador de oficio.
Nemesio Chávez Arredondo
comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx 11
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