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Es muy poco lo que sabemos acerca de Abdías, excepto que fue uno de
los profetas menores. Hay una referencia a un profeta Abdías en los días
de Elías y Eliseo y se piensa que pueda ser posiblemente el mismo. Sin
embargo, el nombre Abdías era un nombre muy corriente entre los hebreos
y es muy posible que no se trate del mismo profeta, porque en su libro
Abdías menciona el día en que Jerusalén fue destruida, capturada por
ejércitos extranjeros y eso es algo que sucedió mucho después de los
tiempos de Elías y Eliseo. Por lo que la mayoría de los comentaristas
bíblicos creen que el autor de este libro fue contemporáneo del profeta
Jeremías, el último de los profetas antes de que Jerusalén fuese llevada
cautiva.
Pero tras la historia de estas dos naciones, el libro cuenta el relato de dos
hombres. Cada una de las naciones de la Biblia es una sombra prolongada
de su fundador y los dos hombres que se ocultan tras las naciones de
Israel y de Edom eran hermanos gemelos. ¿Sabe usted quiénes eran?
Eran Jacob y Esaú. Jacob fue el padre de Israel y Esaú, su hermano
gemelo, se convirtió en padre de los edomitas. En la historia de estas dos
naciones tenemos además la historia prolongada de estos dos hombres,
Jacob y Esaú. En un sentido es como si Dios hubiese hecho una
ampliación de estos dos hombres, a tamaño nacional. Al hablar el profeta
acerca de esto, vemos que continua la historia de estos dos hombres:
Israel sigue siendo Jacob y Edom sigue siendo Esaú.
(Esto es, por cierto, una maravillosa clave para el estudio de la Biblia. ¿Ha
aprendido usted a reconocer lo que podríamos llamar las constantes
interpretativas que aparecen en todas las Escrituras? Existen ciertos
nombres y figuras, o metáforas y símiles que, una vez que han sido usados
para simbolizar algo mantienen esa característica y esa referencia por toda
la Biblia, dondequiera que se usan. Usted sabe de qué modo se aplica esto
a ciertos objetos y cosas materiales, como en el caso del aceite. Siempre
que se usa el aceite en la Escritura de manera simbólico es una imagen
del Espíritu Santo. El vino es siempre la imagen del gozo, la levadura del
mal. Estos dos hombres, Jacob y Esaú, así como las naciones de Israel y
de Edom, aparecen siempre como una imagen de la lucha entre la carne
y el espíritu que tiene lugar en nuestras vidas como creyentes. Esaú
codicia lo que tiene Jacob y éste se opone a Esaú. Los dos grandes
principios están irreconciliablemente opuestos el uno al otro.)
Proverbios 6:16 dice: "Seis cosas aborrece Jehová y aún siete abomina su
alma. Una mirada orgullosa y todo lo demás que aparece después de una
variación del orgullo. Todos los que se apresuran tras el mal, el que difunde
mentiras, el que levanta falso testimonio y siembra la discordia entre
hermanos, todas estas cosas son manifestaciones de ese único mal
básico, el orgullo. Esta es la naturaleza satánica, que fue implantada en la
raza humana; todos los que han nacido de Adán poseen esta desviación
congénita del orgullo, el ego independiente que todo lo evalúa en términos
de su importancia o su falta de importancia para la persona. El universo
gira alrededor del yo, de ese dios rival y eso es orgullo. Eso es Esaú y es
Edom. Puede manifestarse en nuestras vidas de mil manera diferentes,
pero hallará usted algunas expresiones comunes de ello en este libro de
Abdías.
Encontramos también otra forma del orgullo en este breve libro (en el
versículo 10):
¿Ha oído usted decir alguna vez: "tenía un contratista que me hizo una
oferta sobre un trabajo que quería que me hiciese, pero cometió una
equivocación por lo que ha perdido parte de su valor, así que voy a
obligarle a cumplir porque después de todo yo tengo el contrato. El lo ha
firmado y voy a obligarle a cumplirlo? Eso es aprovecharse de que otra
persona haya cometido una equivocación, pero nos encontramos con
demasiada facilidad con esta situación cuando pasa algo así. Y
reaccionamos diciendo: "pues mala suerte, el que la hace la paga.
Intentamos meternos y aprovecharnos de la desgracia de otro.
Usted dirá "yo nunca haría una cosa así. Pero ¿cuántos de ustedes andan
buscando una antigua moneda o una silla muy antigua o que alguna viuda
venda los palos de golf de su marido sin saber el valor que tienen? ¡Vaya
una oportunidad! Lo que hay que hacer es sacarle provecho.
Esta es solo una lista parcial de la manera de hacer las cosas Esaú, el
hombre al que Dios abomina, pero lo peor de todo, la tragedia de Esaú, se
encuentra en el versículo 3, donde Dios dice:
"La soberbia de tu corazón te ha engañado... Así es como eres, pero no lo
sabes. Ciego ante tus propios problemas, sigues adelante pensando que
todo va bien, pero de repente todo se viene abajo, de la misma manera
que le sucedió aquí a Edom (versículos 6, 7):
Nadie estaba dispuesto a admitir que no podía ver nada hasta que el
emperador, guiado por su orgullo y vanidad, decidió salir a las calles de la
ciudad para que todo el mundo le pudiese ver. Allá iba aquel pobre
ignorante, paseando su desnudez y toda la ciudad admirándole, menos un
niño pequeño que poniendo en pie le dijo: "pero si el emperador no lleva
nada puesto.
"Cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones. Como tú hiciste,
se hará contigo; tu retribución volverá sobre tu cabeza. Porque como
bebisteis en mi santo monte, beberán todas las naciones de alrededor.
Beberán ruidosamente y quedarán como si nunca hubiesen existido."
¿Cuál de estos dos es usted? ¿Es usted un rey o un prisionero? ¿Es Esaú
o es Jacob el que gobierna? ¿Sabe usted algo acerca de esta cruz
despiadada que le niega a usted el derecho a la autosuficiencia, al estilo
propio, a la ventaja personal, a la propia explotación, a todas estas cosas,
negándole la indiferencia, al placer maligno o el fariseismo? ¿Ha aprendido
usted a tomar posesión de sus posesiones, como tenía la intención de
hacer Jacob, para que el reino, el reino de su vida, le pertenezca al Señor?
¿O sigue usted siendo prisionero, como Herodes, creyendo ser libre, de
un trono de autoridad, pero a pesar de ello sigue usted atado a las cadenas
indestructibles por el hecho de que se niega usted a pasar por la muerte
que le libera?