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https://www.eldiario.es/cultura/libros/VOX-nuevo-Gilead-palabras-
mujeres_0_865463688.html
Margaret Atwood escribi� El cuento de la criada con una banda sonora de estallidos
provocados por las fuerzas a�reas de la Alemania Oriental. Cada vez que visitaba
los pa�ses del otro lado del Tel�n de Acero, ten�a la sensaci�n de convertirse en
objeto de espionaje y le invad�a la necesidad de mantener la boca cerrada. Era
1984. La autora canadiense se inspir� en el tablero pol�tico del Berl�n que la
acogi� para crear Gilead y, en aquel momento, parec�a imposible encontrar un
escenario m�s apropiado.
Sin embargo, lleg� 2016 y con �l la elecci�n del actual presidente de Estados
Unidos. La rep�blica teocr�tica y feudal que trataba a las mujeres como vasijas sin
derechos recuper� su vigencia treinta a�os despu�s y un productor televisivo la
convirti� en la serie de �xito que es actualmente.
Ha llegado un momento en el que no est� muy claro qu� inspira a qui�n. �Es Donald
Trump el acicate de la adaptaci�n de El cuento de la criada? A veces parece que son
los propios pol�ticos quienes toman ideas de estas ficciones aterradoras para
lanzar seg�n qu� discursos. En el caso de VOZ (Roca Editorial), de Christina
Dalcher, es una mezcla de ambas.
Portada de VOX
En medio del auge del populismo sexista de Trump, pero antes del despertar del Me
Too y el renacer de la novela de Atwood, la escritora y ling�ista empez� a crear
una naci�n en la que a las mujeres solo se les permitiese pronunciar 100 palabras
al d�a.
"Me gust� esta hip�tesis porque es una opresi�n muy veros�mil, solo tenemos que
retrotraernos a los a�os 50 para encontrar esa cultura dom�stica y del silencio en
el seno del hogar", cuenta Dalcher a eldiario.es.
"El n�mero 100 es completamente arbitrario. Pero es que, como media, las personas
hablamos 16.000 palabras al d�a (en ingl�s)", explica la autora. "Es como dar un
vaso de agua a un hombre que acaba de cruzar el desierto. No sacia tu sed. 100 es
casi m�s diab�lico que no poder hablar en absoluto".
Adem�s de la protagonista, hay dos hijos que plantean algunas cuestiones espinosas.
La primera es Sonya, la peque�a de la familia, que con seis a�os crece privada de
un derecho fundamental: la libre expresi�n. Dalcher se inspir� en el caso real de
Genie, una ni�a salvaje que en 1973, a los 14 a�os, fue rescatada de una infancia
de abusos y encierro en la que no pudo adquirir ninguna aptitud comunicativa.