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1. "Indiferencia": ¿lo más actual en el diagnóstico?

"Mentalidad empirista" y "sensibilidad humanista" son te-


mas relativamente netos y bastante estudiados y en los que he
podido intentar una cierta síntesis. Pero ni el agnosticismo, al
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···~. que es proclive la mentalidad empirista, ni el ateísmo humanis-
·····
li ta o antihumanista son las únicas maneras de increencia que
hoy encontramos. Junto a ellas -incluso con tendencia acre-
cer y a predominar- hay que poner otra que, a falta de mejor
denominación, podemos llamar "indiferencia".

La palabra no es nueva, y la realidad que evoca tampoco.


Pero los matices han cambiado y hoy son ciertamente distintos y
más radicales. En el siglo pasado llamaron los teólogos católicos
"indiferentismo" a una actitud excesivamente laxa o tolerante en
el enfoque de las diferencias interconfesionales cristianas. Algo
que puede subyacer a una actitud así -a saber, una menor in-
tensidad de la preocupación religiosa- ha ido prevaleciendo
·.-.
' como significado fundamental de "indiferencia religiosa". Se
concibe lo religioso como una cualidad que se puede encontrar
en las actitudes de una persona (o, por extensión, de un grupo o
de una época), y admite una gradación: por debajo de un cierto
nivel (s~guramente difícil de trazar con precisión) la debilidad
del componente religioso reclama ya el adjetivo "indiferente".

Hay que decir, entonces, que en eso influye el tempera-


mento y la educación; por ello, personas religiosamente indife-
rentes las ha habido siempre, y siempre las habrá. Pienso que
también influyen determinados tipos diferenciales de desarro-
llo cultural. Por ejemplo, hay una típica indiferencia religiosa
del erudito esteticista. Y, en general, tienden a la indiferencia
culturas del refinamiento, sobresaturadas. (¿No hay hoy secto-
res culturales que recuerdan aquéllos del pasado en que más
se dio el escepticismo?).

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Eso, en todo caso, es minoritario. Más extendido puede es- licas vigentes, unida a la dificultad de surgimiento de otras
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t&'..; tar el impacto del shock pluralista propio de nuestra situación sustitutorias, dada la aceleración del cambio; pero hay sufi-
cosmopolita en la segunda mitad del siglo. Erosionada la plau- cientes indicios -piensan- de una permanencia básica de la
~ sibilidad de los "modelos oficiales" de la ·identidad religiosa re- religiosidad, cuales son las continuas re-sacralizaciones y bro-
~ cibida por tradición, quien no tiene una adhesión muy perso- tes para-religiosos. Es pronto para dirimir solventemente la
nalizada o capacidad para la síntesis original cze en indiferen- cuestión. Esta es, por Jo demás, tan importante que merece la
~. cia, por desconcierto.s 2 • pe,na se Je d;diquen en el futuro próximo muy serios estudios ~
teonco-emp1
. ricos.
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)
~,',\ Pero todo eso no describe aún el fenómeno que en este fi-
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.. nal del siglo XX muchos denuncian como el más característico.
Se trataría ahora de Ja emergencia de una actitud tan espontá-
La aportación que me propongo hacer en e?te capítulo
consiste en sugerir someramente una posible raíz cultural de la
w:i neamente increyente que ni siquiera se formularía explícita- indiferencia. Señalar algunos factores culturales de nuestra si-
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mente como tal (en las formas clásicas del agnosticismo o ate- tuación que presumiblemente se correlacionan de modo pos'1ti-
ii ísmo); de una desaparición de los síntomas tenidos por indica- vo con ella.
tivos de la actitud religiosa; del hecho crecientemerte consta-
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tado de que ni siquiera como problema aparezca .Qios en el Como observación genérica previa, valga ésta: Ja creciente
-~te. Una falta de interés (tendente a ser total) por lo reli- "indiferencia" a que me estoy refiriendo no es sólo religiosa.
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gimo: tal es lo que no pocos hoy creen encontrar como lo más Afecta a muchos valores,. sobre todo a Jos códigos de conducta.
característico y también lo más alarmante; otros, que no se ha- Generalizando, y recogiendo algo ya dicho antes, al hablar de
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cen un juicio .tan severo, piensan al menos que hay aquí un te-
ma específico digno de Ja mayor atención.s 3

¿Se .trata de un verdadero ateísmo vital, el más terrible y


menos remediable? Quienes juzgan que no tiene por qué tra-
tarse de eso, al menos de un modo generalizado, suelen insis-·
.
la apelación a la "post-modernidad", hay que decir que Occi-
dente -no así, o no en la misma medida, los países del Este o
del Tercer Mundo- vive una conciencia de fracaso del proyec-
to de civilización y cultura que venía desarrollando y que toda-
vía profesa en muchas declaraciones explícitas. Duda sobre la
realizabilidad y el mismo sentido de sus ideales de progreso,
tir en una distinción que podría nombrarse como religiosi- paz, libertad; bienestar creciente, seguridad ... Que esto ocurre
~
dad/religión, para mantener que queda Jo primero en la caída · 1-- de hecho, no necesita demostración: y cualquier lector puede
~~ de lo segundo. Se trata esencialmente, según ellos, de la caída hacer, con Jos matices que prefiera, Ja lista de los elementos
~-' de las estructuras de plausibilidad de las articulaciones simbó- · (recesión económica, descubrimiento de Jos límites ecológi-
!El~:!J cos, amenaza nuclear ... ) que originan la sensación de fracaso.
Que eso tiene que ver con 1a indiferencia religiosa es algo que
~ ~UCKlv1ANN. Th., La religión invisible (Ed. Sígueme, Salamanca 1973), sugiero y que voy a desarrollar en el aspecto en que me pare.ce
p. 97, Id., "Creencia, increencia y religión", en (R. Caporale y A. Grumelli, más claro.
~ eds.) Cultura de la increencia (Ed. Mensajero, Bilbao 1974), p. 35.
53 Sobre el tema y su actualidad es un documento importante el número
La más reciente indiferencia religiosa va unida, como se ha
~'~li 185 {mayo de 1983) de la revista Concilium .. Aludiré después a alguno de
sus artículos. hecho notar, a una crisis de las ideologías (en el sentido amplip
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de esta palabra); a un cierto y difuso nihilismo. 54 Falla el "senti- Cl~ro que no todo es negativo; probablemente, incluso, hay
do" del proyecto colectivo; lo que no se vive como una tragedia mas pos1t1vo que negativo en el desarrollo como tal. Pero hay que
humanista de absurdidad, sino con una cierta "desesperación recono,cer q~e- l_as mismas_ ventajas que aporta -mayor liber-
tranquila".ss Pero no puede decirse que ahí resida propiamente tad, m~s pos1brl1dad de ocio ... - no siempre lo son; Ja libertad
la "raíz _cultural" del fenómeno. Todo este temple de fracaso ge- puede inmolarse al capricho, y el ocio al simple pasatiempo o
neralizado pertenece a los :fectos. ¡Dónde encontrar la raíz? al vicio nocivo.

2. Una raíz verosímil: mentalidad pragmatista Vea cada uno si cree deber aligerar o recargar las tintas de
mi desaipció~. Pi_ense, en todo caso, si no es verosímil que
Sin pretensión de exclusividad, propongo que considere- una tal s1tuac1on d1f1culte muy seriamente la preocupación por
mos la posible influencia de la "mentalidad pragmatista". Alu- lo trascendente, por el sentido integral y último de la existen-
do con este término no a sus más precisas significaciones en la cia. Por mi parte, creo que nG poco de la actual indiferencia re-
historia de la filosofía, sino a la preponderancia creciente (a lo ligiosa y de la indiferencia valoral generalizada viene del inme-
largo de todo nuestro siglo, pero sobre todo desde la recupera- diatismo de miras inducido por esa preponderancia de las me-
ción consig;_¡iente a la Segunda Guerra Mundial}, por una par- t~s. de bienestar..Ni Dios ni r,ada último tiene hoy muchas posi-
~ te, de las metas de bienestar; por otra, de las reglas de la racio- bilidades de abrirse paso hasta nuestro interés entre la barrera
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nalidad del desarrollo ordenado a dichas metas. de atractivos más cercanos. No hay capacidad para el Jo.
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· ~1 Obsesión del bienestar ..- Todo lo dicho queda, a mi entender, particularmente mati-
17.::·· - ~-:'.~"·~:~e: : . ' ",,> .• _,._ . ... . ,,,,, . za do -:::cY agravado- por dos características que tiene en noso-
¡~ ''" ,. . Cualquier discurso sobre nuestro condicionamiento podas: . . ·':• tros en cuanto miembros de la sociedad neocapitalista "occi-
metas de bienestar tiene el obvio peligro de caer en el tópico" .:...clen~al~::Y. en .cuanto miembros en proceso de incorporación
. •. moralizante. Pero el modo de evitar ese riesgo no es omitir pu- ·· -.tard1a . ,;_' ·.-, · ,.,, ....
-;~0 ·¿¿,,-, dorosamente tal discurso, sino hacerlo sobrio. ·Porque/aunquec·.--.r;: e;! (" ! t :.:. i ;: :'
•!;!l:•;; '/'.-,,·.,esté dicho y repetido, es simplemente:verdadero. Nuestras ·so- • i. ;;_;:; ;:' .. .Me refiero, en primer lugar, a la fuerte competitivid~d que
¡¡¡¡¡ ·.· · · ciedades de promoción acelerada, al hacernos la vida más cóc· . :•¿,elrégimen económico capitalista supone y que extiende a toda
moda, la hacen desaforadamente exigente, insaciable; multi- _.. ·la vida. En modo alguno quisiera ignorar los valores que inclu-
plican nuestras necesidades, nos obsesionan con el consumo, ye; así como tampoco los defectos del régimen alternativo que
con "el tener"; nos hacen hipersensibles a cualquier deficien-· hemos conocido, el "socialismo real". Sí me parece claro que
cia, jamás satisfechos, fácil presa de las técnicas de propaganda. ·• la tensión competitiva, extremada como hoy está entre noso-
_tros,.conduce a un fuerte embotamiento de las inclinaciones
generosas del ser humano. A la contra de cualquier idealismo
altruista, lo que cada uno de nosotros "aprende" de la vida -y
~~ _ 54
GEFFRE. CL, uoestino de la fe en un mundo de indiferencia": Conciliurn
185 (1983), 242-243.
normalmente- es a mirar por sí y, a lo sumo, por los suyos,
füf! 55 SCHLETTE. H., "Del indiferentismo religioso al agnoslicismo": /bid., caiga quien caiga; si se puede con elegancia, mejor; pero si no,
229--230. también sin ella. Algún tipo de diosecillos o genios benéficos

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favoritistas pueden no disonar en este contexto -y tal podría auténtico reino de la "razón instrumental" (en la conocida ex-
ser la única "religión" de algunos. 5 ó Pero la religión del Dios- presión de los pensadores frankíurtiaQOS).
Amor no tiene hoy clima propicio, sino todo lo contrario.
Al abordar este terna deseo deshacer explícitamente, de en-
La característica más peculiarmente española en la situa- trada, un posible malentendido. En las críticas que voy a expre-
ción quizá consiste en que hemos llegado tarde al banquete sar a continuación no hay ninguna intención de descalificar
del desarrollo; hemos empézado a alcanzar "niveles europeos" globalmente a la razón instrumental o de juzgar sólo peyorati-
...,.,.., justo cuando el desarrollo deja de ser una promesa cierta y se vamente su influjo. Tal descalificación o juicio peyorativo serían
hace una duda, cuando un primer gran frenazo impone tristes absurdos. La razón que guía al hombre a desarrollar medios
evidencias y enturbia el-horizonte. Otras sociedades de Occi- adecuados y eficaces para los fines que se propone es una im-
dente, además de tener más recursos materiales para paliar los portante prerrogativa de la que no podría abdicar sin cometer
más duros efectos (desempleo, etc), tienen más solera y han un cierto suicido. Todo el progreso y tocia la civilización han
podido ver los 1ímites internos del proyecto, empezando a "es- surgido por el empleo de esa razón. Lo propio de la aceleración
tar ele vuelta" de él. Tengo la impresión de que los españoles del progreso de occident~ en la Edad Moderna ha consistido, en
podemqs estar hoy entre los europeos más crispados, entre los gran medida, en una racionalización de ese tipo: de ahí ha na-
más miopes para la evidencia de la necesidad de austeridad y cido la mayor autonomía que han ido cobrando las diversas es-
"reconversión" de metas, entre los más pertinaces en seguir feras de la vida humana, frente a las ingerencias tutelares de las
querier,do lo imposible -aunque sólo sea con el título, par- instituciones y símbolos religiosos, que en los siglos anteriores
cialmente verdadero, de que otros han alcanzado los niveles suplían la inmadurez humana (y no pocas veces la corrobora-
de bienestar que nosotros pretendemos-. También en· esto veo ban y aumentaban). Se ha denominado "secularización" a esta
una peculiar raíz de nuestra rápida crecida en los síntomas de devolución al mundo (a lo "secular") de lo que era suyo.
indiferencia.
Lo que a continuación voy a esbozar es una crítica -inma-
El reino de la "razón instrumental" nente, hecha desde dentro del proceso y no corno una revan-
éha de instancias presecularizadas que quisieran restaurarse-
Pero probablemente es mayor la influencia de otro bloque de los excesos en que ha incurrido por su propia dinámica el
de factores de la actual "mentalidad pragmatista": los ya antes proceso modernizador. Lo más básico de esa crítica se refiere a
evocados corno propios de la racionalidad inherente al des- un parcial olvido de la cuestión de los fines (a los que debe or-
arrol !o, q"ue es una racionalidad "de los medios" (Weber), uri denarse el proceso). Ha podido ocurrir, o, mejor, ha ocurrido
de hecho que no se han discutido suficientemente las concate-
naciones de unos y otros "fines" buscados. Han prevalecido fi-
nes que eran sólo "intermedios" y debían conducir a otros fines
56 Al llegar a escribir esto, uno piensa también con dolor que a!gunas (o
superiores y, últimamente, a la realización integral del ser hu-
quizá muchas} veces el Dios Padre de Jesús de Nazaret jugará un tan misera~
b!e papel en la piedad de c!ertos "cristianos"; pero se le sugiere la paradójica mano. Así es corno el despliegue de la razón instrumental ha
consolación de que tal sacri!~gio lo purificará en el futuro el rnisrr10 progreso podido ser, contra su misma naturaleza, deshumanizante. y
cultural, haciendo consciente el real ateísmo que ya había en esas actitudes. añadamos aún, en esta aclaración previa, que este olvido par-

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cial de los fines ha ocurrido, en buena medida, porque no es piensa, un determinado tipo de organ1zac1on de los conoci-
clara en sí y para todos los humanos la relación ideal de esos mientos. Cada uno de los humanos que están encuadrados, del
fines o "valores" superiores. Mientras que la "razón que ordena modo que sea, en la ingente máquina productiva es consciente
los medios a los fines" (zweckraiional, en la terminología de de que aquello funciona bien y de que funciona así por un
Max Weber) es susceptible de fundamentación y discusión cla- enorme caudal de conocimientos científicos y tecnológicos que
ra y dirimible, una posible "racionalidad de los fines" o valores nadie posee totalmente, pero en el que todos participan como
(wertrational) es oscura y no dirimible por criterios de fácil expertos. Cada acción debe ser hecha conforme a 1 adiestra-
consenso; queda siempre abierta a tomas de postura plurales y miento recibido, y entonces rinde automáticamente el buen re-
\~~: muy complejas. 57 sultado; eso si, lo rinde porque se engrana con otras innumera-
bles en un enorme conjunto "componencial". Podría insertarse
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~'fli Vengamos ya a un análisis por factores de la situación pre- en otro contexto, con otros resultados finales diversos. Las rela-
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sente, del momento que muchos hoy llaman post-modernidad. ciones sociales se. hacen anónimas, a, la vez que crece la con-
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Se está generalmente de acuerdo en atribuir a la tecnología, al ciencia de "multi-relacionalidad". Las peculiaridades persona-
modo de producción tecnológico, un papel dominante en la les no cuentan y deben ser marginadas hacia la "vida privada".
configuración no sólo de lo externo de nuestra civilizaci6n mo- Lo importante es la maximización del rendimiento. 59
derna v actual, sino también del modo típico de conciencia
que ac~mpaña a esa civilización. Es una verdadera mentalida·d Se valora, pues, primeramente lo úül y rentable. Aparte de
epoca! que ha ido desarrollando su lógica y en nuestros días la irracionalidad gener~I que ha sido frecuentemente denun-
llega a un cierto paroxismo -que ya es, o anuncia, crisis. ciada en estos últimos treinta años como el resultado de. esa
. ~ ' unilateralidad de la razón instrumental -se absolutizan fines
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:-?~~.·:· ... -.·"Mente sin hogar" ·:intermedios, se produce por producir, se crean necesidades fic-
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ticias mientras quedan sin satisfacer las más urgentes de gran-
En su perspicaz libro Mente sin .Hogar. Modernización y. des multitudes ... - , 60 hay aquí que advertir lo antitética que es
conciencia, ss Peter Berger concede a la producción tecnológica. : ;'la mentalidad "tecnológica" con la auténtica religiosidad. La
el primer puesto entre los factores que analiza<Le es. intrí[1seco,,, , religión "no es rentable'', so pena de falsificación. El) un mun-
do.así; .ese "sentirse sin hogar" (homelessness), generará como
sub-producto fatal la indiferencia religiosa.
57 La filosofía de esta distinción se ~ncuentra ampliamente fundada e0 el
capítulo 1 ~--o {"Conceptos sociológicos funda1nentales") del libro Economía y
La tecnificación afecta también, de modo no sólo indirecto,
Sociedad, de Max Weber, el cual también habló ya de "politeísmo" val oral; : ':
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de las sociedades modernas. Pero no hernos.de dar·por cerrado el debate;·y ;'.::·.:,.
es probable que en e! futuro vaya encontrando una mayor intersubjetividad
59
de las valoraciones n1orales -una "racionalldad de! vaior"- que siempre se~ Un mundo sin hogar, capítulo 1°.
60 Las más clásicas denuncias son, seguramente, l·as de Adorno y Horkhei-
rá, en todo caso, diversa de la instrumental. .
"BERGER, P., BERGER, B., KELLNER, H., Un mundo sin hogar(Ed. Sal Te- mer. Pueden resu!tarnos particularmente cercanas y expresivas las de R. Ga-
rrae, Santander 1979). No está bien lograda -ni era fácil- la traducción del raudy. La alternativa (Edicusa, Madrid 19741 y Una nueva civ;/izadón (El pro-
significativo título original: The Home/ess lvlind. yecto esperanza Edicusa, Madrid 1976).

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a la misma organización de la vida social. El fenómeno de la caresca. Es como un gran impacto de agentes climatológicos
burocratización es para Berger, tras la tecnificación, el segundo desertizadores que, sin ruido, pausadamente, pero de modo
gran "portador primario" del impacto de la modernización en tanto más efectivo, va secando lo que en la sociedad podía ser
la conciencia.6 1 De modo connatural y obvio, la organización más apto a la poesía, la libertad, la originalidad.
de la sociedad (en el supuesto de un fuerte nivel demográfico,
y aun cuando ya se vaya frenando el crecim"1ento del m·1smo) Naturalmente, en una situación así son de esperar reaccio-
tiende a mimetizar, por razones de eficacia y rendimiento, los nes, y de hecho se producen. La vida "espiritual" no se deja
mecanismos. de la organización productiva tecnológica: com- matar sin más y busca sus reductos de defensa. Pero en un aco-
petencia diferenciada, regulación minuciosa, procedimiento so prolongado y progresivo, poco a poco esos reductos van
apropiado, metodicidad, taxonomicidad ... se imponen, y redu- siendo más dispersos y caóticos, más dirigidos a metas muy
cen al individuo a un más riguroso anonimato (se le trata "como elementales. Priman las manifestaciones artísticas (boom de la
a un número"). Una expectativa de justicia general abstracta canción, del vedettismo .. ,), las manifestaciones de la libertad
(que luego muchas veces falla, con las consiguientes adiciona- más superficiales (que la misma sociedad de consumo ampara
les frustraciones) legitima el sistema, donde incluso ese recurso y favorece, como es la proliferación de modas concurrentes ... ).
de la persona que son los "derechos humanos" ha de estar bu- La religión queda, en todo caso, ya siempre más como asunto
\~ rocráticamente·sancionado y tipificado para ser real. '
privado o para manifestaciones esporádicas (entusiasmos pasa-
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1·· .. ,
. :r jeros por un personaje carismático, etc.); no es fácil que le que-
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' ~{,) Mencionemos, aunque sólo sea de paso, esos dos agravan- den alientos para una vida sana y sólida de amplia base social.
tes del impacto de la burocratización que son las migraciones
: ¡~~ -por cuanto producen desarraigo y dejan más inerme ante la ¡Qué futuro?
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máquina burocrática desconocida al que se inserta tardía y ar-
tificialmente en ella-y la informatización, que potencia el po- Antes de pasar a considerar si cabe un pronóstico sobre el fu-
der de la máquina burocrática y apenas va dejando resquicios turo de la fe en el mundo de la mentalidad pragmatista, es opor-
,,,.,,, de intimidad en los que no haga presente su control. 62 tuno preguntarse por el futuro de este mismo mundo. Porque, en
este caso, hoy va resultando más y más patente que no nos en-
Es obvio, para venir a lo que es nuestro tema en este mo- contramos primariamente ante una crisis religiosa, sino ante una
mento, que el sometimiento a una creciente burocratización "crisis de civilización". Es decir: un tipo de desarrollo de la civili-
no es propicio a la religiosidad. Genera espíritu legalista, pro~ zación acaba mostrándose inviable y pidiendo ser rectificado. La
saico, angustiadizo; o bien, obsesivo por buscar la evasión pi- indiferencia, si mi diagnóstico es válido, sería (al menos en una
gran medida) una peculiar repercusión valora! de esa crisis dy.ci-
vilización; y como tal, representaría un fenómeno de suyó(pasa-
61 Un mundo sin hogar, p. 1 OO. jero, 63 aunque tal que podría "pasar" asolando toda civilización.
62 Mi descripción del fenómeno y sus elemento es muy claramente incom-
pleta. Habría que mencionaí aún, entre otros factores que contribuyen a de-
jar 11 sin hogar" al espíritu, la avalancha informativa, la prevalencia de la ima-
gen y -montada sobre ambas- !a manipulación de la opinión a través de ~citado libro de Berger ded¡ca su última parte al fenómeno que él lla-
los mass-media. rna "desmodernización". Son páginas interesantes y aleccionadoras, pero

R4 85
- 1

El mayor problema para cualquier pronóstico actual sobre mamente mencionada "utopía modesta". Añadiendo que juzgo
el futuro de Occidente, a corto y medio plazo, está en encon- indispensable, para que sea viable, el que realicemos una ele-
trar los nudos de probabilidad de las bien sabidas múltiples lí- mental conversión humanista que tome en serio las exigencias
neas que hay que extrapolar: la siempre amenazante espiral Es- ecológicas.
te-Oeste y espiral armamentística; tensión Norte-Sur y marea
creciente de la rebelión del Tercer Mundo; agotamiento ener- 3. Más allá de la indiferencia, desde un mucho pragmatista
gético (y tempo verosímil de la emergencia de posibles fuentes
alternativas de energía); agotamiento de recursos alimenticios Todo lo último, apenas un balbuceo, no era mi tema, aun-
(y tempo de un desarrollo neo-industrial en su correlación con que era un punto inevitable de referencia. Ahora vuelvo, para
el crecimiento demográfico y el deseado cese de éste); deterio- concluir, a la importante reflexión que lo dicho suscita lógica-
ro ecológico (y tempo de las medidas tendentes a neutralizar- . mente en los creyentes que queremos serlo consciente y res-
lo); reacciones de unas sociedades y otras ante las.,exigencias ponsablemente en el final del siglo XX. ¡Qué es lo que nos es-
objetivas que se les vayan planteando; interacción de estas re- pera en los próximos años? ¿Qué debemos hacer de cara a ese
acciones.,, próximo futuro?

Recomendaciones las hay, como sabemos. Discordantes A esas dos preguntas, una de pronóstico, otra de proyecto,
entre sí -seguramente en función de los peculiares intereses, querría intentar responder algo sucesivamente.
conscientes o inconscientes, de quienes las han hecho-. Qui-
zá con suficientes puntos de convergencia. Pero las recomen- Pinceladas de un pronóstico
'" daciories no dan suficiente base para un pronóstico. El pronós-
. tico es siempre· más oscilante. Podría ir, desde la nunca del to- El primer rasgo que puede ponerse de relieve sin excesivo
11 do excluible posibilidad de la catástrofe nuclear, pasando por riesgo.en un pronóstico de nuestro inmediato futuro se refiere a
' :. las obsesionantes pesadillas de la burocracia total; hasta las .. fa línea de descenso de la que Thomas Luckmann llamó hace
· ·(¡cabe esperar que algo más probable?) vicisitudes afortunadas . bastantes años Church-oriented re/igiosty. 64 En la mente del ci-
de arreglos y reconversiones oportunas· que nos hagan desem-. ,: tado so¡:iólogo, el. rasgo no iba necesariamente unido a la indi-
· ·' bocar, a lo largo del primer tercio del siglo XXI, en una estabili- ·: ferencia; coincidía para él, por lo pronto, con la subida de una
zación equilibradamente progresiva, niveladora y pacificadora: -··religiosidad personalista, muy ecléctica, en que los individuos
¡una utopía modesta, la única realista en nuestra coyuntura! encuentran satisfacción para la imperiosa necesidad de sentido
~;,i
mediante la conjunción selectiva (según el estilo general de la
Soy absolutamente profano y prefiero abstenerme, en con-.• , · ·'. cons_umers s_ociety) de elementos tomados de la oferta de los
secuencia, de cualquier pronóstico. Permítaseme sólo expresar · ·- diversos universos simbólicos que hoy conviven. La religión,
una esperanza y una corazonada optimista en favor de la últi- con eso, propende a privatizarse, a hacerse "invisible". Este
proceso, que no puede aspirar a erigirse en modelo universal

11
que sabiamente ·se cierran con un capítulo dedícjldo a señalar "los !ímites
64
de la misma desmodernización. La religión invisible (citada en nota 52), capítulo 2°.

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1.L 87
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para .una descripción de Ja situación religiosa actual (pues no mente algo) lo que debe construir el centro de atención a Ja
consta que convenga al Este europeo al Tercer Mundo, al me- hora de plantearse un pronóstico en estas breves páginas, don-
nos como modelo prevalente y en la medida en que sí convie- de se ha abordado una crisis presumiblemente mucho más
ne a Occidente), sigue, a mi entender, teniendo vigencia entre honda de la religiosidad. Después de todo, en las hipótesis del
nosotros. La crecida de la indiferencia a la que me estoy refi- estilo de la conmemorada de Thonias Luckmann (exponente
riendo supone ese proceso y desborda. '.º del optimismo de la gran Sociología de la religión de los años
sesenta), 67 queda a salvo lo esencial de la religiosidad. Con Jo
La indiferencia, como ya he dejado entender, afecta a la re- que, para las mismas Iglesias, la situación que así se crea es
ligiosidad más hondamente de cuanto Luckmann suponía. De- una magnífica oportunidad de purificación y renovación; si los
ja entrever una amenaza más radical que la privatización de la hombres siguen siendo religiosos y las Iglesias, a través de sus
religiosidad. Pero, en cualquier caso, hace crecer el distancia- responsables, tienen buen sentido, a la larga la crisis las podrá
miento y la desafección por las Iglesias. Las curva_s de la "prác- reorientar y revitalizar.
tica religiosa" siguen regular y pertinazmente descendiendo en
Occidente (con la excepción de Irlanda, el único país significa- Más grave se hace todo si aquel!o que he intentado descri-
tivamente diverso dentro de nuestra área geocultural). 6s En Es- bir se confirma como la línea del futuro. ¿Está claro que haya
paña, la historia política reciente refuerza comprensiblemente de confirmarse? Al llegar a este punto, mis afirmaciones han de
el proceso de desafección y acentúa en la población juvenil la hacerse,. obviamente, más débiles, muy explícitamente cons-
curva descendente de la práctica religiosa. 66 cientes de ser conjeturales. Conjeturales y un poco paradóji-
cas, buscando huir de la unilateralidad. No puedo, por una
Pero naturalmente, no es la desafección por las prácticas parte, sustraerme a la impresión de que "aún no hemos tocado
religiosas eclesiásticas (que continúa con su inercia o se incre- · fondo"; es decir, que el proceso de la indiferencia y las curvas
de sus indicadores seguirán adelante entre nosotros, sin que
quepa predecir una inflexión cercana.
GS Véanse los diversos datos que suministra el propio J. STOETZEL en ¡Qué
pensarnos los europeos? (citado en nota 10). No es posible no relacionar las Pero, por otra parte, y en coherencia con haber atribuido a
características histórico-políticas de Irlanda con las análogas de Polonia/ el un factor de suyo transitorio la indiferencia más reciente -a
otro país "diverso 11 que encontramos én la otra área europea. Lo.cual eviden- una crisis de civilización que, de no terminar fatalmente, aca-
cia que en ambos casos se trata de un modelo estrictamente inaplicable fuera
bará siendo superada-, la lógica me pide no tener a ésta por
de su contexto..
terminal, sino dejar muy explícitamente abierto el futuro a re-
6 6 Sobre la ;ituación religiosa de la juventud española actual ofrece datos

relevantes la Encuesta de la juventud 1982 (Ministerio de Cultura, Madrid


... :.
nacimientos religiosos más allá de la indiferencia. En realidad,
1.984f. Ver página 44: entre los jóvenes de nuestro estudio, sólo un tercio algo ha comenzado a cambiar en eso que tomo por causa del
(34%) se declara "católico-oracticante" (frente al 50% en la población total),
mientras que la mayoría (45°/a) se dice 11 no-practicante 1', y e! grupo de los "no 1
creyentes'1 abarca un significativo 17°/o. Los datos sugieren que está en mar~ ----
cha t!n "proceso de desenganche"· (!bid.). Pero eso no supone igual pérdida
1 67 Aún puede verse su influjo subyacente en un estudio tan elaborado co-
de fe en Dios. Dicen creer en Dios (ya sea ''firrnemente", ya sea "más bien") mo el de A. G. WEILER, "Sobre las causas de la indiferencia religiosa": Con-
el 76% (lbid. p. 47J. cilium 185 (1983), 182-200.

88 89
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1 ""''"

fenómeno (el tipo de desarrollo); al menos en cuanto acepta hasta ventajas sociales y hasta vivencias utilitarias de la seguri-
rectificaciones parciales forzadas por la necesidad. Ocurre dad de la conciencia y de la garantía de la salvación eterna. Es-
que, como ya recordé, los españoles entramos tarde en el pro- tas últimas formas de pragmatismo podrían, todavía hoy, cons-
ceso. No seremos, normalmente, los primeros en quienes pue- tituir una tentación para pastores de almas con buena voluntad
da advertirse un cambio claro en el efecto (indiferencia). Todo pero no igual buen juicio.
en nosotros será presumiblemente un tanto atípico, además de
tener una inevitable inercia: Pero, evidentemente, buscar así la salida a la inseguridad
que.trae consigo la crisis sería un contrasentido. Religiosidad es
Me guardé, claro es, de precisar más sobre cómo y cuándo gratuidad, salvación no es utilidad, firmeza de fe y esperanza no
se darán o podrían darse renacimientos. lo único que sí deseo es seguridad garantizada. El temor vital no se supera de modo
añadir es que es a esta luz -y sólo a esta luz, muy mesurada- genuino por las ritualidades abrigadas bajo la ignorancia y la
mente y para un futuro no del todo inmediato- cómo para mí ausencia de crítica. El tener -incluso en la forma sublimada
cobran significado positivo los síntomas de suyo ambiguos de del "tener la justicia propia" (cfr. Flp 3, 9) o la "prenda de la sal-
" re-encantamiento" (más allá del "des---encadenamiento" del vación"- es siempre relativo, imperfecto y peligroso. la reli-
mundo que anunció Weber) en los que se suelen apoyar hoy giosidad genuina lleva a ser, y esto la sitúa más allá de todo
pronósticos más optimistas. las trasposiciones sacralizadoras pragmatismo. Una hermosa audacia conjugada con la concien-
de acontecimientos artísticos, la proliferación de sectas, todo cia de la gratitud del don misterioso de Dios: eso es la fe cristia-
eso que algunos llaman "religiosidad salvaje", dista aún de ser na. Y una palabra evangélica llega. como bien sabemos, a lapa-
una neta superación de la indiferencia. Un renacimiento lene radoja de que "el que quiera salvar su alma (vida), la perderá"
dría que anunciarse primero en síntomas .. de "elementaLconc ': (Me 8,35). Será no cediendo a la superficialidad pragmatista, si-
. versión humanista", de que hablé .antes como salida de. nuestra_"' ,;;no ahondando en la "profundidad" (Tillich) del ser, como la reli-
crisis de civilización. ·1• 0
., '" ;,-,":- ':e<'' .; "
• .,. ·"''.. "' .. ,giosidad triunfará de su actual crisis. Será en la invitación a ser,
-,,, , ,.. ·.,,,.,, .... - , " profunda y auténticamente, como los hombres aDreciarán su
,... Apuntespara_µn proyecto valioso mensaje, la llamada que los libere de la indiferencia en
__ ... . ... . . .. que les pone,, la superficialidad del primado pragmatizante de
· Lo más importante que se me ocurre al concluir me resulta, .. ,Jas rnetas del bienestar y de la racionalidad instrumental.
por una parte, casi superfluo por elemental; pero,_ por otra, qui- .... e __ _
zá no totalmente innecesario, dadas ciertas tendencias que se · ·'T/
pueden ho.y ~dvertir. la respuesta adecuada de la religiosidad y .
de la fe cristiana, en un tiempo en que la mentalidad pragma-•'
:I Valga añadir aquí, como simple mención, una adverten-
cia complementaria contra el peligro de burocratización de
:>1·:las,lglesias.-Naturalmente, como todas las institueiones, las
tista le pone en cierto entrediCho, no puede consistir·~n "prag- . '.:, •: Iglesias necesitan sus mínimos organizativos y deben dotarlos
matizarse" para venderse mejor, conforme al gusto del tiempo. de una racional funcionalidad; pero de tal modo que esto no
Reconozcamos, como comentario a esta fórmula que acabo de las haga opacas para el mensaje carismático que quieren di-
enunciar, que una cierta pragmatización siempre la ha habido. fundir. ·
A veces de formas burdamente ingenuas, otras veces de formas
más sutiles; desde los vales por comida anejos a la catequesis, Destacaré para terminar, dos sugerencias estratégicas que

90 91
.. --1

he encontrado leyendo las reflexiones más recientes sobre la cia el que "Dios" no resulte operativo, porque contradice di-
indiferencia. rectamente nuestro exacerbado pragmatismo.

1) "Convertir al agnosticismo al indiferente" es una rnnsig- ¡Pero sólo sobre esta base vive la fe! El creyente lúcido no
na que, a la primera, puede sonar escandalosa. Pero el teólogo es un iluso que piensa "ver" a Dios (1 Jn 4, 12) y poder mostrar-
que la ha propuesto, H. R. Schlette, 68 la razona de modo muy lo. Es muy consciente de "peregrinar lejos" (2 Cor 4,6), donde
persuasivo. En efecto: si estar en la indiferencia significa no ver sólo "ve confusamente en un espejo" (1 Cor 13, 12); de com-
a Dios ni siquiera como problema, el llegar a verlo como pro- partir así con el no creyente una "ausencia de Dios", que que-
~il blema, aunque sea como problema irresuelto, es un paso de da transfigurada pero no anulada por la fe. "El Dios de la au-

~~ muy positivo progreso. Y, dado que los itinerarios espirituales


son muchas veces lentos, quizá es un paso insustituible para
téntica fe cristiana no tiene por qué avergonzarse de haberse
hecho "inútil". Los creyentes deben hoy alegrarse inmensa-
·t~' muchos. "El paso al agnosticismo (si es que es posible) sólo
puede darse cuando el indiferente en materia de religión no se
mente de ello, porque, en realidad, utilizar a Dios (siempre en
sentido estricto) sería una monstruosidad, sólo excusable quizá
ve acosado o presionado "desde fuera" ... , sino que se siente por la ingenuidad con que se haría". 71
realmente aceptado y comprendido por un interlocutor capaz
de asumir su punto de partida con solidaridad humana". 69 Suscribo gustosamente la consigna de Geffré de "vivir a
Dios bajo el signo de la gratuidad". 72 Querría añadir la impor-
2) Una "fraternidad particular de creyentes y no creyentes tancia para ello del amor desinteresado. Quien actúe con gra-
¡ 'lri ante un mismo destino de ausencia de Dios en el mundo" pa- tuidad será más capaz de percibir el silencio de Dios no como
rece a C. Geffré 70 un rasgo pertinente para "caracterizar la tesi- vacío, sino como llamada de un Misterio agraciante, y podrá
~~
lto
tura propia de la fe vivida en un contexto de indiferencia reli- ·hablar de ello con más credibilidad.
giosa". Deseo insistir, ante todo, en la vivencia dolorosa aludi-
da. Rozamos también en ella, sin duda, un motivo capital hu- Llevando más adelante el mismo espíritu de esta última su-
··~ 1
manista, al que ya prestamos atención anteriormente: en el gerencia, cabe afirmar que nada sería más congruente con la fe
mundo encontramos más 1i1al del que hubiéramos esperado de cristiana originaria, y nada más eficaz podría ella darnos como
una creación amorosa. Pero el "silencio" o "ausencia de Dios antídoto de la indiferencia y del pragmatismo, que la buena
es un punto de cita desde todas las raíces culturales de la incre- noticia -hecha testimonio de carne y.hueso- de que es posi-
encia actual". Se llega también ahí por el predominio de la
mentalidad empirista, pues fallan las "verificaciones" de Dios.·
Desde lo que ahora estamos viendo, es generador de indiferen- 71
Todo me confirma hoy en estas palabras que escribí hace ya ta.ntos años:
La audacia de creer (E<l. razón y Fe, Madrid 1969), p. 22.
72
Sólo desearía marcar una distancia. No veo necesidad, para 1nantener la
línea principal de argun·1entación que sigue el autor, de seguirle en sus profe-
68 SCH LETTE, H.R., art. cit. en nota 55, pp. 226-240. siones de rechazo de la metafísica. Muchas formas de metafísica están cierta-
69 lb., p. 235, donde cita una muy profunda reflexión del último Karl Rah- mente caducadas, y·de ello puede felicitarse la fe. Pero esas formas no &an
ner (1982) sobre el sentido teológico del agnosticismo. las mejores; y dudo que la fe subsista y encuentre expresión sin apelJr a algo
'º GEFFRÉ, C., art. cit. en nota 54, p. 250. de rr1etafísica. Pero esto 1 naturalmente, es otro terna.

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b!e hoy un reinado del amor y la solidaridad. Si he mantenido


que el ·problema de la indiferencia desbordada lo propiamente
rdigioso y que una alternativa a la catástrofe como remate de
nuestra crisis de civilización pasa inexcusablemente por la
conversión humanista, debo ahora añadir que los cristianos te-
nemos en nuestra tradición originaria el mayor estímulo pensa-
ble para esa salvadora conversión. PARTE 2
RAÍCES SOCIALES DEL ATEÍSMO MODERNO
JOSÉ M'. MARDONES

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