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LA EXEGESIS CRISTIANA
La exégesis cristiana nace al interno del judaísmo. El texto clave original es Lc 24,27. Los
Padres utilizan este texto como principio exegético fundamental. La FE es la clave de apertura
de los textos proféticos. Jesús se hace exégeta, el primero de ellos. Pero el JESUS
RESUCITADO. Afirmación fundamental: la PASCUA de Cristo en su doble dimensión de
muerte y resurrección es el CENTRO DE LAS ESCRITURAS. No son las Escrituras las ue
conducen a Jesús sino este resucitado el que da pleno sentido a las Escrituras. Esta es la base
de la exégesis patrística.
“Y les abrió la mente para que comprendieran la Escritura”: la comprensión es un DON que
Jesús Resucitado hace a su comunidad. No es posible una comprensión verdadera sin la
Iglesia. De aquí 2 principios hermenúticos: 1. El encuentro con Jesús Resucitado, esto es, una
experiencia personal; 2. Al interno de la Iglesia, una experiencia comunitaria.
Lo anterior a Jesús es SOMBRA (afirmación de hondo sabor filosófico griego), lo cual ayuda
a la llamada teología de la sustitución.
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Los primeros exégetas que realizan esto son los CRISTIANOS GNOSTICOS
HETERODOXOS. Parten de un presupuesto: lo que pertenece a la verdad no puede ser
circunscrito a la materialidad de la letra, de los textos, de la historia. Dios es espíritu y la
verdad debe de ser espiritual. Entonces no puede ser verdad la frase joanea: logoñj sarñx
egenen. Es imposible.
Contra los presupuestos gnósticos, intervienen los exégetas de las escuelas africana
(Orígenes) y asiática (Ireneo).
El tercer paso es una crítica al método de Orígenes para interpretar la Escritura. El uso de una
terminología muy inculturada lleva a una reacción asiática, que trata de responder desde la
frase joánica, asumida por Ireneo, reconduciendo la exégesis cristiana al interno de los
testimonios ya utilizados en el NT.
LA ALEGORIA
La palabra ALEGORIA supone un punto de discordia entre las escuelas alejandrina y
antioquena, africana y asiática. El término griego hace su aparición en el s. I a.C., al interno
de las escuelas exgéticas helenísticas. La mentalidad griega cree que sus textos poéticos son
inspirados, pero ¿qué querían decir Homero y Hesíodo? Hay una realidad MITIFICADA.
Otra afirmación dice que cada texto poético es obra de hombre y de Dios, porque todos no son
poetas. La explicación debe encontrarse en la INSPIRACION de las musas o de Apolo. En
este punto interviene Platón y considera irónicamente estas cuestiones: si es verdad que el
poeta inspirado debe “salir de sí” para recibir la inspiración, lo mismo ha de ocurrir para
interpretar bien lo escrito. Pero no. Para Platón la comprensión de un texto se hace desde la
CONNATURALIDAD, tener el mismo espíritu que el ue ha inspirado la obra.
La palabra que explica el método de descubrir el mensaje ético de un texto poético es la
HIPONOIA: una cosa es lo que aparece en la superficie y otra lo que está debajo. El sentido
escondido es el verdadero, que se identifica con la voluntad del dios que ha inspirado el texto.
Lo que aparece en la superficie pueden comprenderlo las masas, la gente común. Lo que
estádebajo pueden comprenderlo sólo los filósofos, una élite, porque se necesita la inscripción
filosófica, pertenecer a una escuela concreta de filosofía.
El texto superficial puede tener significados absurdos, escandalosos, así que debemos
interpretarlo. Si un texto en su significado externo presenta de modo indigno una divinidad, es
claro que su intención no puede ser esa, es claro que hace falta interpretarlo. Así que una
CLAVE HERMENEUTICA es la DIGNIDAD DE DIOS, la ZEOPREPEA. Y cuando se dan
afirmaciones contrarias sobre lo mismo, es importante encontrar el acuerdo desde el principio
ético de la HIPONOIA.
Platón no permite que un texto escandaloso por cualquier tema, tenga carta de ciudadanía en
su República: se debe destruir el texto si en su significado externo no presenta una correcta
visión de Dios y del hombre. Dice que los jóvenes no tienen capacidad de distinguir (inicio de
la censura, índice de libros). Así que la hiponoia ha permitido también la conservación de los
textos.
Otros hablan de encontrar en los poemas antiguos la verdad relativa a la katastasis del mundo
(la construcción del mundo) o una explicación del cuerpo humano. Cada una de estas
interpretaciones viene llamada zeoria (teoría): la cosmos-teoría, la antropos-teoría … Aun no
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La alegoría aparece en el primer siglo después de Cristo. Para tratar de comprender por qué se
pasa de la teoría a la alegoría hay que hablar de la problemática hermeneútica de la cultura
griega respecto a los textos inspirados de la antigüedad.
Clemente de Alejandría distingue entre poetas antiguos y contemporáneos. Los primeros
tienen más inspiración y de ellos se hace hermeneútica. No así los contemporáneos. En los
siglos IV y V a. C. se desarrolla una gran riqueza cultural, en la que destaca Platón. Este
distingue entre el GRAMMA (letra) y la DIANOIA (significado profundo), que atraviesa todo
el texto (no se trata de la hiponoia, que es el significado subyacente al texto). La dianoia sería
la logicidad del texto, la acolucía (secuela) que indica la consecuencia del discurso. La
dianoia libera de la literalidad (es un concepto importante para salvar la unitariedad del AT y
del NT como economía salutis).
No se es buen rapsoda si no se entienden también las cosas pequeñas, singulares del poema:
no se puede saltar a la dianoia sin más; el significado profundo es imposible de conocer sin
tener en cuenta las afirmaciones singulares, según Platón. Este contrapone la inspiración y la
técnica. Los autores inspirados tienen el Zeia dunamis (facultad divina) como la piedra de
Eurípides, la piedra heraclea (imán), que no sólo atrae a los anillos de hierro sino que los
convierte a su vez en imanes para que sigan atrayendo. Atrae sólo a los metales símiles, y así
se forma la serie. Pues así, los buenos poetas no componen por técnica, sino por inspiración,
por “delirio”. Sin inspiración no pueden componer y sin salir de sí por efecto de la inspiración
tampoco. Concepto apolinarista de la inspiración: sustitución del logos humano por el logos
divino al componer.
Esta contraposición entre arte e inspiración ha acompañado siempre a la custión
hermeneútica, la contraposición entre “técnica” y “fuerza divina”.
ORIGENES se plantea que de la misma manera que es inspirado el poeta, ha de ser también
inspirado el exégeta, el intérprete del poeta. Un mismo espíritu ha de inspirar a ambos, la
misma energía divina. Esta idea llega a los Padres.
Orígenes llega a considerar inspirados por el espíritu hasta los errores del amanuense: asi hay
diversidad de transcripciones, es poque así lo quiere el espíritu inspirador. (Orígenes inventa
el asterisco como señal de variantes en los manuscritos).
PLATON concluye que en cada texto hay que distinguir planos distintos:
a. el logos, la dicción textual, la “facies literalis”.
b. la doxa, la opinión inmediata y pública de lo que da a entender el logos. El sensus literalis
de los Padres es esta doxa: lo que el texto hace comprender a la gente común.
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FILON DE ALEJANDRÍA
Filón de Alejandría considera a las Escrituras como un pozo con agua al que alguien ha
llenado de tierra. Dios ha puesto el agua de la verdad en ellas pero hay que sanar ese agua. Se
empieza a distinguir entre lo externo (Logos) y los interno (Dianoia, hiponoia). Se evidencia
así el concepto de VERTICALIDAD en la comprensión de un texto. Concepto con
repercusiones pastorales: ¿qué entiende la gente? Esto ya se lo planteó Platón para el que todo
texto debiera hacer aprender las cuatro virtudes cardinales, descubiertas por los griegos,
justicia, fortaleza, prudencia y templanza. Son los cuatro pilares sobre los que se construye el
hombre virtuoso. Si los textos que leen los jóvenes no son así, mejor que desaparezcan de la
República. No importa que tras la doxa haya otra dianoia, porque los jóvenes sólo entienden
la doxa. Nace el concepto de ofeleia, utílitas, que diventa criterio pastoral fundamental.
Basilio el Grande y su hermano Gregorio Nacianceno defenderán este concepto de ofeleia.
Trento lo exagerará hasta el punto de hacer necesario un permiso especial para poseer y leer la
Bíblia. El criterio de origen de Platón es que la verdad ha de estar íntimamente conectada con
lo útil, bello y bueno.
La interpretación de Platón será tradicional para todos los intérpretes de los textos antiguos.
También para Clemente de Alejandría que distingue la inspiración de los antiguos,
indiscutible, y de los modernos, inadmisible. El punto de cesura es Alejandro Magno. Los
primeros eran creadores y los segundos son simples comentadores.
Durante el tercer siglo, se relee a Platón y a los poemas antiguos con preocupación
hermeneútica. Los hebreos helenizados hacen lo propio con el texto bíblico, sobre todo el
Pentateuco. Uno de estos hebreos, Filón, contemporáneo de Pablo, siente la necesidad de
propagar su fe en el mundo helenístico, tratando de aunar la sabiduría hebrea y la griega.
Filón usa figuras alegóricas, provenientes de la tradición estoica. En efecto, ésta conocía una
interpretación alegórica y consideraba toda la historia de la Odisea y la Iliada de tal modo. La
historia de la guerra entre Troya y Grecia por el rapto de Elena es interpretada de modo
sapiencial: el hombre griego consideraba que la autorrealización consistía en el
perfeccionamiento de la virtud a través de un itinerario formativo. Se pasa de la adquisición
de una simple virtud a la virtus global. El hombre demuestra su virilidad cuando adquiere la
virtus, porque la andreia (virilidad) en sí significa fortaleza de alma: no conmoverse, no
abatirse, no espantarse ante ninguna dificultad (estilo Marco Aurelio). Ulises diventa así
prototipo de sabio. Gracias a su andreia puede retomar a Penélope, tipo de sofía. En la lectura
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estoica, los siervos de Penélope, que entregaba a sus pretendientes, son ahora los estudios
encíclicos (trivium y quatrivium), siete materias que dan acceso a la Filosofía (enkiklios =
cultura general). Los pretendientes de Penélope son ahora los estudiantes que frecuentan
ahora la escuela enciclopédica y Penélope es la sabiduría, la sofía personificada, a la que se
ordenaban intrínsecamente los estudios pero sin identificarse con ella. Sólo el sofos puede
pensar en tener la sofía, pero ¿cómo adquirirla? Ulises sólo pudo llegar a tanto después de
haber superado muchas dificultades con ayuda de Minerva y una exigente purificación moral,
dejando la parte “animal” de sí.
Fruto de la unión sofos-sofía surge Isaac, símbolo de la intuición espiritual, que trae la
felicidad, eudaimonía, objetivo expreso del hombre virtuoso: la ausencia de eudaimonía,
felicidad, es señal de que aún no se ha conseguido la virtus. Esta teoría hará sospechoso a
Filón a los ojos de los hebreos, que lo expurgarán de su tradición (Mishná y Talmud). Por
contra, los cristianos mitificaron a Filón viéndolo como a un obispo cristiano: es, pues, el
Maestro de toda la tradición cristiana exegética alejandrina.
Pablo conocía (y temía) a Filón y su obra (Gal 4,21-31). Pablo comienza también a mostrar la
incapacidad radical de poder interpretar plenamente un texto en base a su literalidad: las letras
pertenecen al mundo de la servidumbre, son fundamentales, pero no alcanzan a hacernos
encontrar con la verdadera sabiduría.
2Cor 3,4-6: lo que quiere combatir Pablo es la idolatría de la letra que impide al Espíritu a
hacer continuamente nuevas las cosas. De la filosofía al filozeoú: Pablo tiene dificultad en
admitir a los que quieren encontrar todo el significado en la literalidad. Utiliza un término
“hapax”: ALLEGORUMENA. Podría indicar de hecho una relación a lo que explica el
significado literal que está por debajo del mismo. Es lo misterioso, místico, secreto. La
“allegorumena” orienta hacia lo que no es visible, ante lo que hacer silencio (2Cor 12,2-4). Lo
otro, contenido en el participio allo-agoreo, es más que la parte epifánica, se identifica con el
misterio. Pablo quiere defender la posibilidad de que al interno de un texto no hay sólo doxa,
el significado que inmediatamente del texto, sino un significado más profundo, inefable,
místico que hace tocar al misterio. Todos estos conceptos están dentro del participio. Se
pueden analizar los hechos histórica y filológicamente, pero hay lo otro, sólo conocible por
revelación. Ese otro “otro” quiere poner en evidencia la doctrina alegórica (Lc 24), algo que
no puede aprehenderse con las leyes históricas, gramaticales o filológicas sino con la ayuda de
la fe. Si no se acepta este presupuesto, no se acepta la alegoría; sólo quien ve un texto
presuponiendo que el texto tiene un otro, se va tras ese otro.
Ante el texto bíblico, il primum no es el texto bíblico, sino la persona de Cristo (Lc 24),
iniciación mistagógica que permite descubrir la eventual presencia de lo otro al interno del
texto. Diventa una lectura espiritual del texto bíblico.
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.- En tanto la Torah escrita no fuese totalmente necesaria para la salvación, por el hecho
mismo de que los primeros patriarcas lo fueron sin haber conocido la Ley, por tal motivo no
es indispensable.
Para Filón ,el perfecto por antonomasia es Moisés, porque atraviesa estos tres estados de la
vida: sus primeros cuarenta años, está atado a las prescripciones de la sabiduría humana; sus
segundos cuarenta años, cuando huye de Egipto y habita en el desierto, relativiza
progresivamente todo lo que en la primera fase estaba determinado; y cuando ha consumado
todo recibe el don de lo alto, el fuego que no se consume, y en aquel momento, Moisés
diventa legislador, siendo libre dela Ley.
Filón y su método, son modelo para los Padres, tanto de Oriente como de Occidente. San
Antonio se identifica tanto con los Libros Sagrados que ya no los necesita. Filón, además,
divide los períodos de la historia de la salvación en tres: el periodo de los patriarcas, la
esclavitud en Egipto y la libertad.
El camino interior del creyente está constituído sobre las indicaciones bíblicas. La
autenticidad histórica de lo que cuenta la Bíblia es secundaria. Lo que importa es la enseñanza
que se deriva para la vida del hombre, orientado a la conquista de la virtud: lo escrito lo está
para amaestramiento en función de la adquisición de la virtud. -este planteamiento lo hereda
Orígenes, que sintetiza y estructura los tres momentos.
. Perfectos: Significado pneumático, para los que leen a partir de la luz de la fe.
Cada hombre, que puede leer un texto a estos tres diversos niveles (cuerpo, alma y espíritu)
está inscrito en una historia también dividida en tres grandes momentos:
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. Pasado: la Escritura dada para todos los hombres; todo lo que los hebreos conocen
de la Sagrada Escritura.
. Futuro: lo que pueden entender solamente los que entren en el Reino de Dios.
Cuando se habla de exégesis originiana, alejandrina, hay que entender que el último
significado de la S.E. pertenece al futuro. Nosotros sólo podemos conocer lo correspondiente
al pasado y al presente. La comprensión del texto está íntimamente ligada a la conversión, se
va aprehendiendo progresivamente, pero no se llega al final (fuente de Gregorio de Nisa).
. para los proficientes: Eclesiastés (Qohelet), libro que relativiza todos los
conocimientos y evidencia todas las vanidades, para vencer el riesgo dela idolatría;
. para los perfectos: El Cantar de los Cantares, que a su vez hay que leerlo tres veces:
primera, conocer la historia del amor; segunda, relativizar el erotismo que conlleva;
tercera, leer las relaciones entre Cristo y la Iglesia.
Para Filón de Alejandría, todo lo que sucedió en el Pentateuco, puede entenderse como
paradigma de la vida humana. Aplica a la humanidad los pardigmas del AT. Los cristianos
entienden algo parecido: todo aquello que pertenece al AT, son tupos, modelos, imágenes de
Cristo, que es la aletheia, la verdad. 2 Co 3,14: sombra; sólo quien se convierte a Cristo y
tiene su espíritu, puede comprender el espíritu del AT. Con la luz de Cristo puede releerse
verdaderamente el AT.
Todo esto es recuperado y manetnido por San Basilio, en su Epistolario, del que su segunda
carta es un texto fundamental, la teorización concreta de lo anterior. También Eusebio, pero
éste prescinde de Cristo. Pasa a aplicar directamente el AT al emperador Constantino:
instrumentalización.
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1. Leer el texto inspirado con atención (prosojé). No hay nada en el texto que no sea
importante, incluso los variantes.
2. Después hay que hacer ver la aporía, el no-sentido-del-texto. Cuanto más difícil es un
texto, más está lleno de misterio, más rico es. El exégeta lo es cuando acepta el reto de la
aporía. Es necesario insistir en el observar el texto desde todas las perspectivas posibles
(históricas, filológicas, morales, místicas…). El trabajo ha de realizarse con el texto, pero
también con quien lee el texto: se da una purificación que es necesaria para poder
descubrir la verdad. Intencionalidad de Filón: supone una concepción que pone en
relación el trabajo sobre el texto y el trabajo sobre quien lee el texto: simbiosis---
sungeneia. No hay comprensión sin connaturalidad (éste es un principio platónico.
3. El contenido de la Escritura es o sirve para el camino humano hacia la vida virtuosa, al
igual que la filosofía griega. Hay coincidencia entre ambas, y cuando se descubre, se llega
a una gran alegría: Justino dirá que todo el mundo está sembrado de verdad.
4. La Biblia tiene el mismo contenido que la filosofía, pero no todos pueden descubrir la
hiponoia, sino sólo aquel que tiene los instrumentos precisos. Para esto es necesario
cumplir ETAPAS, unos “ejercicios espirituales”.
a. Búsqueda (cétesis)
b. Profundización (skefis)
c. Declamación, hecha con atención
d. Dominio de sí (enkrateia), continencia de las propias pasiones.
e. Reflexión, meditación (meleté) de lo que ha ido obteniendo. Dura años…
Todo esto, hecho en la serenidad de quien es señor de sí mismo. Trabajo simultáneo sobre
el texto y sobre el lector.
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SAN ATANASIO recoge este bagaje y lo aplica concretamente a una figura típica de
monje, que es SAN ANTONIO EL GRANDE: representa la figura del creyente “tocado”
por Jesús, que recupera todo el patrimonio bíblico a través de la constante LECTIO
DIVINA que vive por medio de la memorización: no tiene necesidad de biblioteca porque
su cabeza es la biblioteca. La Palabra se hace UNO con él. Una vez interiorizado el texto
bíblico, Antonio lo considera orientación de vida y bautiza la Biblia en el confronto con
la muerte y resurrección de Jesús. Antonio recibe en don la VIRTUD, que los paganos
pensaban obtener a través de sus obras y del empeño voluntarista ascético. A cada grado de
crecimiento de Antonio, corresponde un don particular de Dios. Es un gran asceta que ha
recibido el don de la SECUELA CHRISTI. Así pues, mientras el modelo histórico de
virtuoso para los paganos consistía en la adquisición voluntarista de
IMPASIONABILIDAD, para Atanasio es el ejemplo de ANTONIO, que se nutre de las
Escrituras.
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Para conocer todos los aspectos que se esconden en Jesús, debemos conocer TODOS LOS
TIPOS, TODAS LAS PREFIGURACIONES en la historia de la salvación. El interrogante
es saber si estas prefiguraciones se deben individuar sólo al interno del AT o tambíen fuera
de él (Homero, Virgilio…). Y no sólo los personajes, también los EVENTOS de la
historia: ¿son o no prefiguraciones de lo que ocurrió con Jesús?
Esta actitud tiene RIESGOS Y PELIGROS: perder el sentido de identidad. Así que se
produce una quiebra, por la defensa del patrimonio hebraico-cristiano. En Cristo se
resumen todos los personajes, hechos y enseñanzas: él es la plenitud del tiempo y de la
historia. Y volverá. Así pues, estamos en la segunda fase, en el NT. Este no se ha cerrado
con los libros canónicos, tendrá su conclusión al fin de los tiempos. En este segundo
momento se reproponen otras prefiguraciones que ahora se llaman IMAGENES
(eikones): nuevos patriarcas, profetas, reyes, sucesos, sabiduría…imágenes de lo que será
completamente revelado al fin de los tiempos.
Así pues, TODO LO ANTERIOR A CRISTO, constituye PREFIGURACIONES DE
CRISTO. CRISTO ES EL ELEMENTO CENTRAL DE LA HISTORIA. TODO LO
POSTERIOR A CRISTO, constituye IMÁGENES DE CRISTO.
Esta es la tesis de la exégesis hagiográfica. Y es EN LA IGLESIA donde se experimentan
esos nuevos hechos y donde se individuan los nuevos personajes. En el misterio de la
Iglesia, la estructura institucional de la Iglesia es la nueva creación y los sacramentos son
los nuevos eventos.
Antes de la venida de Cristo, todo era profecía. Después, todo es manifestación. Ahora
bien, siempre PARCIAL.
JUAN CASIANO concluye: si esto es así, el creyente cristiano debe sobre todo buscar el
individuar en el AT el personaje propio: SINGENES, el más vecino a él, a la propia
situación personal, para que sea modelo para la propia vida. Después de elegir el
personaje, se le ilumina con la persona de Cristo y se trata de imitarlo.
La experiencia del creyente se fundamenta en la Biblia, historia de salvación que se inicia
en el AT, se cumple en Cristo y continúa en la Iglesia, a la que cada creyente debe decir
“amén”.
Y esa historia de salvación tiene que ser vivida en cada crayente. Abierto a la cultura
pagana, el creyente es sensibilísimo a la unidad entre AT y NT , hecha en la praxis de la
escucha cotidiana de la Biblia, con una intensidad no en sentido emocional (práctica
devocional) sino en sentido histórico y objetivo. La vida espiritual viene vista como
insercción personal en el proyecto de Dios. La espiritualidad no es otra cosa que la
actualización de la historia de la salvación. La Biblia, en este contexto, enseña EL
TRAZADO HISTORICO DEL CAMINO PERSONAL A DIOS.
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Todo el AT no es otra cosa que un boceto del NT, que Dios ha presentado en anticipo a
Israel de lo que iba a ser la Iglesia después de la venida de Cristo.
El pasaje tiene una insistencia en confrontarse con los hebreos. Agustín justifica la
violencia por el bien: es la única vía que le queda a la Iglesia y a la sociedad cristiana para
hacer entrar en el “banquete nupcial” a cismáticos, herejes y hebreos, y así se pueda
celebrar la boda. Se inician, pues, las teorías de eliminar el mal de la Iglesia y de la
sociedad cristiana: matar a los “malos” no es homicidio sino “malicidio”, bueno y
necesario para erradicar el mal y para que pueda manifestarse plenamente el reino de Dios
(“se pueda celebrar la boda”).
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Presupuesto de Clemente: Dios es único y filántropo luego no puede venir sólo a unos. No
podemos alcanzar la voluntad de Dios sin verla en las obras humanas. Dios se sirve del
autor humano para transmitir su mensaje y su salvación. Clemente aplica el principio
hermeneútico del s. VI-VII aC : Homero entero está hecho para indicar el camino de la
vida virtuosa, no el trazado histórico. Todo era en él profecía, anuncio de lo que los
cristianos han recibido a través de Cristo.
Abre la posibilidad de entender todo el patrimonio cultural humano a estos dos niveles: lo
que el poeta ha dicho; lo que Dios ha querido decir.
Hasta ahora, la lectura se había hecho en un plano horizontal: tipología. La visión
tipológica es COMÚN a todos los Padres. Hay, eso sí, diversas sensibilidades pero al
interno de una misma mentalidad. Es una historia horizontal, de camino.
Al interno de este discurso unitario, hay sensibilidades diversas:
b. ALEJANDRINA (ALEGORIA)
Se caracteriza por el hecho de que ha recibido de Filón una enseñanza relativa a la
“crescita” del hombre y del conocimiento, heredada del platonismo. Hay un paralelismo
concreto entre el crecimiento del hombre hacia la virtud y la apertura al conocimiento y
sabiduría. Aquí la literalidad y la horizontalidad no valen por completo. Hay niveles:
carnal, proficiente y perfecto.
1. PARALELISMO ANECDOTICO: hecho material del AT = hecho material del NT. Los
monjes de Jerusalén, siglo IV, empiezan a “repetir” paso a paso los lugares por donde
anduvo Jesús, en el mismo tiempo cronológico. Se desarrolla la devoción a los santos
lugares y la liturgia de la Semana Santa. Nacen en otros lugares (Roma, Bizancio…) las
STATIONES, que tratan de reproducir lugares santos con reliquias traídas de Palestina,
para repetir tipológicamente. Las cruzadas son la última consecuencia del “modelo
mateano” o “modelo materialista”. En esta línea están, también, las órdenes
mendicantes y la devoción al viacrucis: revivir en la propia vida aspectos singulares de
la vida de Jesús, según la imitatio Christi (no secuela christi).
Reducen la propuesta del NT a una pietas, basada en la imitación de Cristo
(Kempis). Se trata de una devoción pietista, privada. Se olvida la propia Biblia y se llega a
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HENRI DE LUBAC
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Escribe los primeros artículos en 1930. Se reconoce deudor del jesuíta Marechal y de Blondel,
uno de los grandes filósofos franceses, autor de L’action (1925) donde presenta una filosofía
cristiana, sin distinguir plenamente razón y fe.
Hasta la segunda guerra mundial escribe varios libros, destacando Proudhon y el cristianismo,
tomado como base para la Gaudium et Spes.
Funda Cahiérs du témoignance crètienne, que ayuda a la Resistencia francesa.
Tras la guerra, escribe su fundamental SOURCES NATURELLES, en donde defiende que en
la naturaleza hay potencialidad para la gracia, tesis refutada por los tomistas.
Entre 1950 y 1960 vive la condena y el retiro de las cátedras, escribiendo en 1953 su
“Meditaciones sobre la Iglesia”, que le constituye como un verdadero vir eclesiasticus.
Secretario de 2 comisiones en el Concilio Vaticano II.
Habla de carnales como de principiantes; de los eclesiásticos como proficientes y de los que
vendrán como perfectos. Ninguno puede pretender tener el contenido completo de la
Escritura, porque somos proficientes, no perfectos; la palabra es un “infinito”. De aquí la
necesidad de vasos comunicantes entre los diversos exegetas, dada la “penuria sensum” de ser
proficiente (también hablan de esto Gregorio Magno y Juan Crisóstomo).
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Este humus trata de recuperar Henri de Lubac, recogiendo a Orígenes: estar abiertos a la
multiplicidad de la manifestación del Espíritu que es correspondiente a la apertura y
disposición del creyente. Al interno de esta teoría, se construye la doctrina de los cuatro
sentidos:
Cuando se pasa a Alejandría, estos tres significados son de tipo vertical. El mensaje de la letra
se hace corresponder a las tres etapas de la vida del hombre: principiantes (cuerpo),
proficientes (alma), perfectos (espíritu).
El principio unitario de ambas corrientes es el soteriológico: en la corriente tipológica, el
elemento soteriológico consiste en la universalidad de la salvación (es para todos los
hombres); en la corriente alegórica, el elemento soteriológico se dirige a todo el hombre.
Según la sensibilidad espiritual y teológica de una y otra, se subrayará un aspecto u otro.
EL DÍSTICO
El texto literario se llama exapla, seis columnas de las que en el centro estaba la traducción
oficial de la Iglesia. Texto hebraico, transcripción griega, traducción Aquila (palabra por
palabra), traducción Sigmaco, los LXX y Teodoción.
Sobre la letra, los signos son indicaciones queridas por el Espíritu Santo. Las diferencias entre
los textos, según Orígenes, no eran “fallos humanos”, sino que llevaban chispas divinas. El
hacía un asterisco y en nota ponía la variante. Cuando Orígenes pasa al comentario de texto,
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entenderá las variantes como posible significado del texto mismo. Para poder interpretar el
texto, hay que garantizarlo (base filológica previa muy importante. Así que cada
interpretación que no tiene base en el texto es, por definición, ilegítima. “Cardo salutis caro”
(Tertuliano). Para los antiguos, no existía el “ars gratia artis”: todo texto tiene un fin preciso:
la areté (virtud). Si un texto no procuraba ese objetivo, simplemente no se escribía. Ni un
hecho histórico se salva de esto: siempre, siempre se escribe con el objetivo de la virtud. El
concepto de ofeleia es fundamental.
Orígenes sostiene una distinta interpretación: si el texto habla mal de Dios, de su dignidad o
de un camino que no conduce a El, que no educa en la virtud, no es el texto el que ha de
cambiar (Platón lo eliminaba) sino el lector debe leerlo de otra manera. Hay que cambiar la
prospectiva. Esa otra manera es la manera alegórica.
Los autores antiguos planteaban distintas tentativas para volver aceptable un texto
aparentemente inaceptable. Todo estaba en función de la ofeleia. Por ejemplo, sobre el texto
de Júpiter, Juno y el hilo de oro, dada su aparente inaceptabilidad, los autores decían: se trata
de explicar el origen del mundo (fisiqueteoria); se trata de explicar la estructura del ser
humano (antropiqueteoria); se trata de explicar el dominio de la pasión (etiqueteoria).
Platón introduce la dialéctica: razona sobre los diversos aspectos anteriores y los armoniza
con los principios de la filosofía (lo bello, lo bueno, lo verdadero).
Cuando se pasa a la mentalidad cristiana, se cambia la dialéctica filosófica de Platón por la fe
cristiana (pistis). Es la fe la que diventa criterio de discernimiento sobre la aceptabilidad o no
de una interpretación. Orígenes identifica el nucleo de la fe cristiana con el misterio pascual
de Cristo. Y así se realiza el paso del primer significado (litera) al segundo significado: no es
una verdad, es una persona, Jesús de Nazaret, en el que el creyente descubre la presencia del
Hijo de Dios. Es el sujeto que revela el objeto de la Escritura; El abre la Escritura. La pistis
diventa “fedes quae” a “fedes qua”.
La alegoría de la Escritura es una persona: Cristo. Aquí coinciden Danielou y de Lubac.
Se piensa si debe estar esa figura presente en cada texto del Antiguo Testamento: los
antioquenos son propensos a reconocer una profecía sobre Jesús sólo donde un texto del AT
ha sido citado por el NT (son más sobrios). La escuela alejandrina dice que el principio es
general, por lo que cada palabra del AT contiene una referencia a la persona de Jesús. Esta
mentalidad será asumida por San Agustín: “en el AT se esconde el NT y en el NT se revela el
AT”.
Aquí radica una diferencia entre Orígenes y Gregorio de Nisa. Orígenes mantiene que una
conversión perfecta lleva a una comprensión perfecta. Gregorio de Nisa dice que el texto tiene
una profundidad ilimitada, por lo que en la eternidad, también seguiremos creciendo en la
comprensión: epektasis, estar continuamente más allá. La epektasis puede abrir a lo que
intuyen los dos como posibilidad eventual: la progresión continua. Según Gregorio de Nisa,
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sólo hay un infinito, Dios, y la creación no puede ser Dios, pero al final de un movimiento
infinito puede salir de la esfera creada y llegar a Dios. Esto tiene consecuencias exegéticas:
toda comprensión del texto es siempre relativa, porque la verdad está más allá de la esfera;
puesto que los sentidos creaturales son limitados, la verdad no es absoluta. Este principio
exegético tiene una dinamicidad increíble: relativización de cada comprensión = anagogé =
sentido anagógico. Todas estas distinciones presuponen la fe.
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Si tomas el texto con la fe, descubres la alegoría ( sentido OTRO escondido), las indicaciones
que vienen de Cristo resucitado. La llave que abre el sentido de la Escritura es la fe. Sobre
esto insiste Orígenes: la fe en el misterio central de la muerte y resurrección de Cristo, la fe en
Jesu-Cristo Señor es la llave que permite descubrir que en cada texto del AT, el Espíritu
quiere conducirnos a Cristo. Gracias a este planteamiento, los cristianos se diferencian de los
hebreos. Desde aquí, las consecuencias no pueden no pasar por Cristo (tercera y cuarta frase
del dístico).
Se trata de descubrir en el texto bíblico, una vez “bautizado” desde Cristo, cuáles son las
consecuencias del texto para el creyente. Es la SEQUELA CHRISTI. Los libros del AT no
tienen una moral autónoma respecto de Cristo. No son códices de comportamiento moral que
puedan prescindir del misterio de Cristo. Los grandes Padres, estuvieron siempre preocupados
por descubrir las consecuencias morales desde Cristo. El sentido moral es antropológico. La
tropiqueteoria no puede ser asumida por un cristiano si no está confrontada y conformada con
el misterio de Cristo. Y, a su vez, se retoman las Escrituras como “explicación” del misterio
de Cristo y de las consecuencias que se derivan del misterio de Cristo para nuestra vida moral.
Tales consecuencias, iluminadas por la figura de Cristo, se vuelven orientación para la vida
del cristiano. Antes eran la profecía de Cristo, tipos de Cristo; ahora son imágenes de Cristo.
Apertura de sentido al infinito. La anogogé, la salida, indica la dinamicidad del texto. Nadie
puede pretender cerrar el sentido dela Escritura. Las interpretaciones del la Escritura no
podrán cerrarse nunca, sino que quedarán abiertas hasta el fin de los tiempos.
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Hay un SECRETO en el modo de leer la Bíblia de los Padres, que no aparece en la tipología
de Danielou ni en la alegoría de de Lubac. Es la LECTIO DIVINA. No es un ejercicio de
lectura sino un modo de ser. Cuando los Padres pensaban en un término sintético de la lectio
divina, decían ESTAR CON LA PALABRA. Hace lectio divina el que está con la palabra,
como el amante está con la amada. Esto lo han recibido de la tradición hebraica (salmos 1,
118). Desde esta premisa hay que hablar de lectio divina.
No se mide el tiempo, se encuentra cualquier camino para llegar a ella y se la mira fijamente
para poder descubrir su contenido salvando cualquier obstáculo. Es un “juego”. En el Targum
hebraico, el Cantar de los Cantares es la historia entre el esposo sabio hebreo y la esposa (la
Torá).
El texto no dice a todos la misma cosa pero proporciona su nutrición según la edad de aquel
que la frecuenta: la palabra de Dios crece con quien la frecuenta (Gregorio Magno). No se
puede decir quien viene primero. La iniciativa es de la Palabra, que pone en movimiento el
amor en una espiral de relación, la epektasis de Gregorio de Nisa. Cuanto más crece el amor,
más crece la riqueza que se esconde en la Escritura.
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está dentro del texto mismo, si en su expresión no coincide con la expresión de la Iglesia,
es que no ha sido bien interpretado. No es posible reducir la comprensión de un texto a las
preguntas intelectuales. También el corazón ha de contribuir en la búsqueda. Sólo la
inteligencia no basta para comprender completamente el texto, sino que necesita un
corazón puro. Esto no sería aceptado por un exégeta moderno, pero es fundamental en los
Padres. Hay que purificar la cabeza y el corazón; en caso contrario se entra en el “de pugna
diabolum”. También es importante la comunitariedad. No es posible pa privatización en el
análisis del texto porque la Escritura no es un bien privado sino comunitario
Con estos ingredientes estamos en situación de poder leer y entender el texto. La apateia no
es insensibilidad sino impasionalidad. No es lo mismo.
a) Cuando los Padres leían la Biblia eran conscientes de que los libros fueron escritos en
diversas épocas pero teniendo en cuenta el proyecto unitario de la historia de la salvación:
extra tempus sed non extra mysterium (Gregorio Magno): un sólo proyecto salvífico de
Dios, unitariedad de la Escritura, factum audivimus, mysterium inquiramus (= el dato
histórico era considerado como una letra a penetrar, a comprender en su profundidad); la
historia y la narración de la historia tienen necesidad de ser interpretadas desde el
contenido profundo. Se trata de buscar una explicitación de un misterio ya contenido en la
Escritura (Gregorio hace esta relación entre la situación en Europa por las invasiones y la
Escritura -la reconstrucción del Templo de Ezequiel-. Los eventos históricos que todos
pueden observar -dice Gregorio- consuman un juicio de Dios sobre el pecado de los
romanos y, a la vez, manifiesta el proyecto de Dios de “rehacer el Templo”. Se desprende
esto de la unitariedad del proyecto de Dios; continuidad de la historia presente, la historia
que explicita el contenido del texto… y así hasta el fin de los tiempos.
Cuando se hace Lectio divina hay una reciprocidad: el texto ilumina la historia y la
historia ilumina el texto. Siempre atención a las dos realidades.
Según los Padres, no cualquier interpretación del texto debe entenderse como auténtica sino
sólo la que en el confronto con el depositum fidei resultaba coincidente. La “concordia”, la
caritas se conforman como criterio definitivo de la idoneidad y coherencia de la
interpretación. Se debe atención y concordia a las dos realidades:
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Los Padres subrayan también que el exégeta debe ser un hombre de paz y pacificado, con
serenidad de juicio no sólo en el plano intelectual sino en general. No puede ser exégeta quien
no vive en el Espíritu de la Escritura. Sólo un bonum puede aprehender el verum. De aquí la
connaturalidad entre el texto y el lector. Como defendía Casiano, no es posible que un no
convertido entienda la palabra de Dios. Gregorio afirma, además, que la Escritura crece con
quien la lee. Lo herético, por definición, es falso y malo. Hay una total identificación entre
error y errante.
.- Collatio textum: método aprendido de los maestros rabinos. Esa recolección se hace con
extrema atención.
.- Relación entre collatio - meditatio: no se recoge todo sino lo que es congruente con el texto
que se quiere explicar. No se trabaja como la hormiga, que recoge todo, sino como la ABEJA,
que coge sólo lo que conviene y es susceptible de convertirse en miel.
.- Dejar macerar en el silencio todo el material: hay una especie de fiducia, muy ingenua pero
sabia, del resultado de mezclar las palabras recogidas y la Palabra. No se necesita prisa, se
necesita tiempo para la sedimentación (la ruminatio de los padres occidentales).
.- Y ya el alimento está preparado: la SINCRESIS. Se trata de ser juzgados junto con la
Palabra. Mientras los textos que hemos elegido están purificando el texto de nuestro análisis,
al mismo tiempo viene puesto en crisis el lector, el exégeta. El sincreion actúa
simultáneamente sobre el texto y sobre el sujeto. Y se da inicio a una situación nueva:
SINTONIZACIÓN DEL TEXTO CON TU REALIDAD MÁS PROFUNDA (SINCRESIS).
De aquí surge la ORATIO: posibilidad de explicitar el sentido que hemos cultivado. La oratio
es la explicitación del sentido: del sentido del texto y del sentido que tú has descubierto en el
texto.
.- Aquí concluye el itinerario, porque todo lo que viene después, la CONTEMPLACIÓN, es el
comportamiento que se deriva del volverse criaturas nuevas, gracias a la Palabra.
TEXTO DE ORÍGENES. Nº 10
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Orígenes utiliza 5 vocablos usados en la lectio divina. Él es muy ordenado y muy lógico
cuando afronta un texto bíblico para hacer exégesis. Su esquema incluye:
1. Lectura atenta del texto, para ver las coincidencias o divergencias de las distintas
versiones.
2. Fruto de la lectura, emergen de su memoria escriturística aquellos textos que pueden ser
idóneamente confrontados con el texto que ha elegido (uno o dos del AT, uno o dos del
NT), con cuyo auxilio ilumina la página.
3. En este texto la preocupación es cómo extraer un mensaje aceptable de un texto que
moralmente es malo, porque narra algo detestable (un incesto).
4. Empieza con “factum audivimus… inquiramus”: Platón hubiera quemado el texto, también
los gnósticos, que rechazaban el AT por textos como éste. Sin embargo, Orígenes mantiene
que también aquí está escondido un mensaje divino.
5. Retrato de Israel: interés carnal, pues utiliza la ley para garantizar su futuro. Idea filoniana:
el hombre es la parte noble, inteligente; la mujer es la parte sensual, material. La Torah es
utilizada por las dos hijas (Samaría y Judá) para garantizar objetivos carnales y terrestres.
6. Comprensión alegórica de Lot: referencia histórica y referencia a la estructura del hombre.
7. Aplicación moral: individuación del pasaje en cada persona, que lleva las dos hijas dentro
(la vanagloria y la soberbia). Del plano histórico pasa al plano individual: no hay que
dejarse “emborrachar” por las hijas de Lot.
8. Un comentario ético recorre todo el texto. Hay una TEOLOGÍA DE SUSTITUCIÓN. Con
esta exégesis, Israel, pueblo elegido, queda excluido, fuera de juego. Otra operación es de
tipo cultural: los griegos buscaban la enseñanza moral poniendo ejemplos de la antigüedad
clásica, de Platón … Orígenes sustituye los textos clásicos por la Escritura y los hace
inútiles. Hace con la cultura clásica lo que hace con los hebreos, sustituirla por la Biblia.
Los textos clásicos orientaban a la Virtud (las 4 virtudes cardinales) genéricamente.
Orígenes dice que la virtud está en unirse a una persona concreta: Jesús.
9. En su confrontación con los hebreos, afirma la superioridad de la Iglesia; en la
confrontación con la cultura clásica, afirma la superioridad de la tradición teológica
cristiana; en el confronto con la vida virtuosa, afirma la superioridad de una persona
concreta: Jesús.
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