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MODERNIDAD POLÍTICA Y TEORÍA SOCIOLOGICA:

UNIVERSALIDAD Y REGIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO


José Maurício Domingues

El surgimiento de la modernidad política en Europa y Estados Unidos es


contemporáneo de los mismos procesos en América Latina. Se podría plantear el tema
al revés, dado que los procesos endógenos en aquellas regiones tuvieron un peso mucho
más grande en su generación, mientras la región colonial más al sur inició su trayectoria
independiente subordinada en su imaginario a los procesos, valores e ideas que
emergían en otras partes. De todos modos, la abstracción de los sistemas jurídicos-
modernos, la separación entre público y privado, las relaciones entre estado y sociedad,
la conjunción entre libertad e igualdad, se produjeron en América Latina, así como en
Europa y Estados Unidos bajo trayectorias específicas. Dicho de otro modo, y en cierta
medida al revés: por caminos más o menos particulares, la dimensión política se
constituyó por separado en todas estas regiones, como aspecto específico de la
modernidad.
¿Cuáles son las diferencias entre estas trayectorias en la formación de la modernidad
política? ¿Qué nos pueden enseñar sobre el quehacer de la teoría sociológica,
relacionando modernidad política y regionalización del conocimiento? La revolución
francesa y sobre todo su momento jacobino, así como los procesos sociales y políticos
que les involucraban, evidencian desde entonces todas las tensiones de la modernidad
política en su despliegue. Eso se replica al mismo tiempo en América Latina, con la
revolución de San Domingo, que puede ayudar a contestar aquellas preguntas, la más
específica y la más general.
Todos los temas que la modernidad política como dimensión específica en este tipo de
civilización, se presentan ya en este momento: la dialéctica histórica entre lo abstracto y
lo concreto, la centralidad del poder ejecutivo y la encarnación de la nación en grandes
individualidades versus el parlamentarismo impersonal, el laissez-faire y la defensa de
propiedad privada con la contrapartida de la cuestión social y la intervención en la
economía , la democracia en sus diversas expresiones, parlamentaria y directa, al tiempo
en que se plantea la dictadura revolucionaria. Ahí ya encontramos también el tema de la
relación centro-periferia/cuestión colonial (con la concreción del tema racial).
Finalmente, el consequencialismo filosófico aplicado al proceso revolucionario y la
constitución de una personalidad particular, comprometida de manera total con la
revolución, emergen por primera vez con el jacobinismo.
Hay distintas soluciones para estos temas, dependencias de trayectorias específicas y
también hibridizaciones en el desarrollo global de modernidad política. Los elementos
emergentes de los sistemas políticos del “socialismo real” sumaron maneras específicas
de lidiar con ellos, además. Sin embargo, estas siguen siendo todavía las cuestiones que
se plantean por todo el planeta y de manera particular en los diversos países
latinoamericanos. Universidad y particularidad se imbrican dialécticamente en este
despliegue, universalidad y regionalización conceptual nos son demandadas.
¿Qué soluciones teóricas y metodológicas más generales se puede derivar de esta amplia
gama de cuestiones que la modernidad política plantea en su despertar? ¿Qué significan
para una visión emancipatoria –o de liberación, si se prefiere– globalmente situada y
específicamente latinoamericana?
Hay aquí cuestiones relativas a cómo se puede construir conocimiento, un momento
constituyente, más allá del momento destituyente que tuvo tanta fuerza en los últimos
años. En este sentido hay temas epistemológicos sutiles, que nos hacen pensar en los
caminos específicos de la construcción de la teoría social en diálogo y al tiempo con
particularidades y cierta autonomía frente a los centros de la modernidad, y que no se
pueden restringir al contenido o a las denuncias/reivindicaciones abstractas, sino que se
deben probar en el análisis de procesos sociohistóricos efectivos. El poscolonialismo u
el descolonialismo se presentaron en las últimas décadas como soluciones para eso, pero
rara vez lograron demostrar cómo sus postulaciones generales se traducen en estrategias
distintas, a un nivel de operaciones de construcción del conocimiento, así como en
términos de conocimientos nuevos que no evidencian de manera radical que ya no
siguen en la senda de los mejores resultados de las ciencias sociales, en América Latina
y en el restante del mundo. ¿Hay cómo plantear y contestar estas preguntas de manera
distinta? ¿Qué decir de la modernidad política en este sentido?
Son estos interrogantes, juntamente con los temas sustantivos que conllevan, que este
trabajo busca tratar. De este modo, una visión de la modernidad global atenta a su
heterogeneidad se despliega en el análisis de estos procesos históricos localizados.
Universalidad y regionalización del conocimiento van de la mano en este intento de
conceptualización. Si queremos avanzar verdaderamente más allá de una perspectiva
unilateral no se puede dejar ninguno de estos dos elementos a un costado.

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