PARROQUIA “NUESTRA SEÑORA DE BELÉN”

HUARAZ

LOS SACRAMENTOS
Los sacramentos son signos visibles y eficaces de la gracia de Dios, por ellos se nos da Vida Eterna.

Los seres humanos necesitamos de signos para comunicar a los demás lo que sentimos y llevamos dentro
nuestro, usamos signos visibles o que se puedan sentir o escuchar (una sonrisa, una lágrima, un abrazo).

Un sacramento es un signo del amor de Dios.

“El Padre se hace visible en el Hijo; el Hijo se hace visible en la Iglesia, la Iglesia se hace visible en los
sacramentos.”
También la fe es una relación personal entre Dios y el Hombre, Dios toma la iniciativa para entrar en
amistad con nosotros, se adapta a nuestra naturaleza, a nuestro modo de captar a través de los
sentidos, y nos muestra su amor por medio de su mensaje y signos visibles, audibles y palpables. Estas
manifestaciones del Amor de Dios se llaman Sacramentos.
Dios invisible se hizo visible; accesible y presente a los hombres por medio de su Hijo hecho Hombre.
"Cristo es la imagen de Dios invisible" (Col. 1,15) y en el Evangelio de San Juan dice Jesús: "Quién me ve a
mí, ve la Padre" (Jn. 14,3)

Los 7 sacramentos son signos de la nueva vida en Cristo

Así como Dios se hace visible en Jesucristo, y Jesucristo se hace visible en la Iglesia, también la Iglesia se
hace visible en los Sacramentos. Cristo quiere llenarnos de VIDA NUEVA – VIDA DIVINA – y
acompañarnos también, hoy, especialmente en las etapas y decisiones trascendentales de nuestro
peregrinar. Lo hace ante todo por medio de LA PALABRA y LOS SACRAMENTOS DE SU IGLESIA.

Al hablar de Sacramentos nos referimos a:

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1- BAUTISMO: nuevo nacimiento, incorporación a la

Iglesia SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA
2- CONFIRMACIÓN: fuerza para ser testigos
3- EUCARISTÍA: cuerpo y sangre de Jesús

1- RECONCILIACIÓN: perdón, amistad con Dios SACRAMENTOS DE LA CURACIÓN

2- UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: fuerza y ayuda en el
dolor

1- ORDEN SAGRADO: servicio a la Iglesia

2- MATRIMONIO: alianza para toda la vida, unión SACRAMENTOS DEL SERVICIO
de dos personas

LOS SACRAMENTOS RENUEVAN

No hay ningún sacramento destinado a mantener al hombre en el estado en que se encontraba,
momentos antes de recibirlo, todos exigen y suponen un cambio de actitud y de vida para mejor, son
siempre una transformación que supera al pasado y transporta para el presente y para el futuro.

Esto significa que Los Sacramentos de la Iglesia están ordenados a un doble fin. Para perfeccionar al hombre
en lo que pertenece al servicio de Dios y para remedio contra los daños del pecado.

EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
“La Confirmación es Don del Espíritu Santo, a Jesús lo llamamos Mesías o Cristo, esto quiere decir EL UNGIDO
POR EL ESPÍRITU DE DIOS, el Salvador, Jesús lleno del Espíritu de Dios no dejó solos y desamparados a los
suyos, sino promete derramar el mismo Espíritu en el corazón de todos los que crean el él.”

leemos en Juan 16,7

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito;
pero si me voy, os lo enviaré:

y Hechos 1,8

sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra."

EL ESPÍRITU SANTO ESTA EN CADA CORAZÓN - AUN NO CRISTIANO - QUE SABE AMAR. PERO EN LA
IGLESIA JESÚS NOS OFRECE LA PLENITUD DE SU ESPÍRITU.

JESÚS CUMPLE SU PROMESA DE ENVIARNOS AL ESPÍRITU SANTO

(Leer la lectura de Pentecostés Hch. 2, 1- 11)

El Libro de los Hechos de los apóstoles (Hch. 2, 1-11) narra, en un lenguaje simbólico que el día de
PENTECOSTÉS; el Espíritu Santo cambió radicalmente a los apóstoles. Ellos recibieron bajo la forma de un
VIENTO al espíritu de la Vida; que da fuerza, coraje y vida en sí mismo.
Cuando Moisés descubrió en la zarza ardiente la presencia de Dios, el símbolo del FUEGO quiere
aclarar que ahora Dios está cerca por medio de su Espíritu quien purifica nuestro interior. El Espíritu Santo
es luz, que nos ilumina interiormente y nos da calor.

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La imagen de las LENGUAS DE FUEGO debe recordarnos al episodio bíblico de la construcción de la torre
de Babel (Gen. 11). Los que formaban un mismo pueblo perdieron la unidad por el orgullo de querer
construir un mundo sin Dios. "Se confundió su lenguaje y se dispersaron sobre la superficie de la tierra".
Ahora el Espíritu vuelve a reunir a los hombres dispersos entre todas las naciones en una sola familia de
Dios: La Iglesia. Y enseña de nuevo a hablar un lenguaje común que todos entienden y a todos une: el
amor cristiano
La confirmación debe llegar a cada uno de nosotros su PENTECOSTÉS PERSONAL, la manifestación cada
vez más perfecta del espíritu de Jesús

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Escribe las palabras que faltan

en cada uno de los
Sacramentos.