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La depresión de los años 30 y la segunda guerra mundial trajeron consigo un período de declinación en las
transacciones económicas internacionales y, como consecuencia, la adopción de políticas orientadas hacia una
autarquía económica. Pero, después del pedido de reconstrucción de la posguerra y una vez que el comercio
internacional y los movimientos de capital comenzaron a florecer nuevamente, la "apertura de la economía"
readquirió la popularidad que había perdido.
1. El ciclo económico en la Argentina
Hacia fines de la década de 1920, se había hecho típico de la Argentina un patrón bastante claro de oscilaciones
económicas hasta el punto de que recibió nombre propio. Se les llamo el ciclo económico argentino
1.1 Inestabilidad de las exportaciones y del ingreso de capitales
El ciclo económico argentino se originaba en la inestabilidad de las exportaciones y del ingreso de capitales. Las
exportaciones están compuestas, casi exclusivamente, por una media docena de productores agrarios.
Tanto los precios de exportación como las cantidades acusaban una marcada variabilidad. Los precios de exportación,
en oro y en divisas extranjeras, vinculaban a la Argentina con economía mundial y con las condiciones específicas de
los mercados agrarios. Pronto aumento estable del consumo interno, estos cambios se trasladaban a los excedentes
exportables.
Los mecanismos de precios de transferencia entre las subsidiarias de estas empresas trasnacionales, la subfacturación,
las guerras de precios y todas las prácticas habituales en estas condiciones, contribuyeron al desestabilizar aún más
los precios y volúmenes de exportación.
En el período 1917-29, tal inestabilidad, fue mayor que en todo lo que los anteriores o posteriores de la Argentina, no
por encima, del que experimentaron los países en vías de desarrollo en los años posteriores a la Segunda Guerra
Mundial.
Si los precios de importación hubieren oscilado en la misma dirección y grado que los exportación, su inetabilidad no
hubiese sido importante en términos de capacidad de importación y balanza de pagos, aunque no hubiera sido un
fenómeno neutral en lo que se refiere a sus efectos sobre la distribución del ingreso dentro del país. De todos modos,
lo que sucedió fue justamente lo contrario.
Los ingresos de capital, experimentados oscilaciones significativas, a pesar de estar canalizados casi exclusivamente
hacia la inversión directa en servicios públicos y a la compra de bonos. El comportamiento de estos movimientos de
capital de largo plazo estaba determinado, principalmente, por las condiciones de los mercados de capital en las áreas
"centrales", es decir en Londres hasta 1914 y de Nueva York después de 1924, condiciones que poco tenían que ver
con la situación económica o las necesidades de la Argentina.
1.2. Mecanismo de transmisión
La inestabilidad de las exportaciones y de la entrada de capitales fue un fuerte generador de inestabilidad en
economía global a través del funcionamiento del sistema de ingresos y gastos. El sistema monetario del país fue
bautizado como de "patrón oro esporádico". La creación primaria de dinero estaba regulada por el flujo de oro y divisas
extranjeras.
1.3. La vulnerabilidad externa y la autonomía de la política económica
Como todo país deudor, la Argentina se enfrentaba cada año con una carga fíja substancial sobre sus ingresos de
divisas. Aún antes de la Primera Guerra Mundial, estas cargas eran superiores al saldo de la balanza comercial. Por lo
tanto, el país necesitaba de nuevas entradas de capital cada año para evitar problemas serios en la balanza de pagos
y las consiguientes perturbaciones internas. Las importaciones no pueden reducirse fácilmente ya que contribuían de
un modo decisivo a suplir el consumo, los insumos productivos y los bienes de capital.
El país dependía muy especialmente de sus ventas a Gran Bretaña, al tene excedente comercial con Gran Bretaña y un
déficit con los Estados Unidos, Argentina dependía fatalmente de que Gran Bretaña pudiera -y quisiera - financiar un
excedente de importación, superior a sus créditos como inversor, o bien que los Estados Unidos tuviera la capacidad
de continuar efectuando exportaciones netas de capital a la Argentina.
Es así que la economía Argentina no sólo era vulnerable a la situación general de economía mundial, sino que, en
especial lo era con respecto a las dificultades de la economía británica.
1.4. El ciclo económico en la década de 1920
La década de 1920 fue testigo de varias oscilaciones de la actividad económica. Al comienzo, desde 1919 hasta 1921,
hubo una declinación como consecuencia de la finalización de la Primera Guerra Mundial. A ello siguió la recuperación,
desde 1922 a 1924, como buenas cosechas y la iniciación de una entrada significativa de capitales desde los Estados
Unidos. Una mala cosecha, en la temporada 1924- 25, llevó a una nueva baja, acentuada por otra caída de los precios
agrarios durante 1925 y 1926.
En 1926 comenzó un nuevo ciclo. El peso argentino -depreciado bajo el régimen de inconvertibilidad- comienza
resurgir a medida que aumentaban las exportaciones y las entradas de capital. A comienzos de 1927, El peso casi llega
a la paridad. En dicho año, los volúmenes y los precios de exportación aumentaron y hubo un apogeo en la entrada de
capitales, especialmente los destinados al sector público. El oro ingresaba al país y se retorna a la convertibilidad en
agosto 1927, impidiéndose así una mayor revaluación del peso. Los bancos continuaron acumulando apreciables
reservas de divisas.
Tanto el efectivo como los depósitos aumentaron, pero los préstamos no se mantuvieron ya que los bancos
reconstruyeron sus reservas y liquidaron viejos créditos que provenían de la crisis previa.
2. La depresión
2.1. El éxodo de capitales de 1928
En este año las exportaciones aumentaron más y las importaciones menos que el año previo. Además, hubo una
marcada disminución de los empréstitos públicos, lo que llevó a una reducción del ingreso total de capitales. Las
importaciones continuaron aumentando durante 1929. A todo esto, se agrega que hubo un éxodo significativo de
fondos con propósitos especulativos. Las importaciones de oro del bienio 1927-28, por valor de los $ 400 millones,
quedaron completamente neutralizadas por los egresos de fines de 1928 y 1929. En diciembre de 1929, el gobierno
enfrentado con esta salida del oro tomó la decisión de suspender la convertibilidad. Entre tanto, el crédito interno se
iba expandiendo a pesar de la declinación de las reservas. El origen de la expansión puede encontrarse en la política
activa de préstamos al gobierno y sobre todo a otros bancos, realizada por el Banco de la Nación Argentina. Por lo
tanto, en 1929 aumenta el gasto y el PBI a pesar de la crisis en la balanza de pagos, sin embargo, datos menos globales
ya muestran a las claras la caída de la actividad económica en la segunda mitad del año.
2.2. La caída del precio del trigo y depresión agrícola
En el año agrícola comercial 1928/29, predominaba en el mundo un estado de gran exceso de oferta. Las cosechas de
los principales países productores fueron mucho mayores que en años anteriores y se sumaron a las reservas
existentes. Los precios del trigo ya habían comenzado a declinar hacia mediados de 1928, pero las noticias de cosechas
mucho mayores en el hemisferio norte, hacia mediados de 1929, llevaron a profundizar aún más esta declinación.
Los motivos de este creciente desequilibrio mundial, en lo que respecta al trigo, pueden resumirse de manera
convencional, en aquellos que afectaba a la demanda y aquellos otros que afectaban a la oferta.
Del lado de la demanda había en juego dos fuerzas diferentes. La primera era la lenta tasa de crecimiento de la
población, especialmente en el noroeste europeo, principal área de importación de cereales. La segunda fue una
reducción del consumo per cápita de trigo (y otros cereales) en favor de otros alimentos, a medida que aumentaban
los ingresos.
Del lado de la oferta, el factor principal fue la recuperación de la producción europea, a partir del año 1925, sin una
reducción correspondiente en las áreas cultivadas de los países exportadores como Estados Unidos, Canadá, Australia
y la Argentina, que habían incrementado su producción en respuesta a las necesidades de la época de la guerra.
Aparte del trigo, otros productores argentinos exportables tuvieron suerte al mejor en el mercado internacional. Los
precios del maíz y de la semilla de lino experimentaron un aumento en los años inmediatamente anteriores a la crisis,
si bien en el caso del maíz el pico de 1928 estaba muy por debajo del precio de 1925. Por otro lado, el caso de la carne
también resultó algo distinto ya que el colapso de su precio se había producido anteriormente, sobre todo a comienzos
de la década.
2.3 Crisis y recuperación
2.3.1. El impacto externo
Hemos visto que hacia fines de1929 -en realidad podría decirse que a partir de la segunda mitad de 1928- existían
indicaciones claras de una caída en la actividad económica. Dos fuerzas clásicas impulsaban este nuevo ciclo: la caída
de los precios de exportación y la reversión del ingreso de capitales. A este cuadro tan grave se agregan las pérdidas
de la cosecha de 1929-1930, lo cual redundó en la disminución drástica de los volúmenes de exportación. Esta vez el
ciclo desborda sus fronteras e involucra a casi toda la economía mundial.
Los precios de exportación, que en la crisis previa había sólo regresado a sus niveles de preguerra, estaban ahora a
menos de la mitad de dicho nivel. La depresión agraria acusaba una gran severidad al mismo tiempo que una deuda
extraordinariamente aumentada gravaba a los agricultores.
En lo que se refiere a la otra fuente tradicional de inestabilidad, es decir el ingreso de capital extranjero, los ingresos
no compensatorios se detuvieron totalmente en los años 1929 a 1933 en la columna opuesta del balance, al servicio
del capital extranjero disminuyó mucho menos que, por ejemplo, las exportaciones. Si bien la disminución de ingresos
de divisas fue amortiguada por una cantidad substancial de exportaciones de oro y por la acumulación de saldos a la
espera de un mejor tipo de cambio o de la autorización para su remesa al exterior, las importaciones sufrieron una
caída brusca (bajaron un 55%).
2.3.2. La caída del ingreso nacional
En el caso de Argentina, la caida del ingreso durante la depresión no es, básicamente, consecuencia de la disminución
de la actividad productiva sino del impacto externo sobre los términos del intercambio y de la rigidez del servicio del
capital extranjero.
2.3.3. Precios e ingresos
En el mercado interno los precios siguieron las mismas pautas que los mercados mundiales. Sin embargo, el nivel
general de los precios mayoristas encubre diferencias parciales muy importantes. El máximo descenso de precios no
rurales (4,1%) se produjo hasta julio de 1931 y en 1932 se estaban un (3,4%) por encima del nivel de 1928. En cambio,
los precios rurales cayeron en un (45,5%) entre 1928 y 1932 y siguieron cayendo un (5,2%) más hasta noviembre de
1933. Por lo tanto, las tasas de interés real para productores no rurales distaban mucho de ser bajas, si bien la
depreciación del peso, al inflar sus precios contribuyó a aliviar su situación. Pero con aquella caída de los precios
agropecuarios es fácil imaginarse lo que significó el peso de la deuda para los productores rurales. La dificultades de
los terratenientes también fueron considerables, ya que la mayor parte de los arrendamientos se pactaba dinero en
efectivo y estos se vieron reducidas entre 30 y 40%. En tanto que las hipotecas no sólo mantenían su valor nominal
sino que pagaban las altas tasas ya mencionadas.
Se puede estimar que el sector rural debió soportar casi solo la carga de los ajustes frente a los sectores urbanos, a
pesar de una sustancial depreciación del peso.
2.3.4. La recuperación
En Argentina, el crecimiento industrial estimulado por una caída en las importaciones jugó sin duda un cierto rol en la
recuperación económica. Sin embargo, la tasa anual de crecimiento de la industria en la década del 30 no fue
excepcionalmente alta.
En realidad, además de los efectos de algunas medidas de política económica, la principal fuerza motriz de
recuperación fue, una vez más, el impacto externo. En esta ocasión, se trató de un aumento de los precios de
exportación en medio del mismo periodo de la depresión. El motivo de tal aumento de precios, a pesar de la depresión
agraria y de situación básica, fue una sequía prolongada, que comenzó en 1933 y duro, ininterrumpidamente, por
cuatro cosechas en las regiones productoras de granos de los Estados Unidos y Canadá, extendiéndose también en
1934 y 1935 a Australia. Durante tres años consecutivos, los Estados Unidos se convierten en importadores netos de
trigo y maíz.
En los años 1934 a 1936, el capital privado, estimulado por la recuperación, fluye una vez más hacia el país, pero el ser
de corto plazo puede abandonar la Argentina en la segunda mitad de 1937, cuando finaliza la fase ascendente del
ciclo.
El cambio positivo en la balanza de pagos permite un volumen mucho mayor de importaciones e incluso alguna
repatriación de la deuda.
El aumento de precios en el mercado mundial para las exportaciones e importaciones argentinas se hizo sentir sobre
los precios internos, sumado a una depreciación adicional del peso en el periodo 1933-1934. Utilizando los términos
que hoy en día, la duda comenzó a "licuarse" en la Argentina, en 1934, a lo cual se agrega una moratoria sobre la
deuda hipotecaria que sirvió para ayudar,en particular a los terratenientes.
La política económica y fuerza relativa de los distintos sectores sociales estaban generando, claramente, ya en aquel
entonces, una discriminación cada vez mayor contra el sector rural. Se puede estimar que los ingresos reales originadas
en el sector rural se incrementaron. Simultáneamente, los arrendamientos aumentaron. En 1937, se estima que había
alcanzado los niveles anteriores a la depresión. Los ingresos de los agricultores se vieron comprimidos, por lo tanto,
entre sus precios relativos y las alzas de los arrendamientos que favorece a los terratenientes, los cuales a su vez
habían sido los beneficiarios de la moratoria hipotecaria. Los alquileres urbanos también se recuperaron algo.
2.3.5. Recaída
Cuando hacia mediados de 1937 llegaron noticias de una promisoria cosecha en Norteamérica, los precios de los
cereales en el mercado mundial comenzaron a caer. Simultáneamente, el capital comenzó a emigrar de Argentina. Por
si fuera poco, la cosecha de 1937-38 fue castigada por la sequía. Después de un año, en que se habian repatriado
cantidades importantes de la duda en dólares, el gobierno debió contraer un nuevo préstamo de los Estados Unidos.