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15 de septiembre de 2012 ·
PROFECIA DE LAS
SETENTA SEMANAS
INTRODUCCIÓN
En el estudio de la profecía de los 70 años entendimos que el pueblo hebreo fue rebelde
desde su juventud (Jeremías 3:25). Y que por espacio de aproximadamente 900 años
manifestaron su desobediencia a la voluntad de Dios. Esto ocasionó que el juicio divino
fuera sobre ellos. Las diez tribus (Israel), la transportación a Asiria, y para las dos tribus
(Judá), la cautividad a Babilonia por 70 años (Jeremías 25:8-11).
Daniel el Profeta: Entre los cautivos iba un joven llamado Daniel de la tribu de Judá, éste
propuso en su corazón no contaminarse con el mundo babilónico, lo que le hizo acepto
delante de Dios (Daniel 1:6-9), prodigándole de dones en toda inteligencia, y aún en visión
y sueños (versículo 17). Era un varón de oración (Daniel 6:10) y además deseoso de
escudriñar la Palabra de Dios (Daniel 9:23).
Así leemos en Daniel 9:1-2 "...En el año primero de Darío (Ciaxares II) hijo de Assuero, de
la nación de los Medos, el cual fue puesto por rey sobre el reino de los caldeos; en el año
primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años del
cual habló Jehová al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación en Jerusalem en
setenta años..." El profeta buscaba no solamente en el estudio, también en la oración, como
dice el versículo 3 "...Y volví mi rostro al Señor Dios buscándole en oración y ruego, en
ayuno, y cilicio, y ceniza..." y esta oración no la hacía solamente por Judá, sino por todo
Israel (versículo 20). Esta oración la elevó en el año 538 A. de C., es decir dos años antes
que se cumpliera la profecía de los 70 años, pues ya estudiamos que ésta se terminó el año
536.
El profeta quería saber qué pasaría dos años después, que sería de su pueblo, él reconoció la
culpa de sus padres y el pecado de los hijos y pide perdón al Altísimo (versículos 8 al 17).
DANIEL 9:24
"...Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu Santa Ciudad, para
acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia
de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los Santos..."
Notemos el plan de Dios en favor de todo el pueblo, el Señor quería concluir el pecado de
su pueblo y expiar la iniquidad pero él mismo daría el medio para ello, ése sería EL
SANTO DE LOS SANTOS, Jesucristo. Quiere decir que esta profecía nos lleva hasta el
ungimiento de Cristo (en el momento de su bautismo) y aún hasta su misma muerte.
Sí Israel había sido malo durante 900 años, seguiría siéndolo y en esta forma no habría
remedio, por lo tanto era necesario hacer un plan e intervenir en favor del pueblo, este plan
está explicado a través de esta profecía de las 70 semanas.
Para su mejor entendimiento el mismo profeta las presenta divididas en tres partes.
Analizaremos parte por parte.
Dice así en Daniel 9:25 "...Sepas pues y entiendas, que desde la salida de las palabras para
restaurar y edificar a Jerusalem hasta el Mesías Príncipe habrá SIETE SEMANAS..."
Esta primera parte es el inicio de la profecía, el pasaje nos da la clave para saber
cronológicamente cuándo principiaron, claramente dice: "...DESDE LA SALIDA DE LA
PALABRA PARA RESTAURAR Y EDIFICAR A JERUSALEM..."
A partir de este año 457 A. de C. se principian a cortar las setenta semanas. Pero como
estamos analizando la primera parte, concluiremos con ella.
Las primeras siete semanas proféticas equivalen a 49 años; puesto que una semana tiene
siete días, multiplicamos 7 x 7 nos da 49, proféticamente hablando un día equivale a un
año. (Ezequiel 4:6 y Número 14;34).
Siendo así la primera parte (las siete semanas) principió el año 457 A. de C. y terminó el
año 408 A. de C. Para sacar este último año basta simplemente restar a 457 los 49 años y
nos da exactamente 408. (No olvidemos que antes de la era actual la cronología viene en
descenso).
A. de C. 5 7
7 semanas
4
0 A. de C. 8
49 años
62 semanas
2
6 D. de C.
434 años
d) Se ungió a Cristo con Espíritu Santo en el bautismo (Daniel 9:24 y Mateo 3:21-23).
e)
f) y 4:25-26).
El momento de expiar la
a) Se ungió a Cristo con Espíritu Santo en el bautismo (Daniel 9:24 y Mateo 3:21-23).
b)
c) y 4:25-26).
El momento de expiar la iniquidad había llegado, Cristo era el cordero de Dios que quitaría
el pecado de su pueblo y luego de todo el mundo (Mateo 1:21 y 20:28).
El plan de Dios por medio de Jesucristo daría principio y se cumpliría en la última semana.
Dice así en Daniel 9:26 (primera parte) "...Y después de las 62 semanas se quitará la vida al
Mesías, y no por sí..." Y el versículo 27 agrega: "...Y en otra semana confirmará el pacto a
muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda...".
Esta última semana está compuesta por 7 años, principió el año 26 y terminó el año 33 D.
de C. Para sacar esta conclusión basta sumar al año 26 los 7 años de esta última semana y
nos lleva al año ya indicado.
2 Una semana 3
D. de C ---------------------- D. de C.
6 7 años 3
Esta semana principió como ya vimos con el ungimiento de Cristo por medio del Espíritu
Santo en el año 26 de nuestra era.
Como sabemos Cristo predicó por tres años y medio por cuanto celebró cuatro pascuas y
porque así estaba profetizado en esta última semana.
A la mitad de esta semana proféticamente hablando, tenía que morir, como efectivamente
así fue en el año 30 de nuestra era, el 14 del mes de Nisán.
Durante estos tres años y medio del 26 al 30 Cristo predicó exclusivamente a las ovejas
perdidas de la casa de Israel (Mateo 10:6, Mateo 15:24).
Este era el plan de Dios en favor de todo Israel, expiar el pecado de ellos por medio de la
sangre de Cristo, por esta razón la predicación fue parcial.
Naturalmente Cristo no podía abarcar en tan corto tiempo a los que tenían que ser salvos en
Israel. Por esta razón el resto de esta primera semana, es decir los otros tres años y medio la
predicación fue exclusivamente al pueblo israelita, llegando hasta el año 33, en cuyo año
murió Esteban (Hechos 7: todo el capítulo).
En este año concluía la prórroga profética en favor de Israel, a partir de este año, la gracia
de Cristo principia a brindarse al gentil.
Debemos entender que la predicación no terminó definitivamente en este año para Israel,
sino que más bien a partir de este año principiaron los medios para que el gentil recibiera el
evangelio.
Por esta razón en Hechos 8 leemos de la predicación a Samaria y en el capítulo 9 la
conversión de Saulo el cual sería el vaso escogido para predicar a los gentiles, y ya en el
capítlo 10 vemos a Cornelio recibiendo el Espíritu Santo.
Ciertamente leemos en capítulos posteriores que aún se les predicaba a los judíos, pero
notamos que fue para rechazar y muy pocos aceptaban el evangelio. Hechos 13:4548;
Hechos 18:6. ¿Por qué razón...? Porque la prórroga para el pueblo israelita había terminado.
El velo les fue puesto (2 Corintios 3:15-16).
Solamente 144,000 lograron participar de esta gracia divina de Dios (Apocalipsis 7:1-4), el
apóstol Pablo llama a éstos: Reliquias, la elección (Romanos 11:5-7). Pero este
endurecimiento de Israel es en parte hasta que entre la plenitud de los gentiles y luego Israel
volverá a recibir la gracia divina (Romanos 11:25-29).
MUERTE DE CRISTO
NOTA FINAL: La última semana tiene dos aspectos, profético y literal, de tal manera que
Cristo murió a la mitad de la semana proféticamente en el año 30 y a la mitad de la semana
literal un día miércoles.
Capítulo 5
El Cautiverio de Judá
Este fue un mensaje no sólo al rey de Judá, sino también a las naciones
vecinas. Dios estaba dando todas estas naciones a Nabucodonosor, rey de Babilonia,
para que fueran sus siervas. Todas esas naciones fueron amonestadas a someterse al
yugo de madera de Babilonia. En Jer. 27:5-8, Dios le dijo al profeta,
5 'Yo hice la tierra, los hombres y los animales que están sobre la faz de la
tierra con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la doy a quien me place. 6
'Y ahora yo he puesto todas estas tierras en manos de mi siervo
Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y también las bestias del campo
le he dado para que le sirvan. 7 'Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo,
y al hijo de su hijo, hasta que llegue también la hora a su propia tierra;
entonces muchas naciones y grandes reyes lo harán su siervo. 8 'Y sucederá que
la nación o el reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no
ponga su cerviz bajo el yugo del rey de Babilonia, con espada, con hambre y
con pestilencia a esa nación castigaré'--declara el SEÑOR-- 'hasta que yo la
haya destruido por su mano.
En otras palabras, Dios dijo que Él le había dado todas estas naciones al rey de
Babilonia, Nabucodonosor, "mi siervo". Dios reclama Su capacidad de hacerlo por
derecho de creación. Dios declara su derecho a hacer esto en el versículo 5. Así,
vemos que Dios mismo reclamó el crédito por lo que el rey de Babilonia haría a
Jerusalén y por destruir el templo y de deportar a la gente a otra tierra. Dios tuvo, en
efecto, contratado al rey de Babilonia, para ejecutar su veredicto sobre la nación
pecaminosa de Judá. Pero Jeremías también dejó en claro en el versículo 11 que si el
pueblo de Judá se sometía al veredicto de Dios, se les permitiría una forma menor de
juicio-el yugo de madera.
11 'Pero la nación que ponga su cerviz bajo el yugo del rey de Babilonia y le
sirva, la dejaré en su tierra'--declara el SEÑOR-- 'y la cultivará y habitará en
ella.'"
10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías y
lo rompió.11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así ha
dicho Jehová: Ciertamente voy a romper un plazo de dos años completos, el
yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, del cuello de todas las
naciones. Entonces el profeta Jeremías se fue por su camino.
Jeremías no opuso resistencia, sabiendo que esto era simplemente la respuesta del
pueblo ante Dios. No tenían intención de someterse a Nabucodonosor, pues
pensaban que Dios estaba de su lado y les ayudaría a derrotar al ejército de los
caldeos. Jer. 02:35 dice acerca de ellos,
No creían que eran culpables de rebelión contra Dios, porque seguían adorándole
con todas las formas religiosas y rituales en el templo de Dios. Ellos no creían que
Dios permitiría que su hermosa casa (templo) fuera profanado o
destruido. En Jer. 7:04 el profeta les contesta,
Dios llamó a dos profetas, Jeremías y Hananías, para polarizar a la gente y hacer que
se manifestaran los corazones de la gente. Los que tenían la rebelión en su corazón
siguieron, naturalmente, las profecías de Hananías, éstos creían en la teología de la
rebelión. Al rebelarse contra Nabucodonosor, sin saberlo, se rebelaron contra Dios
mismo.
Los que creyeron el mensaje de Jeremías eran los que conocían y entendían la ley de
la tribulación, por la que Dios juzgaría a Israel y Judá por dejar a un lado su
ley. Estos creyentes estaban dispuestos a someterse al yugo de madera, como hizo
Jeremías. La mayoría rebelde, sin embargo, decidió que Dios nunca querría que
fueran esclavos del rey de Babilonia. Al parecer, se olvidaron de su propia historia
en el libro de Jueces. Ciertamente no creían en las leyes de la tribulación que se
encuentran en Deuteronomio 28. Así que lucharon y murieron. La ciudad, el templo,
y toda la tierra fue devastada. Los sobrevivientes fueron llevados a la fuerza a
Babilonia, a cumplir su condena de 70 años ( Jer. 25:11 ) bajo un yugo de hierro, así
como Deut. 28:48 habían advertido.
Jeremías escribió entonces una carta a los cautivos en Babilonia-es decir, a los
hombres de Judá que fueron los "higos buenos", incluyendo también a
Hananías. Les dijo cómo vivir en Babilonia durante su cautiverio. Su consejo no fue
el de organizar una revuelta o incluso una huelga general. No les ordenaba que
asesinaran a cualquiera de sus captores, ni complots contra el rey. Su consejo se
encuentra en Jer. 29:4-7,
4 Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, a todos los desterrados
que envié al destierro de Jerusalén a Babilonia: 5 "Edificad casas y habitadlas,
plantad huertos y comed su fruto. 6 "Tomad mujeres y engendrad hijos e hijas,
tomad mujeres para vuestros hijos y dad vuestras hijas a maridos para que den
a luz hijos e hijas, y multiplicaos allí y no disminuyáis. 7 "Y buscad el bienestar
de la ciudad adonde os he desterrado, y rogad al SEÑOR por ella; porque en su
bienestar tendréis bienestar".
En otras palabras, Jeremías dijo a los cautivos que oraran por el bienestar de
Babilonia y su paz. No roguéis que Babilonia sea destruida, porque es sólo la
ejecutora del justo juicio de Dios sobre Judá. No funcionará tratar derrocar el rey
Nabucodonosor, porque él s un siervo de Dios. No traten de asesinar al rey, porque
Dios le ha dado a Judá en sus manos. Pedro dio el mismo consejo a los siervos,
diciendo en 1 Ped. 02:18,
18 Siervos, estad sujetos a vuestros amos con todo respeto, no sólo a los que son
buenos y afables, sino también a los que son insoportables.
Los higos malos se habrían burlado de los consejos de Jeremías, pero los higos
buenos tomaron atención. Ni Daniel ni sus amigos jamás hicieron ningún intento de
conspirar contra el rey de Babilonia. Vivieron para dar a luz hijos, que entonces
fueran capaces de volver a la vieja tierra después de 70 años de
cautiverio. Jer. 29:10 dice,
Para un estudio completo que explica por qué Judá fue condenado a setenta años en
Babilonia, vea Secretos del Tiempo, Capítulo Siete.
Cerca de 50.000 hombres de Judá, Benjamín y Leví volvieron a la vieja tierra para
comenzar la larga y difícil tarea de reconstruir una nación bajo el liderazgo de
Zorobabel, el gobernador, con la ayuda de Esdras. También tuvieron la inspiración
de los profetas, Habacuc, Hageo, Zacarías y Malaquías. Sin embargo, durante los
siguientes 450 años las personas no tuvieron profetas conocidos para guiarlos antes
del nacimiento de Jesús. Muchos de ellos se olvidaron de la ley de la tribulación, y
pronto los higos malos de nuevo comenzaron a multiplicarse en la tierra.
Su situación era la siguiente: Babilonia cayó ante los medos y los persas en el año
537 aC. Este suceso se registra en Daniel 5. Darío de Media tomó la ciudad de
Babilonia y la gobernó durante unos años y organizó el nuevo imperio en 120
provincias (Dan. 6:01). Más tarde, el rey Ciro de Persia llegó, y Darío volvió a su
nación de los medos. Ciro emitió su famoso edicto en el 534 aC que permitió a los
exiliados de Judea volver a su tierra.
En Daniel 7 se nos dan más detalles, aprendiendo que estos imperios "bestia" (león,
oso, leopardo y la bestia sin nombre) se mantendrían en el poder hasta que "llegó el
tiempo cuando los santos tomaron posesión del reino"( Dan. 7 : 22 ). Estos imperios
bestia eran Babilonia, Medo-Persia, Grecia y el Imperio Romano. Daniel también
vio un "cuerno pequeño" que tomaría las riendas de la autoridad a la caída del
Imperio Romano en el año 476 dC. Esto se cumplió en la Roma papal, que luego
gobernó hasta hace poco. Por lo tanto, vemos que el cautiverio fue durante mucho
tiempo, y el Edicto de Ciro simplemente intercambió el yugo de hierro por un yugo
de madera.
Entonces Judá se convirtió simplemente en una de las provincias del Imperio Medo-
Persa. Mientras que Judá había estado bajo un yugo de hierro durante setenta años,
ahora se pusieron bajo el yugo de madera más suave. Dios les permitió permanecer
en su tierra como siervos de los medos y los persas. Este imperio fue fotografiado en
Daniel 2 como los dos brazos de plata, y en Daniel 7 como el oso.
Esto cambió de nuevo unos 200 años más tarde, cuando Alejandro Magno conquistó
Persia y formaron el Imperio Griego. La dominación del Imperio Griego fue
fotografiado en Daniel 2 como el vientre y los muslos de bronce (bronce) en la gran
imagen. Este imperio también fue representado en Daniel 7 como el leopardo. En el
cambio de Persia a Grecia, el yugo de madera Judá se mantuvo. Simplemente
cambiaron los amos.
Cuando Alejandro murió, su Imperio Griego fue dividido entre sus cuatro
generales. Ptolomeo seléucida recibió Egipto y Siria. Palestina fue atrapada en el
medio y se convirtió en el campo de batalla de estos dos imperios, a veces siendo
controlada por Siria, y en otras ocasiones por Egipto. Por último, aproximadamente
el 163 aC, después de algunas cosas particularmente odiosas que el rey sirio hizo al
templo en Jerusalén, los Macabeos se levantaron y se liberaron del yugo de Siria.
Por un siglo, la nación de Judá (o Judea, como se le llamaba en griego) se hizo
independiente. Es evidente que Dios permitió que el yugo de madera se retirara
temporalmente a causa de la blasfemia del rey sirio.
Los judíos, sin embargo, creían que Dios estaba de su lado, que su templo era la casa
de Dios, y que Dios quería que fueran libres e independientes. Vieron la Roma
pagana como un impío, idólatra y opresor-no como siervo de Dios para azotarles
hasta que se arrepintieran y creyeran el mensaje de Jeremías. Ellos no querían
someterse al yugo de madera de Roma más de lo que sus padres habían querido
someterse al yugo de madera de Babilonia. Y así la historia de Judea se movió
constantemente hacia ese enfrentamiento final en el año 70 dC, cuando se
volvería a conocer por todos, de una vez por todas, de qué lado Dios iba a
pelear. Dios peleó por Roma. Jerusalén fue destruida una vez más, y Dios puso
al pueblo bajo el yugo de hierro, una vez más.
"En última instancia, la paciencia romana estaba completamente agotada y los procuradores
introducían medidas de severidad bárbara. Los soldados mataban a la menor provocación.
Líderes judíos eminentes fueron crucificados, mientras que pueblos enteros fueron arrasados.
Todo en vano. Fiebre de martirio parecía apoderarse de las personas acosadas. Fanáticos
subían y bajaban del país, con los ojos desorbitados y frenéticos, profetizando el fin del
mundo, y el advenimiento del Mesías. Multitudes estaban dispuestas a seguir cada visionario
imposible que afirmaba tener inspiración del cielo. Los zelotes se apresuraron a la muerte de
llanto en la exaltación histérica. ¿Qué hacer con una nación tal? Los romanos estaban
francamente desconcertados. Habían ocupado muchos pueblos turbulentos, pero ninguno tan
contrario-de tan increíblemente difícil solución".
La guerra comenzó en el año 66 dC, mientras que Floro era el procurador romano de
Judea. Judea era un hervidero de descontento y de odio hacia los romanos. Los
romanos creían que otra revuelta podría estallar en cualquier momento. Habían
tratado con la diplomacia, a su manera, pero habían fracasado. Ahora instruyeron a
Floro a ser firme e incluso despiadado, si era necesario. Josefo, el historiador de
Judea de la época, escribió en sus Guerras de los Judíos, II, xiv, 3, 4,
"Él [Floro], por lo tanto, cada día aumentaba sus calamidades con el fin de inducirlos a una
rebelión... Al mismo tiempo comenzó la guerra en el duodécimo año del reinado de Nerón y
el decimoséptimo del reinado de Agripa en el mes Artemisius o Jyar".
Dios se movió sobre el corazón de Roma para nombrar a Floro sobre Jerusalén,
sabiendo que su política basada en el miedo sólo provocaría la rebelión judía, y que
la rebelión podría a su vez provocar una respuesta por parte de Roma, para el juicio
final. Floro no sabía que él no era más que un peón en manos de Dios, porque él no
podía ver la imagen más grande. Lo mismo puede decirse para el pueblo de Judea.
A los pocos meses, ya que las personas viajaban a Jerusalén para la fiesta de los
Tabernáculos, las hostilidades estallaron (Guerras, II, xix, 1). La 12ª Legión Romana
de Antioquía fue destruida bajo el liderazgo de Cestio Galo. Cinco mil trescientos
hombres de a pie y 380 jinetes fueron muertos. Roma no estaba contenta con esto y
dispuso a enviar un ejército mayor para sofocar la revuelta. Se puso de manifiesto en
ese momento que las palabras de Jesús en Lucas 21:20-22estaban a punto de
cumplirse:
La destrucción de la 12ª Legión Romana fue el acto final que selló el destino de
Jerusalén. Josefo dice en Guerras , II, xx, 1,
"Después que esta calamidad había caído sobre Cestio, muchos de los más eminentes de los
judíos nadaron lejos de la ciudad, como cuando un buque va a hundirse".
Eusebio, el historiador cristiano del siglo cuarto que era el obispo de Cesarea,
escribe acerca de esto en Eclesiastés. Hist. , III, 5:
"Por otra parte, los miembros de la iglesia de Jerusalén, por medio de un oráculo dado por
revelación a personas aceptables allí, recibieron la orden de abandonar la ciudad antes de que
comenzara la guerra y establecerse en una ciudad en Perea llamada Pella. Los que creían en
Cristo emigraron de Jerusalén hacia Pella".
"Así que Tito [el general romano] se retiró a la torre de Antonia y resolvió asaltar el templo
a la mañana siguiente con todo su ejército, y asentar sus tiendas alrededor de la casa santa.
Pero en cuanto a esa casa, Dios la tenía con certeza, hacía mucho tiempo, condenada al fuego
y ahora ese día fatal llegaba según la revolución de las edades; fue el décimo día del mes
Lous o Ab, en el cual fue anteriormente quemado por el rey de Babilonia".
Pues bien, es claro por la historia que en el año 70 dC los judíos cayeron bajo el
yugo de hierro como se define en las leyes de la tribulación. Deut. 28:48-50 dice,
48 por tanto servirás a tus enemigos, los cuales el SEÑOR enviará contra ti: en
hambre, en sed, en desnudez y en escasez de todas las cosas; El pondrá yugo de
hierro sobre tu cuello hasta que te haya destruido. 49 El SEÑOR levantará
contra ti una nación de lejos, desde el extremo de la tierra, que descenderá
rauda como águila, una nación cuya lengua no entenderás, 50 una nación de
rostro fiero que no tendrá respeto al anciano ni tendrá compasión del niño.
52 Y esa nación te pondrá sitio en todas tus ciudades, hasta que tus muros altos
y fortificados en los cuales tú confiabas caigan por toda tu tierra; y te sitiará en
todas tus ciudades, por toda la tierra que el SEÑOR tu Dios te ha dado.
El ejército romano sitió Jerusalén y todas las ciudades de Judea hasta que se sometió
a todos ellos, incluso como especifica Moisés.
62 Y quedaréis pocos en número, aunque erais multitud como las estrellas del
cielo; porque no obedeciste al SEÑOR tu Dios. 63 Y sucederá que tal como el
SEÑOR se deleitaba en vosotros para prosperaros y multiplicaros, así el
SEÑOR se deleitará en vosotros para haceros perecer y destruiros; y seréis
arrancados de la tierra en la cual entráis para poseerla. 64 Además, el SEÑOR
te dispersará entre todos los pueblos de un extremo de la tierra hasta el otro
extremo de la tierra; y allí servirás a otros dioses, de madera y de piedra, que ni
tú ni tus padres habéis conocido. 65 Y entre esas naciones no hallarás descanso,
y no habrá reposo para la planta de tu pie, sino que allí el SEÑOR te dará un
corazón temeroso, desfallecimiento de ojos y desesperación de alma.
Tome en cuenta que Moisés dijo que esto iba a pasarla a la gente a causa de su
desobediencia a Dios. Los que no creen las palabras de Moisés pueden culpar a los
romanos por esta calamidad en 70 AD. Otros culpan a las circunstancias. Algunos
cristianos culpan al diablo. Pero Moisés le da el crédito a Dios por traer esta
tribulación. Jesús dijo de ellos en Juan 5:45-47,
A pesar de todas sus protestas en sentido contrario, los judíos no creyeron a Moisés
más de lo que creían a Jesús. Si hubiesen creído a Moisés, habrían comprendido que
no eran los romanos, sino Dios, quien traía el juicio y tribulación sobre ellos. Si
hubieran creído a Jeremías, se habrían presentado a los Romanos y prosperado bajo
el yugo de madera, así como sus antepasados habían prosperado en Babilonia. Pero
su reacción ante el ejército romano era idéntica a la reacción de los higos malos
hacia el ejército de Babilonia muchos años antes. No comprendían que Dios los
estaba juzgando. En lugar de ello, continuaron luchando hasta la muerte, pensando
que Dios siempre estaría de su lado. Parece que es un hecho de la historia que los
que están sin ley también son ciegos a su propia iniquidad. Por esta razón, se pelean
con los que Dios levanta para juzgar a la nación. Combaten contra el palo, en vez de
arrepentirse ante Aquel que lo emplea. Deut. 28:64 profetizó que iban a servir a
otros dioses en su cautiverio en otras tierras. El judaísmo cumple esta profecía
también, porque ellos no adoran al Dios de la Biblia, excepto con sus labios.
Y así, los libros de historia judía están llenos de quejas sobre cómo otras personas
los han tratado mal. Como cristianos no debemos ser de los que deliberadamente
maltratan a nadie, incluyendo a los judíos. Y sin embargo, también hemos de
reconocer que Dios levantó a personas de carácter impío contra ellos con el fin de
juzgarles de acuerdo a la ley de Moisés. Dios usa hombres malvados para sus
propósitos tanto como Él usa hombres de buen carácter, pero de diferente manera.
Cuarenta años más tarde, en la Pascua del año 70 dC, los romanos comenzaron a
poner sitio a la ciudad de Jerusalén. Josefo, uno de los generales de Judea que
habían luchado contra los romanos hasta su captura, escribió sobre las 115.880
víctimas llevadas a través de una sola puerta de Jerusalén. En sus Guerras de los
Judíos, V, xiii, 7, escribió:
"No menos de ciento quince mil ochocientos ochenta cadáveres, en el intervalo entre el día
catorce del mes Xanthicus o Nisan [es decir, la Pascua], cuando los romanos acamparon por
la ciudad, y el primer día del mes Panemus o Tamuz".
Josefo registra que los romanos acamparon alrededor de Jerusalén para comenzar el
asedio en la Pascua en el año 70 dC. Esto fue precisamente cuarenta años después de
la ejecución de Juan el Bautista. La ciudad fue destruida a finales de agosto del
mismo año. El templo fue quemado. Todo el oro se fundió por el calor. Más tarde,
en la lucha por el oro, la gente separó cada piedra de la otra para rescatar el oro que
se había escurrido como el agua entre las rocas. Cuando la destrucción fue
terminada, ni una piedra quedó en pie sobre la otra, como Jesús predijo
en Mateo. 24:1 , 2,
1 Y Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle el
edificio del templo de Dios. 2 Y Él respondió y les dijo: ¿Veis todo esto? De
cierto os digo, que ni una piedra quedará aquí sobre otra, que no sea derribada.
La captura de Masada: 73 dC
Los zelotes eran los extremistas judíos de la época. Ellos fueron
llamados sicarios, que significa "gente de la daga". Eran asesinos y terroristas. Todo
el mundo, que no ayudara a tratar de derrocar a las autoridades romanas era su
enemigo. Uno de los discípulos de Jesús, Simón Zelotes, había sido uno de ellos
( Lucas 06:15 ) antes de que Jesús le mostrara una mejor manera. Zelotes significa
"el Zelote".
Josefo deja claro que estos fanáticos religiosos (los sicarios) se encontraban entre los
más responsables de los desastres que vinieron sobre Jerusalén y la nación entera. Su
doctrina de la rebelión era "mirar a Dios como su único Señor y Maestro"(Las
guerras, VII, X, 1). Ellos no creían que Dios quería que ellos se rigieran por
cualquier extranjero. Con esto querían decir que estaban obligados por el mismo
Dios a hacer la guerra a cualquier nación que los hubiera conquistado. Ellos no
comprendían la ley de la tribulación de Deut. 28. Ellos no entendían el libro de
Jueces, donde Dios deja muy claro que no iba a permitir que fueran libres, mientras
que estuvieran en rebelión contra su ley y se mantuvieran en un estado
impenitente. Tampoco aprendieron nada de los escritos de Jeremías y de la
destrucción de Jerusalén a manos de Babilonia.
Por lo tanto, los higos malos de Judá, en el intento de liberarse del yugo de
madera, sólo tuvieron éxito en asegurar para sí el yugo de hierro. Muchos
fueron asesinados, la tierra fue devastada, la propia nación destruida, y las personas
enviadas a tierras extranjeras como cautivos y esclavos. Todo lo que Moisés
profetizó en la ley de la tribulación vino sobre ellos.
Este yugo de hierro continuó hasta el siglo XX, cuando nació el sionismo
moderno. El sionismo fue el intento de liberarse del yugo de hierro y para
volver a la vieja tierra sin antes arrepentirse de su hostilidad en contra de Jesús
Cristo, como exige la ley. El movimiento en sí mismo, por lo tanto, es ilegal. Sin
embargo, muchos judíos se convirtieron cansados de esperar, sin embargo,
permanecieron ciegos a las causas de su dispersión.
La pregunta es, ¿por qué el sionismo logró establecer el Estado de Israel, a pesar
de que la ley de la tribulación parecía hacerlo imposible? No hay precedente
bíblico para tirar fuera un yugo de madera o de hierro hasta que el pueblo se haya
arrepentido. La respuesta se encuentra en el hecho de que el judaísmo está
cumpliendo dos juegos de profecías, una para Judá, y otro para Edom. Bajo la
bandera de Judá, el pueblo tenía prohibido por la legislación divina quitarse el yugo
de hierro. Pero bajo la bandera de Edom, los judíos tenían un caso genuino que
presentar ante el tribunal divino. Dios había prometido a Esaú-Edom que se le daría
la tierra de Canaán. Jacob-Israel estaba obligado por ley a devolver la tierra a su
hermano, porque él la había tomado por medios fraudulentos. Y así, en 1948 se
retiró la bandera "Union Jack" (Unión Jacob) de Gran Bretaña de Palestina, y una
nueva nación había nacido, que se hace llamar Israel. El nombre de "Jack" es la
abreviatura de Jacob. En 1948 Jacob se vio obligado a devolver las tierras a los
judíos sionistas, no porque ellos eran descendientes de la Casa del norte de
Israel, ni tampoco debido a su descendencia de la casa del sur de Judá, sino por
el hecho de descender de Edom.
Pero antes de que podamos dar sentido a estas más recientes acontecimientos
ocurridos en el siglo XX, debemos explicar el significado del rechazo de Jesús
Cristo en su primera aparición.