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TRABAJO INDIVIDUAL
SEMESTRE 2018-I
INDICE
1. INTRODUCCION
2. EL JUICIO POLÍTICO
3. EL ANTEJUICIO
7. CONCLUSIONES
8. BIBLIOGRAFIA
EL MODELO DE ACUSACION CONSTITUCIONAL. LAS FIGURAS DE JUICIO
POLÍTICO Y ANTEJUICIO.
1.- INTRODUCCION
La institución del juicio político posee una finalidad política, vinculada con la
protección del Estado como tal (En Gallo, Vicente 1987: 70), pues al evaluarse la
adecuada o inadecuada conducta moral de los altos funcionarios, únicamente se está
garantizando con ello elcorrecto desempeño en la función pública encomendada a un
determinado individuo.
Finalmente, un aspecto bastante llamativo del Juicio Político es que la sanción que
se impone al funcionario cuestionado, pese a restringir algunos derechos, no podría ser
cuestionada en sede judicial; es decir, las decisiones que asumiría el Parlamento en este
tipo de procedimientos son de carácter irrevisables; pues, tal y como hemos venido
señalando, se debe a que en el procedimiento únicamente han intervenido razones de
índole política, mas no jurídicas, por lo que, al basarse la decisión de inhabilitación o
destitución del funcionario en motivos exclusivamente de conveniencia y oportunidad
política (García Chavarri 2008:10), un juez no podría revocar la decisión adoptada, por
pertenecer a la categoría denominada cuestiones políticas no justiciables; sin embargo,
algunos autores como AndrésIbáñez, consideran que en el marco de un Estado
Constitucional de Derecho, resulta inadmisible que existan zonas exentas de control
judicial, sin importar que se traten de actos político administrativos; al respecto, considero
que hoy en día, en plena vigencia de los contenidos materiales sobre los formales, no se
puede ser tan tajante a la hora de resolver un caso tan importante como son los de los
juicios políticos; pues si bien, el juez no puede controlar las funciones parlamentarias, ello
creo yo, no exime al Parlamento de emitir sus acuerdos, respetando algunos estándares
del debido proceso, tal cual veremos más adelante.
3.- EL ANTEJUICIO
Siendo ello así, resulta notoria la diferencia con el juicio político, por cuanto en este
procedimiento no se busca sancionar o separar del cargo a un funcionario público, sino
únicamente la de levantar su inmunidad, a efectos de que el Órgano Jurisdiccional sea el
encargado de procesarlo por la comisión de un delito en ejercicio de sus funciones y de
ser el caso sancionarlo; asimismo, un procedimiento de antejuicio, tiene su origen en
cuestiones estrictamente jurídicas (delitos de función), quedando al margen de éste las
conveniencias políticas que pudieran presentarse en el caso en concreto; por lo tanto, el
Parlamento al momento de tomar una decisión relacionada a los casos de antejuicio,
deberá ser más riguroso, en cuanto a la fundamentación de su decisión; dado que,
conforme se ha señalado anteriormente, la acusación constitucional que da origen al
antejuicio, tiene un basamento estrictamente jurídico, el mismo que se halla, representado
por el tipo penal que se le imputa y los indicios que vinculen al funcionario público con la
comisión del hecho delictivo, atribuyéndosele participación directa en calidad de autor,
coautor o cómplice; cabe resaltar nuevamente que en el caso de aprobarse el pedido de
levantamiento de la inmunidad, corresponderá a los tribunales ordinarios determinar la
culpabilidad del funcionario (García Chavarri 2002: 18).
Luego de esta breve explicación, queda claro que tanto el Juicio político como el
Antejuicio, son figuras distintas la una de la otra, las mismas que se fundan y buscan
contenidos distintos; por lo que, a fin de graficar de mejor forma esta situación, presento el
siguiente cuadro resumen.
Sin embargo después esta claridad conceptual que antes se manejaba respecto a
la figura de control parlamentario vigente en nuestro Estado, se perdió con la aprobación
de Constitución de 1993, ya que, el Constituyente del 1992, en primer lugar eliminó la
figura del Senado, otorgando sus funciones en cierta medida al Pleno del Congreso, de
otro lado al abordar el tema del control parlamentario, entrelazó de forma innecesaria las
características del Antejuicio como las del Juicio Político, circunstancia que nos llevó
desde entender a ambas figuras como sinónimas hasta considerar que en ambas
instituciones son distintas y que conviven en el escenario político actual.
Es así que, de la revisión de los artículos bajo comentario se tiene los siguiente:
Por otra parte, es también muy llamativo, los efectos que produce en la realidad el
último párrafo del artículo 100° de la Constitución, el cual establece que en caso de que el
Parlamento decida aprobar la acusación constitucional en contra de un funcionario
público, el Ministerio Publico (Fiscal de la Nación), así como el Poder Judicial (Corte
Suprema), deben, investigar, instruir, acusar y resolver el caso, sin exceder o reducir los
términos facticos y jurídicos dispuestos por el Parlamento; al respecto, consideramos que
el tal cual se encuentra redactado este articulado, existe una seria afectación a la
autonomía constitucional tanto del Ministerio Público como del Poder Judicial, pues son
ellos los que en ejercicio de sus competencias los que derivan identificar que hechos
constituyen o no delito y no estar supeditados a un dictamen elaborado por Congresistas
que en ningún caso ejercen la función jurisdiccional; tal cual es de apreciarse, este
también constituye otro de los problemas que actualmente pueden ser observados en
atención a la figura de la Acusación Constitucional.
Sin perjuicio de lo advertido anteriormente, pasare a desarrollar otro de los
problemas que aquejan actualmente a los procedimientos de Juicio y Antejuicio Político, el
cual se encuentra referido a si en dichos procedimientos se deben garantizar a los
funcionarios públicos acusados el ejercicio pleno del derecho al Debido Proceso.
El debido proceso es un derecho humano, que busca resolver de forma justa las
controversias que se presentan ante las autoridades judiciales. Este derecho contiene una
doble dimensión, pues además de responder a los elementos formales o procedimentales
de un proceso (juez natural, derecho de defensa, plazo razonable, motivación resolutoria,
acceso a los recursos, instancia plural, etc.), asegura elementos sustantivos o materiales,
lo que supone la preservación de criterios de justicia que sustenten toda decisión (juicio
de razonabilidad, juicio de proporcionalidad, etc.); este derecho no debe ser entendido
únicamente para la vía judicial, sino que se puede expandir a los distintos ámbitos del que
hacer jurídico, en tal sentido, podremos hablar de un debido proceso administrativo, de un
debido proceso corporativo particular, de un debido proceso parlamentario, etc., pues lo
que en esencia asegura el debido proceso es la emisión de una decisión
procedimentalmente correcta con respecto de sus etapas y plazos, y sobre todo, que se
haga justicia. (Landa Arroyo 2012: 59).
Este concepto del debido proceso, consideramos que es el que más se adecua a
las necesidades del Estad constitucional de derecho, en donde mas allá de las
formalidades, lo importante es que las decisiones que adopte el estado se encuentre
materialmente conforme a los lineamientos establecidos en la Constitución; siendo por
tanto exigible que en un procedimiento de acusación Constitucional se protejan los
contenidos sustanciales y procesales al debido proceso.
Entonces queda claro que, es una obligación del Parlamento cumplir con los
cánones del debido proceso cuando lleve a cabo un procedimiento de juicio político o
antejuicio en contra de un alto funcionario del Estado, hasta aquí queda claro que para el
parlamento es una obligación el respeto de los cánones del debido proceso; sin embargo,
la duda surge en cuanto a que, como sabemos este derecho es quizá uno de los más
grandes en cuanto a contenido que se tiene en la actualidad; por lo que, es válido
preguntarnos si en un procedimiento de corte parlamentario, que no es equiparable a uno
de naturaleza jurisdiccional, es exigible el respeto irrestricto de todos los contenidos del
debido proceso.
7.- CONCLUSIONES
Resulta innegable que el derecho al debido proceso debe ser respetado al interior
de los procedimientos parlamentarios del Antejuicio y Juicio Político; sin embargo
en la actualidad aun existen muchas dudas en cuanto a su aplicación en concreto;
en dicho escenario consideramos que no puede ser aplicado en su totalidad como
ocurre en un proceso judicial; dado que, este no es equiparable a los mencionados
procedimientos de control parlamentario; en dicho escenario, creemos que una
buena alternativa es la de optar por evaluar cada caso en concreto, aplicando las
reglas básicas de una ponderación de derechos.
Finalmente, considero que el Tribunal Constitucional tendría que tener un rol más
activo en la resolución de los amparos que sean interpuestos por los funcionarios
públicos con ocasión de la vulneración del debido proceso en casos de juicio
político o antejuicio, siendo una alternativa que se convierta en instancia única de
estos reclamos o que en su defecto extienda la posibilidad del recurso de agravio
constitucional atípico a estos supuestos.
8.- BIBLIOGRAFIA:
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
2003 Expediente N° 0006-2003-AI/TC, del 1 de diciembre de 2003.
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http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2007/03593-2006-AA.html
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
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http://tc.gob.pe/jurisprudencia/2006/05312-2006-AA%20Resolucion.pdf
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2006 Expediente N° 7289-2005-PA/TC, del 03 de mayo de 2006.
http://tc.gob.pe/jurisprudencia/2006/07289-2005-AA.pdf
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
2006 Expediente N° 6149-2006-PA/TC Y 6662-2006-PA/TC, del 11 de diciembre de
2006
http://tc.gob.pe/jurisprudencia/2006/06149-2006-AA%2006662-2006-AA.pdf
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
2006 Expediente N° 6662-2006-PA/TC, del 11 de diciembre de 2006.
http://tc.gob.pe/jurisprudencia/2006/06149-2006-AA%2006662-2006-AA.pdf