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ÍNDICE

DEDICATORIA
INTRODUCCIÓN
SOBRE LA AUTORA
CAPÍTULO I
ESCENARIOS PARALELOS
INQUILINOS DE OTRAS REALIDADES
EL ESPEJO
HORIZONTE SIN CAMINO
UN «INTRUSO» EN MI CEREBRO

CAPÍTULO II
TU CEREBRO ES UN ROBOT
APRENDE EL MANEJO DE TU ROBOT
POLARIDADES INFINITAS
PIEZAS Y FUNCIONAMIENTO

CAPÍTULO III
POSIBILIDAD Y CAMBIO
LAS EMOCIONES NO PROCESADAS
¿POR QUÉ ENFERMAMOS?
CAMPO DE POSIBILIDADES
APRENDIZAJE Y CAMBIO
ESQUEMA CORPORAL Y NEURONAS ESPEJO
¿QUÉ ES CAMBIAR?
EL MOTOR DE ARRANQUE

CAPÍTULO IV
EL CEREBRO HOLOGRÁFICO
¿EXISTE LA REALIDAD?
BORRAR Y CREAR
FRAGMENTACIÓN
TERAPIA HOLOGRÁFICA CEREBRAL

CAPÍTULO V
POLIFONÍAS ESPIRITUALES
PSIQUISMO Y AUTOSUGESTIÓN
¿QUÉ ES LA ESPIRITUALIDAD?
LA CONSCIENCIA EXPANDIDA
SALTARSE EL PEAJE
LA RECOMPENSA DEL ESFUERZO
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
POLIFONÍAS
HOLOGRÁFICAS
CEREBRALES
APRENDE A PROYECTAR TU REALIDAD

MARIANNA ESCRIBANO

EDITORIAL MERKURIOS
POLIFONÍAS HOLOGRÁFICAS CEREBRALES
APRENDE A PROYECTAR TU REALIDAD
MARIANNA ESCRIBANO

1.ª edición: 2018


Edita: Merkurios.org
C/ Ager, 29, 08630 Abrera (BCN), España
awww.merkurios.org
merkurios.editorial@gmail.com

Maquetación: jgarridomaquetacion.com
Impresión y encuadernación: Romañá Valls
Corrección textos: Letropía
ISBN: 978-84-947631-4-4
DLB: B 24057-2018

Queda prohibida, salvo excepción prevista por la ley, cualquier forma de reproducción, distribución,
comunicación pública y trasformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de la
propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la
propiedad intelectual (artículo 270 y siguientes del código penal).
POLIFONÍAS
HOLOGRÁFICAS
CEREBRALES
APRENDE A PROYECTAR TU REALIDAD

MARIANNA ESCRIBANO
DEDICATORIA
Este libro se lo dedico a mi madre, un ser especial y desconcertante, que hizo
posible que lo escribiera.

Gracias, mami, por haber tenido la oportunidad de compartir tu vientre, tu


saliva y tu pensar.
Gracias por hacer posible que hoy transite por el camino de la libertad. Una
libertad que se configura como una imagen de complicidades desde la desnudez
más estricta del deseo. Esa libertad que nos acerca a la sublime fragancia de la
rebeldía. Libertad que nos desvela la vertiginosa situación de la realidad.
Gracias por darme la oportunidad de ser libre.
Mami, te amo y estoy orgullosa de ser tu hija.
INTRODUCCIÓN

He decidido escribir sobre las experiencias que hicieron posible llegar a este
recodo del camino. Creo que es acertado y lógico compartir una de las etapas
más fascinantes y extraordinarias de mi vida con la intención de mostrar esa
puerta hermética, mágica y misteriosa que aparece ante nosotros en algún
momento de la vida. Me refiero a ese mundo misterioso que conocemos como
espiritual.
Este es un libro para iniciados en el sendero de lo que definimos como
espiritualidad. Una vía de conocimiento que conlleva dos caminos paralelos. En
la medida que transitamos por uno de ellos, la percepción de la realidad es muy
diferente a si lo hacemos por el otro. Algo parecido a dos realidades que
cohabitan desde el origen en un mismo proyecto. Unas vías donde pueden verse
los surcos y la dirección, pero no es posible encontrarse.
La ignorancia de pensar que solamente existe lo que vemos, tocamos, olemos
y oímos nos impide reconocer ese otro sendero o vía paralela.
Para muchos, todo lo que podemos contemplar es real, sin embargo, es fruto
de una proyección de nuestro cerebro holográfico, que concibe lo que
consideramos realidad. No existe aquello que, aparentemente, vemos. Existe otra
realidad que podría definirse como la ausencia de algo que no podemos percibir.
Una estructura invisible que habita en el espacio inconsciente de nuestro cerebro
y de la que, algunas veces, ignoramos su existencia.
Esta actitud de considerar que solo existe aquello que podemos ver y tocar no
es de ahora. Según Sheldrake, es un dogma que venimos arrastrando desde hace
siglos, afirmando que la realidad únicamente puede ser física, que solo
heredamos el material genético de nuestros antepasados y que la mente es una
actividad del cerebro, que la Naturaleza carece de propósito, que estas leyes son
fijas y siempre las mismas[1].
SOBRE LA AUTORA

Marianna Escribano

Nací en invierno. Barcelona. En una casa modernista, solitaria e inquietante.


Desde los balcones contemplaba una gran avenida que atraviesa la ciudad. Se la
conoce como la Diagonal de Barcelona. A pocas manzanas de mi casa podía
contemplar la Pedrera y otros edificios modernistas de la época. A través de sus
ventanales descubrí un mundo insólito y comencé a pintar paisajes. Alguien los
llamó irracionales. Pero eso no importa ahora.
Pasaron muchos años antes de que pudiera hablar de otros espacios, otros
paisajes.
Estuve dedicada al mundo de la docencia en la Universidad de Barcelona,
durante muchos años.
En un momento de mi vida todo cambió y giré, 180 grados, hacia un mundo
repleto de posibilidades. Un mundo mágico que desbordaba lo cotidiano,
arrasándolo todo, hasta transportarme a un espacio donde todo es posible.
Entonces, algo inexplicable sucedió y decidí caminar por ese sendero.
Me inicié como investigadora en temas paranormales y estados alterados de
conciencia. Más tarde como escritora.
Ahora transito por ese lugar. Lo hago de puntillas para no molestar. Para no
provocar despertares inadecuados.
Camino sin horizonte por los cauces de otra realidad.
Busco la llave de una puerta. Ciertamente, no puedo saber si existe. Posiblemente
sea así. Pero es un reto en mi vida.
Tal vez la encuentre y logre entrar en ese espacio deshabitado, donde todo es
posible.
Estudios/Investigación
• Doctora en Bellas Artes. Facultad Bellas Artes Sant Jordi. Universidad
Barcelona.
• Licenciada Historia del Arte. Facultad Geografía e Historia. Universidad de
Barcelona.
• Profesora Titular, en la Universidad de Barcelona. Facultad Bellas Artes S.
Jordi.
• Ha realizado más de cuarenta exposiciones de pintura y tiene obra en
diferentes museos nacionales e internacionales.
• Parapsicóloga e investigadora en temas espirituales y paranormales.
A partir del año 2002 comienza a investigar sobre el cerebro creativo, iniciando
una exploración en este campo. Recibe una mención especial por el trabajo de
Investigación e Innovación Docente sobre la “Percepción Sincrónica.
Espacio/Tiempo”. Publicado por la Universidad de BCN.
Debido al interés por las filosofías orientales, amplía estudios y se gradúa en
Medicina Tradicional China y otras técnicas orientales; Graduada en
Sofrología (Instituto Internacional de Sofrología Caycediana); Parapsicología e
Hipnosis clínica. Instituto Fassman; Terapia regresiva. (Fundación de
Investigaciones Psicobiofísicas. Dr. Cabouli) Hipnosis y patrones de cambio
Ericksonianos, (NLP Northwest con Wil McDonalcd, Madrid); Arte y ciencia
de transformar mentes con PNL impartido por Richard Bandler en Barcelona.
SOBRE LA AUTORA
Investigadora en temas paranormales y experiencias espirituales. Realiza
talleres, conferencias y ponencias relacionados con los temas mencionados.

LIBROS PUBLICADOS
A solas con ellos. Krysthos I.
El proyecto Arcano. Krysthos II.
El Holograma del Espejo. Krysthos III. Ed. Amatista
Jesús de Nazaret y la nueva Jerusalén. Krysthos IV. Ed. Merkurios.
El alma, el cerebro y la inmortalidad. Krysthos V. Ed. Merkurios.
Fragancias. Colección poética narrativa. Ed. Merkurios.

PONENCIAS
• Ponencia en el Primer Congreso Internacional de Terapeutas en Barcelona.
Enero 2010. La enfermedad como aprendizaje y cambio.
• Ponencia en el Congreso Internacional: NIÑOS PARA EL TERCER
MILENIO. 2010, con la ponencia: Nuevas estrategias para potenciar las
capacidades creativas a través del arte y la percepción sincrónica.
• Ponencia Congreso de Chamanes y Místicos, Armonía Festival Junio 2011.
Ponencia: Cambio del sistema operativo de nuestro cerebro.

MÁS INFORMACIÓN
www.merkurios.org
www.mariannaescribano.com
No obstante, este pensamiento dogmático se está desvaneciendo con las
aportaciones de la física contemporánea. Por ello, este bloqueo de creencias que
adopta la ciencia convencional está llegando a su fin con el cambio de paradigma
al que estamos asistiendo en el presente siglo.
Con este libro abordo, humildemente, un espacio que existe, pero que nadie
se atreve a explorar desde otra mirada.
¿Qué puedo exponer sobre ese lugar? Mi aportación es personal y específica.
Muestro uno de tantos caminos que nos llevan a descubrir ese camino poco
explorado. Un recorrido que algunos definen como espiritualidad y que la
ciencia lo concreta como fenómenos psíquicos, manifestaciones paranormales
y percepción extrasensorial (PES), más allá de los sentidos, entre otras
definiciones que cohabitan con las expuestas.
Como dice el prestigioso científico, Rupert Sheldrake: «La palabra paranormal
hace surgir la pregunta: ¿qué es normal?»[2].
A ese interrogante intento contestar con este libro.
¿Es normal que algunas personas puedan comunicarse telepáticamente entre
ellas, con animales de compañía o seres de otra dimensión, mientras que a sus
vecinos, amigos y familiares no les sucede? ¿Es normal percibir a seres que
fallecieron y habitan en la casa desde entonces intentando mostrar su presencia?
¿Es normal que se pueda saber algo que todavía no ha sucedido? ¿Por qué unas
personas tienen ciertas experiencias y otras no? ¿Qué respuesta tiene la ciencia al
fenómeno de la telepatía, que existe y está comprobada y, sin embargo, nadie
sabe a qué obedece?
Yo no tengo la respuesta, pero puedo decir que he investigado desde la
observación y algunos postulados científicos. Lo he recorrido todo, desde los
bordes más angostos hasta los acantilados más arriesgados. He transitado por las
aristas del precipicio, hasta sumergirme en lo más profundo del abismo. Y,
ahora, voy a contar mi historia.
El presente libro es un humilde y sencillo manual para iniciados que buscan
respuestas incansablemente.
El territorio donde te invito a entrar marcará un antes y un después. Podrás
abrir puertas que antes estaban cerradas y descubrir todas las posibilidades que
hay en su interior.
Si tienes curiosidad y has vivido experiencias parecidas o inexplicables, te
puede ayudar a confirmar aquello que sospechabas.
CAPÍTULO I
ESCENARIOS PARALELOS
INQUILINOS DE OTRAS REALIDADES

No tenía la intención de hablar sobre mi experiencia personal ni recordar


etapas de mi niñez, pero es imprescindible hacerlo para una mejor comprensión
del contenido de este libro, debido a que en ese periodo comenzó la experiencia
de habitar en mundos paralelos, algo que ha formado parte de mi vida desde
una edad muy temprana.
Creo que está totalmente justificado el hecho de compartir algunos episodios
de las situaciones vividas en esa etapa, ya que marcaron el camino que he tomado
desde entonces, acontecimientos extraordinarios que fueron el preludio de las
experiencias que justifican el presente libro.
Todo se inició en mi infancia, alrededor de los siete años. Recuerdo un
ambiente hostil y descarnado que se instalaba a diario en esa época. Un entorno
que me agobiaba, oprimía y desconcertaba. Entonces deseaba huir, esconderme,
desaparecer. Al no poder hacerlo, me evadía saliendo de ese escenario,
cobijándome en otro espacio. Ese refugio era mi mundo paralelo. Me aislaba y
me escondía en los rincones más solitarios de la casa, a oscuras, y allí permanecía
durante horas. En mi guarida todo era posible.
Ese nuevo escenario era invisible, pero acogedor y repleto de posibilidades.
Me permitía cambiar los actores, los decorados y las situaciones a mi antojo y
según mis deseos. Y así lo hacía. No obstante, también vivía algunas experiencias
que, habitualmente, se definen como paranormales al no saber la causa que lo
produce.
Algunas madrugadas me despertaba con sobresaltos. Abría los ojos y todo
estaba oscuro, pero presentía que algo extraño estaba sucediendo. Percibía el
aliento de alguien cerca de mi cara: una sensación extraña que no puedo precisar
con claridad. Un escalofrío recorría todo mi cuerpo y me tapaba la cabeza con la
sábana para no ver nada. En otras ocasiones, sentía que se sentaban a mi lado y
podía advertir como se hundía una parte del colchón de lana, ahuecado y blando,
que preparaba mi madre antes de acostarme. Algunas veces se encendía y
apagaba la luz, inesperadamente, y casi todas las noches las sillas se movían de su
lugar.
Cuando le preguntaba a mi madre, me decía:
—Eso crees, pero es un sueño.
Sin embargo, cuando permanecía en la cama, antes de que mi madre me
viniese a despertar, la oía hablar con su hermana, la tía Matilde, sobre ciertas
experiencias como si formaran parte de la normalidad. Ahora comprendo que
ellas estaban al corriente de esos fenómenos y los comentaban entre ellas con
discreción. En esta etapa de mi vida, después de tantos años, puedo hilar la
historia.
La casa de mi infancia era lóbrega, inhóspita y ruidosa. Constantemente se
podía apreciar el ruido del ascensor y el golpe de la puerta de hierro cuando se
cerraba. También el teléfono, que sonaba en el descansillo de la escalera para
todos los vecinos, y los coches y autobuses que pasaban por el lateral de la
Diagonal, debajo de los balcones de la zona del comedor.
Al recordar aparecen las sensaciones de entonces y percibo de nuevo
humedad, moho, ropa sucia, comida en descomposición, tapicerías pegajosas y
polvorientas, ambientes en penumbra y sin ventilación.
He dudado sobre si era necesario hablar acerca de mi niñez. Es una etapa de
mi vida demasiado personal y dolorosa que no acostumbro a desvelar. Después
de meditarlo, he decidido hacerlo, ya que considero imprescindible dar una
pincelada de lo que sucedía a diario y, lo más importante, cómo lo vivía, sentía,
percibía y procesaba. Creo que servirá para comprender los acontecimientos que
hicieron posible escribir este libro.
Recuerdo que mi madre me bañaba en un barreño muy grande en uno de los
dormitorios. Ella venía corriendo por el pasillo con una olla de agua caliente y
otra fría. Después, me enjabonaba con una pastilla de jabón de color verde
oscuro y con aristas que olía a aceite. A veces rasgaba un trozo de sábana vieja
para frotar la pastilla de jabón y utilizarlo como una esponja por todo mi cuerpo.
Teníamos una bañera de fundición, pero no la utilizábamos. Recuerdo que era
ovalada y con patas en forma de dragón.
Allí, cerca del baño, habitaban unos inquilinos: una familia argentina, con
hijos y abuelos, que habían alquilado tres habitaciones por unas pocas pesetas
que daban a mi madre cuando tenían dinero para ello.
También existían otros inquilinos que transitaban por las madrugadas sin
dejarse ver. Esos «paseantes de la noche» no eran humanos, sino espíritus que
vagaban por la casa. Podría definirlos como inquilinos de otras realidades.
Los ocupantes que tenían alquiladas las habitaciones de la casa eran seres
humanos, como yo, y vivían en la otra punta de la casa. Tenían para su uso
personal el baño grande y cocinaban sobre la bañera de fundición con patas con
un hornillo muy pequeño que conectaban al tubo del gas del calentador de la
bañera, encima de una tabla de madera grasienta. Por ese motivo, mi madre
utilizaba un barreño para remojarnos y asearnos de vez en cuando.
Las personas que habitaban en esas dependencias eran gente sucia y pobre
que apenas podían subsistir. Creo que eran más de ocho personas que entraban y
salían a todas horas, por el día y por la noche. Se oían susurros, palabras, gritos o
discusiones y traspasaban olores extraños, como humeantes.
Aún, ahora, recordar esas madrugadas me resulta terrorífico. Desde mi
habitación oía pasos y no podía distinguir de qué clase de inquilinos se trataba.
Me tapaba la cabeza y los oídos para evadirme. Mi hermana también lo hacía y
nos abrazábamos en complicidad, esperando a que amaneciera, pero los
despertares eran siempre iguales. Nada cambiaba: los mismos olores y el mismo
escenario. La novedad era que nuestra madre entraba en la habitación y se
acostaba con nosotras. Llegaba muy cansada, después de velar a enfermos
durante toda la noche.
Mi hermana y yo dormíamos en la cama de matrimonio de mis padres. Ella se
acostaba entre las dos, en el centro de la cama, y se quedaba dormida sin apenas
quitarse la chaqueta. Nosotras hacíamos lo mismo hasta medio día. Antes de
comer nos vestíamos sin lavarnos apenas. Ella nos peinaba las trenzas y después
nos pasaba una toalla húmeda por la cara.
No puedo recordar si tomábamos algo para desayunar, imagino que poco o
nada. Entonces era cuando nos decía:
—Vestiros rápido que tenéis que ir a comprar al colmado del señor
Mitchants. Le pedís seis huevos y un kilo de patatas. Si os lo da, le pedís también
una botella de aceite. Y cuando pida el dinero, le decís que lo apunte con lo
demás, que yo no puedo pasar ahora y que lo haré mañana.
Recuerdo al dueño del colmado y a su mujer. Ella, detrás del mostrador, con
un mandil de rayas azules y dos peinetas, recogiéndose el pelo. Él, con su chaleco
oscuro de punto. Sin embargo, lo que tengo grabado en mi mente es la cara que
se les ponía cuando entrábamos con una bolsa apedazada para meter la compra.
En alguna ocasión se negaron a darnos unas pocas patatas, diciendo que viniese
ella personalmente a comprar.
La misma canción en la panadería de la señora María, de la calle Girona.
Pero todo cambiaba cuando le pagaban la «semanada» por la ropa que cosía
durante las noches en vela, cuidando enfermos. Entonces nos decía:
—Poneros los zapatos que nos vamos al cine.
Y, en ese instante, la vida se transformaba en un carrusel de sueños. Tal vez,
esas tardes de cine eran lo más relevante que pudo sucederme en aquella época.
Cuando apagaban las luces y comenzaba la música de la película, yo me
transformaba en esa heroína que salía en la pantalla. Unas veces, tenía una
pradera y un caballo. Otras, una casa con chimenea, zapatos limpios y un vestido
maravilloso. En ocasiones, era invitada a un palacio y bailaba un vals, mientras
todos me miraban con admiración.
Otra sensación inolvidable tenía lugar cuando estaba sentada en la butaca, con
las luces apagadas, y contemplando la gran pantalla al aparecer la película.
Mientras lo hacía, con los ojos sin pestañear, mi madre me acercaba un bocadillo
con media barra de pan repleto de lonchas de mortadela, que engullía despacio,
saboreando todas las sensaciones al unísono. En ese instante, se sucedían
experiencias inenarrables al mezclarse la música, la imagen, las emociones de la
historia, el sabor de la mortadela jugosa con aceite de oliva y ese pan tierno y
crujiente, que saboreaba lentamente para que se dilatara infinitamente. Otras
veces me pasaba cacahuetes que depositaba en la palma de mi mano. Los tomaba,
sin quitar los ojos de la pantalla, y los saboreaba despacio. En los días especiales y
extraordinarios, había una tableta de chocolate. Todo un abanico de sensaciones
que todavía recuerdo, y que me sirvieron para perpetuarme en sentir y vivir el
presente. Debía perpetuarlo, instante a instante. En aquellos momentos no lo
sabía, pero estaba creando un hábito: sentir y vivir el presente de forma
continua. Esas sensaciones eran irrepetibles y tomaba consciencia de ello.
Esos son los recuerdos más felices de aquellos años, ya que me apartaban de
una realidad que detestaba y de la que deseaba huir constantemente. Entonces no
sabía que, años más tarde, ese ejercicio constante de vivir el presente, saboreando
cada instante, fue el principio de mi transformación.
Mi madre era una mujer hermosa interiormente y muy atractiva
exteriormente, pero la vida la maltrató desde muy joven y sufrió la peor de las
enfermedades: la soledad, que laceraba su alma profundamente después del
abandono del hombre que amaba, mi padre, y la depresión constante a la que se
veía sometida al no poder darnos de comer, comprarnos ropa o llevarnos a
colegio. Siempre he pensado que algo sobrenatural que desconocemos hace que
tengamos soluciones y capacidades innatas para subsistir en cada situación o
etapas de la vida. Mi madre tenía una: la creatividad. No tenía muchos recursos,
pero se los inventaba y nos estimulaba para que hiciésemos cosas diferentes,
como comenzar a escribir. Nos decía:
—Escribe, escribe lo que te guste, lo que se te ocurra. Escribe un cuento.
El problema era que no sabía escribir. Entonces, ella nos enseñaba a leer
mientras caminábamos por la calle, invitándonos a leer los anuncios
publicitarios. Nos los iba mostrando y después, en casa, nos ponía deberes y
decía:
—Escribid un cuento sobre lo que habéis leído y visto.
Mi primer cuento lo escribí a los ocho años y así comencé a proyectar otras
realidades. Cuando las cosas estaban muy mal y oía gritos de los inquilinos, tenía
miedo por las noches o no podía comer lo que deseaba, entonces sucedía algo
mágico: salía de este escenario y me trasladaba a otro que creaba con mi
imaginación. Soñaba, soñaba y soñaba.
En aquella época, nada sabía sobre los sueños. Tampoco que todo aquello que
proyectaba mentalmente se realizaría. Estaba creando otra realidad mediante mi
cerebro holográfico.
Me apartaba del entorno escondiéndome en un rincón de la casa. Allí, en
silencio, comenzaba a evadirme de la situación que me envolvía. Después, por la
noche, cuando estaba en la cama, decía: «Voy a soñar» y comenzaba a proyectar
situaciones que deseaba, como tener un vestido nuevo, unos zapatos, una casa
con sol y sin inquilinos, comida abundante y sabrosa, sobre todo, pan blanco,
chocolate con nata, macarrones y huevos fritos con jamón. Manjares
inalcanzables en esa época.
Ese mundo paralelo de sueños y quimeras inalcanzables formó parte de mi
infancia hasta los doce años. Entonces comenzó otra etapa diferente. Mi madre
nos traía trabajo a casa para ayudar a la deplorable economía. Necesitábamos
más ingresos. En esta ocasión se trataba de cerrar sobres. Lo hacía muy rápido y
después, en bolsas y cajas muy grandes, caminábamos hasta una oficina de la
plaza de Cataluña para entregarlos a cambio unas pesetas. Así pasaba muchas
tardes.
A través de los balcones de la casa, que daban a la Diagonal, contemplaba
diariamente a las niñas uniformadas que se dirigían al colegio. Me encantaba ver
esos uniformes azul oscuro y los zapatos relucientes con calcetines blancos. Mis
ojos se quedaban clavados en las carteras donde llevaban los libros. Entonces,
comencé a sentir deseos de mezclarme con ellas, ponerme ese uniforme y llevar
entre mis manos esa cartera repleta de libretas, lápices y libros para estudiar. En
ese instante comencé a preguntarme qué debería hacer para lograrlo. Entonces
comencé un plan. Le pedí a mi madre que me hiciese un traje semejante a los
uniformes de las niñas. Estaba convencida de que sentiría lo mismo que ellas y
después conseguiría el resto. Y mi madre nos hizo unos vestidos con cuello
marinero, iguales que los de los uniformes que contemplaba diariamente. Eso me
hizo muy, pero que muy feliz, hasta el punto de inmortalizar esa situación con
una fotografía, realizada en el estudio de un profesional, que nos hizo nuestra
madre a mi hermana y a mí. Todo un logro para aquella época.
Nunca llegué a tener un uniforme como esas niñas, tampoco una cartera
repleta de lápices y libros, pero mi cerebro tomó buena nota de aquello que
quería y necesitaba, de aquello que deseaba ardientemente y lo fue archivando en
un receptáculo donde todo es posible: mi cerebro holográfico.
También tenían lugar extraños viajes que realizaba mientras dormía. En esa
época nunca sospeché lo que acontecía cuando entraba en la fase del sueño. Día
tras día se repetía la misma situación. Me sentía etérea y volaba. Salía de mi
cuerpo y traspasaba las paredes de mi dormitorio. Primero me paraba delante del
muro y algo hacía que lo traspasase. Volaba por el largo pasillo que me llevaba a
la puerta de entrada que permanecía cerrada. Entonces me paraba delante y una
extraña situación me embargaba. Deseaba traspasarla y lo hacía a mi voluntad.
Bajaba los escalones del vestíbulo volando hasta situarme ante dicha puerta. Era
enorme, con portalones de madera que sobrepasarían los tres metros de alzada.
Cuando la portera los abría, contemplábamos dos puertas de hierro forjado con
vidrios modernistas. En la zona izquierda había una puerta peatonal por la que
accedían los inquilinos de la vivienda. No hacía falta que la abriese, ya que
también la traspasaba. Cuando lo hacía y me situaba en la calle, ascendía
libremente y volaba por encima de las casas, contemplando las azoteas con ropa
tendida, hasta que desaparecía este escenario y encontraba otros paisajes
irreconocibles que me aportaban extrañas sensaciones de libertad y evasión.
¿Hacia dónde? Entonces no sabía, ahora lo supongo, pero ¿realmente tenemos
conocimiento de ello?
No he hablado sobre mi padre, ya que no está en mis recuerdos. Cuando
marchó de nuestro lado, le preguntaba a mi madre sobre él. Siempre decía que
estaba de viaje. Desde ese día, cuando sonaba el timbre, corría hacia la puerta
esperando su llegada. En Navidades era tiempo de esperanza y siempre decían
que en estas fechas acontecen milagros y que debía rezar mucho para que
sucediera. Yo lo hacía y se lo pedía al niño Jesús que tenía en la cabecera de la
cama. Sin embargo, cada Navidad se repetía lo mismo.
Y como toda familia católica de esa época, nunca faltaba el cura que aconseja.
Por supuesto, mi madre tenía un director espiritual. Sí, sí, tal y como suena. Se
llamaba o, mejor dicho, lo llamaba el Padre Juan. Un hombre grande y grueso
que era el párroco de la iglesia de los Salesianos, del Paseo de San Juan. Allí
hicimos la Primera Comunión y también asistíamos a misa los domingos.
Un día, el Padre Juan me preguntó qué deseaba ser de mayor. Sin titubear, le
dije:
—Quiero ser médico de la cabeza.
—Hija mía, ser médico es imposible. Eres una mujer, eso es para hombres. Y
no se dice médico de la cabeza. Se dice médico de cabecera, como el que viene a
tu casa cuando estás enferma.
Lo tenía claro, el Padre Juan no me entendía.
—No, no. Yo quiero estudiar lo que hay dentro de la cabeza.
Imagino que el Padre Juan pasó olímpicamente de lo que decía. Siempre le
aconsejaba a mi madre que nos fuera enseñando un oficio, como el de coser o
cocinar, para servir en una casa adinerada. Ese era el mejor porvenir.
Sin embargo, nunca dejé de soñar con que algún día sería médico de la
cabeza.
La vida y las experiencias en esa etapa de mi infancia las podría definir muy
bien con una sola palabra: desamparo, una situación que me hizo progresar
mentalmente para buscar recursos y subsistir por mis propios medios.
Aprendía cosas yo sola. Estudiaba y leía los pocos libros que quedaban en casa
de la espléndida enciclopedia Espasa, que mi madre tuvo que vender. Leí a
Platón con apenas diez años y no entendía nada, pero me esforcé hasta comenzar
a tejer un hilo conductor que me llevaba a conseguirlo. Me fascinaba lo que leía
una y otra vez para comprender. Todavía recuerdo una cita que decía:
«Reconoceremos que la enfermedad del alma consiste en la falta de
inteligencia»[3].
Comencé a preguntar qué era el alma y como podía adquirir inteligencia.
Plantee este interrogante a muchas personas, entre los que se encontraba el Padre
Juan, pero nadie me daba respuesta. ¿Qué debería hacer?
Entonces supe que el único camino era estudiar. Al no poder realizar mi
deseo, puse marcha un escape, una evasión; de lo contrario, habría enfermado.
Por supuesto, en ese momento desconocía esa posibilidad. La frustración y la
falta de recursos para obtener lo que deseamos en la niñez conllevan muchos
problemas emocionales que se transforman en enfermedades años más tarde.
Necesitaba una estrategia para conseguirlo. Algo insospechado, pero firme y, con
el deseo de alcanzar lo que deseaba, hizo que adquiriera un hábito: SOÑAR. Ese
fue mi escape. La evasión de una realidad traumatizante impidió que enfermara y
me facilitó una disciplina mental capaz de modificar mi entorno y mi vida.
Me propuse soñar diariamente una misma situación. Proyectaba
mentalmente que estaba en la universidad, sentada en un aula delante de un
profesor y con una gran pizarra ante mis ojos. Allí estaba yo, como una más,
escuchando y aprendiendo.
Día tras día, noche tras noche, soñaba lo mismo. Cuando proyectaba, sentía
una sensación de plenitud, de haber conseguido lo que deseaba: ser universitaria.
Así pasaron unos años hasta que una irremediable enfermedad me obligó a
dejar temporalmente esa disciplina. Me sumí en una profunda tristeza y perdí la
esperanza. Se trataba de una insólita y extraña enfermedad ocular que me dejaba
sin visión progresivamente. Había perdido la vista de un ojo y estaba a punto de
perder la del otro. Ceguera irreversible.
Mi madre lloraba y pedía dinero para llevarme a los mejores especialistas,
pero ninguno daba esperanzas. Me atiborraron a antibióticos y cortisona durante
meses hasta que decidieron llevarme al campo, fuera de Barcelona. Estaba
anémica, desnutrida y enferma.
Me enviaron a la casa de una hermana de mi madre, en la provincia de
Almería. La llamaban «el Cortijillo», al ser una vivienda relativamente pequeña.
Era una casa destartalada y sin un mínimo de comodidades, como un WC o agua
corriente. A mi llegada sentí un agujero en el pecho que traspasaba un gran dolor
al comprender que todo había acabado para conseguir mi sueño. Ya no era
posible. Allí debería permanecer hasta recuperarme.
Mi tía acostumbraba a ir a misa todos los días a la capilla de un convento de
monjas. Eran las Hermanas de la Caridad. Entre sus actividades estaba llevar un
colegio de enseñanza media. Un día vi por los cristales del pasillo un aula con
niños estudiando. En ese instante se me encendió una bombilla que no dejaba de
brillar. De nuevo, sentí la seguridad de que lo conseguiría, fue una sensación
rápida como un rayo fulminante. Todo era por algo y ahora tenía una segunda
oportunidad. Le pedí a mi tía que me llevase a ese colegio de monjas.
Mi tía se informó de si debía pagar algo, argumentando que yo era huérfana,
sin recursos económicos y estaba delicada de salud. Creo que las monjas se
compadecieron y se ofrecieron a ayudarme. Ese fue un milagro en mi vida.
Cuando digo milagro es por lo siguiente: me presentaron a una monjita delgada
y muy dicharachera, se llamaba sor Milagros. Iría a su clase, pero tendría que
sentarme con niños menores que yo. Un brinco de alegría sacudió todo mi
cuerpo y mis ojos se abrieron para ver donde no veía y aprender de todo lo que
impartiera la monja.
Ese fue un gesto de amor y generosidad que realizó un ser bondadoso,
favoreciendo que todo llegara a hacerse realidad. Ella era la pieza que me faltaba
para alcanzar mi propósito. La monja, al percibir mi tristeza y deseos de
aprender, me propuso prepararme para hacer el bachillerato. Creo que se
conmovió y quiso ayudarme. Y ese fue mi primer propósito cumplido: estudiar el
bachillerato.
Entonces, reanudé mis sueños. Le decía a mi inconsciente, a la vez que
proyectaba las imágenes todas las noches antes de dormirme: «Tú puedes. Lo
conseguirás».
Después, tomaba una libreta y escribía diariamente: «Puedo ver con claridad
la letra de los libros. Mis ojos pueden ver. Los estudios los estoy aprendiendo con
facilidad. Yo puedo. Mi cerebro puede. Estoy estudiando en la universidad».
En esa época, nunca dejaba de soñar. Proyectaba mentalmente que estaba en
mi asiento, dentro del aula de la universidad. Mientras lo hacía, tenía la certeza
de que lo conseguiría. Y así fue.
Daba gracias a mi enfermedad: sin ella no hubiese llegado hasta este
momento.
Entonces, no sabía. Ahora puedo decir, con total afirmación, que mi cerebro
inconsciente puso en marcha recursos que desconocía para alcanzar todo aquello
que proyectaba y deseaba. La enfermedad fue uno de los mecanismos que activó
mi cerebro.
¿Cómo es posible que nuestro cerebro busque recursos para cumplir los fines
programados?
Nada es casual. Nuestro inconsciente tiene la respuesta y el camino más eficaz
para conseguir los propósitos.
La enfermedad provocó la posibilidad. Si hubiese seguido en Barcelona con
mi madre y en las mismas circunstancias, nunca habría sucedido.
Años más tarde, conseguí todo lo que había programado. Además de verme
sentada en un aula, sucedió un caudal de situaciones que desembocó en estudiar
dos carreras universitarias, doctorándome en una de ellas. Más tarde, saqué las
oposiciones como profesora titular en la Universidad de Barcelona, donde estuve
impartiendo clases durante muchos años.
Entre estas dos realidades, consciente e inconsciente, se forjó parte de mi
niñez. Un poso de misterio y contradicciones constantes que me ha servido para
aprender algunas cosas sobre el funcionamiento de nuestro cerebro holográfico.
EL ESPEJO

Creo que debo hacer un alto en este relato para mostrar parte de la estructura
que se fraguó a lo largo de mi infancia en una etapa repleta de fragilidad. Me
refiero a la relación que tuve con mi madre durante muchos años.
Al hablar de ella y lo que supuso en mi vida, estoy haciendo de espejo para
aquellas personas que puedan reconocerse en mi relato.
Generalmente, las madres proyectan en sus hijas un patrón que ellas van
adaptando a lo largo de su vida. Ese patrón comienza en el periodo fetal, cuando
el embrión va creciendo y toma contacto con las sensaciones y emociones de su
madre. En esa experiencia, no se identifica como algo independiente, más bien
todo lo contrario, percibe a través de la madre y no tiene consciencia de la
realidad. Esta es una situación que he podido comprobar en muchísimas
ocasiones.
Durante el proceso de gestación, el feto siente y percibe de una forma
extraordinaria, pero no es consciente de que los sentimientos, emociones, etc., en
algunas ocasiones, son un filtro de lo que siente su madre. Por ello, antes de
finalizar la terapia es aconsejable cortar el cordón emocional con la madre. Con
esa acción, el paciente corta la dependencia.
Sobre mi madre puedo decir que el patrón de conducta y personalidad que
poseía me absorbió como si fuese un tornado y creó en mi personalidad una
lucha constante entre lo que yo era, o deseaba ser, y lo que ella me impregnaba
con sus acciones, a modo de espejo. Esa imagen se proyectaba diariamente hasta
fundirse en una amalgama de contrariedades y me llevaba a un territorio que no
me pertenecía.
Ella estaba repleta de miedos e inseguridades. Todo eran prohibiciones que no
tenían justificación ni explicación. En esa época, mi vida transcurría dentro de la
jaula que ella me había creado.
Mi madre pasaba por la vida sin tomar contacto con la realidad. Tal vez, ese
fue mi primer espejo.
Ella estuvo esperando a mi padre toda la vida, sabiendo que no regresaría
jamás y nos alentaba a esa esperanza. Cuando llegaba Navidad decía:
—Hay que estar alerta a la llamada del timbre de entrada. Podría ser tu padre.
Esa advertencia era como una orden interna que hacía estar pendiente hasta el
día de Navidad. Después, al día siguiente, la decepción se instalaba en mi
cerebro. Sin embargo, ella aseguraba que sería la próxima Navidad.
Nunca mostraba sus emociones y siempre tenía un talante de ayuda a los
demás, siendo ella la que, realmente, la necesitaba.
A veces la observaba, exultante y maravillosa, hablando con personas
allegadas o gente en general, ocultando su realidad y creando una historia que no
le pertenecía. Parecía una diosa a la que nada afecta. Disfrazaba sus miedos e
inseguridades con otra apariencia totalmente distinta. Tampoco mostraba a
nadie la situación de abandono en la que se encontraba. Se sentía muy sola. Lo
estaba, pero lo ocultaba. Necesitaba ayuda y no la pedía.
Esos filtros de diferentes colores por los que me introdujo fueron una especie
de modelo, ejemplo o arquetipo que hicieron que yo estuviera aletargada y
ausente de la realidad en una etapa de mi vida. También lo estaba en otros
contextos que se fueron aposentando hasta que se produjo esa catarsis necesaria
para emerger, salir a la superficie y abordar los caminos de la vida sin miedos y
con seguridad.
No deseo extenderme más sobre el reflector que nos ofrece la vida a través de
nuestros progenitores, especialmente la madre. Creo que es suficiente para
enlazar la historia.
Sin duda alguna, el espejo que ella proyectaba fue el artífice de una dura
prueba en mi proyecto de vida, induciéndome a tomar decisiones y superar mi
aprendizaje. Si no las hubiese superado, no estaría contando esta historia.
Todos elegimos a nuestros padres y realizamos pactos con ellos antes de
nacer. Algunas veces, tienen que hacer el papel de verdugos para que los hijos
consigan superar duras pruebas. En este caso fueron mis padres los que hicieron
ese papel. Antes no lo sabía, ahora tengo la certeza de que ellos, los dos, hicieron
muy bien su trabajo conmigo.
¿Qué hubiese pasado en mi vida si mis padres se hubiesen amado, si mi
infancia hubiese estado repleta de amor, confortabilidad, protección, estudios,
etc.? Seguramente, nunca me hubiese evadido a otro escenario ni proyectado otra
realidad.
Es importante saber que todos venimos con libre albedrío. Hace falta un
guion que nos lleve por el camino que elegimos antes de nacer. Por muy duro
que sea el recorrido, a veces, es el único que tenemos para conseguir los objetivos
propuestos.
Cuando me inicié en la investigación como terapeuta, quise desprenderme de
lo que llevaba en mi mochila, ya que no me pertenecía. Es necesario una catarsis
y limpieza con nuestra propia vida antes de intentar ayudar a los demás. Por ello
es aconsejable realizar un psicoanálisis.
Decidí solicitar ayuda de un experto. Fue un prestigioso psicólogo de
Barcelona quien me ayudó a descubrir esos lazos invisibles.
En los primeros días de terapia con el psicólogo, no entendía nada. Cada vez
que iba a la consulta me hacía hablar y hablar recostada en un sofá y sin poder
verle la cara, ya que se acomodaba en un sillón, justo detrás de mi cabeza.
Pasaban los días y en un momento de la entrevista, decía:
—Seguimos la próxima semana.
Pero cuando tenía la sensación de que el psicoanálisis era un fraude, todo
cambió de forma inesperada. Entonces me dijo:
—Ya podemos comenzar la terapia.
—¿Qué he dicho para que eso suceda? —le pregunté.
El psicólogo respondió tajantemente:
—Me acaba de decir que es igual que su madre.
Desde aquel día, tomé consciencia de algo que estaba larvado en mi
subconsciente. Ella todavía se proyectaba en mi vida.
Ahora, después de tantos años, retomo la historia con la certeza de que esta
experiencia puede ayudar a muchas personas a comprender y superar las duras
pruebas que tienen en su camino.
Tuvieron que pasar muchos años para que yo me reconciliara. Nunca imaginé
que sucedería, pero la vida te ofrece todas las oportunidades si así lo deseas.
Yo era una mujer totalmente opuesta a ese espejo que proyectó mi madre en
las épocas de mi niñez y juventud. Y en esa etapa de mi vida comprendí la
extraordinaria tarea que mi madre vino a realizar conmigo. Ella fue el artífice de
que yo estuviese aquí, escribiendo esta historia.
Todos venimos para cumplir nuestro proyecto de vida. Para ello, elegimos a
nuestros padres, hermanos, amigos, etc. Todo se fragua mediante pactos y
propósitos que realizamos en el «espacio intermedio», anterior a la
reencarnación. Todo, absolutamente todo, es un maravilloso entramado que nos
facilita la posibilidad de aprender y superar pruebas.
La etapa vivida con mi madre fue fundamental e imprescindible, pues sin ella
no habría sido posible la lucha y el cambio que tuve que alcanzar para conseguir,
a través de mis constantes proyecciones mentales, todo aquello que deseaba en
mi niñez. Tal vez, si mi madre hubiese sido diferente conmigo, no estaría
contando esta historia.
HORIZONTE SIN CAMINO

El territorio espiritual es un espacio deshabitado o inexistente, debido a que


no es material. No puede acotarse ni medirse. Para entrar hace falta una «llave».
Una vez en su interior transitas por un sendero donde no existe horizonte.
Muchas veces te desorientas y no sabes por dónde seguir. Otras, necesitas salir de
sus cauces para sobrevivir y alejarte de la clausura voluntaria.
En algunas ocasiones, las situaciones producen demasiada presión y salimos.
No obstante, esa huida es temporal, no te engañes. Sabes, por experiencia, que
siempre vuelves. Es algo parecido a un imán del que no podemos huir o
alejarnos.
Este camino es en solitario. Te rodean muchas personas, pero no puedes
compartirlo. Algunas veces la compañía de tus seres queridos se transforma en
soledad. Una soledad del alma, al sentir que nadie puede entrar en ese
receptáculo, al no poseer la llave de entrada. También por incomprensión. Es
algo parecido a una soledad en compañía. Debido a ello, es aconsejable ser un
buen corredor de fondo, con mucha resistencia para subsistir y llegar a la meta
que se propone.
Yo comencé a transitar por ese sendero en mi niñez, cuando uno de los
inquilinos que habitaban la casa de mis padres mostraba su presencia durante las
madrugadas. Después, cuando dejé esa misteriosa e inquietante vivienda, todo
cambió radicalmente y comencé una etapa aparentemente normal. Lo recuerdo
como una huida de todo lo que me rodeaba. Tal vez no es la palabra adecuada,
pero eso no importa ahora.
Pasaron bastantes años cuando se repitió la historia y tuve que regresar a mi
pasado e instalarme entre las paredes de esa lóbrega casa, donde todo olía a
moho, soledad y desconcierto. Situaciones personales, que no considero
relevantes exponer, hicieron que habitara de nuevo la vivienda de mi infancia y
contemplara los mismos decorados.
La casa estaba deshabitada y mi madre me facilitó las llaves para que me
instalase en ella. En ese momento no tenía otra opción.
Ansiaba evadirme de ese lugar por los recuerdos que afloraban de mi infancia.
Tuve que sobreponerme, con la esperanza de que ahora sería diferente. Atrás
quedaba mi niñez y las vivencias sobrecogedoras entre pasillos y estancias. Ahora
era una mujer adulta y tenía una vida totalmente distinta.
Efectivamente, era el mismo escenario del cual había huido para proyectar
otra realidad con más de veinte años de diferencia. En esa nueva etapa de regreso
los presagios bloqueaban mi mente cuando llegaba la oscuridad. Estaba
convencida de que alguien seguía ahí y me acompañaba.
No sabía qué hacer y, por casualidad, apareció en mi camino una mujer que
me dijo que conocía a una médium. Me puse en contacto con ella para pedirle
ayuda y lo hizo amigablemente.
El día pactado vino una mujer de mediana edad que apenas hablaba. Al entrar
en la vivienda, sacó de una bolsa plantas aromáticas, velas e incienso. Las
desperdigó por toda la casa y me invitó a que estuviera en silencio,
advirtiéndome que no me asustara si se cerraban puertas o percibía algún ruido
extraño. Así lo hice.
Comenzó a dialogar con alguien. Me decía que era una mujer mayor que se
llamaba María y que le decía que estaba cosiendo y esperando a su hijo. Estuvo
largo rato preguntando y averiguando qué hacía allí. Al parecer no era consciente
de que estaba muerta. Después de unas oraciones, la médium respiró
profundamente y dijo:
—Ya se ha ido a la luz.
Debo confesar que esa experiencia me descolocó de tal forma que pensé que
esa mujer estaba desquiciada. ¿Cómo podía ser? Tenía que averiguar algo.
Una mañana, llamé al portero y le pregunté si sabía quién había vivido en la
casa antes de que lo hicieran mis padres. Contestó que no sabía, pero se ofreció a
preguntarle a su madre. Pasaron unas semanas cuando me llamó a la puerta para
decirme que había consultado a su madre sobre ello y que le había dicho que
recordaba a una mujer mayor con su hijo.
—Mi madre dice que vivía la señora María con su hijo. Ella murió de repente
y su hijo dejó la casa. Poco tiempo después vinieron sus padres.
La señora María era esa inquilina que habitaba en la casa y que se hacía notar
por las madrugadas, abriendo luces y moviendo muebles. Desde que se fue a la
luz, como anunció la médium, nunca oí de nuevo sus pasos ni se abrieron las
luces.
No sé si fue la espoleta que activó el cambio en mi vida. Lo que puedo decir es
que ese episodio fue el punto de partida. Ahora, con el paso de los años y las
experiencias vividas, puedo tener respuesta a ese episodio, ya que me instalé, sin
saber cómo, en un recinto donde puedo entrar y comunicarme con seres que
vivieron a nuestro lado y marcharon por ese túnel hacia algún lugar desconocido
para nosotros. Pero ahora no es el momento de hablar sobre ello. En otro
capítulo intentaré abordar el tema desde otro ángulo.
Desde el episodio de la señora María, comenzó a cambiar todo. Algo más
tarde, la telepatía se instaló en mi cerebro y comenzó la etapa más inquietante y
sorprendente de mi vida.
Ahora puedo hablar sobre ello y compartir mi experiencia con aquellas
personas a las que les suceden cosas parecidas y que no pueden compartirlo por
temor a ser excluidas de una sociedad que solo reconoce lo que, aparentemente,
está avalado por la ciencia.
UN «INTRUSO» EN MI CEREBRO

Mi vida transcurría entre arte, estudio y docencia en la Universidad de


Barcelona. Pintaba y hacía exposiciones. Entonces decidí elaborar mi tesis
doctoral, pero algo inesperado sucedió, sin saber a qué obedecía la experiencia.
Una tarde, mientras escribía esquemas y capítulos de la tesis, me di cuenta de
que los textos que escribía nada tenían que ver con lo que pensaba o intentaba
proyectar en la pantalla del ordenador, algo parecido a tener un «intruso» en mi
cerebro. Como si alguien me estuviese transmitiendo mensajes mentalmente y
borrase los que yo deseaba escribir. El contenido era insospechado y la
experiencia, alucinante.
Estaba totalmente convencida de que, tal vez, me estuviera desequilibrando
psíquicamente. Me puse en manos de especialistas para averiguar qué estaba
pasando, pero no encontraron ninguna anomalía. No daba crédito a un
fenómeno que desconocía y, debido a ello, tenía el convencimiento de que era
fruto de la imaginación.
Con el paso del tiempo averigüé que se trataba de un fenómeno paranormal.
Me aconsejaron que consultara con un especialista en estos temas, el prestigioso
parapsicólogo D. José Mir y Rocafort, conocido como Profesor Fassman.
Ese fue el principio de esta insospechada historia. Su valiosa información me
reconfortó al asegurar que tenía una facultad paranormal llamada telepatía.
Hice cursos de Hipnosis y Parapsicología, mientras «ellos», los del otro lado
del velo, seguían invitándome a recoger la información que me transmitían
mentalmente.
El profesor Fassman quiso ayudarme y lo hizo a la perfección. Un día,
alrededor del mediodía, sentí la necesidad de concentrarme. Comenzaba a recibir
comunicaciones telepáticas, pero esta vez era diferente a las anteriores. Esa
comunicación provenía del profesor. Al acabar, me dio una contraseña, que aún
conservo, invitándome a que fuera a verle después de escribir en una hoja de
papel lo que yo había recibido mentalmente.
Fue una sorpresa comprobar que el contenido del mensaje y la contraseña
eran exactamente lo mismo que él me mostraba escrito en un papel que sacó de
una carpeta.
Él hizo posible que yo tuviera la certeza de que me comunicaba
telepáticamente con alguien desconocido y no era fruto de mi imaginación.
Efectivamente, tenía una facultad paranormal que se conoce como telepatía. Otra
cosa era saber si eran ciertos esos mensajes.
No nos engañemos. Al igual que en este planeta hay personas de diferentes
razas, cultura, costumbres e intenciones, también sucede con ciertos
«mensajeros» de las estrellas. Unos son seres evolucionados con ética que no
engañan, mientras que otros son todo lo contrario. Hay que investigar y ser
prudentes. Esas palabras fueron las que me repetía constantemente el profesor
Fassman:
—Investiga, investiga. Lee con detenimiento los mensajes y no te dejes
subyugar.
A partir de ese día, nuestra comunicación fue telepática durante varios años
hasta pocas horas antes de su muerte. Una experiencia inolvidable con un ser
excepcional.
Me aconsejó que investigara al respecto y que potenciara mis capacidades
mentales con los métodos que él enseñaba y otros que me aconsejaba.
Me introduje en el budismo, y sus disciplinas me corroboraron muchas cosas
que ya sabía. Recuerdo una frase del Dr. Lobsang, cuando estudiaba medicina
tibetana, que se quedó grabada en mi cerebro:
«El principal es la Mente y el Aliento es la Energía. Mente y Aliento van
juntos desde que nacen hasta que mueren. Son como caballo y jinete. La Mente
rige y domina al Aliento (caballo)». Esta metáfora me llevó a comprender que mi
Mente debería siempre dominar al Aliento (caballo).
Mi Mente debería controlar, entrenar y potenciar mis capacidades, hasta
conseguir el resultado propuesto.
Seguía recibiendo información de los emisarios hasta que me anunciaron que
había llegado el momento de hacer lo que había pactado antes de nacer, pero, al
tener libre albedrío, tenía total libertad para llevarlo a cabo. En caso contrario lo
haría el suplente.
Me aparté de las comunicaciones por varios años al no tener claro que debía
hacer hasta que retomé el camino iniciado y decidí explorarlo e investigar.
De toda esta experiencia, hablo en los libros: A solas con ellos, Krysthos I y El
Alma, el cerebro y la inmortalidad, Krysthos V.
Desde esa experiencia, no he dejado de investigar y tengo la esperanza de que,
algún día, en algún lugar, encontraré esa llave que me abrirá la puerta del
misterio.

Todos tenemos la capacidad de ser médiums.


Nuestro cerebro posee canales de frecuencia
que conecta con seres de otra dimensión.
Somos emisores y receptores.
Podemos activar la telepatía, la clarividencia
y otras aptitudes que desconocemos.
CAPÍTULO II
TU CEREBRO ES UN ROBOT
APRENDE EL MANEJO DE TU ROBOT

Imagínate que tienes un robot mecano de última generación que acabas de


adquirir. Está diseñado para obedecer órdenes y posee un cerebro artificial que
funciona igual que el tuyo. Está hecho a su imagen y semejanza.
Consta de dos PC:
1. Órdenes directas.
2. Posibilidades infinitas.
Después de abrir el embalaje, tomas el libro de instrucciones para comenzar a
utilizarlo y vas al índice de contenidos.
El primero lleva un láser para la detección y búsqueda de objetos, micrófonos
de voz, sensores, sonar y pantalla táctil. Tiene un sistema autónomo para
caminar y es capaz de detectar rostros. Compruebas que contiene millones de
programas con respuestas y activaciones inmediatas, mientras que el segundo es
bastante más complejo y decides dejarlo para más adelante. En las instrucciones
te aconsejan que comiences por lo más sencillo, donde pone: Órdenes directas.
Para ponerlo en marcha es necesaria una fuente de alimentación. En este caso
lleva una pila cargada para un tiempo definido y concreto. No hay recambio.
Cuando se agota hay que desguazar el robot.
Esa información te preocupa. Te extraña muchísimo que no puedas cambiar
la pila y buscas información en el resto del folleto de instrucciones.
Descubres que hay información sobre la forma de «recargar» la pila con el
segundo PC que pone: «Posibilidades infinitas». Eso te tranquiliza.
Exploras sus características, informándote detalladamente y compruebas que
el robot mecano que acabas de adquirir responde y obedece a la voz. Decides
hacer la primera prueba y le das una orden. Le hablas en voz alta:
—Camina hacia delante.
En ese instante el robot camina sin parar. Ante tu sorpresa, el robot se estrella
contra la pared y cae al suelo.
¿Qué hice mal? Yo le he dado una orden tal y como indica el libro de
instrucciones. Y comprendes que el robot no piensa ni decide. Solamente cumple
órdenes.
Haces una segunda prueba, teniendo en cuenta lo aprendido. Decides estar
alerta para darle una contraorden en el momento que hay un obstáculo. Así lo
haces y compruebas que se para cuando le dices en voz alta:
—Párate, ahora.
¡Es maravilloso! Obedece a mi voz y a lo que le ordeno.
Realizas otra prueba:
—Tráeme un vaso lleno de agua.
El robot contesta en voz alta:
—Indícame dónde están el vaso y el agua.
¡Qué estupidez la mía! ¿Cómo puede traerme un vaso de agua si no conoce la
casa ni sabe dónde están la vajilla, la cocina, las habitaciones, etc.? Tendré que
enseñarle primero dónde están las cosas que le voy a pedir para que obedezca.
En ese momento comienzas a darte cuenta de que lo más urgente es conocer a
la perfección los programas principales y su funcionamiento, de lo contrario,
estarás dando órdenes que no podrá ejecutar. Deberás estar alerta, ya que has
observado que después de la orden hay que ejecutar una contraorden, de lo
contrario no parará. Eso quiere decir que yo dirijo mi robot y él no tiene
iniciativa propia, a no ser que exista otro programa que desconozco.
Seguramente esté en el segundo PC, donde indica: «Posibilidades infinitas».
El índice de contenidos de este PC resulta muy interesante y te llama
poderosamente la atención, pero compruebas que es algo complejo y bastante
difícil su puesta en marcha, ya que debes hacer unos ejercicios de aprendizaje
para usarlo y son bastante enigmáticos y confusos. Por ello decides dejarlo para
otro momento.
En el libro de instrucciones te recomiendan conocer los componentes básicos
para entender su funcionamiento y después comenzar las prácticas. También
aconsejan que comiences por el capítulo denominado: «Realidades paralelas».
Es imprescindible conocer todas las piezas que lo componen y seguir las
instrucciones con detenimiento. Veamos, a continuación, a qué se refiere.
Descubres que el robot está diseñado para vivir en dos realidades paralelas.
Con una realidad obedece órdenes de inmediato, pero con la otra no es posible.
Es una realidad oculta que conlleva alguna dificultad. Para usarlo correctamente,
debes aprender el funcionamiento de esa otra realidad.
¿Qué son las realidades paralelas?
Para comprender esas dos realidades que indica el libro de instrucciones,
comenzaremos por aceptar que el robot de nuestro cerebro obedece a dos
órdenes: una es consciente y otra, inconsciente.
1. Órdenes directas (Consciente).
2. Posibilidades infinitas (Inconsciente).
Así se estructura el robot mecano, que está realizado a imagen y semejanza
del cerebro que posees. Si aprendes su funcionamiento, estarás en disposición de
trabajar con tu cerebro holográfico.
Se compone de un complejo telar de diferentes colores que se cruza entre lo
que creemos que existe como realidad (consciente) y lo que existe y no tenemos
la capacidad de percibir (inconsciente).
Podríamos definirlo como dos realidades que forman parte de una unidad y la
una genera a la otra:
CONSCIENTE: Realidad positiva.
INCONSCIENTE: Realidad negativa.
Son dos polos opuestos de una misma cosa. Unas veces aparece la realidad
positiva, consciente y otras, la negativa, inconsciente. Lo invisible es lo que no
podemos percibir, pero existe.
Todos hemos contemplado un rascacielos poderoso. Ese magnífico bloque de
hormigón y cristal existe gracias a los cimientos que permanecen ocultos. Esos
cimientos son lo que sustentan al edificio. Sin ellos, no podría existir y no se
elevaría ante nuestros ojos. Es aquí cuando nos preguntamos:
¿Existen más realidades de las que podemos percibir con nuestros sentidos?
Es imprescindible acotar lo que aparentemente existe y lo que podría ser.
Vendría a ser algo parecido a la realidad de la apariencia.
Todo se mueve en un mundo paralelo. Una especie de vaivén entre dos
realidades que coexisten y se generan infinitamente. Podríamos definirlo como
dos polos opuestos de una misma cosa.
Para obtener una comprensión de estas dos realidades es necesario conocer el
papel que juega en nuestras vidas el cerebro inconsciente.

El papel del inconsciente


No son hechos aislados los mecanismos capaces de movilizar nuestras
neuronas, sino los entramados hilos de una estructura que va más allá de nuestro
cerebro consciente.
La ignorancia nos lleva a recalificar esa situación en un espacio
aparentemente controlado, donde todo está inmerso en situaciones aprendidas
desde nuestra inteligencia limitada que mide, codifica y sitúa, en un lugar
determinado, todo aquello que se muestra como fenómeno eludiendo el origen
que lo desencadenó, ya que nuestra limitación impide la posibilidad de acceder a
otros registros que van más allá de nuestras posibilidades. Por ello nos
sumergimos, generalmente, en mostrar la verdad mediante hipótesis elaboradas a
través de esa estructura reducida que nos permite ser dueños de una situación,
aun desconociendo el origen que la desencadenó.
Consciente e inconsciente forman parte de una unidad que se proyecta en la
vida a través de nuestro cerebro holográfico.

Nosotros creamos nuestra realidad y la modificamos en la medida


de nuestras capacidades
Tenemos la posibilidad de lograr todo aquello que deseamos, pero ignoramos
la forma de conseguirlo.
Este robot mecano que acabas de adquirir es muy sencillo de usar, pero hay
que conocer su funcionamiento.
Nuestras estructuras cerebrales son semejantes a las de ese robot que acabas
de adquirir de última generación. Conlleva programas cerrados y concretos en
ese disco duro (consciente) y posibilidades infinitas en la parte inconsciente.
En el disco duro del ordenador, están ubicados los programas elementales que
podemos abrir y cerrar a nuestra voluntad y funciona recibiendo órdenes que
cumple a la perfección.
Es importante saber que el disco duro de nuestro cerebro es una estructura
cerrada y concreta. Todo se activa de forma consciente y bajo nuestra voluntad,
mientras que la parte inconsciente sería algo parecido a lo que sucede cuando
conectamos a Internet para buscar información. Esta es una estructura abierta de
inagotables posibilidades. Esta capacidad de nuestro ordenador cuando nos
conectamos a una red está llena de posibilidades. Una fuente inagotable de
información cuando sabemos utilizarlo correctamente.

¿Cómo podemos activar nuestro cerebro inconsciente?


Sería algo parecido a lo que hacemos cuando nos conectamos a Internet. El
disco duro no lo abrimos y lo dejamos en estado latente. Al finalizar la
exploración, si tenemos archivos o documentos para guardar, los depositamos en
el disco duro y quedan almacenados con los demás. Lo mismo sucede con
nuestro cerebro inconsciente. Cuando deseamos abrir ese registro, hay que
inhibir parte del cerebro consciente para conectarnos con el cerebro
inconsciente. Es como una balanza. Si pones peso en una bandeja, esta baja,
mientras que la otra sube al estar vacía.
Cuando inhibimos nuestra mente consciente, la zona inconsciente se amplía y
potencia hasta conseguir el estado alterado de consciencia necesario para poder
conectar. Existen diversas técnicas que lo facilitan como estados de trance
profundo y meditación, hipnosis ericksoniana o sofrología clínica, entre muchos
más que facilitan ese estado. Entonces, nuestro cerebro consciente se inhibe y
podemos incorporar a nuestras redes y/o estructuras neuronales, todo lo
seleccionado.

Todo se mueve en un mundo paralelo. Una


especie de vaivén entre dos realidades que
coexisten infinitamente.
El disco duro de nuestro cerebro es una
estructura cerrada y concreta. Obedece órdenes
directas.
La parte inconsciente de nuestro cerebro es
una estructura abierta de inagotables
posibilidades. Es algo parecido a lo que sucede
cuando conectamos a Internet para buscar
información.
POLARIDADES INFINITAS

En el capítulo anterior hablaba de realidades paralelas


(consciente/inconsciente). Ahora es imprescindible abordar el concepto de
polaridad de las dos realidades.
Con la intención de que se comprenda más ampliamente este concepto,
intentaré elaborar una breve introducción sobre el pensamiento filosófico del
Tao, origen de este principio.
Estas dos realidades forman parte de una unidad. Son inseparables y la una no
puede subsistir sin la otra. A esta ley se la denomina yin-yang y es el origen del
Tao: homología entre dos fenómenos que ocurren al mismo tiempo y son dos
polos opuestos de una misma cosa. No son dualidades, sino polaridades, y
ningún hecho tiene sentido aisladamente.

Una breve pincelada sobre el origen


No se sabe exactamente quién fue el autor del Tao, se cree que pudo ser Lao
Zi, ya que era contemporáneo o algo anterior a Confucio, quien confiere al Tao
el significado de «vía» o «camino».
Hay que saber que este último era archivero de la corte de Zhou y un
importante historiador de la dinastía Xi Han. Él recoge noticias referentes a Lao
Dan, conocido también como Lao Zi, procedentes de dos importantes libros
taoístas: el Zhuangzi y el Lie Zi. El pensamiento de Lao Dan es registrado por
Guan Yin en una obra de más de cinco mil ideogramas.
En base al material histórico, se cree que se trata de una importante
compilación y elaboración en las que intervino una escuela a lo largo de muchos
años. En cuanto a la fecha definitiva de la obra, se centra en la primera mitad del
siglo IV a. C.
El dao engendra al uno, el uno engendra al dos, el dos engendra al tres, en tres
engendra a los diez mil seres. Los diez mil seres albergan en su seno el yin y el yang,
cuyas energías vitales (qi) chocan para tornarse en armonía unidad[4].
LAO ZI
Tao es el origen primero. Todo sale de él y vuelve a él. La característica
principal es el carácter dinámico que lleva cambios incesantes.
Todos los procesos de la naturaleza del mundo físico y las situaciones
humanas muestran modelos cíclicos de ida y vuelta, expansión y contracción.
Otra característica del Tao es la naturaleza cíclica de su movimiento. Cuando
una situación llega a su punto extremo, tiende a dar la vuelta y hacerse opuesta.
Por ejemplo: cuando el año llega al día más largo, comienza a decrecer hacia el
lado opuesto, que sería el más corto. Son los polos o extremos que muestran los
límites de los ciclos como dos polos opuestos. Indican el punto máximo de dos
tendencias para diferenciar cualidades, en las que una depende de la otra, cuyos
valores son relativos uno del otro y que un extremo genera al otro, como una
rueda sin fin.
El principio de oposición se encuentra presente en todas las partes y es el
origen de toda manifestación, la cual, a su vez, contiene ambos principios en
proporción. Es decir, cada uno tiene a su opuesto dentro de sí. Este crecerá
lentamente hasta destruir a su huésped. Yin se habrá transformado en yang y
viceversa.
Todo vivir implica morir, todo nacimiento implica muerte. Esto es la
relatividad de dos conceptos que no son absolutos. Dos realidades opuestas y
complementarias.
Cuando me refiero a realidades, estoy refiriéndome a nuestra realidad, aquella
que creamos constantemente. Veamos un ejemplo:
CONSCIENTE:
Realidad positiva. LUGAR MATERIAL/YANG
INCONSCIENTE:
Realidad negativa. LUGAR PSÍQUICO/YIN

ESQUEMA 1

Yin-yang

Son dos polos opuestos de una misma cosa. Unas veces aparece la realidad
consciente y otras, la inconsciente.
La filosofía china siempre ha diferenciado lo intuitivo de lo racional. El yin se
podría definir como intuitivo y el yang como racional. Son los dos aspectos de un
principio único.
Mostraré algunos ejemplos que nos servirán para comprender de forma
sencilla esta oposición negativo/positivo, consciente/inconsciente, que forma
parte de una unidad.

ESQUEMA 2

El día es yang y la noche es yin, son dos polos opuestos de una misma cosa.
Uno genera al otro como una rueda sin fin. Cuando desaparece la oscuridad de la
noche aparece la luz del día.
Otro ejemplo serían los átomos. Hay núcleos cargados positivamente y
electrones cargados negativamente. Los dos forman una unidad.
Esta es la regla que rige el universo que conocemos, desde lo más inmenso
hasta el misterioso mundo de las partículas.
En la ingeniería eléctrica, la polaridad engloba las terminales de una pila,
batería, corriente continua, etc., y comprende el polo negativo y el positivo. El
uno es inseparable del otro.
Toda la naturaleza se rige por la ley de los contrarios. Cuando contemplamos
un frondoso árbol, este aparece sin mostrar su lado oculto e inconsciente que
hace posible que tenga vida y dé frutos.
También nuestro cuerpo físico se rige por las mismas reglas. Los hemisferios
cerebrales son dos elementos polares. Uno de ellos se caracteriza por sentir (yin)
y el otro por pensar (yang). Más adelante descubriremos las capacidades de estos
hemisferios.
ESQUEMA 5

Dos hemisferios cerebrales: sentir/pensar.

Otro ejemplo es el sistema hidroelectrolítico del cuerpo, que está formado


por partículas con cargas positivas o negativas denominadas iones.
El ácido, yang. Calor. Carga positiva (cationes).
Alcalinos, yin. Frío, escasez, inactividad. Carga negativa.
Posiblemente, la demostración más relevante la tenemos en nuestro sistema
nervioso central y autónomo, que corresponde a la parte positiva (yang,
consciente).
Con el sistema activo, somos capaces de realizar movimientos
voluntariamente, mientras que el autónomo o inconsciente lo hace sin pedirnos
permiso.

¿Qué funciones realiza nuestro sistema nervioso


(vegetativo inconsciente, yin)?
Te haré algunas preguntas que facilitarán esa información. ¿Realizas la
digestión de los alimentos cuando deseas? ¿Circula la sangre cuando tú lo
decides? ¿Libera tu sistema endocrino las hormonas necesarias a tu voluntad?
Estas y miles de funciones que ignoramos de forma consciente son las que
realiza nuestro sistema nervioso autónomo.
Parece obvio que debamos tener una comprensión global de lo que estamos
disertando entre esas dos vías: consciente/inconsciente, yin/yang. Este principio
tiene un paralelismo con la física cuántica.

El Tao y la física cuántica


En la actualidad, no podemos ignorar la relación que existe entre las teorías y
postulados del Tao y los avances de la física cuántica. Esta visión de la realidad
nos acerca a otra mirada y ofrece la posibilidad de contemplarlo desde otro
ángulo.
Si somos capaces de trasladarnos de lugar y dejamos fluir nuestro cerebro
inconsciente, podremos comprender de forma más sencilla todo lo expuesto.
¿Qué ha sucedido para que, en esta etapa de nuestra civilización, ignoremos
ese principio tan elemental basado en la polaridad de los opuestos? ¿Cómo
hemos llegado a esta situación?
En el siglo VI, a. C., no existía separación entre ciencia, filosofía y religión. No
olvidemos que la palabra física proviene de la palabra physis de la escuela de
Mileto. Ellos no veían diferencia entre espíritu y materia, es decir, los dos polos
opuestos de una misma cosa, según las teorías del Tao.
Otro pensamiento que se remonta a hace unos seis mil años es el samkhya,
una de las doctrinas clásicas del hinduismo que, en sus orígenes, era un
pensamiento ateo.
Sus argumentos defienden que no se puede admitir la existencia de un dios
controlador e inmutable, ya que nuestro mundo es mutable. Consideran que
espíritu (esencia) y materia (substancia) son dos realidades eternas e indivisibles.
Como podemos comprobar, espíritu y materia forman parte de una unidad.
La materia (yang) sería la manifestación del maya, (substancia) y yin sería el
espíritu (esencia).
La historia sitúa el origen de esta separación, que arrastramos hasta nuestros
días, en Parménides de Elea, 540 a. C. Para él la nada –el no ser– es imposible
que exista, ya que no puede pensarse. Es en ese momento cuando decide trazar
una línea divisoria entre dos partes que define como opinión y verdad. Ese
pensamiento evolucionó durante muchos siglos dentro de nuestra cultura
occidental. Desde entonces, nuestra visión del mundo se viene estructurando
dentro de una visión dualista.
No confundamos dualismo con polaridad. Hemos visto ampliamente lo que
es la polaridad al inicio de este capítulo. Es la cualidad de terminales opuestas,
llamadas polos, que pueden ser positivos o negativos y forman parte de una
unidad: el dualismo es una separación entre cuerpo y alma, no es polaridad.
Este pensamiento dualista obtuvo una postura destacada con la filosofía de
Descartes, ya entrado el siglo XVII. Para él existía una clara división entre mente y
materia o cuerpo y alma, visión mecanicista del mundo que arrastró a otros
personajes no menos destacados de la historia, como Isaac Newton.
Pero estamos hablando de la física clásica. En estos momentos todo ha
cambiado. De nuevo nos estamos acoplando o integrando con pensamientos
anteriores a este periodo. Parece como si ahora hubiese un reencuentro o
evolución de esos principios, que se pueden mostrar desde el ángulo científico
con la física cuántica.
Luis Racionero, gran conocedor de la filosofía y estética taoísta, aborda este
concepto polar de una forma magistral. Podemos comprobarlo en la siguiente
cita:
La cultura occidental acepta como base para explicar la naturaleza del principio
de causalidad. Los fenómenos del universo y de la vida se relacionan unos con
otros en una conexión de causa efecto. Esta hipótesis implica una visión
secuencial, lineal, ilimitada, en la que predomina el concepto de tiempo. La
cultura china explica la naturaleza por el principio de la sincronicidad. La
sincronicidad significa que existe una correspondencia entre los estados
simultáneos de dos sistemas de fenómenos.
Al modo de hacer armonioso que tiene la naturaleza le llamaron Tao. La
confusión sobre esta palabra ha sido grande en Occidente desde que los primeros
jesuitas que llegaron a China, la tradujeron con inescrupulosa simplicidad por
la palabra Dios. En la concepción judeocristiana del universo existen
separaciones o dualismos: el creador y la creación; el bien y el mal; el cuerpo y el
espíritu. Esta visión del mundo imposibilita traducir con nuestras palabras
términos que pertenecen a una concepción del mundo donde no existen
dualismos. Creador y creación son una misma cosa. Bien y mal son los valores
que la mente humana opone a los aspectos creadores y destructores del universo.
Cuerpo y espíritu son dos percepciones diferentes de una misma energía[5].
Lo cierto es que esa visión dualista nos ha condicionado hasta nuestros días.
Volvamos a las realidades paralelas. Hasta este momento hemos descubierto
que existen dos realidades paralelas: una corresponde a una estructura consciente
y otra, a la inconsciente. Las dos forman parte de una unidad inseparable, ya que
la una no puede subsistir sin la otra. Este principio es importante y se debe tener
presente para comprender el funcionamiento de nuestro robot.
Ahora pasaremos a tener una ligera idea de los componentes que tiene
nuestro ordenador. Sus programas, para qué sirven y dónde están ubicados.
La polaridad es la cualidad de terminales
opuestas, llamadas polos, que pueden ser
positivos o negativos y forman parte de una
unidad.
CONSCIENTE:
Realidad positiva. LUGAR
MATERIAL/YANG.
INCONSCIENTE:
Realidad negativa. LUGAR PSÍQUICO/YIN.
Los hemisferios cerebrales son dos elementos
polares. Uno de ellos se caracteriza por sentir y el
otro por pensar.
El átomo. Hay núcleos cargados positivamente
y electrones cargados negativamente. Los dos
forman una unidad.
El dualismo es una separación de entre
cuerpo y alma. No son polaridades.
PIEZAS Y FUNCIONAMIENTO

Lo primero que debemos aprender de nuestro robot es que hay que darle las
órdenes apropiadas y de forma correcta para que cumpla nuestros deseos. En
caso contrario, no obedecerá.
Este es un libro para principiantes, curiosos y buscadores de otro concepto de
espiritualidad. Debido a ello intentaré desmenuzar este puzle de forma sencilla
para que sea comprensible para todo el mundo.
Es evidente que tu cerebro contiene más piezas de las que vas a descubrir.
Ahora conocerás las más básicas, aquellas que contienen engranajes y programas
específicos que hacen posible su funcionamiento. El mecanismo es parecido a un
maravilloso reloj suizo que funciona a la perfección.
Comenzaremos por saber que nuestro ordenador cerebral posee varios
programas en el «disco duro» que tienen diferentes propiedades y características.
Se compone de tres bloques que encajan entre sí.
El módulo que tiene más antigüedad es el que conocemos como cerebro
reptiliano. El segundo como cerebro límbico y el tercero como neocórtex. Este
último se subdivide en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo. Veamos el
siguiente esquema:
1. CEREBRO REPTILIANO
Este es el bloque más antiguo del engranaje. ¿Qué funciones realiza nuestro
robot con esa pieza? Nos posibilita llevar una vida y existencia rutinarias,
programadas y ritualizadas. Tenemos noción de nuestra delimitación territorial.
Nos ayuda a tener instinto de conservación, reproducción y cuidado de la
especie. Hasta ahora solo lo hemos utilizado para sobrevivir, elecciones
matrimoniales o profesión. Es la pieza más primitiva de nuestro cerebro.

2. CEREBRO LÍMBICO O EMOCIONAL


Esta es la pieza más delicada de todo el engranaje. Hay que tratarla con
mucho cuidado, ya que tiene la posibilidad de expresar emociones. Puede
manejar la temperatura corporal, la vida adquiere calor y color. Nos aporta un
alto grado de libertad que implica riesgos. Es el causante de que suframos por
amor. Genera el odio, pero también el altruismo y algunas emociones más.

3. NEOCÓRTEX
Este engranaje conlleva dos piezas que forman una unidad. Es una sección
más moderna que las anteriores, por lo tanto, más evolucionada, ya que ha
facilitado un desarrollo progresivo de la corteza. Mediante esa evolución hemos
aumentado la comprensión, decisión y emancipación. Está formado por el
hemisferio izquierdo y derecho del cerebro, unidos por un cuerpo calloso y con
procesos mentales diferentes en cada uno de ellos.
En el hemisferio izquierdo los procesos son abordados por el individuo de
manera secuencial, racional, y lógica. Todo lo contrario al hemisferio derecho,
donde se realizan de forma simultánea y total. Debido a esa extraordinaria
cualidad puede asociar formas, sonidos e imágenes para realizar procesos
creativos. El aprendizaje con este hemisferio se realiza mediante mapas mentales,
imaginación y creatividad.

a) Hemisferio derecho
Se caracteriza por no avanzar paso a paso, sino que su maniobra se basa en la
percepción implícita de la totalidad de la situación. Podríamos decir que es
holístico y globalitario.
Es el causante de la consciencia intuitiva. Es irracional y acientífico, pero hay
quien ha llegado a preguntarse si ese yo subliminal e intuitivo no es superior al
consciente, ya que posee unas capacidades extraordinarias para registrar lo
auténticamente creativo y original, desvelando y participando en encontrar la
verdad de una forma espontánea e instantánea. Esa verdad no se manifiesta
mediante el razonamiento, más bien todo lo contrario. Es una respuesta íntima y
clara que nos arrastra con seguridad y certeza. Falta confirmación, pero la
mayoría de científicos estudiosos de este fenómeno coinciden en que, debido a su
disponibilidad, es una consciencia más rica en posibilidades. A partir de este
hemisferio somos capaces de crear y desarrollar facultades imprevisibles. La
creatividad, en cualquiera de sus fases, es la puerta de lo que definimos como
espiritualidad.
Esta parte la podríamos definir como yin, interior, inconsciente.
ESQUEMA 7
b) Hemisferio izquierdo
Maravillosa pieza única como interlocutor capaz de analizar cualquier
situación y dar respuesta lógica.
Mientras que el hemisferio derecho es intuitivo y se mueve espontáneamente,
el izquierdo es un caballero intelectual, razonador y analítico, capaz de
desmenuzar las partes conflictivas de una situación para ver la mejor solución.
Tiene una memoria excepcional, te ayuda a estudiar y retener. Con esta parte de
nuestro cerebro pensamos.
Esta fracción la podríamos definir como yang, exterior, consciente.

c) Lóbulo frontal
Además de los dos hemisferios cerebrales, hay una zona de nuestro cerebro
extraordinaria que se manifiesta como un director de orquesta. Me refiero al
lóbulo frontal.
ESQUEMA 8
Lóbulo frontal

Lóbulo frontal. Especulador y banco de datos.

El lóbulo frontal constituye el 40 % del conjunto del cerebro. Hace que


nuestros pensamientos sean reales, permitiendo modificar nuestra conducta.
Esta pieza del robot es la que ayuda a llevar a buen fin los proyectos. Él sabe
que camino es el adecuado para conseguirlo. Escanea el resto del cerebro para
crear una nueva idea. Una nueva mente.
Es un trabajo en progresión de aprendizaje y control de conducta. Es como un
banco de datos que determina que circuitos va a utiliza.

Organización interna
Has conocido las piezas básicas y su funcionamiento. No obstante, hay que
saber algo más. En el interior de la estructura de cada uno de los bloques, existe
un mecanismo que hace posible todas sus funciones. Me estoy refiriendo a la
puesta en marcha y organización interna.
Comenzaremos por explorar una estructura situada en el interior del hueso
del cráneo, donde aparece un personaje imprescindible de nuestro maravilloso
cerebro que podríamos definirlo como el jefe de tráfico: el hipotálamo. Él sabe
dirigir a la perfección todos los sistemas más importantes de nuestro cerebro,
debido a que es un centro de encrucijadas y, por ello, necesita un buen
organizador de esa maravillosa y compleja estructura. Allí confluyen muchas
autopistas, carreteras y caminos por los que transitan cientos de vehículos y se
deben organizar y dirigir muy bien para que no haya accidentes.
En ese embrollo desembocan todas las emociones que experimentamos a lo
largo del día: el miedo, la tristeza, el odio, la felicidad, el deseo, la agresividad, etc.
La lista sería interminable. Dicen que es el centro de la emoción y está
relacionado con el sistema endocrino y vegetativo.
Es equilibrador del psiquismo superior, coordinador del simpático y
parasimpático y lo más destacado es que interviene en la neuroquímica cerebral.
Seguramente, la forma en la que relato y describo las funciones cerebrales
escandalizará a más de un experto en neurología, pero no se trata de un libro de
texto para especialistas. Intento llegar a todas las personas que necesitan
comprender desde otro lenguaje más cercano y de forma sencilla el
funcionamiento. Siguiendo estas pautas estaremos en disposición de utilizarlo
correctamente.
A continuación, están las funciones relacionadas con el tálamo, hipotálamo y
sistema límbico más destacadas.

TÁLAMO, vinculado a las áreas sensitivas


• Consciencia elemental
• Estación activa de paso
• Filtro sensitivo
• Globalización informativa
• Dinámica perceptiva
• Establece circuito con
áreas corticales para el procesamiento de la
información hacia el esquema corporal.

HIPOTÁLAMO
• Centro de encrucijada.
• Está relacionado con el sistema límbico. Centro de la emoción.
• Equilibrador del psiquismo superior.
• Relación sistema endocrino y vegetativo.
• Coordinador simpático y parasimpático.
• Interviene en la neuroquímica cerebral.
• Armonía homeostática.
ESQUEMA 9

Hipotálamo.

Con todo lo expuesto, tenemos una ligera idea de las piezas elementales de
nuestro cerebro y sus cualidades específicas, pero hay mucho más. Algunas veces
comprobamos alteraciones en sus funciones, pero ignoramos la causa que lo
produce. Aparentemente, la pieza está bien, pero dejó de maniobrar igual que
siempre. Hay algo que falla. Desmontamos todas las piezas del robot y
comprobamos que no hay nada –aparentemente– que le impida operar bien.
Observamos un mal funcionamiento, por lo que deducimos que existe una causa
que lo provoca, pero la desconocemos.
Veamos un breve ejemplo: voy por la calle y de repente recibo un fuerte golpe
en la cabeza producido por una piedra. La cabeza me duele y compruebo que
comienza a manar sangre. Efectivamente, algo ha sucedido, hay una causa
evidente, pero ignoro qué pasó. ¿Lanzó alguien la piedra? ¿Fue debido a un
derrumbe del edificio? ¿Fue intencionado o es casual? Podríamos citar más
posibilidades. Miramos por todas partes y no advertimos nada, pero la cabeza
sigue sangrando, prueba palpable de que existe una causa que desconozco.
¡Atención! Estamos entrando en un territorio desconocido. Si percibimos el
efecto de algo que desconocemos, no podemos dudar de que existe una causa
que lo genera. El problema es que esa causa hay que buscarla en otro lugar. Un
espacio que desconocemos. Ese lugar desconocido para la mayoría se llama
inconsciente.
Algo parecido sucede cuando enfermamos. Sin duda existe una causa, pero la
ignoramos.
En el próximo capítulo veremos qué papel juega nuestro hipotálamo en el
proceso de las emociones no procesadas.

El «disco duro» de nuestro cerebro se compone


de tres bloques:
Cerebro reptiliano, cerebro límbico y
neocórtex. Este último se subdivide en dos
hemisferios, el derecho y el izquierdo.
El lóbulo frontal es la pieza del robot que
ayuda a llevar a buen fin los proyectos. Él sabe que
camino es el adecuado para conseguirlo.
El «jefe de tráfico» es el hipotálamo, debido a
que es un centro de encrucijadas en las que
desembocan todas las emociones y está
relacionado con el sistema endocrino y
vegetativo.
CAPÍTULO III
POSIBILIDAD Y CAMBIO
LAS EMOCIONES NO PROCESADAS

Ya conoces los componentes básicos de tu robot. Ahora abordaré el tema de


las emociones desde un ángulo personal. Intentaré mostrar, muy humildemente,
lo que he investigado, explorado y averiguado.
Este es un territorio de arenas movedizas y nada tiene que ver con el método
científico. Debido a ello hay que ir con mucho cuidado, ya que existe el riesgo, si
no calculamos bien el sendero por donde debemos pasar, de quedarnos
atrapados en uno de sus pozos.
Yo me muevo en el territorio de la posibilidad y la duda. No puedo, ni debo,
dar nada por válido, ya que no existen comprobaciones que lo demuestren.
Únicamente me apoyo en la observación. Esta actitud me sitúa en un ángulo
distinto, ya que no afirmo ni niego nada y todo se mueve en un espacio repleto
de contradicciones, donde todo es posible.
En base a esta observación he realizado el trabajo de campo. Esta búsqueda o
ensayo se cimenta sobre mi experiencia personal, un trabajo de investigación que
he llevado a cabo durante más de veinte años.
En este proceso he descubierto que algunos de los fenómenos observados
obedecen a una causa que desconocemos. También he comprobado que existe
una estructura, definida como alma, que sustenta todo el engranaje de
nuestro cerebro y que tiene la llave de ese descubrimiento. Una configuración,
aparentemente inmóvil, que se desprende de ese mundo latente de posibilidades
infinitas.
El alma almacena la experiencia de todo lo aprendido durante millones de
años y la lleva consigo cuando nacemos a esta vida. Es parecido a una proyección
holográfica sin tiempo, ya que todo está aquí y ahora. Al proyectarse aparece la
sensación de vivir, de existir ahora en el presente, pero es una proyección. Es una
ilusión que programa nuestro cerebro para mostrarnos un interrogante que
debemos resolver, ya que se trata de emociones no procesadas. Podríamos decir
que es un programa interno que se activa cuando es necesario para recomponer
el mecanismo dañado.
Un día cualquiera, nuestro robot deja de funcionar correctamente. Entonces,
intentamos repararlo, pero las indicaciones de funcionamiento advierten que
debemos llevar a cabo un aprendizaje para mejorar el funcionamiento de nuestro
robot. Lo primero que hay que averiguar es la causa que provocó esa anomalía.
Decidimos desmontar pieza a pieza el robot para encontrar la causa, pero,
aparentemente, todo está bien. Seguimos leyendo el libro de instrucciones. Este
nos indica aprender el funcionamiento del segundo PC que pone: Posibilidades
infinitas.
Ese programa del robot establece una línea directa con la causa que ha
provocado la avería. Así lo hacemos y, en ese instante, nuestro cerebro nos
facilita la respuesta creando proyecciones holográficas con miles de situaciones y
realidades proyectadas sin tiempo y que cohabitan en el mismo estado de
realidad. Al no existir el tiempo, no existen vidas pasadas. Lo que conocemos
como tiempo es una reverberación. Empero, nuestro cerebro nos facilita la
información de una forma en que podamos comprender y asimilar. Por esta
razón, proyecta una historia que tiene una relación directa con la situación
actual.
Nuestro inconsciente no responde con realidades, sino al contrario. Hay que
interpretar y descomponer la historia para enlazarla con el conflicto presente. No
olvidemos que nuestro inconsciente responde con símbolos, metáforas, historias
irreales, etc., igual que sucede con los sueños.
En ese espacio indeterminado, está el campo de posibilidades infinitas
cohabitando conjuntamente. Entre todas, nuestro cerebro selecciona una
posibilidad, una situación, una vida. Eso es lo que podríamos definir como
memoria episódica. El resto queda en el gran almacén de posibilidades infinitas.

¿Por qué dejó de funcionar correctamente nuestro robot?


Has podido comprobar que el robot está averiado y la causa no está en la
estructura externa. Veamos que le sucede a nuestro cuerpo biológico cuando
aparecen alteraciones en su funcionamiento.
Cuando no proyectamos aquello que se corresponde con el programa que
nosotros elegimos, se genera un bloqueo energético que provoca alteraciones en
nuestro campo emocional, además de cortarse la conexión con el Ego Superior,
que viene a ser nuestra estructura álmica en su totalidad, ya que nacemos en esta
vida con una porción muy pequeña de su composición energética. Ese fragmento
de nuestra estructura álmica es la que hace posible la vida en la Tierra. Cuando
esto sucede hay alteraciones en el cuerpo físico y se incorporan a nuestra
memoria celular.
Algunos de vosotros os preguntaréis a qué me estoy refiriendo cuando digo
que la estructura álmica está conectada con nuestro Ego Superior. Voy a cambiar
las definiciones para hacerlo más sencillo.
Lo que definimos como Ego Superior sería lo que conocemos como la nube
que tenemos en nuestro ordenador: lugar de gran capacidad donde archivamos y
guardamos millones de datos e información que no tiene cabida en el disco duro.
Toda esa estructura que habita en la nube no forma parte de tu robot cerebral, ya
que está fuera de su estructura, pero conlleva la información de toda la existencia
de tu alma desde el origen de la vida en la Tierra. Esta nube sería nuestro Ego
Superior.
Las emociones negativas producen un estancamiento en las conexiones
neuronales y bloquean la circulación energética. La energía necesita fluir y busca
un escape, al no encontrarlo se manifiesta en el cuerpo físico, atacando a nuestro
organismo en los puntos más débiles.
La enfermedad se produce cuando nuestro yo real olvida quién es y a dónde
se dirige. Es un mensaje directo que nos dice, no solo la forma en la que estamos
desequilibrados, sino los pasos que debemos dar para volver al yo real y a la
salud.
Algunas veces, cada uno de los cuerpos inferiores oscila en diferentes
frecuencias y todos deben latir en armonía. El desequilibrio se ve fácilmente en el
cuerpo físico, que es el componente de vibración más baja. Entonces empieza la
manifestación para dar un freno a los demás cuerpos como aviso de que algo no
hacemos bien en nuestro aprendizaje.

El proyecto del alma está en la zona hipotalámica


En el lado derecho del hipotálamo hay un registro que llamaremos «rejilla
transcelular». En el interior de ese registro se ubica la pila que pone en marcha
el robot. Esa pila es el núcleo energético que definimos como alma. Ese registro
está conectado con la nube y contiene el gran almacén de todo lo que conocemos
como existencia.
Recuerda que no hay recambios de la pila. Cuando se acaba, el robot deja de
funcionar.
Es lo que le sucede a nuestro cuerpo cuando el alma sale del cuerpo.

¿Qué funciones tienen el hipotálamo y la rejilla transcelular,


además de las conocidas por la ciencia?
El hipotálamo contiene una conexión energética que realiza las funciones de
receptor y catalizador. Recibe, transforma, canaliza y emite.
¿Qué recibe? La energía suficiente para que el robot funcione.
¿Qué canaliza? La energía transformada en menor voltaje, para que esta haga
de motor en todos los sistemas del cuerpo humano. Es un transformador de
energía.
Emite una radiación adecuada para poder vivir en el planeta Tierra. Nosotros,
los habitantes de este planeta, venimos de otra forma de vida y por ello nuestra
energía no es compatible con la de la Tierra. Por ello hace falta un elemento que
sea capaz de transformar la energía en menos voltaje. El hipotálamo y la rejilla
transcelular hacen la función de central eléctrica, que baja la potencia energética
y, a la vez, la transforma para habitar en la Tierra.
La zona hipotalámica está unida a lo que llamamos alma.
ESQUEMA 10

El alma corresponde a ese triángulo que bordea la rejilla transcelular.

Las diferentes envolturas de nuestro cuerpo celular


Nuestro cuerpo está adaptado para vivir en la tercera dimensión.
No nos sirve para otras dimensiones paralelas. Está conformado por células
organizadas en tejidos, órganos y sistemas que integran el cuerpo. Contiene una
envoltura con diferentes cuerpos más sutiles.
1. Cuerpo físico (celular).
2. Cuerpo etérico. Fluctuación subatómica.
3. Cuerpo mental. Energía transformadora y creadora.
4. Cuerpo causal. Envoltura más elevada. Espíritu divino, inteligencia
superior. Aumenta su tamaño y su actividad vida tras vida, encarnación tras
encarnación. Está subdividido en siete subplanos. Es la «morada del alma
divina», morada o estancia especial.
Estas envolturas son las más conocidas, sin embargo, hay más cuerpos sutiles
a partir del causal.
Nuestro cerebro posee dos mecanismos
extraordinarios y únicos. El hipotálamo y una
rejilla transcelular que lo bordea y acoge el
núcleo energético que conocemos como alma.
El hipotálamo contiene una conexión
energética que realiza las funciones de receptor y
catalizador. Recibe, transforma, canaliza y emite.
¿Qué recibe? La energía suficiente para que el
robot funcione.
¿Qué canaliza? La energía transformada en
menor voltaje para que esta haga de motor en
todos los sistemas del cuerpo humano. Es un
transformador de energía.
¿POR QUÉ ENFERMAMOS?

Son muchas las situaciones que nos llevan a reflexionar cuando intentamos
entender qué le sucedió a nuestro cuerpo para que enfermara, qué
acontecimientos hicieron posible esa manifestación. Deseamos encontrar un
punto de partida, algo que nos ayude a reflexionar para que, en un futuro, no
vuelva a suceder. Aprender de esas situaciones y poner en marcha un proceso de
cambio. No obstante, no siempre es posible ni estamos dispuestos a ello.
Enfrentarnos a la auténtica realidad es complejo y difícil, ya que debemos
traspasar las fronteras de nuestro inconsciente para hacer consciente algo que
permaneció larvado durante muchos años y que aparentemente ignoramos.
Los médicos tibetanos dicen que la enfermedad se produce por los factores
mentales derivados de la ignorancia y los apegos. Esta hipótesis la comparten casi
todas las medicinas orientales, que entienden la enfermedad como algo
inseparable entre cuerpo y mente. E. Bach investigó la importancia del mundo
emocional como posible factor de origen. Hay otras teorías sobre las patologías
que afloran sin previo aviso a lo largo de nuestra vida. Lo cierto es que la
enfermedad se manifiesta en cualquier circunstancia sin saber qué la produjo o
por qué sucedió.
Veamos el punto de vista de algunas medicinas tradicionales.

Medicina occidental/oriental
Lo primero que debemos saber es la diferencia que existe entre la medicina
occidental y las medicinas tradicionales antiguas, como la medicina tradicional
china, tibetana o ayurvédica, entre otras menos conocidas.
La característica principal que las diferencia es la siguiente: la medicina
occidental, conocida como alopática, acota la enfermedad en especialidades a
través de la fragmentación de sus partes, por lo que se aleja de una perspectiva
holística. Debido a ello carece de una visión global de la enfermedad. Todo lo
contrario a las medicinas antes mencionadas.

Factores que diferencian a las dos medicinas


Mientras que la occidental trabaja con los síntomas de la enfermedad cuando
esta se ha manifestado, en las medicinas más antiguas los pacientes visitaban al
médico para evitar contraer enfermedades. Esa característica la define como una
medicina preventiva.
En Occidente no consultamos al médico hasta que la enfermedad se ha
manifestado. No existe la prevención para evitar la enfermedad.
Veamos la diferencia entre algunas medicinas alternativas más conocidas:

Medicina tradicional china (medicina vibracional)


¿Por qué es una medicina vibracional? En primer lugar, hay que saber que
este método está basado en una cosmovisión del mundo como el Qi (energía) y
los canales energéticos que circulan por el cuerpo. Esta es una concepción
holística del universo donde el cuerpo físico es interdependiente e interactivo
dentro del universo que conocemos. Nada puede estudiarse sino como parte de
un todo. Para comprenderlo mejor sería algo parecido a un microcosmos dentro
de macrocosmos.
En la medicina tradicional china todos formamos parte integral de un
universo repleto de energía Qi. No existe la independencia entre cuerpo, mente y
espíritu. Debido a esta visión totalmente opuesta a la occidental la relación entre
cuerpo y enfermedad es muy diferente a la occidental. Otro factor que las
diferencia es que esta medicina considera que ninguna persona es igual que otra,
por lo tanto, la enfermedad tampoco debe tratarse igual.
Existe una relación directa entre órgano/emoción y se basa en la teoría de los
cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua.
ESQUEMA 11

Mapa antiguo de canales energéticos.


Cada elemento se relaciona con un órgano/víscera/emoción, una estación del
año, un color y un sabor.
Las prácticas de la medicina tradicional china son: fitoterapia, acupuntura y
moxibustión, masaje Tuina, Qi Gong, dieta china, auriculoterapia, Feng Shui y
respiración Tao Yin.

Medicina tibetana
Tiene una base de la medicina anteriormente citada, pero se mueve en tres
planos diferentes: somático, energético y espiritual. Cuerpo, energía, mente.
El origen de la enfermedad son los factores mentales derivados de la
ignorancia y los apegos[6].
Se basan en los tres humores:
a. Bilis. Relación con el sistema circulatorio y con el chacra del corazón. Ira,
odio, venganza, envidia, celos, crueldad.
b. Viento. Relación con el sistema Nervioso central. Chacras genitales.
Apegos, deseo, avaricia.
c. Flema. Relación con el sistema linfático-endocrino y el chacra de las
coronas. Ignorancia, egoísmo, egocentrismo, orgullo, mente
desconcentrada.

Medicina ayurvédica
Originaria de la península de Indostán (India).
La traducción de la palabra significa «ciencia de la vida», por lo tanto, el
objetivo esencial es la conservación de la salud.
Al igual que las medicinas mencionadas anteriormente, todo está
interrelacionado y nada puede tratarse de forma aislada.
Todas las funciones, tanto físicas como mentales y espirituales, están
reguladas por fuerzas. El desequilibrio de estas (vata, pitta y kapha) lleva a la
enfermedad.
Estas tres fuerzas se forman por la combinación de los cinco elementos: éter,
aire, agua, fuego y tierra.

Condicionantes del terreno biológico para heredar enfermedades


según las medicinas tradicionales antiguas.
• La condición ancestral de nuestros padres (ADN).
• La calidad de los órganos reproductores.
• La condición del útero.
• Fecha de la concepción y día del nacimiento.
• El lugar de nacimiento.
• Los hábitos alimenticios de la madre.
• La influencia emocional de los padres durante el embarazo.
• El estilo de vida de la familia, e influencias culturales.
• Condiciones medioambientales.
• La condición de los cinco elementos que contribuyen al crecimiento del
feto.

Herencia energética ancestral. Padre y/o madre o los dos


Se recibe antes de nacer y se condensa durante el embarazo y desde el
momento de la concepción.
Interfieren en este proceso diversas causas:
a. Estado anímico de la madre.
b. Estado emocional de la madre.
c. Personalidad materna y/o paterna.
d. Influencias exteriores durante el embarazo.
e. La energía yin, la que proviene del origen está inmaculada. Está alterada la
energía congénita heredada desde padres y antepasados. Se pagan las culpas
de los padres que no han sabido transformar la conducta.
f. Se heredan: locura, depresiones, ansiedad, psicosis, angustia, soledad sin
sentido, miedo, terror, pánico, no saber defenderse, etc.
g. Diabetes, problemas coronarios y circulatorios, tuberculosis, cáncer, etc.
h. La información genética se transmite de una célula madre a las células hijas
y es la base de la herencia del material genético.
i. El ácido desoxirribonucleico, ADN, contiene la información genética.
Se heredan todas las enfermedades tanto físicas como psíquicas.

¿Qué heredamos de nuestros antepasados?


Se heredan absolutamente todas las enfermedades, tanto físicas como
psíquicas.
Estas se heredan a través de la sangre, médula, riñón, hígado, bazo o páncreas.
Asimismo, puede ser a través del pulmón, vesícula biliar y vejiga, además de
todos los aspectos colaterales energéticos.
En la primera causa, del riñón pasa al bazo o páncreas y luego al hígado. De
ahí se manifiestan enfermedades que tienen su origen en la psique, porque
genera una patología psicosomática crónica, como todas las generadas a través
del SNC, tanto periférico como neurovegetativo.

Otros factores a tener en cuenta como origen


de la enfermedad
A. Influencias y alteraciones energéticas perturbadoras
Se trata de entidades que dejaron el cuerpo físico y están perdidas. No
evolucionan y quedan estancadas, generalmente dentro del campo vibracional de
otra persona. Se conoce como almas perdidas o posesión de una entidad por
diversos factores.
La medicina tibetana tiene una larga experiencia sobre ello con historias
clínicas que lo avalan. Tema complejo e incomprensible para la medicina
alopática. Sin embargo, puedo afirmar que existen verdaderas alteraciones
producidas por esas influencias.
B. Secuelas provocadas por contacto con seres de otra dimensión
Este es un tema complejo e imposible de probar. Sin embargo, la experiencia
me ha llevado a investigar durante muchos años con cientos de historias clínicas
que se asemejan entre ellas. Todas relatan los mismos síntomas, actuaciones,
experiencias, etc.
¿Qué puedo aportar sobre la experiencia?
1. Todos los pacientes relatan la misma historia.
2. Las actuaciones durante la abducción son idénticas.
3. Aplicación de implantes mediante engaños.
4. Desaparece la manifestación cuando se extraen los implantes.
La sintomatología es variada. En lo que coinciden la mayoría de los pacientes,
tiene que ver con un persistente dolor de cabeza, hemorragias nasales de
repetición, acúfenos, lapsus de tiempo, sentirse controlado, etc.
Cuando se tratan los síntomas, aparece una situación inesperada que revive el
paciente sin dar crédito a lo que sucede. Aparentemente ha sido abducido,
manipulado y engañado.
Este es un trabajo muy delicado, que requiere bastante profesionalidad para
ayudar al paciente y eliminar las secuelas. Cuando se consigue, desaparece la
manifestación que padecía.
C. Problemas de aprendizaje en el proceso de vida
En otras ocasiones aparece la enfermedad para que tengamos consciencia de
que algo no hacemos bien en nuestro proyecto de vida. Sucede en situaciones
límite de aprendizaje. Cuando esto sucede hay que buscar la causa y/o el origen
de la situación que lo generó.
La energía estancada de una situación traumática y muy dolorosa puede llegar
a tener la potencia de una bomba cuando estalla. Al no tener salida se condensa y
se oprime en el lugar del cuerpo donde se bloqueó. Algo que desconocemos lo
activa y aparecen los primeros síntomas de la enfermedad.
Esta se manifiesta cuando no llevamos bien nuestro proyecto de vida. Nuestra
alma nos avisa para que busquemos la causa que lo produce. Hay que tomar
consciencia del conflicto y procesar un cambio en nuestra vida.
D. Redes telúricas
Hay que tener en cuenta que la Tierra genera energía al tener un núcleo
ferroso y someterse a un movimiento de traslación y rotación. Esta situación
genera un campo magnético terrestre. La forma en que está estructurado es
semejante a grandes franjas que irradian energía. Las franjas investigadas y
comprobadas son las llamadas Red Hartmann y Red Curry. Son peligrosas para
la salud cuando existen dos o más cruces en la zona de la vivienda, ya que alteran
el organismo.
Las radiaciones telúricas penetran fácilmente en las viviendas, incluso con
varios pisos de altura. Es importante averiguar si nuestra cama está sobre una de
ellas o cruce, ya que puede alterar gravemente la salud. Otras alteraciones
provienen de cables de alta tensión, antenas de TV y vías de agua subterráneas.
Hay que revisar la zona de la vivienda para descartar perturbaciones.
Mientras que la medicina occidental trabaja
con los síntomas de la enfermedad cuando esta ya
se ha manifestado, en las medicinas antiguas, los
pacientes visitaban al médico para evitar caer
enfermos. Debido a ello, se define como una
medicina preventiva.
La medicina alopática, intenta buscar
soluciones a la enfermedad mediante la
fragmentación de sus partes, por lo que se aleja
de una perspectiva holística y carece de una
visión global de la enfermedad.
CAMPO DE POSIBILIDADES

Recuerda que en el libro de instrucciones de tu robot hay un segundo PC


llamado: «Posibilidades infinitas».
Al parecer nuestro cerebro puede permanecer inmóvil sin evolucionar o llegar
y alcanzar estados sublimes mediante su programa de posibilidades infinitas,
todavía no exploradas y darnos la respuesta a todos esos interrogantes.
Al contrario que nuestro cuerpo físico, que se desgasta si lo sobrecargamos
con esfuerzos constantes, nuestro cerebro es todo lo contrario. Se malogra si no
lo usamos. Envejece y se atrofia. Mientras que, si lo utilizamos, exploramos y
ejercitamos, conseguimos ampliar sus posibilidades infinitas.
En este capítulo veremos la forma más apropiada de utilizar nuestras
capacidades cerebrales y cómo se relaciona con nuestras facultades mentales.
¿Utilizamos todos de la misma forma el campo de posibilidades que nos
ofrece nuestro cerebro? Nosotros elegimos dependiendo de la circunstancia.
¿Qué circunstancias hacen que utilicemos de una forma u otra nuestras
capacidades cerebrales? La respuesta está en la configuración de nuestras redes
neuronales.
A veces no tenemos la posibilidad de incorporar datos o información
necesaria y adecuarla a nuestro aprendizaje debido a la configuración de nuestras
redes neuronales, que nada tiene que ver con el concepto de inteligencia, sino en
la complejidad de sus ramificaciones y conexiones.
¿Qué son las redes neuronales creativas y cómo las configuramos en
nuestro cerebro?
Imaginemos que estamos trabajando con nuestro ordenador y deseamos
hacer una descarga desde Internet o introducir un nuevo programa.
¿Qué sucede cuando incorporamos archivos que no corresponden al mismo
sistema operativo? Sencillamente, no podemos abrirlo. Igual sucede con nuestras
conexiones neuronales.
Si no tenemos un «sistema operativo» determinado, no seremos capaces de
acoplar aquello que se hace necesario para crear, desarrollar y ampliar esa red
interconectada entre nuestro mundo interno (inconsciente) y lo que nos rodea
exteriormente (consciente). Por lo tanto, nunca podremos incorporar ese
aprendizaje. Veamos un ejemplo:
Pablo y Álex son dos hermanos que tienen intereses diferentes. El primero es
un apasionado de la mecánica, colecciona trenes y coches en miniatura. Lee
revistas especializadas sobre esos temas. Sus amigos comparten sus mismas
afinidades y su mundo está rodeado de contenidos relacionados con la mecánica.
Quiere ser ingeniero. Por otro lado, Álex es un apasionado del arte. Le gustan las
culturas antiguas. Estudia Música en el conservatorio y Escultura en la Facultad
de Bellas Artes.
Es evidente que Pablo buscará en Internet información relacionada con sus
intereses personales. Bajará los archivos y los incorporará al recipiente de su
memoria, una estructura que no crece en otros campos al no tener terminales de
conexión adaptadas para ello. En la actualidad, este fenómeno es bastante
habitual con las especializaciones que ofrecen la mayoría de los estudios. Un
ingeniero, si no tiene un interés especial sobre arte, esta terminal quedará
atrofiada y nunca podrá incorporar datos sobre esos temas.
Para ampliar nuestras redes, deberíamos tener intereses por muchísimas más
cosas. Esta determinación posibilita nuevas conexiones y amplía la estructura.
Imagínate que Pablo aprende a cocinar. También se interesa por los estudios
de arte de su hermano. Quiere conocer la profesión de su padre, que es médico, y
le pregunta constantemente. Además, comienza a tener consciencia sobre el
medio ambiente y se hace voluntario en una ONG para defender la conservación
del planeta. Sus amigos juegan al baloncesto y decide iniciarse en el deporte.
¿Qué sucede cuando Pablo recibe información sobre baloncesto, arte, medicina o
cocina? Sencillamente, abre las puertas a posibilidades infinitas. Sus capacidades
cerebrales se amplían y eso favorece tener un robot de última generación y en
constante actualización.
También la práctica de diferentes aprendizajes creativos crea redes neuronales
nuevas y las viejas estructuras se desmoronan dando paso a las nuevas terminales
reemplazadas. En este aspecto tengo una larga experiencia como docente en la
Universidad de Barcelona.
Algunos de mis alumnos poco disciplinados y poco nada estudiosos eran
capaces de incrementar capacidades creativas superiores a los demás: ¿Cuál era la
causa? Esos alumnos, aparentemente más capacitados que otros, no tenían la
posibilidad de acceder a otras fuentes de información necesaria y adecuarla a su
aprendizaje debido a la configuración de sus redes neuronales. Estaban
acostumbrados a tomar la información que les facilitaban sus maestros sin
preocuparse de buscar e indagar por ellos mismos.
Los primeros eran creativos y tenían recursos para abordar las propuestas en
clase, mientras que otros esperaban una información previa para comenzar a
trabajar.
¿En qué eran diferentes?
La respuesta está en las facultades mentales de cada uno de ellos, unido a las
capacidades desarrolladas a través de la configuración de sus redes neuronales.
Esta estructura se construye mediante las cualidades específicas de nuestras
áreas cerebrales, unidas a las capacidades mentales. Yo lo defino como una
estructura que abarca tres cerebros y cinco mentes.
El cerebro reptiliano, se corresponde con unas capacidades mentales
instintivas.
El cerebro límbico, se corresponde con una mente emocional. La corteza
singular, que contiene dos hemisferios cerebrales y el lóbulo frontal, se
corresponden con las siguientes capacidades mentales:
El hemisferio derecho, con una mente intuitiva.
El hemisferio izquierdo, con una mente analítica.
Lóbulo frontal, con una mente planificadora.
ESQUEMA 12
Si cada uno de nosotros trabajamos más ampliamente con una capacidad
mental, ya sea por intereses personales o situaciones de adaptación,
potenciaremos una estructura que irá creciendo hasta llegar a configurar un
complejo entramado de interconexiones. Cuando eso sucede, las terminales
están dispuestas y preparadas para asimilar e incorporar datos nuevos al
aprendizaje, según esta múltiple estructura. Veamos un ejemplo:
Pablo y Álex son dos hermanos con intereses opuestos y debido a ello han
configurado un mapa de redes diferente. Pablo desea poner en marcha un
pequeño negocio que le ayude a pagarse los estudios superiores.
Tiene la intención de trabajar a través de las redes sociales para vender algo
que ha fabricado con restos de un desguace de maquinaria en general. Se trata de
un aparato de aire acondicionado que se retroalimenta y no necesita conectarse a
la red. Sin duda, es un invento que puede tener posibilidades.
Para comenzar a materializar sus ideas, utiliza sus recursos mentales. El
primer estímulo que se pone en marcha es la mente instintiva. No cabe duda de
que su instinto ha sido esencial, ya que el invento no tiene competencia. Es
innovador, pero hace falta algo más. En el segundo estímulo, el campo
emocional se activa cuando lo consulta con su familia y todos le apoyan. Es
importante que alguien crea en el proyecto. Eso nos da seguridad y fuerza. El
tercer estímulo corresponde a nuestra mente planificadora. ¿Cómo llegará a
materializar las ideas? ¿Qué estrategias y mecanismos deberá activar para
conseguirlo? En ese momento se pone en marcha el director de orquesta, que es
nuestra mente planificadora.
Lo primero que hace es consultar a nuestro hemisferio derecho, el único que
está capacitado para iniciar el proyecto.
A veces, esa explosión de ideas que surgen espontáneamente hay que ponerlas
sobre la mesa para analizar cuál es la más adecuada y las que deberíamos
eliminar. Todo eso lo hace nuestro hemisferio izquierdo. Es muy meticuloso y
rechaza constantemente las ideas geniales de su compañero, el hemisferio
derecho. Piensa que se precipita y que, si no fuera por él, el proyecto sería un
desastre. Aunque cuando no avanzamos, tenemos que consultarle siempre.
El proyecto de Pablo está estancado. Le faltan ideas y no progresa. Decide
consultar a Álex.
Su hermano no sabe nada de mecánica, pero ha desarrollado unas
capacidades creativas extraordinarias con su hemisferio derecho. Algo
inesperado sucede cuando Álex comienza a ponerlas en marcha, sugiriendo
varias posibilidades, sin saber si se pueden o no realizar. Esa aportación
espontánea hace que Pablo finalice el proyecto rápidamente.
Finalmente, surge el prototipo inicial. Después, vienen las primeras pruebas
que confirmarán su efectividad.
¿Es Álex más inteligente que Pablo al haber aportado una solución? En
función de la intensidad o habilidad con que seamos capaces de potenciar
nuestras capacidades, se deduce el concepto de facultades mentales en lugar de
inteligencia.
Según el doctor Llorenç Guilera, estas facultades mentales podrían responder
a: inteligencia creadora, capacidad de adaptación, inteligencia emocional,
pensamiento paradójico, inteligencia artificial (ordenadores), etc., constatando
que nuestro cerebro nos da capacidades instintivas, emocionales, intuitivas,
racionales y de planificación[7].

¿Cómo podemos estructurar una red creativa?


Esta es una de las preguntas que me hice miles de veces. Por una parte, hay
que considerar los aspectos elementales, como serían la herencia genética y el
entorno o hábitat en el que crecemos y nos desarrollamos.
Teniendo en cuenta estos condicionantes, todos somos capaces de desarrollar
facultades imprevisibles, como han llegado a asegurar algunos científicos, entre
ellos Ramón y Cajal, afirmando que «somos escultores de nuestro cerebro». Si
somos escultores de nuestro cerebro, ¿qué nos impide esculpirlo?
Todos sabemos que nuestro cerebro está en constante evolución, acumulando
capacidades cada vez más sorprendentes, pero ¿lo desarrollamos todos por igual?
Poseemos diferentes posibilidades, que se desarrollan de forma diferente en
cada individuo en función de los recursos que utiliza para ello.
Al igual que el doctor Llorenç Guilera, afirma que la inteligencia no se mide
por el cociente intelectual, el psicólogo Howard Gardner, considera que lo
correcto sería definir la inteligencia como capacidades mentales, citando
múltiples inteligencias, como: matemática, lingüística, musical, etc., que se
relacionan con diferentes zonas de la corteza cerebral y que se podrían completar
con un conjunto de facultades[8]. Otros científicos y estudiosos del tema añaden
algo más, afirman que la inteligencia global sería la que aglutinara diversas
percepciones y citan a la inteligencia creativa como la más completa a la hora de
dar una solución nueva, ya que es capaz de recurrir a los dos hemisferios
cerebrales simultáneamente. Basándose en esta utilización, Albert Rothenberg lo
definió como el pensamiento «jánico»[9], el que supuestamente utilizan los genios
como Einstein y que fue el desencadenante de su teoría de la relatividad. Este
prestigioso científico añade que los genios no lo llevan grabado en su ADN ni
vienen de familias intelectuales privilegiadas. Él afirma que es debido a la
educación y orientación creativa de los progenitores.
¿Qué es el pensamiento «jánico»?
Consiste en relacionar conceptos contradictorios y simultáneos al mismo
tiempo y/o concebir dos ideas contrapuestas. Este proceso se encuentra en el arte
creativo y es debido al pensamiento oriental, como el taoísmo, y se basa en la
sincronicidad.

¿Cómo puedes potenciar tus capacidades?


Una de las vías de desarrollo, sin duda alguna, es la práctica de procesos
creativos en cualquiera de sus manifestaciones.
Yo lo he podido comprobar a lo largo de más de treinta años de docencia,
intentando potenciar la creatividad en mis alumnos.
La creatividad es la puerta de entrada y está llena de posibilidades infinitas.
Hace algunos años, un personaje irrepetible, como era Rudolf Steiner, decía
literalmente: «El sentido artístico, aunado a la naturaleza reposada y
contemplativa, constituye la más favorable condición previa para el desarrollo de
las facultades espirituales. Ese sentido penetra más allá de la superficie de las
cosas y así descubre sus secretos»[10].
Muchas veces he meditado sobre mis facultades paranormales y he llegado a
sospechar que son debidas a mi profesión artística. La creatividad me ha
potenciado facultades imprevisibles, además de abrirme las puertas de ese
mundo que llamamos espiritualidad.
Te aconsejo que comiences por practicar una disciplina creativa que te
estimule y atraiga de forma especial.
Más adelante, a lo largo de la lectura de este libro, encontrarás la forma de
potenciar tus capacidades.
No todos utilizamos de la misma forma el
campo de posibilidades que nos ofrece nuestro
cerebro. La respuesta está en la configuración de
nuestras redes neuronales.
Poseemos diferentes capacidades que se
desarrollan de forma opuesta en cada individuo en
función de los recursos que utiliza para ello.
La inteligencia global sería la que aglutinara
diversas percepciones y citan a la inteligencia
creativa como la más completa a la hora de dar
una solución.
Los genios no lo llevan grabado en su ADN ni
vienen de familias intelectuales privilegiadas.
Todo es debido a la educación y orientación
creativa de los progenitores.
APRENDIZAJE Y CAMBIO

El aprendizaje es una evolución progresiva que permite que las experiencias


de la conducta se almacenen en la medida que se van construyendo.
Se asemeja a un fenómeno cuantitativo y está relacionado de forma directa
con el circuito límbico, lugar del aprendizaje y la memoria.
Se construye mediante dos leyes complementarias:
1. Ley de asociación
Usar información almacenada para adquirir nueva información. Con ello
construimos nuevos circuitos usando las terminales activas de los ya existentes.
2. Ley de repetición
Usar memorias antiguas (lo conocido) para entender lo desconocido. Con ello
creamos nuevas conexiones.
Las redes neuronales se construyen combinando estas dos leyes: La ley de
asociación con la ley de repetición. De esta forma conseguimos ampliar las
redes neuronales y crear nuevas capacidades.
En función de la intensidad o habilidad con que seamos capaces de potenciar
alguna de ellas, se deduce el concepto de facultades mentales en lugar de
inteligencia, tal y como hemos visto en el capítulo anterior.

¿Cómo se realiza el aprendizaje?


Te invito a que te introduzcas en este proceso haciendo un ejercicio de
imaginación consciente.
Imagínate que tu cerebro es un potente ordenador que utiliza programas y
fichas[11]. También tiene archivos donde guarda ordenadamente todos los
programas. Estos contenedores están expuestos a que se introduzcan virus y se
destruyan algunos programas o los altere.
Solo así comprenderás cómo utiliza tu robot los datos que le mandas al disco
duro.

¿Qué sucede cuando entra un virus y destruye programas y fichas?


Tu robot contiene archivos dentro del disco duro. A esta zona se la conoce
como el hipocampo.
¿Qué archiva? El hipocampo es un archivo de emociones. Crea «fichas» de
cada situación aprendida, después de seleccionar cuál es el aprendizaje o
situación relevante para incorporarlo al archivo del disco duro.
El hipocampo se activa a través del sistema límbico (zona de las emociones).
Asimismo, crea fichas a nivel inconsciente.
Ejemplo:
Una situación traumática queda depositada en una ficha defectuosa que
obstruye la circulación (virus informático).
La obstrucción repetida puede llevar a una enfermedad psicosomática. Son
experiencias inadvertidas, pero traumatizantes. El hipocampo se activa mediante
el circuito límbico y graba la experiencia en el fichero inconsciente, y allí puede
permanecer durante toda la vida.
No las podemos revivir o recordar, ya que son desconocidas para nosotros a
nivel consciente, pero estos registros inconscientes serán como un «latido» en
nuestra existencia consciente y circularán por las mismas estructuras que lo
hace el aprendizaje consciente, pero reprimidas e ignoradas.
Las experiencias frustradas o no resueltas interfieren en la construcción de
otras fichas. La obstrucción repetida lleva a la enfermedad y la neurosis.
El cerebro no está en contacto con la realidad, sino con los códigos que la
representan. Los códigos están cifrados por las experiencias personales, por lo
que es difícil descifrarlos.
Los sentidos son la puerta de entrada al cerebro, que traduce estos códigos en
otros electroquímicos, que son los que circulan por las neuronas.
La unidad anatómica del sistema nervioso es la neurona. Esta es dinámica y
sus ramificaciones crecen o se atrofian dependiendo de las actividades de la
comunicación. El número de neuronas es de 146.000 por dm . Se diferencia del
2

resto de células del organismo por tener formas irregulares, pero lo más singular
es la función que realiza de comunicación y procesamiento de datos.
Las estructuras neuronales son el mayor descubrimiento de la ciencia y
todavía está por desvelar lo más esencial[12], según apuntaba el más prestigioso
científico español de todos los tiempos, Santiago Ramón y Cajal, que compartió
el premio Nobel en 1906 con Camillo Golgi «en reconocimiento a su trabajo
sobre la estructura del sistema nervioso» y los procesos conectivos de las células
nerviosas, una revolucionaria teoría llamada la «doctrina de la neurona», basada
en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales. Está
considerado como cabeza de la denominada Generación de Sabios. En sus
investigaciones, también planteó la hipótesis de corregir el aprendizaje
modificando la sinapsis.
No dejes pasar por alto esta hipótesis de Ramón y Cajal: Puedes corregir el
aprendizaje modificando la sinapsis.
En nuestro siglo, hay más investigadores en este territorio que así lo
afirman[13], como Donald Hebb entre otros.
Es la habilidad que tiene nuestro cerebro para cambiar las conexiones
sinápticas a través de la obtención de información y experiencias procesadas.
Ramón y Cajal, entre otros prestigiosos científicos, afirma que somos
escultores de nuestro cerebro. Teniendo en cuenta que nuestras redes
neuronales son las estructuras responsables de esas posibilidades, ahora
averiguarás si usas correctamente tus redes para ampliarlas y potenciarlas.

¿Sabes qué es la neuroplasticidad?


Permite desarrollar nuestras acciones y modificar nuestro comportamiento
con la finalidad de mejorar nuestra vida.
Facilita aprender cosas nuevas y buscar nuevas experiencias, activando
diferentes patrones y combinaciones.
Nos adaptamos a los cambios para crear nuevas conexiones neuronales.
Pensamos fuera de lo establecido y aprendemos cosas nuevas.
Conseguimos que el cerebro active nuevos patrones y combinaciones.

¿Qué es la neurorigidez?
Es justamente lo contrario a lo anterior.
Usamos solo las conexiones preestructuradas de nuestro cerebro (memoria),
sin crear nuevas.
No se aprende de la experiencia.
Procesa los mismos pensamientos y realiza las mismas acciones, espera un
resultado diferente.
Piensa dentro de lo establecido.
Vive de memorias del pasado, sin aprender cosas nuevas.
No tiene experiencias nuevas.
Mantiene el cerebro repitiendo los mismos patrones y combinaciones.
Ahora te invito a contestar a esta pregunta:
¿Tus códigos neuronales responden a una estructura relacionada con la
neuroplasticidad o con la neurorigidez?
Si obedece a la segunda, debes activar un cambio en tu vida y comenzar un
aprendizaje adecuado. Si consideras que tu proceso está dentro de la
neuroplasticidad, a partir de ahora puedes ampliar tus redes hasta el infinito.
Nuestro cerebro es un gran desconocido repleto de posibilidades.
Para hacerlo más sencillo y comprensible lo compararemos con las funciones
que realizas con tu ordenador y responderás a las siguientes preguntas:
¿Utilizas Internet para buscar nuevos datos y actualizarlos?
¿Incorporas la información en el archivo correspondiente?
¿Estás continuamente contrastando datos, actualizando incorporando?
A esto se llama neuroplasticidad.
¿Utilizas Internet para navegar, pero sin rumbo ni propósito?
¿Cierras el ordenador sin archivar datos o información?
A esto se le llama neurorigidez.
Es fácil entender que así nunca ampliarás tus archivos que tienes en el disco
duro. Por lo tanto, no ampliarás tus redes neuronales.
Las emociones negativas producen un
estancamiento en las conexiones neuronales.
Estas se conectan con el hipotálamo, donde se
fabrican los péptidos, que son pequeñas cadenas
de aminoácidos que reciben información y un
código químico.
El hipocampo es un archivo de las emociones.
Crea «fichas» de cada situación aprendida. Se
activa mediante el circuito límbico y graba la
experiencia en el fichero inconsciente.
Los sentidos son la puerta de entrada al
cerebro, que traduce estos códigos en otros
electroquímicos, que son los que circulan por las
neuronas.
Neuroplasticidad: Aprender cosas nuevas y
buscar nuevas experiencias, activando diferentes
patrones y combinaciones.
Neurorigidez: Usar solo las conexiones
preestructuradas de nuestro cerebro (memoria)
sin crear nuevas. Mantener el cerebro repitiendo
los mismos patrones.
ESQUEMA CORPORAL Y NEURONAS ESPEJO

Has aprendido que una experiencia vivida de forma traumática queda


depositada en una ficha defectuosa que obstruye la circulación. Cuando eso
sucede, la ficha creada produce cambios en nuestro cuerpo físico hasta
manifestarse en enfermedades. Entonces, nuestro cerebro guarda las
alteraciones de nuestro cuerpo, provocados por la enfermedad, en un archivo
que se conoce como: esquema corporal.

¿Sabes qué es tu esquema corporal y qué funciones realiza?


Pon atención. Aquí comienza una fase nueva. Estás ante las puertas del campo
de posibilidades infinitas.
En nuestro cerebro existe un mapa de nuestro cuerpo que se va modificando
en la medida que cambia su forma, envejece o enferma. Ahí está proyectado, con
todo detalle, cualquier alteración que sufra tu cuerpo a lo largo de toda la vida.
Este mapa se inicia al nacer y va incorporando todas las modificaciones que
aparecen a lo largo de la vida. Después, poco a poco, se va modificando en la
medida que se producen los cambios. Si tenemos un accidente y un brazo se
queda agarrotado y sin movilidad, nuestro esquema corporal lo detecta y
modifica el mapa. Registra, archiva y adapta todos los cambios. Con ello es fácil
suponer que nuestro mapa corporal siempre está actualizado.
¿Dónde se sitúa? En el sistema límbico o circuito límbico.
Tiene que ver con la organización motora, las fases de movimiento
voluntario, las vías piramidales, las influencias vegetativas y el sistema
extrapiramidal.
No es necesario que sepas nada sobre este sistema ni las influencias
vegetativas, etc., pero sí es necesario que conozcas su funcionamiento, ya que vas
a utilizar sus mecanismos mediante proyecciones holográficas para modificar y
cambiar el mapa corporal. Por ello, atiende bien a lo que te voy a decir:
¿Qué funciones realiza tu esquema corporal? Es como una frontera corporal
entre lo que está dentro y lo que está fuera.
Nos reconocemos, nos orientamos y nos convertimos en protagonistas de
nuestra existencia. Esta conquista mental comienza a los 4-5 años y se extiende
hasta los 13-14.
Dicho esquema es más activo cuando ampliamos fronteras con la actividad y
movimiento. Está en constante construcción y destrucción. Es dinámico y
cambiante.
Por ejemplo, un invidente busca integrar referencias provocando estímulos
con la punta del bastón, que alimenta su proceso mental. Así asimila y modifica
su esquema corporal mediante el aprendizaje.
Conocemos mejor lo que está fuera que lo que está dentro, ya que el esquema
corporal está animado y vivo por fuera, pero silencioso por dentro. Hay una
dependencia de lo que nos rodea y condiciona nuestra vida interior psicofísica.
Debido a ello, el esquema corporal es subjetivo.

¿Qué debemos hacer para potenciarlo?


Es necesario reforzarlo por dentro, llenándolo con información positiva del
cuerpo que se oponga a su deformación, debido a la influencia de un entorno de
deterioro constante.
Hay que aprender a escucharlo y transformarlo mediante métodos sencillos
de concentración y visualización. Si mentalmente visualizamos nuestros
músculos, vísceras, etc. y potenciamos la armonía psicofísica de todo el cuerpo
conseguiremos modificar el esquema corporal.
Hay que robustecer los sentidos interiores, ya que el cerebro no diferencia
una proyección mental creativa de una realidad.
Esta situación es tan excepcional que podemos alterar nuestro mapa o
esquema corporal debido a que esta estructura es el holograma de nuestro
cuerpo físico, al igual que nuestro cerebro.
Tú puedes cambiar y modificarlo.

¿Qué son las neuronas espejo?


Las neuronas espejo desempeñan un importante rol dentro de las capacidades
cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía (capacidad de ponerse en
el lugar de otro) y la imitación.
Estas neuronas se activan incluso cuando hay una representación mental y no
ven la acción. Detectan las emociones y el movimiento, pero van más allá del
campo emocional ya que pueden, incluso, descubrir las intenciones de las
personas con quienes hablamos. Es algo parecido a un contagio, llegando a
adoptar los sentimientos o emociones de la otra persona.
Los científicos creen que las personas calificadas como autistas tienen fallos
en las neuronas espejo.
Las conexiones entre neuronas, llamadas sinapsis, al ser de un tamaño tan
pequeño, están sometidas a las leyes de la física cuántica.
¿Por qué estoy hablando de neuronas espejo y esquema corporal?
La intención es que comiences a familiarizarte con algunos conceptos. Más
adelante lo asociarás de forma coherente.
Si todo lo enunciado lo recibes como algo que debes aprender, memorizar y
entender, dejarás la lectura pensando que esto no es para ti.
Nada de eso debes tener en cuenta. Esta información sirve para que sepas algo
sobre tu robot. Para tener alguna información que puedes consultar cuando lo
necesites. No debes aprenderte nada de memoria, ni crear barreras entre tu robot
y tú.
Te aconsejo que olvides todo aquello que te ha supuesto un esfuerzo y lo dejes
para el momento que quieras consultar. Tómalo como Google, que accedes
cuando lo necesitas.
A partir de ahora, vas a comenzar a familiarizarte con tu robot.
Para que se sienta aceptado, tendrás que tratarlo con mucho cariño. Es
importante que se sienta querido y valorado, pues es el mejor mayordomo que
vas a tener. Te va a servir en todo lo que necesites. Por ello, debes mostrarle
afecto y agradecimiento para que te sirva respetuosamente y de forma eficiente.
Hasta ahora, has aprendido el funcionamiento de robot. Tienes herramientas
muy eficaces y comienzas a saber utilizarlas con maestría. Eso es muy importante
y, con seguridad, te llevará al éxito. No obstante, además de proyectar aquello
que quieres y borrar lo que no quieres, deberás cambiar algunas cosas de tu vida.
De lo contrario, todo quedará inamovible. Recuerda todo lo que hace referencia
al esquema corporal. Para que tu cerebro acepte los cambios, además de
proyectarlos en la pantalla holográfica, hay que pasar a la acción, hay que
cambiar.
En el esquema corporal está proyectada, con
todo detalle, cualquier alteración que sufra tu
cuerpo a lo largo de toda la vida.
Este mapa se inicia al nacer y va incorporando
todos los cambios.
Podemos modificar nuestro mapa o esquema
corporal debido a que esta estructura es el
holograma de nuestro cuerpo físico.
Las neuronas espejo se activan, incluso,
cuando hay una representación mental y no ven
la acción. Detectan las emociones, el movimiento
y las intenciones de las personas con quién
hablamos.
Hay que robustecer los sentidos interiores, ya
que el cerebro no diferencia una proyección
mental creativa de una realidad.
¿QUÉ ES CAMBIAR?

1. Valorar diferentes puntos de vista.


2. Hacer aquello que sea coherente con uno mismo.
3. Intentar dejar atrás aquello que realmente no eres.
4. Pensar y actuar de acuerdo con nuestra identidad.
5. Desprenderse de los hábitos perniciosos.
Un hábito hace que el cuerpo dependa de la mente. Los circuitos neurológicos
provocan que nos sintamos como pensamos. La continuidad de estas sinapsis
nerviosas de circuitos produce que continúen los hábitos. Perdemos 100 000
células cada segundo y las ganamos de nuevo.
Pensamos igual que sentimos. Observa tus acciones y ponles nombre a los
sentimientos hasta ser consciente de lo que está larvado en tu inconsciente.

Para cambiar hay que hacer algo importante: anticiparse a las


experiencias
Cuando eso ocurre, liberamos substancias químicas. Por lo tanto, es
importante construir a partir de esa energía que liberamos. Hay que observar
nuestras acciones y ponerles nombre a los sentimientos hasta hacer consciente lo
que permanece inconsciente. Con ello conseguiremos modificar nuestra
consciencia. Cuando planificamos los pensamientos anticipadamente a través de
la mente estamos creando nuestro futuro y lo proyectamos mediante la
planificación y especulación. Al pensar de un modo distinto, conseguimos crear
una nueva mente.
No cambiará nada en tu vida, si tú no cambias. Hay que llegar a comprender
que vivir en la supervivencia lleva al estrés. Hay que vivir y sentir el presente
consciente de forma continuada. La propia experiencia en el presente supone la
creación permanente, situándonos en el no tiempo.
Cuando somos conscientes de la experiencia y la sentimos, liberamos
millones de conexiones por segundo en nuestras estructuras neuronales. Por el
contrario, si no somos conscientes de todo lo que sentimos, nuestra estructura
neuronal no se amplía.
Nuestro punto de partida es la herencia genética y patrones de conducta
adquiridos a través del entorno donde nos desarrollamos. Todo queda archivado
en nuestra memoria.
Como has podido averiguar en los capítulos anteriores, la práctica mental a
través de la meditación y la constancia crea redes neuronales nuevas y las viejas
estructuras se desmoronan dando paso a las nuevas terminales reemplazadas.
Las emociones negativas repetidas, como odio, rencor, miedo, envidia, etc.
producen un estancamiento en las conexiones neuronales y además se reafirman
en esta estructura negativa. Siendo así, es muy difícil cambiarlas.
Cuando planificamos los pensamientos anticipadamente a través de la mente
estamos creando nuestro futuro. Mediante la planificación y especulación, al
pensar de un modo distinto, conseguimos crear una nueva mente.
Se deben eliminar patrones de conducta y crear otros nuevos y programar
fuera de lo establecido.
Cuando cambiamos, cambia nuestro entorno y nuestra vida.
Para cambiar, hay que valorar diferentes puntos de vista:
• Hay que vivir y sentir el presente consciente de forma continuada.
• Robustecer los sentidos interiores, ya que nuestro cerebro no diferencia una
proyección mental de una realidad.
• Saber que una experiencia vivida de forma traumática queda depositada
en una ficha defectuosa.
• No cambiará nada en tu vida si tú no cambias.
EL MOTOR DE ARRANQUE

Todos sabemos lo que es un motor de arranque y qué funciones tiene. Es el


mecanismo que posee la facultad de poner en marcha nuestro coche cuando
giramos la llave de contacto. Un conocido sonido nos confirma que,
efectivamente, está en marcha y el vehículo puede llevarnos a nuestro destino.
¿Te has preguntado si tienes un motor de arranque en tu vida? ¿Qué hace que
te levantes y comiences a funcionar con proyectos y estímulos suficientes?
Pondré algunos ejemplos.
Hay quien tiene claro su proyecto de vida, su meta, su sueño, y lo persigue
hasta conseguirlo. Ese es su motor de arranque diario. Pero la mayoría de
personas, al no tener nada que les motive, se dejan arrastrar por cualquier cosa
que aparezca en su vida en lugar de tomar iniciativas que les ilusione y sean
capaz de darle fuerzas para seguir hacia adelante.
Algunas veces, en los talleres que realizo, los alumnos contestan a esta
pregunta argumentando que es el trabajo. Otros, los hijos. Si no fuera por ellos,
no harían tanto esfuerzo diario. Una minoría cree que su motor de arranque es la
profesión que eligieron por vocación. Otros no saben y consideran que no tienen
nada que los ponga en marcha y se dejan arrastrar por lo que venga, en lugar de
ser ellos los que organicen su vida.
En el capítulo anterior, has podido comprobar que en algunas etapas de la
vida es necesario procesar un cambio radical y comenzar de nuevo. También
sabes la forma de hacerlo.
Es importante que te preguntes si tienes ese motor de arranque necesario para
cumplir tus sueños y haces lo posible por conseguirlo. En caso contrario, te
invito a que medites sobre ello para dar un cambio a tu vida y esta tenga un
sentido especial repleto de proyectos para seguir caminando.
Lo primero que deberás considerar es si tu motor de arranque te produce
satisfacción, ilusión y hace que te levantes con energía diariamente.
Supongamos que día a día pones en marcha ese motor con la energía
suficiente para que te lleve a donde deseas. ¡Perfecto! Todo va sobre ruedas.
¿Qué sucede a ese motor si no tiene tubo de escape? Toda la combustión
acumulada en su interior no puede salir. Si no logra soltar y expulsar los gases de
la combustión, ¿qué sucederá?
Creo que no hace falta responder a esa pregunta. Todos sabemos qué puede
suceder si no tiene tubo de escape.
Pero, ¿sabes qué le sucede al motor de arranque de tu robot cerebral si no
tiene un escape? Diariamente sufre la presión con situaciones como, miedo,
tristeza, soledad, incomunicación, enfermedad, insatisfacción, celos, fobias, etc.
Se acumulan en un espacio donde no pueden salir, ya que no hay escape y, a
consecuencia de ello, aparece la ansiedad, invitándonos a buscar un escape que
no tiene. Esta ansiedad puede desembocar en depresión si no somos capaces de
invertir la situación. También puede transformarse en una enfermedad
psicosomática.

¿Qué escapes utilizamos cuando estamos sometidos a presión


continuada?
El consumo de alcohol, drogas o tabaco, ludopatía, maltrato a las personas
más cercanas, alcanzar altas velocidades con el coche de forma incomprensible, a
veces anorexia o bulimia, uso excesivo de redes sociales, de internet o del
teléfono móvil, ejercer violencia con animales, etc., en definitiva,
comportamientos dañinos y agresivos en general. Podríamos hacer una lista
mucho más larga, pero creo que es suficiente.
¿Qué escape necesitas en tu vida?
Busca un escape que te ayude a soportar la presión de todo aquello que rodea
a tu vida, que evite la destrucción de tu cerebro y tu cuerpo con el alcohol o las
drogas, entre otros hábitos perniciosos.
Seguro que te preguntas: «¿Hay escapes constructivos en lugar de
destructivos?» Sí, los hay y están a tu alcance, pero todo depende de tu fuerza de
voluntad y decisión. Pondré algún ejemplo:
El deporte es el mejor de los escapes, ya que elimina tensión y fortalece la
mente, además de mejorar el estado de salud de tu cuerpo físico. Otras vías son:
tocar un instrumento musical, pintar, cantar y/o formar parte de un grupo coral,
hacer yoga, taichi o meditación, jugar al ajedrez, coleccionismo, hacer
manualidades, voluntariados, escribir, etc. Es decir, todo lo que haga posible
mantenernos vivos interiormente y nos produzca satisfacciones.

¿Cómo se manifiesta nuestro cuerpo cuando no tenemos escape?


Veamos lo más relevante de esta situación constante en la que todos,
absolutamente todos, estamos sumergidos diariamente: el estrés. Cuando
nuestro robot está sometido constantemente al estrés sin tener un escape, te avisa
para que cambies.
¿Cómo avisa? Se manifiesta con estados de ansiedad que eliminamos con
escapes inadecuados.
¡Pon atención! Puedes llevar contigo toda la presión diaria acumulada, pero
necesitas un escape. En caso contrario, tu cerebro te avisará mostrándote algunos
síntomas que más tarde se transformarán en enfermedad.
Tú puedes cambiar tu vida modificando todo aquello que no deseas. Búscate
un motor de arranque que te ilusione y estimule diariamente y un escape que
transforme esa combustión en algo positivo en tu vida.
Te aconsejo que tomes papel y apuntes el nombre de tu motor de arranque y
tu escape. Después pasa a la acción.
Este es un reto difícil de conseguir, pero si trabajas diariamente y cambias los
hábitos que te llevan a la presión, conseguirás el mayor logro de tu vida: ser feliz.
Busca un motor de arranque que te haga feliz
y un escape que transforme la presión en algo
positivo en tu vida.
Ponte una meta y persíguela hasta alcanzarla.
Tú puedes.
CAPÍTULO IV
EL CEREBRO HOLOGRÁFICO
¿EXISTE LA REALIDAD?

Parece que todo aquello que aprendimos en el colegio y que avalaron los más
prestigiosos científicos se está desmoronando.
Debido a las nuevas hipótesis que baraja la ciencia sobre la realidad, se
desmonta todo lo aprendido y entramos en un mundo de posibilidades con las
nuevas teorías sobre lo que aparentemente contemplamos y consideramos real,
un ámbito incomprensible para muchos de nosotros.
No existe lo que contemplamos en primera instancia. Se trata de una
proyección holográfica de nuestro cerebro que crea la ilusión de existir, pero
todo es una proyección.

¿Cuándo se inició el nuevo paradigma sobre la realidad?


Hagamos una breve pincelada a las más relevantes teorías de la ciencia.
Albert Einstein (1879-1955) elaboró su famosa teoría de la relatividad sobre el
tiempo y el espacio[14], una hipótesis que lo trastocó todo. Dicho científico decía
que el tiempo depende del movimiento y ambos se mueven a una velocidad
constante. Argumentaba sus teorías desde ese mundo macroscópico del
universo. Después de las reveladoras teorías de Einstein, parecía que estábamos
en el techo de la ciencia y que su descubrimiento era poco menos que irrebatible.
Sin embargo, todo cambió de forma rápidamente y la física contemporánea de
Einstein pasó de un mundo macroscópico a otro microscópico, a causa de la
aparición de nuevas teorías que mostraban la conducta de los átomos. A medida
que se fue investigando en este territorio, se constató que el comportamiento de
estos era muy diferente a lo que se pensaba. En ese momento, se iniciaba un
paradigma nuevo que lo trastocó todo con un espectacular descubrimiento
sobre los átomos, atribuido a De Broglie en el año 1924, en el que expuso que los
mismos podían ser ondas y partículas a la vez[15].

¿Cómo es posible que una onda pueda ser a la vez partícula o


viceversa, o las dos cosas a la vez?
El mundo de las partículas surgió desafiando creencias que hasta ese
momento daban respuestas a todo. De forma imparable, el avance de los nuevos
descubrimientos desmontaba las estructuras básicas de la física conocida hasta el
momento con la aparición de nuevas hipótesis que desbancaban todo lo anterior.
Lo primero y más relevante que debemos saber es que los científicos
descubrieron que las reglas del juego de la física cuántica eran diferentes a las que
hasta el momento conocíamos.
No perdamos de vista esta situación: las reglas del juego han cambiado.
¿En qué han cambiado? Nuestra cultura occidental siempre nos ha mostrado
un mundo dual. Alto o bajo, pequeño o grande, arriba o abajo, frío o calor, etc.
Con la física cuántica, existen todas las posibilidades y todo sucede al mismo
tiempo. Nosotros lo elegimos así. Nuestro cerebro lo decide en base a un mundo
de posibilidades, como si tuviésemos la opción de elegir una de ellas o las dos a la
vez. Alguien o algo podría ser alto o bajo, pero también alto y bajo a su vez.
¿Cómo es posible que algo que observamos pueda ser a la vez alto y bajo?
¿Cómo es posible que, además, mediante la observación y de forma aleatoria, mi
cerebro decida que también sea siempre alto y nunca bajo?
La doctora en física cuántica Sonia Fernández-Vidal afirma lo siguiente: «Lo
que alguien ha imaginado algún día se hará realidad. Esta no es la única ocasión
en la que los sueños, de la mano de la ciencia –en este caso, al servicio de la
fuerza más potente, el amor– consiguen que comprendamos un viaje del que no
se puede volver sino transformado»[16].
Tal vez estemos hablando de universos paralelos o multiversos que se
desdoblan. Poco o nada sabemos sobre ello.
Veamos algunas de las cualidades de las partículas para comprender esta
nueva teoría:
1. Una partícula puede estar en dos lugares al mismo tiempo.
Si existen dos caminos, los recorres los dos al mismo tiempo, no uno después
del otro.
Las cosas pueden estar en dos sitios simultáneamente o de dos maneras.
2. Las propiedades de las partículas fundamentales no están definidas
cuando no las observamos.
Cuando miramos un objeto, asumimos que está ahí y que seguirá cuando
dejemos de observarlo. Quiere decir que posee unas propiedades definidas,
aunque no lo mire nadie. La física cuántica no nos da una explicación, pero sí
predice lo que sucederá. Su radio de acción supera lo abstracto y está alejado del
mundo de las Ideas.
3. Aparece de la nada.
La superposición de las partículas provoca la teleportación. Si quieres viajar
como un electrón podrás tunelar, atravesar muros.
4. También puede comportarse como onda algunas veces y como
corpúsculo en otras ocasiones.
Todo depende de quién lo observe. Quiere decir que el observador modifica
lo observado.
¿Cómo nos afecta esa situación? En el efecto Pigmalión o placebo, según
diversos experimentos, sabemos que el comportamiento de un individuo se ve
alterado según las expectativas de los demás. Nos comportamos según lo que se
espera de nosotros. Lo mismo sucede en el ámbito microscópico de la física
cuántica.
5. Puede atravesar muros, montañas, simas y océanos.
6. La teoría cuántica es la más concreta que ha realizado la ciencia hasta
ahora.
Con rigor y seriedad, podemos afirmar que estas teorías no son
especulaciones o hipótesis.
Hasta ese momento pensábamos que existía una dualidad entre onda y
partícula debido a que tienen cualidades distintas, sin embargo, la aportación de
la física cuántica puso en entredicho esa afirmación y ha supuesto un cambio
importante en nuestra forma de comprender ciertos temas definidos como
espirituales.
Werner Heisenberg (1901-1976)[17], un destacado científico del siglo pasado,
tuvo la iniciativa de afirmar que no existía separación entre consciencia y
materia. Lo que nuestros sentidos captan como realidad es la proyección de
imágenes holográficas.
En 1982, se realizó un experimento en el que se sometió a partículas atómicas,
como los electrones, a determinadas condiciones y comprobaron que son
capaces de comunicarse instantáneamente, independientemente de la distancia.
Podría tratarse de 50 m como 20 000 000 km.
Bohm (1917-1992) sostiene que es debido al hecho de que la separación es
una ilusión y que, en realidad, cada cosa estaría conectada y forma parte de un
mismo organismo. También afirma que todo lo que existe es un torbellino
holográfico de frecuencias y nuestro cerebro selecciona alguna de estas
frecuencias, transformándolas en percepciones sensoriales.
Bohm afirma lo siguiente: «¿Qué cosa sería la realidad objetiva? En otras
palabras: no existe. El mundo material es una ilusión. Nosotros creemos ser
entidades físicas que se mueven en un mundo físico. En realidad, somos
receptores que flotan en un caleidoscopio mar de frecuencias y lo que extraemos
de ello lo transformamos en realidad física: uno de los mil millones de “mundos”
existentes en el superholograma»[18].
Todo esto y algo más que desconocemos sobre las posibilidades de nuestro
cerebro holográfico hace pensar que nosotros creamos la realidad. Esa hipótesis
nos traslada a comprender las probabilidades infinitas de nuestro robot cerebral.
Él se mueve en un espacio vacío. No hay nada, pero proyecta la realidad que
conocemos con infinitas posibilidades, pudiendo estar en miles de lugares a la
vez.
Puede modificar lo observado y proyectar holográficamente nuestra realidad.

¿Qué es un holograma?
Actualmente se conoce como una técnica de fotografía que consiste en crear
imágenes tridimensionales mediante un rayo láser. A veces, esta imagen puede
moverse y aparecer como si se tratase de una realidad ante nuestros ojos. Si nos
acercamos a las nuevas teorías de Bohm y otros científicos, es una ilusión. No
existe el mundo material.
Por otra parte, este concepto de espejismo es el elemento básico de algunas
filosofías orientales, donde el mundo material es una substancia subjetiva.
Estos descubrimientos implican que la realidad objetiva no puede mostrarse y
todo existe en un estado de posibilidad.
Yo me pregunto: ¿la naturaleza de esta realidad es aleatoria?
Posiblemente sea así, ya que el concepto de espacio-tiempo también es
holográfico. Todo está aquí y ahora y además está por suceder. Nuestro cerebro
interviene y proyecta holográficamente aquello que ha seleccionado.
Sin embargo, a pesar de su aparente solidez, el universo es un fantasma, un
holograma gigantesco, extremadamente detallado.
El mundo material es una ilusión que proyecta nuestro cerebro
holográfico, nuestro robot.
Creemos ser entidades físicas que se mueven en un mundo real, pero todo es
un holograma.
El origen de la teoría holográfica proviene de una única fuente: la base del
Tao, una cascada de causalidades sincrónicas que incluyen cada átomo del
universo, de las partículas subatómicas a las galaxias gigantes. Y todo es, al
mismo tiempo, parte infinitesimal de un todo.
No me voy a extender en ello, ya que en el capítulo II hay una extensa
explicación sobre el origen y el Tao. Si lo pasaste rápido, te aconsejo que lo
retomes de nuevo y lo leas con detenimiento. Posiblemente, ahora lo
comprenderás mejor.
Nosotros, los que hemos evolucionado en Occidente, después de muchas
hipótesis y descubrimientos, no alcanzamos a tener las respuestas que los taoístas
obtuvieron a través de la quietud de la mente con técnicas tan sencillas y
naturales como la meditación, observación y contemplación.
Ahora es el momento de aprender alguna de esas técnicas para comenzar a
utilizar nuestro robot.
Los átomos pueden ser ondas y partículas a la
vez.
Una partícula puede estar en dos lugares al
mismo tiempo.
Puede comportarse como onda algunas veces y
como corpúsculo en otras ocasiones, todo
depende de quién lo observe. Esto quiere decir que
el observador modifica lo observado.
La teoría cuántica es la más concreta que ha
realizado la ciencia hasta ahora.
Todo lo que existe es un torbellino holográfico
de frecuencias y nuestro cerebro selecciona
alguna de estas frecuencias, transformándolas en
percepciones sensoriales.
El mundo material es una ilusión que
proyecta nuestro cerebro holográfico, nuestro
robot.
BORRAR Y CREAR

Después de la breve pincelada sobre el comportamiento holográfico de


nuestro cerebro, ahora pasaremos a estudiar la técnica apropiada para utilizarlo.
Es una técnica tan sencilla que podría realizarla un niño sin experiencia. Se
trata de cortar y pegar, borrar y crear todo aquello que previamente hemos
decidido modificar o cambiar. Es tan fácil como la utilización de un programa de
edición de vídeo. Cortar, borrar, crear, pegar.
Las programaciones a través de estados de consciencia apropiados pueden
tener fuertes efectos en los propósitos de cambio, ya que es enteramente normal
y natural para nuestro ADN reaccionar al lenguaje y a la proyección de imágenes
holográficas.
La sustancia viva de ADN reacciona ante las palabras a través de las ondas.
Algunas investigaciones sobre el código genético basadas en P. Gariaev[19]
afirman que la cadena de ADN es un bioordenador capaz de recoger y transmitir
información de su entorno a través de ondas a partir de las cuales pueden
modificarse los patrones de comportamiento de las células.
¿En qué consiste la técnica holográfica cerebral?
Se trata de seleccionar, dentro del campo de posibilidades de nuestro cerebro
holográfico, una situación concreta.
Una vez se ha seleccionado, hay que cambiar las secuencias, situaciones,
experiencias, etc., de todo lo que conocemos como memoria episódica. Una
memoria que no existe en forma de episodios, ya que no existe el tiempo. Sin
embargo, nuestro cerebro nos lo muestra en forma secuencial, con pautas de
tiempo real.
Nosotros hicimos posible ese concepto de tiempo para crear algo que
conocemos como permanencia. Sin embargo, todo es una ilusión, ya que no
existe el tiempo. Todo está aquí y ahora.
Todo es sincrónico y está en constante movimiento. Debido a que no existe la
realidad ni el tiempo tal y como lo conocemos, cualquier cosa es posible en el
universo holográfico de nuestro cerebro.
Todo depende de nosotros, ya que somos ese objeto observado y a la vez el
observador, y mediante esa observación podemos modificar todo lo que
observamos.
Esto no es un juego de palabras. Es así de sencillo. Tú puedes cambiar tu
realidad.

¿Qué sucede cuando cambias tu realidad holográficamente?


En una segunda parte y después de borrar todas las secuencias y/o modificar
todo aquello que permanece en esa realidad que, aparentemente, existe,
cambiamos la situación proyectando imágenes holográficas diferentes,
sustituyéndolas por las anteriores.
Este cambio puede hacerse a través de secuencias proyectadas desde el no
tiempo y la sincronía a nivel cuántico.
Nuestro cerebro holográfico no diferencia una proyección mental de una
realidad.
Recuerda el capítulo donde hay una breve explicación sobre el mapa de
nuestro cuerpo que se conoce como esquema corporal y también la función de
las neuronas espejo. Este mapa va incorporando todos los cambios que surgen en
nuestro cuerpo físico de forma automática. Es tan preciso que incluye y modifica
hasta los cabellos blancos que van apareciendo. Este mapa de nuestro cuerpo
tiene un sistema de reconocimiento muy especial, ya que tiene dos entradas
paralelas: una consciente y otra inconsciente.
Veamos un ejemplo de reconocimiento consciente:
Estoy patinando y sufro una caída. En consecuencia, me rompo la tibia. Mi
cerebro manda todos los datos al esquema corporal y quedan registrados los
cambios. En la medida que voy recuperando movilidad y el hueso se ha soldado,
los va actualizando hasta que finaliza el proceso de recuperación.
Si pudiésemos ver el mapa anterior a la caída y el plano actual,
comprobaríamos que la pierna no está igual. La forma del hueso, las cicatrices o
la postura de la pierna han cambiado. Eso demostraría que nuestro cerebro
actualiza el esquema corporal mediante una entrada consciente ya que esa
situación ha sido real.
Veamos otro ejemplo con una entrada inconsciente:
En un estado de consciencia alterado o trance profundo, trabajamos con
nuestro cerebro holográfico. Cuando estamos en la profundidad adecuada para
trabajar, comenzamos a proyectar una realidad que creamos a través de
proyecciones mentales.
Imaginemos que debido a la caída patinando ha quedado la pierna torcida y
rígida. Cuesta caminar y duele al subir las escaleras. Entonces conecto con mi
cerebro inconsciente y concibo otra realidad mediante proyecciones holográficas
que creo según mis deseos.

¿Cómo lo proyecto?
Me imagino con la pierna igual que la tenía antes del accidente. Siento que
puedo subir escaleras sin dificultad. Toco la pierna y no está rígida y comienzo a
realizar todos los ejercicios de patinaje que hacía anteriormente sin dificultad.
Todo eso lo proyecto holográficamente en el estado adecuado para ello.
Imagino, siento y realizo.

¿En qué estado de consciencia se aconseja trabajar para que sea


efectivo?
La profundidad depende de cada persona. Es imprescindible alcanzar la
profundidad de trance adecuado, en caso contrario, la proyección holográfica
no tiene ningún efecto.
Conozco técnicas y métodos que enseñan en talleres y cursos que no son
efectivos y, debido a ello, no hay resultados.

¿Por qué no son efectivos?


Imagínate que quieres hablar por teléfono y no tienes línea. Por mucho que
marques el número y esperes que alguien te conteste, eso no sucederá. Falta lo
más importante. La línea está desactivada. No hay conexión.
Hace unos meses, al cambiar la conexión de mi teléfono con fibra óptica, vino
un operador para hacer la instalación. Al finalizar el trabajo, intentó activar la
línea y no había señal.
—No hay línea. Hay una caída y no se puede conectar con Internet.
Yo le pregunté:
—¿Una caída de qué?
—Es parecido a lo que sucede cuando nos quedamos sin luz debido a una
bajada de tensión.
Igual sucede cuando no alcanzamos el estado de trance adecuado y deseamos
conectar con esa parte inconsciente de nuestro cerebro: no hay conexión. Por
mucho que proyectemos holográficamente y con la técnica más perfecta, no
servirá de nada. No quedará proyectado en nuestro cerebro holográfico, ni
cambiará nuestro esquema corporal.
Para conseguirlo, hay que tener una conexión directa y clara. En caso
contrario, sería algo parecido a marcar un número de teléfono sin tener línea.

¿Qué es lo primero que debemos aprender?


1. Conseguir el estado de consciencia adecuado. En mis talleres doy esas
herramientas para que todos puedan alcanzar la conexión correcta y adecuada
para programar holográficamente.
2. Trabajo progresivo y constante que se debe repetir dos o tres días por
semana. Siempre con las mismas acciones, palabras y proyecciones mentales.
Actuar como si fuese un disco rayado. Una y otra vez.

¿Qué importancia tiene decir las mismas palabras y visualizar las


mismas acciones?
Muy sencillo: la repetición constante crea un hábito. Cuando se ha creado,
nuestro cerebro lo archiva.

¿Qué puede suceder si no repito siempre las mismas palabras ni


proyecto las mismas acciones?
Imagínate que abres una página web en tu ordenador. La llamaremos
www.nademoslibresenaltamar.com. Otro día pones:
www.nadarenaltamarlibre.es. En la siguiente ocasión, no recuerdas con precisión
y pruebas con otras letras, así la mayoría de las veces. ¿Qué sucederá? El
significado es el mismo, pero el contenido de cada página no lo es y eso impide
que abras la página que deseas.
En lugar de aceptar la orden y cambiar tu esquema corporal, lo que hace es ir
abriendo archivos con nombres diferentes, por lo que no conseguirás
absolutamente nada. Tendrás cientos de fichas abiertas con diferentes titulares,
pero sin nada archivado en su interior.
Nuestro cerebro holográfico crea aquello que proyectamos si se repite, día tras
día, de la misma forma y con las mismas palabras y emociones. Entonces acabará
incorporándolo y modificará el mapa. En caso contrario nada cambiará.
Algo que debes tener en cuenta es repetir con las mismas palabras, imágenes
y emociones.
La técnica del disco rayado consiste en reiterar un día y otro día las mismas
acciones, visualizaciones, emociones y palabras. Entonces, llegará el momento en
que lo reconoce y lo incorpora, ya que nuestro robot cerebral no diferencia una
realidad de una proyección holográfica, si está bien realizada.
Imagino que muchos de vosotros habéis asistido a algunos talleres que
ofrecen un cambio de vuestra vida, bien en un fin de semana, bien por vía online,
a distancia, sin ser presencial y en pocas semanas. Siento deciros que no es
posible.
Sin embargo, sí es posible cambiar muchas cosas mediante la técnica y el
tiempo adecuados y la voluntad necesaria para conseguirlo.
No olvides que tu cerebro es un robot y recibe órdenes precisas.

Nuestro cerebro holográfico no diferencia


una proyección mental de una realidad.
Es imprescindible alcanzar la profundidad de
trance adecuado. En caso contrario, la proyección
holográfica no tiene ningún efecto.
Hay que repetir las mismas palabras,
proyectar las mismas acciones y sentir las
mismas emociones.
FRAGMENTACIÓN

Estimados lectores, no pensaba abordar este tema, pero sucedió algo que me
hizo reflexionar y comprender lo más esencial de todo lo expuesto hasta ahora.
Cuando me inicié en este territorio tuve que formarme en muchas disciplinas.
Una me llevaba a otra y no entendía cómo se sucedían las contradicciones
cuando comparaba lo que estaba aprendiendo con lo que conocía de la medicina
occidental. Nada tiene que ver el concepto de medicina oriental, como la china o
la ayurvédica entre otras, con la occidental. Son planteamientos totalmente
opuestos.
No obstante, hay más, mucho más. Podemos comprobar cómo, en la
actualidad, nuestra medicina está estructurada en especialidades. El estudiante de
medicina elige una rama específica y no sabe nada de otra. Esta visión de la
enfermedad impide contemplar al paciente de forma global. El enfermo es
observado como algo que podemos triturar y desmenuzar por zonas, sin tener en
cuenta otros factores como serían la estructura energética, el campo emocional,
el territorio psicológico y la forma de vida que ha llevado el paciente. Aunque eso
no es lo más relevante, hay algo mucho más importante que no se contempla o se
desconoce.
La primera es la causa que genera la enfermedad y la segunda la conexión con
la estructura álmica.
Ignora que ese cuerpo biológico conlleva una estructura energética que es la
causante de activar y poner en marcha todos los sistemas del cuerpo físico.
Para la medicina occidental, nuestro cuerpo no tiene alma. Así nos ven los
científicos que estudian el cuerpo humano, una estructura sin alma.
Además de lo expuesto, nuestra medicina occidental se estructura por
especialidades. Por ejemplo: un oftalmólogo trata una parte del mecano que
conoce por haberse especializado en ello, dejando a un lado el resto de piezas que
forman parte de ese engranaje, ya que no lo ha estudiado en profundidad.
Con esta, coexisten otras medicinas o técnicas terapéuticas que conocemos
como terapias alternativas, que se acercan más a esa visión holística del paciente
y disponen de una formación que facilita la observación global. Algunas de ellas
tienen información sobre los cuerpos sutiles que envuelven el cuerpo físico y
también el conocimiento de la red energética que circula por el interior del
mismo.
Sin embargo, está sucediendo algo parecido a lo comentado anteriormente
con la medicina alopática, ya que también existe esa fragmentación en la
formación y aprendizaje.
Actualmente asistimos a un bombardeo masivo de terapias que ofrecen
técnicas rápidas en su aplicación. Son talleres que duran pocos fines de semana y
focalizan el aprendizaje en la forma de manejar un método sin abordar nada
más. No existe una profesionalidad ni formación completa.
Para ser didáctica, lo abordaré con ejemplos:
Llevaba varios años trabajando con la medicina china y me apunté a un taller
de reiki. Observé que la formadora realizaba imposición de manos sobre el
cuerpo del paciente. Con varias maniobras establecía una conexión energética.
Cuando me invitó a que hiciera una prueba con la imposición de manos, le
pregunté:
—¿No tienes en cuenta la aplicación con las manos en relación a la zona del
cuerpo a tratar?
La cara de la joven que realizaba el taller fue suficiente para darme cuenta de
que era mejor callar. No sabía de lo que estaba hablando, pero era maestra de
reiki. Impartía una formación exactamente igual que la había recibido.
Cuando se movilizan energías por imposición de manos, hay que conocer las
corrientes energéticas que actúan en todo el cuerpo y las fluctuaciones de los
campos áuricos. Hay que trabajar fuera del cuerpo físico, en las capas más sutiles
y después, en el etérico, que es el doble del físico. Realmente, lo esencial es
polarizar la zona a tratar. Si ponemos la mano derecha, que es yang en una zona
que es yin polarizamos, pero si lo hacemos en una zona yang, lo que sucede es lo
contrario. Es algo parecido a conectar un cable positivo con otro positivo: no
habrá chispa ni luz. La joven que impartía el taller ignoraba lo más básico y
esencial. Este es un ejemplo de fragmentación.
No es mi deseo descalificar a nadie, pero es imprescindible una crítica
constructiva para mejorar y cambiar la mirada y sumergirse en un espacio que
abarca miles de posibilidades derivadas del estudio y la investigación.
Otro caso que recuerdo hace referencia a una amiga que me comentó que se
había formado en una técnica de masaje en Canadá. Se ofreció a mostrármela y
accedí a que me hiciera una demostración. Al comenzar el masaje, mi sorpresa
fue comprobar que se trataba de masaje Tuina, un masaje especial que forma
parte de la medicina china. Le mostré los libros y apuntes que tenía y se percató
de que el procedimiento que le habían enseñado era un plagio de dicho masaje.
Ella, al igual que miles de canadienses, realizaba este masaje como un
descubrimiento y de forma fraccionada, ya que aplicaba una parte de la medicina
tradicional china.
Es bastante habitual creer que la medicina china se limita a la acupuntura,
pero se compone de más disciplinas y conocimientos.
No sé si he acertado al poner estos ejemplos y tampoco si he conseguido
transmitir lo que intento decir.
Creo que todo lo que sabemos lo venimos reciclando y adaptando desde hace
millones de años. Pensamos que son descubrimientos actuales, ignorando que
han sido traspasados por generaciones anteriores. Después, fraccionamos esos
conocimientos en terapias diversas que son «retales despedazados» de un
conocimiento global y milenario.
Mi amiga no conocía los canales energéticos del cuerpo humano, pero le
enseñaron a pasar las manos por ciertas partes del cuerpo sin indicarle nada más.
Como podemos comprobar, la fragmentación no solo sucede en la medicina
occidental, también está presente en formaciones que se realizan en talleres de
corta duración. Esa situación impide que se avance en una medicina alternativa
basada en el estudio y la investigación.
Por supuesto que existen otras formaciones con estudio suficiente. Sin
embargo, al no ser unos estudios reglados y reconocidos como debieran, se
favorece el intrusismo y el paciente no puede distinguir una medicina alternativa
de una escasa formación.
Al llegar a este punto creo necesario exponer la parte contraria a la
fragmentación.
Esta sería contemplar la estructura de forma global y unitaria como un todo
que responda a un objetivo concreto.
Esta estructura está compuesta por:
1. Cuerpo físico.
2. Cuerpo energético.
3. Cuerpo áurico o sutil.
Los tres cuerpos se relacionan entre sí y dependen del motor de arranque,
que en este caso es el alma, ubicada en la zona hipotalámica, como hemos visto
en capítulos anteriores.
La enfermedad se manifiesta antes de pasar al cuerpo físico, ya que comienza
en la envoltura de los cuerpos sutiles.
Si sabemos detectar la anomalía antes de que pase al cuerpo físico,
conseguiremos que no avance.
¿Cómo lo conseguiremos? Buscando la causa que ha generado esa anomalía.
Si lo detectamos antes de que llegue a la estructura biológica, podremos tener
más éxito y la enfermedad no se manifestará.

La terapia holográfica cerebral tiene como objetivo principal,


encontrar la causa, por lo que es opuesta a la fragmentación.
Se estructura en tres fases:
1. Encontrar la causa y reconocer el conflicto.
2. Cambiar el holograma cerebral.
3. Procesar un cambio en nuestra vida.
El punto de partida es encontrar la causa que genera el conflicto o la
enfermedad.

La terapia holográfica cerebral es lo contrario


a la fragmentación. Consiste en contemplar la
estructura de forma global y unitaria como un
todo.
Esta estructura está compuesta por:
1. El cuerpo físico.
2. El cuerpo energético.
3. El cuerpo áurico o sutil.
Objetivos:
1. Busca la causa que genera el conflicto y
averigua el proyecto del alma en esta vida.
2. Cambia el holograma.
3. Modifica patrones de comportamiento y
procesa el cambio.
TERAPIA HOLOGRÁFICA CEREBRAL

Ciertamente, no sé si se trata de una terapia, una técnica o un aprendizaje


abierto y en constante evolución. A veces, cuando me piden una definición,
argumento que es una terapia del alma.
Hemos comprobado cómo nuestro robot se pone en marcha mediante una
fuente de alimentación, una pila cargada para un tiempo definido y concreto. No
hay recambio y cuando se agota hay que desguazar el robot. Esa fuente energética
es la que hace posible que se ponga en marcha nuestro cerebro. Es necesario
recordar que nuestro robot cerebral posee una estructura energética poderosa
que hace posible la activación de las funciones cerebrales.

¿Qué nombre le podemos poner a esa fuente de alimentación de


nuestro cerebro?
Esa pila o estructura energética es lo que denominamos alma. Por ese
motivo, la terapia holográfica cerebral contempla el cuerpo como vehículo del
alma.
Cuerpo y alma se fusionan en esta vida al nacer y el alma viene con un
proyecto de vida. Esa es la parte ignorada por la medicina.
Para comprender esta definición, debemos salirnos de los raíles de la
medicina convencional y caminar por otros senderos, contemplar otro paisaje y
descubrir lo que encontremos a nuestro paso. Seguramente habrá lugares
incomprensibles donde todo será un espejismo que nos llevará a otro escenario.

¿Existe el alma? ¿Qué opina la ciencia?


Siempre se ha tratado este tema desde posturas poco comprometidas y
valorando suposiciones.
En la actualidad estamos asistiendo a cambios importantes debido al interés
de la ciencia por tener alguna respuesta.
En base a estudios sobre la consciencia realizados por Stuart Hameroff[20],
psicólogo de la Universidad de Arizona (EEUU) y Roger Penrose, físico
matemático de la universidad de Oxford (Reino Unido), han llegado a la
conclusión de que el alma está en el interior de unas estructuras cerebrales
definidas como microtúbulos en el interior de las células cerebrales. Según sus
investigaciones, han deducido que el cerebro es una computadora biológica y que
cien billones de neuronas con sus conexiones actúan como redes de información.
Añaden que estos microtúbulos, unidades más pequeñas del citoesqueleto, son
canales de información cuántica de la consciencia. Asimismo, aseguran que,
cuando morimos, esos microtúbulos no mueren, pierden su estado cuántico,
pero la información no se destruye. Es decir, lo que consideran alma no muere.
El Dr. Hameroff, afirma lo siguiente: «El corazón deja de latir, la sangre deja
de fluir, los microtúbulos pierden su estado cuántico. La información cuántica en
los microtúbulos no se destruye; no puede ser destruida; simplemente se
distribuye y disipa por el universo».
Él considera que existe la posibilidad de que toda la información cuántica
llegara a existir indefinidamente como alma.
Pero lo más destacado, a mi modo de ver, es la afirmación de este científico
cuando argumenta que, si el paciente resucita, esta información cuántica puede
regresar de nuevo a los microtúbulos.
También existen otras teorías e investigaciones que se cuestionan el concepto
de consciencia desde una perspectiva diferente.
Al parecer, nuestras estructuras cerebrales, ubicadas en el interior del cráneo,
no son las únicas que existen. Hay quien opina que tenemos una estructura
cerebral fuera del cuerpo, que sería el exocerebro.
Otros trabajos de investigación relacionados con este tema afirman que el
alma se introduce en el cuerpo a través de la glándula pineal. Así lo afirma el
doctor Rick Strassman, de Los Ángeles (California), un médico especialista en
psiquiatría. Dicho doctor fue el primero en investigar con seres humanos el
efecto de las drogas psicodélicas y alucinógenas. Este científico afirma que el
alma se encarna a la séptima semana de la concepción y lo hace a través de la
glándula pineal[21]. Al parecer la glándula pineal se hace visible en el feto a los
cuarenta y nueve días, el mismo tiempo que tarda un alma en reencarnar, según
el Bardo thodol, más conocido en Occidente como El libro tibetano de los
muertos.
Yo me pregunto: ¿había recabado el doctor Strassman alguna información del
libro mencionado? No es posible acceder a tal información desde un punto de
vista científico. Todo son creencias y conjeturas sobre la vida y la muerte, todo
un mundo de posibilidades que nos acerca a la comprensión de lo que ya
habíamos sospechado. Nadie sabe nada sobre el alma y la consciencia. Todo son
hipótesis. Desde las aportaciones del budismo, con las teorías de la
reencarnación, hasta los últimos avances de la ciencia, cuando afirma que todo es
un holograma que crea nuestro cerebro.
Con esta breve exposición sabemos que la ciencia no niega la existencia del
alma ni que todos formamos parte de una gran conciencia.
Para finalizar este capítulo sobre el alma y la conciencia, me remito a una
frase repleta de posibilidades: «La conciencia es el receptáculo del alma y el
hipotálamo. El alma tiene la cualidad de ser el núcleo central»[22].

El hipotálamo y la rejilla transcelular


Recordemos algo de lo expuesto sobre el alma en capítulos anteriores.
En el hipotálamo hay un registro llamado rejilla transcelular, lugar donde
existe una conexión que activa y desactiva nuestro robot (Ver esquema 10). Ese
registro está conectado con la «nube» y contiene el gran almacén de todo lo que
conocemos como existencia. También podríamos definirlo como el almacén de
la conciencia.

¿Qué funciones tiene el hipotálamo y la rejilla transcelular, además


de las conocidas por la ciencia?
Recibe la energía suficiente para que el robot funcione y canaliza la energía
transformada en menor voltaje. Es un transformador de la misma.
El hipotálamo y la rejilla transcelular hacen la función de central eléctrica, que
baja la potencia energética y a la vez la transforma para habitar en la Tierra.

La zona hipotalámica está unificada con lo que llamamos alma.


Tal vez, dentro de algún tiempo estas teorías sean valoradas en del territorio
científico. Hoy es un sueño irrealizable, pero deseo que haya constancia de ello.
Este es uno de los objetivos del presente libro y mi humilde aportación.

¿Te suenan las palabras espejismo, holografía o realidad?


Seguramente ya tienes algunos conceptos bastante claros sobre la realidad y la
capacidad holográfica de tu cerebro.
Si consideramos que la medicina convencional se mueve en una realidad
objetiva, esta terapia se moviliza en un horizonte sin camino, donde todo es
posible. Podemos contemplar una lejanía o un espacio repleto de posibilidades,
pero el sendero está por explorar.
No existen protocolos previos ni trabajos de investigación suficientes como
para decir que obedece a unas leyes concretas y/o una fórmula específica.
Este territorio está repleto de posibilidades: podemos estar enfermos o ser una
ilusión.
Tal vez envejecemos debido a que lo estamos proyectando. Podría ser todo lo
contrario y rejuvenecer.
¿Qué está sucediendo para que mi cerebro decida una opción en lugar de
otra? Estamos entrando en un túnel sin tiempo ni espacio, donde todo es posible.
En este territorio de posibilidades se mece la terapia holográfica cerebral. Esta
entrada es la más sincera y honesta de este libro. Nada sabemos sobre la causa de
la enfermedad, la vida, el envejecimiento y la muerte. Todo son hipótesis.

Definición de terapia holográfica cerebral


Comenzaré por una breve aproximación de lo que es la mente como
introducción para acercarme de puntillas a la definición:
La mente es un tabernáculo. La mente no ejecuta, más bien sostiene.
La mente existe como marco de tu cerebro. Contiene un espacio consciente y
otro inconsciente.
Este receptáculo está interconectado con la zona álmica de tu cerebro y a su
vez con el hipotálamo. Podríamos decir que tu mente es poderosa, pero no
ejecuta.
En ese tabernáculo de tu mente, se produce el inicio de la terapia
holográfica, ya que enlaza la estructura inamovible de tu cerebro consciente
con la estructura invisible de tu cerebro inconsciente.
No se trata de una terapia específica. Es la consecuencia de utilizar bien los
recursos mentales dentro de las estructuras hipotalámicas, mediante unos
engranajes que conectan el cerebro holográfico creativo con el esquema corporal.
Ese dispositivo es como un sendero de dos velocidades de ida y vuelta.
Cuando inicias la búsqueda de la causa, es de ida y cuando regresas conlleva
los recursos para solucionar y cambiar el contenido.

¿Qué realiza la terapia holográfica cerebral?


Modifica y transforma lo que conocemos como origen o causa, ya sea
enfermedad o cualquier situación que afecte a la vida presente. No obstante, hay
que tener en cuenta que esa causa no existe, ya que es una proyección holográfica
de algo que ha sucedido y a su vez está por realizar. «Todo está hecho y todo
está por hacer»[23].
Por ello es una técnica que pretende modificar las proyecciones holográficas
que tu cerebro selecciona.
Recuerda que no existe la realidad, lo que aparentemente existe es la
holografía de una realidad que proyecta nuestro cerebro y esta holografía se
modifica constantemente a nuestra voluntad. Este almacén está en la nube de tu
robot cerebral. Un almacén de posibilidades infinitas donde tú seleccionas una
situación. En ese momento puedes elegir cortar y pegar, borrar y crear.
Se podría definir como una técnica que concreta la realidad y selecciona
parte de ella, ya que todo está cohabitando en el mismo recipiente.
Sería algo parecido a borrar el pasado o modificarlo y proyectar un futuro
diferente. Pero, hay que tener en cuenta algo muy importante. Lo que conocemos
como pasado, presente o futuro no existe, es una ilusión o proyección de nuestro
cerebro. Todo está aquí y ahora.
Cuando conectamos con nuestro cerebro holográfico podemos crear nuestra
realidad mediante técnicas específicas para conseguirlo.
No borramos el pasado, ya que ese pasado nunca existió, sino la causa que
generó ese acontecimiento. Si eliminamos o modificamos la causa, desaparece
el efecto. Añadiré algo más. Existen varias causas en el origen. Hay que
seleccionar la causa correctamente. Todas cohabitan en el mismo receptáculo.

¿Por qué es una terapia del alma?


Recordemos que el alma es la pila que activa las funciones del hipotálamo,
lugar donde está ubicado ese núcleo energético que pone en marcha el robot. El
hipotálamo, a su vez, está bordeado por la rejilla transcelular, y toda la estructura
está interconectada con la nube, el gran almacén.
¿Qué objetivo tiene?
Tiene como objetivo cambiar el proceso de enfermedad o situación personal
que no podemos resolver, impidiéndonos seguir viviendo de forma equilibrada.
En el momento en que aplicamos la terapia con las técnicas específicas,
conseguimos modificar la causa que lo produce.
A lo largo del proceso se producen los cambios necesarios para que la
situación conflictiva se modifique, ya que borramos y enmendamos el
desencadenante inicial que lo ha generado.
Mediante nuestro cerebro holográfico y la terapia aplicada de forma precisa,
conseguimos modificar la situación primera, lo que genera una condición nueva
en nuestra vida presente.

Hay que hacer algo imprescindible: Invertir la causa


Hasta este momento hemos realizado una primera parte del proceso para
cambiar nuestra realidad. También hemos visto que debemos procesar cambios
en nuestra vida, relegar viejas conductas y crear nuevos hábitos para ampliar
redes y conseguir el cambio. Sin embargo, además de todo lo anunciado
anteriormente, es necesario realizar algo imprescindible: invertir la causa, ya que
todo obedece a una situación inicial que lo ha generado.
¿Qué hubiera sucedido si mientras patinabas no te hubieses caído?
Simplemente, no te habrías roto la tibia. Por lo tanto, no sería necesario invertir
nada. Todo está bien.
Medita un segundo. Si no hay una causa que genere la acción, tampoco hay
efecto o manifestación de algo que nunca ha sucedido. Por lo tanto, tu pierna
nunca se lastimó.
Vamos a despejar ese interrogante con un cuento de ciencia ficción.
Imagínate que estás delante de la pantalla de tu ordenador intentando montar
las secuencias de una película que realizaste hace unos años. Son varias cintas de
vídeo que corresponden a diferentes etapas y que están guardadas en el disco
duro. Cuando comienzas a visualizarlas, adviertes que hay secuencias que no te
gustan, otras provocan nostalgia y tristeza y la mayoría están mal grabadas.
Decides hacer cambios intercalando imágenes y borrando otras.
Así vas construyendo secuencias nuevas y eliminando las que no se enlazan
bien o no te agradan. Al final, compruebas que las secuencias tienen sentido y
explican una historia de forma coherente. Una vez finalizado el proceso de la
película, la archivas en el disco duro. Después eliminas las partes que no
utilizaste echándolas a la papelera.
¿Qué ha sucedido?
1. En el disco duro no están los antiguos archivos de cintas grabadas. Has
eliminado las que no servían para tu propósito.
2. Has creado una película nueva con los archivos que tenías en el disco duro.
Le pusiste un título y después lo guardaste todo.
¿Qué crees que encontrarás a partir de ese momento en el disco duro de tu
ordenador? ¿Recuperarás lo que borraste y eliminaste?
Imagínate que haces lo mismo con tu cerebro holográfico. Vas a ese momento
en que tuviste la mala suerte de caer y romperte la tibia. Borras aquello que no te
gusta, debido a que es doloroso y traumático. Esa caída te ha supuesto una
minusvalía, ya que tu pierna, después de varias operaciones, ha quedado
atrofiada y no puedes correr ni doblarla como lo hacías antes.
En ese instante, borras todas las secuencias mediante tu cerebro holográfico.
Después vacías la «papelera» y compruebas que no quedó nada por borrar.
Ahora creas una nueva película que vas montando de acuerdo con tus deseos,
secuencia por secuencia. En esa película proyectas holográficamente lo que te
hubiese gustado que sucediera.
Cuando finalizas, la guardas en el disco duro. El resto lo hace tu esquema
corporal al comprobar que hay modificaciones. En ese instante archiva los
últimos datos y adapta los cambios.
Aquí se inicia la lucha por sobreponer este mapa al anterior. Hay que ganar la
batalla, repitiendo progresivamente la misma acción. Proyectando las mismas
imágenes. Diciendo las mismas palabras y sintiendo las mismas emociones una
y otra vez hasta que queda grabado indefinidamente y cambia el mapa de nuestro
esquema corporal, incorporando el último archivo.
Seguro que te preguntas: «¿Eso es posible?». Recuerda que tu esquema
corporal no diferencia una realidad de una proyección holográfica.

¿Puedo yo aplicarme directamente la terapia holográfica cerebral?


Rotundamente, no. Una cosa es utilizar técnicas específicas y trabajar en el
estado apropiado para modificar aquello que necesitamos y otra cosa es
enfrentarnos a un conflicto o enfermedad. En ese caso hay que recurrir a un
buen terapeuta para que te ayude a revertir el problema. Uno mismo no puede
encontrar la causa y llevar a cabo todo el proceso. Es imprescindible la ayuda de
un profesional.
Aquí comienza el reto y el esfuerzo. Algo que se debe llevar a cabo con la
complicidad y profesionalidad de un buen terapeuta. Aun así, todo depende de lo
que seas capaz de hacer y creer, de la constancia, de la certeza, de la técnica bien
realizada y, sobre todo, de la voluntad. Sin ella no es posible, ya que modificar y
cambiar mediante proyecciones holográficas requiere constancia y voluntad.
Hay que crear el hábito de trabajar diariamente y en el mismo estado de
consciencia. De lo contrario, el esfuerzo es vano. Nuestro esquema corporal no
adaptará cambios hasta que se asegure de que realmente es cierto. Hay que
convencerle, día a día, hasta que modifique el mapa corporal.
No te dejes engañar por falsos profetas. Nadie puede hacer por ti tu trabajo.
Nadie puede ofrecerte un cambio de esa magnitud sin trabajar con la técnica y
estado adecuados de trance profundo y durante el tiempo necesario para ello.
Hay que hacerlo paralelamente:
1. Con el terapeuta de forma periódica.
2. En solitario, con el apoyo y la técnica específica.

Diferencias entre terapia regresiva y terapia holográfica


Hace pocos días tuve una breve conversación con una persona que conocía la
terapia regresiva. Refiriéndose a un reconocido profesional formador de esta
terapia, me comentó que había asistido a uno de sus talleres y que él aseguraba
que al revivir la experiencia y traerla a la vida presente, tomamos consciencia y
desaparece la causa. Según él, es suficiente con eso.
En ese instante comprendí que era necesario ponerle un ejemplo en lugar de
rebatir esa hipótesis y así lo hice.
Comencé explicándole un episodio que había vivido hace meses en mi casa.
Se trataba de lo siguiente:
Una noche de mucha lluvia, al entrar en un aseo de la planta baja, comprobé
que estaba inundado. Había unos 20 cm de agua. Eran las 2:30 de la madrugada y
no sabía qué hacer. Entonces comencé a achicar con un cubo, pero no conseguía
nada. Observé que el agua emanaba del suelo.
Al día siguiente, abrí la puerta del aseo y comprobé que no había agua,
tampoco en el pasillo. Todo estaba húmedo, pero sin agua. Me pregunté: ¿por
dónde ha entrado el agua y qué lo ha provocado?
Después de llamar al fontanero y decirme este que no apreciaba nada y que
seguramente fue debido a la lluvia, se marchó dando por zanjado el tema.
Pasaron unas semanas y un día apareció de nuevo esa zona inundada. No
había llovido. Tampoco había tuberías rotas.
Este episodio se repitió de nuevo y la inundación era cada vez más
importante. En ese proceso, el fontanero pensó que se debería buscar la causa, de
lo contrario todo seguiría igual. Pero ¿por dónde empezar? Ese es el problema. Al
no tener idea de la causa ni por dónde comenzar a buscar, hace falta explorar
todas las posibilidades y descartar poco a poco.
No se puede modificar la situación si no encontramos el origen de todo.
Después veremos la forma de solucionar el problema.
En la terapia holográfica se debe buscar la causa mediante una técnica de
consciencia expandida o trance profundo. Es un trabajo que debe realizar un
buen terapeuta. Cuando esta se encuentra, entonces estamos en la disposición
adecuada para trabajar el cambio con la terapia holográfica cerebral.
En el caso de la entrada de agua, después de averiguar de dónde venía el
problema, vino la reparación, que fue larga y costosa.
Ahora, te pregunto:
Si no damos con la causa que generaba de la entrada de agua. ¿Qué hubiese
pasado? Sencillamente, hubieran seguido las inundaciones.
Con encontrar el origen que lo generó, no es suficiente. Eso no cambia la
situación. Podría llegar a estancarse y generar una enfermedad crónica e
irreversible.
Debido a ello, las fases de la Terapia Holográfica son tres:
1. Buscar la causa/origen.
2. Reconocer el conflicto y cambiar el holograma.
3. Realizar un cambio en nuestra vida.
Hay que pasar a la acción. El consciente y el inconsciente deben trabajar en
equipo.
Un breve recordatorio de cómo funcionan los códigos neuronales:
• Una situación traumática queda depositada en una ficha defectuosa que
obstruye la circulación. Esta ficha contiene un código. La obstrucción
repetida puede llevar a la enfermedad psicosomática.
El cerebro no está en contacto con la realidad, sino con los códigos que la
representan. El cerebro traduce estos códigos del medio en otros códigos
electroquímicos que son los que circulan por las neuronas. Los mecanismos
neuronales de recepción y transmisión, funcionan automáticamente y no
pueden comprender el significado. Pero el mal funcionamiento puede alterar
la interpretación de los códigos. Los códigos están cifrados por las
experiencias personales, debido a ello es difícil descifrarlos.
La terapia holográfica cerebral, al borrar la causa, descodifica los códigos y
crea nuevas fichas que contienen códigos nuevos.
En la actualidad, no se conocen los mecanismos cerebrales que permiten la
descodificación de los códigos. Con esta técnica, bien realizada, podemos
conseguir resultados inesperados e imprevisibles.
La terapia holográfica es la consecuencia de
utilizar bien tus recursos mentales dentro de las
estructuras hipotalámicas, mediante unos
engranajes que conectan tu cerebro con el
esquema corporal.
Tiene tres fases:
1. Buscar la causa/origen. Reconocer el
conflicto.
2. Cambiar el holograma.
3. Procesar un cambio en nuestra vida.
Si no hay una causa que genere la acción,
tampoco hay efecto.
Es imprescindible crear el hábito de trabajo en
el mismo estado de consciencia. De lo contrario, el
esfuerzo es vano.
Hay que pasar a la acción. El consciente y el
inconsciente deben trabajar en equipo.
CAPÍTULO V
POLIFONÍAS ESPIRITUALES
PSIQUISMO Y AUTOSUGESTIÓN

Esta es una breve aportación sobre algunas técnicas apropiadas para entrar
con facilidad en el estado de consciencia adecuado y trabajar con tu cerebro
holográfico.
Imagino que conoces algunos métodos para iniciarte en estados meditativos
profundos, relajación, etc.
Quiero diferenciar dos formas de alcanzar el estado de consciencia adecuado.
1. Sugestión/hipnosis.
2. Meditación/trance profundo.
Estas técnicas son adecuadas para alcanzar un estado alterado de consciencia.
Sin embargo, no todas son eficaces para lo que deseamos hacer.
Comenzaremos por saber la diferencia que existe entre sugestión e hipnosis.
En este caso, hablaremos de autosugestión ya que debes trabajar en solitario.
Para ello deberás conseguir el estado adecuado para trabajar con tu cerebro
holográfico.

¿En qué consiste la autosugestión?


Por definición, auto es algo que hacemos nosotros mismos y sugestión sería la
impresión o estado que produce una causa o acción determinada. Por lo tanto, la
autosugestión podría ser producida voluntariamente.

¿Para qué sirve?


Puedes cambiar todo aquello que necesites mediante la sugestión. Si tienes
miedo, puedes dejar de tenerlo. Si eres tímido, podrías convertirte en una
persona decidida y con seguridad en sí misma. Es muy eficaz para eliminar
hábitos y comenzar a entrenar nuestras redes neuronales.
Si aprendes a utilizar tu mente y eres capaz de entrar en el estado de
consciencia adecuado mediante la sugestión, conseguirás proyectar y cambiar
todo aquello que desees en tu vida.
¿Qué es la sugestión?
La sugestión es una situación que favorece y facilita que el cerebro reciba una
representación mental que el sujeto acepta. Y lo más importante: queda
incorporada en nuestra memoria celular, debido a que nuestro cerebro no
diferencia una representación mental de una realidad (recuerda el capítulo que
describe las funciones que realiza nuestro esquema corporal).
Mediante la autosugestión podemos inhibir el consciente y el razonamiento,
transformándolo en acción o idea inconsciente.
La capacidad de nuestro cerebro para recibir una idea y transformarla en
acción se realiza a través de la sugestión.
¿Engañamos a nuestro cerebro mediante la sugestión y este toma al
pie de la letra las órdenes que le transmitimos?
Así es. Le mandamos imágenes que creamos mentalmente y él lo toma como
una realidad. Pero para ello debemos alcanzar el estado la profundidad correcta y
realizar bien las proyecciones holográficas.
Una forma de alcanzarlo es mediante autosugestión. Otra, mediante estados
de trance profundos o con la ayuda de un terapeuta especialista del tema.
Meditación/trance profundo
Creo que soy una persona privilegiada por haberme iniciado en la hipnosis
con un experto profesional de gran reconocimiento mundial. Me refiero al
prestigioso doctor José Mir[24], conocido como el profesor Fassman, y, más tarde,
con Will MacDonald[25], en hipnosis ericksoniana. Estas dos personas fueron los
causantes de que me apasionara todo lo relacionado con esa parte desconocida
que definimos como inconsciente.
MacDonald, fue director de PNL en Northwest y fundador de la Society of
Neuro-Linguistic Programming. También trabajó con Richard Bandler y tuvo la
suerte de ser uno de los discípulos del doctor Erickson.
Una de las aportaciones más importantes de Will MacDonald fue, sin duda
alguna, el aprendizaje del inconsciente activo.
Como discípulo de Erickson sabía muy bien diferenciar la hipnosis del trance
inconsciente activo. Él definía así el proceso de trance: «El trance es un proceso
activo de aprendizaje inconsciente. Esto es muy diferente al concepto burdo de la
hipnosis como un estado pasivo y regresivo en el que el sujeto es un automatón
bajo el control del hipnotista»[26].
Sobre esta afirmación, Gilligan hace una definición algo más amplia
asegurando que el trance es un estado natural y transcontextual. Asegura que la
experiencia del estado de trance debe distinguirse de lo que podríamos definir
como ritual específico de hipnosis[27]. Este estado se experimenta en muchas
situaciones al dejar fluir o abandonarse, absorbido por la acción en sí. Por
ejemplo:
En el caso de un corredor de fondo, escuchar música, realizar movimientos
rítmicos y repetitivos (como bailar o mecerse), llevar a cabo ejercicios de
respiración, meditación, etc.
Este es un estado normal en el ser humano y es biológicamente necesario.
Actualmente se sabe que equilibra el sistema biológico y psicológico.
Después de trabajar con la hipnosis tradicional y formarme algo más tarde
con las técnicas de MacDonald, comprendí perfectamente esta diferencia y he
comprobado su eficacia con cientos de pacientes.
La experiencia me lleva a sacar conclusiones y una de ellas es la siguiente: el
estado de trance sirve para reconectarnos con nuestro inconsciente, ya que
perdimos ese vínculo. Debido a ello, muchas veces ignoramos su existencia.
Vivimos la vida en constante programación y de forma acelerada. El
tiempo marca las pautas y no podemos perderlo, nos obliga a estar alerta y de
forma consciente a lo largo del día, sin dejar un espacio para parar, meditar o
serenar la mente. Al dejar esa conexión necesaria, muchas veces aparece el estrés
y otras, enfermamos.
Erickson manifestaba lo siguiente: «Los pacientes son pacientes porque han
perdido rapport (sintonía) con su propio inconsciente. Los pacientes son
personas que han recibido demasiada programación. Hay tanta programación
externa que han perdido el contacto con su ser interior»[28].
Algo imprescindible que debes saber es que el estado de trance y la
programación no son suficientes para establecer cambios terapéuticos de forma
duradera. Hay que complementar con otras disciplinas y prácticas que se deben
adoptar de forma adecuada.
La terapia holográfica cerebral, aplicada por un buen terapeuta, puede
ofrecerte el cambio que deseas y necesitas.
Diferencia entre sugestión/hipnosis y trance:
La sugestión o hipnosis es una situación que
favorece y facilita que el cerebro reciba una
representación mental que el sujeto acepta.
El trance es un proceso activo de aprendizaje
inconsciente.
¿QUÉ ES LA ESPIRITUALIDAD?

Recuerdo mi época de docente en la Universidad de Barcelona, cuando


muchos de mis alumnos no sabían por dónde empezar un trabajo creativo o un
proyecto de investigación. Entonces venían a mi despacho, desorientados y
confusos, diciendo:
—No sé realmente lo que quiero hacer. No tengo ideas.
Esa era una afirmación constante entre la mayoría de las personas. En
realidad, estaban ante un reto. Un desafío. Esos alumnos estudiaban Bellas Artes
y eran creadores.
¿Por dónde comenzar a crear? Es una situación dura para el creador, ya que
no existe nada antes de iniciar el proceso. La verdadera creación comienza de la
nada. Después, cuando estamos desesperados, algo mágico aparece y no dejamos
de producir y trabajar.
Algunas veces les argumentaba lo siguiente:
—Muy bien. No sabes lo que quieres, no tiene ideas, estás atascado y no
puedes crear. Voy a realizarte una pregunta: ¿sabes lo que NO quieres?
En ese instante todo cambiaba. Lo que no quería estaba muy claro. En ese
instante le invitaba a que hiciera una lista de aquello que no quería y, por
eliminación, aparecería algo contrario.
Yo te hago la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que NO quieres en tu vida?
Cuando acabes la lista, tendrás claro lo que quieres o necesitas proyectar y
también aquello que debes eliminar.
En estos momentos te estarás preguntado: ¿qué relación tiene todo esto con la
espiritualidad?
Yo, como muchos de vosotros, me hago preguntas sobre lo que abarca o
contiene esa mágica palabra que se define como espiritualidad sin obtener
respuesta.
¿Qué no es la espiritualidad?
Para muchos no es una ciencia. Para otros podría ser una ciencia por explorar
desde otro ángulo y con una perspectiva diferente.
Yo me encuentro entre esas personas que creen firmemente en ello. Creo que
se puede llegar a un lugar donde la experiencia por sí misma se llegue a
reconocer como la manifestación de algo de lo que desconocemos la causa que lo
generó. Podré un ejemplo:
En el primer capítulo de este libro, relato una experiencia que viví en la casa
de mis padres cuando era niña. Por las noches, oía pasos y se abrían y cerraban
luces, sin que nadie, aparentemente, lo hiciera. Luego, años más tarde, esa
situación apareció de nuevo.
¿A qué se debía? Posiblemente un psicólogo o médico argumentaría que era
fruto de la imaginación, provocado por el miedo a la oscuridad. Algo muy
frecuente en los niños.
Ciertamente, así es. Muchos niños llegan a tener alucinaciones cuando se
quedan solos y a oscuras en su habitación. Pero sucedió algo inesperado que
pude comprobar años más tarde. Mis miedos no eran infundados. Había un alma
errante en la casa. Se trataba de la anciana madre del propietario del piso, que
había fallecido antes de que mis padres alquilaran la vivienda. Esa mujer no tenía
consciencia de haber muerto y seguía haciendo las mismas cosas que siempre.
Cosía o bordaba cerca de la ventana. Deambulaba por la casa y encendía las
luces. Entraba en la cocina y movía recipientes, etc.
No es la única historia que podría relatar y de la cual tengo testigos. Sin
embargo, no se puede demostrar científicamente. Pero el fenómeno existe, ya
que hay manifestaciones.

Si algo se manifiesta, es debido a que existe una causa que lo


produce
Entonces, ¿por qué negar la existencia de algo que desconocemos?
Desde hace miles de años, nuestros antepasados más primitivos, buscaban
una respuesta a la existencia. Observaban sucesos inexplicables, pero no
alcanzaban a saber la causa que los provocaba. Para ellos era un misterio. Sin
embargo, aprendieron a darles una forma o respuesta que se adaptase a su
comprensión. Pero esa condición y aprendizaje era exclusivamente de unos
pocos. Estaba relegado a los que destacaban entre los demás y tenían experiencias
mágicas y condiciones personales inexplicables, como los chamanes, los místicos,
los iluminados, etc.
Con el paso del tiempo, a esas manifestaciones extrañas e incomprensibles se
les puso un nombre y comenzó lo que conocemos como ocultismo, debido a que
ciertos conocimientos o prácticas eran realizadas por una minoría de personas y
no trascendía a los demás. Lo llevaban oculto y lo transmitían a los elegidos o
más capacitados para ello. El resto, que era la mayoría, ignoraba esos
conocimientos herméticos.
Al parecer, ciertas técnicas o métodos solo podían ser trascendidos a los
iniciados. Eran conocimientos que en la actualidad llevan el nombre de
paranormal o inexplicable y se oponían a lo que definimos como ciencia, al no
saber la causa que lo produce.
Es importante saber que, para muchos ocultistas, se trata de un estudio en
profundidad sobre lo que llamamos espiritualidad. Otros términos como
esotérico tienen una connotación similar.
Si hacemos un breve recorrido por la historia, comprobamos que nunca se
tuvo muy claro lo que significaban las ciencias ocultas. Por ejemplo, en el
periodo de la Inquisición, en España se perseguía, torturaba y mataba a los
cristianos que utilizaban ciertas prácticas espirituales, llamadas ocultas. Llegaban
a decir que era obra de Satanás.

¿Qué son las ciencias ocultas?


Nuestros antepasados más primitivos se comunicaban con sus muertos y
procesaban las plantas para fines mágicos. Entraban en estados de trance
profundo, donde llegaban a fases sublimes de meditación o éxtasis, desde las
cuales adquirían conocimientos superiores.
Tenemos datos de las culturas de Egipto y Caldea donde estas ciencias ocultas
llegaron a un desarrollo y conocimiento superior a lo que conocemos ahora.
También hay vestigios de ello en la India y el Tíbet. No obstante, no han
trascendido sus conocimientos al ser privilegio de unos pocos que ocultaban
estas posibilidades y conocimiento a los demás.
La historia de los pueblos, junto con las llamadas ciencias ocultas, se ha ido
recogiendo a lo largo de miles de años en diferentes formas de escritura. Muchos
de estos conocimientos estaban en lugares secretos como la gran Biblioteca de
Alejandría, que desapareció debido al gran incendio.
Tenemos tratados sobre magia y alquimia bien conservados de uno de los
ocultistas, mago, médico y teólogo más reconocido del Renacimiento, que
escribió tratados sobre esoterismo con influencias judeocristianas. Me refiero a
Cornelio Agrippa (1486-1535).
Otro personaje importante fue Theophrastus Bombastus von Hohenheim
(1493-1541). Fue alquimista médico y astrólogo, una figura controvertida dentro
de la historia de la medicina. Estaba convencido de haber conseguido la
transmutación de plomo en oro.
Muchos investigadores y estudiosos de lo que llamamos ocultismo formaron
parte de una congregación, generalmente reservada a los iniciados, con votos de
hermetismo sobre ciertos conocimientos que practicaban y compartían en
secreto. Debido a esto, se denominaban ciencias ocultas, que practicaban muchas
órdenes secretas como la Orden Hermética de la Aurora Dorada, fundada en
Londres en el año 1888, entre otras no menos conocidas.
En pleno siglo XIX, apareció un personaje que asombró en su época,
principalmente por ser mujer. Me refiero a una escritora ocultista y teósofa rusa,
conocida como Madame Blavatsky.
(Helena Petrovna Blavatsky, 1831-1891)[29]. Sus libros más conocidos son La
doctrina secreta e Isis sin velo. Se vio envuelta en denuncias de fraudes y engaños
debido a que poseía facultades mediúmnicas y clarividentes. Defendió la
transmutación de las almas y reencarnación.
Otra técnica que roza el misterio, aunque no se considera una ciencia oculta,
es la hipnosis. Una habilidad desconocida por las personas que contemplan
episodios extraños, realizados por magos, mentalistas o personas que muestran
aquello que no debería hacerse. Algo poco didáctico y éticamente mal usado por
ciertas personas en algunos espectáculos.
Haré un breve comentario acerca de algunos pioneros que mostraron e
investigaron este territorio que conocemos como hipnosis, trance o sugestión.
Uno de ellos es Franz Anton Mesmer (1734-1815), de Suabia, Alemania. Era un
médico alemán que investigó y descubrió lo que llamaba magnetismo o fluido
vital, que empleaba en terapéutica para tratar enfermedades, buscando el
equilibrio del órgano afectado. Mediante esta técnica conseguía lo que él llamaba
«sueño magnético o magnetismo animal», definido como mesmerismo. Los
fenómenos psicomagnéticos se consideraban como algo sobrenatural hasta ese
momento, cuando Mesmer, en base a estudios e investigación, estableció una
técnica denominada magnetismo o fluido vital.
Algo más tarde, basándose en sus investigaciones, James Braid (1795-1860)
desarrolló la hipnosis en el año 1842.
No puedo pasar por alto un personaje excepcional que abrió caminos dentro
de la hipnosis, entre otras facultades psíquicas: Edgar Cayce (1877-1945, EE.
UU.). Se conocía como el «profeta durmiente» debido a que entraba en un estado
hipnótico de trance profundo y respondía a preguntas de sanación y
tratamientos a enfermos. Incluso llegó a sanarse él mismo al averiguar, mediante
este estado, el tratamiento adecuado. También realizaba regresiones, tenía
cualidades clarividentes y percepción extrasensorial.
Otro de los relevantes investigadores de fenómenos paranormales fue Jacobo
Grinberg-Zylberbaum[30], nacido en México en el año 1946 y desparecido en
1994. Fundó el Instituto Nacional para Estudios de las Actividades Cerebrales y
Consciencia (INPEC). Intentaba entender el mundo mágico de la brujería, el
chamanismo y telepatía. Personalmente, creo que fue uno de los científicos más
destacados y comprometidos del siglo pasado. Tiene varios libros publicados
donde aporta su trabajo de investigación sobre la telepatía.
Además de las referencias anteriores, desde el siglo pasado han ido
apareciendo diversos personajes, ordenes ocultistas y un conjunto de diversas
creencias que son englobados bajo la denominada «Nueva era» (New age). En ese
espacio se entremezclan y relacionan nombres cómo medicina holística,
medicina alternativa, misticismo, pseudociencias, espiritualidad, esoterismo,
gnosticismo, antroposofía o magia, entre otros.
Buscando una definición de la palabra ocultismo, me remito a Wikipedia por
considerar su definición bastante concreta.
El ocultismo o las ciencias ocultas o las artes ocultas es el estudio de diversos
conocimientos y prácticas misteriosas de carácter dogmático, como la magia, la
alquimia (como disciplina espiritual y filosófica), la adivinación, etc.
Lo oculto es todo aquello que no tiene explicación, cuyo conocimiento no está a
disposición de los no iniciados. Se refiere al conocimiento de lo paranormal o
inexplicable.
Con esta definición queda claro que existen dos caminos paralelos que, al
parecer, nunca podrán encontrarse.
Uno es la experimentación científica que demuestra la causa que genera el
fenómeno y otra la existencia del fenómeno que se observa y reconoce, pero se
ignora la causa que lo produce.
No hay curiosidad por abrir la puerta del misterio y ver qué hay detrás.
Tampoco en afrontar las realidades de fenómenos que existen.
¿A qué es debido? Personalmente, creo que es una condición humana. Tener
curiosidad y plantearse interrogantes ante la vida y la muerte, entre otras
cuestiones no menos importantes, al parecer se prefieren ignorar o dejar que
otros piensen por nosotros.
Antes de finalizar este capítulo te invito a contestar: ¿Qué es para ti la
espiritualidad?

Para muchos, la espiritualidad no es una


ciencia. Para otros, podría ser una ciencia por
explorar desde otro ángulo y con una perspectiva
diferente.
Existen dos caminos paralelos que nunca
podrán encontrarse. Uno es la experimentación
científica que demuestra la causa que genera el
fenómeno y otra, la existencia del fenómeno que
se observa y reconoce, pero se ignora la causa que
lo produce.
Si observamos un fenómeno, existe una causa
que lo genera.
La ignorancia es el camino más oscuro, por el
que nunca deberíamos transitar.
LA CONSCIENCIA EXPANDIDA

Cuando estudiaba medicina tibetana, vino a visitarnos un monje muy


especial. Era europeo y licenciado en medicina por una universidad británica,
además de ser uno de los médicos del Dalai Lama. Toda una eminencia a nivel
internacional que, como todos los monjes tibetanos, tenía como tarjeta de visita
la humildad.
Comenzó por hablar sobre el origen de la enfermedad y afirmó que, algunas
veces, la causa es debida a la perturbación energética de un alma perdida.
Continuó diciendo que, cuando morimos y no sabemos que hay detrás de la vida,
aparece la desorientación al no entender que está sucediendo. La persona
fallecida deja su cuerpo físico (el vehículo del alma, la envoltura). Sin embargo,
su estructura energética debe transmutarse y movilizarse. Al no saber qué hacer,
busca una forma de subsistencia y se acomoda cerca de alguna energía afín.
Generalmente, lo hace al lado de un familiar, invade nuestro territorio energético
y lo altera hasta provocar diferentes manifestaciones que pueden desembocar en
enfermedad. Los médicos tibetanos ayudan a esa alma desencarnada a que salga
del círculo vibracional del paciente y se encamine hacia el camino de regreso.
Cuando estaba oyendo esa extraña historia, me entró la duda. Si soy sincera,
no creí absolutamente nada. No obstante, años más tarde, un paciente me trajo la
primera experiencia al comprobar que le acompañaba un hermano que había
fallecido.
Desde ese día he tenido cientos de casos extraordinarios y enseño a mis
alumnos la forma adecuada de ayudar a las almas perdidas a buscar el camino de
regreso. Cuando sucede, la enfermedad desaparece.
¿Cómo demostrar a la ciencia esa situación?
No es la única circunstancia extraordinaria sobre la que tengo decenas de
casos clínicos. Todas estas situaciones y alguna más que paso por alto no pueden
quedar relegadas a la ignorancia.
Son temas que la ciencia debería estudiar, investigar y abrir puentes entre
nuestro mundo consciente/inconsciente, entre alma/cerebro. Tal vez,
alcancemos ese espacio donde todo es posible y lleguemos a tener respuestas al
misterio de la vida y de la muerte. Algo que, al parecer, queremos ignorar. Creo
que la ignorancia es el camino más oscuro por el que nunca deberíamos
transitar.
Recuerdo una breve anécdota de hace pocos meses. Vino a visitarme un
amigo de juventud y estuvimos recordando viejos tiempos. En un momento de la
conversación le pregunté:
—¿De dónde venimos y a dónde crees que vamos cuando morimos?
Apenas levantó la cabeza y siguió comiendo con naturalidad.
Le pregunté de nuevo y me contestó lo siguiente:
—Nadie lo sabe.
—Y tú, ¿qué piensas?
Se quedó en silencio, sin saber qué contestar.
—Nunca me hago esa pregunta. No sabemos.
La ignorancia de nuevo. Preferimos vivir en ella que descubrir lo que podría
ser.
En este último capítulo, intentaré abordar desde una perspectiva abierta y
repleta de posibilidades lo que conozco y pude constatar en estos últimos veinte
años. Es mi deseo hablar abiertamente y sin exclusiones. Considero que en estos
momentos es necesario.
Empezaré por desglosar lo que conocemos como fenómenos paranormales.
Este es un tema que me apasiona desde mi niñez, posiblemente, por haber
experimentado desde una edad muy temprana situaciones desconocidas para la
mayoría. Nunca pensé que eran fruto de mi imaginación, tampoco que era la
única.
A lo largo de mi vida, he podido experimentar algunas facultades
extrasensoriales como la telepatía, la mediumnidad y la clarividencia, entre otras.
No he sabido qué causa lo produce ni qué hice para que sucediera. Apareció y se
instaló en mi vida hasta hacerse familiar.
Puedo decir que no me considero paranormal, tampoco superdotada o
especial. Todo lo contrario. Creo firmemente que esta hipotética facultad y otras
que desconocemos son propias de nuestro robot cerebral. En su interior existen
mecanismos y programas que están latentes y no se han activado. Algunas
personas, por un motivo o causa determinada, pueden llegar a la activación de
estas cualidades, mientras que permanece aletargado en otras.

¿Qué fenómeno o circunstancia hacen que se active?


Yo tengo mis propias conclusiones, debido a que he conocido a muchas
personas a las que les suceden cosas parecidas y tienen facultades extraordinarias.
He averiguado que hay un nexo común, algo que hace que se movilice esa
posibilidad.
Intentaré relatar los acontecimientos paralelos que suceden a personas que se
les activa alguna de estas facultades.
1. Permanecer en estado de coma durante un tiempo.
2. Experiencias extracorpóreas o proyección astral.
3. Sufrir un accidente grave y estar conectado a una máquina para sobrevivir,
manteniendo las constantes vitales.
4. Tener una infancia dolorosa y traumática, iniciada en el periodo fetal.
5. Programación y elección de vida antes de nacer.
6. Contactos con seres de otra dimensión.
7. Proceso de evolución del alma.
Conozco personas que han pasado por alguno de esos acontecimientos y les
ha cambiado la vida.
La mayoría relatan la misma historia:
Salen del cuerpo físico y se ven en el quirófano o la cama del hospital. Esto es
posible con el «doble», es decir, nuestro cuerpo etérico (ver capítulo anterior.
Cuerpo etérico: fluctuación subatómica).
Este es uno de los casos más comunes. Algunas veces se encuentran con sus
guías o maestros, que les indican que deben volver, ya que no es su momento.
En otros casos tienen un desmayo o pérdida de consciencia. Cuando les
preguntan, responden que vieron su vida como una película y que, al finalizar,
entraron en el cuerpo como si se rebobinara todo el filme. Todo sucede en
segundos. Personalmente, he vivido esta experiencia por dos veces.
Otras vivencias de este tipo suceden durante el sueño. En algunas ocasiones,
realizamos viajes astrales y, al regresar, todo se ve de forma diferente.
En otras ocasiones, son contactos con seres de otra dimensión, lo que
conocemos como extraterrestres y tienen lugar abducciones extraterrestres.
También se dan casos de apariciones (aparentemente religiosas).
En la mayoría de ocasiones, podemos percibir la presencia de seres que están
atrapados en el «espacio intermedio». Generalmente, familiares que quieren
comunicarse con nosotros.
Son muchas las situaciones que pueden provocar un cambio en nuestra vida,
pero las mencionadas son las más comunes.

¿Qué fenómenos paranormales se activan en un proceso evolutivo?


Algo común a todos los habitantes de este planeta es la mediumnidad.

¿Qué es concretamente la mediumnidad?


Es la posibilidad o cualidad específica de ser intermediario entre dos mundos:
el material y el espiritual, espacio donde habitan los seres que desencarnaron,
dejaron el cuerpo físico, el robot. Aquí quedo la estructura, el recipiente del alma.
Cuando eso sucede, en muchas ocasiones, no tienen consciencia de estar
muertos y desean comunicarse. La médium tiene la posibilidad de hacerlo a
través de su voz. Cuando lo hace, ella transmite lo que dice el alma perdida.
El trabajo de la médium no debería limitarse a transmitir sus palabras.
Debería enseñarle el camino de vuelta a casa.
He podido comprobar cómo algunas médiums, aparentemente famosas y
televisivas, se aprovechan de la ignorancia de las personas que asisten a su
espectáculo. No realizan el trabajo de ayuda a esas entidades perdidas. Esas
personas desorientan, ya que no son médiums y, si lo son, no realizan su función
de la forma correcta.
Personalmente creo que todos somos médiums, pero nos da miedo
introducirnos e investigar en estos campos.
Otras manifestaciones dentro de la mediumnidad son la escritura automática
y algunas formas de psicofonías. Consiste en recoger la voz grabada de algún
espíritu que quedó atrapado. También se considera mediumnidad la xenoglosia.
Se trata de hablar en otras lenguas.
Sobre la clarividencia, todos sabemos a qué obedece. Sin saber la causa,
algunas veces tenemos una visión repentina de algo que sucede un tiempo más
tarde.
La precognición o premonición (conocimiento de algo que no ha sucedido)
ocurre muy frecuentemente. Nosotros, los llamados humanos, no hacemos caso.
Lo recordamos cuando ya sucedió. Sin embargo, los animales hacen caso a sus
presentimientos y obedecen a ese aviso directo de su inconsciente. Tenemos
miles de relatos que demuestran esta situación en el mundo animal. ¿Qué hace
que nosotros lo ignoremos?
También podemos incluir dentro de una situación paranormal la telekinesia.
Se trata de mover objetos a distancia. Hay quien opina que es debido a fuerzas
espirituales.
Sobre la materialización y/o desmaterialización de objetos y cosas, hay
constancia de ello en varios médiums reconocidos. Personalmente puedo afirmar
que he presenciado ese fenómeno con uno de los más destacados mentalistas de
los años 80. Me refiero al profesor Fassman. En varias ocasiones, apareció un
documento escrito por él en uno de los cajones de mi despacho. Otros ejercicios
que él acostumbraba a realizar era mover objetos ante la presencia de todos los
asistentes (telekinesia). De todo esto, hay innumerables testigos que asistían a sus
clases.
Otras manifestaciones bastante comunes son las experiencias extracorpóreas
o proyecciones astrales (desdoblamiento). Suceden en diferentes situaciones,
como en experiencias cercanas a la muerte o pérdida de consciencia por
desmayos, accidentes, etc. También sucede en situaciones muy traumáticas,
como violaciones en la infancia, miedo extremo, accidentes inesperados, etc.
Muchas veces, en situaciones de sufrimiento salimos del cuerpo. El dolor es
demasiado intenso y no podemos resistirlo.
No obstante, sin duda alguna, el fenómeno paranormal más relevante y cuya
existencia es aceptada por la ciencia es la telepatía.

¿Qué es la telepatía?
He leído algunas definiciones al respecto que dicen, más o menos lo siguiente:
la telepatía es la transmisión de contenidos psíquicos entre personas,
generalmente distantes entre sí.
Hablar sobre telepatía me sitúa en una posición aventajada a la vez que
discrepante con otras definiciones sobre esta facultad paranormal.
Los que leen mis libros, asisten a mis talleres y saben en el territorio en el que
me desenvuelvo han podido comprobar, con experiencias en vivo y en directo,
mis facultades telepáticas. De todo ello hablo en el libro A solas con ellos.
Krysthos III.
Siempre me he preguntado: ¿por qué a mí? Ahora creo que la telepatía no es
un fenómeno sobrenatural, más bien todo lo contrario. Lo que sucede es que
hace falta algo para que se active de forma completa. Yo siempre he pensado que
es posible, pero ¿cómo podemos acceder a ese campo? Tal vez es un espacio
desconocido para la mayoría al no tener la llave para abrirlo, al igual que otros
fenómenos paranormales.
Veamos algunos ejemplos básicos de lo que se define como telepatía.
Vamos por la calle y algo inesperado obliga a una persona a mirar hacia atrás.
Esa intención o curiosidad de la persona que nos precede se transmite
mentalmente y giramos la cabeza a su deseo. Eso sería una transferencia mental.
Otras veces pensamos en alguien y en pocos segundos nos llaman por teléfono.
¿Quién no se ha despertado pensando el alguien y al poco rato recibe una
carta?
Podría estar describiendo cientos de situaciones parecidas que se engloban en
lo que conocemos como telepatía. Esa posibilidad es más común de lo que nos
parece. También los animales se comunican entre sí y, a su vez, reciben
mentalmente las intenciones de sus amos.
Un día, mi perro Whisky entró en casa apresuradamente y me dijo
mentalmente que le dolía el lomo. En ese instante, no supe con certeza si era
cierto, así que lo llevé al veterinario. Después de hacerle una radiografía me dijo
que tenía un pinzamiento en una vértebra y que debía de tener muchos dolores.
También he tenido experiencias con delfines, gatos, lobos y caballos. Creo que
este será el contenido de un libro para más adelante.
Para ilustrar brevemente el fenómeno paranormal de la telepatía voy a
remitirme a varios trabajos de investigación y divulgación que se remontan al
año 1882.
Uno de los fundadores de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas (SPR),
Frederick William Henry, introdujo el término «telepatía», inspirado en el
teléfono y telégrafo de la época. Sin embargo, no fue hasta el año 1917 cuando se
iniciaron una serie de pruebas para demostrarlo. Fue el psicólogo John E. Coover
de la Universidad de Stanford. Más adelante, Joseph Banks Rhine intentó
demostrarlo mediante las conocidas cartas Zener. Con estos naipes nos enseñaba
el profesor Fassman el inicio de la telepatía.
En los años 60 se practicaron experimentos con pacientes durante la fase del
sueño, registrando la actividad con encefalografías. Un emisor transmitía
imágenes mentales al paciente cuando dormía. Los resultados afirmaban que las
imágenes eran incorporadas al contenido del sueño del paciente.
Actualmente la telepatía está reconocida como una pseudociencia debido a
que las investigaciones llevadas a cabo no se han realizado con el rigor científico.
Sin duda alguna, el más destacado científico y gran conocedor de este tema es
Rupert Sheldrake. Él afirma que «la telepatía es un fenómeno natural más que
sobrenatural»[31]. Este excepcional científico considera que se trata de un
«séptimo sentido» que une a las personas de forma invisible y desconocida. Él lo
define como un «territorio de campos morfogenéticos».
En su libro, La mente extendida. El séptimo sentido, elabora un extenso
diálogo sobre la telepatía con aportaciones de investigación que va desde las
plantas hasta los animales y personas. Refiriéndose al contenido dice lo siguiente:
«En este libro trato de demostrar qué habilidades humanas inexplicables como la
telepatía, la sensación de ser observado y la premonición no son paranormales,
sino normales, parte de nuestra naturaleza biológica… Hemos perdido
parcialmente o descuidado otros aspectos de nuestra herencia evolutiva».
Este prestigioso científico lleva investigando más de quince años con ayuda de
mucha gente. Más de cinco mil corresponsales han difundido sus investigaciones
y las pruebas experimentales ascienden a más de veinte mil personas.
Todos, absolutamente todos, podemos potenciar nuestras capacidades y
desarrollar facultades imprevisibles más allá de la telepatía o la mediumnidad.

¿Qué puede suceder si potenciamos nuestro cerebro para que siga


evolucionando hasta superar su «programa cerrado» llegando a
dotar a nuestro robot de cualidades extraordinarias que
desconocemos?
¿Crees que el programa de posibilidades infinitas puede cambiar la pila o
reciclarla y, con ello, dotar a nuestro robot cerebral de un programa eterno e
inmortal?
El envejecimiento y la muerte dependen de nuestra evolución. Si
conseguimos superar la dependencia de los programas cerrados y abrir el de
posibilidades infinitas, llegaremos a ser autónomos y alcanzar la
inmortalidad.
Tú puedes. Podemos.

¿Qué crees? ¿Realidad o ciencia ficción?


Te invito a que leas el próximo libro: El tercer avatar. Conversaciones con un
extraterrestre. Krysthos VI, donde obtendrás información sobre nuestro cerebro
inmortal y los últimos avances de la ciencia sobre el envejecimiento y la muerte.
Algo común a todos los habitantes de este
planeta es la mediumnidad. tras manifestaciones
dentro de la mediumnidad son la escritura
automática y algunas formas de psicofonías.
La telepatía es la transmisión de contenidos
psíquicos entre personas, generalmente
distantes entre sí.
El envejecimiento y la muerte dependen de
nuestra evolución. Si conseguimos superar la
dependencia de los programas cerrados y abrimos
el de posibilidades infinitas podremos llegar a ser
autónomos y alcanzar la inmortalidad.
SALTARSE EL PEAJE

No quiero acabar este capítulo sin aproximarme a un territorio sensible y


complejo. Se trata de la utilización de algunas substancias para activar estados
sublimes de consciencia y llegar más fácilmente a experiencias espirituales.
En este caso hablaré sobre la ayahuasca y el peyote, una forma fácil de saltarse
el peaje sin trabajar con nuestro cerebro para potenciarlo de forma natural.

¿Puedo potenciar mis capacidades con ciertas substancias?


Muchos de mis alumnos preguntaron sobre la eficacia de esta substancia al
afirmar que le habían asegurado que acorta el camino. Según ellos, te saltas
muchos peajes y no hay que trabajar tanto. Algunas de estas substancias es la
ayahuasca

¿Qué es la ayahuasca?
Está compuesto de dos plantas: psychotria viridis y una liana llamada
banisteriopsis caapi. La primera es una planta que relativamente contiene
grandes cantidades de DMT, el cual es la fuente primaria de la experiencia
enteógena o visionaria.
La ayahuasca contiene una sustancia psicoactiva y visionaria llamada
Dimetiltriptamina (DMT), similar a la molécula de la serotonina, que se produce
en la glándula pineal en grandes cantidades al nacer y al morir. En experiencias
cercanas a la muerte aparecen luces, iconos, portales y experiencias de salidas del
cuerpo, etc.
Cuando la DMT se fuma o se inyecta, llega directamente al cerebro y produce
entre otros breves efectos: la visión de colores y formas caleidoscópicas. El peyote
es una especie de cactus que produce el compuesto alucinógeno de la
mescalina.

¿Qué efectos tiene la DMT?


En algunas ocasiones, suele crear una experiencia para el que lo toma.
Aparece como un aprendizaje o comprensión de las circunstancias que le
rodean. También sobre su pasado y ancestros. Aquí aparece ese inframundo del
inconsciente mediante un viaje simbólico hacia la luz.
Al salir de este estado, puede sentirse como una persona nueva y libre. En
otras experiencias, puede creer que se han limpiado las enfermedades.

¿Qué acciones ejecuta la ayahuasca sobre el cerebro?


La ayahuasca activa intensamente la amígdala, donde se archivan traumas.
Asimismo, llega a activar la ínsula, estructura que enlaza los impulsos
emocionales con la capacidad de tomar decisiones. Debido a esto, los efectos de
un trauma pueden ser demoledores para el sistema inmune. Al parecer y según
investigaciones realizadas, produce en el que lo toma un estado de estrés
permanente. Esa situación puede llegar a erosionar la respuesta de los linfocitos.

¿Qué experiencia aparecen al tomarla?


La más destacada se refiere a la percepción, que se amplía de forma
extraordinaria y la experiencia no es en tiempo lineal. Se puede expandir más allá
del 3D llegando a sentir una realidad de más de 10D o multi-D. Actúa como un
«cerebro-corazón». El corazón se comunica con el cerebro a través del sistema
límbico. La glándula pineal es la responsable de la producción de DMT
(sustancia de la ayahuasca) y está relacionada con el sistema límbico.
En un informe técnico realizado en 2017, por un grupo de científicos, citan lo
siguiente:
La ayahuasca, administrada tanto en un contexto de laboratorio, como ingerida
en un contexto tradicional ritual, produce, evaluada mediante cuestionarios
para medir efectos subjetivos de fármacos, modificaciones transitorias de la
emoción, del contenido del pensamiento, de la percepción y de las sensaciones
somáticas internas, manteniendo aceptablemente la capacidad del individuo
para interaccionar con su entorno La curva de efectos que produce la ayahuasca
se corresponde con la curva de presencia de la DMT y harmalinas (IMAOs) en
plasma, desapareciendo del organismo hacia a las 8 horas[32].
Esta es una breve pincelada sobre los efectos de una substancia aparentemente
inofensiva. Si añadimos que las personas que realizan la mezcla de plantas,
muchas veces, no son verdaderos profesionales de la materia que están tratando,
puede llegar a provocar efectos desconocidos e irreversibles.
No quiero extenderme en este territorio. Todos tenemos suficiente capacidad
e inteligencia para hacer con nuestra vida lo que consideremos más adecuado,
pero es necesario acotar el tema y saber que ciertas substancias, en lugar de
potenciar nuestro cerebro, hacen todo lo contrario.
Recuerdo una experiencia que me sorprendió en el Congreso sobre Chamanes
y Místicos que se celebró en Barcelona hace unos años. Tuve la oportunidad de
asistir como ponente. Llegué a primera hora, ya que me interesaban las
aportaciones de algunos conocidos y prestigiosos chamanes que participaban.
Me los presentaron a la vez que nos ofrecían una sala para descansar y
prepararnos antes de la participación. Me dedicaba a repasar el contenido y
preparar las diapositivas cuando uno de ellos se me acercó ofreciéndome
ayahuasca. Muy amables me dijeron que era traída y preparada por ellos. Me
quedé paralizada sin saber qué hacer. Después de darle las gracias y presentarme,
les dije que no tomaba nada. Uno de ellos me preguntó:
—¿Qué haces para conectarte y trabajar?
Yo les dije que trabajaba con mi mente, que había practicado técnicas
mentales con un gran maestro y que tenía telepatía para recibir información. Me
volvieron a preguntar si lo hacía sin substancias, ya que ellos las tomaban para
tener buenas conexiones. No podían entender que yo lo hiciera sin tomar nada.
Les enseñé los libros y hablé rápidamente de mi conexión telepática. Eso fue
todo. Después, cuando finalizó el evento, se acercaron para invitarme a su país y
trabajar en una experiencia con ellos. Acepté la invitación y espero poder hacerlo
algún día.
Quiero manifestar que los chamanes que forman parte de un linaje heredado,
aprendido y practicado desde la infancia, tienen muchos conocimientos sobre
plantas y ciertas substancias. Saben muy bien lo que hacen y se sirven de ellas
para sus trabajos. Otra cosa es administrar la substancia a personas que no tienen
ese desarrollo y que generalmente quieren experimentar.
Muchos de los alumnos que asisten a mis talleres quieren avanzar y potenciar
ciertas facultades de forma rápida, pero todo requiere un tiempo de aprendizaje.
Todos venimos con nuestro bagaje espiritual al nacer, pero lo ignoramos. Las
capacidades están latentes y eso ayuda al desarrollo. Por otra parte, nuestro
cerebro contiene millones de programas que desconocemos. Si aprendemos a
utilizarlo, unido a nuestro proceso evolutivo espiritual, conseguiremos
experiencias extraordinarias e inexplicables para la ciencia.
Nadie puede saltarse el peaje. Hay que evolucionar progresivamente y
alcanzar la meta por nosotros mismos.

La ayahuasca y el peyote: una forma fácil de


saltarse el peaje.
La primera activa intensamente la amígdala,
donde se archivan todos los traumas. Se puede
expandir más allá del 3D llegando a percibir una
realidad de más de 10D o multi-D.
Actúa como un «cerebro-corazón».
LA RECOMPENSA DEL ESFUERZO

Queridos lectores, aquí finaliza mi humilde y sincera aportación de todo lo


que aprendí desde mi niñez, cuando me apartaba de todo lo que me rodeaba para
sumergirme en un escenario paralelo. Un espacio donde yo creaba, día a día, otra
realidad. Entonces ignoraba que todo aquello que imaginaba desde el corazón,
con el deseo y la fuerza interior me llevaría a vivir, años más tarde, lo que había
proyectado mentalmente con mi cerebro.
Inicié la escritura de este libro sin tener un objetivo concreto. Creo que se fue
configurando a medida que afloraban recuerdos y sensaciones vividas.
En pocos capítulos, intento demostrar lo que se puede conseguir con un
método sencillo y al alcance de todos.
Si aprendes a proyectar con tu cerebro holográfico, conseguirás alcanzar tus
metas. Recuerda: no existe la realidad. Tú proyectas esa realidad según tus
deseos.
¿Cuántas personas de las que conoces llegaron a cambiar su vida y cumplir
todos sus sueños? Sí, las hay. Pero no son mayoría.
¿Qué es necesario hacer, además de proyectar todo aquello que deseamos,
mediante nuestro cerebro holográfico? Algo imprescindible: pasar a la acción
mediante el esfuerzo continuo y no tirar la toalla en ninguna circunstancia.

La recompensa del esfuerzo es lo más valioso que podemos


conseguir en nuestra vida.
Recuerdo un texto que llegó a mis manos hace años de M. Scott Peck, un
prestigioso psiquiatra que hablaba sobre el sacrificio del esfuerzo en su libro,
titulado El camino menos transitado[33].
Al rememorar sus trabajos de análisis, pensé que sería acertado compartir
algunas de sus teorías y trasladarlas al momento presente, donde una gran
mayoría de personas, principalmente jóvenes, cuando se habla de valores, se
preguntan: ¿qué son y para qué sirven?
En este mundo competitivo, donde las relaciones humanas se centran en
mensajes virtuales y comunicaciones a través de las redes sociales, acaparando
archivos inservibles y una larga lista de amigos que envían fotos y cortos
mensajes, M. Scott Peck estaría desfasado y pasado de rosca.
¿Por qué estaría desfasado? Sus teorías se basan en potenciar ciertos valores
perdidos o en desuso en la actualidad. Estos son algunos de ellos: disciplina,
honestidad y equilibrio de conceptos contradictorios.
Decía que la vida es difícil, pero hay que aceptar la responsabilidad y que los
problemas puedan ser resueltos a través del esfuerzo.
Peck afirmaba que debemos adoptar técnicas de sufrimiento. ¿A qué se
refería?
Esas técnicas permiten que el dolor de los problemas en los que trabajamos, si
llegamos a resolverlos de forma sistemática, produzca crecimiento y que la
disciplina sea la herramienta básica para conseguirlo.
¿Hasta dónde podemos llegar con disciplina, esfuerzo, sufrimiento,
honestidad y equilibrio?
Según él, podremos lograr las metas propuestas y cambiar aquello que no
deseamos alcanzando el equilibrio y, por consiguiente, la felicidad al dar un
sentido a la vida.
A través del sufrimiento y la disciplina, podemos resolver los muchos enigmas
y conflictos que nos ofrece la vida. Esto es lo que él llamaba «la realización de
sufrimiento legítimo». Si tratamos de evitar este sufrimiento necesario para
ascender, crecer y aprender, terminamos sufriendo más
¿Cuántas personas de las que conoces tienen una meta, un sueño, un proyecto
y luchan por conseguirlo? ¿Cuántas personas de las que conoces consiguen sus
propósitos a través del esfuerzo, la disciplina, el sufrimiento y la superación día a
día? ¿Cuántas personas de las que conoces se quejan constantemente porque la
vida no les trata bien y no pueden hacer nada por cambiarla? ¿Cuántas personas
de las que conoces están dispuestas a sacrificar con esfuerzo horas, días, años de
su vida para conseguir su meta, su propósito, su sueño? Y, por último, ¿cuántas
personas de las que conoces tienen la necesidad de crecer, ascender, superarse y
ser mejor persona? Sí, las hay, pero muy pocas. ¿Por qué son minoría?
Los que llegaron aprendieron que todo proyecto o prueba superada tiene un
peaje, algo que pocos están dispuestos a pagar.
Hoy se premia al que se salta el peaje y busca recursos fáciles para evitarlos,
llegando a la cima de lo más alto por otros caminos y con otras estrategias.
¿Quieres ponerle nombre a ese camino? Valores perdidos como la
responsabilidad y profesionalidad, el esfuerzo, la educación, el respeto y el
sacrificio, entre otros.
Y te preguntarás: «¿Qué puedo hacer desde mi limitada parcela?». Somos
parecidos a pequeños granos de arena. Minúsculos, insignificantes y apenas
perceptibles, pero si sumamos uno a uno esos granitos comenzaremos a crecer y,
algún día, se convertirán en una gran montaña. Esa gran montaña se verá desde
todos los puntos del planeta y será un referente para todos. Un referente de
honestidad, esfuerzo, disciplina, sacrificio, profesionalidad y sabiduría creada
a través de la educación, el respeto y el amor a nuestros semejantes.
Sin duda, este es el camino menos transitado, pero merece la pena intentarlo.
La recompensa es sublime.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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Sheldrake, R. (2013). El espejismo de la ciencia. Barcelona, España: Ed. Kairos.
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Zi, L. El libro de Tao. Barcelona, España: Ed. Santillana.
Zi, Z. (2002). Maestro Chuang Tsé. Barcelona, España: Editorial Kairos. S. A.
Zopa Rimpoche, L. (1995). La puerta de la satisfacción. Alicante, España: Ediciones Dharma.
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Libro de próxima edición:


El tercer avatar. Conversaciones con un
extraterrestre
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www.mariannaescribano.com
www.merkurios.org
[1]
SHELDRAKE, R. (2012). El Espejismo de la Ciencia. Barcelona, España: Kairos.
[2]
SHELDRAKE, R. (2012). El Espejismo de la Ciencia. Barcelona, España: Kairos.
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[4]
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[24] José Mir ROCAFORT (1909-1991), conocido como el profesor Fassman, fue mentalista e hipnólogo. Posee

una reconocida fama mundial y es considerado uno de los mejores de todos los tiempos. Barcelona,
España.
[25] Will MACDONALD, director de NLP Nosrthwest, EE. UU. Fundador de la Society of Neuro-Linguistic

Programming. Trabajó con Richard Bandler, co-creador de la P.N.L.. Asimismo, publicó el libro: An
Insider´s Guide to Submalities. (Metapublications, EE. UU.).
[26] Milton ERICKSON. Doctor en Psicología y médico. Hipnoterapeuta con nuevos enfoques mediante

programación neurolingüística y terapia sistemática estratégica. A los 17 años le diagnosticaron


poliomilitis. Fue desahuciado por los médicos, pero consiguió superar su enfermedad y recuperar el
movimiento con la técnica que más tarde difundió, conocida como hipnosis ericksoniana.
[27] GILLIGAN, S. (2016). Trance generativo. Barcelona, España: Rigden Institud Gestald.

[28]
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[29]
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[31] SHELDRAKE, R. (2015). La mente extendida. El séptimo sentido. Granada, España: Ediciones Vesica Piscis.

[32] Informe Técnico sobre la Ayahuasca 2017. Disponible en:

https://www.researchgate.net/publication/319159586_Informe_Tecnico_sobre_la_Ayahuasca_2017
[33] Scott PECK, M. (1998). The Road Less Traveled: A New Psychology of Love, Traditional Values and

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