CAPITULO IX
ASOCIACION (PERTENENCIA A UNA COMUNIDAD).
LO SOCIAL ¥ LO POLITICO
Entre as: preocupaciones cenvrales de la teorié! politica y de la :
ciencia social ha figurado siempre el sroblema de la asociaciéa. o sea,
{a perienencia a una comunidad: ese conjunto de cuestiones, temas
y dificultades que tienen que ver con la forma en que el individuo es
luna parte de una colectividad mayor. 2 con la manera en que debemas
contemplar la relacién entre el individuo y la colectividad. Estos pro- |
blemas incluyen preocupaciones tan conocidas para la ciencia social
como lo son la naturaleza de [a culrzra, cémo un ‘hdividuo se confi-
gura pare convertirse en miembro ¢2 una sociedad particular, e5
tiene lugar la ereatividad y el cembi, cémo interactdan la personal
dad y la culitra, los papeles, desempefiados por la eleccién y la cau-
salidad en el cambio histérico, y ast sucesivaménte. Abarcan tambiéa
reocupaciones tan céfcanas a la teccia politica cor ta rélacisn exis- |
tente entre lo publico y lo privado, al problema de la obligacién po-
litica, y la naturaleza de la ciudadanie y la autoridad. Ademés, tanto |
los cientificos sociales como los tedricos de la politica han estado ocu-
pados con la distincién entre las diferentes categoriss, de asociacién:
or ejemplo, con lo que distingue 2 los fenémenos politicos de otros
aspectos de la vida humana colectiv, con saber si Ja asociacién poli-
tics es distintiva, qué fenémecos som politicos, y si todes los pueblos
tienen instituciones politicas.
Intentaremos aplicar a estos teres una perspective wiltgetsteinia-
na en este capitulo. Pero tambign veremos que Wittgenstein y le fe
losofia del lengusje ordinario permiten aqui més de una aproxima
233 |HANSA FENICHEL PITRIN.
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ciGn; no bastard con seguir el primer indicio que venga a la mente,
Sino que seré preciso, como es usual, investigar. Tal vez la aproxima-
tién mis obvia sea una simple-exploracién del fendmeno del lengua
je mismo como modelo de asociacién. Semejante acercamiento no vie
ne trazado, por supuesto, Gnicamente a partir de Wittgenstein, sino
més bien a partir del general interés contempordneo que existe por el
fenguaje, Encontraremos en ella una instructiva fuente de sugerencias,
aunque proslive a errores en lo tocante a la politica. Por consiguiente,
fo completaremos con una investigacién del discurso politico mode:
lado sobre nuestro acterior debate acetce del discurso moral, y con
algiin exainen, dei concepto de lo politic.
‘Nuestra explicacidn de la visi6n wittgensteiniana del lenguaje in-
tenté ya antes mantener en equilibrio dos temas aparentemente en
conflicto y referidos a la relacién de un hablante individual con su
fen. aje 0 su lenguaje de grupo. Por un lado, Witrgenstein parece
accaiuar temas nominalistas, individualistas ¢ incluso. relativistas:
cada nifo apfende e interpreta las regular‘dades del Lenguaje por si
mismo; cualquier regla 0 principio necesita ser interpretado; las pa-
labras tienen que ser siempre capaces de proyectarse en nuevos ¢ in-
esperidos contextos; 10s conceptos son fragmentados, y con. frecuen-
‘cia us graméticas tienen implicaciones inconsistentes; y puesto que
Jo que esté «en el mundo» depende mucho de nuestros conceptos, el
‘mundo mismo participa de esas cualidades. Sin embargo, por otro
fado, Wittgenstein y Austin también hacen hineapié en que existen erro-
res en el uso del lenguaje, que las palabras tienen significedos-que—
pueden taltarse en un buen diccionario, que no toda proyeccién nue-
Va de un concepto seré aceptable, que no toda excuse seré apropie-
da, que no podemos decir cualquier cosa en cualquier momento y ¢
cualquier contexto, que no es mero asunto individual lo que signifi
Gquen las palabras y que, en un sentido significativo, todos vivimos
gh el mismo, continuo y objetivo mundo, y nuestra actividad real en
ese mundo es la que subyace en y configura nuestros conceptos.
Yo sugericia que esta dificil perspectiva dual es el intento de
Wittgenstein de hacer justicia a las realidades manifiesias de qué ocu-
re con los seres humanos y con nuestro lenguaje. Un lenguaje natu-
fal.es, obviamente, un producto social. Existe con antetioridad al na-
Gaaiento de cualquier hablante en particular; éste cs iniciado en ese
jenguaje; los cambios que introduce en el lenguaje a lo largo de sw
vida serin probablemente infinitesimales, y este lenguaje permanect
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ASOCINCION (PERTESENCIA A ENA COMUSIDAD), LO SOCIAL ¥ 1.0 POLITICO
después de su muerte, De modo menifiesto, él es el producto de su
lenguaje mucho més que viceversa. Un nifio que crece en Francia llega
a ser hablante francés; otro que czezca en Japén se convierte en un
hablante japonés; nuestra lengua materna no =s un teme de eleccién,
sino que es absorbida a partir de nuestra sociedad. La sociedad da
forma sl hablente individual de acuerdo con su propia imagen. Do-
minamos nuestca lengua materna con suficiente uniformidad, de modo
que podemos hablar y ser comprendidos. por los otros hablantes de
esa lengua, a fin de que tenga sentido decir que existe un lenguzle
denominado inglés y otro denominado japonés. Y estas lenguas pue
den ser descritas como entidades objetivas al margen de cualquier ha-
blante particular de ellas; es posible escribir diccionarios y gramét
‘eas de elas, Ademds, cuando las lenguas cambian como fo hacen, ese
‘cambio ocurre de un modo sistemitico, siguiendo vias pautadas cuyos
principios pueden ser estudiados y discutidos. Asi, el lenguaje es una
tunidad modelada mayor que cualquiera de los individuos que partici
pan en él, ¢ independiente de cualquiera de ellos.
Al mismo tiempo, nuestra lengua es una de las mas intimas y sig:
nificativas caracteristicas constitutivas de nosotros mismos: No sélo
hablamos en esa lengua, sino que cambién pensamos en ella. Sus co.
tegorias son lo que cada uno de nosotros tiene a su disposicién para
conceptualizar y comprender el mundo; su marco de referencia es le
base para todo, excepto tos mas basicos inarticulados de nuestros
pensamientos. Lo que podemos decir y pensar viene determinado-en
gran parte por el lenguaje del que disponemos. Si somos norteameri-
canos, podemos pensar en términes de fairness («equidad>) como no
puede hacerlo un alemén, pero no podemos pensar en términos de
Gemiitlickkeit. Llegamos a convectirnos en les personas particulares
que legamos a ser cuando crecemos debido a la comunidad del len-
guaje en le que crecemos. Eso también reza, por supuesto, con la m:
yoria de los modelos culturales; nos converticemos en una cierta per-
sona con un cierto lenguaje, modelos de mesa, modo de comportat-
nos, estilo de humor, gusto pare los alimentos, y ast sucesivamente
de una manera indefinida, todo ello conformado por una cultura an-
tes que por otra. La cultura, como el lenguaje que Ja porta, es im-
puesta (o al menos ofrecida) en primer lugar al individuo desde el ex-
terior, pero eventualmente se cenviérie en una parte del individuo
mismo. Normalmente no experimentamos las categorias de nuestro
lenguaje como limitaciones @ nuestra capacidad de pensar 0 expre.
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SHOKAHHOHSHHDADRAHE DEA AH eRR
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HANSA FENICETSL POTKIN
ASUCIACION (PERTESENEIA 4 UNS COMENTOAD). LO SOCIAL ¥ LO poutTico
samnos; por el conteario, son estos mismos medios que nos permiten
expresamos ¥ pensar de un modo articulado.
Una perspectiva que sugiere el modelo de pertenencia a une cor
PF munidad de tenguaje, envonces; ¢ que muestra distinciones de costum-
bre entre individuo y sociedad, entre el si mismo y una parte m:
grande del todo al que pertenece, que no son dicotomias mutuamente
excluyentes y Sjadas. Mas bien ti jue yer con aspectos de pers.
pectivas diferentes sobre oes sl
mente «externa al individuo, confrontada con ét, sino que también
etd demro de’ &t;-forma-patte-de lo que él es, Todos los individuos
en siis relaciones, incluyendo las retaciones eon el pasado, constity
yen la sociedad. Quien sea un individuo le distingue de los demis, a le
ver que ie relaciana-con ellos. Y el lenguaje ejemplifica esa dualidad
ye su instrumento, Como indica Arendt, ef lenguaje «tiene cl do-
ble cardcter de la igualdad y ia distincidn. Si los hombres no fueran
iguales, no podrian comprenderse Ufo & otros, ni a aquilos que vi
ieron antes que ellos, ni tampoco proyestarian de cara al futuro, ni
preverian las necesidades de aquellos que vendrin después. Si los
hombres no fueran distintos, cada ser humano distinto de cualquier
‘otro que es, era 0 incluso seré, no necesitaria ni el discurso ni la ae
cién para hacerse entender» (1). ]
En términos wittgensteinianos se podria decir que «individuo»,
«sociedad, ecultuta», «estado» son ante todo conceptas, son pale.
unbras de nuestro lenguaje. Eso no significa que la sociedad no sea real,
sino_un mero concepto, igual que no significa que el individuo no sea
seal, sino también un simple concepto. Los individuos son reales, y
también lo ¢s la sociedad, pero no son entidades distintas dentro de
tuna misma clase, y ambas dependen de nuestra conceptualizacién, Nos
sentimos tentados de suponer que la sociedad es un mero conccpto,
‘en tanto que los individuos son realmente reales porque las personas
individuales tienen cuerpos tangibles, visibles fisicemente. Peto una
reflexién mds profunda revela facilmente que nuestro concepto de le
persona individual de ningin modo equivale al de su cuerpo fisico;
més bien es igualmente tan complejo, tan abstracto, tan conceptual
como nuestros conceptos de sociedad 0 de cultura. Lo que un indivi:
duo sea depende de la gramitica de «individuo», al igual que lo que
1) Hannah Anesor, The Human Condition (Gardea City: Doubleday, 1958),
paginas 1554156,
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ea una sociedad depende de la gramétice de «sociedad. Una ver que
se hecho se ha incorporado 2 nuestros hibitos de pensamiento, se
brace posible desarrollar nuevas vias de investigacién de viejos temas
sobre los individuos y la totalided social
Consideremos d= un modo més conereto cémo se modifica el len
susie con el paso del tiempo, Después de todo, los lenguajes no per
manecen fijos, estén en constante y gradual cambio. Y ese cambio ao
x el crecimiento auténomo en un organismo vivo, el lenguaje, inde.
pendiente de.los seres humenos individuales que lo-hablan. E! cam:
bio en el lenguaje simplemente reflaja los cambios generales y siste.
mndticos en la manera de hablar de los individuos, El lenguale con.
siste en los modelos de diseursos de muchas, indivisuos en el tiempo,
F sada uno ‘de esos individuos: habia como le pixcs. Nadie le fu
4 adoptar los modelos de lengusjc existentes, a innovarlos 0 a cam
biarlos