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COROZAL- BOLIVAR
UN PUEBLO PATRIOTA EN LAS SABANAS
Corozal y su sacerdote en 1812
Nancy Rocío Correa Mosquera
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UN PUEBLO PATRIOTA EN LAS SABANAS
Corozal y su sacerdote en 1812
En este contexto aparece la imagen poco clara de Corozal y sus sacerdotes Eustaquio Mateo
Romero y su sucesor Lorenzo Pinedo, quienes a diferencia de los sacerdotes de otras 2
poblaciones apoyaban el movimiento independentista. Este hecho es de importancia porque
Corozal era el paso de comunicación obligado entre la sabana y los Montes de María y el
Sinú, además se constituyó en un núcleo de importante circulación económica por contar con
un estanco de aguardiente y con una destacada producción ganadera.
1. Corozal.
Corozal fue fundado en 1775 en el sitio que actualmente ocupa, luego de que fueron
reubicados allí los pobladores de Pileta, una importante concentración poblacional, y otros
habitantes “dispersos” por el área. Pileta estuvo ubicada en un terreno de no muy buenas
condiciones, alejada de las abundantes fuentes de agua con que cuenta la zona de las
sabanas. Esta necesidad, sentida y manifestada por algunos pobladores, especialmente
pequeños hacendados y ganaderos, motivó que antes de la llegada de De La Torre hubiesen
empezado a buscar una zona más propicia para erigir el pueblo (Ibíd.).
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Corozal y su sacerdote en 1812
El lugar escogido fueron unos potreros en el sitio conocido como Corozal de Morroa,
delimitados por tres arroyos de aguas permanentes: Arroyo Grande de Corozal, Morroa y
Tuza o Los Caracolíes, adquiridos por el párroco de Pileta Juan Antonio Aballe y Rumay, de
quien dice Dimas Badel en su Diccionario Histórico Geográfico de Bolívar, que se
desempeñó como agente del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición (Badel 180). El
traslado de los pobladores se dio en el mismo año de 1775, con resistencias de parte de
algunos pobladores, especialmente entre los libres de todos los colores. En el censo de
1778, que se aplicó un año después para la zona del actual departamento de Sucre, se
registró un total de población de 2.738 personas (Mendoza 205 209), distribuidos en 612
blancos, 2012 libres de todos los colores, 114 esclavos y ningún indio, quienes parecieron
estar reunidos en los pueblos de Sampués, con 1.943 indígenas, Toluviejo, con 1.127
nativos, Morroa, con 308 aborígenes y San Onofre, según la misma fuente.
La preponderancia de Corozal le valió a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, el
establecimiento de la Casa de Estanco del Aguardiente, hecho directamente relacionado con
la necesidad identificada por Antonio de la Torre (Fals 69A), de ejercer control sobre la 3
comercialización de licores en esta zona, descrita por Fray Joaquín Escobar (Martínez
Gutiérrez 89) como un área de gran producción de caña y mieles derivadas. El estanco fue
incapaz de absorber toda la producción de aguardiente de la zona, lo que dio lugar al
sostenimiento de un comercio no oficial ejercido de forma muy abierta, así como a una
circulación bastante libre de este producto hacia otras provincias como la de Santa Marta (Id.
90).
2. El contexto de la Independencia.
Las causas de este movimiento en las Sabanas las describe Fray Joaquín Escobar. Señala
como primera de ellas los bloqueos contra el comercio ilegal de aguardientes del que dice
ser común en la zona:
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Corozal y su sacerdote en 1812
Las otras causas que el fraile enumera en orden de importancia y buscando “apego al relato
de los hechos” son: la emisión y orden de aceptación comercial obligatoria de monedas de
cobre llamadas “chinas” y de papel moneda para financiar la Revolución de Independencia,
elementos que en palabras del historiador Edgardo Támara (197), eran extraños a las formas
comerciales de la época, especialmente cuando los papeles sólo decían, como señala J.M.
Restrepo, citado por Támara “- valga por tal Cantidad - sin promesa de reembolso o
amortización”(Támara 198).
Otra de las causas de esta revolución fue hallarse la comandancia de armas de todo aquel
departamento en manos de José Guerrero Cavero, que luchó en la causa de Cartagena
contra Mompox donde obtuvo el rango de teniente-coronel, y a quien Fray Joaquín Escobar
señaló cómo traidor porque descubrió que “había concertado con el Comandante de Tenerife
pasarse y entregarle las armas y gente que estaban a su mando; así lo declararon dos
vecinos del mismo sitio de El Carmen que acabañan de regresar de Tenerife, y que lo oyeron
de la propia boca del Comandante” (Martínez y Gutiérrez 88). También menciona la 4
ignorancia y fanatismo de muchos eclesiásticos de quienes dice estar “Faltos de los
conocimientos elementales de nuestra religión y de los principios más obvios del derecho
natural, creían que la causa de la libertad es incompatible con el cristianismo, y que era lo
mismo no ser vasallos de un rey imaginario que no ser cristianos” y como última causa
señala la inconformidad o “el odio cuasi general que todos aquellos Pueblos concibieron
contra la persona del corregidor, C. Ignacio Muñoz” (Escobar 89).
Pero la voz de Fray Joaquín Escobar, aunque valiosa, está determinada por su filiación
patriota. Es difícil conocer a partir de su relato y a pesar del apego que dice tener a los
hechos, la voz del otro bando, los motivos que pudieron determinar su decisión al
levantamiento. Escasamente, por otros documentos, podemos conocer uno de los motivos
de los que se valieron los sacerdotes para mover a los indígenas de sus poblaciones 1, como
este fragmento en el que se hace referencia a una situación especial referida al pago de los
tributos:
“Por lo respectivo [sic] a los indios el que, sabiendo que las Cortes
Soberanas de España les hizo la gracia de libertarlos de la contribución
del tributo, desde principios del año pasado de 1810, el gobierno de
Las primeras poblaciones en levantarse excepto Sincelejo, fueron las poblaciones que contaron con mayor número
de indígenas registrados en el censo de 1778.
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Cartagena les exige paguen hasta el medio tributo del año de 1811, sobre
que yo el cura suscribiente les he ofrecido que, volviendo a ser
gobernados por la España, al menos no pagarán el último medio tercio
que mandan se satisfaga. Pueblo de Sampués y septiembre 8 de 1812.
Pedro Martín Antonio Vásquez (Martínez y Gutiérrez 189)”.
En este punto de los hechos, Corozal se revelaba como una población tímidamente patriota,
de la cual otros lugares de la sabana desconfiaban, tal como lo deja ver el sacerdote de
Sampues Pedro Martín Antonio Vásquez, quien firma como “Señor Comandante en jefe de la
Expedición española de Magdalena” en el informe que emite a la comandancia de la tropas
realistas, luego de la jura en esta población, y en el que hace una mención de Corozal
diciendo que “[...] en el concepto de que Corozal aún no sabemos sus intenciones, tememos
nos intente subyugar, por cuya causa reitero mi súplica sobre la pronta venida de las tropas y
armas que tengo pedidas” (198).
Las juras de tantas poblaciones de forma tan simultánea en toda el área de las sabanas de
Corozal y el Sinú, dan la impresión de una voz unánime de agrado por el gobierno realista,
dejando una incómoda sensación al respecto de la misma. Si bien algunos, quizás la mayoría
de los pueblos del área tenían claros intereses en jurar fidelidad a España, no todos
compartieron esta misma disposición, aunque tampoco se evidencia que se hayan llevado a
cabo muchas acciones en defensa de la causa patriota. El sustento de esta afirmación está
contenido en el informe de la jura de fidelidad en Ayapel, que en su primer punto transcribe
una comunicación recibida en la que se les instó a ejecutar la mencionada jura bajo la
amenaza de ser atacados por la tropa realista:
Ahora bien, este pueblo del Señor San José del Corozal, igualmente que
Sincelejo, Sampués, Chinú, San Andrés, Sahagún y todo el partido de
Lorica, guiado de mejores impulsos, confiesa su error en punto a haber
seguido las máximas de la corrompida y detestable doctrina del
gobierno de Cartagena y, en su consecuencia, desde ahora para
siempre jamás y perpetuamente, reconoce por su legítimo soberano a
nuestro monarca el Señor Don Fernando VII, cuyo juramento, con las
solemnidades de estilo acaba de publicar a las siete de la noche de esta
fecha con general aplauso de este vecindario. […] Del mismo modo, ha
determinado este pueblo deponer de sus empleos a algunas personas 6
que estaban noticiosos ser jacobinos y desafectos a la sagrada autoridad
de nuestro soberano y se seguirán deponiendo en adelante a aquellos en
quienes concurran las mismas circunstancias [...] Corozal, septiembre 20
de 1812. Comandante en jefe José Guerrero y Cavero. Como
representante del pueblo y juez acompañado, Pedro Antonio Gómez.
Señor Comandante de las armas españolas de la villa de Tenerife (199 -
200)2.
El papel central de los clérigos en este proceso revolucionario estuvo determinado, por una
parte, por su fidelidad a la figura de los reyes de España, en quienes reconocieron una
máxima autoridad política, garante de su misión de impartir la fe cristiana por los vínculos de
la Corona, y por otra, las continuas manifestaciones de aversión al considerado anti
soberano Gobierno de Cartagena. Aparte de lo anterior, está claro que buena parte de los
El capítulo 3 de la historia escrita por fray Joaquín Escobar, relata en detalle cómo sucedió la toma realista de
Corozal.
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sacerdotes de las poblaciones de las sabanas prestaron colaboración a las fuerzas realistas,
más activa en unos casos, más pasiva en otros y cohesionada en algunos más:
Los curas se encargaron desde los púlpitos de preparar al pueblo para llevar a cabo los
juramentos y para estar prestos ante la necesidad de su participación en posibles acciones
militares, algunos de ellos, incluso tomaron posiciones de comando militar como podemos
observar a través de las fuentes.
Uno de estos curas fue Eustaquio Romero, sacerdote de Corozal en el año de 1812, quien al
parecer era muy cercano a Martín Amador, corozalero de nacimiento y uno de los partícipes
activos de los sucesos de Cartagena, lo que revela quizás una motivación política de fondo.
Eustaquio Romero fue acusado por Pablo Morillo en 1816 de “inflamar al pueblo para que se
levantara en contra de las autoridades españolas”, acusación que el padre Romero negó
argumentando que “sus sermones eran en el sentido de inculcar respeto por el monarca
español y que trató de disuadir a Martín Amador en sus campanas independentistas”(Ulloa
31), presentando como testigos al señor José Luque y a su hija María Teresa; para
corroborar lo dicho por el padre Romero, fue enviado a tomar declaración el párroco y Juez
Eclesiástico Lorenzo Pinedo, sucesor del mismo, quien dilató sucesivamente el proceso al
que se le había ordenado (Ibíd.). De Lorenzo Pinedo, sucesor de Romero como presbítero de
Corozal, no sabemos mucho, sólo es mencionada su tímida vocación patriota a través de su
tibia participación en los hechos antes referidos.
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4. Conclusión
En el inicio de esta “Revolución” queda claro quien tuvo un manejo más eficiente de los
recursos de comunicaciones y apoyo: el bando realista, quien con la comandancia de los
curas de tres poblaciones – Sincelejo, Sampués y Chinú– y con una increíble capacidad de
organización, fue capaz de iniciar el levantamiento y de lograr que 19 poblaciones, algunas
de ellas con consentimiento pero otras como Corozal y Ayapel, bajo presión, se declararan
leales a Fernando VII en menos de un mes y sin derramamiento de sangre. Esto deja claro
de paso la poca penetración del patriotismo criollo en la sabana.
A partir del conocimiento de las motivaciones surgen otras inquietudes cuyas respuestas aún
están por construirse, algunas de éstas son ¿Por qué son precisamente los pueblos con
mayor cantidad de indígenas los que se levantan primero? ¿Cuáles fueron las motivaciones
de Corozal para inclinarse en un principio hacia el bando patriota? ¿Qué pasó luego con 8
estos curas patriotas? Quedan abiertas las posibilidades a una exploración más profunda del
movimiento independentista en las Sabanas de la provincia de Cartagena.
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Bibliografía
FALS BORDA. Orlando. Resistencia en el San Jorge, Historia Doble de la Costa III. Bogotá:
Universidad Nacional – Banco de la República – Áncora Editores, 2002.
MENDOZA CANDELO, Alberto. Memoria Histórica del Departamento de Sucre 1500 – 1870.
Sincelejo: Centro de Investigación Institucional Corporación Universitaria del Caribe –
CECAR, 2001.
ESCOBAR, Joaquín. Memorias sobre la revolución de las Sabanas sucedida el año de 1812.
Sobre sus causas y sus principales efectos, por fray Joaquín Escobar que se halló en ella.
Cartagena de Indias: Imprenta del Diego Espinosa, 1813, Martínez Garnica, Armando y
Gutiérrez Ardila, Daniel, edits. La Contrarrevolución de los pueblos de las Sabanas de Tolú
y el Sinú (1812). Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2010.