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UN PUEBLO PATRIOTA EN LAS SABANAS

Corozal y su sacerdote en 1812

COROZAL- BOLIVAR
UN PUEBLO PATRIOTA EN LAS SABANAS
Corozal y su sacerdote en 1812
Nancy Rocío Correa Mosquera

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UN PUEBLO PATRIOTA EN LAS SABANAS
Corozal y su sacerdote en 1812

Nancy Rocío Correa Mosquera


Historiadora, Universidad de Cartagena
Candidata a Magíster en Museología y Gestión del Patrimonio,
Universidad Nacional de Colombia

La “Revolución de las Sabanas” o “Revolución de los Curas” fue un movimiento popular de


rebelión contra el gobierno de Cartagena, ocurrido en 1812 en ésta provincia, en el área de
las sabanas y que tomó como pretexto la declaratoria de la Independencia de la corona
española que la ciudad había llevado a cabo el año anterior. La particularidad de este
movimiento anti-independentista y del que se desprende uno de los nombres con el que es
conocido, es que fue encabezado por los sacerdotes de tres poblaciones – Sincelejo,
Sampués, y Chinú -, esparciéndose rápidamente por el resto de poblaciones, en una acción
cuya ejecución se muestra claramente coordinada, ya que durante el año corrido, los
mensajes instigadores del levantamiento habían ido y venido por toda la sabana, dando
tiempo y lugar a los sucesivos juramentos de fidelidad a Fernando VII y acciones de cohesión
contra las poblaciones patriotas o indecisas al respecto.

En este contexto aparece la imagen poco clara de Corozal y sus sacerdotes Eustaquio Mateo
Romero y su sucesor Lorenzo Pinedo, quienes a diferencia de los sacerdotes de otras 2
poblaciones apoyaban el movimiento independentista. Este hecho es de importancia porque
Corozal era el paso de comunicación obligado entre la sabana y los Montes de María y el
Sinú, además se constituyó en un núcleo de importante circulación económica por contar con
un estanco de aguardiente y con una destacada producción ganadera.

1. Corozal.

Corozal es un municipio ubicado en el corazón mismo de las sabanas de la antigua provincia


de Cartagena, en el territorio que hoy ocupa el departamento de Sucre. Es uno de los
pueblos fundados por Antonio de la Torre y Miranda, Teniente e Ingeniero de las Milicias de
Pardos de Cartagena, en la segunda mitad del siglo XVIII como parte del plan de refundación
y concentración de la población “dispersa” en el área de la provincia de Cartagena, ordenada
por el Gobernador Juan de Torrezar Díaz y Pimienta (Fals 69A).

Corozal fue fundado en 1775 en el sitio que actualmente ocupa, luego de que fueron
reubicados allí los pobladores de Pileta, una importante concentración poblacional, y otros
habitantes “dispersos” por el área. Pileta estuvo ubicada en un terreno de no muy buenas
condiciones, alejada de las abundantes fuentes de agua con que cuenta la zona de las
sabanas. Esta necesidad, sentida y manifestada por algunos pobladores, especialmente
pequeños hacendados y ganaderos, motivó que antes de la llegada de De La Torre hubiesen
empezado a buscar una zona más propicia para erigir el pueblo (Ibíd.).

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Corozal y su sacerdote en 1812

El lugar escogido fueron unos potreros en el sitio conocido como Corozal de Morroa,
delimitados por tres arroyos de aguas permanentes: Arroyo Grande de Corozal, Morroa y
Tuza o Los Caracolíes, adquiridos por el párroco de Pileta Juan Antonio Aballe y Rumay, de
quien dice Dimas Badel en su Diccionario Histórico Geográfico de Bolívar, que se
desempeñó como agente del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición (Badel 180). El
traslado de los pobladores se dio en el mismo año de 1775, con resistencias de parte de
algunos pobladores, especialmente entre los libres de todos los colores. En el censo de
1778, que se aplicó un año después para la zona del actual departamento de Sucre, se
registró un total de población de 2.738 personas (Mendoza 205 209), distribuidos en 612
blancos, 2012 libres de todos los colores, 114 esclavos y ningún indio, quienes parecieron
estar reunidos en los pueblos de Sampués, con 1.943 indígenas, Toluviejo, con 1.127
nativos, Morroa, con 308 aborígenes y San Onofre, según la misma fuente.

El origen de los pobladores blancos de Pileta y posteriormente de Corozal no es


precisamente notable. Señala Orlando Fals Borda, que eran en general españoles pobres
con afanes de riqueza y ocupaciones agrícolas y ganaderas, que vieron en la zona una
posibilidad de adquirir el renombre y la prestancia económica anhelada (67A – 68A, 67B) y
que lograron adquirir a lo largo del siglo XVIII, llegando a convertirse Corozal en epicentro
ganadero y económico de la sabana.

La preponderancia de Corozal le valió a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, el
establecimiento de la Casa de Estanco del Aguardiente, hecho directamente relacionado con
la necesidad identificada por Antonio de la Torre (Fals 69A), de ejercer control sobre la 3
comercialización de licores en esta zona, descrita por Fray Joaquín Escobar (Martínez
Gutiérrez 89) como un área de gran producción de caña y mieles derivadas. El estanco fue
incapaz de absorber toda la producción de aguardiente de la zona, lo que dio lugar al
sostenimiento de un comercio no oficial ejercido de forma muy abierta, así como a una
circulación bastante libre de este producto hacia otras provincias como la de Santa Marta (Id.
90).

2. El contexto de la Independencia.

En septiembre de 1812 se inició en las sabanas de Corozal un movimiento revolucionario


conocido como Revolución de los Curas, en oposición a la declaratoria hecha por Cartagena
de Independencia absoluta de España. El movimiento derivó su nombre del hecho de que
fueron los curas de tres de los pueblos más importantes de la extensa zona, los encargados
de impulsar y comandar el movimiento, recibiendo el apoyo de la mayoría de los demás
clérigos.

Las causas de este movimiento en las Sabanas las describe Fray Joaquín Escobar. Señala
como primera de ellas los bloqueos contra el comercio ilegal de aguardientes del que dice
ser común en la zona:

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“¿Quién había de pensar que la inclinación del Pueblo de Sincelejo a la


destilación y comercio criminal de aguardientes había de ser un día la causa de la
rebelión de todos los Pueblos de Sabanas contra las autoridades legítimas? Pero
ésta ha sido sin duda una de las primeras causas. […] Desde que se declaró la
guerra con Santa Marta comenzaron los sincelejanos a llevar sus aguardientes a
aquella Provincia por el camino de Galápago, a pesar de las prohibiciones del
Gobierno, que para ellos jamás han sido obligatorias” (Martínez Gutiérrez 86).

Las otras causas que el fraile enumera en orden de importancia y buscando “apego al relato
de los hechos” son: la emisión y orden de aceptación comercial obligatoria de monedas de
cobre llamadas “chinas” y de papel moneda para financiar la Revolución de Independencia,
elementos que en palabras del historiador Edgardo Támara (197), eran extraños a las formas
comerciales de la época, especialmente cuando los papeles sólo decían, como señala J.M.
Restrepo, citado por Támara “- valga por tal Cantidad - sin promesa de reembolso o
amortización”(Támara 198).

Otra de las causas de esta revolución fue hallarse la comandancia de armas de todo aquel
departamento en manos de José Guerrero Cavero, que luchó en la causa de Cartagena
contra Mompox donde obtuvo el rango de teniente-coronel, y a quien Fray Joaquín Escobar
señaló cómo traidor porque descubrió que “había concertado con el Comandante de Tenerife
pasarse y entregarle las armas y gente que estaban a su mando; así lo declararon dos
vecinos del mismo sitio de El Carmen que acabañan de regresar de Tenerife, y que lo oyeron
de la propia boca del Comandante” (Martínez y Gutiérrez 88). También menciona la 4
ignorancia y fanatismo de muchos eclesiásticos de quienes dice estar “Faltos de los
conocimientos elementales de nuestra religión y de los principios más obvios del derecho
natural, creían que la causa de la libertad es incompatible con el cristianismo, y que era lo
mismo no ser vasallos de un rey imaginario que no ser cristianos” y como última causa
señala la inconformidad o “el odio cuasi general que todos aquellos Pueblos concibieron
contra la persona del corregidor, C. Ignacio Muñoz” (Escobar 89).

Pero la voz de Fray Joaquín Escobar, aunque valiosa, está determinada por su filiación
patriota. Es difícil conocer a partir de su relato y a pesar del apego que dice tener a los
hechos, la voz del otro bando, los motivos que pudieron determinar su decisión al
levantamiento. Escasamente, por otros documentos, podemos conocer uno de los motivos
de los que se valieron los sacerdotes para mover a los indígenas de sus poblaciones 1, como
este fragmento en el que se hace referencia a una situación especial referida al pago de los
tributos:

“Por lo respectivo [sic] a los indios el que, sabiendo que las Cortes
Soberanas de España les hizo la gracia de libertarlos de la contribución
del tributo, desde principios del año pasado de 1810, el gobierno de

Las primeras poblaciones en levantarse excepto Sincelejo, fueron las poblaciones que contaron con mayor número
de indígenas registrados en el censo de 1778.
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Cartagena les exige paguen hasta el medio tributo del año de 1811, sobre
que yo el cura suscribiente les he ofrecido que, volviendo a ser
gobernados por la España, al menos no pagarán el último medio tercio
que mandan se satisfaga. Pueblo de Sampués y septiembre 8 de 1812.
Pedro Martín Antonio Vásquez (Martínez y Gutiérrez 189)”.

En este punto de los hechos, Corozal se revelaba como una población tímidamente patriota,
de la cual otros lugares de la sabana desconfiaban, tal como lo deja ver el sacerdote de
Sampues Pedro Martín Antonio Vásquez, quien firma como “Señor Comandante en jefe de la
Expedición española de Magdalena” en el informe que emite a la comandancia de la tropas
realistas, luego de la jura en esta población, y en el que hace una mención de Corozal
diciendo que “[...] en el concepto de que Corozal aún no sabemos sus intenciones, tememos
nos intente subyugar, por cuya causa reitero mi súplica sobre la pronta venida de las tropas y
armas que tengo pedidas” (198).

La urgente necesidad de dominar a Corozal, lograr su jura de fidelidad a Fernando VII y la


deposición de los funcionarios sospechosos de ser patriotas, estuvo mediada por la
necesidad de controlar este lugar a través del cual se estableció comunicación entre las
diferentes zonas de la provincia de Cartagena, convirtiéndolo en punto militar estratégico.
Tomado tempranamente en el marco de este proceso, por el ejército realista, donde
estableció un centro de operaciones, tal como se deduce de la información registrada en los
informes de las juras posteriores, donde se registra la solicitud continúa de auxilios militares
desde esta plaza. 5

Las juras de tantas poblaciones de forma tan simultánea en toda el área de las sabanas de
Corozal y el Sinú, dan la impresión de una voz unánime de agrado por el gobierno realista,
dejando una incómoda sensación al respecto de la misma. Si bien algunos, quizás la mayoría
de los pueblos del área tenían claros intereses en jurar fidelidad a España, no todos
compartieron esta misma disposición, aunque tampoco se evidencia que se hayan llevado a
cabo muchas acciones en defensa de la causa patriota. El sustento de esta afirmación está
contenido en el informe de la jura de fidelidad en Ayapel, que en su primer punto transcribe
una comunicación recibida en la que se les instó a ejecutar la mencionada jura bajo la
amenaza de ser atacados por la tropa realista:

“a) En virtud de haberse jurado en los Sitios de Sabanas, como lo son la


villa de San Benito Abad, Corozal, Sampués, Chinú, Sahagún, Caimito y
la villa de Tolú con su jurisdicción, a nuestro amado rey Don Fernando
VII, y hallándose en este sitio de comandante primero D. Francisco
Fernández y yo de segundo, y estando autorizado, por estar el mi
comandante con parte de esta tropa en San Benito Abad, participo a
usted, como cabeza de la iglesia, para que se sirva comunicarlo a los
vecinos de esta villa, para que en el acto, sin pérdida de tiempo, lo
verifiquen, pues de no hacerlo, me veré precisado [a] pasar a esa villa
con las fuerzas que me correspondan y hacer juren a nuestro
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católico monarca, o abrasar y volver cenizas esa villa y derramar la


última gota de sangre, pues así lo tengo prometido. Dios guarde a
usted muchos años, Caimito, septiembre 23 de 1812. Pedro José
Álvarez. Sr. Cura Juez eclesiástico D. Gervasio del Toro” (Énfasis nuestro
191).

En este contexto, la duda acerca de la “voluntad” de los corozaleros de adherirse a la causa


realista es susceptible de ser reevaluada, en particular cuando el informe al respecto habla
abiertamente de la inicial filiación de Corozal a la causa patriota y la necesidad de eliminar
los funcionarios considerados como elementos perjudiciales. También es particularmente
diciente el hecho de como uno de los representantes del pueblo firmó el informe Pedro
Antonio Gómez:

Ahora bien, este pueblo del Señor San José del Corozal, igualmente que
Sincelejo, Sampués, Chinú, San Andrés, Sahagún y todo el partido de
Lorica, guiado de mejores impulsos, confiesa su error en punto a haber
seguido las máximas de la corrompida y detestable doctrina del
gobierno de Cartagena y, en su consecuencia, desde ahora para
siempre jamás y perpetuamente, reconoce por su legítimo soberano a
nuestro monarca el Señor Don Fernando VII, cuyo juramento, con las
solemnidades de estilo acaba de publicar a las siete de la noche de esta
fecha con general aplauso de este vecindario. […] Del mismo modo, ha
determinado este pueblo deponer de sus empleos a algunas personas 6
que estaban noticiosos ser jacobinos y desafectos a la sagrada autoridad
de nuestro soberano y se seguirán deponiendo en adelante a aquellos en
quienes concurran las mismas circunstancias [...] Corozal, septiembre 20
de 1812. Comandante en jefe José Guerrero y Cavero. Como
representante del pueblo y juez acompañado, Pedro Antonio Gómez.
Señor Comandante de las armas españolas de la villa de Tenerife (199 -
200)2.

3. Curas realistas - curas patriotas.

3.1. Curas Realistas.

El papel central de los clérigos en este proceso revolucionario estuvo determinado, por una
parte, por su fidelidad a la figura de los reyes de España, en quienes reconocieron una
máxima autoridad política, garante de su misión de impartir la fe cristiana por los vínculos de
la Corona, y por otra, las continuas manifestaciones de aversión al considerado anti
soberano Gobierno de Cartagena. Aparte de lo anterior, está claro que buena parte de los

El capítulo 3 de la historia escrita por fray Joaquín Escobar, relata en detalle cómo sucedió la toma realista de
Corozal.
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sacerdotes de las poblaciones de las sabanas prestaron colaboración a las fuerzas realistas,
más activa en unos casos, más pasiva en otros y cohesionada en algunos más:

Entonces fue que le sirvieron sus comandantes eclesiásticos. Todos ellos


a una voz exhortaron a sus feligreses a que concurriesen para destruir a
los insurgentes. Muchos de ellos, armados de todas armas, se
presentaron al frente de estos pueblos engañados. Entre estos son
dignos de particular memoria el presbítero Andrés Ruz, cura de Colosó, y
que se daba el título de comandante de los pueblos unidos. El presbítero
José Saturnino Sotomayor, cura de La Concepción, a quien se le dio el
título de capellán del ejército real; y el lego capuchino José de Murcia, a
quien se nombró por médico y cirujano del mismo ejército; sin hablar del
presbítero Pedro Mártir Vásquez que, en calidad de generalísimo, era uno
de los primeros personajes de este ejército, y que también asistió aunque
de lejos al combate (Escobar 125).

Los curas se encargaron desde los púlpitos de preparar al pueblo para llevar a cabo los
juramentos y para estar prestos ante la necesidad de su participación en posibles acciones
militares, algunos de ellos, incluso tomaron posiciones de comando militar como podemos
observar a través de las fuentes.

3.2. Curas Patriotas. 7

Los curas patriotas en el contexto de la “Revolución de las Sabanas” son considerablemente


más escasos y en algunos casos de difícil rastreo, se insinúan en las fuentes, desaparecen y
reaparecen tornándose ardua la labor de observar o percibir sus acciones, motivaciones y
personalidades, pero permitiéndonos romper con esa imagen frecuentemente repetida de la
unanimidad de las Sabanas en respaldar la causa realista.

Uno de estos curas fue Eustaquio Romero, sacerdote de Corozal en el año de 1812, quien al
parecer era muy cercano a Martín Amador, corozalero de nacimiento y uno de los partícipes
activos de los sucesos de Cartagena, lo que revela quizás una motivación política de fondo.
Eustaquio Romero fue acusado por Pablo Morillo en 1816 de “inflamar al pueblo para que se
levantara en contra de las autoridades españolas”, acusación que el padre Romero negó
argumentando que “sus sermones eran en el sentido de inculcar respeto por el monarca
español y que trató de disuadir a Martín Amador en sus campanas independentistas”(Ulloa
31), presentando como testigos al señor José Luque y a su hija María Teresa; para
corroborar lo dicho por el padre Romero, fue enviado a tomar declaración el párroco y Juez
Eclesiástico Lorenzo Pinedo, sucesor del mismo, quien dilató sucesivamente el proceso al
que se le había ordenado (Ibíd.). De Lorenzo Pinedo, sucesor de Romero como presbítero de
Corozal, no sabemos mucho, sólo es mencionada su tímida vocación patriota a través de su
tibia participación en los hechos antes referidos.

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4. Conclusión

El caso de Corozal en la “Revolución de los Curas” o “Revolución de las Sabanas”, se nos


muestra como un caso de interés para entender las dinámicas de un movimiento que desde
una mirada superficial parece uniforme, pero en realidad se compone de diversos factores,
entre ellos el manejo de una extensa red de comunicaciones integrada por curas, ejércitos,
vecinos y habitantes de las Sabanas, que de acuerdo a sus intereses y a su capacidad de
convocatoria, les permitió apoyar a un bando u otro en el proceso de Independencia, así
como los intereses económicos entrecruzados en el movimiento.

En el inicio de esta “Revolución” queda claro quien tuvo un manejo más eficiente de los
recursos de comunicaciones y apoyo: el bando realista, quien con la comandancia de los
curas de tres poblaciones – Sincelejo, Sampués y Chinú– y con una increíble capacidad de
organización, fue capaz de iniciar el levantamiento y de lograr que 19 poblaciones, algunas
de ellas con consentimiento pero otras como Corozal y Ayapel, bajo presión, se declararan
leales a Fernando VII en menos de un mes y sin derramamiento de sangre. Esto deja claro
de paso la poca penetración del patriotismo criollo en la sabana.

A partir del conocimiento de las motivaciones surgen otras inquietudes cuyas respuestas aún
están por construirse, algunas de éstas son ¿Por qué son precisamente los pueblos con
mayor cantidad de indígenas los que se levantan primero? ¿Cuáles fueron las motivaciones
de Corozal para inclinarse en un principio hacia el bando patriota? ¿Qué pasó luego con 8
estos curas patriotas? Quedan abiertas las posibilidades a una exploración más profunda del
movimiento independentista en las Sabanas de la provincia de Cartagena.

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Bibliografía

BADEL, Dimas. Diccionario Histórico Geográfico de Bolívar. Corozal: Biblioteca Municipal de


Corozal, 1943.

FALS BORDA. Orlando. Resistencia en el San Jorge, Historia Doble de la Costa III. Bogotá:
Universidad Nacional – Banco de la República – Áncora Editores, 2002.

MENDOZA CANDELO, Alberto. Memoria Histórica del Departamento de Sucre 1500 – 1870.
Sincelejo: Centro de Investigación Institucional Corporación Universitaria del Caribe –
CECAR, 2001.

ESCOBAR, Joaquín. Memorias sobre la revolución de las Sabanas sucedida el año de 1812.
Sobre sus causas y sus principales efectos, por fray Joaquín Escobar que se halló en ella.
Cartagena de Indias: Imprenta del Diego Espinosa, 1813, Martínez Garnica, Armando y
Gutiérrez Ardila, Daniel, edits. La Contrarrevolución de los pueblos de las Sabanas de Tolú
y el Sinú (1812). Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2010.

ULLOA GONZÁLEZ, Lorenzo. Monografía de San Luis de Sincé. Sincelejo, 1975.

TÁMARA, Edgardo. Historia de Sincelejo. De los Zenúes al Packing House. Bogotá: 9


Impreandes Presencia, 1997.

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