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Definición
Historia
La sucesión de Fibonacci es una secuencia de números enteros inventada por matemáticos hindúes hacia el año 1135 y
descrita por primera vez en Europa gracias a Leonardo Fibonacci.
Esta sucesión fue descrita por Fibonacci como la solución a un problema de la cría de conejos.
Muchas propiedades de la sucesión de Fibonacci fueron descubiertas por Édouard Lucas, responsable de haberla
denominado como se la conoce en la actualidad.
Esta serie ha tenido popularidad en el siglo XX especialmente en el ámbito musical, en el que compositores como Béla
Bartók u Olivier Messiaen la han utilizado para la creación de acordes y de nuevas estructuras de frases musicales.
La sucesión de Fibonacci ha tenido intrigados a los matemáticos durante siglos, debido a su tendencia a presentarse en los
lugares más inopinados, pero sobre todo, porque el más novel de los aficionados en teoría de números, aun con
conocimientos poco más allá de aritmética elemental, puede aspirar a investigarla y descubrir curiosos teoremas inéditos,
de los que parece haber variedad inagotable.
Regla
La sucesión de Fibonacci se puede escribir como una "regla": la regla es xn = xn-1 + xn-2 donde: xn es el término en posición
"n" xn-1 es el término anterior (n-1) xn-2 es el anterior a ese (n-2) Por ejemplo el sexto término se calcularía así:
x6 = x6-1 + x6-2 = x5 + x4 = 5 + 3 = 8.
Propiedades curiosas
La suma de los cuadrados de los n primeros términos es: a12 + a22 +... + an2 = anan+1
Aplicaciones
Aparte de que esta sucesión tiene varias propiedades interesantes, lo más curioso de esta es su presencia en la naturaleza.
La sucesión de Fibonacci está muy ligado a la vida y estos hechos lo demuestran:
Los machos de una colmena de abejas tienen un árbol genealógico que cumple con esta sucesión. El hecho es que
los zánganos, el macho de la abeja, no tiene padre (1), pero sí que tiene una madre (1, 1), dos abuelos, que son los padres
de la reina (1, 1, 2), tres bisabuelos, ya que el padre de la reina no tiene padre (1, 1, 2, 3), cinco tatarabuelos (1, 1, 2, 3, 5),
ocho tatarabuelos (1, 1, 2, 3, 5, 8) y así sucesivamente, cumpliendo con la sucesión de Fibonacci.
En la mano humana también se encuentra esta recurrencia, la longitud del metacarpo es la suma de las dos falanges
proximales y la longitud de la primera falange es la suma de las dos falanges distales.
El número de pétalos de una flor es generalmente un término de Fibonacci. Hay flores con 2 pétalos, 3, 5, 8, 13, 21, 34, pero
muy rara vez es un número que no esté en esta sucesión.
La mona lisa
La sucesión fue descrita por Fibonacci como la solución a un problema de la cría de conejos:
Cierto hombre tenía una pareja de conejos juntos en un lugar cerrado y uno desea saber cuántos son creados a partir de
este par en un año cuando es su naturaleza parir otro par en un simple mes, y en el segundo mes los nacidos parir también
El ejercicio de Fibonacci pregunta cuántas parejas de conejos habrá en una granja luego de 12 meses, si se coloca
inicialmente una sola pareja y se parte de las siguientes premisas:
En cuanto alcanzan la madurez sexual los conejos se aparean y siempre resulta preñada la hembra.
Los conejos tienen una moral y un instinto de variedad genética muy relajados y se aparean entre parientes.
Como se puede observar el número de parejas de conejos por mes está determinado por la sucesión de Fibonacci.
Nim de Fibonacci
El juego conocido como el Nim de Fibonacci, consiste en ir retirando cuentas de una pila que inicialmente contiene n fichas.
Los jugadores actúan por turno. En la primera jugada no es lícito retirar la pila completa, aunque sí en las sucesivas, siempre
que se respeten las siguientes reglas:
Ningún jugador puede retirar más del doble del número de fichas que haya retirado su oponente en el turno anterior.
Si n es un número de Fibonacci, el segundo jugador puede ganar siempre; en cambio si no es así el ganador, si sigue la
estrategia correcta, será el primero. Si una partida comienza con 20 fichas (que no es un número de Fibonacci), ¿cuántas
debe retirar el primer jugador para asegurarse la victoria?
Descomponemos el número 20 en números de Fibonacci, comenzando por el mayor posible (el 13) sumando después el
mayor posible (5) y después el siguiente (2). Así que 20=13+5+2 es la descomposición buscada. Todo número entero puede
descomponerse de forma única como una suma de números de Fibonacci; tal descomposición no contendrá nunca números
F consecutivos.
El último número, el 2, es el número de cuentas que ha de retirar el primer jugador para ganar. El segundo queda
imposibilitado por las reglas a tomar más del doble de 2, por consiguiente no puede reducir la pila (que ahora tiene 18
cuentas) al número F más cercano (el 13). Supongamos que retire 4; la pila tendrá ahora 14 cuentas, número que se expresa
como 14=13+1 en números F, por lo que el primero retirará ahora 1 cuenta. Prosiguiendo con esta estrategia, ganará.
Bien, Fibonacci fue un matemático italiano del siglo XIII, el primero en describir esta sucesión matemática. También se lo
conocía como Leonardo de Pisa, Leonardo Pisano o Leonardo Bigollo y ya hablaba de la sucesión en el año 1202, cuando
publicó su Liber abaci. Fibonacci era hijo de un comerciante y se crió viajando, en un medio en donde las matemáticas eran
de gran importancia, despertando su interés en el cálculo de inmediato.
Se dice que sus conocimientos en aritmética y matemáticas crecieron enormemente con los métodos hindúes y árabes que
aprendió durante su estancia en el norte de África y luego de años de investigación, Fibonacci dió con interesantes avances.
Algunos de sus aportes refieren a la geometría, la aritmética comercial y los números irracionales, además de haber sido
vital para desarrollar el concepto del cero.
El espiral de Fibonacci
Ahora, ¿qué es lo asombroso de esta secuencia o sucesión matemática tan simple y clara? Que está presente prácticamente
en todas las cosas del universo, tiene toda clase de aplicaciones en matemáticas, computación y juegos, y que aparece en
los más diversos elementos biológicos.
Ejemplos claros son la disposición de las ramas de los árboles, las semillas de las flores, las hojas de un tallo, otros más
complejos y aún mucho más sorprendentes es que también se cumple en los huracanes e incluso hasta en las galaxias
enteras, desde donde obtenemos la idea del espiral de Fibonacci.
Un espiral de Fibonacci es una serie de cuartos de círculo conectados que se pueden dibujar dentro de una serie de cuadros
regulados por números de Fibonacci para todas las dimensiones. Entre sí, los cuadrados encajan a la perfección como
consecuencia de la naturaleza misma de la sucesión, en donde cualquier cifra es igual a la suma de las dos anteriores. El
espiral o rectángulo resultante es conocido como el espiral dorado y el rectángulo de oro.
Cada uno de los números de Fibonacci se acerca mucho a la llamada proporción áurea, proporción dorada o número de
oro (aproximádamente 1.618034). Cuanto mayor es el par de números de Fibonacci, más cerca de la proporción dorada
estamos. Naturalmente, ésta cifra resulta más bella y más agradable a nuestra percepción y ya sea consciente o
inconscientemente, artistas la han empleado a lo largo de toda la historia de la humanidad.
Desde arquitectos y escultores de la Antigua Grecia a pintores como Miguel Ángel y Da Vinci, a compositores como Mozart y
Beethoven o, más próximo a nuestros días, las composiciones de artistas como Béla Bartók y Olivier Messiaen. La gloriosa
banda de rock: Tool, también ha trabajado de forma conceptual con esta secuencia matemática de acuerdo a la sucesión de
notas y estructuras musicales.