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Rafael Vázquez
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Por supuesto, este miedo tiene pocos o nulos fundamentos, pero los temores no son
racionales y, por lo tanto, son muy difíciles de erradicar. Como resultado, será muy
difícil que el hijo que vive en esa incertidumbre sea capaz de percibir una realidad a
su alcance en la cual exista un amor constante, paciente, abnegado y estable que le
sirva como reflejo del amor que él es capaz de dar y recibir. Ello hace que sea
desconfiado en sus relaciones personales y le cueste mucho trabajo establecer
amistades, noviazgos y otras relaciones sentimentales duraderas, estables y —lo
más importante— gratificantes.
Finalmente, tus hijos no son "para ti"
Debes entender que en un modelo ideal de la vida, tus hijos no son para ti. No se
supone que debas criar a tus hijos con la finalidad de que te den el amor, los
cuidados y el cariño que te debe dar una pareja como un novio, o un esposo. Al
contrario: tú debes prepararlos para que puedan ser felices al tomar sus propias
decisiones y vivir su propia vida, lo que incluye que busquen y encuentren a aquella
persona con quien deseen pasar el resto de su vida.
Finalmente, tu cónyuge es completa y absolutamente tu propia y libre decisión. Si
algo no ha andado bien, deben recordar ambos que se eligieron el uno al otro, y eso
debe ser muy positivo: alguien que te gustaba a ti se fijó en ti. Tu hijo, al presenciar
la historia de sus padres día con día, y ver de cerca su ayuda mutua y su amor, sabrá
que el amor es real, que su poder es superior a muchas adversidades y que la
felicidad es posible.