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Escuela Profesional de Psicología Humana

Curso: Psicología General

Sección: 3º “A”

Nombres: Flores Cano Patricia Pilar

Flores Ortiz Lucero

Ccasa Huamán Gina

Carcausto Huallpa Juan Carlos

Medina Suyo Ximena

EL PSICOANALISIS

Sigmund Freud, padre de la teoría psicoanalítica, es una de las figuras intelectuales más
destacadas del siglo XX. Su impacto se extiende mucho más allá de la psicología, y está
presente en las ciencias sociales, las humanidades, las artes y la sociedad en general.
Aunque hoy en día el papel de la teoría psicoanalítica es menos destacado que hace
cincuenta o sesenta años, muchas de sus ideas han pasado a formar parte de la ideología
dominante del pensamiento psicológico. El individuo piensa y hace está dirigido por
procesos inconscientes

Principios de la Psicoanálisis

En 1885, acabados los estudios de medicina y resuelto el servicio militar, obtiene una beca
y se va a París a estudiar con el neurólogo Jean Martin Charcot, conocido por el uso de la
sugestión hipnótica en el tratamiento de la histeria. La relación con Charcot fue básica en el
camino hacia la intuición y descubrimiento del inconsciente: si los síntomas histéricos
podían ser producidos y desplazados por hipnosis, sin la intervención consciente del
enfermo, entonces éste poseía una información de la que no era consciente pero que
modificaba su conducta

En 1886, de regreso a Viena, la amistad con el psiquiatra vienés Joseph Breuer se convirtió
en una fructífera colaboración. Además de ayudarlo económicamente, su experiencia en el
tratamiento de la histeria fue decisiva en la carrera de Freud. En 1892 una paciente
(Elisabeth von R.) le induce a usar por primera vez el método de la asociación libre de
ideas. Tres años después publica, en colaboración con Breuer, Estudios sobre la histeria.
Este mismo año hace el primer análisis de un sueño, y en 1896 utiliza por primera vez el
término “psicoanálisis”.

El caso de Anna O

Anna O llegó a padecer ceguera, sordera, parálisis parcial de brazos y piernas, estrabismo
ocular y, lo más llamativo, una grave afección en el lenguaje (parafasia) que le llevaba en
ocasiones a perder la capacidad del habla o incluso a olvidarse de su lenguaje nativo, el
alemán, sustituyéndolo por otros que ni siquiera dominaba, como el inglés o el francés.

Entre muchos de los episodios dignos de mención podemos destacar aquel en el que a
Bertha «se le volvió imposible beber». Tras una seis semanas a base de frutas que le
proporcionaban hidratación, la joven desveló en una sesión de hipnósis el trauma que
provocó aquella hidrofobia: su dama de compañía había dado de beber a su perro del
mismo vaso. Y el mero hecho de revivir a través de la palabra aquella visión desbloqueó el
«asqueroso» recuerdo y permitió a Anna O volver a beber. (Freud, Estudios sobre la
histeria, 1983)
La «cura del habla»
Ahí estaba la clave. La «cura del habla», es decir, el relato de los hechos traumáticos
parecía aliviar, al menos parcialmente, la angustia de la paciente. Con una terapia
improvisada, Breuer había dado con un posible método de curación para la histeria, que
transmitiría a su colega Sigmund Freud, el cual a su vez, lo adoptaría dentro de su
conocidísima Teoría del Psicoanálisis.
Bertha Pappenheim fue internada en centros psiquiátricos en dos ocasiones, antes y después
del tratamiento con Josef Breuer. Este dato indica que la psicoterapia finalizó sin que
Anna estuviese totalmente curada, hecho que el propio Freud atribuye en sus escritos a
que el estrechamiento de la relación entre paciente y médico precipitara la interrupción de
la terapia.
A pesar de la odisea, Bertha llegó a ser la primera asistente social de Alemania y se
convirtió en una reconocida figura defensora de los derechos de la mujer y los niños. Su
caso, quedará reflejado en la historia de la psiquiatría («Estudios sobre la histeria», por
Josef Breur y Sigmund Freud) para que lo observemos con mayor o menor perplejidad.
(Freud, 1916)

El interés por el psicoanálisis establece el interés de determinadas regiones del saber por el
mismo y a la vez marca la situación de retorno -ya no estamos en 1913- en la cual el
psiconálisis mismo se interesa por éstas y otras regiones; se trata de lo que llamamos
transdisciplina. Si una disciplina se forma con una matriz que intersecta sobre otros campos
será necesario poner fronteras para conservar su especificidad, pero a la vez se trata de
sostener puntos de pasaje que hacen a las posibilidades de tránsito múltiple que se abren a
partir de allí. La especificidad del psicoanálisis queda resguardada en su práctica y en su
consideración acerca de lo singular. Los tránsitos quedan posibilitados a partir del concepto
de inconciente (y no de la palabra inconciente que ya era usada en el siglo XIX por los
románticos, o por Hegel). Se trata de llevar la palabra al estado de concepto en una teoría.
Se trata de llevar el concepto de inconciente al estado de una práctica (el psicoanálisis en
intensión al decir de J. Lacan) allí se hace una diferencia que es irreductible entre el uso de
una palabra (lo inconciente) y una práctica del inconciente (de sus formaciones).
Igualmente hizo falta mucho más que un concepto para hacer lugar a la práctica del
psicoanálisis pero esa ya es otra historia (esa es una historia política). En lo siguiente
quisimos tener más a la vista, como se tiene un horizonte desde un punto panorámico, los
intereses a los que aludía Freud. Son los siguientes:

El interés psicológico / El interés para la ciencia del lenguaje / El interés filosófico /

El interés biológico / El interés para la psicología evolutiva / El interés para la historia de la


cultura / El interés para la ciencia del arte / El interés sociológico / El interés pedagógico.
(Freud, El interes por el Psicoanalisis, 1913)

El psicoanálisis tiene uno de sus fundamentos en la capacidad de reorganizar estructuras


mentales en función de la autorreflexión que el paciente hace según las pautas verbales que
el psicoanalista induce. Los éxitos y fracasos de este tipo de técnicas curativas han estado
envueltos por el escepticismo de los profesionales de las neurociencias que han sido
educados bajo el concepto de la práctica inmutabilidad del cerebro maduro. Sin embargo,
todo cambia. Los casos de pacientes con traumas cerebrales muy severos que acaban
recuperando funciones hasta niveles sorprendentes se han acumulado en las últimas
décadas, construyendo una posible base de respetabilidad a los éxitos que el psicoanálisis
ha proporcionado durante casi un siglo. (Doige, 2008)

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