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Contar la maldad
2018
Este libro fue sometido a un proceso de dictamen a doble ciego, de acuerdo con las normas
establecidas por el Comité Editorial del Centro Universitario de Ciencias Económico Admi-
nistrativo de la Universidad de Guadalajara. Se prohíbe la reproducción total o parcial sin
el permiso por escrito del editor.
isbn: 978-607-547-396-3
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
La maldad implica una actitud de desprecio hacia los principios que sus-
tentan la conducta ética en las comunidades, se genera en la dimensión
interna de las personas y se traduce en su actitud y conducta social. Se
ha conceptualizado como la falta de bondad que una persona debe tener
según su naturaleza o destino, que en ocasiones se aparta de legalidad y
honestidad, causa calamidad y tiene consecuencias negativas.
Sin duda a lo largo de la historia se han dado acontecimientos que
reflejan la maldad en toda su extensión, por lo que resulta interesante
que a través de diversos estudios los autores de la obra que se prologa
nos cuenten varios casos en los que la maldad ha sido la protagonista.
Contar la maldad aborda el estudio de diversos fenómenos. En el
primer capítulo, desde el punto de vista de la psicología, Verónica Marín,
Verónica Beltrán y Patricia Villagómez desarrollan el tema ”¿Cómo
hablar de maldad cuando abordamos el tema de la violencia de género
contra las mujeres?”. Ellas abordan su análisis desde la perspectiva de
que existe maldad en los perpetradores de violencia en contra de las
mujeres mediante tratos injustos y abusivos de manera intencional y sis-
temática. Dicho estudio se realiza con la finalidad de promover el análisis
y la reflexión sobre cómo las mujeres pueden liberarse de la invasión del
mal en sus cuerpos y sus relaciones, dado que sus vidas dependen de las
habilidades que desarrollan para lograr el éxito.
“¿Un “crimen perfecto” en la universidad? Narrativa de género
sobre el imaginario de las víctimas del mobbing docente”, es el título
del segundo capítulo, donde Rebeca del Pino sustenta su análisis expli-
cando la triada “delito-crimen-víctima” recorriendo los conceptos de la
literatura científica de dicho constructo como fundamentación teórica,
mediante un estudio etnográfico, delimitando metafóricamente una
especie de averiguación criminológica, desde la construcción social de
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Ma. Teresa Prieto Quezada
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Acerca de la autora
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Ma. Teresa Prieto Quezada
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Prólogo
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Contar la maldad
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Prólogo
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Prólogo
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Contar la maldad
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¿Cómo hablar de maldad cuando
abordamos el tema de la violencia
de género contra las mujeres?
Audre Lorde
Resumen
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Marín Martínez, Beltrán Rizo y Villagómez Zavala
Abstract
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¿Cómo hablar de maldad cuando abordamos el tema
de la violencia de género contra las mujeres?
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Marín Martínez, Beltrán Rizo y Villagómez Zavala
4. En una publicación, Philip Zimbardo (2007) profundiza sobre lo que él llama “el
efecto Lucifer” en su libro titulado de la misma manera, en el cual sostiene que los
seres humanos somos esclavos de las fuerzas situacionales, una expansión de lo que
viene describiendo desde su famosísimo experimento de la prisión en la Universidad
de Stanford, en 1971.
5. En su teoría de la desconexión moral Albert Bandura (1990) abunda sobre los
mecanismos cognitivos que las personas utilizan como defensa para distanciarse de
sus propias conductas inmorales o inhumanas (moral disengagement theory).
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de la violencia de género contra las mujeres?
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Hobbes, Hume y Kant son autores a los que las feministas se refieren
con frecuencia para demostrar la poca valía que se le ha dado a la emo-
ción en la acción moral. Para Hobbes, por ejemplo, el motivador de las
acciones es el interés que tiene una persona en sí misma, en tanto que
para Hume es la razón sumada al sentimiento de benevolencia o simpatía
lo que da lugar a la acción. Kant asume una posición distinta y deja en
claro que desde su punto de vista no es más que la razón quien invita a
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de la violencia de género contra las mujeres?
9. Más allá, entre ellas está el motivo del cuidado, exhibido por las mujeres que han sido
cargadas con la responsabilidad de criar niñas y niños.
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nes en guiar estos procesos y, por ende, nuestra conducta moral (Teper
e Inzlicht, 2015).
La psicóloga y filósofa norteamericana Carol Gilligan publica In a
Different Voice (1982), un documento en el cual describe el desarrollo de
la moral femenina, desafiando la idea tradicional que había establecido
ya Kohlberg como universal. Kohlberg ni siguiera había considerado el
análisis teórico sobre el desarrollo y la capacidad moral de las mujeres.
De acuerdo con Gilligan:
Las mujeres, se orientan en cambio por una ética del cuidado, tienen juicios morales
más contextuales e inmersos en los detalles de las situaciones y los involucrados, y
tienen tendencia a adoptar el punto de vista del ‘otro concreto’ —sus necesidades,
más allá de sus derechos formales—. Sus juicios involucran los sentimientos y una
concepción global y no solo normativa de la moral (en Fascioli, 2010).
El asunto de la responsabilidad
Las feministas han escrito con amplitud sobre este asunto de la respon-
sabilidad. Ellas toman incluso en cuenta el asunto de la responsabilidad
de las mujeres en su propia opresión y hablan de cómo la opresión es
generalmente interiorizada en razón de los deseos deformados que se
generan en las mujeres cuando se apropian de los estereotipos y rasgos
de género y se convierten en realizadoras de los deseos de los hombres
y, por lo tanto, deseadas y deseables para estos en tanto que sean ser-
viles. Según la ética, hacer este tipo de cosas es incurrir en acciones
inmorales,10 porque dañan a las mujeres como grupo y violan el deber
de respetarse a sí misma s.
Pero hay quienes, como Benson (2000), argumentan que una mujer
no es agente que se puede sujetar al escrutinio de la moralidad si no
reconoce su propio valor como persona, y esto sucede cuando se inte-
riorizan las normas sociales opresivas. Pero, siguiendo a Benson, si una
10. Revisar a Bartky (1990), Luker (1984), Nussbaum (1999) y Superson (1993) sobre
su punto de vista acerca de culpar a las mujeres de ser responsables o culpables de
contribuir a su propia opresión y a la de otras mujeres en donde discuten que la
crianza bajo creencias y valores patriarcales altamente sexistas hacen casi imposible
que el resultado sea otro, especialmente en una sociedad altamente católica, como la
nuestra.
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11. En México, como dice Sayak Valencia, “la violencia se ha vuelto una herramienta de
trabajo y se ha edificado como un espacio de vinculación social (mayoritariamente)
masculina para cumplir los pactos masculinistas y heteropatriarcales que diseminan
tanto al capitalismo como al Estado machista” (2015).
12. Recordar la discusión que estos y otros autores generan en torno a los ambientes
masculinos en los que se transmiten los valores patriarcales (May y Strikwerda, 1994;
Holter, 2013).
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13. Esto es así porque comparten las mismas actitudes que los violadores sobre la
violación y sobre las mujeres.
14. Es típico en nuestras comunidades que los hombres se reúnan por su cuenta a tomar,
a hablar, a “ver el partido”, y que incluso en reuniones o fiestas se dividan en grupos de
hombres y de mujeres, práctica que ahora se extienden al uso de transporte público,
las escuelas, las oficinas, etcétera.
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15. Incluso antes, con la tecnología del ecosonograma, se puede generar identificación del
feto con algún sexo y crear con antelación a su nacimiento expectativas y propuestas
de vínculos del tipo “cuando nazca tu hermanita la vas a cuidar porque tú eres el
hermano mayor”.
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hombre golpea o viola a una mujer no es solo esa mujer quien resulta
afectada, somos todas las mujeres, porque ello establece que los hombres
tienen derechos sobre las mujeres como si estas fueran objetos. Es como
si se dijera “las de tu grupo no valen lo mismo que los del mío” o “hace-
mos lo que necesitamos y queremos hacer con ustedes porque ese es
nuestro destino”. La idea de los opresores es asegurarse de que persista
con seguridad la idea de que las mujeres no tienen valor en esta sociedad.
La maldad y sus efectos están presentes a lo largo de la vida de las
mujeres, pues también afectan a las niñas y las mujeres de edad avan-
zada. Ciertos grupos de mujeres que sufren varias formas de discrimi-
nación, como las mujeres con discapacidad o las migrantes, las indíge-
nas, las lesbianas, las bisexuales y las transgénero, son especialmente
vulnerables a la maldad y la violencia. La violencia contra las mujeres
constituye una manifestación de las relaciones de poder históricamente
desiguales entre los hombres y las mujeres.
Por ejemplo, la violencia física ejercida contra las mujeres apoya
los roles sexuales tradicionales en los cuales se establece que los hom-
bres deben ser los jefes de la familia y que el trabajo de las mujeres es
satisfacer las necesidades que él tenga. El golpeador tiene una tremenda
necesidad de dominar y controlar a su pareja y cree que tiene el derecho
a usar violencia contra ella para ser obedecido.
Un análisis basado en los derechos humanos sienta la premisa de que
las causas específicas de dicha violencia y los factores que incrementan
el riesgo de que se produzca están arraigados en el contexto general de
la discriminación sistémica por motivos de género contra las mujeres y
otras formas de subordinación. La vulnerabilidad frente a la violencia
se comprende como una condición creada por la falta o la negación de
derechos (onu, 2006).
Debemos, entonces, considerar violencia de género la violencia que
toleran las mujeres por el mero hecho de serlo, en el espacio donde se
dan las relaciones de poder de manera desigual entre mujeres y hombres.
Un tipo de violencia en el cual el sexo de quien ejerce la violencia y el de
quien la recibe están íntimamente ligados a la violencia ejercida para
mantener el control y la superioridad.
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Es decir, violencia es cualquier acción (o inacción) realizada a otro ser humano con
la finalidad de causarle daño físico o de otro tipo, sin que haya beneficio para la efi-
cacia biológica propia. Lo que caracteriza a la violencia es su gratuidad biológica y su
intencionalidad psicológica (Jiménez-Bautista, 2012).
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Figura 1.1. Ilustración sobre el porcentaje de violencia que se vive, según el ámbito (inegi,
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Figura 1.2. Ilustración sobre el porcentaje de violencia que se vive, según el ámbito (inegi,
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Pretendes calificarme sin saber cómo se vive desde la orilla del acantilado.
Tú, ostentando propiedad del mundo, de su idea moral y del buen proceder.
Te estorbo tanto, que sería largo tratar de enumerar, en exacto, aquello que juzgas.
Que me he negado a ser tu musa o la imagen étnica que te justifica.
Que me he cansado de la servidumbre.
Que estoy harta de la incondicionalidad absurda (Vergara, 2011)
Se piensa que “los malos” son los violadores, los asesinos, los secuestra-
dores, los narcotraficantes. Generalmente, esos que están lejos, los otros.
Pero sabemos, basados en los datos que se alcanza a obtener, que la vio-
lencia está presente en una gran parte de las interacciones de pareja (en
particular las parejas heterosexuales, a las que aquí estaremos haciendo
referencia), debido a los estereotipos de género que suponen la domina-
ción de los hombres sobre las mujeres; por cierto, pertenecientes a todos
los niveles sociales, educativos y económicos.
Entendemos que esta realidad cotidiana tiende a esconderse por-
que se supone, todavía, que la violencia de pareja es un asunto “íntimo”
porque sucede dentro de la privacidad de los hogares o en las relaciones
de pareja.
Es un verdadero agravio darnos cuenta de que, aunque los índices de
violencia contra las mujeres siguen aumentando, hay una reducción del
gasto público para atender a sus víctimas y hacer labor de prevención.
Nosotras, como activistas, conocemos y acompañamos en muchas oca-
siones los casos de las mujeres que confían en instituciones de gobierno
a las cuales asisten para buscar apoyo, y se encuentran con una total
falta de acción que, por un lado, erosiona su confianza, y, por otro, las
vulnera en forma exponencial, dado que sabemos que por lo general el
momento de la agresión feminicida se da cuando los hombres observan
que las mujeres toman acciones para alejarse de ellos.
Un total de 5,118 mujeres fueron asesinadas en nuestro país entre
enero de 2015 y diciembre de 2016, pero solo 700 averiguaciones por
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los perpetradores, y líderes que dan la orden que se comentan actos de violencia, los
ignoran, fomentan, o consienten, deben ser responsabilizados por todos los actos
de violencia. La reforma del sector justicia debe focalizarse en determinar quién se
encuentra en mejor posición de dictaminar las consecuencias para los perpetradores
de violencia. La mayoría de las veces recae sobre el sector justicia formal, mediante
el uso de sanciones penales (onu Mujeres, 2012).
Aroca y cols. (2012) señalan que los opresores son sujetos integrados que
no presentan conductas violentas fuera de su familia, pero mantienen
con sus víctimas vínculos económicos, afectivos, civiles y de convivencia,
por lo que sus víctimas se encuentran en una constante amenaza, son
víctimas de maltrato, miedo e inseguridad personal de forma constante
e imprevisible.
Con el tiempo los temores de las víctimas, desde lo emocional, alcan-
zan manifestaciones tales como despersonalización, dependencia, culpa,
baja autoestima, impotencia y pasividad ante el maltrato.
…La víctima está expuesta y sometida a una violencia reiterada, intencional, a lo largo
del tiempo, intermitente y cada vez más violenta; intercalada, en muchos casos, con
periodos de arrepentimiento y muestras de afecto de su agresor, que le provoca cua-
dros graves de ansiedad y respuestas de alerta constante (Aroca, Bellver y Alba, 2012).
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Figura 1.3. Ilustración sobre el porcentaje de violencia que se vive, según el ámbito (inegi,
2017).
las autoridades también cometen o toleran actos de violencia contra las mujeres [e
incluye] la violencia de género en situaciones de conflicto, las desapariciones o las
ejecuciones extrajudiciales, la violencia en instituciones penitenciarias, la violen-
cia contra las refugiadas y desplazadas, o contra las mujeres de grupos indígenas o
minoritarios (onu, 2014).
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luchas parecen no tener eco y por eso es que nuestras resistencias, nues-
tras rebeldías, nuestra sanación, se hacen aparte con importantísimos
resultados que de todas maneras se reconocen (primero por nosotras)
como insuficientes (Bourdieu, 2000a, p. 9, en onu, 2014).
Y es que hay que decir que la maquinaria machista no permanece
impávida ante nuestras movilizaciones como feministas, como acompa-
ñantes de otras mujeres que han sido violentadas. Cuando denunciamos
la misoginia que no se reconoce, cuando exigimos nuestros derechos,
cuando contamos la historia de una víctima, cuando la acompañamos a
demandar un trato digno, hacen que pese sobre nosotras el estigma, la
burla y el escarnio social. Citamos nuevamente a Karina Vergara (2011),
con otro fragmento de la misma obra:
Hay (2011) cree que las mujeres que viven bajo el régimen del patriar-
cado tienen solamente un cierto nivel de autonomía, y asume que sería
injusto cargarles a las mujeres la obligación de resistir su opresión, de
rebelarse ante ella. Pero también cree que las mujeres que sí lo hacen,
las que luchan, las que se contraponen, son esenciales para eliminar el
patriarcado y hacer que otras mujeres aumenten su autonomía.
De hecho, sostiene que esta carga extra es todavía una razón más
para eliminar el patriarcado. Hay (2011) nota que responsabilizarse de
esta obligación depende, de hecho, del peligro que esté involucrado en
resistir o defenderse, y que, cuando el riesgo es significativo, entonces se
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nos libera de esa obligación. Ser defensora de los derechos de las mujeres
es altamente peligroso en México y en cualquier parte del mundo.
Ann Cudd (2006) habla de que las mujeres debemos considerar a
otras cuando tomamos decisiones que promueven los estereotipos de
género, y que a las mujeres oprimidas se les ha de requerir que resistan
la opresión porque no se trata de revictimizarlas, sino de no participar
en hacernos daño.
Existe una amplia variedad de testimonios publicados en los que las
mujeres han compartido sus experiencias de terror con otras mujeres
interesadas en entender, pero sobre todo en acompañar en un camino
de sanación a las víctimas. Muestra de esto son las Historias de Cizalla,
libro editado por el colectivo Juana Julia Guzmán en el año 2013, por
ejemplo, en el que se recojen las historias de 67 mujeres encarceladas
con quienes ellas asumen solidaridad militante. Plantean su interés en
darles voz a estas mujeres privadas de la libertad porque:
en ese camino reconocimos que esa lucha que decidimos asumir tan nuestra, está
directamente relacionada a otros andares de compañerxs, amigxs y familia de este
país por una sociedad más justa, menos excluyente, por un país con vida digna (Colec-
tivo Juana Juliana Guzmán, 2013).
Está el libro de Viviana della Siega (2010) sobre el Caso lnp, en el cual se
leen los testimonios de dos abogadas: Gabriela Filoni y Susana Chiarotti,
que fungieron como defensoras de una niña indígena atacada sexual-
mente por tres muchachos en la plaza central de su pueblo, y se da cuenta
del tortuoso camino por el cual esta jovencita tuvo que atravesar, pero
siempre de la mano de estas y otras mujeres. Chiarotti dice: “…sentía
que el aparato de justicia era una pesada maquinaria patriarcal, y que
para transformarla se necesitaban muchos años de trabajo y esfuerzos
gigantescos (…) era una sensación abrumadora”, pero tanto ella como su
compañera se decicieron a tomar el caso con la clara intención de “mos-
trarle a la chica que no estaba sola y que existían en su país organizacio-
nes de mujeres que trabajaban por la defensa de los derechos de otras
mujeres, que eran solidarias con ella” (Chiarotti, en Della Siega, 2010,
p. 6). Y que intentarían denunciar esa injusticia para que se visibilizara
en el país que ese no era un caso aislado, sino que miles de mujeres son
revictimizadas cuando tratan de denunciar la violencia sexual.
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Pero eso no fue suficiente, tuvimos que pugnar por que se obser-
varan los derechos humanos a través de la lente de la perspectiva de
género, porque de lo contrario se consideraban violaciones de los dere-
chos humanos solo los hechos que sucedían en el ámbito público, no los
de las puertas de los hogares hacia dentro, esos todavía se consideraban
actos privados. Desde la perspectiva androcéntrica, si una mujer era
golpeada o torturada en una guerra por un soldado, eso era una violación
de sus derechos humanos, pero si este mismo soldado golpeaba o violaba
a la mujer con la que compartía su casa (esposa, pareja, concubina) era
un asunto que tenía que analizarse aparte (no ocurriera que se lo tuviera
merecido y el pobre hombre pudiera ser injustamente castigado).
Por eso las defensoras de los derechos de las mujeres reconocemos
primero que vivimos en una cultura androcéntrica en la cual el mundo de
los hombres, sus necesidades, sus ambiciones, sus intereses y sus expe-
riencias son los que definen todas las relaciones humanas y sus productos
(las tradiciones intelectuales, la ciencia, la religión, las instituciones del
estado, etcétera). Desde el feminismo proponemos poner adelante y al
centro la experiencia de las mujeres, porque nuestra perspectiva hasta
ahora ha sido una no-perspectiva, debido a que los hombres son el refe-
rente para todo lo que existe. Pero atención: no pretendemos venganza
o suplantación. Sería absurdo pensar que ahora lo que necesitamos es
subordinar a los hombres. Reconocemos que lo que necesitamos es visi-
bilizar las relaciones de poder entre los sexos, porque estas son las que se
utilizan para normaliza la violación sexual, hacen que la violencia física
dentro de una casa no se considere tortura o que la discriminación de la
población lgbttiqa sea considerada hasta necesaria, etcétera.
Las feministas defensoras de los derechos humanos (esta frase hasta
parece redundante) trabajan en un ambiente machista por la defensa de
los derechos propios y de otras, otros, sin dejar de atender responsabili-
dades laborales, familiares, escolares, etc. Esto, sin contar que, cuando
los hombres se dedican a la defensa de los derechos humanos, general-
mente no tienen que toparse con un techo de cristal o un piso pegajoso,16
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a una persona en particular que es la única que puede escuchar del caso,
pero que se fue quince minutos antes de que terminara el susodicho
examen ginecológico, con lo que se reduce seriamente la efectividad de
los medicamentos.
Nos indigna una y otra vez que la cita que se le ofrece a una víctima
para hacerle un peritaje psicológico se fije para seis meses posteriores
a la denuncia porque “hay pocos peritos que se reparten el trabajo de
todos los municipios”.
Cuando se integran nuevas compañeras a hacer este trabajo, les
tenemos que recordar que a veces las mujeres con quienes trabajamos
no pueden llegar al trabajo mostrando su denuncia de violación o de
agresiones físicas, porque serían juzgadas sin conocer las circunstancias,
pero que de todas maneras tienen que faltar al trabajo al menos cuatro
días para completar el trámite, porque hace falta ir a hacer el retrato
hablado e identificar al posible agresor.
Lastima estar al lado de las mujeres que, después de obedecer cuatro,
cinco, seis años los absurdos procedimientos burocráticos, les confirman
que nunca se va a encontrar, detener, juzgar o encerrar al responsable.
Hemos participado en marchas, plantones, manifestaciones, reunio-
nes, diálogos, foros, conferencias, talleres, conversatorios, transmisiones
en vivo por Internet, redes sociales, exposiciones artísticas, performan-
ces, cursos a veces como asistentes y a veces como facilitadoras, y cada
vez vemos que son más las voces que se unen, siempre de mujeres que
se identifican con las demandas que a coro cantamos, que en grupo reci-
tamos. Y también hay cada vez más hombres que acompañan el movi-
miento, que quieren hacer su parte.
Pero, como ya lo venimos señalando, ser mujeres activistas no es
seguro ni conveniente en este país. Según la nota de Anayeli García en
Cimacnoticias (2013):
Evidenciado ante Naciones Unidas, el Estado mexicano fue repro-
bado por la comunidad internacional ante su incapacidad para proteger
a plenitud los derechos femeninos, así como las garantías individuales
de las periodistas y las defensoras de derechos humanos (dh).
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Humanos de la onu sobre los supuestos avances legales e institucionales para res-
guardar los derechos de las mexicanas en rubros como salud, libertad de expresión,
violencia de género o acceso a la justicia.
Ni siquiera un paquete de iniciativas en materia de dh enviado de última hora, el
22 de octubre, por Enrique Peña Nieto al Congreso —–el cual no contempla medidas
específicas para las mujeres—, convenció a la comunidad internacional sobre las
buenas intenciones del Estado mexicano.
Como resultado, 89 países formularon 180 recomendaciones a México —die-
cisiete de ellas referentes en concreto a los derechos femeninos—, al constatarse la
insuficiencia de las medidas de gobierno para proteger a defensoras de dh y periodis-
tas, la persistencia del fuero militar para castigar violaciones contra civiles, y la falta
de justicia que padecen las mujeres (García, 2013).
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El pasado 12 de agosto, Aurelio Michel Buendía, hijo de Irinea Buendía, fue intercep-
tado por personas desconocidas cuando regresaba a su casa. Lo golpearon hasta que
perdió el conocimiento, y mientras lo agredían le advirtieron: ‘Deja tu pinche juicio
pendejo contra Ballinas’.
En ocasiones anteriores, Aurelio (...) ha sido acusado y detenido arbitrariamente
por la supuesta portación de armas y por circular en vehículos reportados como roba-
dos. Dichas detenciones fueron realizadas sin ninguna orden de aprehensión, lo que
evidencia la criminalización y persecución de las que son objetos las familias que
buscan acceder a la justicia.
Actualmente el juicio contra Julio César Hernández Ballinas se encuentra en
desahogo de pruebas y en espera del desarrollo de audiencia y de la sentencia con-
denatoria. En ese contexto el hostigamiento y amenazas contra Irinea Buendía y su
familia se han hecho presentes (Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio
(ocnf), 2017).
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Pienso que en la medida que nos oigamos, nos reconozcamos en la diferencia y repen-
semos como construir diálogos pensantes, sintientes, y respetuosos, podremos seguir
juntando hilos desde donde estemos, toda vez que intencionalicemos nuestras accio-
nes de manera coherente contra los patriarcados y contra las hegemonías que nos
circundan en nuestro propio cuerpo, en la cama, la comunidad, la calle, la ciudad y
en el mundo. Esta acción no solo compete a las mujeres, invita a los hombres, los
compañeros, los hermanos indígenas, los occidentales y a la cooperación solidaria
para reflexionar, acerca de las aportaciones que hacen en las luchas sociales y de los
pueblos, sean políticas o económicas; refuncionalizan, transforman o apuestan a las
aboliciones (acsur, 2010)
Van con estas líneas nuestros abrazos, nuestros más sentidos agradeci-
mientos, nuestros cariños y nuestra fuerza para todas aquellas que en
cualquier lugar del mundo conservan la capacidad de indignarse y luchar
hasta el último día por la transformación de este espacio en el cual un día
compartiremos equitativamente con todo lo vivo, con todo lo sagrado,
con todo lo verdadero…, sin que haya lugar para la maldad.
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¿Cómo hablar de maldad cuando abordamos el tema
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¿Un “crimen perfecto” en la universidad?
Narrativa de género sobre el imaginario
de las víctimas del mobbing docente
Resumen
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Del Pino Peña
Abstract
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sobre el imaginario de las víctimas del mobbing docente
como la nueva epidemia global del siglo xxi, por los altos costos humanos,
sociales y económicos que genera en todas las naciones.
Al respecto, Leymann (1993, p. 1) subraya que en las sociedades
altamente industriales el lugar de trabajo constituye el único campo de
batalla donde la gente puede matar a otro sin correr el riesgo de enfrentar
a los tribunales.
El entorno de deshumanización laboral nos conduce a la compleji-
dad del estudio del mobbing, el cual ha sido denominado también como
“psicoterrorismo”, “acoso moral”, “asesinato psíquico” (Leymann, 1990;
Hirigoyen, 1999; Piñuel, 2002; Edreiras, 2003), entre otros sinónimos
que se le han dado al término.
Esta variable de investigación está integrada por diversas aristas
para su análisis y explicación, por lo cual, al emprender específicamente
un viaje a lo largo de ciertos postulados de la ciencia empírica e inter-
disciplinaria de la criminología . En este camino se podrían recuperar
algunos de los vocablos de dicha jerga especializada para el estudio de
esta problemática laboral, con el empleo de determinadas analogías para
su disertación en relación con la tríada “delito-criminal-víctima”.
Entramado teórico en el que metafóricamente desde esta perspec-
tiva se encuentra presente en la manifestación de este acto carente de
ética profesional en el escenario ocupacional actual , como una especie de
“delito civil” que se desarrolla intencionalmente para causar un daño a un
tercero, el cual tiene lugar a través de lo que podría ser nombrado como
una “delincuencia organizada en el trabajo”, cimentada en una relación
diádica entre el personal víctima-victimario, que proyecta una especie de
dialéctica hegeliana del amo y el esclavo en el mundo del trabajo.
Por ello, a lo largo de este trayecto por los senderos del mobbing se
pretende, en primera instancia, hacer una breve revisión de la concep-
tualización de este constructo para tener un mayor acercamiento a lo
que podría ser denominado sobre la base de este enfoque criminológico,
como una especie de “delito laboral” orientado al despido o la renuncia
de los trabajadores asediados al respecto , del cual podría aseverarse que
incluso llega a tomar tintes de un “crimen perfecto” en las organizaciones.
Desde esa óptica, Edreiras (2003, p. 134) señala que: “con una acti-
tud consciente de ir por la víctima y con la intención de utilizar contra
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tica laboral (Bou, 2002; Piñuel, 2002; Del Pino, 2007; Peñasco, 2009;
Westhues, 2009; Gómez, 2015; Piñuel, 2017).
Bou (2002) señala que las universidades operan mediante mayorías
de intereses particulares, chantajes y coacciones, lealtades basadas en
códigos de silencio y, en definitiva, en juegos de poder, por lo que su
estructura y su funcionamiento en la actualidad son violentos per se.
De manera similar, Peñasco (2009) apunta que estas instituciones edu-
cativas son espacios de corrupción, abuso del poder, acoso, aislamiento
y destrucción.
La desviación, los juegos y los abusos del poder, la existencia de
facciones, las rivalidades y enfrentamientos, la mediocridad intelectual
y el juego político interno favorecen que una parte de los trabajadores de
la universidad sean víctimas del mobbing, lo cual genera la depredación
del más vulnerable, del que es diferente, del más amenazante intelectual-
mente, del que no dispone de padrinos influyentes; así como el maltrato
psicológico hacia los profesores recién llegados y de los becarios, etc.
(Piñuel, 2002).
En relación con estos grupos de trabajadores de mayor vulnerabi-
lidad, es importante señalar que en diversas investigaciones de corte
cuantitativo se ha encontrado que el personal docente es una de las
colectividades laborales con mayor grado de riesgo de enfrentar esta
problemática laboral, en la que se ha encontrado una mayor prevalencia
principalmente de mobbing vertical / descendente, que oscilando entre
el 8.9% y el 28.9% (Herranz, Reig y Cabrero, 2006; Cruz, Ovalle y Pando,
2008; Lara y Pando, 2014).
De igual forma, se ha registrado que el personal femenino docente se
constituye en el colectivo académico donde se ha encontrado una mayor
prevalencia y niveles más altos de mobbing (Hirigoyen, 1999; Aldrete et
al., 2006; Del Pino, 2007).
Sin embargo, a pesar de esta situación, en el caso de México se
conocen pocas investigaciones sobre el mobbing del profesorado desde
una perspectiva de género, así como desde un abordaje metodológico
cualitativo que permita tener un acercamiento al imaginario del perso-
nal docente universitario que pueda servir de puente con los resultados
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sobre el imaginario de las víctimas del mobbing docente
Como maestra (...) lo más feo que he tenido que enfrentar es este acoso tan cruel que
me hacen (...) ¡Es muy decepcionante que así te traten en la universidad! (Profesora
universitaria).
¡El mobbing es un infierno! (...) ¡Es lo más malo que me ha pasado desde que
inicie mi práctica docente! (Profesor universitario).
¡Es inconcebible que en una universidad nos hagan estas fechorías! (...) Es donde
deberíamos de ser más éticos (...) ¡No hay duda de que es lo más terrible que he vivido
como maestra! (...) no hay moral (Profesora universitaria).
Desde esa óptica, en las voces del personal en estudio se puede identifi-
car también la cosmovisión de una sensación de destrucción y avasalla-
miento de su estructura emocional hasta una especie de “muerte psico-
lógica” que va minando la fuerza de la víctima hasta su total devastación,
lo cual, en el análisis de esta incidencia delictiva remite, a los sinónimos
de este término “asesinato psíquico” y “psicoterrorismo laboral”. Se corre
el riesgo de que este acto carente de ética profesional pueda llegar a
convertirse en un “crimen perfecto” que quede impune, por la “suti-
leza” de este acoso psicológico en el trabajo, que no deja huellas físicas
cuando se ejecuta, lo cual ocasiona que no se cuente con evidencias que
puedan demostrar plenamente la culpabilidad de estos verdugos en la
universidad.
¡Yo lo veo como si te fueran “chupando la sangre” poco a poquito (...) día a día (...)
hasta que quedas como “muerto en vida” y quedas a su total merced! (Profesor uni-
versitario).
¡Los que me acosan (...) son unos asesinos de cuello blanco (...) que deberían
meter a la cárcel por todo lo que nos hacen (...) pero nunca les hacen nada (...) siguen
libres de castigo haciendo mucho mal (...) como si no hubiera pasado nada! (Profesora
universitaria).
¡(...) Es como si te estuvieran linchando todos los días hasta que ya no tienes
fuerzas de nada (...) por lo que terminan dándote “el tiro de gracia” (...) y ahí quedaste!
(Profesor universitario).
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Del Pino Peña
¡Me apena decirlo, pero yo he trabajado en otros lugares, y el peor ha sido aquí en
la universidad, por tantos dimes y diretes tan asquerosamente bajos que hacen sus
autoridades y sus allegados! (...) ¡Verdaderamente lamentable este entorno de tra-
bajo tan falto de moral y tan enfermo que se vive se en las universidades! (Profesora
universitaria).
¡Aquí te mueves en un ambiente muy feo! (...) ¡Ahora sí, que primero yo, después
yo y siempre yo, y los que estén conmigo (...) los demás que se jodan (...) nosotros
como simples maestros, no les importamos! (...) ¡Ese, ese es el espíritu que priva en
la universidad ´ (...) triste pero real (...) así como no va haber mobbing! (Profesor
universitario).
¡Ya te fregaste si no eres cuate de los que la mueven en la universidad! (...) ¡Ellos tiene
el poder de hacer y deshacer como gusten por la estructura tan rígida que hay aquí!
(...) ¡Hay muchas mafias de poder (...) y si te agarran de “su puerquito” (...) olvídate,
pobre de ti! (Profesor universitaria).
¡Los que principalmente te acosan son los que están en el círculo de poder de la
jerarquía (...) tus jefes (...) ellos mandan (...) tú obedeces, no te queda de otra (...) te
aguantas y calladita te ves más bonita (...) ¡Por más que nos hagan lo peor (...) nadie
puede hacerles nada (...) son intocables! (Profesora universitaria).
¡Todos aquellos que tienen “vara ancha” con las autoridades (...) nuestros jefes (...)
y que como a muchos de ellos los pusieron de “dedazo”, están bien protegidos desde
arriba (...) y pues nadie les hace nada! (Profesor universitario).
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sobre el imaginario de las víctimas del mobbing docente
¡Mucha de esta gente mala que hay en las universidades (...) son coordinadores (...)
y como siempre están bien parados, se aprovechan de que tienen poder y que nadie
los puede correr (Profesor universitario).
¡“Los maestros lambiscones (...) que quieren quedar bien con ellos (...) y que hacen
todo lo que ellos les dicen (...) por malo que sea (...) para poder contar con sus favores
(...) y lograr lo que ellos quieren alcanzar en la universidad (...)!” (Profesor univer-
sitario).
¡Tengo colegas muy malvados (...) que son incondicionales del jefe (...) y por quedar
bien con él y tenerlo contento (...) no les importa el daño que te están haciendo (...)!
(Profesora universitaria).
¡Hay profesores que son unos verdaderos canallas y que como tienen un mayor status
que uno (...) ganado por su lealtad con los ´meros, meros` (...) no por sus propios
méritos (...) sino por las bajezas que les ordenan que hagan para atacarnos (...)! (Pro-
fesor universitario).
¡Han creado una imagen monstruosa mía en la universidad (...) como si fuera una
´bruja´! (...) ¡Puras mentiras sobre mi persona para correrme (...) no solo como
profesora me han puesto en mal con mis alumnos y con los otros profesores (...) al
decirles que no hago mi trabajo (...) que cometo muchos errores (...) que no sé hacer
nada (...) que soy una mala persona (...) que no soy de confianza (...) todo esto me ha
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Del Pino Peña
dañado mucho en mis clases y con los colegas (...) que a veces ya no puedo más, y ya
no sé, si lo mejor sería renunciar! (Profesora universitaria).
¡Cómo me enfermé por tantas cosas tan malas que me hacían, estuve incapacitada
y luego me enteré de que en mi ausencia en una junta del Colegio de Profesores, el
coordinador de la carrera les pasó a todos los asistentes mis incapacidades y mis
documentos personales que tenían en la universidad (...) burlándose de lo que me
había ocurrido, de mi trabajo y hasta de mi vida personal (...) metiendo una cizaña
bien fuerte en mi contra para que me despidieran (...) me sentí tan mal que volví a
ponerme muy mal (...) y cuando regresé todos otra vez se pusieron en mi contra para
que me corrieran (...) y así siguen queriendo correrme por todo (...) que porque respiro
o porque no respiro (...) la verdad hay veces que me pregunto a mí misma si podré
seguir soportándolo (...) o mejor si yo misma mejor me retiro antes de que las cosas
se pongan peores para mí! (Profesor universitario).
¡Mi jefe es muy cruel conmigo (...) no tiene ´nadita´ de corazón (...), me hace cosas
bien feas siempre! (...) todo esto se está convirtiendo en un castigo (...) para ver si
logro aguantar (...) cada vez todo se pone peor (...) y me he llegado a sentir tan mal
que ya estoy pensando mejor en abandonar todo y mejor renunciar! (Profesora uni-
versitaria).
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¡Yo tengo que echarle más ganas que mis otros compañeros maestros, para que
siquiera me tomen en cuenta para dar una clase, y a pesar de que siempre estoy
tomando cursos y preparándome mejor (...) casi siempre les tengo que estar rogando
para que me den las materias que por obligación institucional debo impartir! (Pro-
fesora universitaria).
¡Siempre me dejan al final (...) y me dan los peores horarios, las materias que nadie
quiere (...) a pesar de ser especialista en otras materias y siempre estar tomando cur-
sos de actualización sobre didáctica y las nuevas tendencias que hay de mis materias!
(Profesora universitaria).
¡Aunque destaco más que otros colegas hombres académicamente hablando para que
me den las materias que solicito tengo que demostrar que soy mejor que ellos en todos
sentidos (...) a veces lo logro y otras no (...) y a pesar de ello yo sigo con formaciones
que me permitan tener más armas que me permitan seguir explorando el lograr una
mejor carga docente! (Profesora universitaria).
¡Te bloquean, no te dejan alcanzar tus metas profesionales! (...) ¡Estás estancada
aunque seas la mejor! (Profesora universitaria).
¡Te ponen muchos impedimentos para que puedas concursar por alguna convocatoria
de becas o estímulos (...) son muy tramposos (...) me dilatan la estregan de constancias
o me dicen que se les traspapelaron para que no reúna todos los requisitos y no pueda
siquiera concursar (...) para que sus cuates puedan ser los que se hagan acreedores a
esos apoyos! (Profesora universitaria).
¡No se vale todo lo que te hacen para que no puedas avanzar (...) no es justo que te
pongan tantas ´piedritas´ para que puedas meter papeles en las convocatorias (...)
puedas ir a dar una conferencia (...) participes como experta en el medio académico
(...) solo porque eres mejor que ellos! (Profesora universitaria).
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¡De plano yo sigo sin salir del estado de estupefacción que provoca el ser agredida en
la universidad por ser una profesora bien preparada, que pudiera servir de ejemplo
de empoderamiento a las jóvenes, y que contradictoriamente tengo que soportar un
trato violento por no haberme casado! (Profesora universitaria).
¡Es sorprendente tantas groserías que una tiene que aguantar! (...) con cosas que no
tiene nada que ver (...) ¡Como si el ser buena maestra estuviera relacionado con si
estás divorciada, o no! (Profesora universitaria).
¡Es muy ofensivo como maestra que recibas un maltrato con alusiones sexuales (...)
y más en una universidad que se dice defensora de la causa de las mujeres (...) sim-
plemente no puede ser (...) no en persona ni por Internet (...) es verdaderamente
denigrante (...) que asco! (Profesora universitaria).
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sobre el imaginario de las víctimas del mobbing docente
¡Es parte del sistema educativo, no puedes hacer nada más que entrarle y no “rajarte”!
(Profesor universitario).
¡Es lo normal, así somos aquí, qué le vas a hacer! (Profesor universitario).
¡Es lo común que te hagan cosas bien gachas en la universidad, pero la verdad es que
en todas es así! (Profesor universitario).
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¡Lo que más deseaba desde que era estudiante, era ser profesora para poder regre-
sarle a mi universidad todo lo que me había dado (...) fui la mejor alumna de mi
generación y en el posgrado también me destaqué (...) siempre quise trabajar en la
universidad (...) ¡era mi máximo! (...) ¡Con mucho esfuerzo logre ganar una plaza! (...)
¡Por primera vez pude concursar por apoyos que no tenía acceso por ser solamente
una profesora interina de asignatura (...) así que le eché muchas ganas y conseguí
ganarlos, y eso me ayudó mucho para poder empezar en la universidad (...) pero eso
no les gustó a los de mi área (...) porque si, ya de por sí, nadie me hacía caso como
nueva, sino que me veían como extraña (...) eso provocó que se me echaran encima
algunos profesores reconocidos en la universidad y que me empezaran a tratar muy
mal (...) ¡se enojaban mucho!
! Como yo tenía la idea de que contaba con el apoyo de mi coordinador (...) pues
pensé que todo iba a mejorar, pero no fue así (...) yo confiaba en él porque era un
maestro que ya tenía muchos años en la universidad y que estaba muy bien “parado”
(...) ¡yo tenía la idea de que era todo un caballero! (...) ¡Yo pensé que al proponerle
varias ideas nuevas para el área, eso me ayudaría con todo esto (...) pero no fue así
(...) se robaba mis ideas para quedar bien en la universidad (...) decían que eras
sus propuestas, pero era una vil mentira (...) ya después descubrí que él era el que
armaba todo para que me atacaran mis otros compañeros (...) que era un hipócrita
de primera (...) que siempre me había mentido (...) que solamente me estaba usando
y se aprovechaba de mí (...) eso me devastó totalmente porque yo confiaba en él…
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¿Un “crimen perfecto” en la universidad? Narrativa de género
sobre el imaginario de las víctimas del mobbing docente
Como yo no sabía nada (...) yo no entendía por qué eran tan groseros conmigo
(...) por qué me maltrataban tanto (...) era obvio que no me dieran clases en posgrado
porque no tenía ninguna ´palanca´ que me ayudara a entrar clases allí (...) pero sentí
mucho que me quitaron mis materias de licenciatura (...) para que tuviera problemas
en la universidad porque no estaba cumpliendo con mi carga horaria obligatoria (...)
no me dejaban firmar mi asistencia (...) para que tuviera tres faltas seguidas y pudie-
ran correrme (...) no me avisaban de las juntas (...) me daban información incorrecta
e incompleta para que cometiera errores y no pudiera cumplir bien con mi trabajo
ni tampoco poder concursar por estímulos institucionales (...) ¡no me tomaban en
cuenta para nada…!
¡No tuve cubículo durante más de dos años! (...) y cuando finalmente lo obtuve
me confinaron a un espacio en condiciones muy malas para la salud (...) estaba haci-
nada en un pequeño lugar sin luz que parecía bodega (...) sucio y con mal olor (...) a
los pocos alumnos que me iban a buscar hasta les daba como asco y no regresaban
(...) me tenían hasta lástima y no entendían por qué me habían quitado mis grupos y
me trataban así (...) si yo para ellos, según me dijeron, era una muy buena profesora
que siempre estaba al pendiente de ellos (...) no me permitieron hacer un buen uso
de los recursos que había ganado (...) me robaron la computadora que compré (...)
muchos de mis materiales de trabajo (...) de mis clases y de la investigación que estaba
haciendo (...) eso me afecto un ´chorro` (...) se llevaron hasta trabajos de mis alumnos
(...) ¡yo lo denuncié ante el jurídico, pero nadie me hizo caso...!
¡Nadie me hablaba (...) se daban la vuelta cuando me veían (...) no respondían
a mis saludos ni a mis preguntas! (...) siempre se burlaban muy feo de mí (...) que
estaba bien fea y prieta (...) se burlaban de un problema de salud del que me estaba
recuperando, pero con todo lo que me hicieron me empeoré (...) y se me complicó todo
(...) dijeron cosas muy ofensivas sobre mi vida íntima sin ningún fundamento (...) me
inventaron que yo era una piruja (...) ´que yo había logrado entrar a la universidad
por “cuerpomático” no por mis méritos (...) Y lo más asqueroso fue de todo (...) fue
que por primera vez en mi vida, me acosaron sexualmente (...) tanto en persona como
por Internet (...) me miraban muy morbosamente (...) me hacían comentarios muy
denigrante (...) me mandaban mensajes ofensivos a mi correo (...) con fotografías
pornográficas (...) e insinuaciones repugnantes y nauseabundas (...) nunca me ima-
giné que viviría eso en la universidad (...) ¡qué repugnante !
Yo no tenía ni idea de que mi coordinador era quien promovía todas estas bajezas
(...) me acusaba de cosas muy malas sobre mi persona y mi vida profesional ante los
otros profesores (...) de cosas que yo no había hecho nunca en mi vida (...) ¡Me difamó
cruelmente! (...) dijo muchas cosas que no eran ciertas (...) me ponía muy mal ante los
demás (...) inventó una imagen falsa de mi persona, totalmente contraria a mi forma
de ser (...) ¡me provocó muchos problemas en la universidad donde trabajaba! (...) y
que empezara a enfermarme muy fuerte (...) y como estaba muy mal de salud, por más
que me esforzaba ya no hacía las cosas como antes (...) estuve muy enferma, hasta me
hospitalizaron por lo mal que estaba (...) la verdad, me sentía muy, pero muy mal (...)
no podía creer todo lo que estaba viviendo (...) y cuando descubrí lo farsante y desgra-
ciado que era mi coordinador (...) la “mala leche” que me hacía (...) me di cuenta que
estaba en un verdadero nido de víboras (...) quede muy decepcionada de la universidad.
…Todas estas asquerosidades (...) es lo más funesto que he pasado como maestra
(...) y las reporté muchas veces ante las autoridades por escrito (...) pero me dejaron
“morir sola” (...) nunca, de los nuncas (...) hicieron nada por ayudarme (...) Todo esto
es una vergüenza que suceda en la universidad (...) ¡Me dolió mucho que con toda la
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Del Pino Peña
injusticia del mundo me despidieran! (...), ¡estoy muy decepcionada! (...) ¡No tengo
trabajo! (...) estoy muy mal de salud (...) me empeoré mucho (...) ahora ya tengo más
enfermedades (...) siento que todo lo perdí (...) me cerraron todas las puertas (...)
me siento muy vacía (...) no tengo fuerzas, me siento muy débil (...) me siento como
zombi, como muerta en vida (...) me maltrataron mucho (...) siento que ya no tengo
ninguna razón para seguir adelante (...) no sé qué rumbo tomará mi vida (...) ¡no le
veo futuro! (...) ¡Ahorita no tengo fuerzas para nada! (...) me destruyeron totalmente
(...) ya no soy la de antes (...) lo que más quería en la vida (...) mi carrera académica
está acabada.
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Bibliografía
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sobre el imaginario de las víctimas del mobbing docente
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El secreto más oculto está bajo el miedo.
Formas de violencia contra
las mujeres en Colombia
Queremos mostrar casos reales con unas entrevistas, pero es tan impor-
tante destacar las noticias sobre las mujeres que son objeto de homici-
dios y hechos violentos que se constituyen en delitos penalizados por
la justicia colombiana, que solo referiremos casos de 2017; con estas
publicaciones señalamos que la justicia colombiana es muy lenta, y a
veces con rasgos de impunidad, por lo cual el victimario queda libre por
vencimiento de términos. Esta es la realidad de Colombia que debe ser
expuesta ante otros países, para que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y otras organizaciones internacionales entren a tomar medidas
cautelares y de protección a las mujeres, y sobre todo que se haga justi-
cia. Como dice un dicho popular, si no queremos que otros castiguen a
nuestros hijos debemos responsabilizarnos de su formación.
Cuando nos referimos a la violencia contra las mujeres estamos
haciendo mención de las madres o mamás , a sus hijas, abuelas, nietas,
sobrinas y otras que están dentro del núcleo familiar, pero fuera del
hogar se encuentran las mujeres que trabajan para mejorar el sustento
económico y sufren el acoso sexual de sus patrones; las niñas que estu-
dian o que también están sometidas a trabajar y que son víctimas de
humillaciones y violaciones.
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Parra Cárdenas y López López
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
Es el caso de María, una mujer que creció en el campo, con nueve her-
manos, a quien le tocó trabajar y desempeñar labores del hogar y propias
del trabajo rural desde pequeña, un hogar en el que no creció en medio
de riquezas y lujos, pero donde siempre hubo qué comer. Sin duda, una
mujer bonita, de piel color canela, cabello negro, ojos negros, labios rosa-
dos, mejillas pronunciadas y estatura promedio en Colombia.
Dieciocho años era su edad cuando se casó, profundamente enamo-
rada del que sería el padre de siete hijos, hoy en día su apoyo. Todo color
de rosa, como suelen ser las relaciones al inicio; enamorados, soñadores,
con infinitos deseos de salir adelante, deseos que más tarde desaparecie-
ron y se convirtieron en constantes peleas, discusiones y golpes.
Al contactar a María, no quiere hablar, no quiere recordar aquellos
episodios de violencia que soportó durante casi 30 años, por qué lo hizo,
probablemente por la razón que muchas mujeres callan, por sus hijos,
por mantener el hogar, por no ser un fracaso ante la sociedad o simple-
mente porque ellas tienen la culpa, por hacer enojar con sus comporta-
mientos a sus esposos.
En Colombia, el maltrato de violencia doméstica (intrafamiliar) se da
por celos, por desconfianza, por machismo y, sobre todo, por infidelidad,
esta última fue la que más debió soportar María de su marido, y es que
treinta años es un número grande para una persona que con frecuencia
sufre agresiones tanto físicas como psicológicas.
En definitiva, María se niega a contar su historia, porque dice que no
se siente con la capacidad de hacerlo sin verse afectada, así que autoriza
a su hermana Ana, quien presenció varios de los episodios de violencia
que sufrió María. Ana es una mujer alta, de apariencia fuerte, cabello
negro, mirada seria; al igual que María, creció en el campo, trabajando
en el hogar y tuvo que defender a su hermana en muchas ocasiones.
María se casa y se va a vivir con su esposo a una casa cerca de su
hogar paterno, ahí comienzan los inconvenientes, padres y hermanos
reciben quejas de los vecinos por constantes agresiones e incluso, en oca-
siones, ellos alcanzan a escuchar los gritos e insultos con que el hombre
agrede a esta mujer y deben acudir a su defensa; el hogar se convierte en
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Parra Cárdenas y López López
una batalla campal de casi todos los días y para sus padres y hermanos
cualquier momento puede convertirse en una tragedia.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
Ana: Él también los trataba muy mal y les pegaba, muchas veces,
cuando yo ya estaba grande, tuve que intervenir para defender a los niños
porque él les pegaba con lo que encontraba.
Entrevistador: Algún momento puntual que recuerde de las agre-
siones que ella sufrió.
Ana: Ella le servía el desayuno, ella le podía preparar, por ejemplo,
un caldo, arepa y chocolate, pero si ella no le servía carne o huevos, él
tomaba el desayuno y se lo lanzaba por la cara o por los pies y ella corría
a recoger el desayuno y a volver a servirle el plato y rogarle que comiera.
Recuerdo que él llegaba de trabajar cada quince días, le traía a ella
las sobras del jabón y el shampoo que él usaba y decía que él debía usar
jabón y útiles de aseo nuevos, y ella no, y ella contenta le recibía eso.
Entrevistador: ¿Podría decirse que hubo infidelidad por parte del
esposo?
Ana: Toda la vida, ese hombre estuvo con muchas mujeres.
Entrevistador: ¿Cuando usted intervino para defenderla a ella, él
nunca intentó agredirla a usted?
Ana: A mí nunca me agredió. (Ana dice, extra micrófonos, que María
muchas veces debió atender a algunas mujeres con las cuales él llegaba
a la casa, y ella les decía a sus familiares que se trataba de amigas de su
esposo).
A pesar de la violencia de que María era víctima, ella siempre era cariñosa
con él, pero él la trataba mal, le decía palabras fuertes, que olía feo, que
no se le acercara, la golpeaba contantemente con palos, con ramas de
árboles, la tomaba del cabello y la arrastraba por toda la casa en presencia
de los hijos, que miraban atónitos y sin poder hacer nada para defender
a su mamá.
Los vecinos acudían a los padres de ella para quejarse, para pedirles
que hicieran algo para defenderla, tanto a ella como a los niños, pero era
prácticamente imposible, porque el amor que ella sentía por el hombre
hizo que nunca quisiera denunciarlo; por el contrario, María siempre lo
defendió, pues decía que todo era mentira y que se trataba del odio que
su madre y sus hermanos sentían hacia él.
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1. Lozano N., Violencia de género en Colombia, análisis corporativo de las cifras de los
años 2014, 2015 y 2016, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
2016. Disponible en: http://www.medicinalegal.gov.co/documents/88730/4023454/
genero.pdf/8b306a85-352b-4efa-bbd6-ba5ffde384b9.
2. Ibidem.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
3. Bonilla, Alejandra (2017), “No tenemos por qué ser sumisas”, El Universal, Cartagena,
30 de julio. Disponible en http://www.eluniversal.com.co/suplementos/facetas/no-
tenemos-por-que-ser-sumisas-258890. Consultado: 29 de octubre de 2017.
87
Parra Cárdenas y López López
88
El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
Medicina Legal manifiesta en una entrevista que son las armas de fuego
las más utilizadas para cometer este tipo de delitos. La Fiscalía reveló que
han sido denunciados 345 casos de feminicidios en diferentes regiones
del país.
Tras el lamentable asesinato de una mujer a manos de su ex pareja
sentimental en el centro comercial Santafé, en el norte de Bogotá, las
autoridades están en alerta ante el número de este tipo de casos que son
denunciados en el país.
Medicina Legal, por medio de su director, manifiesta que en lo
corrido del 2017 se han registrado 204 casos de homicidios de mujeres;
Carlos Valdés (director) señaló que en los últimos diez años el uso de
armas de fuego ha aumentado de manera preocupante, hasta alcanzar
el primer lugar entre las causas de feminicidios en el país.
4. rcn Noticias (2017), “Más de 200 mujeres han sido asesinadas en Colombia en el
2017: Medicina Legal”, octubre 29. Disponible en: http://www.noticiasrcn.com/
nacional-pais/mas-200-mujeres-han-sido-asesinadas-colombia-2017-medicina-
legal. Consultado: 25 de octubre de 2017.
89
Parra Cárdenas y López López
5. rcn Noticias (2017), “Preocupantes cifras sobre violencia contra la mujer en Colom-
bia”, octubre 29. Disponible en: http://www.noticiasrcn.com/nacional-pais/preocu-
pantes-cifras-violencia-contra-mujer-colombia. Consultado: 29 de octubre de 2017.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
y decidí irme con él, pero después igual terminaron aceptándolo, nos
fuimos a vivir juntos y al principio todo era bonito, pero después de dos
años, cuando quedé embarazada, él cambió totalmente el trato hacia mí
y empezaron las agresiones y los maltratos (se le quiebra la voz).
Entrevistador: ¿Por qué se daban las agresiones?
Sara: El problema es que él era quien trabajaba, yo siempre estaba
en la casa, y cuando estuve embarazada no trabaja por eso y él empezó a
comprar cosas como terrenos para construir, pero unos años después me
sacó en cara que lo que había en la casa lo había comprado él y que yo no
hacía nada. Esas fueron unas épocas muy duras, yo estaba embarazada,
pero él me insultaba todo el tiempo, peleaba conmigo todo el tiempo, yo
pensé en regresar a la casa de mis papás, pero no quería quedar como
una fracasada.
Entrevistador: ¿Alguna vez pensó en denunciarlo?
Sara: Sí, pero había una hija que ya estaba por llegar y lo amaba, el,
aunque me maltrataba, me daba estabilidad, y la iba a perder si me iba
de la casa o si lo denunciaba, además, después de que la niña nació él
cambió por un tiempo, después tuvimos otra hija, y había peleas, pero
los malos tratos habían disminuido.
Entrevistador: Hasta ese momento las agresiones eran verbales, ¿en
qué momento comenzaron las agresiones físicas?
Sara: Él era muy celoso, siempre lo fue, pero cuando éramos novios
yo no lo veía, pensaba que me celaba porque me quería, recuerdo que
en esa época me prohibió hablar con muchos de mis amigos del colegio,
pero yo le daba la razón y terminé dejando de hablar hasta con mis her-
manas por un tiempo.
Las agresiones físicas comenzaron cuando las niñas ya estaban
más grandes, el compró un lote en un lugar que a mí no me gustaba, e
hizo una casa y por eso discutíamos todo el tiempo, hasta que un fin de
semana empezó a llegar tarde y borracho, al principio no le dije nada,
pero cuando vi que lo hacía todas las semanas, le reclamé y vino el primer
golpe, me pegó delante de las niñas y desde ese momento me golpeaba en
varias ocasiones cuando discutíamos. A mí me daba pena, así que nunca
se lo conté a mi familia, después de unos días arreglábamos las cosas y
él decía que iba a cambiar y me pedía perdón.
91
Parra Cárdenas y López López
Con la voz quebrantada y con lágrimas en los ojos, Sara no quiere contar
más de lo que fue su vida hasta hace un poco más de un año, como ella
misma dice, y como ella en Colombia hay miles de mujeres que soportan
el maltrato, las agresiones físicas, las malas palabras, las humillaciones,
por miedo, por un profundo temor a la soledad, a ser madres solteras,
pero todas ellas tienen un límite y, al igual que Sara y María, un día des-
piertan dispuestas a decirles a sus agresores: “No más”.
Esta problemática, en vez de disminuir, ha ido en aumento; en
2016 se presentaron 51,182 casos de mujeres víctimas de “violencia de
pareja”.6 Para 2017, Medicina legal en su informe expresa:
Cada día, 140 mujeres son agredidas por sus parejas en Colombia; las autoridades
de Bogotá han recibido más de siete mil denuncias de mujeres maltratadas. Pero en
el mismo lapso apenas se han dictado 23 condenas. La mayoría de mujeres no solo
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
espera a que los ataques se repitan una y otra vez antes de denunciar, sino que suelen
desistir apenas iniciado el proceso.
Eso fue lo que pasó en uno de los casos más sonados: el de Lizeth Ochoa
y su marido, Alberto Dangond, quien la golpeó brutalmente en el par-
queadero del Country Club de Barranquilla en un arranque de celos.
La pasividad de las víctimas de esa conducta afecta a miles de mujeres,
contribuye en la formación de otro lastre social: la impunidad.
De hecho, en una de las pocas condenas, el juez 27 de Bogotá se
negó a aceptar la petición de una mujer para absolver a su expareja, que
la pateó, la hirió con arma blanca e impidió durante treinta minutos
que la policía la auxiliara. La víctima y el agresor, Fernando Lucumí,
no volvieron a las audiencias, pero con el testimonio de los policías que
atendieron el caso, el juez dictó una condena de seis años de prisión.
Los responsables de atender esas emergencias en el Centro de Atención
de Violencia de género de la Fiscalía (cavif) cuentan que muchas de las
que desisten vuelven a aparecer después, con nuevos golpes. “Llegan
con vergüenza. Más que cárcel para el agresor, lo que quieren es que un
tercero evite que las golpizas sigan”, dice otra fiscal.
Cinco impactos de bala en la cara, el cuello, el cráneo y las manos casi acaban con
la vida de una joven de 24 años, el pasado 25 de mayo de 2017, en el barrio Robledo
Aures (Comuna 7 de Medellín).
La víctima, que se encontraba en una vivienda, recibió los primeros disparos a
través de una ventana, pero luego el agresor ingresó para terminar el ataque. Tras dos
meses en cuidados intensivos, ella les relató a las autoridades que el presunto respon-
sable era su compañero sentimental, quien luego del atentado no regresó al barrio.
Por la supuesta responsabilidad en estos hechos, el hombre fue capturado y
cobijado con medida de aseguramiento en una cárcel. No se allanó a los cargos por
el delito de tentativa de feminicidio agravado. Según el ente acusador, “durante las
audiencias preliminares de legalización de captura, imputación de cargos y solicitud
de medida de aseguramiento, el presunto agresor estuvo acompañado de la víctima,
quien cambió su versión inicial de los hechos en una declaración juramentada”.
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Parra Cárdenas y López López
7. Tamayo Ortiz, Heidi (2017), “Mujeres y niños aún son principales víctimas de violen-
cia en el hogar”, El Tiempo, 25 de octubre. Disponible en: http://www.eltiempo.com/
colombia/medellin/mujeres-y-ninos-aun-son-principales-victimas-de-la-violencia-
en-el-hogar-144488. Consultado 29 de octubre de 2017.
8. Ibidem.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
pegar”; esas son las frases más comunes entre los colombianos. Otra
causante de violencia en Colombia son los celos, que se dan en cualquier
circunstancia, en ocasiones por actitudes tan simples como miradas.
Para muchos hombres colombianos es causante de celos que una mujer
intente arreglar su aspecto personal y verse bonita. Es el caso de Sara,
una mujer de aproximadamente 35 años que hoy se encuentra en un
pleito legal con el que fue su marido.
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Parra Cárdenas y López López
Con mucho miedo lo hice porque pasaron cosas como lo de Tatiana Fan-
diño. Primero, me contacté con un periodista que me dijo que me iba
a exponer más, me metió terror, más del que tenía. Lo volví a pensar y
tomé la decisión más dura en ese momento, así que le escribí a Jineth
Bedoya, quien se convirtió en un ángel para mí. Nos pusimos una cita
en una audiencia de alegato y le conté todo lo que había pasado. Ese día
me enteré de que el señor ya estaba en La Modelo.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
con él. Pero jamás me di cuenta y siento que, si la gente habla, no saben
por lo que atraviesa una persona que ha sido víctima.
Ser juzgada por mi propia familia, pero no guardo rencor. Pero con esto
quiero demostrar que, si hablo, me protejo y protejo a mi familia. Es
tedioso, pero hay que hacerlo porque puedo ayudar a otra mujer y siem-
pre las dirijo a esas personas que las pueden ayudar de verdad. Sí, tengo
un resentimiento con la línea 155 y con la Secretaría de la Mujer, que,
si bien están trabajando por mejorar, esta es la hora en la que no le han
dado cierre a mi caso, no me han llamado para entregarme eso.
Sí y no. Esta ley les ha dado más visibilidad a estos casos en donde son
maltratadas físicamente, emocionalmente e incluso financieramente.
Pero otra cosa es cuando aplican la ley y después dejan la victima a su
suerte. Quién nos protege, quién nos ayuda a salir adelante, quién nos
da una mano. Eso queda ahí.
¿Cómo va su caso?
9. López, Pamela (2017), “Siempre voy a tener miedo: Kelly Méndez”, Publiometro
noticias, 20 de septiembre. Disponible en: https://www.publimetro.co/co/bogo-
ta/2017/09/20/entrevista-kelly-mendez-victima-violencia-de-genero-bogota.html.
Consultado: 25 de octubre de 2017.
97
Parra Cárdenas y López López
Tras adelantar un minucioso estudio de siete meses sobre el material probatorio del
homicidio de María Claudia Castaña, la Sala Penal del Tribunal Superior de Cúcuta
confirmó en una lectura de fallo la condena a 37.5 años de prisión para el ex-concejal
Pedro Vélez, quien es responsable del asesinato de su esposa y del ocultamiento de
pruebas para encubrir este crimen.
El material probatorio recopilado por la Fiscalía en el caso por deceso de la
abogada Claudia, ocurrido el 16 de abril del 2010, obedeció a un impacto de bala que
le fue propinado en su cráneo, y no producto de un suicidio, como se creyó inicial-
mente. “Fueron siete años de proceso, muy duro, pero recibimos con satisfacción
este concepto y no cabe duda que fue él quien la mató cruelmente”, indicó Patricia
Avedaño, madre de la víctima.
Actualmente, el asesino de esta cucuteña, de veintiún años, se encuentra recluido
en una prisión de Caracas, en Venezuela, por ser uno de los presuntos autores intelec-
tuales del asesinato del diputado venezolano Robert Serra, en octubre de 2016. Para
esa fecha, sobre este político colombiano pesaba una orden de captura de la Interpol
por huir de la justicia colombiana.10
10. El Tiempo (2017), “Confirman condena contra exconcejal de Cúcuta por asesinar
a su esposa”, 19 de octubre. Disponible en: http://www.eltiempo.com/colombia/
otras-ciudades/condena-contra-julio-velez-exconcejal-de-cucuta-por-asesinar-a-su-
esposa-142704. Consultado: 29 de octubre de 2017.
11. Revista Semana, “La epidemia de la violencia intrafamiliar, cerca de 50,000 casos
en 2016”. Disponible en: http://www.semana.com/nacion/articulo/violencia-intra-
98
El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
familiar-en-colombia-2016/492198
12. El Tiempo (2017), “Hablemos de acoso”, 18 de octubre. Disponible en: http://
www.eltiempo.com/opinion/editorial/hablemos-de-acoso-acoso-sexual-142056.
Consultado: 29 de octubre de 2017.
99
Parra Cárdenas y López López
Como David contra Goliat, las mujeres que han sufrido este drama,
en sus lugares de trabajo o en las aulas —el otro escenario por excelencia
del flagelo—, y han decidido actuar, conocen muy bien esa sensación
de desgarradora impotencia que las invade después de comprobar el
tamaño del monstruo a que se enfrentan.
Deberá hacerse una gran movilización que llegue a oídos del legisla-
dor, de la justicia del Estado colombiano; la comprensible indignación
debe cristalizarse en una presión ciudadana por los canales que para ello
ofrece la democracia.
Esta transformación no solo ha de apuntalar un cambio cultural de
fondo —que ya se asoma—, sino debe dar pie a la creación o el fortaleci-
miento de instancias y mecanismos que permitan que la justicia actúe,
para que las personas que denuncian sientan tranquilidad en lugar de
desasosiego, y también para evitar que esto derive en acusaciones sin
fundamento real, que no solo perjudican a quienes son objeto de ellas,
sino, y de manera grave, porque le restan legitimidad a la causa misma.
He sido una persona que ha tenido amigos, pero no he sido muy abierta
con muchas y cosas y haber hecho público este caso para mí fue muy
difícil porque eso fue abrir una puerta para que otros entraran a conocer
mi vida.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
Para mí, y para mi familia, fue duro recibir esas críticas. Por ejemplo,
mi mamá es una mujer que somatiza todo y se enfermó; mi papá es una
persona introvertida y en la primera audiencia no pudo acompañarme
por su trabajo, entonces digamos que me ha tocado esta lucha sola, no
porque no cuente con mis papás, sino porque he querido que ellos estén
al margen para que no sufran más.
Eso para mí fue duro. Cuando llegué a Medicina Legal y me dijeron
que eso era un intento de abuso sexual no comprendí muy bien lo que
pasaba y, con el paso del tiempo, me di cuenta que hice bien al denunciar.
Muchas mujeres deciden no denunciar porque sienten que no les dan una
protección real. Los procesos se hacen largos, no comes por muchos días
y te revictimizan. Denunciar es todo un proceso y uno desiste; la justicia
te tiene que ver “hecha mierda”, golpeada o con una herida profunda
para que te tome en serio.
El hecho de hacer la denuncia pública y hablar es importante, porque
si seguimos callando estas cosas no va a haber ningún cambio. Están
las leyes, pero si no las hacemos valer no sirve de nada. Es tener la ley e
ignorada porque las personas no hablan y dan por hecho que están bien.
Aquí lo importante es que hay un castigo social, porque hay una presión,
algo visible y eso es lo que en mi caso sirvió. Gracias a Dios mi proceso
fue rápido y me gustaría que fuera igual para otras mujeres porque hacer
justicia es difícil. Aunque lo mío, en teoría, fue una semijusticia.
101
Parra Cárdenas y López López
Sí, no me importa lo que digan los demás, yo lo conocí y no creo que tenga
sentimientos malos, sino que está desequilibrado. No es un delincuente
que tiene sangre fría para matar a otro, pero en la cárcel se va a volver peor.
Desde el principio nunca quise que se fuera preso y me dijeron que
era muy boba, que por qué no lo mandaba preso. Pero es que a mí no
me sirve mandar a una persona bipolar presa porque con esta justicia
sale en dos años a matar a otra mujer, a hacerme daño, quién sabe a
qué. Prefiero que tenga un castigo social, porque en este país prima la
plata o la imagen. De todas maneras, eso lo pensé por el bienestar de él
y por el de la mamá que es una víctima de él
¿Aún la juzgan?
Todo el tiempo. Después del proceso fui hostigada por él, por su fami-
lia, por su amigo y todo por la indemnización. Aunque para mí lo más
difícil ahora es que quedan secuelas y estar con un hombre, hasta en la
intimidad, va a ser difícil; la indemnización económica es la ayuda para
un nuevo comienzo y para crecer nuevamente, pero esto que me pasó
me ayudó a conocerme más, a ver de lo que puedo ser capaz, a saber,
que puedo ayudar a otra chica que pasó por algo igual. Esto ha sido un
despertar.
La pregunta más importante es: ¿Quiero que esto se repita todos los días
de mi vida? Si es así, serán personas infelices por hacer feliz al otro. Uno
se vuelve sumiso y cada vez se siente menos, entonces hay que pensar si
quieren eso toda la vida. Hay que pensar en sus hijos y en su familia. Con
las instituciones el proceso es lento, pero si lo hacemos unidos lo vamos
a superar más fácil, tampoco hay quedejarnos revictimizar.13
13. Publiometro Noticias (2017), “Hacer Justicia en este país es difícil: María Paula
la Rotta”, 2 de septiembre. Disponible en: https://www.publimetro.co/co/bogo-
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
ta/2017/09/12/entrevista-maria-paula-la-rotta-agresor-carlos-arbelaez-violencia-
contra-la-mujer.html. Consultado: 25 de octubre de 2017.
14. Batista, Lia Miranda (2017), “En Cartagena no hay voluntad política para tratar los
asuntos de las mujeres”, 3 de septiembre. Disponible en: http://www.eluniversal.
com.co/cartagena/en-cartagena-no-hay-voluntad-politica-para-tratar-los-asuntos-
de-las-mujeres-261240. Consultado: 29 de octubre de 2017.
103
Parra Cárdenas y López López
Debemos hacer este tipo de conciencia y desligarlo como un asunto de familia y vol-
verlo un asunto de salud pública. Los delitos contra la mujer no se están tipificando
como feminicidios y esto también es responsabilidad de la institución”, expresó Leidys
Perneth, activista.
Imagínese una mujer con dos hijos, que por años ha soportado abuso
físico y sexual de su pareja, la misma que la tiene amenazada, y en los
últimos días fue sometida a una fuerte golpiza que casi le quita la vida.
Con miedo, en muchos casos no por ella sino por sus hijos y familiares,
se atreve a denunciar y no puede porque la uri terminó su horario de
atención a las 5:30 p.m. Absurdo, pero real, tal como le pasó a Paola
Noreña luego de ser acuchillada a la salida de su universidad. Además,
este caso, y otros miles, son tratados como lesiones personales, no como
intento de feminicidio. A Claudia no la escucharon y fue asesinada. Ahora
bien, una mujer que es víctima de maltrato debe ir a las comisarías de
familia a denunciar a su agresor, pero si fue abusada sexualmente debe
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
15. López, Pamela (2017), “La tramitología que mata a las mujeres víctimas de violencia”,
Publímetro noticias, Bogotá, Colombia.
105
Parra Cárdenas y López López
El año pasado 125 mujeres fueron asesinadas por su pareja. Según los
expertos, estos hechos trágicos pueden comenzar con un maltrato verbal
y van subiendo de tono hasta llegar a la agresión con armas.
16. Medicina Legal (2017), “Cada día, 140 mujeres son agredidas por sus parejas en
Colombia”. Disponible en: http://www.medicinalegal.gov.co/cada-dia-140-mujeres-
son-agredidas-por-sus-parejas-en-colombia”. Consultado: 29 de octubre de 2017.
17. Ibidem.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
18. Álvarez, Rubén Darío ( 2017 El Universal), “Celos y alcohol terminaron el crimen de
mujer acuchillada”, 3 de septiembre. Disponible en el http://www.eluniversal.com.
co/sucesos/celos-y-alcohol-terminaron-el-crimen-de-mujer-acuchillada-261233.
Consultado: 25 de octubre de 2017.
107
Parra Cárdenas y López López
Conclusiones
En una sociedad civilizada podría decirse que resulta ilógico pensar que
la víctima tenga la culpa; las autoridades y en ocasiones los gobiernos,
hacen campañas y actividades de sensibilización para que las personas
víctimas de algún tipo de maltrato denuncien, les cuenten a sus fami-
liares o busquen ayuda, porque está comprobado, según los casos y las
cifras, que desde el primer momento en que una persona le permite a
su pareja las conductas de agresión, sea hombre o sea mujer, se van a
repetir las conductas; en cambio, si se pone un alto desde el inicio, las
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
109
Parra Cárdenas y López López
las mujeres han sido educadas lo que hace que, por más que un per-
sona sea joven, termine aguantando y acostumbrándose a los maltratas
e incluso a la infidelidad.
Aunque no lo parece y tampoco está catalogada como tal, la infide-
lidad es una forma de maltrato, sobre todo desde el punto de vista del
respeto que se debe tener por la pareja, pero en el sentido de ser leal a
esa persona. Y en culturas como la colombiana, que goza de gran varie-
dad, hay regiones donde se ve como algo normal que un nombre tenga
su esposa, pero si lo desea tenga relaciones amorosas fuera de su matri-
monio, porque en los hombres es algo común, y si se quisiera justificar
cuando es la mujer quien es infiel, esta es rechazada socialmente: para-
dójicamente, no ocurre lo mismo cuando es una mujer la que maltrata
a un hombre, porque, aunque no se dé en todos los casos, estas mujeres
son aplaudidas por ciertas personas, que lo consideran siempre con un
acto de la tan nombrada liberación femenina y en muchos de los casos es
común escuchar a colombianos decir, que seguramente la mujer actúo
así para defenderse.
Desde el punto de vista sociológico y del deber ser de una socie-
dad educada y en desarrollo, las conductas de infidelidad y maltrato no
debieran ser justificadas bajo ninguna circunstancia, ya que en todos los
casos terminan afectando de manera considerable a la víctima, en una
relación con el entorno, con sus hijos, e incluso con ella misma, porque
allí puede darse inicio a los episodios de menosprecio a sí misma lo que
incluso puede llegar a atentar contra su propia vida.
Estas conductas están dadas por la percepción de vulnerabilidad que
existe en los hogares colombianos, donde siempre hay un miembro que
es más fuerte que otro y que tiene mayor autoridad que otro; por eso en
estos casos las víctimas, además de mujeres, también son los niños y los
ancianos, en el caso de las parejas que viven con los padres de uno de
los dos; todos estos comportamientos son consecuencia de un individuo
que busca ser superior a los demás y que termina haciendo lo necesario
para, como se dice popularmente, hacerse respetar, porque socialmente
ha sido educado para entender que una mujer, un niño o un anciano no
pueden estar por encima de él.
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
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Parra Cárdenas y López López
Bibliografía
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El secreto más oculto está bajo el miedo. Formas
de violencia contra las mujeres en Colombia
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Narrativas de malos tratos en la infancia
como pautas de crianza: un estudio
marental en la región Ciénega
Introducción
117
Méndez Luévano y Reynoso Orozco
Metodología
118
Narrativas de malos tratos en la infancia como pautas
de crianza: un estudio marental en la región Ciénega
Resultados
Con los datos aportados por las participantes fue posible estructurar las
tendencias que prevalecen en algunas de las pautas de acuerdo con la
estructura familiar en la que se sitúan las madres entrevistadas (tabla 1).
En el análisis por categorías de las narrativas contenidas en las entre-
vistas se exploraron las pautas familiares respecto de los estereotipos de
género, ya que fue posible advertir que a las mujeres se les asignó una
función como responsables del hogar, del cuidado de los integrantes y
crianza de los hijos, mitos con respecto al matrimonio y a las funciones
que deben desempeñar como madres, ocupaciones que aluden de forma
indirecta o directa al matrimonio, a los ritos de la maternidad, al poder
que ejercen los hombres sobre ellas y a las reglas que les imponen cuando
quieren salir a trabajar, tal como se describe a continuación:
...las mujeres no tenemos necesidad de estudiar, ya que nos vamos a casar (Irene,
38 años, casada).
119
Méndez Luévano y Reynoso Orozco
...las mujeres realizan labores de hogar (Ma. del Refugio, 64 años, casada).
...las mujeres nacemos para atender al marido y cuidar a los hijos, porque ellos son
quienes aportan dinero a la casa (Rosa, 63 años, casada).
120
Narrativas de malos tratos en la infancia como pautas
de crianza: un estudio marental en la región Ciénega
...mi padre intentó matar tres veces a mi hermano Vicente porque este defendía a mi
madre, por lo cual tuvo que irse a Estados Unidos. A mí me corrió de la casa junto
con mi hermano Jorge, fallecido, pero afortunadamente ya me iba a casar (María,
19 años, soltera).
... me desarrollé en una familia con violencia y alcoholismo, siempre fui cabeza de
familia y ha sido una carga para mí. Los problemas de mis padres se solucionaban
a golpes. Dentro de mi familia se cuentan muchas historias dolorosas. Las caracte-
rísticas que sobresalen por la familia paterna son las de ser golpeadores, déspotas e
hipócritas (María, 39 años, soltera).
...salir adelante y ser fuerte para que mis hijos no repitan mi historia (Eunice 37
años, soltera).
Existen pautas de violencia que se han señalado dentro de los relatos de estas madres,
en donde existe la descalificación por parte de la familia, como se puede ver en lo
siguiente:
...recuerdo que en mi casa siempre existió maltrato y violencia física por parte de mi
padre (Martha 17 años, soltera).
El impacto que tienen las pautas de violencia dentro del entorno familiar
puede generar que se naturalice en las dinámicas y relaciones y, por lo
121
Méndez Luévano y Reynoso Orozco
...con mi pareja había violencia física y psicológica hacia mí y mis hijos. (Yolanda S.
G., soltera).
En este mismo contexto, la violencia está descrita en las narrativas de las mujeres y
sus relaciones con la familia de origen:
...la violencia física en mi familia de origen se dio por mi padre alcohólico y cuando
se encontraba en ese estado golpeaba a toda la familia; con mi esposo también, sin
embargo, sí me apoya, además me siento orgullosa con mi labor de ser madre. En los
momentos difíciles que viví de niña, una vecina fue el mayor apoyo, tanto para mí
como para la familia, esta vecina nos brindó apoyo moral y económico. Guardo recuer-
dos de cuando mi padre estuvo preso por haber golpeado a mi madre, sin embargo, un
tío le pagó la fianza para sacarlo; mi padre siempre fue bastante autoritario y rígido,
lo cual traía como consecuencias constantes conflictos con mi madre. Me considero
como rebelde, enfermiza, dominante pero fracasada, esto porque he tenido problemas
económicos y de violencia física con mi esposo (Ofelia, 47 años, casada).
...Mi madre fue golpeada por parte de mi abuela. La relación con sus hermanas es
conflictiva, Verónica (infidelidad), Nancy (falta de respeto), Yesenia (provoca pro-
blemas) y hubo preferencias por los hermanos por parte de su papá. En casa solo
había insultos y la creencia para las mujeres de “hacer siempre lo que el hombre
diga” y para los hombres de que “los hombres son los que mandan y trabajan”. Tuve
problemas serios con mi expareja porque abusó sexualmente de mi hija de tres años
(María, 32 años, soltera).
Conclusiones
122
Narrativas de malos tratos en la infancia como pautas
de crianza: un estudio marental en la región Ciénega
123
Méndez Luévano y Reynoso Orozco
Notas
124
Narrativas de malos tratos en la infancia como pautas
de crianza: un estudio marental en la región Ciénega
núm 28, vol (2), pp. 73-81. Intituto Nacional de Psiquiatría Ramón
de la Fuente Muñiz.
6. Ceberio, Marcelo (1987), Quién soy y de dónde vengo: el taller del
genograma Buenos Aires, Tres Haches, pp. 147-150.
Tabla 1
Información sociodemográfica de las madres participantes
(estructura familiar, situación económica familiar y escolaridad)
obtenida a partir de la entrevista
125
Méndez Luévano y Reynoso Orozco
Bibliografía
126
Crónica de un feminicidio impune1
1. Una versión preliminar de este texto fue publicada en los portales web Proyecto Diez
y Polemón.
127
Gómez Naredo
II
128
Crónica de un feminicidio impune
III
[ 129 ]
Gómez Naredo
130
Crónica de un feminicidio impune
IV
[ 131 ]
Gómez Naredo
132
Crónica de un feminicidio impune
[ 133 ]
Gómez Naredo
134
Crónica de un feminicidio impune
VI
[ 135 ]
Gómez Naredo
136
Crónica de un feminicidio impune
VII
[ 137 ]
Gómez Naredo
138
Crónica de un feminicidio impune
VIII
[ 139 ]
Gómez Naredo
ido. Se le secaron. Ahí sigue esa habitación con dos máquinas de coser
y un montón de telas e hilos y mantas. Ahí está todo solo, sin Betsabé.
IX
Hace como seis o siete años, Alberto llegó a su casa y comenzó a maltratar
a Betsabé, a gritarle, a amenazarla. La familia, que vive cerca, ahí juntito,
escuchó el alboroto y salió rápido a defenderla. Le dijeron a Alberto que
no eran modos, que así no, que se fuera. Él, como respuesta a esa repri-
menda, sacó una soga de la casa, la puso en un árbol, y se colgó. Los her-
manos de Betsabé pronto fueron hacia el árbol donde Alberto se estaba
quedando sin aire y deshicieron el nudo de la soga: le salvaron la vida.
No fue la única vez que sucedió algo así. En otra ocasión, por los
mismos motivos, pasó lo mismo. Y nuevamente la familia de Betsabé
evitó su muerte. Ya estaba suspendido en el aire y traía la soga muy
dura alrededor del cuello. Como no pudieron deshacer el nudo, sacaron
un cuchillo de la casa y cortaron la cuerda para que Alberto cayera en el
suelo y pudiera respirar. “Lo salvamos, ya se había colgado”, me dice un
hermano de Betsabé, como deseando quizá que ese intento de suicidio
no hubiera quedado en intento.
Enfrente de mí, la mamá de Betsabé me mira con ojos de estar en
otra parte. Su cuerpo está ahí, enfrente de nosotros, pero su mente se
observa lejana. Quizá recuerda el último momento en que vio a su hija
viva. Quizá piensa que si hubiera hecho algo, que si hubiera dicho algo.
Quizá reflexiona sobre las posibilidades que tuvo para impedir que un día
su yerno matara a su hija. Esas posibilidades, seguramente, se le vuelven
impotencia ponzoñosa y más coraje.
Los ojos de la mamá de Betsabé me dicen que el rostro de su hija
está ahí metido en su cabeza, y que las palabras que digo yo o que dice
su esposo, o sus hijos, son como murmullos, como silencios.
De repente, cuando alguien, quizá el papá, o los hermanos, dicen
algo, la mamá abruptamente retorna a la conversación e interrumpe las
voces que se están pronunciando: “Ella era muy reservada. Ella me decía
‘no mamá, no se meta’. Yo pienso que la amenazaba, porque me decía
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Crónica de un feminicidio impune
[ 141 ]
Gómez Naredo
XI
Hay días que no deberían existir. Días que deberían estar proscritos en la
vida de una persona, de una familia, del mundo entero. Días de maldad.
El sol comenzaba a perder fuerza y la oscuridad estaba ya haciéndose
presente. La familia llegó de trabajar a su casa y vio que de la de Betsabé
salía Alberto. Muy enfurruñado. Muy serio. Muy con la cara desencajada.
Pasó sin saludarlos. Se montó en su bicicleta y se fue.
Betsabé salió después de él, y comenzó a platicar con la familia.
Parecía que todo iba bien, que la separación marchaba a pesar de la
insistencia de su esposo en que no se dejaran el uno del otro.
Platicaron los integrantes de la familia varios minutos y se despidie-
ron. El tiempo suele consumirse rápido cuando al siguiente día hay que
preparar las cosas de los niños para la escuela. Todo parecía tranquilo.
A eso de las once de la noche, él, Alberto, regresó: “quizás se fue a
drogar para agarrarse de valor y hacer lo que hizo”, me dice el papá de
Betsabé. Lo que pasó a continuación es algo que jamás se le va a borrar
de la cabeza a todos los miembros de la familia.
El papá, como quien quiere contar algo lo más apegado a la realidad,
a pesar del dolor y de la impotencia, dice: “Mi hijo es quien oyó porque
está pegada su casa con la de ella, y oyó que empezaron a llorar los niños.
142
Crónica de un feminicidio impune
Yo, cuando escuché los gritos, salí corriendo. Corriendo en calzones, porque los gritos
los oí desesperados. Me levanté y junto a mí estaba mi esposa y le dije, “¿qué pasa?”, y
salí, y en cuanto abrieron la puerta de enfrente salió corriendo un niño, y le pregunté,
con voz fuerte, “¿qué pasó hijo?”, y en el transcurso que grité, yo creo que Alberto
corrió a la puerta de atrás. Entonces, cuando entré, lo vi que él iba abriendo la puerta
de atrás. Corrí, pero en ese momento vi las piernas de mi hermana tiradas en el suelo
y me paré y ya no lo seguí. Entonces la levanté, y vi que traía la herida en el pecho y
que traía mucha sangre. Y lo que hice fue que ya no lo seguí. Entraron entonces mi
papá y mi mamá y ya les dije lo que había pasado, que le hablaran a alguien. Yo no
sabía qué hacer.
Todo fue muy rápido. Y cuando las cosas son rápidas, uno no se da
cuenta de lo que sucede a su alrededor. Lo cierto es que cuando la fami-
lia entraba, Alberto estaba cerca de ahí y huía por la puerta trasera de
la casa.
Ver a Betsabé tirada y llena de sangre puso a la familia en un estado
de no saber a ciencia cierta qué hacer. Pronto hablaron por el teléfono
pidiendo ayuda. Todo en ese momento se les puso nublado. La intención
era que no se les muriera Betsabé, que no se le fuera la respiración.
Los niños estaban despiertos. Habían visto todo: cuando llegó su
papá, cuando le levantó la voz a su mamá, cuando comenzó a golpearla,
cuando la amarró, cuando le metió el cuchillo en el pecho y cuando le
cortó las venas de la muñeca, cuando les dijo que se callaran y que no
gritaran. Todo lo vieron y escucharon. Y lloraban.
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XII
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XIII
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Crónica de un feminicidio impune
XVII
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Gómez Naredo
a los niños, que no tienen la culpa, que son sensibles, que son frágiles.
Pero nunca faltan las complicaciones.
Las autoridades suelen entender muy poco de amor y de afecto. Y las
diferentes instancias les han dicho a los familiares de Betsabé cosas bien
distintas y bien contradictorias. Un policía les comentó que se quedaran
con los niños, que no habría problema. Un judicial, en cambio, les ase-
guró que si los llevaban al dif, se los iban a quitar. Que no los pusieran
con el psicólogo porque se llevarían a los niños a lugares “institucionales”
y ya de ahí no saldrían.
La familia de Betsabé tiene miedo de perderlos, de que se los quiten.
No sabe qué hacer. No sabe a quién creerle. No sabe si llevar a los niños
al psicólogo al dif. Los aterra que los envíen con la familia de Alberto.
El no saber qué hacer y el recibir información confusa ha hecho que la
familia ande todo el día pensando en qué podrá pasar, todo el día con la
presión de que en cualquier momento pueden llegar “los del gobierno”
y llevarse a los niños y separarlos y ponerlos en un lugar a donde ellos
no puedan ir a visitarlos.
Cuando se acercaron al dif de Tlajomulco los atendieron y les dije-
ron que tendrían asistencia psicológica, tanto los niños como la familia
entera. Y que sería de calidad. Una trabajadora social les comentó que
“tenían mucho trabajo” y que las citas para asistencia psicológica tarda-
ban como dos meses, o más. Pero por ser ellos quienes eran, es decir, por
ser un caso “complicado” y “muy fuerte”, habían hecho un gran esfuerzo
y les dieron una cita “dentro de unos veinte días”.
También, en el dif, les dieron una carta para que fueran a la Procu-
raduría Social, si es que querían hacer el trámite de la custodia. En esta
les dijeron que sí, que podrían hacer dicho trámite, pero que había que
probar que poseían “solvencia económica” para cuidar a los niños. Les
advirtieron que fueran desembolsando ocho mil pesos por niño para
eso del “tutor legítimo”. El papá de Betsabé se queja: “hasta le dije a
la licenciada, de dónde, si por eso venimos a pedir ayuda, porque no
tenemos. En vez de darles a ustedes, mejor le doy de comer a mis nietos
con ese dinero”.
Además, les exigieron varios documentos, todos certificados. Entre
estos se debía incluir el acta de nacimiento del padre de los niños, es
152
Crónica de un feminicidio impune
decir, de Alberto, quien está prófugo. En una hoja que les proporcionaron
en la Procuraduría Social, se pide en la parte final que los documentos
deben ser “resientes [sic]”, y llevar cuatro copias de cada uno.
Una persona en la Procuraduría Social le dijo a la mamá de Betsabé
que ella no veía probable que pudiera quedarse con los niños de su hija,
pues era pobre. Y le aseguró la funcionaria que, si deseaba realmente
mantener a los niños con ella, tendría que laborar mucho y ganar un
dineral para lograrlo: “usted, señora, tiene que ponerse a trabajar si
quiere la custodia”.
XVIII
[ 153 ]
Gómez Naredo
XIX
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Crónica de un feminicidio impune
los abuelos y toda la familia ahí están, haciendo todo lo posible para que
ellos, los hijos de Betsabé, sean contentos y tengan el menor número de
carencias.
El caso de Betsabé es un caso más de miles de casos de feminicidio
en México. Es la historia que se repite una y otra vez: autoridades que
no cumplen su labor para prevenir los asesinatos de mujeres, y después
de que estas son asesinadas, autoridades que no cumplen con su labor
de hacer justicia.
En México la violencia y la impunidad están por todas partes. Sí, la
violencia y la impunidad que se hicieron nuestra vida cotidiana.
[ 155 ]
Violencia y maldad acecha
a periodistas: In memoriam
de Javier Valdez
Bertolt Brecht
Introducción
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Prieto Quezada y Carrillo Navarro
“¡Bájate!, hijo de la chingada” —le gritó el pistolero encapuchado a Javier Valdez, que
conducía su Toyota Corolla rojo. “¡Híncate cabrón!” —le ordenaron, y le dispararon
doce balazos.
Veo la imagen de Javier tirado en medio de la calle boca abajo, su sombrero, sus
lentes, su sangre derramada en mitad de la calle, e imagino el encuentro de tan solo
unos segundos con la muerte. La sorpresa, el espasmo, el hormigueo en el cuerpo, la
voz temblorosa sin poder ordenar las palabras, la sensación del miedo que paraliza,
el dolor de los primeros balazos, el recuento de la vida que pasa en unos segundos
porque sabes que vas a morir, un pensamiento para los que amas y el final (Sanjuana,
Martínez, 2017-05-24)
158
Violencia y maldad acecha a periodistas: In memoriam de Javier Valdez
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Prieto Quezada y Carrillo Navarro
Este enfoque da significados intersubjetivos a los roles, normas y cultura que regulan
las interacciones humanas y constituyen una forma particular de vida social. Además,
estudia los significados subjetivos, intenciones, motivos, emociones y sentimientos
que los individuos expresan por medio de las acciones.
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Violencia y maldad acecha a periodistas: In memoriam de Javier Valdez
Las narrativas nos ayudan a representar el mundo. También nos ayudan a recordar
tanto sus placeres como su horror, las narrativas estructuran nuestros sueños, nues-
tros mitos y nuestras visiones, en la medida en que son soñadas, mitificadas e ima-
ginadas. Nos ayudan a dar forma a nuestra realidad social tanto por lo que incluyen
como por lo que excluyen. Proporcionan los vehículos discursivos para transformar
la carga de los saberes en acto de narrar. Traducir una experiencia en historia es tal
vez el acto más fundamental de la comprensión humana.
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Prieto Quezada y Carrillo Navarro
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Violencia y maldad acecha a periodistas: In memoriam de Javier Valdez
Manifiesta Velásquez (2005) que las narrativas tienen una cualidad muy
especial: proporcionan un buen espejo para reflejarse en ellas. Haciendo
referencia a Erickson (1998), señala que “el relato narrativo es una repre-
sentación vivida del desarrollo de un acontecimiento de la vida cotidiana
en la cual las visiones y los sonidos de lo que se hizo y lo que se dijo se
describen en la misma secuencia en el que se produjeron en tiempo real”.
El relato narrativo permite al actor la sensación de estar en la escena,
en tal contexto, la historia personal empieza a develar lo que se esconde
atrás de él . Lo narrado presupone una forma de organizar la realidad
dentro de un espacio temporal, de hacer inteligible la experiencia humana
que puede ser narrable, ya que ha dejado huella. El hombre ha logrado
comunicar sus pensamientos, sentimientos y acciones a través del lenguaje
y la narración, además de la forma para hacer comprensible la realidad.
Por lo tanto, la narración es una de las rutas primarias para pensar en la
vida, tanto como el entendimiento de las reglas asociativas, comunicativas
y distributivas lo es para entender el pensamiento algebraico.
La llamada estructura narrativa de la existencia humana. La vida del
hombre encuentra su sentido en forma de relatos con los que la vida se
expresa, al tiempo que se hace comprensible. De entre los seres vivientes,
el hombre es el único que busca interpretarse a sí mismo.
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Prieto Quezada y Carrillo Navarro
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Violencia y maldad acecha a periodistas: In memoriam de Javier Valdez
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Prieto Quezada y Carrillo Navarro
“Desde hace algunos años el periodista empezó a ser noticia por su valen-
tía, pero también por su corrupción y porque juega con grupos de poder,
se pone en medio y luego lo matan”, dice Javier Valdez Cárdenas, con
voz de niño grande.
En Narcoperiodismo pone claros ejemplos de lo anterior y describe
las vidas rotas de los periodistas exiliados, asesinados, cooptados y ate-
rrorizados por el crimen. En el libro retrata el periodismo del silencio de
Tamaulipas, el de Veracruz y Sinaloa, que da esperanza, pero también
el de la oquedad, el que difunde lo que pasa en Noruega o Gran Bretaña,
pero no lo que ocurre en sus calles.
Al respecto, asegura:
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Violencia y maldad acecha a periodistas: In memoriam de Javier Valdez
No me voy a referir al caso de Ríodoce porque ahí trabajo, y está referido en el libro.
Pero, por ejemplo, Veracruz, ahí encontré la sucursal del infierno y cinco pisos abajo
con la narcopolítica, el gobierno criminal, una sociedad que no protesta, la corrupción,
el pavor y, sin embargo, los periodistas resisten, escriben historias, hacen un trabajo
de equipo, se cuidan. A pesar de ello, los siguen matando y persiguiendo.
¿Cómo contar el periodismo mexicano sin Veracruz? ¿Cómo excluir a Rubén Espi-
nosa, asesinado en la Ciudad de México hace ya más de un año? Un periodista perse-
guido, solo, mirando para todos lados, sin dinero, sin comer, triste, insomne, exhibido,
expuesto, que huía de Veracruz, diciéndole a todo el mundo y todos publicándolo, y
de repente muerto.
167
Prieto Quezada y Carrillo Navarro
Valdez señalaba con cierta tristeza que la sociedad es distante, fría, des-
humanizada, resignada a la muerte, cómoda e hipócrita, y que ha acep-
tado al narco y lo metió a la alcoba, y por esa razón se metió hasta la
cocina. “En parte la gente ha sido cobarde y ha extendido su indolencia”.
Así lo aseguró con todas sus letras.
Criticó esa actitud de la sociedad mexicana de
acostumbrarse a la maldad, a la muerte, a los abusos y justificar que todo lo que pasa
es porque nos lo merecemos o porque así son todos los políticos y hace de todo esto
una suerte de resignación, de hincarse a esperar la muerte, lo cual es triste y peligroso,
porque se están perdiendo generaciones, de verdad generaciones enteras.
El periodismo ya cambió en México y cada vez son menos los medios que investigan,
que analizan, revisan y propician un debate sobre el narco. Ahora estamos contando
muertos, lo están haciendo la mayoría de los medios. Se han olvidado de contar
personas, sus historias, los latidos, torrentes sanguíneos, frustraciones, sueños,
ilusiones, de víctimas y victimarios en este panorama de destrucción. También a
los medios, el narco y los operativos del Gobierno los tienen arrinconados, con el
bozal o sin él, bajo el imperio del miedo y la autocensura.
Lo peor sería que nos prohíban soñar, tener ilusiones; querer ser mejores,
anhelar justicia y paz, y mantener la dignidad. Lo peor sería dejar de apedrear
estrellas. No lo podemos permitir. No importa que no tumbemos ninguna.
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Violencia y maldad acecha a periodistas: In memoriam de Javier Valdez
...Soy un hombre solitario y aunque convivo con mucha gente y tengo ratos
de alegría y diversión, escasos pero que parecen un estado permanente y que no lo
son, debo darme espacios para pensar en lo que hago y debo hacer. Esos ratos en
soledad son cada vez más difíciles y algunos de los rincones que he escogido para
sumergirme también son frecuentados por otros, pero me permiten estar conmigo,
desprenderme un poco de la rutina y mirar más allá de lo aparentemente intrascen-
dente. Esos espacios son como bálsamos, como curitas para mí, momentos conmigo.
Lo otro que me ayuda es ir a terapia: lo hice cada semana, durante dos años, en un
periodo muy crítico y definitorio para mí, todo un parteaguas en mi vida, y lo hago
ahora, en ciertas coyunturas...
...El caso es que no pasa un mes sin que vaya con mi terapeuta, que además de
ser buena profesionalmente hablando, ha sido más que generosa. Los otros escapes
que me doy son los libros que leo, la música —que no debe faltar en mi carro ni en
el rinconcito que opera como biblioteca en mi casa—, y los tragos de güisquis sin
agua mineral ni rocas, porque de esas —rocas, piedras, arena— sobran en mis ojos
y mi garganta, y tengo que deshacerme de ellas para que me dejen ver y hablar, y
desahogarme. Creo que todos estos escenarios copulan para que logre exorcizar
miedos, fantasmas, acechanzas y frustraciones, inyectarme energía y amaneceres
vía intravenosa, y seguir viviendo. Y escribiendo...
Valdez “llenó de contenido las muertes” por lo que “no puede ser una
simple estadística”, dijo Cayuela. “Está en juego la credibilidad interna-
cional del país, están en juego nuestras libertades”.
Cuando le preguntaron si era una persona especializada en el narco,
él señaló que se había especializado en contar la historia de las personas
en el narco:
...Sí, tengo información de los capos, de las raíces, pero mi trabajo ha sido más la
gente que ha padecido el narco...
—¿Y si no hubiera existido el narco?
...Hubiera contado igual historias de la gente. Me gustaría mucho una noche en
vela buscando vagabundos o pasar una temporada en el manicomio o en una cárcel.
Me gusta mucho esa vida y en esos lugares está el periodismo, en esos pasadizos
secretos se encuentra nuestra profesión. Yo me inclino por esos escombros y buscar
lo que quede de nosotros...
169
Prieto Quezada y Carrillo Navarro
Estoy vivo, pero esta carrera tiene sus repercusiones en la salud: tengo gas-
troenteritis, problemas de circulación, tengo que tomar antidepresivos, pastillas para
dormir y también ir al psicólogo: durante dos años fui cada fin de semana a terapia
y ahora voy una vez al mes…, también lloro mucho: soy un hombre llorón.
Razones no le faltan para soltar las lágrimas. Basta contar las historias
de mujeres hermosas que se han puesto al servicio de narcotraficantes
obligadas o persuadidas; basta narrar cómo algunos “morritos” esperan
que un día su padre vuelva de un lugar que reconocen como “Desapare-
cido” o basta sumergirse en las entrañas de su propio gremio y escribir
un libro sobre el narcoperiodismo.
No cuesta nada mirarse para adentro (cita la canción): en estados como Sinaloa,
Chihuahua, Michoacán o Tamaulipas muchas veces mandan en las redacciones o
cuentan con espías y todos en las redacciones lo saben.
Creo que todavía podemos hacer periodismo porque hay un solo cartel y no dos o más
en disputa como en otras zonas, pero de todos modos muchas veces sabemos que es
prudente callarse porque el crimen organizado en Sinaloa es una dulce amenaza,
un fusil AK 47 que te apunta y te sonríe.
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Violencia y maldad acecha a periodistas: In memoriam de Javier Valdez
Yo no lo había visto así hasta que empecé a ver esta otra realidad, y es cierta: si te
encargan cinco u ocho notas, ¿en qué momento vas a investigar? No hay espacio para
reflexionar tu trabajo, no hay tregua para dar dos pasos para atrás y decir “¡ah, las
cosas están así”, porque estás en una dinámica tan intensa que no te permite sentir,
pensar, sentarte a reflexionar porque son jornadas avasallantes. Entonces te imponen
una dinámica que impide que hagas periodismo y que evita que crezcas; por eso digo
que a los dueños les interesa que haya enanos en la redacción...
Desde que asesinaron a Javier mucha gente me ha llamado o escrito para pedirme que
me cuide. ¿Cómo podemos cuidarnos? ¿A dónde acudimos en caso de emergencia?
¿A quién le pedimos ayuda? ¿A la policía que esta coludida con el crimen organizado?
¿Al ejército que se ha convertido en un ejército traidor que voltea sus armas contra
civiles y ejecuta extrajudicialmente, tortura y desaparece? ¿A la Marina, cuyos nexos
con el narcotráfico son públicos?
No es fácil ver pasar los cadáveres de colegas y amigos entrañables. No es fácil vivir
como vivimos. No es fácil vivir con la zozobra, con el miedo que no paraliza, pero no
deja dormir. No es fácil tener descolgado el teléfono de casa desde hace dos años. No
es fácil ver el coche que te sigue. No es fácil salir de casa pensando que ese abrazo, ese
beso que das, puede ser el último. No es fácil vivir pensando ¿quién será el siguiente?…
Cada vez que mis hijos me ven llorar por un compañero asesinado, saben que
también lloro por los hijos de mis compañeros, por esos huérfanos de la prensa, por
todos los huérfanos de esta guerra fratricida, por esta barbarie que parece no tener
fin. Y ellos, mis hijos, saben que también pueden llegar a serlo, saben que se pueden
quedar sin madre.
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Las rastreadoras
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La eterna espera de los niños por sus papás desaparecidos que no llegan
es uno de los tópicos más importantes. El tiempo para los niños, como nos
muestra Valdés, no es similar a la percepción del tiempo en los adultos.
El niño no puede asimilar de manera sencilla la ausencia del progenitor,
por más explicaciones adaptadas a su edad que reciba. El adulto puede,
aunque dolorosamente, concebir y elaborar explicaciones acerca de sus
muertos y ausentes. El niño, quien vive más instaurado en el presente,
aunque puedan pasar meses y años, vive la ausencia como si su progenitor
desaparecido se hubiera ido en la mañana y simplemente no regresara de
trabajar. Puede seguir esperando durante meses, incluso años: “Ahora
mis manitas se han hecho así, así y así, porque mi papi no llega”, dice
Gustavo un niño de seis cuyo padre desapareció (Valdés, 2015, p. 69).
María Herrera Magdaleno es la abuelita de Gustavo, a ella le desa-
parecieron cuatro de sus ocho hijos. Señala que un año atrás le dijo que
su papá se había ido a trabajar, pero que ya no encuentra historias para
darle explicaciones al pequeño. A partir de la narrativa de Javier Valdés
surgen temas que podrían dar para muchas más investigaciones socioló-
gicas y psicológicas: ¿Qué sucede con las emociones y la percepción del
tiempo en los niños que esperan durante tanto tiempo por sus familiares
sin que estos retornen? ¿De qué manera está afectando directamente la
violencia en los pequeños, quienes no dejan de sufrirla en carne viva?
Javier Valdés encontró a varios de estos niños catalogados por los
psicólogos con déficit de atención (2015). Lo que desconocen muchos
de estos especialistas es que la depresión por duelo y pérdida emocional
produce deficiencia atencional tanto en adultos como en niños. El niño
no tiene palabras para ordenar la experiencia de la pérdida afectiva.
Entonces transfiere a su conducta la pérdida a manera de ansiedad,
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La salud y la violencia
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Bibliografía
Resumo
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Resumen
Introdução
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de informações: seis casos de libertação
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Todo ser humano tem direito à liberdade de pensamento, consciência e religião (...),
opinião e expressão, [com] a liberdade de, sem interferência, ter opiniões e de pro-
curar, receber e transmitir informações e ideias por quaisquer meios e independen-
temente de fronteiras (onu [1948], 1998, art. 18-19).
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O silêncio de universitários em meio ao oceano
de informações: seis casos de libertação
Uma forma de violência suave, uma vez que nela estão encobertas as relações de poder
que regem os agentes e a ordem da sociedade global. Neste sentido, o reconheci-
mento da legitimidade dos valores produzidos e administrados pela classe dominante
implica o “desconhecimento” social do espaço, onde se trava, simbolicamente, a luta
de classes.
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Metodologia
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Resultados e discussão
Para fazer jus à opção pelo estudo de casos múltiplos holístico (Yin,
2010), considerou-se uma só unidade de análise, efetivamente o eixo
central do problema de pesquisa: estratégias de superação da lógica
violência-exclusão-silêncio em contextos de priorização dos aspectos
informativos da educação. Se tal unidade pôs sob o mesmo olhar aspec-
tos singulares de cada um dos casos, o conjunto destes, por sua vez, dire-
cionou o olhar dos pesquisadores para a perspectiva teórica postulada
pelos quatro pilares da educação para o século xxi, à qual se agregaram
as contribuições da pedagogia dialógica (Delors et al. 1998; Freire, 2011),
bem como outros referenciais acrescentados durante as análises.
A partir dessas delimitações, obteve-se uma visão geral de cada caso
e de seu conjunto, sendo que, para cada caso único, atribuiu-se um nome,
escolhido de acordo com a característica do estudante mais favorável à
superação do silêncio: Coerência, Interação, Oportunidade, Resiliência,
Compenetração e Contextualização.
1. Coerência e Interação
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O silêncio de universitários em meio ao oceano
de informações: seis casos de libertação
Segue uma que, entre outras, evidenciou como essa estratégia opera
quando ele precisa sair do silêncio:
Uma professora, com muitos discursos moralistas, tinha algumas regras [como não
chegar atrasado após cinco minutos depois de iniciadas as apresentações de alunos
na aula]. Então, um dia cheguei atrasado e não pude participar da apresentação de
meu grupo. Entrei e fiquei na sala. Passaram-se quase trinta minutos e uma colega
chegou atrasada... Aí, a professora a deixou entrar e participar da apresentação do
grupo dela. Eu levantei a mão e começou um bate-boca porque eu falei “por que a
senhora tá deixando?” Ela perguntou para mim “você tem formação militar, é?”. No
final da aula eu falei “isso aqui é totalmente incoerente (...) no ambiente escolar você
tem que dar o exemplo”.
Um professor disse até palavrão na sala (...). Ele estava falando sobre a entrega de
trabalhos e provas e avisou que, quem não fosse recebê-los na aula seguinte, não
fosse também encher a paciência dele depois, pedindo nota. E aí ele falou o palavrão,
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Oliveira de Vasconcelos, Lira, Pirangi Soares y da Costa Gomes
[dizendo] também que não estava nem aí..., que não queria saber de alunos vindo
reclamar já que não tinham vindo receber a nota. Eu achei desnecessário aquilo. Ele
poderia ter dado o recado de uma forma, digamos, mais humana e, não, assim: sou
o superior e não estou nem aí para vocês!
2. Oportunidade e Resiliência
Eu conversava, sim, caso o professor desse liberdade. Eu percebia que, quando ele
queria dar conteúdo e não dava oportunidade, então, eu ficava na minha, tirava dúvida
quando possível. Mas, quando há oportunidade eu discuto, debato, tiro dúvida...
[Na verdade] eu me dava bem com os professores; só [com relação a] alguns dos
conteúdos, eu tinha dificuldades! [Nesse caso] eu tirava dúvida e corria atrás para
estar me aperfeiçoando.
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O silêncio de universitários em meio ao oceano
de informações: seis casos de libertação
1ª Situação relatada: Enquanto a gente tinha uma professora que dava todo o suporte
pra você entender e aprender, outras te desestimulavam...
2ª Situação: Se seu problema é com o professor, resolva com ele e eu sempre tive isso
muito fixo na minha cabeça. A gente teve problema de turma com o professor; eu
tentei resolver com ele, não deu certo. Então, eu tive que procurar a coordenadora.
3ª Situação: Havia um colega que tinha problema na fala e toda vez que falava os
colegas zombavam dele. [Alguns professores interferiam, outros não].
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dades, assume o que ela própria pode fazer para resolvê-los. Para Tavares
(2002), o sujeito que assim se conduz responde de modo consistente
aos desafios e dificuldades, reagindo com flexibilidade, com otimismo e
equilíbrio, superando pressões de seu contexto social. Em larga escala,
contribui para sociedades mais resilientes. Estas, segundo o autor,
“implicam o desenvolvimento de atitudes que passam pela articulação
de componentes cognitivos, afetivos e volitivos” (p. 66). Tais atitudes
encontram o apoio que humaniza, do lado do educador, no que Freire
(1996, 2011) chama de travessia —a capacidade de aproximação das
condições negativas de vida dos alunos para promover mudanças nas
estruturas às quais são submetidos.
3. Compenetração e contextualização
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O silêncio de universitários em meio ao oceano
de informações: seis casos de libertação
Havia 50% de formandos [dentre eles, esta aluna] e 50% de calouros. [Estes] não
deixavam a gente falar. Eles queriam mostrar para o professor que eles eram inte-
ligentes (...) e a gente ficava pensando, “meu Deus, cala a boca, cara, pra que isso?”.
199
Oliveira de Vasconcelos, Lira, Pirangi Soares y da Costa Gomes
200
Quadro 1
Descrição geraldos casos únicos
Coerência
M (27)
Engenharia Civil.
3º semestre. Já
201
possui bacharelado Observadora, influenciável pelas
1 em Arquitetura e condutas favoráveis à formação Acomodados. Preocupam-se em informar.
Urbanismo pela plena.
mesma instituição
Interação
F (26)
(2012).
Priorizam o cumprimento
Egresso do curso de Atento às oportunidades de da grade curricular. Alguns
2 Desinteressados.
Administração (2016). aprender/ desenvolver-se. dinamizam a aula, aliando
teoria/prática.
Oportunidade
M (24)
de informações: seis casos de libertação
O silêncio de universitários em meio ao oceano
Contextos educacionais/ Relatos dos participantes sobre:
Casos
cursos O próprio participante Colegas Professores
Preocupam-se em cumprir
Egresso do curso de
Aberta ao diálogo. Confronta diante normas da instituição. Alguns
2 Comunicação Social- Alheios.
de injustiças. são grosseiros. Muitos estão
Jornalismo (2016).
Resiliência
F (25)
cansados.
Compenetração
M (22)
Psicologia. 10º
3
202
semestre.
Situada com relação ao contexto Compreensivos. Alguns são
Amedrontados.
social. grosseiros.
Contextualização
F (22)
Obs.: Abaixo do nome de cada caso está o sexo e a idade do participante protagonista. Legenda – 1: Centro universitário. 2: Universidade par-
Oliveira de Vasconcelos, Lira, Pirangi Soares y da Costa Gomes
Conclusão
203
Oliveira de Vasconcelos, Lira, Pirangi Soares y da Costa Gomes
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de informações: seis casos de libertação
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Oliveira de Vasconcelos, Lira, Pirangi Soares y da Costa Gomes
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O silêncio de universitários em meio ao oceano
de informações: seis casos de libertação
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La maldad en la escuela salvadoreña:
narrativa violenta de las “Maras” en el
sistema educativo de El Salvador
Resumen
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Alexander Oliva
fina voz cambiaba con un tono más acentuado y fuerte: Lito está trans-
formándose en un hombre.
La vida de Lito transcurría entre su escuela, a la cual dedicaba mucho
empeño, pues el mal ejemplo de un padre alcohólico le marcaba el des-
tino entre lo que soñaba ser y lo que no quería ser. Su sueño era ser
un gran electricista, inspiración de un oficio ejemplificado en su padre,
quien, al sufrir el abandono de su esposa por un chofer de autobuses, se
sumergió en el vicio del aguardiente y su desdicha permanente, hasta
pasar de ser un destacado y honrado electricista a un triste borrachito
del barrio en el cual vivía junto con su hijo Lito.
El cumpleaños de Lito le significaba la alegría inmensa de saber
que era una fecha especial, pero muy dentro del corazón de Lito estaba
la tristeza de celebrar un cumpleaños más alejado de las celebraciones,
y ni hablar de los regalos. Pensó festejar su cumpleaños como cualquier
niño: con un gran pastel; sin embargo, la vida le tenía preparada otra
sorpresa. Lito llegó a las 6:30 de la mañana a su escuela, ubicada en una
zona rural, donde los árboles y el sonido de los animales se confundían
con el caminar de los más de 160 estudiantes que formaban parte de su
escuela.
Al entrar a su aula, observó el tatuado rostro de Joel, un joven de
unos veintidós años quien era identificado por todos los habitantes de
la comunidad como un líder pandillero muy famoso; Joel era el líder de
una estructura adscrita a la Mara Salvatrucha, lo cual provocó que Lito,
al ver el semblante del pandillero y el olor a maldad y criminalidad que
emanaba del espíritu de aquel pandillero, le naciera un inmenso temor.
Joel estaba esperándolo en uno de los pupitres del aula llena de
polvo; se acercó y le dijo: “Lito, este día te vamos a dar un regalo de
cumpleaños; ya sabemos que estas tiernito y vamos a celebrar con vos
tu ingreso a la Mara Salvatrucha, compadre”.
Lito fue conducido a una barranca en la cual estaban entre 20 y 30
jóvenes, quienes le advirtieron entre voces: “Ahora vas a ser uno de noso-
tros y, si no te gusta, pues te matamos, pendejo”. El temor de rechazar
la invitación a formar parte de la estructura criminal le generó una clara
resignación de que su vida de estudiante disciplinado y su constante
entrega en su día a día escolar llegaban a su fin por el simple hecho haber
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La maldad en la escuela salvadoreña: narrativa violenta
de las “Maras” en el sistema educativo de El Salvador
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de las “Maras” en el sistema educativo de El Salvador
…desde hace cinco años se venía registrando un promedio anual de entre de diez y
doce homicidios diarios entre jóvenes menores de veintiún años, todo ello como causa
directa de las acciones violentas que las pandillas han llevado a cabo y que obliga a las
autoridades gubernamentales a redoblar los patrullajes con policías y soldados, con
vehículos artillados en zonas rurales y en varios puntos de la capital…
215
Alexander Oliva
escuela era una de las muchas que tienen el mismo sistema de funcio-
namiento en donde impera el control total de las pandillas hasta vol-
verse centros de reclutamiento. Lito pensó que lo mejor era alejarse de la
escena porque la llegada de la policía tenía lógicamente que empeorar las
cosas, además la pistola qua le acompañaba debajo de su camisa, lo podía
llevar directamente a la cárcel por el uso y portación de armas de fuego.
Para fortuna del docente una patrulla respondió de inmediato, y al
llegar a la escuela, como si de sabios se tratara, llegaron directamente
a la cafetería escolar, sabían de los ilícitos que Marta, la hermana del
marero, estaba ejecutando en la escuela, y en un abrir y cerrar de ojos
varios policías rodearon a los estudiantes que habían comprado droga, y
que, además, portaban armas de fuego y pesaban sobre ellos serias acu-
saciones de asesinato contra jóvenes pertenecientes a la pandilla rival.
Un fuerte operativo policial se iniciaba: más de seis patrullas llega-
ron al desvalido barrio de Lito; medio centenar de policías emprendían
arrestos y desbarataban la cafetería escolar, donde el tráfico de drogas
y el escondite de armas dentro de la escuela eran descubiertos por la
intensa pesquisa efectuada por los gendarmes.
La jornada de clases se suspendió debido al inusual hecho de la eje-
cución del operativo policial, el cual no provenía de la llamada inocente y
valiente del profe Mario, porque en el interior de la institución policiaca
ya se desarrollaba un plan de investigación contra esa célula criminal;
para mala fortuna del profe Mario, su llamada fue el pretexto idóneo
para entrar a la escuela y comprobar lo que sospechaba el cuerpo poli-
cial, que las escuelas del sector habían sido tomadas por las “Maras” y
en ellas ya no se enseñaban las clases de matemáticas o ciencias, ahora
se habían transformado en escuelas criminales y los cuadernos y libros
habían sido cambiados por armas, drogas y mucho terror en la vida de
sus estudiantes.
La noche del día después de aquellos acontecimientos en los que la
escuela había sido intervenida por la policía, los mareros, convocados
por el Spanky, dieron paso a una reunión de emergencia en la cual se
decidiría como actuar en venganza de lo anteriormente ocurrido. Por
decisión unánime se decidió que una justa revancha seria matar al Profe
Mario por haber desafiado la autoridad pandilleril, y para tal efecto los
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La maldad en la escuela salvadoreña: narrativa violenta
de las “Maras” en el sistema educativo de El Salvador
pandilleros decidieron que fuera Lito el asesino del Profe. Joel le enco-
mendó a Lito que debía matar al viejo metiche por meterse contra los
intereses de la ms13, y por tanto no debía fallar en la misión asignada;
sin embargo, fuertes rumores habían llegado a oídos del Spanky de los
lazos de amistad que existían entre Lito y el Profe Mario, lo cual le hacía
dudar de si sería capaz de asesinar al docente.
El plan era simple, Lito debía controlar las horas de llegada y de
salida del Profe Mario y esperar la menor oportunidad para jalar del gati-
llo y ponerle fin a la vida del aquel educador que en múltiples ocasiones
sació el hambre de Lito en sus peores momentos de necesidad.
Sobre la mente de Lito estaba una angustia que no lo dejaba en paz,
se encontraba en medio de una encrucijada como nunca en su vida; pero
también reconocía que, de no acatar las órdenes emanadas de sus líderes,
sería su vida la que estaría en grave peligro.
Durante dos semanas exactas Lito observó y controló con gran dete-
nimiento cada paso del humilde Profe Mario, sabiendo con gran certeza
que tarde o temprano recibiría la orden para ajusticiar a aquel hombre
que había hablado a la policía para interponerse en contra de la venta de
drogas que se realizaba en la escuela. Fue entonces un día domingo por
la noche que Lito recibió, de manos de uno de sus compañeros mareros,
una nota que manifestaba que el lunes era el día pactado para asesinar,
a la salida de la jornada escolar, al Profe.
A la salida de la escuela y de la forma más sigilosa, Lito dio paso
rápido en el sendero en el que se cometería el crimen; con el corazón
palpitando a todo lo que daba, sus manos sudorosas y con un frio que le
acompañaba todo su cuerpo, Lito gritó: “Profe, profe, deténgase, detén-
gase…”. Fueron las palabras de Lito mientras que el Profe, al reconocer
al muchacho, se detuvo y observó con gran asombro como Lito sacaba
la pistola que desde su iniciación a la pandilla le había sido entregada.
“¿Qué es lo que haces con esa arma del diablo, muchacho?”, fueron las
palabras del Profe. A lo que Lito respondió: “Ahora se muere, viejo mal-
dito; son ordenes de arriba”. Lito cortó cartucho y encañonó al educador
que con gran amor había obsequiado mucho cariño y sana orientación
a todos los estudiantes, incluyendo de manera especial a Lito, ya que el
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de las “Maras” en el sistema educativo de El Salvador
barrio habían dicho que los pandilleros huyeron hacia una de las casas
abandonadas que se encontraban por el camino que conduce al río. Los
policías le tomaron la palabra y fueron a buscar, con Lito como si de
un guía se tratase. Al llegar al lugar señalado por Lito no encontraron
nada. Se sintieron engañados y creyeron que Lito les estaba escondiendo
valiosa información para impedir el hallazgo de los pandilleros prófugos
que habían emitido la orden de asesinato contra el célebre docente. De
regreso y en forma de venganza por el supuesto engaño de Lito, decidie-
ron llevarlo al cuartel policial donde le metieron la cabeza en el interior
de un barril lleno de agua en repetidas ocasiones.
La amenaza de muerte de los policías contra Lito seguía repitién-
dose. Uno de los uniformados que estaba al frente del interrogatorio
tomó unos residuos de excremento de perro, que ya estaban deshidrata-
das por el sol de cuatro días, el agente policial los tomó con sus guantes
y le pidió a Lito que abriera la boca, a lo que este se negó. Otro de los
policías le pegó una patada en el pecho y su boca se abrió buscando una
bocanada de aire, lo cual fue aprovechado para introducir la porquería
en la boca de Lito.
El joven fue salvajemente golpeado y arrojado el suelo para saltar
sobre él. Después le apretaron los ojos con tanta fuerza que Lito pensó
que se los sacarían. Fue una de las torturas que más dolor le causaron. Los
policías le repetían que lo iban a matar, que nadie en ese lugar desolado
escucharía sus lamentos. Lito solo pensaba en lo más profundo de su ago-
nía que después de haber escapado de los pandilleros, ahora era un prisio-
nero de la policía y los miembros del ejército que acompañaban a estos.
Mientras todo eso ocurría, una ambulancia de la Cruz Roja brindaba
atención médica al Profesor Mario mientras era trasladado a un hos-
pital; la hija mayor del Profe Mario, Susana, acompañaba a su padre y
escuchaba como este le ordenaba buscar a Lito en la sede policial, ya que
consideraba que Lito sería inculpado injustamente por las autoridades.
El proceso de la tortura a Lito duró más de tres horas. La captura de
Lito fue reportada en el puesto policial después de las tres de la tarde.
Casi al final de esa tarde, Lito les pidió que lo mataran o que lo dejaran el
libertad, que lo acusaran de lo que fuese pero que terminaran su calvario
y martirio. Un sargento policial argumentó que no valía la pena gastar
221
Alexander Oliva
balas en él, que lo matarían poco a poco hasta que su vida se apagara
como una llama de cerillos. Fue justo en el momento en que subían a Lito
a una patrulla cuando apareció Susana, quien exigió a las autoridades
dejaran en libertad al joven; sin embargo, el sargento dijo que Lito sería
acusado por el delito resistencia a la autoridad. Allí le colocaron unas
apretadas esposas, que lo hirieron con su metálico e insistente abrazo,
por lo que Lito pasó en prisión, junto a adultos, tres días, hasta que lo
liberaron, gracias a la denuncia que Susana interpuso en la oficina de la
Procuraduría de Derechos Humanos. Al salir de la cárcel, Lito fue asis-
tido en el hospital Benjamín Bloom, el cual brinda atención a menores
de edad, pero una infección en el pulmón derecho condujo a la repentina
muerte de Lito; infección que fue provocada por los golpes que recibió.
Así acabó la vida de un joven estudiante que truncó su formación debido
al control territorial, el miedo y la violencia con que operan las pandillas
en muchos centros educativos en El Salvador.
222
Vamos a andar
Resumen
Algo más de diez años han transcurrido desde que el Centro Nacional
de Educación Sexual (cenesex) de Cuba, inició vez su campaña nacio-
nal contra la homofobia y la transfobia. En 2017, la campaña suscitó el
debate público acerca de la violencia escolar por homofobia y transfobia,
la responsabilidad de los profesionales de la educación y del sector de
educación en la prevención de dicha problemática. A la vez, estimuló a
quienes forman parte del Proyecto estudio sobre el Bullying homofó-
bico en instituciones educativas cubanas, de la Universidad de Ciencias
Pedagógicas “Enrique José Varona” a acercarse a las historias de vida,
miedos y esperanzas de aquellas personas que durante su paso por las
instituciones educativas han vivido situaciones de acoso escolar por su
aparente o real orientación sexual e identidad de género.
El presente trabajo se apoya en algunos testimonios que son impo-
sibles de ignorar, los cuales pueden servir de reflexión, aprendizaje y
experiencias con el fin de aunar esfuerzos en la lucha contra la homofo-
bia y la transfobia en las instituciones educativas. Tiene como objetivo
fundamentar la responsabilidad de la educación en el contexto escolar
223
Rodney Rodríguez y García Leyva
Abstract
A little more than ten years have passed since the National Center for
Sexual Education (cenesex) of Cuba, began for the first time its national
campaign against homophobia and transphobia. This 2017, the cam-
paign, provoked the public debate about school harassment for hom-
ophobia and transphobia, the role of education professionals and the
education sector in the prevention of this problem. At the same time it
stimulated those who are part of the Project study on “Homophobic Bul-
lying in Cuban Educational Institutions”, of the University of Pedagogical
Sciences “Enrique José Varona” to approach the life stories, fears and
hopes of those who during their passage by educational institutions have
experienced situations of school bullying for their apparent or real sexual
orientation and gender identity.
The present work is supported by some testimonies that are impos-
sible to ignore, which can serve as reflection, learning and experiences in
order to join efforts in the fight against homophobia and transphobia in
educational institutions. Its objective is to support the role of education
in the Cuban educational context in the prevention of school harassment
for homophobia and transphobia.
224
Vamos a andar
Introducción
Paciente/Adolescente
Clínica del Adolescente de Cuba
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Rodney Rodríguez y García Leyva
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Vamos a andar
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Rodney Rodríguez y García Leyva
Desarrollo
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Vamos a andar
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Rodney Rodríguez y García Leyva
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Vamos a andar
231
Rodney Rodríguez y García Leyva
En las escuelas se rechazan a los que tienen una “orientación sexual o identidad de
género no heteronormativa”... mire usted, qué manera de enredar el término homo-
sexualidad. Es cierto, eso está mal, ¡muy mal! Pero se hace lo mismo con los feos, los
que usan espejuelos, los que tienen algún problema ortopédico, los brutos, los que
escuchan música no “reggetonizada”, los que no les gustan las fiestas, los que no se
buscan novias, los flacos, los gordos y nunca. No se habla del día de los hombres y
mucho menos de un día del orgullo heterosexual por solo poner dos ejemplos (Crash,
Bullying: Pocos segundos para un gran maltrato, Alina M. Lotti/CubaSí).
232
Vamos a andar
duce en las escuelas, así como las que se vinculan a otras formas de acoso
en este contexto. Esta opinión corrobora lo planteado por Castro hace
algunos años
las culturas dominantes no admiten otras variantes de género que no sean las rela-
cionadas con su funcionalidad reproductiva. Por eso se reconocen solo dos maneras
sexuadas de existir, en femenino o en masculino, representadas por nuestros genitales
para obtener la correspondiente carta de identidad. En este esquema de pensamiento
quedamos todas/as apresados/as, con limitadas posibilidades para comprender las
diferentes maneras de existir como especie sexuada (2008, 5).
233
Rodney Rodríguez y García Leyva
234
Vamos a andar
235
Rodney Rodríguez y García Leyva
236
Vamos a andar
Me sentí “incómoda” usando los uniformes. Por ello tenía problemas en las escue-
las. Fui rechazado por parte de mis compañeros y profesores. No me invitaban a los
cumpleaños de mis compañeros, se les prohibía jugar conmigo por mis “conductas
amaneradas” y era excluido de otras actividades escolares y extraescolares. Fui víctima
de violencia física, verbal y psicológica por parte de profesores y compañeros. Un día
un profesor me encerró en una habitación, me obligó a desnudarme y fui agredido
con un fuete. Otro día me obligaron a quitarme la camisa en el baño con los varones
presentes. No quería hacerlo por sentir vergüenza de mi cuerpo (Persona trans- de
hombre a mujer, Rodríguez, García y Alfonso, 2007).
237
Rodney Rodríguez y García Leyva
238
Vamos a andar
pp. 12-13). En otras palabras, desafían las normas del sistema sexo-
género-deseo y sufren en carne propia el control y la incomprensión de
las masculinidades hegemónicas de la sociedad patriarcal.
A diferencia de las personas con trastornos de identidad de género,
las homosexuales no tienen conflicto con su físico, no los perturban sus
genitales. En general, solo piden que se les acepte como son y que no los
discriminen por su conducta sexual. Como se ha explicado, desde las
primeras edades, y en correspondencia con el sexo, las personas adul-
tas les ofrecen al niño y a la niña modelos diferenciados de educación
sexual encaminados a sostener los criterios de masculinidad y feminidad
aceptados por la cultura. En muchos de estos casos, esos modelos se
abordan desde una perspectiva discriminatoria y sesgada. Y, al estable-
cerse socialmente normas, actitudes, valores, formas de comportamiento
sexual estereotipados en la diferenciación de los roles de género, se con-
tribuye a una educación sexista y a un desarrollo parcial de la sexualidad
masculina y femenina que se expresa en todos los contextos sociales,
incluyendo en la escuela.
Amado era afeminado y gay (no estoy seguro si fuera del closet en aquel momento);
sin embargo, recuerdo bien los comentarios en el pasillo, en los dormitorios. Tenía un
diario en el que solía apuntar reflexiones sobre su vida, sobre sus deseos reprimidos
y alguna que otra anotación sobre chicos que le atraían. Tenía un diario que fue a
parar a manos de los compañeros de su cubículo. Las reacciones fueron violentas,
apaciguadas por las niñas de su aula que salieron en su defensa. Su taquilla fue sacada
para el pasillo. No sé qué habrá sido de su vida. Sé que vinieron sus padres. Sé que
hubo varias reuniones. Sé que pidió la baja (tomado de Facebook, 2017).
239
Rodney Rodríguez y García Leyva
Los cubanos si no llegamos nos pasamos, como en este tema —violencia homofó-
bica y transfóbica en las escuelas—. Es una cosa como si quisieran que todos fueran
homosexuales, que al parecer es lo normal. Es tanta la intensidad y propaganda,
que esa desproporción invisibiliza otros temas acuciantes de nuestra sociedad, se ha
empoderado mucho a este segmento poblacional, que espero sea minoría, porque si
no adiós mundo y adiós especie humana Otra cosa es que se respete esta orientación
o conducta, es el derecho de cada cual, pero de ahí a plantearla como casi la máxima
aspiración humana es una actitud nefasta y tan discriminatoria como lo que intentan
combatir. Me parece que se debe tratar, si lo quieren ver como algo natural, para mí
no lo es digan lo que digan, la ley biológica es hombre-mujer, lo otro es resultado del
cerebro humano, cuando es una opción o problema congénito cuando es hormonal
(mph, Bullying: Pocos segundos para un gran maltrato, Alina M. Lotti/CubaSí).
240
Vamos a andar
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Rodney Rodríguez y García Leyva
los poderes públicos tengan alguien con quien comentar sus ideas o propuestas a fin
de llegar después a acuerdos o no. No es un espacio formal al que acuden las insti-
tuciones para captar o pulsar la opinión de determinados actores sociales. No es un
canal de negociación para llegar a acuerdos entre las partes interesadas (2015, p. 33).
242
Vamos a andar
Siento que en las escuelas se habla más de los derechos de los homosexuales que de la
reproducción humana (hombre-mujer). Si estoy equivocado, por favor ilumínenme
con sus conocimientos, pero los homosexuales no se reproducen. Si lo hacen no es
con su pareja y caemos en otro tema. Una sociedad que no se reproduce no crece y
me parece que ese problema ya lo tenemos bien complicado entre el envejecimiento
de la población y las parejas que solo quieren tener un hijo. Por favor, ya se ha hecho
bastante por los homosexuales, dejen ahora que ellos solitos se ganen las cosas. La
cosa redonda y amarilla que está en el cielo y alrededor de la cual gira nuestro planeta
es el Sol, no los homosexuales (Crash, cibernatuta, Bullying: Pocos segundos para un
gran maltrato, Alina M. Lotti/CubaSí).
El testimonio anterior hace pensar una vez más, y no por eso es reitera-
tivo, en el valor de la educación, las deficiencias del sistema educativo y
social, la complejidad de las relaciones humanas, así como la conducta
de las personas ante situaciones tan disímiles y placenteras como las
relaciones y preferencias sexuales. En este sentido, cabe señalar que el
Ministerio de Educación de la República de Cuba es parte importante
243
Rodney Rodríguez y García Leyva
244
Vamos a andar
En Cuba no hay acoso escolar, todos los jóvenes nos llevamos bien y tenemos los mis-
mos ideales (Pablo/cibernauta, 16 de mayo de 2017, Época de sensibilidad humana y
transformaciones profundas, Yoanka Rodney/ Periódico Granma).
245
Rodney Rodríguez y García Leyva
Las dudas y el testimonio anterior obligan una vez más a compartir algu-
nas ideas. Como bien se expresa en el texto Abrazar la diversidad:
La primera dificultad que encontramos al trabajar este tipo de acoso escolar es la invi-
sibilización. Es común invisibilizar la presencia tanto de personal como de alumnado
lgtb en los centros educativos: la mayor parte de docentes no tiene en cuenta que en
cada aula es estadísticamente muy probable que haya estudiantes no heterosexuales,
trans o que viven en familias lgtb. Además, hay una tendencia a no identificar los casos
de violencia con un origen de homofobia o transfobia, bien porque no se perciben
como situaciones de discriminación (…) o bien porque no se pone de manifiesto la
homofobia que origina esa situación (Pichardo y Williams, 2015, 20).
246
Vamos a andar
En Cuba sí hay acoso escolar o bullying, yo lo viví en carne propia, nunca se lo he dicho
nadie...También conocí un muchacho de mi aula en la secundaria que fue víctima
de un bullying bien violento y prolongado, todo octavo grado, ya en noveno estaba
loco. De esto no se habla mucho o casi nada, solo el que lo sufre o ha sufrido lo sabe
(Anónimo, 17 de mayo de 2017, Época de sensibilidad humana y transformaciones
profundas, Yoanka Rodney/ Periódico Granma).
247
Rodney Rodríguez y García Leyva
Esto indica que existe una interacción dialéctica entre lo social y lo indi-
vidual en la cual el sujeto es un ente activo, constructor y transformador
de la realidad y de sí mismo, y no un simple receptor-reproductor; o sea,
la asimilación de la cultura y la formación de los órganos funcionales es
un proceso mediatizado y surge como resultado del dominio de los signos
en calidad de herramienta para guiar la conducta propia.
Para entender la relación entre factores individuales y contextuales
de los sujetos que se implican en situaciones de violencia homofóbica
y transfóbica hay que detenerse a valorar la edad, el sexo, situación
histórica específica, características de la situación económica y social,
generación a la que pertenece y familia en la que se desarrolla, lo cual es
necesario para comprender dichos comportamientos.
También, tener en cuenta la categoría vivencias; es fundamental para
comprender el comportamiento de las personas que actúan de manera
violenta, debido a que las vivencias posibilitan determinar de qué modo
influye sobre el desarrollo de los sujetos uno u otro aspecto del contexto
en el cual interactúa. Las vivencias constituyen un acto individual e irre-
petible, y tienen que ver con las huellas que deja en el sujeto; implican
determinar cosas de vida significativa.
Por ello es importante el trabajo de los mediadores sociales, de la
enseñanza y de la educación en el desarrollo y la formación de las gene-
raciones más jóvenes, por constituir mecanismos intermedios entre la
sociedad y el sujeto; en ellos se materializan todas las interacciones de la
persona, ya que se concreta la relación sociedad-individuo. En estos nive-
les intermedios cada ser humano recibe de manera singular y simultánea
las influencias sociales como inmediatas, y es ahí donde actúa de manera
individual o colectiva, reflejando los aspectos sociales más generales.
El vínculo de la escuela en estrecha colaboración con otros media-
dores sociales es esencial, y juntos pueden tributar a la sociedad una
educación para la equidad en todos los contextos y en particular en con-
textos desfavorecidos, para suprimir las desigualdades, combatir proce-
248
Vamos a andar
249
Rodney Rodríguez y García Leyva
…una buena parte de mi infancia en la que fui testigo de este fenómeno del bullying
(portuario, 25 de mayo de 2017, cibernauta, Granma, 17 de mayo de 2017, Época de
sensibilidad humana y transformaciones profundas).
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252
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Conclusiones
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por la Primera Conferencia Nacional, La Habana, 29 de enero de 2012.
Material impreso .
——— (2016), Conceptualización del modelo económico y social cubano de
desarrollo socialista. Plan nacional de desarrollo económico y social
hasta 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estraté-
gicos. Material impreso.
255
Rodney Rodríguez y García Leyva
256
Vamos a andar
257
El vampirismo social como factor crítico
de la prevención de las adicciones
Resumen
259
Felipe García
Abstract
This chapter narrates the reflections product from years of work with
Latin American youth populations. It evidences the voice of young people
in contexts of vulnerability and that constructed by some institutions,
which approach their intervention and work, using inputs registered in
projects of social connection and applied research, particularly those
related to experiences between 2007 and 2017 registered in Medellin
Colombia and Guadalajara, Mexico.
Describes a new phenomenon called “social vampirism” which
addressed from an interpretative perspective of complexity, consider-
ing the meanings that actors present in their discourses, actions and
interactions, shows new social realities, which energize alternatives for a
youth, which results of his experiences have ignore the borders between
illegality and legality and legitimizes behaviors and attitudes towards
his realities.
Introducción
260
El vampirismo social como factor crítico
de la prevención de las adicciones
Así, pues, se evidencia una condición que no les ha sido del todo
improductiva a los jóvenes, ya que desde esta mirada han podido ser
benefactores de políticas que a su vez los asisten , pero también los anula
de su condición de actores de derechos y responsabilidades. Y reproduce
un juego que ya les era bien conocido en su relación con otro tipo de
traficantes que los introduce en la vida de ilegalidad y violencia propia
de su historia .
Por ello hemos construido una nueva metáfora, la del vampirismo
social, para delimitar características de las formas de tráfico juvenil en
la actualidad, que no conoce las fronteras entre la legalidad y la ilegali-
dad, y cuyas compresión y definición requieren escuchar las voces de los
actores para descifrar las complejidades subyacentes a las problemáticas
de la violencia juvenil.
Una vez registradas y analizadas las voces de los jóvenes, víctimas
de diferentes formas de violencia en y desde su niñez, en todas estas
historias emergen categorías de análisis que nos permiten darle forma
a esta metáfora “contemporánea”.
En relación con la intencionalidad de este texto, esta construcción
obedece a una perspectiva interpretativa de la complejidad que considera
los significados que los actores presentan en sus discursos, acciones e
interacciones, por lo cual se describe la voz de los jóvenes en contextos
de vulnerabilidad en Latinoamérica y la voz construida desde algunas
instituciones, que se aproximan a su intervención y abordaje valiéndose
de los insumos registrados en proyectos de vinculación social e investi-
gación aplicada, particularmente los relacionados con las experiencias
comprendidas entre 2007 y 2017 registradas en Medellín, Colombia, y
Guadalajara, México.
Justificación
261
Felipe García
262
El vampirismo social como factor crítico
de la prevención de las adicciones
Marco teórico
263
Felipe García
Gráfica 1
264
El vampirismo social como factor crítico
de la prevención de las adicciones
Metodología
Este es un estudio que se llevó a cabo a partir del relato de los sujetos,
que son jóvenes que fueron niños en situación de abandono o de calle,
y actores protagónicos del tráfico de drogas en Medellín, Colombia, y
Guadalajara, México.
En un periodo comprendido entre 2007 y 2017, se levantaron en este
proceso observación , registros, entrevista y grupos de encuentro con la
población en contextos específicos, donde se registraron y analizan los
datos recolectados de unos 200 jóvenes.
265
Felipe García
Conclusiones
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El vampirismo social como factor crítico
de la prevención de las adicciones
Manuel era como mi padre, la verdad me cuidaba y muchas veces ha evitado que me
peguen, esos ratas del centro son una porquería (...), pero bueno, papá, nadie está
con nadie, ni Manuel. Ese man, una vez casi me mata.
Son cabrones esos güeyes, para atraparlo a uno, y ya si uno no hace lo que quieren
se arma el pedo.
267
Felipe García
los jóvenes que han sido reclutados para el tráfico de drogas, que cumple
para su explicación con la metáfora del vampiro.
Siendo así, este primer intento de la definición del concepto y el
fenómeno de vampirismo social como fenómeno complejo de estas
sociedades, hecho que puede estar dándonos un preámbulo a un posible
panorama similar en Latinoamérica, el cual puede también darnos pistas
para establecer nuevas formas, políticas y programas de abordaje de las
poblaciones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de nuestra región .
268
El vampirismo social como factor crítico
de la prevención de las adicciones
269
Felipe García
Gráfica 2
En segundo lugar, son los mediadores emociónales los que nos per-
miten elaborar las relaciones, por ejemplo, el juego, los sueños, media-
dores que funcionan en condiciones “adecuadas” en contextos propios
de una niñez en condiciones de protección y desarrollo; sin embargo, en
muchos otros ambientes han sido reemplazadas por el trabajo infantil,
que es predominantemente ligado a actividades de maldad.
Por medio de la influencia de por lo menos estos dos elementos han
aprendido los jóvenes que han participado en este estudio en Medellín
y Guadalajara a relacionarse con el mundo y, por consecuencia, pueden
aprender también a prevenir algunos acontecimientos que destruyen
su vida.
Cuarto, la anterior realidad nos describe la importancia de la fun-
ción de prevención que nos conduce a realizar dos tareas importantes
para nuestra seguridad personal y del grupo : englobar todo aquello que
puede ser una posibilidad, una oportunidad un valor; excluir o conte-
270
El vampirismo social como factor crítico
de la prevención de las adicciones
ner todo aquello que puede ser una amenaza, un problema o un límite
(Milaneses, 2006).
Bibliografía
271
Migración centroamericana,
estudios de casos
Resumen
273
Gómez Trejos
Introducción
274
Migración centroamericana, estudios de casos
Justificación
Marco teórico
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Gómez Trejos
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Migración centroamericana, estudios de casos
Metodología
Entrevista de profundidad
277
Gómez Trejos
278
Migración centroamericana, estudios de casos
Saben que falta poco para alcanzar la zona fronteriza entre México y los
Estados Unidos.
Nuevamente suben al tren sin que las autoridades migratorias se
enteren. La forma de subir tiene que ser cuando la maquina inicie la
marcha, teniendo el cuidado de calcular para sujetarse bien a la escalera.
Un paso en falso y las consecuencias serían letales.
Horas después, los muchachos llegarán a un albergue ubicado en
Saltillo, que es la capital del estado de Coahuila de Zaragoza. Inima-
ginablemente, están a solo 400 kilómetros al sur de la frontera. Una
distancia dolorosa e impacientemente larga para aquellos migrantes que
desconocen la ruta. Como es parte de las disposiciones humanitarias
en los albergues, los jóvenes guatemaltecos pernoctarán solo tres días.
El viaje continúa para los jóvenes que cargan en sus espaldas una
pequeña mochila, en la que solamente hay espacio para una muda, un
litro de agua y algo de alimento liviano, que les servirá para sustentar-
los al menos dos días. Será una noche más que sus cuerpos tratarán de
reposar sobre el hierro de sarro en uno de los vagones del tren que los
acercará poco a Monterrey.
En este lugar, nuevamente, tendrán que sortearse de no ser vistos
ni por migración ni por el crimen organizado, que con mentiras busca
la manera de convencerlos para cruzarlos del límite fronterizo a cambio
del pago de mil dólares. En este lugar permanecieron escondidos cuatro
días, antes de pasar hacia territorio norteamericano. La distancia entre
Monterey y Nuevo Laredo, su último destino en territorio mexicano, es
de unos 226 kilómetros.
Semanas después, Alex fue ubicado nuevamente por esta investiga-
ción, pero ya en territorio estadounidense, al parecer la suerte venció al
miedo a dos de los tres guatemaltecos.
Pero, ¿quién es Alex Tzi? Este joven vivía en el municipio de San
Pedro Carchá, departamento de Alta Verapaz, región norte central de
Guatemala. Un lugar tranquilo a casi cien kilómetros de la capital.
Las pandillas y la delincuencia no han tocado esta población, en
comparación con otras zonas guatemaltecas. Probablemente se debe a
la misma organización de su población que ejerce la prevención y cuidan
de la seguridad en su zona de residencia.
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Gómez Trejos
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Gómez Trejos
trarse con sus dos paisanos, quienes también lograron escapar. Aunque
no se conocían, sabían que la única forma desde ahora en adelante era
sobrevivir a los peligros juntos. Al final de cuentas, tenían la ventaja de
compartir los gastos económicos.
Alex Tzi había ahorrado unos mil quetzales, los que serían al cambio
de moneda unos 145 dólares, unos dos mil 900 pesos mexicanos según el
cambio oficial a esa fecha. Pero este dinero apenas le duró un poco más
dos semanas, recuerda Alex.
Entre el tiempo de espera en la frontera y el de rodear los retenes
migratorios, los jóvenes tardaron nueve días para llegar hasta Tenosique
de Pino Suarez. La distancia entre la frontera y este municipio es de solo
63 kilómetros. Una hora y diecisiete minutos de tiempo de recorrido en
un vehículo, aproximadamente.
Alex reconoce hoy que se había equivocado al pensar que haber lle-
gado a Tenosique, en más de una semana, era porque estaba cerca ya de
la frontera estadounidense.
“Eso de andar bordeando cerros, caminando por caminos y sin una
dirección exacta hacia qué punto cardinal uno se dirige y más que estar
pagando a mafiosos taxistas que solo te encaminan cinco kilómetros
y después te bajan porque supuestamente adelante está la migra está
fregado”, señala.
Uno de los grandes desafíos de los migrantes es tener claramente
conciencia sobre lo que significa la distancia en kilómetros.
Del puesto fronterizo El Ceibo, Tabasco, hacia Piedras Negras es de
dos mil 263 kilómetros, mientras a El Paso, en Ciudad Juárez es de dos
mil 821 kilómetros. Mayor distancia tendrá en dirección a Nogales, que
es de tres mil 186 kilómetros. A Reynosa, 1,701 kilómetros. Nuevo Laredo
es una distancia de dos mil 134 kilómetros o mil 211 millas. Buscar Ari-
zona serán tres mil 431 kilómetros, y Nogales abarca una distancia de
tres mil 186 kilómetros.
Aunque esta información se encuentra en cualquier albergue o enti-
dad de servicio humanitario promigrante, existen otras situaciones,
como las culturales y de educación, por las que tienen que pasar los
indocumentados.
282
Migración centroamericana, estudios de casos
283
Gómez Trejos
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Migración centroamericana, estudios de casos
Habíamos salido de San Luis Potosí a Saltillo en tren —continúa narrando Alex—.
Un recorrido de dos días. Luego seguimos viajando siempre en tren. Sabíamos de
los peligros que era ir de tren en tren, pues la mafia anda sobre los migrantes para
ocuparlos como “mulas” y pasar a los estados unas 25 libras de droga escondida en
las mochilas. Gracias a Dios logramos sortear ese peligro.
Nosotros queríamos pegarle hasta Nuevo Laredo, pero no se nos presentó la
oportunidad. El tren entró en la mera ciudad de Monterrey y bueno nos quedamos
allí tres días. No nos permitían quedarnos mucho tiempo en el albergue y nos dijeron
que solo podíamos dormir y luego salir.
Cuando llegamos a Nuevo Laredo, nos tiramos todos al monte para que desde
ahí empezáramos a ingresar al desierto. Éramos seis personas los que andábamos,
Edy y Crisantos, los muchachos que me los encontré cuando agarraron a mi primo.
También iban Rubén, Luis, Donaldo y yo Alex.
Al quinto día cruzamos el Río Grande o Bravo, luego ingresamos varios días al
desierto. No sé hoy exactamente cuántos fueron. Bueno, después de que cruzamos el
río, caminamos todos unos diez días más en el desierto. Recuerdo que como al sexto
día, se nos acabó la comida, pero teníamos que continuar.
El otro problema que enfrentábamos era que el agua se estaba acabando. Tam-
bién, solo llevábamos una libra de maseca en nuestras mochilas y una libra de azúcar.
Luego caminamos y caminamos, día y noche. Como a los trece días, llegamos
a Checkpoints, Texas. Solo recuerdo que era un día jueves. Decidimos descansar
unas tres horas. Al no tener agua, nos tocó tomar de los estanques que le dejan los
campesinos a las vacas y chivos.
Luego de cruzar Checkpoints, ya nos sentíamos más alegres porque solo nos
faltaban unas cinco millas para llegar a nuestro destino: Cotulla o Encinal, que está
como a 47 kilómetros por carretera.
Por ahí de las diez de la noche, descansamos unas tres horas, recuerdo. Como
a la una de la madrugada, seguimos el camino. Un amigo había soñado algo feo. Era
algo que nos iba a pasar nos dijo. Nos contó su sueño, pero no le hicimos caso, solo
le dijimos que Dios es el que nos guía, en el camino, y las palabras de un hombre no
tienen valor, le dijimos.
Luego caminamos más de una hora. Decidimos quedarnos a dormir un rato
en el monte. Cuando escuchamos a lo lejos el ruido de una troca. A los minutos el
motor se escuchó más cerca. Nos tiramos bien acostados al monte. A los minutos se
285
Gómez Trejos
escucharon pasos de personas. Eran como cinco hombres, quienes con sus linternas
nos alumbraron y nos llamaron a no movernos.
Del grupo, solo tres pudieron escapar, Edy, Luis, y un señor guatemalteco que le
decíamos don Rubén. Yo no quise correr porque pensé que eran narcos, los llamados
Zetas. Me quedé tirado en el suelo, solo escuché que dijeron nadie se mueva porque si
no aquí se quedan. Les metemos un plomazo. Por esa razón yo me quedé.
Nos quedamos Rubén, Crisantos y yo. Los otros tres los andaban buscando
ellos. A mí me esposaron con Crisantos y a don Rubén lo esposaron solo. Esa noche
yo estaba deprimido, no hallaba la forma de salir de ese infierno. Fue cuando hablé
con Crisantos. Lo primero que le dije fue que hiciéramos oración. Ora le dije, ora.
Como a los cinco minutos, le hablé a don Rubén. Le dije que escapáramos. No
nos tenemos que quedar, tenemos que seguir. Todo se lo dije en mi dialecto. Recordé
el sueño que nos había contado el señor un par de horas antes que nos agarraran.
Pero me dije que Dios lo puede todo.
Solo era un policía el que nos estaba cuidando, fue cuando hablamos nueva-
mente los tres en nuestro idioma. Es ahora o nunca. Salimos corriendo los tres. Yo
con Crisanto íbamos pegado de la mano con las esposas. En medio de los corridos,
el agente de migración también corrió. Pero, detrás del otro compañero, mientras
nosotros nos alejábamos. Luego, como a 25 metros, no escondimos debajo de unos
nopales bien escondidos.
Mientas nos buscaban, en mi mente solo oraba y le pedía a Dios que no nos
encontraran. Luego, como a las tres o cuatro de la mañana, seguimos caminando,
aunque siempre escuchábamos a lo lejos como que nos seguían buscando. Bueno, a lo
mejor eran los mismos nervios. Seguimos caminando, pero no al Norte, si no al Este
para cruzar el “Friguey”. Es una calle de doce carriles de lado derecho. Era el momento
para ver si nos levantara un carro. O sea, que nos dejara subirnos y nos sacaran de ahí.
Y bueno, seguimos caminando, Crisantos ya no aguantaba más, se me moría.
Pero yo lo animaba y le decía, Crisantos, solo pídele a Dios que nos ayude y que nos
guie. Y bueno, ya solo caminamos un día y la noche más. Nuestro destino era cruzar
la calle. Como a la una de la madrugada la cruzamos. Estábamos donde un rótulo
que decía “Encinal next exit”. Esa fue nuestra señal. Era el lugar donde nos iban a
ir a recoger.
Eran como las nueve de mañana cuando llegaron. Salimos del monte donde
aún estábamos escondidos. Ya con mayor comodidad nos llevaron a San Antonio,
Texas, donde estuvimos solo un día y dos noches. Fue allí en donde nos reventaron
las esposas. Fue en este lugar donde llegó a traerme un coyote, y al día siguiente me
llevó a Dallas, donde el amigo de mi papa.
Y bueno, en San Antonio fue en donde deje al otro chavo que me acompañaba,
Crisantos. Desde esa fecha, ya llevo nueve meses acá.
Mis padres se alegraron que estuviera con bien. Pero a la vez se pusieron tristes
porque hasta que pase un tiempo nos volveremos a ver. Pero gracias a Dios que me
bendijo, porque a los tres días que vine me dieron trabajo.
Alex Tzi, fue localizado por esta investigación en la primera quincena del
mes de octubre de 2017. Continúa viviendo en Dallas con el amigo de
su padre. Siempre ha permanecido en el mismo trabajo, el de ayudante
de remodelaciones de viviendas. Tiene proyectado trabajar tres años en
286
Migración centroamericana, estudios de casos
287
Gómez Trejos
288
Migración centroamericana, estudios de casos
289
Gómez Trejos
290
Migración centroamericana, estudios de casos
Era un medio día de un miércoles del mes de septiembre de 2016, a casi cuatro meses
de su regreso de Guatemala. Como era su costumbre, mi hijo venía a almorzar a la
casa, pero ese día la motocicleta presentó problemas. Eran como las once y media de
la mañana, él vino a la casa bien sudado, había estado en vano tratando de reparar
la falla mecánica, y al no poder resolverlo por su propia cuenta, decide ir donde el
mecánico.
Le dije que almorzara antes, pero mi niño no aceptó, dijo que hasta después lo
haría, porque quería lograr terminar la jornada laboral —recuerda Ana.
Pasaron las primeras horas de la tarde y, cuando el reloj marcó las cinco,
Ana, como costumbre, llamó al número de celular de su hijo, pero solo tim-
291
Gómez Trejos
bró sin tener respuesta. De momento pensó que su hijo seguía ocupado en
el taller. Media hora después, un nuevo intento, pero es en vano, el número
ya en ese momento solo manda a buzón de voz. En un tercer intento, el
celular de Hernán ya no ofrece señal, lo que preocupa a su madre.
Ana emprende viaje hasta el lugar donde se concentra el punto final
del recorrido de trabajo, pero ningún compañero de su hijo sabe del
paradero del joven. Mientras, el dueño del taller de mecánica le afirmó
que Hernán no había llegado en busca de sus servicios.
La madre intuye que algo anda mal, porque tampoco percibe si los
compañeros de trabajo le están diciendo la verdad o si ocultan algo.
Algunos de ellos se esconden bajando la gorra bajo su cara .
Una mujer que se encuentra cerca de los trabajadores se acerca a
Ana y en voz baja le comenta que hacía minutos se comentaba entre la
gente que en la cancha de futbol se encontraba un cuerpo de una persona.
Aparentemente, había sido asesinada.
No era el momento en dudar, por lo que era mejor aceptar la suge-
rencia de ir a indagar y, si era preciso, aceptar la realidad que podría
presentarse, pues todo lo que había pasado desde al medio día hacía
pensar que algo malo le había ocurrido a su hijo.
Ana recuerda que caminó lentamente en dirección a la cancha pol-
vosa de futbol, ubicada a medio kilómetro de donde ella se encontraba.
Ya había caído el sol, y apenas unas lámparas públicas alumbraban
su camino. Poco a poco se fue percatando de que unas cintas amarrillas
confirman su temor. “Policía no pasar”, reza la advertencia, signo de que
un accidente o un hecho de sangre había ocurrido en el lugar.
Sin mayor esfuerzo visual la madre reconoció la vestimenta de su
hijo, pero no alcanzó a observar su rostro, por encontrarse boca abajo. Un
grupo de soldados le impiden pasar la línea de seguridad en el momento
que les argumenta que se trata de su hijo.
El tiempo se detiene para Ana, quien sola y en medio de una can-
cha polvorienta exclama su dolor incontenible. Había perdido a su hijo.
Había perdido su mayor ilusión y apoyo. Había perdido algo de su propio
cuerpo. Nadie se acercó a consolarla. Y no recuerda cuánto tiempo pasó
entre la penumbra. Si gritó o si exigió justicia. Hasta la fecha no lo sabe.
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Migración centroamericana, estudios de casos
Conclusiones
La violencia y la pobreza son las razones por las que muchos jóvenes
del “Triángulo del Norte” centroamericano, conformado por Guatemala,
Honduras y El Salvador, deciden buscar mejores oportunidades de vida
en los Estados Unidos, aunque bajo una condición migratoria irregular.
293
Gómez Trejos
294
Migración centroamericana, estudios de casos
Bibliografía
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en-el-salvador-92-mas-que-el-mismo-mes-del-ano-pasado/
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rica-se-blinda-contra-las-”Maras”-y-los-narcos-con-el-plan-fortaleza/
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reños-se-mantienen-al-alza-en-2017
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el-2014-con-casi-4000-homicidios/Gomez,I. (2016), Pisa y corre, 2ª
ed., San Salvador, ufg Editores.
http://www.eumed.net/tesis-doctorales/2013/mlsl/analisis-push-pull-
Evertt-Lee.html
295
Tejiendo nuevas identidades.
Alternativa de cambio en adolescentes
que agreden a sus progenitores
Resumen
297
Collantes Domínguez
Abstract
Introducción
Eduardo Galeano
298
Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
Justificación
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Collantes Domínguez
¿Qué es la familia?
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Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
301
Collantes Domínguez
Historia de la identidad
La identidad se teje con las historias de vida, donde hay habilidades, des-
trezas, valores, ideales y sueños que construyen los adolescentes sobre
las tramas que se les presentan en la vida cotidiana. Constantemente la
identidad está formándose y transformándose a través de la interacción
con los otros.
La identidad de los adolescentes se construye en función de historias
de su vida que relatan, asociadas a significados que se ven reflejados en
los guiones de vida que producen expectativas; son como una red de
andamios interconectados, desde el guion del sí mismo al colectivo en el
cual se ven reflejados sobre todo en su manera de pensar, sentir y actuar.
Para que la identidad se consolide son importantes los rituales de paso
del ciclo vital de adolescente a adulto, que a su vez produce cambios en
la familia, grupos pares y los adolescentes y las adolescentes.
Otro factor importante es el marco referencial de una figura signi-
ficativa y potente para construir ideales, valores y principios filosóficos.
El contexto social y la cultura tejen y destejen la identidad los jóvenes
y las jóvenes.
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Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
Guiones de vida
Marco teórico
Mahatma Gandhi
303
Collantes Domínguez
ejemplo, la separación, que es dolorosa para ellos y ellas y para los pro-
genitores. La respuesta ante la frustración es de violencia ante la figura
parental. Contestaremos a la pregunta planteada considerando los fac-
tores sociales, individuales y familiares que refuerzan esta violencia de
hijos e hijas hacia sus padres y madres.
En referencia a factores sociales de adolescentes que ejercen violen-
cia en contra de sus figuras parentales, hemos observado los cambios
sociales que dificultan la construcción de la autoridad, respeto de padres,
madres y educadores, como pasar de una familia nuclear a otra mono-
parental, reconstituida, adoptiva, el atraso de los padres o madres para
tener los hijos cuando los tienen en una edad avanzada, al hijo único
o la hija única. El aumento de horas de trabajo de los padres y madres
disminuye horas y calidad de tiempo con los menores.
La sociedad es tolerante con los mensajes violentos que envían los
medios de comunicación como programas de televisión América dad,
Schin Chan, Simpson , y los videojuegos enseñan a los infantes, a los
adolescentes y las adolescentes a resolver problemas por medio de fuerza
bruta, violencia, marginación, racismo y poca tolerancia a los que pien-
san distinto, por ejemplo, en el ámbito confesional.
Respecto de los factores individuales, encontramos poca tolerancia
a la frustración, baja autoestima, egocentrismo, impulsividad, disminu-
ción de la capacidad empática.
304
Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
305
Collantes Domínguez
La terapia narrativa
La terapia narrativa fue creada por Michael White, trabajador social aus-
traliano, y David Epston, antropólogo de Nueva Zelanda, en los años 80.
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Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
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Collantes Domínguez
Metodología
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Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
El árbol de vida
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Collantes Domínguez
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Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
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en adolescentes que agreden a sus progenitores
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Collantes Domínguez
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Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
Es horrible
315
Collantes Domínguez
Ellos se pelean entre ellos y se unen contra mí. El chico me ha golpeado, amenazado y
tirado por las escaleras. Ha plantado un tenedor en la espalda de su hermana. Tengo
miedo porque en un momento dado puede que pase algo peor. Cuando no estoy en
casa es cuando peor se enfrentan.
Pondré una parte de la primera sesión que tuvimos con esta madre y su
hijo; la madre vino a tres sesiones sola. En esta ocasión convenció a su
hijo para que esté presente:
316
Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
Daniel: ¿Cómo que apruebe? ¡Ya hago bastante con esforzarme! (sube el tono
de voz) ¿Cómo vas a decir que apruebe? Y patea la pata de la mesa intentando patear
al pie de la madre. El cristal de la mesa se rompe y corta el pie de la madre.
(...)
Terapeuta: Tienes que reparar lo que has hecho, empieza por tu madre.
Daniel: Perdón.
317
Collantes Domínguez
Conceptos clave
• Problemas en la familia
• Problemas con padres, madres, abuelos y abuelas
• Problemas con hermanos y hermanas
• Problemas de la adolescencia
• Inicio y experimentación con el consumo de drogas
• Problemas en el colegio con la figura de autoridad, bajo rendimiento
académico y fracaso escolar
318
Tejiendo nuevas identidades. Alternativa de cambio
en adolescentes que agreden a sus progenitores
Conclusiones
319
Collantes Domínguez
Bibliografía
320
Violencia psicológica en los jardineros
en un coto del estado de Jalisco
Introducción
321
Villagómez Zavala y Franco Chávez
322
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
Justificación
323
Villagómez Zavala y Franco Chávez
Marco teórico
324
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
325
Villagómez Zavala y Franco Chávez
326
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
Cuando se indica desde su voz sobre esa violencia verbal, es posible que
se presenten estados emocionales de estrés.
El trabajo es la actividad más común a todos los habitantes del planeta y la mayor
fuente de desarrollo y bienestar económico, personal y social en cualquier comunidad.
No obstante, en el contexto laboral se originan múltiples factores de riesgo para la
salud biopsicosocial del individuo y su entorno” (Vieco y Abello, 2014).
Los trastornos asociados al estrés laboral incluyen un amplio abanico y van desde
los situados en la esfera psicosocial a corto plazo (ansiedad, depresión y trastornos
psicosomáticos) hasta los de la esfera biológica a más largo plazo (infarto agudo,
úlceras de estómago o dolor de espalda) (Vieco y Abello, 2014).
los factores de riesgo se presentan durante la interacción del individuo con el medio
laboral, razón por la cual ninguna persona que trabaje estará exenta de resultar afec-
tada por ellos. En este medio ambiente de trabajo se mezclan los componentes gené-
ticos, psicológicos, sociales y diferentes circunstancias que pueden afectar la salud y
bienestar de los trabajadores.
327
Villagómez Zavala y Franco Chávez
Por otra parte, según Crego (2005), las narrativas que se cuentan son:
debe tener algún sentido, cierto significado para quien narra y para quien escucha o
lee, porque esa es la cualidad de la memoria: guardar y dar cuenta de lo significativo
de la vida, de lo que vale la pena mantener para luego comunicar y que alguien más
lo entienda.
328
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
Y,
…existen acuerdos, narrativas que “modelan las experiencias”, para que, por caso, se
indique cómo hay que vivenciarlas, para darle un sentido al mundo. Estas formas de
discurso son un modo de organizar también la experiencia pasada (Mendoza, 2004).
[los] relatos, esta trama autobiográfica (que nos permita dar cuenta de quiénes somos
y de cómo nos insertarnos en el mundo) parece hallarse enmarcada, en buena medida,
por un trasfondo de intencionalidad, racionalidad y moralidad. Al construir relatos,
sustentamos en serie de supuestos, incorporados a nuestro sentido común, sobre la
naturaleza de nuestras acciones y el contexto moral en que se enmarcan. Así, hallamos
nociones como las de sujeto individual consiente, agente libre y responsable, acción
intencional, meta, deseo, propósito, motivación y voluntad. Es dentro de este tras-
fondo, funcional a la estructura del relato, que nuestras las acciones cobran sentido
y que podemos adjudicarles, incluso, alguna connotación moral o ética.
329
Villagómez Zavala y Franco Chávez
330
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
una cada de violencia s obre unos contra otros. …. “algunas veces, casi
nunca”.
Además, dicen Lóyzaga y Curiel (2014) que:
[el] servicio doméstico ha sido considerado poco importante, lo anterior debido a que
generalmente es comparado con el trabajo de carácter económico, en consecuencia, a
este último siempre lo considerarán como aquel que directamente genera ganancias
y plusvalía, mientras que al trabajo doméstico no se le dará el reconocimiento que
merece; es, en este sentido, que las actividades del hogar se han desarrollado bajo
un entorno de discriminación.
Metodología
Criterios de inclusión:
• Hombres jardineros, que trabajan en un coto del estado de Jalisco.
• Que tengan más de un año trabajando en el coto.
• Que trabajen en los turnos matutino y vespertino.
• Que deseen participar de forma voluntaria.
Criterios de exclusión:
• Trabajadores que se encuentren con incapacidad en el momento del
levantamiento de datos.
• Trabajadores que están de vacaciones.
• Trabajadores que tengan menos de un año de trabajo.
331
Villagómez Zavala y Franco Chávez
Criterios de eliminación:
• No contestar completos y de manera correcta los cuestionarios en
un 80%.
• Ya no quieren participar.
Lista de variables
332
Operacionalización de las variables
333
matrimonio o del
parentesco que Primaria
Grado máximo
establece ciertos Secundaria Frecuencia
de estudios en Respuesta Cuantitativa Datos Grado de
Escolaridad derechos y deberes absoluta y
el momento del Preparatoria obtenida discreta generales escolaridad
relativa
estudio
Universidad
¿Tiene usted Promedio,
Sí
hijos? media, moda,
Número de Cantidad de Respuesta Cuantitativa Datos ¿Cuántos hijos
Cantidad de hijos No desviación
hijos hijos obtenida discreta generales tiene? estándar,
Número varianza
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
Definición Definición Escala de
Variable Dimensiones Indicador Instrumentos Reactivos Análisis
conceptual operacional medición
¿Cuántos
a) a.
años tiene
Antigüedad Cuantitativa
trabajando en
en el puesto continua
el coto?
b. ¿Cuenta con
b) Tipo de
Cuantitativa contrato o con
contrato Promedio,
Características del continua base?
Características media, moda,
Aspecto puesto de trabajo Respuesta c. Datos
del puesto de ¿Cuál es su desviación
laboral que una persona c) Turno obtenida. Cuantitativa generales
trabajo turno laboral? estándar,
Villagómez Zavala y Franco Chávez
desempeña nominal
varianza
d. ¿Cuántas
d) Horario
Cuantitativa horas trabaja
laboral
continua al día?
334
e) Puesto e. ¿Qué puesto
que Cuantitativa desempeña en
desempeña nominal su trabajo?
Un concepto actual Agresión De muy
Agresión física
que podemos física pocas veces
utilizar es: patrón Agresión A muchas
de sentimientos Agresión verbal
verbal veces Cuestionario Frecuencia
Riesgos de y pensamientos Cuantitativa
Hostilidad Hostilidad de Buss y 29 ítems absoluta y
agresividad ligados al nominal
Perry relativa
comportamiento
que persiste a lo
Ira Ira
largo del tiempo y
de las situaciones
Definición Definición Escala de
Variable Dimensiones Indicador Instrumentos Reactivos Análisis
conceptual operacional medición
Acoso laboral, Prevalencia
también conocido de violencia
como acoso psicológica Frecuente
psicológico Intensidad de
en el trabajo, la violencia
hostigamiento Acoso
laboral o mobbing, Muy
psicológico
es un continuado frecuente
en el trabajo
y deliberado Algunas
maltrato verbal o veces Casi
Sufre algún
modal que recibe nunca Frecuencia
Violencia tipo de Cuantitativa
un trabajador por Cuestionario 22 ítems absoluta y
psicológica hostigamiento Menos nominal
otro u otros que relativa
laboral que a mis
335
se comportan
compañeros
con el de manera
igual que
cruel y que atenta
a mis
contra el derecho
compañeros
fundamental de
todo ser humano
a la dignidad y a Más que al
la integridad física resto de mis
y psicológica compañeros.
(Pañuel, 2001)
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
Villagómez Zavala y Franco Chávez
Conclusiones
336
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
Recomendaciones
337
Villagómez Zavala y Franco Chávez
Bibliografía
338
Violencia psicológica en los jardineros en un coto del estado de Jalisco
339
Ma. Teresa Prieto Quezada
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II
Perfil PRODEP
FORMACIÓN ACADÉMICA
341
Ma. Teresa Prieto Quezada
Artículos
342
Acerca de la autora
(2014) ISSN: 1665-3572, Luis Antonio Lucio López, Ma. Teresa Prieto
Quezada. Revista: Educación y desarrollo, vol. 31 pp. 61-61. México.
*Violao intraescolar de direitos humanos: jogo de espelhos (2014) ISSN:
1518-3483ISSN 1518-3483, Cándido Alberto Gómez, Ma. Teresa Prieto
Quezada. Revista: Diogo Acioli. Diálogos educativos, vol. 13. Brasil.
*Violencia que toca a todos nós:uma perspectiva a partir do maltrato na
escola. (2013) (ISSN: 0104-4036), Ma. Teresa Prieto Quezada. Revista:
Ensaio: avaliacao e politicas publicas em educacao en educación vol.
75. Brasil.
Libros
343
Ma. Teresa Prieto Quezada
344
Contar la maldad
se terminó de editar en diciembre de 2018
en la editorial de Ediciones de la Noche
Madero #687, Zona Centro
Guadalajara, Jalisco
www.edicionesdelanoche.com