Sei sulla pagina 1di 4

¡Dios es Bueno!

1. Dios se describe como alguien clemente y compasivo, lento para la ira y


grande en amor. Dios es bueno y, por naturaleza, está de buen humor.
Hechos 14:16–17; Santiago 1:17–18; 2 Pedro 3:9; Mateo 7:11; Gálatas 5:22–23; Salmo
119:68; Sofonías 3:17; Salmo 104; Éxodo 34:5–7; Hechos 17:22–31

“Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. No


contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros
conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque
como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le
temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le
temen”. - Salmo 103:8–13

2. El mensaje, ministerio y sacrifico de Jesús revelan de manera perfecta la


naturaleza de Dios como buen Padre

Juan 14:6–7; Isaías 9:6; Colosenses 1:19, 2:9; Juan 1:1,18; 8:1–11,19

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”. - Juan
3:16–17

“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo,
y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder,
habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó
a la diestra de la Majestad en las alturas”. - Hebreos 1:2–3

3. Dios es un buen Padre; podemos confiar en Él a pesar de nuestras


circunstancias.

Hebreos 11:6; Nahúm 1:7; Santiago 1:12–18; Mateo 10:29–31; Hechos 16:23–26

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a
los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas?” - Romanos 8:28–32

4. Los enemigos vienen a robar y matar, pero Jesús vino a destruir las obras
demoníacas y a darnos vida eterna.

Hechos 10:38; 1 Pedro 5:8–10; Efesios 6:12; Marcos 5:1–19

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por
las ovejas”.- Juan 10:10–11

“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para
esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. - 1 Juan 3:8

5. La bondad de Dios es extravagante. Al recordar y volver a contar a través de


nuestros testimonios de lo que Él ha hecho, se crea la fe de que Él puede y
anhela volver a hacerlo.

Hechos 10:34–48; Apocalipsis 19:10; Salmos 44:1–5, 119:11; Marcos 5:18–21;


Deuteronomio 6:17–24; I Crónicas 16:23–36; Josué 4:1–9

“¿Y como predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los
pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos
obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. - Romanos 10:15–17

“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya
sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por
los siglos”. - Hebreos 13:7–8
¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?

 Dios es por nosotros; Él escogió redimirnos de nuestro pecado.


Romanos 8:31–32; 5:8; I Corintios 1:30; 2 Corintios 5:19

 Dios no está enfadado con nosotros.


1 Tesalonicenses 5:9; 2 Pedro 3:9; Juan 10:10; Romanos 2:4; Sofonías 3:17; Romanos
14:17–18

 El deseo de Dios es que prosperemos en cada área de nuestras vidas:


física, mental, espiritual, emocional y vocacionalmente.
Salmo 103:1–5; 2 Corintios 9:8–10; Isaías 26:3, 53:4–6; Lucas 9:6, 56; Génesis 12:1–3;
3; Juan 1:2; Jeremías 29:11

 Jesús es nuestro modelo. Él sanó a todos los enfermos con los que se
encontró y nunca dijo que la enfermedad provenía de Dios. En el
Nuevo Pacto, Dios no suele usar la enfermedad para enseñarnos una
lección, fortalecer nuestro carácter ni castigar a las personas.
Mateo 4:23, 8:2–3; Hechos 10:38; Marcos 3:20–27

 Vivimos con la convicción práctica de que Dios quiere salvar y sanar


a todos.

I Timoteo 2:4; Ezequiel 33:11; Hechos 10:38; Mateo 4:23–24, 8:1–3, 8:16–17,
9:35, 14:34–36; Marcos 6:56; Lucas 9:11

 Dios nunca apartará Sus propósitos ni Sus dones de nuestras vidas.


Romanos 11:29; Efesios 1:4–6; Romanos 8:28–31

 Somos las obras maestras de Dios. Su proceso y el podarnos siempre


tienen el propósito de revelar nuestra verdadera identidad y de
abrirnos el camino a una vida plena.

Efesios 2:10; Salmo 139:13–17; Juan 15:1–2; Hebreos 12:5–13

 Dios escucha y siempre responde a nuestras oraciones.


Santiago 1:5, 11; Romanos 8:26–27, 32; Mateo 7:7; 1 Juan 5:14–15; Juan 15:7; Lucas
18:1–8; 2 Corintios 1:20
NO MALINTERPRETES

 No podemos hacer lo que queremos y esperar que Dios siempre nos


bendiga. Dios sigue siendo el juez final de cada ser humano.
Juan 1:5–7; Hebreos 10:26–27; 2 Timoteo 2:19; Proverbios 8:13; Hebreos 9:27; 2
Corintios 5:10; Gálatas 5:13–24

 A Dios le duelen nuestros actos pecaminosos y nos confrontará con


amor si pecamos y cuando lo hagamos.
Hebreos 12:7–11; Efesios 4:17–32; Isaías 65:2

 A pesar de la bondad y del amor de Dios, algunas personas siguen


escogiendo el infierno antes que el cielo.
Juan 3:17–18; Romanos 1:20–23, 8:1–8; Mateo 7:21–23

 La vida del creyente no está libre de pruebas ni de persecución.


Timoteo 3:12; Juan 16:33; Romanos 8:31–39; Filipenses 3:10; Salmo 34:19; Santiago
1:2–4

 Cada creyente es responsable de administrar y ser mayordomos de


los dones y talentos que Dios nos ha dado y de hacer que crezcan.
Mateo 25:14–30; 2 Timoteo 1:6; 1 Corintios 9:24–27; Filipenses 3:12–14

 En Su bondad, Dios no siempre responde a nuestras oraciones ni de


la forma ni en el momento que esperamos.
2 Pedro 3:9; Isaías 55:8–9; Lucas 18:1–8; Filipenses 4:6–7

Potrebbero piacerti anche