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Resumen de​ Erec y Enide ​Javier Ormazabal 2º LEC

Erec y Enide cuenta la historia de las aventuras de Erec, hijo de Lac, que era
caballero en la corte del rey Arturo.

El día de Pascua el rey Arturo convocó a toda la corte y expresó su deseo de cazar
el Ciervo Blanco. La costumbre era que quien matase al Ciervo podía besar a la doncella
más hermosa de la Corte. Galván, sobrino de Arturo, dijo que había allí unas quinientas
doncellas de alta cuna con amigos valientes dispuestos a demostrar mediante la violencia
que sus amigas eran las más bellas, pero el rey Arturo insistió en organizar la cacería. Van
los caballeros a cazar la mañana siguiente, entre ellos la reina Ginebra, la hija del rey y el
joven Erec, el caballero más valiente hermoso de todos. Erec ofreció su compañía a la
reina y ésta la aceptó de buen grado.

Mientras los caballeros iban tras el ciervo, la reina, la doncella y Erec vieron a un
caballero armado, a una doncella y a un enano. La reina mandó a la doncella a que les
dijese que se presentaran. Cuando se acercó, el enano le cortó el paso y le atacó con un
látigo. La doncella volvió llorando, conque la reina mandó a Erec en su lugar. El enano lo
atacó a él también y Erec se volvió temiendo que si agredía al enano el caballero lo mataría.
Erec prometió a la reina seguir la pista del caballero hasta encontrar armas con las que
hacerle frente. La reina se quedó en el bosque, donde el rey había cazado al ciervo.
Entonces Arturo convocó un consejo porque le preocupaba que la tradición (el beso)
pudiese traer violencia. Allí la reina pidió que el beso se aplazara tres días, pues así Erec
podía estar presente. El rey aceptó.

Erec, siguiendo al caballero, llegó a un castillo y vio que el caballero se alojaba en


una posada. Le dio la bienvenida un valvasor, junto con su mujer y su hija, que era
bellísima. Le dieron alojamiento y comida. Después de la cena el valvasor explicó a Erec
que la guerra le había dejado pobre y que muchos nobles habían querido la mano de su
hija, pero que él esperaba a que algún conde o rey se casase con ella. También le dijo que
al día siguiente había una fiesta. En aquella fiesta se colocaba un gran gavilán sobre una
percha de plata, y se lo llevaba quien conseguía que su amiga lo cogiera. Cuando Erec
preguntó por el caballero al que había seguido, el valvasor le dijo que él había sido ganador
en los años anteriores y que probablemente nadie se atrevería a disputarle. Pero Erec quiso
hacerlo, y para ello el valvasor le prestó sus armas. Erec le reveló su identidad y le dijo que
si le prestaba a su hija para conseguir el gavilán, la llevaría a su tierra y la haría reina.

Al día siguiente, después de ir a misa, Erec cabalgó con la hija del valvasor al lugar
de la prueba. Allí también estaba el caballero con el enano y la doncella. Aquélla iba a tomar
el gavilán cuando Erec se interpuso en su camino. Entonces el caballero desafió a Erec, y
tras un largo y fiero combate, Erec logró derribarlo y arrancarle el yelmo. El caballero suplicó
clemencia. Erec le recordó que permitió que su enano golpeara a la doncella de la reina
Ginebra y a él. El caballero, Yder hijo de Nut, le juró entonces ser su prisionero y se

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comprometió a ir a Caradigán a ponerse al servicio de la reina y a informarle de que Erec
regresaría al día siguiente con una doncella sin igual.

Cuando el caballero llegó a Caradigán, le vieron los caballeros Keu y Galván, y


llamaron a la reina para que confirmase si se trataba del mismo que había desdeñado a su
doncella y a Erec. La reina temió que el caballero hubiese matado a Erec, pero enseguida
éste le dio las noticias sobre Erec y se puso a su disposición. Este caballero luego formaría
parte de la corte, allí en Caradigán.

Erec prometió al valvasor tres castillos. Una prima de aquella doncella le advirtió al
conde, hermano del valvasor, de la vergüenza que podría recibir si dejara a su sobrina
marchar a Caradigán tan pobremente vestida, tal era la intención de Erec. Oyendo esto,
Erec dijo que la doncella no habría de vestirse más que con aquello que le diese la reina,
por lo que rechazó cualquier vestido que pudieran querer regalarle. La prima de la doncella
ofreció entonces a Erec un palafrén perfecto para la doncella, y Erec se lo agradeció. Erec
durmió en casa del valvasor y, a la mañana siguiente, se encaminó junto a la doncella a
Caradigán.

Les vieron llegar la reina y los caballeros Keu, Perceval, Galván y Cort. La reina se
ocupó de darle unos buenos vestidos a la doncella, y la acompañó a ver al rey. Al verla, al
rey le sorprendió su belleza y preguntó a todos los caballeros presentes en la sala si no era
acaso la doncella más bella de Caradigán. El “sí” fue unánime, conque, según la tradición,
el rey Arturo la besó.

Erec envió cinco asnos cargados a la casa del valvasor y mandó a diez caballeros
que lo condujeran a él y a su esposa al reino de Lac. Una vez allí, el rey Lac les concedió
más tierras y castillos. Erec pidió al rey Arturo que el casamiento se llevase a cabo en su
corte, a lo que el rey no se negó. Así pues, se celebró una boda con una multitud de
invitados, condes y reyes, y se celebró con una gran fiesta. Aquella noche Erec y la
doncella, Enide, se acostaron, y tras los quince días que duró la celebración, el rey Arturo
pidió a los invitados que se quedaran quince más. Después, se decidió emprender un
torneo. Erec fue el mejor de la batalla, y también lo fue al día siguiente. Tras sus dos
victorias y después de alcanzar tanta fama, Erec pidió al rey permiso para regresar a su
tierra.

Erec partió con su esposa y sesenta caballeros y llegaron en cuatro días a Carnat,
donde el rey Lac los acogió alegre. Se celebró con una fiesta. Erec decidió no volver a
portar armas, no participar en torneos y permanecer así siempre junto a Enide. Esto le
supuso las críticas de no pocos de sus compañeros y, aunque él no las escuchó, Enide sí lo
hizo. Una noche, en el lecho, Enide no pudo evitar romper a llorar y le contó a Erec lo que
había escuchado.

Erec decidió armarse e ir con su mujer en busca de aventuras. Aunque el rey lloró y
le suplicó que llevase consigo a alguien más, él se negó a llevar más que a su propia
esposa. Erec pidió a Enide que cabalgara delante. Enide se dio cuenta de que había tres
ladrones que querían robarles, y avisó a Erec. Erec logró matar a uno de ellos y herir a otro;

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el tercero consiguió huir. Luego ordenó a Enide que guiase a los tres caballos de los
ladrones por delante de él y en silencio. Poco después les volvieron a asaltar otros cinco
caballeros. Pensaban robarles todas sus pertenencias. Enide avisó a Erec, aunque fue
regañada por haberle hablado, y luego Erec mató a todos los caballeros salvo a uno. Volvió
a ordenar a Enide que condujera los nuevos caballos sin dirigirle la palabra. Se detuvieron
bajo un árbol, él durmió durante toda la noche mientras ella vigilaba.

Al día siguiente, en el camino se les acercó un escudero con dos criados, y les
ofreció comida y bebida. Como agradecimiento Erec le entregó su mejor caballo. Luego
fueron a un castillo cercano y fueron acogidos en un albergue. El escudero fue adonde el
conde y éste le interrogó sorprendido de que su escudero tuviera aquel caballo. El escudero
le explicó que se lo había dado un caballero, el más hermoso que había visto nunca. El
conde, que no podía creer que hubiese nadie más hermoso que él, hizo que el escudero le
llevase a la posada donde descansaba Erec. Erec y el conde se conocieron y estuvieron
conversando durante mucho tiempo, pero el conde había quedado prendado de Enide, y
Erec le dio permiso para hablar con ella. El conde, adulándola, intentó hacer de ella su
amante, y viendo ella que el conde recurriría a la violencia de no poseerla, le engañó
diciéndole que ya no quería a su señor y que lo prefería a él. Le dijo que atacase a Erec a la
mañana siguiente, pero aquel día, al amanecer, Enide le contó lo sucedido a Erec. Entonces
Erec decidió salir del castillo muy temprano, y dijo a Enide que le avisara si veía algo en el
camino. El conde los persiguió con unos cien caballeros. Cuando estuvieron cerca, Erec vio
que el conde se había adelantado a su compañeros y lo derribó; después fue galopando al
bosque. Los demás caballeros quería perseguirlo, pero el conde se arrepintió de lo que
había intentado llevar a cabo y les dijo que regresaran.

Erec y Enide llegaron a un castillo. El señor del castillo, Guivret el enano, montó un
caballo y se armó para combatir. Enide lo vio persiguiéndoles y, aunque dudó, acabó
diciéndoselo a Erec, quien le había pedido que guardase silencio. Después de regañarla,
hizo frente al enano, y éste acabó rindiéndose. Le ofreció a Erec alojamiento y cuidados,
pero él no le pidió más que su ayuda en caso de que la necesitara.

El rey Arturo, la reina y varios nobles también estaban en ese bosque aquel día. El
caballero Keu se encontró con Erec mientras cabalgaba por un valle, pero no lo reconoció.
Le pidió que le acompañase hasta donde estaba el rey y, como Erec se negaba, trató de
obligarle. Erec lo derribó y Keu volvió adonde el rey a contarle lo ocurrido. Arturo mandó a
Galván a descubrir quién era aquel caballero, pero éste tampoco reconocía a Erec. Al ver
que Erec no quería apartarse del camino, mandó a un mensajero a que le dijese al rey que
montase las tiendas más adelante. Mientras Galván distraía a Erec, las tiendas fueron
puestas y cuando llegaron a ellas, Erec reveló su identidad. Arturo y Ginebra recibieron a
Erec y Enide con mucha alegría; les lavaron las heridas y les pidieron que se quedaran
unos días allí, pero Erec no quería abandonar el camino, por lo que después de cenar y
pasar la noche en el bosque, retomó el sendero con Enide.

En el camino escucharon un grito de una doncella. Erec cabalgó en su busca; Enide


se quedó esperándole. Erec encontró a la doncella, que le contó cómo dos gigantes habían
apresado a su amigo. Erec dio con los gigantes y les derrotó, liberando así al caballero.

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Éste y su amiga fueron adonde el rey Arturo a darle la noticia. Erec cabalgó ran rápido para
volver junto a Enide que su heridas volvieron a abrirse, y cuando dio con ella se desplomó
del caballo. Enide, entre grandes duelos, tomó la espada de Erec para suicidarse. Entonces
llegó un conde con varios caballeros; éstos llevaron a Erec y Enide al castillo de Limors. El
conde, que como Enide creía que Erec había muerto, pensaba enterrarlo y casarse con
Enide. Enide se negó rotundamente, y el conde le agredió. Entonces Erec volvió del
desmayo y le abrió el cráneo al conde. Tomó a su esposa y la montó detrás de él en un
caballo; salieron a toda prisa del castillo sin que nadie se atreviese a perseguirles.

El rey enano Guivret se enteró de que el conde Oringles iba a enterrar a Erec y
esposar a Enide, y decidió tomar el castillo de Limors. Erec, al ver aquel ejército, fue adonde
Guivret, pero éste, sin reconocerle, lo derribó. Enide corrió a defender a su esposo, y le
reveló a Guivret quién era el caballero. Al momento Guivret se disculpó y fue perdonado.
Guivret les dio comida y bebida y, al día siguiente, les llevó al castillo de Pointure, donde
hizo que los alojaran y que lavasen las heridas de Erec. Una vez recuperados, Erec y Enide
emprenden la marcha para ir adonde el rey Arturo, pero el rey Guivret los acompaña con
varios de sus caballeros.

Llegaron hasta el castillo de Brandigán; Erec deseaba alojarse allí, pero Guivret le
contó cómo muchos caballeros que habían ido hasta allá para embarcarse en una aventura
llamada “Alegría de la Corte” no habían regresado. Erec insistió en alojarse y Guivret acabó
accediendo. El rey Evraín salió a su encuentro y les dio la bienvenida. Después de cenar,
Erec le dijo al rey Evraín que iba en busca de la “Alegría de la Corte” y, aunque el rey
intentó disuadirle, Erec no hizo caso.

Al día siguiente todo el castillo se preparó para acompañar a Erec. Llegaron a un


jardín cercado por todas partes. Entraron por una entrada estrecha, la única que había, y
vieron una multitud de picas que sostenían las cabezas de muchos caballeros, y una vacía
con un cuerno de caza. Evraín explicó a Erec que quien tocase aquel cuerno alcanzaría
mérito y honor ante todo el país. A partir de ahí Erec avanzó solo. Encontró a una doncella
sobre una cama y a un caballero enorme y armado. El caballero le amenazó y, tras una
larga lucha, el caballero se fatigó y reconoció su derrota. El caballero, Maboagraín, le
explicó a Erec que él residió en la corte del rey Lac antes de ser caballero y que el rey
Evraín le hizo caballero, pero que juró a su amada doncella que nunca saldría de aquel
jardín hasta que llegara alguien que lo venciera. Le pidió entonces que tocase el cuerno de
caza para darle la libertad. Al escuchar el cuerno, el rey Evraín, Enide, y todos los caballero
se alegraron. La única que no se alegró fue la doncella de Maboagraín, que pensaba que ya
no sería tan querida. Enide fue a consolarla y, al presentarse, la doncella saltó de alegría,
porque Enide era su prima. La celebración duró tres días enteros. Tras esos tres días, Erec
y Enide retomaron su camino, junto con el rey Guivret.

Llegaron al castillo donde estaba el rey Arturo. Les dieron una calurosa bienvenida, y
Erec contó sus aventuras. Arturo le pidió que se quedase unos años con ellos, y Erec
aceptó; también Guivret se quedaría. Ocho días antes de Navidad, unos mensajeros
llegaron al castillo y le dijeron a Erec que su padre había muerto. Así pues, el día de

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Navidad Erec y Enide fueron coronados rey y reina en la corte del rey Arturo, y se celebró
con el banquete más grande que ha habido jamás.

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