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INTRODUCCIÓN
La fuente sísmica puede ser alterada mediante el objetivo del trabajo. Para arrays de gran
longitud es necesaria una fuente sísmica energética, como el caso de fuentes sísmicas AWD o
explosivos. Estas fuentes introducen un mayor impacto en el suelo, de modo que la onda sísmica
recorra todo el array y se registre de forma clara en todos los geófonos. Para arrays de pequeñas
dimensiones (<60 m) normalmente se utiliza el martillo o escopeta sísmica, pues la energía
requerida es menor.
La propagación de las ondas sísmicas P obedece a la ley de Snell-Descartes, según la cual, cuando
una onda sísmica encuentra una interfaz que separa dos medios con velocidades diferentes, va
a originar ondas reflejadas y transmitidas. Cuando una onda pasa de un medio con menor
velocidad a un medio con mayor velocidad (lo que frecuentemente ocurre en el interior de la
Tierra), existe un ángulo de incidencia para el cual el ángulo de transmisión es de 90º. En estas
condiciones, la incidencia se denomina incidencia crítica y la propagación de la onda sísmica
ocurre a lo largo de la interfaz de separación entre los dos medios. A este ángulo se designa de
ángulo crítico (ic), pudiendo ser obtenido por la siguiente ecuación: sin (ic)= V1/ V2 =. Si V1
representa la velocidad de las ondas sísmicas P en la capa superior (capa 1), mientras que V2
representa la velocidad de las ondas sísmicas en la capa inferior (capa 2). Cuando los ángulos de
incidencia son mayores que 90º no existen rayos transmitidos. Se observa que la aplicación
práctica de esta ley obliga a que las velocidades de las ondas sísmicas tienen que ser
necesariamente crecientes en profundidad, lo que representa una limitación de este método
para los casos en que existen capas de baja velocidad. Por otro lado, la aplicación de este método
implica que existen contrastes significativos entre las velocidades de las diferentes capas.