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AL:

PRESIDENTE Y DEMAS JUECES QUE COMPONEN EL PLENO DE


LA HONORABLE SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

Vía:
Secretaría General de la Honorable Suprema Corte de Justicia, con
atención al Juez de la Instrucción Designado para conocer de la
Audiencia Preliminar
Caso Félix Ramón Bautista Rosario y compartes

ASUNTO : RECURSO DE CASACIÓN en contra de la resolucióm No.


4299/2014 y de las decisiones contenidas en el acta de fecha
3 de diciembre de 2014, emitidas por el Magistrado Alejandro
Adolfo Moscoso Segarra, con motivo del proceso seguido a
Félix Ramón Bautista Rosario, Bolívar Antonio Ventura
Rodríguez, Carlos Manuel Ozoria Martínez, Soraida Antonia
Abreu Martínez, José Elías Hernández García, Gricel Aracelis
Soler Pimentel y Bienvenido Apolinar Bretón Medina.

RECURRENTE: Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA


LA CORRUPCIÓN (C3)

ABOGADOS: Dr. Reemberto José de Jesús Pichardo Juan y


Lic. María Luisa Lugo Gómez.

Referencia: Exp No. 2014- 5543

HONORABLES MAGISTRADOS:

El Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN (C3),


organización no gubernamental debidamente constituida en virtud de la Ley No.
122-05 sobre Asociaciones sin fines de lucro, con el Registro Nacional de
Contribuyente No. 4-30-12830-9, representada por su Presidente el Dr. Reemberto
José De Jesús Pichardo Juan, dominicano, mayor de edad, Abogado de los
Tribunales de la República, matriculado en el Colegio Dominicano de Abogados
con el número 23303-197-01, provisto de la cédula de identidad y electoral número
001-0141965-3, la cual será representada por su abogada constituida, los letrada:
LIC. MARIA LUISA LUGO GOMEZ, dominicana, mayor de edad, soltera, abogada
de los Tribunales de la República Dominicana, matriculado en el colegio de
Abogados de República Dominicana, estudiante de derecho en la Universidad
abierta para adultos UAPA, matriculado bajo el No. 16-9269, con estudio
profesional abierto en la calle Mella, Numero 2, Centro de la ciudad, de Santiago,

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Teléfonos: (809) 223-7528, debidamente juramentado por ante la Suprema Corte
de Justicia.

El recurrente hecho elección de domicilio procesal en el apartamento 310-A de la


tercera planta, de la Torre Atalaya del Mar, Kilómetro 10 ½ de la Carretera
Sánchez, esquina calle El Diamante, sector El Pedregal de esta ciudad de Santo
Domingo de Guzmán, del Distrito Nacional.

El presente escrito contiene formal recurso de casación en contra de la resolucióm


No. 4299/2014 de y de las decisiones contenidas en el acta de fecha 3 de
diciembre de 2014, emitidas por el Magistrado Alejandro Adolfo Moscoso Segarra,
con motivo del proceso seguido a Félix Ramón Bautista Rosario, Bolívar Antonio
Ventura Rodríguez, Carlos Manuel Ozoria Martínez, Soraida Antonia Abreu
Martínez, José Elías Hernández García, Gricel Aracelis Soler Pimentel y
Bienvenido Apolinar Bretón Medina.

PRIMERA PARTE
ANTECEDENTES Y ADMISIBILIDAD DEL RECURSO

1.1.- ANTECEDENTES
(1) Mediantela instancia de 22 de octubre de 2014, la PROCURADURÍA
GENERAL DE LA REPÚBLICA presentó formal acusación en los términos
siguientes:

a) En cuanto al ciudadano Félix Ramón Bautista Rosario por violación a los


artículos 114, 145, 146, 147, 148, 150, 151, 166, 167, 171, 172 y 175 del
Código Penal Dominicano, que consagran y sancionan las infracciones de
atentado contra la Constitución, falsedad de escritura pública, falsedad de
escritura privada, uso documento falsos, prevaricación, desfalco y asuntos
incompatibles con la calidad de funcionario público; 361 numeral 1 y 3 literal d);
artículo 7 de la Ley No. 82-79 Sobre Declaración Jurada de Bienes que
consagra y sanciona el enriquecimiento ilícito; artículos 79 numeral 1 y 80
numerales 6 y 9 de la Ley No. 41-08 Sobre Función Pública; los artículos 3
letra a) y b), 4, 8 letra b), 18, 21 letras a), b) y c) y 26 de la Ley No. 72-02,
Sobre Lavado de Activos Provenientes del Tráfico Ilícito de Drogas y
Sustancias Controladas y otras Infracciones Graves; y artículos 6, 26
numerales 2 y 3, 39 numeral 1, 50 numeral 1, 75 numeral 1 y 12, 77 numeral 3,
135, 136, 146 numeral 1, 2, 4 y 276 de la Constitución de la República
Dominicana; artículos 18, 19 y 20 en la Convención de las Naciones Unidas
Contra la Corrupción y artículos 6 y 9 de la Convención Interamericana Contra
la Corrupción; y

b) En cuanto a los ciudadanos Bolívar Antonio Ventura Rodríguez, Carlos Manuel


Ozoria Martínez, Soraida Antonia Abreu Martínez, José Elías Hernández
García, Gricel Aracelis Soler Pimentel y Bienvenido Apolinar Bretón Medina,
por violación a los artículos 59, 60, 145, 146, 147, 148, 167, 171, 172 y 175 del
Código Penal Dominicano que consagran y sancionan la complicidad en
falsedad de escritura pública, falsedad de escritura privada, uso de
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documentos falsos, prevaricación, desfalco, y asuntos incompatibles con la
calidad de funcionario público; artículos 3 letra a) y b), 4, 8 letra b), 18, 21
letras a), b) y c) y 26 de la Ley No. 72-02, Sobre Lavado de Activos
Provenientes del Tráfico Ilícito de Drogas y Sustancias Controladas y otras
Infracciones Graves.

(2) Según se verifica por el Auto No. 84-2014, de fecha 27 de octubre de 2014,
emitido por el Dr. Mariano Germán Mejía, Presidente de la Suprema Corte de
Justicia, para conocer de la referida acusación fue designado el Magistrado
ALEJANDRO A. MOSCOSO SEGARRA, quien mediante el Auto No. 03/2014 de
fecha 29 de octubre de 2014, fijó para el día 3 de diciembre de 2014, a las diez
(10:00) horas de la mañana, el conocimiento de la audiencia preliminar

(3) Actuando al amparo de las previsiones del artículo 270 del Código Procesal
Penal, a través de la instancia de fecha 3 de noviembre de 2014, el Movimiento
Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCION C3, apoderó al Magistrado
ALEJANDRO A. MOSCOSO SEGARRA, Juez de la Instrucción de la Honorable
Suprema Corte de Justicia, designado para conocer de la audiencia preliminar, de
la acusación en los términos siguientes:

a) En cuanto al senador Félix Ramón Bautista Rosario, cuya formulación es


asumida por este querellante y en adición a esta le agrega, los cargos
siguientes: 1.- Incurrir en el ilícito de perjurio, es decir, “la afirmación de un
hecho falso, bajo juramento o promesa de decir verdad”, previsto en el artículo
361 del Código Penal, modificado por la Orden Ejecutiva 202 del 28 de agosto
de 1918, G.O. 2939-A, al ofrecer informaciones falsas en sus declaraciones
juradas de bienes, realizadas por mandato expreso de la Ley No. 82-79 del 16
de diciembre de 1979; 2.- Cometer abuso de confianza de los fondos públicos,
entregados en calidad de mandatos, dándole un uso distinto, abusando de su
condición de funcionarios, en violación del artículo 408 del Código Penal, y 3.-
Incurrir en el ilícito de asociación de malhechores, al unir su voluntad y
actuaciones a las de los señores Soraida Antonia Abreu Martínez, José Elías
Hernández García, Bolívar Antonio Ventura Rodríguez, Carlos Manuel Ozoria
Martínez, Bienvenido Apolinar Bretón Medina y Gricel Aracelis Soler Pimentel,
para cometer los ilícitos de desfalco del patrimonio público, enriquecimiento
ilícito, abuso de confianza y otros tipos penales, en violación de los artículos
265 y 266 del Código Penal.

b) En cuanto a los imputados Soraida Antonia Abreu Martínez, José Elías


Hernández García, Bolívar Antonio Ventura Rodríguez, Carlos Manuel Ozoria
Martínez, Bienvenido Apolinar Bretón Medina y Gricel Aracelis Soler Pimentel.
A estos, la presente acusación le agrega los cargos de complicidad en los
ilícitos de perjurio (art. 361 del Código penal) y abuso de confianza (art. 408
del Código penal) y coautoría en el ilícito de asociación de malhechores,
conjuntamente con el señor Félix Ramón Bautista Rosario, en violación de los
artículos 265 y 266 del Código Penal, como se explica más adelante.

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(4) Laacusación sometida por el Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA LA
CORRUPCION C3, fue debidamente notificada a los imputados, según se verifica
por el acto No. 885-2014 de fecha 5 de noviembre de 2014, instrumentado por el
ministerial Ángel Luis Rivera Acosta, la Secretaria General de la Suprema Corte
de Justicia, notificado a Bienvenido Apolinar Bretón Medina, y el acto No. 1421/14
de fecha 6 de noviembre de 2014, del ministerial Alexis Alberto de la Cruz
Tavares, que contiene notificación a los imputados Félix Ramón Bautista Rosario,
Soraida Antonia Abreu Martínez, José Elías Hernández García, Bolívar Antonio
Ventura Rodríguez, Carlos Manuel Ozoria Martínez, ya Gricel Aracelis Soler
Pimentel.

(5) De igual modo, mediante el acto No. 1422 del 6 de noviembre de 2014,
instrumentado por el ministerial Alexis Alberto de la Cruz Tavares, los abogados
del Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCION C3, fueron
convocados para la audiencia preliminar que había sido fijada para el día 3 de
diciembre de 2014.

(6) Enel curso de la audiencia celebrada el día 3 de diciembre de 2014, conforme


obra en el acta de la audiencia instrumentada al respecto, se produjeron las
conclusiones siguientes:

Oído a los Dres. Pedro Balbuena, Marino Feliz Rodríguez y Juan Antonio
Delgado que integran la defensa técnica del señor Félix Ramón Bautista
Rosario, Senador de la República, en sus argumentaciones que constan en el
acta levantada al efecto, concluir de la manera siguiente: “Comprobar y
declarar que las dos certificaciones que hemos aportado como pruebas o
elemento material, recogen que el grupo Asociación Ciudadana contra la
Corrupción C3 ha sido constituida a partir del año 2012, en el mes de julio, y
que por ende se han constituido después de los hechos que se presumen son
ilícitos y se recogen en la acusación y en su querella; comprobar y declarar
que en virtud de lo que establece el artículo 69.10 de la Constitución relativo
al debido proceso, el artículo 44 y siguientes de la Ley 834 supletoria en el
tema de la calidad, el artículo 85 del Código Procesal Penal que es quien
autoriza a las Asociaciones sin fines de lucro querellarse en cuanto existe
intereses colectivos o difusos, manda que debe de estar constituida antes de
la ocurrencia de los hechos; Comprobar y declarar que por si fuera una
osadía de los presuntos querellantes sin calidad hablar del articulo 146
también recogidos por nuestra Constitución, es también del 2010, y en
consecuencia de manera muy respetuosa, convidar a la Asociación
Ciudadana contra la Corrupción C3, a dejar los estrados porque su instancia
acusación-querella adolece del elemento habilitante que le habrá de permitir
el uso de los estrados, y como un elemento al margen en esas condiciones
pedirle que dejen este escenario de esta audiencia, bajo la más amplias
reservas”;

Oído a los Licdos. Francisco Álvarez y Joan Manuel Alcántara, actuando a


nombre y en representación de la señora Grisel Aracelys Soler, en sus
argumentaciones que constan en el acta levantada al efecto, concluir de la

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manera siguiente: “De manera principal se adhiere a las conclusiones del
Senador Bautista Rosario y además en abono a esas conclusiones
solicitamos formalmente que la entidad que se hace llamar C3 sea primero
excluida de estos debates, toda vez que aquí no se está ventilado vulneración
a derechos colectivos o difuso alguno, al tenor del artículo 66 de nuestra
Constitución; segundo: porque ellos como persona física solo tendrían calidad
para querellarse si se estuviese juzgando a una funcionaria pública y además
por delitos cometidos en el ejercicio de esa función, lo cual no ocurre en la
especie pues nuestra representada es una simple ciudadana que demostrará
su inocencia frente a la acusación del ministerio público”;

Oído a los Dres. Fernando Columna y Ramón Emilio Núñez actuando a


nombre y en representación del señor José Elías Hernández, en sus
argumentaciones que constan en el acta levantada al efecto, concluir de la
manera siguiente: “Nosotros nos vamos a adherir a los argumentos y a las
conclusiones de la defensa del Senador Bautista”;

Oído al Dr. Jorge Lora Castillo conjuntamente con el Lic. Carlos Olivares,
actuando a nombre y en representación del señor Carlos Manuel Ozoria
Martínez, en sus argumentaciones que constan en el acta levantada al efecto,
concluir de la manera siguiente: “Que libre acta de que la barra de la defensa
del señor Carlos Manuel Ozoria, única y exclusivamente ha recibido la
instancia de acusación realizada por el ministerio público y que respecto a
esta instancia tiene medios de defensa y tiene consideraciones con relación
de la misma y en consecuencia al no ser parte el C3 de este auto, violenta el
derecho de defensa, la inmutabilidad del proceso y la Constitución de la
República, por lo que deben ser bajado de estrado”;

Oído a los Dres. Pedro Balbuena, Marino Feliz Rodríguez y Juan Antonio
Delgado que integran la defensa técnica del señor Félix Ramón Bautista
Rosario, Senador de la República, en sus argumentaciones que constan en el
acta levantada al efecto, concluir de la manera siguiente: “Ratificamos
nuestras conclusiones”;

Oído a los Dres. Manuel Ulises Bonnelly Vega, Marino Feliz Rodríguez y Juan
Antonio Delgado actuando a nombre y representación de la señora Soraida
Antonia Abreu Martínez, expresar lo siguiente: “Suscribimos cada uno de los
argumentos vertidos por los colegas y se adhiere a todas las conclusiones
presentados por ellos”;

Oído al Dr. José Luis González Castillo conjuntamente con el Lic. Ibo René
Sánchez actuando a nombre y en representación del señor Bolívar Antonio
Ventura Rodríguez, expresar lo siguiente: “Nos adherimos a todas las
conclusiones vertidas por la defensa”;

Oído al Magistrado otorgarle la palabra a los representantes del ministerio


público, a los fines de que se refieran al incidente planteado por la defensa;

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Oído al Lic. Carlos Castillo Díaz, Procurador General Adjunto, conjuntamente
con los Dres. Laura María Guerrero Pelletier, Pelagio Alcántara, Narciso
Escaño, Wagner Cubilete y Taipei Joa, Procuradores Generales Adjuntos de
Corte de Apelación, en sus argumentaciones que constan en el acta
levantada al efecto, concluir de la manera siguiente: “Que se declare
inadmisible por extemporáneo el pedimento formulado en virtud de no
haberse cumplido con los requisitos exigidos en la norma procesal, muy
específicamente el artículo 299 de nuestro Código Procesal Penal.

Oído al Magistrado otorgarle la palabra a los representantes del Movimiento


Cívico Ciudadanos contra la Corrupción (C3), a los fines de que se refieran al
incidente planteado por la defensa;

Oído al Lic. Ricardo Díaz Polanco conjuntamente con los Dres. Josefina Juan
de Pichardo y Reemberto Pichardo Juan, actuando a nombre y en
representación del Movimiento Cívico Ciudadanos contra la Corrupción (C3),
en sus argumentaciones que constan en el acta levantada al efecto, concluir
de la manera siguiente: “Primero: A) Comprobar y declarar mediante la
decisión a intervenir que en fecha 2 de noviembre del año 2014 actuando al
amparo de las disipaciones del artículo 270 del Código Procesal Penal, el
Movimiento Ciudadanos Contra la Corrupción, sometió una querella en contra
de los mismos imputados mencionados en la acusación presentada por el
Ministerio Público en fecha 22 de octubre del mismo año; B) Que con motivo
de esa acusación o querella presentada por el Movimiento Ciudadanos
Contra la Corrupción se produjo el acto núm. 1421/2014 de fecha 6 de
noviembre del año 2014 instrumentado por el ministerial Alexis de la Cruz
Taveras actuando a requerimiento de la señora Grimilda Acosta de Subero,
por medio del cual se le notificó a los imputados Senador Félix Bautista,
Sobeida Antonia Abreu, José Elías Hernández García, Bolívar Antonio
Ventura Rodríguez, Carlos Manuel Ozoria Martínez y a la señora Grisel
Aracelys Soler Pimentel; C) Que hasta el día de ayer 2 de diciembre del 2014
a diligencia de los abogados querellantes, se pudo verificar que ninguno de
los imputados ha ejercido los derechos consignados en el artículo 299 del
Código Procesal Penal, por tanto no ha planteado ningún incidente que tienda
a desconocer o a impugnar la calidad de querellante, situación que ha debido
producirse conforme a la normativa citada de manera improrrogable dentro
del plazo de 5 días a partir de la notificación, plazo que solamente podría
reponerse en el caso de que se verifique alguna irregularidad en la
notificación, de conformidad con los artículos 143 y 417 del Código Procesal
Penal; D) Que de manera sorpresiva las defensas de los imputados ha
planteado en el día de hoy un medio de inadmisión solicitando la exclusión
por falta de calidad del Movimiento Ciudadanos Contra la Corrupción, con
cuyo proceder pretende que el tribunal legitime una vulneración al debido
proceso de ley y al procedimiento establecido previamente, el cual de
conformidad con el artículo 111 de la Constitución, constituye una cuestión de
orden público que garantiza la seguridad jurídica de todo usuario del sistema
de justicia; Segundo: Declarar mal perseguido el medio de inadmisión por
haberse hecho en violación al ordenamiento jurídico y a las normas antes

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citadas en vista de que en este estadio del proceso aún no se ha verificado la
regularidad de las citaciones y notificaciones que convocaron a los imputados
para determinar si están dentro del plazo legalmente establecido para
plantear las excepciones previstas en la normativa procesal vigente por tanto
le solicitamos al tribunal declarar extemporáneo el medio de inadmisión
planteado por la defensa”;

(7) Tras retirarse a deliberar el Magistrado ALEJANDRO A. MOSCOSO SEGARRA,


Juez de la Instrucción de la Honorable Suprema Corte de Justicia, produjo la
resolucióm No. 4299/2014 de fecha 3 de diciembre de 2014, cuyo dispositivo dice
lo siguiente:

“Primero: Declara inadmisible la “Acción Popular–Querella–Acusación”


depositada ante este Juzgado de la Instrucción Especial el 3 de
noviembre de 2014 por el Movimiento Cívico Ciudadanos contra la
Corrupción (C3), por los motivos expuestos; en consecuencia, se les
solicita descender del estrado; Segundo: Ordena la continuación del
presente proceso; Tercero: Vale notificación para las partes presentes y
representadas.

(8) En
ese misma oportunidad los abogados del Movimiento Cívico CIUDADANOS
CONTRA LA CORRUPCION C3, sometieron un recurso de oposición, sobre el
Magistrado Juez apoderado, produjo la siguiente decisión:

“Primero: Se declara inadmisible el presente recurso de oposición, en


razón de que la decisión que está siendo recurrida pone fin a las
pretensiones de dicha parte, tal como lo establecen los artículos 407 y
siguientes del Código Procesal Penal; Segundo: Ordena la continuación
del presente proceso.”

(9) Posteriormente,mediante el acto No. 693 de fecha 12 de diciembre de 2014,


del Ministerial Ramón Gilberto Feliz López, se produjo la entrega de la copia
íntegra de la resolución impugnada y al siguiente día laborable la Secretaria
General de la Suprema Corte de Justicia nos hizo entrega del acta de la audiencia.

1.2.- ADMISIBILIDAD DEL RECURSO


(10) Como se aprecia, al declarar inadmisible la acción en justicia promovida por el
Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCION C3, la resolucióm
No. 4299/2014 de fecha 3 de diciembre de 2014, contiene una decisión que puso
fin al proceso, en lo que respecta a este querellante, razón por la cual, con arreglo
a las previsiones del artículo 425 del Código Procesal Penal, la misma es
susceptible de ser impugnada por la vía de la casación.

(11)En múltiples decisiones, al admitir el recurso de casación ésta Segunda Sala


de la Honorable Suprema Corte de Justicia, se ha pronunciado del modo
siguiente:

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“Atendido, que el artículo 393 del Código Procesal Penal señala que “las
decisiones judiciales sólo son recurribles por los medios y en los casos
expresamente establecidos en este código. El derecho de recurrir
corresponde a quienes les es expresamente acordado por la ley. Las partes
sólo pueden impugnar las decisiones judiciales que les sean desfavorables”;
Atendido, que el artículo 399 del Código Procesal Penal, dispone que “los
recursos se presentan en las condiciones de tiempo y forma que se
determinan en este código, con indicación específica y motivada de los
puntos impugnados de la decisión”, por su parte, el artículo 418 del código
de referencia expresa que “se formaliza el recurso con la presentación de un
escrito motivado en la secretaría del juez o tribunal que dictó la sentencia, en
el término de diez días a partir de su notificación; en dicho escrito se debe
expresar concreta y separadamente cada motivo con sus fundamentos, la
norma alegadamente violada y la solución pretendida”;

Atendido, que el artículo 427 del Código Procesal Penal dispone, en cuanto
al procedimiento del recurso de casación, que se aplican, analógicamente,
las disposiciones del referido código relativas al recurso de apelación, salvo
en el plazo para decidir que se extiende hasta un máximo de un mes, en
todos los casos; por consiguiente es necesario que ante la interposición del
recurso de casación, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia
decida primero sobre la admisibilidad del mismo, en virtud de los artículos
425 y 426 del citado Código Procesal Penal;

Atendido, que en atención a las disposiciones del artículo 425 del Código
Procesal Penal el recurso de casación sólo podrá interponerse contra las
sentencias dictadas por las Cámaras o Salas Penales de las Cortes de
Apelación, cuando las mismas sean confirmatorias o revocatorias de otra
sentencia anterior dictada por un juez o tribunal de primer grado, o las
decisiones que ponen fin al procedimiento, o las que denieguen la extinción
o suspensión de la pena;

Atendido, que el artículo 426 del Código Procesal Penal limita los
fundamentos por los cuales la Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia puede declarar la admisibilidad de los recursos de casación, al
disponer que éste procede exclusivamente por la inobservancia o errónea
aplicación de disposiciones de orden legal, constitucional o contenidas en
los pactos internacionales en materia de derechos humanos, en los
siguientes casos: 1.- Cuando en la sentencia de condena se impone una
pena privativa de libertad mayor a diez años; 2.- Cuando la sentencia de la
Corte de Apelación sea contradictoria con un fallo anterior de ese mismo
tribunal o de la Suprema Corte de Justicia; 3.- Cuando la sentencia sea
manifiestamente infundada; 4.- Cuando están presentes los motivos del
recurso de revisión;

Atendido, que de las evaluaciones de los motivos en que los recurrentes


fundamentan su recurso de casación, así como del examen de la

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decisión impugnada, se ha podido comprobar que los puntos alegados
proceden ser analizados conforme a los vicios denunciados.” 1

---
“Atendido, que como se puede apreciar, los supuestos que habilitan este
recurso extraordinario de casación son los expresamente previstos por
nuestra normativa; sólo no figuran, pero son igualmente admisibles
aquellos que albergan trascendencia constitucional; nuestra norma es
sobradamente clara al plantear sobre cuales resoluciones prospera la
casación, así pues, la admisibilidad de este recurso no resulta del libre
arbitrio del tribunal sin sujeción a pautas procesales, sino que se
encuentra condicionado a la regla de taxatividad;”2
---
“Considerando: que del examen del expediente de que se trata, esta
Suprema Corte de Justicia ha podido determinar que en el caso se está en
presencia de un recurso de casación contra una decisión que pone fin
al proceso, en cuanto dirime el fondo del mismo, y su examen revela
motivos suficientes para declarar la admisibilidad del presente
recurso;;”3
---
“Atendido, que los poderes públicos se encuentran limitados por
principios fundamentales que sostienen el debido proceso, como el
principio fundamental de legalidad, primacía de la ley y separación de
funciones; principios que garantizan la seguridad jurídica y el
transparente funcionamiento de un Estado de Derecho.”4
---
“Considerando, que del examen del segundo medio, que como se ha
expresado, se examina por la importancia procesal que posee en la
aplicación del Código Procesal Penal, resulta evidente y fundamentado; que
la declaratoria de admisión o inadmisión tanto del recurso de apelación
como del de casación tiene un alcance limitado, toda vez que ésta tiene por
objeto estimar, luego de un estudio y análisis previo al fondo, si el recurso
incoado reúne las formalidades requeridas por el Código Procesal Penal
para llevar a cabo dicho recurso; que siguiendo esa línea de pensamiento, si
el recurso fuere inadmisible, el tribunal de alzada deberá pronunciarla sin
decidir sobre el fondo, en Cámara de Consejo; que, por el contrario, si el
recurso es admisible, el artículo 420 del Código Procesal Penal, señala
que recibidas las actuaciones, si se estima admisible el recurso,
también en Cámara de Consejo, fija audiencia. De todo lo expuesto, se
infiere, que la decisión de admisibilidad o inadmisibilidad, es previa al
conocimiento del fondo, toda vez que en la primera (admisibilidad), en
1
S.C.J., Resolución No. 1420-2014 del 11 de abril del 2014, expediente No. 2014-975; entre otras múltiples decisiones.

2
S.C.J. Sentencia de fecha 27 de enero de 2014

3
S.C.J. Resolución No. 2070-2014-2013, de fecha 05 de junio de 2014.

4
S.C.J. Resolución No. 1361-2013 del 15 de Abril del 2013, (expediente No. 2014-5710),

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la audiencia del fondo el recurrente tiene oportunidad de plantear los
medios apropiados para tratar de que se invalide o deje sin efecto la
sentencia objeto del recurso;

Considerando, que en los casos de inadmisibilidad del recurso por parte del
tribunal de alzada, es obvio que existe un rechazo “in limine”, cuando resulta
evidente que el mismo es manifiestamente improcedente, sobre todo en
aquellos casos que no han sido expuestos y sustanciados del modo previsto
por el mismo Código Procesal Penal; que sin embargo, en cualquiera de
las dos posibilidades, la decisión debe estar motivada; que esa
motivación no puede ser sustituida por un modelo preestablecido
donde se exprese un conjunto de frases hechas o una repetición de
estándares teóricos sobre el alcance del recurso o los requisitos de su
fundamentación, sino que, en verdad debe descansar en los elementos
procesales formales que son requeridos por la norma procedimental;
que sobre todo, un señalamiento especial merece el imputado que ha sido
condenado, en virtud de ser titular de una expresa garantía constitucional y
de los tratados y convenios internacionales, de manera que los jueces y
tribunales, en la tarea de control de los requisitos formales a que se
condiciona la interposición de un recurso, utilicen en cuanto sea
posible, criterios interpretativos que sean favorables a dichos accesos,
privilegiando el derecho efectivo a recurrir, frente a los requisitos
formales secundarios de interposición del mismo y, de igual manera,
interpretando en caso de duda que esas exigencias formales sean
favorables para su admisión;”5
---
Considerando, que en los casos de inadmisibilidad del recurso por parte del
tribunal de alzada, es obvio que existe un rechazo “in limine”, cuando resulta
evidente que el mismo es manifiestamente improcedente, sobre todo en
aquellos casos que no han sido expuestos y sustanciados del modo previsto
por el mismo Código Procesal Penal; que sin embargo, en cualquiera de las
dos posibilidades, la decisión debe estar motivada; que esa motivación no
puede ser sustituida por un modelo preestablecido donde se exprese un
conjunto de frases hechas o una repetición de estándares teóricos sobre el
alcance del recurso o los requisitos de su fundamentación, sino que, en
verdad debe descansar en los elementos procesales formales que son
requeridos por la norma procedimental; que sobre todo, un señalamiento
especial merece el imputado que ha sido condenado, en virtud de ser titular
de una expresa garantía constitucional y de los tratados y convenios
internacionales, de manera que los jueces y tribunales en la tarea de
control de los requisitos formales a que se condiciona la interposición
de un recurso, utilicen, en cuanto sea posible, criterios interpretativos
que sean favorables a dichos accesos, privilegiando el derecho efectivo
a recurrir frente a los requisitos formales secundarios de interposición
del mismo y, de igual manera, interpretando, en caso de duda, que esas
exigencias formales sean favorables para su admisión;6
5
S.C.J., sentencia No. 1 del 3 de agosto de 2005, B.J. 1137

6
S.C.J., Sentencia No. 140 del 25 de octubre de 2005, B.J. 1139
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(12)Todas estas decisiones constituyen los precedentes vinculantes para la propia
Suprema Corte de Justicia, y garantizan la seguridad jurídica a la que se aferra la
parte querellante.

(13)Por otra parte, de acuerdo con la evaluación de todos los elementos


probatorios sometidos, los argumentos y conclusiones de las partes, los
fundamentos del presente recurso de casación y muy especialmente el análisis de
la resolución impugnada revelan que al decidir en la forma en que lo ha hecho, el
tribunal quo ha dictado una decisión manifiestamente infundada, e incurre en los
vicios siguientes:

1. Desconocimiento expreso de las previsiones del artículo 270 del Código


Procesal Penal, desnaturalización de la instancia de fecha 3 de noviembre de
2014 y contradicción en la motivación de la decisión.

2. Desconocimiento de los principios de libre acceso a la justicia, de tutela judicial


efectiva y de seguridad jurídica e inobservancia de las previsiones de los
artículos 13 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, 2,
7, 75 párrafo 12 y 139 de la Constitución de la República.

3. Errónea interpretación y aplicación del artículo 299 del Código Procesal Penal,
al creando una nueva manera para objetar la acusación, en abierta violación
de los artículos 68, 69 y 111 de la Constitución de la República.
(14) Finalmente, no es ocioso resaltar, que el derecho a la vía de recurso se
encuentra además, constitucionalmente tutelada, en los artículos 8 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, 8 y 25 de Convención
Americana de los Derechos Humanos; 2 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y 69.9 de la Constitución de la República. Sobre el particular, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Herrera Ulloa Vs. Costa
Rica, ha fallado lo siguiente:

“139.1) Respecto del derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior
(artículo 8.2.h de la Convención) que: a) la Convención exige que el sistema
jurídico interno prevea un medio de impugnación para recurrir el fallo y que el
recurso sea resuelto por un juez o tribunal en grado superior al que dictó la
sentencia. La segunda condición no es controvertida. La Corte no exige que el
recurso previsto debe ser ordinario, solo exige que debe constituir una “verdadera
garantía de reconsideración del caso” y que la existencia de una vía recursiva no
basta si no cumple con dicho objetivo. Ni la Convención ni la Corte exigen que el
recurso deba ser el de apelación. El recurso de casación cumple las condiciones
que debe tener un recurso para adecuarse a las exigencias de la Convención. “La
Convención [no] exige que el [Estado] disponga de una segunda instancia-
entendida esta como una revisión plena del fallo dictado por el “a quo”-; a lo que
obliga es a que los Estados le garanticen a los ciudadanos la existencia de
una vía a través de la cual se pueda revisar el pronunciamiento del juez o

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tribunal de primera instancia y que permita que mediante ella se pueda
reconsiderar verdaderamente el fallo.” 7

Al referirse a la decisión anteriormente citada, el Tribunal Constitucional ha


(15)
expresado lo siguiente:

“En el mismo sentido, el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (Pacto de San José) consagra un derecho genérico a recurrir
que no implica necesariamente un recurso de apelación; al igual que el artículo
14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que consigna la
posibilidad de someter el asunto a la consideración de un “tribunal superior,
conforme a lo prescrito por la ley.”. Se colige entonces que ambos tratados
internacionales, ratificados por la República Dominicana, disponen que el Estado
habilite un recurso ante el juez o tribunal superior, sin llegar a requerir la adopción
de una naturaleza procesal particular, dejando a la ley interna la facultad de
establecer su reglamentación. Por tanto, como se ha señalado, el Estado puede
regular ese recurso e incluso limitarlo y restringirlo. Este principio ha sido
confirmado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuyos
precedentes jurisprudenciales refuerzan el criterio de la falta de obligatoriedad del
recurso de apelación en todas las materias. En efecto, en el caso Herrera Ulloa,
dicha alta jurisdicción estableció, de una parte, que: “El derecho de recurrir del
fallo es una garantía primordial que se debe respetar en el marco del debido
proceso legal, en aras de permitir que una sentencia adversa pueda ser
revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica. El
derecho de interponer un recurso contra el fallo debe ser garantizado antes
de que la sentencia adquiera calidad de cosa juzgada. Se busca proteger el
derecho de defensa otorgando durante el proceso la posibilidad de
interponer un recurso para evitar que quede firme una decisión que fue
adoptada con vicios y que contiene errores que ocasionarán un perjuicio
indebido a los intereses de una persona.” (Sentencia del 2 de julio de 2004.
Serie C No. 107, párr. 158); y, de otra parte, que: “Independientemente de la
denominación que se le dé al recurso existente para recurrir un fallo, lo
importante es que dicho recurso garantice un examen integral de la decisión
recurrida.” (ibid., párr. 165). Se advierte en dicho fallo que el recurso persigue la
protección del derecho de defensa para contrarrestar la posibilidad de perjuicios a
los derechos fundamentales del recurrente, sin referirse al tipo de recurso ni a su
denominación ni ámbito sino a su alcance”.8

(16)Así púes, en el caso particular que nos atañe, como pueden apreciar los
honorables Magistrados de esta Alta Corte, en presente escrito contentivo del
recurso, cumple con todos los requisitos, muy especialmente, en lo relativo a
explicar concreta y separadamente cada motivo con sus fundamentos,
identificando claramente los vicios que afectan la decisión impugnada.

7
Corte Interamericana de Derechos Humanos, sentencia de fecha 2 de julio de 2004, con motivo del caso Herrera Ulloa
Vs. Costa Rica.
8
Tribunal Constitucional, sentencia TC/0007/12 del 22 de marzo de 2012

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(17)Además, como se advierte, la resolución impugnada fue notificada a los
abogados del Movimiento Cívico, CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCION C3,
según el acto No. 693 de fecha 12 de diciembre de 2014, por consiguiente, al ser
sometido el presente recurso en fecha 2 de enero de 2015, por necesaria
aplicación combinada de los artículos 143, 393, 396 y 418 del Código Procesal
Penal, es evidente que ha sido ejercido en la forma y dentro del plazo de diez (10)
días laborables9, legalmente establecido. Por tanto, esta Honorable Suprema
Corte de Justicia, debe declarar admisible el presente recurso y proceder con
arreglo a las previsiones de los artículos 420 y 427 del Código Procesal Penal.

SEGUNDA PARTE
FUNDAMENTOS DEL RECURSO.- OFERTA PROBATORIA Y CONCLUSIONES

§
I.- FUNDAMENTOS DEL RECURSO
De acuerdo Fernando Piernavieja Miembro, en una magnífica ponencia, en el
(18)
marco del seminario de actualización e implementación del Código Procesal
Penal, auspiciado por la Escuela Nacional de la Judicatura, ha dicho lo siguiente:

“Los recursos constituyen una continuación del proceso y, a la vez, una


reconsideración de este, que puede efectuarse por el mismo órgano
jurisdiccional del que emanó la resolución recurrida, o por otro órgano
de superior jerarquía que resolverá sobre lo aducido por las partes”,
conforme se recoge en la Sentencia del Tribunal Constitucional español,
nº 112/1987 de 2 de julio.
De esta definición deducimos dos cuestiones básicas del concepto de
recurso. De un lado, que, entendemos por recurso el acto procesal que
impele a obtener del órgano del que emana la resolución recurrida, una
nueva, de carácter más beneficioso para la parte que formula el
recurso. Por otra parte, desde un planteamiento estrictamente referente
al procedimiento, también son tenidos como recurso, todos los actos
procesales que conforman el procedimiento de impugnación”. 10
(19) De su lado, Fernando de la Rúa, el recurso puede ser definido como:

“…medio de impugnación por el cual, por motivos de derecho


específicamente previstos por la ley, una parte postula la revisión de los
errores jurídicos atribuidos a la sentencia de mérito que la perjudica,
reclamando la correcta aplicación de la ley sustantiva, o la anulación

9
Mediante circular colgada en la página web esta Suprema Corte de Justicia declaró no laborables los
días 24, 25, 26 y 31 de diciembre de 2014 y 1 del me de enero de 2015.
10
Piernavieja Miembro, Fernando. El Nuevo Código Procesal Penal de la Republica Dominicana[online].Santo Domingo:
Escuela Nacional de la Judicatura, Fecha de publicación: Enero 2005

<http://www.enj.org/enj/esp/docs/articulos/0040.html>
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de la sentencia, y una nueva decisión, con o sin reenvío a nuevo juicio.”
11

(20)En el presente caso el recurso tiene como primer objeto, hacer verificar que la
decisión emitida por el Juez de la Instrucción contiene vicios que afectan su
validez, y en segundo orden, que por aplicación del artículo 415 del Código
Procesal Penal, esta honorable Suprema Corte de Justicia, proceda a dictar una
decisión propia sobre el asunto.

(21)Como se ha dicho previamente, el examen de la decisión impugnada revela


que al decidir en la forma que lo ha hecho el Magistrado Juez de la Instrucción ha
incurrido en los vicios siguientes:

1. Desconocimiento expreso de las previsiones del artículo 270 del Código


Procesal Penal, desnaturalización de la instancia de fecha 3 de noviembre de
2014 y contradicción en la motivación de la decisión.

2. Desconocimiento de los principios de libre acceso a la justicia, de tutela judicial


efectiva y de seguridad jurídica e inobservancia de las previsiones de los
artículos 13 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, 2,
7, 75 párrafo 12 y 139 de la Constitución de la República.

3. Errónea interpretación y aplicación del artículo 299 del Código Procesal Penal,
al creando una nueva manera para objetar la acusación, en abierta violación
de los artículos 68, 69 y 111 de la Constitución de la República.

A seguida, pasamos a explicar el fundamento de cada uno de los medios


(22)
anteriormente enunciados.

PRIMER MEDIO: Desconocimiento expreso de las previsiones del artículo


270 del Código Procesal Penal, desnaturalización de la instancia de fecha 3
de noviembre de 2014 y contradicción en la motivación de la decisión.
Para justificar la decisión que declara inadmisible la postulación como
(23)
querellante, del Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN, el
Magistrado Juez de la Instrucción ha expresado lo siguiente:

“Considerando, que, en ese sentido, no existiendo impedimento alguno


para que en este estadio del proceso los imputados puedan ejercer, en
la forma que se ha explicado, su defensa oralmente, este Juzgado
procede a examinar el aspecto relativo a la calidad del Movimiento
Cívico Ciudadanos Contra la Corrupción (C3);

Considerando, que cuando se trata de una excepción de procedimiento,


de conformidad con las disposiciones del artículo 54 del Código
Procesal Penal, el tribunal puede asumir la solución aun de oficio; que,
en tal sentido, este Juzgado tiene a bien puntualizar algunos aspectos:

11
DE LA RUA, Fernando, Teoría General del Proceso, Ed. Despalma, Buenos Aires. 1991, ps. 187.
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1. La instancia introducida en este Juzgado por el Movimiento Cívico
Ciudadanos Contra la Corrupción (C3); ha sido intitulada “querella-
acusación”, lo que desde ya provoca una confusión a los fines de
establecer su calidad en el proceso, como más adelante se
expondrá;

2. El artículo 85 del Código Procesal Penal establece la facultad del


querellante de promover la acción penal; para adquirir dicha calidad
(de querellante) han de cumplirse, evidentemente, ciertas reglas
tanto de forma como de fondo; entre éstas se encuentra en primer
orden la de presentar querella, es decir, un acto procesal que
introducen las personas autorizadas por el referido código ante el
ministerio público para promover el proceso penal o solicitar
intervenir en el proceso ya iniciado por aquel funcionario (artículo
267 CPP), teniendo lugar en la fase de investigación o etapa
preparatoria, y dicha actuación comporta un derecho que tiene la
víctima, por el cual solicita al órgano persecutor la práctica de
diligencias propias de esa fase investigativa;

3. La presentación de la querella abre un procedimiento, en el cual el


Ministerio Público procede a la admisión o no de dicho acto, a través
de un dictamen motivado, que luego puede ser objetado por la parte
inconforme, trasladando la discusión a la sede jurisdiccional, en la
que el juez agotará dicha función manteniendo la admisibilidad o la
inadmisibilidad (269 CPP); decisión esta última que podría ser
apelada, de conformidad con el mismo texto legal;

4. Este procedimiento, culmina con una decisión, la del ministerio


público o la del juez, según corresponda, que trasladará calidad
indistintamente, por un lado, de ser admitida, la víctima adquirirá la
calidad de querellante, y en caso contrario, su condición de víctima
se mantendrá, y podrá participar en el proceso, según le sea
permitido por el Código Procesal Penal;

5. Este reconocimiento como parte del proceso, a través del


querellamiento, es lo que le legitima para poder incoar subsiguientes
acciones o actuaciones, como lo sería, por ejemplo, presentar
acusación; y es que la correcta introducción de los actos procesales,
por un lado en cuanto a las condiciones de tiempo, modo y lugar, no
pueden ser considerados meros formalismos, sino vías de
cumplimiento del correcto orden procesal, a través de las cuales el
legislador ha dispuesto las reglas a seguir, estableciendo una línea
que las partes no pueden subvertir a su antojo o mejor parecer, so
pena de que sus actos no produzcan los efectos jurídicos
perseguidos por resultar afectados de inadmisibilidad;

Considerando, que en lo que se refiere a la querella en los casos de


acción pública, si bien es cierto que el artículo 270 del Código Procesal

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Penal, en cuanto a la oportunidad, dispone que la querella debe
presentarse antes de que se dicte apertura a juicio y que pudiera
incluso depositarse en la audiencia preliminar, hay que advertir que ello
está supeditado al cumplimiento de determinados requisitos de forma y
fondo previstos en la normativa procesal, y que se encuentran
enunciados en los artículos 267 y siguientes de la misma;

Considerando, que al margen de los enunciados que debe contener


todo escrito contentivo de querella, citados en el artículo 298 del código
comentado, se exige como requisito de fondo indispensable, su
presentación ante un representante del ministerio público, por ser este
el funcionario, que conforme a nuestra legislación, a prima facie y en
virtud del principio de legalidad procesal penal, debe perseguir
penalmente todos los hechos que revistan caracteres de delito,
practicar las diligencias pertinentes para determinar la existencia de ese
hecho delictivo y ejercer, en su caso, la acción penal pública;

Considerando, que si bien el artículo 296 del mismo Código, otorga un


derecho al querellante de presentar su acusación en términos diferentes
al ministerio público o de adherirse a la ya planteada por el acusador
oficial, este derecho se encuentra sujeto a la interposición de su
querella previa ante el funcionario de referencia, en cualquiera de las
oportunidades que le facultan los artículos previamente indicados, lo
que le habilitaría proseguir a esta etapa;

Considerando, que dentro de las atribuciones reconocidas a la víctima,


reviste singular interés la de acusar de forma subsidiaria (lo que supone
la existencia de una principal) o alternativa (cuando no existe prioridad
respecto de las acusaciones presentadas), habida cuenta de que
comúnmente se ha entendido que la víctima puede, por propio cauce,
asumir el rol de órgano acusador, prescindiendo del soporte del
ministerio público, lo que a nuestro entender no es constitucional ni
legalmente posible en los casos de acción penal pública, que constituye
la especie, sino que tal amplitud de sus facultades se encuentran
reservadas para aquellos casos de acción penal privada, en los que la
injerencia estatal es mínima;

Considerando, que por todo lo anterior, a juicio de este tribunal, no se


dan las condiciones de ley, a fin de que el Movimiento Cívico
Ciudadanos contra la Corrupción (C3), puedan tener iniciativa en este
proceso, en razón de que el acto procesal por el cual pretende
acreditarse calidad de “querellante-acusador” ha nacido defectuoso, sin
que exista la posibilidad de sanear el acto, toda vez que el mismo
constituye un defecto sustancial, no formal;

Considerando, que el legislador, previendo la posibilidad de que ciertos


actos puedan ser corregidos, dispuso en los artículos 168 y 169 del
Código Procesal Penal, las condiciones en las cuales las partes pueden

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agenciarse la renovación o rectificación de los mismos; que en la
especie, dado que la parte que a estas alturas del proceso pretende
constituirse como acusador, conforme se evidencia por la lectura tanto
del cuerpo como de las conclusiones contenidas en su instancia, al no
haber sido reconocida como querellante, al amparo de las formalidades
prescritas para ello, no podría retrotraerse el proceso a etapas
anteriores para habilitársele tal calidad; al no ser su acto saneable por
no encontrarse legitimada para serlo;

Considerando, que al comprobar este Juzgado que no se dan las


condiciones de ley, a fin de que el Movimiento Cívico Ciudadanos
contra la Corrupción (C3), pueda tener participación en este proceso,
procede declarar inadmisible la instancia introducida por este, y que ha
sido descrita en parte anterior de esta decisión; sin necesidad de
pronunciarnos respecto de los argumentos y conclusiones presentados
por las partes, por carecer de pertinencia, al amparo de las
consideraciones vertidas por este tribunal para resolver la cuestión.”

(24)Como es consabido, la acción popular reconocida por la Convención de las


Naciones Unidas Contra la Corrupción, por el artículo 139 de la Constitución de la
República y por el párrafo tercero del artículo 85 del Código Procesal Penal
constituye «un derecho constitucional, cívico y activo, perteneciente a la esfera del
Estrado social y democrático conforme al cual se le concede al ciudadano no
directamente ofendido por el delito el ejercicio de la función pública de la
acusación a fin de obtener la reintegración del ordenamiento jurídico perturbado
por la comisión del delito.

(25)La denominación de acusador popular procede del término latino actio quivis
ex populo, y se refiere a la posibilidad de que un sujeto, en nombre del conjunto de
la sociedad, sostenga la acusación en relación con un delito determinado. Es así,
que el acusador popular es el sujeto procesal, que sin ser ofendido o perjudicado
directa e individualmente por el delito, puede legalmente ejercitar la acción penal
en los hechos punibles en perjuicio de la colectividad cometidos por empleados o
funcionarios públicos, en ocasión de su ejercicio, y en los casos violación de los
derechos humanos.

(26)En nuestro ordenamiento jurídico, la acción popular no se sustenta en el


simple deseo o capricho del ciudadano, sino que su ejercicio se enmarca dentro
de un deber cívico contenido en el numeral 12 del artículo 75 de la Constitución de
la República, según el cual: es deber del ciudadano: “Velar por el fortalecimiento y
la calidad de la democracia, el respeto del patrimonio público y el ejercicio
transparente de la función pública.”

En este punto también es preciso destacar, que si bien la acción penal es una
(27)
obra principalmente estatal, por cuanto el Estado es quien administra justicia
mediante el proceso penal, lo que implica, desde la potestad de perseguir el delito
hasta el hecho de ejercer a través de sus órganos el ius pudiendi y ejecutar la
sanción penal materializada en la pena. Por ello, los artículos 29 del Código

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Procesal Penal, y 1 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, marcada con el No.
133-11 de fecha 7 de junio de 2011, disponen que cuando la acción penal es
pública, su ejercicio corresponde al ministerio público, todo ello, sin perjuicio de la
participación que el Código le concede a la víctima.

(28) En concepto de víctima enmarca por un lado, al querellante particular, que es


aquel sujeto que concurre en al proceso penal por haber sido directamente
afectado por la actuación ilegal del encartado penalmente. En este caso, la víctima
del delito tiene derecho a que el Estado le garantice la tutela judicial efectiva de
sus derechos vulnerados, todo lo cual incluye: el derecho a ser oída y atendida por
las autoridades a cargo de hacer cumplir la ley, el de solicitar la realización de
diligencias tendientes a la comprobación de los hechos, el de ser informada sobre
los resultados de la investigación, el de ser asistida y representada por el Estado y
el de intervenir directamente en cada una de las etapas del proceso, de solicitar la
imposición de medidas de coerción, de adherirse a la acusación sometida por el
Ministerio Público y de concurrir como acusador conjunto autónomo, de participar
en el juicio ejercitar los mecanismos tendientes a la demostración de la acusación
y a solicitar condenaciones civiles y penales, el de recurrir las decisiones que sean
contrarias a sus intereses, aun cuando no se haya constituido en actor civil, y el de
hacer ejecutar el aspecto civil de las condiciones y exigir de las autoridades la
ejecución de las sanciones penales.

Por su lado, el querellante o acusador popular, al igual que el Ministerio


(29)
Público, actúa en función de un interés general o colectivo, y con excepción del
derecho a la articulación de pretensiones civiles, ejerce todos los derechos
procesales que se les confieren a las víctimas que se haya presentado como
querellante o acusador conjunto.

(30) Esta intervención de los ciudadanos como querellantes se justifica además,


como una contribución a la legitimación democrática del Poder Judicial, al ser un
instrumento privilegiado de participación del ciudadano en la Administración de
Justicia. De ahí que los artículos 139 de la Constitución y el párrafo tercero del
artículo 85 del Código Procesal Penal, afirman que los ciudadanos podrán ejercer
la acción popular y participar en la Administración de Justicia, en la forma y con
respecto a aquellos procedimientos establecidos por la ley. Pero también puede
explicarse como un modo de ejercer un control democrático sobre la actuación del
Ministerio Público, precisamente en relación con aquellos delitos en que resultan
afectados bienes jurídicos supraindividuales, (es decir, relativos a la sociedad en
general o a un conjunto de personas de difícil o imposible determinación), y donde
pueden estar implicados políticos o funcionarios públicos y su persecución penal
pudiera resultar incómoda desde un punto de vista político.
(31) En abono a todo lo antes expuestos, los artículos 2 y 7 de nuestra Ley
fundamental, consagran los principios de soberanía popular, y del Estado social y
democrático, los cuales suponen, por un lado, que la soberanía reside
exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, los cuales
ejerce por medio de sus representantes o en forma directa, en los términos que
establecen esta Constitución y las leyes y por otro lado, que la República
Dominicana es un Estado Social y Democrático de Derecho, organizado en forma

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de República unitaria, fundado en el respeto de la dignidad humana, los derechos
fundamentales, el trabajo, la soberanía popular y la separación e independencia
de los poderes públicos.”

(32)Hay que precisar sin embargo, que el ejercicio de la acción popular solo está
concebida para los casos de ilícitos penales, cometidos por funcionarios públicos,
en ocasión de sus funciones y en contra del interés general, no por delitos de
acción privada y contra particulares, excepto en los casos de violación de los
derechos humanos. Como ya se ha dicho, la participación de los ciudadanos es
especialmente importante cuando, por la naturaleza del delito, no existe
posibilidad de personación de acusación particular, al resultar afectados bienes
jurídicos supraindividuales.

(33)En cuanto a los requisitos subjetivos, para el ejercicio de la acción popular, a la


luz de los artículos 139 de la Constitución y el párrafo tercero del artículo 85 del
Código Procesal Penal, la legitimación que se exige para ser acusador popular es
la más amplia posible: cualquiera que afirme querer ejercitar la acción penal, por
ese mero hecho, ya está facultado para hacerlo, pues basta la alegación de querer
defender un interés general para poder ejercitar la acción penal. No hay, pues, que
acreditar hallarse en una situación determinada en relación con el delito cometido,
ni con el funcionario prevenido: basta con declarar la voluntad de ser parte para
estar legitimado para actuar.

(34) En esa virtud, la acción popular puede ser ejercida por ciudadanos, actuando
de manera individual o agrupados en organizaciones no gubernamentales de la
sociedad civil, como lo prevé de modo expreso el artículo 13 de la Convención de
las Naciones Unidas Contra la Corrupción.

(35)Para estar habilitado, en el caso de los ciudadanos individuales, solo se


requiere tener capacidad para actuar en justicia, lo mismo que en el caso de las
organizaciones sociales, que deben estar debidamente incorporadas y registradas
con arreglo a la ley No. 122-05 sobre Asociaciones sin fines de lucro. En cuanto a
la oportunidad, su ejercicio se puede materializar en cualquier momento de la
etapa preliminar. Además, el artículo 270 del Código Procesal Penal, establece
que la querella puede depositarse antes de que se dicte auto de apertura a juicio.

En síntesis podemos afirmar, que la acción popular como está concebida en


(36)
nuestro ordenamiento procesal, comporta las características siguientes:

a) Se trata de un derecho fundamental, tutelado constitucionalmente y organizado


en la legación procesal, conferido a favor de los ciudadanos en procura de la
defensa de los intereses generales, y del patrimonio público, frente a las
actuaciones ilícitas cometidas por los funcionarios públicos.

b) Constituye una participación activa y directa ante los órganos administrativos y


jurisdiccionales, con autonomía e independencia respecto de la acción ejercida
por otros querellantes o por el Ministerio Público

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c) Puede ser ejercida por cualquier persona física con capacidad para actual en
justicia y por las organizaciones no gubernamentales debidamente constituidas
y registradas con arreglo a la ley.

d) Su ejercicio recae sobre los hechos punibles que afecten el interés general,
cometidos por empleados por funcionarios, público en el ejercicio de sus
funciones o en ocasión de esta y por la violación de los derechos humanos.

(37)En el párrafo tercero del artículo 85 del Código Procesal Penal, se establece el
fundamento legal para el ejercicio de la acción popular prevista en los artículos 13
de la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción y el artículo 139 de
la Constitución de la República. A tal suerte el referido texto prevé lo siguiente:

“En los hechos punibles cometidos por funcionarios públicos, en el


ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas, y en las violaciones
de derechos humanos, cualquier persona puede constituirse como
querellante.”

(38) El concepto de “hechos punibles” se refiere a las acciones calificadas en la ley


como infracciones penales. Se trata de actos caracterizados por ser típicos,
antijurídicos y culpables y que han sido cometidos en el ejercicio de una función
pública o en ocasión de esta. Como se aprecia, la ley no hace distinción. Cualquier
hecho punible cometido por funcionario público y que afecta el interés general
puede ser perseguido mediante una acción popular ciudadana.

(39)Como hemos dicho previamente, en nuestro ordenamiento jurídico es posible


distinguir dos tipos de querellantes: a) aquel que podríamos llamar querellante
ordinario y ha sido víctima en los términos previstos en nuestro artículo 84 del
Código Procesal Penal, y b) aquellos ciudadanos u organizaciones que concurren,
“a través de los procedimientos establecidos por la ley” (Art. 139 de la
Constitución), es decir, en condición de querellantes excepcionales, porque no
actúan en función de un interés particular, sino general o colectivo.

(40)Como se observa, la acción popular ciudadana es ejercida en la calidad de


querellante, lo cual supone un conjunto de derechos procesales reconocidos en
nuestra normativa procesal penal. se distingue de la denuncia en tanto esta no
pasa de ser una simple declaración de una persona que acude a la autoridad a
ponerla en conocimiento de la comisión de un hecho punible, en tanto que, la
calidad de querellante faculta al agente a iniciar y ejercer la acción penal,
convirtiéndose en un sujeto procesal, y posee en el proceso todas las atribuciones
de una parte. En tal virtud, el querellante tiene entre otros los siguientes derechos
a:

1. Presentar acción o recurso, conforme lo establece este código, frente a la


inacción de la autoridad (art. 8);

2. A intervenir en el procedimiento penal y a ser informada de sus resultados en la


forma prevista por este código (art. 27);

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3. Ejercer la acción pública, o promover su ejercicio mediante querella o denuncia
(arts.29, 31 y 32);

4. Solicitar la conversión de la acción pública a instancia privada para ejercerla


directamente como acción privada (art 33);

5. Objetar ante el juez la decisión del ministerio público que aplique o niegue un
criterio de oportunidad, cuando no se ajuste a los requisitos legales o
constituya una discriminación (art. 35);

6. Delegar el ejercicio de la acción civil y la acción penal a una organización no


gubernamental, cuyos objetivos se vinculen directamente con los intereses de
la víctima (arts. 52 y 86)

7. Solicitar la fusión o la separación de expedientes (art. 64)

8. Actuar por sí misma o mediante un representante legal al momento de


constituirse como querellante, promover la acción penal y acusar en los
términos y las condiciones establecidas en este código (art. 85, 296);

9. Solicitar medida de coerción personales o reales, pedir su revisión, y recurrir la


decisión que intervenga (arts. 226, 228,238, 243, 245)

10. Ser informada previamente en los casos en que el ministerio público se


proponga a disponer el archivo del expediente (arts. 282 y 283);

11. Ser informado de la acusación sometida por el ministerio público en contra del
autor del delito (art. 296);

12. Adherirse a la acusación presentada por el ministerio público o presentar


acusación propia (art. 297 y 359);

13. Recurrirlas decisiones que le causen agravio (art. 296)

14. Comparecer o hacerse representar por un apoderado o por abogado durante el


conocimiento de los recursos contra las decisiones judiciales (art. 421)

En cuanto al momento en el que debe ser presentada la querella, de modo


(41)
expreso el artículo 270 del Código Procesal Penal, prevé lo siguiente:

“Art. 270. Oportunidad. La querella debe presentarse antes de que se


dicte el auto de apertura de juicio. Si la querella es presentada en la
audiencia preliminar, deben cumplirse todas las condiciones de forma y
de fondo previstos en esa etapa.”

(42)Es claro entonces, que de acuerdo con el ordenamiento jurídico, la postulación


del querellante popular no es distinta a la del querellante particular, y puede ser

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ejercida en la forma y en el tiempo previsto en el artículo 270 sin que pueda el
juzgador hacer distinción donde la ley no la hace, todo en virtud del principio Ubi
lex non distinguit, nec nos distinguere debemus: (Donde la ley no distingue,
nosotros no debemos distinguir), cuyo significado consagra que “el intérprete no
tiene facultades para limitar la aplicación de una ley concebida en términos
generales”12 mucho menos cuando esa limitación implique, concomitantemente,
una mutilación y disminución de un derecho fundamental que la Constitución
confiere a todos los ciudadanos.Como lo ha expresado Francesc Pérez Tortosa,
al decir:

“El acto popular debe ostentar la condición de parte acusadora con las
mismas oportunidad de defensa y ataque que poseen otros sujetos
acusadores, por lo que ha de tener la posibilidad de llevar a cabo las
actuaciones procesales de forma independiente y autónoma y ser un
verdadero contrapunto a la actuación del Ministerio Fiscal.” 13

(43)Es obvio entonces, que al afirmar que la querella solo podía ser presentada
durante la fase de la investigación preliminar, el Juez a quo, ha desconocido la
disposición expresa del artículo 270 del Código Procesal Penal.

(44)Otro pretexto que ha invocado el juez a quo, para declarar inadmisible la


postulación en justicia del querellante, ha sido bajo el argumento de que la
querella no ha sido sometida ante el Ministerio Público. En este aspecto el Juez a
quo ha incurrido en una evidente desnaturalización de la instancia del 3 de
noviembre de 2014, pues, la simple observación de la referida instancia verifica
que la misma no solamente fue sometida al Juez de la Instrucción sino además, al
Ministerio Público, no obstante, la misma normativa prevé que: “deben cumplirse
todas las condiciones de forma y de fondo previstos en esa etapa”. Es decir, que
no se trata de una querella para pedirle al Ministerio Público que realice una
investigación, pues, con la presentación del acto conclusivo cesaron los actos de
investigación, pero lo que permite el artículo 270 del Código Procesal Penal es,
que el querellante se pueda incorporar como acusador conjunto e independiente
del ministerio público, lo que en modo alguno supone menoscabo de las funciones
de dicho funcionario, como falsamente ha alegado el juez a quo.

(45)Como pueden apreciar este máximo órgano jurisdiccional, la querella


presentada por el Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN
(C3), no solo cumple con los requisitos de forma y de fondo previstos en los
artículos 267 y siguientes del Código Procesal Penal, sino que cumple además,
con los requisitos exigidos en el artículo 294 del mismo Código y que se refieren a
la acusación.

Por otra parte, como hemos dicho inicialmente, la decisión impugnada incurre
(46)
en grave contradicción en su motivación, pues, por un lado, afirma que la querella

12
Carbonniere, Jean, Derecho Civil, Tomo I, Vol. I, pág. 166, No. 38
13
http://ruc.udc.es/bitstream/2183/9165/1/comunicacions_22_Perez_Tortosa_627-639.pdf
Página 22 de 42
sometida por la parte querellante ha debido cumplir con los requisitos de
admisibilidad previstos en los artículos 267 del Código Procesal Penal y que ha
debido ser presentada al Ministerio Público, y luego que el proceso no podía
retrotraerse a etapas anteriores. Eso es precisamente lo que procura el artículo
270 cuando prevé que al presentar querella en esta oportunidad: “deben cumplirse
todas las condiciones de forma y de fondo previstos en esa etapa”.

Es evidente entonces, que al pretender por un lado, que la querella se


(47)
presentara ante el ministerio Público en los términos de la solicitud de la apertura
de una investigación y luego afirmar que el proceso no podía retrotraerse a etapas
anteriores.

Así las cosas, al desconocer las previsiones expresas del artículo 270 del
(48)
Código Procesal Penal, al desnaturalizar la instancia de fecha 2 de diciembre de
2014, e incurrir en evidente contradicción en su motivación, la decisión impugnada
debe ser anulada.

§
SEGUNDO MEDIO: Desconocimiento de los principios de libre acceso a la
justicia, de tutela judicial efectiva y de seguridad jurídica e inobservancia de
las previsiones de los artículos 13 de la Convención de las Naciones Unidas
contra la Corrupción, 2, 7, 75 párrafo 12 y 139 de la Constitución de la
República.
(49)Como es consabido, en fecha 10 de diciembre del año 2003, el Estado
Dominicano suscribió la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción,
del 30 de octubre de 2003, la que fue refrendada por el Congreso Nacional, según
se verifica en la resolución No. 333-06, promulgada por el Poder Ejecutivo del 8 de
agosto de2006.

De modo expreso el artículo 13 de la Convención de las Naciones Unidas


(50)
Contra la Corrupción, del 30 de octubre de 2003, se dispone que:

“Artículo 13.- 1. Cada Estado Parte adoptará medidas adecuadas,


dentro de los medios de que disponga y de conformidad con los
principios fundamentales de su derecho interno, para fomentar la
participación activa de personas y grupos que no pertenezcan al sector
público, como la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales
y las organizaciones con base en la comunidad, en la prevención y la
lucha contra la corrupción, y para sensibilizar a la opinión pública con
respecto a la existencia, las causas y la gravedad de la corrupción, así
como a la amenaza que ésta representa. Esa participación debería
reforzarse con medidas como las siguientes: a) Aumentar la
transparencia y promover la contribución de la ciudadanía a los
procesos de adopción de decisiones;(…)”

En ese mismo orden, los artículos 8, 72, 75.12, 138, 139 y 246 de la misma
(51)
Constitución de la República del 26 de enero de 2010, prevén lo siguiente:

Página 23 de 42
“Artículo 8.- Función esencial del Estado. Es función esencial del
Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto
de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan
perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un
marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el
orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas.”

Artículo 72.- Acción de amparo. Toda persona tiene derecho a una


acción de amparo para reclamar ante los tribunales, por sí o por quien
actúe en su nombre, la protección inmediata de sus derechos
fundamentales, no protegidos por el hábeas corpus, cuando resulten
vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de toda autoridad
pública o de particulares, para hacer efectivo el cumplimiento de una ley
o acto administrativo, para garantizar los derechos e intereses
colectivos y difusos. De conformidad con la ley, el procedimiento es
preferente, sumario, oral, público, gratuito y no sujeto a formalidades.”

“Artículo 75.- Deberes fundamentales. Los derechos fundamentales


reconocidos en esta Constitución determinan la existencia de un orden
de responsabilidad jurídica y moral, que obliga la conducta del hombre y
la mujer en sociedad. En consecuencia, se declaran como deberes
fundamentales de las personas los siguientes: (…) 12) Velar por el
fortalecimiento y la calidad de la democracia, el respeto del patrimonio
público y el ejercicio transparente de la función pública.”

“Artículo 138.- Principios de la Administración Pública. La


Administración Pública está sujeta en su actuación a los principios de
eficacia, jerarquía, objetividad, igualdad, transparencia, economía,
publicidad y coordinación, con sometimiento pleno al ordenamiento
jurídico del Estado. La ley regulará: 1) El estatuto de los funcionarios
públicos, el acceso a la función pública con arreglo al mérito y
capacidad de los candidatos, la formación y capacitación especializada,
el régimen de incompatibilidades de los funcionarios que aseguren su
imparcialidad en el ejercicio de las funciones legalmente conferidas; 2)
El procedimiento a través del cual deben producirse las resoluciones y
actos administrativos, garantizando la audiencia de las personas
interesadas, con las excepciones que establezca la ley.”

“Artículo 139.- Control de legalidad de la Administración Pública. Los


tribunales controlarán la legalidad de la actuación de la Administración
Pública. La ciudadanía puede requerir ese control a través de los
procedimientos establecidos por la ley.”

Artículo 246.- Control y fiscalización de fondos públicos. El control y


fiscalización sobre el patrimonio, los ingresos, gastos y uso de los
fondos públicos se llevará a cabo por el Congreso Nacional, la Cámara
de Cuentas, la Contraloría General de la República, en el marco de sus

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respectivas competencias, y por la sociedad a través de los
mecanismos establecidos en las leyes.”

(52)En la obra Constitución Comentada, publicada por la Fundación


Institucionalidad y Justicia (Finjus), al referirse al artículo 139 de la Constitución, el
Dr. Olivo Rodríguez Huertas, señala lo siguiente:

“Un aspecto importante contenido en este artículo es que consagra una


acción popular para que cualquier ciudadano se convierta en defensor
objetivo de la legalidad que deben respetar los órganos de la
Administración Pública, por lo que no se necesita haber sido afectado
directamente en sus derechos e intereses para impugnar cualquier
actuación que sea contraria al ordenamiento jurídico del Estado.”

(53)De su lado, en su exposición de motivos, la Ley No. 107-13 del 6 de agosto de


2013, que Regula los Derechos y Deberes de las Personas en sus Relaciones con
la Administración Pública consigna que:

“…en un Estado Social y Democrático de Derecho los ciudadanos no


son súbditos, ni ciudadanos mudos, sino personas dotadas de dignidad
humana, siendo en consecuencia los legítimos dueños y señores del
interés general, por lo que dejan de ser sujetos inertes, meros
destinatarios de actos y disposiciones administrativas, así como de
bienes y servicios públicos, para adquirir una posición central en el
análisis y evaluación de las políticas públicas y de las decisiones
administrativas.”

(54)Bajo esas premisas el numeral 30 del artículo 4 de la referida Ley, se reconoce


que los Ciudadanos tenemos: “Derecho a exigir el cumplimiento de las
responsabilidades del personal al servicio de la Administración Pública y de los
particulares que cumplan funciones administrativas.”

(55)De modo pues, que tanto la Convención de las Naciones Unidas Contra la
Corrupción, la Constitución de la República, como las leyes adjetivas, garantizan a
los Ciudadanos el derecho a una participación activa, de asistir a la audiencia
como parte interesada, de querellarse y de acusar, a fin de contribuir en la
adopción de decisiones, en todos los actos ilícitos cometidos por funcionarios
públicos con motivo del ejercicio de sus funciones oficiales.

(56) Este derecho ha sido reconocido además por nuestro máximo órgano
constitucional, pues, en su sentencia TC/0286/13 de fecha 30 de diciembre de
2013, el Tribunal Constitucional ha expresado lo siguiente:

“a) Los Estados Partes de la Convención de las Naciones Unidas contra


la Corrupción tienen la obligación, con la finalidad de contribuir a
combatir la corrupción, de adoptar “(…) las medidas que sean
necesarias para aumentar la transparencia en su administración
pública, incluso en su organización, funcionamiento y procesos de

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adopción de decisiones, cuando proceda” (artículo 10 de la Convención
de las Naciones Unidas contra la Corrupción). Los Estados Partes
tienen, igualmente, la obligación de adoptar medidas que tengan como
finalidad fomentar la participación activa de personas y grupos que no
pertenezcan al sector público “(…) en la prevención y la lucha contra la
corrupción y para sensibilizar a la opinión pública con respecto a la
existencia, las causas y la gravedad de la corrupción, así como a la
amenaza que ésta representa” (artículo 13 Convención de las Naciones
Unidas contra la Corrupción).

b) La posibilidad de que las personas y grupos que no pertenecen al


sector público puedan participar activamente y de manera eficiente
depende en gran medida de la existencia de mecanismos que
garanticen el derecho a la información pública. Por esta razón, se exige
a los Estados Partes en la Convención que tomen medidas dirigidas a
“garantizar el acceso eficaz del público a la información”, e igualmente
se les impone “respetar, promover y proteger la libertad de buscar,
recibir, publicar y difundir informaciones relativas a la corrupción (…)”
(artículo 13.b y 13.c de la Convención de las Naciones Unidas contra la
Corrupción).”

(57)De igual modo, en su sentencia TC/259/14 de fecha 5 de noviembre de 2014,


el Tribunal Constitucional ha expresado lo siguiente:

“8.9. Habría que agregar, además, que la propia Constitución, en su


artículo 22.5, les concede a los ciudadanos el derecho de denunciar las
faltas cometidas por los funcionarios públicos en el desempeño de sus
funciones, lo que debe ser interpretado, en el sentido más favorable y
en atención a la finalidad que la norma persigue, que también pueden
interponer querellas contra los funcionarios públicos por las faltas,
crímenes y delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones.”

En esa misma dirección, en la sentencia No. 314 del 24 de noviembre de


(58)
2014, emitida por la Segunda Sala de la Honorable Suprema Corte de Justicia, ha
expresado lo siguiente:

“Considerando, que el artículo 85 de la misma norma procesal, enuncia


un aspecto de relevancia para el presente caso: “Calidad. La víctima o
su representante legal puede constituirse como querellante, promover la
acción penal y acusar en los términos y condiciones establecidas en
este código. En los hechos punibles que afectan intereses colectivos o
difusos pueden constituirse como querellante las asociaciones,
fundaciones y otros entes, siempre que el objeto de la agrupación se
vincule directamente con esos intereses y se hayan incorporado con
anterioridad al hecho. En los hechos punibles cometidos por
funcionarios públicos, en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de
ellas, y en las violaciones de derechos humanos, cualquier persona
puede constituirse como querellante. Las entidades del sector público

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no pueden ser querellantes. Corresponde al ministerio público la
representación de los intereses del Estado en estos casos. La
intervención de la víctima como querellante no altera las facultades
atribuidas al ministerio público ni lo exime de sus responsabilidades”.

Considerando, que como se puede observar, el derecho ha


evolucionado con el paso del tiempo, y el legislador, ha incorporado el
concepto de víctima en un sentido colectivo, es decir, una pluralidad de
personas, en algunos casos, concretas en otros, no son claramente
identificables, sin embargo, en ambos casos, pueden verse afectadas
en sus intereses o bienes sociales, a causa de la comisión de un delito,
encontrándose los ofendidos legitimados para actuar en justicia, sin
embargo, entre otras cosas que no son objeto de discusión en el
presente proceso, la norma citada establece el mecanismo legal para
hacer efectivo este derecho de tutela de estos bienes colectivos y
difusos: la querella;(…)”

(59)Por consiguiente, siendo el principal imputado, el señor Félix Ramón Bautista


Rosario, Senador de la República por la provincia de San Juan de la Maguana, y
además, que los cargos imputados, se produjeron con motivo de las funciones
públicas que ha ocupado, se encuentra sujeto al control, vigilancia, fiscalización
social, y persecución mediante la acción popular, y por vía de consecuencia,
arrastra a todas las personas físicas y morales que han actuado como coautores o
cómplices en los hechos que se les imputan al principal acusado; el Movimiento
Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCIÓN (C3), como parte querellante,
tiene calidad para ejercer la acción popular, en los términos previstos en los
artículos 13 de la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción;
numeral 5 del artículo 2 y 139 de la Constitución de la República; numeral 30 del
artículo 4 de la Ley No. 107-13 del 6 de agosto de 2013, que Regula los Derechos
y Deberes de las Personas en sus Relaciones con la Administración Pública y el
párrafo tercero del artículo 85 del Código Procesal Penal.

(60)Así las cosas, siendo el libre acceso a los procedimientos legales y la tutela
judicial efectivas, garantías judiciales y derechos fundamentales, entonces, en su
aplicación e interpretación debe tomarse en cuenta el principio de favorabilidad
previsto en el numeral 4) del artículo 74 de la Constitución, según el cual:

“4) Los poderes públicos interpretan y aplican las normas relativas a los
derechos fundamentales y sus garantías, en el sentido más favorable a
la persona titular de los mismos y, en caso de conflicto entre derechos
fundamentales, procurarán armonizar los bienes e intereses protegidos
por esta Constitución.”

(61)La decisión emitida por el juez a quo no solamente constituye una vulneración
de los principios de libre acceso a la justicia y de tutela judicial efectiva, sino que
se inscribe dentro de una estrategia impuesta a un sector del Poder Judicial, por
un sector del poder político, que pretende desconocer el artículo 13 de la
Convención Interamericana contra la Corrupción y la Convención de las Naciones

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Unidas contra la Corrupción, y garantizar la impunidad de los actos de corrupción
cometidos por funcionarios públicos, en abierta transgresión a las previsiones del
artículo 146 de la Constitución de la República. El cual establece lo siguiente:

“Artículo 146.- Proscripción de la corrupción. Se condena toda forma de


corrupción en los órganos del Estado. En consecuencia:

1) Será sancionada con las penas que la ley determine, toda persona
que sustraiga fondos públicos o que prevaliéndose de sus posiciones
dentro de los órganos y organismos del Estado, sus dependencias o
instituciones autónomas, obtenga para sí o para terceros provecho
económico;

2) De igual forma será sancionada la persona que proporcione ventajas


a sus asociados, familiares, allegados, amigos o relacionados;

3) Es obligatoria, de acuerdo con lo dispuesto por la ley, la declaración


jurada de bienes de las y los funcionarios públicos, a quienes
corresponde siempre probar el origen de sus bienes, antes y después
de haber finalizado sus funciones o a requerimiento de autoridad
competente;

4) A las personas condenadas por delitos de corrupción les será


aplicada, sin perjuicio de otras sanciones previstas por las leyes, la
pena de degradación cívica, y se les exigirá la restitución de lo
apropiado de manera ilícita;

5) La ley podrá disponer plazos de prescripción de mayor duración que


los ordinarios para los casos de crímenes de corrupción y un régimen
de beneficios procesales restrictivo.”

(62)Sin embargo, la lucha contra la corrupción en la República Dominicana es una


farsa. Los informes de los últimos diez años de Transparencia Internacional
demuestran que la República Dominicana no tiene diseñada una política criminal
para el combate y la lucha contra la corrupción. De hecho, en la práctica ocurre
todo lo contrario, pareciera que la reacción pública que se implementa, es para
propiciar la impunidad y garantizar que la corrupción administrativa no tenga
ninguna consecuencia.

(63)El organismo internacional cita a la República Dominicana entre los países


más corruptos de la región. En una escala de 0 a 100, donde 0 es igual a
sumamente corrupto y 100 es igual a muy transparente, en el ranking de medición
correspondiente al año 2013, la República Dominicana aparece en el número 29,
solamente por encima de Venezuela (20 puntos), Paraguay (24), Honduras (26),
Nicaragua (28).

(64)El más reciente informe correspondiente al 2014, de Transparencia


Internacional ubica a la República Dominicana como el país menos confiable para

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invertir, es decir, que hemos pasado a ser campeón mundial, o sea, el más
corrupto de toda la región.

(65)La actitud que ha asumido el sistema judicial frente a los altísimos niveles de
corrupción ha dejado mucho por desear. La verdad debe ser dicha sin dobleces ni
eufemismos. Los propios operadores del sistema, unos pocos que aún están
interesados en combatir la corrupción, son los principales denunciantes del
fracaso del Poder Judicial para mantener su independencia frente a los retos que
le presenta el problema de la corrupción administrativa.

(66)De alguna forma, un sector del propio Poder Judicial ha recocido los niveles de
deficiencias que son innegables. En la publicación oficial del Estudio de
Percepción del Funcionamiento del Poder Judicial, éste ha revelado lo siguiente:
“La percepción de algunos(as) participantes es que en la práctica de la
administración de justicia existen tantos criterios de trato desigual, que
se añora un sistema que pueda imponerse por sí mismo de acuerdo a
sus normas, sin tomar en cuenta razones políticas, económicas,
religiosas, extracción social, prestigio o notoriedad pública, color de piel,
referencia sexual, apariencia, etcétera. Pues no se hace honor a esas
alegorías tan transcendentes de la mitología griega de una justicia con
una venda en los ojos, una balanza en una mano y en la otra una
espada para traspasar a quien sea sin atender a consideraciones
ajenas a la justicia. Desde que la justicia se quita la venda para ver a
quienes pesara y en función esto decide a quien traspasara con la
espada, puede concluirse no existe igualdad de trato ni seguridad
jurídica.”

(67)Sin embargo, en lo que tiene que ver con los casos de corrupción
administrativa, el informe publicado por el Poder Judicial se ha quedado corto. Los
niveles de complicidad y de apañamiento de la corrupción y la impunidad han
rebasado los límites de lo inimaginable.

(68)Es así, esta decisión no es más que una prueba tangible e inequívoca de los
niveles de descomposición moral por el que se descarrila el sistema de justicia,
producto de su falta de independencia de un poder político que ha demostrado no
tener escrúpulo y ser capaz de cualquier cosa con tal de garantizarse su
impunidad. Es simplemente un eslabón en esa cadena cancerígena que atraviesa
a casi todas las estructuras del sistema de justicia y que amenaza con corromperlo
absolutamente todo.

(69)Por tanto, resulta evidente que la decisión impugnada ha desconocido los


principios de libre acceso a la justicia, de tutela judicial efectiva y de seguridad
jurídica e inobservancia de las previsiones de los artículos 13 de la Convención de
las Naciones Unidas contra la Corrupción, 2, 7, 75 párrafo 12 y 139 de la
Constitución de la República, por tanto la misma debe ser anulada.

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TERCER MEDIO: Errónea interpretación y aplicación del artículo 299 del
Código Procesal Penal, han creado una nueva manera para objetar la
acusación, en abierta violación de los artículos 68, 69 y 111 de la
Constitución de la República.
(70)Como sea dicho previamente, en el curso de la audiencia celebrada el día 3 de
diciembre de 2014, conforme obra en el acta de la audiencia instrumentada al
respecto, la defensa de los imputados sometieron un medio de inadmisión en
contra de la postulación en justicia del Movimiento Cívico CIUDADANOS CONTRA
LA CORRUPCION C3. En esa misma oportunidad, la parte querellante solicitó al
Magistrado Juez, lo siguiente:

“Primero: A) Comprobar y declarar mediante la decisión a intervenir que


en fecha 2 de noviembre del año 2014 actuando al amparo de las
disipaciones del artículo 270 del Código Procesal Penal, el Movimiento
Ciudadanos Contra la Corrupción, sometió una querella en contra de
los mismos imputados mencionados en la acusación presentada por el
Ministerio Público en fecha 22 de octubre del mismo año; B) Que con
motivo de esa acusación o querella presentada por el Movimiento
Ciudadanos Contra la Corrupción se produjo el acto núm. 1421/2014 de
fecha 6 de noviembre del año 2014 instrumentado por el ministerial
Alexis de la Cruz Taveras actuando a requerimiento de la señora
Grimilda Acosta de Subero, por medio del cual se le notificó a los
imputados Senador Félix Bautista, Sobeida Antonia Abreu, José Elías
Hernández García, Bolívar Antonio Ventura Rodríguez, Carlos Manuel
Ozoria Martínez y a la señora Grisel Aracelys Soler Pimentel; C) Que
hasta el día de ayer 2 de diciembre del 2014 a diligencia de los
abogados querellantes, se pudo verificar que ninguno de los imputados
ha ejercido los derechos consignados en el artículo 299 del Código
Procesal Penal, por tanto no ha planteado ningún incidente que tienda
a desconocer o a impugnar la calidad de querellante, situación que ha
debido producirse conforme a la normativa citada de manera
improrrogable dentro del plazo de 5 días a partir de la notificación,
plazo que solamente podría reponerse en el caso de que se verifique
alguna irregularidad en la notificación, de conformidad con los artículos
143 y 417 del Código Procesal Penal; D) Que de manera sorpresiva las
defensas de los imputados ha planteado en el día de hoy un medio de
inadmisión solicitando la exclusión por falta de calidad del Movimiento
Ciudadanos Contra la Corrupción, con cuyo proceder pretende que el
tribunal legitime una vulneración al debido proceso de ley y al
procedimiento establecido previamente, el cual de conformidad con el
artículo 111 de la Constitución, constituye una cuestión de orden público
que garantiza la seguridad jurídica de todo usuario del sistema de
justicia; Segundo: Declarar mal perseguido el medio de inadmisión por
haberse hecho en violación al ordenamiento jurídico y a las normas
antes citadas en vista de que en este estadio del proceso aún no se ha
verificado la regularidad de las citaciones y notificaciones que
convocaron a los imputados para determinar si están dentro del plazo
legalmente establecido para plantear las excepciones previstas en la
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normativa procesal vigente por tanto le solicitamos al tribunal declarar
extemporáneo el medio de inadmisión planteado por la defensa”;

(71)Como se observa, el Magistrado Juez a quo no se refirió a esta conclusiones


ni para acogerla ni para rechazarla, con lo cual obviamente ha incurrido en el vicio
de falta de estatuir, en cambio, ha ofrecido los motivos siguientes:

“Considerando, que el artículo 299 del Código Procesal Penal,


establece: “Defensa. Dentro de los cinco días de notificado, el imputado
puede: 1) Objetar el requerimiento que haya formulado el ministerio
público o el querellante, por defectos formales o sustanciales; 2)
Oponer las excepciones previstas en este código, cuando no hayan
sido planteadas con anterioridad o se funden en hechos nuevos; 3)
Solicitar la suspensión condicional del procedimiento; 4) Solicitar que se
dicte auto de no ha lugar a la apertura a juicio; 5) Solicitar la sustitución
o cese de una medida de coerción; 6) Solicitar la aplicación del
procedimiento abreviado; 7) Ofrecer la prueba para el juicio, conforme a
las exigencias señaladas para la acusación. 8) Plantear cualquier otra
cuestión que permita una mejor preparación del juicio. Dentro del
mismo plazo, el imputado debe ofrecer los medios de prueba
necesarios para resolver las cuestiones propias de la audiencia
preliminar. El secretario dispone todo lo necesario para la organización
y el desarrollo de la audiencia y la producción de la prueba.”;

Considerando, que esta fase del procedimiento, según se extrae del


texto ut-supra, permite al imputado contradecir la acusación, en base a
los supuestos enumerados, u otros de pertinencia, otorgándole un plazo
de cinco días a partir de la recepción de la pieza acusatoria, para que
produzca, si así lo estima, el correspondiente escrito de defensa, y, en
caso de que pretenda hacer valer alguna prueba está en el deber de
aportarla; es decir, esta prescripción contiene tanto una facultad como
un deber para el imputado;

Considerando, que la forma en que el imputado ha de ejercer su


defensa, no se encuentra condicionada al depósito de un escrito
contentivo de dichas pretensiones, pues al ser una prerrogativa nada
impide que en la audiencia este ejerza su derecho oralmente,
planteando excepciones e incidentes, como al efecto lo han hecho al
cuestionar la calidad de uno de sus oponentes;

Considerando, que, al adentrarse al debate oral, prescindiendo del


depósito de un escrito, el imputado lo que no podría hacer es presentar
prueba en sustento de tales argumentaciones, pues incurriría en
deslealtad procesal, al resultar sorpresiva para la parte contra la que se
opone; por lo mismo, este ejercicio oral de la defensa no comporta
vulneración para la contraparte, en vista de que es esta última la que
ejerce una persecución penal que abre paso, precisamente, a que la
parte imputada la contradiga;”

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(72)Por considerarlo de interés para el análisis del este aspecto del recurso
reproducimos los argumentos expuesto por el Ministerio Público, con motivo del
recurso de oposición, en el cual ha expresado lo siguiente:

Oído: Al Lic. Carlos Castillo Díaz, y los Dres. Laura María Guerrero
Pelletier, Pelagio Alcántara, Narciso Escaño, Wagner Cubilete y
Taipei Joa, Procuradores Generales Adjuntos de Corte de Apelación,
expresar lo siguiente: "Para el ministerio público en su condición de
parte y con aspecto de forma de conformidad con las disposiciones del
artículo 407 y siguientes del Código Procesal Penal, va a presentar un
recurso de oposición en audiencia a pesar de haber oído que se acaba
de emitir en este honorable salón, y fijaos bien y de entrada con el
recurso de oposición demanda el planteamiento de aspectos nuevos,
porque pedirle al tribunal que vuelva sobre una decisión que el mismo
ha admitido, el ministerio público de entrada entiende que todo a
plantear con relación a dicha decisión, deviene en aspectos nuevos y
por qué decimos esto, porque fue una decisión tomada bajo el imperio
propio del juzgador, es decir de aspectos que previamente no habían
sido discutidos por las partes. En principio el ministerio público se refirió
a una solicitud de inadmisibilidad en razón de que había sido puesta en
duda la calidad de una parte e hizo referencia en horario de la mañana
del día de hoy, posteriormente el Juez se retiró a deliberar, pero resulta
que la decisión que en principio y con relación a los aspectos que
habíamos discutido las partes, si bien es cierto que tuvo referencia en la
fundamentación de la decisión, en la parte dispositiva no se refería para
nada a esos aspectos, entonces desde el punto de vista de aspectos
nuevos que necesariamente hay que presentar en el curso de un
recurso de oposición, el ministerio público entiende que todos los
aspectos a plantar son nuevos porque necesariamente ha sido un punto
al que en su condición de parte, no se había referido en modo alguno,
cuáles son los vicios de que adolece la decisión que el ministerio
público impugna mediante la oposición y que le pide al juzgador que
vuelva a reconsiderar la misma; lo primero es que hay una violación de
múltiples disposiciones legales, violación a las disposiciones del artículo
270 del Código Procesal Penal en su aspecto dispositivo que es
recurrible, pero más aún en la fundamentación de dicha decisión,
Decimos que la decisión que impugnamos violenta las disposiciones
expresas del artículo 299 del Código Procesal Penal, pero que así
mismo la decisión que impugnábamos son los vicios que vamos a
desarrollar con relación a este recurso de oposición, hace una errada
interpretación del artículo 330 de dicho código y de igual forma y de ahí
la importancia de nuestro recurso, porque se ha dicho es que el
ministerio público no es parte afectada, no es así, es que las decisiones
que laceran el debido proceso necesariamente en el interés público el
ministerio público tiene un interés legítimo a proteger, y es que la
decisión que imputamos además como vicio inobserva las disposiciones
constitucionales previstas en el artículo 69.10 del debido proceso, pero

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además inobserva una serie de principios como son, principio de
legalidad, es una decisión total y absolutamente contraria al principio de
legalidad, principio de separación de poderes, porque uno de los vicios
evidentes es que el juzgador desborda sus potestades y hace una
especie de derogación tácita y por ende generación de un nuevo
procedimiento, principio de igualdad de partes, que también la decisión
lo vulnera, pero así mismo un principio que es básico en el régimen
adversarial que es el principio de justicia rogada, que el juzgador se
pronuncie sobre los aspectos que las partes le presenten, porque el
ministerio público sostiene para este recurso que se han violentado
múltiples disposiciones legales que hemos citado, iniciamos con la
primera que hemos citado el artículo 270 del Código Procesal Penal,
que es la regla no el principio, porque lo que permite aplicación gradual
son los principios porque se hace un contrapeso y se determina en el
caso en cuestión cuál tiene sobre un juicio de ponderación la mayor
naturaleza de aplicabilidad al caso, pero resulta a ser que el honorable
juez con su decisión ha inobservados aspectos que no están contenidos
en principios, sino en reglas expresas de la norma, porque, e iniciamos
con el artículo 270 del Código Procesal Penal con el principio
dispositivo y como es un recurso debemos ir primero a la parte
dispositiva, a como esa parte resuelve aspectos que son contrarios o
que están viciados, y el juez ha interpretado y ha dicho en su decisión,
que la querella que fuese presentada por una organización civil desde
el punto de vista y a juicio del juez del momento de su presentación era
inoportuno, desconociendo las disposiciones del 270 del Código
Procesal Penal y más adelante van a surgir argumentaciones
doctrinales de múltiples abogados de la defensa técnica, citaran el caso
de España, citaran incluso jurisprudencias no locales, porque desde el
punto de vista local no tienen jurisprudencia a citar, entonces cabe una
gran pregunta, a qué familia jurídica pertenece la República
Dominicana. El principio de legalidad constitucionalmente establecido,
cuando hay una norma expresa en la Ley con una regla, reitero no un
principio, que es de aplicación absoluta, permite y le da la potestad al
juzgador de poder desconocer una regla basándose en fuentes de
derechos secundarias como la doctrina, nosotros entendemos que no,
nuestra familia jurídica el principio de legalidad es el eje transversal en
nuestro estado de derecho, no es posible que el juzgador valore
interpretaciones doctrinales que puede ser buenas o mal interesadas,
porque al final quien hace las voces de las doctrinas, las personas que
juegan un rol en la sociedad, que perfectamente pueden ser abogados
en ejercicio y no le estamos restando autoridad, lo que nunca puede
hacer el legislador es desconocer una regla expresa, por lo menos no
podrá hacerla sin violentar el Principio de Legalidad sosteniendo su
decisión sobre argumentaciones doctrinales; es que hay una regla
expresa en el artículo 270 que dice cuál es la oportunidad de
presentación de la querella y ahí nos surge otra pregunta, ¿es qué esa
querella solo aplica para las víctimas que son personas, y no aplican
para la querella que presentan las organizaciones sin fines de lucro? y

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vale decir y dónde dice eso la Ley, en que parte esta eso en la ley, y
surge entonces una tercera pregunta, ¿y cuál es el momento conforme
a la ley de presentación de esa querella? que me lo enseñen en esa
normativa procesal penal, una sola regla prevé el momento procesal y
no hace diferencia entre querella de víctimas como personas físicas o
querellas como organizaciones sin fines de lucro, organizaciones de la
sociedad civil, en modo alguno puede haber una interpretación
jurisdiccional que inobserve esa regla sobre la base de una
interpretación de doctrinas; porque reiteramos, esa doctrina
perfectamente será aplicada y habría que revisar la legislación
española, pero es imposible aplicársela a la Dominicana por una
sencilla razón, porque hay una norma que es abc en materia de
derecho y es la jerarquía de las normas, hay una norma, hay un fuente
del derecho que es superior a esa doctrina, que es una regla expresa
que está prevista en el artículo 270 del Código Procesal Penal, y que el
juez de modo alguno la puede inobservar. Así mismo y fijaos bien, y se
ha dicho que ese fallo no es contra el ministerio público, lo que pasa es
que el fallo resuelve aspectos neurálgicos, no solo para este proceso,
yo diría para el estado de derecho en la República Dominicana, la
estabilidad jurídica en el país, y mal podría el ministerio público ante
una decisión tan agraviante al estado de derecho, quedarse pura y
simplemente sentado escuchando los argumentos libres de otras
partes, es que así mismo el honorable juez violentando esas
disposiciones del artículo 270, le ha cerrado la oportunidad a cualquier
otra parte, fíjese que aquí las partes han felicitado que el juez limite y
les diga que nadie puede venir cuando el legislador dijo si es posible
que acudan, pero más aún, y es otro aspecto que lacera más
gravemente la estabilidad jurídica y el estado de derecho, lo cual es
preocupante para el ministerio público porque debe de serio. porque
tiene que serlo necesariamente, por qué es un precedente que sentaría
las bases para que la estabilidad misma de los procesos penales se
mantenga tambaleante, y porque decimos esto, las disposiciones del
artículo 299 del Código Procesal Penal, que una de las defensa técnica
el Dr. Delgado y nos hubiese gustado que siguiera leyendo el libro que
estaba leyendo, nos hubiese encantado, porque fijaos bien honorable,
toda su línea de argumentación, todo lo que el leyó de esa digna
Magistrada, lo único que hizo fue ratificar los aspectos que de entrada
al ministerio público le llamó la atención aquí y que trataba de obtener
información porque es lo primero que aquí debió valorarse, que era
determinar y por eso hicimos una pregunta inicial si las partes tomaron
conocimiento y si habían producido algún escrito de contestación,
porque es a lo que manda el artículo 299 del Código Procesal Penal y
porque el Dr. Delgado para tratar de desacreditar el argumento de una
de las partes, todo lo contrario ha ratificado la esencia misma de ese
argumento, porque cuál es la interpretación de esa magistrada, que ese
plazo de cinco días si bien es cierto que no es una camisa, tiene forma
de reposición, en esencia y por eso nos hubiese gustado que el siga
leyendo por completo el libro que estaba citando, la única forma de

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garantizar de que ese plazo no resulte una camisa de fuerza es
precisamente cuando el juzgador entiende oportuno la renovación de
plazos, porque es la única forma en que un incidente que no ha sido
presentado en el plazo de ley por razones atendibles que ante una
renovación de plazos, podría posteriormente ser presentado, pero
algunas de las partes, la parte que presentó el incidente alegando falta
de calidad le pidió al juzgado que le repusiera los plazos, nosotros de
entrada en lo que establecemos y en lo que claramente define el
artículo 299 del Código Procesal Penal, resulta que el juez con su
decisión ha inobservado de manera absoluta las disposiciones de ese
artículo 299 y ha generado un procedimiento nuevo por demás
peligroso, porque en esencia que se ha planteado, que las partes para
nada tienen que regirse por esas disposiciones del artículo 299 o más
que las partes los imputados, lo cual choca con otros principios como es
el Principio de Igualdad de Partes, para nada no tiene la necesidad ni
siquiera de justificarle al Juez el por qué el incidente no ha sido
presentado de conformidad con estas disposiciones, porque él tiene
una carta blanca para presentarlo como el entienda y cuando el
entienda, eso sumamente peligroso para la estabilidad jurídica en la
República Dominicana, porque en esencia lo que dice esa decisión es
que esa parte no está sujeta a reglas, es decir que esa parte es libre de
manera absoluta para presentar de la forma que el entienda lo que el
entienda, eso no es posible si se respeta las disposiciones del artículo
299, no puede y es imposible que una decisión por lo menos
respetando el principio de legalidad, inobserva disposiciones legales
expresas sin hacer ni siquiera una justificación de en qué sentido
excepcionalmente eso podría ser permitido, aquí se han fijado una
nueva regla desconociendo la regla prevista en el artículo 299 y fijando
una nueva regla entonces el Juez no está violando solamente la regla,
sino también un principio básico del estado democrático y de derecho
que es el de separación de poderes, porque el juez no tiene potestad
para derogar disposiciones; el juez pudiera interpretar disposiciones,
esa es la facultad jurisdiccional, ahora accionar de manera directa
contra una disposición expresa como una regla no como un principio,
que está sujeto y que es de aplicación inmediata y automática, el juez
está yendo sobrepasando los límites, fijaos bien honorable, de igual
forma la decisión de vuestra presidencia ha hecho una interpretación
totalmente errada a juicio del ministerio público con relación a las
disposiciones del artículo 330, el juzgador establecía que con relación a
las argumentaciones vertidas en cuanto a que se había producido
incluso prueba aquí y yo diría más que de sorpresa de manera mágica,
porque vine con ella debajo de la manga sin habérsela comunicado a
nadie, tengo la posición de atreverme a decir que esa certificación me la
entregaron hace aproximadamente 30 días pero que yo la guarde
debajo de la manga, y espere la fecha de la audiencia y viene a la
audiencia y le dije al juzgador mire valóreme esas certificaciones, tengo
el valor de decir en la audiencia que yo tenía 30 con ese documento
guardado debajo de mi manga, que entendía que debía traerlo para

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sorprender porque hay un reconocimiento tácito de esa situación, el
juzgador para decir que eso es posible ha dicho en su decisión y por
eso reitero el interés básico del ministerio público aunque la base
dispositiva no le atañe el ministerio público, pero hay un tema de
fundamentación, de fijación jurisprudencial de esa decisión, el artículo
330 del Código Procesal Penal no permite la incorporación de prueba
como en el día de hoy ha pretendido, de hecho por la decisión del
juzgador se le ha permitido a una de las defensas, porque eso es un
artículo bastante claro, lo primero que es un artículo previsto para el
momento del juicio que perfectamente podrá decir la defensa ah! pero
es que las reglas del juicio también aplican a la audiencia preliminar y
eso lo entendemos, pero lo que pasa es que aun en el momento del
juicio, el artículo 330 tiene un momento, y por eso el legislador ha dicho
que de manera excepcional cuando surgen situaciones que ameritan
esclarecimiento le es posible hacer el aporte, entonces yo me pregunto
¿ y cuál fue la discusión previa o la producción previa que permitió la
generación de esa situación excepcional para que se permitiera que
esas pruebas y a juicio del juzgador se admitieran haciendo una
interpretación del artículo 330?, eso es un vicio visible y palpable en la
decisión que usted acaba de emitir, no se han dado condiciones en
modo alguno para pretender justificar la incorporación de esos
elementos bajo las disposiciones del artículo 330, todo lo contrario,
validar esos documentos, darle aspecto de legalidad y fuerza a esos
documentos lo que hace es violentar otros principios que también se
ensobearon con dicha decisión, como es el principio de igualdad de
parte, pudo la parte conocer y contradecir esos elementos de prueba,
podrán decir las defensas si porque ellos tuvieron derecho a la palabra,
pero resulta que no es así como se pueden contradecir los elementos
de prueba, es dándole la oportunidad a la contraparte de que pueda
primero conocerlo dentro del plazo razonable y segundo dándole la
oportunidad que pueda producir prueba en contrario, y eso se le
permitió, evidentemente que no; conociendo la decisión que declaró
inadmisible el recurso de oposición de C3, por la contaminación que se
trajo a este escenario por los procesados, y decimos contaminación
porque el artículo 425 del Código Procesal Penal señala que la
casación es admisible contra la sentencia de la corte de apelación, las
decisiones que ponen fin al procedimiento o deniegan la extinción o
suspensión de la pena, que no se da ninguno de esos presupuestos
para que fuera declarado inadmisible ese recurso de oposición, pero
como fue contaminado y se llevó la confusión al escenario, pues
decimos que se produjo una decisión que lo que tenía abierto era el
recurso de oposición como ocurrió, como lo está haciendo el ministerio
público porque el ministerio público hizo reserva en principio de
interponer su propio recurso de oposición y una de las partes
procesadas tratando de hacer una oposición desordenada sin decir que
era una objeción y luego cuando se entera del exabrupto entonces dice
que es una objeción, entonces quiere llevar también a confusión de que
el ministerio público no era parte en la objeción que se había

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presentado olvidando lo que el colega del ministerio público acaba de
señalar, pero desde el principio le planteamos el procedimiento que
señala el artículo 299, que dice que el imputado debe precisamente
para eso, para evitar la sorpresa, para garantizar igualdad procesal,
igualdad de armas, por todo lo antes expuestos tenemos a bien concluir
con relación a nuestro recurso de oposición, Primero: Declarar bueno y
válido en cuanto a la forma el presente recurso de oposición por haber
sido interpuesto conforme lo señalan los artículos 407 y 408 del Código
Procesal Penal; Segundo: Revocar la decisión recurrida en oposición en
audiencia que estamos planteando en estos momentos, toda vez que la
misma vulnera principios como son el principio de separación de
poderes señalado en el artículo 4 de la Constitución, la igualdad ante la
ley consagrado en el artículo 39 de la misma constitución y los artículos
11 y 12 del Código Procesal Penal, así mismo principio consagrado en
el artículo 7 del mismo texto legal, en cuanto al principio de legalidad
del proceso, principio que a la vez se viola con la decisión que estamos
recurriendo, el principio del plazo razonable, consagrado en los
artículos combinados 8 y 299 de la norma procesal penal, de igual
manera el principio de la obligación de decidir, toda vez que en la parte
dispositiva no se refiere a los planteamientos que originalmente hizo el
ministerio público en cuanto a que la parte procesada estaba en el
deber de poner en conocimiento al ministerio público de los medios
probatorios que iba a hacer valer, pero además en cuanto a que este
texto lo obliga a plantear los incidentes por escrito en el plazo de los
cinco días para evitar la sorpresa, el engaño, para que el ministerio
público tenga la oportunidad de conocer cuáles son sus planteamientos
y pueda tener la oportunidad de responderlo en igualdad de
condiciones, por igual vulnera el principio de justicia rogada, además los
artículos 85, 169 Y 267 de la norma procesal penal, es cuanto, bajo
reservas";

Es más que evidente, que al decidir como lo ha hecho, el Juez del tribunal, a
(73)
quo ha incurrido en abierta trasgresión de artículo 69, numeral 7 de la
Constitución, el cual, establece claramente lo siguiente:

“Artículo 69.- Tutela judicial efectiva y debido proceso. Toda persona, en


el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, tiene derecho a
obtener la tutela judicial efectiva, con respeto del debido proceso que
estará conformado por las garantías mínimas que se establecen a
continuación: (…)

7) Ninguna persona podrá ser juzgada sino conforme a leyes


preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal
competente y con observancia de la plenitud de las formalidades
propias de cada juicio.”

(74) El Principio de legalidad procesal es un axioma jurídico en virtud del cual,


ninguna persona puede ser sometido a un procedimiento que no haya sido

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previamente establecido por la ley. Es un principio general que irradia todo el
ordenamiento jurídico, y que se expresa en la máxima “Nullum iuditio sine praevia
lege” (no hay proceso sin ley previa de cómo hacerlo).

(75) En ese mismo orden, cabe indicar, que la creación de los procedimientos
para el juzgamiento delos procesos judiciales, sean estos contenciosos o no,
corresponde de manera exclusiva al Congreso Nacional, a través de las leyes, y
sólo en caso de ausencia de disposición expresa, en los casos de vacío
legislativo, se autoriza a la Suprema Corte de Justicia crear los procedimientos,
como lo dispone el artículo 14 de la Ley 821 sobre organización judicial.

(76) En relación al objetivo de las leyes de procedimiento, o dicho de otro modo,


al procedimiento establecido en las leyes, en su obra: Elementos de Derecho
Procesal Civil Dominicano, pp. 2 y 3, Froilán Taveres Hijo, ha expresado lo
siguiente:

“Objetivo de las leyes de procedimiento. En el sentido más amplio de la


expresión, el procedimiento es el conjunto de las normas jurídicas que
regulan principalmente (4): 1º la organización, el funcionamiento y las
atribuciones de los órganos del Poder Judicial y sus auxiliares, en todo
cuanto se relaciona con su intervención en los diversos asuntos que,
aunque interesando directamente a los particulares, el Estado considera
tutelar por consideraciones de interés social; 2º Las formas que deben
ser observadas para dirimir los conflictos entre particulares, o para
obtener la protección de sus intereses aun en ausencia de todo litigio;
3º finalmente, la ejecución de los actos emanados de esos distintos
órganos, relativamente a los asuntos de su incumbencia.”

3ra. Las leyes de procedimiento, stricto sensu, son las que determinan
las formas que deben observar las partes interesadas para obtener y
asegurar, y los órganos jurisdiccionales para otorgar esa protección de
los intereses de los particulares.”
(77) De igual modo, aunque refiriéndose al procedimiento en materia penal, Andrés
Vitu, citado por Castillo, Pellerano y Herrera, en su obra Derecho Procesal Penal I.
Vi. I p. 44, se ha expresado en los términos siguientes:

“Ninguna autoridad tiene el poder de investigar y comprobar las


infracciones o de perseguir su represión, y una jurisdicción el de reunir
las pruebas o de juzgar, más que si han recibido de la ley su
organización, su competencia y las reglas de forma que deben seguir
en el cumplimiento de su misión. Se podría trasponer al procedimiento
criminal el adagio bien conocido del derecho penal y decir nullus jedex
sine lege.”
(78) En igual sentido, nuestra Suprema Corte de Justicia en su Resolución
marcada con el número 1920/2003 de fecha 13 de noviembre del año 2004, ha
dicho lo siguiente:

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“El derecho a un proceso legal deriva del principio de legalidad,
consagrado en el artículo 8 numeral 5 de la Constitución, que dispone
“A nadie se le puede obligar a hacer lo que la ley no manda ni
impedírsele lo que la ley no prohíbe”. Del mismo modo consagrado por
el artículo 9 de la Convención Americana de Derechos Humanos y por
el artículo 15 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.
Consiste este principio en el aseguramiento de que nadie será objeto de
persecución, ni sujeto de proceso sin la existencia de una ley previa que
confiera fundamento legal a la intervención de las autoridades.
En el ámbito del derecho penal se traduce en que nadie puede ser
procesado ni sancionado sino como consecuencia de una ley existente
previamente al hecho imputado (nullium delito sine lege previa).
Principio que se extiende hasta la ejecución de la pena (nulla poena).
Si bien la garantía de legalidad es, en la práctica, aplicable
comúnmente a la materia penal, no menos cierto es que la misma
es aplicable “mutatis mutandi” a las demás ramas del derecho,
salvo las excepciones de lugar”.
(79) Así pues, el sometimiento de un proceso judicial a un procedimiento distinto al
establecido en el ordenamiento legal, vulnera el principio de seguridad jurídica que
se encuentra tutelado en nuestro ordenamiento constitucional. De acuerdo con la
doctrina, particularmente, la enciclopedia virtual Wikipedia, se refiere a la
seguridad jurídica en el siguiente sentido:

“La seguridad jurídica es un principio del Derecho, universalmente


reconocido, que se entiende y se basa en la «certeza del derecho»,
tanto en el ámbito de su publicidad como en su aplicación, y representa
la seguridad de que se conoce, o puede conocerse, lo previsto como
prohibido, mandado y permitido por el poder público respecto de uno
para con los demás y de los demás para con uno. La palabra seguridad
proviene de la palabra latina securitas, la cual deriva del adjetivo
securus (de secura) que significa estar seguros de algo y libres de
cuidados. El Estado, como máximo exponente del poder público y
primer regulador de las relaciones en sociedad, no sólo establece (o
debe establecer) las disposiciones legales a seguir, sino que en un
sentido más amplio tiene la obligación de crear un ámbito general de
"seguridad jurídica" al ejercer el poder político, jurídico y legislativo. La
seguridad jurídica es, en el fondo, la garantía dada al individuo por el
Estado de modo que su persona, sus bienes y sus derechos no serán
violentados o que, si esto último llegara a producirse, le serán
asegurados por la sociedad, la protección y reparación de los mismos.
En resumen, la seguridad jurídica es la «certeza del derecho» que
tiene el individuo de modo que su situación jurídica no será
modificada más que por procedimientos regulares y conductos
legales establecidos, previa y debidamente publicados.” 14

(80)En ese mismo orden, Antonio Enrique Pérez Luño, en su obra La Seguridad
Jurídica. Barcelona, 1991, se refiere al tema en cuestión del modo siguiente:
14
http://es.wikipedia.org/wiki/Seguridad_jur%C3%ADdica
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“Cualidad del ordenamiento que produce certeza y confianza en el
ciudadano sobre lo que es Derecho en cada momento y sobre lo que,
previsiblemente lo será en el futuro (SAINZ MORENO). La seguridad
jurídica «establece ese clima cívico de confianza en el orden jurídico,
fundada en pautas razonables de previsibilidad, que es presupuesto y
función de los Estados de Derecho (PÉREZ LUÑO). Supone el
conocimiento de las normas vigentes, pero también una cierta
estabilidad del ordenamiento. La Constitución Española (art. 9.3)
garantiza la seguridad jurídica junto a otros principios del Estado de
Derecho» (jerarquía y publicidad normativa, irretroactividad de lo no
favorable, interdicción de la arbitrariedad), cuya suma constituye, según
ha declarado el Tribunal Constitucional (S.T.C. 27/1981), «equilibrada
de tal suerte que permita promover, en el orden jurídico, la justicia y la
igualdad, en libertad».” 15

(81) Esa posibilidad de seguir un orden o unas reglas previamente establecidas y


poder intuir el eventual pronunciamiento de la Administración o del operador del
sistema de administración de justicia, frente a determinados presupuestos fácticos;
esas certeza y seguridad en una posible decisión, en base a determinados
lineamientos o conductas previas por parte del funcionario u órgano competente,
adquiere mayor fuerza y relieve, cuando se trata de la actuación judicial, cuyos
actores decisores se encuentran atados a sus propios precedentes: son las stare
decisis, que nos endosara el common law.

(82) Este principio impregna todo el espíritu de la Constitución vigente y está


expresamente referido en el artículo 110 al prever que en ningún caso los poderes
públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad jurídica derivada de
situaciones establecidas conforme a una legislación anterior.

(83) Como se ha visto precedentemente, en el presente caso, la vulneración al


principio de seguridad jurídica, se manifiesta en el desconocimiento de los
procedimientos previamente establecidos y al otorgar al caso de los exponentes
un tratamiento diferente, en violación al principio de igualdad de todos ante la ley y
ante los tribunales.

(84) De modo, que al aplicar un procedimiento distinto al que ha sido previamente


fijado por la ley, el tribunal a quo excedió los límites de sus atribuciones,
violentando de modo expreso lo consignado en la parte in fine del artículo 4 de la
Constitución, según el cual, los jueces no tienen más atribuciones que las
determinadas por esta Constitución y las leyes. Por tanto, la decisión impugnada
debe ser revocada.

§
II.- ELEMENTOS PROBATORIOS

15
http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/seguridad-juridica/seguridad-juridica.htm

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(85) Para probar los vicios en los que ha incurrido la decisión impugnada, la parte
querellante hará uso de la instancia de fecha 3 de noviembre de 2014, que
contiene la querella, así como de la resolución impugnada y del acta de fecha 3 de
diciembre de 2014, relativo a la audiencia celebrada en esa misma fecha.

(86)De igual modo, en virtud del principio de comunidad de las pruebas, la parte
querellante hará uso de cualquier elemento probatorio que sea sometido por las
demás partes del proceso.

Nota: (todos los documentos enunciados están en el expedientes y son del


conocimiento de todas las partes)

§
CONCLUSIONES

PRIMERO: Comprobar y declarar mediante resolución motivada que intervenga


sobre la admisibilidad del presente recurso de casación, que de acuerdo con la
evaluación de los motivos en los que la parte recurrente fundamenta su recurso de
casación, así como del examen de la decisión impugnada, se han podido verificar
las circunstancias siguientes:

a) Que al declarar inadmisible la acción en justicia promovida por el Movimiento


Cívico CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCION C3, la resolucióm No.
4299/2014 de fecha 3 de diciembre de 2014, contiene una decisión que puso
fin al proceso, en lo que respecta a este querellante, razón por la cual, con
arreglo a las previsiones del artículo 425 del Código Procesal Penal, la misma
es susceptible de ser impugnada por la vía de la casación.

b) Que la resolución impugnada fue notificada a los abogados del Movimiento


Cívico, CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCION C3, según el acto No. 693
de fecha 12 de diciembre de 2014, por consiguiente, al ser sometido el
presente recurso en fecha 2 de enero del año 2015, por necesaria aplicación
combinada de los artículos 143, 393, 396 y 418 del Código Procesal Penal, es
evidente que ha sido ejercido en la forma y dentro del plazo de diez (10) días
laborables16, legalmente establecido. Por tanto, esta Honorable Suprema Corte
de Justicia, debe declarar admisible el presente recurso y proceder con arreglo
a las previsiones de los artículos 420 y 427 del Código Procesal Penal.

SEGUNDO: Declarar admisible el presente recurso de casación y por tanto,


proceder con arreglo a las previsiones de los artículos 420 y 427 del Código
Procesal Penal.

SOBRE EL FONDO DEL RECURSO

PRIMERO: En cuanto al fondo, comprobar y declarar que al decidir como lo ha


hecho, el tribunal a quo ha incurrido en los vicios siguientes:

16
Mediante circular colgada en la página web esta Suprema Corte de Justicia declaró no laborables los
días 24, 25, 26 y 31 de diciembre de 2014 y 1 del me de enero de 2015.
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1. Desconocimiento expreso de las previsiones del artículo 270 del Código
Procesal Penal, desnaturalización de la instancia de fecha 3 de noviembre de
2014 y contradicción en la motivación de la decisión.

2. Desconocimiento de los principios de libre acceso a la justicia, de tutela judicial


efectiva y de seguridad jurídica e inobservancia de las previsiones de los
artículos 13 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, 2,
7, 75 párrafo 12 y 139 de la Constitución de la República.

3. Errónea interpretación y aplicación del artículo 299 del Código Procesal Penal,
al creando una nueva manera para objetar la acusación, en abierta violación
de los artículos 68, 69 y 111 de la Constitución de la República.

SEGUNDO: Anular la resolucióm No. 4299/2014 y de las decisiones contenidas en


el acta de fecha 3 de diciembre de 2014, emitida por el Magistrado ALEJANDRO
A. MOSCOSO SEGARRA, Juez de la Instrucción Designado para conocer de la
Audiencia Preliminar del caso seguido a Félix Ramón Bautista Rosario y
compartes, por cada uno y por el conjunto de los motivos antes expuesto, y
actuando por contrario imperio, al amparo de las previsiones combinadas de los
artículos 422 del Código Procesal Penal, dictar directamente la decisión que
corresponda. Por consiguiente, disponer la reintegración del Movimiento Cívico,
CIUDADANOS CONTRA LA CORRUPCION C3 como parte querellante en el caso
antes indicado.

Es de justicia lo que se os pide. En la ciudad de Santo Domingo de Guzmán,


Distrito Nacional, República Dominicana, a los dos (2) días del mes de enero del
año dos mil quince (2015).

DR. REEMBERTO JOSÉ DE JESÚS PICHARDO JUAN


Presidente y Abogado de C3

LIC. MARIA LUISA LUGO GOMEZ.


Abogada

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