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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

LA LUCHA CONTEMPORÁNEA DE LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS

Nombres:
Lucia Raquel
Apellidos:
Choccelahua Carrión
Grado y sección:
5°B
Profesora:
Janeth de la Cruz
Curso:
Historia, geografía y economía
Año:
2018
Introducción:
El presente ensayo ha sido realizado —como parte de un trabajo escolar del curso de
formación cívica y ciudadana— con el fin de exponer distintas problemáticas que se vienen
presentando en el Perú y que refleja una decadencia del país en todos sus aspectos
(económico, social y político) Así mismo, podrán apreciar en estos textos que la raíz de los
acontecimientos actuales no son más que temas que abarcan desde años anteriores, que sólo
nos hicieron usar una venda en nuestros ojos. También se tocará un tema del que pocos
toman alerta: la contaminación ambiental, lo que va en aumento cada día que pasa. Quisiera
también recalcar que estos escritos estarán sumamente relacionados con muchos de los
ideales que se tenían en el pasado, pero el cual más rescato es el socialismo de José Carlos
Mariátegui, considerado uno de los padres del socialismo peruano y primer marxista en
Sudamérica. Algunos de sus ideas siguen presentes en la actualidad y en esta oportunidad
comprobaré si es que sus pensamientos se pueden ver reflejado en estos tiempos, también
lleno de problemas como siempre lo ha estado mi querido Perú. Sin menospreciar tampoco
a muchos escritores de esta década que se han dedicado, también, en el análisis de la
situación en nuestro país.
A continuación, les presento un ensayo escolar sin fines de lucro, con la visión que tengo (y
muchos poseen) acerca del Perú y sus problemáticas. No espero que sea de su agrado,
porque lo que viene no es más que la cruda verdad de nuestro país, y eso no gusta a nadie,
solamente aquel que vive en la deriva pensando que todo está “okey”.
1. El problema socio-ambiental en la selva
Una de las tesis que Mariátegui presentó en su libro Siete ensayos de interpretación de la
realidad peruana fue el problema de la tierra, que se presenta en nuestro contexto como la
apropiación de propiedades indígenas para el aprovechamiento de ellas. Y ¿quiénes se
apropian de estas tierras? Las empresas petroleras, mineras u otras que requieran de la
explotación de recursos en la Amazonía peruana, son las que más daño están haciendo a la
naturaleza y la población que vive allí. Se vive además una lucha intensa contra el narco-
terrorismo en el VRAEM, que afecta muchas hectáreas de vegetación, tantos hábitats de
animales destruidas y cuántas comunidades padecen de ello que ni los niños pueden salir a
estudiar. Decimos bien, Mariátegui y yo, que la propiedad del indígena no debe verse
intervenida por nadie, y es una situación que el Estado debe controlar en vez de estar
firmando contratos con tantas empresas que sólo ocasionan destrucción a estas zonas. Cabe
recordar que esto no es algo de ahora, es un problema que siempre hemos tenido desde la
llegada de los españoles, queriendo estas personas extranjeras buscar más riquezas para
generar dinero como ahora lo hacen las industrias.
1.1 Tráfico de tierras
Según la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) existe un activo tráfico de tierras
en zonas como Amazonas y San Martín, que ocasiona la deforestación en la Amazonía
peruana. Un estudio, señala la página de SPDA, define tráfico de tierras como: “la
usurpación, apropiación ilegal y/o el comercio de tierras. Está relacionado con la
migración rural y puede ser visto como una actividad que organiza y facilita la migración
(…)” El tráfico de tierras no es legalmente considerado como un delito. Las denuncias que
se reciben de estos casos son etiquetadas por tala ilegal o por cambio de uso de suelo. Los
traficantes de tierra con una amenaza para la conservación de nuestra Amazonía, se
necesitan leyes más drásticas que protejan estas zonas con mayor vulnerabilidad, tanto para
el ambiente y la población que la habita. Si no existe la presencia de autoridades locales en
la zona noreste del Perú, poco a poco una característica importante de nuestro país, que es la
biodiversidad, se verá afectada. Y el trabajo que realizan entidades ambientales privadas y
estatales afectan a las iniciativas de conservación que se tiene en las áreas mencionadas.
Perú fue recientemente reconocido como el cuarto país más peligroso para los
conservacionistas, debido principalmente al descuido de los conflictos ambientales (Global
Witness, 2014), señala el informe.
1.2 Comunidades afectadas
Según la Asociación Survival hay alrededor de 15 pueblos indígenas aislados en el Perú.
Entre ellas están los cacaitabos, los isconahuas, los matsigenkas, los mashco-piros, los
mastanahuas, los murunahuas (o chitonahuas), los nantis y los yoras. Esto quiere decir que
viven en las zonas más alejadas de la selva amazónica, donde no han tenido contacto con el
exterior y la modernidad tampoco está a su alcance. Y ello, en mi opinión, no tiene nada de
grave pues se conserva de esta manera muchas culturas que enriquecen nuestro país. Lo que
si me preocupa y me genera indignación es que sean marginados y excluidos por el Estado,
que ni si quiera los abastece de centros de salud o estudios, ni tampoco los protege ante la
destrucción de los foráneos. Una desventaja de estos pueblos es que, al no tener un contacto
con el exterior, tienen mayor vulnerabilidad ante las enfermedades occidentales. El derecho
internacional reconoce que los indígenas son dueños de sus tierras y su derecho a vivir en
ella como elijan. Señala Survival que “el Gobierno peruano no está respetando el derecho
internacional, así como tampoco lo hacen las empresas privadas que invaden las tierras
indígenas. El Gobierno debe reconocer a los indígenas como los propietarios de su tierra”
No hay objeción ante lo que dice esta asociación. Pongamos como ejemplo esta situación:
Tienes un jarrón de vidrio, muy pulcro gracias a tus cuidados, le das un tratamiento
adecuado para su conservación, y cuando lo usas lo vuelves a dejar como siempre ha estado
para no desgastarlo. Ahora, llega alguien que toma ese jarrón y lo llena de una sustancia
extraña que no es agua y, para colmo, no lo deja como siempre ha permanecido si no que lo
usa y lo usa hasta desgastarlo y dejarlo de un color amarillento. Cualquiera se indignaría
ante tal hecho. La tierra sólo nos pertenece si aportamos a su conservación, si queremos que
perdure en el tiempo, y más aún le pertenece a aquel que siempre ha estado allí, al indígena.
En realidad, no podemos hacer un mal uso de sus recursos y menos si no nos pertenece. Las
mayores amenazas para los indígenas aislados del Perú son las empresas petroleras y los
madereros ilegales.
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, el creciente incremento de actividades como la
tala ilegal de madera, minería ilegal, tráfico de tierras y narcotráfico, “ha colocado en una
situación de especial vulnerabilidad a los integrantes de pueblos indígenas, poniendo en
riesgo las vidas e integridad de sus miembros, especialmente, la de sus dirigentes y líderes”
Y sí, me estoy refiriendo a la muerte reciente de una lideresa shipibo konibo, Olivia
Arévalo. Según la PNP el asesinato fue ocasionado por dos personas en una moto que
dispararon 5 balazos en el cuerpo de Olivia al mediodía el 20 de abril de este año. Muchos
líderes y lideresas indígenas viven amenazados por el hecho de defender sus derechos y los
de la madre naturaleza. Ahora no solo atentan contra la naturaleza, si no de los que la
albergan, y eso en verdad, es triste. Porque al final nadie hizo nada, todo se quedó allí. Las
noticias salieron, pero ¿se hizo justicia? Las empresas permanecen allí como un parásito.
Debemos seguir alzando nuestra voz a estas injusticias, a la violación de los derechos que se
comenten a nuestros hermanos.
Un caso más, y no menos importante, es el “Baguazo” en junio de 2009 que se llevó
muchas vidas tanto de policías e indígenas de Bagua que se enfrentaban entre ellos. Fue la
peor tragedia en el gobierno de Alán García, a quién le importó un comino el bienestar del
pueblo, y entregó vidas a cambio de sucio dinero. Ello muestra la actualidad del problema
de la tierra y de la aplicación del modelo económico extractivo-exportador que Mariátegui
discutía.
Lo que antes era un trabajo colectivo (trabajo comunista en el Tahuantinsuyo) se volvió un
trabajo individual, en que cada uno se salva así mismo sin importar los demás. Como el país
rico que somos debemos unirnos más ahora porque la contaminación, sea del tipo que sea,
se ha generado también por la corrupción. Me explico: Cuando más nosotros nos volvemos
individualistas, nos volvemos más egoístas, y queremos tenerlo todo, queremos producir
más y gastar más, lo que nos lleva a un consumismo excesivo. Y a todo ello, cuando se nos
acaben las riquezas para gastar, obtendremos estas mediante actividades que perjudican a
otros como las que señale anteriormente. Así es como la corrupción funciona, y no parará
hasta consumirnos a todos. Si queremos un cambio debemos iniciar por los más pequeños,
inculcándoles valores a todos sin excluir a nadie, dándoles fuentes de información con la
cual puedan hacer uso de su criterio. Todos estamos llamados a construir nuestro país, ya
sea de a poquitos, pero que se vea un avance. Verdaderamente, es más cruel la indiferencia
que el daño físico ocasionado.

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